12
López Gil, Marta (1996): Filosofía, modernidad y posmodernidad . Biblos. Buenos Aires. A. PRESENTACIÓN 1. El proyecto moderno y la crítica de la modernidad En los siglos XVII y XVIII se conforma un proyecto humano a partir de una manera de ver la realidad y de actuar dentro de ella. Dos notas caracterizan a ese proyecto: el control y el dominio de la naturaleza y la autonomía del individuo. La razón justifica el desarrollo del individuo y, al mismo tiempo lo controla y lo limita. De esta contradicción razón / poder, nacen la tecnociencia, el arte, la moral y el derecho modernos. Nuestro tiempo [es continuidad o ruptura] ha acuñado la polémica noción de posmodernidad. Un avance de esta nueva era es, según Octavio Paz, la muerte de la: Revolución. [Otro elemento del imaginario moderno es] la razón. (…) Sin embargo y desde siempre, la razón no es sólo inseparable del dominio, sino que se pone al servicio de los poderes. Este es su destino y su contradicción (…) Max Weber llama a este fenómeno “desencantamiento de la realidad”. (…) La vivencia de pérdida del sentido unitario de la realidad y de la participación activa del hombre en esa unidad de sentido, da lugar al nihilismo y al escepticismo (…) son un llamado de atención y una actitud realista de sana cautela. Otra noción incluida en el proyecto moderno es el de la Historia. Esta es concebida como un proceso lineal de progresiva liberación de la humanidad. (…) Hoy se habla del fin de la historia concebida como obra prometeica del hombre. Los fracasos son muchos y la disolución de los ideales es grande. (…) la relación del hombre con las cosas está cada vez más mediatizada: vemos lo real a través de los medios de comunicación, vivimos nuestro cuerpo a través de la medicina, el deporte, la gimnasia, la moda, nos informamos a través de los ordenadores: el efecto es lo que Jean-François Lyotard llama la “desmaterialización” de la realidad.

López Gil, Marta Filosofía, Modernidad y Posmodernidad (2)

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: López Gil, Marta Filosofía, Modernidad y Posmodernidad (2)

López Gil, Marta (1996): Filosofía, modernidad y posmodernidad. Biblos. Buenos Aires.

A. PRESENTACIÓN1. El proyecto moderno y la crítica de la modernidad

En los siglos XVII y XVIII se conforma un proyecto humano a partir de una manera de ver la realidad y de actuar dentro de ella. Dos notas caracterizan a ese proyecto: el control y el dominio de la naturaleza y la autonomía del individuo. La razón justifica el desarrollo del individuo y, al mismo tiempo lo controla y lo limita. De esta contradicción razón / poder, nacen la tecnociencia, el arte, la moral y el derecho modernos. Nuestro tiempo [es continuidad o ruptura] ha acuñado la polémica noción de posmodernidad. Un avance de esta nueva era es, según Octavio Paz, la muerte de la: Revolución. [Otro elemento del imaginario moderno es] la razón. (…)Sin embargo y desde siempre, la razón no es sólo inseparable del dominio, sino que se pone al servicio de los poderes. Este es su destino y su contradicción (…) Max Weber llama a este fenómeno “desencantamiento de la realidad”.(…)La vivencia de pérdida del sentido unitario de la realidad y de la participación activa del hombre en esa unidad de sentido, da lugar al nihilismo y al escepticismo (…) son un llamado de atención y una actitud realista de sana cautela. Otra noción incluida en el proyecto moderno es el de la Historia. Esta es concebida como un proceso lineal de progresiva liberación de la humanidad. (…) Hoy se habla del fin de la historia concebida como obra prometeica del hombre. Los fracasos son muchos y la disolución de los ideales es grande. (…) la relación del hombre con las cosas está cada vez más mediatizada: vemos lo real a través de los medios de comunicación, vivimos nuestro cuerpo a través de la medicina, el deporte, la gimnasia, la moda, nos informamos a través de los ordenadores: el efecto es lo que Jean-François Lyotard llama la “desmaterialización” de la realidad.Si dirigimos nuestra mirada al ámbito de nuestra vida moral (…) Auschwitz nos señala la derrota de la razón centrada en el sujeto. (…)¿La tecnociencia, ese, en principio, magnífico producto de la razón occidental, conduce a la liberación o a la manipulación del hombre por el hombre? (…)Caducó el concepto de ciencia unificada de la filosofía de la ciencia tradicional (…) el ideal moderno ha sufrido serias heridas por parte de dos siglos de historia: las guerras, los totalitarismos, la brecha creciente entre Norte y Sur, el desempleo, la crisis de transmisión del saber, es decir de la escuela, el aislamiento del arte. También y justamente por lo mismo, el intelectual está en crisis. Por un lado, no puede justificar los fenómenos antes señalados, por otro se acomoda a la dominación tecnocientífica universal. (…)Contra la polémica posición posmoderna se podría sostener que aún es posible rehacerse en la tradición de lo moderno: (…) La modernidad sufrió en nuestras tierras una transformación kafkiana, la modernización se convirtió en quimera pues no la acompañó el desarrollo económico-social que le es inherente. (…)

Page 2: López Gil, Marta Filosofía, Modernidad y Posmodernidad (2)

2. La gran ciudadPara desenmascarar las contradicciones en que se basa la modernidad se puede recurrir a la gran ciudad. (…) La modernidad es una experiencia vital contradictoria. Junto con su gran atractivo, su velocidad, su animación y el incesante movimiento de la gente, se vive la desintegración y la soledad. (…)Nada hay más hiperrealista o surrealista que la gran ciudad.

3. El arteEn el proyecto moderno, el arte es una esfera con autonomía. (…)Se puede hacer arte con cualquier cosa. Por tanto el arte como institución cuya sede es el museo deja de tener sentido (…) (…) A ello se suma la pérdida de vigencia de la categoría de lo bello (…) la función del arte varía (…) las vanguardias quisieron acercar el arte a la vida pero no lo lograron (…) hoy las vanguardias se han institucionalizado (…)Cabe agregar un punto más con respecto al sentido del arte a fines del siglo XX: el arte es prestigio, inversión, cotización en el mercado. (…) relación de la obra de arte con el consumismo.

4. La sociedad de consumoEl consumo no es satisfacción de necesidades [reales o artificialmente creadas] por eso no se satisface nunca. (…) es una manipulación e intercambio de signos: status, moda, poder, potencia, novedad, lo “imprescindible” que desocializa al individuo. Todo se consume: (…) El consumismo (…) es una manera de vivir la realidad, y también de encubierto control social e ideológico. Los medios de comunicación están en parte a su servicio.

5. Los medios de comunicación(…) la TV, (…) es realidad convertida en espectáculo y simulacro. (…) No es fácil distinguir entre información y ficción (…) la realidad y la verdad están en la pantalla. La puesta en escena neutraliza toda transparencia. (…)

En la sociedad de consumo se consume también espectáculo (…)

6. La publicidad(…) Todo anuncio publicitario representa una cantidad de mensajes diferentes: económica, financiadora, sustitutiva, estereotipada, desproblematizadora, conservadora. Consumimos publicidad y al hacerlo consumimos consumo. (…)

7. El deporteEl deporte es también hoy un espectáculo que busca records.

8. Feminismo, ecologismo y reconocimiento de otras culturas

Page 3: López Gil, Marta Filosofía, Modernidad y Posmodernidad (2)

La posmodernidad entendida como resistencia crea el espacio necesario para darle lugar al discurso del otro, ya sea éste la mujer, la naturaleza o las culturas diferentes. (…)La diferencia y la inconmensurabilidad del otro o de lo otro tienen que ser reconocidas a partir de la diferencia sin oposición. (…)La experiencia feminista supone igualdad y diferencia ¿cómo conciliar esta contradicción? El feminismo ha recorrido ya un largo trecho. Sin embargo la división sexista del trabajo subsiste. Las diversas ideologías han olvidado denunciar la dominación que el varón ejerce sobre la mujer. Las teorías científicas no son neutrales en cuanto a la diferencia de géneros pues se adopta la vida del varón como norma teórica. El papa clausura definitivamente el tema de la posibilidad de un sacerdocio femenino. Por un lado se sigue identificando a la mujer por un rasgo universal: los “tradicionales ataques de nervios”, por otro se observa un hecho curioso que contradice esta identificación: la mujer se ha hecho más propensa al suicidio ¿Dolorosa etapa de transición de un tema que no ha podido ser resuelto aún?(…)Reconocer nuestra identidad es también reconocer nuestra diferencia: “nosotros los argentinos”. Pero reconocer nuestra diferencia es reconocer a los otros. Ahora bien, sucede que no sólo reconocemos sino que recurrimos a otras culturas: yoga, I Ching, deportes marciales, etc. ¿Moda o necesidad? ¿Crisis de nuestros propios modelos o expresión de la contracultura?

B. EL PROYECTO MODERNO Y LA CRÍTICA DE LA MODERNIDAD1. El proyecto modernoEl imaginario social de la modernidad por Mario Heler

(…) las prácticas que le dieron lugar se iniciaron ya en el siglo XI. Pero recién en el siglo XVII y, especialmente en el siglo XVIII, se conforma una red de significaciones completa, pero no acabada. Tal red de significaciones establece el modo de ver la realidad y el hombre, los hechos y las acciones. (…) Es decir se conformó el imaginario social de la modernidad.

La noción de imaginario social por Cornelius Castoriadis“Este elemento que da a la funcionalidad de cada sistema su orientación, que creado por cada época histórica, que marca su particular forma de vivir, de ver, de pensar su mundo (…) este elemento no es otra cosa que el imaginario social de una sociedad y una época considerada”

Revolución: el mito central de la modernidad“La edad moderna rompió el antiguo vínculo que unía la poesía al mito pero sólo para, inmediatamente después, unirla a la idea de la Revolución. Esta idea proclamó el fin de los mitos –y así se convirtió en el mito central de la modernidad. (…) La Revolución es ese momento en que la crítica se transforma en utopía y la utopía encarna en unos hombres y en una acción.” (López Gil: 1996 – 32/3)

El fin del mito revolucionario

Page 4: López Gil, Marta Filosofía, Modernidad y Posmodernidad (2)

“La Revolución es la vuelta al tiempo del origen, (…) En suma, la Revolución es un acto eminentemente histórico y, no obstante, es un acto negador de la historia: el tiempo nuevo que instaura es una restauración del tiempo original.” (López Gil: 1996 – 33)

(…)

C. ALGUNOS ELEMENTOS DE LA MODERNIDAD1. La gran ciudad

Buenos Aires, ciudad moderna“Erizada de torres, la ciudad proclama en la altura el vigor de un pueblo. Ya tiene la corona gris de las grandes metrópolis, gris de humo – fundido con gris de nubes –, como Londres, como París, como las gigantescas urbes del mundo; ese humo se cierne hasta sobre las barriadas aristocráticas, hoy sacudidas también por el dinamismo característico del pueblo porteño.” (En Caras y caretas, octubre de 1930, citado por López Gil: 1996 – 100)

2. El arte2.4. Postvanguardismo – posmodernismo

Restauración de la categoría de obra de arte…

“Cuando Duchamp firma un objeto cualquiera producido en serie, y lo envía a una exposición, su provocación al arte implica un determinado concepto de arte. Y el hecho de que firme los ready mades supone una clara referencia a la categoría de obra. La firma, que hace a la obra individual e irrepetible, se estampa precisamente sobre el producto en serie. Con ello se cuestiona provocativamente el concepto de esencia del arte, tal y como se ha conformado desde el Renacimiento, como creación individual de obras singulares; el acto de provocación mismo ocupa el puesto de la obra.” (Peter Bürger: Teoría de la vanguardia, Barcelona, Península, pp.113-114, citado por López Gil: 1996 – 113/4)

3. La sociedad de consumoEl consumo no es mera satisfacción de necesidades.

“El consumo no es ni una práctica material, ni una fenomenología de la «abundancia», no se define ni por el alimento que se digiere, ni por la ropa que se viste, ni por el automóvil de que uno se vale, ni por la sustancia oral o visual de las imágenes y de los mensajes, sino por la organización de todo esto en sustancia significante; es la totalidad virtual de todos los objetos y mensajes constituidos desde ahora en un discurso más o menos coherente. En cuanto que tiene un sentido, el consumo es una actividad de manipulación sistemática de signos. (…) Para volverse objeto de consumo es preciso que el objeto se vuelva signo, es decir, exterior, de alguna manera a una relación que no hace más que significar. Por consiguiente, arbitrario y no coherente con esta relación concreta, pero que cobra su coherencia, y por tanto su sentido, en una relación abstracta y sistemática con todos los demás objetos-signo. (…) Esto explica que el

Page 5: López Gil, Marta Filosofía, Modernidad y Posmodernidad (2)

consumo no tenga límites.” (Jean Baudrillard: El sistema de los objetos, México, Siglo XXI, 1969, pp. 223-224, 228-229, citado por López Gil: 1996 – 123/4)

Modernidad, TV y simulacro“Según Baudrillard, una sutil transformación ha ocurrido en nuestro mundo, un cambio casi invisible ya que, como dijo Marshall MacLuham, el experto en medios de comunicación, todo lo que nos es inmediato es de alguna manera invisible, «como el agua para el pez» (…) los acontecimientos son lejanos y sólo tenemos de ellos versiones de versiones (lo que una agencia informativa dijo a un diario y que a su vez fue interpretado por un locutor radial o televisivo, por ejemplo), los gobiernos se manejan con estadísticas para conocer lo que piensan sus ciudadanos y en la masa se pierden de vista las necesidades y diferencias individuales. El sistema ofrece mercancías, incesantemente, según el mismo principio estadístico, general y anónimo. En ese estado hasta las relaciones personales y los valores se tornan equívocos, vacíos y dan lugar a lo que Baudrillard llama «el simulacro o la hiperrealidad», la reinvención de esos valores y acontecimientos que, en general, adoptan escenografías fastuosas y grandilocuentes con el solo objeto de llenar ese vacío.” (Mario Andrade: “La ciencia de la mirada”, en First, año 3, N◦30, Buenos Aires, marzo de 1989, por citado por López Gil: 1996 – 131/2)

“Un acontecimiento se transforma inmediatamente en su relato, no hay casi distancia entre un hecho y un «hecho massmediático», dice el filósofo. Es más, el modelo que imponen los medios está antes que el acontecimiento y según este modelo van a ser captados los hechos. Entonces podríamos decir que los mass media son el lugar estratégico donde «se invierte la realidad. Antes, en otra época, se hacía historia, había dramas o acontecimientos violentos y después se hacía o no una información sobre ellos. Ahora los medios han impuesto un cortocircuito, ya no se sabe qué va primero, si ellos o los hechos» (Mario Andrade: “La ciencia de la mirada”, en First, año 3, N◦30, Buenos Aires, marzo de 1989, por citado por López Gil: 1996 – 132)

«Por todas partes vivimos en un universo extrañamente parecido al original, donde las cosas aparecen dobladas por su propia escenificación.» (Mario Andrade: “La ciencia de la mirada”, en First, año 3, N◦30, Buenos Aires, marzo de 1989, por citado por López Gil: 1996 – 132)

Información-ficción

“[los] programas ponen en escena el propio acto de la enunciación a través de simulacros de la enunciación, como cuando se muestran en pantalla las cámaras que están filmando lo que sucede. Toda una estrategia de ficciones se pone al servicio de un efecto de verdad. (…) En los programas de entretenimiento (y en los fenómenos que producen y producirán de rebote sobre los programas de información «pura») cuenta siempre menos el hecho de que la televisión diga la verdad que el hecho de que ella sea la verdad, es decir que esté hablando de veras al público y con la participación (también representada como simulacro) del público.” (Umberto Eco: “TV: la

Page 6: López Gil, Marta Filosofía, Modernidad y Posmodernidad (2)

transparencia perdida”, en Las estrategias de la ilusión, Buenos Aires, De la Flor, 1986, pp. 209-211,212-213, citado por López Gil: 1996 –133/4)

La manipulación de la realidad“¿De qué alarmarse? El nuestro es un país en el que los que hacen ficción llevan décadas pensando en cómo superar la realidad tan pródiga en sucesos increíbles. En la televisión niños disfrazados de grandes cantan tangos imitando a adultos, en tanto muchos políticos son actores, hacen chistes, fingen con gracia, compiten con los verdaderos cómicos. Pero los grandes inspectores de la verdad establecida no son, como podría pensarse, los periodistas, sino los escribanos: los hay a montones, entran y salen de muchos programas verificando cosas que carecen de importancia. (…) Umberto Eco preguntó: «¿Por qué se necesita un escribano para certificar las respuestas de los programas de juegos y no se necesita de un escribano para certificar la autenticidad de lo que se dice en los noticieros?» (Carlos Ulanovsky: “El monitrucho”, en Clarín, Buenos Aires, 25 de noviembre de 1988, citado por López Gil: 1996 – 139)

Semiología“La semiología es la ciencia de los lenguajes.Los lenguajes son la forma de decir el mundo.El mundo no es otra cosa que la forma en que ha quedado dicho mediante algún lenguaje (por eso, también, suele afirmarse que un lenguaje crea un mundo).No hay mundo que no haya sido dicho; sin decirlo, el mundo sería caos.Decir el mundo es ordenarlo, jerarquizarlo y hacerlo significativo.Diciendo el mundo, el hombre se humaniza; es decir transforma la realidad (inaprensible) en pensamiento simbólico (única realidad concreta en la que existe el hombre).Lo humano comienza cuando existe el lenguaje, o sea, cuando existe humor, mentira, poesía y/o publicidad (ya que contiene las tres anteriores).Antonio Machado dijo: «También la verdad se inventa».” (Juan A Magariños de Morentín: El mensaje publicitario, Buenos Aires, Hachette, 1984, pp.69-70, citado López Gil: 1996 –154/5)

La retórica publicitaria“Salvados algunos casos curiosos y prometedores, una investigación a fondo de la retórica publicitaria probablemente nos llevaría a las siguientes conclusiones:

a) Topos y tropos están estrictamente codificados y cada mensaje no hace más que repetir lo que el receptor ya esperaba y conocía.

b) Las premisas son aceptadas sin discusión en la mayoría de los casos, aunque sean falsas y además (a diferencia de lo que sucede en la comunicación retórica nutritiva) no son definidas ni sometidas a examen.

c) La ideología evocada por la comunicación siempre es la del consumo: «Os invitamos a aceptar el producto X porque es normal que consumáis algo y nosotros os proponemos nuestra producción en lugar de otra, según los modos de persuasión que tan bien conocéis».

Page 7: López Gil, Marta Filosofía, Modernidad y Posmodernidad (2)

Dado que a veces los campos entimémicos son tan complejos que no es previsible que el destinatario los capte siempre, cabe pensar que incluso los procesos argumentales se reciben como siglas de sí mismos, como signos convencionales, basados en procesos de codificación muy estrictos. En tal caso, en vez de argumentación habría emblemática. El anuncio no expone razones para comportarse de una manera determinada, sino que expone una bandera, un estandarte ante el que se reacciona de una determinada, por mera convención.” (Roland Barthes: Mitologías, México, Siglo XXI, 1980, pp. 84-86, citado López Gil: 1996 –156/7)

Artificios retóricos: píldoras subliminales

“En realidad, toda imagen – aunque en este apartado pongamos el acento sobre la publicitaria – es retórica, pero nos vamos a referir especialmente a las técnicas de polarización del discurso visual, tanto a nivel verbal como a nivel icónico, que realzan su significación sin desnaturalizarla. Estos artificios proceden en gran medida de la literatura escrita.La hipérbole supone una exageración verbal o visual; por ejemplo, insistir en que determinado jabón es el de las estrellas de cine o presentar un automóvil lanzado a toda velocidad contra un muro de tablas para aludir a su potencia. La hipérbole se emplea de una manera generalizada en los llamados condensadores de significados, imágenes muy codificadas y de gran eficacia sobre el receptor; las imágenes alusivas a la violencia, al sensacionalismo, al sexo, etc., son las más usadas en este sentido.La metáfora o comparación entre dos contenidos, utilizada, por ejemplo, al referirse al poder reconstituyente de un alimento con la imagen de unos atletas.La metonimia supone aludir a un objeto por medio de otro que lo sustituye, ya sea a nivel verbal, ya sea visual. Decir “el mejor Jerez” es sinónimo de “el mejor vino de Jerez” o una imagen de Cervantes en el escaparate de una librería sugiere que en el interior tienen sus obras.La sinécdoque es la utilización de una parte para referirse a un todo: la torre Eiffel representada en el catálogo de una agencia de viajes sugiere la visita turística.La sustitución supone el reemplazo de un signo visual por otro de características formales parecidas: simbolizar a un hombre valiente por un león.Junto a estas figuras hay procedimientos para acentuar lo expresado en la imagen muy variados: por ejemplo, la utilización de frases imperativas al anunciar una lavadora; aureolar con esquemas de seducción determinadas imágenes: un champú ha de ser utilizado por una mujer bella, una determinada afeitadora es propia de los ejecutivos; comparar mediante imágenes para realzar una de ellas; mostrar dos trozos de sándwich, uno envuelto en papel de aluminio y otro no, para ver la diferencia de conservación.A pesar de su simplicidad, estos procedimientos – o píldoras subliminales – son altamente eficaces y persuasivos y de ahí su reiterado uso.” (Domènec Font: El poder de la imagen, Madrid, Aula Abierta Salvat, 1985, pp. 18-19 citado López Gil: 1996 –160/1)

Page 8: López Gil, Marta Filosofía, Modernidad y Posmodernidad (2)

“Pero, ¿qué es la cultura?Hoy es ya generalmente aceptado el término cultura como aquella palabra que señala lo que emerge de la íntima relación que establece un sujeto colectivo con el ámbito en el que se origina y conforma como comunidad, y en el cual gesta y transcurre su historia. En esta breve conceptualización de cultura intervienen tres factores: sujeto colectivo (pueblo), ámbito (espacio) e historia (tiempo).(…)Cuando decimos sujeto colectivo, en tanto colectivo, queremos dar la noción de que “pueblo” es una categoría inclusiva de la individualidad, que la trasciende y en cierto modo la determina, pero que – como vimos – de ninguna manera la niega.El segundo factor es el del espacio entendido ámbito material, concreto, con características y accidentes propios (…) y no como propiedad universal – y por lo tanto abstracta – del ente (cfr. M. Heidegger).(…)El tercer factor es el tiempo, no mítico ni circular de la naturaleza, sino como nexo de las situaciones dramáticas. En todo caso historia como lo que recupera hacia atrás la memoria de lo sido y lo que perfila hacia el futuro el por ser de dicha comunidad: su destino. (…)¿Qué es lo que emerge de la convergencia de estos tres elementos?(…)Hemos indicado el carácter emergente de la cultura y en este sentido podemos decir que de esa relación emerge todo: las construcciones materiales y también las espirituales.(…)Todos estos ámbitos (productivo, económico, político, religioso, artístico, filosófico, etc.), sin embargo, en su diversidad, tienen una impronta que los particulariza y los diferencia de los modos con que se expresan en su integridad otros hombres, en otros espacios, con otro pasado y un futuro distinto.(…)Toda cultura es una suerte de identidad colectiva – esto es, el ámbito donde cada ente se acaba y adquiere real dimensión – que obviamente tiene contacto, se pone o se opone con otras culturas, también distintas y particularizadas, del mismo modo que cada hombre – en tanto identidad individual – tiene contacto con otros hombres dentro del perímetro de su misma cultura.” (Agustín Tobías de la Riega: Identidad y universalidad, Buenos Aires, Docencia, 1987, pp.25-87, citado López Gil: 1996 –212/3)