Lucas Part 7

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Captulo 6EnLucas 6esto es reiterado. Nosotros vemos al Seor Jess en los das de reposo; la defensa de los discpulos arrancando las espigas, y la casi desafiante sanacin de la mano seca en la sinagoga. El Seor mismo no arranca las espigas; pero l defiende a los inocentes, y hace esto sobre un terreno moral. No nos encontramos aqu con los detalles expuestos de manera dispensacional como en el evangelio de Mateo; aunque la referencia es a los mismos hechos, no se argumenta acerca de ellos. En Mateo el tema es mucho ms la cercana del cambio de economa: aqu en Lucas el tema es ms moral. Una observacin similar es aplicable a la facilidad de la sanacin de la mano seca. El da de reposo, o sello del antiguo pacto, jams fue dado por Dios para obstaculizar Su bondad hacia el necesitado y miserable, aunque los hombres abusaban de dicho da. Pero el Hijo del Hombre era Seor del da de reposo: y la gracia es libre para bendecir al hombre y glorificar a Dios. Inmediatamente despus de esto, nubes se agolpan sobre la consagrada cabeza de nuestro Seor; "ellos se llenaron de furor, y hablaban entre s qu podran hacer contra Jess." (Lucas 6:11).El Seor se retira a un monte, continuando toda la noche en oracin a Dios. Al da siguiente, l escoge a doce de Sus discpulos los cuales Le iban a representar de manera preminente despus de Su partida. Es decir, l nombra a los doce apstoles. Al mismo tiempo, l pronuncia lo que es llamado comnmente el Sermn del Monte. Pero hay diferencias sorprendentes entre la manera de Lucas y Mateo, al comunicarnos ese sermn; dado que Lucas junta dos contrastes; uno de los cuales fue suprimido por Mateo al menos en este, el principio de su evangelio. Lucas asocia las bendiciones y los ayes; Mateo reserva los ayes para otra ocasin. No es que uno afirmara que el Seor no proclam los ayes de Mateo 13 en otra y posterior ocasin, pero se puede decir con certeza que el primer evangelista no tuvo presente todas las cuestiones acerca de los ayes para el discurso en el monte. Lucas, por el contrario, proporciona ambas cosas. Quin puede dejar de reconocer en esta circunstancia una marca sorprendente; tanto de los evangelistas como de los designios especiales de Aquel que los inspir? Lucas no se limit al aspecto positivo, sino tambin al aspecto solemne. Hay una advertencia para la conciencia, tanto como hay gracia que apela al corazn. Lucas es el que la presenta y la presenta muy gloriosamente. Adems, hay otra diferencia. Mateo presenta a Cristo slo como el dador de la ley.l fue mayor que Moiss, sin duda; l era Jehov, Emanuel. l asume, por tanto, el lugar de profundizar, ampliar, y de introducir siempre principios tan infinitamente mejores como para eclipsar lo que se les dijo a ellos en tiempos antiguos. As, si bien la autoridad de la ley y los profetas es mantenida, hay ahora un cambio incalculable, con antelacin a todo lo anterior, de manera adecuada a la presencia de la gloria de Aquel que hablaba en aquel entonces, y a la revelacin del Nombre del Padre. Iba a ser an ms; pero esto fue reservado para la presencia en poder del Espritu Santo, como se nos dice en Juan 16.Aqu, en el evangelio de Lucas, se sigue otro curso. No se trata acerca de Uno que establece principios o describe las clases de personas que pueden tener parte en el reino, como "Bienaventurados los pobres en espritu, etc." (Mateo 5:3): sino que el Seor ve a los discpulos y les habla, como aquellos directamente interesados; "Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios." (Lucas 6:20). Todo ello es personal, en la perspectiva de la compaa piadosa que Le rodeaba en aquel entonces. Por tanto l dice, "Bienaventurados los queahoratenis hambre, porque seris saciados. Bienaventurados los queahoralloris, etc." (Lucas 6:21). Se trataba del dolor y del padecimiento ahora; dado que Aquel que cumpli las promesas y Salmos, y los profetas fue rechazado; y el reino no pudo venir an en poder y gloria. "Primero es necesario que [l] padezca mucho." (Lucas 17:25).De este modo, no slo se trata de una descripcin de principio a fin, sino de un mensaje directo al corazn. En Mateo fue, de manera muy apropiada, un discurso general. Aqu la Palabra es hecha aplicable inmediatamente. Es decir, l considera las personas que estn ante l en aquella ocasin, y pronuncia una bendicin sobre ellos clara y personalmente.Por esa razn, as como tambin por otras, l nada dice aqu acerca del padecimiento por causa de la justicia. En Mateo estn los dos caracteres los bienaventurados que padecen persecucin por causa de la justicia (Mateo 5:10), y an ms los que eran perseguidos por Su causa (Mateo 5:11). Lucas omite la justicia: toda persecucin mencionada aqu es a causa del Hijo del Hombre. Cun bienaventurado es encontrar en Lucas que el gran testigo de la gracia acta l mismo en el espritu de esa gracia, y hace que esto sea el singular rasgo distintivo. En los dos casos, los que padecen son ciertamente bienaventurados; cada uno es precioso a su propio tiempo; pero la menor porcin no es lo que caracteriza la palabra del Seor en su evangelio, el cual nos tiene principalmente en vista a nosotros que ramos pobres pecadores de los Gentiles.En Lucas los puntos enfatizados no son los contrastes detallados con la ley, ni el valor de la justicia en secreto con el Padre, ni la confianza en Su cuidado amoroso sin ansiedad, sino que lo que se enfatiza es la gracia prctica al amar a nuestros enemigos, el hecho de ser misericordiosos como nuestro Padre es misericordioso, y ser as hijos del Altsimo, con la certeza de la correspondiente recompensa. Viene despus la parbola de advertencia acerca de la ceguera de los lderes del mundo religioso, y el valor de la realidad y la obediencia personales, en lugar de moralizar a los dems, lo cual terminara en ruina. En el captulo que sigue a continuacin (Lucas 7) nosotros veremos al Seor demostrando de manera an ms evidente que la gracia no puede estar atada por los lmites Judos, que Su poder era un poder que el Gentil reconoce que es absoluto sobre todo s, en efecto, sobre la muerte as tambin como sobre la naturaleza.Pero antes de avanzar, permtanme comentar que hay tambin en Lucas otro rasgo que nos sorprende, aunque ello no requiere ahora muchas palabras. Parece que varias porciones del sermn del monte fueron reservadas para ser insertadas aqu y all, donde ellas se adaptaran mejor para comentar los hechos o para la relacin con ellos. La razn es ese agrupamiento moral de las conversaciones que ya se ha mostrado que est de acuerdo con el mtodo de Lucas. No hay aqu, en absoluto, la misma clase de orden formal de discurso como en Mateo. Yo no dudo que hubo preguntas planteadas durante su curso; y al Espritu Santo le ha parecido bien presentarnos ejemplos de esto en el evangelio de Lucas. Yo puedo mostrar en otra ocasin, que esto que ocurre con no poca frecuencia a lo largo de toda la parte central de Lucas, se encuentra solamente en l. Ello se hizo, en su mayor parte, para esta asociacin de hechos, con comentarios ya sea como resultado de lo que ha ocurrido, o como siendo adecuados a ellos, y por tanto trasplantados desde otra parte.