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Marxismo: algunas provocaciones iconoclastas en el ámbito de la anomia
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X. Raúl Alarcón
Insurgencia del trabajo es “conciencia del trabajo”
Conciencia, trabajo, lucha de clases; la gran trilogía a debatir
Conciencia: Propiedad, atributo, potencialidad dirimidora que emerge del
sujeto y el objeto: las transformaciones del objeto se traducen como
resoluciones objetivadas; producción de la riqueza. Los procesos de
transformación del sujeto social se enfatizan en sus relaciones históricas.
Conocimiento, su metamorfosis: Sujeto (hombre-trabajo) objeto (realidad
objetiva).
Objeto reflejado: espacio en donde el entorno del hombre se constituye en
la ley-motivo como imagen y representación (objeto “en si”).
Objeto problematizado: el desafío y la justificación del objeto es teoría y
espíteme cognoscitiva (la transición del objeto “en si” al objeto “para sí”).
El objeto como verdad objetiva: el surgimiento, la construcción y la
proyección de la teoría y la praxis filosófica, verdad objetiva, conciencia
histórica–realización histórica.
Conciencia del trabajo: El origen de los máximos y significantes logros
alcanzados por el ser humano en sociedad (Identidad histórica) la
conciencia del trabajo proyecta a la sociedad en todas sus dimensiones
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sociales, materiales, transmateriales, objetivas, subjetivas, estructurales y
superestrucrurales; el trabajo y su conciencia ha sido, es y seguirá siendo
la centralidad de la memoria histórica.
Materia y energía de la materia: la energía de la materia es el elemento
generador que permite a este ente proyectarse autónomamente (sin
intervenciones extrañas a su naturaleza); la energía es la fundamentación
del cambio y la transformación dialéctica, nacimiento, reproducción,
muerte o en sentido hegeliano: Ser, Nada, Devenir.
Energía de la materia es significación de vida-existencia; la vida como las
grandes proyecciones históricas del ser humano en su imbricación
dialéctica-simbólica del trabajo vivo; materia sin energía es materia muerta;
Historia sin sentido.
La conciencia y la historicidad: la relación conciencia–historicidad puede
traducirse de la siguiente forma: la necesidades, motores que preforman
vida y existencia social.
Potencialidades materiales–transmateriales: lo material en lo fundamental,
esta referido a la producción de la riqueza (cosas, mercancías, bienes
económicos): lo transmaterial (metafísico) es; pensamiento, conocimiento,
saber, conciencia; toda esta performatividad cognoscitiva
incuestionablemente determina: carácter de la historia–conciencia
histórica).
Trabajo (el trabajo es la expresión de la conciencia concentrada).
Hombre-trabajo: la unidad dialéctica diferenciada.
Hombre: ser humano-sujeto social; el hombre es el sujeto pensante
(creador-transformador), pensar es hacer en potencia.
El trabajo es la justificación (atributo-propiedad) del hombre como sujeto
pensante: creador transformador.
El trabajo es la síntesis del desarrollo histórico social.
La historia inscrita en la conciencia del trabajo es liberación;
transformación del hombre y sociedad, historia sin conciencia del trabajo
es vacío, nihilismo histórico.
Clase social–lucha de clases: son las manifestaciones sociales que emergen
del carácter histórico de una sociedad, la clase social es el reflejo de la
conciencia del trabajo (carácter histórico de trabajo).
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La “conciencia del trabajo”, determina el carácter del trabajo y el carácter
del trabajo en sus manifestaciones dinámico dialécticas performa el
comportamiento de las clases sociales.
Lucha de clases y su proyección en el presente de la globalización: la
insurgencia de trabajo (conciencia del trabajo) como la interpelación veraz
al capital consumista; orden sistémico de la cosificación.
Por las condiciones imperantes en la actual coyuntura histórica (anomia); la
imperiosa necesidad intelectual fuerza a remitirnos a cerca de la alienación
o enajenación del trabajo, del presente y futuras exploraciones reflexivas
sobre este tema, consigo se abrirán perspectivas liberadoras para la
humanidad.
Veamos al respecto el material referencial que antecede a esta
problemática. “El trabajo no solo produce mercancías: se produce también
así mismo y al obrero (ahora a la humanidad en general) como mercancía y
justamente en la proporción en que produce mercancías en general.
Este hecho por lo demás no expresa sino esto; el objeto que el trabajo
produce, su producto, se enfrenta a él como un ser extraño, como un
poder independiente del productor. El producto del trabajo es el trabajo
que se ha fijado en un objeto que se ha hecho cosa; el producto es la
objetivación del trabajo. Esta realización del trabajo aparece en el estadio
de la economía política como des realización del trabajador, la objetivación
como perdida del objeto y servidumbre a él, la apropiación como
extrañamiento, como enajenación” (Marx: Manuscritos Económicos
Filosóficos).
Partiendo de la economía política hemos llegamos, ciertamente al concepto
de trabajo enajenado (de la vida enajenada) como resultado del
movimiento de la propiedad privada; pero el análisis de este concepto
muestra que aunque la propiedad privada aparece como fundamento,
como causa del trabajo enajenado es más bien una consecuencia del
mismo, del mismo modo que los dioses no son originariamente la causa,
sino el efecto de la confusión del entendimiento humano. Esta relación se
transforma después en una interacción recíproca.
La enajenación-alienación del trabajo, fundamento del orden sistémico de
la cosificación (OSC), a lo largo de la historia ha expandido
progresivamente el hemisferio de las cosas (materialismo sin límites;
riqueza-mercancías). En dos dimensiones como enfrentamiento y
autonomía: producto-productor valor uso–valor cambio; sociedades pre-
capitalistas y sociedades capitalistas en ascenso, y hoy como supremacía y
poder. Producto-Productor, valor cambio sobre valor uso; sociedades
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capitalistas y pos-capitalistas, esta realidad social-económica
fundamentalmente ha profundizado y ampliado los espacios de la pobreza
y la miseria.
Pobreza: es la significación de la carenciae de conciencia identitaria del
trabajo, en cambio miseria, donde hoy es tan preformadas las sociedades
consumistas–globalización, es la significación suprema del orden de la
cosificación, esto es la subsunción terminal del valor de las cosas sobre los
valores humanos y en donde los significantes identitarios, conciencia
trabajo, han sido reducidos a la nada: vaciamiento histórico = anomia.
La institucionalidad funcional de la alienación del trabajo es el consumismo
globalizado, es la síntesis del empoderamiento y la apropiación del sujeto
histórico (hombre-trabajo) bajo el poder de las cosas; la conciencia
cosificada–empoderamiento, borra cada vez más todo halito de valor
axiológico; en estas circunstancias se hace difícil y problemático establecer
diferencias de posicionamiento ideológico respecto a realidades concretas
y objetivas, pues el Poder, el Estado, la Política (instrumentalidad panóptica
cosificada), los aparatos y redes de la institucionalidad de las cosas han
reducido el accionar y el comportamiento social a dúctiles funcionalismos
del sistema; por tanto, cerebro-conciencia bajo el control del consumismo
salvaje es situación prodigiosa para el libre accionar del dejar hacer y el
dejar pasar de la apropiación (ganancia ilícita) del capital festinatario que
ciñe con toda su brutalidad sobre las vastas diversidades sacrificales del
trabajo.
Conciencia liberadora del trabajo es la insurgencia del trabajo. Francis
Fukuyama cuando habla del “último hombre”, “El fin de la historia”, como
eficiente tecnófilo e ideólogo del capital, no hace más que fetichizar el
imaginario de la cosificación: sin embargo guste o no guste esta es la
realidad en la que se debate la humanidad, tal paree ser que en este
ámbito no hay escapatorias; las opciones del pensar como el
irracionalismo, el de la magia primitiva (el “ideologema” oficialista que rige
en nuestro país es prueba patética de esta opción ) o el racionalismo
estricto; del ateísmo y del agnosticismo hoy por hoy se debaten en la
incapacidad cognoscitiva. Siendo hasta aquella propiedad privada sobre los
medios de producción, la apropiación del excedente de la riqueza, el
surgimiento del Estado, poder. familia, lucha de clases, alienación–
enajenación, del trabajo la cosificación como performatividades histórico-
modo productivas, surge entonces el desafío latente del pensar–hacer en
nuevas dimensiones y perspectivas; la dialéctica de la interpretación,
confrontación y superación al poder de la alienación-enajenación, está en
nuestro entendimiento en la Insurgencia del Trabajo, conciencia histórica
constructiva liberadora del trabajo; claro que la parafernalia funcional
epígono-cosificada; positivo-marginalista y marginalista izquierdizante
apelara al conocido chantaje y la amenaza política del ideario del epíteto;
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las calificaciones de idealismo reaccionario, antropologianismo burgués,
psicologismo distracccionista y demás banalidades que nos tiene sin
cuidado.
Vida, valores, principios son las potencialidades teóricas y praxis filosóficas
en las que se inscribe la insurgencia del trabajo.
La confrontación a un sistema y hábitat de la existencia de las cosas (des-
realización del trabajo) solo puede ser sustentado y superado por la
liberación del trabajo creador-transformador (vida); en esta historia solo el
trabajo devolverá vida a las mentes y almas extenuadas en las tinieblas de
la estulticia histórico, potencialidad que impulsará las proyecciones del
sujeto social-trabajo en nuevos horizontes: esto es la performatividad de la
historia basada en la justa y equitativa distribución y redistribución de la
riqueza según sus necesidades y capacidades, en los procesos de
realización del ser humano, en la conformación y el surgimiento del
hombre y la mujer nueva.
Valores; como la prevalencia de la: conciencia social liberadora, en el
desarrollo progresista del conocimiento-saber (cerebro-pensar) en su
imbricación dialéctica con las realizaciones materiales transmateriales
históricas; el hacer bajo el sentido dirimidor del sujeto histórico; valorizar
al sujeto en si mutua interrelación con la creación y la transformación.
Principios: toda concepción que indaga, problematiza, genera soluciones y
transforma realidades, se inscribe en los fundamentos de los principio, el
concepto y categoría insurgencia del trabajo, significa la reversión del
orden y poder de las cosas, por el orden que prioriza al sujetos creador
transformador (valor humano); confrontar a un sistema de extrema
liberalidad axiológica, requiere ante todo, la correcta lectura de las realidad
en tiempo y espacio, esto es superando los dogmas fanáticos recurrentes,
estereotipos esquivos, creencias y sacrificios; el fortalecimiento principio-
ideología es el referente incuestionable en la superación de conductas y
comportamientos sociales; ética y moral es la materia, el insumo y el
producto final que garantizara en los campos de confrontación el avance
incuestionable de la lucha de liberación.