manos extendidas para dar y recibir 2017-2018.pdf · poema de alegría: “Canta, alma mía ... Los amigos, junto con la familia, ... a pesar de todo, Él nos salva. María de Nazaret,

FICHAS DE FORMACIÓN, CURSO 2017-2018

MANOS EXTENDIDAS PARA DAR Y RECIBIR


FICHAS DE FORMACIÓN CURSO 2017-2018

PRESENTACIOÓ N Un nuevo curso comienza y una nueva oportunidad de ayudarnos a mirar y a actuar desde Cáritas. Ante el mundo que nos rodea se pueden tener muchas miradas y muchas actitudes: creemos que, desde Cáritas, tenemos la misión de cultivar nuestra interioridad, nuestra motivación y nuestra mística, que dan sentido a lo que hacemos y realizamos como equipo o como voluntarios. Lo que buscamos fundamentalmente no es la formación de nuestra inteligencia, sino la educación del corazón.

Mantenemos el esquema del año pasado, que sigue los elementos fundamentales de la revisión de vida: tras una oración, dialogaremos sobre la realidad que vivimos en un aspecto determinado. Tras este diálogo pausado, nos acercaremos a la Sagrada Escritura para descubrir el camino de conversión que el Señor nos propone. En un tercer momento buscaremos devolver lo que hemos dialogado y descubierto, o aquello en lo que hemos profundizado, a la comunidad cristiana, de la que nosotros somos miembros y animadores, para que se convierta en Animación Comunitaria. Nos gustaría incidir en este tercer paso que, a veces, pasa un poco rápido. Creemos que dedicar un tiempo suficiente a este momento redunda en el crecimiento del equipo, en el crecimiento de Cáritas y en el crecimiento de la dimensión evangelizadora de la caridad. Por último, concluiremos la sesión con un momento de oración pausado.

La formación tiene un ritmo, pero cada grupo debe de establecer el suyo propio. No se trata de acabar todo el temario a lo largo de este año: no son lecciones que tengamos que ir aprobando. Tampoco se trata de seguirlo todo paso a paso. Esto es un instrumento que, en manos del animador (normalmente el sacerdote), debe de convertirse en un momento de formación, de encuentro, de diálogo, de despertar… Por eso, las preguntas que acompañan buscan que todos podamos hablar y poner en común nuestros puntos de vista. Es importante que cada grupo se detenga donde pueda, donde convenga… y es importante también que valoremos el momento de actuar como paso fundamental del recorrido del propio equipo, así como el momento de oración como punto importante de crecimiento y compartir espiritual. Ahora se podrá entender mejor el título que hemos dado a estas fichas: “Manos extendidas para dar y recibir”. Las manos del voluntario son manos que dan, extendidas para ofrecer, pero también abiertas para acoger y recibir lo mucho que Dios nos entrega y nos regala en la vida de las personas con las que trabajamos.

Desde el equipo de formación de Cáritas Diocesana os deseamos un feliz y provechoso curso. Estamos a vuestra disposición.



FICHA 1: La amistad con los pobres

ORACIÓN INICIAL

Madre de los pobres (Se puede rezar o cantar)

Madre de los pobres, los humildes y sencillos, de los tristes y los niños que confían siempre en Dios.

Tú, la más pobre porque nada ambicionaste; tú, perseguida, vas huyendo de Belén; tú, que un pesebre ofreciste al rey del cielo, toda tu riqueza fue tenerle sólo a Él.

Tú, que en sus manos sin temor te abandonaste; tú, que aceptaste ser la esclava del Señor, vas entonando un poema de alegría: “Canta, alma mía, porque Dios me engrandeció”.

Tú, que has vivido el dolor y la pobreza; tú, que has sufrido en la noche sin hogar; tú, que eres madre de los pobres y olvidados, eres el consuelo del que reza en su llorar.

ENTENDER LA REALIDAD La experiencia de la amistad es fundamental para que cualquier ser humano alcance la felicidad. Los amigos, junto con la familia, son las personas más importantes para nosotros. Antes de leer el texto, vamos a compartir en voz alta nuestras ideas sobre la amistad:

1. ¿Qué es para ti la amistad? Puedes compartir con el grupo algunas características o vivencias relacionadas con la amistad que sean importantes para ti. 2. ¿Puedes contar alguna experiencia en la que un amigo o amiga te ha acompañado en algún momento de dificultad?

A continuación, lee este fragmento de Evangelii Gaudium, del papa Francisco:

«Nuestro compromiso no consiste exclusivamente en acciones o en programas de promoción y asistencia; lo que el Espíritu moviliza no es un desborde activista, sino ante todo una atención puesta en el otro «considerándolo como uno consigo». Esta atención amante es el inicio de una verdadera preocupación por su persona, a partir de la cual deseo buscar efectivamente su bien. Esto implica valorar al pobre en su bondad propia, con su forma de ser, con su cultura, con su modo de vivir la fe. El verdadero amor siempre es contemplativo, nos permite servir al otro no por necesidad o por vanidad, sino porque él es bello, más allá de su apariencia: «Del amor por el cual a uno le es grata la otra persona depende que le dé algo gratis». El pobre, cuando es amado, «es estimado como de alto valor», y esto diferencia la auténtica opción por los pobres de cualquier ideología, de cualquier intento de utilizar a los pobres al servicio de intereses personales o políticos. Sólo desde esta cercanía real y cordial podemos acompañarlos adecuadamente en su camino de liberación. Únicamente esto hará posible que «los pobres, en



cada comunidad cristiana, se sientan como en su casa. ¿No sería este estilo la más grande y eficaz presentación de la Buena Nueva del Reino?». Sin la opción preferencial por los más pobres, “el anuncio del Evangelio, aun siendo la primera caridad, corre el riesgo de ser incomprendido o de ahogarse en el mar de palabras al que la actual sociedad de la comunicación nos somete cada día”». (Exhortación apostólica Evangelii Gaudium, 199).

Preguntas

1. ¿Qué te ha llamado más la atención de este texto? 2. El Papa nos invita aquí a relacionarnos con los pobres desde la clave de la

amistad. ¿Qué eco provoca en ti esa sugerencia? 3. Volviendo a lo que hemos compartido sobre la amistad antes de leer este texto,

¿podemos aplicar ese concepto a nuestra relación con los pobres? ¿Tenemos la misma relación con ellos y con nuestros otros amigos?

4. ¿Qué dificultades crees que tenemos para vivir una verdadera amistad con los pobres? ¿Cómo se podrían superar?

CONTRASTAR CON EL EVANGELIO «Entró de nuevo en Cafarnaúm; al poco tiempo había corrido la voz de que estaba en casa. Se agolparon tantos que ni siquiera ante la puerta había ya sitio, y él les anunciaba la Palabra. Y le vienen a traer a un paralítico llevado entre cuatro. Al no poder presentárselo a causa de la multitud, abrieron el techo encima de donde él estaba y, a través de la abertura que hicieron, descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados.» Estaban allí sentados algunos escribas que pensaban en sus corazones: «¿Por qué éste habla así? Está blasfemando. ¿Quién puede perdonar pecados, sino Dios sólo?» Pero, al instante, conociendo Jesús en su espíritu lo que ellos pensaban en su interior, les dice: «¿Por qué pensáis así en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: “Tus pecados te son perdonados”, o decir: “Levántate, toma tu camilla y anda?” Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados - dice al paralítico -:”A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.”» Se levantó y, al instante, tomando la camilla, salió a la vista de todos, de modo que quedaban todos asombrados y glorificaban a Dios, diciendo: «Jamás vimos cosa parecida.»” (Marcos 2, 1-11)

Algunas claves:

- En la escena se muestra a un paralítico transportado por cuatro hombres. Estos cuatro hombres representan a una humanidad que no se conforma con el mal. La verdadera amistad no se detiene ante las dificultades, y busca soluciones con creatividad.



- Jesús alaba su fe: saben que no basta con hablar de Jesús, sino que hay que poner al amigo delante de Él, para que le cure y le levante de su parálisis, haciéndole capaz de llevar su propia camilla por la vida. - El texto puede ser un reflejo de la acción de Cáritas: cogen al paralítico como un grupo de amigos, superan las dificultades, buscan nuevos caminos y le ponen delante de Jesús para que se levante.

Preguntas:

1. ¿Cómo ilumina este texto nuestra acción en Cáritas? ¿Hacemos lo que sugiere el relato evangélico? 2. ¿Qué actitudes tendríamos que cambiar para que los participantes supiesen que tienen en nosotros, los voluntarios, un amigo o amiga en el que confiar? 3. ¿Crees que los juicios que nos formamos sobre los participantes dificultan esa amistad? 4. ¿Qué experiencias de amistad has tenido con los participantes? Si quieres, puedes comentar con el grupo alguna vivencia concreta similar a la del pasaje.

ACTUAR EN LA COMUNIDAD «¡Cómo quisiera una Iglesia pobre y para los pobres!» Estas palabras del papa Francisco, pocas semanas después de su elección, fueron muy celebradas. Sin embargo, todavía parece que nos cuesta abrir nuestras iglesias, hasta en su dimensión más física, a los necesitados. Aquí se sitúa el objetivo de la Jornada Mundial de los Pobres, instituida por Francisco. Tal vez en Cáritas hacemos muchas cosas para los pobres, pero no tantas con los pobres. Esta reflexión podría ayudar a plantearnos alguna iniciativa con la que invitar a los participantes de nuestra acogida parroquial a seguir alguna actividad, respetando siempre sus creencias y su libertad.

1. ¿Hay alguna actividad de la parroquia, programada para las próximas semanas, en la que creas que pueden participar? 2. Si no es así, ¿se puede organizar alguna, en la que participe también el resto de la comunidad? Puede ser una visita, una charla, una película… 3. También podemos cambiar el punto de vistas: ¿qué actividad podría gustarles a los participantes realizar en la parroquia? ¿Y si se lo preguntamos a ellos?

ORACIÓN ¿Qué ecos resuenan en nosotros después de esta formación? Podemos compartirlos en forma de peticiones por personas concretas a las que hemos conocido en Cáritas.



A continuación, dejando un tiempo de silencio para que cada uno pueda orar en su interior, vamos recitando estas peticiones.

Señor, escucha la voz de tu Iglesia, comunidad reunida en torno al Resucitado; para que sea signo de misericordia, para que sean sus obras y sus palabras las que den testimonio de la presencia salvadora del Resucitado. Roguemos al Señor. Señor, escucha la voz de todas las personas, ciudadanos del mundo que Tú has creado. Para que aquellos que gobiernan los destinos de los pueblos busquen la paz y el bien común. Roguemos al Señor. Señor, escucha la voz de tantos que sufren: de quien no tiene lo necesario para comer, de quien no puede hacer frente a sus deudas, de quien no tiene trabajo. Para que su dolor sea nuestro dolor y podamos dar una respuesta de esperanza. Roguemos al Señor. Señor, escucha la voz de la comunidad reunida en torno a tu mesa, iglesia doméstica y sacramento de amor, para que no nos dejemos llevar por los afanes de nuestro mundo, sino que seamos y vivamos como comunidad creyente que pone sus dones al servicio de los demás. Roguemos al Señor.

Concluimos rezando juntos:

María nuestra del Magníficat, queremos cantar contigo, ¡María de nuestra Liberación! Contigo proclamamos la grandeza del Señor, que es el único grande, y en ti nos alegramos contigo, porque, a pesar de todo, Él nos salva. María de Nazaret, cantadora del Magníficat, servidora de Isabel: ¡quédate

también con nosotros, que está por llegar el Reino! Quédate con nosotros, María, con la humildad de tu fe, capaz de acoger la Gracia; quédate con nosotros, con el Verbo que iba creciendo en ti, humano y salvador, judío y mesías, hijo de Dios e hijo tuyo, nuestro hermano, Jesús.

Pedro Casaldáliga, A Santa María



FICHA 2: Buscar la pobreza evangelica

ORACIÓN INICIAL Rezamos juntos esta oración Sin poderes, desnudo de mí mismo, Señor del alba, quiero ser ante ti. Tú el absoluto de mi vida. Tú el único amor de mi existencia, de mi ser libre. Tú el amor que me invita a ser cercano a los hermanos. Tú lo decisivo, lo último, lo radical de cuanto soy. Tú la meta, el origen, el sentido, la razón de mis razones. Tú el Señor, mi Dios, mi Salvador, mi Todo. Así te quiero, Señor Jesús, así te sigo. Así te quiero, como mi riqueza y el poder de mi pobreza. Así te quiero, todo en mi corazón de pobre. Así te quiero, así te amo, Señor. Así te quiero en mi pecado y en mi nada. Así te quiero en mis limitaciones y en mi miseria. Así te quiero, desbordando con tu gracia mi pobreza.

Jaume Boada, O.P.

ENTENDER LA REALIDAD Con el término de “pobreza” podemos referirnos a varios conceptos distintos. En este caso, nos vamos a centrar en la llamada pobreza evangélica, la que se nos presenta en el Sermón de la Montaña: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos» (Mt 5,3). Es la pobreza que todos estamos llamados a vivir, y que difiere de la miseria. Hace referencia a los pobres de Yahvé, de los que María es paradigma. Son los anawin, los que conocen sus limitaciones y confían en el Señor.

A continuación, leemos este texto del Papa Francisco

«¿Qué es, pues, esta pobreza con la que Jesús nos libera y nos enriquece? Es precisamente su modo de amarnos, de estar cerca de nosotros, como el buen samaritano que se acerca a ese hombre que todos habían abandonado medio muerto al borde del camino. Lo que nos da verdadera libertad, verdadera salvación y verdadera felicidad es su amor lleno de compasión, de ternura, que quiere compartir con nosotros. La pobreza de Cristo que nos enriquece consiste en el hecho que se hizo carne, cargó con nuestras debilidades y nuestros pecados, comunicándonos la misericordia infinita de Dios. La pobreza de Cristo es la mayor riqueza: la riqueza de Jesús es su confianza ilimitada en Dios Padre, es encomendarse a Él en todo



momento, buscando siempre y solamente su voluntad y su gloria. Es rico como lo es un niño que se siente amado por sus padres y los ama, sin dudar ni un instante de su amor y su ternura. La riqueza de Jesús radica en el hecho de ser el Hijo, su relación única con el Padre es la prerrogativa soberana de este Mesías pobre. Cuando Jesús nos invita a tomar su “yugo llevadero”, nos invita a enriquecernos con esta “rica pobreza” y “pobre riqueza” suyas, a compartir con Él su espíritu filial y fraterno, a convertirnos en hijos en el Hijo, hermanos en el Hermano Primogénito.

Se ha dicho que la única verdadera tristeza es no ser santos (Leon Bloy); podríamos decir también que hay una única verdadera miseria: no vivir como hijos de Dios y hermanos de Cristo.

(…) A imitación de nuestro Maestro, los cristianos estamos llamados a mirar las miserias de los hermanos, a tocarlas, a hacernos cargo de ellas y a realizar obras concretas a fin de aliviarlas. La miseria no coincide con la pobreza; la miseria es la pobreza sin confianza, sin solidaridad, sin esperanza. Podemos distinguir tres tipos de miseria: la miseria material, la miseria moral y la miseria espiritual. La miseria material es la que habitualmente llamamos pobreza y toca a cuantos viven en una condición que no es digna de la persona humana: privados de sus derechos fundamentales y de los bienes de primera necesidad como la comida, el agua, las condiciones higiénicas, el trabajo, la posibilidad de desarrollo y de crecimiento cultural. Frente a esta miseria la Iglesia ofrece su servicio, su diakonia, para responder a las necesidades y curar estas heridas que desfiguran el rostro de la humanidad. En los pobres y en los últimos vemos el rostro de Cristo; amando y ayudando a los pobres amamos y servimos a Cristo» (Del Mensaje del Papa para la Cuaresma 2014).

Preguntas

1. ¿Qué te ha parecido este texto? ¿Hay algo que te haya llamado especialmente la atención? 2. ¿Qué definición se nos da de la pobreza? ¿Qué te parece esa definición? 3. ¿Crees que esta idea de la pobreza «evangélica» excluye la denuncia de la injusticia? ¿Por qué? 4. ¿Podrías citar algún ejemplo en el que la situación de necesidad del otro te haya servido como recordatorio de que todos somos pobres ante Dios?

CONTRASTAR CON EL EVANGELIO «Se ponía ya en camino cuando uno corrió a su encuentro y arrodillándose ante él, le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?» Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes falso testimonio, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre.» El, entonces, le dijo: «Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud.» Jesús, fijando en él su mirada, le amó y le dijo: «Una cosa te falta: anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme.» Pero él, abatido por estas palabras, se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes.



Jesús, mirando a su alrededor, dice a sus discípulos: «¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios!» Los discípulos quedaron sorprendidos al oírle estas palabras. Mas Jesús, tomando de nuevo la palabra, les dijo: «¡Hijos, qué difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de la aguja, que el que un rico entre en el Reino de Dios.» Pero ellos se asombraban aún más y se decían unos a otros: «Y ¿quién se podrá salvar?» Jesús, mirándolos fijamente, dice: «Para los hombres, imposible; pero no para Dios, porque todo es posible para Dios.» Pedro se puso a decirle: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.» Jesús dijo: “Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora al presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos y los últimos, primeros”.» (Marcos 10, 17-31)

Algunas claves

- Jesús invita en este pasaje al joven rico a dar un paso más, a formar parte de su comunidad. Para ello le presenta tres requisitos fundamentales: no centrar la propia vida en los bienes materiales, asumir el compartir y la solidaridad con los más pobres y seguir a Jesús en su camino de entrega. - El Reino de Dios es una dinámica de donación, de compartir, de entrega… incompatible con el egoísmo, la cerrazón, el tener o la obsesión por el bienestar y la comodidad. - Los bienes materiales no son malos en sí, pero dificultan la lógica del Reino, porque nos pueden esclavizar y nos encierran en nosotros mismos. - Los discípulos son los que han renunciado a determinados bienes, legítimos muchos de ellos, en favor de un bien mayor: es un camino de ganancia, comunión y vida. - El Señor se lamenta de los ricos porque encuentran su consuelo en la abundancia de bienes. “El orgulloso busca el poder terreno, mientras el pobre en espíritu busca el Reino de los cielos” (San Agustín). El abandono en la providencia del Padre del cielo libera de la inquietud por el mañana. La confianza en Dios dispone a la bienaventuranza de los pobres: ellos verán a Dios. (Catecismo de la Iglesia Católica, 2547)

Preguntas

1. ¿Cómo nos interpela a cada uno, individualmente, este pasaje del Evangelio? ¿Qué es, para ti, vivir la pobreza? 2. ¿Qué nos enseñan los pobres sobre nuestra relación con los bienes materiales? 3. ¿Se te ocurre un ejemplo real de alguna enseñanza que quieras compartir en este sentido?



4. El principio del destino universal de los bienes ilumina el concepto de pobreza evangélica, porque nos dice que los bienes de la creación están destinados a todos los seres humanos, y que nadie puede acumularlos mientras otros pasan necesidad. ¿De qué podemos desprendernos, individualmente y como comunidad?

ACTUAR EN LA COMUNIDAD Aunque la Iglesia –y nuestra parroquia- necesita de los bienes materiales (recursos económicos, estructuras, personal) para desarrollar su labor, en ocasiones nos puede costar distinguir entre el uso recto de las riquezas y un afán de acumulación excesivo. No importa tanto cuántos bienes se tienen, sino a quién sirven.

- ¿Qué gesto podríamos proponer al resto de la comunidad que ayude a vivir el desprendimiento de las riquezas? - En ocasiones, lo que más necesitan nuestros participantes en el plano material es el acceso a algunos bienes que el mercado no les proporciona, sea por falta de recursos o por prejuicios (vivienda, empleo…). ¿Crees que nuestra comunidad parroquial podría ayudar a que ese destino universal de los bienes se haga realidad, ofreciendo, por ejemplo, alguna vivienda en alquiler a un precio razonable? - Acercando a nuestra realidad el deseo del Papa de que la Iglesia sea pobre, ¿cómo puede ser «más pobre» nuestra parroquia o grupo? ¿A qué podríamos renunciar en favor de los más necesitados? ¿Y a nivel personal? - ¿Se te ocurre alguna iniciativa para trasladar al resto de la comunidad las ideas que van surgiendo? (Un cartel, una charla de sensibilización, un poster…)

ORACIÓN Ahora vamos a guardar un momento de silencio. Después, como gesto de desprendimiento, dejaremos sobre la mesa, ante la Cruz, algún objeto que simbolice aquello de lo que nos cuesta desprendernos: unas llaves, que muestran la seguridad de tener un lugar privado y cerrado, la cartera, que significa la primacía del dinero, el teléfono como vínculo con nuestro entorno social… Concluimos con la segunda parte de la oración con la que comenzábamos esta formación, dejando un tiempo para el silencio. No quiero, Señor Jesús, bastarme a mí mismo. No quiero, Señor Jesús, ser autosuficiente, yo solo. No quiero, Señor Jesús, ser el dueño de mi vida. No quiero, Señor Jesús, considerarme más que mi hermano. No quiero, Señor Jesús, ser yo el centro de lo que vivo. No quiero, Señor Jesús, ser protagonista de mi historia. Ayúdame a decir sí a ser último, como tú.



Ayúdame a decir sí a tener unas manos extendidas que buscan ayuda. Ayúdame a decir sí para contar contigo y con el hermano. Ayúdame a decir sí a un corazón manso y humilde. Ayúdame a decir sí a morir, a perder la vida, a gastarla por ti y por los hermanos. Ayúdame a decir sí a necesitarte, a necesitarte en mi vida, a saber acoger la mano amiga del hermano. Ayúdame a decir sí para reconocer la necesidad de tu perdón y de tu gracia.

Te necesito, Señor Jesús: sin ti mi vida no tiene sentido. Te necesito, Señor Jesús: tú eres el Dios y Señor mío. Te necesito, Señor Jesús: contigo todo es posible. Te necesito, Señor Jesús: estoy hecho a ti y sin ti no sé existir. Deseo, suplico, Señor, me concedas un corazón libre, pobre, sin cosas. Un corazón libre, sin murallas, sin barreras. Un corazón libre, sin instalaciones ni ataduras. Un corazón libre, sin caminos hechos ni veredas pisadas. Un corazón libre, sin seguridades ni cálculos egoístas. Señor, concédeme un corazón libre, sin mesa puesta ni cama hecha.

Un corazón libre, sin poderes que aplasten al hombre, sin diplomas sonoros ni títulos que engrandezcan.

Jaume Boada, O. P.



FICHA 3: No solo de pan vive el hombre

ORACIÓN INICIAL Señor, enséñanos a no amarnos sólo a nosotros mismos, a no amar sólo a quienes nos aman, a no amar sólo a nuestros amigos. Enséñanos a pensar en los demás y a amar, sobre todo, a los que nadie aprecia. Concédenos la gracia de comprender que, mientras nosotros vivimos una vida demasiado feliz, hay millones de personas, que también son hijos tuyos y hermanos nuestros, que mueren de hambre, sin haber merecido morir de hambre, que mueren de frío, sin haber merecido morir de frío. No permitas, Señor, que vivamos felices en solitario.

ENTENDER LA REALIDAD A continuación vamos a leer individualmente este texto; después lo iremos comentando por párrafos.

Cáritas ante el reparto de alimentos

Una de las herramientas más habituales de apoyo que da Cáritas a los participantes tiene que ver con la alimentación; desde hace un tiempo ha comenzado una reflexión sobre la forma en la que cubrimos esta necesidad, en la que los equipos de voluntarios también participan.

Las personas que acuden a Cáritas solicitando apoyo, más allá de sus demandas concretas, necesitan sentirse escuchados, comprendidos, respetados… acogidos. El incremento de familias que solicitan apoyo no puede hacernos perder este horizonte, que debe presidir toda nuestra intervención: evangelizar, ser Iglesia en acción, Buena Noticia para el mundo.

A la hora de cubrir las necesidades más básicas de las personas debemos hacerlo desde el estilo de acompañamiento que queremos tener en Cáritas, cuidando al máximo la dignidad de las personas que están sufriendo situaciones de pobreza y escasez. El uso o no de vales de alimento, de tarjetas monedero, de ayudas en especie… siempre tendrá que ser coherente con lo que queremos conseguir. Si tenemos claros los objetivos, valoraremos adecuadamente qué medios son los necesarios. No podemos ayudar de cualquier forma: aplicándolo al reparto de alimentos, no podemos ser solo un centro de “reparto de ayudas”. Nuestra acción es un proceso educativo en el que, como dice el Modelo de acción social “vamos siendo personas”.

Por otra parte, también somos un puente entre las situaciones personales y las posibilidades de apoyo que ofrece el entorno, sobre todo la comunidad cristiana comprometida. Hay que evitar sustituir con nuestra acción la ayuda cercana, entre familias, entre vecinos, con otras asociaciones y entidades. En consecuencia, una de las tareas fundamentales de los grupos de



Cáritas es poner todos los medios para que la comunidad –principalmente la parroquial- se sienta implicada y participe en la tarea caritativa y social.

Aunque conozcamos bien el funcionamiento de las ayudas de alimentos, no está de más recordar algunos criterios orientativos:

Las ayudas son un apoyo más, dentro de un proceso, que cobran su sentido cuando se entregan con cercanía, en un tiempo compartido, conociendo las situaciones. No puede ser algo que se entregue a toda persona por el hecho de ir a la acogida.

Tampoco se pueden dar de cualquier forma: algunos modos son más cercanos a nuestra identidad, y otros más lejanos. Por ejemplo, es propio de Cáritas hacerlo de forma discreta, sin que nadie se sienta señalado, normalizando al máximo. Del mismo modo, se debe promover la participación y la responsabilidad personal, sin que decida Cáritas lo que debe comprar o no –exceptuando las adicciones-, qué debe comer o cómo debe vestir. Además, si queremos trabajar más los aspectos educativos, los participantes que lo necesiten irán aprendiendo a decidir por sí mismos, distinguiendo también entre lo imprescindible y lo superfluo.

Por último, existe un criterio de realismo: somos limitados, no es nuestra misión resolver todos los problemas –Jesús no curó a todos los enfermos- y además el almacenaje, reparto y distribución de alimentos nos exige una infraestructura de la que no siempre podemos responder.

Además de estos criterios generales, hay algunos datos interesantes que también pueden ayudarnos en nuestra reflexión sobre el reparto de alimentos:

Solo en los economatos de Burgos se destinaron el año pasado 40.000 € a comprar alimentos directamente. Una parte muy importante de lo que se entrega no procede de donaciones ni de excedentes, sino que se debe comprar.

La alimentación es un derecho de todas las personas, tal y como recoge el artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, reconocida en la Constitución Española (artículo 10). Los principales garantes de que este derecho llegue a todos deben ser los poderes públicos, y a ellos hay que exigírselo.

En la mayoría de los equipos parroquiales de nuestra diócesis ya no se entregan los alimentos directamente, reforzando así la responsabilidad y autonomía de los participantes.

En algunos territorios se están empezando a probar tarjetas monedero, que se pueden utilizar para comprar alimentos en supermercados.

Un paso más en este camino de la dignificación de las ayudas podría ser la supresión de los economatos, y la sustitución de los vales de tiendas (frescos) por tarjetas o por dinero en efectivo.

Preguntas

1. ¿Cuál es el fin último de Cáritas?



2. Según esas respuestas, y mirando a nuestro día a día, ¿cómo de cerca –o de lejos- estamos de ese fin? 3. «No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios». ¿Cómo ilumina esta frase nuestro quehacer en Cáritas? 4. ¿Cuál de estas formas de atender al derecho a la alimentación te parece que respeta más la dignidad del participante? ¿Por qué?

o Entregar los alimentos directamente en la parroquia a las familias. o Dar vales que puedan utilizarse en economatos y en algunas tiendas concretas. o Asignar una cantidad mensual, mediante transferencia o una tarjeta con un

saldo fijo, e ir viendo el uso que se hace. 5. ¿Cómo se puede ayudar a los participantes a tener mayor autonomía y responsabilidad? 6. ¿Qué ventajas podría tener cambiar la forma en la que se reparten las ayudas de alimentos? 7. ¿Y qué inconvenientes?

CONTRASTAR CON EL EVANGELIO «Pedro y Juan subían al Templo para la oración de la hora nona. Había un hombre, tullido desde su nacimiento, al que llevaban y ponían todos los días junto a la puerta del Templo llamada Hermosa para que pidiera limosna a los que entraban en el Templo. Este, al ver a Pedro y a Juan que iban a entrar en el Templo, les pidió una limosna. Pedro fijó en él la mirada juntamente con Juan, y le dijo: «Míranos.» Él les miraba con fijeza esperando recibir algo de ellos. Pedro le dijo: «No tengo plata ni oro; pero lo que tengo, te doy: en nombre de Jesucristo, el Nazareno, ponte a andar.» Y tomándole de la mano derecha le levantó. Al instante cobraron fuerza sus pies y tobillos, y de un salto se puso en pie y andaba. Entró con ellos en el Templo andando, saltando y alabando a Dios. Todo el pueblo le vio cómo andaba y alababa a Dios; le reconocían, pues él era el que pedía limosna sentado junto a la puerta Hermosa del Templo. Y se quedaron llenos de estupor y asombro por lo que había sucedido». (Hechos 3, 1-10)

Algunas claves

- Esta persona, con su discapacidad, alargaba la mano pidiendo unas monedas. Aunque manifiesta esa necesidad, su carencia vital es muy diferente. Pedro le ve desde la mirada de Jesús, y por su fuerza le invita a levantarse y caminar.

- Pedro también manifiesta que no tiene «ni oro ni plata»: aparentemente eso es lo más importante para el mundo. Cuando solo se ve y se valora lo material, el dinero parece conseguir muchas cosas. Sin embargo, hay muchas otras realidades que no compra ni el oro ni la plata, y que se pueden compartir siempre porque no se acaban.

Preguntas

1. ¿Cómo nos interpela a cada uno individualmente, como voluntarios de Cáritas, este pasaje bíblico?

2. ¿En qué se parece la acción de Pedro y Juan a nuestro voluntariado?



3. ¿Qué dones tenemos que podemos compartir sin que se acaben? 4. ¿Ponemos nuestra fuerza y valor en lo material, o la encontramos en otros aspectos?

ACTUAR EN LA COMUNIDAD Cáritas, incluso dentro de la Iglesia, es a veces poco conocida: son muchos los que nos identifican con los comedores sociales o el reparto de alimentos o de ropa. Como equipo de Cáritas, una de las labores importantes en la animación de la comunidad es dar a conocer la labor que se hace, que va mucho más allá del asistencialismo. ¿Crees que en nuestra comunidad se conoce bien? ¿Qué se podría hacer para que fuese más conocida?

Contando con el apoyo de Cáritas Diocesana, se puede organizar una visita a la empresa de inserción, a la sede de la calle San Francisco, pedir a algún técnico de un programa –de empleo, de infancia, de personas sin hogar…- que venga a contar a la comunidad parroquial cómo es su trabajo o elaborar un cartel explicando distintas realidades relacionadas con Cáritas

ORACIÓN En un momento de silencio, delante del Señor, nos acordamos de alguna persona que haya extendido su mano hacia nosotros, pidiendo, para que Él le conceda los dones que necesite. Después, rezamos juntos: Caminaré siempre en tu presencia por el camino de la vida. Te entrego, Señor, mi vida, hazla fecunda. Te entrego mi voluntad, hazla idéntica a la tuya. Caminaré a pie descalzo, con el único gozo de saber que eres mi tesoro. Toma mis manos, hazlas acogedoras Toma mi corazón, hazlo ardiente. Toma mis pies, hazlos incansables. Toma mis ojos, hazlos transparentes. Toma mis horas grises, hazlas novedad. Hazte compañero inseparable de mis caídas y tribulaciones Y enséñame a gozar en el camino de las pequeñas cosas que me regalas, sabiendo siempre ir más allá sin quedarme en las cunetas de los caminos.

Toma mis cansancios, hazlos tuyos. Toma mis veredas, hazlas tu camino. Toma mis mentiras, hazlas verdad. Toma mis muertes, hazlas vida. Toma mi pobreza, hazla tu riqueza. Toma mi obediencia, hazla tu gozo. Toma mi nada, haz lo que quieras. Toma mi familia, hazla tuya. Toma mis pecados. Toma mis faltas de amor, mis eternas omisiones, mis permanentes desilusiones, mis horas de amarguras. Camina, Señor, conmigo; Acércate a mis pisadas. Hazme nuevo en la donación, alegría en la entrega gozo desbordante al dar la vida, al gastarse en tu servicio. Amén



FICHA 4: Actitudes en la acogida

ORACIÓN INICIAL El pan de cada día dánoslo hoy, Señor, a manos llenas; convierte en alegría nuestras labores buenas y acaricia el dolor de nuestras penas. ¡Horas de tedio largas sin la presencia buena de tus manos! ¡Ay, las horas amargas

nos vuelven inhumanos, si no abrimos el alma a los hermanos! Santifica el momento de este ruido tenaz, de esta fatiga. Busquemos el aliento de tu presencia amiga que acreciente el esfuerzo y nos bendiga. Amén.

ENTENDER LA REALIDAD En esta ficha vamos a trabajar las actitudes imprescindibles para que la acogida que damos a los participantes sea verdaderamente reflejo de la misericordia del Padre. En primer lugar, leeremos un testimonio real de un participante, en el que señala lo que nos debería diferenciar de otras instancias que también prestan asistencia a los más necesitados. Esta historia de vida nos muestra qué esperan encontrar los participantes en nosotros, voluntarios de Cáritas.

A continuación vamos a leer atentamente esta noticia:

«Con Cáritas he redescubierto al género humano» 12 junio 2017, www.archiburgos.es

En la semana en que Cáritas celebra el día de la caridad, hablamos con Francisco Moreno. Es participante en el programa de Formación y Orientación Laboral y gracias a la formación allí recibida, trabaja ahora en el restaurante «Maricastaña»

A punto de cumplir 52 años, Francisco Moreno está viendo cumplido un sueño que hace solo unos meses le parecía imposible alcanzar. Trabajador en la industria química durante 13 años, en 2009 se aplicó un ERE en su empresa que lo dejó en la calle. Comenzaron entonces las peregrinaciones al INEM (hoy SEPE), a las Empresas de Trabajo Temporal, las suscripciones y visitas diarias a los portales virtuales de empleo. En este tiempo logró acceder a algunos trabajos, pero siempre eventuales. Hasta que un día desapareció incluso esa posibilidad.

«Estuve casi un año en paro, y me planteé que eso no podía seguir así, aunque no estaba inactivo, me ocupaba de las tareas del hogar porque mi mujer tiene un pequeño negocio de zapatería y tengo una hija estudiante de 15 años. A mi edad es difícil que te llamen para algo y corres el peligro de caer en una espiral (alcohol, depresión…) y de que cada vez la bola se haga más grande».

Así que un día se le ocurrió recurrir a Cáritas, donde le brindaron la posibilidad de realizar algún curso que le cualificara

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para reinsertarse en el mercado laboral. «Como siempre he sido un cocinillas», asegura, «me decidí por el de Operaciones Básicas de Cocina». Se trata de un curso de 350 horas de formación (de ellas, 80 en práctica de empresa) que Cáritas puso en marcha ya hace algunos años y que se imparte en el centro diocesano María Madre-Politecnos.

Sin acabar el curso, que comenzó el pasado mes de marzo, a Francisco le aguardaba aún una grata sorpresa: su profesora, la prestigiosa chef Isabel Álvarez, se fijó en su perfil y en el mes de mayo «lo fichó» para su restaurante «Maricastaña» como ayudante. «Estos meses han sido un poco duros, porque estaba estudiando en el centro desde las 8:15 a las 13:15, y trabajando en la cocina 6 a 12 de la noche».

Ahora su prioridad es coger agilidad en los fogones donde trabaja. «No solo vas a ganar un sueldo (en principio tiene trabajo durante toda la temporada de verano), sino también a aprender. Soy optimista, quién sabe si algún día pondré poner mi propio establecimiento», comenta ilusionado.

«Soy optimista por naturaleza, pero en este mundo tan egoísta que hemos construido, a veces pierdes la fe en todo, es una corriente que te arrastra. Cáritas me ha devuelto la confianza en el género humano: la solidaridad existe. Hay valores en los que se puede confiar. Y si eres optimista, contagias y tiras del carro. Si puedes arrastrar a más gente, mejor, hay que implicarse. No basta con demostrar aptitud y cualidad, sino actitud».

Lo que más aprecia de la intervención que le ha brindado Cáritas es el calor humano, la proximidad. «Lo hacen porque lo sienten

de verdad, y ese calor se transforma en ilusión, insufla fuerza y energía. Cáritas tiene ese plus: la humanidad. Lo que importan son las personas. En todo momento ha estado muy tutorizado (solo tiene palabras de agradecimiento para las trabajadoras sociales, Laura y Silvia, y su tutora, Isabel). No

es como acceder a una bolsa de empleo, donde solo eres un número. Hacen un seguimiento continuo y perseveran en su trabajo. Es contagioso, una cadena. Ahora me planteo ayudar yo también de la manera que pueda. Hay que seguir luchando por una sociedad más justa».

Preguntas

1. ¿Qué te ha llamado la atención de la noticia? 2. ¿Conocías el programa de Empleo de Cáritas? ¿Qué te parece? 3. ¿Puedes señalar, en las palabras de Francisco Moreno, el protagonista de esta historia, qué es lo que más ha valorado de la ayuda que le ha prestado Cáritas? 4. ¿Te gustaría que los participantes que se atienden en este grupo pudiesen decir algo parecido? ¿Qué pasos habría que dar para que fuese así?



CONTRASTAR CON EL EVANGELIO «Pedro se acercó entonces y le dijo: «Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?» Dícele Jesús: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.» «Por eso el Reino de los Cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Al empezar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía 10.000 talentos. Como no tenía con qué pagar, ordenó el señor que fuese vendido él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía, y que se le pagase. Entonces el siervo se echó a sus pies, y postrado le decía: “Ten paciencia conmigo, que todo te lo pagaré.” Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó en libertad y le perdonó la deuda. Al salir de allí aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros, que le debía cien denarios; le agarró y, ahogándole, le decía: “Paga lo que debes.” Su compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba: “Ten paciencia conmigo, que ya te pagaré.” Pero él no quiso, sino que fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase lo que debía. Al ver sus compañeros lo ocurrido, se entristecieron mucho, y fueron a contar a su señor todo lo sucedido. Su señor entonces le mandó llamar y le dijo: “Siervo malvado, yo te perdoné a ti toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti?” Y encolerizado su señor, le entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía. Esto mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de corazón cada uno a vuestro hermano.”» (Mateo, 18 21-35)

Algunas claves

- La parábola quiere evidenciar la misericordia infinita del Señor ante una deuda astronómica, y la mezquindad del funcionario que, habiendo experimentado esa misericordia, se niega a perdonar una cuantía insignificante. - Es toda una catequesis sobre la misericordia de Dios: su perdón es ilimitado, total y absoluto. - Además, también provoca que actuemos, para que los demás puedan ver en nosotros la misericordia de Dios hecha vida. - La actitud que sana y da vida no es la de la pura justicia, por la que hay que perderlo todo para acabar con una deuda enorme, sino la del perdón.

Preguntas

1. ¿Qué reflexión te provoca esta parábola de cara al actuar de Cáritas? 2. ¿Qué actitudes de los participantes pueden provocar en nosotros una reacción de

enfado o de impaciencia? ¿Recuerdas algún momento en el que te haya costado perdonar o pasar por alto algo en la acogida?

3. Al llegar a Cáritas por primera vez, las personas comienzan un proceso en el que habrá avances, pero también retrocesos. ¿Qué actitud deberíamos tener cuando el ritmo de los participantes no es tan rápido como nos gustaría?



4. ¿Crees que es imprescindible sentirse amado y perdonado para amar y perdonar? ¿Por qué?

ACTUAR EN LA COMUNIDAD Esta ficha nos puede hacer reflexionar sobre dos aspectos de nuestra labor:

- El equipo de Cáritas es responsable de la acogida, pero la hace en nombre de toda la comunidad, a la que también tiene que hacer consciente y partícipe de su labor.

- Nuestros espacios de acogida tienen que tener una dignidad suficiente como para que las personas a las que atendemos se sientan bienvenidas y queridas en nuestra casa.

¿Cómo podríamos profundizar en estos dos puntos?

ORACIÓN Podemos utilizar este momento de oración para pedir perdón al Señor por las veces que no hemos sabido escuchar y acoger a nuestros hermanos, o en los que no hemos dejado que brille en nosotros la misericordia de Dios. Dejamos unos momentos de silencio, y luego alguien puede, en voz alta, pedir perdón también por lo que no hemos hecho bien como grupo. A continuación, oramos juntos con el Salmo 31:

Dichoso el que está absuelto de su culpa, a quien le han sepultado su pecado; dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito.

Mientras callé se consumían mis huesos, rugiendo todo el día, porque día y noche tu mano pesaba sobre mí; mi savia se me había vuelto un fruto seco.

Había pecado, lo reconocí, no te encubrí mi delito; propuse: «Confesaré al Señor mi culpa», y tú perdonaste mi culpa y mi pecado.

Por eso, que todo fiel te suplique en el momento de la desgracia: la crecida de las aguas caudalosas no lo alcanzará.

Tú eres mi refugio, me libras del peligro, me rodeas de cantos de liberación.

Te instruiré y te enseñaré el camino que has de seguir, fijaré en ti mis ojos.

No seáis irracionales como caballos y mulos, cuyo brío hay que domar con freno y brida; si no, no puedes acercarte.

Los malvados sufren muchas penas; al que confía en el Señor, la misericordia lo rodea.

Alegraos, justos, y gozad con el Señor; aclamadlo, los de corazón sincero.



FICHA 5: El bien comun

ORACIÓN INICIAL Al respirar el aire que nos sustenta recordamos Tu amor, Dios, que nos da vida.

Llénanos de Tu compasión por la creación. Vacíanos de apatía, egoísmo y temor, de todo pesimismo y titubeo. Infúndenos solidaridad con todos los que sufren ahora y con las generaciones futuras que sufrirán por nuestra irresponsabilidad ambiental.

Muévenos a actuar para salvar nuestra Tierra y construir Tu reino.

Amén.

ENTENDER LA REALIDAD El bien común es, según el Concilio Vaticano II, «el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia perfección» (Gaudium et Spes, 26). El fin del hombre es cumplir el bien, y el de la vida social es el bien común: «El bien común se puede considerar como la dimensión social y comunitaria del bien moral» (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 164). El bien común señala tanto el bien de todo hombre, como el bien de todo el hombre. El bien común necesita ante todo un contexto de orden estatal que funcione, tal y como lo dispone el Estado de derecho, ya que en él se deberán satisfacer los fundamentos naturales de la vida. En este marco tienen cabida los derechos humanos a la alimentación, la vivienda, la salud, la educación y el acceso a la educación. Junto a estos ha de reinar demás la libertad de opinión, de reunión y de religión. En este punto coinciden las demandas del bien común con los derechos universales del hombre.

Todo ser humano o grupo social tiene más o menos intereses propios justificados. Desear el bien común significa en este sentido ser capaz de pensar más allá de las propias necesidades. Debemos mostrar nuestro interés por el bien de todos, también de aquellos en los que nadie piensa porque no tienen voz o poder. Los bienes de la tierra están ahí para cualquiera. Si cada uno pensara tan son en sí mismo, entonces la convivencia se convertiría en una guerra de todos contra todos. El bien común, sin embargo, no se centra en los bienes materiales externos, sino que su fin es principalmente un bien global del ser humano. Por ello, al bien común hay que sumarle también el interés por el bien espiritual. Ningún aspecto del ser humano debe dejarse fuera.

Dios ha creado el mundo para todos. La tierra produce bienes y frutos que deben estar a disposición de cualquiera, sin excepción, y que deben usarse para el bien de todos. Cada ser humano tiene derecho a lo necesario para la vida, que no se le puede arrebatar jamás, incluso a sabiendas de que existe un derecho a la propiedad y que siempre habrá diferencias entre las posiciones de los hombres y de otros. Cuando unos tienen más que suficiente, pero a otros les falta incluso más necesario, no solo ha de actuar el amor, sino sobre todo la justicia.

El bien común, en sus aspectos más prácticos, debe centrarse en asegurar las condiciones que



permitan a todos, dentro de su libertad, alcanzar su plenitud material, cultural, intelectual, espiritual… Por ejemplo, en el caso de la educación, el Estado deberá garantizar que el que tenga capacidad e inclinación para hacerlo pueda estudiar, no solo la instrucción básica, sino la superior. Del mismo modo, deben darse las condiciones para que todos puedan acceder a la vivienda –en alquiler, propiedad, u otras fórmulas-, a la cultura, a la participación política… Se oponen al bien común, fundamentalmente, los intereses particulares, y en concreto la propiedad privada. Todos tenemos derecho a la alimentación, pero algunos hacen negocio con la especulación con alimentos, por ejemplo.

Este principio debe iluminar también nuestro quehacer social y político. Cuando se debaten las políticas públicas, hay que tener en cuenta a todos: en la determinación del presupuesto que se dedica a la cooperación, en el diseño de las políticas sociales, en el equilibrio entre austeridad y estado de bienestar… Pensemos, por ejemplo, en el tendido del AVE: si bien es cierto que puede traer riqueza a una ciudad, también supone que muchas personas, por su precio, ya no tendrán un medio de transporte público para desplazarse conforme a su capacidad económica. Aquí también entrarían consideraciones medioambientales, de prioridad en el gasto o de fomento de lo local frente a lo globalizado. En resumen, el bien común exige tener una visión más amplia que la del mero crecimiento económico.

Preguntas

1. ¿Qué te ha llamado la atención del texto? ¿Conocías el concepto de “bien común” aplicado a la doctrina social de la Iglesia?

2. ¿Podrías explicarlo con tus palabras? ¿Y poner algún ejemplo en el que se promueva?

3. ¿Qué consecuencias crees que tiene esa idea? ¿Te parece que es la que se aplica en la política?

4. Como voluntarios de Cáritas, ¿qué podemos hacer para que el bien común sea el principio que rija la política?

5. ¿Crees que Cáritas hace suficiente presión y sensibilización para que se tenga en cuenta a todos en las decisiones que se toman?

CONTRASTAR CON EL EVANGELIO «Después de estos sucesos ocurrió que Nabot, de Yizreel, tenía una viña junto al palacio de Ajab, rey de Samaría, y Ajab habló a Nabot diciendo: «Dame tu viña para que me sirva de huerto para hortalizas, pues está pegando a mi casa, y yo te daré por ella una viña mejor que está, o si parece bien a tus ojos te daré su precio en dinero.» Respondió Nabot a Ajab: «Líbreme Yahveh de darte la herencia de mis padres.» Se fue Ajab a su casa triste e irritado por la palabra que le dijo Nabot de Yizreel: «No te daré la heredad de mis padres»; se acostó en su lecho, volvió su rostro y no quiso comer. Vino a donde él su mujer Jezabel, y le habló: «¿Por qué está triste tu espíritu y por qué no quieres comer?» Él le respondió: «Porque he hablado con Nabot de Yizreel y le he dicho: "Dame tu viña por dinero o, si lo prefieres, te daré una viña a cambio", y me dijo: "No te daré mi viña."» Su mujer Jezabel le dijo: «¿Y eres tú el que ejerces



la realeza en Israel? Levántate, come y que se alegre tu corazón. Yo te daré la viña de Nabot de Yizreel.» Escribió cartas en nombre de Ajab y las selló con su sello, y envió las cartas a los ancianos y notables que vivían junto a Nabot. En las cartas había escrito: «Proclamad un ayuno y haced sentar a Nabot a la cabeza del pueblo. Haced que se sienten frente a él dos malvados que le acusarán diciendo: "Has maldecido a Dios y al rey" y le sacaréis y le apedrearéis para que muera.» Los hombres de la ciudad, los ancianos y notables que vivían junto a Nabot en su ciudad, hicieron lo que Jezabel les había mandado, de acuerdo con lo escrito en las cartas que les había remitido. Proclamaron un ayuno e hicieron sentar a Nabot a la cabeza del pueblo. Llegaron los dos malvados, se sentaron frente a él y acusaron los malvados a Nabot delante del pueblo diciendo: «Nabot ha maldecido a Dios y al rey»; le sacaron fuera de la ciudad, le apedrearon y murió. Enviaron a decir a Jezabel: «Nabot ha sido apedreado y ha muerto.» Cuando Jezabel oyó que Nabot había sido apedreado y muerto, dijo a Ajab: «Levántate, toma posesión de la viña de Nabot, el de Yizreel, el que se negó a dártela por dinero, pues Nabot ya no vive, ha muerto.» Apenas oyó Ajab que Nabot había muerto, se levantó y bajó a la viña de Nabot, el de Yizreel, para tomar posesión de ella. Entonces fue dirigida la palabra de Yahveh a Elías tesbita diciendo: «Levántate, baja al encuentro de Ajab, rey de Israel, que está en Samaría. Está en la viña de Nabot, a donde ha bajado a apropiársela. Le hablarás diciendo: Así habla Yahveh: Has asesinado ¿y además usurpas? Luego le hablarás diciendo: Por esto, así habla Yahveh: En el mismo lugar en que los perros han lamido la sangre de Nabot, lamerán también los perros tu propia sangre.» Ajab dijo a Elías: «Has vuelto a encontrarme, enemigo mío.» Respondió: «Te he vuelto a encontrar porque te has vendido para hacer el mal a los ojos de Yahveh». (…) Cuando Ajab oyó estas palabras desgarró sus vestidos y se puso un sayal sobre su carne, ayunó y se acostó con el sayal puesto; y caminaba a paso lento». (I Reyes 21, 1-29)

Algunas claves

- Una de las finalidades fundamentales del poder político es la búsqueda del bien común. Sin embargo, la corrupción es una de las agresiones más graves contra ese bien común, porque acaba causando un perjuicio a todos los hombres.

- Cuando las riquezas se ponen por encima de todo, cualquier medio –en este caso, la calumnia y el asesinato- sirve para obtenerlas.

- Todo el pueblo se vuelve contra Nabot: el “interés general” parece exigir su muerte y su desposesión. Por eso el bien común y el interés general no se identifican: el bien común debe englobar el bien particular de cada uno de los gobernados, pero el interés general se refiere solo al de la mayoría, no al de todos y cada uno.

- El texto bíblico también llama a la conversión del rico, que Yahvé suscita por la intervención profética de Elías.

Preguntas

1. ¿Qué te ha parecido el texto bíblico? 2. ¿Ocurren hoy, en nuestra sociedad, injusticias como la cometida con Nabot? 3. ¿Cómo podríamos denunciar esas injusticias? ¿Tiene Cáritas algo que decir a la



sociedad? 4. ¿Qué hace Elías después de escuchar al Señor? ¿Qué podría hacer un Elías moderno

ante los Ajabs contemporáneos?

ACTUAR EN LA COMUNIDAD El bien común es tarea de todos; ¿cómo puedo trabajar yo, en concreto, para construirlo?

Además el bien común se busca, sobre todo, a través de la política y la actuación del Estado. ¿Qué herramientas de participación tenemos en nuestro barrio y en nuestra ciudad? ¿Conocemos los consejos de barrio, las asociaciones de vecinos, las plataformas reivindicativas? Vamos a dedicar un tiempo a poner en común las ideas que se nos ocurran para conocer y participar más de esos movimientos, o para colaborar con ellos.

ORACIÓN Vamos a dedicar unos momentos de silencio para pedir al Señor por nuestros dirigentes –políticos, económicos, sociales-, para que Él guíe sus corazones y se sientan cada vez más servidores del bien común. También traemos a Su presencia las injusticias que, en nombre de la sociedad, se cometen con los más desfavorecidos.

A continuación, rezamos juntos este salmo: Escúchanos, Señor; escucha nuestros gritos en la noche. Secaron nuestra voz en el silencio, de cerca siguieron nuestros pasos; el temor allana nuestras casas, recordando sus burlas y tormentos. Escúchanos, Señor; escucha nuestros gritos en la noche. Sus palabras están llenas de mentiras; nos hieren los oídos sin descanso; pero algunos se hacen eco de sus dichos, acatando sus consignas, sus engaños. Escúchanos, Señor; escucha nuestros gritos en la noche. Cambiaron el sentido a tus palabras:

la justicia y libertad no se conocen; el amor, algo dulce y alienante, que bautizan a veces con tu Nombre. Escúchanos, Señor; escucha nuestros gritos en la noche. No eres amigo de farsantes que encadenan a tu pueblo con promesas; ni ofreces tu amistad a dictadores, que fracasen sus proyectos criminales. Escúchanos, Señor; escucha nuestros gritos en la noche. Y volverá a nosotros la alegría, tu pueblo cantará siempre tu Nombre; junto a Ti obtendremos la victoria, el Gran Día amanece tras la noche

Salmo 5, adaptado por Juan Antonio Espinosa



FICHA 6: Compartiendo el viaje (Campana de Caritas Internacional)

CAMPAÑA «COMPARTIENDO EL VIAJE»

Esta campaña, promovida por Cáritas Internacional e inaugurada por el papa Francisco el 27 de septiembre de 2017, intenta promover la visión de la humanidad como una sola familia unida, a través de la integración de las personas desplazadas que viven entre nosotros. Se trata de que las comunidades “compartamos el viaje” con los migrantes, acogiéndoles con los brazos abiertos.

El Papa Francisco ha hecho numerosas exhortaciones para promover la cultura del encuentro, con el fin de combatir la cultura de la indiferencia, en el mundo actual. Significa ver a través de los ojos de los demás, en lugar de cerrar los ojos: "No sólo para ver, sino para mirar. No sólo para oír, sino para escuchar. No sólo para encontrar y pasar, sino para detenerse. Y no imitarse a decir "qué pena, pobre gente", sino dejarnos llevar por la misericordia”.

Para conseguir estos objetivos, Cáritas internacional dispone de abundante material en una página web específica: http://journey.caritas.org/es/la-cultura-del-encuentro/

Os invitamos a que dediquéis una sesión de formación a esta campaña utilizado esos materiales.

http://journey.caritas.org/es/la-cultura-del-encuentro/

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manos extendidas para dar y recibir 2017-2018.pdf · poema de alegría: “Canta, alma mía ... Los amigos, junto con la familia, ... a pesar de todo, Él nos salva. María de Nazaret,