Los Dos Cánones (James Akin)

Embed Size (px)

Citation preview

LOS DOS CNONES:

LOS DOS CNONES:LA ESCRITURA Y LA TRADICIN

por James Akindel sitio The Nazareth ApologeticsBible and Theology Page

Muchos protestantes diran: "Las tradiciones apostlicas nos obligaran si pudiramos identificar cules tradiciones son apostlicas y cules no. Obviamente queremos obedecer y aceptar todo lo que los apstoles mandaron y ensearon en nombre de Dios."

Eso est bien. Los protestantes que dicen esto reconocen la autoridad de la enseanza de los apstoles, entonces simplemente necesitan ver el mecanismo por el cual nosotros reconocemos las enseanzas de los apstoles.1. EL PRINCIPIO CANNICO

Cmo lo hacemos? La respuesta es que nosotros reconocemos la tradicin apostlica de la misma manera que reconocemos la escritura apostlica. Hoy nos enfrentamos a una gran variedad de tradiciones, algunas apostlicas y otras meramente humanas. Del mismo modo la iglesia primitiva se encontr con un cuerpo de escritos, algunos apostlicos y otros meramente humanos.

La iglesia primitiva tuvo que clasificar estos documentos y descubrir cules eran autnticamente escritos apostlicos -aquellos escritos por un apstol o un compaero suyo- y cules eran simplemente escritos humanos -aquellos que slo decan proceder de un apstol. El modo en que lo hicieron fue mediante la aplicacin de ciertas pruebas.2. LA PALABRA DE DIOS DA TESTIMONIO DE SI MISMA?

A algunos anticatlicos como James White les gusta decir que el autor del salmo 119 saba lo que era la palabra de Dios aunque la iglesia catlica no estaba cerca de l para decrselo. Pero a menos que l fuera un profeta o tuviera acceso a un profeta, el salmista no tuvo un canon infaliblemente conocido en su tiempo. El canon no estaba an terminado, mucho menos establecido.

Anticatlicos como White afirman que la palabra de Dios se autentifica por s misma, que no necesita testigos. Este reclamo es sencillamente no bblico. En la escritura las personas tenan regularmente que examinar la revelacin para ver si comunicaba la palabra de Dios. sta no era siempre obvia, an para las personas que reciban la revelacin.

Por ejemplo, en 1 Samuel 3, cuando Dios habl por primera vez a Samuel, el joven profeta no reconoci la palabra de Dios. Pens que era el anciano sacerdote El quien lo llamaba, entonces se levant, fue al lugar donde descansaba El y le dijo: "Aqu estoy porque me has llamado!" Pero El le dijo: "Yo no te he llamado, vulvete a acostar." Esto sucede tres veces: Dios llama a Samuel y el joven profeta, pensando que es El, salta (de la cama) y se apresura para ver qu quiere. Finalmente el anciano y experimentado sacerdote cae en la cuenta que Dios est llamando al muchacho y le dice qu hacer la prxima vez que escuche la voz. Resulta que el joven profeta no fue capaz de reconocer la voz de Dios y el experimentado sacerdote El tuvo que ayudarlo a reconocer la palabra de Dios. Obviamente, la palabra de Dios no dio testimonio de s misma delante de Samuel!

De modo semejante, en 1 Reyes 13, un hombre de Dios es enviado desde Jud a Bethel para profetizar. Dios le dice que no coma o beba hasta regresar. Pero a su regreso, un anciano profeta de Dios le dice que el Seor ha revocado el mandato de comer y beber. El hombre de Dios va entonces a su casa con el anciano para cenar. Pero cuando estn comiendo, tiene la revelacin que la orden de no comer ni beber tiene todava efecto; el anciano profeta haba mentido. Esto muestra otro caso donde un profeta no es inmediatamente capaz de discernir entre la voz de Dios y la voz del error. El hombre que Dios envi a Bethel no detect el hecho de que lo que le dijo el anciano profeta no era palabra de Dios. Esta pretendida revelacin no dio testimonio de s misma como falsa palabra de Dios.

En Deuteronomio 13 y 18, Dios concede dos pruebas para saber si un profeta profiere la palabra de Dios. Si el profeta hace una prediccin falsa o aconseja adorar otros dioses, no habla por boca del Seor. El hecho de que Dios conceda estas pruebas muestra que las revelaciones deben ser examinadas porque no siempre es obvio qu es y qu no es palabra de Dios.

Es por esto que Pablo dice en 1 Tesalonicenses 5, 20-21: "No despreciis las profecas; examinadlo todo y quedos con lo bueno!" La Biblia nos dice as explcitamente que debemos examinar lo que es palabra de Dios y lo que no lo es, como en 1 Juan 4, 1: "examinad los espritus para saber si proceden de Dios."

Entonces la palabra de Dios no da testimonio de s misma en el modo en que alegan algunos protestantes. Dios nos invita y manda examinar cualquier revelacin que pretende provenir de l. Esto incluye la escritura. Si alguien ofrece un libro que pretende ser (parte de) la escritura, tiene que ser examinado para ver si es un escrito apostlico o un escrito meramente humano.3. LA CLAVE PARA LA CANONICIDAD

Cmo sabemos cules libros pertenecen a la Biblia? La respuesta de la iglesia primitiva era: aquellos libros que son apostlicos pertenecen al canon de la escritura. Si un libro ha sido transmitido por los apstoles como escritura (como los libros del Antiguo Testamento) o si fue escrito por uno de los apstoles o sus compaeros (como los libros del Nuevo Testamento), pertenece a la Biblia. La apostolicidad fue as la prueba para la canonicidad.

El protestante J.N.D. Kelly, historiador de la iglesia primitiva, escribe: "A menos que se pudiera mostrar que un libro proceda de la pluma de un apstol, o al menos que tuviera la autoridad de un apstol detrs de l, era imperiosamente rechazado, no importa cun edificante o popular pudiera ser para los fieles" (Early Christian Doctrines, 60).

Pero, cmo se poda saber cules libros eran apostlicos? Ciertamente que no por medio de un libro que pretendiese ser apostlico, pues haba muchos evangelios y epstolas falsos que circulaban con el nombre de los apstoles. Tampoco el Espritu Santo prometi a cada cristiano una revelacin de los libros que pertenecan a la Biblia.

Cmo era, entonces, la prueba de apostolicidad llevada a cabo en la iglesia primitiva? Bsicamente, haba dos pruebas, ambas incluan la tradicin.

Primero, eran reconocidos como apostlicos aquellos libros que estaban de acuerdo con las enseanzas de los apstoles transmitidas a la iglesia. Los escritos gnsticos y otros escritos que no coincidan con la tradicin apostlica eran dejados de lado. Esto es algo que los escrituristas evanglicos admiten.

El exgeta protestante F.F. Bruce escribe que: "[Los Padres de la iglesia primitiva] recurrieron al criterio de la ortodoxia... Este recurso al testimonio de las iglesias fundadas por los apstoles fue desarrollado especialmente por Ireneo... Cuando previamente comenzaron a circular Evangelios o Hechos desconocidos... la pregunta ms importante acerca de ellos era: Qu ensea acerca de la persona y obra de Cristo? Conserva el testimonio apostlico...? (The Canon of Scripture, 260).

Segundo, eran considerados como apostlicos aquellos libros que eran predicados en varias iglesias como venidos de la pluma de un apstol o de uno de sus compaeros -no slo sus doctrinas, sino el libro mismo-. Si una obra determinada no era considerada apostlica y no se predicaba como tal en las iglesias, entonces era rechazada. Esto era tambin un recurso a la tradicin porque miraba a la tradicin de las iglesias como una gua para la apostolicidad. Si la tradicin de las iglesias no reconoca un libro como apostlico, ste no era incluido en el canon.

El hecho de que esto tambin era usado en la iglesia primitiva para establecer la apostolicidad es tambin admitido por los escrituristas protestantes. F.F. Bruce escribe: "Es digno de notar cuando uno piensa en ello, que los cuatro evangelios cannicos son annimos, mientras que los evangeliosque proliferaban a fines del siglo segundo y ms tarde, reclaman haber sido escritos por apstoles y otros testigos oculares. Eclesisticos catlicos vieron entonces que era necesario defender la autenticidad apostlica de los evangelios... La autora apostlica de Mateo y Juan estaba bien establecida en la tradicin. Pero qu suceda con Marcos y Lucas? Su autora estaba tambin bien establecida en la tradicin" (ibid., 257).

Por supuesto, no todas las iglesias estaban de acuerdo. Algunos apologetas protestantes se apegan a la afirmacin que el fragmento Muratoriano, una antigua lista del canon del 170 d.C. aproximadamente, incluye casi todo el Nuevo Testamento. Pero no sealan que el fragmento Muratoriano tambin omita algunas obras de su canon. No inclua Hebreos, 1 y 2 Pedro y 3 Juan. Adems inclua algunas obras que los apologetas protestantes no consideraran como cannicas: el Apocalipsis de Pedro y la Sabidura de Salomn. Haba, pues, manifiesto desacuerdo en la extensin del canon.

Finalmente, el canon del Nuevo Testamento fue establecido por el Concilio de Roma en el ao 382 durante el papado de Dmaso I. Hasta este momento, sus libros especficos no estaban firmemente establecidos.

Ahora, un apologeta protestante tendr que estar de acuerdo en que los presentes en el Concilio de Roma incluyeron en el canon todos los libros verdaderos y slo los verdaderos, o estar en desacuerdo. Si est en desacuerdo, lo estar tambin con el canon del Nuevo Testamento de la misma Biblia que l usa, porque fue el Concilio de Roma el que estableci dicho canon.

Pero si acepta que el Concilio de Roma incluy todos los libros verdaderos y slo los libros verdaderos en el canon del Nuevo Testamento, entonces tendr que admitir que la iglesia primitiva realiz una decisin infalible (infalible porque incluy todos los libros verdaderos y slo ellos, tomando as una decisin inequvoca bajo la gua providencial de Dios, la cual es infalible). Esta decisin infalible se tom trescientos aos despus de la muerte del ltimo apstol. Pero si los concilios de la iglesia son capaces de llegar a decisiones infalibles trescientos aos despus de la muerte del ltimo apstol, el apologeta protestante no tendr motivos para afirmar que (los concilios) son incapaces de hacer lo mismo ms tarde en la historia de la iglesia.4. EL CANON DE LA TRADICIN

El hecho de que la iglesia haya decidido sobre esto trescientos aos despus de la muerte del ltimo apstol es significativo, pero no menos significativo es el hecho de que cuando tom esta decisin lo haya hecho sobre la base de la tradicin.

Como ya dijimos, la iglesia tena frente a s tradiciones opuestas acerca de los libros que deban ser incluidos en la escritura. Algunas tradiciones, por ejemplo, decan que Hebreos estaba incluido en el canon; otros decan que no. Una de estas tradiciones (la que indicaba su inclusin en el canon) era apostlica, la otra (partidaria de la exclusin) era meramente humana. Para decidir si la carta a los Hebreos perteneca a la escritura, la iglesia tuvo que decidir en favor de una tradicin sobre la otra. As, para establecer la apostolicidad de un escrito, tuvo que establecer la apostolicidad de la tradicin.

Como resultado, la iglesia no slo puede establecer reglas sobre qu es apostlico y qu no cientos de aos despus de la muerte del ltimo apstol, sino que tambin puede reglamentar cules tradiciones son apostlicas y cules no, y hacerlo en cualquier poca de la historia de la iglesia.

Entonces, la iglesia puede establecer reglas sobre el canon de la tradicin del mismo modo que lo hace con el canon de la escritura. La iglesia es la esposa viva de Cristo y ella reconoce la voz de su esposo. Ella es capaz de sealar determinados escritos y decir: "Aqul es apostlico, aqul no lo es." Y es capaz de sealar determinadas tradiciones y decir: "Aquella es apostlica, aquella otra no. En esta reconozco la voz de mi esposo, en aquella no."

El mecanismo mediante el cual establecemos el canon de la tradicin es entonces el mismo por el cual establecimos el canon de la escritura. El mismo principio vale para ambos contextos. La iglesia es testigo de ambos cnones.5. PRUEBAS PARA EL CANON DE LA TRADICIN

Obviamente la iglesia tiene pruebas que usa para reconocer cules tradiciones son apostlicas, as como tena pruebas para establecer qu escrituras eran apostlicas.

Una de las pruebas consiste en ver si una determinada tradicin contradice lo que ha sido previamente revelado. Como sealan a menudo los anticatlicos, tales tradiciones deben ser probadas a la luz de la escritura. Si una determinada tradicin contradice algo que Dios ha dicho en la escritura (o algo dicho en una ya conocida tradicin apostlica) eso muestra que es simplemente una tradicin humana y debe ser descartada. La iglesia se alegra de poder probar tales tradiciones a la luz de la escritura.

Por supuesto la iglesia tambin aplica el lado secundario de esta prueba: en la iglesia primitiva cualquiera escrito presentado que no coincidiera con la tradicin apostlica era rechazado del canon de la escritura. As, cuando en los siglos segundo y tercero, los escritos de los gnsticos enseaban que Jess no era Dios o que el Dios del Antiguo Testamento no era el Dios de Jesucristo, esos libros fueron sumariamente rechazados sobre la base de que no coincidan con la tradicin apostlica.

Naturalmente una vez que un escrito ha sido puesto a prueba y encontrado cannico no es ms sujeto de prueba. Una vez que se ha demostrado que un escrito pertenece al canon de la escritura, no queda ms abierto al debate. De modo semejante, una vez que una tradicin ha sido puesta a prueba y encontrada cannica tampoco es sujeto de nuevos debates. Una vez que se ha demostrado que una tradicin pertenece al canon de la tradicin, no es ms sujeto de pruebas.

Un apologeta protestante no podra cuestionar que un libro determinado del Nuevo Testamento pertenece al canon, basado en que (el libro) afirma algo que es difcil de reconciliar con lo dicho en otro libro. Una vez que se ha visto que es cannico, podemos confiar en que es palabra infalible de Dios y cualquier dificultad aparente que surja entre l y lo que Dios haya dicho en otra parte, puede ser resuelta. De la misma manera, una vez que una tradicin ha sido probada y se ha hallado que es cannica, podemos confiar en que es palabra inequvoca de Dios y que cualquier dificultad que surja entre ella y cualquier cosa que Dios haya dicho en otra parte, tiene una solucin. Si podemos tener confianza en la pequeas desarmonas del canon de la escritura, podemos hacer lo mismo con el canon de la tradicin.

Sabemos que cuando Dios habla en la escritura surgen algunas dificultades aparentes. Los liberales las usan para atacar la inerrancia de la escritura, entonces los conservadores escriben libros para mostrar por qu estas supuestas discrepancias no son tales. Pero si Dios habla en la escritura de tal modo que surgen aparentes discrepancias entonces deberamos esperar que suceda lo mismo tambin cuando Dios habla en otra parte. Esto no es motivo de alarma.6. EL PROBLEMA CANNICO

Pero el apologeta protestante tiene un problema todava ms fundamental pues para justificar su principio de la sola escritura o la teora as llamada "slo la Biblia", tendra que afirmar que nosotros sabemos cules libros pertenecen a la Biblia sin reconocer el rol autorizado de la tradicin apostlica y de la iglesia en este asunto. Si, como en la teora protestante, tuviramos nosotros que probar todo a partir de la sola escritura, entonces tendramos que ser capaces de mostrar lo que pertenece al canon de la escritura a partir de la sola escritura.

De hecho, no podemos ni siquiera comenzar a usar la sola escritura antes de haber identificado qu son las escrituras. Si alguno dice saber qu son las escrituras est haciendo entonces reclamo de un conocimiento posible (propositional), el cual slo podra ser revelado por Dios ya que estamos hablando de un asunto sobrenatural, significando que est haciendo un reclamo a la revelacin posible (propositional). Pero si toda revelacin posible debe encontrarse en la Biblia, entonces la misma lista del canon debe encontrarse en las escrituras. El apologeta protestante debe mostrar entonces, a partir de la sola escritura, qu libros pertenecen a la Biblia.

Y esto es algo que no puede hacer. La lista del canon no se encuentra en la escritura. Muchos libros de la Biblia (de hecho, prcticamente todos los libros del Nuevo Testamento) no son citados por los otros libros de la Biblia, mucho menos citados explcitamente "como escritura" (algo que necesariamente es muy popular entre los apologetas protestantes). Y la Biblia no nos da una serie de pruebas por las cuales podemos probar infaliblemente qu libros en concreto pertenecen a ella. El hecho es que no existen "ndices inspirados" dentro de la misma Biblia para decirnos qu pertenece a ella.

El apologeta protestante est en un aprieto. Para usar la sola escritura tiene que identificar qu son las escrituras, y ya que no puede hacerlo a partir de la sola escritura, tiene que recurrir a cosas exteriores a la escritura para presentar argumentos convincentes, significando que en el mismo momento de hacerlo, socava su razonamiento. No tiene modo de escapar al canon de la tradicin.

La tradicin apostlica era la clave para el canon en dos sentidos: dicindonos qu doctrinas deben ensear (o no ensear) los libros apostlicos y dicindonos qu libros fueron escritos por los apstoles y sus compaeros.

Irnicamente los protestantes, que normalmente se burlan de la tradicin en favor de la Biblia, ellos mismos estn usando una Biblia basada en la tradicin. De hecho, muchos protestantes honestos admitiran que ellos se atienen a algunos libros porque cuando ellos se hicieron cristianos alguien les transmiti (la palabra "trasmitir" viene del latn "tradere", es decir, "tradicin") copias de la Biblia que contenan aquellos libros.

PAGE 1