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Curso Expresin EscritaProfesora Margarita Restrepo Olano2013 02

Los escritores predilectos de Ernesto Sbato

Yo fui un chico solitario, apartado de los juegos y de las travesuras que alegran la vida de los nios. Encerrado en mi cuarto, como detrs de una ventana, por las tardes vea pasar la vida. Y ya desde entonces mi salvacin provino del arte. Pasaba las horas tirado en el piso, panza abajo, dibujando con las pinturitas que me compraba mi hermano Pancho. Pero imborrable es el recuerdo de mis primeras lecturas. Fue Pepe, el loco Sbato, el que luego se escapara con un circo, el que me inici en la magia infinita de los libros. l amaba el teatro, siempre andaba buscando un papel, por modesto que fuera, para poder actuar. Y todos sus ahorros iban a la coleccin Bambalinas que editaba grandes obras de teatro en pequeas ediciones populares. All conoc a Tolstoi, y la tapa del libro, ilustrada con una troika, est indisolublemente unida en mi alma a la gratitud por aquel escritor que tanto enriqueci mi infancia. Para los 12 aos yo ya haba ledo toda aquella coleccin que inclua autores de sainetes tanto como autores de la gravedad de Ibsen. Otra posta en la que encontr reposo mi alma angustiada fue, ya en el Colegio Secundario de La Plata, su Biblioteca. Y lo pongo con mayscula porque fue un Templo para m, adonde llegu como un verdadero peregrino. El bibliotecario era como el portero del cielo a quien le es dado abrir las puertas de un mundo prodigioso que vena en volmenes gastados, y hasta rotosos, que yo luego devoraba en la soledad del cuartito donde viva, alejado de mi familia, en esas oscuras tardes invernales que ahondan vertiginosamente los pensamientos tristes. As comenz mi pasin por la literatura, primero a travs de los libros de Salgari y de Julio Verne, y luego, porque un libro lleva inexorablemente a otro, a los ms grandes de todos los tiempos, a esos que exploran los abismos del corazn del hombre, y lo rescatan, y lo moldean como una fragua. Qu hubiese sido de m sin los libros! Por la grandeza de los sentimientos, por la actitud desinteresada y utpica ante la vida, me identifiqu, aunque mejor sera decir me enamor, del Romanticismo alemn, ese movimiento que produjo uno de los grandes momentos de la historia del arte. Y lo hizo paradjicamente cuando la tcnica y el capitalismo estaban dando su gran batalla. De nada de lo que hice despus, ni de mis luchas ni de las novelas que escrib, ni de mis cuadros ni de los valores que sustentaron mi vida, estn ausentes aquellos creadores que forjaron mi alma. Los Bandidos de Schiller, Hlderlin, Oscar Wilde, Baudelaire, Kafka, London, Goethe y Rousseau. Con el tiempo descubr a los nrdicos, Ibsen, Strindberg, y a los trgicos rusos que tanto me influyeron: Dostoievski, Tolstoi, Gogol; hasta el Mo Cid y el gran Quijote. Obras a las que una vez y otra vuelvo como quien regresa a una tierra aorada en el exilio donde acontecieron hechos fundamentales de su vida. Como se puede apreciar en las montaas las distintas eras por las que atraves la tierra, observando sus quebradas, as, los libros que he frecuentado en cada tiempo de mi vida hablan profundamente de los momentos cruciales por los que atraves. Del mismo modo, cunta ha sido la influencia en la vida de los hombres, en sus sentimientos, de Dickens, de Gorki, Camus, Miguel Hernndez, Pavese y Dostoievski, gran profeta, a quien nada menos que Kierkegaard y Freud nombran como su predecesor. Y qu decir de los libros sagrados como el Corn o la Biblia, que han merecido hasta el sacrificio de la vida. Porque leer no es un pasatiempo; la lectura verdadera es una re-creacin. El libro tiene una vida que le da su autor y otra que va naciendo en el encuentro con el alma de cada lector.Santos Lugares, Diciembre 1999