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    Jueves 31 de julio de 2008

    Psicologa del tirano

    Por Marcos Aguinis

    Para LA NACION

    Abord este asunto en el programa Hora clave y recib tantos pedidos para que lo

    escribiera, que cedo al reclamo. No dije nada original, porque ya lo haba desarrollado

    en uno de mis libros. En l me baso de nuevo ahora.

    Sostuve que existe un "romance secreto" con los tiranos, a quienes se llama, segn las

    pocas, caudillos, dictadores, "mano dura", personalidad carismtica o jefe autoritario.

    Por ejemplo, los caudillos, dueos de vidas y haciendas, eran adorados por su valenta,

    su crueldad, su viveza, su obstinacin y hasta su generosidad caprichosa. Gobernaban

    como un rey, pero no como cualquier rey, sino como un tirano, segn el clsico modelo

    que nos viene de la antigua Grecia.

    Ricardo Moscone, mientras realizaba una prolija investigacin para componer su

    exhaustiva biografa sobre Scrates, revis las frecuentes condenas a la tirana que

    realizaban los autores de aquel tiempo. Advirti que Sfocles quizs haya intitulado su

    tragedia inmortal con el nombre Edipo, a secas. Dijo que tal vez haya preferido Edipo

    tirano. No Edipo rey, porque la palabra "rey" slo es pronunciada una vez, hacia el

    final. La palabra "tirano" es repetida siete veces.

    Freud se inspir en esa tragedia para identificar el conflicto nuclear de la neurosis,

    debido al incesto que Edipo comete con su madre y por haber asesinado a su padre. En

    la Europa victoriana, cuando el psicoanlisis realizaba sus primeros avances, era

    decisivo poner el acento en estos puntos. Pero quedaban en la sombra otros, de gran

    riqueza. El complejo de Edipo, centrado en esos dos aspectos, adquiri un enorme

    desarrollo terico; no as, en cambio, otro elemento bsico: la tirana, que esa obra

    expone de un modo magistral.

    El desarrollo del argumento se adelanta a la tcnica de las novelas policiales, porque

    desde el comienzo presenta un enigma por resolver: la causa de la peste que asolaba a

    Tebas. La peste no eran ratas o piojos o culebras venenosas. La peste innominada, en

    realidad, eran la tirana y sus manejos. Edipo es un tirano que rene en su personalidad

    y conducta todas las lacras. Desconoce la jerarqua y dignidad del prjimo debido a su

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    narcisismo. Tiene tanto odio que enajena antiguos vnculos y hasta lazos de sangre. No

    ama ni le alcanza lo mucho que ya tiene. Lo asaltan accesos de furia. Grita fuerte e

    insulta, grosero. Su cabeza est nublada por una incesante paranoia, que no le da reposo.

    Es incapaz de escuchar los buenos consejos cuando se oponen a sus deseos o puntos de

    vista y considera enemigos detestables a quienes los formulan. No soporta ninguna

    derrota. No admite errores. Su supery es destructivo, por lo cual es impotente para

    comprender al otro que, si no se doblega, lo acusa de enemigo. Le hierve el anhelo de

    venganza contra quienes considera un obstculo para sus ambiciones, aunque antes lo

    hayan servido como sbditos obedientes.

    La obra tambin revela que una tirana puede instalarse por decisin popular. Edipo es

    elegido por los ciudadanos de Tebas. En este aspecto, no podemos sino redoblar nuestra

    admiracin por Sfocles, que hace 2500 aos nos adverta que los tiranos pueden

    acceder al poder con aplausos y felicidad comunitaria. Hitler fue elegido. Chvez fue

    elegido. Eso no garantiza que una vez en el trono, mantengan la ley y merezcan ser

    alabados como demcratas. No alcanza la eleccin: es determinante cmo se procede

    despus. Si despus corrompen las instituciones, persiguen a los que piensan diferente,

    generan confrontaciones para justificar los desquites y realizan una apropiacin

    indebida del patrimonio ajeno, la presunta democracia pasa a ser una tirana.

    El retumbante coro de la tragediaEdipo tirano exige conservar las leyes. Porque son las

    leyes lo primero que profana el tirano, esa singular peste de la sociedad. Despus el coro

    seala que la intemperancia engendra a los tiranos y que, si llegan muy arriba, se

    despean, con dolorosas consecuencias para todos.

    En Grecia, el vocablo tyrannosse aplicaba a dioses y hombres. Se refera al poder

    absoluto y arbitrario que no respetaba la ley, cuyas normas deban flotar por encima de

    ellos mismos. Es un tyrannos quien adopta medidas despticas que incluyen la fuerza:

    castiga, destituye, descalifica, persigue, destierra y hasta mata. El tyrannoses violento.

    Es rencoroso. Prefiere permanecer ensimismado, encerrado, slo accesible a los

    aduladores, para sostener su mundo ilusorio, autista. Ignora la piedad y el perdn, que

    considera signos de peligrosa debilidad o derrota. Jams se pone en el lugar del prjimo,

    al que, en general, desprecia cuando no le sirve. Considera que merece que todo le

    pertenezca. Por eso se dedica a confiscar los bienes ajenos. Y no lo frena el pudor al

    mentir, en especial cuando asegura que ayuda a los pobres y dbiles. Pero los pobres

    siguen siendo pobres, para constituir su ejrcito ciego, ignorante, que lo apoya paracontinuar atornillado en el poder. Dice que gobierna para todos, pero es mentira, porque

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    margina sin clemencia a quienes no bajan la cabeza ante l ni doblan la rodilla. Le fallan

    las percepciones debido a la omnipotencia de su mente inmadura. Su soberbia requiere

    una reiterada convalidacin por parte de los aduladores, que deben servirle halagos

    como si fuesen el pan de cada da. Es un negador tenaz de la realidad, a la que le impide

    que llegue a su retina. Por eso, Edipo termina arrancndose los ojos: ojos que se

    negaron a ver.

    Es notable que, cuando ya haba perdido su cetro y, pese a semejante debacle quera

    seguir mandando, su sucesor, el tirano Creonte, le reproch: "No quieras mandar en

    todo, Edipo, cuando incluso aquello en que triunfaste no te ha dado provecho en la

    vida".

    Segn Plutarco, uno de los famosos sabios de Grecia, llamado Bas de Priene, cuando

    fue interrogado sobre los animales salvajes, contest de esta forma: "De los animales

    salvajes, el ms feroz es el tirano, y de los animales domsticos, el ms peligroso es el

    adulador". Podemos agregar que ambos se complementan y nutren bebindose la misma

    sangre.

    En la Argentina hemos disfrutado puestas escnicas inolvidables de la tragedia de

    Sfocles. El psicoanlisis ha cepillado hasta la raz, ida y vuelta, el complejo de Edipo.

    No obstante, el tirano que los griegos clsicos nos aconsejaban mantener lejos, como un

    mal endmico, sigue vigente en el querer secreto de la sociedad. Por eso los elegimos,

    por eso no les ponemos lmites o incluso negamos que tengan rasgos ominosos. No

    denunciamos con fuerza sus defectos, sus vicios y abusos, sino que tendemos a

    racionalizarlos, a menudo por miedo o intereses egostas. Franjas importantes -por

    motivos espurios, a veces; por obnubilacin emotiva, otras- tienden a seguir confiando

    en que cumplirn sus promesas de brindarnos un pas mejor y superarn el retroceso que

    padecemos en casi todos los rdenes. Dicen que son ellos quienes combatirn el dragn

    que nos chupa la riqueza, nos hace trampas, nos devasta. Sus promesas son altisonantes

    y aseguran reivindicaciones, ecuanimidad, progreso; aseguran ser lo mejor de la

    historia. Pero el progreso se reduce a engordar sus propios bolsillos y los del crculo de

    amigos incondicionales (que tienen la etiqueta de ese animal domstico y daino

    llamado adulador).

    Los tiranos, una vez encaramados, sobre el pao verde de la ruleta nacional, barren

    como un crupier todas las fichas al alcance de su rastrillo. Se ocupan, desde el alba de

    su gestin, en destruir los controles y los frenos que puedan bloquear sus propsitos.

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    Algunos son ms prudentes y disimulados; otros se envalentonan hasta la nusea. No

    consideran que la corrupcin sea inmoral si lleva agua a su molino.

    La corrupcin, en sus manos, es una herramienta adicional para mantener puesta una

    soga en el cuello de los cmplices: as no hablan ni se sublevan. El tirano puede ser todo

    lo maligno que se quiera, pero no es tonto.

    Sus efectos deletreos no se limitan a la gestin, sino a la degenerada ejemplaridad que

    inyectan en sus familiares, seguidores y el resto de los habitantes. Eduardo Fidanza me

    record un pasaje del libro Masa y poder, de Elas Canetti, donde titila este caso

    impresionante: "Cuando en la corte de Uganda rea el rey, rean todos; cuando

    estornudaba, estornudaban todos; cuando tena un enfriamiento, todos aseguraban

    tenerlo; si se cortaba el pelo, todos se hacan cortar el pelo". Pero esa ejemplaridad

    produca consecuencias graves, porque implicaba coaccin: "Que l estornude significa:

    estornudad! Que se caiga del caballo: caed!" Todo apuntaba a reforzar su dominio.

    Sus gestos y expresiones deban ser celebrados con aplausos y tambin se deba alentar

    su repeticin. "Pocos logran sustraerse de la obligacin que emana de mil manos

    aplaudiendo", enfatiza Canetti.

    El premio Nobel va ms lejos an, cuando indica que el mbito donde sucede lo que ha

    descrito se llama corte. Por eso "hacer la corte" y "adular" son sinnimos. La corte est

    infectada de subordinacin y servilismo. "Cortesano" es una persona obsequiosa con su

    superior, un vasallo. Cmo abundan!

    Y aqu cierro el artculo. Cualquier semejanza con nuestra realidad nacional no es pura

    coincidencia, sino que queda a criterio del lector.

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    Introduccin

    En el siguiente trabajo se abordar un texto argumentativo y se proceder a demostrar

    cules son las caractersticas que hacen que sea de este tipo y no, por ejemplo, un textoexpositivo.

    Psicologa del Tirano, de Marcos Aguinis es el texto seleccionado para el siguiente

    trabajo prctico. De l se extraern recursos que son propios de un texto argumentativo,

    tales como: citas de autoridad, ejemplificaciones, comparaciones, generalizaciones, etc.

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    El texto seleccionado,Psicologa del Tirano, es un editorial de un diario y, por lo tanto,

    es un artculo de opinin en el que un enunciador expresa su punto de vista sobre un

    tema especfico.

    Para lograr sostener su tesis, el narrador, se vale de argumentos que van a fundamentar

    lo expuesto.

    Es un texto cargado de subjetividad que busca influir sobre el lector mediante ciertos

    recursos que son solo permitidos en un escrito de este tipo.

    Tesis expuesta:

    Es un tyrannos quien adopta medidas despticas que incluyen la fuerza Es un

    negador tenaz de la realidad, a la que le impide que llegue a su retina.

    Recursos argumentativos:

    -Ejemplificaciones:

    () los caudillos, dueos de vidas y haciendas, eran adorados por su valenta,

    su crueldad, su viveza, su obstinacin y hasta su generosidad caprichosa.

    Edipo es un tirano que rene en su personalidad y conducta todas las lacras

    () Le hierve el anhelo de venganza contra quienes considera un obstculo

    para sus ambiciones, aunque antes lo hayan servido como sbditos obedientes.

    Hitler fue elegido. Chvez fue elegido.

    "Cuando en la corte de Uganda rea el rey, rean todos; cuando estornudaba,

    estornudaban todos; cuando tena un enfriamiento, todos aseguraban tenerlo; si

    se cortaba el pelo, todos se hacan cortar el pelo".

    -Comparaciones:

    Gobernaban como un rey, pero no como cualquier rey, sino como un tirano,

    segn el clsico modelo que nos viene de la antigua Grecia.

    En la Argentina hemos disfrutado puestas escnicas inolvidables de la

    tragedia de Sfocles.

    Algunos son ms prudentes y disimulados; otros se envalentonan hasta la

    nusea. No consideran que la corrupcin sea inmoral si lleva agua a su

    molino.

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    Citas de autoridad:

    () Sfocles adverta que los tiranos pueden acceder al poder con aplausos

    y felicidad comunitaria.

    Segn Plutarco, uno de los famosos sabios de Grecia, llamado Bas de Priene,

    cuando fue interrogado sobre los animales salvajes, contest de esta forma: De

    los animales salvajes, el ms feroz es el tirano, y de los animales domsticos, el

    ms peligroso es el adulador".

    Eduardo Fidanza me record un pasaje del libro Masa y poder, de Elas

    Canetti, donde titila este caso impresionante: Cuando en la corte de Uganda

    rea el rey, rean todos; cuando estornudaba, estornudaban todos; cuando tena

    un enfriamiento, todos aseguraban tenerlo; si se cortaba el pelo, todos se

    hacan cortar el pelo".

    "Pocos logran sustraerse de la obligacin que emana de mil manos

    aplaudiendo, enfatiza Canetti.

    -Generalizaciones:

    Por eso los elegimos, por eso no les ponemos lmites o incluso negamos que

    tengan rasgos ominosos. No denunciamos con fuerza sus defectos, sus vicios y

    abusos, sino que tendemos a racionalizarlos, a menudo por miedo o intereses

    egostas.

    Algunos son ms prudentes y disimulados; otros se envalentonan hasta la

    nusea. No consideran que la corrupcin sea inmoral si lleva agua a su

    molino.

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    Conclusin

    Finalmente, es posible afirmar que el texto analizado es un texto argumentativo por ser

    un artculo de opinin que presenta una tesis que es reafirmada con diversos argumentos

    planteados por el enunciador, que recurre en algunos casos a opiniones de otras

    personas sobre el tema.