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Escrito por Marilyn Woolley
Ilustrado por Susy Boyer
Los polluelos de cisne
ContenidoCapítulo 1: El nuevo hogar de los cisnes 4
Capítulo 2: El peligro acecha 8
Capítulo 3: Mantenerse a salvo 12
Capítulo 4: ¡El ataque! 17
Capítulo 5:
Dejar el pantano 20
Nota de la autora 24
Capítulo 1: El nuevo hogar de los cisnes
Un día, a finales del invierno, dos grandes
cisnes blancos llegaron a las limpias
y cristalinas aguas del pantano.
Los cisnes estaban buscando un buen
lugar para poner sus huevos. Necesitaban
un lugar donde hubiera mucha comida
para alimentarse. Necesitaban un lugar
donde pudieran proteger a sus polluelos
de los zorros.
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Cuando nadaban alrededor del pantano,
los cisnes vieron que crecían muchos
juncos en el agua. Los cisnes necesitaban
los juncos para hacer un nido. Había
muchas plantas acuáticas que los cisnes
podían comer.
En la hierba alta, el zorro estaba
esperando. El zorro solo puede atrapar
a los cisnes cuando están en tierra.
76
Capítulo 2: El peligro acecha
Los cisnes trabajaron mucho para
construir un nido seguro para sus
huevos en medio del pantano.
Papá cisne arrancó largos juncos
y plantas acuáticas. Mamá cisne utilizó
su pico y su cuello largo y delgado
para colocar esos juncos uno encima
del otro.
Les tomó dos semanas a los cisnes
terminar su gran nido sobre el agua.
98
El zorro esperaba y observaba a
los cisnes.
No podía atacar a un cisne adulto,
pero los huevos y los polluelos de cisne
eran su comida favorita. El zorro se
relamió y se alejó sin que lo vieran.
Cuando el nido estuvo terminado,
mamá cisne puso cinco huevos grandes
y verdes en el nido.
Cubrió los huevos con sus cálidas plumas.
Metió su largo cuello debajo de su ala
y descansó.
1110
Cuando regresaba, ponía más juncos en
el nido y era su turno de sentarse sobre
los huevos. Mamá cisne abandonaba el
nido para alimentarse de las
plantas acuáticas.
Escondido en los juncos, el zorro
observaba a los cisnes.
Capítulo 3: Mantenerse a salvo
Mientras mamá cisne les daba calor
a los huevos, papá cisne se alimentaba
de plantas acuáticas. A veces se
zambullía hasta el fondo del agua para
obtener las raíces de las plantas
para alimentarse.
1312
Después de unas seis semanas había
grietas en los huevos y, lentamente,
comenzaron a desprenderse trozos de su
cáscara. Por fin, cinco pequeños cisnes
salieron de los huevos.
Mamá y papá cisne se turnaban para
llevarles alimento a los polluelos, pero
nunca los dejaban solos. Ellos sabían
que los polluelos no podían protegerse
a sí mismos.
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Capítulo 4: ¡El ataque!
Al día siguiente, los polluelos salieron
del nido. El zorro estaba escondido entre
los juncos, observando y esperando.
Los polluelos ya podían nadar. Seguían
a sus padres por todo el pantano. Pero
el polluelo más pequeño no podía
mantener el paso.
Piaba y piaba, pero su mamá y su
papá no lo oían.
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Justo cuando el zorro estaba a punto de
saltar y atrapar al pequeño cisne con
sus dientes afilados, mamá cisne se dio
vuelta y vio al zorro entre los juncos.
Ella agitó sus alas y chasqueó su pico.
Nadó directamente hacia el zorro,
dando graznidos.
Mamá cisne era demasiado grande para
que el zorro luchara contra ella. El zorro
se dio vuelta y echó a correr. El polluelo
estaba a salvo.
1918
Capítulo 5: Dejar el pantano
Durante el verano les crecieron nuevas
plumas blancas a los pequeños cisnes
y sus picos se volvieron de color
naranja oscuro.
Cuando llegó el invierno, los cisnes
estaban ya grandes y agitaban sus alas
al igual que su mamá y su papá.
Salpicando agua, los cisnes se alejaron
volando del pantano.
Papá y mamá cisne también salieron
del pantano. Mientras se alejaban,
lanzaron un canto profundo, como el
sonido de una trompeta.
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Los cisnes regresarían al mismo limpio
pantano para comenzar una nueva
familia el año próximo.
Escondido en los juncos, el zorro los
observó marcharse.
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Nota de la autoraTodos los días, cuando paseaba a mi
perro a lo largo de un camino cerca
del pantano, solía observar cómo los
cisnes construían un nido con juncos
en medio del pantano. Cuando los
polluelos de cisne salieron de los huevos,
disfrutaba al verlos crecer mientras
comían plantas acuáticas.
A medida que crecían, agitaban las
alas para fortalecerlas y mantenerse
a salvo de los zorros. Me entristecí
cuando aprendieron a volar, si bien sabía
que, el año siguiente, probablemente
habría otro grupo de polluelos de cisne.
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