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Los pastores a la luz de toda la Biblia8/13/2015
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Cuando queremos investigar el tema del pastor y el pastorado, ¿qué libros de la Biblia
usamos? ¿Qué otros recursos nos ayudan entender esta pregunta tan importante?
En mi experiencia, hay dos métodos populares. Por un lado, se puede hacer una
investigación de las cartas pastorales (Tito, 1 y 2 Timoteo). En sus escritos a sus hijos
espirituales Timoteo y Tito y a la iglesia nueva en Creta Pablo nos da una mina de oro,
porque estas cartas contienen listas de calificaciones de los pastores, instrucciones sobre
la obra del pastor, y mucho más. La otra opción –que es menos popular– es hacer un
estudio de todas las referencias bíblicas de la palabra “pastor” (¡hay más de 110!).
Para este escrito yo quiero usar un método diferente: una investigación en base a
la teología bíblica. Estadisciplina dice que la Biblia es una historia completa, con un
principio (la creación) y un fin (la nueva creación). Tiene una progresión de una época a
otra, pero un mismo enfoque en la persona, ministerio, muerte, resurrección, y
ascensión de Cristo. Porque la Biblia tiene esta historia, es importante que estudiemos
cada parte en el contexto de la historia completa. Es así que podemos –¡y debemos!–
hacer preguntas como, “¿Cuál es la relación entre este evento y Cristo?”, “¿Cómo esta
persona nos ayuda entender el ministerio de Cristo?” “¿Cómo podemos ver el
cumplimiento de esta promesa en la nueva creación?”.
La labor delante de nosotros entonces es aplicar este método de investigación al tema de
la persona y obra del pastor. Voy a investigar las 4 épocas principales de la Biblia –
creación, caída, redención y nueva creación– para ver cómo cada época nos enseña
sobre este tema, y cómo el tema cambia en el contexto de la historia completa de las
Escrituras.
La creación
De los primeros dos capítulos de la Biblia, hay 3 puntos principales que forman un
fundamento importante para nuestra investigación.
1. Dios es el Creador de todo. Por Su palabra creó toda la creación y no hay nada
que puede existir sin que Dios lo sostenga (Gn. 1:24-25).
2. Dios creó a la humanidad a Su imagen, y la responsabilidad de la humanidad es
cuidar la creación (Gn. 1:26-28, 2:15, 18).
3. La humanidad tiene la responsabilidad de continuar Su obra en la creación bajo
la autoridad de Dios (Gn. 2:15-17). Dios usa a su “co-pastor”, Adán, para cuidar
por la creación, bajo Su autoridad divina.
La Escritura no usa la palabra “pastor” en estos capítulos, pero podemos ver los temas
de cuidado y provisión que veremos en las siguientes épocas.
La caída
La caída es una narrativa muy corta, pero tiene consecuencias universales y profundas.
En la actitud y acción de Adán y Eva vemos un desafío directo contra la palabra y
autoridad de Dios (Gn. 3:1-7). Adán quiere ser una persona autónoma, sin estar bajo
autoridad divina. No quiere ser un pastor de la creación bajo la autoridad de Dios:
quiere ser un pastor independiente.
Las consecuencias de esta rebelión son inmediatas y fuertes. La creación va a sufrir (Gn.
3:14-15), la mujer va a sufrir dolor físico y relacional (Gn. 3:16) y el hombre va a sufrir
un trabajo difícil y, en última instancia, muerte (Gn. 3:17-19).
Hay muchas conclusiones que podemos sacar de este evento, pero una cosa queda muy
clara: la creación necesita la redención.
La redención
Del capítulo 4 de Génesis hasta las últimas cartas del Nuevo Testamento, podemos ver
categorías diversas en que los autores usan la palabra y tema “pastor”.
A. Pastores como profesión
Hay hombres que tienen la responsabilidad de cuidar por los ovejas. El pastor es un
granjero (Gn. 29:3, 29).
B. Pastores como líderes de Israel
Moisés usa esta imagen del pastor en su petición a Dios en el contexto del liderazgo de
Israel. Israel necesita un líder, un pastor “para que la congregación de Jehová no sea
como ovejas sin pastor” (Nm. 27:17). En los inicios de la monarquía, este modelo del
pastor como líder se aplica a los reyes de una manera positiva (2 S. 5:2). En estos dos
ejemplos es muy claro que el pastor estaba bajo la autoridad de Dios. Su
responsabilidad es la de cuidar al pueblo por medio de la enseñanza y la obediencia de
la palabra de Dios.
En los años siguientes vemos el fracaso de los líderes de Israel. Como Adán, no quieren
ser pastores bajo la autoridad de Dios. Quieren inventar sus propios sistemas, leyes y
religiones, y los profetas les traen una palabra de condenación. Por ejemplo, vemos en
Jeremías:
“Los sacerdotes no dijeron: ¿Dónde está Jehová? Y los que tenían la ley no me
conocieron; y los pastores se rebelaron contra mí, y los profetas profetizaron en nombre
de Baal… Porque los pastores se infatuaron, y no buscaron a Jehová; por tanto, no
prosperaron, y todo su ganado se esparció”, Jeremías 2:8; 10:21.
¿Cuál es el resultado de este fracaso? Un pueblo sin pastor. Un pueblo que no puede
disfrutar las bendiciones de Dios y que no adora Su nombre. Sin esperanza, sin
identidad (Jer 50:6-7). Este pueblo sufrirá un castigo en la forma del exilio.
C. Pastor divino
¿Dios ha abandonado a su pueblo? ¿Ha olvidado sus promesas? ¡Claro que no! En un
capítulo increíble, Dios declara su solución a este problema. En el contexto del fracaso
de los pastores y su abuso del sistema, Dios mismo será el pastor del pueblo:
“Yo apacentaré mis ovejas, y yo les daré aprisco, dice Jehová el Señor. Yo buscaré la
perdida, y haré volver al redil la descarriada, vendaré la perniquebrada, y fortaleceré la
débil; mas a la engordada y a la fuerte destruiré; las apacentaré con justicia”, Ezequiel
34:15-16.
Dios puede ser este pastor porque Él es el gran pastor, el creador (Salmo 23, Salmo
28:8-9, Isa 40:9-11).
D. Pastor ungido
El Antiguo Testamento termina con la esperanza de un pastor perfecto y divino, y el
pueblo de Dios espera por el cumplimiento de la promesa del pastor divino. El anuncio
de la llegada de este “pastor de esperanza” viene de la boca de los magos. En las
palabras del profeta Miqueas, le dan su respuesta a la interrogación de Herodes:
“Y tú, Belén, de la tierra de Judá, No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá;
Porque de ti saldrá un guiador, que apacentará a mi pueblo Israel”, Mateo 2:6-7.
“¿Quién es este bebé que quieren visitar?”, dice Herodes. “Él es el pastor”, es la
respuesta de los magos.
¿Por qué necesita Israel este pastor? Porque “eran como ovejas que no tenían pastor”
(Mr. 6:34). La situación de Israel después del exilio es la misma de antes. Necesita un
pastor.
El Cristo es este pastor, él es el buen pastor, que va a servir su pueblo con su vida (Jn.
10:11).
En el contexto de este capítulo famoso de Juan, una característica importante del pastor
verdadero es su relación con el Padre. Él es el pastor bajo la autoridad del padre. Hace
las obras del padre y ha recibido su comisión de su padre (Jn. 10:18). ¡Podemos ver los
ecos de Génesis 1 y 2!
Vemos la culminación de esta obra de redención en la cruz, donde el pastor sirve a su
pueblo con su vida (Heb. 13:20), una acción que nos permite ser ovejas bajo la
autoridad del pastor (1 P. 2:24-25).
La nueva creación
En el último capítulo de la Biblia, Dios nos da una visión de la nueva creación. Por sus
visiones, Juan, bajo el Espíritu Santo, abre una ventana y por un momento podemos ver
la última meta: la nueva creación. El enfoque de esta nueva creación es una escena de
adoración, y un anciano le dice la identidad de los adoradores.
“Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que
está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos. Ya no tendrán hambre
ni sed, y el sol no caerá sobre ellos, ni calor alguno; porque el Cordero que está en
medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará
toda lágrima de los ojos de ellos”, Apocalipsis 7:15-17.
Conclusión
¿Cuáles son las conclusiones que podemos hacer de este estudio? Principalmente,
tenemos que notar que, como pastores, no somos la solución última. Sí: necesitamos
considerar las listas de características y habilidades de las cartas pastorales. Son de vital
importancia. Pero debemos recordar que no somos pastores independientes. Debemos
ser pastores del molde de Cristo, no de Adán.
Necesitamos recordar la fuente de nuestra autoridad pastoral: estamos al servicio del
pastor celestial. Y necesitamos usar las herramientas de Su autoridad –principalmente,
Su Palabra– para hacer nuestro trabajo.
En última instancia, debemos recordar que nuestras habilidades pastorales, nuestra
predicación, liderazgo, o visiones estratégicas no tienen el poder para salvar. Solo por
medio del Cordero, el Pastor de las ovejas, es que nuestras congregaciones pueden
experimentar la esperanza de la vida eterna.
Peter Sholl es el director de MOCLAM, un instituto que ofrece cursos teológicos a
distancia. Él es graduado de Moore Theological College en Sydney, Australia, y fue un
pastor en Sydney por 10 años. Vive en Monterrey, México con su esposa Sara y sus 3
hijas.