19
Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=11100606 Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Sistema de Información Científica Daniel Hiernaux-Nicolas Walter Benjamin y los pasajes de París: el abordaje metodológico Economía, Sociedad y Territorio, vol. II, núm. 6, julio-diciembre, 1999, pp. 277-293, El Colegio Mexiquense, A.C. México ¿Cómo citar? Fascículo completo Más información del artículo Página de la revista Economía, Sociedad y Territorio, ISSN (Versión impresa): 1405-8421 [email protected] El Colegio Mexiquense, A.C. México www.redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

Los Pasajes De

Embed Size (px)

DESCRIPTION

historia

Citation preview

  • Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=11100606

    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y Portugal

    Sistema de Informacin Cientfica

    Daniel Hiernaux-Nicolas

    Walter Benjamin y los pasajes de Pars: el abordaje metodolgico

    Economa, Sociedad y Territorio, vol. II, nm. 6, julio-diciembre, 1999, pp. 277-293,

    El Colegio Mexiquense, A.C.

    Mxico

    Cmo citar? Fascculo completo Ms informacin del artculo Pgina de la revista

    Economa, Sociedad y Territorio,

    ISSN (Versin impresa): 1405-8421

    [email protected]

    El Colegio Mexiquense, A.C.

    Mxico

    www.redalyc.orgProyecto acadmico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

    http://www.redalyc.orghttp://www.redalyc.org/comocitar.oa?id=11100606http://www.redalyc.org/fasciculo.oa?id=111&numero=125http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=11100606http://www.redalyc.org/revista.oa?id=111http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=11100606http://www.redalyc.org/revista.oa?id=111http://www.redalyc.org/revista.oa?id=111http://www.redalyc.orghttp://www.redalyc.org/revista.oa?id=111
  • 277Economa, Sociedad y Territorio, vol. II, nm. 6, 1999, 277-293

    Economa, Sociedad y Territorio, vol. II, nm. 6, 1999, 277-293.

    Walter Benjaminy los pasajes dePars: el abordajemetodolgico1

    Daniel Hiernaux-NicolasUniversidad AutnomaMetropolitana-Xochimilco

    Introduccin

    Los ltimos aos del siglo XX han visto nacer profundas inquietu-des respecto al sentido de la produccin y transmisin de losconocimientos. Por una parte, el carcter masificado de la educa-cin propiciara su abandono, mientras que se ha hecho hincapien el postulado de que la investigacin debera orientarse, enforma creciente, a apoyar los esfuerzos del desarrollo y delprogreso econmico y social.

    De tal suerte, se han criticado en forma radical los patro-nes de enseanza masiva surgidos de la fase denominada fordistay, en ciertos casos, populista, como es el de Mxico, es decir, lafase del desarrollo capitalista de la posguerra. Tal crtica enarbolala necesidad de regresar a una educacin de calidad, impartidaa quienes realmente puedan aprovecharla, en el marco de un pro-ceso de transmisin de conocimientos que se quiere eficiente,actualizado, y cada vez ms articulado con los cambios que sur-gen en el medio productivo.

    Por su parte, la investigacin en ciencias sociales se ha vistoduramente criticada por su improductividad, entendida como eldesprendimiento de las necesidades de la sociedad y de los secto-res productivos. As mismo, se considera necesario destinar me-

    1 Una primera versin de este texto fue presentada en la mesa 4, celebrada el 13 deenero de 1999 (titulada La formacin de investigadores: vocacin y utopa), duranteel Congreso de Historia Regional de El Colegio de Michoacn, Zamora, Michoacn.

  • 278 Hiernaux, D.: Walter Benjamin y los pasajes de Pars...

    nos recursos estatales a aquellos rubros, ya que se proclama quela investigacin social realmente productiva debera ser capaz deconseguir sus propias formas de financiamiento. Una especie deseleccin natural sera entonces factible, desprendiendo lo tilde lo intil, lo productivo de lo improductivo, lo necesario de loprescindible.

    La cuestin del carcter superfluo de las ciencias socialesposiblemente sea central en los debates que orientarn la visindel mundo que estamos construyendo para el prximo siglo. Paraello, es necesario remitirse no slo a criterios que definan la cali-dad de la investigacin y del proceso mismo de su desarrollo,sino que es preciso plantearse cul puede o debera ser la relacinentre el investigador, las concepciones existentes y el objeto deestudio, para determinar qu aspectos pueden ser revisados tantoen la formacin de los investigadores, como en la relacin entrela sociedad y ellos.

    Para ejemplificar algunas de las ideas que manejamos conrespecto a lo que podra ser la investigacin en las ciencias socia-les, nos hemos planteado usar el ejemplo de un personaje muyparticular de estas ciencias y las humanidades, cuyas obras hansido revalorizadas despus de su temprana muerte, ocurrida enseptiembre de 1940 en Port Bou, Espaa, por temor a caer enmanos de los nazis: Walter Benjamin (1892-1940). l es sin lugara dudas un caso particular, difcil de clasificar, a veces considera-do como el mayor filsofo de la poca de Weimar, en otras oca-siones asimilado a los pensadores de la Escuela de Francfort. Til-dado de marxista, a veces tambin de filsofo marcado por sujudeidad, Benjamin es un caso aparte, y no puede ser asumidocomo prototipo y menos aun como ejemplo de lo que debera serun investigador en la actualidad.

    A pesar de lo particular de su carrera si de carrera po-demos hablar, contando su nula insercin en el medio acadmi-co, Benjamin desarroll una serie de actitudes cara a cara de lainvestigacin, sobre las cuales es pertinente reflexionar como po-sibles fuentes de estmulo para lo que podra ser el perfil delinvestigador contemporneo en ciencias sociales, el sentido quepueda tener la investigacin en stas, y por ende, como valorestransmisibles para la formacin del investigador.

  • 279Economa, Sociedad y Territorio, vol. II, nm. 6, 1999, 277-293

    Benjamin como investigador

    Resulta sumamente difcil sintetizar una obra de la magnitud dela que public Benjamin en tan corta vida. Las obras reunidas porRolf Tiedemann que forman los Gesammelte Schriften, sumanmillares de pginas a cuyo anlisis se han abocado decenas deinvestigadores, sin extraerles an toda su riqueza. Para dar unejemplo, sus notas sobre los Pasajes de Pars (Passagen Werken) ensu versin francesa llegan a cerca de las mil pginas, y han dadolugar a numerosos trabajos ms voluminosos que el original, comoes el caso de las ponencias del evento compiladas por Wismannen el libro Walter Benjamin y Pars (Wismann, 1986), sin olvidarotras obras de gran valor como la de Susan Buck-Morss (1995).

    Benjamin no fue un acadmico en el sentido tradicional deltrmino, como tampoco lo fue quien tuvo una influencia impor-tante sobre l, Georg Simmel. Ambos se destacaron por habersido rechazados del medio acadmico, en el caso de Simmel enforma radical hasta 1918, cuando se incorpor finalmente a laUniversidad de Estrasburgo, un lugar ms bien perifrico a lospolos del conocimiento de la poca. La tesis de habilitacin deBenjamin sobre el drama barroco alemn tambin fue rechazada,aunque hoy se la reconoce como uno de los pilares de su obraintelectual, sin lugar a dudas una clave para entender conceptosposteriores que surgirn en el desarrollo de la obra sobre la cualnos vamos a abocar en esta ocasin: el famoso trabajo sobre lospasajes de Pars.

    En las pginas que siguen trataremos de seleccionar ejem-plos de la vida de Benjamin y de su forma de concebir la investi-gacin, que apoyen nuestro propsito de acercarnos a la idea deenfocar aqulla de una manera a la cual prestamos poca atencinen la actualidad, pero que eventualmente podra apoyar la nece-saria revisin de nuestra concepcin de la investigacin en cien-cias sociales.

    El manejo de una Direccin nica

    Ttulo de una de sus obras esenciales, Direccin nica podra pa-recer una suerte de monomana del investigador. Queremos aeste respecto remitir al tema de los Pasajes de Pars, que finalmen-te resulta ser la investigacin central de Benjamin, aunque su obraest inconclusa. La idea de trabajar sobre los pasajes, segn se

  • 280 Hiernaux, D.: Walter Benjamin y los pasajes de Pars...

    desprende de su correspondencia, surge de la lectura del enton-ces recin publicado libro de Louis Aragon titulado Un campesi-no en Pars. Benjamin se planteaba inicialmente escribir en el cur-so del ao 1927 un ensayo corto, con Franz Hessel (Gilloch, 1996).Luego inform a su amigo Sigfried Kracauer que el tema empe-zaba a absorberlo da tras da. Si bien algunos trabajos de granimportancia vern la luz durante los aos consecutivos (entre loscuales aparece la Pequea historia de la fotografa), no es menoscierto que los Pasajes absorbern toda su vitalidad intelectual hastala fecha de su muerte, o sea, por ms de trece aos consecutivos.

    Benjamin se ver involucrado en forma creciente en el temade los pasajes: su vida en Pars a partir de 1932 le facilitar latarea; vivir junto a los pasajes, los cruzar a diario y laborar enla sala de lectura de la Biblioteca Nacional, a pocos pasos delPassage Choiseuil. Las ltimas noticias que tenemos de su vidainforman que intent cruzar rumbo a Espaa a pie por los Piri-neos cargando una enorme maleta, que segn l contena todasu vida. La leyenda insina que la maleta, desaparecida despusde su suicidio, contena el borrador del libro acerca de los pasa-jes, mientras que los documentos que conocemos en la actuali-dad slo son sus notas de trabajo que dej a su amigo GeorgesBataille, entonces director de la Biblioteca Nacional de Francia,apuntes que ste escondi en ese sitio, para evitar la segura des-truccin de los escritos de un judo perseguido por los nazis queentonces ocupaban Pars.

    Benjamin se dedic a su obra de los Pasajes en cuerpo yalma. Parte de su extensa correspondencia pretendi explicar ydiscutir con sus amigos este tema que le apasionaba. Viva a dia-rio su tema de investigacin. Lo haca su vida, en una especie dedireccin nica por l impuesta a su investigacin. No pode-mos ms que recordar tambin a Braudel, quien despus de sercapturado por los alemanes dedic sus esfuerzos a escribir el Me-diterrneo en cautiverio, haciendo pasar su investigacin por en-cima de su condicin personal de preso de guerra y usndola, encierta forma, como un magnfico aliciente para no darse por ven-cido frente a la descomunal desgracia que padeca.

    La investigacin como entrega personal

    El trabajo de Benjamin sobre los pasajes no slo represent unaorientacin central, sino quiz la orientacin decisiva de su vida

  • 281Economa, Sociedad y Territorio, vol. II, nm. 6, 1999, 277-293

    filosfica y personal. Ha sido tambin la fuente de una entregapersonal constante. Lejos de nosotros est la posibilidad de pen-sar que la investigacin en ciencias sociales debe ser sufrimiento,pero es preciso reconocer que la constancia en un tema particu-larmente difcil como fue el caso de la investigacin de los pasa-jes (y ahora veremos por qu) no poda lograrse sin numerososesfuerzos personales que expresaron de distintas formas su en-trega personal al proceso de conocimiento.

    Recordemos que Benjamin no cont con una fortuna per-sonal ni heredada suficiente como para mantenerse sin trabajar,aun cuando su familia lo sostuvo econmicamente en los prime-ros aos de su vida profesional. Tuvo que vender regularmentesus trabajos a peridicos y revistas, desempearse un tiempo comoperiodista radiofnico, padecer las envidias y el carcter particu-larmente difcil de Horkheimer y Adorno, quienes no dejaron dedificultarle la publicacin de sus trabajos (lo que en trminos prc-ticos le significaba disponer de menos recursos econmicos) yplantearle exigencias de adecuaciones de sus trabajos a ciertospuntos de vista, para que pudieran ser publicados en el Institutode Investigaciones Sociales. Existe una amplia documentacinsobre las primeras versiones del proyecto de los pasajes que fue-ron sometidas por Benjamin al Instituto dirigido por Horkhei-mer, y resultaron rechazadas; de tal modo que Benjamin carecicrecientemente de los recursos econmicos que tanto necesitaba.En el caso del conocido ensayo sobre Baudelaire, Adorno lo con-sider como determinista (segn este autor, Benjamin construyuna ecuacin demasiado simplista entre las condiciones socio-econmicas de la poca y la obra potica de Baudelaire). No eralo suficientemente dialctico, segn Adorno.

    Sin pretender aqu discutir las razones de Adorno frente altrabajo de Benjamin, queremos evidenciar que nuestro autor paspor severas privaciones, y en ciertos momentos tuvo que hacerimportantes esfuerzos para continuar con su obra, para mante-nerse en la tesitura de trabajar sobre los Pasajes, obra de la cual eltrabajo sobre Baudelaire era un eje y, para algunos, una versinen miniatura. Se recordar por ejemplo, que Baudelaire ha sidoconsiderado tambin como el prototipo del flneur (paseante),entre otros motivos por su costumbre de pasear a su tortuga enuno de los pasajes de moda en su poca. Benjamin tuvo que revi-sar completamente su trabajo sobre Baudelaire, para que final-mente acabara siendo publicado en enero de 1940 por el citadoinstituto, a escasos meses de su muerte.

  • 282 Hiernaux, D.: Walter Benjamin y los pasajes de Pars...

    La investigacin como tarea permanente

    Muchos investigadores lo viven en carne propia; el tema de in-vestigacin no es algo de lo cual el investigador pueda despren-derse fcilmente. Podemos decir inclusive que persigue al verda-dero investigador, de da y de noche. Cuando Benjamin escribasobre los pasajes viva intensamente su tema; en una carta a Adornocon fecha 31 de mayo de 1935, relataba que cuando ley El cam-pesino de Pars de Aragon, en la cama por la noche [..] slo eracapaz de leer dos o tres hojas, porque los latidos de mi corazneran tan fuertes que tena que dejar el libro (citado por Gilloch,1996:94).

    La investigacin no tiene horario: El antroplogo que viveen una comunidad lo sabe ms que cualquiera, pero tambin elverdadero investigador atrapado por su tema, y ms all de sudisciplina, vive su investigacin con la fuerza de una pasin. stale acosa da y noche, transforma sus vivencias, sus pensamientos,sus modos de ser, y a veces, sus relaciones sociales. Las conversa-ciones, los anhelos, las pequeas recreaciones, no dejan de serabsorbidas por el maremoto de la temtica central que arrasa concualquier otro tema o quehacer.

    Por ello, el autntico investigador no puede tener un hora-rio preestablecido, como se pretende en algunas universidades,ya que es cada hora de su vida la que dedica, en mayor o menormedida segn la intensidad del momento, a construir y recons-truir su investigacin.

    Inclusive escribir no lo era todo para Benjamin, ni tampocoleer; investigar no era slo recoger las innumerables citas quenos hered, sino que tambin fue parte de este proceso suyo elandar por los pasajes, integrar la experiencia cotidiana a la inves-tigacin. Si bien nuestro autor nos leg intensas pginas de traba-jo, no pudo dejarnos la experiencia de sus vivencias en los pasa-jes, que slo podemos suponer, con mucha imaginacin, al cruzarhoy da un pasaje, que no es ya lo que fue en los aos veinte otreinta de este siglo, ni un siglo antes, cuando estaban en su apo-geo econmico y cultural.

    La construccin permanente del tema y del concepto

    Uno de los aspectos ms fascinantes, an hoy da, de la obra ben-jaminiana sobre los pasajes, es la evolucin, la construccin per-

  • 283Economa, Sociedad y Territorio, vol. II, nm. 6, 1999, 277-293

    manente de sus conceptos, de sus formas de acercamiento a larealidad. Quiz la desgracia de la obra inacabada result benficaen ciertos aspectos, en cuanto define un resultado que normal-mente no se encuentra a disposicin del lector. Buck-Morss sea-la por ello que las notas de Benjamin no constituyen los ladrillosde una ruina (ya que nunca sali a la luz la obra maestra ni pudopor ende derruirse), sino las piezas de una construccin siem-pre por armar.

    De tal suerte, lo que tenemos es la disponibilidad de losladrillos, pero tambin las varias Exposiciones (exposs) que tuvoque hacer el autor para intentar vender el proyecto del libro.As mismo, algunos trabajos que realiz en el transcurso de esosaos, particularmente los escritos sobre Baudelaire, constituyenuna miniatura de su obra. Pero lo cierto es que nadie puede ad-vertir cmo habra terminado el texto, ni siquiera si habra sidola obra maestra de Benjamin como todos los que lo admira-mos estamos inclinados a decir.

    Como ya se mencion, Benjamin tuvo por lo menos dosinfluencias decisivas en cuanto a sistemas de pensamiento que loorientaron. Por una parte, la filosofa juda alimentada por sularga amistad con Gershom Scholem; la segunda lnea fue el ma-terialismo marxista. En este contexto, result profundamente mar-cado por Bertolt Brecht a quien tambin influy considerable-mente, pero tambin por los miembros de la Escuela de Francfort,y desde luego, por sus lecturas directas de Marx y Engels.

    Sin embargo, la obra benjaminiana no puede derivarse deuna u otra fuente de pensamiento: l construy a diario sus con-ceptos, de una forma tan heterodoxa que pona incmodos aquienes vivan de la ortodoxia, o por lo menos de cierta ortodo-xia, como los miembros de la Escuela de Francfort. Quizs unade las mayores virtudes de Benjamin, este desprendimiento res-pecto a las corrientes de pensamiento, no es una actitud frente alos dems para aparecer como un ser aparte, diferente,sino el resultado de la forma singular de cmo integraba dentrode su propia vida los conceptos que surgan de sus lecturas vidasde fuentes variadas.

    Como lo veremos con ms detalle luego, Benjamin des-orienta a cualquier racionalista que revisa el aparato crtico de sutrabajo sobre los pasajes: desde novelas (empezando por El cam-pesino de Pars), poesa (Vctor Hugo y Baudelaire), textos de lapoca que podemos llamar de crnicas sociales, reportes ofi-ciales, extractos de diarios, etc., etc. Benjamin construy perma-

  • 284 Hiernaux, D.: Walter Benjamin y los pasajes de Pars...

    nentemente su obra por medio de las lecturas ms dispersas, re-sultando sumamente creativo en la seleccin. Se recordar quefue un gran coleccionista, entre otros gneros, de libros infanti-les, y que el traslado de su biblioteca personal le suscit muchosdolores de cabeza, sobre todo cuando emprendi el exilio, pri-mero de Alemania a Pars, y luego hacia su ltimo pasaje: la muerte,como tan atinadamente calific Maurice de Gandillac (1986:9),su salida voluntaria de la vida.

    Esta capacidad de construccin permanente del conceptoen el pensamiento de Benjamin, se debe entonces no al segui-miento constante y alineado de una corriente de pensamiento,sino a la confrontacin permanente y al estilo de un relmpagode rutas distintas a las tradicionales. Benjamin nos permite obser-var que un investigador puede ser de direccin nica, sin por ellotener que viajar siempre con el mismo vehculo, la direccin ni-ca es el compromiso con la investigacin. Ms bien nos recuerdaa los exploradores que suelen pasar del avin al tren y al elefante,para llegar a su punto soado. sta fue la forma de trabajar deBenjamin, heterodoxo, complejo, imprevisto, gracias a lo cualpudo elaborar sntesis extraordinarias y abrir senderos inexplo-rados en las ciencias sociales.

    En cierto modo, los llamados de Feyerabend a la construc-cin de una ciencia libre, elaborando un tratado contra el mto-do, representan la continuacin de una actitud que Benjamin ex-pres directamente en escasas ocasiones, pero que viviinternamente en forma cotidiana.

    Extender la fuerza filosfica a lo banal

    Las ciencias sociales se han orientado hacia la construccin con-ceptual a partir de aportaciones de otros autores o del propioinvestigador, en una especie de hilo conductor del pensamiento.Por ello es que, an en la actualidad, la existencia de un aparatocrtico es tan importante para fundamentar y justificar una inves-tigacin. En toda investigacin se espera encontrar tanto las hue-llas citadas de los autores ledos, como las aportaciones propiasdel investigador, del autor. Sin lugar a dudas bajo estos criteriosSimmel, quien escasamente citaba sus fuentes posiblemente por-que las integraba en su propio texto, en vez de mencionarlas,nunca habra adquirido reconocimiento acadmico en nuestrosmedios.

  • 285Economa, Sociedad y Territorio, vol. II, nm. 6, 1999, 277-293

    Ms an, en la actualidad se espera que la investigacin senutra de hechos cientficamente comprobados, domados por ellenguaje de la disciplina utilizada, y transformados as en formu-laciones cientficas, distanciadas de los hechos cotidianos. De talsuerte que la distancia entre lo banal o lo cotidiano y las formula-ciones de las ciencias sociales ha sido y sigue siendo abismal.Aunque a muchos investigadores no les preocupa este problema,desde otros ngulos del conocimiento, escuchamos en los lti-mos aos ms y ms advertencias sobre la necesidad de que nues-tros conceptos e interpretaciones se aproximen cada vez ms a larealidad estudiada.

    Por su parte, Walter Benjamin parti de una posicin radi-calmente opuesta a esta corriente o tendencia que incorpora laenorme distancia entre la realidad y su interpretacin como lonatural. Ejemplo de lo anterior son las siguientes palabras benja-minianas: una filosofa que no incluya la posibilidad de adivinara partir de la borra del caf y que no pueda explicar esto, nopuede ser una verdadera filosofa (Benjamin, en Scholem:59,citado por Buck-Morss, 1995:30).

    Benjamin parti entonces de los objetos banales, pues con-sideraba que son susceptibles de darnos la clave de lo que quere-mos descubrir. El pasaje no es por ende una figura conceptual, esantes que todo una forma arquitectnica-urbana que tuvo su es-plendor hacia fines del siglo XVIII y mitades del XIX. Por tanto, elpasaje, como objeto banal, elemento de la ciudad, permite enten-der realidades ms complejas, particularmente la presentacin yrepresentacin de la mercanca, y no slo la produccin de lasmismas, tema que fue central en la obra marxiana. Benjamin pi-di as a los objetos hablar por s mismos, basndose en que unmtodo cientfico se caracteriza por el hecho de que encontran-do nuevos objetos se desarrollan nuevos mtodos (Benjamin,1989:490).

    Es entonces por medio del estudio de la forma-pasaje, desus contenidos elementales, que Benjamin pudo construir un modode comprensin integral de la mercanca en su presentacin. Laluz transformada por la presencia del vidrio, la presencia de lailuminacin de gas, pero tambin las dems actividades que acom-paaban a la venta de productos de la primera fase de la indus-trializacin, se tornaron los objetos de su inquisicin desprejui-ciada. Los objetos, las formas fsicas de su presentacin, el autorno los podr encontrar en los libros de ciencias sociales; es a laliteratura que debe pedir la explicacin involuntaria del sentido

  • 286 Hiernaux, D.: Walter Benjamin y los pasajes de Pars...

    de la mercanca y de su presentacin. Tambin en textos impre-vistos, como las guas de forasteros o los relatos de viajeros, Ben-jamin encontr un material de una riqueza inigualable para supropsito.

    l nos ensea que lo pequeo ofrece una riqueza incon-mensurable, que lo cotidiano es fuente de gran enseanza, y que,como tan ejemplarmente lo demostr Luis Gonzlez y Gonzlez,la microhistoria y el microevento son esenciales en el quehacerdel investigador social. Han pasado varias dcadas, por lo menosmedio siglo, desde las afirmaciones de Benjamin, y ya algn tiem-po desde que el doctor Gonzlez y Gonzlez las reafirmara en laapreciacin de lo micro y de lo banal.

    Por este mismo camino han transitado ya muchos investi-gadores, algunos de los cuales han recibido el oprobio estructu-ralista, como es el caso de Michel Maffesoli o Pierre Sansot, cuyapotica de la ciudad ha sido revalorizada a fines de los aosochenta, cuando su publicacin inicial fue en los setenta, pocade mayor floracin de las plantas envenenadas por el estructura-lismo.

    Algunos autores como Claude Javeau han revalorizado lobanal a categoras que quiz puedan parecer exageradas, como elsaludo elemental, el a va? a va! de los franceses, el grui-do, el gesto bsico de salutacin; elementos todos de una cotidia-neidad reencontrada por el investigador bajo los mantos protec-tores de los conceptos que los tornaban invisibles, se han vueltotemas de sus investigaciones sobre la sociedad.

    Por otra parte, la revaluacin del estudio de la cotidianidadnos llama progresivamente a reutilizar nuestros sentidos elemen-tales, recordndonos que la investigacin se basa no slo en elintelecto, sino tambin en los cinco sentidos. Nos lo recuerdaLouis Ferdinand Cline en Mort Crdit, al describir la degrada-cin del pasaje en el que transcurri su infancia (Cline, 1952:76).El pasaje mgico del siglo XIX se haba vuelto mingitorio informalde perros y personas, lugar de trabajo de prostitutas; su plumafranca y alerta nos hace revivir el cido olor que deba impregnarlos pasajes decadentes de comienzos del siglo XX.

    Benjamin consideraba que los objetos banales permitenconstruir imgenes dialcticas, que fueron un elemento esen-cial en el mtodo benjaminiano, si podemos hablar en estostrminos sobre su modo de acercamiento al tema de los pasajes.El objeto, visto hoy en su estado actual, permite una sntesisautntica (Benjamin, 1989:491) porque devela el sentido que

  • 287Economa, Sociedad y Territorio, vol. II, nm. 6, 1999, 277-293

    tena en el pasado mediante la observacin de su estado actual.Como lo menciona Gilloch, Benjamin trata de revelar y de darvoz a la experiencia y al carcter de las formas sociales moder-nas, a travs del rescate, del examen y del acto de descifrar lasminucias y los desechos de la existencia urbana (Gilloch,1996:111).

    En cierta forma la imagen dialctica benjaminiana es elmomento en el que lo olvidado se recuerda (idem.), de tal modoque es la memoria involuntaria de una humanidad redimida(Benjamin, Gesammelte..., p. 1233, citado en Gilloch, 1996:114).

    La propuesta del recurso al objeto o a la situacin banal noes entonces una actitud que se estableciera en oposicin al anli-sis a partir del concepto, sino una verdadera actitud metodolgi-ca autnoma que conduce a pensar que en el objeto se encuentrala clave del entendimiento del pasado y, finalmente, de las reglasdel capitalismo respecto a la presentacin de la mercanca, parael caso de la aplicacin a los pasajes.

    La forma de trabajar de Benjamin no poda ser expresadade mejor manera que en sus propios trminos:

    Las tentativas de los otros comparadas a navegaciones durante las cua-les los navos son desviados de su ruta por el polo Norte magntico.Encontrar ese polo magntico. Los fenmenos que para los otros sondesviaciones, constituyen para m datos que determinan mi ruta. Basomis clculos en las diferenciales del tiempo que, en los dems, pertur-ban las grandes lneas de la investigacin (Benjamin, 1989:473).

    La multiplicidad de dimensiones de la realidad

    La realidad expresada mediante los objetos ms cotidianos no estan elemental como podra parecer. El objeto cristaliza una po-ca, y es por medio de lo que se ha vuelto con el tiempo, quepodemos entender lo que fue, y por ende, entender la transfor-macin histrica, el pasaje mismo de un sentido a otro. Vale re-cordar que Benjamin no crea en la nocin de historia lineal y deprogreso, sino que contemplaba con cierto inters la idea del eter-no retorno nietzschiano y de la historia como la sucesin de unaserie de acontecimientos que podemos calificar de cataclismos.Para l el pasado telescopa el presente (ibidem:488).

    Por lo tanto, la realidad del objeto que se indaga est for-mada por elementos que remiten al pasado, as como por los usosactuales del objeto. En el caso de los pasajes, el hecho de que

  • 288 Hiernaux, D.: Walter Benjamin y los pasajes de Pars...

    Benjamin los haya estudiado en su fase de total decadencia, enlos aos veinte y treinta del presente siglo, no esconde la natura-leza fantstica que tuvieron en su apogeo un siglo antes. Por ende,la realidad del objeto pasajes est hecha de capas articuladas detiempo. Tema, este ltimo, que se ha desarrollado tambin paraentender el espacio en la obra de Milton Santos. La imagen dia-lctica revela entonces una sntesis autntica (ibidem:491). Tam-bin afirma que el objeto histrico, en virtud de su estructuramonadolgica, encuentra representada en su interior su propiahistoria anterior y posterior (ibidem:493). Para Benjamin, enlas entraas del objeto histrico se confrontan todas las fuerzas ytodos los intereses histricos a una escala reducida.

    Entendido de este modo, el objeto histrico, que puede serun simple objeto de produccin industrial o una forma urbansti-ca particular como el pasaje, entre otras mltiples posibilida-des, se vuelve una mina de oro para el investigador que lograreconstruir, a partir del mismo, la historia de la sociedad en unapoca dada.

    Para ello, para la captacin de esta realidad de dimensionesmltiples, es preciso no tanto un anlisis detallado sobre la basede mtodos preestablecidos y transmitidos, sino conocimientometodolgico de una vez por todas; alcanzar una intuicin,una iluminacin profana, es decir, el logro de lo que puedeconsiderarse como un momento de gracia del investigador, enel curso del cual adquiere la capacidad de entender la compleji-dad de la relacin socio-temporal del objeto que investiga.

    La transmutacin del texto en el tema, el estilo y el montaje

    Despus de revisar algunos de los mltiples aspectos apasionan-tes de la obra de Benjamin que nos guan con relacin a su enfo-que como investigador, debemos interrogarnos acerca de la re-presentacin misma de sus ideas, la forma en que expres sushallazgos en el texto. Son dos los aspectos centrales que tratare-mos en el contexto de este trabajo. Por una parte, la transmuta-cin del texto en el tema, y posteriormente la cuestin de la for-ma de presentacin su idea particular del montaje y el estilocorrespondiente.

    Gilloch plantea que Benjamin consideraba a la ciudad comoun texto, y a su vez, el texto era pensado como una ciudad. Enotros trminos, el autor se preocupaba por encontrar una forma

  • 289Economa, Sociedad y Territorio, vol. II, nm. 6, 1999, 277-293

    de escribir la ciudad que respetara la importancia otorgada a laexperiencia y, en particular, a las imgenes de las cuales se abre-vaba en la ciudad. Pretendi capturar, por ejemplo, el carcterporoso de Npoles que se expresa no slo en lo intrincado de laforma urbana y de lo arquitectnico, sino tambin en la porosi-dad de las instituciones y del modo de vida de sus habitantes.

    Benjamin intent, en ese texto, representar con palabras elcolorido, la porosidad, pero tambin la profunda miseria, frutode las desigualdades sociales que encuentra en aquella ciudad.2

    En su forma de pensar la ciudad como texto, no poda expresaresto en los trminos tradicionales usados por las ciencias socia-les, sino que recurri a un manejo del texto que refleja las imge-nes y las impresiones que suscit la ciudad en su mente.

    Para lograr este tipo de expresin es preciso que la forma yel contenido se fusionen para dar paso al revelamiento de la ex-periencia de la ciudad, antes del contenido conceptual que puedeo no desprenderse del texto en s. As, el texto se vuelve unaciudad, con la complejidad de sus volmenes, sus itinerarios, susplazas, sus jardines. El texto adquiere la complejidad y la densi-dad de una ciudad y se vuelve finalmente ciudad.

    Por otra parte, la ciudad es un texto que debe ser descifra-do, sus objetos son palabras o expresiones, esconde interpreta-ciones diversas en inscripciones que no todos pueden interpretar,como el caso de los mensajes incluidos en los grafitis. Esta pre-tensin era la de Benjamin cuando lee los pasajes, por ello tam-bin decidi usar cdigos distintos, formas mltiples de leer laciudad y sus pasajes. Recordemos que al respecto afirm que unmtodo cientfico se caracteriza por el hecho de que encontran-do nuevos objetos desarrolla nuevos mtodos (ibidem:490). Elobjeto urbano y su fragmento, el pasaje, obligaron a Benja-min a crear una especie de nueva trama de lectura del texto quefrente a l se presentaba. Para esto ech mano de la literatura, lapoesa, los textos oficiales y las descripciones de las guas tursti-cas, para calificar este objeto nuevo que pretenda disecar.

    En estas condiciones, resulta claro, que el estilo, la formade escribir de Benjamin es sensiblemente diferente de aquel queaplicar quien pretenda efectuar un anlisis convencional de lospasajes, basndose, por ejemplo, en la relacin entre la exposi-

    2 El texto sobre Npoles es muy significativo, adems de la confluencia de sus pro-pias interpretaciones ms filosficas y vivenciales con aquellas que surgen del marxis-mo, por la presencia, a su lado durante el viaje y an en la misma redaccin del texto, desu amante Asja Lacis, quien provena del mundo intelectual bolchevique.

  • 290 Hiernaux, D.: Walter Benjamin y los pasajes de Pars...

    cin y venta de las mercancas y la produccin de stas, en elcontexto de un anlisis marxista. Es por medio de palabras fa-miliares que el estilo muerde y penetra en el lector, nos recuer-da Benjamin retomando a Joubert (ibidem:501).

    En forma por lo dems innovadora para su tiempo, y cier-tamente hoy reconocida como posmoderna (en el anlisis de Fris-by, 1992, por ejemplo), Benjamin consideraba que la nica ma-nera de presentar a la ciudad en el texto, es la de proceder almontaje de imgenes que orienten al lector, que le permitan cap-tar lo que expresan la ciudad y los pasajes. Manifest:

    No tengo nada que decir, slo tengo cosas para mostrar. No voy a robarnada de valor ni apropiarme de frmulas espirituales. Pero los harapos,el desecho: no quiero hacer su inventario, sino permitirles que se leshaga justicia de la nica forma posible: usndolos (Benjamin, 1989:476).

    Por ello, quiz los ladrillos de la construccin de los pasa-jes, que son las millares de citas reunidas en sus apuntes, son lasverdaderas explicaciones de los pasajes: son probablemente loque Benjamin habra seguido trabajando, pero no destruido, comose acostumbra mediante la redaccin de un sesudo texto reforza-do por citas tradicionales. A la luz de sus pretensiones de monta-je, es posible pensar que hubiera hecho el trabajo de recortar losnegativos para montarlos en una trama de pelcula. A pesar de ladesaparicin del guionista, la pelcula sigue viva en sus propiosrecortes de escenas.

    La formacin del investigador: las lecciones de Benjamin

    No puede existir prototipo, ni modelo nico. No existe una teo-ra nica para entender el mundo (afortunadamente), ni modelosuniversales. Lo que ha sido y lo que ha hecho Benjamin son frag-mentos de experiencias, como se habra complacido en expresarl mismo, imgenes de inters frente a los retos de entender qudebe de hacer un investigador y qu debemos trasmitir como co-nocimiento para que los otros se constituyan en verdaderos in-vestigadores de las ciencias sociales.

    Los puntos tratados anteriormente son claros a mi enten-der: tesitura, involucramiento, apertura, multidisciplinariedad,estilo de redaccin, son algunas de las claves que quisimos evi-denciar en la vivencia y la obra del Benjamin-investigador. Claro

  • 291Economa, Sociedad y Territorio, vol. II, nm. 6, 1999, 277-293

    que, tenemos enfrente a un ser excepcional; pero si no es de lasvidas ilustres, de quines podemos aprender?

    La renovacin de la investigacin en las ciencias socialesdebe empezar por una revisin lo ms desprejuiciada posible delquehacer del investigador. Con una mirada infantil, debemosemprender la tarea de repensar todo lo pensable, destruir los pre-juicios, demoler los edificios que guardan los falsos secretos delos investigadores, y asumir posiciones libres, como la que Feye-rabend calific de anarquista.

    Por ello, nos parece lamentable que sigamos todos, o casitodos, enseando a investigar esencialmente a partir de cursosde metodologa que, supuestamente, califican para cualquierobjeto de trabajo. Peor aun, ms lamentable nos parece que mu-chos crean que es lo cuantitativo aquello a lo que debemos apelarpara construir el conocimiento, ms que a lo interpretativo. A loscomputlogos ms que a los chamanes, a los tcnicos ms que ala gente comn y corriente.

    Y si toda la parafernalia de la ciencias sociales tradiciona-les, sus discursos frecuentemente incomprehensibles, fueran a suvez un manto de magia que slo esconde la realidad? Benjaminarguye, por ejemplo, que en lo ms profundo de la tecnologaexiste un amplio espacio para el mito, y que la misma remite a losmitos ms antiguos de la humanidad.

    l nos recuerda, por otra parte, la necesidad de estar aten-tos durante muchos aos a cada cita fortuita, a cada mencinfugitiva de un libro (ibidem:487; subrayado mo). Quiz, msque elaborar extensas bibliografas para la formacin de los alum-nos, deberamos enviarlos, como a nios exploradores, a las bi-bliotecas, a visitar los libroviejeros, a explorar, descubrir, buscar,sentir, imaginar...

    A todos, profesores y alumnos, resulta necesario inculcar-les el reconocimiento de lo especfico de la vida del investigador:el compromiso, la pasin por el tema, ya que no existe gran obrade investigacin sin una gran pasin por el tema, aun si se resumeen un affaire temporal resultado de un desliz intelectual haciauna flor temtica pasajera, que se plasmar finalmente en un art-culo.

    Admitamos que la experiencia de otros, tal como en estecaso quisimos destacar ciertas caractersticas de la obra benjami-niana, es til en la formacin de los investigadores. De hecho,salvo excepciones, la mayora de los investigadores construye elmtodo a partir del caso, como lo menciona Benjamin, aunque el

  • 292 Hiernaux, D.: Walter Benjamin y los pasajes de Pars...

    miedo a la censura de los puristas les obliga a esconder este des-liz metodolgico. Tambin, es frecuente que a partir de elemen-tos no integrados en el esquema de investigacin, opera la intui-cin, esa iluminacin profana que todos buscamos con avidezpara ofrecer resultados innovadores en nuestro tema.

    Debemos ensear a nuestros alumnos a adecuarse a sus ca-sos de estudio, y no lo contrario. Tambin es preciso que los con-frontemos con la realidad diaria, quiz la que puede ensearlesms, antes que remitirlos a los grandes anlisis del sistema globalo de los sistemas nacionales. En lo banal encontramos la fuentede grandes conocimientos, y podemos animar a los alumnos aconocer, reconocer, interpretar y sopesar la realidad, en su con-frontacin con lo banal y cotidiano.

    La formacin en la investigacin no puede alejarse total-mente de la transmisin de los grandes sistemas de conocimien-to, as como de los mtodos que usaron quienes nos precedierony tuvieron la suerte de lograr hallazgos que mantienen vivo sutrabajo a travs de los aos. Pero quizs debemos tambin regre-sar al campo, como dicen los antroplogos y los gegrafos,para reencontrar las pequeas verdades que esconden los hechosbanales. Si un alumno se muestra capaz de afinar su criterio y sucapacidad de investigacin a partir de la cotidianidad, tambindebera ser capaz de construir sistemas ms complejos de pensa-miento y de anlisis, cuando haya concedido el tiempo suficientepara agudizarse y florecer.

    Lo anterior slo puede ser el fruto de la experiencia y node la formacin acelerada a la que se aspira en la actualidad.Surgir tambin de una relacin diferente entre el maestro y elalumno, en la cual se podr compartir una bsqueda, situacinque difcilmente puede florecer bajo el manto de la productivi-dad a ultranza y de la inmanencia de la relacin, en vez del buenuso de la lentitud como lo calific hace poco Pierre Sansot (1998).

    Bibliografa

    Benjamin, Walter, Paris, capitale du XIXe sicle (le livre des passa-ges), Pars, Le Cerf, col. Passages, 1989.

    El libro de Benjamin en francs retoma el tomo V deGesammelte Schriften (obras completas) editadas/compi-ladas por Rolf Tiedemann, en la casa Suhrkamp Verlag,

  • 293Economa, Sociedad y Territorio, vol. II, nm. 6, 1999, 277-293

    Frankfurt am Main, bajo el ttulo de Das Passagen-Werk(tomo V) y publicado en 1982. La traduccin al francs esde Jean Lacoste y fue publicada por Le Cerf en 1989 en974 pp. Las anotaciones crticas hechas por Tiedemann ala edicin mencionada en alemn, no fueron integradas ala traduccin francesa. Las notas crticas son las explica-ciones al texto de Benjamin que da Tiedemann como edi-tor y que la versin francesa de Le Cerf no retoma, por-que representa todo un trabajo extra del editor alemnque en esa ocasin no se consider necesario.

    Buck-Morss, Susan (1995), Dialctica de la mirada (Walter Ben-jamin y el proyecto de los Pasajes), Madrid, Visor.

    Cline, Louis Ferdinand (1952), Mort crdit, Pars, Folio.

    De Gandillac, Maurice (1986), Passage et destin chez WalterBenjamin, en Heinz Wisman (comp.), Walter Benjaminet Paris, Pars, Le Cerf.

    Frisby, David (1992), Fragmentos de la modernidad, Teoras de lamodernidad en la obra de Simmel, Kracauer y Benjamin,Madrid, Visor, col. La balsa de la Medusa.

    Gilloch, Graeme (1996), Myth and Metropolis (Walter Benjaminand the City), Londres, Polity Press.

    Sansot, Pierre (1998), Du bon usage de la lenteur, Pars, Payot.

    Smith, Gary (ed.) (1989), Benjamin: Philosophy, History, Aes-thetics, Chicago y Londres, The University of ChicagoPress.

    Wisman, Heinz (comp.) (1986), Walter Benjamin et Paris, Pars,Le Cerf.

  • 294 Hiernaux, D.: Walter Benjamin y los pasajes de Pars...