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Los árboles del Sur del Lago como recurso maderero: pasado, pre-
sente y futuro.
Ing. Daniel Castillo / [email protected]; [email protected]
Maestría en Botánica Taxonómica Neotropical BOTANE
Centro Jardín Botánico ULA Mérida
Sistemática Avanzada Proyecto SUMARES
La región tropical de Suramérica presenta gran variedad de tipos de vegeta-
ción boscosa, que comprenden desde las regiones de tierras bajas hasta las
de alta montaña, y desde las pluviales hasta las áridas (Huber & Riina 1997;
citados por Dueñas et al, 2007). Sin embargo, gran parte de su superficie es-
tá ocupada por lo que se denomina como bosque húmedo tropical (bh-T) y
las sabanas de tierras bajas (Van der Hammen 1992). Los bosques húmedos
tropicales se caracterizan por ser ecosistemas con gran complejidad estruc-
tural y ambiental, además de que albergan la mayor diversidad de especies
de plantas del mundo, concentrando cerca del 50% de las especies descritas
(Gentry 1993; citados por Dueñas et al, 2007).
Los bosques naturales del trópico son una importante riqueza biológica, eco-
nómica y estratégica. Su destrucción en el ámbito mundial alcanza cifras
alarmantes, estimándose una tasa anual de deforestación de 15.4 millones
de hectáreas, debido principalmente a la transformación de las tierras fores-
tales por las actividades agrícolas y pecuarias (Arends et al ,2005). Bonilla
(1998, citado por Arends et al. 2005) refiere que Venezuela cuenta con una
superficie de bosque cercana a la mitad de su territorio aunque en las últi-
mas décadas hemos sido testigo de una gran destrucción de este recurso. La
deforestación genera irremediables consecuencias, debido a la destrucción
irracional de reservas boscosas que son de vital importancia para el futuro
del país y la industria maderera nacional, sin olvidar los
efectos negativos sobre el ambiente no sólo a nivel local o regional sino tam-
bién mundial, es por eso que es necesario actualizar el conocimiento refe-
rente a la evolución socio-espacial del proceso de deforestación (Valero,
1997; citado por Arends et al. 2005).
La tasa de desforestación en Venezuela aumentó drásticamente en la déca-
da de los 80; alcanzó una magnitud cercana a las 600.000 ha anuales y se
constituyó en una de las más altas de Latinoamérica. A pesar de que las tie-
rras desforestadas se dedicaron en su mayor parte a actividades agropecua-
rias, una gran proporción de la base agroalimentaria del país es importada
(FAO, 1993; Centeno, 1995; citados por Plonczak, 1998). Los tipos de bosque
de la región del Lago de Maracaibo varían entre bosques secos hacia el norte
y húmedos hacia el sur; su superficie original ha disminuido drásticamente
como consecuencia de la expansión agropecuaria. Según Huber (2007), has-
ta mediados del siglo pasado, en el centro de la cuenca del Lago de Maracai-
bo, se encontraban bosques tropófilos semi – caducifolios que llegaban hasta
el piedemonte de la Sierra de Perijá; y finalmente, en toda la sección suroes-
te y Sur del Lago se extendían enormes ciénagas y bosques altos (30 – 40
m), muy húmedos, que contenían algunas especies endémicas, razón por la
cual se postulaba allí la existencia de un refugio vegetal denominado Cata-
tumbo propuesto por Steyermark (1979). Este importante refugio y centro
de dispersión se encuentra a menos de 1100 m de elevación, generalmente
entre los 100 y 300 m de altitud; se extiende entre las áreas de drenaje del
río Catatumbo en las bases de la Sierra de Perijá y al noroeste del piedemon-
te de Los Andes de Mérida (Steyermark, 1979). Algunos autores han señala-
do la importancia de los bosques del Catatumbo, definiéndolos como selvas
húmedas de piso térmico cálido con la presencia de algunas especies de
plantas y animales que sugieren afinidades con las biotas chocoana, centroa-
mericana, amazónica y del valle medio del río Magdalena (Hernández- C. et
al. 1992; citados por Dueñas et al, 2007). Algunas zonas inundables, como
las ciénagas de Juan Manuel de Aguas Claras y de Aguas Negras están ac-
tualmente protegidas en forma de Refugio
de Fauna Silvestre (Huber, 2007). Es notoria la cantidad de agua que, en for-
ma de precipitaciones, caen sobre la zona del bosque húmedo tropical (bh-
T), entre 1800 y 3800 mm x año.
Estos bosques jugaron un papel relevante en la apertura de la región me-
diante la construcción del eje vial El Vigía-Maracaibo en los años 50. La pro-
ducción forestal dependió fundamentalmente del aprovechamiento de los lo-
tes boscosos. Esta es complementada con la extracción de árboles individua-
les en los potreros establecidos, especialmente lara (Albizia saman), pardi-
llo (Cordia alliodora) y roble (Tabebuia rosea). En los bosques relictuales
dispersos se aprovechan (aún hoy en día) especies como majumba (Ceiba
pentandra), jabilla (Hura crepitans), carabalí o mijao (Anacardium ex-
celsum), cedro (Cedrela angustifolia), escasamente, y caoba (Swietenia
macrophylla), ya casi extinguida (Plonczak, 1985). Así, debido a la interven-
ción del hábitat natural y a la sobreexplotación, Swietenia macrophylla se
cataloga como “especie en peligro crítico”, Cedrela odorata se considera
como “especie vulnerable”, Anacardium excelsum como “especie de me-
nor riesgo casi amenazada”, Pachira quinata como “especie vulnerable” y
Mouriri barinensis como “especie en peligro” según las categorías de la
UICN para 1994 (Arends et al, 2005).
Romero y Monasterios (1996) sugieren que la selva tropical húmeda del Sur
del Lago experimento una masiva transformación hacia sistemas agropecua-
rios en dos fases. En este sentido podría hablarse de una deforestación en la
era agroexportadora, de menor impacto, circunscrita a la formación de ha-
ciendas de cacao y caña de azúcar; y de una deforestación post petrolera,
más reciente, de gran alcance y ligada a la formación y expansión de las fin-
cas ganaderas. T. de Boody (1918) refiere que hacía el sur de las poblacio-
nes de Machiques y Perijá, así como las riveras del río Catatumbo en el Dis-
trito Colón, eran impenetrables por dos razones: las invasiones indígenas y
la espesura de la selva, donde se observan ceibas gigantes, varios tipos de
cedros y palmas imponentes sobresaliendo del dosel. Jones (1929) hace co-
mentarios importantes sobre la gran dificultad de desarrollar áreas agrícolas
al sur
del Lago de Maracaibo, pues las condiciones de alta humedad, lluvias copio-
sas y drenajes de los ríos Catatumbo, Zulia y Escalante, colocaban a la zona
en desventaja para una demanda de productos de alta calidad, además de la
presencia de tribus hostiles como los Motilones. El mismo autor refiere que
algunos de los productos forestales extraídos del sur del Lago de Maracaibo
eran caoba, palisandro y ébano; comercializándose en la ciudad de Maracai-
bo, donde llegaban por vía fluvial a través de ríos vertederos al Lago, y luego
llevados a “calderas” industriales del centro del país; como era de esperarse,
la industria decayó al disminuir la accesibilidad a la madera.
Gentry (1990) sugiere que las familias de plantas con mayor presencia en los
bosques tropicales bajos son Fabaceae, Bignoniaceae, Euphorbiaceae,
Melastomataceae, Moraceae y Rubiaceae. Para Gentry, los bosques del
norte de Sudamérica, presentan mayor número de especies de árboles, así
como una mayor proporción de especies de árboles en la flora vascular total.
Un aspecto importante a resaltar, es la presencia en alta densidad de palmas
en los bosque húmedos tropicales, como característica fisionómica imperan-
te (Gentry, 1986; citado por Dueñas et al, 2007). Rondón (1995), específica-
mente trabajando en el Sur del Lago de Maracaibo para establecer un arbo-
retum en Onia, cercana a El Vigía, Estado Mérida, cita que las familias con
mayor presencia en el inventario florístico desarrollado en su trabajo eran
Rubiaceae, Melastomataceae, Moraceae, Lauraceae, Euphorbiaceae,
Mimosaceae, Flacourtiaceae, Papilonaceae, Piperaceae, Caesalpinia-
ceae, Verbenaceae y Meliaceae; considerándolas de “bien predominan-
tes”. En ese mismo trabajo se sugiere la presencia en el Sur del Lago de Ma-
racaibo de 357 especies arbóreas, pertenecientes a 217 géneros y 61 fami-
lias. Veillon (1994; citado por Rondón, 1995) cita 23 especies para el bosque
húmedo tropical (bh-T) en su listado “E” y 161 especies para los bosques de
ciénagas (bC) en su listado “A”.
Según Catalán (1993; citado por Romero y Monasterios, 1996), el proceso
de deforestación que tuvo lugar en el Sur del Lago de Maracaibo se caracte-
rizó por su gran intensidad, alcanzando para el período 1975-1988 una tasa
anual de 7.43%. Durante este lapso estas selvas fueron reducidas a menos
de un 20% de su extensión original, transformándolas en pastizales para ga-
nadería; desaprovechando en gran parte el recurso maderero, pues se
“atrincheraban” los troncos caídos, y posterior a ello se quemaban. Hoy en
día, cuando la expansión agropecuaria ha llegado a límites increíbles, a pe-
sar de las condiciones socio económicas que envuelven el marco regional y
nacional, existe la posibilidad de encontrar “relictos”; sino originales, de or-
den secundario en vías de restauración. Bien sea, por abandono de la tierra
o bien por una guía cuidadosa para fomentar el resurgimiento de una indus-
tria maderera estable, y la obtención de productos no maderables de alta
rentabilidad. Muchas de las especies que en el pasado reciente fueron de im-
portancia vital para el desarrollo agropecuario de la zona Sur del Lago de
Maracaibo, pueden ser recuperadas, si se logra acceder al “banco de semi-
llas” y al “germoplasma” que aún hoy está presente (ver Tabla 1).
Estas especies de árboles proporcionaron la madera necesaria para:
Fomentar la construcción de casas en los recién fundados predios
agropecuarios; y,
Delimitar (cercar) tanto las fronteras de los mismos como las divisio-
nes internas que permitieron la estabilización de los potreros con fines
de pastoreo
Muchas de las especies de la familia Bombacaceae, eran utilizadas para la
confección de pequeñas embarcaciones y madera para encofrar construccio-
nes rurales. Las palmas, en cuanto a proporcionar maderas se refiere, son
aprovechadas por sus troncos, como es el caso de los Bactris sp. Algunas
como las palmas de los géneros Attalea y Roystonea proporcionaron el te-
cho de las mencionadas casas de fundo; se aprovechaban sus hojas. Según
Van der Slooten y Martínez (1959) y Echenique y Manrique (1970), ambos ci-
tados por Betancourt (1987), la madera de Maclura tinctoria L. se utiliza
para pilotes, postes, pontones,
puentes, durmientes, tablazón, pisos interiores y exteriores, carretería, cu-
biertas y armazones de embarcaciones, partes sólidas de muebles, imple-
mentos agrícolas, objetos torneados, mangos de herramientas, aisladores,
chapas, viviendas rurales, artesanía en general. La caoba proporciona made-
ra de alta calidad y especies del género Terminalia producen madera para
todo tipo de uso.
Debido a la sobrexplotación de los recursos forestales, se han perdido un nú-
mero considerable de especies potencialmente aptas para la industria made-
rera, eso sin contar con el deterioro del suelo, baja en los servicios medioam-
bientales y demás productos forestales no maderables de los bosques tropi-
cales húmedos. Se sugieren diversas alternativas para lograr paliar esta si-
tuación y llevar a la zona Sur del Lago de Maracaibo hacia un desarrollo sus-
tentable:
Inventarios florísticos de los relictos boscosos presentes para lograr un
mayor conocimiento de los recursos disponibles
Accesibilidad al germoplasma de las especies arbóreas de importancia
económica de manera constante (recolecta de semillas)
Producción de semillas de estas especies maderables para la venta,
tanto local como foránea
Producción de plántulas, mudas o recambios de estas especies arbó-
reas en viveros de las localidades para fomentar la agroforestería (por
ejemplo Vivero UNESUR como piloto)
Estudios fenológicos, ecofisiológicos, de manejo agrosilvopastoril con
las diversas especies arbóreas a producir
Asesorías permanentes para los productores de la zona sobre el mane-
jo sustentable de su recurso arbóreo
Creación de marcos legales que le permitan a los productores involu-
crados en el cambio de manejo de sus tierras, la permanencia de lotes
boscosos en las mismas, sin miedo a la expropiación
Fomentar el contacto y la interacción entre la academia y los producto-
res, para así crear una necesidad bidireccional
Tabla 1. Especies arbóreas encontradas y de importancia económica para el
Sur del Lago de Maracaibo (incluye algunas palmas) (Com. pers. Nasser &
González)
Nombre Co-mún
Nombre Científico Familia
Aceite Copaifera pubiflora Benth. Caesalpinia-ceae*
Anacao
(Puma rosa)
Bellucia grossularioides (L.)Triana Melastomata-ceae*
Asmo Pseudosamanea guachapele Kunth Mimosaceae*
Cabima Copaifera officinalis (Jacq) Caesalpinia-ceae*
Caimito Chrysophyllum cainito L. Sapotaceae
Caracolí
(Mijao)
Anacardium excelsum (Bertero & Balb. Ex Kunth) Skeels
Anacardia-ceae*
Caraño Trattinnickia rhoifolia Willd. Burseraceae
Carreto Aspidosperma polyneuron Mull. Arg. In Mart.
Apocynaceae*
Caujaro macho Vismia macrophylla Kunth Clusiaceae*
Ceiba blanca Ceiba pentadra (L.) Gaertn. Bombacaceae*
Ceiba roja
(Saquí-saquí)
Pachira quinata (Jacq.) W.S. Alverson Bombacaceae*
Coco de mono
(Taparon)
Couroupita guianensis Aubl. Lecythidaceae*
Gateado Astronium graveolens Jacq. Anacardia-ceae*
Gateado Astronium ulei Mattick Anacardiaceae
Guaimaro Lonchocarpus heptaphyllus (Poir.) DC. Fabaceae***
Guaimaro Brosimun alicastrum subsp. bolivaren- Moraceae*
(Charo amari-llo)
se (Pittier) C. C. Berg
Guayabon Terminalia oblonga (Ruiz & Pav.) Steud. Combretaceae*
Guayacan
(Araguaney)
Tabebuia chrysantha. subsp. chrysan-tha
Tabebuia chrysantha subsp. pluvicola
A. H. Gentry
Bignonaceae*
Guayacan Tabebuia guayacan (Seem.) Hemsl.
Bignonaceae*
Higuerón Ficus sp. Moraceae**
Jabillo blanco Poulsenia armata (Miq.) Standl
Moraceae*
Jabillo bravo Hura crepitans L. Euphorbiaceae*
Jagua Genipa americana L.
var. americana
var. caruto
Rubiaceae*
Moral Maclura tinctoria (L.) Steud. Moraceae*
Peronilo Dilodendron elegans (Radlk.)
A. H. Gentry & Steyermark
Sapindaceae*
Pergüeto
Pereguetano
Parinari pachyphylla Rusby Chrysobal-anaceae*?
Samán Samanea saman (Jacq.) Merr. Mimosaceae*
Tamarindo de Dialium guianense (Aubl.) Caesalpinia-
Monte Sandwith ceae*
Ya - ya Oxandra venezuelana R. E. Fr.
Annonaceae*
Palmas
Coruba Attalea butyraceae (Mutis ex. L.f.)
Wees. Boer
Arecaceae*
Albarico Bactris major (Jacq.) var. ma-jor
Arecaceae*
Macana Bactris gasipaes var. chichgui
(H. Karst.) A. A. Hend.
Arecaceae*
Real Roystonea oleraceae (Jacq.) O.F. Cook
Arecaceae
Notas: basado en el “Nuevo Catalogo de la Flora Vascular de Venezuela”
(2008) y comparando con el estudio de Rondón (1995) se hicieron las correc-
ciones nomenclaturales actuales
Sin * = no está registrada para el Estado Zulia
*= registrada para el Estado Zulia
** = muchas especies del género Ficus están registradas para el Estado Zu-
lia; se sugiere un estudio detallado de las especies existentes allí.
*** = Rondón (1995) registra a Lonchocarpus pentaphyllus (Poir.) DC.
*? = registro dudoso para Parinari pachyphyllum Rusby (Pittier et al. 1945
– 1947). El nombre común “Peregüeto” es conocido en la región Sur del La-
go, específicamente hacia las poblaciones de Santa Bárbara y Encontrados.
No debe confundirse con “Perhuetámo”, “Perguétamo”, que corresponde a la
especie Mouriri barinensis (Morley) Morley, endémica, con registro para
los Estados Apure y Barinas. Se sugiere colectar material y realizar el
contraste con las claves respectivas.
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