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13 Los campesinos en el proyecto social cubano no. 44: 13-25, octubre-diciembre de 2005. L a reestructuracin de las relaciones agrarias en Cuba desde finales de 1993 abre nuevas perspectivas para lanzar la recuperacin del sector agropecuario y agroindustrial nacional, enfrentar con Øxito los graves problemas medioambientales en especial la erosin de los suelos y aspirar definitivamente a un nivel aceptable y racional de suficiencia alimentaria que solidifique la soberana nacional y el desarrollo econmico independiente y sustentable. La seguridad alimentaria hay que entenderla como un problema de seguridad nacional. La ampliacin y diversificacin de los actores agrarios, sobre todo los de tipo cooperativo proletario y privado usufructuario en tierras de propiedad estatal, transforman la anterior estructura de las relaciones agrarias en otra mÆs heterogØnea. Especial atencin merece la ampliacin del sector campesino-parcelero, pues la asuncin de la va campesina constituye, a mi modo de ver, una revalorizacin de esta figura en la estrategia de desarrollo rural sustentable. El estudio de la economa y cultura campesina, en su mÆs amplio diapasn, sigue siendo una asignatura pendiente de las ciencias sociales y tØcnicas cubanas. A Vctor M. Figueroa Albelo Vctor M. Figueroa Albelo Vctor M. Figueroa Albelo Vctor M. Figueroa Albelo Vctor M. Figueroa Albelo Los campesinos Los campesinos Los campesinos Los campesinos Los campesinos en el pr en el pr en el pr en el pr en el proyecto social cubano oyecto social cubano oyecto social cubano oyecto social cubano oyecto social cubano Profesor. Universidad Central de Las Villas. la altura del siglo XXI, las nuevas realidades obligan a retomar la cuestin agrocampesina de modo mÆs profundo y amplio, desde el Ængulo de sus relaciones econmicas especficas, su filosofa y prÆcticas tØcnico- productivas en articulacin con la naturaleza y sus potencialidades productivas, sociales y culturales en los grandes marcos de la construccin de una sociedad mÆs justa y equitativa. Hay que prestarle suma atencin a los procesos de diferenciacin y estratificacin econmico-social que se producen en el campo, y el lugar y papel del campesinado en ese movimiento contradictorio de la economa agraria heterogØnea, para avanzar en el perfeccionamiento del proyecto socialista cubano. Cuba no era un pas agrario, en el sentido estricto de la palabra; tampoco campesino. Las relaciones capitalistas dominaron la lgica del movimiento econmico y social del pas; este rasgo tuvo igual predominio en la agricultura. El complejo agroindustrial nacional exportador constituy el eje fundamental de la acumulacin capitalista y de la insercin de Cuba en la divisin internacional del trabajo. Las relaciones capitalistas de produccin predominaban en extensin

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Los campesinos en el proyecto social cubano no. 44: 13-25, octubre-diciembre de 2005.

La reestructuración de las relaciones agrarias en Cubadesde finales de 1993 abre nuevas perspectivas para

lanzar la recuperación del sector agropecuario yagroindustrial nacional, enfrentar con éxito los gravesproblemas medioambientales �en especial la erosiónde los suelos� y aspirar definitivamente a un nivelaceptable y racional de suficiencia alimentaria quesolidifique la soberanía nacional y el desarrolloeconómico independiente y sustentable. La seguridadalimentaria hay que entenderla como un problema deseguridad nacional.

La ampliación y diversificación de los actoresagrarios, sobre todo los de tipo cooperativo proletarioy privado usufructuario en tierras de propiedad estatal,transforman la anterior estructura de las relacionesagrarias en otra más heterogénea. Especial atenciónmerece la ampliación del sector campesino-parcelero,pues la asunción de la vía campesina constituye, a mimodo de ver, una revalorización de esta figura en laestrategia de desarrollo rural sustentable.

El estudio de la economía y cultura campesina, ensu más amplio diapasón, sigue siendo una asignaturapendiente de las ciencias sociales y técnicas cubanas. A

Víctor M. Figueroa AlbeloVíctor M. Figueroa AlbeloVíctor M. Figueroa AlbeloVíctor M. Figueroa AlbeloVíctor M. Figueroa Albelo

Los campesinosLos campesinosLos campesinosLos campesinosLos campesinosen el pren el pren el pren el pren el proyecto social cubanooyecto social cubanooyecto social cubanooyecto social cubanooyecto social cubano

Profesor. Universidad Central de Las Villas.

la altura del siglo XXI, las nuevas realidades obligan aretomar la cuestión agrocampesina de modo másprofundo y amplio, desde el ángulo de sus relacioneseconómicas específicas, su filosofía y prácticas técnico-productivas �en articulación con la naturaleza� y suspotencialidades productivas, sociales y culturales en losgrandes marcos de la construcción de una sociedadmás justa y equitativa. Hay que prestarle suma atencióna los procesos de diferenciación y estratificacióneconómico-social que se producen en el campo, y ellugar y papel del campesinado en ese movimientocontradictorio de la economía agraria heterogénea, paraavanzar en el perfeccionamiento del proyecto socialistacubano.

Cuba no era un país agrario, en el sentido estrictode la palabra; tampoco campesino. Las relacionescapitalistas dominaron la lógica del movimientoeconómico y social del país; este rasgo tuvo igualpredominio en la agricultura. El complejo agroindustrialnacional exportador constituyó el eje fundamental dela acumulación capitalista y de la inserción de Cuba en ladivisión internacional del trabajo. Las relacionescapitalistas de producción predominaban en extensión

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y profundidad en el medio rural; en consecuencia, elproletariado urbano y rural aparece como la clasemayoritaria y decisiva en el curso del desarrollo y de lalucha de clases. El campesinado sería la segunda fuerzanumérica en el agro. La alianza del proletariado agrícolay el campesinado, y de estos con el proletariado urbano,se gestaría desde el medio rural entre los campos decaña, cafetales y vegas de tabaco, y las chimeneas delos ingenios azucareros, las despulpadoras de café, y losdespalillos y tabaquerías.1

El atraso de las fuerzas productivas en el agro recreóel desarrollo del subdesarrollo capitalista, excluido dela tecnificación a causa de los salarios de miseriaderivados del enorme ejército de reserva compuestopor los desempleados del campo y centros urbanos.

Antes de 1959, el régimen de tenencia de la tierra seconfiguró definitivamente en estrecha interacción conel modelo neocolonial capitalista, en el que influyeronde manera decisiva las demandas estructurales impuestaspor el predominio de la agroindustria azucarera en ladinámica del crecimiento económico y las distorsionesinducidas por la ley de la acumulación capitalista en unpequeño país subdesarrollado y subordinado al grancapital financiero norteamericano.

La burguesía agraria y su capa élite, la gran burguesíaterrateniente, monopolizaban en 1958 con 9,4% depropietarios, 73,4% de las tierras del país. Un totalde trece corporaciones azucareras norteamericanas ycuarenta grandes ganaderos dominaban alrededor de2 200 000 ha; mientras, alrededor de cien mil campesinosestaban arrinconados en pequeñas parcelas, sin ser suslegítimos propietarios, y generalmente insuficientes paragarantizar la reproducción de la familia. El desarrollohumano había sufrido un detente en el campo. Losdatos son abrumadores y bien conocidos, así como lanecesidad de una revolución agraria profunda paraaspirar al desarrollo económico y social.

La reforma agraria de 1959 fue el cambio estructuralmás profundo y de más largo alcance realizado alprincipio de la Revolución. Por su intermedio, se abatióel régimen burgués-terrateniente y el capital extranjerosobre la tierra; el campesinado fue liberado de laexplotación capitalista y semifeudal, al tiempo querecibió en propiedad la tierra que trabajaba; por otrolado, se limitó el papel del capital agrario, sin negar suexistencia y su papel en el proyecto de desarrollonacional liberador. Fue una pieza esencial del modeloeconómico en la etapa de liberación nacional entre 1959y finales de 1960.2

Los campesinos y conuqueros no propietariospasaron a ser dueños de la tierra que trabajaban hastaun límite de 26,8 ha, con posibilidades de llegar, comomáximo, a 67,1. Más de cien mil familias del campo sebeneficiaron por la ley. Este paso se tradujo en un

aumento inmediato de los ingresos de las familias queantes pagaban rentas onerosas; el flujo de ayuda financieralos liberó de los garroteros; las compras estatales a preciosestables y remunerativos sustituyeron progresivamente ala plaga de intermediarios esquilmadores; además, eldesarrollo humano se desplegó en el medio rural: laeducación y la salud para todos fue otra gran conquistade la gente de tierra adentro. El campesinado resultó serel gran beneficiario de la Revolución.

El campesinado, componente esencial de la luchaguerrillera y del modelo de liberación nacional, acompañóconsciente y enérgicamente a la clase obrera en todosestos años de construcción socialista, desde finales de1960.

Los modelos estatal y campesino se convirtieron apartir de 1963, luego de la transición de las cooperativasde la primera reforma agraria en granjas estatales (1962)y de la nacionalización de la burguesía rural remanente(1963), en paradigmas de la agricultura nacional y de laalianza entre la clase obrera y el campesinado.

A finales de los años 60 comienza a declinar el sectorcampesino en número y área, debido a la aplicación dediversas políticas, como la agro-campesina de 1967 a1974, que dio un giro hacia la socialización estatal de lasfincas. Se pretendió insertar la tierra y demás medios deproducción, y al propio productor, en grandes planesestatales. En esos años, floreció la tesis idealista que negó,al mismo tiempo, al modelo cooperativo y al campesinoen la construcción socialista. Muy pronto �en la primeramitad de la década de los 70� aquella política debió serrectificada.3 En ese contexto, la vía cooperativa detransformación socialista de la pequeña producciónagrícola sustituyó a la política agrocampesina precedente,y comenzó la promoción del cooperativismo campesino;miles de pequeños y medianos productores se integraronvoluntariamente con sus medios y tierras a lasCooperativas de Producción Agropecuaria (CPA), conla consiguiente reducción del sector agrícola privado.

En los años 80 aparece la primera fórmulausufructuaria de parcelación en el cultivo del tabaco, queincrementó las huestes campesinas. Ese movimiento sefortalecería en los 90, bajo el peso de la crisis económicay agroalimentaria, cuando emergió la reforma estructural yfuncional de la economía. Así, se multiplicaron lostenedores individuales y familiares en el campo; en fin, lanueva política renovó el modelo colectivo-cooperativistay campesino y parcelero, de tipo usufructuario gratuito, ypor tiempo indefinido.

Pretendemos identificar, al menos, los rasgosprincipales que tipifican la economía y cultura campesinas�y también, en parte, a los parceleros� como un modoespecífico de producción en los contextos de laheterogeneidad estructural de la transición al socialismo.Tal vez el mayor interés de estas páginas radique en la

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exposición, no exenta de polémica, de algunosmomentos y circunstancias que explican la capacidadde permanencia y vitalidad de la economía campesina,en tanto sólido y fiel acompañante de esta «granaventura» que es la construcción socialista en un pequeñopaís periférico y subdesarrollado.

Dos figuras emblemáticas en el agro:campesinos y parceleros (conuqueros)

Examinar el campesinado sin una mirada deconjunto a la sociedad rural y su estructura resultaimposible. ¿Cuáles son los actores sociales en el mediorural, o mejor en la sociedad rural cubana? Esta es másque un espacio físico determinado: está formada porun conjunto complejo de relaciones sociales, deproducción y espirituales, que se establecen entre loshombres, y entre estos y la naturaleza, con un gradomayor o menor de integración a entidades sociales másamplias hasta la sociedad en su conjunto. La agricultura,la agroindustria, la infraestructura, los servicios y otrasactividades articulan a individuos, colectivos ycomunidades rurales y locales. Por lo tanto, el examende la heterogeneidad del campesinado supone, paraempezar, una visión de la sociedad rural y sobre todode la estructura económico-social del sector agrícola,especialmente luego de los cambios acaecidos en 1993.Veamos una aproximación a la configuración de lasociedad rural, según los actores sociales principales queen ella coexisten:

1. Campesinado: diverso y diferenciado, con múltiplescapas y formas de tenencia y asociatividad.

2. Parceleros (patieros, conuqueros): diversos ydiferenciados por la tenencia y explotación del suelo,y su asociatividad.

3. Cooperativista de origen campesino (en las CPA),o de origen granjero o asalariado (en las UBPC).

4. Granjeros agrícolas en empresas estatalesagropecuarias, más o menos reformadas.

5. Jornaleros agrícolas permanentes y eventuales,contratados por los diversos tipos de sujetosagrarios.

6. Trabajadores asalariados en la agroindustria y enotros negocios de la producción y los serviciosestatales rurales.

7. Trabajadores asalariados en negocios privados.8. Trabajadores por cuenta propia en múltiples

ocupaciones.9. Jubilados, pensionados y otros con alguna actividad

económica.10. Amas de casa: mujeres ocupadas en tareas del hogar

y en la economía de patio.

El campesinado se involucra como un eslabón claveen esta compleja cadena, cuyos cambios, dinámicas ymecanismos de acción no le son indiferentes objetiva ysubjetivamente.

Entiendo la sociedad rural como una totalidadintegrada por actores sociales heterogéneos, dadas susdiversas formas sociales de producción e intercambio,que se encuentran en una permanente sinergia,incluyendo las superestructuras correspondientes. Ladialéctica resultante explica el carácter y las tendenciasde la totalidad. Esta visión puede ser útil para pensar yoperacionalizar las variables que intervienen en eldesarrollo local sustentable y equitativo desde losproductores, los colectivos y la comunidad, en susentido más amplio y extendido.

En la historia republicana, y durante los cuarenta yseis años de vida del proyecto social cubano, sedistinguen dos figuras emblemáticas en la agriculturaindividual: los campesinos y los parceleros oconuqueros.4 Entre ambas existen semejanzas ydiferencias.

La «forma campesina de explotación socioeconómicade los recursos agrarios» es una entidad mercantil y deautosubsistencia que basa su régimen de producciónen la propiedad privada sobre la tierra y otras formas detenencia del «capital natural», la posesión de mediosde producción �«capital obra del hombre»� y el«trabajo familiar y el conocimiento campesino»,5 aunquepuede utilizar excepcionalmente trabajadoresasalariados. En puridad de conceptos, así se define elcampesino pobre o pequeño.

Si bien el campesinado es una entidad económico-social heterogénea y diferenciada, en esa heterogeneidadse destacan rasgos comunes como identidad particular.Entre los estratos más o menos homogéneos,encontramos a los llamados campesinos parcelarios(semiproletarios u «obreros con tierra»), los campesinospobres, los medios y los ricos. Salvo este último grupo,el resto tiene una cualidad común: ser tenedores demedios de producción propios, incluyendo la tenenciade la tierra bajo diversas modalidades, y el sertrabajadores que producen riquezas con su trabajo y elde la familia. El campesino rico responde a la lógica dela relación capital /trabajo. El ingreso y la reproducciónfamiliar tienen como fuente fundamental el trabajopropio.

La economía conuquera o parcelaria6 en el agro lapractica un numeroso sector de la población rural yurbana que explota pequeñas parcelas, jardines y patios,sin poder ser calificados de campesinos, en su más justosentido. El conuco se basa en la propiedad privada uotra forma de tenencia de la tierra, la posesión de mediosde producción simples y el trabajo del tenedor y sufamilia. Es una forma útil de ocupación del tiempo

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libre, con la finalidad de garantizar la subsistencia familiar,aunque en ocasiones genere excedentes comercializablese ingresos suplementarios. En tiempos normales noconstituye la ocupación ni la fuente del ingresofundamentales del tenedor.

En su origen, el conuco estuvo vinculado a losjornaleros agrícolas cañeros en tierras de losterratenientes. Fue una victoria, tras una larga lucha paratener un pedazo de tierra para paliar el hambre en el«tiempo muerto».7 Así se convierte en un obrero contierra, portador de una tradición y cultura que duranhasta nuestros días. A mitad de los años 60,

54,8% de los trabajadores agrícolas tenían tales «conucos»,con una extensión promedio de 0,44 ha [...] No se advirtióninguna tendencia en estos trabajadores a convertirse encampesinos abandonando su condición de granjeros de laeconomía socialista [...]; se percibió una fuerte tendencia(92,8% de los consultados) [...] a complementar susituación económica segura y estable con la posesión deuna pequeña parcela.8

Posteriormente, se agregarían a esta fórmula otrosprovenientes del seno del campesinado, y trabajadores,jubilados, pensionados y usufructuarios ilegales y legales.

Los rasgos económico-sociales y culturales delcampesino y el parcelero en Cuba revelan �al mismotiempo que su esencia común universal� las mutacionesreproductivas inducidas por un entorno social signadopor la construcción socialista desde el subdesarrollo.

La tierra en propiedad y usufructo:conciliación y rupturas

La propiedad privada sobre la tierra es el rasgomás general y dominante del campesinado en Cuba,desde 1959 hasta finales de 1993. Esta se afincó en sussueños y motivos de lucha por muchos años. Con larevolución agraria de 1959, de unos 48 000 tenedoresprivados en 1958 se pasó a más de 150 000, entre eseaño y 1961. Arrendamiento, aparcería y precarismo, ymercado de tierra se colocaron en el museo, junto a larenta del suelo. La Revolución satisfizo el sentimientode propietario del campesino, un rasgo inherente a supatrimonio cultural. La posibilidad de ampliar la fincahasta 67,1 ha mediante compra, como postulara laPrimera Ley de Reforma Agraria no se satisfizo; alcontrario, quedó excluida.

Como se dijo, a partir de 1967, el sector campesinocomienza a decrecer sucesivamente en número y áreahasta el final del primer tercio de la década de los 90.Los factores de corte estructural que explican estatendencia fueron:

Primero, la introducción de la vía estatal desocialización del campesinado, con la ruptura de suconciencia de propietario y de su modo de vida

tradicional. El salto social y cultural a que se aspirabaresultó en dolor callado y acumulado para muchos, noobstante el avance civilizatorio y humano que significabael tránsito del bohío al apartamento, totalmente gratuito,en un edificio de varios pisos. Esto no dejó de sertraumático, aunque humanista, si se contrapone al lodo yla sangre que supuso la acumulación originaria capitalista.

Segundo, el movimiento cooperativo tipo CPA seformó a partir de la voluntariedad del campesino yde muchos parceleros, que integraron sus medios deproducción al colectivo. Esta vía demostró ser másasequible que la estatización. No obstante, el salto depropietario privado a cooperativista no produce, deinmediato, el milagro de una conciencia colectivista; hayuna larga etapa de transición. Definitivamente, elmovimiento cooperativo incorporó a decenas de milesde campesinos, alrededor de un tercio del total. Elmodelo CPA no dejó espacios a una fórmula de parcelaindividual de autoconsumo dentro de la cooperativa,sino que introdujo el autoconsumo colectivo.

La recuperación numérica de los campesinos se iniciacon la entrega individual de tierra estatal en usufructopara la producción tabacalera en los años 80. Nace así elcampesinado usufructuario. Este paso fue una clara señalen el sentido de que la fórmula estatal de producción engran escala y altamente tecnificada no era viable en todoslos casos.

El Censo de 1987 registró 155 354 fincas campesino-parceleras en el país; de ellas, la inmensa mayoría, 85%,eran privadas y disponían de 95,4% del fondo total detierra. El mismo censo identificó a más de 23 000finqueros no propietarios de la tierra; o sea, 15% deltotal con 33 000 ha (4,6%).9 Entre los no propietarios sedestacan: 12 300 fincas en usufructo, en tierras del Estado,14 600 en precario, por ocupación individual de tierrasestatales, y otras 15 800 en aparcería en tierras decampesinos y parceleros. La aparcería y el precarismofueron señales inequívocas de desajustes en el agro y dela necesidad de tierra en grupos rurales. Nunca estademanda se expresó en un movimiento reivindicativo.Ambas formas se fortalecerían posteriormente, a medidaque se fue profundizando la crisis económica yagroalimentaria.

Múltiples factores interactuaron en esta demanda detierra: la agricultura estatal se concentró en materias primaspara las industrias de productos exportables, con laconsiguiente reducción de áreas agrícolas para otros fines,por lo que no se podía satisfacer la demanda crecientede alimentos; la ampliación del minifundismo limitabalas posibilidades productivas; en ciertos grupos apareceun relativo excedente de fuerza de trabajo familiar y, almismo tiempo, tierras ociosas, en otros, especialmenteen las empresas agropecuarias estatales; a lo que hay queañadir el envejecimiento de la población rural. Por último,destaquemos el papel de la apertura del mercado libre

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campesino, que exacerbó, lógicamente, los incentivos ala iniciativa privada.

La crisis económica y agroalimentaria de los 90reforzó la tendencia a la apropiación de tierras de lasempresas estatales y la aparcería u otras formas, inclusoen el seno de las CPA, para producir alimentos desubsistencia con el trabajo por cuenta propia y el apoyofamiliar.

El reparto individual de tierras en usufructo, a partirde 1993, pretendió abrir un cauce institucional a fin deregular y frenar los crecientes desajustes en la tenenciadel suelo. Si bien se avanzó en esta dirección, la toma detierra en precario, o aparcería, siguió siendo un fenómenorecurrente en muchas zonas del país.

La explotación de la tierra de propiedad privada y lausufructuaria coexisten actualmente; lo que hay queinvestigar es hasta qué punto esta última es comprensible,reconocida y compatible con la herencia culturalcampesina y con la reruralización y recampesinización.Se sabe que los chinos y los vietnamitas la introdujeron através de la contrata familiar, tras el reparto de las tierrascooperativas en la primera etapa de la reformaeconómica de 1978 y 1987, respectivamente. Losindiscutibles logros de estos dos países no nos liberan deun enjuiciamiento desde nuestras particularidadesculturales e históricas.

Minifundio: maleficios y solucióndel conflicto medioambiental

El minifundio era uno de los rasgos genéricos de laestructura agraria cubana antes de 1959. En 1945, lasfincas con menos de 26,8 ha constituían 78,5% del totaly 10,5 % las de hasta 67,1 ha. Ambos grupos disponíande 24,5 % de la tierra para un tamaño promedio de1,11 ha.10 Las fincas con menos de 67,1 ha (57,9%) seexplotaban por los no propietarios. La ampliación de lapropiedad hasta 67,1 ha, mediante la venta de parte delas tierras expropiadas a los latifundistas, no se materializóen la práctica. Las tierras nacionalizadas se organizaron,preferentemente, en grandes explotaciones de tipocooperativo y estatal.

Elaborado a partir de datos del Censo Nacional de Uso y Tenencia de laTierra en el Sector Privado, 1987, C.E.E., septiembre de 1988.

Las fincas campesinas con menos de 2,68 harepresentaban 14,4% en 1945, 10,5% en 1967, 21,9%en 1978 y 23,8% en 1987.11 En este último año, 92,5%tenían menos de 26,8 ha,12 pero lo más significativo esque las de menos de 5 ha sumaban 43% del total defincas campesinas y 85% entre las parceleras. En síntesis,más de 58% de todas las fincas (campesinas yconuqueras) poseían menos de 5 ha. En el caso especialde los parceleros, la finca media tenía una extensión de1,5 ha en 1987, pero 40% con menos de 1 ha y 22,3%entre 1 y menos de 2 ha.

En 1987, los que no eran propietarios de la tierraconcentraban la masa fundamental de lo quepodríamos llamar microfundios, con fincas de 0,2 amenos de 1 ha, con 53% de las fincas no propietarias,14,8% de la tierra, y una dimensión promedio de 0,5 ha.A estos se agregan ahora unas 148 000 personas conjardines y patios entre 100 y 2 000 m2.13

La multiplicación de minifundios, y microfundiosestuvo influida también, entre otras razones, por lapolítica de socialización estatal y cooperativa, y por lassucesivas particiones hereditarias formalizadas einformales. En la práctica histórica del cooperativismo,las capas medias del campesinado fueron muy proclivesal cooperativismo; a los muy pequeños los bloqueó, enparte, su herencia semiproletaria.

El minifundio exacerba la intensificación de laexplotación del suelo. Los factores influyentes en esteproceso han variado con el tiempo. En una primeraetapa, tuvo un papel destacado la liberación del pagode la renta, el flujo sostenido de recursos materiales,tecnologías y financiamiento blando, más elconocimiento y la racionalidad ecológica de loscampesinos. El mercado asegurado, los precios estables,la baja tasa de interés y otros factores intervinieron a sumodo. A todo lo anterior cabe añadir losextraordinarios beneficios del mercado subterráneo yliberado, al que accedían no pocos campesinos, de talforma que muchas pequeñas fincas se convirtieron engrandes por su volumen de ingresos.

La entrega de parcelas para autoconsumo de6 cordeles de tierra 14 (0,25 ha) desde 1993 se destinó ajubilados, pensionados y otros trabajadores. Se prohíbela construcción de viviendas y otras instalaciones;tampoco hay ventas comprometidas con el Estado.La finca de autoconsumo amplifica el microfundio.Muchos conuqueros furtivos han sido reconocidoslegalmente por esta vía. Los nuevos conuquerossumaban, en 1997, unos 44 000 con más de 11 000 ha.En 2005, se incluyen los que recibieron terrenos parasembrar arroz, que suman 73 420 ha.15

El conuquismo legal no puede enfrentarsemecánicamente o con una simple mentalidadliquidacionista, pues en esta esfera, como en otras, el

Cuadro 1. Estructura de las fincas en 1987, según sutamaño (en %)

Tipos < 5 ha < 1 ha 1 a < 2 2 a < 3de fincaCampesina 42,9 6,3 10,3 10,6Obrerosy empleados 87,1 40,0 22,3 14,3Otros privados 84,5 32,5 23,3 16,1

Total 58,2 17,0 14,7 12,2

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derecho no puede adelantarse a la racionalidadeconómica objetiva.

A partir de 1993, se introduce el reparto de tierrascon algunas variantes que expanden la finca familiar yno el minifundio. El reparto individual de tierras parala producción especializada en rubros seleccionados�tabaco, café y cacao� y la ampliación del tamañode la finca reviste, a mi juicio, un carácter largoplacistay tiende, de seguir su curso, a la recampesinización y, entérminos más amplios, a la reruralización de una partede la población.16 Nuevos bienes se vienen agregando,como los forestales en montañas y cuencas hidrográficas.También en la ganadería.

El tamaño de la parcela es relativo: abarca áreascon destino al cultivo contratado, un fondo para elautoconsumo, pastos y forrajes, vivienda y otrasinstalaciones; por último, se tiene en cuenta el montode la fuerza de trabajo familiar disponible. En esencia,se proyecta un tipo de finca familiar que excluya eltrabajo asalariado.

La campesina es la forma social más idónea yeficiente para producir tabaco. En 1995, había 6 000familias con 14 700 ha en usufructo; en 1997, 10 981familias con 17 271 personas incorporadas y un áreade casi 37 000 ha. La parcelación para tabaco seguiríaascendiendo, impulsada por los incentivos en divisasque proveen los esquemas de financiamiento, entre otros.En 2005, se reportaron 59 893 ha bajo esta fórmula.17

La explotación cafetalera y cacaotera en usufructose orienta a la repoblación humana de las montañas y ala reanimación de estas dos ramas de la agroindustriade exportación y del consumo interno. La repoblaciónforestal es otro gran objetivo vinculado a la defensa.En marzo de 1996, había 8 655 usufructuarios con43 145 ha; a finales de 1997, 12 000 productores tenían78 000 ha. En julio de 2005 disminuye el área para untotal de 75 440 ha.18

La ampliación de la pequeña finca campesinaconstituye una de las vías magistrales para resolver laslimitaciones del minifundio, pasando a la finca familiarpequeña y media. El límite superior de la finca ampliadase fijó en 13,42 ha,19 cuya explotación, al nivel de latécnica actual, es factible sin el empleo asalariado, salvoexcepcionalmente. En la ganadería se experimentanfórmulas diversas con esquemas de incentivos a laproducción individual-familiar de ganado mayor y,sobre todo, en la producción porcina, ovino-caprina yavícola.

La ampliación de fincas no ha sido extendida, comoamerita. A mitad de 2005, solo se habían entregado11 600 ha. Se sabe que las tierras disponibles no estánsiempre a la vuelta de la esquina, cerca de los cordonescampesinos; pero tampoco hay que seguir viendo, comoahora, que la finca �individual, cooperativa o estatal�

tenga que ser una unidad espacialmente compacta. Dueleconocer que existe más de un millón de hectáreasinfestadas de marabú, especialmente en las áreas cañeras.La restructuración azucarera puede ser una buenaoportunidad para dar impulsar la recampesinización y lareruralización que demanda el país.

Especialización, diversificacióny autoconsumo

La típica finca campesina se especializa en laproducción de uno o dos rubros comerciales, a la parque mantiene un alto nivel de diversificación, comocorresponde a su naturaleza y filosofía de productormercantil y de subsistencia. La finca media nacionalproducía, al menos, 3,5 bienes como promedio, pero65 y hasta más de 74% de las fincas reportaban el cultivode productos para la ganadería, viandas y cereales, ylegumbres, de los cuales una ínfima parte eracomercializada; o sea, estaban destinados a la mesafamiliar. Solo 28,2 % de las fincas se dedicaban a lacaña de azúcar, y 22,8% al tabaco. El nivel deespecialización superaba 51% en café, 66,1% en tabacoy 68,6% en caña de azúcar.20 Esta herencia continúavigente, si bien con algunos cambios.

La nueva jerarquización azucarera del país dio lugara que se profundizara el perfil de especialización detodos los actores agrarios. En 1982, 91,9% de las fincascampesinas reportaban la producción de caña de azúcar(35,2%), tabaco (32,2%) y café (23,9%), que les generaba,en los dos primeros bienes más de 80% del ingresototal por ventas al Estado.21 Al ingreso real de la finca,hay que agregar los valores del autoconsumo, lainversión en simientes y la venta libre en otros mercados.

Esta lógica productiva tiene su origen en la estructuraagroindustrial de la economía nacional, que especializóa la agricultura en caña de azúcar, tabaco, café yganadería. La producción comercial de bienes deconsumo no era muy frecuente, salvo en algunas zonas.La diversificación con fines de subsistencia combinabael cultivo de viandas y vegetales con la producción deproteína animal en una dimensión determinada, segúnel tamaño de la finca y otras condiciones específicas.Esta herencia se ha conservado, en general, hasta elpresente, aunque con ciertas modificaciones tendientesa la especialización en alimentos para la mesa delconsumidor.

En la continuidad del esquema productivomercantil-autoconsumo del campesino han accionadofactores diversos. La agroindustria y el mercado deacopio estatal articularon de tal modo la economíacampesina y la social, que conservaron altos niveles deespecialización con la más amplia diversidad.

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La eficiencia de la economía campesina, suintensificación, se puede deducir de su participaciónrelativa en la oferta mercantil nacional, la que, en 1978,superaba con creces su bajo peso relativo en el fondoagrícola del país: apenas 16,7% (19,1% incluyendo losparceleros), y 9,2% en 1987 (10,7% con los parceleros).En 1989, las ventas campesinas al acopio estatalalcanzaron 12% en tubérculos y raíces, 45,5% enhortalizas, 43,5% en frutas, 31,8 % en leguminosas,más de 50% en tabaco y 45,1% en café.22

Paulatinamente, la producción campesina sereorientó hacia los cultivos varios (alimentos), en lamisma medida en que el sector estatal se especializabaen materias primas para la agroindustria deexportación, la creciente distorsión de los preciosrelativos en perjuicio de los rubros especializados, lacrisis agroalimentaria y la apertura de mercado.

En fin, la mesa del consumidor citadino aumentósu dependencia de la iniciativa campesina.

En 1987, apenas 12% del fondo agrícola campesinose dedicó a la caña de azúcar, al café y el cacao 16%,mientras que a viandas, frijoles y hortalizas dedicaban72%. En 1997, se dedicaba 74,9% de la tierra de losconuqueros a cultivos temporales, 78,2% entre loscampesinos no asociados a CCS, para un media totaldel sector privado de 69%.23

La finca campesina es una economía esencialmentede subsistencia (autoconsumo) en función degarantizar la reproducción familiar. Sus cosechassiempre han cubierto gran parte de las necesidadesalimentarias de la familia nuclear y extendida, así comola acumulación productiva. La inmensa mayoría delos campesinos dispone de su conuco diversificadopara el autoconsumo.24 Los campesinos son los máspreparados para soportar los rigores de la crisisagroalimentaria y esta última reforzó esa tendencia aextremos tales, que comenzaron a proliferar losconucos furtivos, principalmente en las áreas ociosas(cubiertas de marabú) de las empresas agropecuariasestatales. En muchas CPA se dan casos de parcelaciónencubierta entre sus miembros bajo una modalidadsemejante a la aparcería entre el cooperativista y laentidad colectiva en la producción de bienes desubsistencia a favor de la familia y el consumocolectivo. La propensión y capacidad campesina paraproducir estos bienes dieron razones suficientes

para la entrega de tierra en usufructo, que se llevaría acabo en los años 90.

Productor mercantil sin psicologíade comerciante: continuidad y rupturas

El campesino cubano es un productor mercantil,como es común en todo el mundo; sin embargo, carecíade la psicología comercial del intermediario. Estadualidad la encontramos entre las familias campesinasde muchos países. La venta a «pie de finca», bien a laagroindustria o a las redes de intermediarios, la heredadesde la neocolonia. La agroindustria y el acopioestatales conservaron esta tradición, mientras que laspolíticas públicas respecto al mercado claman porrecrearla.

Los parceleros han reforzado su orientación almercado entre los productores de hortalizas,especialmente cebolla, ajo, ají y tomate; también estánlos productores de porcinos. Ello es así, en particular,entre los residentes en el entorno e interior de ciudadesy pueblos.

La crítica a los campesinos por las diabluras delmercado libre campesino (1980-1986) olvidó este rasgo.Fueron los intermediarios quienes coparon y sebeneficiaron del mercado, al mismo tiempo quecontribuían a distorsiones e ilegalidades. La supresióndel mercado libre acrecentó el papel del mercadosubterráneo y de los intermediaros. En los años 90 semultiplicaron los impactos negativos a causa de la crisisalimentaria, cuando grandes flujos humanos y de dinerollegaron al campo en busca de alimentos. La aperturadel mercado agropecuario, la monetización ydolarización de la economía, las presiones inflacionariasy el alocamiento de los precios relativos, agravado porla inmovilidad casi total de los precios de acopio,también impactaron en la misma dirección, de modotal que la mentalidad y las prácticas comerciales sefueron entronizando entre muchos campesinos yparceleros. Hay que contar, además, con la irrupciónde capas de intermediarios bien dotados de mediosde transporte, habilidades comerciales y dinero enmano. El hambre de dinero, especialmente de divisas,se exacerbó con el flujo de remesas y la apertura deredes comerciales paralelas, en divisas.

La reestructuración de las relaciones agrarias en Cuba desdefinales de 1993 abre nuevas perspectivas para lanzar larecuperación del sector agropecuario y agroindustrialnacional.

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La política de ampliar las funciones de las CCS alámbito de la compra (acopio) y venta de suministrosse orienta a suavizar el papel de los intermediarios y afortalecer la condición de productor. Las unidades deacopio en los territorios tienen esa misma significación;semejante cometido comercial tienen las antiguasempresas agropecuarias, transformadas en entidadesde servicio: compran bienes a todos los actores agrariosy venden bienes y servicios. En suma, hay una tupidacadena de intermediarios formalizados, en duracompetencia entre sí y con los intermediarios privados.Las tijeras de precios hacen su labor de transferenciade una parte importante del excedente económico afavor de los intermediarios, mientras que loscampesinos, más cultos que antes, observan críticamentela situación.

Regulación social y mercado: conciliacióny proporcionalidad

La regulación estatal de la economía campesinapermitió integrar, no sin fuertes tropiezos, casi porcompleto la función de producción campesina a lareproducción nacional, en línea con los interesesgenerales del país y de la alianza política, económica ysocial con el campesinado desde los años 60.

La regulación estatal se orienta a reducir de la acciónespontánea de la ley de los precios sobre la reproduccióncampesina. El grado de penetración y subordinaciónde la finca campesina la transformó en una especie de«propiedad privada especial o de transición»:25

negación-absorción de lo privado sin eliminarlo. Losinputs-outputs de la finca son regulados por entidadesestatales agroindustriales, de suministros, acopio, banca,seguro y otros. Esta situación hace que el esquema deproducción de la finca no esté determinadodirectamente por el mercado, sino por la combinaciónplanificación-mercado. Los intereses mercantiles de lostenedores quedan reducidos a un segmento marginal.

La acumulación campesina está fuertementerestringida desde 1959-1960. La tierra no es objeto decompraventa; también ha sido poco frecuente la ventade maquinarias y equipos (autos, camiones, tractores yequipos de riego y otros) a los productores privados.Esta circunstancia limita la expansión de la economíacampesina, el mejoramiento de los suelos y de lascondiciones de trabajo, con sus encadenamientosmultiplicativos sobre la economía nacional. Enconsecuencia, el ahorro campesino se transforma enliquidez; ello explica la construcción de viviendas lujosasen el campo. El ahorro bancario del campesino sirve,desde luego, a la acumulación nacional para el desarrollo.

Durante muchos años, la planificación-mercadomantuvo una conciliación más o menos armoniosa ybeneficiosa para todas las partes. Los campesinos teníanasegurados suministros varios, financiamiento a bajointerés, mercado y precios remunerativos para susproductos, tratamiento tributario especial, ayuda en casode desastres naturales y beneficios sociales comunes alresto del pueblo, obras de infraestructura productiva ysocial, acceso gratuito a la salud, educación y superaciónprofesional de la familia. El campesino contribuía, a suvez, con la oferta física de bienes para cubrir la normade consumo racionada a precios subvencionados víadiferenciales de precios ciudad-campo.

Pero en los años 80 y los 90 se produjeron fisurasen la conciliación descrita, a causa de la crisisagroalimentaria, la liberación de los mercados, lainflación y el deterioro de los precios relativos en elintercambio ciudad-campo. Las tendencias examinadasen cuanto a la especialización y diversificaciónproductiva en el sector privado corroboran lascontradicciones indicadas.

Desde la segunda mitad de la década de los 90 hastala fecha, se han adicionado otros factores disolventes,no fácilmente conciliables. La multiplicación de losagentes económicos en la agricultura dio paso a nuevasdiferencias y contradicciones, incluso en el seno mismodel campesinado. Algunas ramas claves de la agricultura�como la cañera y la ganadera� continúan en la fasecrítico-depresiva. El sector cooperativo UBPC no halogrado una recuperación eficiente; las CPA se fuerondebilitando, perdiendo eficiencia y unidad interna. Larestructuración azucarera en marcha plantea un agudoproblema: la reconversión productiva para todos lostipos de productores cañeros, según los esquemas delas nuevas empresas agropecuarias de carácter territorial.Las empresas estatales intermediarias del Ministerio dela Agricultura, las financieras vinculadas al turismo y losesquemas de financiamiento crean, necesariamente,desproporciones en la asignación de los escasosrecursos, y en la lógica de precios y en las transferenciasde excedentes económicos. Los pequeños productorestienen un acceso directo muy limitado al turismo. Porúltimo, las relaciones de mercado están más adelantadasque las de la planificación, lo cual complica la conciliaciónentre ambos reguladores.

Cooperación simple y liderazgo campesino

Desde los años 60, la cooperación simple en laagricultura hunde sus raíces en las asociacionescampesinas que se organizaron para enfrentar losdesalojos, y practicar la colaboración mutua en múltiplesesferas. Las zonas realengas se destacaron por la

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Los campesinos en el proyecto social cubano

intensidad de la lucha. El período insurrecional catapultósu protagonismo en las montañas del país y, despuésdel triunfo, fueron claves en las transformacionesagrarias y en la alianza obrero-campesina. LasCooperativas de Crédito y Servicios (CCS) fueron laforma orgánica para la colaboración y cooperaciónsimple en el medio rural y un instrumento de integraciónefectiva de los campesinos a la vida económica, políticay social, en su articulación política con la clase obrera, ytribuna apropiada para promover sus demandas.

La mayoría de los productores agrícolas�incluyendo a los cooperativistas de las CPA� seencuentra asociada a las CCS. A nivel del país, en 2005,existen 327 380 afiliados (tenedores y familiares) en4 355 organizaciones de base de la Asociación Nacionalde Agricultores Pequeños (ANAP). La política deasociatividad de la ANAP se extiende luego de los 90 alos nuevos productores usufructuarios en el campo.

En la vida de las CCS encontramos etapas deflorecimiento, estancamiento y reactivación, bajo lainfluencia de las políticas agrocampesinas, el estadocambiante de la economía y los enfoques y prácticasde la ANAP.

La propensión a la cooperación simple difiere, segúnse trate de campesinos o parceleros. En Villa Clara,65% de los tenedores individuales (con 88% de la tierra)estaban integrados a las CCS, pero entre los primeros,82% de tenedores y 92% de la tierra en CCS, mientrasque entre los parceleros solo 27% de las fincas y 49-52%de sus tierras. Ello confirma las diferencias entre ambosgrupos sociales.

Otros elementos de diferenciación no dejan de serimportantes sociológicamente. La mayor propensión aasociarse se manifestaba entre los propietarios legítimos,los finqueros con predios más grandes en tamaño, losvarones, los de mayor edad y, por último, los residentesdirectos en los predios de la finca, con 83%, frente asolo 32% entre los residentes fuera de ella.

El contenido de la cooperación simple se limitó,hasta los años 90, a los suministros productivos y alcrédito bancario, faltaron otras modalidades viables yeficientes de ayuda mutua en el campo. Ya entrada esa

década, las circunstancias obligaron a ampliar lacooperación en esferas como la comercialización,la propiedad y la explotación colectiva de medios deproducción, incluyendo un fondo de tierra colectiva.

La tendencia a la profesionalización de cuadrosdirigentes en las organizaciones de la ANAP, a distintosniveles, ha llevado a que muchos no sean de origencampesino, con lo cual se crea la posibilidad deentronizar elementos ajenos a las tradiciones, cultura yliderazgo propios del medio rural y se limite la capacidadautónoma de dirección y el liderazgo y representatividadreal de estos actores sociales.

El liderazgo es parte de esa cultura que brota desdelas entrañas del campo. El campesino es un hombrepráctico, observador, atento a las buenas prácticas, unutilitarista: imita, reproduce lo comprobado en su propiaexperiencia. Admira, reconoce y respeta al coterráneoexitoso por sus buenas prácticas y resultados agrícolas.Ese es su líder. No olvidemos que es un artesano. Recreasu espiritualidad en interacción íntima con la naturaleza,que le trasmite sus códigos, lógicas y exigencias, incluidoel tiempo. Su filosofía y psicología reposada, tranquila,rechaza el ajetreo, el papeleo y la verbosidad. El líder, suguía, está allí, en su entorno, no fuera.

Homogeneización social en el campoy sus rupturas

La tendencia a la homogeneización económico-social forma parte de la filosofía y ética del proyectosocial cubano. El medio rural y campesino se incluyedentro de esta tendencia general, por encima de laslimitaciones y desigualdades derivadas de lasparticularidades estructurales de las relaciones agrariasy otras. En su momento, algunas políticas intentaronacelerar esta tendencia con resultados no siemprecongruentes con una eficiencia productiva que sirvierade base al avance social.

A partir de los años 80 aparecen elementos quecomienzan a torpedear la homogeneidad alcanzada en

Cuadro 3. Campesinos y parceleros en CCS, Villa Clara 1987

Productores Fincas ( %) Áreas ( %) Asociados por grupos (%)Total En CCS Total En CCS Fincas Tierra

Campesinos 70 88 88 93 81,8 92,4Obreros y empleados 19 8 7 4 25,2 51,8Otros privados 11 4 5 3 27,9 49,0

Total 100 100 100 100 64,9 87,5

Fuente: Víctor M. Figueroa, et al., «Contradicciones en el sector agrícola no estatal de Villa Clara y expectativas de la expansión delcooperativismo», UCLV, 1990.

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el medio rural, aunque en dimensiones económicasy sociales bien alejadas de las de la época capitalista, ymucho más de aquellas existentes en el Sur, que reportanla FAO, el PNUD y otras instituciones.

La estratificación en el campo tiene un origenestructural aun en la construcción socialista, porque hayfactores diferenciadores universales como el tamañode la finca, la calidad del suelo, la localización y ladistancia de la finca hasta el mercado. El tamaño dela familia no deja de ser importante en múltiplesdirecciones. Hay razones para preocuparse por ladiferencias en cuanto al tamaño de las fincas como sevio más arriba.26

Otros factores institucionales operan en el modelode reproducción agrícola. Aquí influyen lasparticularidades del modelo económico general yagrícola. La estructura de propiedad y explotación delsuelo, el perfil de especialización, el grado detecnificación, el papel del extensionismo rural, la culturadel productor y su capacidad de gestión. Claro que laintervención social y otros mecanismos amortiguadorespueden suavizar las diferencias a que dan origen y/opotencian.

La lógica mercantil tiende objetivamente a laestratificación de los pequeños productores mercantilesen capas diferenciadas y a la capitalización. No somosajenos a tales procesos sobre todo a partir de losaños 80 y 90. Empíricamente es visible la presencia decapas entre el campesinado: semiproletarios,campesinos pobres (pequeños), medios y tambiénsegmentos de ricos. La apertura de mercado en losaños ochenta y en 1994, siempre acompañados delmercado informal, promueve procesos objetivos deconcentración-centralización y de diferenciación delingreso y de asignación y reasignación de los factoresproductivos en la sociedad rural.

Las diferencias de ingresos y nivel de vida de lapoblación rural vienen a ser la expresión másconcentrada de todas las diferencias indicadas másarriba. La distribución del ingreso por rangos en elmedio rural es ante todo resultado de la distribuciónfuncional, en otras palabras, de la propiedad yexplotación de la tierra.

En Cuba, las diferencias de ingresos y de nivel devida no eran ostensibles en el campo aunque sí endeterminadas zonas con perfiles productivo-mercantilespreferenciales. Desgraciadamente faltan estudios sobrela distribución del ingreso entre las clases y grupossociales en el campo. 27

La creciente asalarización de miembros de la familiacampesina, incluido su tenedor principal es un hechoempíricamente demostrable. En las CPA, y ahora lasUBPC, se practica hace buen tiempo la contrataciónasalariada bajo el concepto de prueba para la selección

de nuevos miembros, también es cierto que una partede los jubilados son asalariados de la propia CPA de laque procedían.

La pregunta más importante consiste en ¿quiénesvenden su fuerza de trabajo por un salario y por qué lohacen? La lógica indica la existencia de una capa desemiproletarios rurales y de estratos de campesinospobres obligados a recurrir al salario para cubrir ocomplementar la reproducción familiar. Existe unmercado de trabajo en el campo.

Envejecimiento: ¿dónde están los sustitutos?

El envejecimiento progresivo del hombre decampo es una muestra elocuente del desarrollo rural yespecialmente de los servicios de salud, educación ymejoramiento de la alimentación. La emigración de lasnuevas generaciones ha influido, a su modo, en estatendencia. En 1987, de los productores campesinos56,8% tenían más de 60 años y poseían más de 55,4%del fondo de tierra privada, mientras que los de menosde 49 años representan 18,1% de los productores, con18,2 % de la tierra.28 Hay casi una perfecta simetría enla distribución de las fincas y el área según los gruposetáreos.

En el presente y en el mediano plazo, elenvejecimiento de los productores plantea múltiplesdesafíos, al menos en cuanto a: 1) la renovación yreposición de este grupo social de productores; 2) elenfrentamiento a la ociosidad inducida de una partedel fondo de tierra actual y las vías para impulsar suexplotación eficiente, económica y socialmente; 3) laslimitaciones a la expansión del cooperativismo y, porúltimo, la atención a la vejez en el medio rural. Lajubilación del campesinado es, sin duda alguna, un logrosocial indiscutible de valor regional, al menos.

En los últimos años viene creciendo el flujo de gentemás joven hacia el campo, por diversas vías. El retornode hijos ya profesionales que retoman la agriculturafamiliar como ocupación aceptable, luego que, porrazones diversas, dejaran la agricultura estatal u otrasocupaciones en las ciudades. La continua apropiacióninformal de parcelas, más el reparto de tierra enusufructo desde 1993, indican un cambio en lacomposición etárea de la población e incluso de sunivel medio cultural, aunque se carece de estadísticasapropiadas para dimensionar este fenómeno.

En la actualidad, la modernidad urbana forma partedel modo de vida campesino, y de los niveles de culturatécnica y general, aun si vive en la finca. Difícilmentepueda encontrarse en el mundo un campesino mássaludable y culto que el cubano.

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Finca-vivienda: aislamiento espacialy psicología campesina

El aislamiento espacial de la finca y las familias, encomarcas más o menos extensas, es consustancial alcampo cubano. En Cuba no se desarrolló la aldeacampesina, común en otros países del mundo. Lafórmula rural cubana se basó en la unidad finca-viviendacomo instalación aislada y distante del resto de suscongéneres. La razón obedeció a las formas históricasde acceso a la tierra, al predominio de la agricultura deplantación, primero basada en el trabajo esclavo ydespués en el asalariado, y a las favorables condicionesnaturales del país. El aislamiento espacial tiene muchoque ver con los rasgos sociológicos y culturales delcampesino cubano.

Como regla, el bohío u otro tipo de construcción,estaba rodeado de una arboleda de frutales, cocoteros,árboles maderables, un pequeño almacén rústico y unpatio para la crianza de animales domésticos, afectivosy otros. La vivienda tiene una economía de patio. Losárboles son un símbolo recurrente del sentido depertenencia y permanencia; una proyección hacia elfuturo y hacia las nuevas generaciones. Donde no hayaárboles, no hay campesino ni sentido de pertenencia.

La emigración de los pobladores rurales no se havisto siempre en su multiplicidad y sus causalesdiferenciadas. La población rural de Cuba ha idodisminuyendo sistemáticamente: en 1953 representaba48,6% de los habitantes del país; en 1970 pasó a 39,5%,en 1981 a 31,0% y en 2000 se afirma que apenas llegabaa alrededor de 26%. En general, este movimientomigratorio coincide con las pautas mundiales.

El triunfo revolucionario y las nuevas oportunidadesde estudio y empleo trajeron consigo una fuerteemigración del campo a las ciudades. A ello se añadiríael éxodo de la población de las montañas durante lalucha frente a la contrarrevolución. El desarrolloagropecuario se concibió siempre articulado al fomentode comunidades de corte urbano en los planesagropecuarios; en esta misma dirección, contribuyó lapolítica agrocampesina de finales de los años 60 con lacreación de comunidades rurales modernas en elentorno de los planes integrales y especializados deorigen campesino. En los años 70, el movimientocooperativo campesino emergió también como proyectode urbanización rural que conquistó especialmente a lasmujeres a favor del cooperativismo.

Véase que esta migración tiene otro origen y otrosentido. ¿Qué sucede con las estadísticas? Estas clasificande urbana a la inmensa mayoría de las comunidadesexistentes, incluso aquellas con doscientos pobladoresque cumplan una serie de requisitos establecidos. La

estadística y la economía no concuerdan. ¿Unacomunidad calificada como urbana puede ser,esencialmente, rural? La respuesta la da el polodeterminante en la relación de interdependencia entrelo urbano y lo rural. Si la agricultura o agroindustria esla fuente fundamental de la reproducción de lapoblación existente, entonces se trata de una comunidadrural de tipo urbano.29 Lo cierto es que paulatinamentese ha ido rompiendo aquella unidad tradicional finca-vivienda, equivalente a la socialización existencial de lagente de campo. En 1987, residían en viviendas ubicadasfuera de la finca 26,4% de los campesinos. En laprovincia de Villa Clara equivalía a 35%.30

El modelo de comunidad rural moderna se basóen estándares urbanos: mirando hacia arriba para ganarespacio con edificios de varios pisos. Da tristeza verconglomerados de edificios sin arboledas donde losviejos recreen su pasado y los niños aprendan a querera los árboles. Se rompió la tradición campesina, con unalto costo de identidad y espiritualidad. Rectificar es desabios. Podemos y debemos ajustar el modelo actualpara darle continuidad a esta tradición.

Por supuesto, este progreso social eleva el costomaterial y financiero para el fomento futuro decooperativas e incluso, de la recampesinización. Laaldeanización en Cuba reclama crear comunidadesmodernas en reemplazo del bohío aislado, rodeadode palmas y cocoteros.

Visión global del sector campesino-parcelero:desafíos y estrategias

A fines de 1997, encontramos casi 60 000 nuevasfincas con más de 73 000 usufructuarios y casi 126 000 ha.En julio de 2005 sumaban 98 000 productoresusufructuarios de todos los tipos con 263 149 ha (casi20 000 cab.). Se ha avanzado un tramo importante ymeritorio, a pesar de trabas, incomprensiones ylimitaciones.

El sector campesino-parcelero podría estimarse enmás de 380 000 explotaciones agrícolas de todos lostipos y formas (incluidos los «patieros» registrados en1987) con más de 1 647 000 ha, lo que podría estaren torno a 16 o 17% del fondo de tierra nacional,31 unestimado de 1/4 de la superficie agrícola nacional.

El sucesivo incremento de la participación del sectorprivado campesino es una necesidad evidente; laConstitución de la República y demás leyes establecenel principio y el modo. La adecuada combinación de laentrega de tierra pasa por la política deredimensionamiento de la finca campesina, según lasparticularidades de cada zona y territorio. La batalla

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hay que darla contra el minifundio como línea centralen el diseño de las políticas agrocampesinas. Haysuficiente reserva de tierra y hombres para solventaresta política.

El reparto de tierra a campesinos y parceleros tienecarácter estratégico largoplacista. La forma campesinade explotación socioeconómica de los recursos agrariosexige estudios teóricos especiales, desde un marxismorenovado. Una doble negación es necesaria: primero,del enfoque liberal, que rechaza esa forma y la condenaa perecer, en tanto símbolo de la barbarie en lamodernidad; segundo, distanciarnos críticamente deaquel socialismo real que asumió, en definitiva, lasconcepciones de León Trotsky, quien declaraba alcampesinado una clase reaccionaria, y que finalmentedesembocó en fuente de la acumulación originariasocialista que propusiera Preobrazhensky.

Hay que retomar al Lenin del proyecto inconclusode la NEP, ajustándolo a la herencia campesina nacional,a los principios de equidad y justicia social de nuestroproyecto social. La forma campesina es compatible,posible y viable en la construcción socialista desde elsubdesarrollo y una aliada insustituible de los demástrabajadores. Su obstinada permanencia confirma elerror de los que pronosticaron su muerte.

La expansión de este sector privado en la sociedadrural no deja de ser contradictoria. La ley del valor y lacapitalización son amenazas latentes, pero hay queenfrentar estas contradicciones con inteligencia, astucia,realismo, y profundizando la democracia participativa.No son pocos los desafíos presentes y futuros queenfrenta la sociedad rural y global en su conjunto.Apuntemos solo algunos:

l La ampliación reciente del minifundismo nos obligaa revalorizar el modelo agrario, la política de tierra,tecnológica, productiva, económica y social, queprovea los antídotos necesarios ante posibles impactosnegativos, medioambientales y otros. El tamaño mínimode la finca rural es un problema que enfocar desde los principiosde la sustentabilidad.

l La demanda campesina de ampliación territorial dela pequeña finca tiende a universalizarse, en lo quecoinciden los intereses cardinales de los productoresy la sociedad; ambos no tienen que entrar en conflicto.

l Un fenómeno que acumula cierta potencialidadconflictiva es la posible reclamación de sus tierras porparte de las decenas de miles de personas quearrendaron sus fincas al Estado y hoy son conuquerosen finca propia.

l La ampliación del número de pequeños productorescampesinos es y será fuente de inestabilidadcompetitiva entre los actores agrarios por la mano deobra rural y demás factores de la producción, elmercado de realización y las condiciones de vida, lo

que obliga a nuevos instrumentos de análisis,regulación y control.

l La asociación de los productores usufructuarios enlas CCS es hoy vital en la política agraria.

l El incremento de la asalarización en el campo poneen primer plano la necesidad de revalorizar las políticasexistentes de empleo y salario, y la fiscal.

l La estratificación social en el campo y la formación,en consecuencia, de capas de campesinos ricos,medios, pobres o pequeños, semiproletarios y simplesproletarios, impulsa la necesidad de una fuerterenovación de la política y del sistema institucional,con un enfoque clasista diferenciado.

l La apertura comercial y sus efectos multiplicativostienden a modificar el sistema distributivo de losrecursos y las relaciones intereconómicas con laagroindustria, los servicios, el comercio exterior y lasuperestructura a todos los niveles. La municipalizacióndel desarrollo agrícola y su regulación como totalidadintegrada son una necesidad indispensable que suponela formación y/o fortalecimiento de los órganoscompetentes de dirección a esos niveles.

l La multiplicación y peso creciente del campesinado ydel sector cooperativo modifica necesariamente elcarácter, los métodos y formas del extensionismo ruraly la articulación con los centros de investigacióncientífica con su entorno bien diferenciado.

l El fomento de la ayuda mutua y otras formas decooperación entre los agricultores y sus familias,la cooperación laboral en las comunidades, lainversión colectiva en medios de producción escasospara su explotación conjunta, la industria doméstico-rural, el comercio agrícola, el ahorro, la construcciónde viviendas y otras actividades son formas necesariasy viables de organización de la cooperación en elmedio rural. Las «CCS fortalecidas» trabajan en estadirección, con esquemas todavía limitados.

l Las desigualdades a causa de la estratificación socialen el campo son realidades objetivas del desarrolloen las nuevas condiciones, con sus impactos ymanifestaciones en la esfera de la ideología y la política.En una dirección congruente se necesita elperfeccionamiento de los métodos de dirección y dela democracia participativa con un enfoque clasistarenovado y renovador a todos los niveles de lasociedad rural. Son prioridades para el momentoactual y futuro.

En resumen, la economía campesina y conuqueraposee una inagotable flexibilidad, resistencia yadaptabilidad económica, social y ecológica. Nuestraexperiencia lo demuestra, como también la china y lavietnamita. Su papel en la producción de alimentos ymaterias primas para la agroindustria es insustituible,

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así como para impulsar la reanimación global de laeconomía nacional.

Notas

1. La presencia de la industria azucarera en el medio rural creó lascondiciones para una original alianza estratégica entre los jornalerosagrícolas y la gran masa de campesinos pequeños y medios; dosclases explotadas por los mismos agentes del capital.

2. Véase Carlos Rafael Rodríguez, «El tránsito del capitalismo alsocialismo en Cuba (1959-1963)», Letra con filo, t. II, Editorial deCiencias Sociales, La Habana, 1983.

3. Véase Víctor M. Figueroa Albelo, «De la revolución agraria alcooperativismo en la construcción del socialismo», Intranet, Facultadde Ciencias Empresariales, Universidad Central de Las Villas(UCLV), Santa Clara, 2003, p. 245.

4. Carlos Rafael Rodríguez, Cuba en el tránsito al socialismo (1959-1963), Editora Política, La Habana, 1979, pp. 124-5; Víctor M.Figueroa Albelo y Luis García de la Torre, «Apuntes para lacomercialización en el sector no estatal agrícola», Economía yDesarrollo, n. 83, La Habana, pp. 41-4.

5. E. Sevilla Guzmán, «Hacia un marco conceptual del desarrollorural sostenible desde el campesinado», Instituto de Sociología yEstudios Campesinos, X Conferencia de la AsociaciónLatinoamericana de Educación Agrícola Superior, 23-28 de mayode 1993, Facultad de Ciencias Agrarias de La Plata, Argentina,pp. 66-77.

6. «La economía parcelaria puede definirse como una variedad de lapropiedad personal, un tipo especial de esta. [�] la propiedadparcelaria �como propiedad especial personal� no puedeconsiderarse ajena al socialismo, sino que se integra al mismo».Víctor M. Figueroa Albelo y Luis García de la Torre, ob. cit., p. 41.

7. Se llamó así al período entre dos zafras, cuando los macheteros yotros peones quedaban sin trabajo.

8. Carlos Rafael Rodríguez, ob. cit., pp. 124-5.

9. Víctor M. Figueroa Albelo et al., Contradicciones en el sector agrícolano estatal de Villa Clara y expectativas de la expansión del cooperativismo,UCLV, Santa Clara, 1989, p. 24.

10. Oscar Pino Santos, El imperialismo norteamericano en la economía deCuba, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1973, pp. 92-3.

11. Víctor M. Figueroa Albelo, «De la revolución agraria alcooperativismo�», p. 30. Según Censos de 1967: 193 981 fincascampesino-parceleras; 1978: 201 715, de ellas 137 695 campesinasy 64 020 parceleras, superficie total 1 984 600 ha; de ella,1 736 800 campesinas y 247 800 parceleras. En 1987,157 284 fincas de ellas 100 671 campesinas y 54 683 parceleras.

12. Censo Ganadero de 1967 y Censo Nacional de Uso y Tenencia de laTierra en el Sector Privado de 1987, Oficina Nacional de Estadísticas(ONE), La Habana.

13. Censo de Uso y Tenencia 1987, Comité Estatal de Estadísticas(CEE), La Habana, 1988, p. 8.

14. El Decreto-Ley 142/1993 estableció hasta 12 cordeles, y laResolución 356/93 del MINAGRI, 6 cordeles.

15. Granma, La Habana, 19 de julio de 2005.

16. Las Resoluciones 357/1993 y 419/1994 establecen lasrelaciones de derecho en cada caso.

17. Granma, ed. cit.

18. Ídem.

19. Resolución 223/95 del MINAGRI, junio de 1995.

20. Víctor M. Figueroa Albelo, «De la revolución agraria alcooperativismo�», p. 9.

21. Cálculos del autor a partir de los materiales del VI Congreso dela ANAP y de «Ingresos estimados del Sector campesino ycooperativo», BNC, La Habana, enero de 1982.

22. CEE, marzo de 1990.

23. Víctor M. Figueroa Albelo, «De la revolución agraria alcooperativismo...», p. 62.

24. Víctor M. Figueroa Albelo y Luis García de la Torre, ob. cit., p. 40.

25. La conversión de la propiedad campesina en una modalidad deeconomía privada «especial y de transición» indica la necesidad deintegrarla y regularla en y por el todo nacional socialista. Ello esposible y viable sin violentar o negar de plano el carácter mercantilde la economía campesina y parcelera.

26. Víctor M. Figueroa Albelo, «Contradicciones en el sector agrícolano estatal�», p. 28.

27. Véase Carmen Diana Deere, «Household Income in CubanAgriculture: an Comparison of the State, Cooperative and PeasanteSectors», Development and Change, v. 26, n. 2, abril de 1995. Elestudio del ingreso de los trabajadores agrícolas estatales ycampesinos en tres municipios de tres provincias del país arrojó queentre 1991 y 1994: 1) el ingreso de estos últimos difería notablementeentre La Habana, Las Tunas y Villa Clara; 2) los campesinos teníaningresos muy superiores a los de los trabajadores agrícolas estatales.

28. Calculado del Censo Uso y Tenencia, 1987. En la provincia deVilla Clara es mucho más agudo el envejecimiento. Los productorescon 50 y más años poseían 84% de las fincas y 82,4% del fondo detierra campesina.

29. Esta distinción tiene enorme importancia práctica, pues, comose dice, el campesino está para trabajar la tierra.

30. Los beneficios recibidos por los campesinos durante el procesorevolucionario pueden ser vistos en los trabajos «La erradicación dela pobreza en Cuba» de José Luis Rodríguez y Jorge Carriazo; y deVíctor M. Figueroa Albelo y Alberto Averhoff, «Desarrollo de laproducción agropecuaria y el mejoramiento del nivel de vida de lostrabajadores del campo cubano a 25 años de Revolución», Economíay Desarrollo, n. 90, La Habana, 1986.

31. Por supuesto que es superior, ya que no están registrados todoslos productores furtivos. La referencia al porcentaje sobre el áreaagrícola nacional se queda corta, ya que no toma en cuenta larealmente existente, que es muchísimo menor dado los niveles deerosión del suelo, la infestación de marabú, etcétera.

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