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113 SEGUNDA PARTE LOS SENDEROS PARA EL HORIZONTE YA TIENEN HISTORIA MARCO HISTÓRICO “Recuérdate de todo el camino que Dios te hizo recorrer…” (Dt 8,2) 176. En el camino hacia Dios –hacia aquel único Horizonte donde nuestro corazón hallará so- siego– 57 , como Iglesia Joven, no empezamos a caminar ahora. Hace tiempo que estamos pe- regrinando, siguiendo siempre las huellas del Maestro. Después de haber mirado, con los ojos de Jesús y los ojos de los jóvenes, la realidad en la que nos encontramos, queremos volver la atención, al recorrido histórico de la Pastoral Juvenil Latinoamericana. Es importante para nosotros, como Iglesia, de manera permanente tener presente nuestra historia en el camino de salvación.

Marco Historico CAPyM

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SEGUNDA PARTE

LOS SENDEROS PARA EL HORIZONTE YA TIENEN

HISTORIA

MARCO HISTÓRICO

“Recuérdate de todo el camino que Dios te hizo recorrer…” (Dt 8,2)

176. En el camino hacia Dios –hacia aquel único Horizonte donde nuestro corazón hallará so-siego–57, como Iglesia Joven, no empezamos a caminar ahora. Hace tiempo que estamos pe-regrinando, siguiendo siempre las huellas del Maestro. Después de haber mirado, con los ojos de Jesús y los ojos de los jóvenes, la realidad en la que nos encontramos, queremos volver la atención, al recorrido histórico de la Pastoral Juvenil Latinoamericana. Es importante para nosotros, como Iglesia, de manera permanente tener presente nuestra historia en el camino de salvación.

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177. Es saludable e inspirador, alimentarnos de la tradición eclesial latinoamericana. Sin embar-go, teniendo en cuenta que sería tarea casi im-posible presentar aquí todo lo que se hizo y se hace, se habla o se habló a través de sus pas-tores sobre la juventud en nuestro continente, optamos por recordar los “discursos” orgá-nicos de los pastores latinoamericanos, para después mirar nuestra historia como Pastoral Juvenil, constatando que esta se ha ido cons-truyendo al lado de los discursos e intuiciones de sus pastores.

1. PRONUNCIAMIENTOS DE LAS CONFERENCIAS EPISCOPALES

178. La Iglesia Latinoamericana empezó a tener un caminar orgánico a partir de 1955, con la crea-ción del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), especialmente a través de sus Confe-rencias Generales del Episcopado Latinoameri-cano. Hasta el momento se han realizado cinco Conferencias. En este documento centraremos nuestra atención en lo que han dicho sobre la juventud las últimas cuatro Conferencias.

1.1. Visión de Medellín (1968)

179. En la II Conferencia General, Medellín (1968), Pablo VI en su discurso inaugural invita a los obispos a discernir sobre el tema de los jóvenes y los estudiantes, personalmente lo considera “digno del máximo interés y de grandísima ac-tualidad”, punto de reflexión que es retomado

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por la Asamblea.

1.1.1. La juventud y su contexto

180. La juventud, afirman los Obispos, vive una época de crisis, donde unos aceptan las “formas burguesas de la sociedad” y otros las rechazan. Ella quiere transformaciones profundas, que garanticen una sociedad justa. Los jóvenes, más que los adultos, son sensibles a los valores nue-vos. Identifican a la Iglesia con los sacerdotes y Obispos, pero no se sienten identificados con ella porque no se sienten invitados a partici-par. En su tendencia al personalismo, al incon-formismo radical, al idealismo excesivo, que muchas veces niega el pasado, a cierto tipo de espontaneidad y todo lo que es formal, a todo ésto, los jóvenes no esperan principios doctri-nales sino apoyo moral. Cualidades citadas son la autenticidad, la sinceridad y la aceptación de lo diferente (Medellín, Juventud, 3 - 9).

1.1.2. Cualidades juveniles

181. La Iglesia ve en la juventud la constante re-novación de la vida de la humanidad, descu-briendo en ella una señal de sí misma porque “la Iglesia es la verdadera juventud en el mun-do”. La juventud es invitada a promover una revitalización, manteniendo una fe en la vida y conservando su facultad de alegrarse con lo que empieza. La juventud es el símbolo de la Iglesia llamada a una constante renovación de sí misma. Ella desea auscultar atentamente las actitudes de los jóvenes. Sus manifestacio-

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nes son señales de los tiempos, invitando a la Iglesia a una constante profundización de su autenticidad. La Iglesia desea tener una acti-tud de diálogo con la juventud, reconociendo su rol cada vez más insustituible en la misión profética que ella tiene.

1.1.3. Líneas de acción

182. Por eso ella quiere desarrollar, dentro de la pas-toral de conjunto, una Pastoral Juvenil, educan-do a los jóvenes desde su vida, permitiéndoles plena participación en la comunidad eclesial.

183. Eso implica: la elaboración de una pedagogía orgánica de juventud, estimulando una for-mación humana y cristiana y una auténtica formación de la personalidad, llevándola a la libertad; el conocimiento de la realidad socio-religiosa de la juventud; la promoción de Cen-tros de Estudio e Investigación, promoviendo en los jóvenes el desarrollo integral, el diálogo sincero y permanente con la juventud, organi-zada o no (Medellín, Juventud, 14).

184. Las conclusiones de Medellín recomiendan: que se presente con más claridad el rostro de una Iglesia auténticamente pobre, misione-ra, pascual, audazmente comprometida en la liberación de todo el hombre y de todos los hombres; que la predicación y los documentos pastorales sean sencillos y actualizados; que el sentido de autoridad se exprese en carácter de servicio; que haya una auténtica orientación vocacional, tomando en cuenta los diferentes

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estados de vida (Medellín, Juventud, 15).

185. En cuanto a los movimientos de jóvenes, los Obispos dicen: que se valoren las organiza-ciones y movimientos, especialmente los de índole nacional e internacional; que se dé más confianza a los dirigentes laicos y se reconozca la autonomía propia de los movimientos segla-res; que se consulte a los jóvenes en la elabora-ción de los Planes de Pastoral Juvenil; que se estimule la acción de los jóvenes en la trans-formación de las estructuras; que se formen li-derazgos para la comunidad; que la atención a los jóvenes sea más planeada; que se dé impor-tancia a la formación de asistentes de la juven-tud; que los movimientos y organizaciones de jóvenes hagan intercambio con otras experien-cias; que se favorezca el ecumenismo; que haya laicos y jóvenes en los diversos departamentos del CELAM (Medellín, Juventud, 17-20).

1.2. Visión de Puebla (1979)

186. En la cuarta parte de las Conclusiones de la III Conferencia General del Episcopado Latinoa-mericano, Puebla (1979), tratando de la Iglesia misionera al servicio de la evangelización en América Latina, el episcopado hace dos opcio-nes preferenciales que han marcado la Confe-rencia: la opción preferencial por los pobres y por los jóvenes.

1.2.1. Juventud y su contexto

187. El documento58 empieza hablando de la situa-

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ción de la juventud, diciendo que ésta es una actitud frente a la vida, en una etapa transi-toria. Los rasgos característicos de los jóve-nes son: el espíritu de aventura, la capacidad creadora, el deseo de libertad y el hecho de ser señal de alegría y de felicidad, exigiendo au-tenticidad y sencillez. El rol de la juventud, en el cuerpo social, es el de dinamizar este cuerpo. Sintiéndose no valorados, se lanzan por diver-sos caminos u optan por cierto radicalismo o se acomodan.

188. Lo que más desorienta al joven es la amena-za a su exigencia de autenticidad. La juventud es manipulada, especialmente en la política y en su tiempo libre. La falta de formación y la ausencia de asesorías equilibradas la llevan a radicalizaciones. La familia es el cuerpo social primario en el cual se origina y se educa; la ju-ventud está atravesando crisis que no favore-cen a los jóvenes. La juventud femenina pasa por una crisis de identidad por la confusión de la misión de la mujer, por el machismo y por la falta de una sana promoción femenina.

189. Puebla describe los diferentes rostros de jóve-nes y afirma que hay diferentes tipos de jóve-nes (indígenas, campesinos, mineros, pescado-res y obreros). Al lado de los/as jóvenes que viven holgadamente, hay estudiantes que vi-ven en la inseguridad del futuro.

1.2.2. Cualidades juveniles

190. La Iglesia ve en la juventud un símbolo de sí

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misma, no por táctica, pero sí por vocación. En-tre los jóvenes se encuentran los que la aman; otros la cuestionan, deseándola más auténtica; otros la abandonan. Están también la masa in-diferente, los inquietos y reprimidos, los que buscan la Iglesia como instrumento de contesta-ción; unos terceros la rechazan. Pueden sentirse frustrados por una mala planificación pastoral. Sienten falta de Asesores preparados, aunque también haya buenos Asesores y Asesoras.

191. Basados en los criterios de la verdad sobre Jesu-cristo, la misión de la Iglesia y sobre la persona humana, el Documento afirma: 1) la juventud va al encuentro de un Mesías que camina en dirección a ellos, de ese modo Él es presentado como liberador y experimentado como amigo personal; 2) importa que los jóvenes se sien-tan Iglesia, como lugar de comunión y parti-cipación. Necesitan saber que ella los quiere responsables en su construcción, enviándolos como misioneros y testigos (Puebla, 1183).

1.2.3. Líneas pastorales

192. Hablando de las opciones pastorales, la Con-ferencia inicia diciendo que la Iglesia confía en los jóvenes, que son su esperanza. Por ser la juventud dinamizadora del cuerpo social y, especialmente, del cuerpo eclesial, la Iglesia hace una opción preferencial por los jóvenes en vistas a su misión evangelizadora en el Continente.

193. Por eso la Asamblea quiere que se desarrolle,

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de acuerdo con la pastoral diferenciada y orgá-nica, una Pastoral Juvenil: que tenga en cuenta la realidad social de los jóvenes; atienda la pro-fundización y crecimiento de la fe para la co-munión con Dios y con los hombres y mujeres; que oriente la opción vocacional de los jóvenes y les ofrezca elementos para que se conviertan en factores de transformación; les proporcione canales eficaces de participación activa en la Iglesia y en la sociedad (Cf. DP 1187).

194. La integración en la Iglesia será canalizada a través de movimientos juveniles insertos en la pastoral de conjunto (diocesana, nacional y la-tinoamericana), a través de la pastoral familiar, de la Iglesia diocesana y parroquial y por la in-terrelación de los diversos movimientos de ju-ventud, considerando la situación concreta: es-tudiantes secundarios, universitarios, obreros y campesinos, en una interrelación fecunda.

195. La inserción en la iglesia es muy exigente (Cf. DP 1192) y, por eso, la Pastoral Juvenil debe: ser un verdadero proceso de educación en la fe, cuyo fundamento debe ser Jesucristo; empeñar-se para que el joven y la joven crezcan en una espiritualidad auténtica y apostólica; formar a los jóvenes para la acción socio-política y para los cambios de estructuras, formando en ellos un sentido crítico por medio de una pedagogía que tenga en cuenta las diferencias psicológi-cas; estimular su capacidad creadora facilitán-doles los medios para que pongan en práctica su compromiso; brindarles una buena orien-tación espiritual a fin de que maduren su op-

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ción vocacional, a través de retiros, encuentros, cursillos, convivencias. Como tiempo fuerte, la celebración consciente y activa del sacramento de la Confirmación ha de ser incentivada; debe formar, con prioridad, animadores juveniles ca-lificados, guías y amigos de la juventud, enca-rando la Pastoral Juvenil como una pastoral de la alegría y de la esperanza (Cf. DP 1203 a 1205).

1.3. Visión de Santo Domingo59 (1992)

196. En 1992, en Santo Domingo, la IV Conferencia General de los Obispos de América Latina, ha-blando de la unidad del Espíritu, con diversidad de ministerios y carismas, al lado de los ministe-rios ordenados (de las vocaciones al ministerio presbiteral y los seminarios, de la vida consagra-da, de los fieles laicos en la Iglesia y en el mun-do, de las mujeres), habla –en sexto lugar– de los adolescentes y jóvenes (Cf. DSD 111 a 120).

1.3.1. Juventud y su contexto

197. Inicia con una rápida descripción de la situa-ción: muchos jóvenes son víctimas del empo-brecimiento, de la marginalización social, del desempleo y del subempleo, de una mala cali-dad de la educación formal y tecnológica, del narcotráfico, de la guerrilla, de las “pandillas”, “maras”, “gangas”, de la prostitución, del al-coholismo y de los abusos sexuales. Hay jóve-nes adormecidos por la publicidad, alienados por imposiciones culturales y por el pragmatismo inmediatista. Están los jóvenes y las jóvenes que reaccionan contra el consumismo, se sen-

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sibilizan con el dolor de los más pobres y se insertan en la sociedad, repudiando la corrup-ción; existen los que se reúnen en grupos, sien-do misioneros, misioneras y apóstoles, que se encuentran invadidos de interrogantes vitales, desafiados en armar un proyecto de vida per-sonal y comunitario, y en ser acompañados y acompañadas en sus caminos de crecimiento en la fe y en el trabajo pastoral eclesial.

198. Los jóvenes católicos organizados en grupos, piden a los pastores acompañamiento espiri-tual y apoyo en sus actividades, pero, necesi-tan sobretodo, de líneas pastorales claras que contribuyan a una Pastoral Juvenil orgánica.

1.3.2. Líneas pastorales

199. Entre los compromisos pastorales, la IV Confe-rencia General de Santo Domingo reafirma la opción preferencial de Puebla por los jóvenes, no solo de modo afectivo sino también efecti-vamente (opción por una Pastoral Juvenil or-gánica, con acompañamiento, con apoyo real, con diálogo, con más recursos personales y materiales y con dimensión vocacional).

200. La acción pastoral debe: responder a las nece-

sidades de maduración afectiva de acompa-ñamiento; capacitar para que los evangeliza-dos conozcan y respondan críticamente a los impactos culturales y sociales; dinamizar una espiritualidad del seguimiento de Jesús, propi-ciando un encuentro entre fe y vida, la promo-ción de la justicia y la generación de una nueva

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cultura de vida; asumir las nuevas formas ce-lebrativas de la fe, propias de la cultura de los jóvenes; anunciar que el Dios de la vida ama a los jóvenes; abrirles espacios de participa-ción en la Iglesia a los jóvenes y adolescentes a través de una pedagogía experiencial, promo-viendo el protagonismo por medio del método ver-juzgar-actuar-revisar-celebrar; dar relevan-cia a la Pastoral Juvenil de medios específicos (Cf. DSD 115 a 120).

201. El documento concluye diciendo que la Pasto-ral Juvenil deberá presentar, de modo atrayen-te y accesible, los ideales evangélicos a través de la creación y animación de grupos vigoro-sos y evangélicos.

1.4. Visión de Aparecida (2007)

202. V Conferencia General del Episcopado de América Latina y El Caribe, Aparecida, Bra-sil, 2007, la Iglesia, empujada por el Espíritu, recupera su dimensión misionera, asumien-do la tarea de salir de los muros e ir hasta el pueblo, siguiendo el ejemplo de Jesús. Para los pastores, los jóvenes siguen siendo priori-dad, afirma que, “los jóvenes y adolescentes, constituyen la gran mayoría de la población de América Latina y del Caribe” y “representan enorme potencial para el presente y el futuro de la Iglesia y de nuestros pueblos” (DA 443). Es la afirmación más importante con relación a la juventud, reconociendo su importancia demográfica y su potencial. En la oración final del Documento los Obispos invitan a orar, tam-

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bién, por los jóvenes diciendo: Quédate Señor, con nuestros niños y con nuestros jóvenes, que son la esperanza y la riqueza de nuestro Continente, protégelos de tantas insidias que atentan contra su inocencia y contra sus legítimas esperanzas” (DA 554).

1.4.1. Juventud y sus contextos

203. Mirando la realidad juvenil en la perspectiva “cultural”, los jóvenes aparecen llevados por el descontrol del mercado: la avidez del merca-do descontrola el deseo de niños, jóvenes y adultos (Cf. DA 50). En la misma dirección va la cultura del consumo: Las nuevas generaciones son las más afectadas por esa cultura del consumo en sus aspira-ciones personales más profundas. Para las nuevas generaciones “el futuro es incierto”. El Docu-mento se refiere, también, a la vida encarada por los jóvenes como un espectáculo, donde vale la apariencia y donde el cuerpo como “te-rritorio” privado (y no la relación con el otro) está en primer lugar. “Así, las nuevas genera-ciones, participan de la lógica de la vida como espectáculo, considerando el cuerpo como punto de referencia de su realidad presente”. Esta cultura no es solamente algo que viene de fuera. Los jóvenes, “son productores y actores de la nueva cultura” (DA 51).

204. Desarrollando los lugares de formación para los discípulos misioneros, el Documento de Aparecida habla de la familia y de la “cateque-sis familiar”. La familia –aunque involucrada en los ámbitos culturales– es deseada no solo

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por la Iglesia, sino también por los jóvenes. Ha-blan los Obispos, por eso, de que la catequesis familiar es una “posibilidad eficiente de for-mar a los padres de familia, los jóvenes y los niños, para que sean testigos firmes de la fe en sus respectivas comunidades” (DA 303). Las parroquias, a su vez, células vivas de la Iglesia, posibilitan la vida comunitaria que ayuda a su-perar “la crisis de la vida familiar que afecta a tantos niños y jóvenes” (DA 304).

1.4.2. Juventud y economía

205. No escapa, a la Asamblea la situación económi-ca de la juventud. Aparecen, en los cerca de 20 “rostros de aquellos que sufren”: los pobres, los migrantes, los desubicados, los campesinos sin tierra, los que están en la economía informal, los niños y niñas en la prostitución, los niños víctimas del aborto, los dependientes de dro-gas, las personas con limitaciones físicas, los portadores y víctimas de enfermedades graves (malaria, VIH-SIDA), los que sufren de sole-dad, los secuestrados, las víctimas de la violen-cia del terrorismo y de los conflictos armados, los ancianos y los prisioneros. Todos ellos no son solamente explotados y oprimidos, sino excluidos. Entre ellos aparecen, también, los jóvenes (Cf. DA 65).

206. Aparecida dice, igualmente, que “es necesario poner como prioridad la creación de oportu-nidades económicas para sectores de la pobla-ción tradicionalmente marginalizados, como las mujeres y los jóvenes, desde el reconoci-

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miento de su dignidad” (DA 406).

1.4.3. Juventud y educación

207. La preocupación con la educación de los jó-venes aparece en varios lugares. Se habla de los y las jóvenes “que reciben una educación de mala calidad y no tienen oportunidades de avanzar en sus estudios ni de entrar en el mer-cado de trabajo para desarrollarse y constituir una familia” (DA 65).

208. Llama la atención lo que sucede en el campo de la educación, diciendo que se puede observar que, en el esfuerzo de adaptarse a las nuevas exigencias, se mira la educación en función de la productividad, de la competitividad y del mercado. Más allá, hay orientaciones que impiden que se manifiesten (en la vida escolar) los mejores valores de los jóvenes, ni su espíritu religioso y tam-poco les enseñan los caminos para superar la violen-cia… ni les ayudan a llevar una vida sobria... (DA 328). De ahí que la Iglesia invita a promover una educación de calidad para todos, especial-mente para los más pobres, esto es, una edu-cación “que ofrezca a los niños, jóvenes y a los adultos el encuentro con los valores culturales del propio país, descubriendo o integrando en ellos la dimensión religiosa y transcendente” (DA 334).

209. Aparecida al hablar de la responsabilidad del hombre y padre de familia, propone acciones pastorales concretas como: Promover en todos los campos de la educación católica y de la pastoral

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de jóvenes, el anuncio y el desarrollo de los valo-res y actitudes que faciliten a los jóvenes generar competencias que les permitan favorecer el papel del hombre en la vida matrimonial, en el ejercicio de la paternidad y en la educación de sus hijos en la fe (DA 463c).

1.4.4. Juventud y familia

210. Hoy no podemos pensar la Pastoral Juvenil sin la Pastoral Familiar. En efecto, la formación y el acompañamiento de la juventud debe reali-zarse en perspectiva holística. De ahí que nos detengamos a considerar el tema de la Familia en Aparecida. Ésta aparece como una buena nueva (DA 114-119) procurando despertar la conciencia de dicha realidad tan antigua y tan nueva como la humanidad que nace de sus en-trañas, y por eso patrimonio de la misma, y a la vez llamada a ser auténtico ámbito de disci-pulado misionero al servicio de la Iglesia para que nuestros pueblos tengan vida.

211. En el Capítulo 9 del Documento se contienen la mayoría de los temas asociados de un modo di-recto con la vida familiar. Sobre todo porque se trata de personas: niños, adolescentes, jóvenes, cónyuges, varones y padres de familia, mujeres, ancianos, y la cultura de la vida, con el consi-guiente cuidado del medio ambiente.

212. La mirada que Aparecida tiene de la familia es muy positiva: fundada en el sacramento del matrimonio (433), imagen de Dios –dimensión trinitaria– (434), riqueza de la complementa-

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riedad sexuada (116), uno de los tesoros más importantes de América Latina (DI 5), el valor más querido de nuestros pueblos (435), patri-monio de la humanidad (DI 5, 302), escuela de la fe (DI 5, 118, 302), primer lugar de iniciación cristiana (302), palestra de valores humanos y cívicos (DI 5), hogar donde nace y se acoge la vida (DI 5), insustituible para la serenidad per-sonal y para la educación de los hijos (DI 5), iglesia doméstica – lugar de comunión eclesial (115), primera y más básica de la comunidad eclesial (204), complementaridad con la comu-nidad eclesial, familia de familias (119), inicio de la pastoral vocacional (314).

213. La lectura pastoral de Aparecida invita a que se vuelva la mirada sobre la familia como educadora en la fe y de los valores humanos y cívicos. Es tarea de los padres hacer de su familia el primer lugar para la iniciación cris-tiana de sus niños, dándoles un sentido tras-cendente a sus vidas y acompañándolos en la elaboración de un proyecto de vida como los discípulos misioneros (DA 302), este itinerario se inicia en nuestra familia, nace del encuentro con Jesucristo y debe establecerse sobre el fun-damento de la Trinidad-Amor. Esto, sin duda, estará respondiendo desde el inicio a la actual tendencia individualista que sólo se neutraliza eficazmente desde una profunda experiencia de comunión y amor con Dios Uno y Trino en el seno de la familia con su trama de relaciones interpersonales e intergeneracionales.

214. Esta mirada positiva de la familia, presente en

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Aparecida, ha sido confirmada por el sentir de la juventud en el proceso de la Revitalización de la Pastoral Juvenil, en la Etapa de la sistema-tización de la escucha, realizada en Cochabam-ba, Bolivia, ya ahí, la familia fue valorada como “experiencia comunitaria, fundada en la alian-za de amor, proyecto de Dios y soporte social para la vida”60. Cada vez más se hace impensa-ble una acción evangelizadora de la juventud sin la interacción con la familia, sea porque esta forma al joven o porque el joven evangeliza a la familia.

1.4.5. Juventud y proceso formativo

215. Otro de los aportes de Aparecida es su acento, muy importante a tener presente en la Pastoral Juvenil, es el tema de los procesos formativos desarrollados en los numerales que van del 276 al 285. En éstos se desarrollan características propias de la formación de los discípulos mi-sioneros, cuyos aspectos del proceso son cinco: El encuentro personal con Jesucristo, la conver-sión, el discipulado, la comunión y la misión. Entre los criterios generales de la formación, igualmente, se señalan cinco: Una formación integral, kerigmática y permanente; atenta a las dimensiones diversas; respetuosa de los procesos; que contemple el acompañamiento de los discípulos y una formación en la espiri-tualidad de la acción misionera.

216. Los aspectos del proceso vienen descritos por cinco aspectos fundamentales: El Encuentro con Jesucristo. Se ha de descubrir el sentido

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más hondo de la búsqueda, y se ha de pro-piciar el encuentro con Cristo que da origen a la iniciación cristiana. Este encuentro debe renovarse constantemente por el testimonio personal, el anuncio del Kerygma y la acción misionera de la comunidad. La Conversión: Es la respuesta inicial de quien ha escuchado al Señor con admiración, cree en Él por la ac-ción del Espíritu, se decide a ser su amigo e ir tras de Él, cambiando su forma de pensar y de vivir, aceptando la cruz de Cristo, consciente de que morir al pecado es alcanzar la vida. El Discipulado: La persona madura constante-mente en el conocimiento, amor y seguimien-to de Jesús maestro, profundiza en el misterio de su persona, de su ejemplo y de su doctrina. La Comunión: No puede haber vida cristiana sino en comunidad: en las familias, las parro-quias, las comunidades de vida consagrada, las comunidades de base, otras pequeñas co-munidades y movimientos. Como los prime-ros cristianos, que se reunían en comunidad, el discípulo participa en la vida de la Iglesia y en el encuentro con los hermanos, viviendo el amor de Cristo en la vida fraterna solidaria. La Misión: El discípulo, a medida que conoce y ama a su Señor, experimenta la necesidad de compartir con otros su alegría de ser enviado, de ir al mundo a anunciar a Jesucristo, muerto y resucitado, a hacer realidad el amor y el ser-vicio en la persona de los más necesitados, en una palabra, a construir el Reino de Dios. La misión es inseparable del discipulado, por lo cual no debe entenderse como una etapa pos-terior a la formación, aunque se la realice de

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diversas maneras de acuerdo a la propia voca-ción y al momento de la maduración humana y cristiana en que se encuentre la persona”. (DA 278)

217. El proceso es propuesto en dimensiones. Apa-

recida señala las dimensiones propias de la formación vocacional: “La dimensión huma-no-comunitaria se propone formar personali-dades equilibradas, sólidas y libres. Para lograr esta finalidad, la dimensión humana comuni-taria debe estar potenciada por los dinamis-mos de la solidaridad y la participación, a partir de la pedagogía de la encarnación solidaria del Hijo que se hace partícipe de la condición humana y que trae una propuesta de salvación para todos. La dimensión espiritual estimula a los discípulos a vivir plenamente la santidad y dar testimonio de ella, dentro de los dina-mismos de la comunión y de la intimidad con Dios, a partir de la pedagogía del encuentro con Jesucristo vivo. La dimensión intelectual orienta al discípulo en el amor y la búsqueda de la verdad y del bien, a fin de que sepa dar razón de su fe y de su esperanza, siguiendo los dinamismos de la inteligencia de la fe y del diálogo fe-cultura, a partir de una pedagogía de la fe y del diálogo creador. La dimensión pastoral y misionera fortalece la vivencia de la caridad pastoral, dentro de los dinamismos de la misión y de la inculturación, a partir de una pedagogía del camino y del encuentro con los otros”. Las cuatro dimensiones, con sus co-rrespondientes dinamismos, tienen su punto de encuentro en la persona del discípulo. Por

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eso, las dimensiones no pueden actuar como compartimentos separados dentro del sistema de formación; cada dimensión tiene su especi-ficidad y, a la vez, una íntima correlación con las demás dimensiones61.

1.4.6. Lo socio-político y la juventud

218. Una fuente del sufrimiento de la juventud es la violencia: “la violencia se reviste de varias formas y tiene diversos agentes: crimen orga-nizado y el narcotráfico, grupos paramilitares, violencia en la periferia, violencia de grupos ju-veniles y creciente violencia intrafamiliar” (DA 78). Otra forma de violencia es el tráfico de personas: “Acontece también un vergonzoso tráfico de personas, que incluye la prostitu-ción, incluso de menores” (DA 73). Las drogas son indiscutiblemente, causa de muchas vio-lencias, graves problemas y prejuicios; alcanza a todos “es como mancha de aceite que invade todo” (DA 422).

219. En la perspectiva de una educación política, se afirma que “en amplios sectores de la pobla-ción, y especialmente entre los jóvenes, crece el desencanto por la política y particularmente por la democracia” (DA 77). No dejan de recor-dar, por eso, el pronunciamiento del Papa Be-nedito XVI, en el estadio Pacaembu, llamando la atención “sobre la devastación ambiental de la Amazonia y de las amenazas a la dignidad humana de sus pueblos, pidiendo a los jóvenes un mayor compromiso en los más diversos es-pacios de acción” (DA 85).

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1.4.7. Cualidades juveniles

220. Se destacan, en el Documento, de modo espe-cial, cuatro cualidades juveniles: la sensibili-dad, los jóvenes “son sensibles a descubrir su vocación”. El Documento recuerda que Juan Pablo II los llamó “centinelas del mañana”. “Son capaces y sensibles para descubrir el lla-mado particular que el Señor Jesús les hace”. La generosidad, los jóvenes son generosos para servir, especialmente a los más necesitados. La potencialidad, los jóvenes “tienen capacidad de oponerse a las falsas ilusiones de felicidad y a los paraísos engañosos de las drogas, del pla-cer, del alcohol y de todas las formas de vio-lencia”. La misionaridad, “las nuevas genera-ciones”, afirma el Documento, “son llamadas a transmitir a sus hermanos jóvenes la corrien-te de vida que procede de Cristo y a compar-tirla en comunidad, construyendo la Iglesia y la sociedad” (DA 443).

1.4.8. Las sombras juveniles

221. Refiriéndose a las sombras que se encuentran en el mundo juvenil, no solamente en la pers-pectiva económica, el Documento afirma que “innumerables jóvenes de nuestro Continente pasan por situaciones que los afectan signifi-cativamente”. Se enumeran once de estas “si-tuaciones”: las secuelas de la pobreza; la so-cialización de valores implantada en nuevos ambientes con fuerte carga de alienación; la permeabilidad a las nuevas formas de expre-

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siones culturales afectando la identidad perso-nal y social del joven; el hecho de ser presa fácil de las nuevas propuestas religiosas y pseudo-religiosas; las crisis de la familia produciendo, en la juventud, profundas carencias afectivas y conflictos emocionales; la repercusión que tie-ne, en los jóvenes, una educación de mala cali-dad; la ausencia de jóvenes en la esfera política en vistas a la desconfianza que generan las si-tuaciones de corrupción, el desprestigio de los políticos y la búsqueda de intereses personales frente al bien común; el suicidio de jóvenes; la imposibilidad de estudiar y trabajar; el hecho de ser obligados a dejar sus países “dando, al fenómeno de la movilidad humana y de la mi-gración, un rostro juvenil”; el uso indiscrimi-nado y abusivo de la comunicación virtual (Cf. DA 444 - 445).

1.4.9. Líneas de acción

222. Teniendo en cuenta las líneas de acción del aporte de Medellín a una pastoral orgánica y de conjunto, de Puebla a generar espacios de comunión y participación, de Santo Domingo aportando más en cuanto al ser, identidad y metodología de la Pastoral Juvenil, Apareci-da no deja de sugerir pistas de acción para la evangelización de adolescentes y jóvenes.

223. Ya había dicho, antes de hablar específicamen-te de los adolescentes y jóvenes, que “alientan nuestra esperanza la multitud de nuestros ni-ños y niñas, los ideales de nuestros jóvenes y el heroísmo de muchas de nuestras familias que, a pesar de las crecientes dificultades, siguen

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siendo fieles al amor” (DA 127). Hablando del ministerio de los presbíteros, insertos en la cul-tura actual, también ya había dicho que el pres-bítero “es llamado a conocerla para sembrar en ella la semilla del Evangelio (...) comprensible, llena de esperanza y relevancia para la vida del hombre y de la mujer de hoy, especialmen-te para los jóvenes” (DA 194). Preocupada por la pastoral vocacional, la Asamblea considera que “la realidad actual exige de nosotros ma-yor atención a los proyectos de formación de los Seminarios, pues los jóvenes son víctimas del influjo negativo de la cultura postmoderna, especialmente de los medios de comunicación social” (DA 318). Más aún: “Los jóvenes pro-venientes de familias pobres o de grupos indí-genas, requieren formación inculturada, o sea, deben recibir la adecuada formación teológica y espiritual, para su futuro ministerio, sin que eso haga perder sus raíces” (DA 325).

224. Hay, entretanto, un ítem especial que procu-ra lanzar pistas para la evangelización de la juventud. El Documento distingue “grandes campos” (cap. VIII) para la misión de los dis-cípulos de Jesucristo, apuntando prioridades y tareas, y “cuestiones que alcanzarán particular relevancia” (cap. IX), donde se sitúa el tema de los adolescentes y jóvenes. Más allá de afirmar que “evangelizar la cultura, lejos de abando-nar la opción preferencial por los pobres y por el compromiso con la realidad, nace del amor apasionado por Cristo, acompaña al Pueblo de Dios en la misión de inculturar el Evangelio en la historia, ardiente e infatigable, en su caridad

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Civilización del Amor. Proyecto y Misión

samaritana” (DA 491). Se inicia hablando de los adolescentes, diciendo que “es necesario estimular la pastoral de los adolescentes” (DA 442). Entra, después, en la cuestión juvenil. De forma breve sugiere “algunas líneas de acción” (DA 446), a saber:

a) Renovar (en estrecha unión con la familia) la opción preferencial por los jóvenes, dan-do nuevo empuje a la Pastoral Juvenil en las comunidades eclesiales;

b) Estimular los Movimientos Eclesiales, in-vitándolos a poner más generosamente sus riquezas carismáticas, educativas y misio-neras al servicio de las Iglesias locales;

c) Proponer a los jóvenes, el encuentro con Je-sucristo y su seguimiento en la Iglesia que les garantiza la realización de su dignidad, los estimula a formar su personalidad, les propone una opción vocacional y los intro-duce en la oración personal, en la Lectio Di-vina, en la frecuencia a los sacramentos, en la dirección espiritual y en el apostolado;

d) Privilegiar, en la Pastoral Juvenil, procesos de educación y maduración en la fe como respuesta de sentido y orientación de la vida y garantía del compromiso misionero;

e) Implementar una catequesis atractiva para los jóvenes introduciéndolos en el conoci-miento del misterio de Cristo y mostrándo-les la belleza de la Eucaristía dominical;

f) Una verdadera Pastoral Juvenil ayudará a los jóvenes a formarse, en forma gradual, para la acción social y política y para el cambio de estructuras, conforme a la Doc-

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trina Social de la Iglesia, haciendo propia la opción preferencial y evangélica por los pobres y necesitados;

g) Urgir la capacitación de jóvenes para que tengan oportunidades en el mundo del tra-bajo y evitar que caigan en la droga y en la violencia;

h) Procurar mayor sintonía entre el mundo adulto y el mundo juvenil en las metodolo-gías pastorales;

i) Asegurar la participación de los jóvenes en peregrinaciones, jornadas nacionales y mundiales de la juventud con la debi-da preparación espiritual y misionera y el acompañamiento de sus pastores.

2. RECORRIDO HISTÓRICO DE LA PASTORAL JUVENIL LATINOAMERICANA

225. La Pastoral Juvenil Latinoamericana, en cuanto “acción organizada de la Iglesia para acompa-ñar a los jóvenes a descubrir, seguir y compro-meterse con Jesucristo y su mensaje para que, transformados en hombres nuevos, e integran-do su fe y su vida, se conviertan en protago-nistas de la construcción de la Civilización del Amor”62, inicia su caminar inmediatamente después de la II Conferencia General del Epis-copado Latinoamericano. El CELAM, inicial-mente, en su Departamento de Educación, asu-miendo el desafío de Medellín, de animar la evangelización de la juventud del Continente latinoamericano, realiza un Primer Seminario Latinoamericano de Planeación de Pastoral Ju-

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Civilización del Amor. Proyecto y Misión

venil63 en mayo de 1974, en Bogotá.

2.1. Devenir de la Pastoral Juvenil Latinoamericana

2.1.1. Nacimiento de la Sección de Juventud del CELAM y Equipo Latinoamericano de Pastoral Juvenil

226. En febrero de 1976, habiendo dado los pri-meros pasos, el CELAM creó la Sección de Juventud. El objetivo que se propuso ya al inicio fue descubrir los grandes problemas y las grandes tendencias del mundo de los jóvenes, con vistas a realizar una reflexión teológica e imprimir a la Pastoral Juvenil del Continente, una orientación clara y coheren-te, impulsando así el surgimiento de una Pas-toral Juvenil orgánica64.

227. La Sección de Juventud del CELAM, para cons-truir su propuesta desde sus interlocutores, la juventud, cuenta con el apoyo del Equipo Latinoamericano de Pastoral Juvenil, instan-cia de colaboración que comienza a funcionar en 1983, y que ha ido acompañando desde su creación el caminar y el proceso de reflexión de la evangelización de la juventud.

2.1.2. Del camino teórico a lo práctico 1977 – 1982

228. Los primeros años del caminar estuvieron orientados a:

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a) Analizar funcionalmente la problemática juvenil latinoamericana, buscando adqui-rir una visión más global dentro de la Pas-toral de Conjunto.

b) Sistematizar las experiencias de evangeli-zación juvenil y la compilación de lo escri-to sobre Pastoral Juvenil en el Continente latinoamericano.

c) Deducir algunos elementos para la deter-minación de un modelo de Planeamiento de Pastoral Juvenil que permita a los par-ticipantes transferirlo a su propio campo pastoral.

d) Iniciar técnicamente la formación de los responsables de la Pastoral Juvenil, for-mando criterios y habilidades para inves-tigar, planificar, organizar, administrar y evaluar la Pastoral Juvenil.

229. Inicialmente la Sección de Juventud estuvo comprometida con los siguientes objetivos:

a) Animar una Pastoral Juvenil como propues-ta Evangelizadora de la juventud en y des-de la Iglesia, que busca acompañar al joven tanto en su formación como persona, como en sus dimensiones social y eclesial; sujeto de la historia, constructor de la sociedad y de la Iglesia;

b) Hacer de la Pastoral Juvenil, un compromi-so encarnado, siempre presente de evange-lización de la juventud;

c) Presentar el desafío de la construcción de la Civilización del Amor como propuesta para dar organicidad y coherencia a toda la

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Civilización del Amor. Proyecto y Misión

Pastoral Juvenil del Continente.

2.1.3. Hacia una Pastoral Orgánica de la Juventud en América Latina, 1983…

230. En 1977, se habían dado los primeros encuen-tros, con visión a un caminar orgánico de la evangelización de la juventud en América Latina y el Caribe. No obstante, es en 1983, después de la Conferencia Episcopal de Pue-bla, con su opción preferencial por los pobres y por los jóvenes, que se solidifica el caminar de conjunto de los/as jóvenes unidos en la Pastoral Juvenil.

231. La propuesta orgánica desde el inicio ha estado motivada por los siguientes factores:

a) La dispersión y el aislamiento. La mayoría de las iniciativas de trabajo con los jóvenes quedan en el ámbito de una parroquia, de una ciudad, y algunos de ellos en una ca-pilla. En poco tiempo, estos grupos, sin mayores recursos, agotan sus posibilidades de crecimiento y retroalimentación. Para la vitalidad de cualquier experiencia en este campo, es indispensable la comunicación con otros intentos y realizaciones.

b) La falta de objetivos claros. Se constató que muchos sabían decir muy bien “qué” es-taban haciendo y “cómo” lo hacían, pero pocos conseguían definir claramente “para qué” lo hacían.

c) La improvisación. Algunos de los signos de improvisación están en: el llamamiento

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emocional en conferencias, cursos y reti-ros, que provocan “conversiones” inma-duras y prematuras, que conducen a mu-chos jóvenes a posteriores desilusiones o a una religiosidad casi fanatizada; la falta de una pedagogía liberadora que forme liderazgos con una visión crítica de la rea-lidad y que los lleve a comprometerse en su transformación, partiendo de una mo-tivación de fe; la falta de un proceso de planificación y evaluación constante que permita líneas comunes.

d) Las CEBs y la pastoral de Conjunto: la propia evolución de la Pastoral de la Iglesia influ-yó en el surgimiento de la Pastoral Juvenil como una pastoral orgánica, por lo tanto, es el reflejo de la marcha de la Iglesia.

2.1.4. En camino de la Revitalización de la Pastoral Juvenil latinoamericana, 2007…

232. La etapa que actualmente se recorre en el pro-ceso histórico del caminar de la Pastoral Juve-nil Latinoamericana y del Caribe se enmarca dentro del Proyecto de Revitalización de la Pasto-ral Juvenil Latinoamericana, que busca empren-der una dimensión de vida y praxis nuevas de la Pastoral Juvenil Latinoamericana, partir de la vida de los jóvenes de América Latina en sus distintos contextos, y desde una profunda experiencia de conversión personal, pastoral y eclesial, para que se genere la actualización de las orientaciones pastorales como camino de discipulado misionero para dar vida a nues-

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Civilización del Amor. Proyecto y Misión

tros pueblos.

233. Este proceso comporta cuatro grandes momen-tos continuos: Fascinar – Escuchar – Discernir – Conmover – Convertir. Fascinar a la manera de Jesús, Maestro de discípulos, llamar a los agen-tes de Pastoral (Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, Asesores y Asesoras, animado-res y animadoras), para que conozcan el pro-yecto y se apropien de él. Fascinar - Escuchar a la manera de Jesús en el camino de Emaús, acercarse, reconocer, escuchar y asumir la vida de los jóvenes en sus lugares vitales. Fascinar - Escuchar - Discernir desde las situaciones vi-vidas por los jóvenes confrontadas con la pro-puesta de Jesús y de la Iglesia en el Continente, se quiere suscitar un movimiento interior que proponga acciones que generen Vida en Abun-dancia. Fascinar - Escuchar - Discernir - Con-mover / Convertir a partir del Encuentro con Jesús y con la vida de los jóvenes, volver por otro camino, a la manera de los discípulos del Resucitado, para salir a anunciar a las gentes la Buena Noticia.

234. En el proyecto de Revitalización se enmarcan dos momentos importantes como son el XVI Encuentro Latinoamericano de Responsables Na-cionales de Pastoral de juventud65 y el III Congreso Latinoamericano de Jóvenes, a ello hay que sumar la publicación de esta obra: “Civilización del Amor. Proyecto y Misión” que sistematiza to-dos y cada una de estas etapas que comunita-riamente se fueron viviendo y construyendo.

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235. El XVI Encuentro, que correspondió a la eta-pa de la sistematización de la escucha, permi-tió hacer la lectura de la aproximación a las experiencias vitales de los jóvenes, en tres di-mensiones: realidad social, juvenil y eclesial; aportes compilados a través de la lectura de los signos de esperanza y de amenazas en di-chas dimensiones; insumo que va dando lugar a la construcción de los distintos marcos de las nuevas orientaciones de la Pastoral Juvenil La-tinoamericana.

236. En el III Congreso Latinoamericano de Jóvenes, que correspondió a la etapa de sistematización del discernir, con un nuevo acento se vuelve al camino de la planificación participativa. Ha-biendo identificado en el XVI Encuentro las tendencias prioritarias de la realidad y de la Pastoral Juvenil se discierne sobre los desafíos prioritarios, los hechos significativos que retan la posibilidad de ejercer la acción pastoral; los paradigmas, las visiones que como Pastoral Juvenil tenemos como referencia para orientar nuestra misión; los horizontes, los alcances que queremos dar a la vida, personal y comunita-ria, social y eclesial, en la tarea de continuar la construcción de la civilización del Amor.

237. Dios ha permitido que sea posible la riqueza que encierra el caminar de la Pastoral Juvenil Latinoamericana, como propuesta pastoral en-carnada en la juventud orgánica y de conjunto, de comunión y participación, y a través de ella hacer una propuesta para la construcción de la Civilización del Amor. Desde sus orígenes

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Civilización del Amor. Proyecto y Misión

hasta hoy en ella hay un caudal, volver sobre él es enriquecerse, es tomar el estandarte en esta carrera de la construcción del Reino en nues-tras juventudes. Este manantial, construido y en construcción, es ese baúl de tesoros de don-de, todo agente de Pastoral Juvenil va sacando cosas nuevas y cosas antiguas.

2.2. Elaboración Teológico-Pastoral de la Pastoral Juvenil Latinoamericana

238. El recorrido histórico de la Pastoral Juvenil, a través de sus Encuentros Latinoamericanos de Responsables Nacionales de Juventud, sus Congresos y publicaciones, ha sido todo un trabajo de elaboración teológica de Evangeli-zación de la juventud, y de planificación parti-cipativa. Es en esta clave de lectura que, desea-mos presentar el caminar de la Pastoral Juvenil Latinoamericana. Este caminar no siempre es lineal, supone volver atrás para adelantar, “el primer paso para avanzar es dar uno hacia atrás”. Más que presentar el camino cronológi-co, se muestra el proceso de reflexión teológico pastoral que la Pastoral Juvenil Latinoamerica-na ha vivido.

2.2.1. Pastoral Juvenil Latinoamericana: Propuesta para la construcción de la Civilización del Amor

239. La Propuesta de la Pastoral Juvenil Latinoa-mericana, retoma la invitación de Pablo VI, quien posterior al Concilio Vaticano II, en su pontificado, ha exhortado a la “construcción de

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la civilización del amor” (AAS 68), invitación profética retomada por Juan Pablo II66, desafío asumido por Puebla, en donde “la Iglesia evan-gelizadora hace un fuerte llamado para que los jóvenes busquen y encuentren en ella el lugar de comunión con Dios y con los hombres, a fin de construir “la civilización del amor” y edifi-car la paz en la justicia (DP 1188). La Pastoral Juvenil Latinoamericana abanderó este desafío.

240. Civilización del Amor es una invitación a vivir los valores evangélicos en todos los ámbitos del cuerpo social; no es una ideología sino una cosmovisión evangélica. “Se trata de un cam-bio en la interioridad de los pueblos, en su mis-ma raíz, en los estratos de sus culturas. En una palabra: sobre los hombres nuevos se construi-rán sociedades nuevas que aseguren la justicia, la libertad, la fraternidad, la solidaridad”67.

241. Civilización del amor es un compromiso positivo de la juventud, es optar por un sí a la comu-nión, sí a la participación, sí a la verdad, sí a la justicia, sí a la libertad, sí a la paz, sí al amor; opciones en las que tiene primacía la vida, la persona sobre el poder, la ética sobre la técnica, el trabajo sobre el capital, primacía de un Dios, encarnado y trascendente, y de su Amor libe-rador en nuestra historia. Civilización del amor es un rechazo a todo lo que oprime al hombre: al egoísmo, a la injusticia, a la violencia, a los desvíos morales; es recrear la cultura de los principios y valores evangélicos en la socie-dad, más aún es hacer germinar nuevamente los principios y valores humanos en el mundo.

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Civilización del Amor. Proyecto y Misión

242. Momentos cumbre de construcción y sistema-tización en este camino han sido:

243. Inicialmente, el I68 y II69 Encuentro Latinoame-ricano de Responsables Nacionales de Juventud, donde se discernió una propuesta para la cons-trucción de la civilización del amor.

244. Posteriormente, la publicación de Pastoral Juve-nil. Sí a la Civilización del Amor, sistematización de la propuesta de la construcción de la Civi-lización del Amor que se va haciendo desde 1983 a 1987 cuando sale a luz dicha publica-ción.

245. Seguidamente, la publicación de Civilización del Amor, tarea y esperanza. Orientaciones para una Pastoral Juvenil latinoamericana. Obra en la que, revalorizando “Sí a la civilización del Amor”, y sistematizando la rica reflexión que va de los años de 1988 a 1995, año en el que se publica ofreciendo una propuesta más acabada y más completa de una Pastoral Juvenil orgánica.

246. Y hoy por hoy, la publicación de “Civilización del Amor. Proyecto y Misión”, que asumiendo el camino hecho, incorporando los nuevos ele-mentos surgidos en la reflexión teológica - pas-toral y como resultado del proceso de revitali-zación de la Pastoral Juvenil Latinoamericana, es una propuesta que busca responder a los nuevos desafíos y exigencias de la evangeliza-ción, no sólo de la Iglesia a la juventud, sino de la juventud a la Iglesia.

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247. Así como está claro que el punto de partida de la Pastoral Juvenil es la realidad del joven y su contexto, para que el anuncio de Jesús y de su Evangelio pueda ser de verdad una “bue-na noticia” transformadora. También está claro que el punto de llegada, que es el mismo de la misión de Jesús y el de toda acción evangeliza-dora es la construcción del Reino de Dios, que en el lenguaje de la Pastoral Juvenil Latinoa-mericana se identifica con la expresión “Civi-lización del Amor”. Como para Jesús, todo lo demás está subordinado.

2.2.2. Pastoral Juvenil: Una Propuesta Orgánica de Pastoral

248. El nacimiento y proceso de la Pastoral Juvenil Latinoamericana se ha dado con un fin de-finido: hacer de ella una propuesta orgánica de evangelización de la juventud; en ese refe-rente se ha ido construyendo la propuesta de Civilización del Amor. En esta perspectiva se realizaron, igualmente, el III70 y IV71 Encuentro Latinoamericano de Responsables Nacionales de Pastoral de Juventud, donde se trabaja en la pro-puesta de los elementos para un directorio de Pastoral Juvenil orgánica.

249. Medellín percibe la realidad sociológica de los jóvenes constituidos como un nuevo cuerpo social, portador de sus propias ideas y valores y su propio dinamismo interno; Puebla subraya la función de la juventud como dinamizadora del cuerpo social, del cuerpo eclesial y como

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Civilización del Amor. Proyecto y Misión

renovadora de la cultura; la Pastoral Juvenil, releyendo Medellín y Puebla ha detectado la urgencia de una planificación y programación de la Pastoral Juvenil de Conjunto. Por eso, desde 1974 se han iniciado esfuerzos de articu-lación de instituciones, grupos y movimientos para articular una Pastoral Juvenil verdadera-mente orgánica.

250. Puebla, con la opción preferencial por los jóve-nes, refuerza la urgencia de promover una pas-toral diferenciada y orgánica de la juventud, y la Pastoral Juvenil se da a la tarea de ello, para llevar a la práctica la opción preferencial por los jóvenes. La propuesta de pastoral diferen-ciada y orgánica que hace la Pastoral Juvenil Latinoamericana, parte de la realidad social de los jóvenes, tiende a la profundización, al crecimiento y a la celebración de la fe para la comunión con Dios y con los hombres, orienta la opción vocacional de los jóvenes, brinda ele-mentos para convertir a los jóvenes en factores de cambio social y eclesial, y ofrece canales efi-caces para la participación activa de la juven-tud en la Iglesia y en la transformación de la sociedad.

251. El Directorio de pastoral orgánica, inicialmen-te, fue compilado en la publicación de la SEJ bajo el título de Elementos para un directorio de Pastoral orgánica, éste presenta los objetivos, cri-terios y líneas para orientar la acción tanto de los agentes como de los destinatarios de la Pas-toral Juvenil y, a la vez, aporta las metodolo-gías y tácticas adecuadas para hacer operativo

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y orgánico el proceso de la Pastoral Juvenil.

252. Como parte de este proceso de reflexión y pro-ducción teológica: Juventud, Iglesia y Cambio. Propuesta Pastoral para la construcción de la Civi-lización del Amor y Elementos para un directorio de pastoral orgánica, serán los fundamentos sobre los que se diseñará: Pastoral Juvenil. Sí a la civi-lización del amor. Tal es la importancia de ésta que el V Encuentro Latinoamericano de Responsa-bles de Pastoral de Juventud72, será un espacio de profundización y ratificación de estas orienta-ciones para la pastoral orgánica.

2.2.3. Ejes temáticos de reflexión

253. Diseñada una primera propuesta de pastoral orgánica, orientada a hacer de la juventud, fuerza social constructora de la Civilización del Amor, la Pastoral Juvenil se avoca a pro-fundizar temáticas que, de acuerdo al caminar mismo, se perciben como más urgentes.

2.2.3.1. La Pastoral Juvenil y los procesos de Educación en la Fe de los jóvenes

254. Los procesos de Educación de la Fe han teni-do un caminar muy significativo: Puebla había propuesto a la Pastoral Juvenil tener como lí-nea de acción ser “verdadero proceso de edu-cación en la fe que lleve a la propia conver-sión y a un compromiso evangelizador” (DP 11993). Este proceso, en un primer momento fue asumido en Pastoral Juvenil. Sí a la Civiliza-ción del Amor; en un segundo momento, en el

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Civilización del Amor. Proyecto y Misión

VI73 y VII74 Encuentro Latinoamericano de Respon-sables Nacionales de Pastoral de Juventud, se enri-quece la propuesta hecha en Sí a la civilización del amor; riqueza que, en un tercer momento, es compilada en Civilización del Amor. Tarea y Es-peranza. La reflexión no termina ahí, en el XIII Encuentro Latinoamericano de Responsables de Pastoral de Juventud75, éstos son evaluados para dinamizar la implementación de los mismos en la práctica pastoral, pero sobre todo son leí-dos en clave vocacional, en la perspectiva de la dimensión vocacional de la Pastoral Juvenil. En el XIV Encuentro Latinoamericano de Respon-sables de Pastoral de Juventud76, en continuidad con el anterior encuentro, se evalúa y replantea el tema de la Militancia. Este proceso desem-boca en la obra Proyecto de Vida: Camino Voca-cional de la Pastoral Juvenil, material de estudio y de profundización que permite ahondar en la comprensión de los Procesos de Educación en la fe (PEF) desde la clave de la dimensión vocacional de la Pastoral Juvenil. Esta obra es publicada en el año 2004.

255. A modo de síntesis de esta reflexión sobre los procesos de educación en la fe, en los momen-tos anteriormente señalados, podemos subra-yar: la opción pedagógica de la Pastoral Juve-nil y las dimensiones y etapas de la formación asumida por esta.

a) Opción pedagógica

256. La opción pedagógica de la Pastoral Juvenil, para ser consecuente con la evangelización de

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los jóvenes, debe tener en cuenta el contexto cultural en que vive la juventud, además debe generar un proceso educativo en el que el jo-ven pueda encontrar el verdadero sentido de la vida, a través de una experiencia de encuen-tro personal con Jesús liberador, que lo lleve a una actitud nueva y a la realización de acciones transformadoras de la realidad77.

257. Una pedagogía pastoral evangelizadora parte de las aspiraciones, necesidades y realidades de los jóvenes, propone como actitudes fun-damentales escuchar, acompañar, despertar posibilidades, estimular, animar y tiene como rasgos característicos78: ser experiencial, por-que parte de la vida y la reelabora a partir del Evangelio; transformadora y liberadora, porque desde la Palabra de Dios, provoca un cambio personal y social que lleva a compromisos de acción bien definidos; comunitaria, porque la fe es y sólo puede vivirse y celebrarse como un acontecimiento comunitario; testimonial, por-que exige coherencia entre lo que anuncia y lo que se vive; participativa, porque promueve el protagonismo del joven en su propio proceso de crecimiento; personalizante y personalizadora, porque asume al joven como tal y procura su crecimiento como persona y como cristiano; in-tegral, porque abarca todas las dimensiones de su experiencia humana.

258. Siguiendo esta pedagogía de Jesús, la Pastoral Juvenil forma grupos ó comunidades donde procura generar un proceso educativo en el que –como discípulos de Jesús– se viva una

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Civilización del Amor. Proyecto y Misión

experiencia de encuentro con Él, que lleve a los jóvenes a seguir su estilo de vida y a com-prometerse en la transformación de la realidad para hacer presente el Reino de Dios. El grupo de base ó comunidad juvenil es pues, la expe-riencia central de la propuesta evangelizadora. Es un lugar propicio para el crecimiento, la for-mación y realización personal y comunitaria de los jóvenes porque: facilita la creación de lazos profundos de fraternidad, donde cada uno es reconocido como persona y valorado como tal; permite enfrentar los desafíos de esa etapa de la vida, tan decisiva para la madura-ción en la fe y la integración social; educa para mirar y descubrir junto con otros la realidad, para compartir experiencias, para desarrollar la conciencia crítica y para poner en práctica los valores de la vida en comunidad; permite encontrarse con Jesús de Nazaret, el único li-berador, adherirse a Él y a su proyecto de vida, nutrirse de la Palabra y orar en común; ayuda a vivir en Iglesia y a comprometerse con ella y con la sociedad para el aporte y el servicio en la construcción de un futuro digno y solidario para todos.

259. La pedagogía de la Pastoral Juvenil se funda-menta en la eclesiología de comunión y partici-pación, que hace que el joven participe, corres-ponsablemente y activamente en sus procesos de evangelización, y asuma un real protagonis-mo dentro de la Iglesia. Promueve una espiri-tualidad juvenil y laical, liberadora y encarna-da que integra la fe y la vida, que se manifiesta en: la experiencia del encuentro personal con

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Jesús liberador, fundamento de toda vivencia comunitaria; la oración encarnada en los acon-tecimientos de la vida personal y social; la op-ción radical y profunda por la vida, como la manera permanente y novedosa de dar culto a Dios; la acción efectiva por la paz, asumiendo como propio el método y la espiritualidad de la no-violencia activa; y que es ajena a toda for-ma de clericalismo y de espiritualismo que no responda a la realidad79.

b) Dimensiones y etapas de la formación

260. La opción pedagógica de la Pastoral Juvenil la-tinoamericana es personalizante y personaliza-dora, asume al joven en su carácter de persona y procura su promoción humana y cristiana. La formación que propone es integral, tenien-do en cuenta tres ámbitos: el afectivo (sentir), el cognitivo (pensar) y el activo (actuar).

261. En lo concerniente a los procesos de la fe, el

P. Horacio Penengo nos presenta una síntesis de este caminar, al respecto afirma que la expe-riencia latinoamericana nos ayuda a señalar al-gunas líneas comunes que indican el camino a seguir: la formación se va dando en un proceso dinámico de crecimiento en cinco dimensiones y en tres etapas.

262. Las cinco dimensiones, que responden a una visión integral de la persona, son: la relación consigo mismo: el joven inicia un proceso de ma-duración personal a partir de la aceptación de sí mismo y del reconocimiento de su dignidad

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Civilización del Amor. Proyecto y Misión

como hijo de Dios. La relación con el grupo: el joven inicia un proceso de integración grupal, aceptando que la conflictividad de las relacio-nes humanas, bien asumida, lleva a la madurez personal, a la profundización de la amistad y al descubrimiento de los otros. La relación con la sociedad: el joven inicia un proceso de apertu-ra más allá de sus relaciones cotidianas, hacia un sentido de interdependencia y solidaridad cada vez más universal. Descubre su perte-nencia a un pueblo y va asumiendo la tarea de transformarlo. La relación con la Iglesia: el joven va desarrollando su pertenencia a la comuni-dad eclesial, integrándose a ella, descubrién-dola poco a poco como “comunidad de comu-nidades”, servidora y solidaria con los pobres, defensora de la vida, signo visible del Reino. La relación con Dios liberador: el joven inicia un pro-ceso de maduración en la fe hasta una relación personal y comunitaria con Dios Liberador en la persona de Jesús. Va descubriendo el proyec-to de Dios al que debe responder con su propio proyecto de vida en el seguimiento de Jesús: un estilo de vida marcado por los valores del Reino cuya presencia celebra con mayor pro-fundidad.

263. “Estas cinco relaciones, que corresponden a las cinco dimensiones de la persona, no se dan en forma aislada y separadas entre sí, sino todas juntas y a la vez, en las diferentes etapas del proceso grupal. Y están presentes en las tres etapas en que se desarrolla el proceso de ma-duración humana y cristiana de los jóvenes: la nucleación, la iniciación y la militancia”80.

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264. Se proponen tres etapas: Nucleación, Iniciación y Militancia. La primera corresponde a la con-vocatoria que puede hacerse de varias formas: personal, amplia, a través de medios específi-cos y medios masivos. La segunda, de acuer-do a los niveles de conciencia, de actitud y de compromiso se desarrolla en cinco dimensio-nes: en la relación consigo mismo, con el gru-po, con la sociedad, con Dios liberador y con la Iglesia81. La militancia es la etapa final del proceso de educación en la fe de los jóvenes. Es parte de una secuencia gradual y diferenciada en la que se van asumiendo diferentes compro-misos en la Iglesia (animador de catequesis de iniciación cristiana, de liturgia, de grupos de Pastoral Juvenil general o de medios específi-cos, de pastoral social o de pastoral obrera), y en la sociedad (movimiento popular, sindical, estudiantil, partidos políticos). Hay militantes tanto en la Pastoral Juvenil en general como en la Pastoral Juvenil de Medios Específicos82. El método que sigue es el Ver- juzgar-Actuar.

265. El joven militante está en constante formación y construcción de su proyecto de vida, lo que implica las dimensiones teológica y espiritual, sobre la verdad de Jesucristo, de la Iglesia, del hombre y la espiritualidad juvenil; la dimen-sión pastoral, que implica una formación en la opción preferencial por los empobrecidos, la formación de personas, el rol específico del laico en el corazón del mundo; la dimensión política; la dimensión cultural, de modo que, frente a esta nueva cultura y a sus implicacio-

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Civilización del Amor. Proyecto y Misión

nes para la militancia, el militante se ubique críticamente y busque las formas para evan-gelizarla, no sólo a partir de sus efectos, sino especialmente a partir de sus presupuestos; la dimensión pedagógica capacitará al joven militante en su misión evangelizadora, que debe ser experiencial, transformadora y libe-radora, comunitaria, coherente, testimonial y universal; la dimensión formativa, en la cual conviene seguir trabajando las dimensiones de la formación integral: consigo mismo, con el grupo, con la sociedad, con Dios Liberador, con la Iglesia83.

266. Siempre en el marco de la Educación de la Fe y Proyecto de Vida, los nuevos contextos his-tóricos, socioculturales, económicos, políticos, los nuevos espacios de formación y formas de participación juvenil, exigen repensar el tema de la militancia de los jóvenes en o desde la Pastoral Juvenil, reflexión que se llevó a cabo en el XIV Encuentro Latinoamericano de Res-ponsables Nacionales de Pastoral de Juventud.

267. Las etapas responden a un proceso, ahora bien, del mismo modo que cada persona es única, cada joven en las distintas etapas tiene su pro-pio proceso de crecimiento, no se da idéntica-mente en todos, de ahí que se deba respetar el proceso de cada joven.

2.2.3.2. Proyecto de vida: Camino vocacional de la Pastoral Juvenil

268. En el XIII Encuentro latinoamericano de Res-

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ponsables nacionales de Pastoral Juvenil, rea-lizado en Argentina, en febrero de 2001, se profundizó en una de las opciones fundamen-tales de la propuesta de la Pastoral Juvenil: los procesos de Educación de la Fe, considerados en relación con el Proyecto de Vida. Dos años más tarde, se abordó el tema de la Militancia en el XIV ELARNPJ, en Ecuador, en febrero de 2003). Los resultados de ambos Encuentros dieron lugar a la comprensión de los Procesos de Educación en la Fe (PEFs) desde la clave de la dimensión vocacional. Ambos encuentros dieron lugar a la obra “Proyecto de Vida: Ca-mino vocacional de la Pastoral Juvenil”, publi-cada en 2004.

269. Los Procesos de Educación en la Fe dan a la Pastoral Juvenil identidad pastoral y pedagó-gica. Es una propuesta realizante. Es más que un camino entre muchos, es la propuesta de la Iglesia para la formación de la fe de los jóvenes. Además de cuidar la formación integral y mís-tica de los jóvenes, orienta a la felicidad de la ju-ventud en la realización de su proyecto de vida; cultiva la dimensión profética, sacerdotal y real de la juventud; les conduce a la felicidad que todos los jóvenes sueñan y desean construir tanto en su dimensión personal y social como trascendente.

270. La educación de la fe de los jóvenes, debe ser asumida como un proceso no sólo pedagógi-co de formación en la fe, sino más aún, como un proceso de construcción de un proyecto de vida, que ciertamente implica riesgos pero que

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Civilización del Amor. Proyecto y Misión

se orienta a la realización del joven como per-sona, como hijo de Dios, quien participa de su existencia, y en ella, está llamado a discernir su vida, personal y comunitaria. Siguiendo el pro-ceso de discernimiento y maduración de Jesu-cristo, el joven está llamado a descubrir el plan de Dios en su vida y vivir la vocación a la que Dios le llama; el proyecto de vida orientará al joven hacia su realización plena, a descubrir y vivir la felicidad.

271. El enfoque vocacional de los procesos de edu-cación en la fe implica replantearse la pedago-gía de Jesucristo, esto quiere decir, contemplar “cómo” Jesucristo introduce a la Pastoral Juve-nil en los caminos de la pedagogía divina y de su fecundidad.

272. De acuerdo a la pedagogía del Maestro Jesús, están presentes las siguientes actitudes:

a) Acercarse con humildad para acompañar. Jesucristo se hace presente, nadie lo llama o invita, llega en silencio y sin llamar la aten-ción, sabe que lo necesitan y acompaña;

b) Callar y escuchar. Jesucristo sabe callar y escuchar para discernir;

c) Intervenir en el momento oportuno. Jesu-cristo se presenta como un ignorante, un necesitado de información, con capacidad de callar lo que sabe para poder entrar en diálogo, ponerse al nivel del otro para aco-ger la “novedad” del otro;

d) Esperar. Jesucristo soporta los reclamos in-justos y espera -sin reivindicaciones- el mo-

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mento oportuno para ir haciendo claridad sobre las situaciones;

e) Dialogar propositivamente. La actitud de Jesús es de acompañamiento y escucha receptiva, pasa a desarrollarse como un diálogo propositivo, cuyo contenido es el anuncio de “todo el designio de Dios”;

f) Dejar en libertad. Jesucristo ha comunica-do la novedad de su Evangelio, pero no impone su presencia, los deja libres para que ellos tomen la iniciativa de continuar el diálogo;

g) Permanecer disponible y sensible. Jesu-cristo está disponible y es sensible a la necesidad cuando ésta se manifiesta. Va a quedarse allí donde se lo permitan; sabe desaparecer. Jesucristo sabe “desaparecer” para hacer que vuelvan a la comunidad;

h) Estar ahí. Jesús está en la comunidad, la acompaña y conduce al Padre.

273. Sin duda, una de las obras claves de la re-flexión de la Pastoral Juvenil Latinoamericana es Proyecto de vida: Camino vocacional de la Pas-toral Juvenil Latinoamericana; más que sistema-tizar las conclusiones del XIII y XIV Encuentro Latinoamericano de Responsables Nacionales de Juventud, es un material de estudio y de profundización que ayuda a ahondar en la comprensión de los Procesos de Educación en la Fe desde una clave fundamental: su dimen-sión vocacional84. “Un elemento esencial de todo Proceso de Educación en la Fe es ayudar al joven y la joven a encontrar su vocación y a discernir y elaborar su proyecto de vida”85.

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274. Discernir y realizar un proyecto de vida ayuda a los jóvenes a crecer integralmente en relación consi-go mismos, con los demás, con la naturaleza y con Dios. Los ayuda a integrar armónicamente valores, aspiraciones e ideales de la vida y a atender adecua-damente los desafíos de las etapas de crecimiento. Los ayuda a concretar el sentido de la vida y dar respuesta al llamado de Dios a construir un mundo mejor86.

275. Proyecto de vida y camino vocacional son dos dimensiones de una misma realidad, son parte del mismo proceso y están en permanente rela-ción. El primero acentúa la acción humana, el segundo la gracia divina. Proyecto es la cons-trucción de vida que busca el joven; para el jo-ven cristiano, el punto de partida y de llegada de su proyecto están en la persona de Jesús. Vocación es la llamada gratuita que hace Dios a toda persona, por ende al joven a realizar su proyecto en y desde el plan salvífico que Dios tiene para él.

276. La Pastoral Juvenil “busca acompañar a los jóvenes en su proceso personal y grupal de crecimiento, en el descubrimiento de su voca-ción, en el discernimiento y realización de su proyecto de vida y en la concretización de su compromiso militante”87. Esencialmente tiene una finalidad vocacional, que comprende el Proyecto de vida y el compromiso con la mili-tancia.

Si la Iglesia es la asamblea de los convocados por el

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Padre para vivir y anunciar con Cristo y el Espíritu Santo el don del Reino de Dios, la Pastoral Juvenil está llamada a ser el almácigo en el que se siembra, cuida y crece la semilla de la vocación personal, cuyo descubrimiento y posterior aceptación es clave para la extensión y afianzamiento de la Civilización del Amor88.

2.2.3.3. Pastoral Juvenil: Realidad - Cultura, Discipulado - Misión

277. La Pastoral Juvenil, desde el inicio de su ser-vicio a la evangelización de la juventud, ha te-nido claro que no es posible realizar este man-dato evangélico sin la aproximación al conoci-miento de la realidad y de la cultura juvenil. Igualmente es consciente de que la juventud, a través de su protagonismo, modifica la rea-lidad y la historia, de manera que la Pastoral Juvenil se ha visto abocada a reflexionar en diversos momentos sobre “Pastoral Juvenil y cultura” en el VIII Encuentro Latinoamericano de Responsables de Pastoral de Juventud89, “Misión de la Pastoral Juvenil” en el XI Encuentro Lati-noamericano de Responsables de Pastoral de Juven-tud 90, “Megatendencias de la realidad” en el XII Encuentro Latinoamericano de Responsables de Pastoral de Juventud 91, “Discipulado y misión” en el XV Encuentro Latinoamericano de Responsa-bles de Pastoral de Juventud92. El método mismo (ver - juzgar - actuar - revisar - celebrar), asu-mido por la Pastoral Juvenil considera esta do-ble dirección de injerencia de la realidad en el joven y del joven en la realidad. Este conjunto de encuentros y sus temáticas podemos inte-

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grarlos en lo que llamamos “Pastoral Juvenil: Realidad - cultura, discipulado y misión”.

278. Estos encuentros, con sus particularidades, han tenido por objetivo fortalecer la reflexión y fa-vorecer el intercambio sobre los elementos de la realidad y la cultura de América Latina, con el fin de descubrir su incidencia en los procesos de la Pastoral Juvenil y aportar los elementos característicos de ésta a la nueva evangeliza-ción y al discipulado misionero de la juventud.

279. La mirada y la lectura que la Pastoral Juvenil hace de la realidad y de la cultura tratan de ser objetivas y analíticas, no en clave socioló-gica exclusivamente, sino socio-pastoral, es un mirar la realidad “con los ojos de Jesús”, pero también “con los ojos de la juventud”. El gran reto es siempre superar el adulto-centrismo de la Pastoral Juvenil, y el objetivismo y el subje-tivismo del análisis de la realidad. En cuanto mirada analítica busca llegar a las raíces más profundas de los hechos, para hacer un análisis de las causas y problemas.

280. De acuerdo a los momentos históricos, la Pas-toral Juvenil Latinoamericana ha ido visuali-zando las tendencias, los elementos comunes de los cambios de la realidad y la cultura, de este modo se han ido proponiendo los criterios de interpretación de dichas tendencias.

281. Como criterios que deben orientar la Pastoral Juvenil para responder a la realidad juvenil y los cambios culturales, se proponen en estos

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Encuentros: la evangelización y diálogo con la cultura, es decir, asumir el contexto histórico desde el punto de vista de la fe, despertar el amor a la propia cultura para reconocer los valores y los antivalores de esta; convocar per-manentemente a los jóvenes, a vivir en la Igle-sia una experiencia comunitaria, para que des-de las comunidades juveniles se comprometan a convertirse en evangelizadores en medio del mundo juvenil; la opción por los jóvenes y los pobres, para que la fe pueda ser eficaz y pueda producir signos concretos del Reino en la historia, deben relacionarse fe y vida, fe y cultura, fe y estructura social; organización participativa en una experiencia de comunión, promoviendo espacios creativos93.

282. Como respuestas y experiencias evangeli-zadoras de la cultura se destacan –en aquel momento–: las comunidades juveniles como lugar de crecimiento, formación y realización personal y comunitaria del joven; la planifi-cación participativa y la pastoral de conjunto; las pastorales juveniles de los medios especí-ficos; la evangelización a través de lenguajes artísticos; nuevas formas de celebración de la fe a través de celebraciones creativas y la religiosidad popular; la evangelización a tra-vés de los medios de comunicación social; la formación de los Animadores y Asesores de la Pastoral Juvenil; la canalización del espíritu misionero de la juventud94.

283. En lo concerniente a la temática de jóvenes misioneros, a las puertas de la V Conferencia

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del Episcopado Latinoamericano y el Caribe, la Pastoral Juvenil Latinoamericana realizó el XV Encuentro Latinoamericano de Responsa-bles Nacionales de Pastoral Juvenil. El contexto eclesial dio pie a reflexionar sobre el discipu-lado misionero de los jóvenes, y hacer de éste un aporte a Aparecida; se acentúa que el joven discípulo, interpelado por Jesucristo, asume las enseñanzas del Amigo-Maestro Jesús, e impregnado de su Espíritu, responde con so-lidaridad y justicia al contexto actual, para ser constructor de la Civilización del Amor en nuestros pueblos de América Latina.

2.2.3.4. Asesoría y Acompañamiento en la Pastoral Juvenil

284. El I Congreso Latinoamericano de Jóvenes asu-me el compromiso de “incentivar la formación integral de los Asesores encarnada (…) para acompañar procesos de formación en la fe que propicien el protagonismo juvenil en el cambio estructural de América Latina, haciendo pre-sente a Cristo en la historia”95, conjuntamente se pide que se haga eficaz la opción preferen-cial afectiva y efectiva por los jóvenes (Cf. DSD 114), es así que el IX Encuentro Latinoamericano de Responsables Nacionales de Pastoral de Juven-tud, tiene por tema la asesoría y el acompaña-miento en la Pastoral Juvenil96.

285. En este espacio de reflexión sobre dicha temá-tica se subraya que a partir del carácter minis-terial, el Asesor de Pastoral Juvenil es una per-sona llamada por Dios a ejercer un ministerio

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al servicio de los jóvenes; un ministerio que es asumido como una opción personal, al que se es enviado por la Iglesia, y para el que se ha de contar con la aceptación de los mismos jóve-nes97.

286. El Asesor, para ejercer este ministerio requiere identidad: teológico-pastoral, en la que realiza el triple ministerio profético, sacerdotal y real; espiritual, es una persona de fe, manifestada en la vivencia de una espiritualidad; psicológi-ca, es una persona que ha vivido un proceso de maduración tal que le hace capaz de mirar el camino de los jóvenes con otra perspectiva; pedagógica, es un educador que actúa de acuer-do a la pedagogía misma de Dios y tiene como modelo a Jesucristo; social, es una persona en-carnada en la realidad social y con un profun-do sentido de pertenencia a ella98.

287. Su identidad teológico-pastoral lo lleva a asumir su rol en clave ministerial; su identidad espiritual le hace vivir su rol desde el amor de Dios a él y a los jóvenes, y con amor a Dios y a los jóvenes; su iden-tidad psicológica lo lleva a asumir con madurez un rol de escucha, apertura, acompañamiento y encar-nación; su identidad pedagógica determina su rol de educador con una pedagogía de propuesta y acom-pañamiento y no de impositor; y su identidad social se plasma en su rol de actor en la transformación de la sociedad”99.

288. El rol del Asesor tiene diversas dimensiones: consigo mismo, que implica una formación in-tegral, gradual y permanente; con la persona

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del joven, a través de él, el joven irá concre-tando aquellas opciones que irán configuran-do su ser y su quehacer; con el grupo, unido a la participación de los jóvenes y la presencia dinamizadora del Espíritu del Señor, hace de los grupos verdaderos espacios de crecimiento y maduración en la fe; con los otros Asesores, en comunión con éstos hace de su servicio un ministerio colegial; y con la comunidad en dos aspectos: el eclesial y el social100.

2.2.3.5. Espiritualidad y Misión de la Pastoral Juvenil

289. Otro de los desafíos priorizados en el I Congre-so Latinoamericano fue el de la espiritualidad y la Pastoral Juvenil101, éste, junto con los cam-bios culturales de los años 80, y el surgimiento de signos claros de una renovada búsqueda de lo trascendente y del encuentro con Dios en el mundo juvenil, ayudan a replantear y actua-lizar la preocupación y la reflexión sobre las características de una espiritualidad para la Pastoral Juvenil, tema que se aborda en el X Encuentro Latinoamericano de Responsables Na-cionales de Pastoral de juventud102.

290. La Pastoral Juvenil Latinoamericana entiende la espiritualidad como “una experiencia de Dios que se revela en Jesucristo, experiencia que es obra del Espíritu y que transforma la persona y desencadena un proceso nuevo en su vida”103.

291. El elemento constitutivo fundamental y dinamiza-

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dor de la espiritualidad cristiana es Jesucristo, la ex-periencia de Jesús vivo y presente en la historia. El seguimiento de Jesucristo se hace explícito en la ex-periencia de la Iglesia como comunidad en misión, en la actitud de acción de gracias y celebración, en el gozo del anuncio del Evangelio, en la experiencia encarnada y liberadora y en la opción por los po-bres. En el encuentro personal, Jesús propone una adhesión libre y radical a Él y suscita el deseo de se-guirlo. Este seguimiento exige una conversión, un cambio del camino propio por el camino que Él se-ñala. Implica ir asumiendo, de ahí en adelante, con la fuerza del Espíritu, su estilo de vida, sus criterios de juicio, su manera de relacionarse con las demás personas y con Dios Padre, sus conflictos, su cruz y su resurrección. En una palabra: implica hacer lo que Él hace y decir lo que Él dice, hacer y poner el proyecto de vida personal al servicio del Reino de Dios104.

292. La espiritualidad propuesta por la Pastoral Juvenil es una espiritualidad encarnada, que subraya que es histórica, incorporada al tejido de los aconteci-mientos de la vida personal (afectividad, sexualidad, vocación, etc.) y social (familia, trabajo, amistad, cultura, política, economía, etc.); además es una espiritualidad inculturada, que asume las formas y contenidos de relaciones creadas por el propio pueblo, y una espiritualidad comprometida, que da una significación nueva a los acontecimientos y a la cultura desde la perspectiva de la opción por los pobres105.

2.2.3.6. La Pastoral Juvenil de Medios Específicos

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293. En la construcción misma de la propuesta or-gánica de la Pastoral Juvenil se vislumbró la necesidad de una Pastoral Juvenil Específica, dicha temática fue considerada ya en el IV Encuentro Latinoamericano. Conscientes de la exigencia de una Pastoral Juvenil que debe llegar a todos los ambientes juveniles se espe-cifica y diversifica lo que es la Pastoral Juvenil General y lo que es la Pastoral Juvenil Especí-fica. La primera, designa el acompañamiento con una pedagogía prioritariamente desti-nada a los jóvenes de los grupos parroquia-les, movimientos apostólicos y comunidades eclesiales de base. La segunda, designa el acompañamiento que se realiza a jóvenes que actúan fuera del medio eclesial: en el ámbito universitario, educación secundaria, obrero, campesino, de barrios populares, indígenas, afrodescendientes y de situaciones críticas106.

294. Los Encuentros Latinoamericanos de Pastoral Juvenil de Medios Específicos que se han rea-lizado son tres: el primero en Bogotá, Colom-bia, mayo de 1994; el segundo en Cochabam-ba, Bolivia, marzo de 1999; el tercero en Quito, Ecuador, septiembre de 2002. Los Encuentros de Pastoral Rural e Indígena, igualmente, han sido tres, el primero se realizó en Curitiba, Bra-sil, mayo del 2002; el segundo en Cusco, Perú, septiembre del 2006; el tercero en Riobamba, Ecuador, en septiembre del 2009.

295. Dichos Encuentros han sido espacios en los que se han discernido las tendencias, identidad, misión histórica, desafíos, líneas y propuestas

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de acción de la Pastoral Juvenil Específica.

296. En lo concerniente a la identidad se ha consen-suado que:

a) La Pastoral Juvenil Universitaria, es una pastoral específica de jóvenes con estudios de nivel superior, que reunidos en comunidad, tie-nen como centro a Cristo, viven un proceso de formación integral con diálogos entre fe-cultura, fe-ética, fe-ciencia. Tienen una actitud crítica ante la realidad, ofreciendo sus conocimientos y habilidades al servicio de los pobres. Su mi-sión evangelizadora, en y desde la universidad, genera cambios a formas nuevas de vida en las relaciones entre las personas y las estructuras107.

b) La Pastoral de Jóvenes profesionales, inte-gran los jóvenes egresados de las universidades o que se consideran como tal; se encuentran en una época clave de decisiones determinantes para su vida (¿trabajo ético?, ¿estilo de vida?, ¿casarse?, ¿formar una familia?, ¿compromiso social?, etc.). Su misión es formar jóvenes crí-ticos que se comprometan en la transformación de todos los ambientes de vida (laboral, familiar, social, político, etc.), de tal manera que tanto las personas como las estructuras queden al servicio del desarrollo humano108.

c) La Pastoral Juvenil Estudiantil, busca ser una Pastoral de jóvenes estudiantes organiza-da en el medio escolar, viviendo en comunida-des, posibilitando el desarrollo de un proceso de formación integral, con una metodología pro-

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pia, buscando ser testimonio vivo de Jesucristo, siempre respetando los signos de los tiempos y el protagonismo juvenil, teniendo una opción por los jóvenes y los pobres109.

d) La Pastoral Juvenil en situaciones críticas, es la misión que realiza la iglesia en América La-tina a ejemplo de Cristo, Buen pastor, incultu-rando el Evangelio a través del acompañamiento y amor a los jóvenes estigmatizados por la so-ciedad, a fin de que juntos –agentes y jóvenes- lleguen a ser protagonistas y constructores del Reino de Dios110.

e) La Pastoral Juvenil Obrera, es la acción or-ganizada en pastorales específicas y movimien-tos evangelizadores de jóvenes trabajadores del medio popular, para dar a conocer a Cristo obre-ro y su proyecto de liberación. Utilizando una metodología de “acción - reflexión - acción, que partiendo de la realidad nos lleva a la transfor-mación de una situación de injusticia y margi-nación a un estado libre y de equidad social111.

f) La Pastoral Juvenil Rural y la Pastoral Ju-venil Indígena, son la acción evangelizadora de la Iglesia joven de América Latina que movidos por la fuerza liberadora del Espíritu, promue-ve una formación integral donde el joven es el protagonista del desarrollo humanizador de sus pueblos, enraizados en su cultura originaria y en su amor por la madre tierra, que les ayuda a dar razón y sentido de su vida112.

297. En una mirada global, pueden subrayarse las

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siguientes líneas de acción de la Pastoral Juve-nil de Medios Específicos113:

a) Promover la articulación con las Pastorales y Movimientos a nivel Diocesano, Nacional y Latinoamericano, en un marco de respeto y comunión para lograr un mayor enrique-cimiento de experiencias y ser signo de uni-dad como Iglesia joven.

b) Promover con los jóvenes la vivencia de la espiritualidad desde sus propias realida-des, reflexionando los hechos de vida ilu-minados por el Evangelio, para cumplir su misión y profetismo en el mundo.

c) Desarrollar planes de formación integral para jóvenes, animadores y asesores desde una perspectiva crítica de su realidad y cul-tura, con el fin de unir fe y vida en proyectos personales y comunitarios, que les lleven a un compromiso liberador en la construc-ción de formas de vida digna.

2.2.3.7. Pastoral de Adolescentes

298. Dentro de esta propuesta de Pastoral Juvenil diferenciada, conscientes del antes, durante y después que implica la pastoral orgánica, ante el fenómeno de que muchos adolescentes se sienten jóvenes y muchos jóvenes asumen acti-tudes adolescentes, se inició también el camino de una propuesta orgánica para la Pastoral de adolescentes.

299. Los Encuentros Latinoamericanos de Pastoral

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de Adolescentes realizados son cuatro: el pri-mero en Bogotá, Colombia, en marzo de 1996; el segundo en Cochabamba, Bolivia, en 1999; el tercero en Quito, Ecuador, en septiembre –octubre de 2002, y el cuarto en San José, Costa Rica, en noviembre de 2005.

300. Estos encuentros han sido un espacio de re-flexión, intercambio y evaluación de las expe-riencias del trabajo pastoral entre adolescentes para animar, apoyar e impulsar la implementa-ción y la organización de la Pastoral de Adoles-centes en América Latina.

301. La pastoral de los adolescentes, nace y se desa-rrolla como un proyecto dinámico y en cons-tante transformación, nos reta a buscar cami-nos cada vez más eficaces para responder a la vida de los jóvenes, en este momento de su existencia. Se trata de ayudarles a descubrir su misión en la vida y a construir un proyecto histórico, que les permita vivir en coherencia con esa misión. Pero esta tarea está situada en un contexto antropológico y cultural cada vez más desafiante, que nos obliga a recrear lo que hacemos, con nuevos análisis y con nuevos li-neamientos pedagógicos. No basta tener clara la misión de la pastoral, es fundamental saber cómo va a cumplir dicha tarea, especialmente ahora cuando surgen nuevos desafíos, nuevos paradigmas, nuevas sensibilidades, en el or-den humano social y espiritual.

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2.3. Congresos Latinoamericanos de Jóvenes

302. Los Congresos Latinoamericanos de Jóvenes, no sólo han dado la pauta para los grandes temas teológicos pastorales a discernir, sino que han sido toda una escuela de planificación participativa. Hasta hoy se han realizado tres Congresos Latinoamericanos de Jóvenes:

303. El primero, se realizó del 28 de diciembre de 1991 al 05 de enero de 1992, en Cochabamba, Bolivia. Tuvo por lema: “Jóvenes con Cristo, construyamos una nueva América Latina”, cuyo objetivo general fue “Incrementar un mayor compromiso y testimonio de la juven-tud latinoamericana en la construcción de una nueva civilización en el Continente”, explicita-do en tres objetivos específicos: a) “Reafirmar nuestras raíces en la fe cristiana creando una instancia de comunión y participación entre la juventud del Continente, que le permita ce-lebrar su fe, compartir esperanzas y aunar es-fuerzos en la tarea común de anunciar y cons-truir el Reino”; b) “Ofrecer una contribución efectiva a la IV Conferencia en lo que se refiere a la responsabilidad y participación de la ju-ventud en la vida de la iglesia y la sociedad”; c) “Celebrar los 500 años de la evangelización, los signos de la presencia de Dios en América La-tina y los retos que el Continente nos presenta. Celebrar el camino de su Pueblo marcado por la cruz y el martirio”114.

304. El segundo, se vivió del 03 al 11 de octubre de

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1998, en Punta de Tralca – Chile, el lema fue: “Jóvenes con Cristo, transformando América Latina con justicia y esperanza”. El objetivo general fue “Formular nuevas líneas de ac-ción y compromiso de la Pastoral Juvenil del Continente hacia el III Milenio, a partir de la valoración del camino recorrido, los cambios culturales y la situación de pobreza, en orden a contribuir en la construcción de la civilización del Amor”115.

305. El tercero, se llevó a cabo del 05 al 11 de sep-tiembre del 2010 en Los Teques – Venezuela. El tema fue: “Jóvenes de América latina, discípu-los misioneros de Jesucristo hoy para la vida de nuestros pueblos”, el lema fue: “Caminemos con Jesús para dar vida a nuestros pueblos”. El objetivo general fue “Actualizar las orienta-ciones de la Pastoral Juvenil latinoamericana que favorezcan el encuentro de los jóvenes con Jesucristo y la construcción de su proyecto de vida, asumiendo el discipulado misionero, para la transformación de nuestros pueblos”116.