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Tras la huella del Guanebucán Alexis Carabalí Angola 1 Claribel Ochoa Romero Resumen Se presentará la experiencia investigativa sobre los restos arqueológicos de la cultura guanebucán a partir de dos hallazgos que ilustran las prácticas funerarias de este grupo. Un reconocimiento del territorio ocupado por esta etnia permite establecer los patrones de asentamiento y su distribución espacial. También se puede apreciar a lo largo del trabajo el despliegue tecnológico de este grupo así como algunos aspectos de su cosmovisión. Palabras clave: arqueología, prácticas funerarias, asentamientos indígenas La experiencia investigativa Entre abril de 2001 y mayo de 2007 se hizo reconocimiento y rescate de los sitios El Zanjón, perteneciente al corregimiento de Camarones, municipio de Riohacha, y el Sena Industrial, km 5 vía Maicao. El primero de los sitios era un cementerio prehispánico destrozado por la acción de guaqueros. El segundo era otro cementerio ubicado en una pequeña elevación al lado de una madrevieja del rio Ranchería. Ambos hallazgos presentaban tumbas con entierros secundarios múltiples en urnas y con similitudes tanto en la forma de enterramiento como en las urnas. Las zonas de los cementerios están rodeadas de pequeñas elevaciones de terreno y áreas inundables en las que se aprecian 1 Antropólogos, profesores de la Universidad de La Guajira. Grupo de Investigación Territorios Semiáridos del Caribe. E-mails: [email protected] y [email protected] 1

Los Guanebucanes Editado

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Tras la huella del Guanebucán

Alexis Carabalí Angola1

Claribel Ochoa Romero

Resumen

Se presentará la experiencia investigativa sobre los restos arqueológicos de la cultura guanebucán a partir de dos hallazgos que ilustran las prácticas funerarias de este grupo. Un reconocimiento del territorio ocupado por esta etnia permite establecer los patrones de asentamiento y su distribución espacial. También se puede apreciar a lo largo del trabajo el despliegue tecnológico de este grupo así como algunos aspectos de su cosmovisión.

Palabras clave: arqueología, prácticas funerarias, asentamientos indígenas

La experiencia investigativa

Entre abril de 2001 y mayo de 2007 se hizo reconocimiento y rescate de los sitios El Zanjón, perteneciente al corregimiento de Camarones, municipio de Riohacha, y el Sena Industrial, km 5 vía Maicao. El primero de los sitios era un cementerio prehispánico destrozado por la acción de guaqueros. El segundo era otro cementerio ubicado en una pequeña elevación al lado de una madrevieja del rio Ranchería. Ambos hallazgos presentaban tumbas con entierros secundarios múltiples en urnas y con similitudes tanto en la forma de enterramiento como en las urnas. Las zonas de los cementerios están rodeadas de pequeñas elevaciones de terreno y áreas inundables en las que se aprecian abundantes restos cerámicos, líticos y óseos que hacen suponer una intensa actividad humana en tiempos precolombinos.

Al relacionar esto con la información etnohistórica se tiende a pensar que se trata de evidencias propias del grupo Guanebucán, descrito por los cronistas como habitantes de una extensa área costera comprendida entre el pie de monte de la Sierra Nevada hasta el río Ranchería.

Con esta investigación se inició una dinámica de análisis regional de la realidad etnohistórica que integra tanto los desarrollos investigativos de la arqueología, la tradición oral y la evidencia documental, dentro de una perspectiva en la que se da especial relevancia a la diversidad étnica y cultural de la región en la época prehispánica.

1 Antropólogos, profesores de la Universidad de La Guajira. Grupo de Investigación Territorios Semiáridos del Caribe. E-mails: [email protected] y [email protected]

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En este sentido se busca ampliar el panorama tradicional con que se percibe el pasado indígena en la Guajira y el Caribe colombiano, pasando de la idea de un pasado muerto del que solamente sobreviven algunos grupos y muchos restos arqueológicos mostrados en museos y colecciones privadas, a una nueva idea de vitalidad histórica regional en la que tanto las evidencias arqueológicas como los grupos vivos hagan parte de un continuum histórico reconocible digno de conocerse.

El trabajo de campoSe partió de la revisión documental sobre los grupos étnicos asentados en la región al momento del contacto, se pudo establecer que se tiene noticia de los guanebucán hasta el 1.600, siglo XVII fecha en la cual se pierde su huella etnohistórica, aunque algunos autores plantean la hipótesis de que estos se unieron a los grupos asentados en el pie de monte de la Sierra Nevada como los wiwa (arzario) y malayos.

Se establecen dos áreas. Una posible área de habitación localizada sobre las colinas (La Loma de las Brisas), Un área de enterramiento localizado en las zonas intermedias entre colinas (área guaqueada). A cada área se le hizo un reconocimiento intensivo georeferenciándolo con un sistema GPS, describiendo sus condiciones geomorfológicas y ecosistémicas. Posteriormente se realizó una temporada de prospección arqueológica y la recolección de material cultural superficial. Se reportó el hallazgo al ICANH y se enviaron tanto las fichas arqueológicas como el informe de investigación.

Síntesis históricaLa Provincia Guanebucán, recorrida y conocida por Juan de Castellanos como la Ramada y denominada así aparentemente según una técnica de construcción empleada, que daba un aspecto característico a sus viviendas; se identifica geográficamente como la franja constituida entre la vertiente septentrional de la Sierra Nevada de Santa Marta y el litoral del mar Caribe entre el Cabo San Juan y Dibulla, al occidente, y el río Ranchería por el oriente. Es de resaltar que la región de Tapi/Tapei comprendía un conjunto de ciénagas y estuarios situados al este de la punta de Eneas los cuales incluyen la ciénaga de Sabalete, Laguna grande y Navío Quebrado en las cercanías del actual corregimiento de Camarones. (Reichel-Dolmatoff 1951b; 99).

Juan De Castellanos en su obra Elegía de Hombres Ilustres, hace un compendio de sus observaciones de la región de la gobernación del Magdalena y recoge un conjunto de nombres de ciudades guanebucanes.

Los esposos Raichel-Dolmatoff (1951b; 98) ubican al grupo guanebucán en la región de la Ramada, diferenciada y limitada por el río Ranchería de la región de Seturma y Orino habitadas por grupos Wayuu y Kosinas mayoritariamente. Estos autores describen a los Guanebucán en los siguientes términos:

“Dominadores de la navegación marítima y la pesca, con agricultura intensa, principalmente de maíz, sus casas con "ramadas", tanto hombres como mujeres desnudos y los hombres usan apenas un portapene de

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caracol; adornos de oro (sin que se sepa si eran localmente manufacturados o no) algunos autores refieren que el portapene también podía ser de calabazo u oro; casas ceremoniales; estatuas grandes de madera que representan antepasados; carácter pacífico y franco, comercio con los habitantes de las faldas septentrionales de la Sierra Nevada (provincia Tairona)”.

Desde la lingüística, diversos autores consideran los guanebucán como pertenecientes al tronco arawak: Jon Landaburu, habla de los Guanebucán como una lengua extinta y la clasifica como del tronco arawak. De igual manera María Trillos (2001), clasifica los Guanebucán como pertenecientes a la familia lingüística arawak. Fabio Zambrano (2000), habla de los guanebucán como parte de la población precolombina presente en la región Caribe a la llegada de los españoles.

Según la tradición oral, habitaron en la zona “unos indios bravos y guerreros que prefirieron internarse en el monte y dejarse morir antes que caer en manos de los conquistadores. Estos indios vivían desnudos, y hacían sus casas con techos de palma, ocupaban toda la planada cerca a las lagunas y el mar; recolectaban caracoles y pescado en la laguna y pescaban desde la boca de Camarones hasta mar adentro”. Así se expresaba una anciana wayuu que vive en el sitio del hallazgo, sobre las historias narradas por su abuelo muchos años atrás. Además, decía la informante, que los wayuu tienen poco tiempo de habitar en la zona, por cuanto allí había otros pobladores muy bravos y diferentes a ellos.

La experiencia arqueológicaLos planteamientos sobre la etnohistoria de las etnias de la región Caribe corresponden a los dominios de la arqueología y plantean el problema de las fases de desarrollo cultural enmarcando los grupos dentro de grandes procesos asociados a la complejidad social y los desarrollos tecnológicos; es así como los grupos de esta zona son clasificados dentro del periodo formativo por haber desarrollado la agricultura, la cerámica, los asentamientos permanentes, manejo de algunos niveles de metalurgia y la complejidad social de pueblos urbanos.

Dentro de las caracterizaciones arqueológicas los guanebucán son ubicados dentro de la tradición Ranchoide y dentro del periodo Portacelli definido para los ríos Cesar y Ranchería. Los contenidos característicos de esta tradición se encuentran dispersos por toda la península de la Guajira, asociados con elementos de otras tradiciones o mezclados con tipos cerámicos locales. (Ardila, 1996; 190).

Excepto el trabajo de Dolmatoff a mediados del siglo XX, la aproximación a la etnohistoria de los guanebucán como el de las demás etnias del Caribe no ha centrado su atención en grupos específicos sino en dinámicas generales que son descubiertas y tratadas a partir de la arqueología.

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Los resultadosLos materiales encontrados han permitido ubicar algunos aspectos de la dinámica cultural del grupo guanebucán.

Las áreas de habitaciónSe han identificado dentro del territorio zonas de habitación que oscilan entre 100 y 200 metros cuadrados, en muchos casos. En estas áreas se encuentra gran cantidad de material cerámico, lítico y dentro de ellas cementerios para entierro secundario.

Evidencia cerámica y lítica

Estas áreas se caracterizan por estar muy cercanas o rodeadas por las fuentes de agua, ríos, arroyos, lagunas costeras y mar, en algunos casos es apreciable la escorrentía erosionando las zonas. Como se presenta en una de las fotografías siguientes:

Zonas de habitación

En las fotos anteriores se aprecia a la izquierda un área plana circundada por el río Jerez cerca de la Punta, a la derecha una de las áreas de habitación contigua a la Laguna Grande en el corregimiento de Camarones, se puede apreciar como la escorrentía ha erosionado el contorno de lo que fue el espacio habitacional; en el suelo se ubica gran cantidad cerámica y lítica.

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Zonas de habitación Laguna Navío Quebrao y SENA industrial

En estas fotografías se presenta una zona contigua a un cuerpo lagunar y la otra en el SENA Riohacha, al lado de una fuente de agua, madre vieja del río Ranchería. En esta área se ubicó un cementerio con entierros secundarios, áreas de guaquería, y se constató que fue una importante zona de habitación. Las áreas de habitación están ubicadas en las zonas más altas de los diferentes ambientes costeros y en ellos también se encuentran los cementerios para entierro secundario.

Las zonas de enterramientoUbicados en las zonas de habitación se encuentran los cementerios para entierro secundario, al parecer hacen parte integral del poblado y en todos los casos son tumbas con entierros secundarios múltiples; la presencia de estos en cada zona de habitación permite inferir que la zona podría pertenecer a un mismo clan y constituir su territorio de origen, en términos míticos, de esta manera y con base en el conocimiento de los wayuu, otro grupo arawak como los guanebucán, inferimos que cada cementerio correspondería a un clan determinado, esto lo puede apoyar la presencia de diferencias decorativas en las urnas.

En términos de lo expresado anteriormente, se reconoce el territorio guanebucán y dentro de este una serie de poblados que se adscriben a esta etnia pero que se reconocen como clanes diferenciados en términos de origen y prestigio, que van a ser representados en las practicas funerarias, aunque similares en la generalidad del hecho, se dan variaciones en la decoración de las urnas.

Las prácticas funerariasLa disposición del cuerpo del difunto tiene una serie de elementos que desde lo técnico y lo simbólico permiten interpretar tanto las costumbres funerarias como el contexto de la sociedad, la tumba como tal permite comprender aspectos de la persona individual y social, estableciendo una relación profunda entre ritual funerario y complejidad social.

Partiendo de esta premisa las tumbas guanebucanes nos muestran una constante asociación con conchas y caracoles, sobre este simbolismo Mircea Eliade plantea: “el simbolismo sexual y ginecológico de las conchas marinas y las ostras implica, como se recordará, una significación espiritual: el segundo

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nacimiento, realizado mediante la iniciación, es posible gracias a la misma fuente perenne que sostiene la vida cósmica.” (Eliade 1979: 145)

Este autor concluye planteando la presencia del simbolismo de la concha en diversas culturas del mundo, Europa, China, Rusia, India y ahora para nuestro caso los guanebucán, en el Caribe colombiano. Las conchas se asocian, dice Eliade, con todos los actos esenciales de la vida del hombre y la colectividad: nacimiento, iniciación, matrimonio, muerte, ceremonias agrícolas, religiosas, etc.

Aparece aquí un primer elemento de la cosmovisión guanebucán, la asociación de las conchas con algún sentido de trascendencia expresado en la presencia de estos elementos en todas las tumbas reconocidas dentro del territorio como se muestra a continuación:

Presencia de conchas mezcladas con material cerámico y lítico.

Las tumbas como tal presentan la forma de foso y cámara lateral, profundidad aproximada de entre 3.20 y 3.80 mts, y la cámara entre 2.50 y 3.50 mts. De diámetro. Aunque no hemos podido apreciar una tumba completa con todo su contenido han aparecido en lo conocido, piezas líticas, cerámica, conchas y las urnas para segundo entierro con su contenido de restos óseos. Todas las tumbas presentan entierros secundarios múltiples en urnas que van, en algunos casos, desde pequeñas vasijas sencillas, con restos óseos infantiles hasta urnas con pintura vegetal, y cerámicas de calidad diferenciada, todas con falsas asas laterales, en algunos casos doble, en otros sencillas; tapas muy decoradas en algunos casos, como se presentará a continuación luego del esquema de tumba.

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Fuente Carabalí, Ochoa 2001

Muestra de urnas guanebucán 2001

Urna y tapas guanebucán 2007

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Tumba guanebucán 2007

La presencia de los entierros secundarios múltiples “podría estar significando a la comunidad como un concepto clave o deseado” (A. Benavente et al 1994:3) esta apreciación se cumple para sociedades organizadas en cacicazgos como los guanebucán en la que los grupos locales o cacicazgos menores se estructuraban como clanes con su respectiva adscripción territorial, como lo muestra el otro grupo arawak de la Guajira, los wayúu.

Organización socialLa presencia de entierros secundarios múltiples en las tumbas reconocidas permite inferir como se dijo anteriormente en la existencia de clanes organizados por zonas geográficas y diferenciados por algunas particularidades al momento de elaborar las urnas funerarias, presencias de dobles falsas asas ubicadas en lados opuestos del cuello de la urna en 2001. La presencia de falsas asas ubicadas en cuatro extremos del cuello de la urna 2007, igualmente en 2007 se encontró urnas con falsas asas en la parte baja del cuerpo de la urna, además de las del cuello, además en 2007 se aprecian falsas asas en las tapas en modo ascendente. Por otra parte la relación geográfica se basa en que las urnas de 2001 se ubicaban en Camarones y las de 2007 en Riohacha, así se sostiene la relación de grupos asociados a territorios particulares con ciertas características distintivas pero que guardan un eje básico de similitudes que permiten identificarlos como de la misma etnia.

Otra característica particular lo establecen las tapas de las urnas. En 2001 no se encontraron estos elementos, en 2007 aparecen cubriendo la boca de las urnas y como se aprecia en la foto, presentan una decoración bien compleja que consta de caras, simples en algunos casos y dobles caras en otros, una cara en el cuerpo de la tapa y la otra en la parte correspondiente al cuerpo de la base de la cresta. La cara del cuerpo de la tapa es simple, formada por incisiones profundas que perforan totalmente el material en tres líneas horizontales que representan ojos y boca humanos.

En cuatro extremos del cuerpo de la tapa, un poco arriba de los ojos del cuerpo de la tapa se encuentra cuatro salientes idénticas a las falsas asas de las urnas, pero invertidas a manera de astas o ganchos. En la base de la saliente

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que sirve de base para la cresta, a manera de rectángulo, aparece un mamelón que a manera de collar rodea lo que sería el cuello de la tapa de la urna. Sobre esta parte surge la base de la cresta que está rodeada por un mamelón decorado con incisiones o punto, que forma un rectángulo o cuadrado dependiendo el tipo de tapa. Sobre este se eleva la cresta que aparece a modo de corona con entre cinco y seis salientes decorados con incisiones verticales.

En algunos casos el espacio delimitado por el mamelón del cuello y el que sirve de base a la cresta aparece otra cara que presenta ojos grano de café, incisiones verticales sobre y bajo los ojos y nariguera, en el caso de la foto de la izquierda, la tapa ha perdido su cresta y parte del mamelón del cuello.

Urna con doble cara, mamelón y corona desprendida.

Al analizar las urnas de esta tumba encontramos todos los elementos que permiten inferir el nivel de importancia de los individuos en ella enterrados, si suponemos que la decoración de la urna tiene relación directa con el sujeto que contiene tenemos un persona de gran importancia que en vida debió llevar galas de corona, nariguera, collares y elementos como las salientes de la tapa que representarían elementos de la prominencia del individuo.

Al comparar estos hallazgos con los de 2001 se aprecia que la calidad del material cerámico es superior, la presencia de pintura en algunas urnas (destruidas antes de conocerse el hallazgo) permiten suponer mayor estatus a estos pobladores que a los de la localidad de Camarones.

En general tenemos que los guanebucanes presentaban unidad regional que permite interpretar que se organizaban como cacicazgos con particularidades establecidas por aspectos como la riqueza e importancia en el contexto general, así aunque las prácticas funerarias muestran diferencias locales en la calidad de la cerámica, el grado de decoración de los elementos fúnebres existe una constante en las prácticas funerarias, organización de los centros poblados, decoración básica de los elementos funerarios y práctica común del entierro secundario múltiple en zonas del poblado.

Si se asocian estas características comunes a prácticas económicas similares tenemos que los guanebucán presentan unidad en la organización social así

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como en las estrategias de aprovechamiento del territorio. Sin embargo, la existencia de gran variedad de evidencia cerámica, lítica, orgánica e inorgánica en el Zanjón (Camarones 2001) permiten deducir que se trataba de un poblado con abundante población en cuyas practicas se ve una dinámica social más intensa, presencia de todo tipo de representaciones cerámicas a diferencia del el sitio Sena (Riohacha 2007) en que se encuentra mucha elaboración pero menor abundancia de manifestaciones cotidianas en los restos.

Lo anterior lleva a concluir que hacia Camarones se ubicó una población guanebucán abundante pero que centraba su vida en la satisfacción de sus necesidades, para lo cual desarrollaron una serie de herramientas que aparecen con gran profusión en el sitio. Además crearon objetos cotidianos con diversas representaciones en las que se nota la influencia de los grupos de la Sierra Nevada de Santa Marta. En resumen, una población abundante con expresión artística centrada en los objetos cotidianos, vasijas decoradas, copas pintadas, recreación de animales poca dedicación a la decoración fúnebre, hasta donde se conoce.

Por otra parte, los pobladores del sitio el SENA (Riohacha 2007) presentan material cerámico y lítico cotidiano con buen acabado pero sin la presencia de una decoración especial de estos materiales, sin embargo, se evidencia una gran dedicación a la preparación de los objetos funerarios, urnas, tapas y demás elementos mortuorios quizá un comportamiento propio de la importancia de los miembros del grupo.

Con base en lo anterior es factible inferir que hacia lo que se conoce ahora como el sitio El SENA, se ubicara el jefe supremo y su parentela mientras hacia las otras zonas se ubicaron otros grupos secundarios en prestigio e importancia. Ahora bien, si suponemos que al centro del reconocimiento social estaban el jefe supremo y su parentela, también se puede deducir que habrá un orden de importancia social definido por la proximidad a este centro cultural, en este sentido, podría inferirse que los grupos más alejados geográficamente podrían ser también los de menor relevancia social. Sin embargo, la riqueza del territorio hace pensar que la importancia no era determinada únicamente en términos económicos, es probable que la importancia estuviera dada más por cierta consideración de mayor pureza cultural, en tanto los clanes que ocuparan las zonas fronterizas del territorio estarían en contacto y serían influidos por otras culturas. En este sentido el jefe supremo y su parentela además de detentar los atributos del poder también ocupaban un sitial especial en el mantenimiento de la identidad cultural constituyendo no solo un centro político sino también cultural.

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