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1 “LOS INDIOS TUNEBOS Y SUS RECLAMOS EN EL SIGLO XVIII: RESISTENCIA Y DISCURSO” TESIS PARA OPTAR POR EL TÍTULO DE HISTORIADOR PRESENTADA POR: JUAN DAVID MELENDEZ CAMARGO DIRECTOR: OSCAR GUARIN PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES DEPARTAMENTO DE HISTORIA FEBRERO 2010

“LOS INDIOS TUNEBOS Y SUS RECLAMOS EN EL SIGLO XVIII

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“LOS INDIOS TUNEBOS Y SUS RECLAMOS EN EL

SIGLO XVIII: RESISTENCIA Y DISCURSO”

TESIS PARA OPTAR POR EL TÍTULO DE HISTORIADOR

PRESENTADA POR:

JUAN DAVID MELENDEZ CAMARGO

DIRECTOR: OSCAR GUARIN

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES

DEPARTAMENTO DE HISTORIA

FEBRERO 2010

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TABLA DE CONTENIDO Introducción………………………………………………………………………………..…..3 Capítulo 1 Los tunebos ante la conquista y su reducción hasta el siglo XVIII…………..……...9 La comunidad……………………………………………………………………………….......….9 Tunebos como parte del sistema colonial………………………………………………..…11 Resguardos y poblaciones del corregimiento de Chita………………………..................16 El siglo XVIII: Los tunebos y su lucha en medio de las reformas…………………..........21 Capítulo 2 La defensa territorial por medio de la mitología……………………………………..…32 Los líderes tunebos y su petición al Virrey………………………………………….……...32 La defensa mitológica de los tunebos………………………………………………..……..37 La visión de la historia desde el relato mítico……………………………………………....46 Capítulo 3 La estrategia de defensa y el manejo político de la identidad……………………....51 Los reclamos como una necesidad para los indígenas………………………..…….......54 La estructura general de los reclamos………………………………………………..….....58 El discurso indígena y sus herramientas……………………………………………..........62 La identidad y la interpretación flexible……………………………………………….........67 Conclusiones…………………………………………………………………………...…….72 Bibliografía……………………………………………………………………………...…….75 Anexo…………………………………………………………………………………..………79

3

INTRODUCCIÓN

La comunidad indígena U´wa que reside en la zona de la Sierra Nevada del Cocuy,

está conformada por un pequeño grupo de indígenas que mantienen la forma de vida

tradicional y ancestral de los tunebos. En la historia reciente ha protagonizado varios

conflictos territoriales que la han puesto incluso en el plano internacional por la forma

en que sus líderes han defendido sus derechos.

A comienzos de la década de los noventa la explotación petrolera en la zona del

territorio sagrado de los tunebos desató un conflicto de grandes dimensiones entre los

indígenas y la empresa petrolera Oxy en torno a la ocupación del territorio en el

denominado Bloque Samoré. El desarrollo de este proceso mostró la forma en que el

apego a las tradiciones del grupo indígena sirvió como herramienta fundamental en la

defensa que sus caciques hicieron ante la sociedad, y también se evidenció ese

mecanismo de lucha por sus derechos basado en un acercamiento a la justicia

moderna relacionando tanto sus tradiciones como sus justificaciones ancestrales, con

la realidad que vivían y las exigencias que se les presentaban.

En esa confrontación legal y cultural el grupo mostró su desacuerdo con la exploración

y la explotación petrolera en una zona que les pertenecía desde “el nacimiento del

mundo” y que cuidaban por ser el reflejo de todo lo otorgado por la madre tierra. La

defensa de los indios en este periodo se basó en la importancia de la naturaleza para

su cultura y en criticar la forma materialista en que el hombre blanco estaba

aprovechándose de los recursos. El conflicto persiste en la actualidad y el grupo

indígena cuenta con un resguardo cada vez más reducido y la explotación se ha

concentrado en la zona aledaña a éste.1

1 Para un análisis completo del conflicto y el proceso entre los Tunebos y la Oxy ver: Ángela Uribe Botero,

Petróleo, economía y cultura: El caso Uwa, Universidad del Rosario, Bogotá, Siglo del Hombre Editores, 2005.

4

Pero no ha sido sólo en tiempos modernos que este grupo indígena ha tenido que lidiar

con problemas relacionados con su resguardo y sus tradiciones culturales. Los actuales

uwas son el reflejo de la comunidad que en tiempos coloniales afrontó la ocupación

española en sus territorios y luchó por sus derechos de una manera particular e

inteligente. Fue en ese periodo cuando los líderes tunebos, apelando a sus

conocimientos ancestrales y míticos, entraron en contacto con la autoridad española

para reclamar por sus derechos.

A lo largo del periodo de dominación española en el Nuevo continente muchos fueron

los aspectos que se vieron modificados con respecto al orden social y territorial que

existía en la era prehispánica; la reducción de tierras de los indígenas fue un factor

esencial para que muchos de estos grupos se desaparecieran o se mezclaran con la

población blanca y perdieran su identidad cultural, sin mencionar el fuerte impacto que

al interior de las comunidades significó verse sometido y agredido en su propio

territorio.

Con las nuevas estructuras de poder local plenamente establecidas, los habitantes de

la Nueva Granada en el siglo XVIII vieron cómo los territorios de resguardos indígenas

fueron reducidos mientras que los vecinos aumentaban en número y en espacio

ocupado. Este hecho fue en muchas ocasiones el foco de conflicto entre gobernantes

españoles y comunidades nativas de la Nueva Granada, ya que, por el hecho de estar

bajo ese dominio español, los diferentes grupos estaban expuestos a repentinos

cambios en los esquemas de repartimiento, encomiendas y hasta tributación, por lo que

fue necesario defender sus escasos derechos.

En esas circunstancias, el grupo indígena de los tunebos planteo una defensa de su

resguardo que, vista desde la actualidad, puede tener un contenido cultural y político, y

que para esa época se basó en un apego a su mitología ancestral, y sobre todo, en

una aparente muestra de respeto y sumisión ante el español. Esa actitud del indígena

ante la autoridad tuvo un objetivo particular y fue parte de una estrategia de resistencia

que se hace evidente en los documentos de la época.

5

La lucha que han librado los indígenas por conservar su cultura y su misma existencia

se ha basado en el mantenimiento de sus tradiciones, rituales y mitos. A la hora de

defender sus límites territoriales, los tunebos también acudieron a relatos que se

acomodaban a la situación y a las condiciones políticas que se vivían, más allá de

pretender conservar intactas sus narraciones y costumbres milenarias. En la defensa

territorial de los indios tunebos ante la autoridad española en el siglo XVIII, los líderes

de esta comunidad supieron adaptarse a las circunstancias y adecuaron su discurso a

la realidad de la época, y por medio de los documentos que enviaban al virrey,

buscaron generar la imagen de un grupo oprimido y dependiente de los españoles. Con

elementos de su mitología buscaron justificar sus peticiones, acomodando tanto sus

creencias como sus estructuras a los ojos de los españoles.

Los indios tunebos, mediante su discurso, pretendieron adaptar su identidad a los

esquemas de justicia y religión españoles, los cuales utilizaron como puente para llegar

a relacionar su mitología con la lógica territorial hispánica y así reclamar por lo único

que tenían, y que había sido otorgado por sus dioses. Ellos constantemente se referían

a la bondad del virrey y a la grandeza de un Dios que en principio no les pertenecía.

Teniendo en cuenta esas características de lucha, se puede decir que en la actualidad

encontramos diversos trabajos que se han ocupado de los indios tunebos y de su

particular proceso. Investigaciones como las de Ann Osborn muestran la estructura

mitológica de los indios tunebos y los significados de sus relatos y tradiciones, sin dejar

de lado su organización cultural, religiosa y territorial.2 También los trabajos de la

antropóloga Ana María Falchetti en torno a la comunidad indígena nos muestran lo que

sucedió al interior del grupo con respecto a su desarrollo como comunidad tradicional, e

incluso han analizado su defensa territorial en conflictos con los españoles tras la

colonia y un largo periodo posterior.3

2 Ann Osborn, El Vuelo de las Tijeretas, Bogotá, Banco de la República, 1985. También Osborn, Las cuatro

estaciones. Mitología y estructura social entre los Uwa, Bogotá, Banco de la República, 1995. 3 Ana María Falchetti, La búsqueda del equilibrio, Bogotá, Academia Colombiana de Historia, 2003. También

Falchetti, El legado milenario de los Uwas, Bogotá, Banco de la República, 2007.

6

Falchetti planteó también el estudio de la visión histórica de los uwa basándose en su

mitología y visiones cosmogónicas, proponiendo a la vez una mezcla entre Historia y

Antropología para entender lo que ella llama una historia dinámica o pragmática.4 Esta

propuesta de estudiar la percepción histórica de los indígenas resulta pertinente, ya

que de este modo se puede llegar a entender el funcionamiento de esa reinterpretación

mítica de la realidad y profundizar en este punto y su desarrollo, indudablemente puede

llevar a lo que hay detrás de una concepción de la historia indígena, políticamente

hablando.

Una herramienta metodológica útil es la que presenta Joanne Rappaport en “La Política

de la Memoria” en donde estudia el mecanismo de reinterpretación de la historia dentro

de la comunidad de los nasa y muestra cómo estos han sabido utilizar su historia

políticamente, a través de sus líderes intelectuales, reinterpretando símbolos y

contenidos para poder adaptarlos a un determinado presente.5

La autora sitúa la interpretación histórica por encima del pasado mismo, pues ésta

refleja la mentalidad y las condiciones sociales y políticas que intervinieron cuando los

miembros de la comunidad buscaron legitimar sus derechos, de esta forma demuestra

cómo ese proceso de renovación histórica se ha convertido en un instrumento

ideológico de resistencia. Esto lo logra estudiando la manera en que los líderes

políticos indígenas aplican una reapropiación consciente de su pasado para

aprovecharla políticamente en los diferentes contextos que se les presentan a lo largo

del periodo de lucha por sus derechos. Según Rappaport, estos indígenas hicieron

historia en un doble sentido, alterando el curso de los acontecimientos históricos y

reinterpretando el proceso histórico a través de sus narrativas.6

4 Ana María Falchetti, Los Uwa y la percepción indígena de la historia, Bogotá, 2004, Lectura Realizada por la

autora el 26 de octubre de 2004 cuando tomó posesión como Miembro Correspondiente de la Academia Colombiana

de Historia. 5 Joanne Rappaport, La Política de la Memoria, Interpretación indígena de la Historia en los andes colombianos,

Popayán, Universidad del Cauca, 2000. 6 Ibíd. p. 50.

7

Como resultado de su análisis la autora revela la estrategia cultural, pero sobre todo

política, de los indígenas basada en una capacidad de adaptación a las diferentes

circunstancias que surgen con el aprovechamiento de la flexibilidad que ofrece su

misma historia mítica y cultural.7 Sus fuentes fundamentales son los títulos coloniales

de resguardo, tratados políticos y los documentos que reflejan la interpretación histórica

contemporánea. Con estos medios, Rappaport busca descifrar la retórica política que

mantuvo vigentes a los caciques del siglo XVIII, que fueron grandes figuras de la

memoria histórica y sirvieron de ejemplo a los líderes políticos y militares posteriores

como Quintín Lame.

La anterior estructura metodológica se puede articular a lo que se busca en este

análisis sobre los mecanismos y objetivos finales de la defensa territorial de los tunebos

del siglo XVIII, ya que si se examina este caso desde un punto de vista similar, el

análisis de documentos que muestran la interpretación indígena frente al conflicto con

los españoles resulta vital para entender su forma de transformación histórica,

admitiendo que sus concepciones pueden tener objetivos más allá de lo cultural que

terminan convirtiéndose en reformulaciones políticas.

Es importante entonces explorar aspectos tales como el contexto en el que se dio la

pérdida de tierras y de resguardos de los indígenas para el siglo XVIII, el proceso de

defensa territorial de los caciques o capitanes tunebos ante la autoridad española, la

manera en que herramientas como los documentos escritos al Virrey sirvieron como un

arma por parte de los indígenas, la forma en que los indios se apropiaron de un

discurso para crear una relación particular con los españoles y por último, la visión

histórica que, mediante la mitología y las tradiciones incluidas en fragmentos de

documentos, les fue de gran utilidad a los indios tunebos.

Las categorías que se desarrollan tanto en el análisis de los reclamos de los líderes

indígenas como en el estudio de ese proceso territorial están enfocadas en lo que tiene

7 Rappaport aclara que estudia las imágenes y modelos que los líderes políticos e intelectuales nasa crearon y

revivieron a lo largo del tiempo en la lucha por mantener su identidad.

8

que ver con la cosmogonía y la mitología indígena, la cultura como parte fundamental

del conflicto, la visión histórica que exteriorizaron los tunebos, el discurso y la

territorialidad.

Los documentos que se tienen en cuenta son reclamos hechos por los líderes tunebos

que tenían nociones o dominio total del castellano, o que también eran redactados por

los fiscales protectores o curas que conocían las situaciones de conflicto que se vivían

en los resguardos. Estas fuentes de primera mano están conformadas en su totalidad

por documentos que se encuentran consignados en el Archivo General de la Nación, y

la mayoría muestran claramente el proceso por la lucha de las tierras partiendo de la

intensión de los indios tunebos por quejarse ante el Virrey y explicarle su difícil

situación.

El primer capítulo de esta investigación se enfoca en el proceso de reducción de los

territorios de los tunebos en los siglos posteriores a la conquista, y se extiende hasta el

XVIII. Allí se analiza la forma en que el grupo indígena se fue adaptando al nuevo

sistema español hasta que, con las diferentes reformas, comenzó a emerger su

descontento. El segundo capítulo explora la mitología tuneba en relación a su defensa

territorial, es decir, se analiza la forma en que los líderes indígenas recurrieron a este

elemento tradicional de su cultura para reclamar por los diferentes abusos que se

presentaban es su resguardo, justificando todas sus peticiones con una visión histórica

que acomodaba sus relatos al momento que vivían. El tercer y último capítulo muestra

el análisis de la estructura de algunos documentos escritos en el siglo XVIII dirigidos al

Rey o al Virrey con el fin de encontrar elementos particulares en su redacción, que

permitan entender los mecanismos y objetivos políticos indígenas, dentro de un

discurso bien definido, que moldeaba su identidad y que utilizaron para dirigirse a la

autoridad española.

9

CAPÍTULO 1

LOS INDIOS TUNEBOS ANTE LA CONQUISTA Y SU

REDUCCIÓN HASTA EL SIGLO XVIII

La comunidad

La ocupación española en territorio tunebo fue un episodio fundamental en su historia

por la manera en que buscaron mantener sus creencias y tradiciones y por los medios

que utilizaron para ello. Un análisis de la forma en que se dio la acelerada reducción de

los miembros de la comunidad y de sus territorios, nos mostrará el contexto en el que

las circunstancias obligaron a los indios a manifestarse ante la autoridad, hecho que

sirvió para mantener vigentes las estructuras culturales del grupo nativo.

Hablar de los tunebos nos lleva temporalmente a la época prehispánica cuando

ocupaban la Sierra Nevada del Cocuy y un vasto sector que, incluso, llegaba a donde

hoy es territorio venezolano. Hacían parte de un grupo regido por normas y

cosmovisiones ancestrales que estructuraban el desarrollo de su vida social y cultural

en torno a lo espiritual y mitológico, los uwas del presente aún aseguran que la zona de

la Sierra Nevada es el centro sagrado de su mundo y de todo el universo, lugar que fue

otorgado y repartido por las deidades a sus antepasados.

Esta evocación a lo mitológico y sagrado hace parte de una estrategia de resistencia y

adaptación a las circunstancias que en muchas comunidades indígenas ha servido

como instrumento para mantener sus territorios ancestrales.

Los tunebos hacían parte de la enorme familia lingüística chibcha y eran vecinos de los

muiscas y prácticamente su proceso de contacto con los españoles fue el mismo que el

de este grupo del altiplano cundiboyacense, ya que compartían gran parte de territorio

de frontera en la zona del nororiente. Los primeros informes del descubrimiento de

estos indígenas datan de comienzos del siglo XVI en el sector donde actualmente es

10

Tame (Arauca), lugar donde se estableció un pueblo y un centro de reducción de

tunebos.

Sobre su forma de vida y economía se podría decir que contaban con una interesante

organización productiva que se basaba en el calendario agrícola regido por su misma

mitología y, por supuesto, por las temporadas climáticas, generando desplazamientos

estratégicos de los grupos familiares en diferentes épocas del año hacia lugares altos,

bajos o intermedios.8

Su organización social se basaba en la familia y a su vez ésta daba origen a los

numerosos clanes que compartían una identidad particular, que se expresaba en una

lengua común, un mismo pensamiento mítico y una serie de celebraciones rituales

similares.9 Entre estos grupos se establecían relaciones comerciales y hasta

matrimoniales, generando una gran variedad de conexiones de parentesco y, sobre

todo, de unidad territorial pese a estar separados geográficamente unos de otros.

Según Ana María Falchetti, la cadena formada por la unión de los clanes a través de

las parejas y “federaciones”, conformaba los circuitos matrimoniales, políticos y rituales

en todo el territorio y se encaminaba a buscar el equilibrio a través de las relaciones

ideales.10

La ubicación de cada uno de estos grupos de familias está dada por sus antepasados,

es decir, estos grupos históricamente se establecieron en un determinado sector que

fue otorgado a su más lejano antepasado por una deidad superior y también se

ubicaban en una determinada altura y clima dependiendo de conceptos de su

cosmogonía.11

La estructura de poder al interior de la comunidad se encontraba dominada por el

elemento espiritual así como la mayoría de aspectos de su organización grupal. Los

8 Falchetti, “La búsqueda”, p. 55. 9 Ibíd. p. 24. 10 Ibíd. p. 34. 11 Ann Osborn en Las Cuatro Estaciones hace referencia a este proceso y analiza las diferentes formas de ubicación

territorial temporal de los indígenas. Ver también: Falchetti, “La búsqueda del”, p. 31.

11

ancianos líderes espirituales (chamanes) son la mayor expresión de un dios en la tierra.

Ellos son considerados como el único puente de comunicación entre las deidades

creadoras y los miembros del grupo, pero sobre todo, son quienes mediante los rituales

pueden mantener vivas las tradiciones de la comunidad y por ende, dar a conocer los

mitos y las enseñanzas mediante sus acciones. Son básicamente orientadores de la

vida de la comunidad por ser los depositarios del conocimiento ancestral.12

En los tiempos en que se dio su conquista, el sistema de pensamiento de los tunebos

estaba estructurado por su mitología y creencias, y la defensa del territorio estaba en

manos de los dirigentes indígenas que ocupaban cargos públicos.13 Es claro que para

este grupo indígena la llegada de los españoles significó el inicio de lo que sería una

larga lucha por el mantenimiento de su cultura, pero también sería el comienzo de un

largo proceso de resistencia y de afirmación cultural que tendría como base una rica

mitología ancestral. El difícil proceso de lucha territorial podría decirse que comenzó

para los tunebos en la segunda mitad del siglo XVI, cuando fueron organizados en

encomiendas en Chiscas y Güicán, dando inicio a lo que sería una constante agresión

dentro y fuera de los límites territoriales de los indígenas.

Tunebos como parte del sistema colonial

Hacia la mitad del siglo XVI aparecen las primeras expresiones de la manera en que se

van a desarrollar en las relaciones coloniales entre los nuevos gobernantes y los

grupos indígenas. Dicha interacción estaría marcada por la imposición de las

condiciones y los intereses de los conquistadores. Podría decirse, tal como lo afirmó

Germán Colmenares para el caso de los Muiscas, que el hecho de ser un pueblo de

indios pacíficos con una organización social y política avanzada simplificó el proceso de

apropiación de excedentes destinados a alimentar la “república” de los españoles.14

12 Falchetti, “La búsqueda”, p. 48. 13 Ana María Falchetti, El legado milenario de los Uwas. La sabiduría ancestral de un pueblo indígena, Bogotá,

Banco de la República, 2007. 14 Germán Colmenares, Historia económica y social de Colombia 1537-1719, Tomo 1, Bogotá, 1997, p. 24.

12

No hay que desconocer el papel de la organización social indígena para la época

colonial, ya que ésta sirvió de base a la nueva organización jerárquica española; las

estrategias de los españoles para organizar el Estado consistieron en reemplazar a las

autoridades, pero manteniendo la estructura local original.15 Sayed Guillermo Vanegas

se refiere a este aspecto en un estudio que hace sobre la participación de la élite

indígena muisca en las instituciones del Nuevo Reino de Granada y muestra cómo “la

corona, al tratar de imponer e implantar su misma organización municipal a los indios,

creó cargos como los alcaldes, regidores, fiscales y alguaciles, quienes pasaron a

constituirse en élite fragmentaria, cuya función principal era la de velar por el

cumplimiento de las leyes de policía”.16

Para cualquier grupo indígena esta situación representaba un cambio que a final de

cuentas no era positivo, “la pérdida de poder y autonomía de las antiguas élites

precolombinas hace que bajo las nuevas circunstancias de dominación sólo puedan

ejercer el poder de manera fragmentaria y, en todo caso, como administradores de los

intereses de la corona y no del bien de sus comunidades”.17 Se podría decir que entre

esos siglos XVII y XVIII la participación de los antiguos líderes de la elite indígena como

nuevas autoridades intermediarias al servicio de los españoles, sirvió como un

elemento más de agresión al interior de las comunidades que facilitó el dominio y la

explotación de los grupos, “la élite muisca se enriqueció y gozó de privilegios en

detrimento de la misma población india”.18

Encontramos para el siglo XVI importantes unidades políticas en la región como lo

fueron Bogotá, Tunja, Sogamoso y Cocuy entre otras, pero también, comunidades

periféricas como la de Chiscas que afirmaban no estar sujetas a nadie. Estas

poblaciones venían previamente viviendo una agitada evolución de sus relaciones, “la

mayoría de comunidades, partes, pueblos o cacicazgos, habían sido sometidos por los

15 Martha Herrera A, Ordenar para controlar. Ordenamiento espacial y control político en las Llanuras del Caribe

y en los Andes Centrales Neogranadinos. Siglo XVIII, Bogotá, Instituto Colombiano de Antropología e Historia, Academia Colombiana de Historia, 2002. 16 Sayed Guillermo Vanegas M, Cuña del mismo palo. Participación de la elite indígena muisca en las instituciones

del Nuevo Reino de Granada (XVII y XVIII), Bogotá, Ediciones Naidí Ltda, 1997. p. 83. 17 Ibíd. p. 16. 18 Ibíd. p. 81.

13

señores de Bogotá y Tunja quienes mantenían su propia disputa militar al momento de

la conquista”.19

Se ha resaltado el protagonismo político y administrativo de los pueblos y de los

corregimientos de indios, ya que hasta mediados del siglo XVIII, a excepción de la

ciudad de Santafé -capital del Reino de la Nueva Granada-, los demás asentamientos

nucleados eran todos pueblos de indios, administrados a través de la institución del

corregimiento.20 Mediante el control del tiempo y del espacio para el desarrollo de las

actividades que involucraran la interacción social, la autoridad colonial constituyó a los

pueblos en unos canales efectivos para difundir los mensajes y valores del Estado

colonial.

Tras la Conquista y sometidos los diferentes grupos nativos de la región, fueron

organizados como pueblos de indios e incluidos en su sistema de Encomienda de

tributos y en el Repartimiento. La estructura colonial se ocupó de los asuntos

territoriales de los indígenas llegando al punto de ser éste un elemento vital en su

esquema de control político y económico. A partir de estas acciones de los

conquistadores se puede entender el proceso subsiguiente en la región, las provincias

principales como Tunja y Santa Fe se empezaron a convertir en centros de tributación y

control sobre poblados nuevos y parroquias.

El nuevo orden estructural colonial significó la ruptura de las tradiciones y esquemas de

control previos a la llegada de los españoles, generando unas relaciones condicionadas

y basadas en estrategias que buscaban acomodarse a las nuevas características de

ese orden, pero que fueron siempre favorables a los conquistadores. Sobre este tema

Steve Stern afirma que sería bueno tener en cuenta el papel de comunidades como las

campesinas a la hora de analizar las relaciones de poder y destaca la importancia de

factores étnicos en la explicación de la conciencia y las revueltas.21

19 Hermes Tovar P, La formación social chibcha, 2da edición, Bogotá, Ediciones CIEC, 1980, p. 12. 20 Herrera, “Ordenar para controlar”, p. 30. 21 Steve Stern, Resistance, Rebellion, and Consciousness in the Andean Peasant World. Madison (Wisconsin), The

University of Wisconsin Press, 1987. p. 8.

14

Este autor estudia una explicación alternativa al levantamiento colonial tardío en los

grupos campesinos de los Andes y considera la rebelión como una variante a corto

plazo dentro de un proceso a largo plazo de resistencia y acomodamiento a la

autoridad “estudiando la gente nativa andina en términos en que ellos se ven como

continuos partícipes de la configuración de sus sociedades, algunas veces en un rol de

iniciadores políticos y no simplemente los reactores y a menudo ejecutando un

importante impacto limitante sobre sus superiores locales y sobre actores o sistemas

externos”.22 En pocas palabras Stern sugiere que este tipo de análisis sean hechos en

un marco de larga duración y que el tema de la conciencia campesina (o indígena en

este caso) sea visto como algo más complejo.

Volviendo a la estructura territorial de control colonial vemos que en el siglo XVIII el

ordenamiento espacial de los Andes centrales estaba cimentado en un gran conjunto

de pueblos de indios, que se había establecido en el siglo XVI, a partir del cual el

Estado colonial había logrado ejercer el control político, social e ideológico sobre la

población indígena nativa. Este nuevo elemento dentro de la vida de las comunidades

se convierte en algo fundamental a la hora de estudiar los mecanismos de defensa y

adaptación, como lo afirma Martha Herrera, “el espacio no sólo se constituye en un

escenario imprescindible para la acción humana, sino que su ordenamiento involucra

un orden social y unas creencias cosmológicas”.23

Analizando un caso similar como el de los muiscas, vemos cómo las relaciones de

control de los españoles se manifestaron por medio del establecimiento de la

Encomienda, que repartía los impuestos o tributos de éstos. Los españoles introdujeron

un tributo regulado y tasado que controlaría los excedentes de cada comunidad.24 Esta

forma de dominio no significaba únicamente el cumplimiento de unas obligaciones

materiales de los individuos con los gobernantes, sino que de esta forma se generaba

una dependencia y una subordinación. El indio cabeza de familia que pagaba tributo

22 Ibíd. p. 14. 23 Herrera, “Ordenar para controlar”, p. 305. 24 Hermes Tovar P, “La ruta de la sal y las esmeraldas: un camino hacia los Andes”, en Hermes Tovar, Relaciones y

Visitas a los Andes. S. XVI, Tomo III Región Centro-Oriental, Bogotá, Instituto de Cultura Hispánica, 1993, p. 25.

15

estaba asumiendo como súbdito de la Corona española mediante el pago de esta

obligación, así vemos el punto principal de donde nacía el control sobre una gran

comunidad de individuos.

Esta medida llegó a vincularse a la vida social, económica y religiosa de las

comunidades y una vez organizada la región en torno a esos mecanismos de control

económico y político, muchos de los grupos indígenas del área terminaron anexados,

separados o exterminados, pero otros lograron mantener momentáneamente su

autonomía. Hay que destacar en este punto que pese a la situación, el corregimiento

de indios como unidad administrativa básica dentro de las provincias de Santa Fe y

Tunja se consolidó y mantuvo de cierta forma la unidad entre los indígenas.25

Algunas poblaciones marginales de indígenas pudieron permanecer alejadas de todo el

sistema de control español por un buen periodo de tiempo, manteniendo vivas sus

tradiciones y sus rasgos como organización social ya estructurada, mientras que las

poblaciones que tenían un mayor grado de desarrollo social y se encontraban en la

zona vital de una región, vivieron por un tiempo al lado del orden español hasta

fusionarse completamente, no sin antes haber sido explotadas económicamente por los

intermediarios de las autoridades.26 Pero no se puede desconocer que la ocupación

económica de la tierra por parte de los españoles comenzó fue en los núcleos urbanos

y no en el campo, hecho que podría explicar esa lentitud en algunos sectores de la

región.

Pese a todas las formas de control del trabajo y de dominio económico ejecutadas por

los españoles, algunas comunidades indígenas lograron permanecer al margen de

todo, al menos por un tiempo, teniendo así la oportunidad y el derecho de reaccionar

más adelante contra cualquier intento de control más allá de lo fronterizo por parte de

las autoridades.

25 Ibíd. p. 24. 26 Para Colmenares, -las regiones que presentaban rasgos de mayor coerción social, pudieron coexistir por un tiempo

al lado de la “república” que drenaba de ellas los excedentes económicos. Sólo los grupos marginales (que no

sufrieron una extinción total) conservaron los rasgos de su organización social primitiva-, en Colmenares, “Historia

económica”, p. 98.

16

Resguardos y poblaciones del corregimiento de Chita

La propuesta del historiador Hermes Tovar de estudiar regiones diferentes a las

analizadas históricamente en la zona del altiplano en lo que a la tributación se refiere,

nos muestra a la región del Cocuy como un centro importante económicamente

hablando, ya que las comunidades indígenas de la zona fueron fundamentales gracias

a su solidez y diversidad. Esta región donde se ubicaban indios tunebos es

considerada como dominante y como centro de tributación de la época, ya que eran

muchos los poblados que le rendían cuentas tales como Chita, Panqueba, Cheva, Ura

y Pueblo de la Sal.27

La situación política y social de la época en ese sector muestra un escaso interés

español de apoderarse de las tierras de los indígenas, pero la falta de equilibrio entre

sus necesidades y su organización lo impulsó hasta convertirlo en un plan que

beneficiaría a su economía.28 Todo esto se traduciría posteriormente en el destierro de

los indígenas a los lugares más apartados y al uso de sus tierras por parte de otros

grupos. Esta expulsión y forma de hurto pronto se convirtió en una constante y en un

problema para la Corona, ya que ellos no podían controlar a los saqueadores y a los

nuevos colonos, por lo que había que tomar medidas que solucionaran el problema

para los grupos, pero sobre todo que le dieran resultados económicos al gobierno. Los

indígenas recibieron hacia la última década del siglo XVI tierras comunales para

trabajarlas productivamente y así tributarle a la Corona.

Las medidas empleadas por el Estado para reducir a los indígenas, ponerlos a trabajar,

o simplemente para quitarle las tierras, siempre estuvieron estructuradas por lo que

determinaban los visitadores o encomenderos que conocían la verdadera situación y

las necesidades, y eran quienes finalmente daban o no los títulos sobre las tierras.29 Es

por eso que muchos de los resguardos de la época fueron establecidos luego de que

27 Tovar, “La formación”, p. 17. 28 Según Colmenares, -En los primeros años, cuando se usufructuaban plenamente los derechos de conquista, nada

motivaba a los españoles a apoderarse de las tierras de los indios-, en Colmenares, “Historia económica”, p. 204. 29 Ibíd. p. 202.

17

se realizaran las correspondientes visitas a diferentes poblaciones, por ejemplo

tenemos el caso de Juan de Balcárcel quien determinó cuales serían los resguardos en

Chita, Güicán, Panqueba, Cocuy y Chiscas entre otros poblados luego de su visita en

el año de 1635.30

Inicialmente el choque entre indios tunebos y españoles se manifestó en un interés de

los conquistadores por organizar a la mayoría de los miembros de esa sociedad que

tenían un patrón de poblamiento móvil. Entonces se crearon asentamientos

permanentes con resguardos que se sumarían a los ya establecidos pueblos de indios

del sector en El Cocuy, Chiscas y Panqueba. Recién comenzado el siglo XVII dos

visitadores ordenan reubicar a los indígenas en regiones aledañas a Güicán y Chiscas,

mientras que sus asentamientos históricos iban siendo ocupados por los españoles.

Más allá de lo territorial, lo que en realidad les interesaba a los españoles era un

ingreso económico y productivo a partir del sometimiento de las comunidades

indígenas en la región, por esto, además de apoderarse de las tierras, era necesario

encaminar sus esfuerzos en consolidar los sistemas que les representaran beneficios a

costa del trabajo indígena y que de paso organizaran el territorio. Una vez fortalecidos y

adaptados dichos sistemas el surgimiento de información sobre cada una de las

comunidades indígenas no se hizo esperar.

Los informes que arroja el sistema tributario colonial son el resultado del lógico control

ejercido por las autoridades estatales sobre sus instituciones que mediante los

representantes facultados manejaban ese tema económico y social. No obstante la

importancia que para las finanzas de la Corona tenía este proceso, es indudable que

muchas veces éste pudo ser utilizado para solucionar otros aspectos como el

demográfico y el territorial dependiendo de las circunstancias y las necesidades. Por

ejemplo vemos cómo la fuente principal de los datos de población de la época fue el

30 Diana Bonnett, Tierra y Comunidad. El caso del altiplano cundiboyacense (Virreinato de la Nueva Granada)

1750-1800, Bogotá, ICANH, 2002, p. 29.

18

resultado de los interrogatorios realizados por visitadores a los pueblos de indios a

finales del siglo XVI y comienzos del XVII.31

Estos interrogatorios se basaban en preguntas sobre prácticas eclesiásticas, de la vida

diaria y de la tributación en cada una de las comunidades, pero también buscaban

revelar aspectos de la vida de los caciques, la historia de las comunidades y hasta sus

formas de control interno.32 Pero pese a lo llamativo del contenido de estos

cuestionarios, muchas veces quienes los respondían eran presionados por las mismas

autoridades intermedias para no responder con datos reales lo que a tributación y

números se refería; entonces los caciques o capitanes aprovechaban esto para

adulterar los datos de su tributación en la época prehispánica. Lo que permanecía

prácticamente inalterado era lo que correspondía al pasado histórico de las

comunidades, ya que estas no estaban interesadas en mentir sobre un tema que no

era controlado ni de interés para las autoridades.33

Los datos que se agruparon con este mecanismo de información para la Corona en la

época colonial se pueden sumar a los informes de las visitas, protectores de indios,

encomenderos y demás para así tener un panorama más amplio teniendo en cuenta el

insuficiente conjunto de fuentes informativas que hay para estudiar a fondo los

aspectos demográficos y sociales en la región.

A partir de la información tributaria se puede entender el proceso de control y de

choque entre los mencionados grupos, el cual se estructuró bajo la base legal de la

Encomienda que perduró casi por toda la colonia bajo diferentes reformas,

manteniendo un ingreso económico a las autoridades españolas y un dominio sobre las

comunidades que lo cumplían.

Este sistema tributario adoptado por el Estado, tal como lo afirmó Hermes Tovar, sería

un componente cohesionador de la economía y la sociedad que traería consigo la

31 Tovar, “La formación”, p. 28. 32 Ibíd. p. 28. 33 Ibíd. p. 29.

19

pérdida de la autonomía de las comunidades indígenas y del control ejercido por los

caciques. La Encomienda y el Repartimiento se convertirían en factores de agresión

desde el interior del mundo de las comunidades y contribuirían a la desaparición de

formas de poder y de sistemas de organización y control social como el parentesco.34

Debido a este esquema económico y social aprovechado por la Corona, las diferentes

regiones se fueron organizando en todos los aspectos, y sobre todo, que los grupos

indígenas marcaron su horizonte ya sea positiva o negativamente.

Muchos de esos datos de tributación contienen la estructura política y territorial que se

manejaba en las diferentes provincias y en sus corregimientos. Esta información,

sumada al desarrollo social que se iba dando en el sector, es vital a la hora de buscar

respuesta al comportamiento del proceso colonizador en las comunidades indígenas

como la tuneba y sus respectivas reacciones. Visto desde la lógica de los españoles, el

tributo generado por la Encomienda servía para totalizar el número de indígenas y el

número de propiedades adquiridas. Un ejemplo de esto pueden ser los datos de la

población nativa tributaria en la provincia de Tunja entre siglos XVI y XVII, que más allá

de lo cuantitativo, revelan importantes datos demográficos de los indígenas:

Año Indios tributarios Población total

1537 71.695 229.431

1558 52.525 168.080

1562 36.375 116.400

1571-1572 32.418 103.738

1595-1596 20.472 65.510

1600-1602 19.616 62.771

1635-1636 10.144 48.691

Como se indicó, el Nuevo Reino se encaminaba a ser una nueva entidad territorial que

se administraba por zonas y en cada una de ellas se buscaría sacar provecho de la

tierra y de las comunidades que allí se encontraran, pasando por lo agrícola hasta lo

34 Tovar, “Relaciones y visitas”, p. 27.

20

social. En cuanto a la situación de los indios de la región del Cocuy en los que se

incluyen los tunebos, encontramos que en la época se ven grupos tributándole a

grandes poblaciones o pueblos que pese a estar organizados no tributaban en enormes

cantidades antes de la llegada de los españoles. Por ejemplo el caso de Chita que le

tributaba al cacique Cocuy porque “era valiente", sin embargo, el Pueblo de la Sal

sujeto a Chita, no reconocía al cacique del Cocuy.35

Es con la conquista cuando el sistema de tributo indígena se ve modificado en su

finalidad ya que esos excedentes económicos o materiales iban a parar en manos de

un encomendero español, pero se mantiene la estructura de la gran mayoría de su

esquema territorial.

En este campo también se pueden hallar informaciones fundamentales sobre la

composición de grupos en la región, por ejemplo vemos que la provincia de Tunja

incluía también otros grupos no chibchas que fueron anexados a la jurisdicción de la

ciudad en expediciones posteriores a 1540.36 Por ejemplo el grupo del cacique del

Cocuy, compuesto de indios laches a los que se agregaron más tarde indios tunebos.

Estos últimos ascendían por la cordillera desde los llanos y posiblemente algunos

grupos aislados cambiaron su forma de vida nómada por un asentamiento estable,

debido a influencia de laches y chibchas.37 Según este dato de Germán Colmenares,

se reafirma la tendencia a creer que los laches y los tunebos han sido pertenecientes al

mismo grupo étnico.

Específicamente hablando de la región del corregimiento de Chiscas, vemos el caso de

El Cocuy que era tributario de la Provincia de Tunja y por este motivo se conocen

algunos datos de su población indígena: De 1600 a 1603 había 669 nativos, de 1635 a

1636 había 428 y en 1688 había 216 indígenas38. Datos como este nos reflejan la

importancia que para la época tenía la organización tributaria para la Corona y para los

35 Tovar, “La formación”, p. 17. 36 Colmenares, “Historia económica”, p. 37. 37 Ibíd. p. 38. 38 Ibíd. p. 83.

21

indígenas, ya que posteriormente se ha podido estudiar más allá de lo que estos

documentos buscaban en realidad expresar.

El siglo XVIII: Los tunebos y su lucha en medio de las reformas

Teniendo en cuenta el contexto descrito se puede afirmar que en el siglo XVI tras la

conquista, la organización territorial de los tunebos en Chiscas y Güicán se comenzó a

ver desarticulada con el repartimiento de los indios en encomiendas. Al interior de la

comunidad tuneba el desarrollo del difícil proceso continuó por muchos años y los

motivos de enfrentamiento con vecinos y españoles no dejaban de ser territoriales. En

el siglo XVII tunebos de la región de Chiscas e incluso de el actual sector de Casanare

y Arauca eran obligados a hacer parte de encomiendas en sitios alejados o a trabajar

en haciendas en lugares como Pamplona.39 Estas acciones en contra de la comunidad

pocas veces fueron discutidas dentro de un marco legal y de justicia en esa época.

Es el siglo XVIII el que se considera el periodo más rico en cuanto a datos que hablen

sobre reclamos y quejas de los indígenas a las autoridades coloniales por la pérdida de

tierras. Ya las ofrendas y los recibimientos amables por parte de las comunidades

indígenas del altiplano habían quedado atrás y la situación de injusticia tendría

repercusiones en los comportamientos de los nativos.

Para comienzos de ese siglo, tras un periodo lleno de altibajos para el control español y

el territorio colonizado, la Corona ordena la creación del Virreinato independiente de la

Nueva Granada, con el fin de acabar los inconvenientes en las comunicaciones entre

Lima y Bogotá y así generar la centralización de la autoridad. Bajo estas características

se podría decir que es cuando se ve una intensificación de la lucha territorial no

violenta por parte de los indios tunebos; el orden político y social de la región estaba

agitado debido a las constantes reformas de tributación y organización territorial y los

grupos indígenas que vivían anteriormente aislados del poder colonial se vieron

obligados a establecer relaciones con los gobernantes de la época para no verse

39 Falchetti, “La búsqueda”, p. 132.

22

enfrentados o afectados con las decisiones de los españoles. Se puede decir que esta

respuesta a la situación de recorte de tierras de la comunidad indígena tuneba se dio

más intensamente en la zona de Chiscas, Güicán, Casanare y Tame.

La región ubicada en el extremo nororiental de la provincia de Tunja tenía

características que la diferenciaban de otras regiones: contaba con un terreno

montañoso muy quebrado, lugares sin concentración de propiedad y la presión en el

desplazamiento de los indios era lo más común. Los grupos o clanes indígenas de esa

zona estaban prácticamente sometidos a las decisiones de la autoridad colonial que los

ponía en una difícil posición ante el mantenimiento de su resguardo, ya que la

desorganización a la hora de la reubicación de los indígenas recogidos era la

constante.

Los datos que más ayudan en el análisis del proceso de conflicto entre las

comunidades indígenas y los blancos son los relacionados con la organización

territorial que imperaba en el siglo XVIII en la región nororiental. Como lo afirmó Martha

Herrera, el ordenamiento espacial de la población se convierte en un elemento

fundamental para estudiar la organización política.40 Esto se puede comprobar

observando el predominio de un determinado tipo de asentamiento y la distribución en

las regiones consideradas, ya que resulta ilustrativo si se quiere establecer la

capacidad del Estado colonial para ejercer un control relativamente efectivo sobre los

pobladores. Pero para esta región son pocos los datos completos en cuanto a

ordenamiento espacial porque se encuentran aislados y sujetos a la información que

surja de la tributación.

Sin duda la información no deja de ser valiosa ya que allí podemos encontrar rasgos de

los mecanismos de ordenamiento y de los procesos que en la región se vivieron en la

ocupación de tierras de resguardos. En el caso específico de los tunebos, los datos nos

hablan de un escenario complejo en el que las colonizaciones originaron una gran

reducción del territorio de estos indígenas, modificaron la forma de vida y generaron

40 Herrera, “Ordenar para controlar”, p. 30.

23

importantes desplazamientos. Los resguardos eran el motivo de conflicto entre los

indígenas y los vecinos, esto debido a que originalmente no se demarcaron de manera

correcta los límites y las dimensiones de estos espacios para los indios, permitiendo así

abusos por parte de individuos ajenos a la comunidad. La situación deja ver que

mestizos, esclavos, blancos y, en general, los vecinos en su mayoría no vivían dentro

del pueblo de indios, pero se mantenían vinculados a éste, ya fuera por motivos de

aprovechamiento de recursos o de simple cercanía social y hasta religiosa.

Además de las dificultades que generaba vivir en un resguardo mal medido y sin

controles en sus límites,41 muchos de los de tunebos no pertenecían al sector en el que

eran capturados y ubicados, lo que generaba que estos intentaran huir hacia sus

asentamientos tradicionales. Pero pese a la aparente precariedad del sistema de los

resguardos, en realidad a la autoridad española la organización de pueblos de indios

era fundamental a la hora de ejercer control en las provincias; este mecanismo de

poder les aportaba beneficios cuando ellos los quisieran a costa del abuso de los

derechos de los indígenas.

El problema territorial de los tunebos y de otras comunidades indígenas en el siglo

XVIII partía de las decisiones que tomaba la administración española representada por

los visitadores o por corregidores de indios y era a causa de las diferentes medidas que

se generaban los inconvenientes en los límites de los resguardos, pero es importante

resaltar la importancia que tuvieron los vecinos en este proceso, ya que la gran

mayoría de conflictos se dieron entre estos y los indígenas. En el corregimiento de

Chita vemos cómo vecinos que no tenían tierras poco a poco se convirtieron en

protagonistas del desarrollo de conflictos por la tenencia de la tierra a comienzos del

siglo XVIII, enfrentándose con blancos, mestizos y por supuesto las comunidades

indígenas. También está el caso de Güicán y Chiscas cuyos resguardos fueron

ocupados por los vecinos no indígenas y se genero un desplazamiento de tunebos a

Tierradentro.

41 Sobre este particular Diana Bonnett afirma que -muchos de los resguardos nunca se midieron ni establecieron sus

límites con precisión-. En Bonnett, “Tierra y comunidad”, p. 37.

24

Los vecinos muchas veces se vieron beneficiados por las decisiones y las órdenes

expedidas por autoridades. Encontramos por ejemplo que en el territorio de Chiscas se

expidió la orden del virrey Pedro de Mendinueta en 1803 para darles a los vecinos una

parte del territorio del resguardo en arriendo para poder trabajar allí.42 En dicho proceso

participaron el corregidor y el cura de Chiscas quienes, además de los terrenos para el

arriendo, también invadieron parte de las tierras del resguardo. Eustaquio Parra cura en

mención previamente había sido acusado de haber ocupado las tierras del pueblo del

Cocuy para criar y alimentar su ganado.

Este territorio de Chiscas hacía parte del corregimiento de Chita, sector en el que se

desarrolló principalmente el desplazamiento de la comunidad tuneba de sus resguardos

ya que la política de reducciones y segregación de comunidades la incluyó en los

planes. Es en este lugar donde se pueden ver los principales rasgos del difícil proceso

de defensa territorial y lucha cultural de esta comunidad. La región se caracteriza por

estar alejada del poder centralizado de la época, pero en su estructura de organización

comunitaria soportó varios cambios y reformas a manos de funcionarios locales e

intermediarios de la Corona española.

En esta región la situación entre vecinos e indígenas no era fácil, ya que, las cifras

muestran grandes diferencias de población en estos dos grupos. Para la época de la

visita de Berdugo y Oquendo en la segunda mitad del siglo XVIII hay desproporción en

las cantidades, ya que mientras los indios sumaban únicamente 2.979 y había 450

tributarios, en los alrededores y dentro de los resguardos habitaban 7.175 vecinos.

Como lo afirma Diana Bonnett, el 70.6% de los habitantes del corregimiento estaba

conformado por blancos y libres que buscaban establecerse definitivamente en estas

tierras.43

Más adelante en la visita de Moreno y Escandón, la situación cambia notoriamente

porque el número de indios era de 2.791 en inmediaciones de los resguardos, pero

42 Ibíd. p. 123. 43 Ibíd. p. 177.

25

ante sólo 3.225 vecinos. Esta disminución en la población vecina se puede explicar por

la creación de tres parroquias en el periodo previo a la visita. Datos como estos podrían

considerarse como una excepción en la realidad de la condición en la que las

comunidades indígenas vivieron, ya que el común denominador de la época era el

recorte de los terrenos para los indígenas.44

Y es que las decisiones de las autoridades en cuanto a los pueblos de indios y

resguardos marcaron el futuro de las comunidades que los españoles absorbían, más

aún cuando éstas fueron controladas a la distancia, ya que, las ciudades y las villas

asumieron como parte de sus funciones la administración de los indígenas y no se

desarrollaron instituciones específicamente diseñadas para administrar a los pueblos

de indios y a la población que se asentó lejos de las ciudades y las villas.45

Las disposiciones sobre los resguardos indígenas en la zona muchas veces eran

sugeridas por los visitadores que a fin de cuentas eran los que justificaban la venta y

remate de las tierras de los resguardos argumentando que la reducción de los

indígenas era normal y el crecimiento de la población blanca ameritaba la adjudicación

de más espacios. Tal era la influencia de los visitadores en la región que para

mediados del siglo XVIII la situación de resguardos como los de Chiscas y Güicán

había empeorado notoriamente al punto de causar desplazamientos totales de los

pueblos de indios:

Don Manuel Antonio Florez Maldonado - 1777

Al Corregidor de la ciudad de Tunja, Don Joseph María Campuzano y Lanz, hago saber que en

este superior Gobierno se recibieron las diligencias (?) para la venta y remate de los resguardos

del pueblo de Chiscas, a consecuencia de la extinción y reunión de los indios a el Cocuy, que

determinó el mismo corregidor en la visita.46

Visitas como la de Campuzano en 1777 afectaron a la comunidad de los tunebos ya

que fue en esa fecha que se dio la orden de expulsar definitivamente a los indígenas de

44 Ibíd. p. 177. 45 Herrera, “Ordenar para controlar”, p. 295. 46 AGN, Sección Colonia, Caciques e indios, Rollo 61, 592r, 1763-1803

26

Chiscas y anexarlos al Cocuy, determinando así el fin de la permanencia de este grupo

en el resguardo.47 Hacia 1781 la Real Audiencia autorizó el regreso de los indios a sus

resguardos, cancelando así la venta y el remate de estas tierras. En Chiscas fue

reconstruido el pueblo de indios pero en realidad las tierras fueron ocupadas por

españoles.

Este visitador delegado suprimió y redujo la mayor parte de los pueblos de indios.

Datos de su visita nos hablan de importantes traslados de pueblos en el corregimiento

de Chita, ya que debieron reubicarse cuatro, quedando solamente los pueblos de Chita

y el Cocuy y además de esto, Campuzano remató una fracción de cada uno de los dos

resguardos restantes.48 Las cifras de su visita nos lo muestran:

Resguardo Indios Vecinos Tributarios

Chita 1.380 860 180

Boavita 242 No suministrado 30

Guacamayas 246 812 40

Chiscas 291 980 28

Cocuy y Panqueba 479 272 62

La Salina 153 301 24

Guycán No suministrado No suministrado No suministrado

Total 2.791 3.225 364

*Indios, vecinos en el corregimiento de Chita. Visita de José María Campuzano y Lanz.

Fuente Visita Moreno y Campuzano y Lanz, 144-170.49

También Campuzano junto con Moreno y Escandón hicieron parte del exterminio del

resguardo de Güicán y Chiscas con la venta de tierras entre 1776 y 1778 y la posterior

expulsión de los indios al pueblo de Chita:

47 Falchetti, “La búsqueda”, p. 137. 48 Bonnett, “Tierra y comunidad”, p. 190. 49 Tomado de Diana Bonnett, “Tierra y comunidad”, p. 194.

27

Año Resguardo Comprador Forma pago Precio

venta

Avalúo

1777 El Cocuy Vecinos de Chita Censo 300 pesos ?

1777 El Cocuy Vecinos del Cocuy Censo 600 pesos ?

1777

Chiscas

Eusebio Santos

Manuel Moreno y

Juan Toscano

Censo

3025 pesos

2500 pesos

1777 Guacamayas Vecinos

Guacamayas

Censo 2250 pesos 1270 pesos

1777 La Salina Justo del Castillo Contado 1000 pesos 1200 pesos

1777 Chita Vecinos de Chita Censo 300 pesos ?

1778 Chita Vecinos de Chita Censo 400 pesos ?

1777 Boavita Vecinos La Uvita Censo 2400 pesos 200 pesos

*Venta y avalúo de los resguardos del corregimiento de Chita. Fuente Visitas Moreno y

Campuzano. AGI, Audiencia de Santafé, 595 Núm. 1. D.1-19.50

El caso del pueblo de Güicán es muy particular ya que era el único que carecía de

vecinos y por tal motivo la venta de tierras del resguardo indígena fue la constante

hasta la mencionada eliminación y el obligado desplazamiento de todos los indígenas

hacia nuevas tierras y potreros con una escasa delimitación.

Otro importante visitador de la época fue Andrés Berdugo y Oquendo que para 1755

inició su visita a la provincia de Tunja, desde allí originó el recorte de los resguardos

indígenas en la zona, recomendando que se restringieran los resguardos de los indios

y se les otorgaran tierras a los vecinos. Esta visita causó gran impacto en los pueblos

de indios debido a las reformas y a los recortes, generando así diferentes reacciones

de las comunidades ya fuera reclamando con peticiones de amparo o enfrentándose

violentamente a la autoridad.

50 Ibíd. p. 192.

28

Es claro que a partir de intervenciones españolas como esta, la disgregación de los

indios se aceleró, pero también su deseo de lucha y de igualdad. Datos de la visita

hablan de 26123 indios y 44566 vecinos en la provincia de Tunja51, lo que muestra que

no era un número bajo y que el proceso no era fácil, por lo que Berdugo debió

enfocarse en mantener la instrucción religiosa de los indios y en la orientación y

civilización de estos, esto lo llevó a instaurar una nueva administración religiosa. Dicha

nueva institución ayudó a mantener el proceso de reducción de tierras y facilitó la

evangelización y el control de la relación de indios cristianizados con grupos

pertenecientes a la nación tuneba y Cobarías.52 En 1775 Berdugo y Oquendo ordenó

que se fundara el pueblo de misiones “tunebos” de Güicán, para concentrar allí a los

tunebos y a los infieles, también se les amplió el terreno del resguardo, pero en

realidad esto no sirvió ya que las tierras fueron ocupadas por una familia de blancos.

Resguardos Indios Vecinos

Chita 1.261 1.062

Cocuy y Panqueba 634 1.648

Boavita 384 3.416

Guacamayas 275 434

Chiscas 234 615

Guycán 190 0

Total 2.979 7.175

*Indios y vecinos en una zona de frontera: Corregimiento de Chita. Visita de Berdugo y

Oquendo. 1754-1757. Fuente AGI, Audiencia Santafé, L. 733, 657-662.53

Otro ejemplo de la situación de inestabilidad en cuanto a la permanencia de los

tunebos en un territorio propio es cuando con Valcárcel los indígenas logran que se les

devuelvan sus antiguos resguardos y se les dan reales provisiones de amparo, pero el

regreso real a sus tierras nunca se concretaría y ellos vivirían desplazados en tierras de

51 Ibíd. p. 174. 52 AGN, Visitas Boyacá, T.7, 8v. 2002. En Bonnett, “Tierra y comunidad”. p.171. 53 Ibíd. p. 186.

29

españoles que las ocupaban posteriormente. Aquí se refleja el constante

incumplimiento de lo poco que se les dictaba a los tunebos en su favor.

En esa segunda mitad del siglo XVIII pocos años después del establecimiento definitivo

del virreinato, tras un proceso de ocupación territorial claramente establecido, se

aplicaron las reformas borbónicas que básicamente buscaron una reorganización

espacial y político-administrativa de la población en el siglo XVIII. Tras esa urgente

necesidad de reorganizar administrativamente el territorio del virreinato con las

reformas, se generó una nueva racionalidad económica y política y las autoridades

vieron en las tierras de los resguardos los sitios más adecuados para la ubicación de

los vecinos faltos de tierras.

Con las medidas tomadas a raíz de las reformas, las comunidades indígenas fueron

poco a poco perdiendo sus territorios de resguardo y muchos de los títulos de posesión

de dichos resguardos que los líderes indígenas conservaban desde años atrás, ya no

estaban en su poder o no eran aceptados por las autoridades españolas, porque a

partir de la Real Instrucción de 1754, la Corona intensificó su control sobre la

legitimidad de los mismos. Tal como lo confirma Diana Bonnett, fue entonces, cuando

las autoridades indígenas comprendieron la importancia de estos documentos.54

La reducción de los resguardos no sólo significó pérdida de tierras para los indígenas,

ya que además de eso, las cifras de algunas visitas nos muestran una reducción

notable de estos individuos tanto en la provincia de Tunja como en el corregimiento de

Chita. Según datos de distribución de la población provincial por categoría social, que

podemos ver en el Padrón General del Virreinato de 1776, en la provincia de Tunja

había 103,376 blancos, lo que correspondía al 40% de la población, 112,469 libres que

representaban el 43%, 6,047 esclavos que eran el 2,3% de la población y por último,

había 36,186 indios que eran el 14% de la población total en la Provincia.55

Temporalmente cercana a estos datos encontramos la visita de Moreno y Escandón

54 Ibíd. p. 97. 55 Ibíd. p. 166.

30

que muestra que en la provincia de Tunja había 28735 indios y 48459 vecinos, con una

considerable disminución de indígenas.56

Informes sobre tributo en el corregimiento de Chita durante las visitas de Berdugo y

Oquendo y Moreno (1754-1778) también muestran algunos cambios en las cifras de los

diferentes resguardos de la zona:

Resguardo Tributario Visita Berdugo

Tributarios Visita Moreno

Chita 191 180

Cocuy – Panqueba 108 62

Boavita 57 30

Guacamayas 41 40

Chiscas 27 28

Güicán 26 -

En la visita entre 1754 y 1757 las cifras de indios y vecinos en los resguardos del

corregimiento de Chita estaban así:

-Chita: 1.262 indios y 1.062 vecinos

-Cocuy Panqueba: 634 indios y 1.648 vecinos

-Boavita: 384 indios y 3.416 vecinos

-Guacamayas: 275 indios y 434 vecinos

-Chiscas: 234 indios y 615 vecinos

-Güicán: 190 indios y 0 vecinos.

Total: 2.979 indios y 7.175 vecinos57

Indiscutiblemente el problema territorial entre indios y vecinos que se generó a raíz de

esas diferentes medidas modificó totalmente el panorama en regiones completas,

dándole una identidad propia al desarrollo de la historia de las comunidades indígenas

afectadas. La arbitrariedad vivida en el proceso de la repartición de tierras para los

vecinos significó el recorte de territorios indígenas y por lo tanto de las estructuras

56 Ibíd. p. 166. 57 Ibíd. p. 166

31

ancestrales para estos, pero los líderes al interior de las comunidades tenían la

responsabilidad de luchar por mantener el orden y sus derechos.

Con el enfrentamiento a esa nueva organización social española, la estructura política

indígena podría decirse que se simplificó porque en los altos niveles sociales quedaron

únicamente caciques y capitanes, pero además, con la conquista, las capitanías de los

indígenas perdieron importancia en el poder local y en algunos casos tan sólo eran

usadas como medio para cobrar tributos de los encomenderos.

32

CAPÍTULO 2

LA DEFENSA TERRITORIAL POR MEDIO DE LA MITOLOGÍA

…Y asimesmo, nosotros no fuimos conquistados, sino fuimos libres y amparados, que

nos dejó nuestro agüelo hasta el fin del mundo; y ahora yo soy gente de

encomienda…58

Los líderes tunebos y su petición al Virrey en el siglo XVIII

En el siglo XVIII, en pleno período de crisis territorial para los grupos indígenas, los

caciques se volvieron un obstáculo para la autoridad española que vio en los tenientes,

corregidores y gobernadores la mejor forma de reemplazarlos y tomar el control de su

poder. Hay que tener en cuenta que los chamanes tunebos eran considerados

caciques hechiceros y por tal motivo no sólo fueron expulsados sino acusados y

perseguidos por los españoles, como es el caso de Diego Casiano en 1754.

El papel de los caciques entre los siglos XVI y XVIII en la zona del altiplano es esencial

a la hora de analizar las formas de defensa de los grupos nativos y un reflejo de esto es

la fuente documental que aún se conserva con los reclamos de estos líderes

representando a sus comunidades.59 Es claro que los caciques tuvieron más actividad

que los mismos cabildos indígenas al momento de la reducción de los resguardos y no

se puede desconocer su papel en el desarrollo del conflicto. Para la comunidad tuneba

existen ejemplos que dan cuenta del importante aporte de los caciques, ya fuera para

estrategias de defensa o para representarlos en reclamos ante las autoridades. Por

ejemplo, vemos que en los inicios de la conquista en la zona de la sierra, la estrategia

de los caciques aliados fue tratar de dirigir a los españoles hacia las tierras del grupo

enemigo de los panches.

58 AGN, Sección Colonia, Caciques e Indios, Rollo 57, Tomo 56, Folio 939r. 59 Dichos documentos en su mayoría se encuentran en el Archivo General de la Nación de Colombia en la sección

Colonia en los fondos de Caciques e indios y Resguardos de Boyacá. Los fragmentos se transcriben tal y como están

en su documento original, por eso en muchos casos su ortografía es errada y variable.

33

Las circunstancias obligaron a los tunebos a defender sus territorios de otros grupos

indígenas, vecinos, españoles y hasta de la autoridad que con determinadas decisiones

afectaban sus intereses con los recortes al resguardo y los traslados de población, por

lo que era necesario llevar a cabo una lucha que fuera más allá de lo coyuntural y que

se enfocara en soluciones estructuradas en una política firme ante los nuevos

gobernantes. Muchas eran las inconformidades con las que los indígenas vivían, lo que

hacía que la situación fuera constantemente tratada por los líderes que tenían contacto

con los protectores de indios y fiscales, quienes eran los que prestaban gran ayuda a la

hora de dar a conocer los reclamos de las comunidades.

Pensar el proceso de defensa territorial de los tunebos en las condiciones sociales y

políticas que se vivían, nos obliga a considerar sus acciones públicas frente a la

autoridad española y sus tradiciones mitológicas las cuales fueron fundamentales en

esa lucha. Como se verá en este capítulo mediante un ilustrativo documento, los

líderes indígenas se manifestaron activamente con comunicaciones dirigidas al Virrey

en las cuales incluían quejas y reclamos a la autoridad, pero además daban a conocer

las creencias mitológicas que sustentaban sus peticiones, las cuales utilizaron con el fin

de persuadir a los españoles.

Dentro de los diferentes mecanismos de amparo utilizados por los líderes de la

comunidad tuneba ante los españoles, llama la atención el empleo de métodos propios

de los peninsulares a la hora de presentar una queja, lo que se puede ver en los

reclamos escritos que surgieron de capitanes y caciques en los siglos XVII y XVIII ante

la autoridad española. La defensa territorial de los tunebos, que se hizo mediante los

mencionados reclamos, se caracterizó por tener un contenido mitológico con el objetivo

único de legitimar su territorio ante las autoridades y de dar a conocer el proceso en el

que, según ellos, fue repartido el territorio por las deidades a sus ancestros.

El análisis de algunos de los documentos que nos muestren la forma en que se

manifestaban los líderes de la comunidad es fundamental para poder entender el

pensamiento y los intereses que se manejaban detrás de este mecanismo de defensa.

34

Al parecer la utilización de documentos con contenido mitológico, especialmente

dirigidos al Virrey, surgió a raíz de la interacción de los indígenas con el sistema

colonial. En palabras de Carl Langebaek, esta “resistencia cultural” no se basó en la

conservación de mitos y creencias prehispánicos, sino en un proceso de rápida

adaptación y cambio, de acuerdo con las circunstancias impuestas por la situación

colonial.60

En el ya mencionado trabajo de la antropóloga Ana María Falchetti sobre la defensa

territorial tuneba, se hace mención a un relevante documento de la época donde se

puede entender el mecanismo con el que los líderes indígenas hicieron los reclamos.

En dicha carta redactada por líderes indígenas del siglo XVIII, se puede ver un esbozo

de lo que era para los tunebos una explicación legitimada por sus ancestros míticos, es

decir, en ese documento los indígenas hacen un relato de su cosmogonía en la que

justifican su pertenencia a la tierra con elementos muy similares a los que se pueden

encontrar en el cristianismo.61

…Somos gente liber y amparados. Y de ahí, mi padre Sicaguba, llamamos nosotros en latín, en

castellano llamamos don González de Verío de Ogua…

…Y nació y vino componiendo la ciudad de Santafé, y de ahí se fue adonde su tío rey…62

Esta es una de las numerosas comunicaciones que los diferentes líderes indígenas

hicieron en el siglo XVIII para que el virrey español fijase su atención en las injusticias y

los atropellos que, según la comunidad, se estaban recibiendo por parte de

encomenderos, curas y vecinos:

…Verá su Majestad cómo fue esa conquista. Yo, tunebo, digo asina (así), por esto mesmo doy

cuenta, como dejo yo, gente tuneba. Me dejo asina que ver (¿?) ¿Cuál otro dios de blancos puso

esto para hoy en día estar nosotros menospreciados de los señores corregidores y de los demás

blancos?...

60 Carl H. Langebaek, “Resistencia indígena y transformaciones ideológicas entre los Muiscas de los siglos XVI y

XVII”, en Muiscas: representaciones, cartografías y etnopolíticas de la memoria, Bogotá, Editorial Pontificia

Universidad Javeriana, 2005. p. 30. 61 Debido a la extensión del documento éste se incluye en su totalidad en un anexo al final del texto. 62 AGN, Sección Colonia, Caciques e Indios, Rollo 57, Tomo 56, Folio 938v.

35

…Y asimesmo, nosotros no fuimos conquistados, sino fuimos libres y amparados, que nos dejó

nuestro aguelo hasta el fin del mundo; y ahora yo soy gente de encomienda…63

Los objetivos inmediatos en cada una de las reclamaciones obedecían a un deseo de

mejorar las condiciones o simplemente al cumplimiento de reglas establecidas

previamente:

…Y asimesmo vuelvo y me rindo a sus pies de su Majestad, primeramente de Dios y de Maria

santísima, que me de mis tierras también, asimesmo Chiscas…

…Y por eso mismo digo a su Majestad que el cura de Chiscas nos ta quitando nuestras tierras de

nosotros, gente tuneva, para vender a los blancos…

…Los blancos nos han quitado nuestra hacienda, que son nuestro conejo y (¿?) y nuestro venao

que nos dejó Dios para nosotros mantenernos…

…Pido de que me desocupen mis tieras los blancos, que no me hagan más daño. Y así yo, gente

tuneba, no engayo a Dios ni al rey, sino es con la verdad, porque aunque soy tunevo no hago

traición a Dios…64

Analizar los contenidos de dichas quejas nos lleva a tener en cuenta factores como la

mentalidad y la visión de las circunstancias que tenían los líderes de la comunidad al

momento de la redacción de los documentos, entonces es importante entender en qué

sentido estaban enfocados los relatos ancestrales que incluían los tunebos en los

documentos de su defensa del territorio y cómo estos eran dados a conocer y

modificados en cierta medida para que el español los pusiera en consideración.

Se puede afirmar que, es en la carta del Cacique Toroá y en otros documentos

similares del Archivo General de la Nación, donde reside la parte esencial de la

investigación que nos llevará a analizar el papel de la mitología, la religión y sobre todo

de las estrategias políticas que manejaron los tunebos entre los siglos XVII y XVIII en

pleno periodo de conflicto:

63 AGN, Sección Colonia, Caciques e Indios, Rollo 57, Tomo 56, Folio 939r. 64 AGN, Sección Colonia, Caciques e Indios, Rollo 57, Tomo 56, Folio 941r.

36

…Me rindo a sus pies de su majestad, Salina, Guycan y Chiscas que nos las bienen quitando,

por eso me pongo delante de su majestad para que vea que si es verdad tienen los blancos

licencia de quitar nuestras de nosotros, gente tuneva, siendo libres y amparados, nosotros

tunevos no tenemos dos dioses ni dos reyes, sino un solo dios y un solo rey; que mi Padre Eterno

y su madre santísima nos dejó libres y amparados…65

Como se ve en la carta escrita al Virrey por los tunebos en el siglo XVIII, los indígenas

apelan a la riqueza mitológica de su cultura para reclamar por sus derechos y para

generar una imagen más cultural ante los españoles, con la que puedan enfrentarse a

las concepciones de los dominantes:

…aunque soy tunevo no hago traición a Dios; por eso pido mi sitio, mi lugar; que por nosotros

hubo mundo; ¿por qué nos están menospreciando?...66

Junto con Toroá es posible que también hayan intervenido en la creación del

documento Antonio Munar y Juan Ramón Caballero, líderes tunebos, cristianos y

“ladinos” de Güicán, ya que uno de ellos dos manejaba el castellano, también se habla

de Andrés Munar otro firmante de la carta.67 En el documento estos líderes indígenas

se quejan por la forma en que los españoles se han apropiado de la tierra, acción que

se opone totalmente a su visión equilibrada de la sociedad y que ignora su ley ancestral

y el derecho sagrado a las tierras.68

Este particular documento cuenta con todas las características de las reclamaciones de

los tunebos que eran dirigidas a la autoridad española: escrita en un castellano

indígena que incluye palabras propias e incluso errores, una alabanza a la religión

cristiana, una mezcla de hechos reales con hechos mitológicos partiendo de la propia

cosmogonía de los indígenas, y obviamente, un reclamo sobre el territorio que según

sus relatos les corresponde históricamente pero que está siendo ocupado y

aprovechado por los españoles:

65 AGN, Sección Colonia, Caciques e Indios, Rollo 57, Tomo 56, Folio 941r. 66 AGN, Sección Colonia, Caciques e Indios, Rollo 57, Tomo 56, Folio 941v. 67 Falchetti, “La búsqueda”, p. 164. 68 Ibíd. p. 54.

37

Primeramente, después de Dios y Maria santísima, me pongo en sus pies de su Majestad yo,

gente tuneva, primeramente de Nuestro Señor, y después de nuestro rey…

…Le echó la bendición su tío a su sobrino, y de ahí si cogió su mano y le dijo que había de ser

su cacique, primeramente de nosotros gente tuneva, a la mano derecha, y de los ladinos fue a la

mano izquierda…

…Y asimesmo fue nuestro encomendero el adelantado Hoz de Verío, salio de la laguna de

Segovia…

…Diciendo esto, dio su libro y de ahí si dijo: allá donde yo nací había de ir; allá está mi agua

bendita, ahí está mi uña y mi carne…69

También se hace referencia a las zonas del territorio antiguo de los tunebos en el siglo

XVII con una descripción de los límites de su territorio sagrado de Chiscas, Güicán,

Casanare, Tame, los Laches y Tierradentro.70

La defensa mitológica de los tunebos

Los líderes indígenas mediante un relato mítico, el cual es el eje del documento,

buscan comunicarle al virrey la difícil situación de su resguardo y critican la pérdida de

tierras y el trato que están recibiendo por parte de vecinos españoles. Dicho mito sobre

la creación del mundo y la repartición de tierras a su comunidad se relaciona mucho

con otras narraciones tunebas sobre el amanecer de la humanidad, pero tiene la

particularidad de mezclar elementos propios con los occidentales, de tal forma por

ejemplo que, para ellos, el creador y repartidor de su resguardo ancestralmente fue el

Capitán Berrío, un reconocido encomendero que en el pasado “participó en las

campañas de reducción y conversión de los indios con un particular sentido de justicia”

y que con el tiempo se fue convirtiendo en alguien mitológico y sagrado para ellos.71

Este capitán fue muy importante en la historia de los tunebos, ya que se convirtió en el

personaje que viaja por otros mundos, visita a las deidades y obtiene los elementos

69 AGN, Sección Colonia, Caciques e Indios, Rollo 57, Tomo 56, Folio 939v. 70 Falchetti, “La búsqueda”, p. 57. 71 El Capitán Berrío fue encomendero de Chiscas desde 1635. Intentó proteger a los tunebos de los atropellos de los

cuales eran víctimas y se dirigió en varias ocasiones a la autoridad española en representación de los indios.

Falchetti. “La búsqueda”, p. 134.

38

chamánicos que le permiten transformarse en “padre” de los indígenas para distribuir

las tierras y nombrar a sus primeros caciques.72 El relato muestra la “gesta” del Capitán

Berrío en la creación del mundo tunebo, pasando por diferentes pruebas hasta llegar a

la iniciación chamánica que lo facultaba para distribuir el territorio y nombrar caciques.73

…Vino a llevar su otoba. Se vino, y saliendo al puerto de Casanare vino a un sitio llamado

Patute; cogio cacique don Quanai y se vino ya cantando…74

En el mito podemos encontrar tanto fragmentos de tradicionales mitos de este grupo,

como términos y referencias a la estructura de la religión cristiana, tiene “varios

episodios que pueden ser distintos mitos de la época, que juntaron con el único

propósito de defender sus tierras”.75

…Abrió su libro y vido que ya estaba adonde su tío le había mandado; y sacó su barra para

abrir su camino…

…Y volvió, y trajo la pipa y lo entregó a nuestro encomendero, y la cogio muy alegre y dijo:

ahora si esta Dios al contento, y lo echó entre su petaca…76

El cacique Toroá y sus compañeros explican los conceptos relacionados con sus

creencias desde el contenido mismo del mito, lo cual constituye el método de

enseñanza de sus tradiciones que los indígenas mantuvieron a través de la historia.77

Es muy probable que los tunebos con esto, además de querer hacer más fácil la lectura

y el entendimiento de su carta, mezclaran elementos ideológicos y articularan un

discurso de resistencia en términos culturales.

…Nosotros venir a sus pies de su Majestad a dar cuenta de lo que nos hacen los blancos, porque

está en lugar de Dios para que nos ampare y nos defienda. Por eso vengo a entregar mis

derechos que es mi otoba, para que lo reciba su Majestad y dé cuenta a España y a nuestro rey

quinto…78

72 Ibíd. p. 138. 73 Ibíd. p. 169. 74 AGN, Sección Colonia, Caciques e Indios, Rollo 57, Tomo 56, Folio 939r. 75 Falchetti. “La búsqueda”, p. 170. 76 AGN, Sección Colonia, Caciques e Indios, Rollo 57, Tomo 56, Folio 940v. 77 Falchetti. “La búsqueda”, p. 168. 78 AGN, Sección Colonia, Caciques e Indios, Rollo 57, Tomo 56, Folio 941v.

39

En el relato incluido en el documento de los líderes tunebos la estructura mitológica es

claramente predominante en sus justificaciones para defender su resguardo, ya que lo

narrado por ellos es un ejemplo de lo que son sus creencias y tradiciones ancestrales,

las cuales explican su origen. Para el siglo XVIII la mitología de los tunebos era una

mezcla entre sus más tradicionales relatos y una serie de justificaciones territoriales

que se hicieron necesarias poco a poco y obligaron a resurgir la geografía sagrada de

la región.

Observando este relato desde la tradición mitológica de los tunebos, vemos

inicialmente que se habla del Capitán Berrío como el encargado de repartir el territorio

ancestral con la ayuda de las deidades, este personaje es visto por los indígenas como

un padre con características chamánicas:

…Gente tuneva, nos dejó nuestro encomendero adelantado Hoz de Verío; hizo lo que le mandó

su tío rey Escarda: llevar otoba; y por eso somos libres, amparados, porque llevó su otoba…

…Hizo la corona de nuestro encomendero y se lo entregó a nuestro cacique, y también a su

alcalde Susira…

…Siempre amparando, siempre su gente tuneba…

…Y le respondió diciendo que él venía viendo su gente y amparando, y le dijo que quien había

dado licencia de colar entre su gente; y volvió y le dijo que esa era su gente…79

En la primera parte se narran las diferentes tareas que Berrío tiene que completar y los

lugares que éste tiene que visitar para ser consagrado. Se habla de un tío de Berrío

(Guavura) que puede ser en la visión de los indígenas como el rey de España.80 En

esta primera parte del relato se puede ver la relación que hacen los tunebos entre sus

deidades y las estructuras españolas como Sumo Pontífice y Rey de España. El Tío rey

nació en Tina Subara, región ocupada en el pasado por los grupos Agua Blanca y

Unkasía, ahí hay una “puerta” de comunicación con otros mundos.81 El Capitán Berrío

busca un libro en donde está el “saber de los cantos tunebos” que es necesario para

79 AGN, Sección Colonia, Caciques e Indios, Rollo 57, Tomo 56, Folio 939v. 80 Falchetti. “La búsqueda”, p. 185. 81 Ibíd. p. 186.

40

iniciar la repartición territorial en la Sierra Nevada, éste puede ser relacionado con la

Biblia.82

También se menciona un elemento fundamental dentro de las tradiciones de los

tunebos y es el uso de sustancias chamánicas y plantas como el yopo, tabaco, la otoba

y la coca; en la mitología tradicional del grupo indígena los chamanes entran en trance

mediante el consumo de esas sustancias y pueden ir a otros mundos. Al final de esta

primera parte también se hace alusión a lo femenino con la presencia de la madre de

Berrío, también se habla de una deidad creadora del mundo y de la madre santísima.

Otro fragmento para destacar en esta parte del relato es cuando en Santa Agueda

Berrío es crucificado por los judíos, esta es una muerte simbólica porque el Capitán “se

hizo el muerto”, esto se relaciona con la muerte de Jesucristo y su resurrección, pero a

su vez con la tradición indígena ya que esa muerte es una transformación

chamánica.83. Después viaja a España y cuando regresa viene “conquistando” y desde

ahí fue recibido por las deidades como “Taita Berrío” tras su iniciación chamánica

necesaria para poder repartirle la tierra a los tunebos.

Por último el tío rey nombra a Berrío como cacique de los tunebos, tras esta afirmación,

los autores del relato hacen una primera reclamación por la forma en que se realizó la

conquista, diferenciando la “conquista” del Capitán con la de los españoles, siendo la

primera una en la que se otorgó libertad y tierras provenientes de las deidades. Ellos

con la afirmación “no fuimos conquistados sino fuimos libres” hacen una aclaración

contundente en cuanto sus derechos.

En la segunda parte del relato ya con Berrío convertido en ancestro y padre de los

tunebos, vemos cómo con los elementos necesarios recolectados, el Capitán tras su

nacimiento en la laguna de Segovia, inicia el proceso de distribución territorial a los

indígenas en Casanare, Chiscas y Güicán. En esta parte del relato además de incluirse

82 Ibíd. p. 186. 83 Ibíd. p. 188.

41

características similares a las tradiciones de nacimientos de ancestros tunebos, se

encuentran relacionados los rituales indígenas con las tradiciones cristianas, se puede

comparar la mencionada iniciación chamánica con el bautizo, e incluso la unión

espiritual del chaman y las deidades con la Eucaristía cuando se menciona la presencia

de la carne y la uña del chamán en Tina Subara.84

Cuando Berrío pasa en “su navío” por Patute (Tame), Anchirí (Mundo Nuevo),

Tacuatarí y Rusguría, allí va nombrando caciques y alcaldes legitimando el poder de

autoridades indígenas en esa región.85

La tercera parte del relato mítico deja ver cómo Berrío logra ganar varias competencias

en las que reafirma su derecho para la distribución del territorio y el nombramiento de

caciques, las pruebas las disputa contra su primo Chintorobastoro. De ahí en adelante

se narra el recorrido del Capitán mientras pasa por diferentes sitios amparando y

nombrando caciques.

El Taita Berrío obtiene una plata necesaria y luego tiene que enfrentarse de nuevo con

su primo en el “mundo de arriba”86 (pero este tema de la plata se puede ver mas

adelante separado de sus valores cuando Berrío no la lleva finalmente). Luego de

ganar, taita Berrío se va con su tío a Chiscas, Güicán, y La Salina (Casanare), donde

continua su tarea. Acá vemos similitud con relatos míticos de los tunebos

contemporáneos del grupo Agua Blanca – (Bistoá deidad creadora enviada por Sira.

Envía a Bería a “poner la tierra” para los tunebos. Competencias).87

Esta parte concluye con una justificación del Cacique Toroá a la pertenencia a las

tierras de los tunebos respaldada por el relato mítico, enfatizando en la libertad y en el

amparo que el tío rey de Berrío les otorgó ancestralmente.

84 Ibíd. p. 191. 85 Ibíd. p. 193. 86 Para los tunebos existe un mundo de arriba y un mundo de abajo, los cuales logran el equilibrio en sus vidas y en

sus tradiciones de ordenamiento territorial. Ver Ana María Falchetti, “El Legado milenario de los Uwas”. 87 Falchetti, “La búsqueda”, p. 198.

42

La última parte del documento es la que se encarga de relacionar todo lo narrado con

la petición final de los indígenas, es decir, ellos enfatizan en sus reclamos y peticiones

respaldándose en ese mito que justifica su derecho sagrado al territorio. Los líderes

indígenas en defensa de su territorio de resguardo, hacen constantes referencias a la

justificación mítica de sus derechos sobre las tierras y piden al virrey que los ampare en

sus tierras que han sido ocupadas por vecinos blancos y que son vendidas por

funcionarios y curas:

…Y después también nuestro encomendero nos dejó amparados. Y asimesmo, aquí en nuestras

tierras, Guycán, otro no nos hace mal si no es don Antonio de Herrera, que nos tiene quitando

las tierras…88

En esta parte también se puede apreciar el significado que para los indígenas tunebos

tiene la plata, ya que ellos ven este elemento como algo ajeno a su cultura y la única

visión que ellos tienen de riqueza se relaciona más con la naturaleza y el equilibrio por

medio de ofrendas a las deidades. Entonces es fácil entender por qué para ellos la

propiedad sobre esas tierras no viene de una compra sino de un derecho ancestral

otorgado por las deidades y por esto, su justificación tiene que ser mítica.

Elementos como la cosmogonía, la religión y el sentido justicia fueron indispensables

para los tunebos a la hora de redactar el documento, ya que sin este tipo de

estructuras, la finalidad del relato no tendría importancia para su cultura. Es por esto

que en la carta enviada por el cacique Toroá se pueden encontrar características

mitológicas y culturales tunebas que son resultado de tradiciones milenarias que el

grupo conserva posiblemente con fines más complejos que una simple continuidad de

las narraciones grupales.

Pero dentro de las concepciones de los tunebos el uso de la mitología significaba algo

más que el apego a unas tradiciones especificas, para ellos el conocimiento ancestral

es fundamental y se transmite mediante los mitos y cuenta con una gran variedad de

88 AGN, Sección Colonia, Caciques e Indios, Rollo 57, Tomo 56, Folio 941r.

43

símbolos y metáforas.89 Esa percepción mítica de la historia habla de un derecho

incuestionable al territorio y esto se remonta a los orígenes de la comunidad y su

búsqueda del equilibrio se basa en la visión sacralizada de sus territorios.90

Observando otros apartados particulares del relato se encuentra por ejemplo que la

geografía del territorio tunebo es claramente reconocida por ellos y se incluyen sitios

particulares en el mito, así se une al ser humano con lo sagrado de lo territorial:

…Vino a llevar su otoba. Se vino, y saliendo al puerto de Casanare vino a un sitio llamado

Patute; cogió cacique don Quanai y se vino ya cantando…91

También se observan los diferentes elementos rituales de la tradición tuneba como los

son los usos de las plantas medicinales, las hierbas alucinógenas y otros elementos de

la naturaleza que ellos han sacralizado en cada uno de sus relatos de generación en

generación:

…Gente tuneva, nos dejó nuestro encomendero adelantado Hoz de Verío; hizo lo que le mandó

su tío rey Escarda: llevar otoba; y por eso somos libres, amparados, porque llevó su otoba…92

“Así como taita Berrío después de su gran recorrido llega a donde su tío rey y le

entrega la otoba, de la misma forma el Cacique Toroá llega a presentarse ante el virrey

con su otoba, símbolo del derecho ancestral”.93 Cada elemento ritual que se incluye en

los relatos refleja la mitología interpretada por los chamanes y “es también un

mecanismo efectivo de adaptación ecológica que conserva el balance entre las

actividades de la gente y su medio ambiente”.94

También se encuentran los diferentes valores que para los indígenas son

fundamentales en su estructura social, tal como lo es la equidad y el equilibrio en sus

89 Falchetti, “El legado milenario”, p. 12. 90 Ibíd. p. 55. 91 AGN, Sección Colonia, Caciques e Indios, Rollo 57, Tomo 56, Folio 939r. 92 AGN, Sección Colonia, Caciques e Indios, Rollo 57, Tomo 56, Folio 940v. 93 Falchetti, “La búsqueda”, p. 205. 94 Falchetti, “El legado milenario”, p. 30.

44

acciones, esto lo vemos en un fragmento del relato en el que se pesa en una balanza

un libro conseguido por Berrío, este hecho muestra la importancia de la reciprocidad

para los tunebos:

…Y aentonces abrió su tío la puerta de Birguela; vido todo esto, y de ahí abrió otra puerta y

vido los libros ahí sacó el peso y lo peso; ni uno ni otro vino parejo…95

Quizás el aspecto más importante dentro del contenido mitológico del documento es la

mezcla entre la cosmogonía tradicional tuneba y la existencia real de un personaje

español que, como ya se mencionó, fue considerado por los tunebos como un

encomendero muy bondadoso y que posteriormente fue elevado al nivel de sus

deidades creadoras y así incluido en los reclamos ante el Virrey español. Berrío en el

relato es quien reparte el territorio de los tunebos y les va dando amparo de manera

similar como lo hacen sus deidades, con la particularidad de haber sido primero un

encomendero español totalmente ajeno a su cultura. Los líderes indígenas se apropian

de este personaje en su relato y lo enmarcan dentro de las diferentes características de

su cosmogonía, como por ejemplo hechos particulares que posiblemente hacen parte

de otros mitos que contaban con una deidad como protagonista.

…Se fue a España y trajo Conquista, y vino conquistando…

…Y asimesmo fue nuestro encomendero el adelantado Hoz de Verío, salio de la laguna de

Segovia…

…Y le respondió diciendo que él venía viendo su gente y amparando, y le dijo que quien había

dado licencia de colar entre su gente; y volvió y le dijo que esa era su gente…96

La inclusión de dicho encomendero en los relatos cosmogónicos significaba para los

tunebos mucho más que la asociación a su cultura de un hombre importante para ellos,

ya que el hecho de convertirlo en un personaje mitológico les representaba un

acercamiento a esa lejana cultura occidental y a la vez les daba una nueva herramienta

en la defensa de sus rituales, entonces mantener de manera integral las diferentes

95 AGN, Sección Colonia, Caciques e Indios, Rollo 57, Tomo 56, Folio 940r. 96 AGN, Sección Colonia, Caciques e Indios, Rollo 57, Tomo 56, Folio 939r y 939v.

45

tradiciones mitológicas y el pensamiento ancestral era fundamental para los indígenas

y más cuando su resistencia recaía sobre ellos.97

Es incalculable el papel que cumple la mitología dentro de éste y otros relatos de los

tunebos, ya que ellos lograron acoplar sus creencias tradicionales con los hechos y

personajes que poco a poco intervinieron de alguna forma en su diario vivir y utilizaron

esta capacidad para defender su resguardo y exigir cambios98. Como se ve en la carta,

los indígenas piden insistentemente por la devolución de sus tierras y por consiguiente

de la tranquilidad de la comunidad y estos reclamos tenían tanto sus objetivos como

sus instrumentos bien definidos y las afirmaciones o peticiones contaban con un

respaldo cultural ancestral a la hora de ser expuesto a la autoridad española, al menos

así era para los miembros de la comunidad.

…Primeramente después de dios y Maria santísima me pongo a sus pies de su majestad yo gente

tuneba primeramente de nuestro Señor, después de nuestro Rei somos gente liber. Asimesmo

nosotros no fuimos conquistados, sino fuimos libres…99

La conquista tuneba en un contexto mítico tuvo el respaldo y la protección de un

encomendero y la distribución de las tierras significa una libertad y autoridad sobre

ellas por parte del grupo indígena. Ellos afirman que históricamente no fueron

conquistados sino que fueron libres, ellos son libres y amparados en sus tierras porque

así lo determinó el iniciado Taita Berrío. La conquista española y la ocupación de sus

territorios es inaceptable y las condiciones en que ésta se dio son totalmente opuestas

a los conceptos que el grupo maneja de equilibrio y riqueza, por esto exigen que se les

deje en el lugar que están, libres como los dejó su encomendero Berrío:

…Asina verá si somos libres y amparados; por eso venimos a empedir nuestro sitio y nuestro

lugar donde nacimos; que no nos quiten nuestras tierras. Por amor de Dios que nos dejen donde

estamos; y asimesmo todo esto lo que dejó contado nuestro encomendero…100

97 Falchetti, “El legado milenario”, p. 39. 98 Falchetti afirma que: -los tunebos defendían la institución del resguardo como último recurso para conservar parte

de su antiguo territorio del occidente de la sierra. Además esa institución era lo que más se acercaba a su visión del

derecho ancestral al territorio porque el resguardo era un bien comunal y no comerciable-. Falchetti, “El legado

milenario”, p. 40. 99 AGN, Sección Colonia. Caciques e Indios, Rollo 57, Tomo 56, Folio 941r.

46

En el fragmento anterior se evidencia ese elemento mitológico mezclado con una

realidad que se vive y que los indígenas buscan modificar mediante su reclamo,

haciendo uso de su interpretación de la situación e incluyendo conceptos occidentales.

Con el relato mítico los tunebos buscaron a su manera, dar a conocer las raíces que

dieron origen a su cultura y a sus territorios según la tradición ancestral. A lo largo de

todo el texto se pueden ver variados elementos que son muestra de las tendencias ya

mencionadas en los objetivos de estos indígenas tales como: la relación que hacen

entre sus deidades y las estructuras españolas como Sumo Pontífice y Rey de España,

un libro sagrado que necesita Berrío que puede ser relacionado con la Biblia, una

deidad femenina que es la madre de Berrío y podría relacionarse con María, también

se relacionan simbolismos como la iniciación chamánica tuneba con el bautizo

cristiano, o la Eucaristía como se ejemplificó anteriormente; esto se puede considerar

como una buena traducción de culturas y creencias por medio de comparaciones de

símbolos.

La visión de la historia desde el relato mítico

Cada fragmento del relato mítico muestra diferentes particularidades de la cultura de

los indios tunebos plasmadas en sus tradiciones narrativas y en sus creencias

sagradas, pero con un marcado enfoque occidental, es decir, los líderes indígenas

adaptaron muchas de las partes del mito a la perspectiva cristiana y esta narración

específicamente relaciona a un español con un personaje casi sagrado para los

tunebos, por lo que a los ojos de los españoles el relato puede haberles parecido

similar en la estructura de creencias.

Es fundamental acudir a la ya mencionada estructura metodológica de Rappaport en la

que la visión histórica nativa juega un papel vital en la interpretación de la problemática

con grupos dominantes y sirve como elemento principal a la hora de estudiar un

proceso más allá de los hechos. Analizar dicha capacidad de interpretación histórica

100 AGN, Sección Colonia. Caciques e Indios, Rollo 57, Tomo 56, Folio 941r.

47

indígena es útil para determinar sí “los pueblos indígenas reformulan su conocimiento

histórico para enfrentar su situación de subordinación social”.101

El factor de la reinterpretación histórica de los indígenas en sus procesos de defensa

ayuda a comprender aspectos como el uso de la mitología que ellos relacionan con su

realidad social y política, ya que, “constantemente se encuentran contradicciones e

inconsistencias en las historias que los caciques hacen para legitimar su poder

hereditario. Se hacían historias alejadas de la realidad pero para ellos eran la

verdad”.102 Es necesario tener en cuenta que muchos de los relatos utilizados por los

líderes indígenas cuentan con esa estructura mitológica ancestral, pero que por las

mismas circunstancias del grupo en un determinado momento, éstas pueden servir

como un instrumento más en ese actuar político y social ante una realidad.

Tal como se hizo en “La Política de la Memoria”, es importante recurrir a un análisis del

pensamiento de los pueblos indígenas en términos de lo mitológico más allá de lo

histórico, para que se reflejen las y así llegar a los orígenes de la tradición histórica. Un

claro ejemplo de esto es la forma en que se analiza el proceso de articulación que los

líderes de la “Quintinada” le dieron a la historia nasa con documentos del siglo XVIII

vistos desde el siglo XIX.103

En su lucha por defender sus derechos ancestrales, los líderes tunebos utilizaron y

transformaron su verdad histórica en una “verdad legal”104 ante los españoles en los

documentos que les enviaban, dando así respuesta a su necesidad de una nueva

narrativa histórica que apoyara su identidad que estaba en proceso de formación.105

101 Rappaport, “La Política de”, p. 29. 102 Ibíd. p. 83. 103 La Quintinada fue un movimiento de indígenas desposeídos que enfrentó a las élites del Cauca por los resguardos entre 1910 y 1918. Inició como un movimiento regional pero tuvo un alcance que llegó hasta la política de la capital

del país. Su líder fue Manuel Quintín Lame quien articuló la nueva interpretación de la historia nasa con archivos

del siglo XVIII vistos desde el XIX. 104 Rappaport, “La Política de”, p. 27. 105 Ibíd. p. 93.

48

Lo que ellos narran en sus mitos es un hecho real dentro de su tradición cosmogónica y

lo aplican a la hora de demostrarle al Virrey que tienen un derecho ancestral que les da

autoridad para exigir que se les deje en sus resguardos, pero también, como se ha

mencionado, tratan de explicar dichas tradiciones en términos occidentales, dándole un

nuevo elemento a su visión histórica, ya que la modifican para otros espectadores y se

acomodan a ello con el manejo del tiempo lineal y cronológico.106 Dicha visión

modificada de los hechos pasados de su cultura es ajena a lo que en realidad ellos

conservan al interior de su estructura mitológica, pero la utilizan obligados por las

circunstancias. Es por esto que vemos detalles de los relatos modificados con nombres

y elementos no tunebos, pero que en realidad conservan la estructura de una narración

que busca legitimar su territorio.

…Donde [nos] dejó nuestro encomendero libres y amparados fue en la piedra gorda, de ahí

para arriba que no dentre blancos; y también en Güicán nos dejó puerta en un mojón llamado

Cuirganí; y hará que no dentre blanco. Pido que me desocupen mis tierras los blancos, que no

me hagan más daño…107

Puede decirse que esta visión indígena de la historia se ve influida por la visión

histórica de la sociedad dominante que por obvias razones es la que otorga los

parámetros en las relaciones de poder. Un ejemplo de esto puede verse en el siglo

XVIII cuando los dirigentes tunebos “hacen continuas referencias en sus cartas a la

adjudicación de tierras a sus comunidades por parte de las autoridades españolas; al

interpretar este hecho histórico, escriben que aquellas tierras fueron recibidas por los

antiguos caciques de distintas comunidades, cuyos nombres los relacionan con

antepasados míticos mencionados en varios documentos de la época”.108

Los líderes tunebos hicieron un manejo adecuado de la realidad que vivían y la

estructuraron con su percepción mítica que de alguna forma se apropiaba de la historia

y la explicaba mediante la cosmogonía indígena, lo que la hacía indiscutiblemente

sagrada para ellos. En palabras de Joanne Rappaport, los indígenas, “al emplear

106 Falchetti, “El legado milenario”, p. 58. 107 AGN, Sección Colonia, Caciques e Indios, Rollo 57, Tomo 56, Folio 940v. 108 Falchetti, “El legado milenario”, p. 61.

49

imágenes míticas o cíclicas para iluminar los ''vacíos" que existen en la memoria

histórica, hacen hincapié en la importancia del pasado en la medida en se que vuelve

más reconocible.109

Estos autores del documento son importantes personajes dentro de su comunidad ya

que, si bien no son los máximos líderes espirituales, son quienes representan al

conjunto indígena ante la autoridad, pero más allá de estas características, los

caciques que redactaron la carta con el relato mítico también se convirtieron en una

especie de historiadores autóctonos de su comunidad y buscaron dar a conocer su

particular visión del pasado. Dichos narradores fueron creados por las mismas

circunstancias de la sociedad española que los obligó a adaptar su defensa a una

explicación que soportara un pasado religioso y legalmente aceptado.

Las mismas situaciones que afectaban a la comunidad indígena territorialmente

sirvieron para que los caciques acoplaran sus conocimientos mitológicos con los

nuevos parámetros sociales y hasta jurídicos establecidos por los españoles. Ellos

aprendieron a usar la historia como un instrumento renovador de su identidad y por lo

tanto la consideran un elemento fundamental en su defensa tanto de tradiciones como

territorial.

…Primeramente después de Dios y de Maria santísima, me pongo a sus pies de su Majestad

para que vea si será verdad lo que mandan Dios y nuestro rey, porque dicen los blancos que

nosotros, gente tuneba, no valemos nada, que así dizque manda su Majestad…110

Pese al claro contenido ancestral y cultural indígena, se puede evidenciar también un

interés de los caciques por relacionar las dos culturas y ponerlas en un mismo sentido

religiosamente hablando, para que el español entendiera las justificaciones y peticiones

que constantemente se hacían en el documento. Los tunebos buscan hacer un

acercamiento entre sus concepciones tradicionales de la creación del mundo y la

109 Joanne Rappaport. “Interpretando el pasado paez”, en: Revista de Antropología. 55:67. Vol. 3 Núm.: 2. Bogotá.

Universidad de los Andes. Facultad de Ciencias Sociales. 1987. p. 57. 110 AGN, Sección Colonia. Caciques e Indios, Rollo 57, Tomo 56, Folio 940v.

50

conquista del territorio, para después reclamar por la manera en que se han dado las

circunstancias en realidad.

…Verá su Majestad cómo fue esa conquista. Yo, tunebo, digo asina (así), por esto mesmo doy

cuenta, como dejo yo, gente tuneba. Me dejo asina que ver (¿?) ¿Cuál otro dios de blancos puso

esto para hoy en día estar nosotros menospreciados de los señores corregidores y de los demás

blancos?...111

El hecho de remitirse a la religión en el tema de la defensa territorial demuestra que los

indígenas además de ser apegados a sus creencias tradicionales en todos los

aspectos, sabían que para el español su Dios era tan importante como para ellos y

hacían dichas comparativas. Como bien lo asevera Falchetti, este manejo de las

analogías nos remite a la manera como los grupos más tradicionales de los tunebos

contemporáneos se refieren a los personajes míticos y bíblicos en sus relatos.112

111 AGN, Sección Colonia. Caciques e Indios, Rollo 57, Tomo 56, Folio 939r. 112 Falchetti, “El legado milenario”, p. 56.

51

CAPÍTULO 3

LA ESTRATEGIA DE DEFENSA Y EL MANEJO POLÍTICO DE LA IDENTIDAD

“Después de Dios y María Santísima nos ponemos nosotros, gente tuneva, a sus pies

de su Majestad, a dar cuenta de nuestras tierras que nos las quieren quitar los

blancos”.113

Es apropiado resaltar dos importantes aspectos que estructuran el análisis sobre la

interacción entre indígenas y españoles a la hora de hablar de los reclamos sobre los

resguardos en el siglo XVIII. Primero, la importancia de enfoques que han valorado el

papel de grupos secundarios como los campesinos o indígenas en procesos de choque

con estructuras dominantes y que a la final han tenido repercusiones. Muchos de estos

estudios han sido de gran aporte en cuanto a la comprensión de la conciencia de los

mencionados grupos y las motivaciones en su actuar, ya que ayudan a ver los

procesos de lucha desde una posición diferente a la hora de tener en cuenta a los

protagonistas. Un enfoque de este tipo es el que presenta Eric Van Young en “La otra

Rebelión” cuando aborda el tema de la insurgencia en pleno proceso independentista y

el papel de los grupos campesinos en el México de comienzos del siglo XIX.114

Allí se encuentra que en la lucha de independencia mexicana surgieron varios

discursos populares a pequeña escala y a nivel local que fueron de gran influencia en

el proceso y por ello es fundamental analizarlos.115 Van Young asegura que “la lucha

insurgente de 1810-1821 bien puede considerarse como la primera guerra de liberación

nacional de la época poscolombina en la que las diferencias étnicas entre

colonizadores y colonizados se convirtieron en un asunto político de primer orden”.116

Básicamente se hace una crítica a los enfoques materialistas que han estudiado ese

113 Fragmento del inicio de una carta escrita al Virrey español por iniciativa de Pedro Guerra Toroá. AGN, Sección Colonia, Resguardos de Boyacá, Tomo 3, 1794. 114 Eric Van Young, La otra Rebelión. La lucha por la independencia de México 1810-1821, Ciudad de México,

Fondo de Cultura Económica, 2006. 115 Ibíd. p. 28. 116 Ibíd. p. 38.

52

tipo de procesos y la interpretación de la acción política popular, que a la final le va a

mostrar los principales rasgos de la ideología de los grupos locales, porque tal como lo

plantea el autor, “¿Qué ocurriría si lanzáramos nuestras flechas causales por un cause

diferente del convencional y comenzáramos no con las cuestiones de la panza, sino

con asuntos como la representación mental colectiva, la cosmovisión religiosa, los

elementos de identidad de grupo o la cultura política y trabajáramos a partir de estas

formas de acción política colectiva?”.117

Como se verá más adelante en el análisis de la mentalidad de los tunebos frente a la

Conquista y sus dificultades posteriores, explorar elementos como las representaciones

culturales, la expresión política colectiva, la identidad étnica y la supervivencia

comunitaria, será de gran utilidad si se quiere determinar si existió o no un proyecto

político o moral al interior de los grupos indígenas o campesinos.118 Pero es

indispensable diferenciar el significado de este tipo de defensa indígena con el papel de

otros grupos en procesos similares pero con repercusiones diferentes, sin embargo, lo

que se halla es un conjunto de acciones que además de sus significados sociales,

dejaron un aporte cultural importante a la hora de estudiarlos ya sea hablando de

revoluciones o procesos de defensa territorial. Lo que sí es común en los dos casos es

el aspecto de importancia de la visión histórica en los procesos y su significado al

interior de un grupo.

Segundo, hay que tener en cuenta el papel del discurso indígena dentro de la escena

del siglo XIII y su verdadero fondo, ya que éste determinará qué tipo de estrategias o

actitudes emplearon los líderes de la comunidad frente a los españoles. Es importante

saber cómo fue la relación entre dominador y dominado y cómo se vivía la situación al

interior del grupo indígena, porque posiblemente existía un “discurso público y uno

oculto”.119 En “Los dominados y el arte de la resistencia”, James Scott nos muestra

cómo en las relaciones de poder siempre va a existir diferencia en lo que se dice y los

117 Ibíd. p. 55. 118 Ibíd. p. 74. 119 James Scott, ”Detrás de la historia oficial”, en: Los dominados y el arte de la resistencia. Discursos ocultos,

Ciudad de México, Ediciones Era, 2000.

53

que se piensa al interior del grupo subordinado, éste, “ya sea por prudencia, por miedo

o por el deseo de buscar favores, le dará a su comportamiento público una forma

adecuada a las expectativas del poderoso”.120 Pero además de ese comportamiento

sumiso los grupos dominados manejan al interior de su comunidad otra visión y otra

actitud frente a la realidad vivida, es decir, mantienen un discurso oculto que no emerge

gracias a una “prudencia táctica”.121 Básicamente el discurso público va a ofrecer

pruebas convincentes de la hegemonía del dominador, mientras que el oculto se

produce en otras circunstancias de poder y para otro público, por tal motivo, con un

contenido diferente.122

Este elemento es imprescindible dentro del análisis documental ya que al considerar la

posibilidad de un doble discurso indígena, se pueden entender muchas de las acciones

y actitudes de los tunebos ante los españoles cuando defendían su resguardo. Como lo

afirma Scott, “una investigación capaz de comparar el discurso oculto de los grupos

subordinados con el de los poderosos, y luego ambos discursos ocultos con el discurso

público que los dos grupos comparten podría hacer una importante contribución al

análisis político”.123

Dentro de los tunebos el proceso de acomodación a la situación y el papel de su

reinterpretación histórica y mitológica, se puede decir que sirvió para hacer de su

discurso público algo más aceptable a los ojos de los españoles, pero con sus objetivos

y pensamientos bien calculados y definidos. Porque se puede afirmar inicialmente que

la defensa de la comunidad tuneba por parte de sus líderes se basó en esa estrategia

que buscaba generar confianza en las autoridades españolas y que a su vez utilizaba

la mitología indígena para justificar sus peticiones, no sin antes exaltar la religión, las

creencias y la justicia de los peninsulares. En la mayoría de los documentos que se

analizan se pueden encontrar rasgos de un aparente respeto y una sumisión que

abrían paso a una posterior petición específica que se respaldaba en una estructura

120 Ibíd. p. 2. 121 Ibíd. p. 12. 122 Ibíd. p. 4. 123 Ibíd. p. 12.

54

mitológica ancestral reformada para los ojos de los españoles. Pero se puede decir

también que dicho comportamiento puede obedecer a una inteligente adaptación de los

miembros de la comunidad a la situación y que detrás de los respetuosos reclamos se

encuentra un mecanismo de resistencia que no desconoce las circunstancias, pero que

tampoco ignora los elementos con los que cuenta culturalmente el grupo.

Es fundamental relacionar dichos elementos con la realidad del proceso del grupo

indígena, ya que su estructura permite un acercamiento a la mentalidad de los líderes

indígenas en plena defensa de los derechos de su comunidad y también una posterior

exploración a los contenidos del mencionado discurso manejado por algunos caciques.

Encontramos que la estructura de contenido que se analiza en el caso de los tunebos

del siglo XVIII cuenta con elementos como la estrategia de un grupo indígena que se

defiende particularmente mediante la creación de documentos, la aparente existencia

de un discurso público y uno oculto, una reinterpretación de la historia y una visión

consciente ante la problemática y las necesidades inmediatas.

Los reclamos como una necesidad para los indígenas

El mecanismo empleado por los indígenas entre el siglo XVII y el XVIII permite

entender el papel de la mentalidad y los objetivos que ellos se plantearon mediante la

acomodación de varios elementos estratégicamente. Los documentos incluidos

muestran la forma en que los caciques estructuraban sus peticiones al virrey,

incluyendo las muestras de respeto y veneración, pero también dejan entrever los

diferentes elementos culturales, religiosos y hasta políticos que se incluían, obviamente

analizándolos desde una perspectiva actual.

Ver dichos contenidos detenidamente puede demostrar que, más que reclamos,

contienen unas evidencias históricas que sirven para determinar cómo fue la relación

indio español en el proceso de definición de los resguardos en el periodo mencionado y

esa relación reflejará cómo actuaron ante las circunstancias, tanto los líderes

indígenas, como la autoridad española, cada uno con fines diferentes.

55

La relación entre indígenas y españoles en el siglo XVIII se caracterizaba por un control

que si bien no era total, representaba orden para los europeos en cuanto al territorio y

los ingresos económicos que los dominados les aportaban. Los grupos indígenas

ubicados en sus respectivos resguardos mantenían sus estructuras sociales al interior

de la comunidad, pero fuera de ella el contacto con la autoridad española estaba

condicionado a lo que la sociedad moderna les obligaba, pero también a lo que los

líderes consideraran favorable.

Así vemos como algunos caciques pasaron a ser capitanes y, con sus intereses

personales o comunales de por medio, se adaptaron rápidamente a la estructura

española en todos sus campos para favorecer sus posibilidades. Las autoridades

indígenas fueron inicialmente las que más rápido se adaptaron al nuevo orden y al

trabajar para la Corona, los caciques consiguieron más que una simple remuneración

económica y lograron un acercamiento importante a la hora de buscar beneficios ya

fueran materiales o jurídicos para la comunidad. Este aspecto ayuda a entender por

qué algunas comunidades indígenas se mantuvieron tras la conquista en los siglos

posteriores, aprovechando algunas conexiones de sus líderes en altos cargos y la

habilidad de estos para favorecer al grupo con elementos, en principio, ajenos a sus

prácticas.

Bajo esas circunstancias el hecho de realizar algún reclamo significaba, además de

enfrentar los intereses y afectar las débiles relaciones, que el conflicto pasara a ser

manejado desde un plano cultural entre las herramientas de defensa indígena.

Comunicarse con el virrey español era pasar directamente a la instancia más alta en la

región en lo que a orden español se refería, y los indígenas aprovechaban cada

elemento aprendido de dicha institución para realizar una ambiciosa defensa

basándose en su condición de grupo pobre y afectado.

Aquí se puede ver la influencia del factor cultural ya que la acción colectiva

encomendada a un líder para que represente a toda una comunidad ante el virrey,

refleja los intereses y el deseo de luchar por una causa particular en un entorno

56

controlado por un grupo con tradiciones diferentes. No sólo se realizaba la queja

específica, sino que también se hacía una mención de las difíciles condiciones del

grupo indígena dominado:

…su Majestad no me detenga, yo tunebo soy pobre, no hay plata para mantener…124

También hay que considerar el papel del grupo indígena como un actor importante en

lo político y lo social, ya que el hecho de ponerse en contacto de alguna forma con la

autoridad superior muestra que su acción puede ir más allá de lo tradicional, en

términos de Van Young refiriéndose al mencionado caso de los campesinos, “los

inconformes y rebeldes del medio rural no necesariamente son considerados por los

observadores históricos como actores políticos pasivos, sino como actores agresivos y

dispuestos a llevar las cosas adelante”.125 Las motivaciones de los indígenas, pese a

no ser netamente económicas, si pasaban por un deseo de mejorar las condiciones de

su resguardo o por evitar injusticias y abusos en lo que a lo material se refiere, y para

lograr sus exigencias era inevitable pasar por lo cultural y lo político.

Si se quiere hablar de una fecha que demarque el inicio de esta etapa de

reclamaciones ante las autoridades, se podría establecer a 1774 como un año

fundamental, ya que a partir de este momento es cuando se incrementan las

reducciones de resguardos y los traslados de los mismos. Alrededor de esta fecha las

medidas de los corregidores como Moreno y Escandón y José María Campuzano

afectaron la situación de los diferentes grupos indígenas con modificaciones de

territorio de resguardo, con dichas dificultades en cuanto a la demarcación de los

límites del resguardo o la llegada de vecinos al territorio indígena, surgen los reclamos

escritos que son enviados a fiscales, corregidores y al virrey.

…Don Josef Maria Campuzano y Lanz corregidor:

124 AGN, Sección Colonia, Caciques e Indios, Rollo 57, Tomo 56, Folio 941r. 125 Van Young, “La Otra Rebelión”, p. 53.

57

Hago saver a el Alcalde (?) de este pueblo de Chiscas que haviendose determinado por decreto

del día de ayer la demolición de este pueblo, y union de sus Naturales al del Cocuy…126

En este punto resulta útil preguntarnos si las reclamaciones surgen en un ambiente

nuevo en cuanto a la percepción indígena sobre el dominio español, es decir, es

importante saber si al interior de la comunidad de los tunebos existía una memoria de

la conquista o sí de lo contrario los indígenas tomaban la situación como un estado

normal. Entre los líderes indígenas había una conciencia de la realidad que vivían en

torno al dominio español, pero sobre su pasado también sabían que había sido libre y

mejor que el presente que vivían. Pero esa misma conciencia de la conquista española

que afectó a sus antepasados, es la que soporta su petición de mejorar el momento

que viven y por eso recurren a sus ancestros míticos para justificar sus exigencias.

Ese inconformismo que históricamente los tunebos han manejado al interior de su

sociedad lo amoldaron estratégicamente a su visión de territorio, la cual obliga a

defender sus intereses con la tradición mitológica ancestral como base. Entonces al

mezclar sus deseos de cambio con la tradición ancestral que los respalda, los líderes

indígenas, con mecanismos propios de los occidentales, comienzan su defensa

territorial en un plano jurídico al hacer una interpretación diferente de los títulos sobre el

terreno del resguardo. Esa particular mezcla de mitología con la estructura de las leyes

españolas en el siglo XVIII incluye las ya mencionadas referencias míticas y las

justificaciones religiosas en términos occidentales, pero con peticiones particulares.

Santafé 24 Noviembre de 1801.

Pase al Fiscal Protector.

Eximo Sr.

El fiscal protector dice: que los indios tunebos de la reducción de Güicán se quejan de que los

vecinos Blancos se han introducido en sus tierras con despojo de los Naturales a quienes tienen

inquietos con la amenaza de que van a ser arrojados de su suelo y a trasladarlos al Cocuy…127

Como se verá a continuación, algunos fragmentos de los documentos revelan un

objetivo en particular que, con la ayuda de una estrategia en la estructura de su

126 AGN, Sección Colonia, Caciques e indios, Rollo 61, Tomo 60, Folio 583. 127 AGN, Sección Colonia, Caciques e Indios, Rollo 14, Tomo 14, Folio 856r.

58

redacción, se espera sea resuelto por los receptores de las comunicaciones y hagan

cambiar las condiciones del resguardo. Cada petición, lejos de exigir un beneficio

nuevo o un favor económico, se refiere al tema territorial de la invasión o el recorte del

resguardo de la comunidad, por lo que pese a la extensión del documento, nunca se

aleja de esa súplica de justicia en ese aspecto.

La estructura general de los reclamos

La redacción de los documentos escritos por los líderes indígenas es importante a la

hora de indagar por el discurso manejado por ellos en el contenido de sus

reclamaciones, ya que, la mayoría de textos analizados muestra una línea general en la

redacción y esto puede indicar inicialmente cómo buscaron manejar su relación de

aparente inferioridad ante los españoles, para así encontrar respuesta o algún tipo de

beneficio.

Analizando algunos de esos documentos del siglo XVIII vemos la forma en que los

caciques, o quienes estuvieran encargados de la redacción definitiva de los textos,

manejaron un orden que se generalizó en ese periodo para la defensa de los derechos

territoriales de los tunebos. Como eje general de los documentos se puede destacar un

interés primordial en los indígenas por mostrar a su comunidad como un grupo inferior

y sujeto a los dictámenes de los españoles, que de no tomar las decisiones correctas,

terminarán por empeorar la situación del resguardo. En cuanto al orden de lo que

redactaban los indígenas en sus documentos se puede encontrar un común

denominador en la escritura de las cartas de los líderes tunebos:

Primero se puede ver una forma específica de dirigirse al rey o al virrey, esta dependía

de la manera particular de expresión de cada líder, pero generalmente correspondía a

una demostración de respeto y subordinación de los tunebos hacia la autoridad

española que ponía a la autoridad española del Rey en un nivel superior y sobre todo a

Dios y a María, dejando las creencias nativas en un segundo plano.

59

“Excelentísimo Señor Virrey

Señor:

Pantaleón Chapetón, capitán y teniente de la gente tuneba del pueblo de Chiscas y hablando con

todos los de mi mando, grandes, chicos, pequeños, cristianos, infieles de montaña y todos a una

voz y con el más rendido respeto y sumisión suplicamos a Vuestra Alteza postrándonos a sus

benditas [tachado] plantas suplicamos se sirva ampararnos de por amor de Dios y por las

entrañas de María santísima y por la insignia del Rey mi amo…”.128

La estrategia de enaltecer el dominio español y sus creencias en detrimento de la

condición del grupo indígena, refleja ese deseo de crear un ambiente propicio para el

reclamo que se hace posteriormente, pero sobre todo para ubicar el grupo en un nivel

de necesidad y de dependencia de lo que el virrey disponga.

Eximo señor Virrey del Reino:

Nosotros los naturales del Pueblo de Guican ante Ud con nuestro mas sumiso rendimiento

presentamos este (?) por el que trajimos presente a Ud que nos hallamos tan oprimidos con los

perjuicios que nos ocacionan la Acienda…129

La posición de sumisión adoptada por los indígenas es, tal como se vio previamente en

la carta del Cacique Toroá, la forma en que se presentan los líderes al virrey para

abrirle paso a un reclamo o una petición que, por su difícil condición como grupo

indígena tendría que ser escuchada. Es importante aclarar que para la época dirigirse a

una autoridad como el Rey o el Virrey obligaba también a manejar cierta subordinación

fuera cual fuera el nivel social del interesado, pero lo que hace muy particular la actitud

de los indios tunebos es su aparente entrega a un Dios que no les pertenecía y la

veneración a una institución que era totalmente alejada a su cultura guiada

históricamente por la mitología.

En segundo lugar se encuentra la petición o queja especifica de los líderes indígenas

en cuanto a su resguardo o sus pocas pertenencias. Ahí claramente se encuentra el

objetivo único de la comunicación, hablando reiteradamente también de las condiciones

128 Carta dirigida al virrey de Pantaleón Chapetón. AGN, Sección Colonia, Resguardos de Boyacá, Tomo 1. 1801. 129 Tunebos de Güicán de Misiones de Casanare piden ayuda al fiscal protector ayuda. AGN, Sección Colonia,

Resguardos de Boyacá, Rollo 4, Folio 739. 1796.

60

en que ellos viven y su derecho a lo que ya tienen que fue otorgado por las deidades

desde la creación del mundo. Generalmente piden mejoras en las condiciones del

espacio asignado para el resguardo, que debido a la invasión de vecinos o al abuso de

autoridades intermedias se ha visto afectado y reducido.

…El teniente, capitanes y demas naturales del pueblo de Chiscas representamos a Ud que Don

Antonio Josef Ramirez nos tiene quitado un pedazo de tierra de nuestro resguardo…

…Acompañamos suplicándoles que como nuestro protector solicite el que se nos devuelban y se

nos pague todo el tiempo que lo ha ocupado desde que fuimos regresados al pueblo…130

El reclamo se convertía entonces en el principal objetivo de los documentos de los

tunebos, que generalmente era recibido por el Protector de indios. Ellos tenían claro

que eran los blancos quienes afectaban sus intereses dentro y fuera de los resguardos

y confiaban en que con la intermediación de María santísima y de Dios, el virrey se

compadeciera de ellos y les devolviera sus tierras y que se les respetara:

…Y asimesmo vuelvo y me rindo a sus pies de su Majestad, primeramente de Dios y de Maria

santísima, que me de mis tierras también, asimesmo Chiscas…131

…Pido de que me desocupen mis tieras los blancos, que no me hagan más daño. Y así yo, gente

tuneba, no engayo a Dios ni al rey, sino es con la verdad, porque aunque soy tunevo no hago

traición a Dios…132

Eximo Señor, el Fiscal a su majestad dice: Indios Tuneba del Pueblo de Guicán se quejan

principalmente del despojo que por algun blanco sufrieron en su resguardo con consentimiento

del cura y corregidor que por el contrario debía mas bien protegerlos...133

Tanto en el documento de la Carta del Cacique Toroá como en otros documentos del

siglo XVIII se evidencia ese deseo de reclamar por la legitimidad y la justicia en los

límites de los diferentes resguardos tunebos. En algunos como ya se ha mencionado,

se incluye el elemento mitológico que respalda las peticiones, allí los indígenas hacen

130 AGN, Sección Colonia, Resguardos de Boyacá, Rollo 2, Tomo 1, Folio 850. 131 AGN, Sección Colonia, Caciques e Indios, Rollo 57, Tomo 56, Folio 941r. 132 AGN, Sección Colonia, Caciques e Indios, Rollo 57, Tomo 56, Folio 941v. 133 AGN, Sección Colonia, Resguardos de Boyacá, Rollo 4, Folio 145. 1797.

61

referencias a sus ancestros y al amanecer del mundo uwa o tunebo y se reitera el

derecho ancestral al territorio:

…Y se vino derecho al sitio de Chiscas junto a su tío llamado en latín Guavura; ahí cogio

cacique llamado en latín Cuasdra Sisdra, y pasó al sitio de Güicán; vino amparando a su gente

tuneba, y pasó a la Salina; ahí cogio cacique…134

En ocasiones se referían a Dios como el que les había dado sus territorios y sus bienes

para que ellos pudieran subsistir, sin recurrir al relato mítico como soporte.

…Los blancos nos han quitado nuestra hacienda, que son nuestro conejo y (?) y nuestro venao

que nos dejó Dios para nosotros mantenernos…135

Finalmente y después de estas alusiones mitológicas, los líderes tunebos reiteraban su

respeto al virrey español y a Dios, para así poder volver a pedir que se les escuche y

se les entienda su difícil situación como indígenas. Al terminar así los documentos

enviados, los autores cumplían con su papel de afectados y hacían urgente su

necesidad de cambio:

…A su merced pedimos y suplicamos se sirva prover y mandar hacer según que pedimos lo

necesario.136

…Dios Guarde la importante vida de Ud los años que desea esta infeliz y pobre nación para su

alivio…Guican Noviembre 24 1796.

Puestos a los pies de Ud excelencia, los mas humildes naturales tunebos de Guican. 137

…suplicamos mui ensendidamente que se nos de un despacho para que nos desocupen el

resguardo de los señores blancos…138

Ese último saludo y la evidente muestra de sumisión y respeto al Rey o al Virrey es

fundamental para insistir en su suplica de esa colaboración que necesitan de acuerdo a

su difícil situación. Sin embargo muchas veces ese respeto y admiración es real, ya

134 AGN, Sección Colonia, Caciques e Indios, Rollo 57, Tomo 56, Folio 941v. 135 AGN, Sección Colonia, Caciques e Indios, Rollo 57, Sección Colonia, Tomo 56, Folio 942. 136 AGN, Sección Colonia, Resguardos de Boyacá, Rollo 4, Folio 204. 137 AGN, Sección Colonia, Resguardos de Boyacá, Rollo 4, Folio 739v. 138 AGN, Sección Colonia, Caciques e Indios, Rollo 14, Tomo 14, Folio 856.

62

que esa lejana autoridad en la cual confían es similar a sus deidades tradicionales por

el hecho de no estar de cuerpo presente y por sus cualidades bondadosas, obviamente

no se pueden venerar de la misma forma por los tunebos.

…Y vuelvo y me rindo a sus pies de su Majestad, que se me entreguen mis derechos conforme

pedimos, y si no nos da nuestros derechos y si nos perdemos con los blancos, va a su cargo de su

Majestad. Pido yo Cacique Toroá y tam[bién] yo, Cacique don Andrés Munar y también don

Antonio Munar y también su alcalde Juan Ramón Caballero. Y así mismo su Majestad no me

detenga yo tunebo soy pobre, no hay plata para mantener”.139

Volviendo al ejemplo del documento del Cacique Toroá y otros líderes tunebos de

finales del siglo XVIII se puede afirmar que la estructura mencionada se hace evidente

de principio a fin y los objetivos no se apartan del tema territorial, sin dejar de lado las

referencias de respeto al señor Virrey. En comparación con los otros documentos

estudiados, las similitudes son evidentes en todos los aspectos y la estrategia en

cuanto a la forma de dirigirse a la respectiva autoridad podría decirse que, pese a las

obvias pautas de comportamiento ante la máxima autoridad de los españoles, es en

general la de entregar total confianza y aprecio tanto al virrey como al Dios cristiano.

El discurso indígena y sus herramientas

Es fundamental el aspecto del discurso empleado por los líderes de la comunidad en

sus reclamos, ya que éste manejaba adecuadamente sus visiones del pasado y unos

intereses específicos ante los españoles. Este elemento se puede hallar tanto en la

mitología que sustentaba sus argumentos, como en la manera en que caciques,

capitanes e incluso protectores de indios que representaban a la comunidad, se dirigían

a la respectiva autoridad española con el fin de hacer saber lo que les sucedía en su

resguardo.

Para cada documento producido por una autoridad intelectual o espiritual de los

tunebos era fundamental el español como finalidad, así que, era muy importante

respetar y venerar a la autoridad superior antes que ir directamente con un reclamo o

una queja, ya que el grupo indígena tenía muy claro su papel y por ende tenía que

139 AGN, Sección Colonia, Caciques e Indios, Rollo 57, Tomo 56, Folio 941r.

63

manejar un discurso que fuera aceptable para los receptores de las cartas. Es por esto

que, en la mayoría de comunicados de estos líderes podemos encontrar extensas

introducciones de las cartas en las que se hace reverencia a Dios y a María Santísima

y después se expresa un profundo respeto a su majestad el Rey. Este factor podría

decirse inicialmente que pone en duda el milenarismo de su mitología, ya que la

convierte en algo flexible en las diferentes circunstancias:

Pantaleón Chapetón Capitán y teniente de la gente tuneba del pueblo de Chiscas… con el mas

encendido respeto y sumisión suplicamos a Dª Alteza postrandonos a sus (?) suplicamos se sirba

ampararnos de por accion de Dios y por las entrañas de maria santisima y por la (sinia) del Rey

mi amo que en su…clamamos a la piedad de su excelencia y nos haga esta caridad…140

En los indígenas al lado del apego a sus tradiciones milenarias, se encontraba implícito

en cierta medida un objetivo que iba más allá de lo cultural, es decir, además de su

deseo de hacer respetar su resguardo y sus tierras mediante el reconocimiento de su

pasado histórico, los tunebos al incluir sus relatos míticos en las misivas que le dirigían

al virrey, buscaban no solo dar a conocer sus justificaciones ancestralmente aceptadas,

sino de alguna manera acomodarse, con un discurso paralelo, a las creencias y a la

justicia cristianas occidentales mediante las constantes aceptaciones de subordinación

e inferioridad frente a los españoles.

Señor Virrey Pedro Mendinueta que Dios lo guarde…

Nosotros indios de este Pueblo de Chiscas, benimos a dar cuenta a su escelencia… …no somos

gente ladrona, somos gente tuneba tambien pagamos diesmos… tambien las misas mensuales

por año…141

Muchos documentos muestran la sencilla forma de comunicación con el virrey y el

problema que quieren notificarle en concreto los indígenas, pero también se refleja ese

deseo de igualdad que persiguen los nativos en cuanto a la sociedad española. Es

decir, en los fragmentos de muchos de esos documentos se percibe un objetivo que es

poner a la comunidad indígena en un plano que, si bien es inferior al de los españoles,

los mostrara como un grupo indefenso, humilde y leal.

140 AGN, Sección Colonia, Resguardos de Boyacá, Rollo 2, Tomo 1, Folio 855. 141 AGN, Sección Colonia, Resguardos de Boyacá, Rollo 2, Tomo 1, Folio 806.

64

Excelentísimo Señor Birei

Miguel Caballero teniente deste pueblo de Guican y Pedro Caballero…

…todos parecemos a los pies de su excelencia con la mayor beneracion…142

… con la piedad que acostumbra de la providencia muy favorable a fin de que nos repongan

nuestras tierras y nos dejen en quietud…143

Los indígenas se refieren al Virrey como una persona con la piedad que tal vez le falta

a las autoridades intermedias en la región y por eso lo veneran y se comunican con el

de esa forma tan común en el mundo español pero no tunebo. Se puede ver también

que el discurso manejado en sus mensajes es de alguna forma moldeable a lo que el

receptor está acostumbrado a percibir de todas las fuentes, pero que, al venir de un

grupo indígena que por conocidas razones se encuentra en un nivel de subordinación

notorio, se convierte en una herramienta fundamental a la hora de mantener las

relaciones y cumplir con las peticiones.

“Primeramente, después de Dios y de María santísima, me pongo a sus pies de su Majestad yo,

gente tuneva, primeramente de Nuestro Señor, y después de nuestro Rey”.144

El anterior fragmento más que mostrarnos una simple forma de dirigirse al virrey

español, refleja históricamente un proceso en el que la relación del indio con los

dominantes estaba estructurada por un respeto del grupo indígena y por una posición

determinada de cada uno de los actores en dicha interacción. Se hace evidente un

discurso público que muy seguramente no expresa el verdadero sentimiento hacia los

españoles, sino que es el resultado de una serie de acciones que se han dado en las

tensas relaciones de poder. En palabras de James Scott: „‟El discurso público va casi

siempre, gracias a su tendencia acomodaticia, a ofrecer pruebas convincentes de la

hegemonía de los valores dominantes y de la hegemonía del discurso dominante‟‟ .145

Por consiguiente, lo que se siente y se piensa en realidad se maneja con un carácter

privado pero muy definido en cuanto a percepciones y opiniones sobre la dominación

de un grupo sobre el otro.

142 AGN, Sección Colonia, Caciques e Indios, Rollo 14, Tomo 14, Folio 855. 143 AGN, Sección Colonia, Resguardos de Boyacá, Rollo 4, Folio 739r. 144 AGN, Sección Colonia, Caciques e Indios, Tomo 56. 145 Scott. “Detrás de la historia”, p. 3.

65

Este discurso paralelo interno que podrían manejar los indios tunebos es la muestra de

lo que se vive al interior del grupo y de lo que siente cada uno de los miembros, pero

que tienen que manejar con un muy bajo perfil y no dejar salir en ningún momento para

no entorpecer las difíciles relaciones que viven con los blancos. Dichas relaciones

evidentemente no eran las mejores, ya que las constantes quejas tanto de vecinos

como de los indígenas, ponían a estos últimos como el grupo conflictivo e inconforme

ante una autoridad local que pocas veces les daba la razón:

D. Pedro Jose Ortega cura del pueblo de Guycan.

Certifico en forma que este resguardo se halla repartido en dos partes, la una pertenece a los

indios ladinos y la otra a los tunebos, los que gozan de las mejores tierras con toda comodidad,

bajo de buenas cercas de cimiento sin que padezcan la menor agresión que injustamente

sugirieron en la queja que pronunciaron contra los vecinos Blancos…146

Pese a la dificultad para que fueran tenidos en cuenta los reclamos de los indígenas, el

discurso empleado en sus documentos nunca se alejo de ese propósito de enaltecer la

corona española y por eso tanto a nombre individual como comunal, los nativos

mantenían esa actitud ante los españoles. No importa si al interior de la comunidad los

problemas o las inconformidades eran constantes:

Josph Casiano. Principal del Pueblo de Guycan.

…ante su tribunal yo en nombre de mi cacique Dn Francisco Toroá de Tierra adentro, yo Josph

Casiano como indio tunebo medio para ponerme a sus pies de su mersed como Cacique general

de todos los indios…147

Antonio Munar natural de este pueblo de Guicán y teniente en nombre de todos los mas

naturales de dicho pueblo, Ante su merced parecemos en la mejor forma que a nuestro derecho

convenga, y decimos (ilegible) requerido al Superior Gobierno por medio de nuestro protector

pidiendole que mediante a hallarnos (cortos) y sin suficientes tierras de resguardo y muchos de

las que eran reduciendose sin tener donde poderlos reacomodar para vivienda y labranza…

…ante el tribunal de su merced, pedimos y suplicamos se sirva (ilegible) los resguardos que

tenemos asignados.148

146 AGN, Sección Colonia, Caciques e Indios, Rollo 14, Tomo 14, Folio 863. 147 AGN, Sección Colonia, Caciques e Indios, Rollo 57, Tomo 56, Folio 936. 1791. 148 AGN, Sección Colonia, Resguardos de Boyacá, Rollo 4, Folio 204.

66

…por lo que decimos mui ensendidamente que parecemos a los pies de su escelencia para que

nos de…149

Como se puede ver en los fragmentos citados, la manera en que los líderes indígenas

se dirigen a la autoridad es una útil herramienta para poder presentar una petición sin

dejar ver lo que en realidad manejan al interior del grupo, más bien se muestran como

unos fieles servidores más para la Corona. Quizás el documento con mayor claridad en

este aspecto sea el del Cacique Toroá por su estructura y contenido bien organizado

en cuanto a mitología, discurso y objetivos.

Analizando políticamente ese comportamiento de los tunebos ante los españoles, se

podría decir que el hecho de respetar y engrandecer a la autoridad de la Corona iba

más allá de un conveniente acomodo a la situación, y que también se quería de paso

mantener temporalmente esa posición inferior en cuanto al orden social del momento,

pero intentando a la vez demostrar un derecho inamovible por su misma necesidad y

obviamente por un pasado mítico que los respaldaba.150

Si se toma otro documento de la época como ejemplo se puede determinar el grado de

diferenciación que para los indígenas había entre una autoridad como Rey o Virrey y

los poderes locales intermedios, las reclamaciones eran más directas y no se manejaba

una estrategia como en el otro caso. No se puede negar el carácter de superioridad

que ante cualquier individuo generaba tal representante de la Corona, pero las

relaciones sin duda eran desiguales:

Señor Protector de Naturales:

El Teniente Capitán y demas del pueblo de Chiscas le presentamos a Ud que cuando en el año

pasado de 1777 se demolió nuestro pueblo tenía aquella iglesia noventa y tantas reses de mi

pertenencia con que (subvenían) a varios gastos de ellas sin que se nos entregasen entonces

para conducirlas al pueblo a que se nos agregó, sino que el cura que era en aquel tiempo el

149 AGN, Sección Colonia, Caciques e Indios, Rollo 14, Tomo 14, Folio 856. 150 Scott asegura que: “cuanto más grande sea la desigualdad de poder entre los dominantes y los dominados y

cuanto más arbitrariamente se ejerza el poder, el discurso público de los dominados adquirirá una forma más

estereotipada y ritualista. En otras palabras, cuanto más amenazante sea el poder, más gruesa será la máscara”. En:

Scott. “Detrás de la historia”, p. 2.

67

Maestro Ximenez procedió (ignoramos con que facultad) ha venderlas por un vajo precio al D.D

Antonio Joseph Ramírez actual cura de la Parroquia de Sativa.

Por los Naturales Jph Ignacio Caycedo.151

Otro fragmento documental nos muestra cómo los líderes tunebos conocían la función

y los límites de esas autoridades locales y se quejaban por las acciones de curas que

se aprovechaban de su condición para vender las tierras de los resguardos:

…que vea su Majestad si los curas tienen licencia de vender tierras de tunebos y si no es así, que

me de mis derechos de mis tierras de Chiscas…152

La identidad y la interpretación flexible

Todo este manejo que visto desde la actualidad puede tener un carácter político, era

común tanto para indígenas como para los blancos, pero como se evidencia en los

documentos, las relaciones de poder se manejaban en dos planos uno externo y otro

interno y no se podía exigir o reclamar algo sin antes tener bien clara la posición social

como los conceptos que se incluirían en el discurso frente al otro.

Esta actitud puede ser denominada como una resistencia pasiva en cuanto a las

circunstancias y lo expresado en sus comunicados es el reflejo de su estructura interna

de defensa ante una autoridad, pero sus mecanismos de resistencia activa pueden

estar detrás del discurso que ocultan en esos documentos. Es decir, lo que no se

puede ver en cuanto al pensamiento indígena sobre la dominación y la autoridad

española, es sin duda, lo fundamental a la hora de indagar por la defensa que se

esperaría de parte de los tunebos. La ausencia de ese elemento hace pensar, como se

ya se vio, que muchos de sus líderes se acomodaron a la situación y le sacaron

provecho, pero también cuando fue necesario expresaron sus inconformidades de una

manera políticamente correcta.

151 AGN, Sección Colonia, Caciques e Indios, Rollo 61, Tomo 60, Folio 613. 152 AGN, Sección Colonia, Caciques e Indios, Rollo 57, Tomo 56, Folio 941v.

68

El proceso de adaptación indígena nos muestra a un grupo que comprende bien el

significado de una deidad y su importancia para una comunidad, respetando y

acomodando las diferentes visiones en lo que ellos quieren dar a entender con sus

relatos y peticiones. Este complejo aspecto religioso está fuertemente relacionado con

el actuar social de los líderes de la comunidad, ya que, desde los años de la conquista

tanto españoles, buscando remplazar las creencias nativas, como los indígenas al no

dejar perder su sistema mítico ancestral, pusieron a las idolatrías como eje de sus

discursos:

…no han podido ni pueden ser bien adoctrinados ni instruidos en las causas de nuestra Santa Fe

catolica y doctrina cristiana por no haver estado juntos ni poblados…153

…Me rindo a sus pies de su majestad, Salina, Guycan y Chiscas que nos las bienen quitando,

por eso me pongo delante de su majestad para que vea que si es verdad tienen los blancos

licencia de quitar nuestras de nosotros, gente tuneva, siendo libres y amparados, nosotros

tunevos no tenemos dos dioses ni dos reyes, sino un solo dios y un solo rey; que mi Padre Eterno

y su madre santísima nos dejó libres y amparados…154

Al lado de esto el elemento cosmogónico fue fundamental para los líderes de la

comunidad al momento de expresar su indignación por la pérdida de un territorio que

históricamente les correspondía y no se podía negociar como lo hacían los blancos,

sus contenidos entonces fueron útiles para justificar cualquier reclamo mas allá de lo

jurídico o de lo cultural, poniendo a la tradición ancestral como única razón:

…y todos los demás indios de este pueblo, y ysieron la representación siguiente: que este pueblo

ha sido desde la Conquista, y que siempre lo han reconocido por suyo los Tunebos sus

antecesores y disen que sus padres y abuelos les expresavan que el Sr oydor Visitador Don Juan

de Valcarcel los quiso agregar al Pueblo del Cocuy y que ellos nunca quisieron por no

desamparar del todo estas sus tierras porque desde la conquista las reconocieron por suyas…155

Pero no solo la cosmogonía se vuelve moldeable a las circunstancias a la hora de

ponerla en consideración de personas ajenas a la comunidad indígena, también la

visión histórica, como ya se pudo ver, y la identidad de grupo en el contexto de dominio

153 Un cura sobre los tunebos en 1763. AGN, Sección Colonia, Caciques e Indios, Rollo 61, Tomo 60, Folio 572. 154 AGN, Sección Colonia, Caciques e Indios, Rollo 57, Tomo 56, Folio 941r. 155 Despacho seguido por Don Andrés Antonio de Thorres Juez de Comisión Güicán 1770. AGN, Sección Colonia,

Resguardos de Boyacá, Rollo 4, Folio 244.

69

español. Tal como lo refleja el apropiado discurso empleado por los líderes tunebos del

siglo XVIII, las referencias ancestrales no son siempre necesarias, ya que se pueden

dejar de lado para que den paso a un mecanismo que si bien no da justificaciones de

ningún tipo en cuanto a lo territorio, si les permite a los indígenas entrar en la realidad

social y política que los gobierna.

…con el transcurso del tiempo estos tunevos han perdido sus títulos y despachos de amparos,

pero que en tiempo antiguo e inmemorial eran amparados en este Chiscas es constante por los

libros biejos parroquiales de mi cargo…156

En los relatos que estos líderes hacen e incluso en los simples reclamos, se puede ver

una adaptación de la identidad por parte de ellos y se hace evidente la movilidad con la

que la narración mitológica debe contar debido a las diferentes circunstancias, es decir,

el pensamiento mítico y ancestral tiene que estar en constante evolución y ser utilizado

con fines de defensa dependiendo de las necesidades, tal como sucede con el

discurso.

Esa identidad que muchas veces nos muestra al grupo indígena como una comunidad

aferrada a sus tradiciones y a sus creencias, puede convertirse en una herramienta que

se acopla tanto a las circunstancias de un determinado periodo como a los distintos

fines del grupo. Por eso es fácil entender la forma en que los líderes tunebos

interpretaron las leyes españolas territoriales con su cosmogonía histórica y

procedieron a relacionarlas para hacer una defensa de sus resguardos. Esto lo lograron

acoplando las concepciones de su presente con la tradición mítica y las nuevas formas

de narración con objetivos definidos.

Los fragmentos de relatos míticos que en ocasiones justificaban los pedidos de los

tunebos, hacían parte del manejo de la visión histórica nativa con respecto a los

españoles y su estructura social, religiosa y política. Este concepto lo maneja de forma

similar Rappaport cuando profundiza en las obras de los intelectuales nasa, explorando

156 El cura de Chiscas sobre los tunebos. AGN, Sección Colonia, Resguardos de Boyacá, Rollo 4, Folio 167.

70

los contenidos considerados históricos que han sido modificados y se convierten en

parte fundamental de la defensa del territorio.157

Es importante tener claro que para esa época no se puede hablar de una “intención

política” de reconstruir la identidad y la cultura de su pueblo ante los ojos de los

dominadores, ya que este concepto resulta contemporáneo, pero si se puede ver como

una estrategia de comportamiento que a la final les puede representar beneficios tanto

sociales como materiales.

Los tunebos comprendieron el sistema español sobre los títulos de las tierras y lo

adaptaron a sus conocimientos ancestrales para defender su territorio, mezclando su

visión de la naturaleza y la propiedad con las diferentes normas jurídicas de posesión

españolas, para así plantear una lucha por sus derechos tanto en lo legal como en lo

sagrado. Tal como lo asevera Falchetti, “utilizaron las leyes españolas para defender

sus territorios y se apoyaron en documentos que habían recibido de las autoridades, y

reinterpretaron la territorialidad para ajustarla a la situación de la época; sin embargo,

interpretaron los títulos sobre las tierras de resguardo desde su propio sistema de

creencias, desde la estructura y esencia de su mitología”.158

…en primera instancia me pidieron algunos indios les adicionase mas tierras, sin hacer

presentación de los títulos de amparo que de las que tienen les hizo el Sr Oydor bicitador Don

Andrés Berdugo, con asistencia de su protector. Como después se me hubiese echo

manifestación de estos títulos de amparo por Don Salbador Ritacuba Teniente del Pueblo.159

Para la autoridad española esto no era considerado como una amenaza para sus

intereses, ya que los indígenas representados por sus líderes, “no pretendieron

recuperar la totalidad de su territorio ancestral. Ellos reclamaban las tierras otorgadas

por autoridades españolas”.160

157 Según Rappaport -el conocimiento del pasado es un componente fundamental en las disputas por la tierra, los acuerdos políticos y las discusiones sobre herencias-. Rappaport, “La Política de”, p. 38. 158 Falchetti, “El legado milenario”, p. 52. 159 El corregidor del Partido de Chita al Fiscal protector. 1769, AGN, Sección Colonia, Resguardos de Boyacá, Rollo

4, Folio 206. 160 Falchetti, “El legado milenario”, p. 57.

71

Visto desde la actualidad, la dinámica de la identidad histórica y cultural de los tunebos

fue lo que respaldó las reclamaciones que en su momento hicieron los indígenas y fue

gracias a esa practicidad de su estructura social y mitológica que lograron mantener su

grupo en medio de un entorno modificado y ajeno, sin desconocer que para la época

muy seguramente se dio inconscientemente. La acomodación de sus relatos a la

historia tradicional occidental posiblemente no respondiera a un interés político de los

indígenas por reconstruir su identidad, pero, los líderes de la comunidad emplearon una

apropiación del territorio en términos culturales con el fin de cumplir sus objetivos.

72

CONCLUSIONES

Los resultados que se obtienen del análisis de la bibliografía y de los respectivos

documentos, muestran que tras la conquista española muchas de las comunidades

indígenas del centro del país fueron poco a poco absorbidas por el nuevo orden

colonial y en los siglos siguientes la relación entre indios y españoles se basó en un

control de los peninsulares sobre los territorios de los grupos dominados, mientras que

estos simplemente se limitaron a vivir en un resguardo que estaba bajo las condiciones

dadas por la autoridad española.

El periodo transcurrido hasta el siglo XVIII mostró la forma en que las autoridades

españolas reformaron el territorio y su control para obtener beneficios de las tierras y

del trabajo indígena. Los constantes recortes de los resguardos de grupos como el de

los tunebos generaron malestar en una comunidad que se había adaptado a esa nueva

sociedad, pero que aprovecharía la relación de sus capitanes con los españoles para

obtener beneficios personales y también para reclamar dentro de la estructura

española con argumentos propios de su cultura, pero reformulados para el nuevo

esquema.

Analizando el proceso histórico de reducción de los indígenas y de sus territorios a

manos de españoles, nos encontramos con un componente vital a la hora de indagar

por el modo en que se desarrolló la defensa territorial y cultural por parte de los

tunebos, y es su capacidad de plantear una lucha que se alejó del enfrentamiento

violento y se inclinó por el dialogo y las reclamaciones ante la autoridad con una serie

de justificaciones y estrategias. A finales del siglo XVIII líderes tunebos como el cacique

Toroá y Andrés Munar crearon documentos en los que se le pedía al Virrey español

piedad para con ellos ya que eran un grupo pobre y bueno.

En documentos como el del Cacique Toroá y los demás líderes tunebos podemos ver

claramente cómo utilizaron una estrategia particular para acoplar su sistema de

creencias a la realidad que vivían y para sacar beneficio de su relación obligada con la

73

autoridad española, todo con el fin de lograr mejoras en las condiciones de su

resguardo. Se evidencia la particular estructura de los reclamos indígenas y la forma en

que actuaron los líderes en la defensa de su territorio de resguardo, con una táctica

que incluía una sumisión ante el español, ya que los tunebos eran conscientes de su

posición y utilizaron el elemento cultural para reforzar la visión que los españoles

debían tener de su grupo.

En muchos casos es fácil suponer que la forma en que los indígenas se dirigían a la

autoridad española correspondía a lo que obligaba para cualquier persona comunicarse

con un Rey o un Virrey, pero el aspecto que revela el verdadero discurso de los

tunebos es el deseo de pedir por la justicia en su territorio relacionando las creencias y

las tradiciones culturales de su cosmogonía con la cultura española. Es decir, la forma

en que realizaban su petición incluía un relato mítico tradicional de su cultura pero con

elementos muy similares al cristianismo de los españoles, e incluso se habla de un

personaje sagrado para ellos que originalmente fue un encomendero de la región de

Chiscas y Güicán, pero que con el pasar de los años el grupo indígena lo elevó al nivel

de sus deidades creadoras.

Pese a no saber si en el interior de la comunidad existía un rechazo total a la situación,

se puede afirmar, gracias al discurso expresado públicamente por los líderes tunebos a

la hora de reclamar, que siempre buscaron dar una imagen particular de grupo a la

autoridad española.

La transformación de la identidad mediante los relatos míticos o mediante las muestran

de afecto a la Corona española refleja la forma en que los caciques o capitanes

tunebos se comunicaron con las autoridades españolas y como hacían sus peticiones

con un discurso público muy bien adaptado. El aspecto religioso fue fundamental en

este proceso ya que los indígenas en la mayoría de sus reclamos hacían referencia a la

grandeza de Dios y a todos los elementos sagrados que conocieran, todo con el fin de

lograr una comparativa entre las dos culturas para al final llegar a un balance.

74

Básicamente los resultados muestran las diferentes dinámicas y estrategias de un

grupo que en el fondo no se desintegró culturalmente y que, mediante su mitología, se

adaptó inteligentemente a las circunstancias.

75

BIBLIOGRAFÍA

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Artículos

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79

ANEXO

Carta enviada por varios líderes tunebos Archivo General de la Nación, Sección Colonia, Caciques e indios, Tomo 56, Rollo 57, Folios 938 a 942. Año 1781-1784. 161 Santafé, 4 de Septiembre de 1784

Pasé al Señor Protector general para la providencia conveniente.

Primeramente, después de Dios y de María Santísima, me pongo en sus pies de su

Majestad yo, gente tuneva, primeramente de Nuestro Señor, y después de nuestro rey.

Somos gente liber y amparados. Y de ahí, mi Padre Sicaguba – llamamos nosotros en

latín, en castellano llamamos do González de Verrío de Ogua – dice, éste fue y nació

nuestro dios, que en ese tiempo no estaba como ahora. Y nació, y vino componiendo

ciudad de Santafé, y de ahí se fue adonde su tío rey. Llegó diciendo que iba adonde él;

y le preguntó: ¿Qué dices? Antonces dijo que iba preguntando sus libros. Antonces

respondió, dijo: bien está; pero estos que están aquí no los doy; vaya a pedir allá

adonde nuestro Padre Eterno. Fue allá, llegó y le preguntó diciendo: ¿Qué dices? Y a

antonces dijo: ya vengo preguntando mis libros. Y antonces dijo: ¿Qué libros pregunta?

Uno no más; Ese no está allá donde su tío; ahora sí yo lo doy aquí, es menester poner

otro mundo. Y de ahí se volvió a donde su tío y le preguntó: ¿cómo le fue sobrino? Le

respondió diciendo: bien que un libro; era menester poner otro mundo. Dijo: está bien; y

antonces abrió su tío la puerta de Bircuela; vido todo esto, y de ahí abrió otra puerta y

vido los libros ahí; sacó el peso y lo pesó; ni uno ni otro vino parejo. Dijo su sobrino:

también tío, todo eso vido. Y se vino a dar al sitio de Cububón; vino a donde su señora

madre, y de ahí dijo: madre yo vine a ver no más, ya me vuelvo a ir, aquí no hay chicha

ni comida, allá afuera, adonde mi tío Guavura, ahí si hay comida, voy a comer. Y le dijo

su madre que comida ni que chicha, busté va a morir diciendo esto, se vino a dar en el

sitio del baño de Santa Agueda; viniendo ahí, lo crucificaron los judíos; carga su olla y

161 Este documento también se encuentra en “La Búsqueda del equilibrio” de Ana María Falchetti.

80

su macana y su estera; lo lanciaron con s misma macana. Y se fueron estos adonde

sus capitanes diciendo que ya habían matado un león; respondió su capitán: no hay

(¿?) matado a Nuestro Señor; y ellos dijeron que no que había sido un león; les dijo su

capitán: vayan a traerlo; vinieron a llevarlo y no lo toparon porque se escondió detrás

de su macana. Estuvo cuatro días y se vino otra vez al sitio de Cububón adonde su

señora; ahí se hizo que se murió y no murió. Se fue a España trajo conquista, y vino

conquistando. Salió a un sitio que llaman los Aposentos y se topó con su tío llamado

santo don Francisco quinto de Araque Equira. Le echó la bendición su tío a su sobrino,

y de ahí si cogió su mano y le dijo que había de ser su cacique, primeramente de

nosotros, gente tuneva, a la mano derecha, y de los ladinos fue a la mano izquierda. Y

asimismo, éste fue para decir hoy en día conquista; ¿y cómo sería esto para decir

conquista? Con que asimismo verá su Majestad como fue esta conquista. Yo tunevo,

digo asina, por esto mesmo doy cuenta, como dejo yo, gente tuneva. Me dejo asina

que ver ¿Cuál otro dios de blancos puso esto para hoy en día estar nosotros

menospreciados de los señores corregidores y de los demás blancos? Y asimesmo

nosotros no fuimos conquistados, sino fuimos libres y amparados, que nos dejó nuestro

agüelo hasta el fin del mundo, y ahora yo soy gente de encomienda. Y asimismo fue

nuestro encomendero el adelantado Hoz de Verrío; salió de la laguna de Segovia y

eusa y de ahí vino adonde su tío y le dijo: sobrino; y le respondió yo no soy su sobrino;

antonces dijo su tío: no más, no aparece aquí en mi puerta; usted es mi sobrino, y

asimesmo adonde yo nací, allá en Tina Subara; diciendo esto, dio su libro y de ahí sí

dijo: allá es donde yo nací, había de ir; allá está mi agua bendita, ahí está mi uña y mi

carne, diciendo esto; abrió puerta de espejo, salió al navío y topó todo, y también su

agua bendita y su palma real y un guacamaya, conforme que echara su baba, que

bebiera; y vino a llevar su otoba. Se vino, y saliendo al puerto de Casanare vino a un

sitio llamado Patute; cogió cacique don Quanaí y se vino ya contando su gente tuneba;

se vino a un sitio llamado Anchirí, Bichirí y Tacuatarí; ahí cogió sus caciques don

Iramuchacaí, y se vino a un sitio llamado Tacuatarí; cogió su alcalde Culaí; se vino a la

cercanía llamado Rusguría. Y le había dicho que llegando a una serranía muy grande,

que si no tovaba por donde pasar, que disparara; y disparó por donde él iba y no

reventó boca de fuego; cuatro ocasiones se devolvió por donde él había ido y entonces

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sí reventó, y dijo que sacara y viera en su libro; y así lo hizo, que abrió su libro y vido

que ya estaba adonde su tío le había mandado; y sacó su barra para abrir su camino. Y

se vino a dar a un sitio llamado Cuarri adonde su señora madre llamada Guisa, y le dio

la mano y le dijo: señora, ¿Cómo está? Y le respondió diciendo: yo no soy su madre,

busté viene contra mí; respondió nuestro encomendero y dijo que no iba contra su

señora, sino que venía antes a ampararlos; y él mismo puso la paila para calentar la

agua (¿?) para lavar su mano de su señora; y después desto le preguntó diciendo:

señora, ¿adónde están mis hermanos? Y le respondió diciendo: yo no tengo hijos; le

preguntó cuatro ocasiones, y le dijo entonces a su señora madre que los llamara, y los

llamó y vinieron, y le dieron la mano diciendo: ¿Cómo le va taita? y entonces estuvo él

muy alegre con sus hijos; le preguntó a su señora madre cuál era su hijo; respondió

que erra Iroare, y pidió cubarro y no trajo sino trajo las hojas cuatro ocasiones; y lo

conoció, y abrió su libro y vido que ahí estaba; y fue él mesmo y lo trajo la hoja del

cubarro, y dijo: desta hoja es que habéis de traer; y la trajo y después desto trajo la

barra; hizo la corona nuestro encomendero y se lo entregó a nuestro cacique, y

también su alcalde Susira; y después desto, pidió también la pila de la otiva y no la

conoció; y también abrió su libro y vido que ahí estaba; y fue él mesmo y trajo la hoja

de la otiva; dijo: desta hoja habéis de traer; y fue y la trajo, y lo entregó, y volvió, y trajo

la pipa y lo entregó a nuestro encomendero, y la cogió muy alegre y dijo: ahora sí está

Dios al contento, y lo echó entre se petaca. Y de ahí se vino con su alcalde llamado

Susira a un sitio llamado Tina Subara, adonde había nacido nuestro rey Sumo Pontífes;

y le dijo que llegando ahí toparía una pila, y le dijo que lo alzara la pila cuatro

ocasiones; y lo alzó cuatro ocasiones, y de ahí le dijo a su primo que lo alzara y no lo

pudo alzar; y entonces le dijo: la gente no es suyo sino mío y también le dijo que si

topaba un pozo que saltara cuatro ocasiones y saltó cuatro ocasiones y no cayó al

pozo; y le mandó a su primo que saltara y saltó su primo y se cayó al pozo, y le echó la

cadena y lo sacó otra vez. Y se vino a un sitio llamado Ricarí, cogió cacique Ririno, y

pasó al otro lado de la quebrada que es un sitio llamado Camasirva; y ahí cogió

cacique Anarasira, y de ahí se vino a un sitio llamado Cuaquasía y también cogió

cacique llamado Cocoa Rubruna, y se vino andando por un sitio llamado Curutí y cogió

cacique Chepití, y vino al pie de una serranía llamado Vuriatiria, se quedo ahí y sacó su

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libro y vido que ahí está la plata; dos horas antes de amanecer, levantó y puso su

escalera en el cincho y abrió la puerta y topó la moya de plata y la sacó, y se vino y

botó la escalera; vino y se echó a su cama, incordó a sus primos que fueran a sacar la

plata; y fueron a sacar y no toparon nada. Y se vinieron a un sitio llamado Guiraioca;

ahí se quedó y vido jumo de Chintorobastoro y él también vido jumo de nuestro

encomendero y dijo: ¿Quién es esta gente que viene diciendo esto? Le escribió

Chintorobastoro a nuestro encomendero que qué venía haciendo; y le respondió

diciendo que él venía viendo su gente y amparando, y le dijo que quién había dado

licencia de colar entre su gente; y volvió y le dio que esa era su gente; volvió nuestro

encomendero y dijo: ese no es tu gente sino ese es mi gente; volvió y dijo que por qué

había de ser su gente, que viniera Chintorobastoro a sacar su derecho, y no quiso ir

cuatro ocasiones, y lo llamó; de ahí hizo cuatro zangas nuestro encomendero y llamó a

Chintorobastoro; vino con su espada para con nuestro encomendero; vino y le metió la

espada a nuestro encomendero entre las piernas cuatro ocasiones y no lo volteó; volvió

nuestro encomendero y sacó también su espada y lo metió también entre las piernas

de (¿?) Chintorobastoro y lo volteó cuatro ocasiones, y le iba a meter la espada, y

volvió su primo y le dijo: detenga la mano, mire que se pierde, y pierde su crédito

¡Primeramente a Dios y al Rey! Y lo dijo; y sacó su candela y le pegó detrás. Y se vino

derecho al sitio de Chiscas junto a su tío llamado en latín Guavura; ahí cogió cacique

llamado en latín Cuasdra Sisdra, y pasó al sitio de Güicán; vino amparando a su gente

tuneba, y pasó a la Salina; ahí cogió cacique Argaro y pasó al Pillal siempre

amparando, siempre su gente tuneba. Y asimismo lo que toca, gente tuneva, nos dejó

nuestro encomendero adelantado Hoz de Verrío; hizo lo que le mandó su tío rey

Escarda: llevar otoba; y por eso somos libres, amparados, porque llevó su otoba y lo

entregó a su tío Escarda; estuvo contento porque llegó sin faltar nada; y la plata que

llevó lo echaron a la caja y no llenó; le faltó esa plata; fue que quedó para los ladinos,

que pagaran demoras; y nosotros, gente tuneba, ¿Por qué hemos de pagar demoras?

Nosotros no matamos a Nuestro Señor, ni lo lanciamos. Y asimismo, primeramente

después de Dios y de María santísima, me pongo a sus pies de su Majestad para que

vea si será verdad lo que mandan Dios y nuestro rey, porque dicen los blancos que

nosotros, gente tuneba, no valemos nada, que así dizque manda su Majestad; y

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asimesmo si nuestro Rey no manda a su Majestad, asina verá si somos libres y

amparados; por eso venimos a empedir nuestro sitio y nuestro lugar donde nacimos;

¡que no nos quiten nuestras tierras! ¡Por amor de Dios que nos dejen donde estamos!

Y asimesmo todo esto lo que dejó contado nuestro encomendero; me rindo a sus pies

de su Majestad, que nuestras tierras de Patute y Piñal y Salina y Güicán y Chiscas, que

nos las tienen quitando; por eso me pondo delante de su Majestad para que vea que si

es verdad tienen los blancos licencia de quitar nuestras tierras de nosotros, gente

tuneba, siendo libres y amparados; nosotros tunevos no tenemos dos dioses ni dos

reyes, sino un solo dios y un solo rey; que mi Padre Eterno y su madre santísima nos

dejó libres y amparados, y nuestro rey Escarda, Sumo Pontífes y después también

nuestro encomendero nos dejo amparados. Y asimesmo, aquí en nuestras tierras,

Güicán, otro no nos hace mal si no es don Antonio de Herrera, que nos tiene quitado

las tierras. Si sé que los tiene mercadas con nuestro rey; y asimesmo vea su Majestad

si es verdad; sabrá su Majestad si ha mercado, y si es verdad ¿también entonces

tendrá mercado su silla y su mesa de nuestro rey? Y esto, si no es verdad que tiene

mercados las tierras, que pague la multa. Y asimesmo vuelvo y me rindo a sus pies de

su Majestad, primeramente de Dios y de María santísima, que me de mis tierras

también, asimismo Chiscas, habiendo dejado su cabeza en sitio de Chiscas para que

no se perdieran, su gente tuneva. Y por eso mismo digo a su Majestad que el cura de

Chiscas nos está quitando nuestras tierras de nosotros, gente tuneva, para vender a

los blancos; que vea su Majestad si los curas tienen licencia de vender tierras de

tunebos y si no es así, que me de mis derechos de mis tierras de Chiscas, que lo

llamen arriba. Y asimesmo los blancos nos han quitado nuestra hacienda, que son

nuestro conejo y curí y nuestro venao que nos dejó Dios para mantenernos; por no dar

mal crédito a nuestro dios y nuestro rey; y eso es lo que nosotros empedimos; que lo

tienen acabado. Donde dejó nuestro encomendero libres y amparados fue en la piedra

gorda, de ahí para arriba que no dentre blancos; y también en Güicán nos dejó puerta

en un mojón llamado Cuirganí; y hará que no dentre blanco. Pido de que me

desocupen mis tierras los blancos, que no me hagan más daño. Y así yo, gente tuneba,

no engayo a Dios ni al rey, si no es con la verdad, porque aunque soy tunevo no hago

traición a Dios; por eso pido mi sitio, mi lugar; que por nosotros hubo mundo; ¿por qué

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nos están menospreciando? Como si no es asina lo que nosotros decimos, gente

tuneba, y si no lo cre su Majestad, pasará a dar cuenta a España. Y asimesmo me

rindo a sus pies de su Majestad, y en su palacio que dejó nuestro abuelo Sicaguba -en

latín llamamos así, y en castellano llamamos nuestro Padre Santo san don González

de Ogua- puso asina para nosotros venir a sus pies de su Majestad a dar cuenta de lo

que nos hacen los blancos, porque está en lugar de Dios para que nos ampare y nos

defienda. Por eso vengo a entregar mis derechos, que es mi otoba, para que lo reciba

su Majestad y dé cuenta a España, y a nuestro rey quinto y nuestro rey Escarda, para

que vea si no amaneció por esta otoba; y asimesmo dará cuenta desto. Y vuelvo y me

rindo a sus pies de su Majestad, que se me entreguen mis derechos conforme

pedimos, y si no nos da nuestros derechos y si nos perdemos con los blancos, va a su

cargo de su Majestad. Pido yo, cacique Toroá, y también yo, cacique don Andrés

Munar, cuiao mudo y también don Antonio Munar, y también su alcalde Juan Ramón

Caballero y asimesmo su Majestad no me detenga, yo tunebo soy podre, no hay plata

para mantener.