Los caminos de la libertad

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el socialismo el anarquismo y el sindicalismo

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    BERTRAND RUSSELL

    LOS CAMINOSDE LA LIBERTAD

    El Socialismo, el Anarquismoy el Sindicalismo

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    EDICIONES ORBIS, S.A.

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    CAPTULO IV

    EL TRABAJO Y EL SUELDO

    Quien intente crear un nuevo y mejor or derrerr-lasociedad tiene que luchar contra dos 'fuerzas contrarias:una, la de la Naturaleza; otra, la de sus semejantes.

    En general, el trabajo es la ciencia que trata de vencer laoposicin de la Naturaleza, mientras que la poltica y lasorganizaciones sociales son los mtodos para vencer laoposicin del hombre.

    El hecho final en economa es que la N aturalez a daproductos nicamente logrados por el trabajo. La necesi-dad de trabajar algo para satisfacer nuestras exigencias noest impuesta por sistemas polticos ni por la explotacinde la clase obrera; se debe a las leyes fsicas, que elreformador, como otro cualquiera, tiene que reconocery estudiar. Antes que pueda ser cualquier proyectoeconmico aceptable para ser llevado a la prctica, debe-mos examinarlo para ver si las condiciones fsicas de laproduccin imponen un veto definitivo o si pueden ser

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    modificadas s1.Jli~ientemente por la ciencia y la organiza-"1

    cin. Hay dos ~bctrinas que estn relacionadas y que sedeben tener" en "cuenta cuando se examina esta cuestin:. (,una es la doctrina de la poblacin, de Malthus, y la otra,de concepto ~s vago, pero muy corriente, de quecualquier exceso sobre las simples necesidades de la vidasolamente pued{ ser sostenido haciendo la mayora de loshombres un largo trabajo de muchas horas, dolorosoy montono, que deja muy poco tiempo para vivircivilizadamente y tener un descanso razonable. Opinoque ninguno de estos obstculos al optimismo sosten-dran un atento anlisis. La posibilidad del perfecciona-mientotcnico es, creo yo, tan grande que; por lo menosdurante muchos siglos, no existir impedimento alguno alinevitable avance del bienestar general, debido al sirnult-Q~()aumento de productos y a la disminucin de las horasde trabajo. Este problema ha sido estudiado por Kr opot-kin, y por dispares que sean los principios que sostienesobre sus teor ias polticas, no deja de ser notablementeinstructivo, coricrero y convincente en todo lo que serefiere a las posibilidades de la agricultura. Los socialistasy los anarq uisr as, en su mayor parte, han surgido de lavida industrial, y muy pocos de ellos tienen un conoci-miento prctico sobre la cuestin de la produccin y de laalimentacin. Ktpotkin es una excepcin. Sus dos librosLa conquista de/pan y Campos, fbricas y talleres estnllenos de una mihuciosa informacin, y aun haciendo ungran descuento del prejuicio de ser optimista, yo creo queno se puede negar que ellos nos demuestran probabilida-des en las cual~,? muy pocos de nosotros hubiramospensado.

    Malthus afirm, en efecto, que la poblacin tiende

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    siempre 'a aumentar hasta donde se lo permiten lassubsistencias; que la produccin de las subsistencias sehace ms cara a medida que su cantidad aumenta y que,por consiguiente, aparte unos cortos perodos excepcio-nales, cuando nuevos descubrimientos producen mitiga-cienes circunstanciales, la mayor parte de la humanidadtiene siempre que quedar al nivel ms bajo que seacompatible con la supervivencia y la reproduccin. Apli-cada a las razas civilizadas del mundo, esta doctrina estresultando falsa, debido a la decadencia rpida de lanatalidad; pero, aparte esta decadencia, hay.otras muchasrazones de por qu la doctrina no puede ser aceptada, porlo menos en un porvenir inmediato. El siglo que transcu-rri despus de Malthus presenci un ascenso muygrande en la norma de las comodidades en todas las clases,',;tfabajadoras, ya causa del aumento enorme de la produc-cin del trabajo hubiera podido efectuarse un ascenso.mucho mayor si se hubiese introducido un sistema msjusto de distribucin. Antes, cuando el trabajo de unhombre no produca mucho ms que lo que necesitabapara su subsistencia, era imposible reducir mucho lashoras normales de trabajo o aumentar la proporcin de lapoblacin que gozase de algo ms que las simples necesi-dades de la vida. Estas condiciones han sido sobrepasadaspor los mtodos modernos de produccin.

    Durante los ltimos aos no solamente mucha gente hagozado de un buen ingreso, derivado de la renta y elinters, sino tambin casi la mitad de la poblacin de lamayora de los pases civilizados del mundo estabaocupada, no en la produccin de comodidades, sino en laguerra o en la fabricacin de municiones. En un perodode paz, aquella mitad de la poblacin puede quedar

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    desocupada sin hacer que la otra mitad se empobrezcams de lo que hubiera estado de continuar la guerra, y sien vez de estar desocupada estuviese empleada en produ-cir, todo lo que produjese sera un sobrante sobre lossueldos actuales, que se podra partir. Si la ganancia que laproduccin del trabajo da actualmente en Inglaterra fuerarepartida entre sus habitantes, tendra cada familia uningreso de una libra diaria, aunque no existiera ningunode los mtodos actuales de produccin y trabajo; claro esque stos podran ser conseguidos inmediatamente que seqUIsIera.

    Hay quien dir que es una regla el que, si la poblacinaumenta, el precio de la subsistencia tendr, finalmente,que aumentar, y tambin en relacin al consumo que serealiza en las propias fuentes de abastecimiento, comoCanad, Argentina, Australia. yotros pases.

    Tine que llegar un da, as afirman los pesimistas, enque la alimentacin se haga tan costosa que al simpletrabajador no le quede ningn dinero para gastar en otrascosas. Se puede admitir que esto ser verdad en un da nomuy lejano, si la poblacin siguiese aumentando sinlmite. Si toda la superficie del mundo se poblase tandensamente como lo est Londres en la actualidad,indudablemente hara falta el trabajo de toda la poblacinpara producir alimentos necesarios en los pocos espaciosque hubiesen quedado para la agricultura. No hay raznalguna para suponer que la poblacin seguir aumentan-do indefinidamente, y en todo caso la probabilidad esttan lejos que puede ser desechada en lo que se refiere a susconsideraciones prcticas.

    Para volver de estas especulaciones poco claras a loshechos expuestos por Kropot.kin, encontramos en sus

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    lograr sin acudir a otros mtodos de cultivo distintos d los que sepractican actualmente, los cuales han sido ya experimentados en granescala y con completo xito.'

    Es preciso recordar que estos dos departamentos inclu-yen toda la poblacin de Pars.

    Kroporkin 'sigue indicando mtodos por los cualespuede lograr se el mismo resultado sin muchas horas detrabajo. En efecto, afirma que la mayora del trabajoagrcola puede ser realizado por gente cuyas principalesocupaciones son sedentarias, y tan slo con un nmero dehoras que a la vez les sirviera para conservarse en buenasalud y conseguir una agradable diversin. Protesta con-tra la teora de la divisin excesiva del trabajo. Lo que lquiere es la integridad: Una sociedad en la cual cadaindividuo sea un productor de trabajo manual o intf:l~c-tual ; en la que todo ser humano que no est impedido sea..un trabajador, y en la que todos trabajen, lo mismo en elcampo que en el taller industr ial.s '

    Estos pensamientos a propsito de la produccin notienen relacin esencial alguna con la defensa que Kr o-porkin hace del anarquismo. Pueden ser igualmenterealizados bajo el socialismo de Estado, y en ciertascondiciones pueden tambin ser realizados bajo un rgi-men capitalista. Tienen importancia para nuestro prop-sito actual, no porque ofrecen un razonamiento en favorde un sistema econmico especial, sino por el hecho deque alejan de nuestra visin del futuro el veto que puedeprovenir de una duda en la capacidad productiva deltrabajo. ;'

    1. Campos, fbn'~'~5 y talleres, pg. 11.2, Campos, /bnc:~s y tallcres, pg. 56.

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    He tratado de la agricultura ms que de la industria,a causa de .que supongo que las dificultades se originanprincipalmente en la agricultura. En general, la produc-cin industrial tiende a ser ms barata cuando se hace engran escala, y, por consiguiente, no hay razn alguna en laindustria para que un aumento en la demanda cause unaumento en el proceso de la oferta.

    Pasando ahora alIado puramente tcnico y material delproblema de la produccin, venimos al factor humano,a los motivos que inspiran a los hombres a trabajar; lasposibilidades de una organizacin de la produccin y larelacin entre la produccin y la distribucin. Los defen-sores del sistema existente afirman que el trabajo compe-tente sera imposible sin el estmulo econmico, y que siel sistema de salarios fuese suprimido los hombres.~esa-ran de trabajar lo necesario para sostener a la com unidaden un estado de comodidad tolerable. A causa de lasupuesta necesidad del estmulo econmico, el problemade la produccin y el de la distribucin estn entrela-zados.

    El inters por una distribucin ms justa de las riquezas'del mundo es la principal inspiracin de la mayora de lossocialistas y de los anarquistas. Por consiguiente, tene-mos que considerar: conducirn los sistemas de distri-bucin que ellos proponen a una disminucin de laproduccin?

    Hay una diferencia fundamental entre el socialismo y elanarquismo en lo que se refiere a la cuestin de ladistribucin. El socialismo, por lo menos en la mayorparte de sus formas, seguir pagando por el trabajo hechoO por la buena voluntad puesta en el trabajo, y adems,con excepcin de las personas incapaces de trabajar ya por

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    vejez o enfermedad, habra premios a la buena voluntadpor el trabajo o bien una condicin de vida que pasase del

    , mnimum. El anarquismo, al contrario, tiene como finali-dad dar derechos iguales a todos, sin condiciones sobrelas comodidades ordinarias, mientras que las comodida-des extraordinarias, de las cuales la oferta no puedeaumentarse sin dificultades indefinidamente, seran ra-cionalizadas y divididas igualmente entre la poblacin.AS, el anarquismo no impondra la obligacin de traba-jar, a pesar de que los anarquistas creen que el trabajonecesario puede hacerse lo suficientemente agradablepara que la gran mayora del pueblo lo hiciera voluntaria-mente. Por otra parte, los socialistas exigiran algo detrabajo. U nos de ellos haran que todos los salarios fueseniguales, mientras que otros conservaran el sistema depag~r ms por-el-trabajo que se considerase de ms valor.Todos estos distintos sistemas son compatibles con lapropiedad comunal de la tierra y del capital, a pesar deque se diferencian mucho en lo que se refiere al gnero desociedad que crearan.

    El socialismo, con la desigualdad del salario, no sediferenciara mucho de la sociedad actual en el estmuloeconmico del trabajo. Las diferencias que puede ocasio-nar acarrearn, respecto a nuestro punto de vista actual,mejoras indudables. Bajo el sistema existente, muchosseres gozan de la pereza y la opulencia gracias a una casualcircunstancia de haber heredado tierras o capital. Muchosotros, debido a sus actividades en la industria o en lasempresas financieras, gozan de un ingreso de tal suerteque seguramente la remuneracin excede a lo que tienenderecho por su utilidad social. Ocurre, por otra parte,muchas veces que los inventores y descubridores, cuyo

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    trabajo ha sido de la mayor utilidad social, son menospre-ciados con una pequea remuneracih, bien por loscapitalistas o por el pblico, que no valora sus trabajoshasta que es demasiado tarde. El trabajo que es remunera-do con un buen sueldo es asequible nicamente a aquellosque' pueden sufragar una pr ep aracirr costosa, y estoshombres son seleccionados generalmente no por el mri-to, sino por la fortuna. El jornalero no est pagado por subuena voluntad en el trabajo, sino solamente por lautilidad que aporta al dueo. Por consiguiente, puede serdestituido precipitadamente por causas de las cuales l notiene la menor culpa. Una posible destitucin es un miedoconstante, y cuando ocurre produce un contratiempoinmerecido y muchas veces un gran prejuicio contra elmedio social, del que es vctima. stas son unas cuantas delas maldades de"'h'ti'stro sistema actual desde el punto devista de la produccin": Es razonable esperar que todasestas maldades seran remediadas bajo cualquier sistemasocialista.

    Hay dos cuestiones que tenemos que considerar cuan-do estudiamos el problema siguiente: Hasta qu puntonecesita el trabajo un motivo econmico? La primeracuestin es: Tiene la sociedad que pagar ms por el tra-bajo ms especializado, o por el que tiene mayor valor so-cial, para que este trabajo sea hecho en cantidades sufi-cientes? La segunda cuestin es: Es posible hacer el traba-jo lo suficientemente atractivo para producir lo necesa-rio, aun en el caso de que los holgazanes recibieran una por-cin igual a la que reciben los que producen con su trabajo?

    La primera de estas cuestiones explica la divisinexistente entre dos de las escuelas del socialismo: lossocialistas moderados admiten algunas veces que, aun

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    bajo el socialismo, sera conveniente conservar los sala-rios desiguales para los distintos grados de trabajo,mientras que los socialistas absolutos predican salariosiguales para todos los obreros.

    La segunda cuestin, al contrario, crea una divisinentre socialistas y anarquistas; los segundos no privarana un hombre-de las comodidades porque no trabajen,mientras que los primeros, en general, s 10 haran.

    Nuestra segunda cuestin es tanto o ms fundamentalque la primera, y debe ser examinada en seguida, y en esteexamen la cuestin primera encontrar un lugar sin granesfuerzo. I

    Salarios orep arto libre? La abolicin del sistema desalarios es una de las consignas comunes a anarquistasy socialistas avanzados. Pero. en su sentido ms natural esuna consigna a la cual rf"'~lo los anarquistas tienend~recho. En ~Jconcepto anarquista de la sociedad todaslas comodidades ordinarias estarn al alcance de todo elmundo, sin restriccin, como hoy da 10 est el agua.'

    Los defensores de este sistema hacen notar que se aplica

    l. "A causa de que la produccin comercial de nuestro siglo ha dado alespritu pblico una propensin egosta, la tendencia comunista est demos-trando continuamente Su existencia y tentando entrar en la vida pblica. Elpuente en el cual haba que pagar diez cntimos para atravesar el ro hadesaparecido para dejar lugar al puente gratuito, y el camino de portazgo fuereemplazado por el camino libre. Se encuentra el mismo espriru introducido enmiles de otras instiruciones. Los museos, las bibliotecas y escuelas pblicasgratuitas; los parques y jardines pblicos; las calles, empedradas e iluminadas,gratuitas para el US? de todo el mundo; el abastecimiento de agua a las casasparticulares, y la tendencia ms y ms corriente de no hacer caso de la exactacantidad consumida, por cada individuo; los tranvas y los ferrocarriles, que yahan empezado a introducir el billete de temporada o el precio uniforme,y seguramente irn ms lejos en este sentido cuando dejen de ser una propiedadprivada; todos estos sntomas indican la tendencia que el progreso tomar muyprobablemente en el porvenir." (Kropork in, Anarco-Sindicalismo.)

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    _. ... . .. -ya a muchas cosas que antes tenan que ser pagadas; porejemplo: las carreteras y los puentes. Afirman que puedeser fcilmente extendido hasta incluir los tranvas y lostrenes locales. Siguen manteniendo (como Kroporkin,por medio de sus pruebas, de que la tierra puede hacerseindefinidamente ms productiva) que todos los gneroscomunes de subsistencia pueden ser regalados a todo elque los pida, pues sera fcil producidos en cantidadesadecuadas a toda posible demanda. Si este sistema seextendiera a todas las necesidades de la vida, todo elmundo tendra asegurada su subsistencia, siendo librepara ocupar sus das en 10 que prefiriese.

    En cuanto a las comodidades que no pueden producir-se en cantidades indefinidas, tales como lujos y golleras,stas tambin, segn los anarquisras, tienen que serrepartidas sin pagar, pero rep';,Ft'ida la cantidad disponiblepor un sistema de raciones, siendo dividida equitativa-mente entre el pueblo. Sin duda, a pesar de que esto no sedice, ser preciso poner un precio a los lujos, de modo queel hombre pueda ser libre para decidir el momento deescoger su parte: un hombre prefiere un buen vino, otrolos puros habanos ms finos, otro cuadros o bellosmuebles. Es de suponer que todos podrn tener aquelloslujos que les pertenezcan, en cualquier forma que prefie-ran; los precios sern fijados y relacionados de tal manera'por lotes para que la demanda sea equitativa. En un

    '.mundo as, el estmulo econmico habr completamentedesaparecido, y si es preciso que el trabajo contine tieneque ser por otros motivos.'

    l. Hay en el libro de Alfred Naquet L 'Anarcbie el le Collectiuisme, Pars,1904, un hbil examen de esta cuestin, y de otras varias, desde el puntO de vistade una oposicin razonada y moderada al anarquismo.

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    Si los hombres tienen que ser atrados en vez de serobligadosal trabajo, es claro que el inters de la comuni-dad sera hacer el trabajo agradable. En tanto que eltrabajo no sea hecho, en general, con agrado, no se puededecir qu~ ha sido logrado nada que se parezca a un felizestado de la sociedad. Es que se puede evitar la pena deltrabajo?

    Actualmente el trabajo mejor pagado es el de las clasesprofesionales y el del comercio, que es, en general,agradable. No .quiero decir que cada momento sea agra-dable, sino que la vida del hombre que tiene esta clase detrabajo es en ~u mayor parte ms alegre que la de unhombre que g,oce de un ingreso igual sin hacer nada. Uncierto esfuerzo o algn trabajo profesional es necesariopara los hombres vigorosos que quieran conservar susalud memal+.'M::.'suentusiasmo por la vida. Hay muchotrabajo hecho sin remuneracin. Gente que tiene unconcepto optimista de la humanidad hubiera podidosuponer que los deberes de un magistrado estaran entrelos oficios desagradables, como el de limpiar las cloacas;pero un cnico puede sostener que los placeres de servengativo y sditirse moralmente superior son tan grandesque no hay ninguna dificultad para encontrar ancianosque sin recibir un cntimo como remuneracin de sus

    productivo y no derrochsemos nuestras fuerzas productivas, como hacemosahora. En cuanto a la cndida cuestin que desde unos cincuenta aos se vienesosteniendo de quin har el trabajo desagradable?, yo lamento francamenteque ninguno de nuestros sabios se haya visto obligado a hacerlo, aunque fueratan slo por un da. Si hay todava trabajo que es desagradable en s, esnicamente porque nuestros cientficos no han querido pensar en los mediospara hacerlo menos desagradable; han sabido siempre que haba una multitudde hambrientos que haran aqueJlos trabajos por unos cuantos cntimos al da.(Kr opot kin, Anarco-Comunismo.)

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    ser~icios enven a unos infelices desamparados a la torturade la crcel.

    Adems, descontando la alegra que produce el trabajoen s -y el deseo de que el prjimo tenga una buenaopinin, por el sentido de eficacia que el trabajo tiene paraconservar a los hombres en accin -, alguien objetar: Esque la clase de trabajo que un hombre escogiese volunta-riamente sera siempre excepcional: la mayor parte deltrabajo necesario no puede ser nunca otra cosa quefatigoso. Quin va a escoger la vida de un minero situviese ocasin de vivir acomodadamente? O de unfogonero de barco transatlntico? Yo creo que debemosconvenir en que mucho del trabajo necesario ser siempredesagradable, o por lo menos penosamente montono,y que tendremos que conceder, si el sistema anarquistatiene que se'r;ifiracticable un da, privilegios especiales a losque realicen esos trabajos. Es cierto que la introduccinde tales privilegios especiales desfigurara la lgica rotun-da del anarquismo, pero no es necesario llegar hasta unainfraccin verdaderamente vital del sistema. La gran partedel trabajo que hay que hacer puede convertirse enagradable si se pusiera algo de atencin y cuidado en estacuestin. Aun ahora, muchas veces es tan slo las muchashoras por da lo que hace el trabajo fatigoso. Si las horasnormales del trabajo se redujesen, diremos, a cuatro,como puede ser por una mejor organizacin y mtodosms cientficos, gran parte del trabajo que ahora se sientecomo una carga cesara de serlo. Si, como proponeKroporkin, el trabajo agrcola, en vez de ser la faena detoda la vida de un campesino inculto que vive muy cercade la abyecta miseria, fuese la ocupacin casual dehombres y mujeres normalmente ocupados en la indus-

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    Entre los medios ms inmediatos que predica el Mani~fiesto comunista se halla la equitativa obligacin paratodos de trabajar. La formacin de ejrcitos industriales;especialmente para la agricultura, La teora socialistapredica que, en general, tan slo el trabajo da derechoa gozar de lo producido. Habr, naturalmente, algunasexcepciones en esta teora: los viejos y los muy jvenes,los enfermos y aquellos cuyo trabajo no es necesariotemporalmente, sin que ellos mismos tengan la culpa.

    El concepto fundamental del socialismo, en cuanto a lacuestin que estamos tratando, es que todos los quepuedan trabajar deben ser obligados, o por medio de la'amenaza que la miseria lleva consigo, o por la aplicacindel Cdigo Penal. Y, naturalmente, el nico gnero detrabajo reconocido ser elque las autoridades considerentil. L.a composicin de ltbr"os contra el socialismo o con-tra cualquier teora incorporada al gobierno, seguramenteno sera reconocida como trabajo: tampoco la pintura decuadros de un estilo que no fuese acadmico, ni larepresentacin de obras que no gustasen al censor. Todanueva lnea de pensamiento sera proscrita, a menos que elpensador, por medio de la influencia o la corrupcin, seinsinuase a favor de los brahmanes. Estos resultados nohan sido previstos por los socialistas, porque ellos sefiguran que el Estado socialista estar gobernado porhombres tales como aquellos que lo defienden ahora.Eso, naturalmente, es una ilusin. Los gobernantes,entonces, se parecern tan poco a los socialistas de hoycomo los dignatarios de la Iglesia despus de la poca de

    proporcionada a las horas de trabajo dedicadas por cada persona a producirbienes, pueda ser una sociedad ideal, ni mucho me nos. (Kroporkin, Anarco-Comunismo.)

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    .- -Constantino se parecen a los apstoles. Los hombres quepredican una reforma popular son raros en su desintersy su ardor por el bienestar del pblico; pero aquellos quetienen el poder despus de la realizacin de la reformapertenecern muy probablemente, en general, al tipoambicioso que quiere siempre dirigir y que en todas laspocas se han apoderado del gobierno de las naciones.Y este tipo no se ha mostrado nunca tolerante frente a laoposicin o a los amigos de la libertad.

    Parece, pues, que aun si el plan anarquista tiene suspeligros, el plan socialista los tiene iguales, por lo menos.

    Es cierto que las maldades que herri0s previsto bajo elsocialismo existen ahora; pero el fin de los socialistas escurar las maldades del mundo actual; no pueden conven-cemos con el argumento de que no harn las cosas peor.

    El anarquismo tiene;-:~naventaja enlo que se refiere a lalibertad; el socialismo', en lo que se r~fiere a las obligacio-nes del trabajo. No es posible encontrar un mtodo quecombine estas dos ventajas? Me parece que s.

    Ya hemos visto que, a condicin de que la mayor partedel pueblo trabaje moderadamente y que el trabajo sehaga tan productivo como la ciencia y la organizacinpueden llegar a conseguirlo, no hay razn alguna para quelas necesidades de la vida no sean abastecidas librementepor todos. Nuestra nica duda era: el que los motivospara trabajar, bajo un rgimen anarquista, no fuesen losuficientemente fuertes para evitar una peligrosa y co-rriente holgazanera. Pero sera fcil mandar que, aunquelas necesidades fuesen sostenidas gratuitamente para to-dos, cualquier cosa que pasase ms aU de las necesidadesfuesen tan slo para aquellos que trabajasen, no, como esusual hoy, nicamente par,a aquellos que estn actual-

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    mente trabajando, sino tambin para todos aquellos queno trabajasen por una causa cualquiera, no siendo la culpasuya.

    Encontramos ahora que un hombre que tiene unpequeo ingrek10 de unas inversiones que le bastan justa-mente para d,~.fenderse de la privacin, casi siempreprefiere encontrar un trabajo con sueldo para podercomprar algunos lujos. As sera, probablemente, en unacomunidad tal como nosotros nos la estamos figurando.Al mismo tiempo, el hombre que sinti unr vocacin poruna profesin de arte, ciencia o pensamiento que noencontrase reconocimiento, estara libre de seguir sudeseo en el caso que l consintiera en desdear losplaceres y vivir das de trabajo.

    Yel nmero, comparativamente pequeo, de los hom-bres que tienen un horror invencible al >a-oajo - y la clasede "hombres que ahora se hacen vagabundos-, podratener una vida sin malestares, sin que existiera un granpeligro de que se hicieran lo suficientemente numerosospara ser una carga seria sobre los laboriosos. As, lasexigencias de l~,libertad podran unirse con la necesidadde algn estmulo econmico para trabajar. Tal sistemame parece que t~ndra mayor probabilidad de xito que elanarquismo pur o o el socialismo ortodoxo puro.

    Expresado en trminos ms corrientes, el plan quenosotros predicamos consiste esencialmente en esto: queun cierto pequeo ingreso, suficiente para las necesida-des, sea asegurado a todo elmundo, trabaje o no, y que un. 'i .Ingreso mayor.;: tan elevado como la cantidad total decomodidades permitiera repartir, fuera dado a aquellosque se ocupasen en algn trabajo que estuviese reconoci-do por la comu~idad como til. Sobre esta base podemos

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    seguir construyendo; creo que no es preciso siemprepagar ms por un trabajo especializado o consideradocomo socialmente ms til, puesto que un trabajo de esaclase es ms agradable y apreciado que el trabajo ordina-rio y por lo cual sera preferido por aquellos que soncapaces de hacerlo.

    Pero podemos conceder, por ejemplo, un ingresointermedio a aquellos que quieran trabajar nicamente lamitad del nmero de las horas usuales, y un ingresosuperior a la mayora de los obreros de aquellos queescogen un trabajo relativamente desagradable. Un talsistema es perfectamente compatible con el socialismo,aunque lo sea difcilmente con el anarquismo.

    Ms tarde aadiremos algo sobre esas ventajas. Porahora me contento con afirmar que este plan combina lalibertad con la justicia y evita los peligrs:,s que nosotroshemos encontrado, escondidos, tanto"'~~ los propsitosde los anarquistas como en los de los socialistas ortodo-xos, que contra la estabilidad de la comunidad existen.