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pi LOS TIEMPOS DE LA TRAGEDIA L a tra gedi a imp one sus ti emp os. Primero fueron reacciones; reacciones que en mucho remiten a la propia entra. En ello cada quien es su juez. Actos co mo este pertenecen a otro tiempo de la tragedia .C ad a día que pasa la voluntad es más dueña de nuestro actuar. Algunos dir án que hay oportunismo; por el contrario creemos que se trata de la cab al ace p ta ció n de qu e se vivió un a tr agedi a , que est amos d ond e nunca pensamos estar, que a nuestras a spir aciones se imp one otro tiempo y qu e por ello tenemos que calificar de nueva cuenta nuestras ver dades . Hay auté ntica opo rtunidad a la que siempr e se tiene derecho y que puede llegar inclu so a co nst itu ir una obligación histórica. El aceptar la per son ali zación de las acciones, pri- mero en la emergencia, ahora en la urgencia, la propia co nform ación de la Comisión de Re- constru cción, la pluralidad y apertura recalcadas en los últim os días, el histór ico decreto de expro- piación , la negociación exhibida como tónica, la pres en ci a permanente de los a fec tado s, son muestr as fe ha cientes de que se ha asumido con Palabras p ronun ci ad a s du r.uu« )" illsta lar ic"J n del Olllité d ,un íl.., social de la Co m isi ón :\'acionaJ ch, I{ eu m"i lru("cibn. 5 profunda madurez la tragedia . Se podrá dar la cara con dignidad al juicio histórico pues, por un lado se bus can responsables de lo que no se pre vió y pudo haberse hecho, y por el otro , se exige un mañana lo más previsto posible. Quienes buscan pr ofeta s o cul pa bles absolutos caen con su simplismo, paradójicamente , en el encubrimiento: la realidad es compleja y terca. A esa voluntad po- lítica, par a este tiempo de la tra gedia, nuestro re- conocimiento. Ahora viene la lucha por consolidar un nuevo equilibr io inst itu ci on al. La especulación m edra, socava la m ás difícil de las acciones políticas , la de rua r dar el equilibrio en el uso del poder. P or ello mucho hay qu ' hacer en una labor de contrargu- mcnt a ci ón que explique la complejidad de la s cuestiones y el porqu é de una decisión. La socie- dad m .xicana de hoy no admite trat o de minu svá- lido. D 'ba tir una y mil ve es en la pl ur alid ad , has- ta co mo .nc ' 1', on t ra lo qu e a l Tun os piensan , facili- t a rá la acción política de .stos ti emp os. El nuevo .quilibrio e ' ,1reto. Las proposiciones que por d .scab 'liadas Te n .ran inacti vidad e inac- ci ón so n profunda m ·nt · .ontrarr .volucionarias. Mu ho hay qu ' arnbiar, y por ,1 10 como nun a

LOS TIEMPOS DE LA TRAGEDIA · para losjóvenes. El nuevo equilibrioes el reto. Hay quienes reclaman infinidad de acciones: todo a partir de la tragedia y, para ello, en la inconciencia

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Page 1: LOS TIEMPOS DE LA TRAGEDIA · para losjóvenes. El nuevo equilibrioes el reto. Hay quienes reclaman infinidad de acciones: todo a partir de la tragedia y, para ello, en la inconciencia

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LOS TIEMPOSDE LA TRAGEDIA

L a tragedia impon e sus tiempos. Pr imero fueronreacciones ; reacciones qu e en mu cho remiten a lapropia entraña . En ello cada quien es su juez.

Actos como este pertenece n a otro tiempo de latragedia . Cada día qu e pasa la voluntad es má sdueña de nu estro actua r. Algunos dirán que hayoportunism o; por el contra rio creemos qu e se tratade la cabal ace p ta ció n de qu e se vivió un a tragedia ,que est amos donde nun ca pensam os esta r, qu e anuestras aspiraciones se imp one ot ro tiempo y qu epor ello ten emos q ue calificar de nueva cuentanuestras verdades . Hay auté nt ica opo rtunida d a laque siempre se tien e derecho y q ue puede llegarincluso a const itu ir una ob ligación histór ica. Elaceptar la per son ali zación de las acciones, pri­mero en la emergencia, ahora en la urgencia , lapropia co nformació n de la Comisión de Re­construcción , la plu ralidad y apert ura reca lcad asen los últimos d ías, el histórico decreto de expro­piación, la negociación exhibida como tónica , lapresenci a per ma ne n te de los a fec tados, sonmuestras fehacient es de qu e se ha asumido con

• Palabras p ronunciada s du r.uu« )" illsta lar ic"J n del Olllité d ,un íl..,soc ial de la Co misi ón :\'acionaJ ch, I{ eu m "i l ru("cibn.

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profunda madurez la tragedia. Se podrá dar lacara con dignidad al juicio histórico pues , por unlado se buscan responsables de lo que no se previóy pudo haberse hecho, y por el otro, se exige unmañana lo más previsto posible. Quienes buscanprofetas o culpables absolutos caen con susimplismo, paradójicamente, en el encubrimiento:la realidad es compleja y terca. A esa voluntad po­lítica , para este tiempo de la tragedia , nuestro re­conocimiento.

Ahora viene la luch a por consolida r un nu evoequilibrio inst itucional. La espec ulac ión medra ,socava la m ás difícil de las acc iones políticas , la derua rdar el eq uilib rio en el uso del poder. Por ellomucho hay qu ' hacer en un a labor de contra rgu­mcnt aci ón qu e expliq ue la complejidad de la scuestiones y el porqué de una dec isión. La soc ie­dad m .xica na de hoy no ad mite tr at o de minusvá­lido. D 'ba tir un a y mil ve es en la pluralidad, has­ta como .nc ' 1', on t ra lo qu e al Tunos piensan , facili­ta rá la acción políti ca de .stos tiempos.

El nuevo .q uilib rio e ' ,1reto. Las propos icionesque por d .scab 'lia das Te n .ran inacti vidad e inac­ci ón son profunda m ·n t · .ontrarr .voluciona rias.M u ho hay qu ' a rn bia r, y por ,110 como nun a

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tenemos que ser reali sta s. Q!Je la tr agedia de laCiudad de México dé pie a una mayor m adurezpolítica ; todos debemos de crece r. Sobre to do e nestos momentos, el debate político deb e most rar sucapacidad para llegar a ac uerdos, para refinar la sacciones y arribar a la concreción . H ay una de­manda , casi sensoria l diríamos, de acciones de go­bierno ; a llí oportunidad y riesgo. Part icipación yconcreción a la par.

El decreto de expropiación y las medidas de evi­dente beneficio común a las que la tragedia y laoportunidad obligan, no deben ser usadas parapropiciar desconfianza, M éxico demanda ho y que

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el acuerdo fundame nta l q ue da origen a esta na­ción reviva y sea evidente para todos: para losdamnificados, para la s clases mayorit a rias, paralas clases medi as, para los secto res del capital,para los jóvenes. El nuevo equilibrio es el reto . Hayquienes reclaman infinidad de acciones : todo apartir de la tr aged ia y, para ello , en la inconcienciase propone el retorno a formas de financiamientode las acciones de gob ierno qu e sabemos fall id as.Se ignora y se olvida , con ta l ac titud, el muy difícily pesado esfuerzo, sobre todo de los asala riados,de sa neamiento financiero y de control de la infla­ción que se ha realizado. Se olvida a los millonesde esperanzados en que la actual reducción de susingresos reales, a la larga desemboque en una me­joría. Sin embargo, mucho deberá ser replantea­do , ahí la dificultad. El nuevo equilibrio, dentro delas in stituciones, dentro de nuestro marco norma­tivo nacional , no podrá estar totalmente divorcia­do del que le antecede. Se debe mantener una hu­manitaria y emergente pero equilibrada pe rspecti­va. La tragedia nos obliga a reconocernos másallá, a reconocernos como nación, como estado.

Una bondad de la voluntad polí tica de estost iem pos de la tragedia que quedó expresa en el

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ac uerdo q ue crea la Comisión de Reconstrucciónes la significa tiva invitación a parti cipar. Los uni­versita rios ha n aportado, a porta n y ap ortarántod o lo q ue es té a su alc a nce. Ello es obligación ydeseo, es participación espo n tá nea y plena deenergía q ue habrá de reforzarse para estos tiemposde la traged ia . Con la Comisió n se b usca , se reco­noce a múltip les interl ocuto res rea les. No se les in­venta en acto de autoenga i1o . Escuchar, recoger,organizar dema ndas, encauzarl as, no es avivar loinexistente sino , por el contra rio, llevarlas al únicoámbito en el q ue pu eden encontra r solución: el dela po lít ica inst it uciona l. Arti cu lar rea lista mentelas exigenc ias tra nsform ándolas en req uerimien­tos con solucio nes viab les es hacer política en sumás estricto y rico sen tido. En es ta calificación denuevas verdade s la vivienda deb e ser eje de un nue­vo M éxico. La vivienda como una de las manifes­taciones más integra les de la cult ura de un pueblo.La vivienda como forma de medi ar con los otros ycon el mundo, como expres ión de lo que somos yq ueremos ser. En esta lectu ra la vivienda se enri­quece co nvirtiéndose en uno de los valores centra­les de una soc iedad, valor q ue, de ser impulsado,for ta lecido no como un pro yecto gubernamentalmás, sino como pa rt e de la cultura de la sociedad,gene rará in finidad de acciones de be neficio para elpa ís. La vivienda es intimid ad familiar, es formanatural d e orga nización soci a l, es unión o disper­sión de los individuos, es ahorro prima rio de todasoc ieda d , es patrimonio nob le y tra nq uilo que damuy buena bata lla co mo inversión en las agitadaseconomías de nu est ros días. Locke afirmaba quese gob ierna a uténticamente cua ndo se modificanhábitos; T ocqueville q ue las costumbres son lafuent e última de la p rop ia soberan ía. Hegel noveía ot ro orige n para la racional idad que la Sitte, lacostumbre. Tendremos entonce s que leernos y ob­se rvar nu estros hábitos a lre dedor de la vivienda yre to mar el valor que tien e como género de vida in­di vidual y nacional , co mo forma de vinculación delas clases y sec to res soc ia les . Anima qu e se con­te mple a la vivienda como todo un proyecto políti­co y no como ca tego ría de la ac ció n administ rati­va .

Para aq ue llos con cierto temor q ue hablaban dela politización de un sismo , se les puede dar ya lanotici a : sí, la tragedi a por fort un a ya es política, yaes neg ociación y cues t ionamiento institucional, esparticip ar en el pensamiento y en el hacer , es nue­vas verdades y nu evos eq uilib rios . La tr agedia nosimpone sus t iempos y un o de ellos obliga a fundarespera nzas .O

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