13
Maradona como síntoma. Un obituario desde Marx y Freud written by Edgar Miguel Juárez Salazar | enero 21, 2021 Compartir en facebook Compartir en twitter Maradona como síntoma. Un obituario desde Marx y Freud.

Maradona como síntoma. Un obituario desde Marx y Freud

  • Upload
    others

  • View
    5

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Maradona como síntoma. Un obituario desde Marx y Freud

Maradona como síntoma. Unobituario desde Marx y Freudwritten by Edgar Miguel Juárez Salazar | enero 21, 2021

Compartir en facebookCompartir en twitter

Maradona como síntoma. Un obituariodesde Marx y Freud.

Page 2: Maradona como síntoma. Un obituario desde Marx y Freud

Edgar Miguel Juárez Salazar[1]

Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco

Sin más armas en la mano que un diez en la camiseta

Maradó — Los Piojos

Deabruaren hirian bizi nintzen

[2]El cantautor y filólogo español Nacho Vegas escribió,[3] en su canciónCiudad vampira, algunos versos brillantes, y al mismo tiempo intensamenteoscuros, acerca de la tristeza y su relación con la política. Su relatomusicalizado, dibuja una ciudad muerta, cooptada por vampiros, habitada por latristeza y el desconsuelo; colapsada por el más abrumador y estridentedesasosiego. Sobre el final de la canción aparece, en una noche cualquiera, una

Page 3: Maradona como síntoma. Un obituario desde Marx y Freud

multitud enardecida, cómplice y al mismo tiempo amistosa, que sale a cazarcolectivamente vampiros para regresarle la alegría a la ciudad. Un oxímoron tansingular sólo podría ser expresado en la ambivalente, o cuando menosmelancólica, obra del músico oriundo de Gijón. Sus palabras, y en sí toda lacanción en cuestión, pasan de una doliente y furibunda descripción de latristeza a la energía indispensable para acabar con el responsable de la misma.

Aunado a esto, hay algo que me parece importante en las estrofas de Vegas y estodo aquello de lo que culpabiliza a los vampiros: vidas grises, risas malogradas,pena, avenidas y personas tristes, sexo con orgasmos afligidos y variassituaciones más que hacen de la tristeza un elemento integral de la ciudad. Enpalabras de Vegas, son ellos, los vampiros, los responsables de toda la tristezaen la ciudad. Esta sugerencia me lleva inevitablemente a Tréveris pues, en elprimer tomo de El Capital, Karl Marx emparenta a los capitalistas con los“vampiros”. Para Marx (1867), “el capital no tiene más que un instinto vital[Lebenstrieb], un instinto [Trieb] de acrecentarse, de crear plusvalía”. Unexcedente articulado a la acumulación y distribución de las mercancías graciasa un empuje pulsional del vampiro. En efecto, “el capital es trabajo muerto[Verstorbne Arbeit] que no sabe alimentarse, como los vampiros, más quechupando trabajo vivo [Lebendiger Arbeit] y que vive más cuanto más trabajovivo chupa” (p. 179). En efecto, el capital, en tanto vampiro y como sistemacultural, absorbe y destruye toda la vida y la alegría de las ciudades y sussujetos, sus explotados y alienados trabajadores que convierte en mercancías.No se contenta con nada, no le importa absolutamente nada, sólo la circulaciónde la sangre mercancía, esa es su principal miseria y queda establecida en unasórdida repetición en la distribución y administración político-económica de laspoblaciones.

Los añadidos en alemán realizados a la versión española del citado manuscritomarxiano son indispensables. El filósofo judío utiliza dos sustantivos singularese indispensables para el recorrido de este texto: Trieb (pulsión) yArbeit(trabajo). Más que una condición equívoca de la traducción, elcomplemento refleja para los fines de este escrito, que ambos nombres sonigualmente utilizados por Sigmund Freud y, cuando menos en Trieb, ocurre el

Page 4: Maradona como síntoma. Un obituario desde Marx y Freud

mismo error de traducción pues es traducido al español como “instinto”; unapalabra más cercana a la condición natural del organismo. Sin embargo, eltérmino que quiero rescatar principalmente es Lebenstrieb, la pulsión de vida(Eros). Para el médico vienés, las pulsiones son territorios “fronterizos” entre“lo psíquico y lo somático” y están articuladas mediante una “exigencia detrabajo” a nivel de la fuerza de lo inconsciente (Freud, 1915, p. 117). Esto hacede las pulsiones (de vida y de muerte) elementos orgánicos de una biologíatripartita y contranatura que centra toda su dinámica en la transformaciónmaterial y exterior de la realidad humana mediante el trabajo.

Tanto en Marx como en Freud, las pulsiones están presentes en la vida culturaldel sujeto. Podría inferirse, con lo anterior, que para Marx la pulsión de vida delvampiro exige más trabajo vivo para subsistir mientras que en Freud, es eltrabajo de la pulsión de muerte el que se opone a la explotación de la vidaforzada a ser vivida en los límites de la circulación económica. En otraspalabras, el trabajo muerto mercantilizado por el capital es la profunda veta deacumulación de excedente. Paralelamente, para el psicoanálisis, el capital es elmodo de producción de malestar psíquico contemporáneo cuya acumulación degoce deriva precisamente de una exigencia a la explotación y circulaciónrepetitiva del excedente originado por la represión de la pulsión. No es desorprender, en este sentido, que para el joven Marx una salida a ese agonizantesufrimiento acumulativo producido por capital sea la “muerte del exceso”(Marx, 1844, p. 56) y, para Freud, la escapatoria consista en convertir larepetitiva condición gozante de la muerte en reelaboración (Durcharbeiten)puesta en acto.

La relación entre el psicoanálisis y el marxismo es compleja. Marx y Freudcoinciden en muchas cosas, en su método y en sus conceptos como se observó;pero también lo hacen, como señaló Althusser (2010), en su condiciónepistémica, ya que ambas ciencias contienen, gracias a su dialéctica, un“carácter conflictivo” (p. 196). Gran parte de esa conflictividad descansa enevitar la vana quimera de una desalienación y desarrollar, en contraparte, unatransformación de los modos de alienación del trabajo (Marx) y de la pulsión(Freud). Con lo anterior, el concepto de trabajo (Arbeit) se vuelve sustancial en

Page 5: Maradona como síntoma. Un obituario desde Marx y Freud

ambos pensadores, pues sirve para transformar la realidad y para descolocarla,sacarla de su confortable circuito gozante y explotador.

En consecuencia, el Eros del vampiro es cómodo, canalla y ladino gracias a sufascinación por la acumulación y el incremento, su amor originario es la riquezaacumulada. Su vida no persiste sino en la muerte misma del trabajo del obrero.De esta manera, la pulsión de muerte del trabajador es, paralelamente, aquellaque resiste a los embates de la vida capitalista sustentada en la administraciónde la muerte. Administrar la muerte, paradójicamente, no representa lo mismoque morir. Uno puede morir de amor, desde luego, pero morir de amorintercambiando mercancías pone todo a nivel de la ganancia.

Al capital, por otro lado, no le interesa en lo más mínimo acabar con la muertemaquínica que administra y que enfrenta a los sujetos. Por el contrario, seaprovecha de ella, la aliena y la explota, la ordena en bandos, enfrenta a lossujetos dividiéndolos en identidades controladas o en supuestos conglomeradosunívocos, impotentes y universales. Al capital le viene bien la disidenciacontrolada y racional, la insumisión en los límites del consumo libertario; sellena de multiculturalismo cosmopolita y bien pensante, políticamente correctoy censura todas aquellas formaciones que, desde lo inconsciente, ponen derelieve lo sintomático de su organización. El capital se intenta beneficiar,simultánea e incisivamente de los rebeldes que luchan en contra de la miseriacapitalista intentando positivizar la rebeldía, mercantilizándola, poniéndola alservicio de cualquiera que pueda adquirir la merchandise de moda. Quizás portodo esto, el capital podría delimitarse en lo que el filósofo Alain Badiou (2004)puntualiza muy atinadamente alrededor de la “ética”, cuyo carácter “nihilista”contiene un “núcleo que [la] domina internamente” y “es siempre tener quedecidir quién muere y quien no” (p. 63). Para el capital y sus comités de ética, latristeza sólo puede aniquilarse comprando cualquier baratija, adquiriendo a lossujetos en tanto mercancías; incluso, si el objeto en cuestión estáprofundamente fetichizado, es aún mejor. La posibilidad de acceder a esemercado, a esa esfera, es lo que decide, en definitiva, la supervivencia de lossujetos.

Page 6: Maradona como síntoma. Un obituario desde Marx y Freud

Continuum: Maradona como síntoma

El inquietante y fatídico trasfondo de todo lo planteado en las primeras líneasdel escrito es que yo coincido ampliamente con la interpretación de NachoVegas. Vivo, como él, en una ciudad triste, una metrópoli acechada por losvampiros. Esta tristeza podría deberse a un sinfín de vicisitudes que sepresentan en mi país, en mi ciudad y en mi existencia psíquica singular más noindividual. Sin embargo, si vivo en una ciudad triste no es porque tengaproblemas existenciales solamente, tampoco lo es porque hayan perdido misamados Pumas una final, aunque podría ser definitivamente debido a que Diosmurió hace poco más de un mes en Buenos Aires. Muchos de los lectores deeste escrito tal vez puedan dudar que Diego Maradona sea Dios, aunque tal vezcoincidan con la idea de que Diego le dio vida y alegría a la melancólica BuenosAires en la cancha de La Bombonera, que iluminó alegremente a la ciudaditaliana de Nápoles en el estadio San Paolo, e incluso hizo ver la luz en lamaltrecha y violentada ciudad de Mazatlán cuando dirigió, como entrenador, alos Dorados de Sinaloa.

La alegría y la agitación provocada por el futbol, ese deporte de “ignorantes” e“impresentables” ciudadanos en masa, pudo sentirse también en las pompasfúnebres de Maradona. Una masa inesperable en los tiempos del miedopandémico, iracunda y de ciudadanos argentinos visiblemente tristes, olvidó lasmedidas biopolíticas de la sana distancia e hizo largas filas para darle el últimoadiós a Diego. De hecho, esa masa, incluso enfrentó a la policía y generódisturbios en los alrededores de la Casa Rosada. El mismo palacio citadino, quevio desfilar las botas en 1976 con Videla a la cabeza y acogió algunos años mástarde las demenciales políticas del neoliberal Mauricio Macri. Esas cosasparticulares y un tanto inexplicables que, como diría Marx, se presentanprimero como tragedia y luego como farsa.

Justo enfrente de esa casa de gobierno se encuentra una plaza, la Plaza deMayo. La cual, por los mismos años de la dictadura, albergó la tristezainconmensurable de algunas madres que exigían la presentación con vida desus hijos desaparecidos a manos del gobierno encabezado por Videla. ¡Cuánta

Page 7: Maradona como síntoma. Un obituario desde Marx y Freud

tristeza en tan pocos metros de ciudad! La Casa Rosada, afortunadamente,recibió a Maradona, a los Kirchner, y a muchos otros que también buscaroncazar vampiros. Los amigos de Diego, entre los que se cuentan el comandanteFidel, Hugo Chávez, Lula da Silva, Evo Morales, entre otros representantes dela resistencia latinoamericana que realizaron lo mismo que el astro del balón.Ellos enfrentaron y contraatacaron al vampiro desde sus entrañas. Maradona lohizo con sus piernas, sus poéticos fusiles, cuando se opuso y venció a los clubesopulentos de futbol del norte burgués de Italia, arrancándole al Milan, a laJuventus de Turín y a la Lazio de Roma, el scudetto del calcio italiano con unode los equipos más humildes de la competición: el Napoli; echándose al mismotiempo en el corazón a las masas napolitanas del sur italiano.

Quizás eso hizo estoicamente sublime a Diego, romper simbólicamente el ordendel mundo económicamente ya distribuido redimiendo el furtivo ímpetu de lasmasas. Tal vez también lo convirtió en un grande, que sólo le bastó un balón yuna mano para robarle la “billetera” a los capitalistas ingleses después deMalvinas, como señala él mismo en su autobiografía (Maradona, 2000, p. 176).Ese mismo día, Diego logró vacunarlos nuevamente, burlándose de ellosincisiva, transversal, monumental y nuevamente recorriendo en solitario más demedia cancha, driblando a medio mundo, para anotar el mejor gol en la historiadel balompié, en el inolvidable México 86 ¿Lo han observado? Tal vez, Diegorepresenta para las masas algo que Freud no elucidó completamente en suPsicología de las masas y análisis del yo. Para Freud (1921), “la masa” sesostiene en “ligazones recíprocas” y “parciales” en las cuales reside su“identificación” (p. 101). La masa es, en este sentido, el lugar en donde se poneen entredicho la regulación económico-libidinal de las sociedades mediantecierta condición hipnótica de los ideales representados en los líderes o losconductores de la misma.

No obstante, al médico vienés le faltó sin duda ver jugar a Diego arropado porla gente; probablemente eso lo habría hecho reflexionar un poco más y ver quelas organizaciones políticas de Latinoamérica y sus movilizaciones no sonsolamente guiadas “artificialmente” por los ideales nacionales o las condicionesreligiosas sino también por una libido volcada en hostilidad, como el mismo

Page 8: Maradona como síntoma. Un obituario desde Marx y Freud

Freud señala, contra las determinaciones políticas administradas por el saberdel amo y su ejercicio de poder. Las masas no responden solamente a lo que elesloveno Mladen Dolar define como el “sujeto supuesto gozar” que merodearíaen la actividad de las masas. Dolar (1998), partiendo de la idea del sujetosupuesto saber de Lacan, muestra que “el poder puede encontrar su frágil baseen un sujeto supuesto gozar” y en “el supuesto goce que deriva su consistenciasólo de fantasía: su promesa, su retirada y su realización paradójica” (p. XVIII).Si bien el fútbol puede servir para la reproducción ideológica y fantasmática deuna regulación y control de las masas, en el caso de Diego, como de algunosotros jugadores (véase, Peinado, 2015), la cuestión es sustancialmente diferentepues Maradona trastocó el orden administrado del goce de muchos fanáticos delfútbol.

Maradona, desde mi perspectiva, no pretendía encauzar o dirigir a las masassino provocarlas, hacerlas despertar, incitarlas, quizás por eso siempre generótanta expectativa, tanto odio, tanto recelo y tanto enojo. Diego incluso desquiciólas redes sociales el día de su muerte y, como es conocido, muchos internautasbien pensantes emitieron su moral y rimbombante juicio ante algunas de lassituaciones extra cancha del diez: Maradona el tramposo, Maradona el adicto,Maradona el mal deportista. A pesar de todo ello, Diego, con su radicalidaddesconcertante, le evocó a las masas, incluso después de muerto, su coraje, suobstinación, su desencanto ante las políticas globales. Maradona recordabadentro de las canchas que las masas hacen y, en el principio, son la acción. Lasmasas no piensan, libidinizan pulsionalmente en un reverso al orden. A ellas nolas controla la razón, por eso agitan y hacen temblar al amo como hemos visto alo largo de la historia. Diego, las masas y sus levantamientos políticos, por ymás allá del fútbol, recuerdan constantemente que es imposible adecuarse oadaptarse a la miseria política capitalista. Aunque a veces esas mismas masasgozantes utilicen la violencia, sus fines son distintos y siempre necesitan de eseempuje hipnótico que les propulse, poco importa de donde venga.

El reclamo político de Diego Armando Maradona, aun cuando apareciera encomerciales de Coca-Cola y ganara millones de dólares, siempre estuvopresente en su recorrido profesional. Maradona reveló, desde el terso y verde

Page 9: Maradona como síntoma. Un obituario desde Marx y Freud

césped de los estadios, a veces con obviedad, otras veces con ingenuidad yalgunas otras con profunda rabia, que el capitalismo era el principal problemadel mundo y, en efecto, también de la mercantilización de la pelota. Es elcapital, y nadie más, el principal responsable de muchos de los malestares queaquejan a nuestras poblaciones, y todo esto quedó evidenciado también graciasa los botines y la historia de Diego. El astro futbolístico del universo infinito,tomando prestada la frase de Koyré (2000) que podría sustentarepistemológicamente la condición contingente, abierta y real de lo inconsciente,es una figura sintomática. Maradona como síntoma es una estaca, un ajo, unaverbena, cualquier otro elemento que sirva en su más puntual y ficcionalutilitarismo, como arma para desvelar y atacar la economía libidinal del capital,en eso estriba toda su importancia política.

Reescribo estas palabras sobre Maradona y no dejo de sentirme todavíasumamente afligido, no supero su partida. Debo confesar que el día de sumuerte miré, en la soledad de mi habitación, una y otra vez, la recopilación desus goles en YouTube soñando despierto. Tal vez esa mala costumbre de soñarla tenía también él en la pobreza de Villa Fiorito cuando comenzó su carrera enel balompié. Sí, ese es el verbo correcto: soñar. Porque el sueño es puro trabajocomo mostró Freud (1900) en su Interpretación de los sueños y el inconsciente,su territorio por excelencia es igualmente, según el psicoanalista francésJacques Lacan (1974), el “trabajador ideal” (p. 544). El inconsciente trabaja,pero puede no ser partícipe del goce capitalista y desalmado al que esdemandado en el sistema simbólico de la cultura. De este modo, el trabajo delinconsciente sólo puede ser puesto en la consciencia de modo traumático ydesvelador, de forma sintomática, adueñándose de un cuerpo y poniéndose enacción mediante una mecánica resistente a la impostura de todo el ordenestablecido por la significación social del mundo.

En ese sentido, Maradona, no temo decirlo, se manifestó como un síntomadescubriendo algunas de las más tenebrosas dinámicas del capitalismo,exhibiendo inclusive cómo el capital le usó y lo desecho. Diego Armando lesmostró a las masas algo más que poesía tocando y haciendo goles con la bocha.Una mítica tarde de 1994 en Massachusetts, Estados Unidos, o lo que es lo

Page 10: Maradona como síntoma. Un obituario desde Marx y Freud

mismo, el paraíso del libre mercado y los grandes capitales, Diego eraaprehendido en plena cancha. La FIFA no le iba a perdonar sus desacatos decuatro años antes en Italia. Diego se había burlado de la corrupta federación defutbol en la capital del fascismo. Maradona había teñido el celeste azul del cieloitaliano con el terso y cálido abrigo blanco que da tonalidades albicelestes, elblanco de la pelota y de la cocaína. Esta vez el amo capitalista, en uno de lospaíses con mayor consumo de enervantes en el mundo, como chiste sin gracia,le puso la zancadilla final. Los grandes capitales no podían permitir unadesfachatez nuevamente. A Diego, el capital, en su modalidad de futbolasociación, le cortó las piernas como él mismo confesó y nos quitó parcialmentesu poesía, ¡Cuánto sabía Diego, como los poetas, como las masas, del placer deromper los sentidos!

Diego Armando Maradona pertenece al olimpo etéreo de los dioses terrenales,los de carne, los dioses que se hacen y surgen desde las masas iletradas, losdioses que no son una ilusión como las deidades analizadas por Freud, losdioses imperfectos, un dios que dio con el futbol, ánimo y aliento a las masas. Elcaso de Diego Armando no puede ser reducido a un culto a la personalidad,sería una estrategia sosa y sin sentido. Por el contrario, su caso permiterecordar la potencia sintomática del sur geopolítico masacrado, endemoniado yabrumado por vampiros. Tampoco sería un héroe pues, pese a su gusto por ellujo, jamás buscó el sacrificio. Y si en el mundo le rinde tributo en tanto Dios noresta más que decir: ¡Qué tremenda astucia la de construir dioses que no gozaneternamente!

Maradona, con el 10 y las masas a su espalda, dio una pista, una pequeña clavefinal esa tarde antes mencionada. El pelusa albiceleste salió riéndose delestadio estadounidense escoltado por una enfermera suiza en lo que sería, a lapostre, su último mundial. Esa risa icónica de Diego Armando podríarepresentar lo que el psicoanalista esloveno SamoTomšič propone paraincordiar la carcajada glotona del capital pues “la risa como arma contra elcapitalismo”, en paralelo, “parece proponer que el capitalismo podría estarestructurado como una broma” (p. 29). El capitalismo es un espectáculo de risa,un pésimo chiste, quizás por eso esté tan cerca de la tragedia. Una de las

Page 11: Maradona como síntoma. Un obituario desde Marx y Freud

formas de salir de sus garras es aprendiendo a reírnos de él y no con él y susmalos chistes, jugándole buenas y mejores bromas. El chiste, finalmente, es unempuje más del inconsciente, nuestro ideal proletario, para derrocar con sutrabajo a la hidra del capital, aunque conviene no olvidar que el chiste no es laironía o el cinismo, que tanta dicha otorgan a las comunidades contemporáneasde buenos pensadores. Freud (1905), en el Chiste y su relación con loinconsciente, también enseñó todo esto en su modo supuestamente apolítico eindividualista de ver el mundo, cuestión tan absurda como aquellas frasescanallas que separan el futbol, como fenómeno de masas, de la organicidad y lapráctica política.

Para concluir, la risa de Diego Armando despliega, como formacióninconsciente, una subversión sintomática. Expone las dinámicas que desarrollanlas grandes corporaciones del capital para copar y contener todo aquello que lopone en suspenso, aquello que le molesta como piedrita en el zapato evitando sureproducción mercantilista. Maradona y su risa les recuerdan también a lasmasas que es posible reírse del capital y para ello es indispensable dar lugar alo inconsciente. Basta añadir con esto, que las masas ignorantes e iletradastienen y utilizan, con todo lo anteriormente descrito y provocado por Diego, lasclaves y la fuerza para deshacer la miseria gozante, maquínica e irrisoria delvampiro. Esta condición indispensable y portentosa debiera ser envidiada pormuchos intelectuales y por todos aquellos quienes radicalizan en 140 caracteresvía Twitter.

Referencias

Althusser, L. (2010). Escritos sobre psicoanálisis. Freud y Lacan. México: SigloXXI.

Badiou, A. (2004). La ética. México: Herder.

Dolar, M. (1998). Introduction: The Subject Supposed to Enjoy. En: The Sultan’sCourt European Fantasies of the East(pp. IX-XVII). London: Verso.

Page 12: Maradona como síntoma. Un obituario desde Marx y Freud

Freud, S. (1900). La interpretación de los sueños. En: Obras completas (vol. IV).Buenos Aires: Amorrortu, 2000.

Freud, S. (1905). El chiste y su relación con lo inconsciente. En: Obrascompletas (vol. VIII). Buenos Aires: Amorrortu, 2000.

Freud, S. (1915). Pulsiones y destinos de pulsión. En: Obras completas (vol. XIV,pp. 105-134). Buenos Aires: Amorrortu, 2000.

Koyré, A. (2000). Del mundo cerrado al universo infinito. Madrid: Siglo XXI.

Lacan, J. (1974). Televisión. En: Otros escritos (pp. 535-572). Buenos Aires:Paidós, 2012.

Maradona, D. A. (2000). Yo soy el Diego de la gente. México: Planeta.

Marx, K. (1844). Manuscritos de economía y filosofía. Madrid: Alianza, 2009.

Marx, K. (1867). El Capital. Crítica de la economía política (vol. I). México:Fondo de Cultura Económica, 2006.

Peinado, Q. (2015). Futbolistas de izquierdas. Entre fútbol y política. Madrid:Léeme Editores

Tomšič, S. (2015). Laughter and Capitalism. Journal of the Jan van Eyck Circlefor Lacanian Ideology Critique (8), 22-38.

[1] [email protected]

[2] El presente artículo es una versión corregida y aumentada de un escritoelaborado para la presentación del libro: Política y violencia. Aproximacionesdesde la psicología social (México: Terracota-UAM-X) realizada en diciembre de2020.

[3] La canción de Vegas es realmente una adaptación, o mejor dicho unacomplementación, de la pieza “Devil Town” de Daniel Johnston que fue tambiénpreviamente llevada al Euskera por Mursego. El título del apartado es el inicio,

Page 13: Maradona como síntoma. Un obituario desde Marx y Freud

en Euskera, de la canción de Vegas, interpretado por la cantante guipuzcoanaMaite Arroitajauregi (creadora de Mursego) y que en su traducción significa:Viví en la ciudad del diablo.