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Los Abandonados - Amanda Stevens

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4o libro, precuela, La reina del cementerio.A la hora de tratar con fantasmas, hay normas. Una pena que Ree Hutchins no las conozca.Cuando su paciente preferida del psiquiatrico privado en que trabaja fallece, Ree Hutchins, estudiante de Psicologia, lamenta la muerte de la anciana. Pero lo que mas perturba a esta joven es un presentimiento, la sospecha de que algo an tinatural la esta persiguiendo.Un cazafantasmas aficionado, Hayden Priest, esta convencido de que algo acecha a Ree. Incluso Amelia Gray, conocida en Charleston como la Reina del cementerio, percibe una oscuridad extraña. Empujada por una fuerza que es incapaz de comprender, Ree destapa un viejo secreto y consigue que las almas abandonadas por fin descansen en paz, antes de que la encierren para siempre

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  • A la hora de tratar con fantasmas,hay normas. Una pena que ReeHutchins no las conozca.Cuando su paciente preferida delpsiquitrico privado en que trabajafallece, Ree Hutchins, estudiante dePsicologa, lamenta la muerte de laanciana. Pero lo que ms perturba aesta joven es un presentimiento, lasospecha de que algo antinatural laest persiguiendo.Un cazafantasmas aficionado,Hayden Priest, est convencido deque algo acecha a Ree. InclusoAmelia Gray, conocida en

  • Charleston como la Reina delcementerio, percibe una oscuridadextraa. Empujada por una fuerzaque es incapaz de comprender, Reedestapa un viejo secreto y consigueque las almas abandonadas por findescansen en paz, antes de que laencierren para siempre

  • Amanda Stevens

    LosabandonadosLa reina del cementerio - 0

    ePub r1.0Titivillus 26.02.15

  • Ttulo original: The AbandonedAmanda Stevens, 2012Traduccin: Mara Angulo Fernndez

    Editor digital: TitivillusePub base r1.2

  • Querido lector:

    Por favor, permteme que lapresente. Es la seorita Amelia Gray,tambin conocida como la Reina delcementerio. Es una tafoflica, bloguera yrestauradora de cementerios que vefantasmas. Fantasmas hambrientos.Fantasmas codiciosos, avariciosos yvoraces. Para protegerse de estosparsitos del inframundo, Amelia

  • siempre sigui las normas de su padre alpie de la letra.

    PERO un detective de policaacechado ha entrado en su vida y losfantasmas que le persiguen han intentadocontactar con ella. Otro la hacoaccionado para formar una alianzamortal (!) y acaba de descubrir un nuevoreino de espectros repugnantes a los quellama los otros. Oh, y un tafoflicotrastornado est utilizando la simbologade las lpidas para marcar a susvctimas.

    Y todava es lunes.T tambin puedes sumergirte en el

    tenebroso mundo de Amelia a travs dela serie La Reina el cementerio: La

  • restauradora, El reino y El profeta,disponible en todas las libreras.

    Si quieres conocer ms historiasmisteriosas, por favor entra en:www.thegraveyardqueen.com y/owww.amandastevens.com.

    Feliz restauracin!

    AMANDA STEVENS

  • VIOLET

    Ree Hutchins se haba dormido junto ala cama de aquella anciana. Sobre suregazo, una copia manoseada de Lallamada de lo salvaje. Esa noche, VioletTisdale falleci.

    Agotada por un horario frentico,Ree se haba quedado frita leyendo laedicin con cubierta de cuero que laseora Violet siempre tena sobre lamesita de noche. Muchas noches, lajoven se preguntaba cuntas veceshabra odo aquella mujer la historia deBuck, durante su confinamiento en el

  • hospital psiquitrico Milton H. Farrante.Tena ms de ochenta aos, pero llevabatanto tiempo all que nadie recordaba elda en que la haban ingresado. Apartede la ropa y de algunos artculos deaseo, aquel libro era el nico objetopersonal que haba en la habitacin,aunque en la dedicatoria de la primerapgina se lea: A mi hija, Ilsa, por sudcimo cumpleaos. 3 de junio, 1915.

    Quizs aquel volumen andrajoso ydeslucido era una especie de herenciaque algn miembro del personal u otropaciente le haba dejado, porque nadierecordaba la ltima vez que la seoraViolet haba recibido una visita.

    Ree se despert tiritando. En la

  • habitacin se haba colado un froglacial. La lmpara de lectura que lealumbraba las pginas parpade, pero,hasta ms tarde, no record que el relojde la mesita de noche se haba parado alas 8.30. Haba anochecido, lo quesignificaba que llevaba casi una horadurmiendo. La seora Violet estabaacomodada entre varios cojines, con losojos abiertos pero ciegos, con los labiosseparados pero mudos. No haca muchoque haba fallecido, pues, cuando Ree lecomprob el pulso, la mueca todavaestaba caliente.

    Cerr el libro, lo dej a un lado y selevant para avisar a una enfermera.Trudy McIntyre acudi de inmediato con

  • un estetoscopio y un espejo. Tras unreconocimiento somero, se march paranotificar la muerte a las autoridadescompetentes. Ree no saba qu mshacer, as que la sigui.

    Quin es su familiar mscercano?

    Trudy era una mujer eficiente deexpresin preocupada y mirada cansada.Llevaba muchos aos trabajando en elhospital.

    Que yo sepa, no tiene familia.Supongo que el doctor Farrante seocupar l mismo de todo el papeleo.Siempre lo hace en estos casos.

    Al or su nombre, a Ree le dio unvuelco el corazn. El doctor Nicholas

  • Farrante jugaba en otra liga y, adems,era demasiado mayor para una relacinromntica seria, pero eso no impedaque ella, al igual que todas lasestudiantes de Psicologa de laUniversidad de Emerson, no perdieradetalle de todo lo que deca. A Ree lehabra fascinado la asignatura queimparta el doctor Farrante, Psicologaexperimental y envejecimiento humano,hubiera sido l o no el profesor, peroreconoca que, gracias a su atractivo ysu carisma personal, la clase resultabams que interesante. El nicho que sufamilia se haba labrado en el campo dela psicologa evolutiva eraimpresionante. Se remontaba hasta su

  • abuelo, el doctor Milton H. Farrante,que haba sido alumno de WilhelmWundt, considerado el padre de lapsicologa moderna.

    Milton inaugur el hospital aprincipios de 1900. A lo largo del siglo,haba gozado de una reputacinenvidiable: presuma de ser uno de lospsiquitricos privados ms importantesdel pas. Ree haba tenido la suerte deque la aceptaran como voluntaria,porque all, hasta los trabajos noremunerados, volaban de la noche a lamaana. Era una afortunada porque, engeneral, esos puestos solan ocuparlosuniversitarios con familias mucho msinfluyentes que la suya.

  • Sigui a Trudy hasta su escritorio.Sinti un inexplicable impulso devolverse para comprobar si alguien lepisaba los talones.

    Podemos al menos echar unvistazo a su historial? Estoy segura deque habr alguien a quien le gustarasaber que la seora Violet ha muerto.

    Trudy alz la vista y solt unsuspiro.

    Cario, llevo aqu ms deveinticinco aos. En todo este tiempo,nadie, ni una msera alma, ha aparecidopor aqu para ver a esa mujer. Estoyconvencida de que, a estas alturas, todasu familia habr muerto. O eso, o no sepreocupa por ella. De todas formas, ya

  • no est en mis manos. Como he dicho, eldoctor Farrante se encargar de todo.Siempre ha cuidado mucho a la seoraViolet.

    Ree no pudo rebatir eso. La suiteprivada de la seora Violet, queconsista en una habitacin, un cuarto debao y un pequeo saln, estaba ubicadaen el ala sur del hospital, una zona muytranquila, soleada y con vistas al jardn.Ree se imagin a la seora Violet,sentada en aquel sof ao tras ao,contemplando las estaciones pasar.Esperando a que llegara la primavera.Esperando a que las violetas queadornaban su ventana florecieran.

    Trudy cogi un paquete de su

  • escritorio y se lo entreg a Ree.Toma. Si quieres echarme una

    mano, lleva esto al despacho del doctorFarrante. Si no me equivoco, ya se haido a casa, as que djalo en la mesa desu secretaria.

    Ree ech un vistazo al pasillo.Y la seora Violet?Qu quieres decir?Me parece muy triste dejarla ah

    sola.El rostro de Trudy se suaviz.

    Rode el hombro de Ree en un gestomaternal.

    Hiciste todo lo que pudiste porella. En todos estos aos, nadie seocup tanto de ella como t. Ahora ha

  • llegado el momento de dejarla marchar.Tena razn, desde luego. Ree no

    lograba explicarse por qu la muerte deaquella anciana la estaba afectandotanto. Haba empezado sus prcticas enaquel reputado psiquitrico haca tansolo dos meses. Adems, con la edad dela seora Violet, su muerte no deberaresultar inesperada. Dadas lascircunstancias, incluso haba sido unabendicin. Por fin era libre.

    Sin embargo, no poda dejar depensar en el cuerpo sin vida que yacaen aquella suite mientras suba lasescaleras que conducan al despacho deldoctor Farrante, en el segundo piso. Lasdeportivas parecan susurrar tras cada

  • paso y, una vez ms, sin una raznaparente, se gir y escudri el pasilloque se extenda a sus espaldas.

    La puerta del despacho estabaabierta, as que asom la cabeza antesde entrar. La sala era mucho msespaciosa de lo que habra imaginado,con una luz tenue y una decoracinexquisita. Tena buen gusto, comodemostraban los muebles de madera ycuero marrn, y las alfombras orientalesque tapaban el suelo de teca. Cruz eldespacho y dej el paquete en el centrodel escritorio para que no pasaradesapercibido a ojos de la secretaria.

    No obstante, no fue hasta que Ree sevolvi para marcharse cuando se

  • percat de que las puertas dobles queconducan al despacho privado deldoctor Farrante tambin estabanabiertas, aunque no de par en par. Al orsu voz, se qued de piedra, inmvil. Nopretenda escuchar la conversacin ahurtadillas, aunque se mora porsaborear el timbre de voz de aquelbartono tan seductor.

    Pasaron unos segundos y percibiuna segunda voz. Resultaba ms queevidente que el doctor Farrante estabafurioso. Ree quera marcharse de all,pero no se atreva a moverse. Tema quecualquier gesto pudiera revelar supresencia.

    no deberas haber venido

  • aqu!Oh, creme, Nicholas, lo que he

    venido a contarte bien merece el viaje.Adems, pens que podra hacer unavisita a Violet mientras estoy por aqu.La reciente muerte de mi padre ha hechoque me d cuenta de que no vivirmuchos ms aos. Espero que hayasacabado tu ltima investigacin.

    Ree not un escalofro en la espalda.Era una advertencia. Pero qu relacintena aquel hombre con la seora Violet?

    Tu inters me conmueve dijo eldoctor Farrante con tono sarcstico.

    Y tu preocupacin est a punto dehacerme llorar. Los Farrante siemprehan cuidado muy bien de mi ta.

  • Ta? As que, despus de todo, stena un familiar vivo. Por qu esehombre no haba ido antes a verla?

    Ha vivido muchos aos y puedoasegurarte que ha llevado una vida felizaqu afirm el doctor Farrante.

    Supongo que eso es lo que tedices cada noche para dormir tranquilo.

    Y qu te dices t, Jared? Sabestan bien como yo que tu padre y tpodrais haberla sacado de aqu cuandoquisierais. Y hacerle un hueco en elhogar familiar.

    Jams lo habras permitido.Pero nunca lo intentasteis. No

    convirtamos esto en una pelea de cros.El acuerdo satisfizo a todos los

  • implicados.Ese acuerdo es lo que me ha

    trado hoy aqu dijo el tipo.Supongo que ya te habrs enterado delproyecto que pretenden empezar en elcementerio de Oak Grove.

    La voz del doctor Farrante se tornms aguda.

    Qu proyecto?Camille Ashby est empeada en

    restaurar el cementerio. Ya ha pasadopor el Registro Estatal. Por lo visto,quiere tenerlo listo para el bicentenariode la Universidad de Emerson. Porsupuesto, antes tendr que conseguir laaprobacin del comit. En este pueblo,no se puede pintar ni una triste pared sin

  • su visto bueno. Pero ya conoces aCamille. Tiene influencias en las altasesferas y no se rendir sin luchar.

    Cundo someten la propuesta avotacin?

    Pronto, o eso imagino. Camille yaha presentado el nombre de unarestauradora, una mujer llamada AmeliaGray. Si sus credenciales son correctasy sus honorarios razonables, no haymotivo para que el comit no acepte sucandidatura.

    Ree, que segua plantada como unaestatua en la sala contigua, frunci elceo. Amelia Gray. Dnde haba odoese nombre antes?

    Esto no me da buena espina

  • murmur el doctor Farrante. Unarestauracin podra captar el inters delos medios de comunicacin. Y puedeque un periodista entrometido decidaahondar en el asunto y descubra por quse abandon Oak Grove. Ese tipo deatencin podra ser desastrosa.

    Para ti, quiz. Para m, ms bienes una oportunidad.

    Una oportunidad? Es que hasperdido la cabeza?

    T eres el experto en ese tema,pero siempre he credo que la locura, aligual que la belleza, es subjetiva, quedepende del ojo de quien la mire dijoel tipo con algo de diversin en la voz. Fjate en ti, por ejemplo. Has

  • dedicado toda tu vida a estudiar lamente y, sin embargo, parece que vivesen una realidad paralela. Te hasencerrado en este psiquitrico y lo hasconvertido en tu mundo propio. Te hasaislado hasta tal punto que ni siquiera tehas dado cuenta de cmo ha cambiado ladinmica de nuestra relacin desde lamuerte de mi padre.

    Qu significa eso?Me importa bien poco lo que

    hicieron nuestras familias hace dosgeneraciones. No me interesa ni en loms mnimo preservar la reputacin delapellido Tisdale, el cementerio de OakGrove o ese secretito sucio que t y yosabemos. Mientras el viejo estuvo con

  • vida, cumpl con sus deseos. Ahora queno est, me encuentro en ladesafortunada posicin de deber unasuma importante de dinero a personasbastante desagradables.

    Crees que eso me importa? espet el doctor Farrante.

    S, porque precisamente t estsmuy interesado en guardar secretos. Sialguna vez saliera a la luz la verdadsobre mi ta, el gran legado de losFarrante se desmoronara como uncastillo de naipes. Sabes muy bien que,al da siguiente, cerraran este sitio,retiraran todos los premios entregadosa la familia y borraran el nombre de tuabuelo de los libros de historia. Piensa

  • el tipo de atencin que eso podraatraer. Tus propios colegas te evitaran yquizs incluso acabaras entre rejas.

    Seamos claros. Esto es unchantaje apunt el doctor Farrante.Bajo aquella voz de terciopelo, Reepercibi un tono que le estremeci.

    Qu trmino ms vulgar para unacelebridad como t.

    Cunto?Medio milln bastar

    respondi. Tras una breve pausa, aadi: Para empezar.

    Eso es muchsimo dinero.No para ti. Estoy convencido de

    que no te has gastado ni un centavo de tuherencia.

  • Tienes razn, no he derrochadoese dinero en juegos y apuestas, como,por lo visto, has hecho t, pero mantenereste hospital es carsimo. Por no hablarde mi investigacin. No soy un hombrerico.

    Bueno, pero seguro que podrsreunir medio milln. Porque, si no lohaces advirti. T mismo lo hasdicho. La restauracin del cementerio deOak Grove puede despertar ciertointers en los medios. Si alguien dejaracaer algn nombre a un reportero conganas de hacerse famoso, ya puedesdespedirte de tu reputacin.

    Silencio.Es un farol. Aunque tu padre est

  • muerto, jams te atreveras a traicionar ala orden.

    Tal y como funcionan lassociedades secretas, la Orden del Atady la Zarpa ha sido castrada dijo eltipo. Los miembros ya no son losbrokers poderosos que eran antes. Asque quiz corra el riesgo.

    Entonces eres ms imbcil de loque crea.

    Y t un megalmano con un talnde Aquiles. Al igual que tu padre y tuabuelo, Nicholas, tu mayor fortaleza estambin tu mayor debilidad. Si sunombre se hiciera pblico

    Tu abuela es una mujer mayor. Nola arrastres a tu pattica conspiracin.

  • El hombre se ech a rer.No me refiero a Violet, sino a su

    madre. Incluso desde la tumba, IlsaTisdale todava podra destruirte y losabes de sobra.

    En cuanto mencion ese nombre,Ree not una mano de hielo sobre elhombro.

    La chica se volvi estremecida,convencida de que alguien se habacolado en la sala a hurtadillas. Temaque la hubieran pillado in fraganti,escuchando a escondidas unaconversacin privada. Por un momentoaterrador, sinti que el corazn le haba

  • dejado de latir.Pero el despacho estaba vaco.Por fin logr recuperar el aliento. Se

    sinti aliviada, aunque una repentinarfaga de aire fro hizo que tiritara.Quizs el aire acondicionado se habaencendido y estaba frente al conducto deventilacin. Eso explicara la piel degallina de los brazos y el cuello.

    Ree ignor el fro y se reprendi porno haber salido del despacho antes.Tena que marcharse de ah, o el doctoracabara por destapar la verdad. PeroRee se qued anclada ah mismo,petrificada y preocupada por si un malgesto pudiera provocar un ruidoinvoluntario y alertar al doctor Farrante

  • y a su acompaante. Lo que habapresenciado era un acto de extorsin entoda regla. Aquella disputa la habaperturbado, al mismo tiempo que lahaba conmovido. Cuando tuviera algode tiempo, la repasara de cabo a rabopara diseccionar cada matiz.

    Pero qu poda hacer al respecto?Por muy feo que fuera, aquel asunto noiba con ella. Sin embargo, tena unoscuro presentimiento y saba que lasamenazas e insinuaciones de las quehaba sido testigo en aquel despachocambiaran su percepcin de NicholasFarrante para siempre. Pero yatendra tiempo de llorar por su hroecado. Ahora mismo lo ms urgente era

  • salir de ah.Se gir para marcharse. Entonces

    record el paquete que haba dejadosobre la mesa de la secretaria. Si eldoctor Farrante reparaba en l, sabraque alguien haba entrado en eldespacho sin que se diera cuenta. Unacharla con Trudy McIntyre revelara elnombre de Ree, y ella tena lainquietante sensacin de que la censuraacadmica y el despido inmediato delhospital seran los menores de susproblemas.

    As que se desliz hacia elescritorio, cogi el sobre y se quedquieta. Por el murmullo del despachointerior, dedujo que todava no la haban

  • descubierto. Atraves la sala con lamayor discrecin posible, apoyandocada pie sobre la afelpada alfombrapara amortiguar cualquier posible ruido.Y justo cuando estaba cruzando elumbral, las puertas dobles se abrieron asu espalda.

    Ree, presa del pnico, trat deencontrar una va de escape. Saba queno lograra llegar a tiempo a la escalera.No haba lugar alguno dondeesconderse. Se gir, dio un paso haciaatrs y, cuando el desconocido emergidel despacho del doctor Farrante, fingiacabar de llegar y se sobresalt. Ajuzgar por su apariencia, tena unoscuarenta y pico aos, era alto y enjuto.

  • Pareca un hombre cualquiera, lo que lepermitira pasar desapercibido entre elgento. Pero Ree era experta en caras,una caracterstica que haba heredado desu difunto padre. De forma casiautomtica, registr los rasgos de aqueltipo en su memoria: una mandbula y unabarbilla muy finas, as como unos ojosalgo hinchados que insinuaban ciertapropensin a la bebida. En cuantocruzaron sus miradas, supo que estabaante un chantajista.

    l la mir de arriba abajo y, tras unaevaluacin rpida, cruz el despacho azancadas. Pas por su lado furibundo.Ree le habra seguido con la mirada sino hubiera sido porque la silueta del

  • doctor Farrante llam su atencin.Estaba apoyado en el marco de lapuerta. La ira haba retorcido susdistinguidos rasgos.

    Quin es usted? exigi saber.Ree Hutchins contest, con la

    esperanza de que la eminencia en elcampo de la psicologa no hubierareparado en su nerviosismo. Inspirhondo en un intento de recuperar lacompostura. Una de las enfermerasme pidi que dejara este sobre en lamesa de su secretaria balbuce, ymostr el paquete.

    Cunto tiempo lleva ahplantada?

    Acabo de llegar. Siento

  • molestarle, pero pens que ya se habamarchado.

    El doctor Farrante repar en quellevaba una bata blanca.

    Supongo que trabaja en estehospital, me equivoco? pregunt. Suenfado pareci ir a menos, pero lafrialdad con la que le hablaba todava lapuso ms nerviosa.

    Soy una voluntaria. Tambin soyalumna de una de sus clases, enEmerson.

    Por eso me sonaba coment.A medida que avanzaba hacia ella,

    Ree sinti la necesidad de escapar deah. Por qu nunca se haba fijado enesa elegancia casi sinuosa de sus

  • andares?Su clase de la semana pasada

    sobre la emocin y el conocimientohumanos fue, en fin, fue brillante tartamude.

    Asumo, entonces, que no era ustedquien roncaba desde la ltima fila.

    Era diversin lo que haba odo ensu voz? Hubo un tiempo en que sumodestia la habra enamorado, peroahora tuvo que reprimir un escalofro.

    Cogi aliento y sonri.Jams. Siempre cuento los das

    que faltan para su clase.Desde cundo es voluntaria

    aqu? pregunt. Y por qu nunca lahaba visto hasta esta noche?

  • Tan solo llevo un par de meses.Me han asignado al ala sur.

    Quiz fuese su imaginacin, peroRee haba despertado el inters de suprofesor. Sin embargo, l trat de sersutil:

    Entonces debe de conocer a unade mis pacientes favoritas: VioletTisdale.

    Ahora ya no caba la menor duda, noeran imaginaciones suyas. Que de todoslos pacientes del ala sur decidieramencionar a la seora Violet no podaser una coincidencia. Eso significabaque sospechaba que Ree haba odo, almenos, una parte de aquella acaloradadiscusin. Ahora la estaba poniendo a

  • prueba. Quera observar su reaccin aese nombre.

    Trat de sonar melanclica.La seora Violet tambin estaba

    entre mis preferidas.Arque una ceja con delicadeza.Estaba?Ahora le toc a Ree medir y valorar

    su respuesta.Oh, no se haba enterado? La

    seora Violet ha fallecido esta mismanoche.

    La joven percibi el parpadeo deuna emocin en su hermoso rostro.

    No, no saba nada.Quiz no he debido decrselo. No

    era la indicada

  • Estaba sola?Hasta haca un rato, Ree no habra

    dado ms importancia a esa pregunta,pero lo cierto era que aquellas dospalabras contenan un significado oculto.

    No. De hecho, yo estaba con ellacuando muri.

    Dijo algo?Un significado oculto.Falleci mientras dorma.Se acab, entonces murmur.Ree habra jurado percibir en su voz

    una nota de arrepentimiento.Pero lo que vio en su mirada le hel

    hasta los huesos.

  • Una extraa desazn la persigui porlas escaleras y el laberinto de pasillospintados de verde claro. En lassecciones donde la seguridad era msrigurosa, los pacientes ya estabanconfinados en sus dormitorios. En lospasadizos reinaba un silencioinquietante.

    Ree se apresur en volver al ala sury se record, por ensima vez, que nadade lo que haba odo era asunto suyo. Lomejor sera olvidar aquella srdidaconversacin. Al doctor Farrante se leconsideraba casi un dios en el campo dela psicologa evolutiva. Lo ltimo que

  • Ree necesitaba era un enemigo tanpoderoso que pudiera destrozar sucarrera profesional incluso antes deiniciarla.

    Sin embargo, Ree era, nada ms ynada menos, que la hija de JackHutchins, uno de los mejores detectivesprivados del estado de Carolina del Sur.Y, hasta no haca mucho, haba deseadoseguir los pasos de su padre. Desdepequea, su sueo siempre haba sidofundar una agencia con su padre. Peroentonces l se enamor de una de susclientas, rompi el corazn de su madreen mil pedazos y la abandon. Despus,dimiti y se traslad a Atlanta parainiciar una nueva vida.

  • Incluso despus del divorcio de suspadres, la joven continu albergandoesas mismas aspiraciones, pero, con elpaso del tiempo, cay en la cuenta deque asociarse con su padre sera, encierto modo, una traicin a su madre.As que se matricul en la Universidadde Emerson para cursar Psicologa y ahestaba, con veinticuatro aos, con elanhelo de, algn da, llegar a ser comosu profesor.

    Sin embargo, su tendencia naturaljams desapareci. Gozaba de unacuriosidad innata y tena un don para lostrabajos detectivescos. Para ella,aquella conversacin privada era comoun caramelo; deseaba llegar a casa para

  • estar sola y tratar de unir las piezas deaquel rompecabezas La seoraViolet Isla Tisdale El cementeriode Oak Grove Una sociedad secretallamada la Orden del Atad y la Zarpa.

    Sin embargo, de todos los datoscuriosos que recordaba de la discusin,no poda dejar de darle vueltas a unnombre: Amelia Gray. Un nombre tanfamiliar, pero, a la vez, tan confuso.Rebusc en su memoria aquel rostro,pero no logr dar con l.

    Y justo cuando empuj las puertasdobles que conducan al ala sur, se leencendi una bombillita. Ree haba idoa la escuela en Trinity, un pequeopueblo al norte de Charleston. Record

  • a una alumna que responda a esenombre. Aquella Amelia Gray eravarios aos mayor que ella; por esonunca tuvieron la oportunidad deconocerse a fondo. Pero ahora que Reehaba dado con aquel recuerdo, laimagen de una rubia tranquila, hermosa ymuy callada le vino a la mente. Y, conella, un sinfn de recuerdos. Algo sobreun cementerio

    Ah, s, ahora s. El padre de Ameliaera conserje y viva en una casita blancajunto al cementerio de Rosehill.

    Cuando Ree era pequea, a suabuela le encantaban los cementeriosantiguos. De hecho, Rosehill era uno desus destinos predilectos. A veces, los

  • domingos despus de misa, llevaba aRee hasta all para hacer un picnic bajola sombra de los centenarios robles queprotegan la ladera. En aquellasapacibles tardes de verano, los rayos desol iluminaban las estatuas y las lpidas;el aire evocaba a las rosas que trepabanpor las vallas y las cortezas de losrboles. El cementerio, en aquella pocadel ao, pareca un lugar mgico,hechizado.

    Un tarde, Ree se escabull mientrassu abuela se echaba un sueo bajo unrbol. La parte ms antigua delcementerio sola estar cerrada alpblico, pero aquel da la verja estabaabierta. Puesto que era una cra

  • intrpida y un tanto fisgona, se coldentro y pase por los caminitos depiedra que serpenteaban entre un bosqueprstino de helechos exuberantes ygruesas cortinas de musgo negro. Enaquel pas de las hadas de aire gtico,rodeada de un pblico de ngeles depiedra, Ree se top con Amelia Gray.

    Vesta un atuendo vaporoso quepareca cosido de un viejo vestido deseda. Cuando la nia se mova, la telapareca ondear tras ella. Y, sobre sucabellera dorada, luca una corona derosas y trboles. En aquella poca,deba de rondar los diez aos. A Ree lepareci la criatura ms mstica quejams haba visto.

  • Sin querer, solt un ruido, como ungrito ahogado, de sorpresa. Amelia, encambio, ni se inmut. Pasaron variossegundos hasta que por fin se volvi ymir a la pequea a los ojos. Ree jamsolvid aquellos ojos tan claros. Alprincipio, crey que eran azules, pero, amedida que Amelia se fue acercando, sepercat de que eran grises. O quizfueran verdes?

    Cmo has entrado? preguntAmelia con una voz tan suave como unapluma.

    Ree, que no estaba acostumbrada ano saber qu decir, seal la verja conel dedo. Amelia se mordi el labio.

    Me habr olvidado de cerrarla.

  • Voy a echar la llave antes de que padrese entere. Vamos. Te acompaar.

    Sin embargo, Ree se qued ahplantada, observando aquellos ngelesde piedra con una curiosidad innata.Jams haba visto tantos juntos. Eracomo un ejrcito que lloraba en silencio.

    Son mgicos la interrumpiAmelia, que tambin los miraba conexpresin soadora. A veces, justoantes del alba, cuando los ltimos rayosde sol se cuelan por los rboles, cobranvida.

    Ree por fin se libr de aquellaextraa mudez, en parte gracias a sudesazn, y sac a relucir su lado msprctico.

  • La magia no existe.Desde luego que s. La magia est

    en todas partes, pero no puedes verla.Y t?A veces respondi Amelia,

    cuya sonrisa desapareci. Apart lamirada y continu: Pero aqu estoy asalvo.

    Por qu?Alz la mano y seal los ngeles y

    el cementerio.Porque ellos son mis guardianes

    dijo, y este es mi reinoEl recuerdo se desvaneci cuando

    Ree rode una esquina y casi choca conTrudy McIntyre. Escoltaba a AliceCanton, una jovencita con tendencias

  • esquizofrnicas y paranoicas, a sudormitorio. Alice era una chica plida,frgil, con un cuerpo demacrado yesqueltico y una mirada trgica.

    De repente, la muchacha se quedinmvil. Cuando Ree pas por su lado,la mir boquiabierta.

    Vamos, Alice orden Trudy.Vamos a prepararnos para ir a dormir.

    Pero Alice se neg a moverse.Quin es?Es Ree contest Trudy. No

    te acuerdas de ella? Te trajo un libronuevo la semana pasada.

    No me refiero a ella insistiAlice. Sino a la otra.

    Y entonces Ree se percat de que la

  • joven enferma no la estaba mirandodirectamente a ella.

    No cay en la tentacin de miraratrs. Sinti un fro polar.

    No hay nadie ms explicTrudy, solo nosotras tres.

    Ree sonri para tranquilizarla y dioun paso hacia delante. Crey que asAlice podra verla un poco mejor, perola joven se encogi y se llev las manosa la cara, como si tratara deprotegerse o de esconderse.

    No la mires susurr.Trudy le acarici el brazo, pero

    Alice segua a la defensiva.Podis verla? grit agitada.

    Por qu no podis verla? Por qu no

  • podis ver a ninguno de ellos? Estn entodas partes!

    La magia est en todas partes, perono puedes verla.

    Ree se estremeci, pero intentfingir serenidad por Alice.

    Est enfadada advirti Alice.Me da miedo.

    Estars ms segura en tuhabitacin susurr Trudy, que la cogipor el brazo y la empuj por el pasillo ala fuerza.

    A regaadientes, Alice avanz por elpasillo murmurando:

    Esa pobre chica. Esa pobrechica

    A Ree le dio la impresin de que

  • Alice estaba hablando de ella. Eso lainquiet.

    De forma abrupta, se dio mediavuelta y corri hacia la recepcin. Unpar de celadores deambulaban por elvestbulo, pero, tras dedicarle un saludopoco entusiasta, continuaron suconversacin como si nada. Ree nosaba cunto tiempo robara Alice a laenfermera, pero la idea de husmear en elordenador resultaba demasiadotentadora. Si lograba localizar la fichade Violet, quiz podra averiguar porqu el doctor Farrante se senta tanamenazado. Qu tipo de poder ejercatodava sobre los vivos Ilsa Tisdale,muerta desde haca varios aos?

  • Su sentido comn le hizo vencer taltentacin. Para empezar, el tema delchantaje no era asunto suyo. Y, adems,meter las narices en los archivos de unpaciente podra enviarla directa a lacrcel. As pues, se tranquiliz ydecidi regresar a la suite de la seoraViolet, pero no para fisgonear entre loscajones, sino para darle su ltimo adis.

    Nadie haba ido a buscar el cadver.Ree se qued a los pies de la cama de laseora Violet. De repente, tuvo unacorazonada. La anciana pareca reposaren paz, pero aquella imagen no laconsol. La muerte no era algo que laasustara o la repugnara, y no crea enfantasmas. Pero mientras observaba el

  • cuerpo sin vida de aquella mujer, notun fro en el dormitorio que no eranatural.

    Era una locura. Se estaba dejandollevar por su imaginacin.

    Ree trat de librarse de esasensacin. Cogi el libro de la mesita denoche, donde lo haba dejado minutosantes. Lo abri y pas el pulgar porencima de la dedicatoria. Y, actoseguido, se le eriz el vello de la nuca.

    No estaba dispuesta a mirar atrs.No. No haba nadie. Estaba sola enaquella habitacin. La seora Violetestaba muerta, y los muertos no podanhacerle ningn dao. Ni tampocoresucitaban. Los fantasmas no existan.

  • La magia, o cualquier cosa que separeciera, no exista. Un ngel de piedrano poda cobrar vida, de modo que uncadver tampoco.

    Un soplo de aire helado le acariciel cuello. Esta vez fue incapaz deresistirse. Ree se gir un poco.Vislumbr un ligero movimiento en unaesquina del cuarto. El pulso se leaceler. Observ aquel rincn duranteunos segundos, pero no tard en darsecuenta de que lo que haba advertido noera ms que la sombra de la rama de unrbol que se mova tras la ventana. Soltun suspiro de alivio. Pos una manosobre la cama para evitar perder elequilibro. Qu noche ms extraa.

  • Tena los nervios a flor de piel.Aquella era la nica explicacin lgica.El estrs de acabar su tesis del mstersumado al voluntariado del hospital y alcmulo de prstamos estudiantiles leestaban pasando factura. Y como guindadel pastel, todo lo que haba pasado esanoche. El fallecimiento de la seoraViolet. La extorsin en el despacho desu profesor predilecto. El secreto deldoctor Farrante. Una mujer llamada IlsaTisdale que, aparentemente, tena elpoder de destrozar vidas incluso desdesu tumba. Todo sonaba a melodramasensacionalista. Ree estaba segura deque al da siguiente se reira de unareaccin tan exagerada.

  • Sin embargo, ahora era incapaz dever el lado cmico de todo aquel asunto.Y justo cuando volva a dejar el librosobre la mesita de noche, algo fro comoun tmpano le acarici la mano. Ahogun grito y la apart de inmediato.

    Vete a casa, Ree se dijo en vozalta. Albergaba la esperanza de que orsu propia voz espantara ese miedoinexplicable.

    Olvdate del chantaje. Olvdate dela seora Violet. Nada de esto es asuntotuyo. Solo vete a casa.

    Y eso habra hecho si no hubierasido por el crujido que oy. Se dejguiar por el instinto, cruz el dormitoriode puntillas y se escondi en el bao. Un

  • segundo ms tarde, el doctor Farranteentr en la habitacin. Y, por segundavez esa noche, Ree fue espainvoluntaria de aquel formidablepsiquiatra.

    El profesor se dirigi hacia la camay contempl a la anciana en silencio.Aunque no haba muchas lucesencendidas, Ree poda ver su rostroperfectamente. Todava le considerabael tipo ms guapo y carismtico quehaba conocido, pero ahora en aquellosrasgos tan perfectos vea algo aberrante.Con las manos entrelazadas tras laespalda, observaba impasible elcadver de la seora Violet.

    Y as, sin ms, una de las

  • provocaciones del extorsionador le vinoa la mente: Los Farrante siempre hancuidado muy bien de mi ta.

    Ree, que segua oculta en el cuartode bao, mir al psiquiatra y seconvenci de que haba una historiaoscura detrs. Se haba cometido unaatrocidad y varias generaciones habaninvertido demasiados esfuerzos paraencubrirla. Algo terrible le habaocurrido a Ilsa Tisdale. No le cabaduda alguna.

    Y se pregunt si, despus de todoese tiempo, todava habra una pistaenterrada en el cementerio de OakGrove.

  • Estaba lloviznando cuando, minutosdespus, Ree sali del hospital.Atraves el aparcamiento corriendohasta llegar a su coche. Tan solo sevolvi una vez para admirar lasmajestuosas columnas blancas y aquellafachada tan resplandeciente. Siemprehaba credo que aquel edificio histricoera el smbolo perfecto que encarnabatodo lo que las tres generaciones deFarrante haban conseguido en el campode la psicologa evolutiva. Ahora, encambio, solo intua secretos oscuros.

    Tiritando en mitad de aquellapenumbra hmeda, se subi al coche yencendi el motor. En cuanto dej el

  • aparcamiento a sus espaldas, las lucesde seguridad se atenuaron y se sumergien un tnel de robles centenarios. Lanoche era muy oscura.

    Cuando lleg a la entrada, mostr sudistintivo y esper a que las puertas seabrieran. Salud al guardia deseguridad, sali del recinto delpsiquitrico y se uni al trfico de lacarretera principal. Salir de aquellapropiedad era como cruzar la frontera aotra dimensin. El hospital estaba dentrode la ciudad, pero pareca tan aislado ysolitario entre aquellos muros que dabala sensacin de ser un mundo aparte, yesa noche ms que nunca.

    Unas cuantas manzanas al este, Ree

  • entr en el campus de la universidad, unmundo mucho ms encantador yligeramente menos apartado que el queacababa de abandonar. A pesar de lalluvia, desliz la ventanilla y dej que elembriagador aroma de Charlestoninundara el vehculo. No haba nada mssureo, y ms empalagoso, que lamezcla de las fragancias del jazmn, lamagnolia y el mar. Aquel perfume tanarrebatador activaba todos sus sentidos.Al igual que la meloda que emerga delos altavoces.

    Qu cancin era? Le parecifamiliar, pero extraa a la vez. Era tanevocadora.

    Ree tatare la meloda, aunque

  • estaba segura de que jams la habaodo. Las notas eran casi hipnticas y,sin darse apenas cuenta, acab en laparte trasera del campus, donde sealzaba un bosque frondoso y oscuro. Enalgn lugar, escondido entre lossuntuosos rboles, estaba el cementeriode Oak Grove.

    Tena una vaga idea de dnde seencontraba. Uno de los rituales msfamosos de Emerson era una excursinen pleno estado de embriaguez a aquellanecrpolis tan espeluznante Y durantesu primer ao en la universidad, Reehaba participado en todas las bromas yjuegos ilegales.

    Ahora, despus de varios aos,

  • entenda que aquel comportamientotemerario no era ms que una reaccinpor el divorcio de sus padres. Porsuerte, la emocin de su repentinaindependencia y la necesidad de llamarla atencin haban menguado. Ahorapoda afirmar que estaba al otro lado delespectro. De hecho, era incapaz derecordar la ltima vez que haba salidocon sus amigas, por no decir la ltimavez que haba tenido una cita.

    Ree gir y tom la carreterasecundaria que conduca hasta elcamposanto, aunque no tena intencinde explorar un cementerio abandonadopor la noche y a solas. Una cosa era sercuriosa; otra muy distinta ser estpida.

  • Solo quera asegurarse de que sabadnde estaba.

    A medida que el bosque invadaambos lados de la carretera, Ree seinclin hacia delante y escane laoscuridad que se extenda ante ella.Atisb una pequea abertura entre losrboles, justo a su izquierda, y aparc elcoche en la cuneta para estudiar susalrededores. S, ese era el lugar. Divisel viejo sendero que llevaba hasta laentrada principal. Estaba demasiadooscuro como para distinguir la valla,pero, gracias a sus incursiones previas,recordaba que sola estar cerrada conuna cadena. Pero un candado no tena ungran efecto disuasorio. Lo nico que

  • deba hacer si quera saltar la verja eratrepar por la rama de un roble.

    Quizs haya alguien ah ahoramismo, pens para sus adentros. Unvagabundo, por ejemplo. O un asesinoen serie dispuesto a enterrar a suvctima

    Qu ha sido eso?.Por un momento, Ree habra jurado

    ver algo deslizndose entre el suaveresplandor de los faros del coche.

    No fue nada. Solo una sombra. Opuede que un animal salvaje

    No fue nada.Encendi el motor y sali de la

    cuneta. Si algo haba estado merodeandoentre la niebla, ahora ya lo haba dejado

  • atrs.Solt una risa nerviosa.Los fantasmas no existen. Y la

    magia tampoco.Y justo cuando balbuceaba esas

    palabras en voz alta, record otraancdota que sucedi el mismo da enque conoci a Amelia Gray en elcementerio de Rosehill.

    Esa chica es muy rara dijo suabuela cuando Ree le cont a quinhaba visto. Tiene esa mirada tanparticular Parece que pueda mirarte elalma. Mi prima Lula tambin la tena.Naci en manto, lo sabas?

    Y qu es eso?Es como un velo de piel. Cuando

  • se retira, cabe la posibilidad de que elbeb posea una doble visin.

    Y qu es eso?Significa que puede ver cosas que

    nosotros no, cario.Como magia?Magia? S, supongo que podra

    llamarse asRee desech ese recuerdo y mir a

    su alrededor. En cuestin de segundos,las ventanillas se haban cubierto de unafina capa de hielo y en el interior delcoche se haba instalado un fro inslito,sobrenatural. Sinti un suave hormigueoen el cuello, pero necesit unos instantespara armarse de valor y mirar de reojoel asiento trasero.

  • No haba nadie, por supuesto. Soltuna carcajada temblorosa.

    Los fantasmas no existen.Pero tuvo que decirlo dos veces

    para que su voz sonara algo convincente.

    Hayden Priest comprob lainterpretacin del detector de camposelectromagnticos y frunci el ceo.Ninguna fluctuacin. Era la segundanoche en el cementerio de Oak Grove ytan solo haba conseguido un mseroparpadeo, a pesar de lo que le habaasegurado uno de sus colegas delInstituto de Estudios Parapsicolgicosde Charleston. Segn l, aquel

  • cementerio abandonado era perfectopara captar actividades paranormales.La zona que rodeaba el mausoleoBedford, el monumento ms antiguo deOak Grove, era famoso por sus orbes.Pero Hayden no haba visto nada.Quizs haba llegado el momento derecoger todo y buscar otro cementerio.

    Aunque, para ser sinceros, elmuchacho empezaba a perder la fe en lodesconocido. Durante los ltimos nueveaos, desde su decimosexto cumpleaos,se haba aventurado en el mundo de lacaza de fantasmas. Lo ms cerca quehaba estado de un descubrimientosobrenatural haba sido un sonidoapenas perceptible, que bien podra

  • corresponder al gruido de una criaturasalvaje. Era algo que haba captado consu grabadora de voz digital en uncementerio rural de Kansas, conocidocomo una de las siete puertas delInfierno. Una prueba poco convincenteque no haca justicia a los esfuerzosinvertidos. Pero el doctor Rupert Shaw,el fundador del instituto, gur residentey el hombre que mova todos los hilos,tena un dicho famoso: el campo de laparapsicologa no era apto paracardiacos, ni para impacientes.

    La verdad era que pocas de susinvestigaciones resultaban concluyentes.De las decenas de casos que estudiabael instituto cada ao, tan solo un puado

  • se cerraba sin una explicacin lgica ocientfica. Y, precisamente, era esepuado lo que segua motivando a sustrabajadores.

    O quiz se haba convertido en unaaficin para matar el tiempo, decidiHayden. En cualquier paso, laobservacin de cementerios solitarios leresultaba mucho ms teraputica que lassesiones en grupo a las que sus padres leobligaban a asistir despus del suicidiode su hermano. Hayden no necesitaba unpsiquiatra, ni entonces ni ahora, porquesaba que la muerte de Jacob no habasido culpa suya. Su hermano llevabaenfermo mucho tiempo. La esquizofreniainfantil es una enfermedad muy poco

  • habitual, pero a Jacob se ladiagnosticaron cuando tena ocho aos.A pesar de tomar rigurosamente lamedicacin, segua oyendo voces yteniendo visiones. Aquello solo fue apeor, hasta que una buena maana una deesas voces le dijo que se colgara de lapuerta del armario.

    Durante aos, Hayden no encontrconsuelo. Toda su etapa en el instituto yen la universidad haba sido un chicoatormentado, no por la culpa, sino porpreguntas que nadie poda contestar, nisus padres, ni su psiclogo, ni siquierael sacerdote. Al final, las fluctuacioneselctricas y los cambios de temperaturaque se producan en la habitacin de

  • Jacob le condujeron a buscar respuestasen lugares poco convencionales. Yahora, casi diez aos despus, todavasegua buscndolas. Pero con qufinalidad, de eso Hayden no tena lamenor idea.

    Sali a la carretera y oy un cocheque se acercaba. Seguramente, sera ungrupo de cros. O puede que otrocazador de fantasmas. El corazn se lepar en seco, y el joven escuch. Yesper. Percibi algo entre la niebla.Era como un eco. Un recuerdo. Unaespecie de vibracin extraa. Sinti unescalofro en la espalda y, de repente, sele aceler el pulso. La quietud de esanoche se le haca insoportable, como si

  • estuviera esperando a que los muertos selevantaran de sus tumbas. Un momentodespus, un coche pas de largo yHayden reanud su vigilancia.

  • ILSA

    Esa noche, en cuanto Ree regres a sudiminuto apartamento, prepar unacafetera y se sent frente al escritoriopara trabajar en su tesis. Estudiaba eldesarrollo de la personalidad en edadavanzada. Pero su mente no dejaba dedivagar. Solo poda pensar en losextraos acontecimientos ocurridoshoras antes. As que al final se dio porvencida y rastre la Red en busca deinformacin sobre los Tisdale (unafamilia muy conocida y respetada deCharleston cuyas races se remontaban

  • hasta la fundacin de la ciudad), laOrden del Atad y la Zarpa (unasociedad secreta que se cre a mediadosdel siglo XIX), el cementerio de OakGrove (que yaca abandonado desdeprincipios del siglo pasado) y, porltimo, Amelia Gray.

    Lleg hasta la pgina web de Ameliay oje su portafolio. Contenafotografas del antes y el despus dealgunos cementerios que habarestaurado. A continuacin, ley subiografa de cabo a rabo. Sin duda, suscredenciales eran impresionantes.Licenciada en Antropologa por laUniversidad de Carolina del Sur. Msteren Arqueologa por la Universidad de

  • Carolina del Norte. Dos aos trabajandoen el Departamento Estatal deArqueologa en Columbia antes defundar su propio negocio derestauracin. Y solo tena veintisieteaos. Comparativamente hablando, Reese sinti como una holgazana.

    Se llev el porttil al sof y seenrosc como un gato. Le haba llegadoel turno al blog de Amelia. El juego depalabras del ttulo, Cavando tumbas, lepareci divertido, al igual que losartculos. Se referan a Amelia como laReina del Cementerio. Aquel apodo tancaprichoso traslad a Ree a aquellatarde de domingo en el cementerio deRosehill.

  • Sin pensrselo dos veces, Reeescribi un correo electrnico:

    Me llamo Ree Hutchins.Seguramente, no te acordars dem. Fuimos juntas al colegio, enTrinity. Me gustara hacerte unaspreguntas en relacin con elcementerio de Oak Grove deCharleston. Sera posible vernos?

    Para su sorpresa, Amelia contestunos minutos ms tarde.

    Puedes pasarte por mi casamaana, alrededor de las diez?

    Ree anot la direccin y el nmero

  • de telfono y guard el papel en el bolsopara no olvidrselo. Despus continuleyendo los archivos que Amelia habacolgado en su blog, Cavando tumbas.Perdi la nocin del tiempo. De hecho,se haba quedado tan absorta leyendo lasentradas del blog que ni siquiera sepercat del fro. Supuso que, por error,el aire acondicionado se habaencendido. Las ventanas estabancubiertas de escarcha y un hedor ranciose haba instalado en el interior de lacasa. Ree dedujo que aquel olorprovena de los conductos deventilacin, pues saba que estabanenmohecidos.

    Cuando se levant para ajustar el

  • termostato, oy las notas de una cancin.Al principio, pens que deba de ser elvecino quien estaba escuchando aquellameloda lastimera, ya que las paredes desu apartamento eran tan finas como elpapel de fumar. Pero entonces reconocila cancin: era la misma que haba odohoras antes, al entrar en el campus.

    Intrigada, sigui aquella melodahasta su dormitorio. Los nmeros de suradio-despertador estaban parpadeando,lo que indicaba que se haba ido la luz.Ree haba estado trabajando con elordenador porttil, por eso ni lo habanotado. Al volver la electricidad, laradio se haba encendido. No haba nadade siniestro en eso.

  • Pero la cancin era como siestuviera perdida en el recuerdo, o esopens Ree. Cerr los ojos y se dejllevar por aquella msica conocida ydesconocida a la vez. Pero segundosms tarde aquellas notas acechadorasempezaron a asustarla, as que apag laradio y la sensacin se desvaneci.

    Tras una ducha rpida, se meti en lacama, pero no logr conciliar el sueo.A pesar de estar agotada, no era capazde desconectar. Esa noche le habanocurrido demasiadas cosas inquietantes.Y la que menos le preocupaba era lamuerte de la seora Violet.

    Cuando por fin se durmi, tuvo unsueo de lo ms extrao. Estaba en el

  • cementerio de Oak Grove. Era ella,pero no lo era. Y en lugar de estar en elcementerio dejado de la mano de Diosque era entonces, la necrpolis lucaesplndida, exuberante y bien cuidada,aunque no por ello resultaba menosperturbadora

    Llevaba su vestido favorito, unaprenda de color azul hielo cosida conhilo plateado en la que se reflejaba laluz de la luna. Zigzagueaba entre ellaberinto de lpidas y monumentos delcementerio. Su abuela le haba tradoese vestido de Pars; era un regalo porsu decimosptimo cumpleaos. A supadre no le haba hecho ni una pizca degracia. Pensaba que el corte era

  • demasiado atrevido, rozando lo impuro,as que le prohibi que se lo pusierapara salir de casa. Por eso ella lomantena escondido en el armario, juntocon sus dems tesoros ilcitos. Si algnda alguien descubra esa especie dealijo pcaro

    Estaba tiritando. El frtil aroma ahiedra y tierra hmeda la envolvicuando se detuvo ante una cripta deestilo gtico; la silueta de los chapitelesy cruces de la cripta se distingua bien, apesar de la oscuridad de la noche.Dnde estaba? Haban acordadoreunirse en el mausoleo Bedford, peroy si l haba cambiado de opinin? Ysi crea que ella era demasiado joven y

  • un tab para alguien con susaspiraciones?

    Subi los escalones y sinti unaansiedad creciente que la incomod. Seasom por el vidrio emplomado de lacripta. La luz de la luna se colaba por laventana contraria, pero la espesura delas telaraas le impeda ver qu habadebajo.

    Se dio la vuelta para examinar elcementerio. Las oscuras sombras queproyectaban los antiguos roblesresaltaban el resplandor fantasmagricode las estatuas de mrmol. Aquellosojos ciegos la observaban mientras ellabajaba las escaleras a toda prisa.

    De repente, escuch la msica

  • procedente de una fiesta y se sintialiviada. Estaban tocando su cancin;tena que ser l. Despus de todo, estabaah, envindole un mensaje secreto.Cerr los ojos, alz los brazos y se pusoa bailar.

    Mientras revoloteaba entre losngeles y los santos, le vislumbr por elrabillo del ojo. Ah estaba, enigmtico ypensativo, observndola desde lapenumbra. Dio un paso al frente y la luzde la luna le ilumin. Ella contuvo elaliento. Era tan alto, tan regio, tanelegante. Se abalanz sobre l sinpensrselo dos veces, le rode el cuellocon los brazos y se fundieron en un beso.l continu besndola sin titubear,

  • meneando la lengua en su boca como side una serpiente encantada se tratara,hasta que ella se mare.

    He estado esperndote reprendi la chica, todava jadeando.

    Y aqu estoy replic l, y labes de nuevo, pero esta vez su tacto fuems fro. Te ha costado muchoescaparte?

    Ha sido demasiado fcil respondi ella con una risa nerviosa.Mi padre se march hace horas, as quelo nico que he tenido que hacer esesperar a que todos se fueran a la camaantes de salir por la puerta trasera.

    Nadie te ha visto?Por qu lo preguntas? contest

  • mientras le miraba a travs de sus largaspestaas. Tengo mucha prctica, ya losabes.

    Eres una nia incorregible,verdad? brome l. Despus deslizla mano hasta su pecho y ella seestremeci. Si el viejo supiera qu tetraes entre manos, jams te quitara elojo de encima.

    De veras tenemos que hablar del? protest ella, y se apart un poco. Me prometiste que tenas unasorpresa para m. Dnde est?

    Todo a su debido tiempo.l todava pareca preocupado, y

    ella no pudo evitar angustiarse. Lamsica haba dejado de sonar, y el

  • silencio que reinaba all parecasobrenatural. Dnde se haban metidolos grillos? Y los pjaros?

    Este sitio no me gusta.No saba que te asustaras por

    cualquier cosa se mof l.Quin dice que estoy asustada?

    dijo, y alz la barbilla con ademndesafiante. Sin embargo, se sobresaltcuando oy el crujir de una rama.Qu ha sido eso?

    Seguramente, alguien de la fiesta.Reljate. Toma esto dijo. Sac unapetaca del bolsillo y se la ofreci.Bbetelo.

    Ella tom un buen sorbo y dej queel licor ahuyentara sus temores.

  • Por cierto, quin es toda esagente? Por qu te niegas a decirmecmo se llaman?

    Es un secreto.Todo es un secreto contigo se

    quej. Se cruz de brazos e hizo unmohn. Es que me parece tan infantil,tan estpido reunirseclandestinamente en un cementerio

    T eras la que quera venir.Podr al menos presenciar la

    ceremonia?Oh, s, tendrs las mejores vistas.Esa es mi sorpresa?Shhh. Ya basta de chchara.l no tard en desabrocharle todos

    los botones de la espalda. Al aflojar el

  • ltimo, ella contone los hombros y elvestido cay al suelo. Ah estaba, casidesnuda bajo la luz de las estrellas. Nosinti vergenza ni pudor. Nada salvo elentusiasmo ms decadente.

    Acarici el medalln de plata que lllevaba alrededor del cuello.

    Mi padre tiene uno igual murmur al reconocer el emblema.

    En Charleston, todo aquel que esalguien tiene uno.

    l la empuj al suelo, pero ella serebel y se sent encima, a horcajadas.Con una mirada sombra y cada, seinclin para besarle. Le mordisque ellabio inferior y despus desliz lalengua por su garganta. Cuando lleg a

  • la nuca, le clav los dientes.Pequea vampiresa refunfu

    l, y la agarr por los hombros conbrusquedad. Ya te he dicho que nohagas eso.

    Me dices que no haga muchascosas. Pero despus disfrutas.

    Eso no. Eres como un animal murmur con desprecio. l la apart yse tumb encima, a lo que ella respondicon una sonrisa. Le sujet ambas manospor encima de la cabeza, y dijo:Necesitas una buena leccin.

    La chica no sinti pnico, ni siquieracuando sinti que le apretaba lasmuecas, o cuando not todo su pesosobre su cuerpo.

  • No sinti nada de miedo hasta queoy el cntico

    Un ave nocturna grazn desde lacopa de un rbol. Hayden se pregunt sidebera considerarlo un mal agero. Alldonde la niebla era menos espesa, pudodistinguir un anillo alrededor de la luna.Guarda los espejos y esconde a tushijos, pens mientras, de formadistrada, acariciaba el medalln que lecolgaba del cuello. No era un ojo detigre, pero la plata tambin funcionara.Por suerte, no era supersticioso, lo que,considerando su situacin, resultabairnico.

    A pesar del halo de la luna, losespritus no parecan revolverse en la

  • tumba. La pantalla del detector nomostraba ninguna fluctuacin. Si semarchaba ahora, todava le quedaratiempo de estudiar para el examen que leexiga aprobar el Colegio de Abogados.As se quitara al viejo de encima y sussocios del bufete estaran contentos.

    Comprob el campoelectromagntico por ltima vez. Justocuando estaba a punto de recoger elequipo, volvi a sentirlo, esemovimiento en la niebla. Not unarfaga de aire fro en la nuca que le pusolos pelos de punta. Algo se estabadespertando.

    Escudri sus alrededores y tuvouna corazonada. El corazn le lata a mil

  • por hora. Se gir con sumo cuidado.Ah! Justo detrs de un ngel hechoaicos. Hayden no daba crdito a lo quevean sus ojos. Despus de tantos aos,por fin un fantasma se le habaaparecido en mitad de una nochenebulosa.

    Se qued tan sorprendido que apunto estuvo de tirar el delicadotermmetro que utilizaba para localizarlos puntos ms fros. Emocionado,agarr el mango de aquel chisme. Laobserv durante unos segundos queparecieron una eternidad. Era una chicaplida y frgil que derrochaba encanto.Pareca sacada de un poema gtico.

    Y entonces se percat de que no era

  • un espectro. Su fantasma era de carne yhueso. Llevaba un camisn de algodnblanco muy vaporoso y casitransparente.

    Cuando lleg a los escalones delmausoleo, la joven mir a su alrededor ydespus lade la cabeza, como si algnsonido hubiera llamado su atencin.Poco a poco, levant los brazos yempez a bailar.

    Quiz fuera porque el terreno erairregular, pero aquella muchacha notena un talento especial para la danza,ni tampoco pareca discernir el ritmo, yaque cada dos por tres se tropezaba conlas races que sobresalan o con lpidasa punto de desmoronarse. Hayden la

  • miraba divertido y, a la vez, cautivado.Sin embargo, tras unos segundos,

    empez a sentirse incmodo. Le daba lasensacin de estar espindola, pero noquera asustarla ni abochornarla alanunciar su presencia. Tampoco queraescabullirse sin ms, dejando a la pobrechica sola en un cementerio abandonado.Qu diablos estaba haciendo ah?

    Se aclar la garganta, pero ella no sepercat. Se arm de valor y sali deentre las sombras para asegurarse deque ella lo viera. Se qued helada. Susmiradas se cruzaron. Y entonces ellahizo algo que Hayden jams habraimaginado ni en un milln de aos. Seacerc a l, le rode el cuello con los

  • brazos y le atrajo hacia ella pararegalarle un beso. Le pill tandesprevenido que no tuvo tiempo deresistirse. Pero no pretenda responderal beso. Toda la situacin era de lo msextraa. De pronto, ella apret su cuerpocontra el de l (aquel camisn no dejabanada a la imaginacin) y l empez aexcitarse de tal manera que par. Tenaque salir de ah como fuera. Aquellachica era demasiado rara.

    He estado esperndote dijoella, jadeante.

    Has estado esperndome a m?repiti, y observ su rostro. Tezplida, labios carnosos, ojos azules,adems de una cabellera azabache que

  • ola a jengibre. Al diablo conHawthorne o Poe. Aquella chica era laencarnacin de sus fantasas.

    Ella, que segua movindose como siestuviera adormilada, le agarr de lanuca y le plant otro beso. Tena la bocaabierta, dispuesta a entregarse. Cuandole mordi el labio, Hayden seestremeci. No pudo evitarlo, pero en elfondo saba que necesitaba alejarse deaquella chica.

    No creo queNo te preocupes susurr ella.

    Padre no sospecha nada.Ah, no?Con una sonrisa, busc la mano de

    Hayden y la coloc sobre su pecho. Y,

  • con la otra, trat de alcanzar sus partesbajas.

    Eh. Vas demasiado rpido dijo,y se distanci.

    Ella le observ con una coquetatimidez y empez a desabrocharse elcamisn.

    No es una buena idea. T no meconoces, yo no te conozco

    El camisn cay al suelo. Su pielbrillaba como el mrmol bajo la luz dela luna.

    Dios Mo. Hayden no pretendaquedarse mirando, pero Dios mo!

    Hayden recogi aquel vestidosedoso y se lo entreg.

    Venga, va. Vstete.

  • Ella frunci el ceo, mir a sualrededor, solt un chillido y alz lamano. Le hubiera atestado una buenabofetada en la cara si l no la hubieracogido por la mueca.

    Uau. Eso tampoco es buena idea.Ella abri los ojos como platos.

    Estaba al borde de un ataque de histeria.Qu crees que ests haciendo?

    grit.l alz las manos a modo de

    rendicin.Nada, te juro quePor qu me has trado aqu?Has venido t solita. Yo no he

    tenido nada que ver.Entonces, cmo? farfull.

  • Baj la mirada, resoll y se llev elcamisn al pecho. Oh, seor.

    Era como si le hubieran tiradoencima un jarro de agua fra. Lamuchacha dio un paso atrs, algotemblorosa, avergonzada y un pocoasustada.

    No me toques!De acuerdo.La joven recul hasta la escalera. l

    la sigui a travs de la niebla, pero enningn momento trat de acercarse aella.

    Ests bien? Pareces un pocodesorientada dijo.

    Se puso el camisn y, con torpezaevidente, trat de abrochar los botones.

  • No lo s. No s cmo he llegadohasta aqu. As que aydame, por favor,si me has drogado

    Drogarte? pregunt. Lasituacin solo haca que mejorar.Nunca antes te haba visto, lo prometo.

    Entonces, cmo he llegado hastaaqu?

    Dmelo t respondi l. Susacusaciones le ofendan, pero parecatan perdida y vulnerable que senta quedeba protegerla. A primera vista, estababien. No detect una mancha de sangreni moratones, pero era obvio que lehaba ocurrido algo. No recuerdasnada?

    Todo est tan borroso dijo, y se

  • llev una mano a la frente. Recuerdoirme a la cama y tener un sueo muyextrao.

    Sueo? dijo, aferrndose a lonico que, a su parecer, tena sentido.Quiz seas sonmbula.

    Nunca he caminado dormida.Siempre hay una primera vez para

    todo. Vives por aqu cerca? Quizs enuna de las residencias de launiversidad?

    Pero ella no contest.No me tengas miedo dijo l.

    Si quisiera hacerte dao, ya lo habrahecho, no crees?

    Ella levant la barbilla.Podras haberlo intentado.

  • Era obvio que esa jovencita tenaagallas.

    Puedes marcharte, si eso es lo quequieres replic Hayden, y seal elcamino con la mano. No tratar deimpedrtelo, te lo prometo. Pero debessaber que ests ms segura aqu,conmigo, que en mitad del bosque.Sobre todo si no tienes la ms remotaidea de adnde vas.

    S adnde voy contest ella,pero el temblor de su voz la traicion.

    De acuerdo, est bien. Si esperasa que recoja todo mi equipo, te llevo encoche. Si prefieres irte, ve concuidado.

    Ree saba que lo ms sensato era

  • largarse de all, pero, en lugar de eso, sequed. Aquel completo desconocidohaba conseguido convencerla, lo cual lepareca inexplicable. Era un chicodelgado, atractivo y con un toquealternativo en sus andares y su estilo quele hicieron preguntarse si era un msico,de aquellos que siempre merodean porun afterhours de moda, pero decadenteal mismo tiempo. Sin lugar a dudas, noera el tpico chico que hubiera esperadoencontrarse paseando por un cementerioabandonado.

    No haba ninguna razn lgica que lainvitara a confiar en l, sobre todoteniendo en cuenta que iba mediodesnuda cuando, cuando se despert,

  • por decirlo de algn modo. Aunquealgunos recuerdos estaban borrosos, nohaba perdido la memoria. Le hababesado. Quizs l haba respondido elbeso (esa parte no estaba muy clara),pero estaba convencida de que ellahaba sido la instigadora. Eso noencajaba en absoluto. Ree no era unachica tmida que se sonrojaba concualquier cumplido, pero tampoco eraagresiva, ni sola tomar la iniciativa. Ymucho menos con un tipo que acababade conocer en un cementerio. Aquello lepareci muy raro. Se haba sentidoforzada a besarle, como si su voluntadhubiera quedado completamenteanulada, como si fuera una simple

  • marioneta en un sueo ajeno.Sin embargo, ahora haba

    recuperado la conciencia, estaba enpleno control de sus facultades. Sinembargo, aun as, nada tena sentido.Aquella noche estaba empezando aconvertirse en una pesadilla.

    Entonces, quieres que te lleveo no? pregunt.

    A Ree se le dispar una alarma, peroel sonido era tan dbil que la ignor.

    S, la verdad es que me ira deperlas. Vivo a unas cuantas manzanas deaqu. En el extremo norte del campus.

    Eres estudiante?Estoy escribiendo mi tesis de

    mster, pero tambin trabajo como

  • voluntaria en el Hospital PsiquitricoMilton H. Farrante.

    Ree dedujo que aquel muchachoestaba atando cabos. Una chicadesorientada y sola en mitad de un viejocementerio

    Soy estudiante de Psicologa aadi.

    Ah exclam, como si aquello loexplicara todo. Cmo te llamas?

    Ree Hutchins.Soy Hayden Priest. Recin

    licenciado en Derecho y, en breve,abogado, cuando pase el examen deCarolina del Sur dijo.

    Despus se acerc a ella con ciertacautela y, al comprobar que Ree no hua

  • despavorida, le ofreci la mano. Aregaadientes, ella se la estrech. Unacorriente elctrica le sacudi el brazo.El mero contacto con su piel la mare.Avergonzada, le solt la mano y se lallev al pecho para abotonarse elcamisn hasta el cuello. Sin embargo, lya la haba visto medio desnuda, as quequiz fuera un poco tarde para el pudor.Se pregunt cul habra sido la primeraimpresin de Hayden al verla, peroenseguida se reprendi por pensar eneso. Idiota.

    La mirada de Hayden centelleababajo la luz de las estrellas.

    Todava no confas en m?No s qu hacer.

  • Entonces, por qu le haba dichocmo se llamaba y dnde trabajaba?Por qu no le daba una invitacin porescrito para que la acechara? Por suerte,todava le haba quedado algo desentido comn, pues no le dijo dndeviva. Aunque eso dara lo mismo si alfinal aceptaba el ofrecimiento y lresultaba ser un asesino en serie, oaunque no aceptara la oferta.

    Ech un rpido vistazo a lanecrpolis. En aquellos rincones dondela niebla era menos densa, avist rostrosde piedra resplandecientes. Aquellosojos ciegos le ponan los pelos de punta.

    Por cierto, qu hacas t poraqu? le pregunt.

  • l se rasc el brazo y contest:Un encargo.Qu tipo de encargo?Estoy realizando una serie de

    pruebas para el Instituto de EstudiosParapsicolgicos de Charleston. Hasodo hablar de la institucin?

    Aquello llam la atencin de lajoven.

    Eres un cazafantasmas?Yo prefiero llamarlo investigador

    de lo paranormal. El trminocazafantasmas es muy limitado. Llegadoel momento, tambin estara dispuesto aseguir el rastro de un vampiro, unhombre lobo o incluso un zombi.

    Aunque saba que estaba bromeando,

  • un escalofro le recorri la espalda.Un pasatiempo poco habitual para

    un abogado.Un futuro abogado. Los tribunales

    son bastante claros al respecto.As que estabas rondando en el

    cementerio en busca de fantasmas, meequivoco?

    Escuchando fantasmas. Hay unagran diferencia.

    Y has odo algo? pregunt,ansiosa. Voces, msica, cnticos

    Cnticos? repiti, y seaproxim un paso ms. Aunque a juzgarpor su aspecto pareca un joven de loms inocente, su mirada era intensa,profunda. Eso sera muy interesante,

  • pero no. No he logrado captar ms queun susurro. Ni psicofonas ni fenmenosde voz electrnica en el medidor decampos electromagnticos, ni cambiosradicales de temperatura, ni nadaextrao en la caja de Frank. Nada,nothing, zilch.

    Y por qu no lo dejas de unavez?

    Porque s que hay algo aqu murmur. Ree percibi un temblor deemocin en su voz. No lo notas? Escomo un eco, como una vibracin

    Ree s not algo cuando l laatraves con la mirada.

    Pero ningn fantasma sentenciella.

  • Hayden se encogi de hombros.Quiz no los oigas porque no

    existen.Ya lo pillo, eres una incrdula.Alguna vez has visto un

    fantasma?No admiti l.Has odo alguno?Eso se puede debatir.Y, aun as, sigues creyendo que

    existen.l prefiri no continuar aquella

    conversacin. Se limit a mirarlafijamente. Bajo la luz de la luna, Haydenpareca un tipo plido y misterioso. Reese estremeci.

    Cuntame tu sueo solt por

  • fin.A Ree no le apeteca recordar ni

    explicar lo ocurrido, y menos todavacompartirlo con l, pero, en cuantoHayden la agarr del brazo, se deshizopor dentro. Entre ellos se haba creadoun extrao vnculo, un vnculo que leproduca desconfianza. Pero tampocopoda ignorarlo. As que se sent en unode los peldaos del mausoleo, a su ladoy, por alguna razn, Hayden dej de serun completo desconocido. Poda charlarcon l. Adems, a primera vista, parecaque se le daba muy bien escuchar. Encuestin de unos minutos, Ree se dejllevar y le explic algunos de losacontecimientos que haba vivido desde

  • la muerte de la seora Violet, aunque,por supuesto, evit tocar el tema delchantaje. Si, por alguna razn, aquellollegaba a odos del doctor Farrante, estesospechara que ella era la fuente y dabamiedo pensar hasta dnde estaradispuesto a llegar el reputado profesorpara proteger su trabajo y su legadofamiliar.

    Crees que la muerte de la seoraViolet provoc el sueo? preguntHayden cuando Ree acab de relatar suhistoria.

    Probablemente. Pero no era lajoven del vestido azul. De eso estoy casisegura. Sospecho que aquella muchachaera su madre, Ilsa. Segn la dedicatoria

  • del libro, Ilsa tena diez aos en 1915.Violet pasaba de los ochenta cuandofalleci. O sea, que naci a principiosde siglo, cuando Ilsa era unaadolescente.

    Por qu crees que Violet acaben un hospital psiquitrico?

    No tengo ni idea. Pero llevaba ahmuchos aos. Ninguna de las enfermerasrecuerda cundo ingres. Creo que elhecho de que la internaran estrelacionado con su madre. Algo horriblele ocurri a Ilsa en este cementerio.

    Has dicho que oste unos cnticosen el sueo. Recuerdas qu decan?

    La verdad es que no. Me dio lasensacin de que era una especie de

  • ritual, pero no era ms que un sueo.Y, sin embargo, aqu ests.Y ah estaba l tambin. A Ree le

    inquietaba que un tipo pudiera pasearsecomo si nada por un cementerioabandonado, en mitad de una nochecerrada.

    Es posible que Ilsa est intentandoponerse en contacto contigo dijo.

    A travs de un sueo?Has tenido otras experiencias

    inusuales? Rincones fros, descargaselctricas, algo extrao?

    Ree pens en la radio de suhabitacin, en el reloj que marcaba lasocho y media sobre la mesita de nochede Violet. Pens en la escarcha que

  • cubra los cristales de su apartamento, elolor a moho que inundaba su habitacin,la percepcin de que haba alguienconstantemente detrs de ella. Respirhondo.

    Qu ocurre? pregunt l.No creo en los fantasmas.Ya me he dado cuenta.Pero, desde que Violet falleci,

    no logro librarme de la sensacin de quealguien me persigue, y necesitocomprobar que no hay nadie pisndomelos talones cada dos por tres. Y, adems,esa meloda tan extraa no deja deacecharme. Es inquietante. Como unrecuerdo perdido.

    Contina.

  • No hay nada ms que contar. Todoes producto de mi imaginacin, porsupuesto. He estado trabajando mucholtimamente, y estoy bajo mucha presinpara acabar la tesis. Cuando estoyagotada, la mente me juega malaspasadas.

    Ests segura de que eso es todo?Se abraz la cintura.Los fantasmas no existen, y punto.Hasta esta noche, apuesto a que

    creas que caminar sonmbula por unviejo cementerio era casi imposible.

    Eso es diferente subray Ree,que sinti un dedo de hieloacaricindole la espalda. Crees queestoy experimentando algn tipo de

  • actividad paranormal?Hayden escudri la necrpolis en

    ruinas.Creo que hay muchas cosas de

    este mundo, y del ms all, que nopueden explicarse.

    Sus palabras, pero ms an su tonode voz, le calaron hasta los huesos.

    Eso suponiendo que me estnacechando. Por qu yo?

    Podra ser por simple proximidad.El fantasma necesitaba un conducto, y testabas a mano. O

    Ella le mir de reojo.O qu?Existe una leyenda china sobre

    fantasmas hambrientos, entidades que

  • devoran emociones humanas. Sonespritus cuyo nico propsito espermanecer en nuestro reino, y para ellodeben alimentarse de nuestro calor, denuestra energa.

    Aquello perturb a Ree. Eraevidente que no estaba bromeando.

    Y cmo puedes librarte de ellos?No puedes. Son ellos los que se

    libran de ti, agotando poco a poco tufuerza vital.

    Se abraz an ms fuerte.Quisiera dejar claro, una vez ms

    que no creo en fantasmas. Pero si tuintencin es asustarme, lo estslogrando.

    Perfecto, porque, hasta que

  • descubras qu tipo de entidad te acecha,debes andarte con mucho cuidado. En elmejor de los casos, este fantasma habrelaborado un plan de accin. Debesaveriguar qu quiere.

    Como si fuera tan fcil.Tratar con fantasmas nunca es

    cosa fcil avis l. Norma nmerouno: espera lo mejor y preprate para lopeor.

    Cul es la norma nmero dos?l titube.No vendamos la piel del oso antes

    de cazarlo. Ya nos ocuparemos de eseasunto.

    Vendamos? Ocuparemos?Yo soy un cazafantasmas y t

  • tienes un fantasma. Eres un regalo cadodel Cielo o del Infierno, segn semire.

    A la maana siguiente, al recordar loocurrido, Ree trat de convencerse deque el episodio del cementerio formabaparte del sueo cuyo protagonista eraIlsa, porque la alternativa leperturbaba. En algn momento, en mitadde la noche, se haba levantado de lacama, haba salido de casa con uncamisn transparente y vaporoso y habaatravesado el campus universitario.Despus, se haba sumergido en elespeso bosque que se alzaba ms all

  • del campus y haba conseguido escalarel muro que protega un cementerioabandonado. Y, como guinda del pastel,haba intentado seducir a un completodesconocido. No quera ni imaginarsequ habra ocurrido si en lugar deHayden se hubiera topado con otro chicoen aquella necrpolis.

    A decir verdad, se haba comportadocomo todo un caballero. No solo lahaba dejado en casa sana y salva, sinoque tambin le haba dado su nmero detelfono por si se encontraba otra vez enuna situacin comprometida. Haba sidotan amable con ella que Ree se sintiobligada a devolverle el favor. Bueno,obligada tampoco. A decir verdad,

  • quiso allanarle el camino y ponrselofcil porque era el primer chico que lehaba atrado desde, desde tiemposinmemoriales.

    La noche anterior, despus de que ladejara en casa, se pas muchsimotiempo pensando en l. Estaba en unpunto crtico de su tesis, as quecualquier momento libre, del da o lanoche, deba dedicarlo a escribir. Perono pudo. A pesar de no tener ni una gotade sueo, decidi meterse en la cama ydivagar, preguntndose cuntos aostendra Hayden, de dnde sera o sitendra novia.

    Era casi inconcebible que pudieraobsesionarse tanto con l despus de

  • todo lo que le haba sucedido. Y nopoda pasar por alto que era uncazafantasmas. Ni en un milln de aosse habra figurado que alguien tanalternativo pudiera atraerle. Pero quizseso formara parte de su encanto. Erandos polos completamente opuestos.

    Amaneci y empez a prepararsepara asistir a clase, con Hayden todavaen la cabeza. Haba encendido latelevisin, pero el volumen estaba tanbajo que le resultaba imposibledistraerse. Sus pensamientos no dejabande volar hacia la misma fascinantedireccin, de evocar una misma imagen:Hayden y ella abrazados en uncementerio rodeado de bruma. Solos y

  • olvidados, como si el mundo que seextenda ms all de aquellos muros sehubiera evaporado. All hablaban demisterios inexplicables y losdescifraban.

    Y entonces, mientras guardaba unapila de notas y papeles en su maletn, lapantalla del televisor mostr unafotografa que le hizo olvidarse deHayden de inmediato. Jadeando, cogiel mando y subi el volumen.

    A Jared Tisdale, el tipo que habavisto saliendo del despacho del doctorFarrante, lo haban encontrado muerto ensu casa a primera hora de la maana.Haba recibido un balazo. La polica notena sospechosos, ni testigos, ni un

  • motivo.Ni un sospechoso ni un motivoRee se desplom sobre el sof.

    Haca menos de veinticuatro horas habaescuchado a Jared Tisdale chantajear aNicholas Farrante. Y ahora Tisdaleestaba muerto.

    No saques conclusionesprecipitadas. Quizs el asesinato deese tipo no guardaba ningn tipo derelacin con la discusin que habaodo. Tisdale haba asegurado que debauna gran suma de dinero a gentedespreciable. Tampoco era tandescabellado suponer que su asesinatopudiera estar, en cierto modo, conectadoa sus deudas de juego.

  • Ree todava estaba intentandoconvencerse de que nada de aquello eraasunto suyo cuando, de repente, son eltelfono. Se sobresalt. En general, erauna chica tranquila, sensata, con lacabeza bien amueblada, pero lasnoticias sobre la inesperada muerte deTisdale la haban alarmado.

    Todava en estado de shock, levantel auricular y se lo llev al odo.

    S?Espero que no sea demasiado

    pronto para llamar. Tampoco pretendoparecer impaciente.

    Quin eres?Una pausa.Hayden dijo, y Ree se agarr

  • al auricular. Nos conocimos anochecontinu, y balbuce algoincomprensible. No te acuerdas dem, verdad?

    Por supuesto que me acuerdo respondi ella. De hecho, no habahecho otra cosa que pensar en l, almenos hasta enterarse de que habanasesinado a Tisdale, una noticia que lehaba devuelto al mundo real de lamanera ms brusca posible. Lo siento.Estaba distrada se disculp, y desvila mirada hacia la pantalla del televisor.Por suerte, la fotografa habadesaparecido y el presentador estaba yacon otra historia.

    Algo va mal?

  • Podra decirse que s.Puedo hacer algo?Pareca preocupado de verdad. Ree

    repar en que haca mucho tiempo queno tena un confidente. Su madre seguaencerrada en su propia amargura, y supadre estaba demasiado ocupado con sunueva vida. No saba cmo habaocurrido, pero, en algn momento, entrela universidad y el posgrado, todas susamigas haban seguido su camino y larelacin se haba enfriado mucho. Hastaentonces, jams se haba sentido tansola.

    Ree?Quiz puedas ayudarme

    reconoci. Creo que no me ira mal un

  • consejo legal.De acuerdo, pero debes entender

    que no se me permite ejercer sinlicencia. Cualquier consejo que puedaofrecerte se considerar no oficial.

    Pero supongo que, aun as, podracogerme al secreto profesional entreabogado y cliente.

    Hayden se puso serio.Qu ocurre?De pronto, sinti el peso del mundo

    entero sobre sus hombros. Se lehumedecieron los ojos y se puso furiosa.Haban asesinado a alguien. Sus seresqueridos se haban quedado sin l. Noera momento para compadecerse de smisma.

  • Ayer no te cont toda laconversacin que escuch en el hospital.

    No?Un tipo llamado Jared Tisdale

    chantaje al doctor Farrante. Leamenaz con sacar a la luz un secretoque sus familias han mantenido ocultodurante tres generaciones. Sea cual sea,esa informacin est relacionada con laseora Violet y con su madre, Ilsa.Acabo de enterarme por las noticias deque han encontrado a Tisdale muertoesta maana en su casa. De un disparo.Quiz no sea ms que una macabracoincidencia. Quiz no tiene nada quever con el doctor Farrante. Pero si voy ala polica

  • Qu quieres decir con si, Ree?Se pas unos dedos temblorosos por

    el cabello.El doctor Farrante acabar por

    saber que me col en su despacho y oesa conversacin. Si l mat a Tisdale,qu le impedir venir a por m?

    Si Farrante est implicado en elasesinato, acudir a la polica ser tumejor proteccin asegur Hayden.Y si no les dices lo que sabes, entrminos tcnicos, ests obstruyendo unainvestigacin oficial. Y eso no tebeneficiar.

    Lo s, peroEn ciencia forense, el mejor modo

    de establecer una cronologa fiable es

  • encontrar a la persona o personas quevieron a la vctima con vida por ltimavez. Y esa podras ser t, Ree. Por nomencionar el hecho de que podrasproporcionar un mvil.

    No me ests diciendo nada nuevo,pero supongo que necesitaba que alguienme lo dijera alto y claro.

    Te acompaar propusoHayden. Lo llamamos apoyo moral.

    Haras eso por m? pregunt, yde inmediato se sinti pattica.

    Deja que solucione unos asuntospor aqu. Nos vemos en la puerta de lacomisara en media hora

  • Pero Hayden no apareci. Reeesper casi cuarenta y cinco minutosdelante de aquel edificio, en Lockwood,y se dio por vencida. Tras subir lasescaleras de la puerta principal, cuadrlos hombros y entr decidida antes decambiar de opinin. No tardaron enescoltarla hacia un despacho pequeo yantisptico donde le dijeron queesperara a alguien llamado Devlin.

    El detective apareci unos minutosms tarde. Era un tipo alto y estiloso,con pelo oscuro y una tez plida, casicadavrica. Curiosamente, ese rasgorealzaba todava ms su atractivo. Ree

  • supuso que rondara los treinta y pico,aunque, cuando giraba la cabeza haciaun ngulo concreto y la bombilla leiluminaba de una determinada manera,aparentaba diez aos ms. Tena unospmulos prominentes y definidos, y unoslabios carnosos y esculpidos. Cuandoentr en la sala, el aire parecicolapsarse. Ree se qued sin aliento. Sucarisma casi se poda palpar, unaintensidad muy masculina. En cuestinde segundos, Ree se sorprendipensando cosas oscuras. Cosasinapropiadas. Y eso le record aHayden y dese que, en ese momento,estuviera ah, con ella.

    Cuando la mirada de Devlin se cruz

  • con la suya, Ree record algo que suabuela le haba dicho de Amelia Gray:Tiene esa mirada tan particularParece que pueda mirarte el alma.

    Aquella frase describa a laperfeccin los ojos del detective.

    Sinti un escalofro y mir haciaotro lado. l dio un par de zancadas y sesent frente a ella.

    Segn tengo entendido, ustedposee cierta informacin en relacin conel asesinato de Jared Tisdale.

    Su voz era profunda y hablaba con lasensual cadencia de un nativo deCharleston.

    Tengo informacin sobre JaredTisdale aclar Ree, pero no s si

  • est relacionada con su muerte.Devlin desliz la grabadora hacia el

    borde del escritorio. Ree se fij en quetena unas manos grciles, con unosdedos largos y elegantes

    Si no tiene objecinDe hecho, s la tena, pero se senta

    demasiado intimidada como parareconocerlo en voz alta.

    No, est bien farfull. Trat decalmarse. El implacable escrutinio deDevlin la inquietaba.

    Diga su nombre, direccin yocupacin le orden.

    Ree empez hablar justo cuandoalguien abri la boca. Un tipo, otrodetective, asumi ella, asom la cabeza

  • en el despacho.Se le necesita ah fuera.Devlin frunci el ceo.Estoy en mitad de un

    interrogatorio.Esto no puede esperar.El detective dedic una mirada de

    arrepentimiento a Ree y se puso en pie.Lo siento. No tardar mucho.La joven asinti y sigui sentada

    donde estaba, jugueteando con losdedos, durante unos minutos. Despus,se le acab la paciencia y se levant. Sedirigi a la puerta y mir por el cristal:tras esa caja de cerillas se extenda unainfinidad de escritorios y cubculos.Advirti el perfil de Devlin tras el panel

  • de cristal de otro despacho. No estabasolo. Haba otro tipo con la espaldaapoyada en el cristal y el detective quehaba venido a buscar a Devlin estabafrente a l. Por lo visto, la conversacinera tensa y acalorada. Devlin pareca unmero espectador, aunque Ree intua que,cuando hablara, los dos se callaranpara escucharle.

    De pronto, el tercero en discordia sevolvi. Ree recul. El pulso se leaceler. Era el doctor Farrante.

    Aquello no poda ser bueno. Enabsoluto.

    Se aferr al asa de su maletn yabri la puerta.

    Puedo ayudarla?

  • Una agente de polica que pasabapor ah haba pillado a Ree espiando loque ocurra en la sala principal.

    Se aclar la garganta.Querra ir al lavabo de seoras.La polica lade la cabeza.Por ah. Y despus a la izquierda.Gracias.Ree decidi no hacer ninguna parada

    en el bao; pas de largo, atraves elvestbulo, baj las escaleras y en ningnmomento mir atrs. Por fin lleg alaparcamiento. Y fue entonces cuandooy a alguien gritar su nombre.

    Era Hayden. Acababa de aparcar yse diriga hacia ella a toda prisa. Sintiuna oleada de alivio y, sin pensrselo

  • dos veces, se lanz a sus brazos. Haydense qued petrificado por el gesto, perola estrech con dulzura.

    Eh, qu pasa?Ree se separ lo suficiente como

    para mirar por encima del hombro.Necesito salir de aqu.Nueve de cada diez hombres la

    habran avasallado a preguntas, peroHayden tan solo dijo:

    Tengo el coche justo ah.Y el mo?Lo vendremos a recoger despus.

    Vamos.Al cabo de un instante, dejaron atrs

    el aparcamiento. Hayden la mir por elrabillo del ojo.

  • Por cierto, siento el retraso. Lareunin con mis socios se ha alargado yno se permiten telfonos mviles, poreso no he podido avisarte.

    No pasa nada. Fue entoncescuando se percat de por qu estaba tandistinto. Llevaba traje. Aquel era elHayden aspirante a abogado. El Haydentrajeado y convencional. Te quedabien coment, una observacinbastante vana teniendo en cuenta lasituacin.

    Gracias respondi. Se afloj elnudo de la corbata, se la quit y despusse desabroch el ltimo botn de lacamisa. Ahora ya puedo respirar.

    Ree pens en el doble sentido de esa

  • frase.Bueno, qu ha pasado all dentro,

    Ree? Ests ms plida que un cadver.Hizo una mueca. Lo siento, ha sidoun chiste malsimo.

    Le cont que haba visto al doctorFarrante.

    Hayden le escuch con atencin ydespus se encogi de hombros.

    A ver, es posible que estuviera ahpor la misma razn que t.

    Ya lo he pensado. Pero haba algoextrao en aquella reunin. Me dio lasensacin de que los tres se conocanmuy bien. Y la conversacin parecamuy tensa. Ola a conspiracin, creme.

    Y el olor atravesaba el cristal

  • del despacho principal? Deba de sermuy potente dijo con irona.

    Brlate todo lo que quieras, perosoy muy buena en lo que se refiere allenguaje corporal. Es una de misespecialidades.

    Y no lo pongo en duda. No meestoy burlando. Tan solo estoy haciendode abogado del diablo. Qu ganaranesos dos detectives si conspiraran conNicholas Farrante?

    Quizs el doctor les estsobornando. O puede que trabajen parala Orden del Atad y la Zarpa.

    Dio un volantazo para esquivar a unaardilla.

    Es una sociedad secreta, como la

  • Sociedad de la Calavera y el Hueso deYale aclar ella.

    S, ya haba odo hablar de ella murmur el chico, que segua con lamirada clavada en la carretera.Muchos que creen que no es ms que unaleyenda urbana. Y, de todas formas, qutiene que ver esa secta con Farrante?

    Sospecho que es miembro. Oadvertirle a Tisdale que no se atrevieraa ir en contra de los deseos de la orden.

    Interesante musit Hayden.Dijo algo ms?

    Sobre la orden? No, pero anochehice mis pesquisas admiti Ree. Sefund antes de la guerra civil. Soloreclutan a personas pertenecientes a las

  • familias ms prominentes de Charlestony siempre ha tenido miembrosdirigiendo puestos polticos,empresariales y educativos. No seradescabellado pensar que, durante unapoca, la orden gobernara la ciudad.

    No pretendo sonar elitista, perodudo mucho que un detective de lapolica se ajuste a esos criterios opin Hayden.

    Oh, pero Devlin s. No es unagente comn y corriente. De hecho, notiene nada de comn ni de corriente. Elmodo en que habla, en que viste, en quecamina Huele a dinero. A dinerocontante y sonante. Lo juro.

    Hayden le mir de reojo.

  • Por lo visto, te ha dejadoimpresionada. Debera ponermeceloso?

    No, no es mi tipo murmur Ree. Y, si de veras es miembro de laOrden del Atad y la Zarpa, muchomenos.

    Es bueno saberlo musit l.Ree mir por la ventana y observ el

    paisaje. Haca una maana soleada yluminosa, pero no pudo evitar fijarse enunos lejanos nubarrones que anunciabantormenta.

    No puedo creer que esto me estpasando a m. Ayer, a esta misma hora,mi mayor preocupacin era acabar latesis para graduarme, encontrar un

  • trabajo y saldar mis deudas. Veinticuatrohoras despus, soy una testigo de lainvestigacin de un asesinato. Y, por sifuera poco, ahora mismo la polica debede estar buscndome.

    Intenta relajarte. Ya se nosocurrir algo.

    Para ti es fcil decirlo. Suspir. Lo siento. Te has portado genial.Estoy al borde de un ataque.

    Comprensible. Quiz te sentarabien ir a algn sitio tranquilo y charlarsobre el tema. A qu hora empiezas lasclases?

    Por la tarde, pero he concertadouna reunin con Amelia Gray a las diez.

    Quin es?

  • Ree se retir un mechn de pelodetrs de la oreja.

    No te habl de ella? Es larestauradora de cementerios quemencion Tisdale. Nos criamos en elmismo pueblo, as que me puse encontacto con ella. Pens que quizpudiera darme ms informacin sobreOak Grove.

    Muy inteligente. Te importaraque me uniera a vosotras?

    Ree se gir. l la estaba observandofijamente. La mirada fulminante deHayley la incomodaba porque, enrealidad, no lograba descifrarla.

    No tienes que volver al bufete?l dibuj una amplia sonrisa antes

  • de contestar.Estn acostumbrados a mis

    desapariciones. Asumirn que estoy enalguna biblioteca, preparndome para elexamen estatal.

    Y cunto tiempo llevasescabullndote del bufete de abogadospara estudiar? pregunt con tonodivertido.

    Desde diciembre. Lascircunstancias me impidieronpresentarme a la convocatoria defebrero, as que tendr que esperar ajulio. Eso me deja mucho tiempo para unproyecto personal un tanto extrao.

    Acaso la consideraba uno de susproyectos personales extraos? Volvi a

  • observarla con atencin, pero esta vezcon una sonrisa embaucadora.

    Qu? pregunt ella.Nada. Hblame de esa tal Amelia

    a la que vamos a ver.Ree sigui pensando en esa sonrisa.Era una nia distinta. No

    recuerdo verla en una fiesta, ni en unbaile, ni en ningn acontecimientosocial. Se pasaba la mayor parte deltiempo paseando en cementerios. Supadre se encargaba del mantenimientode uno, y creo que ella le ayudabamuchsimo. No era una marginada, peroreconozco que muchos laconsiderbamos un bicho raro.

    En ese caso, me muero por

  • conocerla anunci Hayden.Ree sinti un cosquilleo

    desconocido: eran celos. Y eso la pilltotalmente por sorpresa.

    Un poco ms tarde, cuando Ameliale abri la puerta de su casa, Ree sepregunt si no habra exagerado un pocola excentricidad de la restauradora, yaque pareca una chica de lo ms normal.Ni rastro de vestidos de seda vaporosos.Ni coronas de rosas. De hecho, suatuendo encajaba a la perfeccin con suedad: vaqueros, camiseta y deportivas.Maquillaje muy ligero. Cola de caballo.Una chica corriente.

  • Cuando Amelia los invit a entrar ensu estudio, Hayden arque una ceja yRee se encogi de hombros. Su estudioera encantador, con estanteras queforraban las paredes de libros y unosenormes ventanales que daban a unjardn. Mientras la anfitriona preparabaalgo de t, ambos estudiaron lasinstantneas enmarcadas que colgabande la pared. Eran fotografas con dobleexposicin que mezclaban cementerios ypaisajes urbanos. El efecto era precioso,pero un tanto siniestro para Ree.

    Desde cundo te interesan loscementerios? pregunt Amelia encuanto regres con una bandeja paraservir el t.

  • Es una aficin muy reciente respondi Ree, aunque sola visitarRosehill con mi abuela. Los smbolosesculpidos en aquellas antiguas lpidasle encantaban. Los llamaba arte decementerio.

    A m tambin me fascinan coment Amelia mientras jugueteaba conlas tazas. El simbolismo decementerios puede darnos muchainformacin sobre los difuntos. Cmovivieron y cmo murieron. Y sobre losseres queridos que dejaron atrs.

    Les ofreci t y despus los invit asentarse en un divn. Ella, en cambio,opt por acomodarse en el silln quehaba tras el escritorio. Ree y Hayden se

  • sentaron el uno al lado del otro con sustazas en la mano.

    Ree contempl a la chica que tenaenfrente. All sentada, con esa luzmatutina tan brillante, pareca inocente,joven, incluso ms joven que Ree, perohaba algo oscuro en su rostro. Algo froy sombro que se esconda tras sumirada azul.

    As que el cementerio de OakGrove dijo al fin.

    Ree habra jurado que Amelia seestremeci cuando oy mencionar esenombre. Aunque probablemente eranimaginaciones suyas estaba inventando.Por qu a Amelia Gray, de todas laspersonas del mundo, le repulsara el

  • nombre de un cementerio?Tengo entendido que estn

    contemplando tu nombre para larestauracin dijo Ree. Y por esome he puesto en contacto contigo. Pensque quiz podras responder algunas demis preguntas.

    Amelia pareca sorprendida.Segn lo pactado, el proyecto de

    Oak Grove no debe salir a la luz hastaque la restauracin haya acabado.

    No s nada de eso reconociRee. Lo cierto es que tu nombre salien una conversacin privada, que, porazar, o.

    Ya veo.Ir al grano. Queremos averiguar

  • cundo y por qu el cementerio fueabandonado intervino Hayden. Hastaentonces, no haba soltado palabra. Reese haba encargado de dirigir la reunin.

    La joven dej la taza a un lado y leobserv. Su mera presencia resultabatranquilizadora a la par quedesconcertante. Tranquilizadora por elepisodio en la comisara, ydesconcertante porque la atraccin quesenta hacia l era magntica. Nunca sehaba colgado de alguien tan rpido,aunque el modo en que se habanconocido creaba un elemento fantasiosoque alimentaba su atraccin. Uncementerio sumido en una nube deniebla, un atractivo desconocido y un

  • sueo que le haba guiado hasta l. Reese estremeci y volvi a centrarse en laconversacin.

    Me temo que no p