1
DÍA Irensu del domingo rnDD^^ ^ " " n D D a D a a a a u u L A revolución que en los últimos años se ha llevado a cabo en el transporte ma- rítimo, ha influido notablemen- te en las empresas navieras que, por tradición, se dedicaban a trá- ficos determinados y precisos. En la época de los containeres, «ro-ro», petroleros-mineraleros, graneleros, quimiqueros y tantos y tantos nuevos tipos de mercan- tes altamente especializados, la mentalidad de los navieros ha cambiado y, con ella, las flotas amparadas bajo las contraseñas respectivas, todas ellas tradicio- nales en las aguas remansadas a la sombra del macizo de Anaga. Si a todo esto añadirnos la de- saparición de numerosas empre- sas, la fusión de otras y el cam- bio de orientación del tráfico ma- rítimo, bien comprendemos que todo ello se.refleja en las tradi- cionales líneas de navegación y, por tanto, en los puertos que, como el de Santa Cruz de Tene- rife, eran de escala habitual y re- gular. Por lo que a nuestro puerto respecta, ya no recalan los mix- tos que, bajo la contraseña de la Blue Star Line, mantenían servi- cios regulares con los puertos de África del Sur, Australia y Nue- va Zelanda. Con tales «motors- hips» se fueron para siempre los bien recordados «Argentina Star», «Brasil Star», «Uruguay Star» y «fóraguay Star» que, al desaparecer, fueron sustituidos por los frigoríficos italianos de la Calmedia, filial de la empre- sa británica. Los barcos de la estrella azul sobre círculo blanco —estampa- do éste en el rojo de la chime- nea con coronamiento negro— comenzaron a ser conocidos en Santa Cruz de Tenerife a partir del 9 de junio de 1930, fecha en la que, al mando del capitán Moulton, por vez primera arri- bó el «Arandora Star». Este era el trasatlántico que, en aquella época de flotes bajos —cuando la depresión de Wall Street— la naviera dedicaba ex- clusivamente a cruceros de tu- rismo. Tras el «Arandora Star», otros trasatlánticos con turismo —«Adriatic», «France», «Du- chess of Atholl», «Samaría», «Calgaric», el tristemente céle- bre «Laconia», «Atlantic», «Ca- ronia», etc.— y, el 30 de abril de 1932, arriba el «Napier Star». Este fue el vapor que inició las escalas regulares de la Blue Star Line en Santa Cruz de Tenerife, para en el Muelle Sur, realizar el relleno de combustible líquido, faena que hasta entonces se ha- bía llevado a cabo en fondeo y aguas de San Vicente de Cabo Verde. Tras el «Napier Star» arribó el «Avila Star» y, así, se inició la larga etapa de la Blue Star Line con el puerto de Santa Cruz de Tenerife. Largo —muy largo— resultaría plasmar en es- tas líneas la historia de los bar- cos que, con la estrella azul en la chimenea y contraseña a tra- vés de los años recalaron por es- tas aguas remansadas y a la con- signación de Hamilton atracaron en el Muelle Sur. Por tanto, y como símbolo, sólo trataremos de los trasatlánticos que, en 1927, iniciaron el servicio regular a puertos de América del Sur y, desde 1932 hasta el final de sus vidas en la mar, permanecieron fieles a la cita tinerfeña. Fue en 1925 cuando la navie- ra Blue Star Line decidió estable- cer un servicio de pasaje y car- ga para, así, terminar con las im- posiciones de la South American Freight Conference y conseguir su admisión en ella. Los contra- tos para la construcción de los «liners» —también la de varios mixtos de carga y pasaje— fue- ron adjudicados a las empresas Cammell Laird, en Birkenhead, y John Brown and Co. Ltd., en Clydebank. Los antiguos trasatlánticos de la Blue Star Line El «Arandora Star» que, al mando del capitán Moulton, arribó por vez primera el 9 de junio de 1930. Venía en crucero de turismo y, cuando el 2 de julio de 1940 fue torpedeado y hundido, el capitán Moulton pereció con su barco El «Avila Star» que, el 6 de mayo de 1932, tras el «Napier Star» arribó a Santa Cruz de Tenerife en viaje inaugural LOS «ALMEDA STAR» Y «ANDALUCÍA STAR» El 29 de junio de 1926, en ios astilleros de la citada Cammell Laird fue botado el «Almeda» —más tarde rebautizado «Alme- da Star» —que, de 1.238 tone- ladas de registro bruto, tenía es- lora de 163 metros y manga de 20,8. Era la construcción 919 de dicha factoría naval y, tras las pruebas de mar —que tuvieron lugar en los primeros días de diciembre— en febrero del año siguiente, ya arranchado a son de mar, zarpó de Londres en viaje inaugural a puertos sudamerica- nos. En los viajes de ida, los vapo- res de la Blue Star Line hacían escalas regulares en Lisboa, San Vicente de Cabo Verde —luego Santa Cruz de Tenerife— Río de Janeiro, Montevideo y Buenos Aires. En los de vuelta recalaban por los mismos puertos y, así, la naviera se incorporó luego a la South American Freight Confe- rence. El «Almeda Star» estaba equipado con dos grupos de tur- binas Parsons que, con 8.400 Shp sobre dos líneas de ejes, le da- ban media de 16 nudos a régimen normal, si bien en las pruebas de mar y consumo alcanzó y sostu- vo sin esfuerzo alguno los 17. Con acomodación para 160 pa- sajeros en primera clase —los camarotes se repartían en cuatro de las siete cubiertas del «li- ner»— y, en bodegas, tenía capa- cidad para la estiba de 419.480 pies cúbicos de productos pere- cederos. La estampa marinera del «Al- meda Star» —luego repetida en sus gemelos— era sobria y ele- gante, muy de acuerdo con la época: branque recto, popa de espejo, dos palos en caída ele- gante —a son de igual número de chimeneas con sombrerete— y, en los extremos del castillo, al- cázar y toldilla, repartía cuatro pares de posteleros. El «Andalucía» —luego «An- dalucía Star» —fue la construc- ción número 920 de la citada Cammell Laird, en cuyos astille- ros fue botado el 21 de septiem- bre de 1926; en los primeros días de marzo del año siguiente, a la altura de Skermorlie llevó a cabo las pruebas de mar y, poco des- pués, zarpó en viaje inaugural a Buenos Aires. Y fue así que, con estas dos unidades y los mixtos, la Blue Star Line bien se colocó en la línea del Plata, ya que los dos «liners» de la Royal Mail Steam Packer Co. —los «Astu- rias» y «Alcántara»— tenían menos velocidad y, con los mo- tores que entonces nevaban, ado- lecían de mucha vibración. En 1935, el «Almeda Star» fue modernizado y, con proa Maiern —entonces denominada «de cuchara»— su tonelaje ascen- dió a 14.935 toneladas y la eslo- ra a 181,9 metros. La acomoda- ción para pasajeros quedó en 190 pero, al mismo tiempo, aumen- tó la capacidad en bodegas. Con su nueva estampa marinera, el «Almeda Star» reanudó sus es- calas en el puerto de la capital ti- nerfeña —las mismas obras se realizaban en los «Andalucía Star» y «Avila Star» —y, cuan- do en 1939 comenzó a sonar el cañón de la guerra, como sus ge- melos vistió el triste sayal gris que caracterizó a las flotas mer- cantes de las naciones beligeran- tes. El 17 de enero de 1941, el «Al- meda Star» fue torpedeado por el submarino alemán «U-96» cuando navegaba a unas 350 mi- llas al Oeste de las Hébridas. Tras ser alcanzado por un torpe- do, el «liner» de la Blue Star se mantuvo a flote durante unas seis horas; rematado por otros tres torpedos, en el hundimiento pe- recieron 194 pasajeros y 166 tri- pulantes. En 1937, el «Andalucía Star» fue sometido a las mismas obras de modernización y, como el «Almeda», fue una de las prime- ras víctimas de la naviera en la guerra en la mar. El 7 de octu- bre de 1942, a 400 millas de Monrovia fue torpedeado y hun- dido por el submarino «U-107» y, en el naufragio, perecieron cua- tro hombres de su tripulación. LOS «AVILA STAR» Y «AVELONA STAR» El «Avila» —en mayo de 1929 rebautizado «Avila Star» fue bo- tado el 22 de septiembre de 1926 en los astilleros de la empresa John Brown, en Clydebank. Era la construcción número 514 de la citada factoría naval y, el 10 de marzo del año siguiente, zarpó de Londres en viaje inaugural a puertos del Plata. Gemelo de los «Almeda Star» y «Andalucía Star», el «Avila» fue modernizado en 1935, inclu- so con proa Maiern, con la que ganó elegancia su estampa ma- rinera. Las chimeneas —ya sin sombrerete— ganaron altura y gallardía y, con la prestancia que siempre tuvo y mantuvo, el «Avi- la Star» volvió a su antiguo ser- vicio a puertos de América del Sur. El 5 de junio de 1942, cuando el «Avüa Star» venía en viaje de vuelta de Buenos Aires entonces estaba al mando del ca- pitán Fisher—a unas 100 millas de las Azores fue torpedeado y hundido por el submarino ale- mán «U-201». Sesenta y dos de sus pasajeros y tripulantes pere- cieron en el naufragio y, los se- tenta y cinco restantes, después de larga búsqueda fueron reco- gidos por buques de guerra por- tugueses que habían captado las señales que en petición de ayu- da había lanzado el trasatlántico de la Blue Star Line. El«Avelona Star» —botado el 6 de diciembre de 1926 en los as- tilleros de la John Brown —fue uno de los barcos afectados por la crisis mundial de los prime- ros años 30. Bajaron los fletes y, en los puertos del mundo, los mercantes de todo tipo y bande- ra se amarraron a la espera de mejores tiempos. Unos, casi nuevos, fueron al desguace pro- saico, al correr de los sopletes y, con aire alegre y casi verbene- ro, para siempre desaparecieron de la mar. Otros cubiertos de he- rrumbre y con las chimeneas en- toldadas, llegaron al momento de la subida de fletes, a la reactiva- ción del tráfico marítimo y, tam- bién, al momento en que las cal- deras, ya encendidas, «caldia- ban» y levantaban presión para volver a impulsar alternativas tri- ples o turbina. El «Avelona Star» escapó del desguace pero, en 1934, fue con- vertido en carguero. Se le supri- mió parte de la superestructura —y con ella la acomodación para pasajeros— y, si bien se le aña- dieron nuevos posteleros a popa, para siempre desapareció la chi- menea popel. Y, así transforma- do, el «Avelona Star» volvió al puerto de Santa Cruz de Teneri- fe, en el cual continuó sus esca- las regulares hasta que en 1939 se rompió en Europa, y luego en el mundo todo, el frágil cristal de la paz. Terminaba mayo de 1940 cuando el «Avelona Star» entonces al mando del capitán Hopper— zarpó de Buenos Aires con unas 8.000 toneladas de car- ne congelada. Una vez en fran- quía, el «Avelona» arrumbó a Freetown, puerto en el que tenía que unirse a un convoy destina- do a puertos del Reino Unido. Tal convoy estaba compuesto por 34 cargueros que, con su corres- pondiente escolta, se hicieron a la mar ajustando la velocidad a la del barco rhásjento. El 30 de junio, ya el «Avelona Star» navegaba a unas 200 mi- llas de Cabo Finisterre y, de acuerdo con las instrucciones del comodor que mandaba el con- voy, los mercantes que lo integra- ban comenzaron a navegar en zig-zag pero, a pesar de tales pre- cauciones, el carguero de la Blue Star Line fue alcanzado por un torpedo lanzado por el submari- no «U-43». Mientras el convoy seguía a rumbo y el «Avelona Star» se hundía —en la explosión del tor- pedo murieron cuatro de sus tripulantes— el vapor «Beignon» moderó para recoger a los super- vivientes y, con ellos a bordo, dio «avante toda» para incorpo- rarse al convoy que desaparecía bajo la línea lejana del horizon- te. El valiente carguero no logró su objetivo pues, también torpe- deado, se hundió y se llevó con- sigo a muchos de los que se ha- bían salvado del «Amelona». Pos- teriormente, los náufragos de los dos barcos fueron rescatados por los destructores «Vesper» y «Windsor», que acudieron en su ayuda. EL «ARANDORA STAR» El «Arandora Star» fue bota- do el 4 de enero de 1927 en los astilleros de la Cammell Laird. Comenzó a navegar en mayo del mismo año y, como el «Avelo- na», fue afectado por la crisis económica mundial y la consi- guiente baja de fletes. En 1930, totalmente pintado de blanco fue dedicado a cruceros de turismo y, como ya indicamos, el 9 de ju- nio de dicho año arribó a Santa Cruz al mando del capitán Moul- ton, el más celebre y popular en la naviera. Dado el éxito logrado por el «Arandora», la Blue Star deci- dió destinario sólo a la realiza- ción de cruceros de turismo y, en 1934, el «liner» quedó listo para tal cometido. Así, el 27 de no- viembre del mismo año, con el «Viceroy of India» —de la P. and O.— compartió atraque en nues- tro puerto y, días más tarde, le siguió el «Duchess of Rich- mond», en el cual viajaban ios duques de Kent. Con otros trasatlánticos ingle- ses —«Moldavia», «Orama», «Empress of Australia», «Strahnaver», «Homeric», el tristemente célebre «Lancas- tria», etc.— hasta que comenzó, en 1939, la Segunda Guerra Mundial, el «Arandora Star» fue escala regular en Santa Cruz de Tenerife. Requisado para su conversión en transporte de tropas, fue lue- go bombardeado por la aviación alemana cuando se encontraba fondeado en aguas del Mersey. Una vez reparado, intervino en | la evacuación de las tropas franco-británicas destacadas en el puerto noruego de Narvik y, el 1 de julio de 1940, zarpó de Liverpool llevando a su bordo 1.178 internados y prisioneros de guerra alemanes e italianos, ci- fra a la que había que añadir 430 entre tripulantes y guardia ar- mada. El «Arandora Star» navegaba sin escolta y, al día siguiente cuando estaba a 75 millas de Bloody Foreland— fue alcanza- do, a la altura de la sala de má- quinas, por un torpedo lanzado por el submarino alemán «U-47». El pánico entre sus forzados pa- sajeros fue enorme, lo que im- posibilitó el lanzamiento de los botes salvavidas y balsas y, así —cuando una hora después el «Arandora» desapareció bajo las olas— con él lo hicieron 470 ita- lianos, 143 alemanes y 148 ingle- ses. En el naufragio pereció el capitán Moulton —el que lo mandó en sus escalas en Santa Cruz de Tenerife— al que, como homenaje postumo, se le otorgó la War Medal for Bravery at Sea. Al día siguiente, los supervi- vientes del hundimiento del «Arandora Star» fueron avista- dos por un hidro «Sunderland» —de gran radio de acción y de- dicado a tareas de reconocimien- to— que guió a los destructores «Walker» y «St. Laurent» a la zona en la que, durante horas, se dedicaron a la humanitaria tarea de rescatar náufragos. En 1945 volvió la paz al mun- do y, dos años más tarde —y siempre vía el Puerto de Santa Cruz de Tenerife— la Blue Star Line reanudó su línea al Plata con el «Argentina Star», segui- do posteriormente por los «Bra- sil Star», «Uruguay Star» y «Paraguay Star», «liners» de los que, algún día, nos ocuparemos dada su muy larga vinculación a las aguas tinerfeñas. Juan A. Padrón Albornoz

LOS ANTIGUOS TRASATLANTICOS DE LA BLUE STAR LINE

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Artículo de Juan Antonio Padrón Albornoz, periódico El Día, sección "Santa Cruz de ayer y hoy", 1990/02/25

Citation preview

Page 1: LOS ANTIGUOS TRASATLANTICOS DE LA BLUE STAR LINE

DÍA Irensu del domingo

rnDD^^

^ " " n D D a D a a a a u u

LA revolución que en losúltimos años se ha llevadoa cabo en el transporte ma-

rítimo, ha influido notablemen-te en las empresas navieras que,por tradición, se dedicaban a trá-ficos determinados y precisos.

En la época de los containeres,«ro-ro», petroleros-mineraleros,graneleros, quimiqueros y tantosy tantos nuevos tipos de mercan-tes altamente especializados, lamentalidad de los navieros hacambiado y, con ella, las flotasamparadas bajo las contraseñasrespectivas, todas ellas tradicio-nales en las aguas remansadas ala sombra del macizo de Anaga.

Si a todo esto añadirnos la de-saparición de numerosas empre-sas, la fusión de otras y el cam-bio de orientación del tráfico ma-rítimo, bien comprendemos quetodo ello se.refleja en las tradi-cionales líneas de navegación y,por tanto, en los puertos que,como el de Santa Cruz de Tene-rife, eran de escala habitual y re-gular.

Por lo que a nuestro puertorespecta, ya no recalan los mix-tos que, bajo la contraseña de laBlue Star Line, mantenían servi-cios regulares con los puertos deÁfrica del Sur, Australia y Nue-va Zelanda. Con tales «motors-hips» se fueron para siempre losbien recordados «ArgentinaStar», «Brasil Star», «UruguayStar» y «fóraguay Star» que, aldesaparecer, fueron sustituidospor los frigoríficos italianos dela Calmedia, filial de la empre-sa británica.

Los barcos de la estrella azulsobre círculo blanco —estampa-do éste en el rojo de la chime-nea con coronamiento negro—comenzaron a ser conocidos enSanta Cruz de Tenerife a partirdel 9 de junio de 1930, fecha enla que, al mando del capitánMoulton, por vez primera arri-bó el «Arandora Star». Este erael trasatlántico que, en aquellaépoca de flotes bajos—cuando la depresión de WallStreet— la naviera dedicaba ex-clusivamente a cruceros de tu-rismo.

Tras el «Arandora Star»,otros trasatlánticos con turismo—«Adriatic», «France», «Du-chess of Atholl», «Samaría»,«Calgaric», el tristemente céle-bre «Laconia», «Atlantic», «Ca-ronia», etc.— y, el 30 de abril de1932, arriba el «Napier Star».Este fue el vapor que inició lasescalas regulares de la Blue StarLine en Santa Cruz de Tenerife,para en el Muelle Sur, realizar elrelleno de combustible líquido,faena que hasta entonces se ha-bía llevado a cabo en fondeo yaguas de San Vicente de CaboVerde.

Tras el «Napier Star» arribóel «Avila Star» y, así, se inicióla larga etapa de la Blue StarLine con el puerto de Santa Cruzde Tenerife. Largo —muylargo— resultaría plasmar en es-tas líneas la historia de los bar-cos que, con la estrella azul enla chimenea y contraseña a tra-vés de los años recalaron por es-tas aguas remansadas y a la con-signación de Hamilton atracaronen el Muelle Sur. Por tanto, ycomo símbolo, sólo trataremosde los trasatlánticos que, en 1927,iniciaron el servicio regular apuertos de América del Sur y,desde 1932 hasta el final de susvidas en la mar, permanecieronfieles a la cita tinerfeña.

Fue en 1925 cuando la navie-ra Blue Star Line decidió estable-cer un servicio de pasaje y car-ga para, así, terminar con las im-posiciones de la South AmericanFreight Conference y conseguirsu admisión en ella. Los contra-tos para la construcción de los«liners» —también la de variosmixtos de carga y pasaje— fue-ron adjudicados a las empresasCammell Laird, en Birkenhead,y John Brown and Co. Ltd., enClydebank.

Los antiguos trasatlánticos de la BlueStar Line

El «Arandora Star» que, al mando del capitán Moulton, arribó por vez primera el 9 de junio de 1930. Venía en crucero de turismoy, cuando el 2 de julio de 1940 fue torpedeado y hundido, el capitán Moulton pereció con su barco

El «Avila Star» que, el 6 de mayo de 1932, tras el «Napier Star» arribó a Santa Cruz de Tenerife en viaje inaugural

LOS «ALMEDA STAR» Y«ANDALUCÍA STAR»

El 29 de junio de 1926, en iosastilleros de la citada CammellLaird fue botado el «Almeda»—más tarde rebautizado «Alme-da Star» —que, de 1.238 tone-ladas de registro bruto, tenía es-lora de 163 metros y manga de20,8. Era la construcción 919 dedicha factoría naval y, tras laspruebas de mar —que tuvieronlugar en los primeros días dediciembre— en febrero del añosiguiente, ya arranchado a son demar, zarpó de Londres en viajeinaugural a puertos sudamerica-nos.

En los viajes de ida, los vapo-res de la Blue Star Line hacíanescalas regulares en Lisboa, SanVicente de Cabo Verde —luegoSanta Cruz de Tenerife— Río deJaneiro, Montevideo y BuenosAires. En los de vuelta recalabanpor los mismos puertos y, así, lanaviera se incorporó luego a laSouth American Freight Confe-rence.

El «Almeda Star» estabaequipado con dos grupos de tur-binas Parsons que, con 8.400 Shpsobre dos líneas de ejes, le da-ban media de 16 nudos a régimennormal, si bien en las pruebas demar y consumo alcanzó y sostu-vo sin esfuerzo alguno los 17.Con acomodación para 160 pa-sajeros en primera clase —loscamarotes se repartían en cuatrode las siete cubiertas del «li-ner»— y, en bodegas, tenía capa-cidad para la estiba de 419.480pies cúbicos de productos pere-cederos.

La estampa marinera del «Al-meda Star» —luego repetida ensus gemelos— era sobria y ele-gante, muy de acuerdo con laépoca: branque recto, popa deespejo, dos palos en caída ele-gante —a son de igual número dechimeneas con sombrerete— y,en los extremos del castillo, al-cázar y toldilla, repartía cuatropares de posteleros.

El «Andalucía» —luego «An-dalucía Star» —fue la construc-ción número 920 de la citadaCammell Laird, en cuyos astille-

ros fue botado el 21 de septiem-bre de 1926; en los primeros díasde marzo del año siguiente, a laaltura de Skermorlie llevó a cabolas pruebas de mar y, poco des-pués, zarpó en viaje inaugural aBuenos Aires. Y fue así que, conestas dos unidades y los mixtos,la Blue Star Line bien se colocóen la línea del Plata, ya que losdos «liners» de la Royal MailSteam Packer Co. —los «Astu-rias» y «Alcántara»— teníanmenos velocidad y, con los mo-tores que entonces nevaban, ado-lecían de mucha vibración.

En 1935, el «Almeda Star»fue modernizado y, con proaMaiern —entonces denominada«de cuchara»— su tonelaje ascen-dió a 14.935 toneladas y la eslo-ra a 181,9 metros. La acomoda-ción para pasajeros quedó en 190pero, al mismo tiempo, aumen-tó la capacidad en bodegas. Consu nueva estampa marinera, el«Almeda Star» reanudó sus es-calas en el puerto de la capital ti-nerfeña —las mismas obras serealizaban en los «AndalucíaStar» y «Avila Star» —y, cuan-do en 1939 comenzó a sonar elcañón de la guerra, como sus ge-melos vistió el triste sayal grisque caracterizó a las flotas mer-cantes de las naciones beligeran-tes.

El 17 de enero de 1941, el «Al-meda Star» fue torpedeado porel submarino alemán «U-96»cuando navegaba a unas 350 mi-llas al Oeste de las Hébridas.Tras ser alcanzado por un torpe-do, el «liner» de la Blue Star semantuvo a flote durante unas seishoras; rematado por otros trestorpedos, en el hundimiento pe-recieron 194 pasajeros y 166 tri-pulantes.

En 1937, el «Andalucía Star»fue sometido a las mismas obrasde modernización y, como el«Almeda», fue una de las prime-ras víctimas de la naviera en laguerra en la mar. El 7 de octu-bre de 1942, a 400 millas deMonrovia fue torpedeado y hun-dido por el submarino «U-107» y,en el naufragio, perecieron cua-tro hombres de su tripulación.

LOS «AVILA STAR» Y«AVELONA STAR»

El «Avila» —en mayo de 1929rebautizado «Avila Star» fue bo-tado el 22 de septiembre de 1926en los astilleros de la empresaJohn Brown, en Clydebank. Erala construcción número 514 de lacitada factoría naval y, el 10 demarzo del año siguiente, zarpóde Londres en viaje inaugural apuertos del Plata.

Gemelo de los «Almeda Star»y «Andalucía Star», el «Avila»fue modernizado en 1935, inclu-so con proa Maiern, con la queganó elegancia su estampa ma-rinera. Las chimeneas —ya sinsombrerete— ganaron altura ygallardía y, con la prestancia quesiempre tuvo y mantuvo, el «Avi-la Star» volvió a su antiguo ser-vicio a puertos de América delSur.

El 5 de junio de 1942, cuandoel «Avüa Star» venía en viaje devuelta de Buenos Aires —entonces estaba al mando del ca-pitán Fisher—a unas 100 millasde las Azores fue torpedeado yhundido por el submarino ale-mán «U-201». Sesenta y dos desus pasajeros y tripulantes pere-cieron en el naufragio y, los se-tenta y cinco restantes, despuésde larga búsqueda fueron reco-gidos por buques de guerra por-tugueses que habían captado lasseñales que en petición de ayu-da había lanzado el trasatlánticode la Blue Star Line.

El«Avelona Star» —botado el6 de diciembre de 1926 en los as-tilleros de la John Brown —fueuno de los barcos afectados porla crisis mundial de los prime-ros años 30. Bajaron los fletes y,en los puertos del mundo, losmercantes de todo tipo y bande-ra se amarraron a la espera demejores tiempos. Unos, casinuevos, fueron al desguace pro-saico, al correr de los sopletes y,con aire alegre y casi verbene-ro, para siempre desaparecieronde la mar. Otros cubiertos de he-rrumbre y con las chimeneas en-toldadas, llegaron al momento dela subida de fletes, a la reactiva-ción del tráfico marítimo y, tam-

bién, al momento en que las cal-deras, ya encendidas, «caldia-ban» y levantaban presión paravolver a impulsar alternativas tri-ples o turbina.

El «Avelona Star» escapó deldesguace pero, en 1934, fue con-vertido en carguero. Se le supri-mió parte de la superestructura—y con ella la acomodación parapasajeros— y, si bien se le aña-dieron nuevos posteleros a popa,para siempre desapareció la chi-menea popel. Y, así transforma-do, el «Avelona Star» volvió alpuerto de Santa Cruz de Teneri-fe, en el cual continuó sus esca-las regulares hasta que en 1939se rompió en Europa, y luego enel mundo todo, el frágil cristal dela paz.

Terminaba mayo de 1940cuando el «Avelona Star» —entonces al mando del capitánHopper— zarpó de Buenos Airescon unas 8.000 toneladas de car-ne congelada. Una vez en fran-quía, el «Avelona» arrumbó aFreetown, puerto en el que teníaque unirse a un convoy destina-do a puertos del Reino Unido.Tal convoy estaba compuesto por34 cargueros que, con su corres-pondiente escolta, se hicieron ala mar ajustando la velocidad ala del barco rhásjento.

El 30 de junio, ya el «AvelonaStar» navegaba a unas 200 mi-llas de Cabo Finisterre y, deacuerdo con las instrucciones delcomodor que mandaba el con-voy, los mercantes que lo integra-ban comenzaron a navegar enzig-zag pero, a pesar de tales pre-cauciones, el carguero de la BlueStar Line fue alcanzado por untorpedo lanzado por el submari-no «U-43».

Mientras el convoy seguía arumbo y el «Avelona Star» sehundía —en la explosión del tor-pedo murieron cuatro de sustripulantes— el vapor «Beignon»moderó para recoger a los super-vivientes y, con ellos a bordo,dio «avante toda» para incorpo-rarse al convoy que desaparecíabajo la línea lejana del horizon-te. El valiente carguero no logrósu objetivo pues, también torpe-deado, se hundió y se llevó con-

sigo a muchos de los que se ha-bían salvado del «Amelona». Pos-teriormente, los náufragos de losdos barcos fueron rescatados porlos destructores «Vesper» y«Windsor», que acudieron en suayuda.

EL «ARANDORA STAR»

El «Arandora Star» fue bota-do el 4 de enero de 1927 en losastilleros de la Cammell Laird.Comenzó a navegar en mayo delmismo año y, como el «Avelo-na», fue afectado por la crisiseconómica mundial y la consi-guiente baja de fletes. En 1930,totalmente pintado de blanco fuededicado a cruceros de turismoy, como ya indicamos, el 9 de ju-nio de dicho año arribó a SantaCruz al mando del capitán Moul-ton, el más celebre y popular enla naviera.

Dado el éxito logrado por el«Arandora», la Blue Star deci-dió destinario sólo a la realiza-ción de cruceros de turismo y, en1934, el «liner» quedó listo paratal cometido. Así, el 27 de no-viembre del mismo año, con el«Viceroy of India» —de la P. andO.— compartió atraque en nues-tro puerto y, días más tarde, lesiguió el «Duchess of Rich-mond», en el cual viajaban iosduques de Kent.

Con otros trasatlánticos ingle-ses —«Moldavia», «Orama»,«Empress of Australia»,«Strahnaver», «Homeric», eltristemente célebre «Lancas-tria», etc.— hasta que comenzó,en 1939, la Segunda GuerraMundial, el «Arandora Star»fue escala regular en Santa Cruzde Tenerife.

Requisado para su conversiónen transporte de tropas, fue lue-go bombardeado por la aviaciónalemana cuando se encontrabafondeado en aguas del Mersey.Una vez reparado, intervino en |la evacuación de las tropasfranco-británicas destacadas enel puerto noruego de Narvik y,el 1 de julio de 1940, zarpó deLiverpool llevando a su bordo1.178 internados y prisioneros deguerra alemanes e italianos, ci-fra a la que había que añadir 430entre tripulantes y guardia ar-mada.

El «Arandora Star» navegabasin escolta y, al día siguiente —cuando estaba a 75 millas deBloody Foreland— fue alcanza-do, a la altura de la sala de má-quinas, por un torpedo lanzadopor el submarino alemán «U-47».El pánico entre sus forzados pa-sajeros fue enorme, lo que im-posibilitó el lanzamiento de losbotes salvavidas y balsas y, así—cuando una hora después el«Arandora» desapareció bajo lasolas— con él lo hicieron 470 ita-lianos, 143 alemanes y 148 ingle-ses. En el naufragio pereció elcapitán Moulton —el que lomandó en sus escalas en SantaCruz de Tenerife— al que, comohomenaje postumo, se le otorgóla War Medal for Bravery at Sea.

Al día siguiente, los supervi-vientes del hundimiento del«Arandora Star» fueron avista-dos por un hidro «Sunderland»—de gran radio de acción y de-dicado a tareas de reconocimien-to— que guió a los destructores«Walker» y «St. Laurent» a lazona en la que, durante horas, sededicaron a la humanitaria tareade rescatar náufragos.

En 1945 volvió la paz al mun-do y, dos años más tarde —ysiempre vía el Puerto de SantaCruz de Tenerife— la Blue StarLine reanudó su línea al Platacon el «Argentina Star», segui-do posteriormente por los «Bra-sil Star», «Uruguay Star» y«Paraguay Star», «liners» de losque, algún día, nos ocuparemosdada su muy larga vinculación alas aguas tinerfeñas.

Juan A. Padrón Albornoz