Loustaunau Entrevista a Ardao

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    CUYO. Anuario de Filosofa Argentina y Americana, N20, ao 2003, p. 114 a 1 19 .

    Entrevista al Dr. Arturo ArdaoFernando Loustaunau

    El 23 de octubre de 1999 publiqu en el Suplemento Fin de Semandel peridico montevideano El Observador una entrevista al Dr. ArturArdao bajo el ttulo "La mirada de un filsofo".Se trat del resul tado de varios encuentros sostenidos en sdepartamento en el correr de ese ao.Cuando concurr por primera vez, l levaba conmigo una suerte dcuestionario con algunas preguntas a ser desarrolladas. Al hacerle explcitmi inters en publicar un reportaje, me pregunt Ardao sobre el tenor demismo. Opt entonces por exhibir el papel con determinados puntos qume interesaba empezara abordar. Ley con detenimiento. dej el papeen una mesa y empez a hacer referencias inherentes a esos temas. Nome pareci oportuno retirar el papel al salir ese da.En las semanas siguientes. var ias veces mantuve largasconversaciones con Ardao. todas de ms de cuatro horas. No volv ainsistir con mi proyecto de publicar una entrevista, dado que en esosencuentros no hizo una sola referencia a la misma. Naturalmente param era muy gratificante poder mantener esos dilogos. independientedel propsito periodstico.En una de mis ltimas visitas. al despedirnos me dijo quetena algopara m. S e tratabajustament e de la contestacin a varias de las preguntasformuladas. La entrevista fue publicada con una larga presentacin deArdao, en la cual me extend en detalles sobre sus publicaciones yactuacin acadmica. Tambin inclu un artculo del autor publicado en

    Accin de Montevideo en abril de 1932 bajo el ttulo "La Unin EconmicaLatinoamericana".

    ,. UniverSidad ej,,, la Repblica. Montevideo. Uruguay.

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    116 Fernando Loustaunau. Entrevista a l Dr. Arturo Ardao CUYO. Anuario de Filosofa Argentina y Americana. N20. ao 2003. p. 114a 119. 1

    Ustedha tenido una larga dedicacin a la historia de las ideas, conespecial referencia a las filosficas, tanto en Uruguay como en mbitosms amplios. En cuanto a Uruguay, a partir de qu momento podemoshablar de una filosofa nacional?

    Ante todo. inlPortaaclarar que la expresin filosofa nacional se prestaa distintas interpretaciones. motivo de debates en los que no podemosentrar aqu. Respecto a nuestro pas nos limitamos a asumirla en elsentido de filosofa uruguaya, es decir, cult ivada por uruguayos desdelas circunstancias uruguayas: no en el de una supuesta .filosofacaracterstica o caracterizadora de la nacionalidad. Ahora bien, filosofaen el Uruguay ha existido desde su comienzo acadmico a fines del sigloXVIII, en tanto que conciencia y convicciones filosficas de la incipienteinteligencia nacional. A travs de la adopcin y adaptacin del,pensamiento europeo, esa filosofa fue desarrollndose y madurandplentamente, hasta volverse al f in creadora con la obra de Vaz Ferreira acomienzos del siglo actual. Pas entonces de solofilosofa en el Uruguaya filosofa del Uruguay, ofilosofa uruguaya, proseguida y renovada luego,con todos los altibajos que se quiera, como parte integrante de la hoymundialmente reconocida filosofa latinoamericana.

    Usted ha publicado varios ensayos sobre el origen del nombreAm-rica Latina. En qu rdenes considera relevante que hallemos una de-nominacin definitiva para el continente?Diramos queen todos losrdenes de las relaciones internacionales:en lo poltico, lo econmico. lo cultural. Est enjuego en ello la identidady la personalidad de la gran comunidad continental de que formamosparte. Su denominacin fue fundamental preocupacin de los patriotas

    independentistas, desde antes de la insurgencia de 1810. Ya a fines delsiglo XVIII conceba y propona el precursor Miranda el nombre genricode Colombia. Varios otros fueron igualmente ensayados y desechados,hasta el advenimiento, a mediados del siglo XIX, del entonces novedosoAmrica Latina (o Latinoamrica), del que fuera gran apstol elcolombiano Jos Mara Torres Caicedo. En cont ra de una arraigadacreencia. fue Espaa, ms que Francia, el pas europeo prombtor princi-pal del nuevonombrede nuestra Amrica. De Marta Rod, para limitarnosa ellos. de fines del XIX a principiosdel XX, ese nombre se impuso, hastasu universal consagracin en la segunda mitad de ste. Consagracinque para nada ha afectado, ni afecta, la legit imidad, y aun la eventual

    necesidad imperativa. en sus respectivos alcances n,s circunscriptode los nombres Hispanoamrica e lberoamrica.

    Ustedy Marcha fueron defensores de posturas latinoamericanistaEn quemedida se pudohaberdesvirtuadoy trivializado esa concepcin

    Ls posturas latinoamericanistasen nuestro pas que arrancan, pcierto, desde mucho antes dela existencia de nuestrosemanario (basvolver a recor"dar a Rod) no han hechosino extenderse y fortificarselas ultimas dcadas. El propio Mercosur. lejos de ser contradictorio cellas. no essino la puesta al f in en accin de un incontenible procesoesencial rumbo latinoamericano.

    Se puede afirmar que la inteligencia uruguaya posterior a 19fue directamente condicionada por Marcha?No lo creemos, si la referencia es a la inteligencia uruguaya enconjunto. La influencia del semanario. sin duda notoria, es natural qse ejerciera slo sobre determinados sectoresde la misma, si bien algunrnuy representativos en su momento.Paralelamente a su larga actividad acadmica en filosofa y en htoria de las ideas. ha tenido usted una no menos larga actividad perdstica. Son separables una de la otra?Dira, ante todo, que la periodstica ha sido y sigue siendoms larque la acadmica. iniciada aquella en la primera juventud, en los ltimmeses del diario El Nacional (1931). e inmediata fundacin del semanaAccin (1932), transformado en Marcha en 1939; actividad periodstide algn modo continuada hoy en el mensuario Cuadernos de MarchBastara eso para que ambas resulten separables. Pero no del todo.

    cuanto tal actividad periodstica hatenido siempre, desde sus comienzmismos .. un lado cul tu ra l, p rimero anticipo y despus extensincompler'nento de la actividad acadmica, de iniciacin ms de un lustms tarde. Por el lado poltico, en cambio. la separacin ha sido naturtanto ms durante la prolongada militancia en la Agrupacin NacionalisDemcrata Social, fundada y liderada porQuijano, hasta la disolucinla misma en 1958. Partidariamente independiente desde entonces hashoy, nuestro personal per iodismo polt ico se ha atenido a las l nefundamentales del ideario de aquella vieja Agrupacin.

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    En el ejercicio de ese periodismo poltico, le toc oponersea las dosdictaduras de este siglo, productos de los respectivos golpes de Estadode 1933 y 1973. Qu reflexiones le merece la comparacin entre am-bassituaciones?

    Consabidas son las grandes diferencias entre una y otra. en funcinde su m uy distinto contexto. en lo nacional yen lo internacional: de pormedio. 40 exactos aos que transformaron profundamente. no ya alpas.sino al continentey al mundo. Pero con un gran comn denominador:avasallamiento de las instituciones democrticas y losderechos humanos,durante alrededor de una dcada cada una. Nos fue posible, cuando laprimera, participar en la tentativa de revolucin popular encabezada porBasilio Muoz. Respecto a las experiencias de entonces, nos remitimosa nuestro reciente volumen La Tricolor Revolucin de Enero. Recuerdospersonales y documentos olvidados (1996). En cua nt o a la d ic ta du raltima. nuestra oposicin en Montevideo se mantuvo hasta la definitivaclausura de Marcha en noviembre de 1974, continundose desde el exilioen Caracas. en la poca mexicana deCuadernos de Marcha, restablecidoallpor Quijano.

    Su mirada de Uruguay cambi luego de los aos de exilio?Pi en so q ue s, p er o no p or el exi lio en s mismo. En primer lugarporque Uruguaycambi y sigue cambiando; ni hablar cuando loscambiosfueron de la democracia a la dictadura y de la dictadura a la democracia.En segundo lugar, porque en el curso de una larga vida, la mirada de uno

    mismo no puede menos que cambiar tambin, en el inevitablerelacionamiento de las nuevascon las viejas a vecesmuy viejasvivencias.Pero al margen. o porencima, de los cambios del Uruguay y de la propiamirada personal, no encuentro cambios en la que hasido siempre nuestrap ro fu nd a f e en la razn d e s er del pas, y en su irrevocable dest inodemocrtico, asentado por Art igas y el a rt ig ui sm o en la roca d e lasInstrucciones.En qu medida se siente implicado con la poltica uruguaya de es-tos tiempos?En cierto modo, la respuesta qued dada ya en la que motivara unapregunta anterior. cuando hemos hablado de nuestra actual carencia demilitancia, con independencia de toda filiacin partidaria. Por supuesto,

    s in q ue e ll o o bste a n ue st ra p er so na l r espo nsab il id ad cv ica comciudadano. En tal condicin. atentos seguidores siemprede la.vida polticvenimos siendo votantes del Nuevo Espacio, considerndolo la fuerms afn. en lascircunstancias y coordenadas actuales, a n u e s t r ~ s viejconvicciones demcrata sociales. .