Los Caminos Hacia El Multipartidismo_El Cambio en El Sistema Mexicano de Partidos

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  • Continuidades, rupturasy regresiones

    Contradicciones y paradojasde la democracia mexicana

    Hctor Tejera GaonaPablo Castro Domingo

    Emanuel Rodrguez Domnguez(coordinadores)

    Universidad Autnoma MetropolitanaUnidad Iztapalapa

    DepartamentoJuan Pablos Editor

    Mxico, 2014

  • Rector generalSalvador Vega y Len

    Secretario generalNorberto Manjarrez lvarez

    UNIDAD IZTAPALAPA

    Jos Octavio Nateras DomnguezRector

    scar Comas RodrguezSecretario

    Director de la Divisin de Ciencias Sociales y Humanidades

    Pablo Castro DomingoJefe del Departamento de Antropologa

    Norma Jaramillo PueblaResponsable editorial

  • Primera edicin, 2014

    D.R. 2014, Hctor Tejera Gaona, Pablo Castro Domingo y Emanuel Rodrguez Domnguez

    D.R. 2014, Universidad Autnoma Metropolitana Unidad Iztapalapa Divisin de Ciencias Sociales y Humanidades Departamento de Antropologa San Rafael Atlixco nm. 186, Col. Vicentina Iztapalapa, 09340 Mxico, D.F. Tel. (55) 5804 4763, (55) 5804 4764 y fax (55) 5804 4767

    D.R. 2014, Juan Pablos Editor, S.A. 2a. Cerrada de Belisario Domnguez 19, Col. del Carmen, Del. Coyoacn, 04100, Mxico, D.F.

    Ilustracin de portada:

    ISBN 000-000-000-000-0

    Impreso en MxicoReservados los derechos

    Juan Pablos Editor es miembro de la Alianzade Editoriales Mexicanas Independientes (aemi)Distribucin: TintaRoja

    Continuidades, rupturas y regresiones : contradicciones y paradojas de la democracia mexicana /Hctor Tejera Gaona, Pablo Castro Domingo y Emanuel Rodrguez Domnguez, coordinadores. -- Mxico : Universidad Autnoma Me-tropolitana-Unidad Iztapalapa : Juan Pablos Editor, 2014.

    1a edicin

    448 p. : ilustraciones ; 14 x 21 cm.

    ISBN: FALTA

    T. 1. Democracia - Mxico T. 2. Ciencia poltica - Mxico T. 3. Par-ticipacin poltica - Mxico

    JL1281 C66

  • [7]

    ndice

    Hacia una perspectiva integral de la democracia en mxico: sobre elecciones, cultura y ciudadanaHctor Tejera Gaona y Pablo Castro Domingo 13 Bibliografa 25

    la regularidad democrtica en las elecciones locales en el valle de mxicoPablo Castro Domingo y Miguel ngel Montiel Meja 29 Reflexiones finales 49 Bibliografa 53

    las paradojas de la democracia en la ciudadde mxico: redes polticas y eleccionesHctor Tejera Gaona 55 La evidencia grfico-etnogrfica de los cambios en la estructura poltica 59 La formacin de la estructura poltica en la ciudad de Mxico 65 Redes polticas, identificaciones partidarias y resultados electorales 70

  • 8 continuidades, rupturas y regresiones

    La estructura de las redes polticas en la ciudad de Mxico 74 Bibliografa 79

    participacin corporativa y redes de control electoral: los usos polticos de las organizaciones sociales en la ciudad de mxicoEmanuel Rodrguez Domnguez 83 Participacin ciudadana, sociedad civil y redes de poder local 84 Diseos normativos de la participacin ciudadana y heterogeneidad de la sociedad civil 88 Organizaciones sociales, procesos participativos y redes de control electoral 92 Organizaciones sociales, lderes urbano-territoriales y disputas electorales 93 Estructuras delegacionales, organizaciones sociales y disputas electorales 99 Candidaturas ciudadanas, organizaciones sociales y disputas electorales 104 Reflexiones finales 107 Bibliografa 109

    alternancias electorales y continuidades autoritarias: una mirada al caso oaxaqueoDiana Guilln y Berenice Ortega Bayona 111 Relaciones clientelares y corporativas: notas sobre la historia oaxaquea reciente 113 Los entretelones de un corporativismo rebasado: la Seccin XXII 117 El ingrediente popular: organizacin y movilizacin como puentes de acceso y transformacin de la arena pblica 121

  • 9ndice

    Disputando la carta electoral: espacios conquistados o refuncionalizacin de relaciones clientelares y corporativas? 126 A manera de conclusin 133 Bibliografia 140

    las elecciones presidenciales desde la perspectiva de las entidadesSilvia Gmez-Tagle Lemaistre 153 Introduccin 153 El papel de los gobernadores: del centralismo a la autonoma 162 Las elecciones presidenciales de 2006 y 2012 166 Qu influencia ejercen los gobernadores en las elecciones presidenciales? 169 Elecciones presidenciales de 2006 por estados 171 Elecciones presidenciales de 2012 analizadas por entidad 178 Elecciones federales de 2012 en estados gobernados por el prd y las izquierdas 180 Conclusiones 181 Bibliografa 185

    los caminos Hacia el multipartidismo. el cambio en el sistema de partidos mexicanoIgor Vivero vila y Oniel Francisco Daz Jimnez 189 Introduccin 189 El cambio electoral 190 Fragmentacin y nmero efectivo de partidos 197 Cambios en el partidismo: la expansin del mercado electoral. 201 Desalineamiento o realineamiento? 205 Fortaleza del partidismo 207 Lealtades partidistas y volatilidad del voto 208 Consecuencias de los cambios en el macropartidismo 210

  • 10 continuidades, rupturas y regresiones

    Reflexiones finales 211 Bibliografa 212

    clientes acarreados versus ciudadanos electores? elementos empricos, metodolgicos, tericos y conceptuales para el estudio sociolgico y territorial del voto urbano/ruralWillibald Sonnleitner 219 De la impugnacin de la calidad tcnica de las elecciones al cuestionamiento de la calidad del voto [a modo de introduccin] 219 Un incremento sospechoso y un comportamiento atpico del voto rural? 221 Hacia una teora plural del voto: un modelo derivado de la transicin chiapaneca 229 Explorando las dimensiones microsociolgicas del voto en Chiapas 235 La diferenciacin sociodemogrfica de los tipos extremos del voto 244 Hallazgos principales y matices [a modo de conclusiones] 248 Bibliografa 251

    proyectos rivales: Historia de alianzas y rupturas electoralesSergio Tamayo 255 La campaa electoral como una lucha por la hegemona 259 El compromiso por Mxico? 264 La soledad del pragmatismo 271 Las redes polticas del Movimiento Progresista 276 Las dimensiones analticas en la formacin de las redes rivales: consideraciones finales 283 Bibliografa 285

  • 11ndice

    el reclamo democrtico del movimiento #yosoy132Mara Eugenia Valds Vega y Josefina Maldonado Montes 297 Presentacin 297 La poltica en un marco democrtico 301 La estructura de los medios electrnicos en Mxico 306 La demanda democrtica del movimiento #YoSoy132 316 Una nota final 326 Bibliografa 328

    poltica 2.0: internet, redes sociales y participacinJorge G. Castillo Vaquera 335 Introduccin 335 La poltica 2.0 337 Capacidad de penetracin de internet en Amrica Latina 342 Internet y la poltica 355 Las manifestaciones de internet en la poltica 363 Una nueva forma de participacin social 366 La desigualdad reflejada en el acceso a internet (brecha digital). Algunas cifras del caso mexicano 368 Conclusiones tentativas 370 Bibliografa 373

    sufragistas del nuevo milenio: la lucHa de las mujeres indgenas por espacios de representacin polticaLaura Raquel Valladares de la Cruz 377 Introduccin 377 El contexto normativo: multiculturalismo y las acciones afirmativas en materia electoral y de gnero para indgenas 383 Cuotas electorales y reconocimiento de los sistemas de eleccin de autoridades en los pueblos indgenas 384

  • 12 continuidades, rupturas y regresiones

    Cuotas de gnero para la participacin poltica de las mujeres indgenas: la urdimbre de la inclusin 387 Las sufragistas indgenas: la trama del fortalecimiento de los liderazgos femeninos 397 Reflexiones finales 401 Bibliografa 403

    la democracia mexicana en clave deliberativa: la relevancia de la teora normativa en el anlisis polticoAlejandro Monsivis Carrillo 411 El rol de la teora poltica normativa en la investigacin emprica 412 Democracia y teora normativa: tres agendas de investigacin emprica 419 Los regmenes polticos como sistemas deliberativos: la democracia en Mxico 423 Reflexiones finales 433 Bibliografa 435

    sobre los autores 441

  • [191]

    los caminos Hacia el multipartidismo. el cambio en el sistema de partidos mexicano

    Igor Vivero vila* Oniel Francisco Daz Jimnez**

    * Universidad Autnoma del Estado de Mxico.** Universidad Autnoma Metropolitana-Lerma.Los nombres de los autores estn en orden aleatorio, ambos contribuyeron

    por igual en este trabajo. Agradecemos la colaboracin de Marietha Prez Arella-no en la construccin de los ndices del nmero efectivo de partidos.

    introduccin

    Desde finales de la dcada de los ochenta Mxico ha experimentado un profundo proceso de cambio poltico-electoral e institucional con importantes consecuencias para su sistema de partidos. Este captulo se enfoca en mostrar cmo ha sido la evolucin de la competencia partidista en Mxico en el marco de la transicin desde un sistema de partido dominante hacia uno ms competitivo y ms democrtico; para ello hacemos una breve descripcin de los diversos factores que coadyuvaron al cambio electoral en Mxico. Nuestro anlisis se sus-tenta con evidencia proporcionada por datos electorales tanto en el nivel nacional como distrital. Nos centraremos, especficamente, en dimensiones relevantes del cambio electoral tales como la competiti-vidad y la fragmentacin del sistema de partidos. Tambin examina-remos evidencia proveniente de datos de nivel individual sobre las transformaciones recientes en la estructura del electorado mexicano, especficamente, en los cambios en la distribucin agregada de la iden-tificacin partidista (macropartidismo) durante las ltimas tres dca-

  • 192 igor vivero vila, oniel francisco daz jimnez

    das con el fin de examinar en qu medida el desalineamiento partidista ha sido un factor que explique los cambios en la competencia parti-dista y la configuracin actual del sistema de partidos.

    el cambio electoral

    Del sistema autoritario de partido dominante al competitivo moderado

    Los especialistas en poltica mexicana tienden a estar de acuerdo en que la transicin democrtica mexicana difiere significativamente del modelo de transiciones basado en un pacto de elites descrito en la literatura pionera sobre democratizacin, centrada en las acciones es-tratgicas de las elites (e.g. ODonnell y Schmitter, 1986; Przeworski, 1991). Tal vez la principal diferencia de la transicin democrtica mexicana es su punto de partida ya que, a diferencia de otras desde re-gmenes autoritarios, el rgimen dirigido por el Partido Revoluciona-rio Institucional (pri) permiti la existencia de algunas instituciones similares a aquellas caractersticas de sistemas democrticos tales como: elecciones peridicas, partidos de oposicin que participaron regular-mente en los procesos electorales y en la conformacin de las cma-ras legislativas etc.1 Tales instituciones fueron fundamentales para el mantenimiento de un sistema autoritario de partido dominante en el cual el pri fue el actor central.2 Gran parte del xito electoral del pri

    1 En este sentido, coincidimos con Beer respecto a que la existencia de las elecciones programadas regularmente en Mxico, aunque a menudo no fueran libres ni justas, tuvo consecuencias importantes para el proceso de democratiza-cin (Beer, 2003:10). Sobre institucionalidad autoritaria en el caso mexicano vase Crespo, 1995.

    2 La categora de sistema autoritario de partido dominante ha sido desarro-llada por Greene, 2007, como alternativa a la de sistema de partido hegemnico propuesta por autores como Sartori (1976) y Craig y Cornelius (1995) para ubi-car al sistema de partidos en Mxico durante los sesenta y setenta. Si bien es cier-to que ambas categoras comparten la idea de un rgimen autoritario en el cual predomina un solo partido poltico, stas difieren en cuanto a su visin sobre el grado de competitividad del sistema y sobre los mecanismos que sostienen tal pre-

  • 193los caminos hacia el multipartidismo

    se debi no slo a la legitimidad derivada de su herencia revolucio-naria, sino tambin a su desempeo en el manejo de la economa. Por lo menos hasta los aos setenta, las polticas pblicas del pri genera-ron un rpido y sostenido desarrollo econmico, as como bienestar relativo al pas, los cuales, a su vez, garantizaron un gran apoyo elec-toral para el partido dominante. Sin embargo, el pri sigui ganando elecciones incluso en contextos de graves crisis econmicas y crecien-te insatisfaccin del votante con el desempeo econmico de los go-biernos emanados del partido en el poder. Este dominio fue posible debido a tres tipos de ventajas que tena sobre los partidos de oposicin y que se reforzaban entre ellas para sostener lo que podra denominar-se como un ciclo de competitividad electoral limitada (Mndez de Hoyos, 2006):

    1. Ventajas relacionadas con las masivas asimetras entre los re-cursos del partido gobernante y los de los partidos de oposicin como consecuencia del desvo sistemtico de fondos pblicos para uso electoral (Greene, 2007). stas eran posibles debido a: a) la existencia de un gran sector pblico, b) la continua pre sen- cia del pri en posiciones del poder Ejecutivo en nivel federal, estatal y local, c) una amplia y polticamente permisiva burocra-cia pblica y la falta de un rgano de administracin electoral independiente con funciones de supervisin y sancin eficaces (Klesner, 2005; Greene, 2007). Como resultado de tales asi me-tras, los candidatos del pri pudieron sesgar sistemticamente la competencia electoral en su favor superando considerablemen-te a sus competidores no slo durante las campaas electorales, sino tambin en todos los aspectos de formacin y construccin de partido (party-building) (Greene, 2007). Los recursos pbli-cos obtenidos de tales posiciones ejecutivas fueron clave en las

    dominio electoral. Mientras que el sistema de partido hegemnico es fundamen-talmente cerrado y no competitivo, ya que la oposicin no tiene la capacidad real de disputar el poder, debido al uso constante del fraude electoral por parte del par-tido hegemnico, en el sistema autoritario de partido dominante la competencia es relativamente genuina pero est fuertemente limitada por una serie de venta-jas en cuanto a recursos y de carcter institucional que tiene el partido dominante sobre la oposicin.

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    vastas redes clientelares, que le permitieron al partido domi-nante movilizar al electorado a travs de la compra de votos (vote buying) (Cornelius, 2004; Greene, 2007) as como ofre-cer importantes incentivos selectivos (generalmente recom-pensas materiales y puestos polticos) a polticos ambiciosos en busca de posiciones gubernamentales o movilidad social mediante el intercambio de la movilizacin poltica y el apo-yo social de los grupos que esos lderes afirmaban representar (Klesner, 2005).

    2. Ventajas relacionadas con la capacidad del pri de elevar los costos de unirse a los partidos de oposicin mediante el negar a los activistas y polticos de los bienes selectivos de patronaz-go antes mencionados o, cuando el sistema de patronazgo del pri fallaba, mediante represin selectiva contra miembros y activistas de los partidos de oposicin (Greene, 2007).

    3. Ventajas institucionales relacionadas con reglas de competen-cia electoral que limitaban la competitividad de los partidos de oposicin. Los mecanismos jurdicos que limitaban la capaci-dad de la oposicin para retar al partido dominante se relacio-naban con a) un altamente politizado modelo gubernamental de administracin electoral en el cual las elecciones eran or-ganizadas y validadas por el poder Ejecutivo a travs de la Se-cretara de Gobernacin, proporcionando facultades limitadas a los partidos de oposicin para participar y vigilar la adminis-tracin de las elecciones. Tal modelo haca tambin ms fcil organizar y cometer fraude electoral cuando las otras ventajas de partido dominante fallaban para mantener al pri en el poder. Junto a la falta de una burocracia pblica profesionaliza-da que bloqueara el acceso a recursos pblicos para uso partidis-ta (Greene, 2007), la ausencia de un rgano de administracin electoral independiente y autnomo con capacidad de super-visin eficaz y autoridad para sancionar el uso de los recursos pblicos para fines electorales tambin contribuy a reforzar las ventajas de recursos del partido dominante; b) el proceso de registro de los partidos fue dirigido por el secretario de Go-berna cin (ministro del interior) quien, como presidente del organis mo de administracin electoral, gozaba de facultades

  • 195los caminos hacia el multipartidismo

    discrecionales para decidir si los partidos deban obtener, o no, su registro, c) el sistema electoral de mayora relativa hizo extre-madamente difcil para los partidos de oposicin el ganar pues-tos ejecutivos y asientos en el congreso. Adems, la frmu la electoral permita una representacin excesiva del partido en el poder y una subrepresentacin de los partidos de oposicin (cfr. Molinar, 1991b; Valds Zurita, 1995a; Molinar, 1996; Becerra et al., 2000; Mndez de Hoyos, 2006).

    Competitividad y cambio en el sistema de partidos

    El incremento en la competitividad electoral es una de las dimensio-nes ms relevantes del proceso de cambio poltico en Mxico y se ex-plica, en parte, debido a la modernizacin socioeconmica del periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial. Los efectos del proceso de modernizacin del pas fueron particularmente importantes durante los aos sesenta, setenta y la primera mitad de los ochenta, traducin-dose en una tendencia gradual de declive electoral del partido domi-nante. Sin embargo, el descenso en el rendimiento electoral del pri se aceler a finales de los ochenta y noventa (despus de que el pas haba alcanzado un grado considerable de desarrollo). Esto sugiere que aunque la modernizacin socioeconmica tuvo un impacto significati-vo en el aumento de la competitividad electoral, otros factores tambin desempearon un importante papel en el proceso de cambio electo-ral. Numerosos estudios han proporcionado evidencia que indica que el dramtico aumento de la competitividad electoral en los noventa tambin fue influido por factores relacionados con las reformas electo-rales promulgadas entre 1990 y 1996 como resultado de las negocia-ciones entre el pri y los partidos de oposicin.3 Las reformas electorales

    3 El estudio de Mndez de Hoyos (2006) sobre los determinantes de la com-petitividad electoral desde 1997 a 2003 encontr que los factores de modernizacin socioeconmica fueron importantes predictores del aumento en la competitividad electoral, especialmente hasta finales de los ochenta. Sin embargo, su influencia disminuy significativamente a partir de 1991. Despus de introducir medidas cuantitativas del grado de equidad de las reformas electorales ella encontr una asociacin positiva y significativa entre la equidad y la justicia en las reformas electo-rales y la competitividad electoral. Sin embargo, su trabajo tambin ha demostrado

  • 196 igor vivero vila, oniel francisco daz jimnez

    incentivaron el aumento de la competitividad al nivelar el campo de juego electoral. Los cambios en la legislacin electoral no slo redu-jeron las ventajas institucionales del partido dominante, por un lado, sino que tambin contribuyeron a disminuir las ventajas de medios del partido dominante, por el otro, proporcionando a los partidos de opo-sicin importantes recursos (tanto financieros como de comunicacin) para competir contra el pri y estableciendo organismos de adminis-tracin y supervisin electoral que limitaron el uso de bienes pblicos con fines electorales.

    A pesar de su relevancia, la modernizacin socioeconmica y el cambio institucional no son suficientes para explicar el declive del ren-dimiento electoral del pri durante los aos ochenta y noventa del si-glo pasado. Profundas crisis econmicas a mediados de los ochenta, as como las polticas implementadas por los gobiernos del pri como resultado de tales crisis tambin desempearon un papel importante en el declive electoral del partido dominante. Estudios sobre el voto econmico en Mxico indican que las evaluaciones retrospectivas in-fluyeron el comportamiento electoral de los mexicanos en los aos noventa (Magaloni, 1999; Poir, 1999; Buenda, 2004). Sin embargo, estos anlisis tambin muestran que, aunque las evaluaciones retros-pectivas de los votantes tuvieron cierta influencia en su comporta-miento electoral, su impacto fue bastante ms dbil respecto al de las evaluaciones en las democracias establecidas. De acuerdo con la litera-tura sobre el voto retrospectivo econmico (Fiorina, 1981), los parti-dos en el gobierno tienden a perder elecciones debido a la insatisfaccin de los electores con sus resultados en el manejo de la economa. Sin embargo, en Mxico, el pri sobrevivi profundas crisis econmicas a mediados de los ochenta. De hecho, estudios basados en encuestas rea-lizadas a finales de los aos ochenta y principios de los noventa mues-tran que la intencin de voto en favor del pri sigui siendo alta incluso entre aquellos que expresaron mayor insatisfaccin con el rendimien-to econmico del partido gobernante (Domnguez y McCann, 1996; Buenda, 2004; Magaloni, 2006).

    que no todas las reformas tuvieron un efecto positivo sobre la competitividad electoral.

  • 197los caminos hacia el multipartidismo

    Se han propuesto dos explicaciones diferentes pero ms bien com-plementarias sobre la reduccin lenta y gradual del apoyo electoral para el partido dominante incluso despus de que el electorado sufri las consecuencias de severas crisis econmicas. La primera se centra en el papel de los votantes para acabar con el dominio del pri y se basa en un modelo modificado de la teora retrospectiva del compor-tamiento electoral. De acuerdo con Magaloni (2006), el pri fue ca-paz de sobrevivir a pesar de sus malos resultados econmicos debido a que las experiencias acumuladas de los electores sobre los muchos aos de estabilidad y crecimiento econmicos mediaban y atempera-ban las evaluaciones ms recientes sobre el deficiente desempeo econmico del pri.4 Los votantes ms jvenes tendieron a retirarle su apoyo al pri ms rpido que los ms viejos simplemente porque ellos no haban experimentado un largo periodo de crecimiento econmi-co y estabilidad bajo los gobiernos pristas. En cambio, los votantes mayores, le retiraron su apoyo al partido dominante de manera ms gradual porque tendan a sopesar todos estos aos de desarrollo con-tra los aos ms recientes de mala gestin econmica de los gobiernos del pri. Por otra parte, en contraste con las teoras del voto prospec-tivo que sostienen que las crisis econmicas tambin proporcionan fuertes incentivos para votar en favor de la oposicin, el modelo re-visado subraya el papel de la aversin al riesgo de los votantes en el sostenimiento del dominio electoral del pri; los votantes tendan a temer a la oposicin porque carecan de suficiente informacin sobre el desempeo de los partidos de oposicin en el gobierno. Esa falta de informacin tambin afect negativamente la credibilidad del pan y el prd en trminos de sus ofertas prospectivas de polticas pblicas. Magaloni sostiene que el predominio electoral del pri lleg a su fin slo despus de la segunda crisis econmica, de mediados de los no-venta, una vez que el peso retrospectivo de muchos aos de la estabi-lidad econmica tendi a desvanecerse gradualmente, y los votantes estuvieron ms dispuestos a correr el riesgo de votar por la oposicin.

    4 Como lo menciona Maravall (2003) los polticos desarrollan mtodos para intentar mantenerse en el poder y aumentar el margen de maniobra de sus polti-cas, independientemente de si tienen buenos o malos resultados en su ejercicio de gobierno.

  • 198 igor vivero vila, oniel francisco daz jimnez

    Una explicacin alternativa enfatiza el papel de los partidos de oposicin y sus estrategias en terminar el dominio electoral del pri. Segn sta, las crisis econmicas y la posterior respuesta en forma de liberalizacin econmica fomentaron el declive del pri. Si bien en los aos ochenta el partido dominante an gozaba de importantes ven-tajas relacionadas con el acceso a recursos gubernamentales y su pos-terior uso con fines electorales, la situacin cambi sustancialmente en la dcada de los noventa como resultado de las reformas orienta-das al mercado. La privatizacin de empresas estatales priv al pri de fuentes importantes de patronazgo y de clientelismo para comprar el apoyo de los votantes y para socavar la competitividad de los parti-dos de oposicin. Sin embargo, aun cuando se redujeron significativa-mente las ventajas en cuanto a recursos del partido dominante y una buena parte del electorado se mostraba crecientemente insatisfecha con su pobre rendimiento econmico, la investigacin de opinin pblica realizada a finales de los ochenta y principios de los noventa muestra que los votantes eran an renuentes a votar por la oposicin.

    En contradiccin con la primera explicacin que sostiene que esto se debe al temor de los electores ante la incertidumbre del gobierno de los partidos de oposicin, esta perspectiva no slo se centra en los cambios en la estructura del electorado mexicano y sus determinan-tes sino tambin en los fallos de los partidos de oposicin con el fin de responder al cambio del mercado electoral mexicano. De central importancia para esta perspectiva fue la transformacin de las orga-nizaciones partidarias de oposicin de nicho (o sectarias) a catch-all en la desaparicin del dominio del pri y el crecimiento de la competiti-vidad electoral durante la dcada de 1990 (Greene, 2007). El dominio del pri se prolong debido a la limitada capacidad organizativa del pan y prd para expandir sus bases de apoyo electoral, una vez que la magnitud de las ventajas de recursos del pri se haba reducido consi-derablemente como resultado de profundos procesos de liberalizacin poltica y econmica. Tanto el pan como el prd estaban demasiado limitados por sus orgenes como organizaciones nicho caracteriza-das por una estrecha vinculacin con sus tradicionales bases de apoyo elec toral y por altos obstculos a la afiliacin de nuevos activistas (Greene, 2007:208) para tomar ventaja del creciente desalineamiento del electorado respecto del pri.

  • 199los caminos hacia el multipartidismo

    Estos modelos organizativos fueron clave en la supervivencia de los partidos de oposicin en un contexto electoral adverso, con masivas asimetras en cuanto a recursos, acceso a medios y a las instituciones del Estado. Sin embargo, fueron altamente ineficaces en la generacin de los cambios organizativos necesarios para apelar a un electorado ms centrista, amplio y desalineado respecto del partido dominante. La transformacin de partidos de oposicin desde organizaciones ni-cho o sectarias en organizaciones de tipo catch-all capaces de derrotar electoralmente al partido dominante sucedi y jug un papel rele-vante en el proceso de cambio poltico-electoral. Sin embargo sta fue lenta y pausada en parte porque sus organizaciones estaban po-bremente diseadas para la innovacin (Greene, 2007:208). A conti-nuacin examinaremos algunos de los cambios relevantes en el sistema mexicano de partidos.

    fragmentacin y nmero efectivo de partidos

    Hasta antes de la eleccin presidencial de 1988 la competencia y la fragmentacin electorales en el sistema mexicano de partidos fueron muy limitadas, as lo indican tanto el ndice de fragmentacin (Rae, 1967)5 como el del Nmero de Partidos (np) (Molinar, 1991a) (vase tabla 1).6 Desde mediados de los noventa la situacin cambi signifi-cativamente y ambos indicadores reflejan el cambio en el sistema de partidos mexicano desde un sistema autoritario de partido dominan-te de competitividad limitada a uno competitivo. Mientras que el np promedi 1.2 partidos de 1979 a 1991, en la eleccin de 1994 ste indica por primera vez una lgica de competencia entre dos partidos fuertes a los cuales se agrega un tercero que es ms dbil y, a partir de 1997, el np muestra un formato de competencia tripartidista en el nivel

    5 El ndice de fragmentacin de Douglas Rae (1993) puede interpretarse co-mo la probabilidad de que al elegir dos electores aleatoriamente, stos voten a distintos partidos.

    6 Se utiliza el ndice de np debido a que ste ha demostrado ser un muy buen indicador tanto de competitividad como de la estructura de competencia parti-dista de acuerdo con excelentes estudios sobre el cambio del sistema mexicano de partidos (Valds Zurita, 1995b; Pacheco Mndez, 1997, 2003; Klesner, 2005).

  • 200 igor vivero vila, oniel francisco daz jimnezt

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    2006

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    1.1

    1.4

    2.6

    0.3

    0.65

    1.8

    1997

    25.8

    38.0

    0.3

    0.

    725

    .01.

    13.

    72.

    50.

    10.

    722.

    7

    2000

    39.1

    37.8

    0.

    8

    19.1

    2.

    10.

    672.

    6

    2003

    31.8

    38.1

    18

    .2

    4.1

    2.5

    5.3

    0.72

    2.7

    2006

    34.4

    29.0

    29

    .8

    6.8

    0.70

    3.0

    2009

    29.7

    38.9

    12

    .9

    6.9

    3.8

    7.8

    0.74

    2.62

    2012

    27.2

    633

    .6

    19.3

    6.

    44.

    38.

    50.

    773.

    21

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    1988

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    lect

    oral

    par

    a 19

    91-2

    012.

  • 201los caminos hacia el multipartidismo

    nacional (vase la tabla 1). Con el fin de proporcionar una visin ms detallada de las tendencias de competitividad y la configuracin del sistema de partidos mostramos a continuacin un anlisis del np de ni-vel distrital. Los distritos se agrupan en cuatro categoras propuestas por Pacheco Mndez (1997):

    Sistema de partido dominante: se refiere a los distritos en los que domina un partido nico (np = 1.0 a 1.5).

    Bipartidismo puro (o sistema de dos partidos): distritos donde dos partidos compiten efectivamente (np = 1.5 a 2.0).

    Bipartidismo plural o sistema de dos partidos y medio: distritos en que dos partidos compiten y se agrega un tercero, que es ms dbil (np = 2.0 a 2.5).

    Tripartidismo (o multipartidismo): distritos en los que tres (o ms) partidos compiten (np > 2.5).

    El anlisis de la evolucin del nmero de partidos en el nivel de distrito muestra que el pri mantuvo su posicin dominante en el sis-tema de partidos hasta principios de los noventa. El crecimiento signi-ficativo de la fragmentacin y de la competitividad en el sistema se dio slo a partir de las elecciones de 1994, ya que con excepcin de la eleccin de 1988, ms de 60% de los distritos en las elecciones de 1982, 1985 y 1991 estaban todava dominados por el pri. Sin embargo, los distritos que mostraban una lgica de partido dominante se redujeron significativamente en la eleccin de 1994 a solamente una cuarta par-te y para la eleccin intermedia de 1997 stos tan slo representaron ocho por ciento del total (vase la grfica 1).

    El anlisis del nivel distrital tambin revela que a pesar del siste-ma de tres partidos en el nivel nacional y el aumento significativo en el nmero de distritos electorales, con un formato de competencia de tres partidos en las elecciones de 1988, la tendencia dominante du-rante los noventa y la primera dcada del nuevo siglo ha sido la com-petencia bipartidista (entre dos o dos y medio partidos) en la mayora de los distritos (vase la grfica 1). Esta tendencia comenz en las elec-ciones de 1994 en que el nmero de partidos en 65% de los distritos vari entre 1.5 y 2.5. Se intensific en 1997 (73%) y sigui siendo casi la misma en elecciones subsecuentes (67% en 2000 y 71% en 2003).

  • 202 igor vivero vila, oniel francisco daz jimnez

    Por otra parte, menos de 25% (19% en 1997, 23% en 2000 y 22% en 2003) del total de los distritos se caracterizaron por la competencia entre tres o ms partidos. Aunque en 1997 el np (2.6) sugiere un tripar-tidismo por primera vez en el nivel nacional, slo 53 distritos se carac-terizaron por la competencia de tres partidos en dichas elecciones.

    En este sentido, algunos autores han cuestionado el que el sistema de partidos mexicano pudiera considerarse como un verdadero sis te-ma tripartidista, argumentando que ste poda ser descrito con mayor precisin como un sistema de tres partidos en el nivel nacional que co-existe con un par de sistemas bipartidistas con fuertes bases regionales (Pacheco Mndez, 1997, 2003; Klesner, 2005).7 Sin embargo, la elec-

    7 La mayora de la competencia bipartidista entre dos partidos entre el pan y el pri se produce en el norte y en la regin centro-oeste. Y la competencia bi-partidista entre el pri y el prd tiene lugar principalmente en el sur. La compe-tencia tripartidista en el nivel distrital est restringida a la Zona Metropolitana del Valle de Mxico (Distrito Federal y el circundante Estado de Mxico) (Kles-ner, 2005).

    grfica 1 distritos electorales federales por el nmero de partidos

    (np), 1979-2012 (%)

    fuente: para 1979-2003 (Klesner, 2005:108). Para 2006-2012, clculos de los autores con base en los resultados electorales oficiales del Instituto Federal Elec-toral.

    100

    90

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    70

    60

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    1979 1982 1985 1988 1991 1994 1997 2000 2003 2006 2009 2012

    Tripartidismo (np > 2.5) Bipartidismo puro (np: 1.5-2.0) Bipartidismo plural (np: 2.0-2.5) Partido dominante (np: 1.0-1.5)

    109

    108

    68

    15

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    71

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    66

    114

    100

    23

    70

    101

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    29

    56

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    105

    89

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    199

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    92

    187

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    80

    263

  • 203los caminos hacia el multipartidismo

    cin de 2012 marca una diferencia importante respecto a elecciones anteriores ya que casi dos terceras partes de los distritos tu vieron una competencia multipartidista. El promedio del np en estos distritos fue de 3.07 partidos (desviacin estndar de 0.45). En resumen, los datos de-muestran un aumento significativo de la compe tencia entre par tidos en el nivel distrital, lo cual puede interpretarse, en buena me dida, como consecuencia de un proceso de desalineamiento partidista.8

    cambios en el partidismo: la expansin del mercado electoral.

    El desalineamiento, entendido como el debilitamiento de las lealtades afectivas habituales y estables hacia los partidos entre el electorado (Norris, 1997:86), es un aspecto clave del cambio poltico-electoral en Mxico. La presente seccin est centrada en dos cuestiones par-ticularmente relevantes respecto al tema de las lealtades partidistas en Mxico. La primera de ellas se dedica a los cambios en la distribu-cin agregada y la fortaleza del partidismo en el tiempo y la segunda se dedica a los cambios en la influencia de las lealtades partidistas so-bre las decisiones de los votantes. Un indicador de las lealtades par-tidistas en el electorado es la identificacin partidista entendida como una orientacin de tipo afectivo que implica simpata hacia algn par tido poltico en particular (Campbell et al., 1960). El concepto de identificacin partidista o partidismo es considerado como un factor explicativo clave del comportamiento electoral, dado que los electores que se identifican con un determinado partido poltico (partidistas) son considerablemente ms proclives a votar por el partido con el cual se identifican que los que lo hacen con otro partido o bien que no se sien-ten cercanos a ninguna organizacin partidista (independientes). El concepto de identificacin partidista tiene dos componentes relevan-tes: el primero de ellos se refiere a la direccin de la identificacin con un par tido y el segundo a la intensidad o fortaleza de dicha identifica-cin (si el sentimiento de simpata hacia el partido en cuestin es fuer te o ms bien dbil). Examinaremos a continuacin el primer aspecto.

    8 Otros anlisis que utilizan diferentes ndices coinciden con el incremento del Nmero Efectivo de Partidos en el nivel distrital (vila, 2010).

  • 204 igor vivero vila, oniel francisco daz jimnez

    tabla 2 identificacin partidista en mxico, 1983-2009 (%)

    Conidentificacin

    pri pan prd Fuertes DbilesSin

    identificacin1983 65 55 10 271986 62 46 16 331988 86 45 20 21* 111989 61 32 13 16 29 32 351991 67 48 12 7 33 34 301994 71 48 16 7 22 49 251996 59 31 21 7 23 36 371997 74 30 22 22 33 41 231998 70 36 17 17 27 43 261999 66 38 18 11 26 40 312000 64 32 23 9 26 38 352001 63 22 31 9 23 40 372002 61 27 25 10 21 40 382003 63 26 25 12 22 41 372004 64 26 24 14 22 41 362005 62 25 23 14 22 40 372006 61 20 26 15 25 36 392007 62 20 28 14 22 39 382008 59 24 22 13 422009 50 24 18 8 50

    Fuentes: 1983: Encuesta de Miguel Basez; 1986: Encuesta New York Times; 1988: Encuesta Gallup; 1989 y 1991: Encuesta Los Angeles Times-Prospectiva Estratgica A.C.; 1994: Encuesta Belden y Russonello con Ciencia Aplicada; 1996: Encuesta Reforma-Los Angeles Times; 1997: Encuesta itam-Arcop; 1998-2009: Pro-medios anuales obtenidos a partir de encuestas trimestrales de Reforma reportados en Moreno (2009, 2012). Los porcentajes no suman 100, porque no se presenta la opcin otro partido y no sabe. La pregunta utilizada a partir de noviembre de 1999 es: Generalmente, usted se considera prista, panista o perredista?, seguida de la pregunta: se considera muy o algo...? En encuestas previas, se usa-ron variantes de pregunta sobre simpata con algn partido poltico.* Los datos del prd para 1988 corresponden a la suma del porcentaje de identifi-cados con los partidos que conformaron el Frente Democrtico Nacional y slo se ofrecen como un indicador de referencia.

  • 205los caminos hacia el multipartidismo

    La tabla 2 muestra la distribucin agregada del partidismo (o ma-cropartidismo) en Mxico de 1983 a 2007. Como se puede apreciar, la tendencia ms clara que surge de los datos es el significativo desalinea-miento de los votantes respecto del que fuera el partido dominante. El pri perdi una cantidad significativa de partidistas durante la mayor parte del periodo examinado, con excepcin de algunos breves pe-riodos de recuperacin (1989-1994 y 1997-1999). La proporcin del elec torado que expresaba identidad partidista prista cay de poco ms de 50% en los primeros aos de la dcada de 1980 a aproxima-damente un tercio del electorado a mediados de los noventa (vase la grfica 2).

    Una buena parte de la erosin de lealtades hacia el pri se explica debido al remplazo generacional. Sin embargo, otra parte se debe a que algunos partidistas desalineados del pri han cambiado la direccin de su identificacin y muchos otros han pasado a engrosar las filas de los apartidistas.9 Los niveles de partidismo del periodo que va de 1983

    9 Diversos estudios (Klesner, 2005; Moreno y Mndez, 2007; Moreno, 2009) sealan que la prdida de partidistas del pri se ha correlacionado significativamen-te tanto con el incremento del segmento de independientes como con el au men to de los identificados con los partidos de oposicin, principalmente con el pan.

    grfica 2 partidismo en mxico, 1983-2009 (%)

    fuente: encuestas representativas de la tabla 2.

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    1983

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    2000

    2001

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    Aos

    pri pan prd Independientes

  • 206 igor vivero vila, oniel francisco daz jimnez

    hasta mediados de los noventa reflejan la etapa final del partido do-minante, caracterizada por la capacidad del pri de ganar elecciones con base en la movilizacin de su partidismo (como probablemente, sucedi en las elecciones de 1991 y 1994). Esta etapa muestra tambin un crecimiento gradual del pan y de los independientes, segmento que se mantiene como el segundo ms numeroso.

    El periodo que va de 1996 a 2000 revela que, aunque el macro-prismo se mantuvo como la tendencia mayoritaria, continu tambin un claro aumento del segmento de independientes as como del pa-nismo. La proporcin de identificados con el pan aument gradual-mente desde el inicio de la serie hasta mediados de la primera dcada del siglo xxi, de 10% a poco ms de una cuarta parte del electorado. Por su parte, la distribucin del partidismo del prd ha sido la ms baja de los tres grandes partidos, promediando 12% durante todo el periodo analizado (vase la grfica 2).10 Los cambios en la distribucin del ma-cropartidismo durante este periodo son muy significativos. No es sino hasta la segunda mitad de los noventa, una vez que el prismo decli-n hasta alrededor de un tercio del electorado, que tanto los indepen-dientes como los votantes dbilmente identificados de los tres partidos, se volvieron una proporcin de votantes lo suficientemente grande para definir el resultado de una eleccin.

    En la evolucin del partidismo en Mxico el porcentaje de in-dependientes supera, desde el ao 2000, de manera constante, al ma-cropartidismo del pri y al de cualquier otra organizacin partidista. Si bien en 1997, el macroperredismo, el macropanismo y el segmento de independientes se caracterizaron por tener, cada uno, poco ms de un quinto del electorado, los independientes aumentaran gradualmente

    10 Aunque los estudios han sealado que, al igual que en otros pases, el par-tidismo en Mxico parece ser susceptible a los efectos de las imgenes y los lide-razgos de dirigentes polticos y candidatos, las evaluaciones sobre el desempeo econmico del gobierno, los escndalos polticos, entre otros factores a corto pla-zo (Moreno, 2003), el partidismo del prd parece ser particularmente sensible a estas condiciones. Por ejemplo, a pesar de su estabilidad, durante el periodo men-cio nado, ha habido algunas excepciones como 1989 (el ao de su fundacin) cuando el macroperredismo alcanz 16% del electorado, la eleccin intermedia de 1997 en la cual logr cerca de 22% y la de 2006 cuando lleg de nuevo a 15% del electorado.

  • 207los caminos hacia el multipartidismo

    hasta llegar a casi la mitad del electorado hacia el final de la serie, lo cual significa una expansin significativa del mercado electoral respecto al pasado.

    desalineamiento o realineamiento?

    Si bien desalineamiento y realineamiento, tal y como fueron concebi-dos en el contexto de las democracias occidentales desarrolladas, pare-cen tener utilidad son problemticos cuando se les aplica al contexto electoral mexicano. Los especialistas an estn divididos en cuanto a si los patrones de cambio en la distribucin del macropartidismo en Mxico deben considerarse como evidencia de un desalineamiento o de un realineamiento del electorado mexicano. Algunos afirman que no hay pruebas contundentes del primero y que una tendencia gradual de realineamiento es ms factible (Moreno, 2003; Moreno y Mndez, 2007). Por otra parte, algunos otros argumentan que un sustancial desalineamiento ha tenido lugar desde mediados de los ochenta y que an no se ha producido un importante realineamiento del electorado mexi cano (Klesner, 1994, 2004, 2005).11

    Contrariamente a la tesis del desalineamiento, en el caso mexica-no no todos los partidos han sufrido por igual la prdida de electores con identificacin partidista (como suele suceder en las democracias avanzadas), sino principalmente el pri, que tuvo el rol de partido do mi nante (Moreno, 2003; Somuano Ventura y Ortega Ortiz, 2003; Kles ner, 2005; Moreno y Mndez, 2007; Moreno, 2009). En este sen-tido, algunos autores sostienen que los cambios en la distribucin del macropartidismo en Mxico son el reflejo de una tendencia de reali-neamiento y que incluso las disminuciones recientes en el nmero neto de partidistas se relacionan con la continuacin del desalineamiento de los votantes respecto del pri (el cual tuvo su origen en dcadas anterio-res) y que por lo tanto no deberan ser interpretadas como seales de un fenmeno generalizado (Moreno y Mndez, 2007; Moreno, 2009).

    Entre los motivos que sugieren un posible realineamiento en el sistema mexicano de partidos se encuentran: a) la fuerte correlacin

    11 Moreno (2003) est tambin de acuerdo con que no hay evidencia clara de un realineamiento poltico en Mxico en el nivel nacional.

  • 208 igor vivero vila, oniel francisco daz jimnez

    entre la reduccin del porcentaje de identificados con el pri y el aumen-to de la proporcin de identificados con el pan (Moreno y Mndez, 2007; Moreno, 2009), y b) la evidencia de lo que se podra considerar como un fenmeno de realineamiento, denominado como de rota-cin y que se refiere a la transferencia de partidistas, no slo desde el pri hacia el pan y hacia el prd, sino tambin desde el pan hacia el prd y viceversa (Moreno y Mndez, 2007). De hecho, la correlacin nega tiva entre el macropanismo y el macroperredismo se ha intensifi-cado a partir de finales de los noventa (1999) (Moreno, 2009). En su-ma, ta les autores tambin sostienen que los partidistas que pierde un partido pueden ser captados por otro y que, por lo tanto, el desalinea-miento respecto del pri no necesariamente se traduce en una transfe-rencia al segmento de independientes y que una parte del electorado mexicano ha sido realineada.

    Sin embargo, otros autores han argumentado que pese a la evi-dencia de transferencias de lealtades partidistas desde el pri hacia los otros dos grandes partidos, un amplio porcentaje del electorado toda-va permanece como apartidista ya que tanto el pan como el prd han captado solamente a una limitada proporcin del electorado desali-neado, que procede no slo del otrora partido dominante sino tam-bin de la entrada de nuevos votantes al mercado electoral (Klesner, 2005).12 Este argumento se ve reforzado por anlisis, ms recientes sobre las va riaciones del partidismo en el periodo que va desde fina-les de los ochen ta hasta terminar la primera dcada del siglo xxi (More-no, 2009). Tales anlisis indican que, a) aunque en general, el declive del pri ha beneficiado principalmente al pan y a los independientes, el desalineamiento se ha intensificado a partir de finales de la dcada de los noventa (1999), subperiodo en el cual el segmento de independien-tes ha captado ms electores desalineados del pri que los realineados por el pan y el prd y b) a diferencia de la asociacin significativa entre el crecimiento de las lealtades panistas y el aumento de independien-tes, la evidencia muestra que el crecimiento de los independientes no slo se correlaciona de manera negativa con la disminucin de las leal-tades hacia el pri, sino tambin, aunque en mucha menor medida, con la prdida de lealtades hacia el prd (Moreno, 2009).

    12 Una buena parte del desalineamiento electoral en Mxico viene de la in-corporacin de nuevos votantes jvenes al electorado.

  • 209los caminos hacia el multipartidismo

    La prdida y el debilitamiento de las lealtades partidistas entre el electorado es una tendencia en las democracias representativas mo-dernas (tanto viejas como nuevas) en las cuales la mayora de los ciuda-danos ya no se identifican de manera fuerte con los partidos polticos (Dalton et al., 1984; Dalton, 2000; Mair et al., 2004; Dalton, 2008). En este sentido, diversos autores (Dalton et al., 1984; Hagopian, 1998) sealan que el desalineamiento partidista puede eventualmente trans-formarse en uno electoral, caracterizado por niveles crecientes de frag-mentacin y volatilidad electorales, as como por un aumento en las tasas de abstencionismo.

    fortaleza del partidismo

    Los cambios en cuanto a la fortaleza de las lealtades partidistas en M-xico son tambin muy relevantes para la competencia poltico-electo-ral. Diversos estudios han demostrado que, al igual que en democracias avanzadas, en Mxico existe una asociacin positiva y significativa en-tre la fortaleza del partidismo y la lealtad del voto (Poir, 1999; More-no, 2003b; Klesner, 2004; Flores-Macas, 2009; Moreno, 2009). Entre ms fuerte es la identificacin partidista de los votantes, mayor es la probabilidad de que stos voten por los candidatos del partido con el cual se identifican. Por el contrario, los votantes dbilmente iden-tifi cados, as como los independientes incluyendo a los inclinados hacia determinado partido (leaners), estn ms dispuestos a votar por los candidatos de un partido distinto de aquel con el cual se iden-tifican o se sienten ms cercanos (Klesner, 2004), y son ms suscepti-bles a las dinmicas y efectos de las campaas as como a los factores de corto plazo que influyen sobre el voto (los temas, la personalidad de los can didatos, entre otros). El aumento en el nmero de apartidistas y la dis minucin de los electores con identificacin partidista fuerte se tra duce en una ampliacin del electorado disponible para ser moviliza-do y persuadido por medio de las acciones estratgicas de los partidos y sus candidatos.

    La grfica 3 muestra que en el caso mexicano el mercado electo-ral disponible, constituido por los votantes que carecen de un vnculo fuerte y definitivo con algn partido (independientes y partidistas dbil-

  • 210 igor vivero vila, oniel francisco daz jimnez

    mente identificados), al cual los partidos y las organizaciones de cam-paa pueden orientar sus estrategias y tcticas de maximizacin de votos es muy amplio y constituye aproximadamente 80% del electo-rado. En contraste, slo una quinta parte de este universo manifiesta tener una identificacin fuerte hacia algn partido poltico. Por lo tanto, se puede argumentar que la expansin del mercado electoral en Mxico no slo ha implicado profundas transformaciones respec-to a la direccin del partidismo de los electores sino tambin aspectos importantes relativos a su fortaleza.

    lealtades partidistas y volatilidad del voto

    La relevancia de la identificacin partidista en el proceso de cambio electoral depende no slo de la fuerza del partidismo y de su distribu-cin en el electorado, sino tambin de su grado de influencia sobre las decisiones de los votantes (Bartels, 2000). La identificacin partidista ha demostrado ser la variable explicativa ms consistente del compor-tamiento electoral en Mxico (Moreno, 2003; Somuano Ventura y Ortega Ortiz, 2003; Moreno, 2009), pero investigaciones recientes han

    grfica 3 fortaleza del partidismo en mxico, 1989-2007 (%)

    fuente: encuestas representativas de la tabla 2.

    1989

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    1998

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    2000

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    Fuertes Dbiles Independientes

  • 211los caminos hacia el multipartidismo

    proporcionado evidencia de un ligero debilitamiento de la influencia del partidismo sobre el voto (Moreno y Mndez, 2007), as como de sus-tancial volatilidad en el nivel individual a finales de la dcada de los noventa y el primer decenio del nuevo siglo (Klesner, 2005; Flores-Ma cas, 2009). En este sentido, Moreno y Mndez (2007) han mostra-do que el porcentaje de voto cruzado (cross-over voting) (los identificados con un partido poltico que votan por los candidatos presidenciales de otro partido) aument de siete por ciento en 2000 a 10% en la elec-cin de 2006. En contraste, el porcentaje de voto normal dismi nuy de 65.3 a 59.3 puntos durante el mismo periodo. Por su parte, el por-centaje de voto dividido (split-ticket voting) (candidatos de dife ren tes partidos polticos en la misma boleta electoral), tambin se in cre-ment de 13% en 2000 a 19% en 2006.13 Tales anlisis sealan que el cambio no ha afectado a todos los partidos por igual ya que el voto cruzado en 2006 fue mayor entre los identificados con el pri que en-tre los partidistas de los otros dos grandes partidos y el voto dividido fue tambin mayor entre los partidistas del pri que en tre los del pan y el prd en ambas elecciones (Moreno y Mndez, 2007). Aunque los estudios argumentan que buena parte de la volatilidad en el electo-rado se debe al gran nmero de nuevos votantes que se incor poran a la arena electoral y al regreso de otros que se han abstenido re cien-temen te, algunos anlisis actuales proveen evidencia de abs tencio-nismo permanente. En otras palabras, que aquellos que no votan en una eleccin tienden a no votar en la eleccin subsecuente (Buen da, 2009).

    13 Mientras que en el ao 2000 slo 10.8% de los identificados con el pri votaron por el candidato presidencial de otro partido, en 2006 25.3% de ellos lo hicieron. El voto cruzado tambin aument entre los identificados con el pan, pero en menor medida, de 5.4% en 2000 a 10.6% en 2006. En contraste, los partida-rios del prd fueron ms leales en 2006 que en las anteriores elecciones presiden-ciales dado que el nivel de voto cruzado entre ellos disminuy de 16.6% en 2000 a 7.2% en 2006 (Moreno y Mndez, 2007:55). Con respecto al voto dividido, ste fue ms frecuente entre los identificados con el pri en ambas elecciones (18% en el ao 2000 y 31% en 2006). Sin embargo, fueron los identificados con el pan los que ms han contribuido al porcentaje total del voto dividido en el ao 2000 (alrededor de la mitad del porcentaje total del voto dividido) y los identificados con el prd en 2006 (47%) Moreno y Mndez (2007:57).

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    consecuencias de los cambios en el macropartidismo

    Cules son las consecuencias de los cambios en la distribucin y la fortaleza del partidismo para el comportamiento de los partidos y can-didatos en Mxico? An es incierto el grado de desalineamiento o realineamiento del electorado mexicano, pero los partidos no pueden depender slo de sus propias bases de apoyo para ganar elecciones. Los votantes que tienen una fuerte identificacin partidista son mucho menos susceptibles a las dinmicas de campaa y a las estrate gias parti-distas, lo cual deja ms espacio a la competencia partidista, de manera que, en el caso mexicano, los electores no alineados y los d bilmente identificados constituyen un mercado electoral altamente disponible, as como una proporcin de votantes lo suficientemente grande para definir el resultado de una eleccin.

    Puesto que en la mayor parte de la dcada de los noventa y en lo que va del nuevo siglo hay ms votantes independientes y menos votan-tes fuertemente identificados respecto a dcadas anteriores, los tres principales partidos se han visto obligados a apelar a los votantes d-bilmente identificados y a los independientes para generar coalicio-nes electorales ganadoras, por medio de estrategias electorales de tipo catch-all, que tienden a priorizar aspectos relativos a la imagen de los candidatos, los temas, y las evaluaciones de tipo retrospectivo en-tre otros factores de corto plazo que influyen sobre el voto, por en ci-ma de las etiquetas partidistas (Klesner, 2005). Numerosos estudios sobre el cambio y la adaptacin de los partidos al cambio electoral en las democracias occidentales consideran a la erosin de las lealtades partidistas como una expansin del mercado electoral que genera fuertes incentivos para el cambio organizativo en los partidos ya que disminuye las bases tradicionales de apoyo electoral de las que stos solan depender (Dalton y Wattenberg, 2000; Mair et al., 2004). En-tre los cambios organizativos ms notables se encuentra la profesio-nalizacin de las campaas electorales, entendida como la adopcin de modernas tcticas y estrategias de campaa centradas en los can-didatos y basadas en el uso intensivo de medios masivos y de nuevas tecnologas, de sondeos de opinin, y de consultores externos a las orga-nizaciones partidistas (Gibson y Rmmele, 2001; Espndola, 2002; Negrine et al., 2007; Gibson y Rmmele, 2009). El caso mexicano no

  • 213los caminos hacia el multipartidismo

    es la excepcin. Hay un creciente grado de profesionalizacin de las campaas electorales, tanto presidenciales como legislativas, de los tres principales partidos mexicanos (Langston, 2006, 2007; Langston y Benton, 2009; Daz Jimnez, 2012).

    reflexiones finales

    Este captulo muestra que el cambio poltico-electoral en Mxico fue un proceso largo, complejo, e involucr diversos factores (moderni-zacin socioeconmica, crisis econmicas, liberalizacin econmica, reformas poltico-electorales, cambios organizativos en los partidos de oposicin y sus estrategias electorales, entre otros). El anlisis lon-gitudinal del nmero efectivo de partidos en el nivel distrital seala claramente la transicin desde un sistema autoritario de partido do-minante hacia un sistema competitivo y multipartidista (moderado). Los datos tambin revelan que la competencia electoral se acentu significativamente en la eleccin de 2012, ya que por primera vez la mayora de los distritos electorales muestran un formato de compe-tencia multipartidista. Este dato no es menor, sobre todo si se consi-dera que, pese al tripartidismo en el nivel nacional y en el congreso, el formato de competencia partidista distrital que ha prevalecido duran-te la mayor parte de los noventa y la primera dcada del siglo xxi es el bipartidismo. En otras palabras, el camino hacia el multipartidismo en el caso mexicano ha sido dilatado pero ha llegado por fin a dife-rentes niveles de la competencia poltica.

    En este sentido, los datos presentados sobre la evolucin de la competencia en el sistema de partidos mexicano, durante los ltimos 30 aos, sugieren una relacin importante entre el aumento de la com-petencia partidista con los cambios en la identificacin partidista de los electores, particularmente con el proceso de desalineamiento par-tidista. Los que tienen una dbil identificacin partidista como los que no se identifican con ningn partido poltico son la gran mayora y esto ha tenido a su vez importantes consecuencias para la competen-cia poltica y la configuracin actual del sistema mexicano de partidos. Para futuras investigaciones hay un tema pendiente sobre la educacin y el nivel de cultura democrtica de esta mayora de electores. Sabe-

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    mos poco de la probable relacin entre competencia poltica y cultura poltica.

    La competencia entre partidos polticos es una variable impor-tante en los procesos democrticos. La ausencia de competencia pue-de llevar a cierta hegemona poltica como lo muestra el trabajo sobre la ciudad de Mxico de este libro donde desde hace ms de quince aos gobierna un partido poltico. Sin embargo, la competencia por s mis-ma no es sinnimo de democracia. Como se analiza en los trabajos de Oaxaca y Valle de Chalco hay entidades que han tenido alternancia y procesos cada vez ms competitivos pero que siguen con prcticas poco democrticas en sus procesos polticos.

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    se termin en abril de 2014 en Imprenta de Juan Pablos, S.A.

    2a. Cerrada de Belisario Domnguez 19,Col. del Carmen, Del. Coyoacn,

    Mxico 04100, D.F.

    1 000 ejemplares