Lucas Part 1

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LUCASSERMONES INTRODUCTORIOS ACERCA DE LOS EVANGELIOSTodas las citas bblicas se encierran entre comillas dobles ("") y han sido tomadas de la Versin Reina-Valera Revisada en 1960 (RVR60) excepto en los lugares en que, adems de las comillas dobles (""), se indican otras versiones, tales como:LBLA = La Biblia de las Amricas, Copyright 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation, Usada con permiso.Captulo 1El prefacio del Evangelio de Lucas es tan instructivo como la introduccin de los dos Evangelios anteriores. Es obvio para cualquier lector serio que nosotros entramos en una esfera totalmente diferente, aunque todo es igualmente divino; pero nosotros tenemos aqu una prominencia ms poderosa otorgada al motivo y al sentimiento humanos. Para uno que necesitaba aprender ms acerca de Jess, a saber, Tefilo, otro hombre piadoso (Lucas) escribe, inspirado por Dios, pero sin atraer una atencin particular al hecho de la inspiracin, como si esto fuera un asunto dudoso; sino, por el contrario, asumiendo que toda Escritura es inspirada por Dios, sin una declaracin expresa acerca de que la palabra escrita es la Palabra de Dios. El propsito es colocar ante un compaero Cristiano un hombre de rango, pero un discpulo un relato completo, exacto, y ordenado, acerca del Seor Jess, tal como poda presentar uno que tena completa familiaridad con toda la verdad del asunto, pero, de hecho, tal como nadie que no era inspirado por Dios poda presentar para el propsito. l nos permite saber que haba muchas de estas notas biogrficas formadas sobre la tradicin de los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la Palabra. Esas obras han fenecido: eran humanas. Ellas estaban sin duda, bien intencionadas; a lo menos no se trata aqu de herejes pervirtiendo la verdad, sino de hombres intentando en su propia sabidura presentar aquello que slo Dios era competente de dar a conocer correctamente.A la vez, Lucas el escritor de este Evangelio, nos informa acerca de sus motivos, en lugar de presentar una declaracin escueta e innecesaria acerca de la revelacin que l haba recibido. La expresin, "me ha parecido tambin a m", etc. (Lucas 1: 3 y 4), es en contraste con esos muchos que lo haban tratado. Ellos haban hecho el trabajo a su manera, l lo hace segn otro estilo, tal como procede a explicar a continuacin. Claramente l no se refiere a Mateo o Marcos, sino a relatos que circulaban en aquel entonces entre Cristianos. No poda ser de otro modo sino de que muchos intentaran publicar una relacin de hechos tan importantes y absorbentes, los cuales, si ellos mismos no los haban visto, ellos los haban recopilado de testigos presenciales familiarizados con el Seor. Estas notas biogrficas estaban circulando. El Espritu Santo distingue al escritor de este Evangelio de estos hombres, tanto como le une a ellos. l declara que ellos dependan de los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la Palabra. l no dice nada por el estilo acerca de s mismo, tal como se ha inferido precipitadamente de la expresin, "tambin a m" (Lucas 1:3); sino que, como es evidente, l procede a presentarnos una fuente completamente diferente para su manejo del asunto. En resumen, l no insina que su relato acerca de estas cosas procede de testigos presenciales, aun as l habla de su minucioso conocimiento de todo, desde el principio mismo, sin decirnos cmo lo adquiri. En cuanto a los dems, ellos haban tratado "de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertsimas, tal como nos lo ensearon los que desde el principio lo vieron con sus ojos." (Lucas 1: 1 y 2). l no imputa falsedad; afirma que sus historias procedan de las tradiciones de hombres que vieron, oyeron, y sirvieron a Cristo aqu abajo; pero l no atribuye carcter divino alguno a estos numerosos escritores, e insinala necesidad de una garanta ms cierta para la fe y la enseanza de los discpulos. Esto es lo que l afirma presentar en su Evangelio. Su propia salvedad para la tarea fue, como uno que tena una perfecta comprensin de todas las cosas desde su origen, escribir a Tefilo para que l pudiera conocer "bien la verdad de las cosas en las cuales l haba sido instruido. (Lucas 1:4).En la expresin, "desde su origen", l nos introduce en una diferencia entre su evangelio y las notas biogrficas en circulacin entre los Cristianos. "Desde su origen", significa que se trataba de un relato desde el origen o principio, y es traducido de manera justa en nuestra versin. As es que nosotros encontramos que en Lucas, l traza cosas con gran plenitud, y coloca delante del lector las circunstancias que precedieron y que acompaaron la vida completa de nuestro Seor Jesucristo hasta Su ascensin al cielo.Ahora bien, l no entra ms que otros escritores inspirados en una afirmacin o explicacin de su carcter inspirado, cosa que la Escritura asume en todas partes. l no nos dice cmo adquiri su perfecta comprensin de todo lo que l comunica. No es el modo de obrar de los escritores inspirados hacer cualquiera de las dos cosas. Ellos hablan "con autoridad", tal como nuestro Seor enseaba "con autoridad"; "no como los escribas" o los difusores de la tradicin. l afirma verdaderamente el ms pleno conocimiento del asunto, y cuya declaracin acerca de ello no se adaptara a ningn otro evangelista sino a Lucas. Se trata de uno que, aunque inspirado al igual que los dems, estaba atrayendo a su amigo y hermano con cuerdas humanas (Oseas 11:14). La inspiracin como norma no interfiere, en el ms mnimo grado, con la individualidad del hombre; menos an lo hara aqu donde Lucas est escribiendo acerca del Hijo de Dios como Hombre, nacido de mujer, y escribiendo esto para otro hombre. Por eso que l saca a la luz en el prefacio sus propios pensamientos, sentimientos, relevantes para la obra, y para el bienaventurado objetivo contemplado. Este es el nico Evangelio dirigido a un hombre. Esto coincide de manera natural con el carcter del Evangelio, y nos introduce a l. Nosotros estamos a punto de ver aqu a nuestro Seor presentado como hombre de manera preminente, un hombre realmente como tal no tanto como el Mesas, aunque, obviamente, l es eso; ni siquiera como ministro, sino el hombre. Incluso como hombre l es el Hijo de Dios, indudablemente, y l es llamado as en el primer captulo mismo de este Evangelio. l era el Hijo de Dios, nacido en el mundo; no slo Hijo de Dios antes que l entrase en el mundo, sino Hijo de Dios eternamente. El Santo Ser que nacera de la virgen iba a ser llamado Hijo de Dios. (Lucas 1:35). Ese era Su ttulo en ese punto de vista, como teniendo un cuerpo preparado para l, nacido de mujer, de la Virgen Mara. Claramente, esto indica, por tanto, desde el principio del Evangelio, el predominio dado aqu al aspecto humano del Seor. Lo que fue manifiesto en Jess, en toda obra y en toda palabra Suyas, mostr lo que era divino; pero l era, no obstante, hombre; y l es contemplado aqu como tal en todo. Por eso que, por consiguiente, era del inters ms profundo tener las circunstancias infaliblemente sealadas en las que este hombre maravilloso entr en el mundo, y anduvo aqu por todo lugar. El Espritu de Dios se digna comenzar, por medio de Lucas, la escena completa, desde las que rodeaban al Seor con las varias ocasiones que apelaban a Su corazn, hasta la ascensin. Pero hay tambin otra razn para el peculiar principio de Lucas. De este modo, como sobre todo l, de los evangelistas, se acerca al gran apstol de los Gentiles, del cual fue, hasta cierto punto, el compaero, tal como sabemos de la lectura de los Hechos de los Apstoles, contado tambin por el apstol como uno de sus colaboradores, nosotros le encontramos actuando, por la gua del Espritu Santo, de acuerdo con eso que fue el gran carcter distinguidor del servicio y del testimonio del apstol Pablo "al judo primeramente y tambin al griego." (Romanos 1:10).De acuerdo con esto, nuestro Evangelio, aunque es esencialmente Gentil, ya que fue dirigido a un Gentil y fue escrito por un Gentil, comienza con un anuncio que es ms Judo que cualquier otro de los cuatro Evangelios. Fue precisamente as con Pablo en su servicio. l comenzaba con el Judo. Muy pronto los Judos comenzaban a rechazar la Palabra, y ellos mismos demostraban no ser dignos de la vida eterna (vase Hechos 13:46). Pablo se volva a los Gentiles. La misma cosa es cierta acerca de nuestro Evangelio, tan afn con los escritos del apstol, que algunos de los primero escritores Cristianos imaginaron que este era el significado de una expresin del apstol Pablo, mucho mejor comprendida ltimamente. Yo me refiero ahora a ella, no a causa de que existe alguna verdad en esa nocin, ya que el comentario es totalmente falso; pero, al mismo tiempo, ella muestra que existi una especie de sensacin de verdad debajo del error. Ellos solan imaginar que Pablo se refera al Evangelio de Lucas cuando deca, "mi [o nuestro] evangelio." (Romanos 2:16; Romanos 16:25; 2. Timoteo 2:8). Felizmente, muchos de mis oyentes comprenden la verdadera relevancia de la frase, lo suficiente para detectar un error tan singular; pero aun as, ello muestra que incluso el ms tardo de los hombres no podra evitar percibir que haba un estilo de pensamiento, y una corriente de sensacin, en el Evangelio de Lucas, que armonizaba muy ampliamente con el testimonio del Apstol Pablo. Sin embargo, ello no fue, en absoluto, como sacando a la luz lo que el apstol llama su Evangelio, o el "misterio del evangelio" (Efesios 6:19), etc.; pero fue ciertamente la gran obra preliminar a travs de la cual coloc al menos, la que concordaba ms completamente con l, y estada preparada, para l. Por eso que, despus de presentar a Cristo en la ms rica gracia al remanente Judo piadoso, nosotros tenemos primera y plenamente presentado por Lucas el relato de Dios introduciendo al primognito Hijo en el mundo (Hebreos 1:6), teniendo ello en Su propsito poner en relacin con l a toda la raza humana, y ms especialmente preparando el camino para Sus grandes designios y consejos con respecto a los Gentiles. No obstante, antes que nada, l se justifica a S mismo en Sus modos de obrar, y muestra que estaba dispuesto a cumplir toda promesa que l haba hecho a los Judos.