Manuel Pizán, El Asesinato de La Razón, Por El Pensamiento Reaccionario, Triunfo 1972

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*Triunfo* Madrid, 15 de abril de 1972 ao XXVII, nmero 498pginas 45-46------------------------------------------------------------------------ Manuel Pizn El asesinato de la razn, por el pensamiento reaccionarioEn /Los orgenes del pensamiento reaccionario espaol/^{1} Javier Herrero hace un trabajo de inters pblico notorio. En un pas enel que todava en buena parte estamos bajo la frula ideolgica delmenendezpelayismo doctrinario, es positivo exponer su originaria gnesisy fallos tericos y humanos.Javier Herrero expone su tesis, de que laretrica de la tradicin y el casticismo hispnico esconde un colosalfraude histrico; bajo las apelaciones a las tradiciones secularesespaolas se esconden los intereses de clases de los gruposprivilegiados del Antiguo Rgimen, segn el viejo y slido moreacadmico. Con sus virtudes macizo aparato bibliogrfico, perotambin con sus defectos: envaramiento, abstraccin de lo socioeconmicoy parvedad analtica.Para probar que el mito de la /tradicin espaola/ esconde una fusindel catolicismo y subrayo, como homenaje a su honradez, que Herrero escatlico practicante declarado con los principios polticos delabsolutismo feudal, comienza por darle un repaso a uno de los msinfluyentes difusores de ese mito: Marcelino Menndez y Pelayo. Conviene recordar, con Herrero, que, aunquelea mucho, a veces lea muy mal..., los resultados de sus trabajos(/no referidos a literatura, M. P./) son no ya deleznables, sinofrancamente grotescos. Oponer a Newton, Voltaire o Rousseau,"pensadores" como el padre Ramrez o el padre Zeballos, es un disparateque a ningn intelectual serio se le hubiera tolerado... y no deja deser locura porque haya salido de tan ilustre pluma. Con respecto a los/Heterodoxos,/ concretamente, la mayor parte de sus tesis han sidodemolidas por la crtica moderna. Don Marcelino, cuya formacinfilosfica es tan pobre, sobresale, sin embargo, en el campo de lafecundidad mitolgica. Y no contento con darle tal meneo al maestro,atiende tambin a sus discpulos de nuestra posguerra, entre los que eslapidariamente y lpidamente despachado el Rafael Calvo Serer preevolucionista. Pena es que Herrero notrate ms a fondo el mito de la tradicin espaola y elmenendezpelayismo doctrinario en nuestra posguerra que, como el dicemachadianamente, a tantos espaolitos ahog en tinta.Para nuestro autor, la vida intelectual espaola en el siglo XVIII senutre del pensamiento europeo, y ah reside precisamente la fuente de suextraordinaria vitalidad; tan europeas son las ideas de "reforma comolas de "oposicin" a esa reforma. Quiz, sin embargo, no subrayabastante que esta oposicin entre progreso y reaccin es en nuestro pasalgo ms general y ms hondo que una penetracin espordica y a travsde individualidades excepcionales. Pueden acaso olvidarseanteriormente a figuras como Feijoo, Juan de Njera o Gabriel lvarez deToledo, personalidades tan destacadas e interrelacionadas como IsaacCardoso, Alejandro de Avendao, Diego Mateo Zapata, Pedro Joseph MirandaElizalde y Ursa, Toms Vicente Tosca, Juan Bautista Berni o MartnMartnez, introductores de Descartes y Gassendi, librepensadoresvergonzantes en plena represin inquisitorial? Pueden no tenerse encuenta tan destacados precedentes de mucho carca posterior, como son elinquisidor Francisco Palanco, Juan Martn de Lessaca o Luis de Losada?Las ideas, como los hombres, no son piedras llovidas del cielo; tienenpadre y madre. Y los del pensamiento reaccionario espaol tratado porHerrero como los del progresista son tanto estos hombres como lainfluencia internacional; es decir, el elemento autctono en dialcticarelacin con el pensamiento mundial, en especial el europeo.Lo anterior viene a cuento de la afirmacin de Herrero de que latradicin espaola no es tradicin ni es espaola, que si es proposicincierta en cuanto esta tradicin viene enormemente determinada por lapresin vaticana y el pensamiento de idelogos reaccionarios delfeudalismo francs espantado por la revolucin, como Barruel, esincompleta, en cuanto olvida el papel siniestramente reaccionario yrepresivo de la Santa Inquisicin, causa de tanta oportunidad perdida ennuestra Historia. A cualquier investigacin en sus, por desgracia, casivrgenes archivos, me remito. Igualmente, quiz no subraye bastanteHerrero que el movimiento de la Ilustracin es una respuesta espaola aproblemas espaoles, dotado de personalidad propia..., una aportacinoriginal al Gran Dilogo Universal de las Luces. Aunque siempre serinevitable que algn crtico deduzca demaggicamente que, puesto queel pensamiento reaccionario en Espaa estuvo a la hora de Europa, fuemoderno, el que no lo fue es el progresista: que las izquierdas enEspaa van retrasadas por anticuadas. Esto es rizar el rizo del sofisma;pero es que hay gente para todo.Haber puesto en escena a personajes tan siniestros y tan actuales comoZeballos, Rodrguez, Valcarce, Prez y Lpez, Forner, Vila y Camps,Pealosa, Villanueva, Diego de Cdiz, Hervs y Panduro, el procazFilsofo Rancio, a tantos otros idelogos reaccionarios, hacer hablarsus textos como un mal sueo que termina en el aquelarre de la muerte dela razn, la apoteosis del absolutismo y el triunfo del mito, estremece,por ser la diseccin de muchos hbitos por desgracia bien vivos. Comodice Javier Herrero, veremos y estamos viendo a los serviles lanzar,tanto en sus panfletos cuanto en sus peridicos, las ms gratuitas einjuriosas acusaciones contra los liberales... El hbito de represin estal en el conservador espaol, que as como se considera totalmentenatural destruir verbal y materialmente a su adversario, toda respuestapor parte de este es considerada, como estamos viendo, como unaprovocacin intolerable. Nos encontramos, dibujada con la lucidez depesadilla de los monstruos goyescos, ante esa actitud clsica deignorancia combinada con terrible emotividad agresiva que constituye laesencia misma del pensamiento reaccionario espaol, de esa ciegairracionalidad. Con la vuelta del Rey Fernando, avalado por el trabajoideolgico de los antes dichos, vino un tal bao de sangre que ahog aeste desgraciado pas durante muchos aos. Como cita Herrero en susalutfero libro, de labios, para mayor garanta, de un reaccionarioespaol de la poca, es evidente que la Inquisicin hubiera obrado mscircunspecta y moderadamente. Que ya es decir.Manuel Pizn .{1} /Los orgenes del pensamiento reaccionario espaol,/ porJavier Herrero. Editorial Cuadernos para el Dilogo, 412 pginas.------------------------------------------------------------------------