Masculinidades Arquetipos y Estereotipos. Por Lisímaco Henao H

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1] Ponencia presentada en el VI Seminario Internacional Sobre Familia “Cuidado y políticas públicas en América Latina”, organizado por la Universidad de Caldas, Manizales (Colombia), del 21 al 24 de abril de 2015. El texto ha sido publicado como anexo en la segunda edición del libro “Ser Hombre. Imágenes arquetípicas de masculinidad en Cien años de soledad”. Editorial I.U.E., Envigado, Colombia 2015

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"Masculinidades: Arquetipos y Estereotipos" [footnoteRef:1] [1: Ponencia presentada en el VI Seminario Internacional Sobre Familia Cuidado y polticas pblicas en Amrica Latina, organizado por la Universidad de Caldas, Manizales (Colombia), del 21 al 24 de abril de 2015. El texto ha sido publicado como anexo en la segunda edicin del libro Ser Hombre. Imgenes arquetpicas de masculinidad en Cien aos de soledad. Editorial Manuel Arroyave. Medelln, Colombia 2015]

El paciente se sienta frente a m y comienza a hablarme de su dolor: durante tres meses ha estado soando que su padre le pregunta por qu no ha regresado por all. En el sueo no hay precisin sobre el lugar al que se refiere el padre pero es siempre el mismo reclamo por qu no has regresado?. El soante intuye que su padre se refiere a la tierra donde nacieron l y sus hermanos, esa tierra que su padre trabajara con tanto ahnco casi hasta su muerte. Me cuenta que aquella tierra fue dividida entre sus hermanos a la muerte de su padre y l, como casi todos, vendi lo que le correspondi debido a que no tena tiempo ni vocacin para sostenerla.Ha acudido a terapia llevado por este sueo recurrente, porque despierta con tristeza y piensa que su padre, desde el ms all, le est haciendo un reclamo al que l no puede responder ya. Comenzamos a hablar de su relacin con su padre a quien l recuerda como una especie de hroe, un ser que luch contra todo para sobrevivir junto con una numerosa familia. Luego, remontndose a su infancia, revive recuerdos en los que el padre trata de volverlo hombre, incitndole a la fuerza fsica y al distanciamiento afectivo. Este aprendizaje se torna doloroso pues es castigado el llanto y en cambio estimulado el automaltrato, el llevarse a si mismo hasta el lmite, el ser fro frente a la tristeza o convertirse en un ocultador de la misma. Es evidente que mi paciente ha cumplido con la expectativa del padre. Se ha convertido en un militar de carrera exitoso y disciplinado que comenz en los niveles ms bajos del rango y fue ascendiendo por sus propios mritos, motivos por los cuales exige exactamente el mismo carcter a sus subalternos. Sin embargo algo viene molestndole desde hace mucho: unos celos excesivos hacia su novia que se acompaan de fantasas terribles en las que ella seduce a otros hombres en el trabajo y la universidad. En su fantasa esta mujer no es capaz de mantenerse firme frente a la seduccin de otros hombres. l la desprecia pues de la fantasa pasa a la realidad en que la considera, efectivamente, una mujer dbil y sin perspectivas de xito.En otro momento discurre sobre su quehacer profesional, habla de cmo su disciplina se transforma a ratos en rigidez, de los dolores de espalda y de la acusacin que se le hace a veces en el trabajo, en donde se le trata como a un tirano. Este breve recuento me sirve como metfora para pasar a ustedes algunas imgenes de masculinidad y las emociones que pueden acompaarlas. El trmino arquetipo acuado en la psicologa por C. G. Jung (2003) aparece hoy tanto en el lenguaje corriente como en el especializado, hasta el punto de que alguno podra afirmar que mi paciente se ha convertido en el arquetipo del Hroe: fuerte, disciplinado, fro y luchador, caractersticas que han sido coronadas con el xito profesional. Y es cierto que esta es la imagen heroica que tenemos actualmente: el hombre que se hace a s mismo. Continuamente somos bombardeados con ofertas de seminarios y cursos que ofrecen las claves del xito. Se publican libros con las leyes, los secretos o los modelos para alcanzar dicho xito que consiste, bsicamente y me disculpo por lo resumido del concepto, en estar en lo ms alto de la pirmide o, por lo menos, ms alto que otros (esto incluye, por supuesto, los complejos econmicos tan importantes en occidente). Este modelo, aclarmoslo de una vez, se ofrece a hombres y mujeres y seduce a hombres y mujeres por igual, por lo que tal vez estamos hablando, realmente de algo arquetpico. Un arquetipo es un rgano psquico universal que permite a cualquier ser humano percibir el mundo, es decir, es igual para todas las personas y en todas las pocas y ubicaciones geogrficas. Lo que hace este rgano es ordenar nuestras percepciones con base en imgenes. Para explicarlo mejor tomemos como ejemplo el arquetipo del que me ocupo hoy: El Hroe. El mundo que percibimos se nos presenta, en principio, catico, lo es para cualquier nio o nia, de tal manera que la sobrevivencia depende en grado sumo de la atencin de los otros y las otras que estn all cerca. Pero poco a poco va emergiendo un ego que paulatinamente separa y ordena la experiencia, evitando los estmulos desagradables y acogiendo aquellos que sirven al proceso consciente. Poco a poco este ego va sintindose libre y autnomo y busca imgenes en su exterior que le ratifiquen la posibilidad de ser cada vez ms libre y ms autnomo, de hecho para Jung el ego no es ms que otro complejo entre muchos, cuyas imgenes bsicas se refieren siempre a ideales de autonomas, libertad y racionalidad (Jung, 1994).Lo que hizo que en ti y en m, se activara esta bsqueda de imgenes de autonoma y eficacia, fue el arquetipo del hroe; lo que hace que tu ego y el mo sigan buscando cada da alguien a quin seguir o convertirnos nosotros mismos en seres a quienes otros sigan, es el arquetipo del hroe. Ahora bien, volvamos a mi paciente. Su ego naciente encontr en el padre una primera imagen heroica, una imagen acompaada de dos grandes emociones: el amor y el deseo de honrar a ese padre. Porque toda imagen que nosotros acogemos, debo aclararlo desde ya, cobra fuerza y poder en nosotros debido a que viene cargada o la cargamos emocionalmente. As funcionan el amor, el odio, el desprecio y la admiracin, por medio de emociones unidas a imgenes que nos resultan relevantes debido a que un arquetipo les subyace organizando esa experiencia.Continuando, mi paciente acoge en su ser esta imagen heroica, le duele por momentos porque siente que algo suyo es castigado y reprimido en el proceso, pero la imagen es tan poderosa que se transforma en la imagen del hroe en su psique. Luego va a comenzar a ver que en su entorno esta imagen se repite innumerables veces, la ve en las pelculas de vaqueros, luego en las de romanos, despus en los compaeros del colegio y ms tarde, cuando comienza a verse atrado por las chicas, descubre que estas buscan ms o menos una imagen parecida para emparejarse. Es evidente para l que esta es la forma tpica y ms adaptativa de comportarse Pero es esta realmente la imagen de un arquetipo? Esta imagen repetitiva, montona y destructiva? Si decimos que el arquetipo es universal en tiempo y espacio y que se refiere a la posibilidad de generar imgenes que nos permitan percibir la realidad y reaccionar frente a ella, ahora tenemos que precisar que su opuesto radical es el estereotipo. Este no es un rgano psquico como el arquetipo ni mucho menos un componente universal de la psique, es apenas una imagen localizada en un tiempo y un entorno geogrfico muy definidos que, una vez acogida por la consciencia colectiva, se carga afectivamente, es decir, una emocin la acompaa, una emocin que es su motor de activacin en cada situacin en que sea requerida. Ahora bien, La relacin entre arquetipo y estereotipo puede establecerse a travs del tratamiento que colectivamente se da a la imagen. As, en el caso del arquetipo del Heroe, ste ha generado imgenes diversas en mitos y leyendas de todos los tiempos, las cuales incluyen casi siempre el hecho de que el personaje principal tenga que pasar por pruebas que no slo le demuestran su fortaleza, sino tambin su debilidad e incluso la posibilidad, en algunos casos, de detenerse y renunciar a la aventura. El tema de la herida del hroe, como smbolo de su fragilidad, podemos verlo desarrollado en los dos grandes mitos heroicos de occidente: Hrcules y Ulises. En el primero la herida se presenta como algo psquico y tiene que ver con la locura y la desmesura. En el hecho de que Hrcules sea perseguido por la locura de su madre, que sea enloquecido por la misma Hera, podemos leer ese riesgo que todo hroe corre al no atender suficientemente a sus propios complejos (en este caso maternos), lo que lo puede llevar al orgullo y la inflacin egica que tanto preocupaba a los griegos, tan hbiles siempre para describir la psicologa humana a travs de sus mitos. La desmesura de Hrcules consiste en esa misma inflacin que le lleva a querer forzar la naturaleza de las cosas, una violencia expresada en esas aventuras en el Hades, en las que se le hace imposible contenerse al querer salvar del castigo eterno a quienes han sido atados all por los dioses, un acto en el que termina haciendo dao a aquellos que quiere salvar (Hillman, 1999).En cuanto a Ulises, el relato es an ms llamativo en cuanto a su relacin con la fragilidad heroica se refiere. Al parecer su nombre significa el herido en el muslo, pues siendo casi un nio habra sido atacado por un animal de caza, quedando marcado para siempre (Hillman, 2009). Sin embargo, en Ulises la herida ha cicatrizado, en trminos psicolgicos, un complejo relacionado con la fragilidad ha sido elaborado, transformndose en un recordatorio perenne de su presencia y protegiendo contra la inflacin. En la Odisea, esto parece percibirse en el hecho de que el hroe es siempre requerido como negociador persuasivo, facilitador y quien puede tomar en ciertos momentos una posicin imparcial.Como podemos ver, la imagen heroica que acogemos como imagen de masculinidad tradicionalmente, parece referirse ms a un Hrcules llevado por la locura y desmesura de sus complejos, que a la consciencia de Ulises con respecto a su fragilidad frente a ellos. En conclusin, me parece que el estereotipo surge cuando el colectivo mutila la imagen que ha privilegiado. As, en occidente, surgen los estereotipos masculinos como producto de la fragmentacin de una imagen mtica, a la cual se le han quitado los elementos que mejor podran conducir a la consciencia de la fragilidad (Consciencia del Fracaso, como la denominara Rafael Lpez-Pedraza), quedando como resultado slo una representacin musculada, desmesurada y radical (lo que se hace evidente en la racionalidad, el literalismo y la extraversin exageradas). Est claro que Ulises es la gran imagen arquetpica que gua la conformacin del ego masculino en occidente, muchos estudiosos, incluido Jung, se han ocupado de ello, pero no creo que todo Ulises haya logrado llegar hasta la estructura heroica masculina actual, quedndonos entonces esta imagen de la que cada uno de nosotros y la sociedad en su conjunto padece las consecuencias.Pero es esta la nica imagen de hroe posible? Acaso el ser la ms publicitada por la economa, los medios y la poltica contemporneos la hace la ms acertada? No es as. Si estamos diciendo que las imgenes heroicas son las que inspiran al ego en su necesaria bsqueda de autonoma, debemos reconocer que muchos egos han realizado un camino vlido en la historia sin necesidad de recalcar en la frialdad o el distanciamiento afectivo. Poetas, literatos, filsofos y artistas, gentes del comn que conocemos mansos y tranquilos y al mismo tiempo construidos como adultos responsables y con sus buenos momentos de felicidad. Entonces dnde est el equvoco de una sociedad que masifica en torno a valores tan limitados de herosmo y masculinidad?El caso individual nos ayuda a comprender el caso colectivo y viceversa. Por razones amorosas hacia el padre mi paciente comienza a aceptar todas las imgenes anlogas de su entorno y su ego se convence de que estas son las mejores y las nicas vlidas. En trminos colectivos es as tambin, los alemanes no slo entendan cognitivamente lo que deca Hitler, tambin le amaban como a un padre y proyectaban en l una gran cantidad de emociones, sobre todo una: la necesidad de proteccin (necesidad que se proyecta en todo hroe). En mi paciente como en todos nosotros, el arquetipo del hroe necesitaba una imagen y l la encontr en este padre y en todos los del entorno que se le parecan. As mismo el pueblo alemn, tena activado el arquetipo del hroe protector y salvador, encontrando efectivamente una imagen afuera. Estas imgenes no emergen, empero, de la noche a la maana. As como en mi paciente la imagen heroica se fue construyendo con los gestos, las palabras, el tono de voz y la forma de relacionarse del padre con otros y con la naturaleza, as mismo en el colectivo la imagen va emergiendo paulatinamente y es aqu donde podemos encontrar a los profesionales de la imagen, los cuales se especializan en transformar la posibilidad simblica y plurisignificativa del arquetipo en un signo, en una nica va, en un estereotipo. Se trata de asesores de imagen, publicistas e incluso psiquiatras y psiclogos, que suelen acompaar a estas personas que al cabo de un tiempo terminan encarnando dicho estereotipo. En cuanto a esto es til recordar que Hitler, por ejemplo, tena un equipo encargado de asesorarlo incluso en la forma que deban tener los desfiles y los sonidos que los deban acompaar, todo ello para conectar a Hitler con los miedos y las necesidades ms profundas del pueblo alemn, pero an ms, para conectar a ese colectivo con el trueno, el fuego y la ira del antiguo dios nrdico Wotan, con lo cual se cierra el crculo sobre la psique, invocando incluso una imagen mtica colectiva (Jung, 2001).Es muy interesante observar que en mi paciente mucha afectividad fue desalojada de la psique para poder imitar el modelo, hasta el punto en que la nica manera como su alma puede hacer que se detenga, que consulte a un terapeuta y se pregunte si de verdad la vida es slo lo que ha construido hasta ahora, el nico obstculo al que l se ve obligado a atender, sea la presencia en su vida de lo femenino, del amor. Esto es as en muchos mitos y en la literatura. El hroe avanza sin ningn tropiezo hasta que aparece la princesa, el fenmeno natural o la serpiente, imgenes todas ellas de lo femenino, frenando as su aceleracin titnica por medio de pruebas y acertijos. Hasta ahora el mecanismo que ha utilizado mi paciente es el de evitar las relaciones realmente profundas pero esta vez parece haberse enamorado, es la fatalidad del amor, aunque yo prefiero decirlo as: es el amor como la nica fuerza capaz de movilizar el ptreo cascarn que el ego construye, con base en los repetitivos y empecinados estereotipos.En lo colectivo puede uno observar cmo, con gran inteligencia, los lderes estereotipados del mundo, estos hroes colectivos, logran, con base en los consejos de sus asesores o en su propia inteligencia, incluir algunas frases y gestos amorosos en su vida pblica, salvando de esta manera un sentimiento tan bsico y del cual sus seguidores tambin necesitan. Es decir, captan no slo el miedo y la inseguridad de su pueblo ofrecindoles la imagen de un hombre fuerte, un hroe protector contra las amenazas externas e internas (amenazas a las que, dicho sea de paso, tambin se les hace mucha publicidad para poder tener al peligro presente y por lo tanto al miedo), sino tambin la de un hombre amoroso que carga a los nios, que llora, que ora frente a imgenes religiosas, es decir, un ser tierno y bondadoso; con ello parecen calmarse las necesidades de conexin afectiva reprimidas por el pueblo y por el lder, en aras de conseguir la proteccin y seguridad anheladas.Cuando el pueblo alemn despert del encantamiento de esta imagen estereotipada, descubri con terror todo lo que haba apoyado. Alemania est llena de monumentos y museos que muestran el horror del holocausto nazi, como queriendo mantener presente el recuerdo de todo ello para evitar volver a caer en l. Segn afirma Jung, cuando un alemn por amor al lder seal a su vecino judo, estaba respondiendo a la activacin en l de un componente psicoptico que todos llevamos dentro, algo tambin arquetpico que est dispuesto en nosotros a lo peor y frente a lo cual debiramos andarnos con cuidado. Todos podramos afirmar que jams haramos algo tan terrible como enviar a nuestro vecino a un campo de concentracin, pero cuando tenemos nuestros afectos involucrados en un estereotipo todo es posible. Para poner un ejemplo de otro tpico, hace unos aos en Bogot una adolescente se suicid porque sus padres no le compraron la boleta para ver a su dolo Justin Bieber. As que vale la pena preguntarnos por la cantidad de energa psquica, de afecto, que nosotros invertimos en algunas figuras colectivas, vale la pena cuestionar, reflexionar para no caer presas de la fuerza inconsciente de las emociones. Ya sabemos que la guerra funciona no tanto por los soldados involucrados en ellas, sino an ms, por los civiles sealando con el dedo a quienes unos das antes, eran simplemente conocidos.Pero no soy ingenuo y no pretendo que ustedes lo sean. No es fcil liberarse de un estereotipo. A la mayora de los alemanes les cost ms de quince aos hacerlo y algunos nunca lo lograron, el neonazismo existe no solo en pases germnicos y algunos siguen adorando a Adolfo Hitler. Y no es fcil porque, repito, nuestros ms profundos afectos se ven involucrados y porque la imagen que se ofrece, tiene su propio poder debido al arquetipo que le subyace. En otras palabras: todos y todas, sin excepcin, necesitamos hroes, los necesitamos desde dentro, desde lo ms autntico que somos, incluso desde nuestra biologa, desde nuestros instintos, pues todos aprendemos por imitacin. Coherentemente con esto, si la cultura, si la consciencia colectiva nos ofrece slo una imagen que se repite innumerables veces, un estereotipo, ser esta la que sigamos irracionalmente, disfrazndola, eso s, de racionalidad, pareciera que somos capaces de explicar racionalmente porqu nos gusta tal o cual personaje, pero jams podremos explicar porqu llegamos a tales emociones por l, o a actos de los cuales podramos incluso arrepentirnos un da. Quizs romper con un estereotipo necesite mucho tiempo. As como mi paciente tendr que pasarse unas cuantas horas moviendo su alma por muchas imgenes y emociones, para encontrar aquellas que le permitan amar sin miedo y con fe a esa mujer que ha elegido, volvindose amorosamente hacia lo femenino que tambin pide un espacio en su psique, quizs tambin la cultura occidental o cada pas latinoamericano o cada familia, tendr que aceptar paulatinamente otras formas de herosmo, menos destructivas con la naturaleza del planeta y con la naturaleza del alma que es mltiple, variada y diversa. Quizs algn da podamos tener en las grandes plazas de nuestras ciudades, la estatua de un poeta o de un literato y no necesariamente la de un militar. Para ello tendremos que mover nuestras almas por las imgenes del miedo y la inseguridad, poniendo imgenes de confianza y fe en que lo distinto no es negativo por si mismo, aceptando la diversidad de imgenes dentro y fuera de nosotros, de nosotras.Quisiera terminar aludiendo a una imagen en particular, una que en mi opinin condensa lo que hemos construido en trminos heroicos y, en general, de la masculinidad hegemnica en Colombia y quizs en todo Latinoamrica. Estas reflexiones se encuentran desarrolladas en un libro de mi autora que, como resultado de un proceso de investigacin, fuera publicado por la editorial de la Institucin Universitaria de Envigado (2009). El personaje al que me refiero no es otro que el Coronel Aureliano Buenda, pues me parece que Gabriel Garca Mrquez ha captado, como todo verdadero artista, una imagen realmente colectiva. El Coronel no slo responde a las caractersticas bsicas del arquetipo del hroe, sino que condensa todo lo que se ha convertido en conducta estereotipada, para aquellos que aspiran a ser reconocidos como hombres o como hroes dentro de la masa latinoamericana. Simplemente voy a enunciar la descripcin que hace Gabo del personaje y a desglosar a continuacin las caractersticas fundamentales en l vertidas, para dejar a ustedes la tarea de aplicar la reflexin que propongo sobre el estereotipo y dejar abiertas las preguntas sobre cmo abrirnos a otras imgenes aprovechando los medios individuales y colectivos de los que disponemos."El coronel Aureliano Buenda promovi treinta y dos levantamientos armados y los perdi todos. Tuvo diecisiete hijos varones de diecisiete mujeres distintas, que fueron exterminados uno tras otro en una sola noche, antes de que el mayor cumpliera treinta y cinco aos. Escap a catorce atentados, a setenta y tres emboscadas y a un pelotn de fusilamiento. Sobrevivi a una carga de estrecticina que habra bastado para matar a un caballo. Rechaz la Orden del Mrito que le otorg el presidente de la repblica. Lleg a ser comandante general de las fuerzas revolucionarias, con jurisdiccin y mando de una frontera a la otra, y el hombre ms temido por el gobierno, pero nunca permiti que le tomaran una fotografa. Declin la pensin vitalicia que le ofrecieron despus de la guerra y vivi hasta la vejez de los pescaditos de oro que fabricaba en su taller en Macondo. Aunque pele siempre al frente de sus hombres, la nica herida que recibi se la produjo l mismo despus de firmar la capitulacin de Neerlandia que puso fin a casi veinte aos de guerras civiles. Se dispar un tiro de pistola en el pecho y el proyectil le sali por la espalda sin lastimar ningn centro vital. Lo nico que qued de todo eso fue una calle con su nombre en Macondo." (Garca Mrquez G. 1975 p. 92)

Caractersticas bsicas del estereotipo:

1. La imposibilidad de aceptar el fracaso, es decir, la insistencia titnica y destructiva en la conducta aprendida, tambin la imposibilidad de contener el instinto (en este caso un instinto territorial) o el deseo de poder.

El coronel Aureliano Buenda promovi treinta y dos levantamientos armados y los perdi todos

2. La reproduccin ciega que suplanta a la creatividad en este tipo de modelos simbolizada en el nmero de hijos, y en el hecho de que todos llevaban el mismo nombre. Aqu tambin podramos observar la la imposibilidad de contener el instinto y una gran dificultad para tomar en cuenta a lo femenino y sus lmites, una imagen que se convierte en dolorosa literalidad cuando las mujeres se convierten en botn de guerra o en simple objeto para demostrar poder y triunfo sobre el enemigo.

Tuvo diecisiete hijos varones de diecisiete mujeres distintas, que fueron exterminados uno tras otro en una sola noche, antes de que el mayor cumpliera treinta y cinco aos.

3. La bsqueda de experiencias de riesgo que confirmen la propia imagen de poder y el descuido del cuerpo, ambos smbolos de un gran desprecio por lo femenino, es decir, por la vida y la naturaleza de las cosas en general.

Escap a catorce atentados, a setenta y tres emboscadas y a un pelotn de fusilamiento. Sobrevivi a una carga de estrecticina que habra bastado para matar a un caballo.

4. El poder como hegemona, como autosatisfaccin y como forma de imponerse sobre los otros y las otras del medio.

Lleg a ser comandante general de las fuerzas revolucionarias, con jurisdiccin y mando de una frontera a la otra, y el hombre ms temido por el gobierno.

5. El rechazo a cualquier imagen que le recuerde el fracaso, el cual es subyacente a la experiencia normal de vivir, pero que para este estereotipo es una afrenta a la identidad as construida.

Declin la pensin vitalicia que le ofrecieron despus de la guerra y vivi hasta la vejez de los pescaditos de oro que fabricaba en su taller en Macondo. Aunque pele siempre al frente de sus hombres, la nica herida que recibi se la produjo l mismo despus de firmar la capitulacin de Neerlandia que puso fin a casi veinte aos de guerras civiles.

6. El deseo de inmortalidad que nos llega desde los hroes griegos y que, en cierta medida es positivo pues necesitamos modelos, pero que como he sostenido en esta conferencia, se vuelve destructivo cuando se construye dicha inmortalidad en detrimento de la vida de otros y no en el servicio a la vida en general.

Lo nico que qued de todo eso fue una calle con su nombre en Macondo.

NOTAS:

Garca Mrquez G. (1975). Cien aos de soledad. Barcelona: Crculo de lectores.Henao L. (2007). Ser Hombre: Imgenes arquetpicas de masculinidad en Cien aos de soledad. Envigado: Institucin Universitaria de Envigado.Hillman J. (1999). Re-Imaginar la psicologa. Barcelona: SiruelaHillman J. (2009). Las heridas del puer & la cicatriz de Ulises. Recuperado 2 de abril de 2015. http://www.jungcolombia.com/2009/01/sand-play.html Jung C. G. (1994). Los complejos y el inconsciente. Barcelona: AltayaJung C. G. (2001). Civilizacin en transicin (O.C. Vol 10) Madrid: TrottaJung C. G. (2003). Los arquetipos y lo inconsciente colectivo (O.C. Vol 9/I) Madrid: Trotta