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Resumen Durante los años 1999 y 2000 se han realizado unos trabajos de excavación arqueológica de urgencia en el término municipal de Leganés (Madrid), comprendi- dos en el Programa de Actuación Urbanística Arroyo Culebro, promovidos por la empresa pública ARPEGIO, y llevados a la práctica por la empresa de arqueología ARTRA, S. L. En dichos trabajos se han excavado dos enclaves de extraordinaria importancia para la investigación arqueológica de la Comunidad de Madrid y del centro peninsular. Se ha documentado una necrópolis de incineración con 32 ente- rramientos, y su posible ustrinum, cuyo conjunto estructural encaja perfectamente en la I Edad del Hierro, constituyendo el primero de los yacimientos funerarios de esta etapa excavados en la Comunidad de Madrid. El registro material asociado nos remi- te a un período comprendido entre finales del siglo VII-comienzos del siglo VI a. C., y comienzos del siglo V a. C. Igualmente, se ha excavado un poblado de la II Edad del Hierro, cuyas carac- terísticas constructivas y el emplazamiento mismo del yacimiento, así como un con- junto material extraordinariamente homogéneo, definen a éste como un hábitat característico de la época. Se trata de un enclave fundado en torno a la segunda mitad del siglo III a. C., y destruido violentamente en algún momento datable en torno a la mitad del siglo II a. C., en el marco de las acciones militares desarrolla- das por los romanos en su lucha contra los pueblos carpetanos. CÆSARAUGUSTA 78 279 Cæsaraugusta, 78. 2007, pp.: 279-290 ISSN: 0007-9502 Los yacimientos de Arroyo Culebro (Leganés, Madrid). Nuevos aportes para el estudio de la protohistoria madrileña Eduardo PENEDO COBO Carlos CABALLERO CASADO Mercedes SÁNCHEZ GARCÍA-ARISTA Elena GÓMEZ RUIZ Dolores MARTÍN DÍAZ Pilar OÑATE BAZTÁN Juan SANGUINO VÁZQUEZ

Los yacimientos de Arroyo Culebro (Leganés, …ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/27/22/19.penedo.pdfdepositada en la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid, 1999b. CÆSARAUGUSTA

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Resumen

Durante los años 1999 y 2000 se han realizado unos trabajos de excavaciónarqueológica de urgencia en el término municipal de Leganés (Madrid), comprendi-dos en el Programa de Actuación Urbanística Arroyo Culebro, promovidos por laempresa pública ARPEGIO, y llevados a la práctica por la empresa de arqueologíaARTRA, S. L. En dichos trabajos se han excavado dos enclaves de extraordinariaimportancia para la investigación arqueológica de la Comunidad de Madrid y delcentro peninsular. Se ha documentado una necrópolis de incineración con 32 ente-rramientos, y su posible ustrinum, cuyo conjunto estructural encaja perfectamente enla I Edad del Hierro, constituyendo el primero de los yacimientos funerarios de estaetapa excavados en la Comunidad de Madrid. El registro material asociado nos remi-te a un período comprendido entre finales del siglo VII-comienzos del siglo VI a. C.,y comienzos del siglo V a. C.

Igualmente, se ha excavado un poblado de la II Edad del Hierro, cuyas carac-terísticas constructivas y el emplazamiento mismo del yacimiento, así como un con-junto material extraordinariamente homogéneo, definen a éste como un hábitatcaracterístico de la época. Se trata de un enclave fundado en torno a la segundamitad del siglo III a. C., y destruido violentamente en algún momento datable entorno a la mitad del siglo II a. C., en el marco de las acciones militares desarrolla-das por los romanos en su lucha contra los pueblos carpetanos. C

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Cæsaraugusta, 78. 2007, pp.: 279-290ISSN: 0007-9502

Los yacimientos de Arroyo Culebro (Leganés, Madrid). Nuevos aportes para el estudio de la protohistoria madrileña

Eduardo PENEDO COBO

Carlos CABALLERO CASADO

Mercedes SÁNCHEZ GARCÍA-ARISTA

Elena GÓMEZ RUIZ

Dolores MARTÍN DÍAZ

Pilar OÑATE BAZTÁN

Juan SANGUINO VÁZQUEZ

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EZ Las intervenciones arqueológicas en los yacimientos «A», «C» y «D» (74/150-152-153), forman parte de los trabajos previos comprendidos en el Plan Parcial 5(P.P.5), que a su vez se engloba dentro de la actuación del Plan de ActuaciónUrbanística (P.A.U.) Arroyo Culebro, en el municipio de Leganés (Madrid). El P.P.5 seencuentra enclavado al sur del término municipal de Leganés, en la divisoria de estetérmino municipal con el de Fuenlabrada y junto al parque de La Polvoranca.

El lugar estaba incluido dentro de las zonas arqueológicas protegidas de dichotérmino municipal. Este hecho vino determinado por la enorme concentración deyacimientos localizados a lo largo del curso de arroyo de la Recomba, más adelan-te, Arroyo Culebro, constituyendo un hábitat favorable para el asentamiento huma-no desde tiempos remotos. Concretamente, en la zona de la intervención arqueo-lógica se localizan diferentes yacimientos recogidos en el inventario de laComunidad de Madrid (Carta Arqueológica).

Este hecho determinó la incoación de un expediente de zona arqueológicapara el arroyo de la Recomba, por lo cual se hizo necesaria la delimitación de losasentamientos arqueológicos documentados anteriormente en la Carta Arqueo-lógica ante la existencia de planes a corto plazo de ejecución de proyectos urbanís-ticos y viarios. Tras la delimitación de los yacimientos arqueológicos, mediante larealización de sondeos mecánicos y manuales en la totalidad del P.P.5, se decidiósobre cuáles de estos yacimientos se debía intervenir. El resultado fue la interven-ción arqueológica de cuatro asentamientos: una necrópolis de incineración de laPrimera Edad del Hierro, dos hábitats de la Segunda Edad del Hierro, y un asenta-miento hispanovisigodo (hábitat y área de almacenamiento). Del resultado de laexcavación de los primeros trata esta comunicación.

El terreno sobre el que se asentaron las comunidades humanas que habitaroneste enclave en el pasado es una superficie alomada que domina el curso del arro-yo de la Recomba. De ello se desprende que la topografía del lugar es bastantesuave. El paraje ha sido explotado como campo de cereales y leguminosas, así comopara la práctica de una ganadería extensiva de ganado lanar.

La intervención arqueológica

El proceso que a continuación se expone ha sido el que se ha llevado a caboen la intervención arqueológica de un área de la corona metropolitana de Madrid,que iba a ver afectado por el desarrollo de un programa de actuación urbanística1;las líneas generales sobre las que había de basarse el proyecto vinieron determina-das por las directrices emitidas por la Dirección General de Patrimonio Histórico-Artístico de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid.

A la hora de definir las distintas fases del estudio arqueológico que se había derealizar, fue preciso tener en cuenta que para parte del área de intervención se había

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1. PENEDO COBO, E., CABALLERO CASADO, C., OÑATE BAZTÁN, P., SANGUINO VÁZQUEZ, J., «Intervencionesarqueológicas en zonas urbanizables: el yacimiento de Arroyo Culebro (Leganés, Madrid), Actas delV Simposio sobre Celtíberos (Gestión y Desarrollo) Zaragoza, Institución «Fernando el Católico»(C.S.I.C.), Centro de Estudios Darocenses, Diputación de Zaragoza, 2000.

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incoado expediente de Bien de Interés Cultural, con la categoría de ZonaArqueológica. A mediados de los años 90, cuando fue aprobado el Plan General deOrdenación Urbana de Leganés, esa incoación de expediente fue tenida en cuenta,estableciéndose tres categorías de protección arqueológica para el término munici-pal —Zonas A, B y C—, en la primera de las cuales quedó incluida la parte princi-pal del área cuya intervención se presenta en este trabajo.

De este modo, la primera fase de intervención arqueológica consistió en la rea-lización de una prospección superficial del área de estudio, con objeto de obtenerinformación dirigida a situar en superficie restos de carácter histórico-arqueológicoo paleontológico.

El resultado fue la identificación de nueve zonas de intervención diferencial,cuyo estudio se acometió de acuerdo con lo establecido por el pliego de prescrip-ciones técnicas redactado por los servicios técnicos de la Dirección General dePatrimonio Histórico-Artístico de la Comunidad de Madrid, que estipulaba la eje-cución de sondeos mecánicos en el 0,5% de la superficie afectada por el proyecto,y de un 2% en los puntos identificados como yacimientos arqueológicos, con elobjetivo de analizar la potencialidad arqueológica de los emplazamientos, median-te su documentación y lectura estratigráfica, así como determinar la potencialidadarqueológica del resto del territorio incluido en el proyecto de urbanización2.

Esta segunda fase de actuación consistió en establecer ejes de intervención rea-lizando sondeos mecánicos equidistantes 50 metros, hasta llegar a las áreas dondese ubicaban las nueve estaciones arqueológicas, donde los sondeos debían estable-cer los eventuales límites de cada uno de los yacimientos. En la mayoría de los casosesta identificación fue negativa, demostrando que los datos de las prospeccionesrealizadas, tanto en 1988 (Carta Arqueológica), como en 1999, no eran coinciden-tes con los que albergaba el subsuelo. Este desajuste entre los resultados de las pros-pecciones superficiales y los obtenidos en la campaña de sondeos mecánicos puedeser consecuencia, por una parte, del tiempo transcurrido desde la realización delinventario autonómico (doce años en los que ha habido numerosas alteraciones dela zona tanto por acción antrópica como por efecto de agentes naturales) y, por otra,por las adversas circunstancias en que se debió acometer la campaña de 1999, alfinal de la primavera, con los cultivos en una fase muy avanzada de su crecimiento.

Con el fin de delimitar con mayor precisión estos enclaves registrados en la pri-mavera de 1999, se planteó, para el verano del mismo año, una campaña de son-deos manuales, inicialmente distribuidos en cada yacimiento sobre dos ejes per-pendiculares, y que debían detallar los límites de cada uno de los asentamientos ysu verdadera entidad3.

Finalizadas estas tres fases preliminares (prospección, sondeos mecánicos, son-deos manuales), se pudo abordar con ciertas garantías de éxito la excavación siste-mática, en área abierta, de los cuatro yacimientos, hasta alcanzar su total documen-

2. ARTRA, S. L., «Memoria de la actuación arqueológica en los Planes Parciales 5 y 6 del PAU ArroyoCulebro (Leganés)», Memoria de excavación inédita, depositada en la Consejería de Cultura de laComunidad de Madrid, 1999.

3. ARTRA, S. L., «Memoria de actuación arqueológica, delimitación física y cronocultural. YacimientosA, B, C y D, Plan Parcial 5 del PAU. Arroyo Culebro (Leganés)», Memoria de excavación inédita,depositada en la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid, 1999b. C

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EZ tación y registro4. Esta etapa de la intervención se extendió durante los cuatro pri-meros meses de 2000 y, tras ella, se redactaron propuestas sobre las medidas correc-toras que, a juicio del equipo técnico, debían establecerse para cada uno de los encla-ves arqueológicos, dependiendo del estado de conservación de los restos exhuma-dos. En ellas se valoró también la viabilidad de iniciar un proceso de rehabilitaciónde los vestigios documentados, bien in situ, bien en lugar distinto al de su ubica-ción actual, que favoreciera la amortización social y cultural de los restos excavados.

Sin embargo, el hecho de que los cuatro asentamientos investigados se locali-zaban en zonas afectadas por el proceso de urbanización, ya que todos ellos se si-túan en manzanas de vivienda o se solapan parcialmente con los viales; y debido aldeterioro de los restos excavados, donde sólo se conservan parcialmente las cimen-taciones de los paramentos, no se consideró factible la preservación de los conjun-tos arqueológicos en su emplazamiento original, y tampoco se juzgó rentable eltraslado de los más significativos. De este modo, se planteó un seguimiento arqueo-lógico de los movimientos de tierra generados por los trabajos de urbanización,anteponiendo al mismo una destrucción controlada de las áreas excavadas y suentorno inmediato bajo la supervisión de este equipo técnico, ante la posible exis-tencia de restos o estructuras marginales de los asentamientos no documentadas enel proceso de investigación realizado anteriormente.

En líneas generales, éste ha sido el proceso evolutivo del modelo de interven-ción llevado a cabo durante los catorce meses de investigación arqueológica previaa la construcción del Plan Parcial 5 de Leganés, investigación que ha permitidoconocer una necrópolis de incineración del Hierro I, así como dos hábitats adscri-tos al Hierro II, posteriormente identificados en la Carta Arqueológica de laComunidad de Madrid con el número 74/150-152 y 153.

La necrópolis de incineración de la primera edad del hierro

Yacimiento D

En la excavación del sector C del enclave denominado «Yacimiento D», se hadocumentado una necrópolis de incineración con 32 enterramientos, así comootras pequeñas acumulaciones de restos óseos que podrían asociarse a ente-rramientos ya desmantelados, y restos de lo que posiblemente podría haber consti-tuido un ustrinum.

La necrópolis se localiza en la llanura de inundación del arroyo de la Recombao Culebro, a escasos 150 metros del actual cauce del curso fluvial. Este empla-zamiento ha determinado un alto grado de erosión y alteración de gran parte de losrestos materiales integrantes de los enterramientos.

El nivel en el que comenzaron a detectarse los enterramientos está bastantecontaminado con materiales más modernos, incluso actuales, sin duda debido aprocesos postdeposicionales de carácter mecánico, bien antrópicos o naturales.

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4. ARTRA, S. L., «Memorias finales. Excavación arqueológica yacimiento A-B-C-D- n.º 74/150-151-152-153. Plan parcial n.º 5 del PAU Arroyo Culebro, Leganés (Madrid)», Memorias de excavación inédi-tas, depositadas en la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid, 2000.

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Como factores que han intervenido en la mala conservación de la necrópolis cabemencionar, en primer lugar, el propio emplazamiento de la misma, expuesta a lascrecidas del arroyo y a períodos de inundación o con niveles freáticos muy altos.En segundo lugar, la superficialidad de los restos exhumados, y los arrastres mecá-nicos producidos por las roturaciones periódicas del terreno, ha determinado quela mayor parte de las urnas de enterramiento tuvieran la parte superior destruida.En este nivel son prácticamente inexistentes los restos que hacen referencia a posi-bles estructuras que señalizasen la localización de cada uno de los enterramientos,consistiendo fundamentalmente en algunas piedras más o menos angulosas; conestos datos resulta difícil intuir como sería el exterior de las tumbas, y menos si exis-tían o no diferentes formas de cubrición.

Con todas las reservas que requiere, tanto por el carácter fragmentario de losrestos, como el escaso número de tumbas excavadas, aun cuando no se haya docu-mentado materialización alguna de la delimitación perimetral del cementerio, síparece que los elementos que lo integran se distribuyen en un área alargada con unaorientación Oeste-Este, al sudoeste de la cual se identificaron restos de un posibleustrinum. Este último se identifica como una mancha de tendencia oval definida,con fragmentos de huesos calcinados así como bastantes piedras de cuarcita consíntomas de haber soportado altas temperaturas.

Al margen del desmantelamiento que ha sufrido la parte superior de las tum-bas, lo conservado de la necrópolis son mayoritariamente simples hoyos excavadosen un nivel geológico de arenas arcillosas en los que se introduce:

— La urna con los huesos quemados y el ajuar,

— o directamente los huesos quemados.

Señalar que algunos de los hoyos integrados en el área de enterramiento nocontenían huesos incinerados, ni restos de urnas ni tampoco de ofrendas.

Es evidente que no se puede hacer una ordenación fiable de las tumbas siguien-do criterios de riqueza puesto que los datos son incompletos, pero a pesar de ello síse puede afirmar la buena representación de objetos de metal, exclusivamente debronce; aproximadamente un tercio de las tumbas tenían ajuares metálicos orna-mentales, de uso personal; otros enterramientos tenían ajuar cerámico y en los hoyosque contenían solamente huesos quemados éste no se detectó, coincidiendo con loque sucede en otros cementerios con este tipo de enterramientos5.

Las urnas están fabricadas preferentemente a mano, con preparación de pare-des en algunos casos (alisados, espatulados, bruñidos, engobes) característicos delHierro I. Las formas documentadas principalmente son las siguientes:

5. ARENAS ESTEBAN, J. A., «La Edad del Hierro en el Sistema Ibérico Central, España», BAR InternacionalSeries, 780, 1999

CARROBLES SANTOS, J., RUIZ ZAPATERO, G., «La necrópolis de la Edad del Hierro de Palomar del Pintado(Villafranca de los Caballeros, Toledo», Actas del I Congreso de Arqueología de la provincia de Toledo,Toledo, 1990.

GARCÍA CARRILLO, A., ENCINAS MARTÍNEZ, M., «La necrópolis de la Edad del Hierro de Las Esperillas,Santa Cruz de la Zarza, (Toledo)», Carpetania, 1, 1987.

GARCÍA CARRILLO, A., ENCINAS MARTÍNEZ, M., «La necrópolis de Las Esperillas, (Santa Cruz de la Zarza,Toledo)», Actas del I Congreso de Arqueología de la provincia de Toledo, Toledo, 1990.

LORRIO, A., «Los Celtíberos», Complutum Extra, 7, Madrid, 1997. CÆ

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EZ — Urnas de perfil bitroncocónico con carena marcada.

— Urnas de perfil bitroncocónico suavizado. En general de cocciones mixtasy acabados lisos.

— Urnas ovoides. Muestran distinta fabricación y dimensiones.

— Cuencos de pequeño tamaño, paredes finas, pastas rojizas u oscuras, conperfil hemiesférico, borde vertical o ligeramente entrante, labio apuntado y uncaracterístico umbo basal; decorados con mamelones perforados cerca del labio yengobes rojos tanto en el interior como exterior de la pieza.

— Cuencos de mayor tamaño, paredes finas, pasta y superficies cuidadas.

— Vasos troncocónicos de factura más o menos tosca, de distintas dimensio-nes; en ocasiones son formas bajas y muy abiertas que a veces sirven de tapaderas;base plana, en algún caso con talón. El tratamiento de las paredes de las piezas serealiza a base de espatulados o bruñidos de buena calidad.

— Cazuela de pequeño tamaño, paredes finas y bruñidas, con carena media.

Señalar la presencia de elementos arcaizantes, tales como las carenas, que sedocumentan tanto en urnas como en pequeños cuencos de ofrenda; otro elementocaracterístico es la aparición de mamelones perforados; asimismo, aparecen otroselementos de suspensión semejantes, como orejetas perforadas, de mayor tamaño,y alguna de ellas incrustada en la pasta.

Los elementos decorativos consisten fundamentalmente en el cepillado, queaparece en el interior y/o exterior de varias urnas. Otro motivo que se ha docu-mentado propio de la Edad del Hierro son las incisiones.

Todos los objetos metálicos suntuarios encontrados hasta la fecha son de bron-ce. No se han documentado elementos de hierro, aunque algunos huesos presenta-ban huellas e improntas de color ferruginoso. Los materiales que más abundan sonbrazaletes, espiras de fíbula, una fíbula de doble resorte en muy buen estado(encuadrable en el tipo 3B según la tipología de Argente Oliver), unas pinzas dedepilar y un fragmento de placa de cinturón. En una de las tumbas (17), se ha docu-mentado un hueso trabajado, en concreto una tercera falange de carnívoro con unaperforación realizada con punzón. Por último, es considerable la cantidad de ele-mentos líticos introducidos en las urnas, aunque no constituyen piezas de industrialítica como tal.

En cuanto a características del ritual funerario hay algunos datos importantes:

— No se han constatado estructuras exteriores asociadas (túmulos, losas, etc.),debido a las alteraciones señaladas con anterioridad; sin embargo, sí se han docu-mentado piedras calzando las urnas inferior o lateralmente, y algunas colocadascubriendo los elementos funerarios.

— En esta necrópolis, los huesos parecen no haber sido lavados, frente a lo quese ha documentado en otros yacimientos. En este caso, la gran presencia de carbo-nes y cenizas en la urna, entre los distintos materiales y los propios huesos (muchasveces en el canal medular de las vértebras, etc.) indica que no fueron lavados, pues-to que de otra manera, no se hubieran conservado estas cenizas y carbones con estascaracterísticas de deposición. Por otro lado, los huesos que sufren una incineración

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adquieren una gran fragilidad y presentan distintos puntos de riesgo (fracturas con-coideas y en mosaico), de modo que no hubiéramos encontrado diversos huesos oen tamaños considerablemente grandes en algunas urnas, si hubiera habido un pro-ceso de lavado y preparación de los restos.

— Existe selección de materiales en cuanto a su distribución y preparación; porejemplo, no se ha documentado ningún hueso de animal quemado, aunque esténintroducidos en las urnas y colocados selectivamente dentro de éstas.

Técnica y morfológicamente los materiales cerámicos son mayoritariamentelisos, salvo por la presencia de pezones perforados y restos de cepillados exteriorese interiores y mayoritariamente realizados a mano; entre ellos están presentesbuena parte de los tratamientos superficiales al uso en la Primera Edad del Hierrocomo el engobe rojo, el bruñido y el espatulado, remitiéndonos muy seguramenteal horizonte de cerámicas lisas al que se viene aludiendo como ciclo final caracte-rístico del Hierro Antiguo6, reforzándose esta hipótesis con los datos que aporta laexcavación de esta necrópolis A ese mismo momento se refieren también las formasmetálicas, con tipos sencillos y con escasa decoración, catalogados como antiguosy/o de larga perduración dentro de la Edad del Hierro7 (Termoluminiscencia. Edadconvencional 2750 ± 275 BP).

De acuerdo con los datos disponibles este conjunto de enterramientos de inci-neración, a pesar de no estar completo supone para la región de Madrid un valiosodocumento que contribuirá seguramente a la caracterización general del HierroAntiguo en esta zona. Aunque la ausencia de otras necrópolis coetáneas en Madrid8,impide cualquier clase de valoración acerca de su distribución en la región y muchomenos en la zona concreta del Arroyo Culebro, la existencia ya en ese momento delcementerio pone de manifiesto la importancia del Arroyo Culebro como lugar conrecursos suficientes para el abastecimiento de un núcleo de hábitat estable y bienrelacionado si atendemos a la naturaleza y características morfotécnicas de los mate-riales que han podido documentarse, a pesar de que no se ha determinado el empla-zamiento del poblado correspondiente; por otra parte, los materiales están presentesen muchos de los poblados conocidos de esta etapa en la región de Madrid y suentorno, algunos incluso en zonas más alejadas9. En la actualidad se está a la esperade los resultados que aporten los análisis de datación absoluta, los cuales aquilata-rán el período de uso de este espacio funerario.

6. MUÑOZ, K., «La Prehistoria reciente en el Tajo central», Complutum, 10, 1999.

7. ARGENTE OLIVER, J. L., «Hacia una clasificación tipológica y cronológica de las fíbulas de la Edad deHierro en la Meseta Norte», Zephyrus, XXXIX-XL, 1987.

GONZÁLEZ ZAMORA, C., «Fíbulas en la Carpetania», Madrid, 1999.

8. BLASCO BOSQUED, C., LUCAS, R., «La Edad del Hierro en la región de Madrid», Boletín de la Asociaciónde Amigos de la Arqueología, 39-40, Madrid, 2000.

9. BLASCO BOSQUED, C., ALONSO SÁNCHEZ, M. A., «Aproximación al estudio de la Edad del Hierro en laprovincia de Madrid», Homenaje al profesor Martín Almagro Bach, III, Ministerio de Cultura, Madrid,1983.

MENA MUÑOZ, P., «Catálogo de cerámicas de necrópolis de la Edad del Hierro del Museo de Cuenca»,Bol. Museo Provincial de Cuenca, 1, Cuenca, 1984. C

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EZ Hábitat de la segunda edad del hierro

Yacimiento C

En cuanto al denominado yacimiento C (incluido en la Carta Arqueológica dela Comunidad de Madrid con el código de identificación 74/152), se trata de unenclave situado en dos suaves colinas y la vaguada intermedia. Su límite meridionallo constituye el Arroyo de la Recomba o Culebro, subsidiario del Manzanares, encuyas riberas se ubican numerosos yacimientos de la Edad del Hierro10.

Poblado de aproximadamente 3.000 metros cuadrados de superficie (con unosejes máximos de 80 x 60 m), se han excavado algo más de 2.000, lo que ha permi-tido documentar un hábitat característicamente celtibérico que se desarrolla en losúltimos momentos de la II Edad del Hierro.

Contemporáneamente a la excavación del yacimiento C, se acometió la inves-tigación de otro de los enclaves afectados por el Plan Parcial 5 de Leganés, el deno-minado yacimiento A (74/150), de cronología sensiblemente anterior y en un pési-mo estado de conservación, pero que comparte con el C algunas características cul-turales que permiten esbozar la idea de la existencia de una posible relación crono-cultural entre ambos. Efectivamente, la reutilización de diversos materiales mueblesen la construcción de los zócalos de mampostería sobre los que se asientan lasestructuras documentadas en el yacimiento C —especialmente la integración denumerosos molinos de mano y de una pesa de telar en los zócalos— pone de mani-fiesto que el yacimiento C podría ser una segunda fase del cercano yacimiento A yque, una vez abandonado (tras su destrucción violenta) este último enclave, suspobladores se habrían desplazado hasta el asentamiento excavado en la ribera delArroyo de la Recomba. De este modo, se constataría, igualmente, un acercamientoa los recursos hídricos similar al que se ha registrado en otras zonas de Celtiberia,como el valle medio del Jiloca11.

Señalar la existencia de procesos postdeposicionales de carácter antrópico pos-teriores al abandono del poblado. Constatado ya que el hábitat se destruyó violen-tamente, destrucción que fue sellada con un nivel de incendio presente en buenaparte de los sectores excavados, cabe atribuir el profundo desmantelamiento de lamayoría de las estructuras documentadas a un proceso distinto del derivado de unrápido abandono motivado por una acción militar. Así, gran parte de las estructu-ras de hábitat documentadas (conjuntos estructurales=estancias), han aparecidocompletamente arrasadas, siendo en la actualidad imposible determinar a quéestancias corresponderían los escasos zócalos registrados. Este nivel de arrasamien-to no es mucho menor en otros sectores del poblado, y ello sólo se explica porquedurante mucho tiempo, prácticamente desde su abandono, el solar del yacimiento Cestuvo destinado a tareas agrícolas que arrasaron sistemáticamente las estructurasque hubieran podido subyacer. Esta hipótesis se ve corroborada por el hecho de quees precisamente en el sector oriental del poblado, el de topografía más abrupta,

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10. RECUERO, V., BLASCO, C., BAENA, F. J., «Estudio espacial del Bronce Final-Hierro I en el BajoManzanares apoyado en los SIG», Arqueología Espacial, 15, Teruel, 1996.

11. CABALLERO, C., BLANCO, A., CARRERO, M. L. y MACÍAS, F. R., «Aproximación al modelo de poblamien-to antiguo en las ramblas del valle medio del Jiloca: informe preliminar», Teruel, 86 (II), Teruel,1998.

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donde las estructuras han sobrevivido en mejores condiciones, sin duda como con-secuencia de que, al encontrarse en una ladera de pendiente más pronunciada, sucultivo sistemático hubo de resultar dificultoso hasta épocas muy recientes.

En líneas generales se ha excavado un asentamiento en el que se han identifi-cado 8 conjuntos estructurales definidos en 3 sectores de excavación. Las unidadeshabitacionales estaban delimitadas por zócalos construidos a base de mampuestosde caliza y cuarcita sin desbastar, apoyados directamente sobre el nivel geológiconatural. El recrecido de estos zócalos se realizaría a base de paramentos de adobe,de los que ha quedado un testigo evidente en los derrumbes de los mismos, quehan sellado las estructuras mejor conservadas en el sector oriental del yacimiento.

Los resultados de las diversas campañas de excavación realizadas en el ya-cimiento C permiten, por tanto, diseñar, o al menos esbozar, la evolución de estepequeño asentamiento, cuyos momentos iniciales podrían situarse en el último ter-cio del siglo III a. C., y que habría sido destruido en torno a los años centrales delsiglo II a. C., en un contexto en el que las diversas acciones militares romanas sehabían desplazado al centro peninsular. Efectivamente, las fuentes literarias (App.Ib., L-LII; Ib. LXIV; Ib. LXXXIII; Tito Livio 39, 30; 40, 30-33) hacen referencia aluchas contra los lusitanos, arévacos, vacceos y carpetanos en esta época. Estas des-trucciones violentas se han documentado en el nivel de incendio que sella algunasestructuras en el yacimiento C, especialmente en el llamado Sector B (zona orientaldel poblado). Por lo demás, las estructuras estudiadas se disponen, en un úniconivel de ocupación, adaptándose a la morfología del terreno, con una gran densi-dad de edificación que permite un considerable aprovechamiento del espacio dis-ponible y apenas delimita espacios públicos abiertos.

Por lo demás, las acciones romanas en el interior peninsular, en un momentomás o menos coincidente con la caída de Numancia, circunstancia que tuvo unalcance político considerable, al provocar la llegada a la Península de una comisiónsenatorial encargada de la reorganización administrativa de los territorios conquis-tados (App. Ib., IC), conllevaron una sustancial modificación de las formas de hábi-tat celtibéricas, como se ha puesto de manifiesto en las cuencas de los tres grandesríos españoles, el Ebro12, el Tajo13, y el Duero14. En Leganés este proceso implicaría,por una parte, el abandono de un poblado destruido violentamente y que estabasituado en el centro de una elevación (el yacimiento A), en beneficio de otro dis-puesto en una zona que contaba con mayores defensas naturales y que estaba máspróxima a los recursos hídricos. Por lo demás, el yacimiento C es un hábitat carac-terístico de este momento —los siglos III-II a. C.—, tanto por su evolución históri-ca como por su superficie (en torno a los 3.000 m2), como por su cercanía a unrecurso hídrico de carácter permanente o semipermanente (el arroyo de laRecomba), las técnicas constructivas utilizadas (zócalos de mampostería recrecidoscon paramentos de adobe; cubierta de ramajes manteados con barro, suelos de tie-rra batida continuamente reparados o reutilización de elementos productivos en la

12. CABALLERO, C., «La ciudad y la romanización de Celtiberia», Institución «Fernando el Católico(C.S.I.C.), Zaragoza, Diputación de Zaragoza, 2000.

13. RECUERO, V., BLASCO, C., BAENA, F. J., «Estudio espacial del Bronce Final-Hierro I en el BajoManzanares apoyado en los SIG», Arqueología Espacial, 15, Teruel, 1996.

14. OREJAS, A., «Estructura social y territorio», Anejos del Archivo Español de Arqueología, XV, Madrid, 1996. CÆ

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EZ construcción de los zócalos), o el homogéneo conjunto material —cerámica pinta-da, cerámica a mano con motivos estampillados, producciones en las que convivenlos motivos pictóricos con los estampillados, como es frecuente en el interiorpeninsular15, fíbulas de pie vuelto y con apéndice de botón, fusayolas troncocóni-cas—. Paralelos para él se han encontrado en el valle medio del Jiloca, en el AltoJalón y Alto Tajo16, o en la Mesa de Ocaña17, si bien se cuenta con dos ejemplos bienconocidos, los de los yacimientos de Los Castellares (Herrera de los Navarros,Zaragoza), excavado por F. Burillo (1983), y el de La Coronilla (Chera,Guadalajara), cuya investigación estuvo encabezada por M. Cerdeño (1992).

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15. VALIENTE, S., «La cultura de la II Edad del Hierro», 130 años de arqueología madrileña, Madrid, 1987.

16. CERDEÑO, M. L., GARCÍA HUERTA, R., ARENAS, J. A., «El poblamiento celtibérico en la región del AltoJalón y Alto Tajo», III Simposio sobre los celtíberos, Zaragoza, 1995.

17. URBINA, D., «La Segunda Edad del Hierro en la Mesa de Ocaña. Un estudio regional de arqueologíadel paisaje», Arqueología Espac., 1998.

FIG. 1. Yacimiento D - sector C. Tumbas 2 y 17.

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FIG. 3. Planta general del Yacimiento C (sectores B y C).

LEYENDA

Adobes

Cenizas

Pavimentos