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7/31/2019 LosCaminosdelCambioPsiquico-Spivacow
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Los caminos del cambio psquicoMiguel Alejo Spivacow
"...el anlisis no consiste en encontrar, en un caso, el rasgo diferencial de
la teora, y en creer que se puede explicar con ello 'porqu su hija estamuriendo', pues de lo que se trata es de 'hacerla hablar'..."
Lacan, Seminario 11, pag 19
Cules son los caminos que al ser recorridos por un analizante posibilitan en l un
cambio psquico? Y cules los procederes y/o acciones que realizados por el analista
habilitan con mayor xito que ste analizante recorra esos caminos? Freud valoraba
grandemente el trabajo de hacer conciente lo inconciente en cierto clima transferencial,
ste era para l el camino central en el cambio psquico, pero otros autores le dieron
mucha jerarqua a otros aspectos del tratamiento, planteando que, de alguna manera,
Freud idealizaba los efectos de hacer conciente lo inconciente.
El propsito de este artculo es examinar algunas cuestiones referidas a los caminos que elpaciente recorre y/o el analista propone en la bsqueda del cambio psquico, teniendo en
cuenta que la clnica es siempre caso por caso y que por ende las generalizaciones son
riesgosas. Hoy en da en los consultorios se atienden tanto neurosis de transferencia como
neurosis postraumticas, nios, adolescentes, adictos, problemas de pareja, en fin... Las
problemticas que se benefician de tratamientos analticos son muy distintas entre s y,
correlativamente, son muy diferentes los caminos y las herramientas que posibilitan el
cambio psquico.
El propsito, dijimos, es analizar los procesos que en psicoanlisis se han sealado como
tiles para alcanzar cambios psquicos y sealar algunas controversias. Ya de entrada se
plantea un problema terminolgico, debido a que el recorrido de un anlisis es un todocon diferentes componentes en el que un factor no puede ser separado quirrgicamente de
otro y no pareciera haber palabras que delimiten exactamente los caminos o procesos que
recorre el paciente de las herramientas o los diferentes recursos de los que se vale el
analista en su trabajo. Vale tambin de entrada una advertencia: debido a la complejidad
que implicara tratar este tema, en estas lneas no nos referiremos a la transferencia,
respecto de cuya importancia suele haber un acuerdo generalizado en las teorizaciones
referidas al cambio psquico. En realidad, digmoslo, los acuerdos sobre la transferencia
son ms aparentes que reales, dado que cada autor la entiende de manera diferente.
Y por ltimo, antes de entrar en tema otra cuestin: es legtimo estudiar el cambio
psiquico en el analizante desde una pespectiva que no diferencia ndamente las
experiencias que ste transita de las propuestas del analista para el tratamiento? Siconcebimos la relacin analista - analizante como un vnculo particular en el que ambos
se determinan recprocamente, tal vez aceptemos la posibilidad de esta perspectiva.
Hacer conciente lo inconciente. InsightUno de los grandes vehculos para el cambio, el ms sealado por Freud, ha sido
favorecer que la conciencia pueda tomar noticia de los funcionamientos inconcientes que
se le escapan y de esta manera tener mayor control sobre el psiquismo. Freud deca que el
tratamiento,per va di levare, se centraba en el anlisis del material psquico, de modo tal
que hacer conciente lo inconciente sumado al proceso de per-elaboracin (working-
trough) permita al analizante alcanzar el cambio buscado (Recuerdo, repeticin y
elaboracin, 1914). Para Freud, el gran procedimiento, la herramienta princeps, es hacerconciente lo inconciente y requiere, para ser efectivo, del establecimiento de una
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AEAPG MARZO DE 2012
mailto:[email protected]:[email protected]7/31/2019 LosCaminosdelCambioPsiquico-Spivacow
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transferencia adecuada, tema del cual no se ocupa este artculo pero que es, para Freud,
condicinsine qua non de la eficacia analtica y, sin duda una precondicin para el xito
de un tratamiento.
Ahora bien, hoy, con ms de 100 aos de prctica clnica psicoanaltica, hacer conciente
lo inconciente no ocupa el lugar casi exclusivo que Freud le atribua. Diferentes autores
han destacado otros factores de importancia en el cambio psquico y muchos colegaspiensan que las virtudes del conocimiento de lo inconciente han sido sobrevaloradas. Este
conocimiento de lo inconciente, que visto desde el paciente se ha reelaborado como
insight, no siempre lleva a cambios subjetivos.
Considerando la cuestin desde lo que hoy sabemos de la arquitectura de lo inconciente,
una de las causas de este problema puede atribuirse a que lo inconciente configura un
mbito heterogneo, dentro del cual tanto sus diferentes espacios como sus diferentes
funciones guardan autonomas relativas. Lo inconciente es un archivo mnmico dentro
del cual existen subsistemas que mantienen entre s independencias relativas de manera
parecida a lo que Freud plantea cuando seala las independencias entre lo conciente y lo
inconciente debido a la existencia de procesos defensivos. La heterogeneidad de lo
inconciente, que viene a complejizar lo que Freud seal de la heterogeneidad delpsiquismo, podra ser la causa de tabicamientos tales que un conocimiento adquirido por
insight quede acantonado en un mbito y no irradie a otros aspectos del psiquismo. Para
decirlo con un ejemplo, lo que se entiende de la relacin con los padres, no modifica
necesariamente algunos funcionamientos en esta relacin.
Distintos autores han expuesto el problema con diferentes teorizaciones. Hugo Bleichmar
(Avances en psicoterapia psicoanaltica, Editorial Paids. 1997. Barcelona.) propone el
concepto de "modularidad" y sostiene que el funcionamiento del psiquismo no depende
de "unos principios uniformes que trascenderan a todas las partes, sino de la articulacin
compleja de sistemas de componentes cada uno con su propia estructura, contenidos y
leyes de funcionamiento." (pag. 14). De no considerarse estas caractersticas "se
desatienden las acciones y retroacciones entre los subsistemas inconcientes" (pag. 16).
Gabbard y Western, apoyndose en los aportes de las neurociencias, plantean desde otra
perspectiva el problema de la heterogeneidad de lo psquico y de lo inconciente.
Considerando la distincin que en neurociencia se establece entre las memorias
implcitas y explcitas y la independencia funcional y neuroanatmica relativa que entre
ellas existe, proponen que esto constituira una razn importante para explicar por qu el
insight sobre determinada problemtica puede no lograr por s solo el cambio, ya que
impactara en un mbito pero no en otros de las redes asociativas. La existencia de
sistemas y subsistemas concientes e inconcientes hace que los objetivos a alcanzar
requieran a menudo diferentes tipos de intervencin.Rafael Paz dice (pag. 298 Cuestiones disputadas...) "El desarrollo del concepto [de
inconciente] marc la heterogeneidad de lo psquico y, adems, en distintas dimensiones,
esto es, tanto entre inconciente y conciencia, como en el seno mismo del inconciente."
La heterogeneidad de lo inconciente y de lo psquico tiene mltiples consecuencias y en
lo relativo al abordaje clnico plantea el problema de "reductos" o "baluartes" de difcil
acceso en los dominios de lo inconciente. Si se acepta esta heterogeneidad, la asociacin
libre, que articulada a la atencin flotante es en Freud el principal referente para la
intervencin, si bien no deja de ocupar un lugar importante, empieza a compartir su
protagonismo junto a otras cuestiones igualmente necesarias de considerar para lidiar con
la existencia de los mencionados reductos. Aceptada la heterogeneidad de lo inconciente,
tanto la asociacin libre (Freud) como el discurso del analizante (Lacan) delimitan unavariedad de intervenciones entre las cuales hay algunas productivas y otras improductivas.
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No hay un camino lineal, unvoco e indiscutible para la intervencin del analista sino que
se trata, ms bien, de construir, inventar la intervencin que posibilite el acceso a la red
asociativa particular que contribuya al cambio psquico deseado (como veremos ms
adelante en el ejemplo que tomamos del adicto atendido por Hugo Bleichmar).
El mejor camino desde el punto de vista de la tcnica psicoanaltica, en realidad, solo
podran indicarlo estudios que an no poseemos. No contamos con formas de evaluar loque realmente sucede en las sesiones como para saber qu modos de trabajar estn
asociados con mejores resultados para alcanzar el cambio psquico. "En psicoanlisis
dicen Gabbard y Western, escribimos sobre la accin teraputica como si en cierto modo
la cuestin de lo qu es teraputico y cmo ayudar mejor a nuestros pacientes pudiera ser
establecida mediante el argumento lgico y el debate. De hecho, es una cuestin emprica,
que no puede ser respondida mediante la lgica y el debate en mayor medida que puede
serlo si un tratamiento es ms efectivo que otro para la enfermedad cardaca. No sabemos
si una posicin tcnica funciona mejor que otra, puesto que todo lo que tenemos son
afirmaciones opuestas respaldadas por datos encubiertos por la privacidad del
consultorio." (Gabbard G. y Western D. Repensando la accin teraputica. Rev. Aperturas
psicoanalticas en Internet).
Ahora bien, en la discusin referida a qu tcnicas funcionan mejor que otras, la relacin
analista analizante es considerada en gran parte de la bibliografa actual como un
factor que decide mucho de lo que aporta la interpretacin al cambio psquico efectivo.
Lo que se suele designar al hablar de la relacin analista analizante incluye a la
investidura transferencial del paciente al analista, pero los autores suelen aludir al utilizar
este trmino a cmo el analista va proponiendo construir la relacin: se alude con esta
denominacin al universo de problemas relacionado con los estilos complementarios de
Liberman, el uso del humor, lo que Lacan llama estilo del analista, la capacidad de juego
del analista y de inventiva, empata y otras cuestiones. Obsrvese, entonces, que cuando
en la bibliografa se habla de transferencia, el foco de la cuestin se ubica en la
investidura del analizante al analista mientras que cuando se habla de la relacin analista
analizante el foco del concepto abarca tambin todo lo que el analista aporta para
que la relacin adquiera la caracterstica que fuere. Desde este concepto, se estudia en
particular detalle todo lo que el analista y el vnculo analista analizante van
construyendo como sustrato en el que se despliega la transferencia del analizante y la
intervencin del analista.
La justificacin nuclear para darle importancia a la "relacin analista analizante" es
que los conocimientos que el analizante va alcanzando de s no caen desde las nubes sino
inmersos en un vnculo con el analista que por su importancia, decide muchas veces en
cunto estos conocimientos se concretarn en cambios psquicos o no. Si el analista esclido o distante, si contesta a las preguntas que se le hacen, si hace un chiste, si hace
preguntas... habra una serie muy larga de cuestiones que deciden el sesgo que tiene la
relacin analista analizante y que deciden en mucho el efecto de la interpretacin.
La relacin con el analista: su importancia como "mordiente" para el
insight y su valor como experiencia inditaLa relacin analista analizante constituye un elemento clave en el cambio psquico
por varias razones. Una primera a destacar es que, como se adelant en el punto anterior,
funciona como mordiente para el insight.
La relacin con el analista es el mordiente que facilita o inhibe el proceso de hacer
conciente lo inconciente y debe ir tomando las formas ms aptas para que se desplieguenen el tratamiento los funcionamientos que se requiere trabajar. Esto no sucede si el
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analista, como recomendaba Freud, se limita a reflejar lo que aporta el analizante al modo
de un espejo (Escritos tcnicos). La monotona no es una posicin aconsejable al analista
y de lo que se trata, por el contrario, es de que construya y replantee permanentemente su
modo de participar "como un actor su personaje" (Liberman, La respuesta afectiva a...).
La cuestin no es que el analista se entregue a lo que su espontaneidad le sugiere. Se trata
pongamos ejemplos de que implemente el estilo complementario (Liberman) quepotenciar su intervencin o de que pida cuadernos de la escuela o fotografas de una
poca que parece fundamental pero no se puede recordar o de que modifique la actitud
con que escucha ciertas comunicaciones o de que le ofrezca una bebida al adolescente que
llega sediento pero sus problemas lo llevan a no poder pedir un vaso de agua. Se trata de
que promueva una experiencia relacional que potencie la expresividad y un modo de estar
en el vnculo que sinergice el efecto de las interpretaciones.
Ariel es un muchacho de 24 aos cuyo padre quiso inscribirlo en un colegio primario
para chicos con disminuciones motrices e intelectuales. En el colegio no vieron las
razones y se opusieron, por lo que fue a una escuela comn. El padre permanentemente
lo hostig y castig hasta que se divorci de la madre y dej de ver tanto a Ariel como asus otros hermanos varones. Las sesiones son frente a frente y Ariel suele pedir alguna
bebida tipo caf, que el analista le da, al tiempo que le ofrece galletitas. Las sesiones
transcurren en ese clima, con caf y galletitas.
Los ejemplos pueden ser infinitos y habra que analizarlos caso por caso. Pero lo que se
quiere mostrar con la vieta de Ariel es que ya no es vlido pensar en trminos de una
tcnica clsica vlida para los casos "standard". No hay casos standard y en cada
analizante singular se trata de construir la relacin analtica que facilitar el despliegue de
los funcionamientos que queremos activar y transformar, as como tambin se trata de
entender que la intervencin, interpretacin o como quiera que se la llame, tiene diferente
eficacia segn la relacin que se da con el analista, lo cual nos lleva al tema de latransferencia pero tambin lo excede. Nuestra prctica es mucho ms compleja que la que
propona el "analista-espejo" de Freud: en nuestra clnica la inventiva del analista tiene un
valor crucial para generar o no la transferencia ptima.
Respecto de la inventiva del analista, preguntas clsicas tales como si un recurso tcnico
es o no psicoanlisis no son fciles de responder. Seguramente que hay cosas que
conviene evitar, pero la cuestin, es no colocarnos chalecos de fuerza y cuando nos
encontramos frente a una dificultad y una eventual solucin tcnica, la mejor actitud es
explorar esta posible solucin y posteriormente ir viendo la manera de integrarla a un
camino psicoanaltico. El dogmatismo tcnico va en contra del cambio psquico.
Otro fundamento de la importancia de la relacin analista -analizante es que proporcionamodelos de funcionamiento que permiten salir de la repeticin y encontrar e inventar
modos de ser inditos, ms satisfactorios, en los que cabe el humor, la tolerancia hacia los
propios conflictos, la aceptacin de lo infantil, la posibilidad de dejarse ser sin el acoso
del supery. Dicen Joseph y Anne-Marie Sandler:El analista debe proveer, a travs de sus interpretaciones y la forma en que las
presenta, una atmsfera de tolerancia a lo infantil, lo perverso y lo ridculo, una
atmsfera que el paciente pueda hacer parte de sus propias actitudes haca si mismo...
(1983, p. 423). (Sandler J, Sandler A-M (1983). The second censorship, the three box
model, and some technical implications. Int J Psychoanal 64: 41325, citado por
Gabbard y Western)
Estas cuestiones, sin duda, se relacionan con lo que tradicionalmente se abarc bajo elacpite de transferencia, pero van ms all de lo que sera el cuidado de la transferencia
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positiva que Freud sealara como necesaria para el xito de la interpretacin.
Ahora bien, si volvemos a lo planteado sobre la heterogeneidad de lo inconciente y la
existencia de baluartes, subsistemas y funcionamientos de difcil acceso que plantean
obstculos a la eficacia de la interpretacin, la cuestin se plantea en la clnica a la
manera de dificultades y estancamientos frente a los cuales hay que encontrar pasadizosocultos al ojo tradicional y esto depende tanto de la pericia del analista como de su bagaje
terico. Los puentes que permiten accesos a problemticas dificultosas los constituyen o
bien temticas que se abren o bien modos diferentes de interaccin que permiten el acceso
a funcionamientos psquicos a los que de otra manera no se llegaba. Es decir que el
problema de la heterogeneidad de lo inconciente y la existencia de subsistemas se conecta
en la clnica con la problemtica de la relacin analistaanalizante.
H. Bleichmar ejemplifica lo anterior relatando lo que ocurre con algunos adictos. Refiere,
en efecto, que cuando a un paciente afectado por una adiccin, el terapeuta le muestra las
motivaciones de la misma, o las consecuencias, es frecuente que ese momento teraputico
est transcurriendo en un estado afectivo muy diferente del estado de placer en el que se
consume la droga. La intervencin del analista, entonces, en la medida en que en ciertamanera cuestiona al paciente, evocar posiblemente asociaciones con tonalidad afectiva
de miedo, persecucin, culpa, pero no la del momento en que es activado el deseo por la
droga. Se producir una disociacin entre el estado afectivo en la terapia y el del
momento en que el paciente consume. Para evitarlo, se requiere recrear en el tratamiento
el momento de la activacin del deseo de consumir. No sirven dice Bleichmar las
descripciones en trminos de narrativas como "fui al bar y me beb la primera copa y
despus....". En cambio, hay que lograr que el paciente recuerde con carga vivencial, casi
de manera alucinatoria, el momento del deseo y del placer de la droga. Unicamente en el
momento en que esto se alcanza, las interpretaciones de las motivaciones o de las
consecuencias de la adiccin tendrn posibilidad de ser eficaces.
Un precursor en la consideracin de este tipo de dificultades tcnicas fue Ferenczi.
Tambin Kohut hizo importantes aportes en las cuestiones a que nos referimos, sealando
la existencia de tipos y subtipos de pacientes con los cuales no resulta efectiva la tcnica
analtica clsica. Kohut describe pacientes cuyos trastornos psquicos se deben
bsicamente a deficiencias del self, originadas en fallas en el afecto parental. Con estos
pacientes, cuya sintomatologa suele ser el vaco, un self defensivo, vulnerabilidad y otros
problemas, el elemento fundamental para habilitar el cambio psquico es que el analista
aporte una empata que permita al paciente la restauracin de su self. En el esquema
teraputico de Kohut, como se ve, la empata del analista es la herramienta princeps para
el cambio psquico, el camino que permite el acceso a funcionamientos psquicos a los
que de otra manera no se accede ni se modifican.
No se puede por razones de espacio, dar ms ejemplos clnicos, que, por otra parte,
apenas pueden evocar lo que se quiere transmitir. La idea fundamental es que el
conocimiento que el analista aporta de lo inconciente del analizante viene en un cauce que
es la relacin analista analizante y que este cauce, por as decirlo, no es un cauce
mecnico rgido sino un cauce subjetivo en el que el analista va ofreciendo un tipo de
relacin cuyas caractersticas actan como facilitadoras u obstaculizadoras del cambio
psquico. Aqu es donde cobran valor los estilos complementarios, la empata, la
respuestas afectivas y el milln de componentes que hacen a una relacin humana1.
1 Con esto, por supuesto, no quiere decirse que la relacin analista analizante es unrelacin humana comn y corriente.
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Los abordajes vincularesLos analizantes consultan por diversos sufrimientos y la aspiracin del analista es que
estos lleguen a desplegarse en el encuadre de modo tal que el trabajo analtico pueda
promover el cambio buscado. Ahora bien, los problemas relacionales presentan la
particularidad de que no siempre se expresan en el espacio teraputico de los tratamientos
individuales de una manera tal que permita el abordaje clnico adecuado. Ocurre enocasiones, por ejemplo, que el analista no logra aprehender en el dispositivo individual la
cualidad de una desavenencia matrimonial porque, al no estar el cnyuge, no se reproduce
con suficiente visibilidad el problema relacional que produce el sufrimiento. Se trata de
funcionamientos psquicos que cumplen con el aforismo que acuara Ren Kas (Un
singular plural) "no lo uno sin lo otro", de modo tal que al faltar "lo otro" es decir lo que
aporta el otro/otros, lo que aporta el partenaire no se produce "lo uno" en el sujeto que se
trata en un dispositivo individual. Estos casos son los que se benefician con abordajes
vinculares, y son frecuentes en conflictos de familia y pareja y con nios y adolescentes.
Son los casos en que la unidad de funcionamiento psquico a abordar clnicamente es un
vnculo y no un aparato psquico singular.
Los abordajes vinculares no son obligatoriamente los ms indicados para los problemasrelacionales. La cuestin debe verse caso por caso, pero en ocasiones rinden excelentes
resultados donde fracasa el dispositivo individual. La cuestin clave es que logran a veces
el despliegue de un conflicto relacional que no se lograba en el dispositivo clnico
freudiano porque permiten la expresin clara de una transferencia que no se produce con
el analista y s en cambio con el padre, madre, esposo o sea con aquel con quien se
produce el conflicto vincular.
Un ejemplo puede aclarar la cuestin. En el caso de un adolescente podemos decir que el
supery del muchacho funciona en una suerte de unidad sui generis con el psiquismo del
padre y que algunos de los funcionamientos que se quieren trabajar no aparecen
adecuadamente en la transferencia con el analista individual, con lo cual hay una suerte desecuestro del material al que se quiere acceder. Reunir en un mismo dispositivo al padre y
al hijo puede habilitar una expresin de funcionamientos que de otra manera permanecen
en parte encubiertos e inaccesibles al trabajo clnico en un dispositivo individual.
Ahora bien, este tipo de funcionamientos no se ven solo en la adolescencia y en la
infancia sino que tambin perduran en la adultez y muy caractersticamente en los
vnculos amorosos intensos. Otro ejemplo puede ilustrar algo de lo que se intenta
transmitir.
Daniel se divorci hace quince aos de una manera tormentosa, dejndole a la esposa
todos los bienes. De las dos hijas del matrimonio se ocupa en lo econmico pero con
Laura, la menor, tiene muchas inhibiciones en lo afectivo, que arrastra crnicamente. En
un nuevo matrimonio tiene un nuevo hijo y su vida marcha relativamente bien, hasta que
consulta por una enfermedad orgnica. En el curso de este tratamiento reaparecen las
problemticas con su hija pero de una manera que no es clara para el terapeuta. Se
realizan finalmente varias entrevistas vinculares entre Daniel y Laura y se pueden
clarificar muchas de las cuestiones entre ellos. Laura inicia un tratamiento individual y
ambos deciden por el momento seguir haciendo algunas entrevistas vinculares. La idea
es que en algunos aspectos de su funcionamiento padre e hija constituyen "un singular
plural" (Kas) en el que no estn firmemente establecidas las fronteras psquicas. El
trabajo clnico permiti deslindar zonas en que deseos y reproches no se saban si eran
de uno u de otro y elaborar duelos y conflictos que afectaban al vnculo.
De la problematica de los conflictos relacionales puede hablarse muchsimo ms pero alos efectos de lo referido al cambio psquico tal vez lo ms importante sea decir que hay
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proyectos de cambio que solo pueden ser realizados si se considera que la unidad a
abordar clnicamente es un vnculo y no un aparato psquico singular.
El lugar de los psicofrmacos en las psicoterapias analticas.La prctica psicoanaltica actual se desarrolla en un contexto en que los psicofrmacos
proporcionan beneficios en las problemticas en que se nos consulta y si bien lamedicacin no es un terreno en el cual el analista tenga que tomar decisiones, debe en
muchas oportunidades opinar respecto de la colaboracin de un psiquiatra en el
tratamiento. As, al analista se le plantea qu lugar ocupa lo orgnico en la problemtica
por la que se lo consulta y qu lugar darle en el proyecto teraputico.
Una primera pregunta que suele presentarse es si con determinado paciente conviene o no
una medicacin y, a mi juicio, la respuesta solo puede encontrarse en una aproximacin
interdisciplinaria. Un analista no est en condiciones de evaluar la participacin eventual
de lo orgnico; esta tarea corresponde a un profesional del rea mdica y ser l quin
deba decidir la conducta a seguir en cuanto al manejo de lo biolgico. Lo que el analista
puede evaluar es si trabajar desde lo psquico puede o no ayudar en la problemtica y
tambin si puede o no haber interferencias entre un abordaje biolgico y uno psquico. Larespuesta, repitamos, solo puede derivar de un enfoque interdisciplinario.
Puede ocurrir y muchas veces sucede as, que el analizante que comienza a recibir una
medicacin desinviste el trabajo sobre su subjetividad y solo se ocupa de la medicacin.
Tambin ocurre que muchos pacientes con una fuerte adhesin a lo psicolgico se niegan
a tomar medicaciones que los beneficiaran enormemente. Las resistencias juegan siempre
un papel a trabajar en los tratamientos y en este sentido es fundamental que el analista
"crea y confe" en el papel de lo orgnico y que el mdico psiquiatra "crea y confe" en el
papel de lo psquico. De otra manera el trabajo interdisciplinario no es tal y se reproducen
en el equipo tratante las escisiones y defensas del paciente.
Las cuestiones clnicas que referimos ponen en juego la manera en que se piensa la
relacin mente cuerpo. En los inicios del psicoanlisis, cuando era muy poco lo que se
saba de neurociencias, se tenda a plantear la existencia de dos dominios, el biolgico y
el psquico, entre los cuales las leyes de transformacin e interinfluencias recprocas eran
desconocidas: en trminos de Khun eran dos terrenos inconmensurables. A un reconocido
psicoanalista se le pregunt, hace varios aos, como evaluaba la influencia de los
antidepresivos en el curso de una depresin y su repuesta fue "mi formacin no me
permite opinar sobre este tema", de modo tal que dej en claro que aunque de ninguna
manera era enemigo de los psicofrmacos, sobre stos, como psicoanalista, no tena nada
para decir.
Hoy da, por el contrario, otros analistas, plantean una suerte de continuidad-unidadcuerpo mente, tal que lo biolgico no es exterior a lo inconciente. Gabbard y Western, por
ejemplo utilizan el funcionamiento cerebral para explicar lo inconciente y dicen:
(Repensando la ....) Muchas defensas [...] probablemente se vuelven rutinas a nivel de
los ganglios basales (estructuras subcorticales cada vez ms involucradas en el
conocimiento procedimental) y de los circuitos inhibitorios de la corteza prefrontal
ventromedial. [...] Las estrategias tcnicas con ms probabilidad de producir cambios en
la regulacin consciente e inconsciente del afecto, pueden ser a veces diferentes porque
estn dirigidas a cambiar estructuras distintas no slo funcional sino tambin
neuroanatmicamente.
Un eje de la polmica sealada lo constituye cmo se piensa lo inconciente a partir de losnuevos aportes de las neurociencias, qu tipo de conexin - disyuncin se establece entre
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lo orgnico y lo psquico, si constituyen dos mbitos en continuidad o en discontinuidad.
A mi criterio, la cuestin est recin en sus comienzos y cabe diferenciar el problema
clnico del epistemolgico. A nivel clnico, la cuestin es ms simple y, como ya se dijo,
tiene una nica respuesta: el abordaje interdisciplinario. A nivel epistemolgico, a mi
juicio, si bien "todo tiene que ver con todo" y cuerpo y mente constituyen una unidad, lo
psquico/libidinal delimita un espacio con leyes propias con retroacciones einterinfluencias que no pueden reenviarse de manera directa a lo orgnico. Andr Green
(Respuestas a preguntas inconcebibles), en abierta disidencia con el planteo de Gabbard y
Western, afirma (pag 201) que para el psicoanlisis no se trata de ir directamente al
cuerpo, sino de retornar a l por el rodeo del psiquismo. No se trata, entonces de ignorar
la importancia ni del cuerpo ni del soporte biolgico de lo psquico; la cuestin es si a lo
psquico y lo inconciente se lo considera o no un espacio con autonoma en el que rigen
leyes irreductibles a una determinacin biolgica.
Saber hacer con los sntomasLo inconciente configura un sistema que por estructura est escindido del resto del
psiquismo por la represin o por algn otro proceso y constituye por ende una fuenteinagotable de sntomas o retornos de lo reprimido que no desaparecen del todo en una
terapia. El mejor tratamiento no evita el retorno de lo reprimido y termina en un punto en
que ha sido mucho lo logrado en materia de cambio psquico pero quedan algunos restos
sintomticos frente a los cuales se abren dos posibilidades: o bien continuar investigando
sus races inconcientes con vistas a una modificacin an mayor o bien aceptarlos e
intentar manejarlos con las tcnicas que resultaran ms adecuadas para el sujeto. Aqu es
donde toma sentido la frase de Lacan de saber hacer con lo que insiste como sintomtico,
saber arreglrselas con lo incurable que insiste.
Qu es lo incurable? Lo incurable es el hecho mismo de la existencia de lo inconciente y
lo inevitable de sus retoos sintomticos. As las cosas, a todo analizante se le plantea lacontradiccin de que junto al intento de conocer y por esa va modificar las vas
asociativas inconcientes responsables de lo sintomtico que insiste, hay un tope que es
mvil pero inapelable en cuanto tope, en el cual la alternativa ya no puede ser intentar un
conocimiento mayor de lo inconciente sino ms bien aceptar las sorpresas que depara y
ver de qu manera se pueden manejar mejor.
"El inconciente es una enfermedad mental de la que uno no se despierta", dice M.
Safouan y cita a Lacan: "Saber hacer all con su sntoma, este es el fin del anlisis..." (Pag
330 Lacaniana II) y agrega "Conocer su sntoma quiere decir saber hacer con" (idem pag
337). Entramos aqu en un terreno que en la antigedad algunos llamaron cuidado de s o
tcnicas de s y que se refiere al modo en que el individuo se relaciona consigo mismo y
con otros sin pretender respecto de s una suerte de transformacin radical sino ms bienun manejo de lo que hay.
Un paciente con rasgos paranoides marcados tena frecuentes peleas en ocasin de
manejar su automvil. Permanentemente se vea envuelto en discusiones callejeras,
algunas muy subidas de tono, con aquellos que acercaban mucho su auto al de l, a su
criterio provocativamente. Despus de muchos aos de analizar estas cuestiones, decidi
realizar una inversin en un auto ms grande, lo que para l era un gasto significativo. A
partir de utilizar este automvil grande, y para l ms seguro, desaparecieron sus
incidentes callejeros. Deca estar tranquilo y no mencion ms las provocaciones
automovilsticas. La solucin evidentemente no fue radical pero implic un diferente
manejo de sus sntomas y llegar a este nuevo equilibrio requiri de muchos aos de
trabajo analtico. Sus inseguridades y ansiedades persecutorias continuaban, pero no lollevaban a permanentes discusiones callejeras.
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Y al fin andar sin pensamiento...El proceso que se recorre en un anlisis recuerda el de un viaje sin un trayecto
predeterminado en el que las experiencias que sedimentan modifican el mundo interno del
viajero. Una relacin indita con el analista, acontecimientos que se historizan,
resignifican y ocupan un nuevo lugar en la conciencia, diferentes formas de vnculos conpersonas significativas, un conjunto de sucederes van modificando la posicin subjetiva
del analizante. No hay en este conjunto un aspecto del proceso al que se pueda aislar y se
le pueda atribuir el 100% del cambio psquico, se trata de un cambio al que
sinrgicamente concurrieron diversos factores.
El tratamiento va llevando, como deca Freud, a que el analizante fortalezca su creencia
respecto de la importancia de lo inconciente en los procesamientos psquicos pero, al
mismo tiempo, a que se acerque a decir, como Scrates, "yo solo s que no s nada". No
se sabe nada con certeza, o se sabe muy poco, en la medida en que los significados y
sentidos categricos que suelen caracterizar al universo de la neurosis, pierden la
conviccin que los sostena y muchas certezas, en tanto afirmaciones que se oponen a
toda cuestionabilidad (Piera Aulagnier, pag 87, A propsito de la realidad: saber o
certeza, en El sentido perdido) se reblandecen frente a la sensatez de la frase socrtica.
Esto sin duda no quiere decir que vale todo sino que se debilitan las certidumbres
unvocas. Por supuesto, y esto es fundamental, en lo anteriormente dicho es importante
conservar una perspectiva temporal en la cual lo que constituye una adquisicin en los
tiempos finales de un tratamiento sera una limitacin en sus comienzos. Si la actitud de
no poder saber nada es una posicin de inicio, sta posicin puede acercarse a tomar
partido por la ignorancia o la pasividad; si en cambio es una posicin de llegada, se acerca
al reconocimiento de los lmites de cualquier saber y, en el terreno de la subjetividad, se
acerca a asumir lo que Freud llamaba castracin.
Los caminos del cambio psquico presentan caractersticas diferentes en los distintosmomentos del proceso y por ende tambin las herramientas a utilizar con preferencia. Si
en los inicios y en muchos momentos se requiere de la bsqueda de certezas y sentidos,
avanzar en el proceso lleva a un aflojamiento de esta posicin. Equivalentemente, en
ciertos momentos del tratamiento puede ser una actitud tcnica recomendable fortalecer la
idealizacin transferencial, mientras que en otros momentos es inadecuado. Lo que tal vez
vara menos a lo largo del proceso es que el cambio subjetivo, tal como se desarrolla en
un tratamiento analtico, es siempre dificultoso, requiere de mucho trabajo psquico y,
como deca Piera Aulagnier, ambos participantes deben "arremangarse" y empear mucho
esfuerzo para modificar funcionamientos con una gran tendencia a la repeticin.
Ahora bien, si el esfuerzo pareciera ser un requisito del cambio psquico, un proceso en el
que a menudo hay que arremangarse, tambin vale decir como anteriormentesealbamos, que a medida que el analizante va encontrando los lechos de roca que
caracterizan su subjetividad singular, se va perfilando tambin la necesidad de aceptar que
se es as, que hay cosas que se pueden cambiar poco frente a las cuales la respuesta es
saber hacer y que como dice el tango de los hermanos Expsito hay que tambin, al fin,
saber andar sin pensamiento. No se trata de una invitacin a la egosintona
complaciente ni a una desmentida de lo que el psicoanlisis propone en cuanto a hacer
conciente lo inconciente sino de un reconocimiento de que el mundo de la neurosis es en
mucho un universo de sobresignificaciones o atribuciones de sentido a relativizar y una
advertencia de que ningn anlisis bien llevado puede terminar en lo que Liberman
llamaba una caracteropata psicoanaltica.
Primero hay que saber sufrir,
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despus amar,
despus partir
y al fin andar sin pensamiento.
(Naranjo en flor)
As, en el transcurso de un anlisis diferentes procesos tienen distinto valor y sondiferentes las herramientas que usa el analista. Los trabajos psquicos son diferentes segn
los momentos del tratamiento, momentos que deberamos verlos ms como lgicos que
como cronolgicos.
Ahora bien, en la problemtica que se ha sealado en este apartado (andar sin
pensamiento), creo que cabe establecer una diferencia entre la opinin predominante en
muchos analistas y la que predomina en Lacan. En efecto, para muchos analistas, el fin
del anlisis se relaciona con el establecimiento de defensas mejores y ms plsticas, el
mejor conocimiento de s, una mejor organizacin tal que all donde era el Ello adviene el
Yo (obviamente el Yo freudiano que no es el de Lacan). En Lacan, el fin del anlisis y
esto est asociado a la concepcin del Yo en Lacan no est asociado a ningn
fortalecimiento de ninguna identificacin, a ninguna consolidacin de ninguna defensasino ms bien a una mayor fluidez. La destitucin subjetiva, el atravesamiento del
fantasma, son procesos que estn ms cerca de un ablandamiento de las identificaciones
que de una organizacin de las mismas.
Para concluirComo el lector puede haber observado, en este texto, as como no se define qu se
entiende por cambio psquico, tampoco se establecen diferencias ntidas entre lo que se
di en llamar un tratamiento analtico y una psicoterapia analtica. Hay, a mi juicio, que
repensar los parmetros para delimitar esta ltima frontera. El nmero de sesiones, el
manejo de la transferencia, problemas de muy diferente cuo, han establecido pautas paraclasificaciones que a mi criterio no son claras: para poner un ejemplo, hay pacientes que
en una vez por semana realizan un trabajo analtico que otros no realizan en cinco veces
por semana, de modo que los parmetros para designar a un tratamiento como
psicoterapia analtica o tratamiento analtico solo pueden discutirse desde el interior del
tratamiento mismo y en relacin a la elaboracin que en l se verifica.
Hay tambin tpicos que no se abordaron y cuya importancia es grande: por ejemplo, el
analista no solo trabaja con los contenidos inconcientes del paciente sino con los
concientes y este es un aspecto importante de la tarea analtica. Tampoco nos hemos
detenido en la permanente presencia de aspectos transferenciales en todas las cuestiones
que se abordaron. Hay cuestiones importantsimas que ni siquiera se han mencionado: la
per-elaboracin (working-through), la regresin, las resistencias, la neurosis detransferencia, el acting-out, la reaccin teraputica negativa, las construcciones y la
cuestin de la historizacin, la cuestin del aqu y ahora, la analizabilidad, las terapias
corporales, ... La intencin no ha sido hacer una discusin exhaustiva de las muchas
cuestiones involucradas en el cambio psquico sino detenernos en algunos nudos que para
nosotros son particularmente significativos.
En fin, todo lo dicho en este texto nos lleva al evocar la evolucin de Freud respecto de
los objetivos de un anlisis. Si inicialmente se trataba de hacer conciente lo inconciente,
luego se trat de que donde era el Ello advenga el Yo. Del inconciente al Ello y de lo
conciente a la nocin de Yo encontramos en la obra de Freud muchos de los antecedentes
de las reflexiones que hemos propuesto en este artculo.
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Autores citados:
Piera Aulagnier. Hugo Bleichmar. A. Green. S. Freud. G. Gabbard. R. Kas. J. Lacan. D.
Liberman. R.J y AM Sandler. D Western.
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