Marcuse y Libertad

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    LA ESFERA DE LA LIBERTAD Y LA ESFERA DE LA NECESIDAD:UNA RECONSIDERACIN

    Herbert Marcuse

    Me alegr escuchar en su ponencia de esta maana a mi amigo Norman Birnbaum hablando de losconceptos utpicos y de la manera en la que los supuestos conceptos utpicos se hacan realidad,o al menos estaban camino de realizarse, gracias a los acontecimientos de mayo y junio en Francia.

    Me hace igualmente feliz y me siento honrado de hablaros hoy en presencia de Ernst Bloch, cuyaobra Geist der Utopie, publicada hace ms de cuarenta aos, ha influido como mnimo a mi gene-racin, y ha mostrado cun realistas pueden ser los conceptos utpicos, cun prximos a la accin,cun prximos a la prctica.

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    HERBERT MARCUSE SOBRE LIBERTAD, NECESIDAD,

    SUJETO REVOLUCIONARIO Y AUTOGOBIERNOLos siguientes textos de Herbert Marcuse, inditos en castellano, aparecie-ron en el nmero 5 de la revistaPrax is : a Ph i losoph ica l Jour na lde Zagreben 1969, ocupando las pginas. 20-25 y 326-329.

    Traduccin de Aurelio Sainz Pezonaga.(With permission of the Literary Estate of Herbert Marcuse, Peter Marcuse, Executor. Supplementary materialfrom previously unpublished work of Herbert Marcuse, much now in the Archives of the Goethe University inFrankfurt/Main, has been and will be published by Routledge Publishers, England, in a six-volume series edited

    by Douglas Kellner and in a German series edited by Peter-Erwin Jansen published by zu Klampen Verlag, Ger-many. All rights to further publication are retained by the Estate)

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    Quisiera seguir esta va aqu. No me dejar convencer por una de las ideologas ms viciadas de laactualidad, a saber, la ideologa que deroga, denuncia y ridiculiza las imgenes y los conceptos msdecisivos de la sociedad libre como meramente utpicos y slo especulativos. Pudiera ser que,precisamente en aquellos aspectos del socialismo que son ridiculizados en la actualidad como ut-

    picos resida la diferencia decisiva, el contraste entre una autntica sociedad socialista y las socie-dades establecidas, incluidas las ms avanzadas sociedades industriales. Pienso que hoy estamossiendo testigos de una revuelta contra aspectos e ideas del socialismo que eran tab, un intento porvolver a captar aspectos e imgenes del socialismo reprimidos que estn volviendo a la plaza pbli-ca de nuevo y que estn siendo vivificados y activados por los movimientos de estudiantes.

    Me gustara adoptar como consigna de mi charla una de las pintadas realizadas sobre los muros dela Sorbona de Pars, que parece marcar la esencia misma de lo que est sucediendo en la actualidad.La pintada dice: Soyons ralistes, demandons limpossible! Seamos realistas, exijamos lo imposible.Creo que esta frase marca un punto de inflexin en el desarrollo de las sociedades establecidas, yquizs no slo en las sociedades capitalistas, y creo que, frente a este hecho, ninguna revaluacin delos conceptos marxistas es posible hoy sin referirse a los movimientos de estudiantes.

    En primer lugar, no pienso que los estudiantes por s mismos constituyan una fuerza revo-lucionaria. Nunca he sostenido que actualmente los movimientos de estudiantes estn remplazan-do a la clase obrera como fuerza revolucionaria, semejante afirmacin, por supuesto, es un sin sen-

    tido. Lo que el movimiento estudiantil hoy representa no es si-quiera una vanguardia detrs de la que marchan las masas re-volucionarias, sino una minora dirigente, una minora mili-tante que articula lo que todava est inarticulado y reprimidoentre la vasta mayora de la poblacin. Y en este sentido de unmovimiento intelectual, y no slo de una vanguardia intelec-tual, el movimiento estudiantil es algo ms que un movimientoaislado; es, ms bien, una fuerza social capaz quizs (y yo esperoque as sea) de articular y desarrollar las necesidades y aspiracio-nes de las masas explotadas en los pases capitalistas.

    El movimiento estudiantil en estos pases ilumina la distancia que separa las ideologas tradicionales,incluidas las ideologas socialistas (ideologas reformistas tanto como ideologas radicales izquierdistas),de la realidad en la que vivimos actualmente. El movimiento estudiantil ha revelado la inadecuacin delos conceptos tradicionales de la transicin del capitalismo al socialismo y la inadecuacin del conceptotradicional de socialismo en vista de las posibilidades reales actuales de socialismo.

    El movimiento estudiantil ha redefinido el socialismo, y nos convendra aceptar esta redefini-cin porque corresponde a las posibilidades de construir la sociedad socialista al nivel alcanzadopor el desarrollo material, tcnico y cultural. Esta redefinicin de socialismo toma en cuenta fuerzasy factores de desarrollo que no han recibido una atencin adecuada en la teora y en la estrategia

    marxistas. Estos factores y fuerzas no son acontecimientos extraos, no son la superficie ni desa-rrollos superficiales, sino tendencias inherentes a la estructura del capitalismo avanzado y queresultan de ella. Deben ser incorporadas a la teora marxista si sta quiere continuar su tarea deguiar la accin radical y revolucionaria.

    Quisiera insistir desde el comienzo en que esta redefinicin de socialismo, esta revaluacin delmarxismo no se describe adecuadamente como humanismo socialista.

    Hay en el movimiento estudiantil una aguda crtica al concepto de humanismo, incluso del human-ismo socialista, en cuanto ideologa burguesa, una crtica que puede ser fcilmente malentendida. Elhumanismo, de acuerdo con esta crtica, es el nombre de un ideal que todava huele a represin,aunque a una represin refinada y sofisticada, a una interiorizacin, sublimacin de la libertad y laigualdad. El joven militante de hoy siente en la idea de humanismo un grado de sublimacin que ya

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    no est dispuesto a tolerar, porque ya no es necesario para el progreso humano. No es necesario nipara la emergencia de una sociedad libre ni para la emergencia de individuos libres. Para estos jvenesmilitantes el trmino humanismo es inseparable de la alta cultura afirmativa de la sociedad burgue-sa. Es inseparable de la idea represiva de la persona o personalidad que puede auto-desarrollarse

    sin exigir demasiado al mundo, poniendo en prctica el grado de resignacin requerido socialmente.Para ellos, el humanismo sigue siendo un concepto idealista que subestima el poder y el peso de lamateria bruta, el poder y el peso del cuerpo, de la biologa mutilada, del hombre, de sus instintosvitales mutilados.

    No habr que decir que esta crtica no se aplica al humanismo socialista que se ha convertido enun arma poltica en la lucha contra las formas opresivas de construccin socialista. All, el huma-nismo socialista puede emerger perfectamente como una fuerza material de liberacin.

    Para los militantes de la nueva izquierda, el contenido del socialismo es preservado (aufge-hoben) en un concepto de sociedad libre ms radical, ms utpico y, al mismo tiempo, ms rea-lista, una visin del socialismo que puede quizs ser caracterizado del mejor modo posible comouna nueva relacin entre la esfera de la libertad y la esfera de la necesidad, que difiere de la clsica

    concepcin de esta relacin enEl capital de Marx.Les recordar brevemente la concepcin marxista clsica. La libertad humana en su sentido ver-

    dadero slo es posible ms all de la esfera de la necesidad. La esfera de la necesidad misma semantiene siempre como una esfera de no libertad, y lo mximo que puede alcanzarse ah es unareduccin significativa de la jornada de trabajo, y un alto grado de racionalidad y de racional-izacin. As, esta concepcin tipifica la divisin de la existencia humana entre un tiempo de traba-jo y un tiempo libre, la divisin entre razn, racionalidad, de un lado, y placer, alegra, plena satis-faccin, por el otro, la divisin entre trabajo alienado y no alienado.

    De acuerdo con este concepto clsico marxista, la esfera de la necesidad seguir siendo unaesfera de alienacin por mucho que se reduzca la jornada laboral. Es ms, esta concepcin pareceimplicar que la actividad humana libre es esencialmente distinta, y debe permanecer as, del traba-

    jo socialmente necesario. Tampoco parece aplicable a una sociedad industrial altamente desarro-llada la temprana nocin marxista del individuo completo que puede hacer una cosa hoy y otramaana. Ya que habra cientos y miles de personas que querran ir a pescar al mismo tiempo o ira cazar al mismo tiempo, que querran escribir poemas o crticas al mismo tiempo. Estas condi-ciones no se adecan exactamente a la imagen de libertad.

    Soy consciente del hecho de que an hay otro concepto marxista de la relacin entre libertad ynecesidad en el famoso pasaje citado a menudo de los Grundrisse der Kritik der politischenOekonomie. Este concepto prev condiciones de completa automatizacin donde el productorinmediato es, en efecto, disociado del proceso material de produccin y se convierte en un Suje-to libre en el sentido de que puede jugar, experimentar con el material tcnico, con las posibili-dades de la mquina y de las cosas producidas y transformadas por las mquinas. Pero, por lo que

    s, esta visin realmente avanzada de una sociedad libre fue aparentemente abandonada por elpropio Marx y no vuelve a aparecer enEl capitalo en los ltimos escritos.

    La concepcin clsica deEl capitales parte de la nocin bsica marxista de acuerdo con la cualel desarrollo sin lmites de las fuerzas productivas es una precondicin y prueba del socialismo.Esta posicin subordina la libertad a la productividad, al aumento constante de productividad: lalibertad, el grado, extensin y nivel de libertad conseguidos dependera del grado de productividadconseguido, del nivel de desarrollo de las fuerzas productivas conseguido. Pero, qu tipo, qumodo, qu direccin de desarrollo de las fuerzas productivas? Este no es un problema, o al menosno parerece ser un problema, en tanto que prevalezcan la escasez y la probeza: su abolicin es elobjetivo principal. Pero entonces los logros del progreso tcnico abren otro problema.

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    En las as llamadas sociedades opulentas, las sociedades capitalistas desarrolladas tcnicamente,vemos un desarrollo de dos caras. Por un lado, el progreso capitalista aumenta constantemente lacantidad de mercancas necesarias que pueden ser adquiridas en el mercado por el poder de com-pra asequible. Esto significa en estos pases una tasa creciente de produccin de los as llamados

    bienes de lujo, incluida la llamada industria de defensa, y una creciente produccin de desechos ycachivaches, mientras se conservan amplios sectores de pobreza y de miseria, incluso dentro de lasfronteras de la sociedad.

    Esto significa, adems, la extensin de la esfera de la necesidad dentro de la esfera de la liber-tad. Siempre ms cachivaches, siempre ms as llamados bienes de lujo, siempre ms mercancasy servicios de entretenimiento tienen que ser comprados con el fin de alcanzar ese nivel de existen-cia donde tienes el privilegio, en virtud de tu poder de compra, de, al menos, una mdica libertaddentro del entramado de la sociedad capitalista. En este sentido, podemos decir que, en el capita-lismo avanzado, el desarrollo de las fuerzas productivas equivale al desarrollo de la servidumbrevoluntaria, voluntaria, por supuesto, en sentido irnico. El nuevo automvil que tienes que adquirircada dos aos, el nuevo televisor que tienes que comprar con el fin de poder estar a la altura de tusvecinos y pares, todos estos instrumentos y mercancas incrementan e intensifican tu dependenciade los cada vez ms vastos aparatos de produccin y distribucin, controlados por los poderes do-minantes.

    Pero hay todava otro aspecto de este desarrollo. La creciente productividad del trabajo tiende atransformar el proceso de trabajo en un proceso tcnico en el que el agente humano de produccincada vez realiza en mayor medida el papel de supervisor, inventor y experimentador. Esta tenden-cia es inherente a la creciente productividad del trabajo y su misma expresin. Es la extensin dela esfera de la libertad, o ms bien de la esfera de la libertad posible, dentro de la esfera de la necesi-dad. El propio proceso de trabajo, el trabajo socialmente necesario, se sita, en su racionalidad, alservicio del libre juego de la mente, de la imaginacin, el libre juego con las posibilidades placen-teras de las cosas y de la naturaleza.

    As, estas dos tendencias, la una extendiendo la esfera de la necesidad dentro de la esfera de la li-bertad, la otra siendo la extensin posible de la esfera de la libertad dentro de la esfera de la necesi-dad, expresan las contradicciones bsicas del capitalismo en el estadio del progreso tcnico compe-titivo: el conflicto entre el creciente nivel de vida extendiendo la forma mercancia de los hombres ylas cosas, el modelo de progreso americano, por un lado, y, por el otro, el creciente potencial de li-bertad dentro de la esfera de la necesidad, esto es, la posible transformacin de la esfera de la necesi-dad por medio de la determinacin de sus propias necesidades, de la determinacin de sus propiosvalores, de la determinacin de sus propias aspiraciones por parte de los hombres y las mujeres. Enotras palabras, no slo reduccin de la jornada de trabajo, sino transformacin del trabajo mismo, yno slo por medio de las relaciones de produccin bsicas y las instituciones del socialismo (que si-guen siendo el prerrequisito para cualquier sociedad libre), sino tambin por medio de la emergen-cia y educacin de un nuevo tipo de hombre, un hombre libre de las necesidades, aspiraciones y acti-

    tudes agresivas y represivas de la sociedad de clases, seres humanos que crean, solidariamente y porsu propia iniciativa, su propio habitat, su propio Lebenswelt [mundo de la vida], su propiapropiedad.

    Cerca del final del primer volumen de El capitalde Marx, el socialismo es definido como larestauracin de la propiedad individual sobre la base de la socializacin de los medios de produc-cin y de la tierra. Pienso que deberamos entender esta extraa y hoy bastante olvidada reintro-duccin del concepto de propiedad individual dentro de la misma definicin de socialismo comouna visin de los rasgos ms esenciales del socialismo: la visin de un nuevo modo de vida.

    El Sujeto de una sociedad socialista debe ser el Sujeto de una nueva sensibilidad. Hay algo ascomo un raz instintiva de libertad en el individuo mismo y si esta raz instintiva no puede crecer,

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    la nueva sociedad no ser libre, independientemente de las instituciones que ponga en marcha. Laraz instintiva de libertad en el individuo, por ejemplo, generar una necesidad biolgica de silen-cio, soledad, paz; una necesidad de belleza y de placer, no como momentos pasajeros de relajacin,sino como cualidades de la vida, que sern incorporadas al espacio mental y fsico de la sociedad.

    sta, y slo sta, sera la negacin definitiva, la ruptura con el entero universo de dominacin yexplotacin y con el desarrollo represivo de las fuerzas producti-vas. La sociedad socialista como una sociedad cualitativamentedistinta sera el logro de hombres y mujeres que se han liberado as mismos de la cultura material e intelectual de la sociedad declases, y que son libres para desarrollar un lenguaje, un arte y unaciencia que respondan a una sociedad libre y la proyecte.

    No olvidemos que la dominacin y la explotacin se perpetanno slo en las instituciones de la sociedad de clases, sino ademsen los instintos y pulsiones y aspiraciones conformadas por la so-

    ciedad de clases, y adems en aquello que la gente, esto es, la gente gobernada y administrada, ama,odia, lucha por conseguir, encuentra bello, plancentero, etc. La sociedad de clases no se encuentranicamente en la produccin material, no se encuentra nicamente en la produccin y reproduc-cin cultural, se encuentra tambin en la mente y en el cuerpo de los sujetos y objetos del sistema.

    Todos conocemos esta perogrullada, pero slo los estudiantes que se han rebelado la han articula-do terica y prcticamente, han incorporado la idea de que la revolucin, desde el comienzo, debeconstruir una sociedad no slo cuantitativa, sino cualitativamente distinta. El movimiento estu-diantil ha articulado aquello que todos conociamos de una manera abstracta, esto es, que el social-ismo es antes que nada una nueva forma de existencia humana. Dije desde el comienzo, pero,podemos realmente atrevernos a decir desde el comienzo? Seguramente, la abolicin de laescasez, la eliminacin de las desigualdades, el crecimiento del nivel de vida permanecen y debenpermanecer como los objetivos principales de todas y cada una de las sociedades socialistas, peropienso que el esfuerzo por alcanzar estos objetivos no debera estar lastrado por el peso, el pesomuerto del modelo americano de industrializacin y modernizacin, el modelo americano de cre-cimiento del nivel de vida. La industrializacin y la modernizacin pueden mantenerse la mesurede lhomme [a la medida del hombre], esto es, se pueden evitar los rasgos de masificacin, ruido,fealdad, carencia de alegra, competitivos de la produccin y el consumo capitalistas, y se puedeconstruir un habitat en el que la sensibilidad humana, el cuerpo humano, los instintos vitales delhombre puedan finalmente encontrar ese universo que el nivel de progreso tcnico conseguido yconseguible hace hoy posible.

    En conclusin, me gustara ofrecer dos apuntes que se refieren a la discusin que ya ha tenido lugaraqu y que, yo espero, continuar. He hablado de autodeterminacin como la diferencia cualitativa deuna sociedad socialista; me gustara enfatizar: la autodeterminacin no se describe adecuadamentecomo Selbsverwaltung, autogestin. Estos trminos designan una forma diferente de adminis-

    tracin; no articulan el contenido y el objetivo de la administracin. Un mero cambio en la forma deadministracin no es todava una diferencia cualitativa. Incluso si el cambio en la administracin reem-plaza una clase por otra, o mejor por ciertos grupos de esa otra clase, no es todava un cambio cualita-tivo, en tanto que la nueva clase mantenga las aspiraciones y valores de la sociedad establecida, mien-tras que el progreso capitalista permanezca como el modelo de progreso ms o menos escondido. Lodecisivo, en el primer momento, no es tanto la forma de administracin cuanto qu se va a producir,para qu tipo de vida va a producirse, y qu prioridades se establecen y se realizan. Slo si la produc-cin misma es guiada por hombres y mujeres con nuevos objetivos y nuevos valores, slo entoncespodemos hablar de la emergencia de una sociedad cualitativamente diferente.

    En segundo lugar debe preguntarse la cuestin de si la destructiva coexistencia competitiva

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    entre socialismo y capitalismo que marca el contenido de nuestra poca no es un obstculo insu-perable para la emergencia del socialismo como una sociedad cualitativamente diferente. Noimpone esta coexistencia competitiva sobre las sociedades socialistas vas y modos de produccin,vas y modos de administracin que militan contra la transicin a una sociedad libre, movida por

    nuevos objetivos y nuevas aspiraciones?Esta coexistencia pacfica es el factor bsico de nuestra poca. No puede subestimarse, no puedeolvidarse, no puede dejarse fuera de cualquier consideracin de la estrategia y la teora socialistas.Pero, entonces tenemos que preguntar si esta competencia destructiva, agravada por la terribleventaja que llevan las sociedades capitalistas, puede ser rota de alguna manera. Y yo sugerira queesa posibilidad reside en una visin diferente de socialismo y en una praxis que luche por trasladaresta visin a la realidad. Y creo, en efecto, que los acontecimientos de los que hemos sido testigosdurante los ltimos meses han mostrado que esta esperanza no es completamente utpica.

    SUJETO REVOLUCIONARIO Y AUTOGOBIERNO

    Herbert Marcuse

    Me gustara ofrecer algunas respuestas tentativas a dos cuestiones planteadas con referencia a miponencia que no tuve tiempo de responder.

    Quisiera remarcar que estas preguntas fueron planteadas por estudiantes, y me alegrara que enla discusin hablaran estudiantes. En los Estados Unidos (y esa es una de las ventajas all), despusde una lectura semejante, hablan los estudiantes, y no mis colegas. Estimo mucho a mis colegas,

    pero tambin me gustara mucho oir lo que los estudiantes tienen que decir, y lo que los estudiantestienen que preguntar.

    La primera pregunta se refera al sujeto revolucionario. Cmo podemos hoy, cuando la situa-cin es obviamente diferente del momento en el que Marx y Engels escriban, cmo podemos hoyidentificar al sujeto revolucionario?

    Quisiera ofrecer una definicin muy tentativa de sujeto revolucionario diciendo que es esa clase ogrupo que, en virtud de su funcin y posicin en la sociedad, se halla en la necesidad vital y es capazde arriesgar lo que tienen y lo que pueden alcanzar dentro del sistema establecido con el objetivo deremplazar este sistema -un cambio radical que por supuesto implica la destruccin, la abolicin delsistema existente. Repito, una clase o grupo semejante debe tener la necesidadvital de hacer la re-volucin, y debe ser capaz de al menos iniciar tal revolucin, si no de llevarla hasta el final.

    Si usamos esta nocin de sujeto revolucionario, tendremos que decir que la revolucin sin laclase trabajadora industrial es todava inimaginable. No puedo pensar en ningn pas tcnicamenteavanzado donde una revolucin pueda ser llevada a cabo sin las clases trabajadoras industriales.Por otro lado, precisamente en los pases ms avanzados del mundo capitalista, la mayora de lasclases trabajadoras no tienen la necesidad vital de hacer la revolucin, no la desean y, de forma bas-tante comprensible, ya que no desean arriesgar lo que tienen a cambio de un sistema social com-pletamente diferente.

    Podemos reconciliar estas dos realidades obviamente en conflicto? Tenemos aqu uno de los casosen los que conceptos de lgica dialctica, al parecer altamente abstractos y filosficos, manifiestan sucontenido concreto. La tradicin marxista distingue entre el sujeto revolucionario an sich, por s o en

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    s, y el sujeto revolucionariofr sich, para s. Si aplicamos esta distincin a la situacin de las clasestrabajadoras en los pases industrialmente avanzados, podemos decir que las clases trabajadoras enestos pases son an sich el sujeto revolucionario en tanto que son la nica clase que todava constituyela base humana del proceso de produccin material, y la nica clase que, en virtud de su funcin en el

    proceso productivo, es capaz de detener este proceso y de redirigirlo.Dije que las clases trabajadoras en los pases industriales avanzados son an sich, por s mismas,todava el sujeto revolucionario mientras mantengan la posicin central y bsica en el proceso deproduccin. Introduje este factor temporal (mientras) en vista de las transformaciones decisivasdel capitalismo en este estadio de desarrollo: el declive del nmero de trabajadores de cuello azulen proporcin a los trabajadores de cuello blanco. Cuanto ms tiende la produccin hacia la auto-matizacin, un numero creciente de trabajadores no cualificados o menos cualificados dejan de serelementos necesarios en el proceso productivo, y ms dbil se hace el papel de las antiguas clasestrabajadoras en este proceso. Pero estamos todava, incluso en los Estados Unidos, lejos del puntoen el que esta tendencia cambiara la situacin bsica.

    Pero, mientras las clases trabajadoras industriales son an sich todava el sujeto revolucionario,

    no son el sujeto revolucionariofr sich: no tienen la conciencia poltica y de clase que sigue siendouna fuerza decisiva en el proceso revolucionario. Y no poseen esta conciencia poltica y de claseporque estn en gran medida integrados en el sistema capitalista, integrados no slo en virtud dela dinmica del propio proceso de trabajo, sino adems porque comparten, en gran medida, lasnecesidades y metas del sistema capitalista.

    Pienso que sera inexcusable para alguien que todava toma la teora marxista no como undogma, sino como una teora crtica, desatender y minimizar el hecho de que hoy, en gran medida,las clases trabajadoras en los pases industriales avanzados son no slo una clase en el sistema ca-pitalista, sino adems del sistema capitalista. Reprimen o son forzados a reprimir su propia situa-cin, sus propias necesidades reales, sus propios intereses reales; y, en este sentido, piensan y sien-ten y actan en trminos del sistema de dominacin y represin.

    Ahora bien, qu posibilidades hay de acentuar el potencial revolucionario objetivo de las clasestrabajadoras industriales? Una clase trabajadora revolucionaria podra contrarrestar esta inte-gracin; un partido revolucionario podra desarrollar la conciencia, la comprensin del hecho deque las clases trabajadoras en los pases avanzados capitalistas, a pesar de su nivel de vida, vivenbajo condiciones intolerables. La discusin durante esta conferencia ha enfatizado varas veces quehay condiciones intolerables distintas del empobrecimiento, la miseria o Verelendung.

    La llamada sociedad opulenta, la llamada sociedad de consumo es intolerable por su agresivi-dad, su despilfarro, su brutalidad, su hipocresa. Es intolerable por la manera en que perpeta for-mas obsoletas de la lucha por la existencia, por la manera en la que perpeta la pobreza y laexplotacin, las condiciones inhumanas de trabajo con todo tipo de aceleracin y de supervisinopresivas, frente a las posibilidades de la automatizacin autntica. Es intolerable por la manera

    en la que extiende la forma mercanca de las cosas y los hombres por toda la sociedad en todas susdimensiones.

    Estas condiciones intolerables existen, pero no han generado la conciencia poltica y la necesi-dad vital de un cambio radical. No existe un partido revolucionario que tuviera la funcin de desa-rrollar esta conciencia y esta praxis polticas. Por el contrario, la mayora de los partidos comu-nistas han demostrado ampliamente sus tendencias conservadoras (social-demcratas).

    Bajo estas circunstancias, la tarea de desarrollar una conciencia y una prctica polticas radica-les recae sobre grupos no integrados, grupos cuyas conciencia y necesidades no estn todava inte-gradas dentro del sistema de dominacin, y que, en virtud de este hecho, son capaces y deseandesarrollar una conciencia radical. Comprenden la necesidad vital de cambiar, no slo las institu-

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    ciones, no slo las relaciones de produccin, sino tambin el sujeto revolucionario mismo como untipo de hombre, con sus valores y aspiraciones.

    Creo que la inteligencia estudiantil actual es un grupo semejante, no por s misma una fuerzarevolucionaria, sino como dije antes, un dtonateur, un catalizador, una minora militante. Y no es,

    en ningn sentido, una freischwebende Intelligenz [inteligencia etrea] o algn otro grupo mar-ginal en el mundo burgus.

    Esta inteligencia estudiantil espotencialmente un grupo revolucionario porque de este grupo elcapitalismo reclutar sus futuros cuadros en el proceso productivo, sus tcnicos, cientficos, inge-nieros, matemticos, incluso socilogos y psiclogos, y quizs incluso filsofos! Este grupo asumi-r as una funcin cada vez ms bsica en el mismo proceso productivo.

    Me gustara referirme a la ponencia que fue enviada para estas jornadas por Ernst Fischer, peroque desafortunadamente no pudo ser presentada. En esta ponencia, Ernst Fischer apunta que, enla rebelin de la inteligencia estudiantil, una de las mayores fuerzas productivas y una de las fuer-zas sociales sobre las que recae un tab ms pesado, una de las ms reprimidas est en abiertarebelda contra la sociedad: la repulsa moral, instintiva, yo incluso dira biolgica y fisiolgica, con-

    tra las condiciones y valores del sistema capitalista.Ahora la cuestin de la autogestin. El ejemplo expuesto al final de mi presentacin ya indicaba pordonde comenzara mi crtica. Creo que el autogobierno es una fase, es un paso en el proceso revo-lucionario slo si, y cuando, la nueva forma de control es ejercida por hombres y mujeres que de-sean y son capaces de redirigir el proceso capitalista de produccin hacia un modo de vida esencial-mente diferente.

    Se ha dicho aqu antes que el autogobierno es un modo de vida. Yo estuve de acuerdo y pregun-t: qu clase de modo de vida? El modo de vida en el que la gente ya no satisface las necesidadesrepresivas, agresivas de la sociedad de clases y en la que ya no se producen las mismas cosas paralos mismo fines. En otras palabras, el autogobierno en las empresas, en las fbricas, en los tallerespuede ser un modo liberador de control slo si se ha dado un cambio liberador en los mismo gru-pos que controlan. De otro modo, el cambio no romper la continuidad de la forma mercanca y dela produccin de mercancas para hacerlas pasar a otro nivel de administracin y de relaciones.

    En una palabra, el autogobierno, para ser ms que un mero cambio en la forma de administra-cin, debe desarrollarse dentro de una clase obrera poltica que ha roto ya las cadenas de la sociedadde clases. No podemos esperar el milagro de que un cambio semejante se producir en el autogobier-no despus de su establecimiento. Una vez que el proceso de autogobierno ha comenzado sin uncambio en las condiciones subjetivas, es fcil que obtengamos lo mismo pero ms grande y mejor.Que el autogobierno podra ser ya un gran progreso, no debera ser minimizado, pero no es cierta-mente el comienzo de una sociedad socialista como una forma de vida cualitativamente distinta.

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