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Marcuse y la crítica al concepto positivista de Hecho INTRODUCCIÓN A partir del momento en que Saint-Simon y Comte acuñaron la ex- presión «filosofía positiva”, la cultura occidental hasta nuestros días re- conoce unánimemente la existencia de una corriente positivista, que atraviesa el desarrollo del pensamiento filosófico de los siglos xíx y xx. Admitiendo como inevitable la necesidad de simplificar para todo histo- riador de la filosofía, comenzaremos por recoger aquí la caracterización general del Positivismo que hace unos veinte años llevara a cabo Les- zek Kolakowski 1. Corno postura filosófica, el Positivismo tiene que ver fundamental- mente con el saber humano: sin ofrecer una respuesta unánime y defini- tiva a la cuestión de la adquisición del conocimiento, acierta a formular un conjunto de criterios encaminados a establecer una demarcación más o menos rigurosa entre los problemas dignos de consideración, por un lado, y las cuestiones mal planteadas o mal construidas, por otro. Pa- ra Kolakowski, estas reglas que hay que tener en cuenta a la hora de lle- var nuestra atención sobre el contenido de nuestros enunciados sobre el mundo, pueden resumirse en cuatro esenciales. Sería la primera la regla del «fenomenalismo”: «no existe diferencia real entre esencia y fenómeno»2. No hay, tras lo que se muestra en la experien- cia, ninguna realidad no susceptible de revelarse directamente al conoci- miento común. Con lo que toda discusión que preterida trascender la Para lo que sigue, dr. Kolakowski, L., La Filoso fía Positivista. Ciencia y Filosofía. Trad. C. Ruiz-Ramón. Cátedra> Madrid, 1979, págs. 13 y ss. 2 Ibid., pág. 15. Anales del Seminario de Metafísica, XXII. 1987-88. Ed. Universidad Complutense. Madrid.

Marcuse y la crítica al concepto positivista de Hecho · riencia, la razón no puede fundar juicios valorativos ni prescifiptivos. Só-lo son científicamente fundamentales, en este

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Marcusey la crítica al conceptopositivistade Hecho

INTRODUCCIÓN

A partir del momentoen que Saint-Simony Comte acuñaronla ex-presión «filosofía positiva”, la cultura occidentalhastanuestrosdías re-conoce unánimementela existenciade una corriente positivista, queatraviesael desarrollodel pensamientofilosófico de los siglosxíx y xx.Admitiendo como inevitable la necesidadde simplificar paratodo histo-riadorde la filosofía, comenzaremospor recogeraquíla caracterizacióngeneraldel Positivismo que haceunosveinte años llevara a caboLes-zek Kolakowski1.

Corno posturafilosófica, el Positivismo tiene que ver fundamental-mentecon el saberhumano:sin ofrecerunarespuestaunánimey defini-tiva a la cuestiónde la adquisicióndel conocimiento,aciertaa formularun conjunto de criterios encaminadosa estableceruna demarcaciónmás o menosrigurosaentrelos problemasdignosde consideración,porun lado,y las cuestionesmal planteadaso mal construidas,por otro. Pa-ra Kolakowski, estasreglasquehay queteneren cuentaa la horade lle-varnuestraatenciónsobreel contenidode nuestrosenunciadossobreelmundo, puedenresumirseen cuatroesenciales.

Seríala primera la regladel «fenomenalismo”:«no existediferenciarealentreesenciay fenómeno»2.No hay, tras lo quese muestraen la experien-cia, ningunarealidadno susceptiblede revelarsedirectamenteal conoci-miento común. Con lo que toda discusión que preterida trascenderla

Paralo quesigue,dr. Kolakowski, L., La Filosofía Positivista.Cienciay Filosofía.Trad.C. Ruiz-Ramón.Cátedra>Madrid, 1979,págs.13 y ss.

2 Ibid., pág. 15.

Analesdel Seminariode Metafísica,XXII. 1987-88.Ed. UniversidadComplutense.Madrid.

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empiria dará inmediatamenteen el verbalismo.Términoscomo <‘mate-na» o «espíritu»condensanexplicacionesqueen realidadnadaexplican.

~‘Todosaberformuladoen términosgeneralescarecede otros equiva-lentesqueno seanlos objetosconcretossingulares»,nosdice la segundaregla, la del nonzinalisrno3.Los conceptosquedaríande estemodoredu-cidosa útiles métodosde descripciónde las realidadesempíricas,instru-mentosconceptuales.Fácil es darsecuenlade queestasegundanormapositivistaconstituye,en realidad,unaderivaciónde la anterior:el mun-do queconocemoses un conjunto de hechosindividualesaccesiblesa laobservación,hechosqueclasificamosy organizamosdel modomás eco-nómico posiblepor medio de las herramientasabstractas.

Es también en relación con las precedentescomo el Positivismoenunciasu terceraregla: los juicios de valor y los enunciadosnormati-vos carecende significado cognoscitivo. Puestoque calificativos como«bueno”o <‘hermoso>’ no se correspondencon nada «dado»en la expe-riencia,la razón no puedefundar juicios valorativosni prescifiptivos.Só-lo son científicamentefundamentales,en estesentido, los juicios tecno-lógicos,dadoquedesdeel momentoen quenosacercano nosalejandelobjetivo deseado,puedenser calificadosde verdaderoso falsos.Ahorabien, estono es posible respectode los objetivos mismos.

Todaslas doctrinaspositivistasincluyen,por último, la conviccióndela unidad básicadel métodocientífico. Se tratade la creenciaen que laadquisicióndel conocimientoobjetivo y la elaboraciónde la experienciaatravésde la teoríapresentanidénticasfasesy modalidadesen todosloscamposde la ciencia.De maneraque si aún no hay una sola y mismaciencia,ello se debeal progresodesigualde las diferentesramas.Y confrecuenciase asegura,además,que la reducción se cumplirá como re-ducción a las cienciasfísicas.

Tomandocomo baseestasprescripciones,los positivistasdescalifica-rán como metafísicaa toda reflexión no susceptiblede fundarsepor en-tero sobredatosempíricos,a todaaquellaqueformula susjuicios de talmaneraque la experienciano puederefutarlos.

Desdeunospresupuestosradicalmentediversos,por el contrario, loscuatro criterios esencialesvan a serdesmentidose interpretados:en suCrítica de la RazónJnstrumeníat,Horkheimerseenfrentaráa la absolu-lización de los hechos,considerandoal Positivismocomola másconsu-madareificación del ordenexistente,esencialmenteconectadocon la so-ciedad industrial.

“El Positivismoes tecnocraciaIilosólica”t

Ibid., pág. 17.cfr. Horktieimer, Mx Crítica de la RazónInstrumentaLEd. castellanaen Editorial Sur,

BuenosAires> 1969.Op. cit., pág. 70.

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En lo quesigueseexaminaránlos sentidosqueestadeclaracióncríti-caasumenen la obra de uno delos pilaresintelectualesde la TeoríaCrí-tica: HerbertMarcuse.

1. EL MOMENTO DIALÉCTICO

1. Hegelversusel Positivismo.Al exigir que la reflexión seplegaraentodo casoala realidadempíri-

ca, eí Empirismo clásicoestabaatacando,en realidad,el sentidomismode la empresafilosófica: puestoqueen los hechosdadosno es posibleencontrarunidad ni universalidad,los conceptosy principios de la razónven deslegitimadala validez incondicionadaqueparasi reclaman.En elconflicto Empirismo-Idealismo,Marcuseinterpretaque lo que estáenjuego esel mismo destinohistórico de la humanidad,nadamenos.Por-que,de triunfar la ofensivaempirista,se haríanestérilestodos los inten-tos de imponerun ordennacionala las formasde vida existentes,con loque el acontecerhumano acabaríasometiéndosea los ciegospoderesdel orden fáctico dominante6.

Desdeestepuntode vista, Razóny Revolución respondeal deseonosólo de rescatara Hegel,como racionalista,de la explotaciónnazi7, sinotambién, lo que en el fondo no dejade sermuy parecido,de reivindicarla dimensióncrítica del Idealismo frente a la función conservadoradelprevalecienteenfoqueempirista. La razón sólo puedeir más allá de labrutalidadde lo queessi se haceconscientede la universalidady necesi-dadde sus ideas> es decir, si seatrevea colocar el criterio de verdadensu ámbitopropio, arrebatándoseloa la esferade los hechos.De ahí quecierta destrucciónde la metafísicaequivalga,para Marcuse,al encierrodel hombredentrode los límites férreosdelo dado.Segúnlos idealistasalemanes,y esteesel mensajequenuestroautor desearecuperar,la re-ducciónde la naturalezahumanaala experienciay a la costumbreno esotra cosaque la negaciónde la verdady la razón8.

Fue la RevoluciónFrancesala queenseñóa Hegelquela razónacier-ta a reconocer,a la luz de sus ideas,las potencialidadesdel mundodado,y quees capazde someteréstasa aquellas.Setrataría,en primer lugar,del mundo humano,individual y social:

“Encontramosaquí la categoríamásimportantede la razón,a saber,la liber-tad.La razónpresuponela libertad,eí poderde actuarde acuerdocon el conoci-

6 Cfi’. Marcuse,1-1.: RazónyRevolución.Hegelyel surgimientodela TeoríaSocial.Trad.Fombonade Sucrey Rubio Llorente.Alianza, Madrid, 2971, pág. 24.

Cfi’. Jay, M.: La ImaginaciónDialéctica. Historiade la Escuelade Frankftsrty del Insti-tuto de InvestigaciónSocial, (1923-1950).Trad. J. C. Curutchet. Taurus> Madrid> 1974,pág. 139,

Marcuse>H.: Razóny Revolución,pág. 25.

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miento de la verdad,el poderde dar forma a la realidadconformea suspo-tencialidades.“~

A Marcusele interesade Hegel,antetodo, el nuevoconceptode reali-dad quesuobra inaugura.Mientras hayaalgunadistanciaentre lo exis-tentede hechoy lo potencialqueincluye, no estaremosante lo realensentidoestricto.Realessólola unidad,nuncainmediata,de razón y <‘rea-lidad». Lo que existede hechoesapariencia,siendo real lo queexistedeacuerdocon las normassupremasde la razón.De forma que Marcusecoincidecon la lecturarevolucionariaquela izquierdahegelianahicieradel dictum máscélebredel maestro:no sepuedeconsiderarreala lo queno estáadaptadoa la ideade la raz.on.

Más allá de la reflexión aisladaqueespropia del entendimiento,esafacultadquecontemplael mundocomo un sistemafijo decosasaisladasy oposicionesinsolubles,gobernadopor los principios de identidady decontradicción,la Vernunjt realizala unidadquesubyacetras los opues-tos: su tareaconsisteen restaurarla totalidadqueel Verstandha roto. Elsentidocomúnsecaracterizasobretodopor pasarpor alto las potencia-lidadesque no estándadas,peroque anidan,en lo existente,engañadocomo estápor la ilusión de unaidentidadinmediatade esenciay existen-cía. Pero tal identidadsólo puedelograrsedespuésde los arduosy pro-longadosesfuerzosde la razón,unavezasumidacomo puntode partidainexcusablela desconfianzarespectode la autoridaddel hecho.

En estepunto seplanteael principio idealistade la unidadde pensa-miento y ser, desdela perspectivade la unificación de los opuestos:se-mejanteprocesosólo concluye cuandocadapartey cadaindividuo ob-tiene toda su significación y todo su sentido de la relación en que seencuentracon la totalidad, De maneraque,en suverdaderafigura, el ser

‘oobjetivo tiene queser comprendidocomo sersubjetivo

Porotra parte,asistimosala rehabilitaciónde la «verdadontológica»frenteal exclusivismode la proposicional.Algo esverdaderosi es idénti-co a suBegriff, paradecirlo hegelianamente:si eslo quepuedeser,pues-to quela verdades realidaden devenir.No esverdaderolo queestásim-plementedado; se haráverdaderosólo en el procesoque niegay superaesainmediatez.En contra del sentidocomún, los hechosdadosson enrealidadla negaciónde la verdad,suocultaciónprimigenia.Con todoes-to sehaceevidenteque«la dialéctica representala tendenciacontrariaacualquierforma de positivismo»’1. Todo ha de serjustificado anteel tri-bunal de la razón,queesquien detenta,y no los hechosdados,la autori-dadsuprema.

Op. cit, pág. 15.

>« Op. cit, pág. 143.

Op. cftj pág.32.

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La verdaderanaturalezade unacosaseclarifica paranosotrosen suRegriff, al mismo tiempoquellegamosala evidenciadequelas cosasal-canzansuverdadsólo si nieganla limitación de lascondicionesdetermi-nadasen las queexisten.En el Begrijí estáncontenidastodaslas poten-cialidadesde unacosa,y el existentealcanzasuserverdaderocuandosecumplensuspotencialidades,esdecir,en el momentoen quesedaiden-tidad entresuexistenciay suBegrift. Lo quesuponeel procesodialécti-co, en el fondo,essortearesteabismo.Poresotodaslas cosasfinitas sonesencialmentenegativas.Y la salidade la finitud aisladaquela dialécticaimpulsa no deberállevarsea cabopor el caminoerradode la «mala»infi-nitud, quees lo quehaceel entendimientocuandoestableceunacadenainterminable de relaciones,sino por la sendaverdaderade la infinitud«real”, quesigueel propio movimiento del objeto en suvirtualidad crea-dora.

La verdadconsisteen el caminoquelleva a cadacosahastala identi-ficación de su existenciay su esencia; el juicio especulativosustituyeaquí a la proposicióndel sentidocomún y del métodocientífico tradicio-nal, sacudiendotoda verdad formal y fija:

«El lugar de la verdad no es la proposición,sino eí sistemadinámico dejui-cios especulativos,en el quecadajuicio tiene queser ‘desplazadopor otro, demodoquesólo e’ procesototal representala verdad.»’2

Contrael nominalismo,Hegelno dejade recordamos,por otra parte,que los elementosparticulares,los hechosy Los factoresindividuales,só-lo adquierensusentidoa travésdel universalal quepertenecen,conside-randosiemprequela relaciónentrelo particulary lo universalno esunamera relación lógico-formal, sino una relación ontológicapresenteentoda realidad.Ya el primer sistemahegelianoenfatizabala universalidadcorno serverdadero’3.Y en la Fenomenología,«historia inmanentede laexperienciahumana»,lo quecomo filósofos llamamosobjeto real, no esmásqueun universalconstituidopor la actividad intelectualdel sujeto:el poderde comprensiónde la concienciahaceal mundoreal, lo quesig-nifica quela realidadselocaliza siempredel ladode la universalidad.Esel universal«hombre»o «animal»el que posibilita la existenciadel hom-brey del animal individuales,ya queen lo universalsecondensanlaspo-tencialidadesmás altas, la verdaderaexistencia.De modo quela nega-ción se convierteen la liberación del universalcontenidoen el particular.

Apelaaquí Marcuseal conceptohegelianode posibilidad reaL Lo po-siblees la realidaddadamisma,peroconcebidacomo condiciónde otrarealidad.Estonos permiteenfrentarnosa la posición positivistaapartirde la mismanaturalezade loshechos:los hechossonlo queson,porque

‘2 Op. oit., pág. 105.

“ Loo. cit., pág. 91.

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se relacionancon lo queaúnno es un hecho,pero se manifiestaen loshechoscomo suposiblidad real’4.

Todo hechocontieneen sí un movimiento de autotrascendencia.Poreso el Positivismo,como total ignoranciade lo que la realidadpuedeydebeser,es la filosofía de la reificación: sumundoes un mundoajenoyfalso, desdeel momento en que concibe la objetividad tan sólo comodesvinculaciónrespectode los interesesy las inquietudesdel sujetohu-mano.Tanto la matemáticacomo la lógica formal posibilitan y perpe-túantal reificación, fijandoy aislandounosdeotros los aspectosparticu-laresde la totalidad.Con ello, destruyenla verdad.

El tránsitoa la filosofíade la historiaseproduceapartir de laconsta-tación de que la sustanciadel sujetoresideen suabsoluta negatividad: elyo niegalosobjetoscomoexistenciasindependientes,convirtiéndolosenmediosparasupropiarealización.Estees,y por razonesevidentes>el te-rreno haciael que nuestroautorqueríaconducirtodasu discusiónconel Positivismo.

Si bien las leyeshistóricas tienen que ser demostradaspartiendodelos hechos,los hechosen si mismos no nos dicen nada,nadanos reve-lan. La objetividad científica secumpleúnicamentecuandola aplicaciónde categoríasdefinidasorganizalos datosen susignificadoefectivo.Na-datienequeve~por tanto,con la recepciónpasivade lo dado.En unari-gurosapuestaen juego de la ideailustradapor excelencia,la ideade pro-greso,Hegel nos ha enseñadoque la racionalidadparcial de la realidadsociopolíticadadano tienemás remedioqueacabarcontradiciendola li-bre racionalidaddel pensamiento.Poreso esésteunaactividad peligro-say destructiva:trasciendesiemprelas cosasen direccióna suBegrifí, ast’ verdad.La crítica y la oposicióna lo dadoes la misma esenciadel su-jeto libre.

2. MARX VERSUSEL POSITIVISMO

Ya en el año 1937, Marcusehabíadeclaradoquela razónera «la cate-goría fundamentaldel pensamientofilosófico», concibiéndola ademáscomo tribunal crítico, y orientándolaclaramenteen un sentidomateria-lista’5. Si bien la influencia de Horkheimer,y el entusiasmoquesintierapor la recuperaciónde los Manuscritos marxianos,habíanido haciendoquese desvanecierala improntaquesobreél dejarael pensamientohei-deggeriano,lo cierto esquesuasuncióndel marxismono dejó nuncadeexhibir unaspeculiaridadessumamenteacusadas.Al haberinterpretadodesdeel principio el trabajo como una categoríaontológica,por ejem-

‘ Op. oir> pág. 152.‘~ Marcuse,Hs”PhilosopbyandCritical Thcoir, en Negations:Essaysin Critical Theoiy.

Tradj. J. Shapiro.Boston, 1968, págs.135-136.

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pío, Marcuseha dadopie a quealgunosestudiososde suobra acuñaranla expresión,sin duda exótica, de ~‘marxismo heideggeriano»’6.Una ex-presión,empero,que en todo lo referentea la veneraciónpositivista delos «hechos»estáa nuestrojuicio justificada.

Frentea los clásicosde la economíapolítica,Marx enseñaaMarcuseque no cabehablar, respectode la totalidadde las relacioneseconómi-cas,de un simplerepertorio de hechosaisladosy objetivos.El trabajonoes un medio paramantenerla vida, sino el desarrollode la naturalezagenéricadel hombre, conformea la leccióndel Marx juvenil. Poreso lascategoríaseconómicashande sertratadascomo factoresdeterminantesde la existenciahumana:es precisodeshacerla l/erdinglichung, a fin decobrarconcienciade que la «objetividad natural>’de las relacioneseco-nómicases meraapariencia.Yendomás allá de los hechosinmediatos,descubriremosqueno setratasino de formasde existenciahistóricaqueel hombrese da a sí mismo.Con estaconstatación,la teoríaeconómicasetransformaen teoríacrítica: muchotiene quever el fetichismo de loshechosdadoscon el fetichismo de la mercancía.Tantoen Marx comoenHegel:

«Cadahechoesmásqueun mero hecho:esunanegacióny unarestriccióndeposibilidadesreales.El trabajoasalariadoesun hecho,peroal mismotiempoesunarestriccióndeltrabajolibre quepodíasatisfacerlas necesidadeshumanas.”’7

Si en el primer volumen de El Capital, Marx obliga a la «realidad>’aconformarsecon su concepto,es porque sabeque seríaimposible darcon la esenciadel modode produccióncapitalistasi nosciñéramosa lafalsaconcreciónde las formaseconómicasefectivamenteexistentes.Deahí que el análisis marxianoconsiderea su objeto como una totalidadhistórica,en la búsquedade la verdaderaconcreción:sólo de la totalidadreciben los diversosaspectossu significado real. Tambiénen Marx, co-mo en Hegel, poseela realidadun carácternegativo.Peroparael filóso-fo idealistasetratabade unatotalidadontológica,unatotalidadcerradade antemano:«la historia semodelaba(enHegel) segúnel procesometa-fisico del ser”’8. El vuelco materialistadesvinculaa la dialécticade estabaseontológica,convirtiéndolaen dialécticahistórica de una totalidadmuy diferente,la de la sociedadde clases.La verdadvamásallá, en todocaso,de la realidadhistóricadada,perosó/o en el sentidode quepasadeunaetapahistóricaa otra.

Lo quela sociologíapositivistasepropone,frente al pensamientone-gativo, no essino estudiarlos fenómenossocialesy políticoscomo obje-

‘» Nos referimosfundamentalmenteal estudiode Picconey Dcsfini, «MarcusesHei-deggerianMarxism», aparecidoen Telas (1970).

‘~ Marcuse,H.: Razóny Revolución>pág. 277.‘8 Op. oir, pág. 306.

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tos sometidosa leyesuniversalmenteválidas, segúnel modelo de la ne-cesidadobjetivapropio de las cienciasnaturalesde la épocade sucons-titución. La experienciaperceptivadeberecoger«objetivamente»lo dado,y despuésel razonamientodeberáacogerloy aceptarloen el discerni-miento de susconexiones.De estemodo, el Positivismoexpulsaa la crí-tica del panoramasociológico,haciéndoseaquípatentepor quéel inte-res rector de toda la filosofía comteanano es otro queel interéspor laCausede /‘ordre.

Mientras que los hechosa los que los ilustradosapelabanactuaronde verdaderaspalancaspara derribarel orden feudal, aquellosante losquesepostranlos positivistasdecimonónicosconllevanunaactitud pro-fundade resignaciónanteel consolidadoordenburgués.En estepunto,la reacciónaciertaaexpresarseen el vocabulariode la teoríadel conoci-miento. Lo esencialesel anhelode certeza,queestavez logra satisfacer-seen la inexorabilidadde los hechosy de susconexiones.Porqueya notiene sentido,estetipo de sociologíapositiva excluyede raíz todainter-venciónaxiológica, unavezque la tecnologíapolítica velapor el auténti-co progreso,el queserealizade acuerdocon la armoníade las leyesine-vitables que rigen el organismosocial. «La verdad es el hecho»,seríaellema del autoritarismo,la destrucciónde la razón’9.

II. EL MOMENTO PSICOANALÍTICO

Marcuseno empezóa leeren serioaFreudhastasullegadaa los Es-tadosUnidos. Curiosamente,estalectura tuvo el efecto de radicalizarladimensiónutópica de su pensamiento:el desafioconstantea lo dado.Porque ansiabaidentificar los obstáculospsicológicosque retardanelcambio social, y movido por sucesostan preocupantescomo la guerracivil españolao los procesosde Moscú,nuestro autoraplicó susesfuer-zos a subrayarlas implicacionespolíticas del último Freud, llegando apresentarnosal fundadordel Psicoanálisiscomo un «profetade la recon-ciliación»20,en absolutocontrastecon las interpretacionesde I-lorkhei-mero Adorno.

Los conceptosfreudianostienen un carácterahistórico,pero, frentealos revisionistas,lo únicoquehacefalta esdesarrollarsupropio conteni-do paradinamizarlos.El principio de realidad,por ejemplo,a pesardequeadoptaformashistóricasdiversas,apareceen Freudcomo un prin-cipio biológico. Peroaquí secontienela decisivaverdadde quela repre-sión de las pulsionesesel denominadorcomúnde todasesasformasva-

‘~ En estesentido,son deinteréslasreflexionesmarcusianassobrePositivismoy auto-,itaósmoapropósitodelanálisisdela obradeF. J. Stahlen RazónyRevolución,págs. 349-361

20 Cfr. Jay, M., op. oir, págs.183 y ss.

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riables:toda civilización, hastael presente,ha sidodominaciónorganiza-da2’. Marcusese apresuraadistinguir unarepresiónbásica,de naturale-za cuasi-biológica,de las restriccionesinstintualesoperadaspor el tipode dominación social prevaleciente:los interesesde la dominaciónreba-san,con mucho,el mero interésde perpetuarla especiehumana.Al con-ceptode represión excedente(Surpius Repression)seañadeel de princi-pio de actuación (PerjormancePrincipie), quedenotala forma históricadominantedel principio de realidad22.Esteúltimo va de la mano con lanoción marxianade trabajoalienado,cuyasexigenciasdeterminanla ac-tual modalidadhistóricaqueasumela interiorización de la agresividaden la moral burguesa.En efecto,ha sido siemprela situaciónde escasez(Lebensnot)la excusade toda represióninstitucionalizada.Una situaciónque el actualdesarrollotecnológicosubvierteradicalmente.

Sin embargo,a pesarde que la férrea dominación de antañose havuelto hoy gratuita, la represiónejercidasocialmentese intensifica.Sonmás intensasquenuncala separaciónde Logosy Eros, la restricción dela función cognoscitivade la memoria(basede todo pensamiento)por elprincipio de actuación,la sacralizaciónde un tipo de racionalidadqueha expulsadode suámbito todo rastrode fantasía...

Pormedio de estelenguajefreudiano,Marcusesiguerefiriéndosealomismo, y desdepuntosde vista semejantes.Puestoque Freud cayó enlas redesde la dialécticade la Ilustración,sehacenecesariorecuperarelpotencialcrítico de susnocionescapitales,y reconocerque,en la actua-lidad, cienciay religión colaboranen la tareade inculcaren los hombresel aprecioye1 respetoa loshechos,en un mundo alienado.Porquela ti-ranía irracional del principio de actuaciónnecesitapara reforzarsedelculto a los hechosdados,de la proscripciónde toda esperanzade algodiferentea lo quehay. Hay que resolversea denunciarla irracionalidaddel principio de actuacióndesdeuna razóndiferente,una razón queli-berea Eros en lugar de esclavizarlo: lanzaral Logos de la gratificacióncontra el Logos de la ahenación.Han sido pensadorescomo Nietzscbelos quehan Waldo a la memoria de Occidentela realidad de una razónantagónica poseidapor una actitud erótica anteel ser. Una razón queno conviertelos hechosen esenciasmetafísicasincontrovertiblese irre-mediables23.

Que la hipótesisde una civilización no represivaconstituyela expre-sión de unaposibilidad real,esdemostrablesólo si podemosinvalidar laidentificación freudianade principio de actuacióny principio de reali-dad.Con estefin, Marcusedirigirá suinteréssobreesapotenciahumana

2> Marcuse,H.: Erosy Civilización. Trad. GarcíaPonce.Ariel, Barcelona,1981. Cfi’. págs.45 y 47.

22 Op. oit., págs. 45-46.~sEn relacióncon Nietzschey el eterno retorno,oir. Eros y Civilización> págs. 117-

121.

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que,segúnel mismo fundadordel Psicoanálisis,quedóaisladaen el pro-ceso civilizador, en una privilegiada libertad respectodel principio derealidad.La fantasía, en efecto,manifestándosedirectamenteen los jue-gos infantiles y las ensoñacionesdiurnas,aparececomo una fuerzadereconciliaciónsuperadorade la escisiónde sensualidady razón.Y ahíte-nemos el arte, testimonio del poder cognoscitivo de la imaginación,pruebade quetras la ilusión seencuentrala verdad.Cuandoel principiode realidaddominanteconsagralos heebosdadoscomoverdad,respon-de a la crítica de la fantasíarelegandosusproduccionesal reino inofen-sivo de la utopía,como sucededesdeluego en Freudmismo. Porquelafantasía,que se niega a olvidar lo que puedeser, sedespliegacomo re-moción de la limitación que impone lo que es.De ahí que su discurso,hijo de una verdadmás alta, aparezcacomo falso respectodel mundofáctico presente.

“La relegaciónde lasposibilidadesrealesa la tierradenadiede lautopíaesensi misma un elementoesencialde la ideologíadel principio de actuación.»24

De forma que la eliminación de la represiónexcedentesólo es posi-ble, por el momento,en el privilegiado, perocarentede «realidad»,mun-do autónomodel arte. En él preservala fantasíala verdaddel GranRe-chazo, y descubreque el dominio de la razón represivanuncafue total.Pero fracasaa la horade derivar de estaverdadun principio de realidaddiferente.Estaúltima posibilidad la simbolizanuestroautor en las figu-ras de Orfeo y Narciso,enfrentadasal héroedel principio de actuación,Prometeo25.Porqueel narcisismodenotaríauna nuevaexperienciadelser, la fuentede un principio de realidaddiferente.

Ya no se trataria de restringir y contenerla libido, obligándolaa lospenososrodeosquela racionalidaddominanteexige; la ideadesublimo-Ción no represivaapunta,por el contrario,a unaextensiónincondiciona-da de la energíaerótica sobrela totalidad de los objetos.Un nuevo or-den, gobernadopor principios diferentes,en el que los objetos no seestructurande acuerdocon la utilidad cornocriterio supremo.El placersurgecuandola imaginación,en su libre juego, dejaser alos objetos.So-bre la basede la terceraCrítica kantiana,Marcusellegaráa concebirlasupresiónde la razónrepresivacomo eí abrazofinal de sensibilidady ra-zón,efectuadoeneseámbitocentralde la mentehumanaquees la ima-ginacióny sudimensiónestética.

El juego sustituyeal esfuerzo,el desarrollolibre a la tiraníade la ne-cesidad:deja ser librementea los objetosen vezde dominarloscomohe-ohos.Liberaral mundoobjetivo de la dominación seríaigual que liberaral hombrede la cosificación.En estepunto, la racionalidadadquiriríasu

24 Op. cúj pág. 145.25 Cli’. loo. cii., págs. 155-163.

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99Marcusey la crítica al conceptopositivistade «hecho»

configuraciónplenay estricta,no mutilada,como racionalidadde la gra-tificación. Marcuseterminaviendo la nuevaexperienciadel ser, funda-mentalmente,como una nuevavivenciadel tiempo: la utilización socialde la muerterepresentaa sujuicio un elementobásicoen la perpetua-ción del principio de realidaddominante.

«Enrealidad>si laalianzaentreel tiempoy el ordenestablecidosedisuelve>lainfelicidad privada ‘natural’ no sostendríamás a la infelicidad social organi-jada.»2«

Porúltimo, es importanteno pasarpor alto quelas críticasquenues-tro autor dirige contra los «revisionistas»freudianos y su «orientacióncultural>’ del Psicoanálisis,coincidenesencialmentecon las queanterior-mentedirigiera a la Sociología positivista: considerana las relacionessocialescomo hechosobjetivos.

III. EL PENSAMIENTO UNIDIMENSIONAL

La concepciónmarcusianade la TeoríaSocial sedefine negativamen-te respectode la sociologíadescriptiva, en primer lugar, y del pensa-mientometafisico,en segundotérmino. Si la historia esentendidadesdeel principio como «el reino de la posibilidad en eí reino de la necesi-dad”27, la reflexión sociológicaasumiráel aspectode un análisis trascen-dentede la organizaciónsocialpresente,esdecir, por encimade todo noharádel universodadode loshechosel criterioabsolutode validez,sinoqueconsiderarásiempreaéstosa la luz de lasposibilidadesqueniegano limitan. Por otra parte,y estepunto esde unaimportanciadecisiva, latrascendenciade la Teoría Socialseráen todo momentorigurosamentehistórica.

Se pone de relieve de estemodoel enfrentamientofrontal con la re-percusiónintelectual del progresotecnológico,en eí contextodel siste-maoccidentalde dominación.Emergeaquíesanuevarazónquenuestroautor siempreluchó por reconstruir; porquesólo ella puededenunciarla concepciónprevalecienteque hacede la razón sumisióna los hechosdados,en la vertienteteórica,y capacidadde producir máshechosde lamismaespecie,en el aspectoprácticoqueno essino tecnológico.El pen-samiento unidimensional, ausentela dimensión crítica, niega los ele-mentostrascendentesde la razónclásica,bajo las rúbricasdel operacio-nalismoy el conductismo,queidentifican sin mástrascendenciahistóri-cacon desvaríometafísico.Es unaceguerainteresadaantelas alternati-

~< Op. ch., pág. 216.~ Marcuse,1-1.: El Hombrelinidirnensianal Ensayosobrela ideologíadela sociedadin-

dustrial avanzada.Trad. A. Elorza.Ariel, Barcelona,1981,pág. 21.

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vasposibles,un olvido culpablede la contradicciónmáximamenteirracio-nal entreracionalidadtecnológicaconsumadae institucionesrepresivas.Sin duda,en toda estatemáticaresultódecisivala experienciapersonalde Marcuse,y de otros miembros del Institu4 en el nuevo medio indus-trial de la culturade masasamericana28.

El conformismode hoy, a fuerzade generalizado,llega a reflejarsein-cluso en el nivel lingñístico, dondela palabrasehaceclichéquegobier-na el discurso,impidiendoel movimiento original del significado.De es-te modo, el estilo comercial y político invade las dimensionesmás ínti-mas y creativasde la comunicaciónhumana,con el resultadode que lanegación,la protesta,se torna impotenteanteunoshábitoslingúísticosque aparentanpoderconciliar todos los opuestosimaginables.Se tratade un lenguajede imágenesqueterminapor imposibilitar el pensamien-it en susentidoauténtico.

«El sentidoestáfijo> definido> cerrado.Una vezquehallegadoa serun voca-blo oficial, constantementerepetidoen el uso general, sancionadopor los inte-lectuales,haperdidotodo valor cognoscitivoy sirve meramenteparael reconoci-miento de un hechoindudable.»29

Se operaasí una auténticasupresiónde la historia, una «rendición»antelos hechosinmediatos,queni siquieranoshacecapacesde recono-cerlos como tales hechos, puesto que ignora su contenido histórico.Marcuseno dejade subrayarla incompatibilidadde razónoperacionalyrazón histórica.Todo concepto hacereferenciaauna relación universalquedeterminaa la cosaparticular en la forma en queapareceinmedia-tamenteen la experiencia:los conceptoshacen reconocibleslos hechosen lo queson. La reducciónoperacionalistade los conceptos>propiadelpositivismo consumado,haceimposible la misma comprensiónde loshechos,por consiguiente.

Y, en la esferade la realidadhumana,semejantereduccióndesembo-caen una falsaconcreción,la queseparalo dadoinmediatode las con-diciones que le confieren significado.Convertir a los conceptosen me-ms instrumentosdecontrol, por tanto,equivaleadespojaral pensamientode suauténticasustancia.Muy otra es la verdaderaconcreción,la dialéc-tica,que hacede la razón razónhistórica.

«La filosofía comparteestaabstraccióncon todo el pensamientoauténtico,porquenadiepiensarealmentesi no abstraede aquelloqueesdado, si no reía-c~ona los hechoscon los factores que los provocan, si no deshace—en sumente—los hechos.La abstracciónesla vida misma del pensamiento>eí signode su autenticidad.”30

28 Cfn Jay, M., op. oir, pág. 353.‘« Marcuse,H.: El HombreUnidimensional>pág. 125.30 Op. oir, pág. 162.

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Precisamenteel dogmapositivistade la «inconmensurabilidad»de he-chosy valorestienesuorigen, paraMarcuse,en estaincapacidadde des-hacer lo dadoqueespropia al «pensamiento>’operacional.Las ideasdela razón,las de lo bueno,lo bello, lo justo,devienenasí acientíficas,y sonrelegadasen consecuenciaal ámbitosubjetivoe irracionaldelos ideales.Se ha extendidoel métodode las cienciasnaturalesal terrenode la reali-dadhumana,individual y social.Pero,como alas cienciasde la naturale-zasubyaceel a priori tecnológicode la instrumentalidady el control, elestudio«científico” del hombre no tienemás remedio queconvertimosen objetosde explotación.Y el índice de estadominaciónconsumadalotenemosen la tajanteexpulsióndelos valoresdel ámbitode la razóntec-nológica. Por eso Marcuseconcluye identificando tecnologíay reifica-ción, dominio incondicionadode la naturalezay servidumbrehumanaaun mundo ajenode hechosobjetivosincontrovertibles.

«La tela de arañadc la dominaciónha llegadoa serla tela de arañade la ra-zon misma,y estasociedadestáfatalmenteenredadaen ella. Y las formastras-cendentesde pensamientoparecentranscendera la razón misma.”3’

En todo el pensamientoanalíticoquearrancadel segundoWittgens-tein, sin excepción,Marcuseno ve otra cosaque«el triunfo del pensa-miento positivo>’, es decir, la «filosofia unid¡mensionab>32.En efecto, elobjetivo explícito del análisisfilosófico se reduce,por lo menosen prin-cipio, a la corrección de la conducta lingaistica «anormal».Todos losconceptosque trasciendanel uso común de las palabrasy la conductadominantehan de sereliminadosmediante la función «terapéutica”delanálisis.Además,se imponengravespenalizacionesa toda filosofía queose alterar la realidad establecida,queinclusotengasiquierael aspectode la transgresióny la duda. Porquela labor del intelectual, si quierele-gitimarse, deberáapoyarseexclusivamenteen los procedimientosy enlos logros de la tecnociencia.Por lo demás,como rezael célebredictumwittgensteiniano,la filosofía dejatodocomo está.Con el análisisfilosófi-co, las dimensionescríticas y corrosivasdel Empirismo tradicional sepierdendefinitivamente.La tareadel pensamientoquedaríadefinidaco-mo la negacióndel pensamientomismo: ajustamosa los hechossocial-menteconsagrados.

Sin duda alguna, nuestroautor alcanzaen estepunto las cotasmáselevadasdel sarcasmoy la ironía, revelandola estupidezde lostrozosdediscursoanalizadospor Wittgensteino por Austin (del tipo: «mi escobaestáen el rincón>’), denunciandoel carácterincomparablementeabstru-soy academicistade esasdiscusionesquepretendendenigrar la oscuri-

“ Op. cit, pág. 196.32 Cfr. eí capítuloséptimo de El HombreIjuidimensional> págs.197-227 dela edición

citada.

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dad de la vieja metahsica(como el famosoanálisis.del «triple-principio-de-ceguera-ratonil”).

Se trata, paraMarcuse,de unaexperienciamutilada de la que brotaun pensamientomutilado, al queencimase le prohibe preguntarseporasuntosque no esténya resueltos.El gobierno absolutode los hechoslinguisticos quedaexpresadoy reforzado en advertenciasautoritarias.No defiendeaquí Marcusela dignidadde la filosofia como empresacul-tural. Simplementereivindica la necesidadde pensar,lo que es sinóni-mo de ir másallá del usocomún: es imposibleentenderel significadodelo que«es el caso»,si se prescindede los conceptosque son los únicoscapacesde hacerlo. En el mundo enajenadodel neocapitalismotecno-crático, la experienciay el lenguajeque la significa tambiénestáenajena-dos. Prohibir la trascendenciaes, por tanto, hacer inevitable la aliena-ción, construyendouna férrea cárcel de estupidez.Dejar de pensar,ensentidoestricto.

«Peroestaaceptaciónradicalde lo empíricoviola lo empírico, porqueen ellahablael individuo abstracto’>mutilado, queexperimenta(y expresa)sóloaque-lío que íe esdado (dadoen un sentido literal), quetiene sólo los hechosy no losfactores>cuyaconductaesunidimensionaly manipulada.En virtud de la repre-sión de hecho,el mundo experimentadoeseí resultadode unaexperienciares-tringida, y la limpiezapositivista del espíritu poneal espíritu en eí mismo planoquela experienciarestringida.»33

Sin ir detrásde los hechoses imposible reconocer,comprender,loshechos.La consumacióndel Positivismocoincideasí con el total empo-brecimientode la experiencia,con el triunfo de la sinrazón. El análisisdetermina los hechos,no al revés.Poreso,la limitación de la perspectivaintelectualal estadode cosasdadosignifica la elevaciónde la ignoranciaal estadode situaciónespiritual normativa. Esaignoranciaque hacepo-sible y refuerzala manipulación.

Contra toda esta situación, Marcuse termina subrayando,una vezmás,queson los universaleslos queconfieren identidady significadoalos hechos,incomprensiblespor tanto sin ellos. Quesólo los conceptosnos traena la memoriala diferenciaentrelo queesy lo que puedeser,mostrandosu significado en contrastecon sus opuestos.En definitiva,que su carácternormativo es lo único que puedeorientarnosen unatransformaciónracionalde la realidadhumana,porquerepresentanín-dices de la historicidad consusíanciala estaforma de realidad.Los he-chos solos son mudos,no son ni tan siquierahechos.

La verdadde una formación históricaha de serdeterminadaen tér-minos de suconcordanciacon un proyectotrascendentequepartade lasposibilidadesrealesde aquella,y queexhibaunaracionalidadsuperiorala alcanzadapor lo fácticamentepresente,en el sentidode la pacificación

‘ Loc. cit., pág. 210.

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de la existencia,queconstituyeel criterio marcusianode progreso.Conesto quedaclaro que la valoración pertenecea la sustanciamismadelanálisis racional34.Y quedaclaro asimismo,como conclusiónde todolo anterior,que la esenciadel sujetohumano,la humanidadconstitutivadel hombre, reside en la libertad negativa, esto es, el podersoberanofrente a toda la cargaopresivade los hechos.Es precisoponerlos con-ceptoscientíficos al servicio de las ideas de la razón,de surealizaciónefectiva,en vezde relegaréstasal sombríoy obsoletopaísde la metafisi-ca. Marcuseseatreveinclusoadeclararlo quetodo estosupone:la resu-rrecciónde las causasfinales; la transformaciónde lo metafísicoen físi-co, a travésde la tecnología,frente a la brutalidad de los hechos.

IV. CONCLUSIóNCRÍTICA

En lo queantecede,hemosvisto cómo el entendimientodialécticodela categoríade realidaddirige al humanismomarcusianoen contrade lanoción dehechosustentadapor el Positivismo,en la esferade la filosofíay las ciencias sociales.Las cuatro tesiscapitalesde estacorriente sonuna a unadesmentidaspor la filosofía negativadel ‘<gran rechazo».Con-Ira el fenomenalismo,la distanciaquesiempreseparaa la esenciade to-da situación fácticadada(que, por eso mismo, se revela irremediable-mente afectadade historicidad). Contra el nominalismo, la decididalocalizaciónde la verdad en el terreno de lo universal, que involucra elque un hechosólo puedaser reconocidoy comprendidocomo tal, a laluz de algo que no es un hecho.Contrauna objetividad entendidacomoexclusiónde todo juicio de valor (dicho hunjeanamente:los fines los fi-jan las pasionesy los sentimientos,la razónes y debeserunaesclava,sincompetenciasmoralessustantivas)la denunciade la «neutralidad>’de latecnologíacomo confirmación de la alienación humana.Contrala uni-daddel métodocientífico, la reivindicaciónde las ideasde la razón fren-te al absolutismotecnocráticoqueve la realidad social humanasometi-da a leyesuniversales,‘<naturales>’.

Podemosentender,en efecto, la intervenciónteóricade Marcuseco-mounadefensade la éticafrente a la tecnocracia.Y, naturalmente,tantaagresividadintelectualno hapodido menosquesuscitarviolentasdesca-lificaciones en el lado contrario.Dadoqueescapaa las posibilidadesdelpresentetrabajola cuestiónglobal lógica formal/lógica dialéctica,nos li-mitaremosa reseñaralgunasde las críticas vertidaspor L. Kolakowskicontra nuestroautor, en su magnaobra sobrela tradición del pensa-miento marxista35.

~ (‘fi’. op. cit., págs. 248-249.~ Conteoidaseneí capítulooncedeLosPrincipalesCorrientesdel Marxismo.III. LaCri-

sis. Trad.J,Vigil. Alianza Universidad,Madrid, 1983, págs.382-406.El calificativo de «rnag-na’ se utiliza aqui, sobrerodo, cornosinónimode «voluminosa’.

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Segúnel estudiosocentroeuropeo,el ataquede la «utopía totalitaria»marcusianacontra el Positivismo suponeun conjunto de falaciastantológicas como históricas.No sólo setrataríade unadistorsión de las ver-daderasrelacionescriticasde Marx con Hegel, fruto del propósitode ar-monizarlosa todo trance,sino sobretodo del olvido imperdonablee in-teresadodel hechode que fueron precisamentelos empiristaslos pri-merosen denunciarla falacia naturalista,tantasveces legitimadoradehechossocialesintolerables.En conclusión,no existiría vinculo lógicoalguno entreel pretendido«culto a los hechos»positivistay las políticastotalitarias,mientrasquesí podría haberlohistórico entrehegelianismoy autoritarismo.Nos pareceque en todo esto se pasapor alto que Mar-cusesubrayamásde unavez el carácterprogresistadel Empirismoclá-s~co y del positivismo ilustrado. Y también,que,en lo que se refiere alPositivismo decimonónicoy al Neopositivismo contemporáneo,la de-nunciade la falacianaturalistano tienepor quésignificar, de suyo, unaactitud progresistaante los hechossociales.

El núcleo de toda estadescalificaciónlo constituye,sin embargo,laíndole problemática de una intuición racional de esenciasy modelosnormativos.Aquí senosrevelala líneade continuidadquerecorre lasdi-versasposicionespositivistas:la defensaa ultranzadel conocimientoin-tersubjetivo como única dimensióncognoscitiva legítima36.Como Mar-cuseno puedegarantizarla intersubjetividad,suproyectoquedadescar-tado como «utópico» e «intolerante».

A pesarde Kolakowski, no creemosquepuedanegarse,si atendemosa ciertostextosde algunospositivistaspor lo demásmuyevolucionadosy muy poco ingenuos,unaclara tendenciaconservadoraen algunasdeestasposturasen la actualidad,una tendenciaqueseapoyanaluralnen-te en la autoridadindiscutible de <‘los hechos>’.Véase,por ejemplo,la re-futación ofrecidapor Popperdel «utopis~no»y del «holismo»,junto consudefensaa ultranzade lo que llama «ingenieríafragmentaria” frenteala tan denostada«ingenieríautópica»,y de la sagradaunidaddel métodocientífico37. La valoración de las posibilidadesrealesincluidasen los he-chos mismosno semuestraaquí,desdeluego, excesivamenteimaginati-va. Por lo menos,no lo suficientecomo parasuperarla defensade lo da-do, no 1<) bastantecomo paraexclamar,con Nietzsche,«icuántasaurorashay queaún no han lucido!”. Cuandolo cierto esque,

«Apenashay hoy, ni en la misma economíaburguesa,un científico o invesíl-gadordigno de ser tomado en serio queseatrevaa negarque con las fuerzas

36 (‘fr. aesterespectolas interesantesobservacionesde EmanueleSeverinoen La Filo-

so/la Contemporánea.Trad. J. Bignozzi. Ariel, Barcelona,1987> págs.196-199.“ Cfr. Poppcr,K., Lo Miseria del Historicismo. Trad. 1’. Sehwanz.Taurus-Alianza,Ma-

drid, 1973.

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producílvastécnicamentedisponiblesya hoyesposiblela eliminación materialeintelectualdelhambrey la miseria,y quelo quehoy ocurreha deatribuirsea laorganizacionsociopolíticade la tierra.»38

Mariano L RODRÍGUEZ GONZÁLEZ

<8 Marcuse,1-1.: El Final de la Utopía. Trad. M. Sacristán.Ariel, Barcelona,1968, pá-gina 11.