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TESIS DOCTORAL 2014 LOS ESCRITOS DE GADAMER SOBRE PLATÓN: UN DIAGNÓSTICO DE VERDAD Y MÉTODO DIÁLOGO Y DIALÉCTICA EN LA EXPERIENCIA HERMENÉUTICA Cristina García Santos Licenciada en Filología Clásica D.E.A. en Filosofía Departamento de Filosofía Facultad de Filosofía UNED Directora: Teresa Oñate Zubía

LOS ESCRITOS DE GADAMER SOBRE PLATÓN: UN DIAGNÓSTICO DE …e-spacio.uned.es/fez/eserv/tesisuned:Filosofia-Cgarcia/... · Por último, pero en primer lugar ... todas las horas de

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  • TESIS DOCTORAL

    2014

    LOS ESCRITOS DE GADAMER SOBRE PLATN:

    UN DIAGNSTICO DE VERDAD Y MTODO

    DILOGO Y DIALCTICA

    EN LA EXPERIENCIA HERMENUTICA

    Cristina Garca Santos

    Licenciada en Filologa Clsica

    D.E.A. en Filosofa

    Departamento de Filosofa

    Facultad de Filosofa

    UNED

    Directora: Teresa Oate Zuba

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  • Departamento de Filosofa

    Facultad de Filosofa

    UNED

    LOS ESCRITOS DE GADAMER SOBRE PLATN:

    UN DIAGNSTICO DE VERDAD Y MTODO

    DILOGO Y DIALCTICA

    EN LA EXPERIENCIA HERMENUTICA

    Cristina Garca Santos

    Licenciada en Filologa Clsica

    D.E.A. en Filosofa

    Directora: Teresa Oate Zuba

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    AGRADECIMIENTOS

    Deseo expresar mi gratitud hacia todas aquellas personas que, de un modo u otro, han

    acompaado y animado el trabajo de esta tesis. En primer lugar, agradezco al profesor Luis Garagalza

    (UPV) sus extraordinarias clases de filosofa, gracias a las cuales pude introducirme, hace ya muchos

    aos, en el campo de la hermenutica filosfica. Sin aquella iniciacin nunca hubiera surgido la idea de

    cursar un doctorado en filosofa. La profesora Teresa Oate (UNED) acept con entusiasmo la

    direccin de esta investigacin, y me regal preciosas experiencias de pensamiento, discusin y trabajo

    filosficos, las cuales han sido decisivas en mi evolucin intelectual. Por otra parte, debo

    agradecimiento hacia la profesora Carmen Segura (UCM), por haberme invitado a participar en varios

    seminarios que fueron sumamente enriquecedores para m y por haber estado siempre dispuesta a

    ayudarme. Una mencin muy especial se merece el profesor Quintn Racionero (UNED), quien me

    prest un apoyo vital durante los ltimos aos de elaboracin de esta tesis, supervisando mis escritos,

    ofrecindome su orientacin y velando incluso por las cuestiones prcticas.

    Adems, quiero mostrar mi agradecimiento hacia los profesores Franco Volpi (Universidad de

    Padua), Jean Grondin (Universidad de Montreal) y Mario Jorge de Almeida (Universidad de Lisboa),

    los cuales actuaron como anfitriones de sendas estancias de investigacin. Los colegas de la Sociedad

    Ibrica de Filosofa Griega han alentado en todo momento este largo viaje; en particular, los profesores

    Juan de Dios Bares (UV) y Jos Mara Zamora (UAM) me han brindado su amable ayuda en

    importantes gestiones finales. A Kyriak Christofordi y a Elktra Voulgri les agradezco su

    imprescindible colaboracin a la hora de preparar la presentacin de esta tesis doctoral en griego

    moderno. Tambin deseo recordar aqu a mis compaeros y compaeras del grupo Palimpsestos, con

    algunos de los cuales tuve la ocasin de compartir las inquietudes, las fatigas y las ilusiones de este

    tiempo de tesis.

    En otro orden de cosas, esta tesis doctoral se la debo a mi familia. A mis padres, Julio y Alicia,

    quienes han confiado siempre en mi trabajo y lo han apoyado incondicionalmente, con todos los

    recursos que estaban en su mano. A mi abuela Cristina y a mi ta Elosa, que han aportado en todo

    momento su presencia alentadora. A mis hermanas, Alicia y Beln, y a mis cuados, igo y Julin;

    ellas y ellos se han preocupado constantemente por los matices que tomaba mi existencia mientras

    estaba embarcada en este viaje, y me han elevado los nimos siempre que ha sido necesario.

    Por ltimo, pero en primer lugar, debo manifestar mi profundo agradecimiento hacia la persona

    que ms de cerca ha seguido los pasos de esta tesis: Alejandro, compaero de camino. En el apoyo que

    me ha brindado, los aspectos intelectuales y los afectivos se suman a partes iguales. Pues, por un lado,

    ha proporcionado a esta investigacin una orientacin filosfica y documental sumamente valiosa; y,

    por otro lado, ha actuado como receptor atento y comprensivo de cada uno de los mojones de esta

    trayectoria. En l he encontrado, adems, un modelo de trabajo filosfico, apasionado y sereno al

    mismo tiempo, con el sabor de la buena artesana. Y permtaseme mencionar finalmente a un pequeo

    ser que, aunque no vaya a darse por aludido con esta mencin, ciertamente ha acompaado, una a una,

    todas las horas de esta tesis: la gata Palmira.

    Nota: Esta tesis doctoral ha sido financiada por una beca predoctoral (FPI) concedida por la

    Comunidad de Madrid.

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    N D I C E S I N P T I C O

    INTRODUCCIN

    PRIMERA PARTE

    DILOGO SOCRTICO Y DIALCTICA PLATNICA

    CAPTULO I. Bases de la lectura gadameriana de Platn

    CAPTULO II. Fenomenologa del dilogo: acuerdo, justificacin e investigacin

    de la verdad

    CAPTULO III. Dialctica frente a sofstica (1): genuinas y adulteradas maneras

    de argumentar y persuadir

    CAPTULO IV. Dialctica frente a sofstica (2): phrnesis y tchnai ante el saber

    del bien

    CAPTULO V. La hiptesis de los ede y la huida a los lgoi: el modelo del

    saber matemtico como chorisms entre lo sensible y lo inteligible

    CAPTULO VI. Razonar, definir, dividir, recordar: la hiptesis del edos en la

    prctica dialgica

    CAPTULO VII. Ideas y nmeros ante la unidad de lo mltiple: la dialctica infinita

    de lmite e ilimitado

    CAPTULO VIII. El bien entre lo universal y lo singular, entre la teora y la praxis

    SEGUNDA PARTE

    DILOGO, DIALCTICA Y HERMENUTICA

    CAPTULO I. Planteamiento: aspectos dialgicos y dialcticos de la

    comprensin

    CAPTULO II. Rasgos bsicos para una teora de la experiencia hermenutica

    CAPTULO III. Un diagnstico de Verdad y mtodo

    Bloque A: Dialctica de las mltiples comprensiones finitas y la totalidad

    infinita de lo comprensible

    Bloque B: Acontecimiento, pertenencia, mtodo

    Bloque C: Universalidad o regionalidad de la hermenutica

    CONCLUSIONES

    BIBLIOGRAFA

    DOCUMENTACIN DOCTORADO EUROPEO

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    N D I C E A N A L T I C O

    Sistema de citacin y abreviaturas utilizadas

    INTRODUCCIN

    1. Presentacin de la investigacin

    2. Por qu conviene hacer un diagnstico de Verdad y mtodo?

    2.1. Propuestas para un balance y una reconversin de la hermenutica filosfica

    2.2. El proyecto de una ontologa general del comprender

    2.3. Cuatro tesis imprescindibles y sus indicios de disolucin

    3. Por qu conviene enfocar el diagnstico desde la obra de Gadamer dedicada a Platn?

    3.1. El dilogo y la dialctica en el centro del laberinto

    3.2. Los escritos de Gadamer sobre Platn y sus recepciones

    4. Notas del cuaderno de bitcora de este viaje

    PRIMERA PARTE

    DILOGO SOCRTICO Y DIALCTICA PLATNICA

    5. Presentacin de la Primera Parte

    CAPTULO I. BASES DE LA LECTURA GADAMERIANA DE PLATN

    6. Contextos hermenuticos

    6.1. Entre el viejo (Schleiermacher) y el nuevo (Escuela de Tubinga-Miln) paradigma

    de Platn

    6.2. Hegel y el neokantismo de Marburgo

    6.3. El Platn poltico y existencial de la Alemania de entreguerras

    7. Cmo leer los dilogos platnicos

    7.1. Armona de lgos y rgon: lectura mimtica

    7.1.1. Argumentacin a travs de los personajes y las situaciones dramticas

    7.1.2. El retrato de Scrates y sus diversas funciones

    7.1.3. Un saber que reposa en la unidad de lgos y thos

    7.2. Irona platnica e irona socrtica

    7.3. El papel de los mitos

    7.4. La crtica de la poesa mimtica en la Repblica

    7.5. El papel de la utopa

    8. La filosofa (platnica) como camino entre la palabra y el concepto

    CAPTULO II. FENOMENOLOGA DEL DILOGO: ACUERDO, JUSTIFICACIN E

    INVESTIGACIN DE LA VERDAD

    9. La tesis de Platos dialektische Ethik sobre el origen dialgico de la ciencia griega

    9.1. Caractersticas particulares de esta obra de juventud y relevancia de su

    planteamiento

    9.2. Formas de saber y su principio fctico

    9.3. Formas de comportamiento y modalidades de habla

    9.4. El dilogo cientfico

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  • NDICE ANALTICO

    9

    9.5. El dilogo socrtico

    10. El anlisis del preguntar ofrecido en Verdad y mtodo

    11. Recapitulacin y consideraciones prospectivas

    11.1. Elaboracin de la nocin de dilogo acuada en Platos dialektische Ethik

    11.2. Inscripcin del dilogo socrtico en la nocin de dilogo acuada

    11.3. La nocin de dilogo acuada y el anlisis del preguntar ofrecido en

    Verdad y mtodo

    11.4. Herramientas e hiptesis de trabajo

    CAPTULO III. DIALCTICA FRENTE A SOFSTICA (1): GENUINAS Y

    ADULTERADAS MANERAS DE ARGUMENTAR Y PERSUADIR

    12. Introduccin

    13. Frente a un falso arte de la discusin

    13.1. Desvirtuacin del dilogo, de acuerdo con la nocin de dilogo acuada

    13.2. Desvirtuacin del dilogo, de acuerdo con la hiptesis del edos

    14. Frente a un falso arte de la persuasin

    14.1. La reconversin de la retrica sofstica llevada a cabo en el Fedro

    14.1.1. El entendimiento mutuo como raz comn de la retrica y la

    dialctica en Platos dialektische Ethik

    14.1.2. Incisiones sobre el Fedro en la obra posterior de Gadamer

    15. Recapitulacin y consideraciones prospectivas

    15.1. Dialctica platnica y erstica sofstica

    15.2. La reconversin platnica de la retrica sofstica

    CAPTULO IV. DIALCTICA FRENTE A SOFSTICA (2): PHRNESIS Y TCHNAI

    ANTE EL SABER DEL BIEN

    16. Introduccin

    17. Definicin del saber del bien mediante su confrontacin con la acepcin

    ordinaria de saber

    17.1. Clave de la lectura gadameriana en este punto

    17.2. El modelo negativo de los saberes especializados

    17.3. El modelo negativo de la tcnica sofstica de la educacin

    17.4. Dialctica platnica en tanto saber prctico

    18. Saber del bien y saber del edos

    19. Recapitulacin y consideraciones prospectivas

    CAPTULO V. LA HIPTESIS DE LOS EDE Y LA HUIDA A LOS LGOI: EL

    MODELO DEL SABER MATEMTICO COMO CHORISMS ENTE LO SENSIBLE Y LO

    INTELIGIBLE

    20. Introduccin

    21. Sentido de la hiptesis platnica de los ede: la separacin de Ideas y fenmenos,

    de razn y experiencia

    21.1. Lingisticidad del pensar y presupuesto eidtico del lenguaje

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  • NDICE ANALTICO

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    21.2. La matemtica como modelo del saber

    21.3. Un paralelismo entre razn pura platnica y razn pura ilustrada

    22. Sentido de la dialctica platnica: la participacin de las Ideas entre s

    22.1. El tejido eidtico como problema central de la filosofa platnica

    22.2. Mmesis y mthexis: participacin vertical y participacin horizontal

    22.3. El falso problema de la individuacin

    22.4. Una fase aportica en la teora de las Ideas?

    22.5. Ambigedad de la relacin entre Ideas y fenmenos, y de la propia

    existencia separada de las Ideas

    22.6. La posicin de Gadamer a la luz del Platn de Marburgo

    23. Recapitulacin y consideraciones prospectivas

    CAPTULO VI. RAZONAR, DEFINIR, DIVIDIR, RECORDAR: LA HIPTESIS DEL

    EDOS EN LA PRCTICA DIALGICA

    24. Introduccin

    25. Sentidos de dialctica ligados a la obra platnica y el problema de su relacin

    25.1. Dilogo socrtico, dialctica eletica y dialctica platnica

    25.2. Excurso I: una interpretacin bsica de la dialctica griega

    26. La teora dialctica platnica y la prctica dialgica

    26.1. Teora dialctica: descripcin o prescripcin?

    26.2. Edos, anmnesis, snopsis y diaresis como principios del dilogo

    26.3. La anmnesis, en particular

    26.4. La snopsis y la diaresis, en particular

    27. La hiptesis del edos como principio del dilogo

    27.1. Ubicacin de la pregunta a la que responde la hiptesis del edos

    27.2. La hiptesis del edos como condicin de posibilidad del examen y la

    justificacin dialcticos

    27.3. Significado del trmino hiptesis

    27.4. La hiptesis del edos en Fedn 100a-101e

    27.5. Excurso II: una interpretacin del mtodo de las hiptesis (Menn, Fedn,

    Repblica)

    CAPTULO VII. IDEAS Y NMEROS ANTE LA UNIDAD DE LO MLTIPLE: LA

    DIALCTICA INFINITA DE LMITE E ILIMITADO

    28. Introduccin

    28.1. El nmero como modelo de la explicacin ontolgica: factores en juego

    28.2. El punto de partida: la supuesta contradiccin entre lo uno y lo mltiple

    en el lgos

    29. Ideas y nmeros ante la unidad-multiplicidad del lgos

    29.1. Semejanzas y diferencias entre las Ideas y los nmeros en tanto unidades

    de lo mltiple

    29.2. La generalidad del conocimiento y la estructura numrica del lgos

    29.2.1. La coexistencia de lo uno y lo mltiple en la mthexis

    29.2.2. Una totalidad que no equivale a la suma de sus partes (Teeteto)

    29.2.3. La estructura numrica del lgos ousas

    29.2.4. Los nmeros ideales: lgos como relacin formal

    30. La nocin de causalidad ontolgica: Ideas y gneros supremos

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  • NDICE ANALTICO

    11

    31. El entrelazamiento del ser y el no ser como condicin de la unidad-multiplicidad

    del lgos (Sofista)

    31.1. Identidad-diversidad, unidad-multiplicidad, ser-no ser

    31.1.1. Excurso III: apuntes sobre la coexistencia del ser y el no ser en

    Platn

    31.2. Ser por s, ser en relacin a otro

    31.2.1. De la relatividad de las sensaciones a la relatividad de los ede

    31.2.2. La nocin aristotlica de substancia: un lgos sin categoras?

    31.3. Parmnides de Elea en la gigantomaquia del Sofista

    31.4. Falsedad, verdad y mera apariencia

    32. El Uno y la Dada indefinida o la dialctica de la finitud infinita

    32.1. La totalidad como soporte del lmite y lo ilimitado

    32.2. Infinitud y finitud del discurso dialctico

    32.3. La doctrina de los cuatro gneros del Filebo

    32.3.1. Platn y el pitagorismo

    32.3.2. De nuevo la mthexis vertical

    33. Recapitulacin y consideraciones prospectivas

    CAPTULO VIII. EL BIEN ENTRE LO UNIVERSAL Y LO SINGULAR, ENTRE LA

    TEORA Y LA PRAXIS

    34. Introduccin

    34.1. La Idea del bien en el centro de la encrucijada

    34.2. Planteamiento del problema: la universalidad del saber dialctico ante el

    saber del bien

    35. El bien en tanto principio ontolgico de unidad

    36. Trascendencia e inmanencia del bien

    36.1. Ms all de la ousa (Repblica VI)

    36.2. El bien se refugia en lo bello (Filebo)

    37. La Idea del bien y el dilogo dialctico

    37.1. De las hiptesis al principio anhipottico

    37.2. El bien en s como criterio de cuestionamiento y justificacin

    37.3. Crisis, crtica y utopa

    38. El bien entre el saber prctico, el saber terico y el saber tcnico

    38.1. Saberes secundarios y saber primario

    38.2. La no-separacin platnica entre teora y praxis

    38.3. Significado de la teora en el interior de la prctica

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  • NDICE ANALTICO

    12

    SEGUNDA PARTE

    DILOGO, DIALCTICA Y HERMENUTICA

    39. Presentacin de la Segunda Parte

    CAPTULO I. PLANTEAMIENTO: ASPECTOS DIALGICOS Y DIALCTICOS DE LA

    COMPRENSIN

    40. Dilogo y dialctica en Verdad y mtodo

    40.1. Qu significa aqu dilogo o dialctica?

    40.2. De qu fenmenos son exponentes el dilogo y la dialctica?

    40.3. Contra qu se yergue esta concepcin dialgica del comprender?

    40.4. A partir de qu referentes histricos principales quedan perfiladas las

    nociones de dilogo y dialctica?

    CAPTULO II. RASGOS BSICOS PARA UNA TEORA DE LA EXPERIENCIA

    HERMENUTICA

    41. Estatuto de la teora del comprender esbozada por Gadamer

    42. Condiciones del comprender y factores del proceso comprensivo reflejados en

    Verdad y mtodo

    43. La circularidad del comprender y el problema de los prejuicios

    44. Comprensin consciente de la historia y acontecer histrico: fusin de horizontes

    45. Comprensin como aplicacin

    46. Carcter dialctico de la experiencia hermenutica

    47. Dialctica de pregunta y respuesta

    48. Acontecer y comprender: la experiencia hermenutica como movimiento

    especulativo

    49. Recapitulacin

    CAPTULO III. UN DIAGNSTICO DE VERDAD Y MTODO

    50. Enfoque y sentido de nuestro diagnstico

    BLOQUE A: DIALCTICA DE LAS MLTIPLES COMPRENSIONES FINITAS Y LA

    TOTALIDAD INFINITA DE LO COMPRENSIBLE

    51. Presentacin del Bloque A

    52. De la totalidad del texto a la totalidad del acontecer histrico

    53. El dilogo dialctico como modelo de la experiencia hermenutica

    53.1. Planteamiento: toda comprensin es dialgica?

    53.2. Un posible marco de contraste: incgnita, problema, apora, negociacin,

    controversia

    53.3. Suspensin de los prejuicios e hiptesis de la cosa en s

    53.4. La primaca de la pregunta y el imperio de lo hipottico-indeterminado

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  • NDICE ANALTICO

    13

    54. Lingisticiadad: de nuevo la dialctica de las partes finitas y el todo infinito

    BLOQUE B: ACONTECIMIENTO, PERTENENCIA, MTODO

    55. Presentacin del Bloque B

    56. Planteamiento: valencias de la nocin de acontecimiento en Verdad y mtodo

    57. Acontecimiento e historicidad: nivelacin dialctica de la comprensin ordinaria

    y su crisis

    57.1. Continuidad del desarrollo histrico y cortes epocales

    57.2. Historicidad de la comprensin y comprensin de la historia

    57.3. En torno a la nocin hegeliana de experiencia

    57.4. Comprensin, incomprensin e interpretacin

    57.5. En torno a la diferencia ontolgica y a la estructura algo como algo

    58. Pertenencia: una mediacin dialctica entre quien comprende y lo

    comprendido?

    58.1. Una lectura dialctica del a priori de correlacin

    58.2. Comprensin y reflexividad: el problema del sujeto como fundamento

    59. Sentido y validez: del mtodo cartesiano al mtodo dialctico?

    59.1. Verdad y mtodo en Verdad y mtodo

    59.2. La hermenutica como reflexin crtica sobre los prejuicios

    BLOQUE C: UNIVERSALIDAD O REGIONALIDAD DE LA HERMENUTICA

    60. Presentacin del Bloque C

    61. La filosofa prctica de Aristteles como modelo de la hermenutica

    62. Saber global y originario frente a saberes parciales y derivados? Naturaleza y

    espritu?

    62.1. Tesis de Gadamer

    62.2. Rplica

    CONCLUSIONES

    63. La recepcin gadameriana de Platn y su reflejo en Verdad y mtodo

    63.1. Principios e influencias de la lectura gadameriana de Platn

    63.2. El dilogo socrtico-platnico como mtodo de conocimiento

    63.3. La dialctica de lo uno y lo mltiple como estructura ontolgica

    63.4. La dialctica platnica como saber del bien

    64. En busca de una ontologa del comprender en Verdad y mtodo

    64.1. Estatuto de esta teora ontolgica

    64.2. El dilogo dialctico en la descripcin del comprender

    64.3. Historicidad y acontecimiento

    64.4. La pertenencia como mediacin dialctica

    64.5. Verdad y mtodo

    64.6. Universalidad o regionalidad de la hermenutica

    65. Semillas y futuros campos de cultivo

    565

    586

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    753

    755

  • NDICE ANALTICO

    14

    BIBLIOGRAFA

    1. Fuentes principales

    1.1. Gadamer

    1.1.1. Repertorios bibliogrficos

    1.1.2. Gesammelte Werke

    1.1.3. Obras utilizadas no incluidas en las Gesammelte Werke

    1.1.4. Traducciones consultadas

    1.2. Autores antiguos

    2. Interpretaciones de Platn (y de otros filsofos griegos)

    3. Estudios sobre la recepcin gadameriana de Platn (y de otros filsofos griegos)

    3.1. Recensiones

    3.2. Monografas y artculos

    4. Estudios sobre la hermenutica filosfica de Gadamer y temas afines

    5. Otras obras utilizadas y citadas

    DOCUMENTACIN DOCTORADO EUROPEO

    :

    .

    1.

    2.

    2.1.

    2.2. -

    2.3.

    2.4.

    3.

    3.1.

    3.2.

    3.3. (Geschehen)

    3.4.

    3.5.

    3.6.

    4.

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  • 15

    SISTEMA DE CITACIN

    En la citacin de las fuentes documentales de esta tesis hemos observado los siguientes criterios. En primer

    lugar, hemos optado por verter todos los pasajes citados al espaol, y por no reproducirlos en sus idiomas

    originales, salvo alguna mencin espordica de trminos o frases conflictivas o especialmente difciles. Esta

    decisin se debe, por un lado, a que uno de los cometidos de este trabajo es presentar la obra de Gadamer sobre

    Platn a los lectores hispanfonos, y por tanto no podamos eximirnos de la tarea de elaborar las traducciones

    pertinentes; y por otro lado, a la circunstancia de que los originales referidos son por lo general de fcil acceso.

    Todas las citas de obras extranjeras que hayan sido traducidas al espaol respondern a tales versiones, excepto

    cuando hagamos notar lo contrario, mientras que los textos para los que no disponemos de ediciones castellanas

    (los trabajos de Gadamer dedicados a Platn, en su inmensa mayora) sern expuestos de acuerdo a traducciones

    nuestras. Los ttulos de obras de Gadamer traducidas al espaol sern mencionados en espaol, y los de aquellas

    obras que no hayan sido traducidas a nuestro idioma se consignarn en su lengua original.

    Para facilitar la consulta tanto de las fuentes originales como de sus traducciones al castellano, anotaremos

    en los escritos de Gadamer y siempre que nos sea posible la correspondencia entre ambos lugares, mencionando

    la edicin espaola en primer lugar slo cuando estemos citndola expresamente. Nuestro estudio parte, en todo

    caso, de una consideracin de las obras de Gadamer en su lengua original. Por otro lado, puesto que la inmensa

    mayora de las obras aludidas son de Gadamer, evitaremos explicitar, en la referencia a pie de pgina de todas

    ellas, el nombre del autor, entendiendo que ste queda claro por nuestro discurso en el cuerpo del escrito. Las

    fechas entre parntesis que siguen a menudo a la mencin de los ttulos de obras indican siempre el momento de

    publicacin original de dichas obras, y no necesariamente el de la edicin que estamos citando. Por ltimo, en la

    reproduccin de trminos griegos combinaremos la transliteracin al alfabeto latino y el alfabeto griego: la

    primera, en palabras como lgos o phrnesis, que forman parte de nuestra lengua filosfica comn; el

    segundo, en vocablos griegos menos extendidos y en locuciones largas.

    ABREVIATURAS UTILIZADAS

    GW Hans-Georg Gadamer, Gesammelte Werke, Mohr Siebeck, Tubinga, 1985-1995.

    GW 1 Hermeneutik 1 (Wahrheit und Methode. Grundzge einer philosophischen Hermeneutik), 1986.

    GW 2 Hermeneutik 2 (Wahrheit und Methode [II]: Ergnzungen. Register), 1986.

    GW 3 Neuere Philosophie I (Hegel. Husserl. Heidegger), 1987.

    GW 4 Neuere Philosophie II (Probleme. Gestalten), 1987.

    GW 5 Griechische philosophie I, 1985.

    GW 6 Griechische Philosophie II, 1985.

    GW 7 Griechische Philosophie III (Plato im Dialog), 1991.

    GW 8 sthetik und Poetik I (Kunst als Aussage), 1993.

    GW 9 sthetik und Poetik II (Hermeneutik im Vollzug), 1993.

    GW 10 Hermeneutik im Rckblick, 1995.

    VyM I Hans-Georg Gadamer, Verdad y mtodo I, traduccin de A. Agud Aparicio y R. de Agapito, Sgueme,

    Salamanca, 1977.

    VyM II Hans-Georg Gadamer, Verdad y mtodo II, traduccin de M. Olasagasti, Sgueme, Salamanca, 1992.

  • 16

  • 17

    INTRODUCCIN

  • 19

    INTRODUCCIN

    1. Presentacin de la investigacin

    Esta investigacin obedece a dos objetivos. Por un lado, se trata de interpretar, organizar y

    exponer conjuntamente el contenido de los numerosos escritos de Gadamer dedicados a la

    filosofa platnica; por otro lado, se trata de elaborar un diagnstico de Verdad y mtodo

    tomando como clave la imagen del pensador ateniense reivindicada en dichos escritos.

    Hasta cierto punto, la primera de tales tareas constituye un fin independiente. Su

    oportunidad puede justificarse partiendo de la situacin en que se encuentran los estudios en

    castellano acerca de la recepcin gadameriana de Platn. A diferencia de lo que ocurre en

    otras lenguas europeas, en nuestro idioma no son demasiado abundantes las publicaciones

    sobre este campo, y mucho menos los trabajos que abordan de forma global y sistemtica esta

    elaboracin del pensamiento platnico (vid. infra, 3.2). A ello se aade la circunstancia de

    que slo una parte nfima de la obra de Gadamer al respecto (recogida en su casi totalidad en

    los tomos 5, 6 y 7 de sus Gesammelte Werke) se encuentra traducida al espaol, lo que

    constituye un obstculo insalvable para no pocos lectores de nuestro mbito idiomtico.

    Adems, la estructura rapsdica de este corpus textual pues, a excepcin de dos grandes

    obras, se compone de multitud de artculos breves y salteados a travs de un largo tiempo

    reclama el esfuerzo de rastrear y articular las lneas de fuerza en las que pueda residir su

    aportacin unitaria y singular. Pero si nuestro trabajo en torno a la lectura gadameriana de

    Platn posee una cierta autonoma en el conjunto de esta tesis, ello se debe, ante todo, al

    inters que dicha lectura presenta por s misma, como contribucin a la exgesis y a la

    renovacin contempornea del universo abierto por el ms eminente de los herederos de

    Scrates.

    El impacto de la hermenutica filosfica en el pensamiento actual ha dejado en un

    segundo plano los trabajos de Gadamer consagrados a la filosofa griega, a los que rindi una

    dedicacin constante a lo largo de su vida y que l mismo consideraba como la parte mejor y

    ms original de su obra1. De hecho, sus reflexiones sobre el dilogo y la dialctica platnicas

    son recordadas entre los investigadores de la hermenutica con mayor frecuencia que entre los

    platonistas. Pues bien, aunque la balanza de los tiempos ya haya decidido cul es la

    aportacin mejor y ms original del discpulo de Heidegger, esto no obsta para que merezca

    la pena prestar una atencin especfica al perfil de Platn que l nos leg. Hay un ltimo

    motivo del todo punto obvio por el cual el primero de los objetivos mencionados resulta

    1 Prefacio a la edicin italiana de H.-G. Gadamer, Studi platonici, Marietti, Casale Monferrato, 1983, p. XI; vid. tambin

    Platos dialektische Ethik beim Wort genommen (1989), GW 7, p. 121.

  • INTRODUCCIN

    20

    irreductible al segundo: por muy importante que llegue a mostrarse el legado socrtico-

    platnico para la apreciacin de Verdad y mtodo, por muchas orientaciones y advertencias

    que podamos recibir hoy de dicho legado, en todo caso el marco problemtico que motiv la

    filosofa de Platn es simplemente otro si se lo compara con los precisos retos en los que la

    hermenutica filosfica tiene su razn de ser. Por eso los dos factores del presente estudio por

    necesidad mantendrn anchos mrgenes de desbordamiento mutuo, aun cuando formen parte

    de una nica indagacin.

    Pero, visto desde la meta global que gua nuestros pasos, y sin descontar las razones

    antedichas, el cometido de resear la recepcin gadameriana de Platn es principalmente un

    medio para otro fin. Esta investigacin no nace de interrogantes suscitados por algn punto

    concreto del pensamiento platnico, sino de un conjunto de dificultades surgidas a propsito

    de Verdad y mtodo; si para abordar dichas dificultades nos proponemos partir de los estudios

    platnicos de Gadamer es porque en virtud de su proximidad y tambin de su distancia

    respecto de esta teora hermenutica creemos que pueden proporcionar una perspectiva

    ptima para enfocarlas. Por tanto exponer el planteamiento, la finalidad y los supuestos

    iniciales de nuestro trabajo equivale a responder a estas dos preguntas:

    Por qu nos parece necesario hacer un diagnstico de Verdad y mtodo, es decir, distinguir sus hallazgos ms prometedores de aquellas derivas que quizs amenacen

    con arruinarlos? Qu indicios tenemos, de entrada, para sospechar que el desarrollo de

    esta obra se encuentra por debajo del potencial implcito en ella? Como qu va a

    ser tomado aqu Verdad y mtodo (de entre los mltiples campos filosficos que se dan

    cita en sus pginas)? A qu futuro saludable se encamina, por seguir con la

    metfora, esta denuncia de los sntomas de la enfermedad?

    Por qu la interpretacin gadameriana de la dialctica y el dilogo platnicos promete ofrecer una perspectiva incisiva para llevar a cabo el programa propuesto? Qu

    conexiones evidentes existen entre ambas partes de la produccin de Gadamer? Y qu

    puede aportar a la comprensin de Verdad y mtodo la imagen de Scrates y de Platn

    defendida por su autor fuera de esta obra?

    Procuremos, pues, despejar estos interrogantes. Para ello precisamos un recorrido largo, en el

    que, al tiempo que concretamos las bases de la presente investigacin, tendremos ocasin de

    perfilar el estado actual de las quaestiones implicadas en ella.

    2. Por qu conviene hacer un diagnstico de Verdad y mtodo?

    2.1. Propuestas para un balance y una reconversin de la hermenutica filosfica

    Verdad y mtodo ha cumplido ya los cincuenta aos de edad. Medido desde el tiempo

    propio de las obras clsicas un tiempo de dimensiones casi astronmicas, si se lo compara

    con la existencia de los mortales, este perodo de cinco dcadas tal vez parezca una nimiedad,

    apenas la infancia de una vida que podra extenderse a lo largo de siglos. Pero si se tiene en

    cuenta que dicho perodo recoge el proceso definitorio por el que esta creacin ha llegado a

    convertirse en una referencia sealada del pensamiento contemporneo, y si se tiene en cuenta

    que ninguna produccin cannica puede mantener esa condicin si no se certifica y se renueva

  • INTRODUCCIN

    21

    su actualidad ao a ao, entonces el espacio que va desde 1960 hasta nuestros das se

    presentar como un tiempo respetable y significativo. Como dira el propio Gadamer, el paso

    de los aos ha ido atenuando aquellos factores slo coyunturales que pudieron sostener

    inicialmente la relevancia de esta obra, dejando aparecer, como contrapartida, motivos ms

    profundos de inters hacia ella, en los que se decide su capacidad de constituir un reclamo

    para diversas pocas y contextos, es decir, su capacidad para devenir un clsico1.

    Prcticamente desde el momento mismo de su nacimiento y a lo largo de estos cincuenta

    aos, la hermenutica articulada por el filsofo de Marburgo ha cosechado un xito

    indiscutible2. Su recepcin ha generado abundantes y variados frutos, y ha sido protagonista

    de candentes polmicas3. No slo en el campo de la ontologa se ha dejado sentir esta voz

    renovadora, sino tambin y quizs sobre todo en las reflexiones tericas de una enorme

    diversidad de disciplinas: en la esttica y en la crtica literaria, en la teologa, la jurisprudencia,

    la sociologa, la psicologa y la psiquiatra, as como en la epistemologa y en la teora de la

    ciencia. Adems, estas repercusiones sobrepasan los crculos de los saberes especializados

    hasta llegar a impregnar el ambiente cultural de nuestra poca: por doquier se oye hablar hoy

    de hermenutica y de interpretacin en un sentido que sera impensable sin la concreta

    elaboracin y difusin que Gadamer prest a estos dos trminos de races nietzscheanas y

    1 Cf. VyM I, pp. 367-369 (GW 1, pp. 302-304). 2 Un exponente de dicho xito es el hecho de que Verdad y mtodo haya sido traducido a trece lenguas (segn la informacin

    aportada por D. di Cesare, Gadamer, Il Mulino, Bolonia, 2007, p. 9). J. Recas Bayn estima que la sonora presencia de la

    hermenutica en la actualidad puede explicarse por una confluencia de factores de muy diversa ndole, entre los cuales se

    encontraran las siguientes circunstancias favorecedoras: (a) el agotamiento del modelo fundamentacionista de

    racionalidad, tan caracterstico de la modernidad; (b) la demanda de un concepto de verdad no reductible a los cnones

    cientificistas; (c) la consolidacin de una concepcin lingstica de la racionalidad; (d) la rehabilitacin de la retrica y

    el reconocimiento de las valencias del lenguaje cotidiano frente al pensar puramente lgico-conceptual; (e) el inters de

    la gran mayora de los desarrollos hermenuticos posgadamerianos en el psicoanlisis, teniendo en cuenta que ste ha sido

    una de las claves culturalmente ms poderosas del siglo XX; (f) el inters por la historia como tema y como marco de la

    reflexin actual; y (g) la capacidad de la hermenutica para integrar, complementar o mediar otras teoras (J. Recas Bayn,

    Hacia una hermenutica crtica, Biblioteca Nueva, Madrid, 2006, pp. 133-135).

    A un elenco de estas caractersticas habra que aadir una consideracin del inmediato contexto filosfico (y poltico) en el

    que Verdad y mtodo hizo su aparicin. As, debera enfocarse la situacin seguramente no demasiado boyante de la

    filosofa alemana a comienzos de la dcada de los sesenta del siglo pasado. Y al mismo tiempo, convendra valorar la

    significativa circunstancia de que Gadamer decidiese entroncar expresamente su planteamiento con el legado de Heidegger,

    cuya imagen en aquel momento an no se haba recuperado de sus anteriores connivencias con el rgimen nazi. Tal y como

    seala Q. Racionero, muchos de los primeros receptores de Verdad y mtodo advirtieron que el ltimo y definitivo

    propsito de esta obra era rescatar la herencia de la filosofa alemana, brusca e injustamente sometida al silencio por los

    resultados de la guerra; pero esto no obsta para que dicha propuesta fuese recibida como una aportacin nueva y original,

    capaz de suministrar respuestas a los retos filosficos del momento. Finalmente concluye Racionero, el valor histrico de

    la obra de Gadamer se cifr, sobre todo, en este punto: en que en muchos mbitos filosficos fue considerada como el inicio

    de una reaccin de un ajuste de cuentas y, eventualmente, de una superacin respecto de lo que haba sido la tendencia

    dominante al trmino de la II Guerra Mundial, es decir, respecto de la filosofa analtica (Ms all de la hermenutica,

    entrevista de S. Royo a Q. Racionero, en T. Oate et al., Hans-Georg Gadamer: ontologa esttica y hermenutica, Dykinson,

    Madrid, 2005, pp. 163-200; aqu: pp. 163-164). Sobre este mismo punto, vid. tambin, por ejemplo: Q. Racionero, Heidegger

    urbanizado (Notas para una crtica de la hermenutica), Revista de Filosofa, 3. poca, volumen IV (1991), nmero 5, pp.

    65-131, aqu: pp. 65-68; otro enfoque interesante del inquietante papel de Verdad y mtodo como sutura entre el antes y el

    despus de la II Guerra Mundial es el ofrecido por A. Gmez Ramos, Continuidad, ruptura y memoria: efectos y

    desafectos en la Wirkungsgeschichte, en J. J. Acero, J. A. Nicols et al. (eds.), El legado de Gadamer, Universidad de

    Granada, 2004, pp. 407-421. 3 Verdad y mtodo ha despertado polmicas de muy diversa ndole: con la hermenutica normativa de E. Betti, o con

    tericos de la ciencia cono H. Albert. Pero el debate de mayor repercusin fue el que se estableci entre la hermenutica y la

    crtica de las ideologas J. Habermas y K.-O. Apel, un debate que, si bien tuvo su punto lgido entre 1967 y 1971,

    representa posiciones de una controversia an vigente. Por otra parte, resulta relevante el desencuentro protagonizado por

    Gadamer y J. Derrida en torno a 1981. Todas estas discusiones han tenido su reflejo en la produccin gadameriana posterior a

    1960, especialmente en los artculos recogidos bajo el ttulo de Verdad y mtodo II.

  • INTRODUCCIN

    22

    heideggerianas. A la vista de su extraordinaria expansin y de su poder de convocatoria sobre

    sistemas filosficos muy diferentes entre s, G. Vattimo calific a esta hermenutica de cuo

    gadameriano como la lingua franca, como la koin de la cultura de hoy1. J. Greisch se ha

    referido a esta misma eclosin en trminos una edad hermenutica de la razn2, y J.

    Grondin afirma que la virtual omnipresencia del fenmeno de la interpretacin puede

    elevar a la hermenutica al estatus de una prima philosophia de nuestro tiempo3. En fin, se

    ha hablado de un giro hermenutico obrado por buena parte de la filosofa del siglo XX, el

    cual, al igual que el giro lingstico, habra tenido la virtualidad de trazar algunos puentes

    entre la tradicin continental y la tradicin analtica4.

    Sin duda todas estas expresiones comportan ciertas dosis de exageracin. Probablemente

    suponer que pueda haber un idioma comn a todas las corrientes filosficas actuales implique

    minusvalorar las diferencias de hondo calado que por suerte existen entre ellas, o bien

    reducir a un terreno muy superficial sus posibilidades de comunicacin mutua. Quizs sea ms

    acertado considerar la hermenutica como una de las respuestas ofrecidas ante un problema de

    suyo complejo y multipolar, al cual remiten de un modo u otro todos los planteamientos del

    pensamiento contemporneo, pero desde posiciones irreductibles entre s. Nos referimos a la

    larga crisis de la Modernidad, cuyos primeros brotes se hacen sentir ya desde finales del

    siglo XIX y de la que, en cierto modo, todava no hemos salido5. Desde esta ptica, cabe decir

    1 G. Vattimo, tica de la interpretacin, traduccin de T. Oate, Paids, Barcelona, 1991, p. 9 (edicin original: Etica

    dellinterpretazione, Rosenberg and Sellier, Turn, 1990); vid. tambin Hermenutica: nueva koin, en ibid., pp. 55-71,

    donde el filsofo italiano afirma que la hermenutica ha llegado a adquirir, en la cultura de los aos ochenta del siglo pasado,

    un papel de lengua comn semejante al que desempe el marxismo durante los aos cincuenta y sesenta, y el estructuralismo

    durante los aos setenta. Leemos all: Decir que la hermenutica sea tal koin sostiene slo, desde el punto de vista de la

    descripcin factual, que as como en el pasado gran parte de las discusiones filosficas, o de crtica literaria, o de metodologa

    de las ciencias humanas, tenan que rendir cuentas al marxismo o al estructuralismo, sin que por ello tuvieran que aceptar sus

    tesis, como suceda a menudo, as hoy la hermenutica parece haber asumido esa misma posicin central. En el momento de

    la publicacin de Verdad y mtodo de Gadamer (1960), hermenutica era un trmino especializado, que designaba an, para la

    cultura comn, una disciplina particular ligada a la interpretacin de textos literarios, jurdicos o teolgicos; hoy el trmino ha

    adquirido, sin embargo, un significado filosfico mucho ms amplio [] que designa ya sea una disciplina filosfica especial,

    ya una determinada orientacin terica, ya simplemente una corriente; pero en todos estos sentidos y no sin una cierta

    ambigedad, por otra parte inevitable se reconoce, de hecho, a la hermenutica una centralidad, que se testimonia por la

    presencia misma del trmino, de las temticas hermenuticas, y de los textos que las exponen, en los debates, en la enseanza,

    en los cursos universitarios, y hasta en aquellos terrenos tales como la medicina, la sociologa y la arquitectura, por sealar

    algunos que buscan establecer con la filosofa un nuevo vnculo (ibid., pp. 55-56). 2 J. Greisch, Lge hermneutique de la raison, Le Cerf, Pars, 1985. 3 J. Grondin, Der Sinn fr Hermeneutik, Wissenschaftliche Buchgesellschaft, Darmstadt, 1994, p. XII. 4 Seala Gadamer en este orden de cosas: Como es bien sabido, en este siglo hemos realizado una especie de linguistic turn,

    un viraje hacia la lingisticidad. Esto es lo que sucedi en Inglaterra cuando uno de los discpulos mejor dotados de

    Bertrand Russell, Ludwig Wittgenstein, demostr nuevo inters por el ordinary lenguaje, por el uso del lenguaje, por la forma

    en que hablamos al comunicarnos unos con otros. El nombre de Wittgenstein es hoy uno de los grandes nombres de la

    filosofa de nuestro siglo. Un segundo proceso, correlativo al anterior, ha tenido lugar en nuestra tradicin alemana. Me

    refiero a la transicin del neokantismo a la fenomenologa, y en particular a la evolucin ulterior de la fenomenologa de

    Husserl, que desemboca en el giro hermenutico introducido por Heidegger (La diversidad de las lenguas y la comprensin

    del mundo [1990], en Arte y verdad de la palabra, Paids, 1993, p. 118 [Die Vielfalt der Sprachen und das Verstehen der

    Welt, GW 8, p. 343]). 5 Tal es la ubicacin de la hermenutica en el panorama filosfico contemporneo que se desprende del anlisis ofrecido por

    L. Sez Rueda (Movimientos filosficos actuales, Trotta, Madrid, 2009 [2001], pp. 17-26). A su juicio, las corrientes actuales

    de pensamiento ni son homogeneizables (puesto que contienen elementos irrepetibles y generan heterogeneidades), ni son

    inconmensurables (por cuanto es posible descubrir, al menos, hilos conductores, motivos permanentes, que inflexionan y se

    cruzan) (ibid., p. 18). Uno de esos hilos conductores sera la conciencia de una modernidad en crisis (id. loc.).

    Ciertamente, sobre esta crisis existen lecturas diametralmente opuestas entre s: desde quienes consideran que la Ilustracin

    debe ser reconstruida desde nuevas bases (cuyos antepasados comunes podran situarse en el Adorno y el Horkheimer de La

    dialctica de la Ilustracin) hasta quienes defienden la necesidad de una alternativa radical a lo que conciben como una suerte

    de enfermedad incurable (por ejemplo, Heidegger o el llamado pensamiento de la diferencia).

  • INTRODUCCIN

    23

    que Verdad y mtodo tiene muchos ms de cincuenta aos: el doble, e incluso el triple. En

    efecto, su motivacin primera se encuentra en la quiebra de la fe moderna en la omnipotencia

    de la ciencia y el progreso, una quiebra que tras la I Guerra Mundial alcanza un punto de

    irreversible madurez en la cultura europea1. Por lo que respecta al mbito filosfico, dicha

    quiebra est paradigmticamente representada por la figura de Heidegger. En los aos veinte

    del siglo pasado, l logr socavar el entonces dominante imperio del neokantismo,

    cuestionando su reduccin de la filosofa a una teora del conocimiento cientfico y abriendo

    un campo inslito de investigacin, que se centraba ahora en la pregunta por el ser y

    reclamaba su inscripcin en la facticidad de la vida humana. No hace falta insistir en que la

    obra de Gadamer nace bajo el signo de esta revolucin impulsada por su maestro, pues l

    mismo ha dejado constancia de ello en numerosos apuntes autobiogrficos, y la importancia de

    este discipulado es recordada a menudo por la bibliografa al respecto2. El impetus de Verdad

    y mtodo se cifra justamente en la necesidad de recusar el carcter modlico, absoluto y

    excluyente que ha llegado a adquirir la racionalidad cientfica en nuestra civilizacin, y en la

    consiguiente reivindicacin del valor especfico que poseen las formas de experiencia y de

    saber relegadas por ese canon: el arte, la historia, el comportamiento moral y poltico y, en

    general, el mundo de la vida, del espritu y de la cultura. Esta obra arranca de una defensa

    de la singularidad de las ciencias del espritu frente a las ciencias de la naturaleza, algo

    que la conecta con lo que parece ser el sntoma ms antiguo de la crisis de la Modernidad: la

    evidencia, destapada en el ltimo tercio del siglo XIX, de que la fundamentacin del

    conocimiento en las ciencias empricas proporcionada por la filosofa del momento no se

    poda aplicar a todos los lugares del saber.

    Ahora bien, que la propuesta de Gadamer deba su gnesis a esta precisa urgencia

    histrica, no significa que sus efectos inspiradores tengan que agotarse en ella. Si tales efectos

    an nos alcanzan, habiendo sido disparados hace ms de una centuria, ello no puede deberse a

    que el ocaso de la Modernidad se encuentre en un punto de estancamiento, en el que todos sus

    ingredientes, remotos o cercanos, resultaran igualmente vigentes porque, por as decirlo, rien

    ne va plus. Por el contrario, parece dudoso que pueda hoy suscribirse en bloque el anlisis

    filosfico que Gadamer hiciera insistimos: en parte con cartas heredadas de un planteamiento

    decimonnico a propsito de la concepcin moderna del saber y de la racionalidad, as como

    tampoco las alternativas esbozadas a partir de este anlisis. Muchas de las claves que l

    barajaba remiten a la zona epidrmica de una situacin que, por su propia evolucin histrica,

    ha lanzado ya a la superficie sus componentes ms profundos. Adems, el propio hecho de que

    la hermenutica se haya popularizado hasta poder representar un punto de partida obvio y

    ampliamente secundado, no indica ya que su horizonte y su meta son necesariamente

    diferentes de los que guiaron la apertura de este camino? Si esto es as, entonces habr que

    arar de nuevo el suelo donde las semillas plantadas por el discpulo de Heidegger puedan

    seguir fructificando, o incluso crecer en otra direccin.

    1Sobre esta crisis de la cultura europea, as como sobre la posicin que adopta en ella la hermenutica filosfica de Gadamer,

    resultan interesantes las primeras pginas del artculo de L. Garagalza Hermenutica del lenguaje y simbolismo, en T.

    Oate et al., Hans-Georg Gadamer: ontologa esttica y hermenutica, Dykinson, Madrid, 2005, pp. 241-254. 2 Son muchos los lugares donde Gadamer reconoce que su filosofa hermenutica constituye en parte una continuacin del

    programa heideggeriano; vid., por ejemplo, Eplogo a VyM I, p. 642 (Nachwort zur 3. Auflage [1972], GW 2, p. 450), y

    Autopresentacin de Hans-Georg Gadamer, VyM II, pp. 390-391 (Selbstdarstellung Hans-Georg Gadamer, GW 2, pp.

    495-496).

  • INTRODUCCIN

    24

    De hecho, unas cuantas voces han alertado sobre la necesidad de llevar a cabo un balance

    de la hermenutica filosfica, un discernimiento entre su haber y su debe que oriente el

    futuro de sus posibilidades germinales, ya sea mediante un desarrollo y una afinacin de las

    tesis afirmadas por ella, o ya sea mediante la rectificacin y el enderezamiento de amplias

    facetas de su programa. Vamos a perfilar a continuacin cuatro propuestas destinadas a este

    fin: [1] el diagnstico trazado por G. Vattimo en algunos puntos de sus obras tica de la

    interpretacin (1990) y Ms all de la interpretacin (1994); [2] las observaciones de J.

    Grondin en su libro Qu es la hermenutica? (2006); [3] la imagen de la hermenutica

    contempornea que incluye J. Recas Bayn bajo el ttulo de Hacia una hermenutica crtica

    (2006); y, por ltimo, [4] el balance de Verdad y mtodo ofrecido por Q. Racionero en su

    artculo Heidegger urbanizado (Notas para una crtica de la hermenutica) (1991), as como

    en la entrevista publicada con el rtulo Ms all de la hermenutica (2005). Esta seleccin,

    aunque no agota el plexo completo del estado de la cuestin, tiene la virtud de representar a

    cuatro posiciones filosficas sumamente dispares entre s, que van desde la adhesin declarada

    al universo gadameriano (Grondin), o al menos desde la procedencia gentica de su

    planteamiento respecto de aquel (Vattimo), hasta perspectivas que, o bien desde el campo de

    la hermenutica reivindican desarrollos de la misma exteriores al de Gadamer (Recas Bayn),

    o bien contemplan el tema en cuestin desde una distancia y con una independencia an

    mayores (Racionero).

    [1] G. Vattimo, el inventor del clebre epgrafe de la koin hermenutica, ha sido

    tambin uno de los primeros en denunciar el peligro de vaguedad y desdibujamiento que

    acecha a esta corriente filosfica, justo por efecto de su extraordinaria difusin. En el prefacio

    a tica de la interpretacin, cuya gestacin se remonta a la segunda mitad de los aos

    ochenta, advierte:

    La hermenutica parece constituir la koin de la cultura de hoy. Ello entraa el riesgo de una serie de

    equvocos, plantea problemas, y obliga a que la hermenutica se precise y radicalice, en orden a evitar,

    por un lado, la interpretacin demasiado cmoda y superficial que la convierte en una mera apologa

    de la multiplicidad irreductible de los universos culturales, y por otro lado a impedir que pueda ser

    reconducida a una nueva metafsica, por mucho que sta se fundamente slo en lo trascendental de la

    comunicacin (tal como sucede en las teoras de Apel y Habermas)1.

    Tambin en Ms all de la interpretacin, publicado en 1994, su autor comienza por

    manifestar una cierta incomodidad ante la fisonoma ecumnica, si bien un tanto

    genrica y vaga, que la hermenutica ha ido asumiendo en la filosofa contempornea,

    llevndola a borrar sus concretos perfiles2. La expansin de la hermenutica piensa Vattimo

    parece que se ha realizado al precio de una disolucin de su originario significado

    filosfico3. As, su imprecisin roza, y a veces supera, las fronteras de la vacuidad y

    obviedad, hasta llegar a dar la impresin de estar realizando un trabajo deliberado para

    exorcizar su aportacin filosfica4.

    1 G. Vattimo, tica de la interpretacin, op. cit., pp. 9-10. 2 G. Vattimo, Ms all de la interpretacin, traduccin de P. Aragn Rincn, Paids, Barcelona, 1995, p. 35 (edicin original:

    Oltre linterpretazione, Laterza, 1994). En particular aade el discpulo de Heidegger cada vez es ms difcil decir lo que

    significa la hermenutica para los problemas de los que ha hablado tradicionalmente la filosofa problemas como el de la

    ciencia, la tica, la religin, el arte (id. loc.). 3 Ibid., p. 37. 4 Ibid., p. 41.

  • INTRODUCCIN

    25

    Desde esta ptica, la hermenutica necesita encontrar una orientacin ms radical y

    precisa, slo en virtud de la cual le esperara un futuro vigoroso, e incluso la posibilidad de

    dar muchos ms frutos de cuantos haya dado hasta ahora1:

    Este primer paso qu se expresa en la actualidad de la hermenutica? precede a un segundo: aquel

    que se pregunta hacia dnde apunta y qu orientacin seala el inters por la hermenutica. Ni la

    primera ni la segunda pregunta, con sus respectivas respuestas, son tericamente irrelevantes para los

    contenidos y los desarrollos de la hermenutica misma: el hecho de haberse convertido en idioma

    comn, si no hegemnico, plantea plausiblemente a la hermenutica unas exigencias y objetivos que son

    nuevos con respecto, por ejemplo, al plan gadameriano de 1960; en relacin a estas exigencias y

    objetivos es comprensible que la hermenutica deba redefinirse, reduciendo la indeterminacin en la

    que, justo en cuanto koin, ha llegado a encontrarse []2.

    A juicio de Vattimo, el objetivo central de Gadamer reivindicar la legitimidad de una

    experiencia extrametdica de la verdad: la verdad del arte, de la tradicin que vive en la

    lengua; y la constitutiva lingisticidad de la experiencia ya ha sido logrado, y por ello

    resulta cada vez ms claro que la hermenutica no puede pararse aqu3. Ya no habra de

    tratarse slo de defender un modelo clasicista de verdad contra el objetivismo del mtodo

    cientfico erigido en nico criterio de lo verdadero, ni de reconocer que se da una verdad

    extrametdica junto con la verdad cientfica4.

    Qu es lo que propone Vattimo para conjurar esta trivializacin de la hermenutica?

    Omitiremos el ncleo de su iniciativa, cifrada en una ontologa nihilista, para recoger otras

    indicaciones suyas, que nos parecen de gran valor5. Antes conviene advertir que el filsofo

    italiano define la hermenutica como la filosofa que se desarrolla en el eje Heidegger-

    Gadamer; esto no significara que la hermenutica del siglo XX se reduzca a ellos (pues bajo

    este rtulo se enclavan otros nombres, como el de Ricoeur o Pareyson), pero indicara que

    dichos pensadores representan los polos de una tensin, los lmites extremos de un marco en

    el que, ms o menos cercanos unos a otros, se sitan los dems autores que se inscriben

    generalmente en esta corriente6. Pues bien, Vattimo sostiene que la hermenutica debe

    retomar los hilos conductores del pensamiento heideggeriano, lo cual implicara, ante todo,

    explorar a fondo su componente ontolgico, y hacerlo en la direccin de una crtica de la

    metafsica7. Y es que en Gadamer advierte ciertos trminos centrales en Heidegger parecen

    parecen desaparecer totalmente, comenzando por el distanciamiento de la metafsica como

    olvido del ser8. Lo que al primero de ellos le interesa es limitar las pretensiones dogmticas

    de las ciencias y la tcnica a favor de la racionalidad social, y para ello no parece tener

    ninguna necesidad de apartarse demasiado de la metafsica occidental, sino que antes bien se

    1 G. Vattimo, Ms all de la interpretacin, op. cit., p. 38. 2 G. Vattimo, tica de la interpretacin, op. cit., p. 57. 3 Ibid., pp. 65-66. 4 Ibid., p. 66. 5 En su obra El retorno griego de lo divino en la postmodernidad (Alderabn, Madrid, 2000), T. Oate ofrece, desde un

    planteamiento que recoge algunas de las iniciativas vattimianas, una interesante e incisiva discusin de esta ontologa

    nihilista. 6 G. Vattimo, Ms all de la interpretacin, op. cit., p. 39. 7 Afirma Vattimo: [] para atender realmente a tales exigencias, que se han ido explicitando a medida que se ha convertido

    en koin, la hermenutica debe redefinirse de manera ms coherente y rigurosa, retomando su propia inspiracin originaria

    (esto es, la meditacin hedieggeriana sobre la metafsica y su destino) (tica de la interpretacin, op. cit., p. 61). 8 G. Vattimo, Ms all de la interpretacin, op. cit., p. 39.

  • INTRODUCCIN

    26

    coloca con respecto a ella en una relacin de sustancial continuidad [...]1. El pensador italiano

    menciona un flagrante exponente de la precariedad ontolgica en la que se encuentra la

    hermenutica contempornea: todos aquellos que participan de esta koin aceptan que no hay

    experiencia de verdad sino como acto interpretativo [], pero las implicaciones que comporta

    esta tesis en el plano de la concepcin del ser son menos generalmente reconocidas2.

    El siguiente pasaje de tica de la interpretacin da buena muestra de este planteamiento:

    Enfrentada a tales requerimientos que se hacen explcitos justo a medida que deviene koin, la

    hermenutica debera determinarse a rendir cuentas con sus propias bases y sobre todo con la herencia

    heideggeriana. En la urbanizacin a la cual (segn la conocida expresin de Habermas) Gadamer ha

    sometido el heideggerismo, ha venido a perderse (o de todos modos ha pasado a un segundo plano) una

    parte suya esencial: la concepcin heideggeriana de la metafsica como historia del ser. Gadamer, como

    es sabido, no comparte, en efecto, la condena pronunciada por Heidegger contra la metafsica griega;

    para l lo que se trata de criticar a la luz de una fenomenologa de la experiencia vivida [] es la

    reduccin de la verdad al mbito del mtodo cientfico-positivo, reduccin que ha tenido lugar a lo largo

    de los siglos XVIII y XIX (y en la cual el kantismo ha desempeado un papel decisivo). Coherentemente

    con estas premisas, Verdad y mtodo resulta, en conclusin, demasiado poco radical a la hora de

    concebir la situacin de la civilizacin tecnocientfica moderna []3.

    Importa aclarar que, al decir esto, Vattimo no quiere proponer un retorno a Heidegger contra

    la urbanizacin gadameriana, pues considera decisiva [] la experiencia de urbanizar en

    muchos sentidos (hasta el encuentro con el neopragmatismo de Rorty) el pensamiento de

    Heidegger4. Ahora bien puntualiza, tal urbanizacin ser cierta precisamente si no se

    olvida el aspecto ontolgico, ms especficamente heideggeriano, del discurso5.

    [2] De las numerosas aportaciones de J. Grondin al campo de la hermenutica, nos vamos

    a referir nicamente a las pginas iniciales y finales de uno de sus ltimos libros: Qu es la

    hermenutica?, publicado en su lengua original en 2006. La introduccin del mismo lleva un

    ttulo que, al menos en su sentido lato, conecta con uno de los hilos conductores del anlisis

    vattimiano: Lo que la hermenutica puede ser6. El punto de mira de Grondin se sita en las

    connotaciones relativistas que acompaan a la hermenutica actual en su acepcin ms

    divulgada:

    Verdaderamente, uno de los posibles sentidos del trmino hermenutica puede ser el de designar un

    espacio intelectual y cultural en donde no hay verdad, ya que todo es cuestin de interpretacin. Esta

    universalidad del dominio de la interpretacin ha encontrado su primera expresin en el verbo explosivo

    de Nietzsche: No hay hechos, sino interpretaciones7. De esta hermenutica relativista ha podido decir

    Gianni Vattimo que era ella la koin, la lengua comn, de nuestro tiempo8.

    Justo en tal situacin se cifra la tarea que el investigador canadiense reclama para el futuro de

    esta tradicin filosfica. A su juicio, una simple renuncia a la verdad no sera en absoluto

    1 G. Vattimo, El final de la modernidad, Gedisa, Madrid, 1987, p. 126. 2 G. Vattimo, Ms all de la interpretacin, op. cit., p. 41. 3 G. Vattimo, tica de la interpretacin, op. cit., p. 68. 4 G. Vattimo, Ms all de la interpretacin, op. cit., p. 40. 5 Id. loc. 6 J. Grondin, Qu es la hermenutica?, Herder, Barcelona, 2008, p. 13 (edicin original: Lhermneutique, Presses

    Universitaires de France, Pars, 2006). 7 Nota de J. Grondin: F. Nietzsche, Voluntad de poder, N 41. 8 J. Grondin, Qu es la hermenutica?, op. cit., p. 14.

  • INTRODUCCIN

    27

    coherente con dicha tradicin; por el contrario, se impone la exigencia urgente de elaborar una

    teora de la verdad modulada desde coordenadas hermenuticas. Aade a continuacin del

    comentario que acaba de citarse:

    Y sin embargo, como no nos cansaremos de recordar, esta concepcin se sita en las antpodas de lo que

    siempre ha querido ser la hermenutica, a saber, una doctrina de la verdad en el dominio de la

    interpretacin. La hermenutica clsica ha querido, efectivamente, proponer reglas para combatir la

    arbitrariedad y el subjetivismo en las disciplinas que tienen que ver con la interpretacin. Una

    hermenutica consagrada a la arbitrariedad y al relativismo encarna, por pura consecuencia, el ms claro

    contrasentido. No obstante, el recorrido que lleva de esta concepcin clsica a la hermenutica

    posmoderna no est desprovisto de lgica. Transcurre por caminos paralelos a una cierta ampliacin

    del mbito de la interpretacin, pero que no necesariamente conducen al relativismo posmoderno1.

    Grondin distingue tres acepciones posibles de la hermenutica, que son tambin tres

    estadios del curso histrico descrito por esta disciplina hasta convertirse en una ontologa del

    comprender: en primer lugar, la hermenutica clsica, en tanto arte de interpretar

    correctamente los textos cannicos; en segundo lugar, la hermenutica como reflexin

    metodolgica sobre la pretensin de verdad y el estatuto cientfico de las ciencias del

    espritu, ligada sobre todo a la figura de Dilthey; y por ltimo, la hermenutica que equivale a

    una filosofa universal de la interpretacin, la cual se remontara a Nietzsche, al ltimo

    Dilthey y a Heidegger, y habra sido desarrollada especficamente por Gadamer, Ricoeur y sus

    epgonos2. Este ltimo giro obedece a un motivo bien conocido: el descubrimiento de que la

    comprensin y la interpretacin no son nicamente mtodos que es posible encontrar en las

    ciencias del espritu, sino procesos fundamentales que hallamos en el corazn de la vida

    misma3. De modo que, al adoptar la forma de una filosofa universal de la comprensin, esta

    esta hermenutica acaba abandonando el terreno de una reflexin sobre las ciencias del

    espritu y elevndose a una pretensin universal4.

    Esta universalidad de la hermenutica es retomada en la conclusin del libro que

    estamos comentando. Se tratara de un tema que presenta plurales declinaciones en el seno de

    esta koin contempornea: en cuanto filosofa, la hermenutica pretende poner el dedo sobre

    un componente universal de nuestra experiencia del mundo, pero esta universalidad puede

    comprenderse de muy distintas maneras5. Grondin distingue siete propuestas al respecto,

    cada una de las cuales refleja una concepcin de la tesis todo es asunto de interpretacin,

    tesis que expresa, a su juicio, el nivel ms elemental de la universalidad de la hermenutica6.

    Este recorrido le sirve para reforzar su planteamiento inicial: la disolucin de la nocin de

    verdad en el mero perspectivismo y la total arbitrariedad tendra consecuencias fatales para la

    hermenutica. Frente a ello, l ha reivindicado una definicin de la verdad como

    correspondencia o adecuacin de la comprensin a las cosas mismas. Se trata de una

    iniciativa desplegada por su parte en otros trabajos, y que en este escrito, de carcter

    1 Ibid., p. 15. 2 Ibid., pp. 17-19. 3 Ibid., pp. 18-19. 4 Ibid., p. 20. Por cierto: Grondin advierte un poco de pasada que tanto Gadamer como Ricoeur, aun situndose en la

    estela de Heidegger, no han seguido su va directa de una filosofa de la existencia, y en cambio han preferido reanudar el

    dilogo con las ciencias del espritu (ibid., p. 19). 5 Ibid., p. 161. 6 Ibid., pp. 161-167.

  • INTRODUCCIN

    28

    introductorio y divulgativo, slo se deja entrever1. La hermenutica debe su universalidad

    concluye Grondin al hecho de que vivimos en el elemento infranqueable del sentido; y

    este sentido es siempre el de las cosas mismas, de lo que ellas quieren decir, un sentido que

    sobrepasa ciertamente nuestras pobres interpretaciones y el horizonte limitado, pero, a Dios

    gracias, siempre extensible de nuestro lenguaje2.

    [3] Tambin J. Recas Bayn, en su obra Hacia una hermenutica crtica (2006), comienza

    por destacar la enorme fecundidad de la corriente filosfica que nos ocupa, haciendo hincapi

    en la diversidad de las versiones que ha llegado a desarrollar y en las polmicas suscitadas

    entre ellas:

    Desde 1960, fecha de la publicacin de Verdad y mtodo, el paradigma hermenutico no ha dejado de

    enriquecerse con innumerables propuestas y buena prueba de ello son los importantes debates que se

    produjeron en la dcada posterior, as como las incesantes aportaciones actuales que han hecho de la

    hermenutica un referente filosfico contemporneo inexcusable en constante ebullicin terica. Las

    crticas, objeciones, propuestas de prolongacin y complementacin, y un sinfn de desarrollos en

    distintos registros, desde diversas perspectivas y variados propsitos, est conduciendo a la

    hermenutica por sendas inexploradas e inesperadas3.

    Pero el investigador madrileo denuncia al mismo tiempo, como lo hiciera Vattimo, el efecto

    de banalizacin, vaguedad y dispersin que ha trado consigo esta efervescencia del fenmeno

    hermenutico, justo por haberse convertido en una moda terica4:

    Mucho se habla en la actualidad de la hermenutica, aunque bien puede suceder que pese a su

    omnipresencia estuviramos, a la par, ganando ambigedad, superficialidad y oscurecimiento. Y ello

    porque nos encontramos en la paradjica situacin de que nuestra mayor sensibilidad hermenutica

    epocal corre paralela a una comprensin espesa o incomprensin, incluso del propio sentido

    contemporneo de la hermenutica. Pero esto no slo por la naturaleza polismica del concepto, sino

    tambin por la ambigedad y laxitud con que frecuentemente hoy se expresa. Tras la eclosin post-

    gadameriana en una multiplicidad de usos, tendencias, conexiones disciplinarias y perspectivas se hace

    necesaria, como una de las tareas ms perentorias de la hermenutica filosfica contempornea, su

    propia clarificacin conceptual, evitando la propensin a una cierta trivialidad y a los lugares

    comunes5.

    La innegable eclosin filosfica acaecida desde los aos 60 del siglo XX en el seno del propio

    paradigma hermenutico es un factor que, lejos de clarificar, ha aadido, igualmente, complejidad. Han

    surgido mltiples perspectivas con criterios, incluso opuestos, sobre el sentido, la tarea y el alcance de la

    hermenutica, han aflorado numerosas cuestiones pendientes, y se han expresado importantes crticas y

    objeciones cruzadas entre los diferentes modelos hermenuticos, etc. Aun reconociendo, obviamente, el

    valor cultural de estos hechos, no podemos, sin embargo, quedarnos ah, sino que es necesario asimismo

    un esfuerzo de clarificacin conceptual que nos aleje de lo que podramos calificar como tendencia

    1 Sobre dicha iniciativa, vid., por ejemplo, sus trabajos: Hermneutique et relativisme, en Communio, vol. 5, N 12

    (Septiembre-octubre 1987); Hermeneutische Wahrheit? Zum Wahrheitsbegriff Hans-Georg Gadamers, Belz Athenum,

    Weinheim, 1994; Introduccin a Gadamer, Herder, Barcelona, 2003, pp. 140-141; La fusion des horizons. La version

    gadamrienne de ladaequatio rei et intellectus?, en Archives de philosophie 68 (2005), pp. 401-418 (artculo disponible en:

    http://jeangrondin.files.wordpress.com/2010/05/fusion-des-horizons-2005.pdf); as como las dos obras a las que el propio

    Grondin remite al final del libro que estamos comentando para esclarecer esta cuestin de la concepcin hermenutica de la

    verdad: Luniversalit de lhermneutique (P.U.F., Pars, 1993) y Du sens de la vie (Bellarmin, Montreal, 2003). 2 J. Grondin, Qu es la hermenutica?, op. cit., p. 167. 3 J. Recas Bayn, Hacia una hermenutica crtica. Gadamer, Habermas, Apel, Vattimo, Rorty, Derrida y Ricoeur, op. cit., pp.

    22-23. 4 Ibid., p. 32. 5 Ibid., pp. 31-32.

  • INTRODUCCIN

    29

    panhermenutica: parece que por el simple hecho de llevar a cabo una interpretacin (que luego, tal

    vez, ni siquiera llega a serlo autnticamente) sobre cualquier asunto, hubiramos forjado una

    hermenutica. Con demasiada frecuencia adjetivamos como hermenuticos puntos de vista tericos,

    aspectos analticos o de procedimiento, sin ms certificacin que su remisin a ciertos lugares comunes

    sobre la comprensin, el lenguaje o la historicidad1.

    Naturalmente, este diagnstico no se clausura en el orden de las lamentaciones, sino que

    procura contribuir a la mejora de semejante estado de cosas. Entre otras propuestas de

    clarificacin, Recas distingue tres grandes lneas en el panorama hermenutico actual: la

    hermenutica metodolgica (Betti, Hirsch), la hermenutica ontolgica (Heidegger, Gadamer)

    y la hermenutica crtica (que, a su juicio, estara representada por autores tan dispares como

    Apel, Habermas, Derrida, Ricoeur, Rorty o Vattimo, entre otros)2. A partir de esta

    clasificacin, los debates surgidos en el campo de la multiforme hermenutica quedan

    conceptuados o bien como controversias dentro de una misma de estas lneas (por ejemplo, en

    el mbito de la hermenutica ontolgica, las divergencias entre Heidegger y Gadamer sobre

    la valoracin de la tradicin occidental), o bien como polmicas que enfrentan a diversas

    lneas entre s (tal sera el caso de la disputa entre Gadamer y Betti sobre la naturaleza

    descriptiva o normativa de la hermenutica)3. El inters especfico del autor de esta obra se

    sita, como queda claro por el ttulo de la misma, en la hermenutica crtica. Entre los

    variopintos suscriptores de esta ltima tendencia, detecta Recas una escisin bsica: por un

    lado, quienes postulan la necesidad de una fundamentacin racional de todo proceso de

    otorgamiento de sentido (grupo al que pertenecen, paradigmticamente, Habermas y

    Apel); por el otro, quienes no slo no ven tal necesidad, sino que pugnan por el desmontaje

    de la tradicin funtamentacionista misma en la que se inscribe el discurso occidental (en este

    grupo figuraran autores como Derrida, Ricoeur, Rorty o Vattimo4.

    Terminaremos esta resea del libro Hacia una hermenutica crtica citando la siguiente

    afirmacin contenida en l: [] slo en el dilogo con Gadamer pueden entenderse, por

    razones sistemticas e histricas, los desarrollos de la hermenutica crtica5. Una afirmacin

    que resulta tanto ms significativa cuanto que se refiere a una lnea de la hermenutica

    contempornea diferente a la que correspondera, segn este planteamiento, al propio

    Gadamer.

    [4] El diagnstico de la hermenutica que construye Q. Racionero es notablemente ms

    elaborado y radical que los anteriores. Su artculo Heidegger urbanizado, escrito en 1991,

    trae a la palestra aquello que Vattimo llama el eje Heidegger-Gadamer. Racionero se

    pregunta si la urbanizacin de la provincia heideggeriana llevada a cabo por Gadamer

    (segn la expresin que instituyera J. Habermas6), con toda su indudable capacidad generativa

    1 Ibid., p. 32. 2 Vid. ibid., p. 25 y pp. 140-154. Se trata de una clasificacin que, hasta cierto punto, puede resultar obvia. No es difcil

    encontrarla en otras panormicas de la hermenutica actual, por ejemplo en J. Bleicher, Contemporary Hermeneutics,

    Routlege and Kegan Paul, 1980 (citado por G. Sansonetti, Il pensiero de Gadamer, Morcelliana, Brescia, 1988, p. 19, nota

    33). 3 J. Recas Bayn, Hacia una hermenutica crtica, op. cit., p. 137. 4 Ibid., p. 154. 5 Ibid., p. 25. 6 Cf. J. Habermas, Urbanisierung der Heideggerschen Provinz. Laudatio auf Hans-Georg Gadamer, en H.-G. Gadamer, Das

    Das Erbe Hegels. Zwei Reden aus Anla der Verleihung des Hegel-Preises 1979 der Stadt Stuttgart an Hans-Georg Gadamer

    am 13. Juni 1979, Suhrkamp, Frncfort del Meno, 1979, pp. 9-31 (traduccin espaola de M. Jimnez Redondo,

  • INTRODUCCIN

    30

    generativa sobre numerosos campos de la filosofa, comporta una continuacin productiva de

    aquel legado, o si se realiza al precio de un giro que traiciona y diluye las mejores iniciativas

    de Heidegger:

    Como lo dice otra vez Habermas, una vez producida esta imbricacin, esta prolongacin de Heidegger

    en el marco interpretativo de Gadamer, la hermenutica filosfica se ha dejado sentir en la teora de la

    ciencia, en las ciencias sociales y en las ciencias del espritu []; ha mostrado sus coincidencias con el

    anlisis lingstico del segundo Wittgenstein y con la teora postempirista de la ciencia de Th. Kuhn, as

    como se ha fundido con los planteamientos fenomenolgicos, interaccionistas y etnometodolgicos de la

    sociologa comprensiva []; ha contribuido, en fin, a la clarificacin del pensamiento metdico, a la

    liberacin de la comprensin en la ciencia e incluso a la matizacin y diferenciacin de la prctica de la

    investigacin1. Habra podido prever Heidegger, desde su cabaa de Todtnauberg, que era posible

    poner pie en un tan vasto imperio con slo un refinamiento de modales? La pregunta que pretenden

    plantear estas pginas (y que se formula, a lo que creo, por primera vez, es si la hermenutica

    filosfica, tal como ha sido desarrollada a partir de Gadamer, constituye una autntica prolongacin de

    Heidegger o si, puesto que tal prolongacin comporta un desplazamiento, no encierra necesariamente un

    extravo respecto del legado heideggeriano fundamental2.

    A travs de un anlisis largo y minucioso (en el que interviene no slo el eje antedicho, sino

    tambin otros ingredientes filosficos implicados en el contexto de la hermenutica, tales

    como Wittgenstein y la tradicin analtica, o Habermas y Apel), este ensayo elabora una

    conclusin que puede resumirse as: la propuesta de Gadamer, en lugar de imprimir un giro

    ontolgico en la hermenutica, como anuncia el ttulo de la tercera parte de Verdad y mtodo,

    efecta un giro gnoseolgico de carcter regresivo. Y dicho giro estara abonado por la

    combinacin inestable de estos dos factores: por un lado, el retorno a un esencialismo de

    races platnicas, modulado ahora en clave lingstica; por otro lado, el retorno a una

    metafsica del sujeto, bajo la forma de un tibio idealismo humanista. Por este camino la

    hermenutica no estara insistiendo y profundizando en la crtica de la Modernidad impulsada

    por Heidegger, sino que estara alentando, justo al contrario, una reconciliacin con ella.

    Reproduzcamos algunos de los argumentos que avalan esta conclusin. Respecto al viraje

    que Gadamer habra operado desde la ontologa hasta la teora del conocimiento, afirma

    Racionero:

    Para Heidegger el giro hermenutico significaba un giro ontolgico: para la hermenutica posterior, un

    giro gnoseolgico. Este diagnstico, que constituye el arranque de la urbanizacin de Heidegger, no

    se modifica en absoluto por el hecho de que Gadamer presente su obra como una ontologa

    hermenutica. Es verdad que la tesis bsica que se deriva del planteamiento heideggeriano al menos,

    tal como ste se formula en Sein und Zeit aparece recogida formalmente por Gadamer. Tambin para

    ste vivimos en el lenguaje, nuestra experiencia es una experiencia lingstica, y en ella y slo en ella

    construimos intersubjetivamente el mundo. Pero si la realidad se constituye, as, lingsticamente, la

    pregunta ontolgica es qu quiere decir ser cuando lo que subyace es lenguaje; no cmo accedemos a

    una interpretacin en que se nos da el lenguaje originario el lenguaje no sujeto a distorsiones en que

    finalmente se desvela el ser. La sustancia de esta segunda pregunta se consuma en la respuesta al

    problema de cmo en las coordenadas del giro hermenutico cabe recuperar, con todo, un saber tan

    seguro como bajo las categoras del juicio. Y esto es lo que significa aqu interpretacin: anlisis de

    las condiciones no reductoras, pero no por ello menos determinantes del conocimiento verdadero. Es

    Urbanizacin de la provincia heideggeriana, en J. Habermas, Perfiles filosfico-polticos, Taurus, Madrid, 1975, pp. 346-

    354). 1 Cita de Q. Racionero: J. Habermas, Perfiles filosfico-polticos, op. cit., p. 352. 2 Q. Racionero, Heidegger urbanizado (Notas para una crtica de la hermenutica), op. cit., pp. 67-68.

  • INTRODUCCIN

    31

    claro, por tanto, que la ontologa hermenutica de Gadamer recubre en realidad un discurso

    gnoseolgico y que lo que implica la urbanizacin de Heidegger, antes que nada, es el regreso a una

    teora del conocimiento1.

    Este retroceso hasta una hermenutica de corte gnoseolgico se debera, fundamentalmente, a

    la circunstancia de que la concepcin gadameriana del leguaje y de la interpretacin remitira a

    un mundo de significaciones esenciales2:

    Apelar al sentido per se del lenguaje, en el que se cumple la totalidad de los sentidos acuados en las

    tradiciones, o a la situacin lingstica ideal, que exige la anticipacin del bien futuro de la vida

    buena, no constituye, en estas coordenadas, ninguna alternativa fuerte. Ambas formulaciones

    comportan, en realidad, una renovacin del platonismo ms estricto, puesto que suponen apelar a un

    modelo, a un paradigma de los paradigmas, no consumado ciertamente en cada una de las concreciones

    histricas del sentido, pero slo en cuya participacin reciben tales concreciones la forma que les es

    propia y la cuota de legitimidad que les corresponde. Esta renovacin del platonismo es, a mi juicio, la

    clave ltima de lo que, con relacin a Heidegger, y en uso de su terminologa, hemos calificado como

    regreso, como reconciliacin de la hermenutica con el programa filosfico de la modernidad3.

    Y en Verdad y mtodo, dicho esencialismo platonizante se encontrara imbricado con la

    recuperacin de rasgos propios del subjetivismo moderno. As, las ideas de dilogo,

    intercambio de pregunta y respuesta y experiencia del t no esconderan aqu ms que la

    remisin del comprender al presunto fundamento de un sujeto humano y de un lenguaje en

    s. Advierte Racionero: Es, en definitiva, en el horizonte de esta reconstruccin de la

    filosofa del sujeto ah y no en otros constructos argumentales: en el horizonte, por lo tanto,

    de la forma moderna de la filosofa donde la hermenutica sita el paradigma del habla

    racional y donde se halla en condiciones de reponer el fundamento del significado: la

    referencia (a su modo) del lenguaje a algo permanente y verdadero de suyo que no es

    relativo a nosotros ni depende de nosotros y que no se alza ni se abate segn el capricho de

    nuestra imaginacin, sino que es en s segn su propio ser y en conformidad con la naturaleza

    (Platn, Crtilo 386d-e)4.

    A partir de este anlisis, el balance final de la urbanizacin gadameriana no deja lugar a

    dudas: si se aceptan las claves aportadas por Heidegger a propsito de la crisis de la

    Modernidad, si se concibe esta crisis como un agotamiento de la metafsica y se es consciente

    de que la teora del conocimiento es uno de los nombres de la metafsica, entonces resulta

    obvio que la filosofa de Heidegger es, de suyo, incompatible con la evolucin seguida por la

    hermenutica filosfica5. Salvo que se denieguen las mencionadas premisas, el panorama se

    presenta bien crudo: o se consigue reformar profundamente la hermenutica de Gadamer,

    preservando sus logros, o simplemente se la abandona.

    Casi quince aos ms tarde, en la entrevista de S. Royo a Q. Racionero titulada Ms all

    de la hermenutica, esta problemtica es retomada desde un marco de consideraciones en

    parte diferente. Aqu slo daremos cuenta de unos pocos aspectos de este trabajo: los que

    resultan ms significativos en el contexto de nuestra bsqueda. Tras seleccionar y reconocer

    1 Ibid., p. 127. 2 Ibid., p. 128. 3 Ibid., 129. 4 Id. loc. 5 Ibid., p. 128.

  • INTRODUCCIN

    32

    los principales mritos de la hermenutica de cuo gadameriano, Racionero identifica de este

    modo los dos riesgos que la acechan:

    Estos dos peligros, por decirlo rpidamente, remiten a la posibilidad de que lo que identificamos como

    paradigma o quizs siquiera slo como actitud hermenutica caiga o bien en la trivializacin o

    bien, al revs, en un rearme de carcter estrictamente metafsico. De estos dos peligros, estimo que el

    peor, aunque ciertamente resulte menos enojoso a la hora de convivir con l, es el de la trivializacin1.

    A su juicio, las diversas formas de trivializacin hermenutica tendran un denominador

    comn, a saber:

    [] la consideracin de que no hay ninguna teora de la racionalidad general que sea susceptible de

    sobreponer las aporas surgidas en el interior de la razn cientfica moderna y de que, por tanto, hay que

    conformarse con habitar los fragmentos que esta situacin ha trado consigo, con expreso abandono del

    compromiso de seguir explorando caminos para la verdad. Este es un punto importante, porque supone

    una renuncia explcita de la filosofa Rorty lo sostiene as, como sabes a seguir cumpliendo su papel

    tradicional en la historia; pero tambin es un punto trivial, porque no hace sino reproducir la mentalidad

    naturalista para la que una tal situacin se traduce meramente en la prctica de un crudo relativismo,

    que o bien resulta ya indiscernible del escepticismo o bien, al revs, se torna crdulo ante cualquier

    promesa de redencin. Una renuncia como sta hay que decirlo claramente no tendr nunca, con todo,

    verdadera importancia terica, porque, precisamente por romper los vnculos con la investigacin

    emprica o con la discusin en torno a las grandes opciones axiolgicas, ni le es dado tener eco en los

    centros de produccin de ideas ni tampoco defenderse de la expansin de las ideologas. Creo, en todo

    caso, que esta es la razn que explica el otro peligro que acecha a la hermenutica, el del rearme

    metafsico, un peligro ste que tal vez podra describirse en trminos de horror vacui. Todo pasa aqu, en

    efecto, como si, despus de haber puesto en marcha la crtica de la modernidad y de los grandes mitos de

    la razn total, el pnico al vaco debiera conducirnos a recuperar, por otras vas, los mismos objetivos y

    programas de una y otra. Gadamer cay, creo, en este peligro, probablemente porque vio las

    consecuencias que podran seguirse de que se pusiera un nfasis excesivo en la historicidad de la

    comprensin []2.

    Por otro lado, Racionero detecta en la koin hermenutica una equivocidad que no resultara

    nada beneficiosa. Concretamente se refiere a las versiones gadameriana y postanaltica

    (Davidson, por ejemplo) de la hermenutica, las cuales deberan ser profundamente revisadas

    en un futuro prximo, para ajustar y hacer justicia al factor que, segn todas las apariencias,

    al mismo tiempo las acerca y las separa; y ese factor comn, diversamente elaborado por

    una y otra sera el pragmatismo3.

    Al igual que suceda, de un modo ms o menos explcito, con los dems autores que

    hemos trado a colacin, tambin este diagnstico va acompaado de un programa de

    recuperacin frente a la enfermedad en cuestin. As, el anlisis ontolgico que Racionero

    disea aqu a propsito de los procesos de constitucin del sentido incluye un importante

    componente hermenutico, que aparece presentado as:

    El valor de la hermenutica consiste, en mi opinin, en revelar, bajo las formas que ocultan la

    construccin concreta del sentido, el juego mltiple y virtualmente no agotado de las posibilidades

    puestas en cada momento en obra; quiero decir: de la entidad real de las vigentes, del carcter provisorio

    1 Ms all de la hermenutica, entrevista de S. Royo a Q. Racionero, en T. Oate et al., Hans-Georg Gadamer: ontologa

    esttica y hermenutica, op. cit., pp. 163-200; aqu: p. 176. 2 Ibid., pp. 177-178. 3 Ibid., pp. 168-169.

  • INTRODUCCIN

    33

    de las desechadas y del papel que cumple su abandono, as como, en fin, de los restos an no explorados

    y, con todo, susceptibles de realizacin. Que su medio sea el lenguaje entendiendo por tal, no el

    lenguaje pleno, fantasmal, de Gadamer, sino los lenguajes histricos efectivos y que su, por as decir,

    lugar de efectuacin sea la memoria lo que guardan los textos, los discursos, los monumentos de las

    diversas culturas es algo que se desprende directamente de este punto de vista; pues, en verdad, slo en

    el lenguaje, no en el mundo (y qu podra ser ste sin aqul?) se hallan registradas las trazas de los

    actos de sentido que pueblan la memoria y, con sta, las de sus propias renuncias tambin: las

    sombras recurrentes de sus otras combinaciones virtuales1.

    Hasta aqu llegan las muestras prometidas acerca de la situacin actual de la hermenutica

    filosfica. A pesar de las importantes diferencias que los separan (las cuales se agudizaran en

    una exposicin pormenorizada), estos cuatro diagnsticos convergen en unos cuantos puntos

    significativos. Para empezar, ninguno de ellos concibe la hermenutica de cuo gadameriano

    como algo asentado y consolidado, sino ms bien como un magma de posibilidades

    germinales, a menudo atravesadas por tensiones in