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1
Los Bienes Comunes y el Desarrollo Sostenible1
Beat Dietschy, Suiza
Los “commons” son conocidos y desconocidos a la vez. No es por azar que tienen esta
característica. Debe haber alguna razón. Mucha gente me dice que no tienen idea exacta del
asunto. Y las respuestas, si les pregunto, muchas veces difieren bastante. Algunos dicen que
estamos recién en los inicios de un análisis y un entendimiento de qué se trata en el fondo.
Otros sostienen que los bienes comunes como tales “están en permanente
construcción, deconstrucción y reconstrucción”.2 En los debates académicos, pero también en
los de los activistas, “commons se usa en diferentes contextos y con distintos significados”3.
La cosa se complica también en cuanto a los contextos culturales y lingüísticos. Por eso me
parece más adecuado considerar siempre el contexto.
Quisiera preguntarles, por lo tanto, cómo perciben ustedes el asunto.
1. Si están escuchando el término bienes comunes, sin pensar mucho, ¿qué cosa les viene
a la mente? ¡Seguramente van a ser ejemplos muy diversos! (Escribe en una pizarra
los ejemplos de “bienes comunes” que dan los participantes). 2. ¿Por qué este ejemplo? ¿Qué características tiene el ejemplo? ¿A quiénes afecta?
¿Quiénes tienen acceso a ello? ¿De qué forma? ¿Y cuál sería el contrario?3. ¿Cuáles son los aspectos que les interesan más en el tema?
Voy a contarles también un ejemplo: cuando yo era joven (18 años), en los ’68,
también en Suiza era una época bastante movida. Algunos de mi generación,
relativamente pocos en realidad, hemos querido cambiar el rumbo de muchas cosas.
1 Ponencia en el salón de Actos del Instituto de Formación Docente 6001 “Gral. Manuel Belgrano” (Escuela Normal), Salta,
el 25 de octubre de 2.016, organizado por esa institución en conjunto con el Instituto Orco Huasi. Investigaciones Interculturales, Salta, Argentina.
2 Ana Lucía Gutiérrez Espeleta/Flavio Mora Moraga, El grito de los bienes comunes: ¿Qué son? ¿Y qué nos aportan?
Universidad de Costa Rica, 2010, p.1.
3 Silke Helfrich, Commons, Ámbitos o bienes comunes, procomún o “lo nuestro“, en: S. Helfrich (comp.), Genes, bytes y
emisiones: Bienes comunes y ciudadanía, Ediciones Böll, México DF, 2008, p.42.
2
Hubo, entre otras, un experimento que llamamos “KUSS” (Kritische Untergrundschule
Schweiz). Escuela crítica subterránea Suiza. La sigla KUSS en alemán significa “beso”.
Era la expresión de una “cultura underground” en mi país. Hablábamos de “escuela”
porque el sistema educativo en que vivíamos no nos gustaba como era. Pero sí
pensábamos que teníamos que aprender cómo cambiar la sociedad, cómo transformarnos a
nosotros mismos. Hay que practicar si queremos construir nada menos que una cultura
diferente de la convivencia.
Buscamos, entonces, reunir los sectores que nos parecían importantes para tal cambio.
Los que tenían sensibilidad e imaginación, es decir, los poetas, los músicos, los hippies.
Pero también a los que sabían (o deberían haber sabido) mucho: los estudiantes. Y
también gente con ánimo y voluntad: invitamos, pues, a los Rocker con sus máquinas;
pero también estaban los no-violentos, los objetores de conciencia. ¡Un cóctel bastante
interesante y muchas noches muy divertidas!
Claro, en ese entonces nunca nos vino la idea de que podía tratarse de un bien común.
Pero si me pregunto hoy, era justamente esto. Entre todos y todas estuvimos buscando
crear algo nuevo, cambiar la cultura que nos rodeaba, y era una práctica social (no puras
palabras), y sin jefes o líderes. El experimento consistía en ir avanzando entre pares, sin
privilegiar a nadie.
Ahora bien, entrando al tema mismo, hay varias “puertas” para poder acceder:
Entradas
1) ¿Qué son los bienes comunes? 2) Mitos y falacias 3) Lecturas
múltiples 4) Definiciones y traducciones 5) Privado-Público 6)
Propietario-Poseedor 7) Propietario-Poseedor 8) Escasez-Abundancia
9) Yo-Tú-Nosotros/as 10) Bienes públicos y comunes 11) ¿Pasado o
futuro?
3
Y hay muchas conexiones con otros temas:
“Los Bienes comunes” y…
1) Ética 2) Religión 3) Economía solidaria 4) Bien común 5) Buen
vivir 6) Cosmovisión 7) Desarrollo 8) Desarrollo sostenible 9) Otros
Tocaré sólo uno de éstos hacia el final: la sostenibilidad.
Las “lecturas” o interpretaciones varían, como es de costumbre, según los “intereses
de conocimiento”. Dependen de los distintos grupos sociales y sus intereses. Eso se ve, por
ejemplo, en la manera cómo cambió el significado de los bienes comunes. En alemán, la
palabra para designar el asunto era “gemein” (común). Los actores que defendieron en los
siglos XIV y XV su comunidad (sea en las ciudades o en el campo) se autodenominaban con
orgullo los comuneros (“Der gemeine Mann”). Defendieron su manera de organisarse entre sí
hasta con rebeliones (y hasta con la guerra de los campesinos en la época de la Reforma, en el
comienzo del siglo XVI). Después de la derrota cambió el lenguaje, y hoy la palabra
“gemein” tiene un matiz claramente peyorativo, significa “vulgar” o “infame”.
4
Aquí vemos la bandera de los campesinos rebeldes con el lema “libertad”. Y, al lado,
un mapa de las tierras antes y después del cercamiento. La rebelión muchas veces era la
respuesta al cercamiento o la privatización de las tierras. Y se daba por la preservación de lo
comunal, es decir el acceso a tierras, bosque y agua y también por el espacio político de poder
manejar y decidir sobre estos recursos a nivel de comunidad. Es decir, la práctica de muchos
siglos anteriores.
Con esto ya tocamos el punto del “pasado”: la derrota de los campesinos nos demuestra por
qué los bienes comunes han sido prácticamente silenciados. No han desaparecido por
completo, pero están desaparecidos del radar de la Historia con mayúscula, porque la historia
de los vencidos no es visible.4 Pero es viva.
Ésta es la bandera de lo “común” y de lo “comunal”, de las comunidades con alto
grado de autogobierno. Estos términos de lo “común” son, a mi modo de ver, expresiones de
resistencias, de luchas, de defensa de estas capas sociales en contra de los nuevos centros de
poder. Y, por eso, reivindicaron lo comunal, el “provecho común” (y dicho sea de paso, lo
hicieron en nombre de una ley superior: el derecho divino, o sea, el Evangelio, como bandera
de lucha en favor de la justicia).
Era la época pues en la cual se empezó a cercar los espacios comunales, los pastos ante
todo, hasta privatizar gran parte de las tierras anteriormente de uso común. Millones de
campesinos fueron expropriados y privados de los medios de subsistencia. Jeremy Rifkin5 lo
4 Cf. Boaventura Santos de Sousa, Descolonizar el saber, reinventar el poder, Montevideo 2010, y Gustavo Gutiérrez y
otros teólog@s de la liberación (passim).
5 Jeremy Rifkin, La sociedad de coste marginal cero. El Internet de las cosas, el procomún colaborativo y el eclipse delcapitalismo, Barcelona 2014.
5
llama una revolución de los ricos contra los pobres. Y Jean-Jacques Rousseau dijo: “con la
abolición de los lotes comunales, empezó la sociedad burguesa”.
Lo que me llama la atención no es únicamente lo que pasó históricamente, o sea los
cambios sociopolíticos y económicos. Es más: se transformó también lo que podemos llamar
nuestra percepción de las realidades. Se trata de una revolución epistemológica. (Y la
aparición de un nuevo orden de las cosas, como diría Foucault, un nuevo régimen de
discursos).
Y esto impactó también en el lenguaje, como lo ha observado Ivan Illich. El poder se
encarna en la lingüística y, con los nuevos valores, trae consigo una desvalorización de los
valores anteriores: lo individual, lo privado es entronizado, lo comunal es desvalorizado.
“Común” ya no tiene mucha gloria, se vuelve sinónimo de “vulgar”, de “inferior”, de
“subalterno”. Para mí, estas transformaciones en el tiempo del surgimiento de la modernidad
explicarían en parte por qué los “commons” son conocidos y desconocidos a la vez. Existen,
no han dejado de existir por completo, pero están nebulosos, no son perfectamente visibles.
Lo que son y no son los bienes comunes
Para entenderlo mejor, puede ser útil entrar en las definiciones que se dan de los
“bienes comunes”. Sin embargo, la dificultad de una definición consiste en que hay una gran
diversidad de formas en las que se viven y producen estas prácticas sociales. “Cada bien
común tiene su dinámica distintiva, basada en sus participantes, su historia, sus valores
culturales, la naturaleza del recurso, etc.”6 Pero es ciertamente esa diversidad de la que nace y
renace continuamente la novedad.7 Los bienes comunes no nacen desde una teoría, la que sí
podría ser homogénea. No son productos de escritorio. Tampoco son una cosa, aunque la
palabra “bien” nos induce fácilmente a creerlo. Eso sí, tienen una base real, un fundamento.
Pero hay que distinguir entre los recursos y los bienes comunes. En general, hay tres
componentes estructurales: el material, el social y el regulativo.
6 David Bollier, El ascenso del paradigma de los bienes comunes, en: Charlotte Hess/Elinor Ostrom (eds.), Los bienes
comunes del conocimiento, Quito 2016 [MIT 2007], p. 52.
7 Cf. S. Helfrich, Genes, p.24.
6
Los tres componentes:
Fundamento:
los recursos
Los actores:
la comunidad
Las reglas y
prácticas
La base son recursos materiales como el agua, la tierra o la biodiversidad. Pueden ser
recursos inmateriales, no tangibles como el conocimiento, la cultura, la espiritualidad, la
tecnología digital. Pero el agua en sí no tiene calidad de bien, ni de bien privado ni de bien
público o de bien común. Es simplemente “H2O” o un lago o el mar.
Depende de cómo lo tratamos: fuera de una situación de comunidad, el agua o el
bosque no pueden ser un bien común. Lo mismo con el bien privado: éste requiere una
situación de mercado; y para que sea el agua un bien público se necesita una res pública, es
decir un estado.
Pero hay un tercer elemento que no puede faltar: cada grupo tiene sus normas. Sin
reglas no funciona. He leído frases como “Los commons son comunidades activas de
gestión”.8 Sí, esto tal vez sea lo más central, la fuente energética. Nosotros somos los actores
y creadores de algo como “bienes comunes”, no es un mecanismo de mercado, ni una
organización o institución como el estado.
Sin embargo, sin reglas que rijan el acceso y manejo de los recursos, no anda. ¿Por
qué? Cuando todo el mundo tiene derecho a usar algún recurso sin ninguna restricción, puede
8 Cf. Rubén Martínez, “Procomún, propiedad y comunidades“, en: Blog leyseca.net/procomún, 4.2.2012.
7
pasar que el recurso sea fácilmente acabado o destruido. Es el caso de las parcelas de tierra y
la sobreexplotación por parásitos (free riders), la “tragedia de los comunes” como un
economista, Garrett Hardin, lo llamó. Él describió el ejemplo imaginario de un pastizal cuyo
uso es compartido entre un número cualquiera de individuos. Cada uno de éstos expande el
número de animales que mete al pastizal, produciendo así la degradación del pastizal hasta su
destrucción.
Ahora bien, habría que distinguir entre recursos naturales como la tierra y recursos
como la información o el trabajo creativo. En el primer caso, los “recursos de uso común”
(Elinor Ostrom) son limitados y son “rivales”, es decir, hay gente que quiere utilizarlos con
exclusión de otros. No es así con los recursos de uso común intelectuales. Estos, en principio,
son inagotables y no competitivos, y su uso no los reduce, al contrario, los potencia y
multiplica. (Ojalá también entre nosotros esta tarde).
Lo que es aún más importante es que Garrett Hardin se equivocó con su argumento de
la tragedia de los comunes. Y él mismo lo admitió más tarde. Su error fue suponer que los
bienes comunes fueran automáticamente de libre acceso para todo el mundo. Empíricamente
esto no es verdad. Ningún grupo es tan tonto de no proteger sus recursos, estableciendo ciertas
reglas adecuadas pare su uso.
¿Cómo Garrett Hardin y muchos de sus seguidores pudieron equivorcarse tanto?
Bueno, estaban acostumbrados a utilizar las lentes del homo economicus, suponiendo que el
individuo actúa en cualquier circunstancia racionalmente, en el sentido que busca maximizar
su utilidad o ganancia. Esto nos demuestra que hay que considerar las lentes que usamos. Las
lentes de los bienes comunes están mejor adaptadas a las prácticas colaborativas y nos
permiten ver otras realidades.
Es como con esta imagen: unos ven imediatamente las dos caras, los bebedores quizás
detectan la copa.
“Quien piensa sólo en términos de lo público y de lo privado no va a percibir otros
8
actores que los privados y los públicos”, dicen Silke Helfrich y David Bollier. Y seguramente
“hay un mundo más allá del mercado y del estado”.9 Los “bienes comunes” son lentes para
descubrir esto.
¿Cómo distinguir las tres categorías: lo privado, lo público y lo común? La distinción
entre los bienes privados y los públicos es fácil. Los primeros son producidos o vendidos por
empresas, de los segundos se encarga el estado. ¿Pero cómo entra lo común?
Las características de los bienes comunes
Las relaciones entre las personas están en el centro, no las cosas. Y estas relaciones no
son de vendedor a consumidor. Esto nos impone el mercado. Una comunidad funciona más
bien como comunidad de usuarios. En un sistema colaborativo no se distingue entre
productor y consumidor, sino que todos los participantes son coproductores o prosumidores.
Basándonos en algunos de los estudios diversos acerca de los bienes comunes10
podríamos resumir sus características - muy genéricamente - como sigue. Digo
“genéricamente” porque Elinor Ostrom, la primera mujer que recibió un premio Nobel en
Economía, justamente por sus investigaciones sobre el tema, insistió con toda razón en la
congruencia con las condiciones socioculturales de cada lugar.11
Diez características de los bienes comunes
1. No hay bienes comunes sin comunidad, la cual es creadora de los
bienes comunes.2. Forma social es colaboración en lugar de competición. Somos
prosumidores.
9 Cf. Silke Helfrich/David Bollier (Ed.), The Wealth of the Commons: A World Beyond Market & State, 2012.
10 Me baso sobre todo en las obras citadas de Silke Helfrich y de Friederieke Habermann, y de manuscritos inéditos de
Bruno Stöckli (Commons.Über Mythen, Potenziale und Kontroversen, 2016 y Gemein-Güter (Commons). Eine Einordnung in neun Schritten, 2016).
11 Elinor Ostrom, Governing the Commons, 1990 y www.nobelprice.org/nobel_prices/economics/laureates/2009/ostrom-
lecture
9
3. Gobernanza: rigen principios de equidad (“entre pares”) y de
autodeterminación.4. Acceso abierto, pero reglado a los recursos.5. Bienes: prevalece el valor de uso, en vez del valor de cambio.6. Abundancia de los bienes creados entre todos, en vez de la
escasez de los bienes vendibles.7. Ecología de lo común.8. Compartir, en vez de acumular.9. Contribuir vale más que intercambiar.10. Posesión, en vez de propiedad.
Formas jurídicas: cf. derecho romano.
Codex Iustinianus
“Cosa” Acceso RegulaciónRes nullius Todos SinRes privatae Propietario Por mercadoRes publicae Público Por estadoRes communis Comunidad Entre pares
1. No hay bienes comunes sin comunidad
No es el bien el que constituye una práctica social. El bien común, como tal, no garantiza
tampoco que la práctica siga. Es al revés: sólo a través de “los espacios de comunalidad”
(Gustavo Esteva) podemos cuidar los recursos naturales y crear nuevos recursos de uso
común.12
2. La forma social es colaborativa: somos coproductores, “prosumidores”
La “colaboración” es mucho más exigente que la cooperación. En ésta los actores se
separan después de haber cooperado y cada uno vuelve a lo suyo. No así en la
colaboración en la que se dan cuenta de que como actores son parte de las
transformaciones realizadas. Cambian de forma ellos mismos.13 También se puede superar
la dicotomía entre trabajos “productivos” y reproductivos, y se le quita la superioridad al
trabajo “productivo”.
12 Cf. Silke Helfrich, Acht Orientierungspunkte für das Commoning, en: S. Helfrich/D. Bollier/ Heinrich-Böll-Stifung
(ed.): Die Welt der Commons. Muster gemeinsamen Handelns, 2015, p.57.
13 Cf. Mark Terkessidis, Kollaboration, Berlin 2015, p.14.
10
3. Gobernanza: principios de equidad (“entre pares”) y de autodeterminación
La posibilidad de poder participar en las decisiones sobre las reglas, las sanciones etc. es
garantizada a todos los participantes. Como el principio de la colaboración rige, los
bienes comunes tienden a ser pues “comunes”, incluyendo a todos, sin discriminación.
4. Acceso abierto, pero reglado a los recursos
Parece paradógico después del punto 3. Pero, para garantizar que no hay “parásitos” que
quieran aprovechar y buscar sólo su propio beneficio, apoderándose del pastizal o de la
obra artística de otros, es preciso definir alguna regla. Hay pues, en lo general, reglas
transparentes y aceptadas por todos para definir las fronteras entre los usuarios legítimos y
los que no tienen derecho a usar los recursos de uso común.14
5. Bienes: prevalece el valor de uso en vez del valor de cambio
La subsistencia y la convivencia de los commoners son prioridad. Puede ser que se use
dinero u otros mecanismos de intercambio al interior del grupo o hacia afuera. Pero el
crecimiento económico ciertamente no es un principio orientador, ya que rige en los
acuerdos sociales de bienes comunes una relación de cooperación y solidaridad, donde el
dinero sólo puede jugar un valor secundario.
6. Abundancia de los bienes creados y compartidos entre todos en vez de la escasez de los
bienes vendibles
Si yo tengo demasiados libros, muebles u otras cosas que me llenan el apartamento: ¿es
una “pérdida” darles a los demás? ¿Si muchos comparten de esa manera sin pedir
recompensa, dinero o intercambio, ¿no se crea abundancia?, pregunta Friederieke
Habermann.15Lo compartido entre muchos es siempre más abundante que lo privado, por
ser mucho más rico en diversidad.
14 Cf. E. Ostrom, l.c.
15 F. Habermann, p. 57.
11
7. Compartir en vez de acumular
Se podría decir también utilizando términos bíblicos: “Maná” sí, “Mamón” no. Para no
romper el equilibrio en la comunidad, se evitan los principios y mecanismos de la
acumulación del capital. Por la misma razón se dice muchas veces:
8. Contribuir vale más que intercambiar
Significa no caer en una lógica de cálculo. Un ejemplo famoso es Wikipedia: las
contribuciones en sí son valiosas y sin mecanismo de recompensa. Y funciona, sin pago o
intercambio.
9. Ecología de lo común
Michael Hardt y Toni Negri utilizan en su libro Commonwealth esta expresión. Enfatizan
con esto que los principios del común valen tanto para la sociedad humana como para el
mundo extrahumano y las “interdependencias dinámicas” entre ambos.16 En vez de
separarlos, como se empezó en la modernidad desde Descartes, los “commons” nos
ayudan a entender y redescubrir esta interdependencia.
10. Posesión en vez de propiedad
Es una dinstinción que no se encuentra en todas las lenguas. El propietario puede ejercer
dominio pleno sobre su propiedad. Es dueño de sus cosas. Pero la posesión es otra cosa,
significa “poder usar” las cosas. Un ejemplo simple son los inmuebles, donde los
propietarios son los dueños y los inquilinos son los usuarios. Para muchos de los
investigadores, lo típico de los bienes comunes es que los comuneros son usuarios y
poseedores.
¿Por qué la distinción entre propietario y poseedor o usuario es crucial? Poseo significa:
yo dispongo de algo que me permite sobrevivir. Lo necesito, por ejemplo, para nutrirme.
Soy propietario es algo muy diferente, mucho más abstracto: es el derecho como dueño
16 Michael Hardt / Toni Negri, Common wealth. Das Ende des Eigentums, Frankfurt a.M. 209, p. 184. Commonwealth. El
Proyecto de una revolución común, Ed. Akal 2011.
12
absoluto de un bien de poder transformarlo en una mercancía, poder venderlo, quitarlo a
los demás. Me da el poder de exclusión de “privación” del otro: “es mío, no tuyo”.17 Es un
gran poder como sabemos: un porciento de la humanidad es propietario privado de tantos
bienes como los otros 99 porcientos.
Este poder absoluto sobre las cosas e, indirectamente, sobre los humanos, es rechazado y
exluido desde un principio en los “commons”. Son casi per definitionem la alternativa a este
concepto imperial que tiene su orígenes en el derecho romano. De ahí, el lema de las
comunidades zapatistas es: “Todo para todos, nada para nosotros”. Se puede traducir
fácilmente en el lenguaje de los commons: Todo como bien común para tod@s. Nada como
propiedad para [email protected] Es algo que tiene como fondo la rica experiencia comunitaria de
pueblos indígenas. No por naturaleza, sino por la alta necesidad de defensa de la comunidad
durante siglos contra conquistadores y colonizadores.
El derecho romano jugó en esto un rol importante: habla de “res nullius”, algo que no
pertenece a nadie. Era una de las justificaciones de la conquista: como las tierras del nuevo
continente no pertenecían a nadie en particular, necesitaban dueño.
El sistema de propiedad del derecho romano moderno
“Cosa” Acceso RegulaciónRes nullius Todos SinRes privatae Propietario Por mercadoRes publicae Público Por estadoRes communis Comunidad Entre pares
17 En la tradición del derecho romano se llama “dominio”. Es el derecho total del propietario sobre su propiedad. En el
Code Napoleon (Codex civilis) dice: “Dominium es jus utendi et abutendi re sua”. Es el derecho de usar y abusar de la cosa.
18 Cf. F. Habermann, l.c., p. 87.
13
Hubo dos vías para “solucionar” el problema de las tierras de nadie: transformarlas en
res publicae bajo la jurisdicción de los reyes de España o, lo que prevalece hoy en día,
transformarlas en res privatae, aptas para compra y venta.
Lo interesante es que el antiguo derecho romano dejó espacio para otra cosa: las res
communes bajo el mando egalitario de la comunidad. ¡El derecho romano, que ha marcado
tanto el desarrollo de los sistemas de propiedad posteriores, entonces, es útil para distinguir y
diferenciar entre las distintas categorías! (Hasta hubo una quinta categoría: las res divini juris)
El esquema, entonces, ayuda a no caer en la confusión frecuente de las categorías. En
especial evita la identificación muy frecuente de lo público y lo común. ¿Por qué insisto tanto
en eso? No se trata de quitarle a la esfera estatal su razón de ser. Más bien es importante
entender lo que pasa cuando las res comunes como tales son omitidas. Eso se ve sobre todo
cuando enfocamos los bienes comunes globales.
Bienes comunes y el bien común global
Son importantes para el tema de la sostenibilidad. Permite entonces tematizar las
relaciones entre bienes comunes y el “desarrollo sostenible” y tocar brevemente “el bien
común” como una categoría ética, pero también con algún sentido de derecho internacional.
“Bienes comunes” y “desarrollo sostenible”
14
1) Bienes comunes globales 2) Cosmovisión 3) Desarrollo 4)
Desarrollo sostenible 5) Dinero 6) El bien común 7) Religión 8)
Economía solidaria 9) Ética 10) Buen vivir
Bienes comunes globales son, por ejemplo, el clima, la atmósfera, los mares. James
Quilligan, quien ha servido durante muchos años como consultor de gobiernos en estas
cuestiones, es de la opinión de que no es sabio designar estos bienes comunes globales como
bienes públicos globales.
Explica por qué: hablar de bienes públicos quiere decir que es deber de un estado o
gobierno soberano velar sobre el manejo y la protección de estos bienes. Pero son bienes
globales que traspasan las fronteras nacionales. Y no hay, según Quilligan, una autoridad
representativa que pudiera asumir la tarea y garantizar estos bienes y derechos para todos. Los
gobiernos nacionales ni tienen el poder ni la legitimidad ni la voluntad de proteger estos
recursos para la población mundial entera.19Lo que persiguen son más bien intereses
nacionales y privados y, por lo tanto, no es por azar que tratan estos bienes comunes como
públicos y, a la vez, como si fueran privados.
Bienes comunes y el bien común global
UNISCO Discussion Papers. N° 34 (Enero/January 2014)
19 Cf. James B. Quiligan, Warum wir Commons von öffentlichen Gütern unterscheiden müssen, en: Helfrich/Böll,
Commons. Für eine neue Politik jenseits von Markt und Staat, 2015, p. 104.
15
ISSN 1696-2206
LA IDEA DE LOS BIENES COMUNES EN EL SISTEMA
INTERNACIONAL:
¿RENACIMIENTO O EXTINCIÓN?
María Cecilia Añaños
Universidad de Kiel
Un estudio en derecho internacional confirma y amplía este diagnóstico. La autora,
Maria Cecilia Añaños es experta en derecho fundamental e internacional.
Añaños resalta que el sistema internacional “incluso cuenta con un régimen
rudimentario para un número más limitado” de bienes comunes. Son conocidos hoy bajo el
nombre de "patrimonio común de la humanidad".
Se trata de bienes comunes globales “como los fondos marinos, el alta mar, la
atmósfera, la Antártida, el espacio ultraterrestre, el espacio cibernético, que llevan tal nombre
por estar fuera del alcance de las jurisdicciones nacionales de los Estados, siendo todos ellos,
a excepción del espacio cibernético, espacios que albergan recursos naturales de vital
importancia para la subsistencia del hombre y/o de gran importancia económica”.
Esto último ya señala parte del problema: estos bienes comunes globales son "recursos
de acceso abierto". Ahí entra la posibilidad de una “tragedia de los communes”, como lo
señaló Garret Hardin, en la medida que estos ámbitos no son bien regulados.
Existen distintos grados, pues, de bienes comunes globales: un “número más reducido
de recursos globales como el espacio sideral, los cuerpos celestes y los fondos marinos, sí
están considerados como bienes comunes, al estar sujetos al régimen jurídico del patrimonio
16
común de la humanidad; sin embargo, tal regulación es tan débil que, en último caso, ellos
siguen las leyes de la economía libre de mercado mundial”.
La cuestión es, por lo tanto, si una “transformación de bienes libres o res nullius en
‘bienes comunes globales’” puede ser viable. La jurista afirma: “el modelo institucional de los
recursos comunes de Ostrom sí puede servir de base para el tratamiento de los commons
globales... Mas su papel como modelo es insuficiente o limitado, dada la extensión de los
recursos y el número de actores que usan”. No vive nadie en la luna.
¿Pero qué tal con los bienes comunes en la tierra? “El término de “patrimonio común
de la humanidad” surge en los años sesenta del siglo XX, como parte importante de las
exigencias del tercer mundo por un nuevo orden económico internacional. El embajador
argentino Aldo Armando Cocca jugó un papel importante en esto, especialmente en cuanto al
espacio ultraterrestre.
Sin embargo, el cambio de postura de los países industrializados en los 80, sobre todo
de los EEUU, quienes optaron nuevamente por volver a la “libertad de los mares”, frustró las
expectaciones del Sur en cuanto a un arreglo más justo. La razón es obvia: son los “fondos
marinos ... a miles de metros de profundidad, en cuyas áreas se albergan cuantiosos recursos
naturales minerales, biológicos y energéticos de importancia aún inestimable”. Triunfa pues el
principio de “res nullius”, lo que significa que el patrimonio de la humanidad de facto es
reemplazado por las reglas imperantes del mercado mundial. “Lo que empezó como un
proyecto ambicioso de bienes no sujetos a la soberanía nacional de los Estados que debían ser
destinados para el bien común de la humanidad,...terminó en un fiasco.”
Algunas conclusiones
I. Tesis: Los bienes comunes tienen algo que aportar que otras instancias no pueden ofrecer.
17
Esto tiene que ver con que son “regímenes auto regulados”, basados en acuerdossociales y un alto grado de “reciprocidad, confianza, reputación y solidaridad entre” losparticipantes. Todos estos son, diría yo, “bienes más bien escasos” hoy en día, y por eso muyrequeridos. Hacen contribuciones que el estado y el mercado no dan - sin quitarles a estasinstituciones su razón de ser.
Y este ámbito de la vida tiene capacidades que aportar – sobre todo si son potenciadoscomo en los bienes comunes – que otras esferas no pueden dar del mismo modo. Por ejemplo,la capacidad del actuar responsablemente, de cuidar los recursos de uso común y fomentar lajusticia social e intergeneracional. También un modo de desarrollo más sustentable.
II. Tesis: No se trata de Utopías. Son prácticas incipientes.
Iván Illich dijo una vez: “No quiero diseñar una utopía, pero un procedimiento el cualpermitiría a cada comunidad de gente optar por sus propios arreglos sociales.”20 Este es elreclamo de la nueva generación de promotores y promotoras de los comunes. En este sentido,lo que se presenta, en el renacer de las prácticas de bienes comunes, me parece que tienecomo motor un afán de desobediencia frente a los imperativos de la sociedad hegemónicaglobal. Estos nos quieren dar sus mandamientos y en el fondo nos piden sometimiento total.
La pedagoga y socióloga alemana Marianne Gronemeyer, en esta misma línea, estádesafiando una obediencia falsa y peligrosa. La encuentra en distintos ámbitos: “Tienes queestar conforme conmigo y basarte en mis evidencias, dicen las Ciencias exactas”. “Tienes quevencer tu vecino”, dice la economía. “Tienes que dejar trabajando a las máquinas, son tusservidores y te dan todo”, dice la tecnología. “Sobre todo, no molestes”, dice la burocracia.21
III. Tesis: Los bienes comunes son indispensables para llegar a un Desarrollo sostenible que merecería este nombre.
“La conclusión más profunda de nuestro paradigma dominante actual de ‘crecer sinlímites’ ha llegado al fin del camino.” 22 Esto se puede leer en el sitio Web del WorldEconomic Forum. Significa que también la élite del sector privado se da cuenta de losdesafíos actuales para la humanidad. Reconoce que debe haber un cambio profundo. Ya que sesabe hoy que, “por vez primera, la humanidad ha alcanzado el punto en el que nuestra presiónen las pesquerías, los bosques, los arrecifes de coral y otros ecosistemas pueden alterar todo el‘sistema de la Tierra’: todos los procesos físicos, químicos y biológicos que interactúan en elplaneta, desde el sistema climático hasta todos los ecosistemas.” El autor de estas líneas es
20 Ivan Illich, Selbstbegrenzung. Eine politische Kritik der Technik [1973], München 2011, p. 33.
21 Marianne Gronemeyer, Konvivialität, en Helfrich/Böll 2015, p. 61 (trad. BD).
22 https://www.weforum.org/es/agenda/2015/01/un-mundo-grande-en-un-planeta-pequeno/
18
Johan Rockström, director del Stockholm Resilience Centre. Junto con toda una red decientíficos llegó a definir límites planetarios.
1) Cambio climático 2) Acidificación de los océanos 3) Capa deozono 4) Ciclos del nitrógeno y fósforo 5) Agua dulce 6)Cambios en el uso del suelo 7) Biodiversidad 8) Aerosoles en laatmósfera 9) Contaminación química
El marco para los límites planetarios de los especialistas se puede ver en este cuadro.Identifica nueve prioridades clave: clima, ozono, suelo, agua dulce, uso de fertilizantes(nitrógeno y fósforo), pérdida de biodiversidad, aerosoles (pequeñas partículas en la atmósferadañinas para la salud y el clima), la liberación de químicos dañinos y acidificación del océano.Se llegó a la conclusión en 2009 que hay una situación bien crítica en tres límites. “Lasactualizaciones científicas más recientes acerca de los límites planetarios demuestran que lahumanidad ha transgredido cuatro límites: el cambio climático, los ciclos de nitrógeno yfósforo, el cambio en el uso del suelo y la pérdida de biodiversidad.”
“Transgredir estos límites... coloca a las sociedades fuera del espacio operacionalseguro y en la zona de peligro”. - La alternativa, dice Rockström, “no son los ‘límites decrecimiento’ sino una transición a un paradigma de ‘crecimiento dentro de los límites’”. Aúnasí, las transformaciones que exige esta situación, son enormes. A todo nivel, en laproducción, el consumo, el estilo de vida, ni hablar de las necesidades de los más pobres quehay que satisfacer.
Ahora bien, los gobiernos del mundo adoptaron en setiembre del año pasado una agenda para el desarrollo sostenible:
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Agenda 2030 de las Naciones Unidaspara el Desarrollo Sostenible
1 Fin de la pobreza - 2 Hambre cero – 3 Salud y bienestar – 4Educación de calidad – 5 Igualdad de género – 6 Agua limpia ysaneamiento – 7 Energía asequible y no contaminante – 8 Trabajo decentey crecimiento económico – 9 Industria, innovación e infraestructura – 10Reducción de las desigualdades – 11 Ciudades y comunidades sostenibles– 12 Producción y consumo responsables – 13 Acción por el clima – 14 Vidasubmarina – 15 Vida de ecosistemas terrestres – 16 Paz, justicia einstituciones sólidas – 17 Alianzas para alcanzar los objetivos.
Es sin duda una agenda ambiciosa para erradicar la pobreza y el hambre ysalvaguardar el desarrollo económico en el mundo, y para hacerlo dentro de los objetivossostenibles mundiales para el clima, los océanos, la biodiversidad y el agua dulce, etc. Obligaa cada uno de los estados del mundo a contribuir con lo suyo para alcanzar los 17 “Objetivosde desarrollo sostenible” (los “ODS”).23
No es posible entrar en los detalles. En el marco de nuestro tema sólo quisierasubrayar tres puntos. Primero: la agenda 2030 es una agenda de los gobiernos. Por estoclaramente tiene sus limitaciones. Opera dentro de la lógica de estados nacionales y susintereses. El poder de la ONU es muy limitado y la agenda no obliga estrictamente a losestados miembros a seguir la agenda acordada. Además, los estados no son tan libres ysoberanos para determinar políticas adecuadas a las metas de los ODS. La lógica que rige hoyen día la esfera pública sigue, en distinto grado, la lógica del sector privado, se adapta a susnecesidades.
23Se utiliza la definición de Sostenibilidad, como ésta: “Característica o estado según el cual pueden satisfacerse las
necesidades de la población actual y local sin comprometer la capacidad de generaciones futuras o de poblaciones de otras regiones de satisfacer sus necesidades.”
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El segundo punto es justamente el peso de la economía en todo esto. Si bien es ciertoque hay empresas y empresarios que son conscientes de su responsabilidad social y ambiental,esto no quiere decir que no están funcionando según las lógicas de un mercado altamentecompetitivo. En suma, las prioridades de un mercado capitalista de crecimiento sin límitesdifícilmente son conciliables con las necesidades de un desarrollo justo y dentro de laslímites del planeta.
He estudiado a fondo la agenda de los Objetivos del desarrollo sostenible y, a mijuicio, ofrece un panorama de las problemáticas a resolver bastante bueno. Pero, en cuanto alas soluciones, uno podría decir, tal vez, que no se atreve a ir más allá del actual estado de lascosas. Se necesitan cambios y transformaciones fundamentales, y los ODS ofrecen -muchasveces- más de lo mismo, soluciones tecnológicas, por ejemplo, sin tocar el sobreconsumo delplaneta en sus raíces. Una científica de Zurich de la ETH resumió la cosa de esta manera:
Con las medidas previstas de los ODS, el barco de la humanidad siempre anda derechoal iceberg, sólo que reduce su velocidad un poco.
Pero no cambia de rumbo.
Punto tres: hay por lo tanto razones suficientes para una “desobediencia” frente a lasprácticas aún dominantes. Se necesita, pues, un tercer sector más obediente al futuro que está
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en juego, ya que ni la lógica de ganancia privada ni la lógica estatal parecen conducirnoshacia una sostenibilidad global suficiente y justa.
Termino, entonces, con una pregunta: Si ni las concepciones de bienes privados ni lasconcepciones de los públicos bastan para tal fin, los actores de bienes comunes, con su lógicadiferente, ¿serían ellos capaces de iniciar y sostener la transformación necesaria del sistemavigente?
Para la discusión:
El desafío de un desarrollo realmente sostenible se puede resumir con este “donut”(dona): el espacio seguro y justo para la humanidad es como una casa con sus límites. Tiene“un techo medioambiental” (el círculo verde exterior) y una “base” de justicia social (círculoverde oscuro interior), resumida en los derechos humanos.
“Este marco combina ambas cosas, creando un espacio delimitado tanto por losderechos humanos como por la sostenibilidad ambiental, reconociendo, a la vez, que existennumerosas interacciones complejas y dinámicas entre los distintos límites”.24
24 Kate Raworth, Definir un espacio seguro y justo para la humanidad (http://forotransiciones.org/wp-content/uploads/sites/51/2014/06/definir-un-espacio-seguro-y-justo_K_RAWORTH.pdf)