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Los Caballos de Los Conquistadores Otra Vez

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· Feinani:io' de Szyslo: Apareee prologado por Mario Vargas I

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prl)Pi"'> J<tr'" y sicmprc en Ia l)bservacion arcnta y el analisis, para de jar ;j rr::Js prejuicios y permitir que Ia realidad se muestre tal cual cs. Una obra cientffica, para cuya elaboracion un econo­mista Jcj<'i ·,u escritorio y sa!io a las calles de Lima y trat6 de entcnJcr -con la colaboracion de abogados, antropologos y hasta histori;idnrc~- a este pafs. Luego de varios afios de investigacion, con roda la cautela necesaria. termina ofreciendonos sus descubri­mienros y hallazgos. Volviendo a las paginas del libra, despues de un intermedio -Ia informalidad en fotos- sigue una segunda parte en Ia que e l au tor arremete contra el Estado: «esa muralla de papel» que empantana todo y que explica en ultima instancia !a informalidad. De ahf en adelante, el tema es el mercantilismo y toda una interpretacion acerca de !a evolucion historica del Peru. El puente que habrfa permitido pasar de lo particular y !a des­cripcion detenida, a las imagenes de conjunto y las prapuestas, serfa !a interpretacion que sabre su situacion han elaborado los propios informales. Asf el economista se habrfa identificado tanto con sus personajes que a! final su vision del Peru serfa apenas el esfuerzo por sistematizar lo que piensan y viven un conjunto de personas. Esos afios de paciente investigacion habrfan producido una mutacion: de academico con estudios en Suiza, a vocero de los informales2•

Pero volvamos arras y reparemos en el momenta en que se pasa de !a primera a !a segunda parte. AI comenzar el capftulo V se discuten las causas de la informalidad enumerando algunas explicaciones que senalan indistintamente como factor fundamen­tal a las migraciones, distribuci6n del ingreso, desempleo o clima. No se senala quienes las han elaborado y menos en que se sustentan3

• Rapidamente quedan desechadas. La tarea se ve faci-

Pero Hernando de Soto no es s6lo un intelectual. No esta demas tener presence los datos que e[ autor se ha encargad~ de propalar sobre s( mismo. Entre 1973 y 1979 fue Director Gerente de Universal Engineering Corp., Suiza, Funcionario de Swiss Bank Corporation, miembro del Comite de Planeamiento y Desarrollo de !a ONU. A partir de 1979, presidente del ILD. Actualmente integra el Directorio de varias empresas mineras. E! Conrercio, 6 de mayo de 1984.

1 Hernando de Soco prescinde de siquiera mencionar quienes se han

ocupado antes del tema. Existe una vieja discusi6n acerca de !a noci6n de mar­ginalidad que simplemente ignora. Sobre otros. autores, no se cita por ejemplo a Anfbal Quijano, Romeo Grompone o Pedro Galm. Emplea e[ termino informal~: ·, dad como si el lo hubiera .acunado. Por otro !ado, las referencias a pie. de pagina, -­para ser corteses, son un ,tanto ,.informa_les•. El libro inaugura, ademas, una origin!!! .,. . manera de investigar por correspondencia: as(, para precisar Ia noci6n de "mer- ;;· • cantilismo» se basa en respuestas vertidas. en cartas por un lnvestigador ingles y :.., ':

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Los CABALLOS DE LOS CONQUISTADORES, 0 rRA \'EZ 17 J

litada al haber colocado en el mismo sar..:o versiones plausiblcs con una absolutamente disparatada, que atribuye Ia informalidad al clima y qu<: ignoramos quicn pudo haberla formulado. No importa. Ayuda a dar la sensacion de inconsistencia que Hernando de Soto quiere enrostrar a sus supuestos adversaries. Despejando el terrene, continua: «fue asf que decidimos conversar al respecto con los informales mismos y descubrimos que sus quejas estaban referidas fundamentalmente a la ley y que sus esfuerzos estaban dirigidos a obtener el reconocimiento del sistema legal» (p. 171 ). Aquf se esfuma toda rigurosidad. zComo podemos saber que se trata de una opinion representativa! No hay la menor alusion a c6mo fue obtenida: zencuestasl, zcuestionarios! Pero si se ha hecha una lectura atenta del libra no se tarda en descubrir que par primera y unica vez, en esa pagina, se alude a la vision de las casas que tendrfan los propios informales. Hasta entonces hemas vista sus productos: viviendas, microbuses, mercados, pero no a elias mismo. No los volveremos a ver en las paginas que siguen, cuando terminan definitivamente desplazados por el discurso acerca del pafs que Hernando de Soto esgrime.

En realidad este discurso ha estado presente desde las primeras lfneas. Consiste en una imagen dual que recorre todo el libra y que emerge en uno y otto pasaje. Lo tradicional frente a lo moderno, el pasado contrapuesto al futuro. En la columna ti, tulada tradicion pueden aparecer otros terminos como espacios rurales, campo, pueblos, organizaciones. En la vertiente opuesta figurarfa, en cambia, ciudades, calles, individuos. Lo tradicional es lo primitive, mientras lo moderno es lo civilizado4• El pasado peruano ha estado dominado par una maquinaria estatal lenta y

otro espafi.ol. Esa secci6n dedicada al mercantilismo adolece de las mismas defi­ciencias de Ia parte sobre los informales: un desconocimiento de Ia bibliograft:a, del estado de Ia cuesti6n, de los debates. No ser(a justamente el modelo de un texto academico.

Este es un viejo· discurso en Ia sociologla. Ha vuelto a tener curso en el pafs. Una imagen similar de Ia historia y Ia sociedad Ia podemos encontrar, por ejemplo, en un texto reciente de Sinesio L6pez: «Desde hace mas o menos 40 afios, el proceso de modernlzaci6n empuj6 al pa(s desde [a hacienda, Ia co­munidad y las pequefias ciudades en las que vivfa Ia mayor!a de los peruanos hacia las grandes y med!anas cludades, especialmente Ia costa. Para hablar en terminos de · Ia soc!ologfa dasicil, ese · transvase · demografico supuso que el Peru han!a · transltado desde llr •comtinldad, o mejor atln, desde !a sociedad trad!cional en -la:que las relactones eran d!rectas, personales·, con una cierta dosis de afecti; vid«d 'Y de reclprocidad: v con'· utta mayor cohesl6n, hasta Ia soc!edad en dofid.e los "lnd!viduos emergentes establecieron relactones impersonates de conflicto ·.y . ~

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burocratica que el autor resume con la palabra mercantilismo. El -~ desmantelamiento de esa maquinaria podra abrir el camino para ~~-! el capitalismo. Entre uno y otto momenta hay una fase de tran~ ~ · sici6n ~como el intermedio fotografico en !a disttibuci6n de su . libra-, en el que se descompone lo tradicional y se anuncia lds l" ~ue.v~s horizontes a traves de los informales. Los. informales s?n :~ mdtvtduos que luchan denodadamente por conquLstar su prop1e- · dad: «responden preferentemente a los beneficios que de modo s! individual pueden conseguir» (p. 313). Esta implfcita una apuesril -~ por la selecci6n natural: quedaran los mejores. Nueva versi6n del ~­darwinismo social. Al migrar, los informales han debido «romper con el pasado». Por eso es que en las fotos aparece como primera imagen el tren llegando a la estaci6n de Desamparados -muy· pecos ·· han llegado as{ a .Lima en realidad·: y luego, un hombre en media de un arena! de Pamplona. Las fotos que siguen, en su mayorCa, son imagenes de individuos, .un ambulante itinerante, otro 1 en · carretilla, otro cuidando su puesto, un senor al lado de su casa, otto en el interior de su taller. Desde luego no interesan quienes son, podemos apenas suponer ·.que . edad tienen e . ignoramos de que Iugar del pafs proceden. No tienen nombres ni apellidos. zPor que sorprendemos? Son individuos, no personas. Mejor dicho; productores y consumidores, segregaciones del mercado y no seres • humanos con ilusiones, esperanzas, ·Jpasiones o desengafios. p • i -~

Salvo una que otra referenda pasajera, Hernando de.:Soto nos dice muy poco acerca de last/ condiciones deq.vida .de:.JJlos informales. Empenado en demosl:rar ,que en cualquier."circunstan~ia resulta mas rentable la informalidadr.debe pasar .. por ,alto·:refej-e~~. cias a:la ·alimentaci6n, la: salud,·las' .. enfermedades<:o·~l~lamtlia"<de los informales. Se oculta toda la miseria' real que significan dilataCla~ jomadas de trabajo, la carencia de distracciones, el trabajo de los nines, la inseguridad perm~enret1elX:. :,Cutiosamerlt~ :"en · · destip.~dp_ a: d~moler al Es.Jiado, ~~f~nglista y _a,F'':l r..

guista Mario Vargas Llosa denomina literalmente legal (p. XXV), no existe.Aa:" aut'oritatismo: Los infonnalesc nO~:'$d'U.Ss6lo~m.illran~§JU~t como (ld' sabe' 'clialqiuera~·:

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Los CABALLOS DE Los coNQUISTADORES, OTRA VEZ 17 5 mestizos y deben soportar el menosprecio racial cotidiano y las trabas a la movilidad que existen en una sociedad donde siempre las clases sociales, en especial las domina.ntes, han recurrido a criterios etnicos para distinguir entre ricos y pobres.

Pero estos conflictos son omitidos porque a Hernando de Soto' le interesa proponer justamente un terrene de encuentro entre los dominadores y dominados: todos son empresarios. La propuesta liberal seglin la cual todos son ciudadanos es sustituida por la condici6n econ6mica. No interesa que tengan o no los mismos derechos. Todos buscan la propiedad, quieren ganar mas y deben abrirse paso5• Aqul un historiador puede comenzar a advertir ecos de un discurso anterior al liberalismo. Una vieja preocupaci6n colonial: organizar desde arriba a la poblaci6n. La encontramos repetidas veces desde el siglo XVI: es la obsesi6n de juristas y de funcionarios coloniales conscientes unos y otros de representar a una minorfa espanola y blanca en media de un pa!s de indios. La preocupaci6n reaparece cada vez que ocurre alguna rebeli6n, como en 17 82, despues del alzamiento de T upac Amaru, cuando Carri6 de la Vandera, comerciante e intelecrual colonial, elabora una Reforma del Pera, rescatada afios arras por Pablo Macera del archive de la familia Moreyra6• En ese texto, Carri6 propane abolir la barrera social, como ahara Hernando de Soto las dife­rencias de clase, buscando una condici6n comt1n para todos en e1 mestizaje. Los espanoles deberlan reconocerse como mestizos e

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5 Manuel Castillo y Jaime Joseph, 'cr(ticos de. El ocro sendero, ofrecen cina versi6n que no compartlmos: «As!, ·todos part!cipamos de ·!a racionalidad de{ calculo que !a modemidad imprime. En frase de :Hernando de Soto, para Ia de; recha: 'todos somes empres~rios'. El reconoclmiento de que ser modemos es asu1 mimes como iguales en el mundo mercantU». De «Yo soy Ia calle .. en EL Zorro de Abajo Ne 7, Lima, junio cte 1987,· p. 42. Sin c:.mb~rgo, en Ia propuesta d~( libro que · comentamos, quedan excluidos los ca11,1pesinos ind!genas ·y los sectores obreros sindicalizados .. Es un- dlscurso 'paia la ciud3.d atr~dedor del i:Ual se tmci d€ confluir a· grandes ·empresarlos con desempleados;·• Perc: Jmientras · se · habla ··de los· info~le~. y ,hasta se. les;;t9roa fotos, no .. se .dice JU!da. de los otr:os .empresar~cis:• Sobre estes temas, ver la critica de Rosa Alayza, «De pobres e lnformales» en Debate, Vol. IX, N2 44, mayo-junio de 1987, pp. 31-36. .

6 A\onsC? Carri6. de, la Vandera, f!.eforma .del Pera, Liffil!., UnLversLdad ~actofui_l:·Mayor -ae'~iiil? Marc08;'1; 1966; =transerlfict6n: v · ·[lr61Q,g\),.; ae~Pabli:i ':Ma~cl~~ efl.- ~l ~mtsmo sMaeert;:riabaJc:fs" & 'H'Iifulii;J trma':"Insctrutci ·NaJtoM.l"il.e.11eu1~!· · fim :ctv1?0iri'f6' <JJ':ta c Vari"dera:".:fdrtua'l-plirce'iif~J ufil «elct&:lite'raliolfl·desgn&1ianif.a, . .J d.. '.~j ·[a'! ')1:·~~·~;;;. l .. Vl/ t..\/!.'{l[s~t· b"'"'"*);[ft~'Jt'•I~""1CO'<".l '."'. '·.--"'···/I."•I)"::Ui,O.C::.dacf.-faQ{~ . l 0 . ~·· . reoe on· tupacamar a:· ·una"'> .... ratura . ae 'mteao, ' 0 ses ona a por el c)-.

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igualmente los indios. Todos mir:arfan juntos hacia el futuro de una naci6n posible pero dejando de !ado la nobleza indfgena, el quechua, y Ia cultura andina. Se trat6 de un discurso en defensa de Ia conquista. La justificad6n de Ia obr:a de Espana. El Peru sin indios. lRacismo? Se trata de etnocentrismo: Ia imposici6n de una cultura sabre otra. · .

Como si todavfa estuvier:amos en el siglo XVIII, el libra de Hernando de Soto ofrece una imagen de la historia peruana en Ia que se ignora "a :las cultur:as andinas ~son parte del lastre que hay que arrojar.,para · conquistar Ia modernidad- y se omite Ia historia prehispanica .. La informalidad ~y con ella Ia historia· comienza con Ia llegada de los primeros conquistadores. «Hemos podido ver los primeros·. sfntomas de gr:andes empresas que se podnan !lamar infotmales,· hace mas de 400 anos, antes del Virrey Toledo, cuando .antes de venir con Ia legislaci6n que import6 de Espana, prosperaban varias ·de ellas»7• Par eso en EL otro sendero se lamentara qu<!! el pais no tenga una «autentica experiencia feudal descentralizadora,. .(p. 288). Triunfa Toledo con quien apa· rece el Estado -· mercantilista: y las comunidades, como dos aspectos de Ia imposici6n de~ lo-,colectivo ·sabre lo individual. Despues se nos ins tara a desmantelar · el Estado. Lo que se busca para las comunidades queda··implfcito para cualquier buen entendedor.

El ana 1979,~,cuando apenas nacfa el -Institute Libertad y Democracia, Hernando de~.Soto tuvo Ia clarividencia de anunciar algunas de 1.las conclusiones de su posterior indagaci6n cientffica. Decfa en el discurso de clausura de un coloquio conservador, que l9s _ info.rmales ,«repr<:~eptal}_ el.; nlfevo arden que surge espont~nea­~ente C.uandoJos ljp~b.~~~apaj:ido~n e.l P4~hlo -Ia organizaci6n tribal-,,y se vuelven.,-:\ha:ciai; las -:gr:andes ciuda.des~>8• Se identifica pueblos del interior':-coh ·tribus; podrra argumentarse que no se ha dicho 2que seari ihfen4t'e-s;~in· ~mbatgo, una paginas mas adelante, l,ie~ao·:~e. $9t9JI~J)?¢i'v,ca' mas_ 'fxplfcitp_:'·_« ... han entrada .va: aL m~g,o ~de ~t~:f_t,v~iqf~~;t~~~#ta, ,i!lciPl¢r.}.ce, que,· con codas

de&.ventajas,;~vi~eiite't'A¢iite>l{ll.arece ser un,.mundo superior,.· (p. :la ~~_ertoii~d::del·., capitalism._o i·que es . ·tam bien Ia -~.J:....o•·,_n --·-"· -· ~ ·' ~~~:;~_:)~{ .,,. :.~~.'! ·:~:~ r ... ,~

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superioridad de Ia occidental. Para Vargas Llosa, en un texto anterior, el triunfo de Pi:arro en Cajamarca fue una expresi6n del triunfo de Ia individual sabre lo colectivo. Si un punado de conquistadores derrotan a un ejercito es porque los indios que lo conforman caredan de cualquier iniciativa, mientras que los espa­t'i.oles eran hombres llbres9

• Dejemos de !ado Ia ignorancia acerca de hechos puntuales, como la organizaci6n de Ia hueste conqu~s­tadora, cantidad de efectivos, colaboraci6n de indfgenas, disparidad en las armas, etc. Interesa s6lo indicar que tras el elogio a Ia iniciativa individual subyace una defensa de Ia conquista. La hara el historiador Fernando Iwasaki, argumentando que «la Conquista no fue una empresa del Estado ni de los caudillos, sino que intrfnsecamente fue una empresa popular» 10• Como el capitalismo que ahara estana emergiendo en el pais, afi.ado yo. Termina Iwasaki dedicando su ensayo a esos «conquistadores an6nimos)), es decir, «a los que nos ensenaron que Hispanoamerica es alin un conti­nence par conquistar)). Evidentemente, Ia conquista no es solo un tema del siglo XVI.

Conquistar y no descubrir: el ana 1979 Hernando de Soto tenfa organizado ya e1 discurso que en 1986 nos va a proponer como un descubrimiento cientCfico. zUn libro tramposo entonces? No. Un libra ideol6gico si, en el que los datos unicamente co­rroboran presunciones e ideas establecidas de antemano. En otra ocasi6n, tambien antes de publicarlo, en 1984, anunciaba clara­mente que su finalidad era enfrentar a una. versi6n opuesta de Ia historia peruana. «Esto nos !leva a una segunda conclusion -decCa­que creo es una buena noticia, y es que Ia .visi6n , tradicional, Ia unica visi6n coherence y popularmente aceptada de Ia realidad peruana, que es marxista, dice, deda y sigue .diciendo que las caracterfsticas hist6ricas culturales hacen de Ja sociedad peruana un sistema con vocaci6n colectivista. Creo .que· nuestro estudio va a demostrar que, basicamente, estos senores)~se;·equlvocaron. -Las mayorras nacionales recien llegadas ia las ciudades;.:estan constitui­das en empresas individuales de caracter netamente privado y fun­donal. Dentro de una economra de mercado incipience, aunque

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insuficiente, desean max1m1zar su prosperidad y tener derecho a las mismas condiciones que tenemos nosotros ... , palabras dichas en Ia Camara de Comercio, en una conferencia citada lfneas atras. Resumida, al dfa siguiente, en La Prensa. Luego, alguien hara eco de estes planteamientos, entendiendo que una manera correcta de interpretarlos es arremeter contra los intelectuales de izquierda, en la figura de Manuel Scorza, y decir que el caso de ese «literato que vive un prolongado exilic parisino, es ilustrativo de c6mo la alquimia intelectual puede hacer de un aborigen al fila de la humanidad, rayano a la animalidad, un revolucionario que pasiva, mente boicotea el sistema»u. De Soto, es cierto, no coloca a los indios al borde de la animalidad. Nadie, de otro lado, es respon, sable de sus disdpulos. Pero no se puede negar que el autor de El otro sendero los confina en el pasado y los identifica con el atraso y la inferioridad.

El manifiesto liberal y moderno termina teniendo resonan· cias conservadoras y antiguas. Quiza porque la conquista esta demasiado presente en el Peru actual o porque el capitalismo, en este pafs, tiene rasgos similares con la empresa de Pizarro. «En el contexte del Peru, el liberalismo en el mercado de trabajo, es literalmente criminal», dice Javier lguiii.izu y en respaldo de esta afirmaci6n puede recordarse que estamos en un pafs donde 49.5% de familias viven por debajo de la lfnea de pobreza. De ellas, un 35% se encuentran en lo que se denomina pobreza extrema, es decir, no pueden satisfacer necesidades basicas de alimentaci6n, vestido, · salud, educaci6n. Viven en condiciones de hambre ertcu~ bierta,· mal alimentados, con deficit de calorfas, soportando la incidencia de una alta mortalidad infantil. Un pars pobre pero ademas de profundos abismos sociales en el que, de un lado, 10% de familias se apropian de 43% de los ingresos nacionales, mien; tras que. en el extrema opuesto 25% de las familias de menores ingresos r:deben repartirse el 2.6% de la «torta» 13 • Se calcula que 60% ·de 1niii.os entre 1 y 5 aii.os estan desnutridos. ~--

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~J- ~( ·~ ; ·, ::>i 11 Fernando LOpez, «Capita!ismo naciente en e! Peru o el mito de

atavismo comunista». La fotocopla de este texto, as( como de !a oot\ferencia de Hernando de Soto .en Ia Camara de Comercio de

pr§PI?fei~~li.'"por· e! ILD.: Consulra· en'.Cerltro de DocUme'ntacion, .Facuttao. .c;t~-~ C{; tr.r_,;'"',;l{;i"'ia'"'[ ~1•:p·u~·c. y '""'; ·' ":$ .:: <O":·tr ,.,...;m; ··-. cmc4{Sj;;':!OC es, .

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Los CABALLOS DE LOS CONQUISTADORES, OTRA VEZ 179 Pero, sobreponiendose a la miseria, la historia de las cb­

ses populares de este pafs no ha sido siempre tan disgregada como el libra de Hernando de So to quiere hacernos . suponer. Frenrc a un acontecimiento como las migraciones a las ciudades de la costa y a Lima, la primera imagen supone el desorden y el azar: llegan de cualquier manera y a cualquier sitio. Pero, esto no es cierto. Desde principios de siglo -cuando los provincianos no tenfan la presencia masiva de ahara~, en Lima ya existfan agrupaciones que los reunfan de acuerdo a su lugar de origen, par pueblos y pro­vincias: despues se llamarfan clubes de migrantes o asociaciones regionales. En 1950, un autor calcul6 mas de 1,000 en Lima. Para 1974 serfan mas de 4,000 y en 1982 habrfan llegado a 6,000, lo que harfa que 50% de la poblaci6n migrante estuviera integrada en clubes. Para algunos, esta instituci6n prolonga a la comunidad en la vida urbana. Para ·otros, se trata de una respues­ta a los desaffos de un habitat diferente. Parece tambien sospe­charse que estos clubes tienen sus rafces en las cofradfas coloniales. La cierto es que en todos ellos, sea cual fuere su origen, se debe elegir una directiva, hacer asambleas, llevar un libra de aetas, presentar un programa de actividades cmto para el barrio en que residen en la capital como para su pueblo. Todo esto significa discutir. Es una practica democratica -a pesar que no falten inten­tos de manipular y de utilizar a esas instituciones en beneficia de un grupo,, que abre la posibilidad de respuestas colectivas14.

Es probable que exista una relaci6n mayor de la hasta ahara supuesta entre los clubes y. el sindicalismo. Debemos tam­bien seii.alar que los clubes de migrantes no s6lo funcionan en Lima. Los podemos encontrar en :una !localidad relativamente pequeii.a como Huacho o en un cainpainento minero como Morococha. Quiza exista alguna' correlaci6n ·entre el incremento de los clubes y el de las cooperativas y ;tcis sindicatos. En 1981, existfan en el pafs mas de 2000 cooperati~as:o c6n casi :1'800,000 socios. Ese mismo aii.o, el·paJs ,ci:mtaba: con:&tca '&;; 3000 ·organizaciones sindicales. S6lo entre~ .1973 y!'Jl9.82;~ta.PE~~le~~m 731 sindicatos nuevos15 .

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A las antiguas organizaciones es preciso sumar las que aparecieron bajo el impulse de los ai'ios de Velasco. Una de las mas importances fue la comunidad [aboral. Se establecieron cerca de 4,000 agrupando a 250,000 trabajadores. Debemos ai'iadir las cooperativas y las SAIS que pasaron a ocupar el lugar de las antiguas haciendas. Este recuento terminarCa llegando hasta las empleadas domesticas. En el ai'io 1961 existia una sola organiza, ci6n que las agrupaba a nivel de Lima, con apenas 150 6 200 afiliadas. En 1982 hab!an formado 8 organizaciones aunque con un promedio bajo de afiliadas cada una. Estamos ante un grupo de trabajadoras en el que ha persistido la fragmentaci6n social. Las formas organizativas han podido desarrollarse sobre todo entre aquellos grupos donde se han depurado mas claramente las rela­ciones de clase. Entonces, no serla aventurado anotar que el cre­cimiento organizativo es consecuencia de una sociedad donde las clases sociales han comenzado a sustituir efectivamente a los es .. tamentos coloniales.

La organizaci6n ha sido, sin embargo, una necesidad vital desde siempre en el mundo andino. Escasos recursos, frecuencia de catastrofes, explotaci6n y agresi6n del mundo extemo, hacen que aqu! casi resulte imposible vivir sin organizaci6n. Las cornu, nidades, aunque establecidas por el Virrey Toledo sabre la ba.Se de antiguos ayllus, fueron aceptadas por una poblaci6n que man" ten!a practicas de formas de ayuda mutua y trabajo colectivo. Agrupados en comunidades,· los hombres andinos pudieron resistir mejor las epidemias, evadir la mita, sortear :los abusos de :los corregidores y ademas conservar su cultura. En nuestros dlas, :sin el i:rabajo de todos, · ser!a diffcil edificar viviendas en ni.edio .del desierto o que las mujeres puedan conseguir ;el sustento diario. Aparecen as! en Lima los clubes de madres, los -comedores popi.i;. lares -mas de 800-, las agrupaciones alrededor del.·:<<vaso·de::Ieche*:· Respuestas organizadas ante ::-la ·miseria. • No 'todos optan spord~ .· feroz competencia que entusiasma a Hemandcdde Soto .. ;'Pam es·os otros parece resultar mas · eficiente.la cooperaci6n y la ayuda ::mtirua o el trabajo familiar, que la empresa individual. 1.,.:'.

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con un total de 2'745,693 habitantes, es decir, 20% de la pobla­cion nacional y 50% de la poblacion rural. Ahora, son mas de 4,500 las comunidades reconocidas: la instituci6n civil mas im· portante del pafs. Es el resultado de un prolongado enfrentamiento contra los terratenientes y tambien contra el Estado. Recordemos, por ejemplo, el sustento antifiscal de las rebeliones campesinas (siglo XVlll) y los enfrentamientos contra la ley de conscripci6n vial ( Oncenio).

Volvamos a El otro sendero. En sus paginas se quiere argumentar que la existencia de una pesada maquinaria estatal es casi el unico obscaculo para que triunfen la modemidad y el capitalismo en el Peru. Encontramos, de esta manera, invertida esta interpretacion de Jorge Basadre, para quien, mas alia de la geografla, las diferencias culturales, los enfrentamientos etnicos 0

la desigualdad de ingresos, lo que un!a a los peruanas era una misma situaci6n jur!dica al encontrarse todos bajo la sujeci6n a un mismo Estado. El Estado habrla forjado la naci6n. Pero esta version de la historia polftica no nos parece tan convincente. Los momentos y perfodos de centralizacion en el territorio que ahora conocemos como Peru, han sido lo menos de su historia. Por encima de lo que arque6logos e historiadores han llamado hori· zontes panandinos, han primado los reinos y ·los sefior!os locales. Los imperios aparecen tardfamente con Huari y los Incas. El caso de los Incas fue el de una formaci6n estatal tan dilatada como ef!mera: se forma en medio siglo para derrumbarse a los pocos ai'ios de la llegada de los europeos. La administraci6n colonial que lo sustituy6 despues de· las guerras civiles entre los conquistadores, no consigui6 la estabilidad que tuvo su similar en Nueva Espana. Cuando se descompone la dominaci6n colonial, los intelectuales criollos encontraran multiples dificultades para edificar una n1,1.eva organizacion estatal, que a la postre debi6 tolerar los fueros pri~ vados de los terratenientes. En esta larga historia ha existido siempre la resistencia de las poblaciones al Estado; la lucha de los pueblos, de las regiones, de las ciudades contra la dominaci6n centralizada. Alzamientos campesinos ante las cargas tributarias, reclamos por los excesivos recursos extra!dos en beneficia de la capital, protestas contra los malos administradores o contra •la -ineficacia .burocratica. PodrCamos .. decir que la naci6n :-si., identifi~ camas esta palabra con los habitantes del pafs- se ha constituido .en contra del Esta~o. _ . , :i . . . Naci6n .. contra ?s'tado:. _.en otras .. palabras, relaciones con~ ;~{~d~as ~entte "socle~d civfl"'e ·it{ls'tiruciones :po}1ticai ~En con):f;· '"~ . . '""' ~ ·4~ • ·~ ~

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del monopolio oligarquico del poder, !a sociedad civil recurri6 a antiguas y nuevas organizaciones. En este siglo, fue el resultado, espontaneo a veces y otras conscience, de !a conformaci6n de una estructura de clases sociales. El movimiento campesino primero, los movimientos obrero, estudiantil, de pobladores de barriadas despwes, fueron los que resquebrajaban el edificio aparentemente tan solido de la dominacion oligarquica. Sin las huelgas de 1977 y 1978 es imposible entender el repliegue de los militares a los cuarteles16•

Pero este mundo popular, organizado e hirviente, no existe para Hernando de Soto. Los ambulances, seglin el, prefieren «des­conocer a sus organizaciones cuando ello les permite obtener alguna ventaja» '(p. 76). No se tratarfa solo de oportunismo sino de una corriente social mas profunda: «los gremios han perdido poder y la poblacion sindicalizada privada ha decrecido persistentemente» (p. 5). En rdefinitiva, estarfamos ante el hecho irreversible de la ciudad imponiendo sus reglas, es decir, «individualizando», per­mitiendo el predominio del «esfuerzo personal sabre el colectivo>> (p. 2). Es evidente el entusiasmo que Hernando de Soto no puede ocultar ante el desarrollo de esta tendencia que llevarfa a liquidar definitivamente el pasado. Es el nuevo arden que acabarfa con el caos actual.· Nuevamente recurre a la historia para, con Ia ima­ginaria autoridad de los siglos, avalar suposiciones: «Desde sus orfgenes la ciudad en el Peru habra sido un centro administrative y religiose· que represent6 la ambicion de ordenar un _ territorio salvaje y agreste» (p. 11). Frase definitiva en la que parece condensarse -~toaa una laboriosa reflexion sabre el pafs. Pero a veces las imagenes terminan traicionando a un autor. lCuando aparece la ciudad en el Peru! lEsta pensando Hernando de Soto en Huari o ~:'err! Chan Chan, o mas bien en Pizarro repartiendo solares en l;inial· Sea como fuere lo cierto es que el territorio sabre el qti~; s€_rasent6 ·la urbe nd estuvo vado, ni tampoco era salvaje o agres·i:~:_'Existia una civilizacion campesina que este libra

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pitalismo a eliminar diferencias, acabar con lo «Otto», imponer los valores occidentales. Este discurso se entiende mejor si se coloca a su lado la propuesta de Vargas Llosa en favor de Ia <<transna­cionalizacion» de !a cultura en el Peru. Es la negacion militance del pafs interpretado por otros autores que De Soto ubicarfa en la vertiente marxista par cierto, como Jose Marfa Arguedas. Recor­demos, por ejemplo, esas palabras que el joven Gabriel, rersonaje de El Sexto, dirige a Camac, indio moribundo, aniquilado par el trabajo en la mina: «No se puede en este mundo mantener par siglos regfmenes que martirizan a millones de hombres en bene­ficia de unos pecos y de unos pocos que han permanecido ex­tranjeros durante siglos en el propio pafs que nacieron. lQue idea, hermano Camac, inspira a nuestros dominadores y tiranos que consideran a cholos e indios de la costa y de la sierra como a bestias, y miran y oyen, a veces, desde lejos y_ con asco, su mU.Sica y sus danzas en las que nuestra patria se expresa tal cual es en su grandeza y su ternural Si no han side capaces de entender ese lenguaje como patria antigua y unica, no merecen sin duda dirigir a este pafs» 17 • Arguedas, a traves de Gabriel, continua diciendo: « Y creo que lo han sospechado o comprendido. Se empefian ahara en corromper al indio, en infundirle el veneno del lucro y arran­carle su idioma, sus cantos y sus bailes, su modo de ser, y convertirlo en miserable imitador,_ en infeliz gent~ sin lengua y sin costumbres». Esta es la propuesta de EL otro sendero. No es un proyecto individual. Todo un discurso de derecha se ha venido arti:culando durante estes ultimos afios. Hay que revisar los diver­sos artfculos, ensayos y prologos en los que Vargas Llosa arremete contra Arguedas para denostar la supuesta «utopfa reaccionaria» que se encontrarfa en novelas como Todas las sangres18• lEnfren­tamiento entre lo modemo y lo tradicional? lRealismo frente a romanticismol Terminemos de citar a Jose Marfa Arguedas: , «No queremos, hermano O:imac, no permitiremos que el veneno del lucre sea el principia y el fin de sus. vidas. Queremos la tecnica, el desarrollo de la ciencia, el dominic del _universe, pero aL--ser­vicio del ser humane, no para enfrentar mortalmente unos contra otros ni. para uniformar sus cuerpos y ·almas, para_ que nazcan ,y crezcan peor que los perros y los gusanos,)- porque aun los -gus,anos

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y los perros tienen cada cual su diferencia, su voz, su zumbido, su color y su tamafio distinto. No rendiremos nuestra alma••. Otra etica, que esa de la competencia feroz enaltecida en El otro sendero.

Una etica recusable, una investigaci6n poco rigurosa y una version nada original de las casas: podrfamos resumir con estos

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terminos, que evidentemente exageran nuestros argumentos, lo que -;, hasta aquf hemos venido diciendo sabre la propuesta de Hernando ~ de Soto. Pero, entonces, 1como entender el exito de su libra? Se ha vendido, ha sido lefdo -discutido solo par algunos- y en poco tiempo ha conseguido conformar un cierto sentido comun: «in­formalidad» es una palabra corriente en nuestro vocabulario. Es evidence que en el terreno de las ciencias sociales el exito de una obra no mantiene relacion directa con su contenido cientf· fico. No se puede desdefiar Ia vinculacion que, par el contrario sf se ha dado, entre libra e imagen: el empleo de mecanismos pu-blicitarios y de los medias de comunicaci6n masivos. Pero creo que una explicaci6n mas consistente deberfa buscarse antes que en el libra, en sus lectores: verfamos que ha respondido a una necesidad, a la blisqueda de una ideologfa y un discurso propio para una derecha que se sentfa huerfana de intelectuales. El dis-curse de El otro sendero ofrece, supuestamente, una explicacion nftida de la situaci6n y ademas plantea una altemativa, se abre esperanzadoramente hacia el futuro, rompe con la lamentaci6n reiterada y el tono de frustraci6n y fracaso que desde mucho tiempo arras, se repite en las imagenes elaboradas acerca del pars. Una nueva derecha que, colocando al «capitalismo» como una propuesta para el futuro, pretende desligarse de cualquier compro·

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miso con -e-1-pasado.CUos no nan sicl.oios«cluenosclcl-Peru~t-a~--+----------responsabilidad de lo que ha ocurrido en este pafs hasta Ia fecha, i debe achacarse en todo caso al Estado y a quienes han medrado a su costa. Entre la miseria y el capitalismo no hay ninguna vinculaci6n par cuanto este todavfa no existe. El capitalismo es lo nuevo mientras que el socialismo, con sus afanes supuestamente «estatistas», seda una prolongaci6n de la historia anterior.

; · El porvenir de una ideologfa es muy pobre si solo se convierte en un libra. Las ideas de Hernando de Soto aspiran ·a·

. l~egar.cmas lejos, hasta, confundirse •con \el.:sentido comt1n. De allC· A~~~~~afan 'suyo"'por .identificarse <:on f~~:~riO:i6_n"; de informalidad y

31 rep_etici6n casi machacona de esta .. palabra :en . peri6dicos y

cis:-,_Meses :arras, la fallida est:atificaci6n,"de.Ja ,.banca . fue .Ia .. <~6-- 1,:.,-~• . .-~8'<!~ .•,rrl>"i1"'~!- r.·-: ,nlj·!J·E·zrx_~-lt 1:1 s·'ll'~h.J!.I31A l';i """:·.· r• _ l . s1 n·t ara - ue e -mensa e ue.· -.o ro · enueru ., .. ase a ca ..... ~ . :t __ t·_t_.r.'{!.!-,·.~·p-·_~~---···~~.ta'·"iU'yi ·(~ ... =-<,,b_~_-_,,.:~J',IA<:!'J.q{\~_,.a~r.~~,.it;;.J. mPt*_.,ao-... ::,:;_ 1:b· -~~-·l'i'~'~ t-~_f?!'~~:~ _ -t;m!i!f~.~?l,. ~Q1ogm ,._como ;~~ll.'-·':o~~~~5i~,~en_~es~~r.! ~o ··~J~ir~Y..-.~.:~>-:.· . .,_;;~11\''~~-,,,_, .•..

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se desprende de cualquier lastre y se da a sf misma el calificativo de novedad-, no puede sustentarse en los viejos partidos pollticos sino directamente en el movimiento social. Los partidos tradicio­nales cargan inevitablemente con ese pasado del que Hernando de Soto quiere deshaeerse imaginariamente. Ademas, en los ulti­mos afios, el electorado ha terminado adquiriendo un perfil de clase definido, que lleva a una presentacion segmentada de cada partido. La derecha, de esta manera, obtiene altos porcentajes en barrios de clase media alta y no en zonas populares. El otro sendero quiere superar estas barreras y para ella pareda un en­cuentro feliz el· que se produjo entre estas ideas y el movimiento Libertad.

Frente a un discurso como el que propane Hernando d,e Soto, antes que argumentos, se requiere elaborar una propuesta similarmente ambiciosa. Desde la izquierda se ha escrito mucho sabre el tema de los informales y la pobreza. La lista serfa real­mente larga y se podrfa argumentar fundamentalmente la calidad de esos textos. Sin embargo, seducidos par lo espedfico y lo monognifico, buscando ser cientfficos y rigurosos, esos mismos textos carecen de una propuesta alternativa. Describen y analizan la pobreza. Al no mostrar c6mo superarla parecen conformarse ante ella. La sensaci6n que transmiten es que los pobres son necesarios para demostrar que existe explotaci6n y para nada mas. E[ otro sendero les dice a esos mismos pobres que lo son s6lo en aparien­cia o momentaneamente: ellos encaman la modemizaci6n que se avecina. No es suficiente con negar esta tesis. Hace falta argu­mentar que con los mas miserables y humillados puede construirse otra socte<iacl, en tla que ellos seran prectsamem:eio-s--protagoni-s-tas-----~­Y contraponer, de-,esta manera, al eventual exito individual que ofrece el liberalismo, la esperanza y los riesgos de una empresa colectiva. · ;;;

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