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Los Retos del Marxismo en el Siglo XXI Enrique de la Garza Toledo 1 Es común afirmar que Marx creó una nueva ciencia, la ciencia de la Historia, pero ¿Con cuál concepto de ciencia? ¿Será el concepto de ciencia del positivismo con capacidad de explicar y predecir el futuro más allá de la voluntad de los sujetos sociales? ¿Es decir, una ciencia basada en una concepción de la realidad sujeta a Leyes que se imponen a los individuos más allá de su voluntad? En la Historia del marxismo ha habido corrientes –el marxismo de la segunda internacional, el stalinismo- que así lo pensaron: la subsunción del sujeto y su subjetividad en la objetividad, el sujeto determinado por las estructuras, especialmente las económicas. Sin embargo, ha habido otra heterogénea corriente en el marxismo en el siglo XX que, por el contrario, planteó que el eje central de la Historicidad era la relación sujeto-objeto (“Los hombres hacen las Historia en condiciones que no escogieron”) (De la Garza, 1989). Al respecto, el marxista norteamericano, Harry Claver, dice que El Capital –máxima obra científica de Marx- acepta varios ángulos de lectura, por extensión podríamos decir que estos ángulos serían en general para el marxismo: 1). El marxismo es una ciencia positiva, con capacidad explicativa y predictiva a partir de sus Leyes. En esta medida, El Capital sería una obra de Teoría Económica traducible en una econometría (Morishima, Regulacionismo francés). En el fondo la epistemología del marxismo y del positivismo serían semejantes. 2). El marxismo en un Método, más que una teoría. Tradición inaugurada por Lucáks en Historia y Conciencia de Clase (1969). La justificación sería la concepción marxista de Movimiento. Es decir, si la realidad está en constante transformación, de esto se deriva la no perennidad de las Leyes y conceptos. En cambio, el Método tendría una mayor vigencia 1 Doctor en Sociología, investigador del Postgrado en Estudios Laborales de la Universidad Autónoma Metropolitana en México, D.F. correo: [email protected]. Página web: http://sgpwe.izt.uam.mx/pages/egt

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Los Retos del Marxismo en el Siglo XXI

Enrique de la Garza Toledo1

Es común afirmar que Marx creó una nueva ciencia, la ciencia de la Historia, pero ¿Con

cuál concepto de ciencia? ¿Será el concepto de ciencia del positivismo con capacidad de

explicar y predecir el futuro más allá de la voluntad de los sujetos sociales? ¿Es decir, una

ciencia basada en una concepción de la realidad sujeta a Leyes que se imponen a los

individuos más allá de su voluntad? En la Historia del marxismo ha habido corrientes –el

marxismo de la segunda internacional, el stalinismo- que así lo pensaron: la subsunción

del sujeto y su subjetividad en la objetividad, el sujeto determinado por las estructuras,

especialmente las económicas.

Sin embargo, ha habido otra heterogénea corriente en el marxismo en el siglo XX que,

por el contrario, planteó que el eje central de la Historicidad era la relación sujeto-objeto

(“Los hombres hacen las Historia en condiciones que no escogieron”) (De la Garza, 1989).

Al respecto, el marxista norteamericano, Harry Claver, dice que El Capital –máxima obra

científica de Marx- acepta varios ángulos de lectura, por extensión podríamos decir que

estos ángulos serían en general para el marxismo:

1). El marxismo es una ciencia positiva, con capacidad explicativa y predictiva a partir de

sus Leyes. En esta medida, El Capital sería una obra de Teoría Económica traducible en una

econometría (Morishima, Regulacionismo francés). En el fondo la epistemología del

marxismo y del positivismo serían semejantes.

2). El marxismo en un Método, más que una teoría. Tradición inaugurada por Lucáks en

Historia y Conciencia de Clase (1969). La justificación sería la concepción marxista de

Movimiento. Es decir, si la realidad está en constante transformación, de esto se deriva la

no perennidad de las Leyes y conceptos. En cambio, el Método tendría una mayor vigencia 1 Doctor en Sociología, investigador del Postgrado en Estudios Laborales de la Universidad Autónoma Metropolitana en México, D.F. correo: [email protected]. Página web: http://sgpwe.izt.uam.mx/pages/egt

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temporal, sin ser tampoco absoluto. Marx decía que el único absoluto que reconocía era

el movimiento2

3). La tercera lectura sería que el marxismo no serviría para hacer experimentos de física

en el laboratorio, como ingenuamente lo pensaron los soviéticos, sino que es la ciencia de

la Revolución. Qué específicamente es una Sociología pero vestida de Ciencia Política. Es

decir, una forma de análisis de la realidad social (incluyendo la económica) como

interrelaciones entre sujetos pero con el ángulo del poder y la dominación: el poder y la

dominación serían dimensiones de todas las relaciones sociales.

Lo anterior se complementa con la aseveración de que en Marx conviven dos conceptos

de Ciencia, una que proviene de la tradición anglosajona (empirismo clásico), como ciencia

empírica, cercana a la ciencia natural. Que convive con la tradición romántica alemana

(antecesora de la hermenéutica actual), que considera la especificidad del fenómeno

histórico, que no lo subsume en Leyes Universales y da importancia a la voluntad de los

Sujetos en la explicación sociocultural. El marxismo de Marx, hijo de su tiempo, estaría

presionado por esta doble tensión. Los marxistas posteriores a veces enfatizaron la

primera dimensión (Stalinismo), en otras la segunda (el marxismo del Sujeto-Objeto).

Esta doble tensión está presente en interpretaciones duales en el marxismo de:

1). El concepto de Ley y de determinación como tendencias vs. La Ley como causalidad.

2). El concepto de tiempo presente y de futuro, como articulación entre objetividad y

subjetividad vs. Futuro determinado por las estructuras objetivas.

3). La predicción como espacio de posibilidades para la acción de los sujetos voluntarios

vs. El futuro determinado (De la Garza, 1992)

2 Gramsci lo planteaba diferente, el marxismo sería una concepción del mundo

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4). La prueba científica vista como praxis vs. La verificación empírica.

Detrás de estas interpretaciones polares hay conceptos de realidad-visiones del mundo

diferenciado:

1). La Historia como articulación entre objetividad y subjetividad vs. El naturalismo

2). El Movimiento –transformación de la realidad- como rearticulación entre niveles y con

los sujetos sociales, que conduce a pensar en legalidades y conceptos históricamente

determinados vs. Conceptos y Leyes universales.

3). La realidad en multiniveles y no reducida a lo empírico, en constante rearticulación,

con dinamismos diferentes entre niveles, que conduce al concepto de Totalidad vs.

Sistema. Sistema funcionalmente integrado que no contempla la contradicción como

parte integrante del mismo y, sobre todo, que no da un papel a los sujetos voluntarios.

4). Las Leyes sociales como de tendencia, con mediaciones que pueden amortiguarlas o

acelerarlas y su complemento, el espacio de lo posible en la coyuntura para la acción

viable de los sujetos vs Leyes de observancia necesaria.

5). La realidad con una cara objetiva que va más allá de la voluntad de los sujetos

(naturaleza distante de la interacción humana y objetos sociales cosificados), y otra

subjetiva (proceso de construcción de significados). De tal manera que la realidad no es

solo lo objetivo o bien objetivado sino también el espacio de significados que los humanos

dan a lo primero (De la Garza, 2010)

Sin embargo, otra concepción de Ciencia a la anterior, con una visión del mundo

diferente de la del marxismo de Marx, se volvió hegemónica en buena parte del siglo XX,

el positivismo. El Hegemónico no fue el positivismo de Augusto Comte. –contemporáneo

de Marx y por el cual éste sentía un gran desprecio por su superficialidad-, sino

inicialmente el empiriocriticismo y con toda propiedad el positivismo lógico. El segundo

influyó en el marxismo posterior a la muerte de Marx, el de la segunda internacional, el

tercero en el de la tercera internacional. Marxismos que fueron incapaces de dar cuenta

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de la revolución en la Física (física cuántica y relativista), puesto que las Leyes de la

Dialéctica, rescatadas de Hegel por Engels, no fueron instrumentos analíticos suficientes

para explicar los cambios de paradigma en las ciencias naturales y sus significados. Por

ejemplo, al tratar de subsumir los soviéticos esa enorme transformación en el

pensamiento físico en la Ley de la negación de la negación.

El resultado fue que el concepto de que es Ciencia, de que es una Teoría científica, de sí

el camino de la investigación es el de la prueba de la hipótesis, de que es verificar, de que

es un dato empírico, de que es explicar se dejaron al positivismo y en todo caso a las

corrientes hermenéuticas. Una importante excepción fue “Materialismo y

Empiriocriticismo” (Lenin, 1969), así como pasajes de los Cuadernos Filosóficos (Lenin,

1974), en donde Lenin mostró que el positivismo de segunda generación era un idealismo.

No obstante, problemas como los mencionados más arriba no se abordaron y el marxismo

de esta línea, continuado en la tercera internacional, creyó que epistemológicamente era

suficiente con demostrar que la corriente que se volvía dominante en epistemología era

un idealismo, sin tener alternativas en cuanto a los problemas mencionados. En esta

corriente la reflexión epistemológica se estancó y simplificó, primero, al creer que

bastaban las Leyes de la Dialéctica para explicar el proceso del conocimiento científico.

Aunque finalmente se acabó aceptando muchas de las propuestas positivistas. Por

decenios –a partir de la década de los veinte del siglo xx y hasta los años setenta- el

marxismo de esta línea no fue rival de la epistemología positivista. Este papel le tocó a la

hermenéutica, quien acabó sustituyendo al positivismo en las preferencias de los

epistemólogos.

El marxismo de la segunda internacional y su paradójica continuación epistemológica en

la tercera impusieron en el marxismo una visión naturalista de la Historia durante muchos

decenios. Afortunadamente, el marxismo posterior a la primera guerra mundial no se

redujo a la primera corriente, aunque esta fue la más importante del marxismo hasta los

años setenta del siglo XX. La revolución europea de 1917-23, solo triunfante en la URSS,

reabrió en otros marxistas como Lucaks, Korch, Gramsci, Bloch, la Escuela de Frankfort, la

discusión acerca del estatus del marxismo en el concierto positivismo-Hermenéutica y, en

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general, en la transformación de la sociedad. Este marxismo occidental siempre presentó

muchas diferencias a su interior, pero estuvo protagonizado por profundos y actualizados

conocedores de las polémicas más importantes del momento con respecto de la filosofía y

de la teoría social, preocupados por la reivindicación de un Sujeto no completamente

sujetado en la Historia. Todo esto en franca lucha con el naturalismo y el positivismo, pero

también con el marxismo positivizante. Por ejemplo, cuando Gramsci criticó el Tratado de

Sociología marxista de Bujarin. Sin embargo, con el autoritarismo soviético y su

centralización del poder en el sistema de partidos comunistas del mundo, se impuso un

marxismo economicista y positivista. La imposición estatal de una versión del marxismo

tuvo un costo Histórico enorme: Historia y Conciencia de Clase de Lucaks (1969), punto de

arranque del marxismo occidental, fue criticado tanto por los restos de la segunda

internacional como por la tercera. Zinoviev, bolchevique de primera línea, en su informe al

V congreso de la Comitern hizo la crítica política a este libro. Korch y Gramsci fueron

marginados por el movimiento comunista internacional hasta después de la segunda

guerra mundial. El marxismo que se impuso en el mundo, fue codificado en los manuales

de Marxismo de la Academia de Ciencias de la URSS. El marxismo occidental en los

primeros decenios de vida quedó reducido a grupos de intelectuales o pequeños partidos

críticos del stalinismo. Sin embargo, desde la muerte de Stalin, se fueron dando aperturas

parciales en la reflexión acerca del marxismo, pero un quiebre fundamental fue 1968 y su

secuela de movimientos estudiantiles y obreros, terreno fértil para reflexiones que, a

veces, se iniciaron desde los años veinte del siglo XX pero no encontraban sujetos sociales

en donde anidar: Escuela de Frankfort, E.P. Thompson (1972), Agnes Héller, Obrerismos

italiano y francés, etc. En cambio en los setenta, se extendieron y volvieron legítimas las

críticas al socialismo real. De esta apertura del marxismo en los setenta del siglo 20 se

infieren varias enseñanzas:

1). No insistir en coincidir con una epistemología que está en crisis, el positivismo.

Tampoco en una lectura idealista de la Dialéctica.

2). Buscar desarrollar lo que en Marx fueron concepciones epistemológicas y

metodológicas básicas, pero en forma actualizada, empezando por recuperar la reflexión

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de Marx acerca del Método de la Economía Política (De la Garza, 1990ª).

Afortunadamente fue el marxismo occidental de la época el que emprendió esta tarea,

autores que estaban al día con las polémicas internacionales. En esos momentos el rival

del marxismo no era Hegel, como insistían los soviéticos, sino el positivismo y el

relativismo en ascenso.

De cualquier manera, durante el stalinismo y hasta la actualidad ha habido dos

desarrollos claves de la reflexión marxista, a contracorriente de aquel marxismo

dominante:

1. Metodológicamente

1). Las reflexiones acerca del Método de la Economía Política (Zeleny, 1974) que llevaron

a pensar, finalmente, en un concepto alternativo de Teoría. No como sistema de hipótesis

vinculadas en forma deductiva, sino a través de las relaciones entre conceptos históricas y

lógicas, en un camino de lo abstracto a lo concreto. Esta recuperación de una metodología

concreta hizo aparecer problemas que no eran propios del positivismo: los puntos de

partida en la investigación y en la exposición; las diferencias entre método de

investigación y de exposición; las relaciones lógicas y históricas entre conceptos de

diferentes niveles de abstracción; la presencia de la dialéctica en las categorías teóricas; la

verificación interna y la prueba de la praxis; la reconstrucción de la Totalidad concreta.

2). La metodología contenida en “estado práctico” en las grandes investigaciones

marxistas concretas como La Formación de la Clase Obrera en Inglaterra de E.P. Thompson

(1972) (articulaciones entre materialidad, cultura y lucha de clases); el 18 Brumario de

Marx (los cambios en metodología de un objeto económico como El Capital, al objeto de

una coyuntura política); La Personalidad Autoritaria de Adorno (2010) (las relaciones entre

cultura, inconsciente y propensiones políticas).

3). Las diferencias entre Totalidad abstracta y Totalidad concreta (Kosik, 1969), la

explicación como reconstrucción de la Totalidad concreta y no la subsunción del caso

concreto en un sistema teórico (Dal Pra, 1971).

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4). La profundización sobre el método de investigación, a través de la descripción

articulada de H. Zemelman (1992) y la síntesis Configuracionista (De la Garza, 2001).

Reflexiones complementarias fueron: la influencia del objeto sobre el método; la de la

Teoría sobre el método; el concepto de lo empírico; que significa captar potencialidades

en el presente; la recuperación marxista del concepto de configuración: red de relaciones

entre conceptos (Teoría como configuración); entre códigos de la subjetividad (la

subjetividad como configuración); configuración de relaciones sociales; configuración

entre niveles de la realidad. La configuración no es un sistema porque incluye a la

contradicción como parte de la misma, la disfuncionalidad, la oscuridad. Además, las

relaciones pueden ser duras (causales, funcionales, deductivas) o blandas (a través de

metáforas, analogías, principio etcétera, reglas prácticas, formas del razonamiento

cotidiano). Pero, sobre todo, el concepto de Configuración no agota a las relaciones entre

estructuras-Subjetividades y Acciones, es decir, no puede prescindir de los sujetos y sus

subjetividades.

2. La transformación y ampliación del concepto de Trabajo en el Neoliberalismo tardío

Se relaciona con la emergencia de los Servicios, como sector clave de la economía

capitalista desde los años sesenta del siglo XX, en cuanto a importancia en el empleo y el

Producto. Se trata de Trabajos que implican interacciones directas entre trabajadores y

usuarios o a través de medios de comunicación y sus intercambios simbólicos; la

producción de símbolos como productos; la intervención de los clientes en la

coproducción del servicio (el trabajo del cliente). Lo anterior ha llevado a la necesidad de

un concepto ampliado de Trabajo: trabajar es también producir interacciones, símbolos y

que el cliente trabaje. Pero también a un concepto ampliado de relación de trabajo y de

control sobre el trabajo: el cliente está imbricado en la relación laboral, sin ser capitalista

ni empleado.

Finalmente ¿Por qué decayó el marxismo en la década del noventa en forma amplia y

todavía en algunos países?

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1). Porque se derrumbó la concepción de marxismo de la URSS, que afectó la legitimidad

de los otros marxismos.

2). Porque la ciada del socialismo real en la URSS no solo ha implicado reflexionar en

problemas no desarrollados por el marxismo, sino en revisar supuestas verdades teóricas,

tales como ( De la Garza, 1990) ( De la garza, 1990ª):

a). ¿Pueden formarse clases dominantes sin existir la propiedad privada?

b). El énfasis soviético por la industrialización descuidó a los servicios y al medio ambiente,

lo que provocó, junto con la burocratización del estado, un atraso en ciencia y tecnología.

c). ¿La abolición de la propiedad privada y la centralización de las decisiones en la

Economía, terminaría con los ciclos de auge y crisis propios del capitalismo?

¿Cuál es nuestra Herencia?

1). Reivindicar el concepto de explotación, frente a Lanzarato y Negri y compañía (2001) .

2). Reivindicar la perspectiva del sujeto-Objeto, frente al positivismo y el relativismo De la

Garza, 1993).

3). Reivindicar la concepción del mundo y sus consecuencias epistemológicas de realidad

en movimiento, en multiniveles, con la dimensión subjetiva como parte de la realidad, la

reconstrucción de la Totalidad como configuración de configuraciones.

4). El papel central del Trabajo en sentido ampliado, de relación laboral (De la Garza,

2010)

¡El marxismo no ha muerto, puede ser punto de partida de futuros desarrollo, a condición

de aplicarle el marxismo al marxismo¡

Bibliografía

Adorno, T. (2010) La Personalidad Autoritaria. Barcelona: AKAL

Dal Pra, Mario (1971) La Dialéctica en Marx. Barcelona: Ed. Martínez Roca

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Las obras del autor pueden consultarse en forma libre en:

http://www.sgpwe.izt.uam.mx/pages/egt