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ahots kooperatibista a k ORIGEN, IDENTIDAD E IDEAS, PROGRAMA Y ORGANIZACIÓN

manifiesto

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y los trabajadores y trabajadoras por cuenta ajena que llenan las plantillas de las empresas de la MCC (Mondragón Corporación Cooperativa), ya sea en Euskal Herria como en el resto del mundo. El proyecto cooperativo de MCC deja mucho que desear por las cuatro razo- nes siguientes: 2. Se aprovecha de las relaciones mer- cantiles capitalistas en su política de externalización productiva (régimen de subcontratación) y en su implanta- ción internacional.

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ORIGEN, IDENTIDAD E IDEAS,PROGRAMA Y ORGANIZACIÓN

Algunas de las personas que hoy forma-mos parte de ahots kooperatibista prove-nimos de antiguos grupos de oposición ala línea oficial del movimiento coopera-tivista de Mondragón, que han existidoen nuestras cooperativas desde los años70. Otras, son mujeres y hombres jóve-nes, que han ingresado como socioscooperativistas a partir de los años 90.

A todas y a todos nos alienta el espíritude las experiencias organizativas quenos han precedido. Como ellas, ahotskooperatibista descansa en una voluntadcomún de luchar en dos terrenos vitalespara el porvenir de nuestra experienciacooperativista.

Por un lado, en el terreno de la defensade unas condiciones de trabajo dignas.Tanto para quienes somos socias ysocios de las cooperativas como para las

y los trabajadores y trabajadoras porcuenta ajena que llenan las plantillas delas empresas de la MCC (MondragónCorporación Cooperativa), ya sea enEuskal Herria como en el resto delmundo.

Por otro, en el terreno de los valores delcooperativismo. Aunque la experienciacooperativista de Mondragón se sigareivindicando de la mayoría de los valo-res del cooperativismo, ésta es sólo unareivindicación de papel. La gestiónempresarial de la dirección de nuestrascooperativas, ha entregado el alma delcooperativismo a cambio de considera-ciones basadas en un pragmatismo eco-nomicista, que no deja el más mínimoresquicio para que se desarrollen losvalores cooperativos.

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MCC ha conseguido a lo largo de sumedio siglo de vida un éxito empresarialfuera de toda duda. Lo ha hecho apo-yándose en las potencialidades de unmodelo cooperativo imaginativo y muydinámico, basado en los siguientes ras-gos: máxima reinversión del cash-flow;generación de un entorno empresarialcomplementario sobre el que se desarro-lló rápidamente el primer cooperativis-mo industrial; creación de mecanismosde solidaridad grupal que han permitidosalir adelante en los momentos de crisisy que, en las fases buenas del ciclo eco-nómico, han hecho de trampolín para laextensión de los negocios; manteni-miento de las reglas institucionales clási-cas del cooperativismo, por más que éstashayan devenido en una liturgia huecade contenidos participativos, demo-cráticos y con garantías de control de lasdirecciones por parte de las bases.

El proyecto cooperativo de MCC dejamucho que desear por las cuatro razo-nes siguientes:

1. Utiliza el trabajo como las empresascapitalistas, salvo en lo que respecta a

la garantía de empleo de la gente coo-perativista y a la sensibilidad por lacreación de puestos de trabajo. En lagestión de la mano de obra dominanlas mismas técnicas deshumanizadorasy rentabilistas que en las sociedadesde capital.

2. Se aprovecha de las relaciones mer-cantiles capitalistas en su política deexternalización productiva (régimende subcontratación) y en su implanta-ción internacional.

3. Devalua el ideario cooperativista. Enparte esto es fruto de los tiempos quevivimos, pero también se debe a laescasa importancia que se le da a lareflexión sobre cómo hacer practica-ble los valores cooperativistas en larealidad de nuestras empresas.

4. Ha sustituído la teórica soberanía dedecisión de las bases cooperativistaspor el poder y el control de las direc-ciones. Aunque permanezcan los me-canismos formales de toma de deci-siones a través de los órganos socia-les, la capacidad fáctica con que cuen-

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tan las direcciones de las cooperati-vas, desequilibra a favor de ellas, demodo determinante, las posibilidadesde influencia y poder.

Los valores que nos guían en la actuali-dad a ahots kooperatibista y que nos lle-van a defender lo que defendemos ycomportarnos como lo hacemos ennuestra práctica diaria dentro de lascooperativas, se pueden resumir en losseis puntos siguientes:

1. Rechazamos la explotación en susmúltiples formas.

2. Defendemos los mayores nivelesposibles de igualdad.

3. Defendemos la solidaridad.

4. Defendemos la participación, la demo-cracia, las relaciones horizontales, etc.

5. Defendemos unas relaciones ecológi-cas con la naturaleza.

6. Defendemos unas relaciones degénero en las que no exista la des-

igualdad, la discriminación y la explo-tación de las mujeres.

Ser cooperativista no es sinónimo deprofesar estas ideas. Es una cuestiónimportante sobre la que merece la penareflexionar. Ni las relaciones de trabajode nuestras cooperativas, ni los entor-nos que se crean a partir de ellas, garan-tizan que se puedan vivir ni una mínimaparte de los valores que hemos citado.

No pensamos en el cooperativismocomo un sistema económico y socialalternativo al capitalismo y al socialismo.Ésta es una polémica que pudo preocu-par más en los tiempos muy ideologiza-dos de los años 60 y 70. La potenciali-dad que para nosotras y nosotros tieneel cooperativismo realmente existenteen MCC se sustenta en el hecho de quelas relaciones de propiedad de las coo-perativas no sean capitalistas. Es esto loque crea condiciones para que se pue-dan establecer modelos de relacioneslaborales, de relaciones mercantiles y derelaciones con el entorno social, capacesde cultivar una buena parte de los valo-res señalados más arriba.

La práctica actual de MCC viene guiada,casi exclusivamente, por la consecucióndel éxito empresarial, medido en los tér-minos convencionales de la economíacapitalista. Que tras ese éxito se proce-da a una redistribución de los exceden-tes a través de fórmulas cooperativas,no cambia mucho. Por ese camino no sellegarán a convertir las empresas queconforman nuestro movimiento coope-

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rativo en modelos alternativos de rela-ciones laborales, mercantiles, con elmedio ambiente, de género, con los paí-ses del Sur, etc.

El cambio que propugnamos desdeahots kooperatibista, para regenerar losvalores cooperativos que deben guiar anuestro movimiento cooperativista, esradical. Se necesita integrar los valorescooperativos en el modelo empresarialdesde el mismo momento en que se em-pieza a definir cualquier plan o estrategiade negocio, de forma que el éxito se midatambién, de forma directa, en términosde cuánto se ha conseguido alcanzar delos valores cooperativos explícitamentecontemplados en el diseño del plan.

Es posible que se nos diga que una filo-sofía inversora de este tipo es utópicaporque encarecerá nuestros productos yservicios y nos colocará fuera de losmercados. Esa es una visión ramplona yde corto plazo. Lo mismo se podía pen-sar cuando se empezaron a implantar lasnormas de prevención y seguridad en eltrabajo, las normas medioambientales,el comercio justo, etc. Una gran organi-zación como MCC podría desarrollargrandes campañas para publicitar ladiferencialidad que implica una gestiónempresarial que se sustenta en la defen-sa de valores cooperativos.

No es éste el lugar para presentar elconjunto de reivindicaciones que defen-demos desde ahots kooperatibista, pero síresulta necesario explicar de qué va nues-tro programa. Éste se extiende a tresámbitos: el de las reivindicaciones labo-rales, el de las reivindicaciones sobre elfuncionamiento de la participación ennuestras cooperativas y el de la respon-sabilidad social del cooperativismo quedesarrollamos.

El campo de las reivindicaciones labora-les es muy amplio; sin embargo nuestramayor preocupación, dentro del mismo,está centrada en:

Combatir la extensión que en las coo-perativas ha tomado la contrataciónpor cuenta ajena, sobre todo por loque tiene de precariedad de la manode una desbordada eventualidad y deuna creciente utilización de las ETTs.

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Poner freno a la creciente desigualdadsalarial que se nos ha colado con la am-pliación de los abanicos salariales, laextensión de los conceptos variables ylas diferencias entre los ingresos delos socios y socias y la gente TCA.

Luchar por una reordenación deltiempo de trabajo basada en: la reduc-ción de la jornada (hacia las 35 horasde trabajo por semana), de la vidalaboral (jubilación anticipada) y lalimitación de la flexibilidad en loscalendarios de trabajo, todo ello conla vista puesta en una mejora de lacalidad de vida.

Humanizar los ritmos de trabajo, evi-tando su constante crecimiento yprestando una especial atención a lagente de más edad.

Esta humanización de la fuerza de tra-bajo ha de ser tenida sobre todo encuenta cuando se introducen nuevasformas de organización del trabajo. Elanálisis, discusión y aceptación de laspersonas afectadas, ha de ser una pre-misa para su implantación.

Redoblar los esfuerzos a favor de unasalud laboral que descanse en la pre-vención, que cuente con garantíaseconómicas suficientes, que añada alrepertorio de daños los riesgos sico-sociales y que admita un control desus protocolos para que no puedanser usados como una cruzada parapenalizar el uso de determinadas sus-tancias.

La preocupación por las personas demás de 55 años requiere una atenciónprioritaria, máxime si son personascon incapacidades sobrevenidas.

A pesar de que las parejas de hecho(ya sean del mismo o distinto sexo)son una realidad cada vez más exten-dida en nuestra vida social, siguenestando absolutamente discriminadas.Debe estudiarse su regulación iguali-taria en los casos de selección, viude-dad, indemnizaciones para casos deincapacidad y muerte, etc.

La problemática de género es trans-versal a cualquier reivindicación pro-gramática. Ante una denuncia o exi-gencia laboral determinada, siempreaparecerá una situación de desigual-dad, inferioridad y discriminación delas mujeres. No se trata, por tanto, dehacer un cajón de sastre metiendo enél todas las exigencias contra las dis-criminaciones femeninas, sino tenersensibilidad suficiente para sacar, encada tema, esta desventaja de partiday combatir la injusticia que acarreapromoviendo propuestas concretas.

El funcionamiento de la democracia yde la participación deja mucho quedesear en nuestro movimiento coopera-tivista. Es necesario promover la refle-xión y la crítica a todos los niveles enque se organiza dicha participación.Pero no sólo esto, hay que ir más allá eintroducir cambios, crear nuevas reali-dades que revitalicen la participación ymejoren nuestra vida cooperativa.

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Las propuestas de cambios que nosparecen más urgentes son las siguientes:

Establecer un límite de años máximopara la estancia en los órganos derepresentación social.

Arbitrar fórmulas de representaciónde las y los TCAs en los órganos derepresentación social.

Reconocer y dar carta de naturalezalegal al funcionamiento de las corrien-tes de opinión, garantizando su capa-cidad de intervención en nuestra vidacooperativa.

Promover la existencia de consejossociales en todas las cooperativas deMCC.

Creación de un Consejo Social delGrupo MCC que represente a todaslas agrupaciones y divisiones de lacorporación, así como Consejos So-ciales en las diversas agrupaciones ydivisiones.

Aumentar la transparencia de la infor-mación, puesto que cada vez mástemas quedan al exclusivo conoci-miento y uso de las direcciones.

Asegurar a los cargos sociales un nivelapropiado de formación que les per-mita desarrollar toda la gama de fun-ciones en que consisten sus responsa-bilidades (informativas, formativas,comunicacionales, de control, denegociación, de asesoramiento, etc.).

La responsabilidad social de nuestromovimiento cooperativo es de distintanaturaleza a la que se le puede exigir acualquier empresa de capital. Para éstasbasta con cumplir las leyes. Nuestra filo-sofía cooperativista nos exige más.Cuando desde una empresa cooperativaperteneciente a MCC se plantea una de-terminada subcontratación, una inver-sión en un país extranjero, la absorciónde una empresa, etc., nuestro punto devista como cooperativistas ha de estarguiado por los valores que sostienennuestro ideario y que hemos recogidoen páginas anteriores.

La reflexión permamentemente autocrí-tica que ha de acompañar al análisis denuestra responsabilidad social, consisteen discernir si estamos utilizando unadoble moral. Dentro de nuestras coope-rativas nos comportamos, más o menos,siguiendo principios cooperativos; perohacia fuera (con otros trabajadores ytrabajadoras, con otras empresas, con elentorno, con los países del Sur, etc.),aceptamos la ley de la jungla impuesta

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Las 7 ideas que van a continuación resu-men la propuesta organizativa de ahotskooperatibista.

Somos una organización exclusiva-mente implantada en el movimientocooperativista de MCC.

Nuestros socios y socias o afiliados yafiliadas aportan para el sostenimientode la organización una cuota mensual.

Intervenimos a través de los ConsejosSociales y Permanentes de las coope-rativas a las que pertenecemos y tam-bién mediante la actividad que des-pliega cada miembro de la organiza-ción en su entorno laboral y social.

Contamos con una revista de difusióntrimestral, llamada ahots kooperatibista,que repartimos en las cooperativas deMCC.

Mantenemos un funcionamiento orga-nizativo autónomo que se concreta endiversos tipos de reuniones y activida-des de la gente afiliada.

Propugnamos una práctica de relacio-nes cordiales y fluidas con los sindica-tos de trabajadores y trabajadoras.

Consideramos conveniente que, antedeterminados acontecimientos, las opi-niones de ahots kooperatibista sean co-nocidas públicamente.

por la globalización capitalista, lo quenos exonera de cualquier aplicación deprincipios éticos cooperativos.

Como efectivamente creemos que esesta doble moral la que ha adoptadoMCC en su relación con terceros, ahotskooperatibista proponemos una rectifica-

ción radical. Se trata de caminar hacia laimplantación, en nuestras relacionescon terceros, ya sean comerciales osociales, de un código de valores coope-rativistas que vaya configurando unmodelo empresarial y societario distintoal de las empresas de capital.

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