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Manuales para despejar el ruido Publicado en Periódico Diagonal (https://www.diagonalperiodico.net) Manuales para despejar el ruido Enviado por Juan Vera el Mar, 10/28/2014 - 09:07 Foto portada: Pie de foto portada: Disparate. Grabado. Goya. Entre 1848 y 1863 Antetítulo (dentro): Página 1 de 5

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Manuales para despejar el ruidoEnviado por Juan Vera el Mar, 10/28/2014 - 09:07 Foto portada:

Pie de foto portada: Disparate. Grabado. Goya. Entre 1848 y 1863Antetítulo (dentro):

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'El desengaño europeo', 'El minotauro global' y 'El largo siglo XX'Sección principal: CulturasCuerpo:

Las calles son ruidosas. Del ruido casi siempre puede entresacarse un tono general y también,aunque raras veces, un ritmo soterrado como aquel que produce el latido de los músicos antes detocar. Un chelo apoyado en la pared puede entrar en vibración según la fase resultantedel ruido ambiente.

No repetir la opinión de otros hacia quienes nos sentimos semejantes, más por afinidad de contextosque por análisis de razonamientos que sustentan dicha opinión, supone tiempo y esfuerzo. Sustentar(formar) la opinión es hacerse una idea del conjunto, tomar perspectiva, reconocer la escala yconectar datos, intuiciones (que no surgen de la nada como comúnmente se cree) y experiencias. No basta saber de una materia, es necesario conocer, aunque sea de forma somera,varias esferas del saber porque es ese conocimiento general sobre el que construimosnuestra particular manera de pensar.

Cierto es que si hay una materia al alcance de cualquiera, esa es la vida misma donde en cualquiercircunstancia aflora la condición humana: sus pasiones, sus miedos, su voluntad, su necesidad deser amado y también –aunque sea menos frecuente– su altruismo, su virtud y su dignidad. Perocomo es natural, para destilar las causas y efectos de los acontecimientos y ponderar su alcance esindispensable una aptitud para la objetividad (empatía) en ocasiones sobrehumana. Noescucharemos los mismos razonamientos entre los asiduos a un bar de Carabanchel queentre aquellos que almuerzan a diario en un local esquina Serrano, y cada uno denosotros, incluso aquel que nunca deshace del todo la maleta, habita inevitablemente enalgún lugar concreto. También entre los vagones y los hoteles y las calles que transita elcaminante hay diferencia de clases.

Aquí y allá, en el bar, en el metro, en los vestuarios del gimnasio, en esas manifestaciones donde auno nunca no le queda del todo clara la razón de ir o de quedarse –como por otra parte nunca nosqueda del todo clara ninguna razón–, en los artículos de prensa, en las plazas, en el mercado…permeables al sentir, nos llegan fragmentos con los que hacernos una composición de la situacióngeneral que nos ha tocado vivir. La composición resultante es siempre una suerte deFrankestein a la vista del cual muchos nos desazonamos. Entonces es posible recurrir a loslibros.

No es que sean la panacea pero casi. Los libros nos permiten visitar paisajes de forma rápida,ordenada y, sobre todo, nos incitan al análisis y la crítica. Es como sentarse en un bar ubicado enninguna parte donde se dan cita personajes de distinta procedencia y pelaje. Cuando entre loscomensales aparece uno que no conocíamos –se presenta bien por sorpresa, bien acompañado dealgún amigo– y resulta que su conversación nos aporta notas inesperadas que nos parecen mejorarnuestra desarticulada composición de lugar, entonces estamos de suerte. Por cierto espacio detiempo –lástima que siempre resulte tan breve– nos parecerá armónica la melodía conque nos prefiguramos el mundo.

El desengaño europeo, El minotauro global y El largo siglo XX han sido recientementeesos comensales inesperados cuya conversación, entintada del conocimiento de aquelloque sucede puertas adentro, alumbró por momentos mi prefiguración de la situación.Cuando se leen, se siente esa clase de alivio cuyo origen no está en el sujeto de ensayo –el mundova de mal en peor– sino en la comprensión saciada. Por suerte, cada uno de estos encuentros vadejando un poso de saber, un resto que envalentona (y de algún modo autoriza) la ganas deintervenir en el ruido de las calles con la inútil esperanza de que nuestro ruido sea un poco menosruidoso. Entramos, cual chelo bien dispuesto, en fase.

El desengaño europeo es una larga entrevista realizada por James Cohen, politólogo yprofesor de la Soborna Nueva a Sami Naïr, catedrático de Ciencias Políticas y director delCentro Mediterráneo Andalusí de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla que fue eurodiputadoentre 1999 y 2004. En sus páginas, Naïr analiza la Unión Europea desde que fue creada en base a

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intereses de mercado hasta su proyección ideológica como unión de naciones abanderadas en laprotección de la democracia y los derechos humanos, pasando por el recorrido de sus institucionespolíticas. Pero el análisis de Naïr no es complaciente, antes bien se trata del grito de un intelectualante el espectáculo de hipocresía y cinismo que rodea lo que en algún momento significó unaposibilidad –el sueño de un humanista con altas probabilidades de realizarse– y que hoy, a punto dever cómo se convierte irremediablemente en ruina, se alza desesperado. «El lector encontrará–dice Naïr– una crítica severa a la ideología “bienpensante” corriente» que, espera, harácomprender que «la política elegida por las instituciones europeas actuales es totalmentecontraproducente, económica y socialmente». Con voluntad pedagógica, esto es, con ganas dehacer llegar a los ciudadanos de a pié aquello que está sucediendo entre las bambalinas de la élite,Naïr expone, siempre a contracorriente, las veladas relaciones de fuerza en juego. «Lo que se ocultaen el caudal de la Europa real».

En El minotauro global, Yanis Varoufakis, economista greco-australiano y profesor deTeoría Económica en diversas universidades, da muestra de otro humor. Mientras Naïr esfiel a su trayectoria como político socialista, Varoufakis lo es a la suya de analista económico. La risaes otro modo de escapar a la desesperación que produce lo que uno sabe. Pero la risa de Varoufakisno es hilarante ni sarcástica sino más bien irónica, habitada por la curiosidad, despojada –en estecaso comparativamente– de nostalgia. El Minotauro global es una explicación teórico-económica clara y accesible de la evolución del capital desde aquella primera crisis de1929 (que grabó –aunque hoy podemos decir que no a fuego– las reglas del juego del intercambioeconómico) hasta el colapso del sistema en nuestros días. Varoufakis aprovecha para analizar,en dependencia de aquel, el juego político –que no es más que su apéndice debido alcondicionamiento estructural que padece–: los miedos y prospecciones, los razonamientos y actosde fe, las decisiones a corto y largo plazo, las relaciones de fuerza. Se trata de un pormenorizadomapa geopolítico en el que cada detalle adquiere claridad a través del filtro económico con que semira y se estudia. Lo más relevante de su enfoque es la figura del Minotauro, figura que Varoufakissaca de la mitología para organizar en torno a ella su análisis. El Minotauro es, por decirlo de unmodo simplificado, la personificación del capital. Personificado de esta guisa es fácil de comprenderel modo en que sus necesidades y caprichos constituyen un imperativo en torno al cual actúa lapolítica, la banca, la sociedad... El inconveniente estriba en que la responsabilidad queda diluidafrente a su figura.

El largo siglo XX es un ambicioso libro de historia económica que ya va por su segundareedición en castellano. Su autor, Giovanni Arrighi, economista y profesor de sociología en laUniversidad Johns Hokins de Baltimore, compila en sus páginas el resultado de sus estudios en tornoa las teorías del sistema-mundo. Su mirada sobre la configuración del orden político actualse retrotrae hasta la Edad Media donde es posible apreciar la relación entre el capital y laformación de los Estados. Deudor de la obra de Braudel, Civilización material, economía ycapitalismo, cuyo «esquema interpretativo se convierte en la base de [su] libro», Arrighi aborda elsiglo XX «como el último de cuatro siglos largos estructurados de forma similar» con lafinalidad de que «el análisis comparativo [procure] más información sobre el probableresultado futuro de la crisis actual». Entretanto nos hace comprender el estrecho vínculoexistente entre dinero y poder como la relación incuestionable que conforma nuestra era y cuán amerced hemos quedado de la disciplina financiera. La conclusión, si bien abierta al acontecimientosorpresivo, nos anuncia la posibilidad de que la historia capitalista acabe «instalándosepermanentemente en el caos sistémico en el que se originó hace seiscientos años». Para Arrighi –ytambién para nosotros– «resulta imposible decir si esto significaría únicamente el fin delcapitalismo o de toda la humanidad».

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Pie de foto: Disparate. Grabado. Goya. Entre 1848 y 1863Edición impresa:

Licencia: CC-by-SAPosición Media: Columna derechaCompartir:

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Tipo Artículo: NormalAutoría: Juan VeraFormato imagen portada: sin foto

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