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ARRECIFE BLUES • EL IDIOMA DEL AGUA • DE TÚNEZ A LA ISLA “FRAGA E IRIBARNE” FAMARA: LAS 54.585 CAMAS QUE NO FUERON • EL PERSONAJE: ALBERT SERRA Revista cultural, arte y ocio LANZAROTE · nº18 · Enero · 2€ cultura

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El número 18 de una gran revista. :-)

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para asomarse a una isla

ARRECIFE BLUES • EL IDIOMA DEL AGUA • DE TÚNEZ A LA ISLA “FRAGA E IRIBARNE”FAMARA: LAS 54.585 CAMAS QUE NO FUERON • EL PERSONAJE: ALBERT SERRA

Revista cultural, arte y ocio LANZAROTE · nº18 · Enero · 2€

cultura

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La energía ha sido la responsable de nuestro nivel de progreso como especie y la energía debe llevarnos al siguiente paso. Endesa, como una de las compañías energéticas líderes en el mundo, tiene una gran responsabilidad en este reto: reinventar nuestra manera de estar y vivir en el planeta. Por eso, en nombre de todos los que formamos Endesa, asumimos este compromiso con los hijos de nuestros hijos. No va a ser fácil pero ¿acaso hay algo más apasionante que volver a imaginarlo todo?

HACIAUNANUEVACONCIENCIA

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La luna del 11 de diciembre se vio más grande y brillante que nin-guna otra noche de 2008. Ocurrió ese viernes que el satélite, habi-tualmente orondo y majestuoso en el cielo de esta latitud, se arrimó

al Planeta Azul todo lo que su órbita le permitió. Le faltó un pizco para marcarse un tango con la Tierra, lento, con un clavel en la boca.

Sirva este clímax astronómico (perigeo) para explicar lo lunático y san-dunguero del momento turístico que vive Lanzarote. Primero, la isla se apuntó al modelo de Playa del Inglés y de Torremolinos: urbanización al lado de la playa, chiringuito y discoteca caribeña. Con el dedo gordo del pie podíamos remover el gintonic y comprobar la temperatura del Atlántico. Todo a mano. El desarrollo turístico trajo empleo y bienestar; se ha dicho en muchos atriles. Los lanzaroteños cambia-ron la tierra por la bandeja; el madrugón en la era, por el trasnoche en la barra. Se prendió el amor con gallegas y suecos; hubo oportunidad de intercambiar sabidurías corporales e intelectuales.

La luna siguió saliendo imper-térrita a todo cambio. Y llego la segunda etapa. Cuando se continuó llamando desarro-llo a un claro subdesarrollo cultural y medioambiental. Cuando se denominó riqueza colectiva al lucro de empresas y particu-lares. En 2009, se vislumbra una tercera época en la que tendremos que reconducir una gestión turística que en los últimos 20 años se ha pre-ocupado más por promocionar los 860 km2 de este territorio con toreros, panderetas y titulares a cuatro columnas, que con salas polival entes de arte, conciertos mensuales, lógica arquitectónica o, simplemente: con aceras más limpias.

Mass Cultura les quiere ofrecer 18 formas de asomarse a Lanzarote. Sencillas y didácticas. Una forma de sacar lustre a valores turísticos que están silenciados por el turismo de pulsera y hamburguesa (“todo inclui-do”) y el turismo unilateral de quien considera cuestión de casta saber distinguir un pitching wedge de un paraguas (“turismo de calidad”).

La calidad del turista no se mide por el grosor que tenga su tarjetero, ni por su swing; sino por su forma de sociabilizarse y concebir un viaje. Estamos en el siglo XXI. El del low cost y el turismo científico. Tenemos la oportunidad: si cambiamos el rumbo (y la Administración parece que está en ello) puede que los historiadores de los siglos posteriores no nos reprochen habernos comportado como lunáticos.

Directora M.J. Tabar / [email protected] en este número Marco Arrocha, Gregorio Cabrera, Laura Cabrera, Mario Ferrer, Miguel Ángel Ferrer, Iñigo Franco, Saúl García, Ricardo Hernández, Nuria Magrans, Marta Martín, Sargo Molinero, Sergio Murillo, Debaso Producciones, Ignacio Romero, Jose Juan Romero, Eufemia Santos y Jordi Trías / [email protected] a Gerardo García, Club Liquen del Tenique, Club de Vuelo Libre Zonzamas, Timanfaya Sub, Techno Diving, los ‘habitantes’ de la Plaza de Haría (Javier, Ladislao y Ginés) y Centro de la Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) Edita Publigestión Canarias S. L. Perú, 31 B. 35500 Lanzarote T.928944954 / 607224559 [email protected] / [email protected]

Coordinación Publicitaria Dulcenombre Rodríguez T. 928 94 49 54 / 607 67 22 15 Diseño y maquetación Dácil Vergara/ [email protected]

Portada Guillermo Rodríguez (www.guillermorodriguez.com) y Juanje LuzardoFotografías de Guillermo Rodríguez, Juanje Luzardo, Miguel Cabrera, Anneliese Guttenberger, Adriel Perdomo, Javier Reyes, Gustavo Tejera y Román G. YñánIlustraciones de Begoña Izarra y JusaImprime Imprenta El Tablero Distribución 606 380 582Depósito legal GC 1066/2007 ISSN 1889-0520

© Mass Cultura no se identifica necesariamente con las opiniones expresadas por sus colaboradores. Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos de este número por cualquier medio o procedimiento, sin autorización expresa y por escrito del editor.

18 postigos para asomarse a una isla Una perspectiva captada desde el ojo de un puente, en el

antiguo camino de Tabayesco (Haría). En un momento donde los ojos del fotógrafo, Guillermo Rodríguez, el sol de invierno y

el verde élfico del barranco confabularon para abrir esta puerta

EN PORTADA

54.585 camas turísticas en Famara9 planes parciales que sumaban casi 55.000 camas. El fotomontaje

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Remedios exquisitos contra el jilorioRuta por las tapas ¿escondidas? de Lanzarote

18

De túnez a la isla Fraga e IribarneLa Graciosa, el Mónaco del Atlántico

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El Personaje: Albert Serra El realizador presenta en Gijón El cant dels ocells

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Au revoir MarruecosDe cómo entrar y salir patéticamente del país vecino

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Verde que te quiero verdeUn homenaje a las alegrías que dan las malas hierbas

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Isla camaleónicaColores y formas: el juego de vientos alisios, nubes y sol

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Hombres libélulaAla delta: Lanzarote, zona de entrenamiento

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Los Escultectos MargivagantesUn acto de contemplación de la perseverancia y la creatividad

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Espíritu discretoHistorias en el paraíso ornitológico

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Ed i t o r i a l

El tango de la luna

Unión Europea · Leader · Aderlan

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4 enero 2009

Descarrilamiento...No se tome a mal si escucha a alguna vieja llamarle “fo-rastero”. Aquí estamos acostumbrados a decirle así a los que vienen de fuera. Sin más trauma. Yo nací en Ye hace 72 años (73 dentro de ná) y, aunque estoy más viajada que el resto de mis quintas o precisamente por eso, me sabe a cuerno escuchar al visitante hacer chiflas con el nombre de mi pue-blo, habitualmente mentando a Concha Velasco y a la chica yeyé. El turista, digo yo, debe ser un tipo afable porque para eso está de vacaciones. Y debería tener más actitud de via-jero, que de marquesa transportada bajo palio.

Disculpe si soy de maneras bruscas, pero es que está Administración nuestra descuidó en los inicios el sen-tido común y creó monstruos. Viendo la oportunidad de crear puestos de trabajo y de conseguir dinero a corto plazo, no le importó diseñar un turismo mcpo-llo, construir hoteles a toda costa y en toda la costa. Hoteles [risa sofocada con un pañuelo] bautizados con nombres de fortalezas antiguas, pero cuya alzada ha tapado la propia fortaleza, dejándola sin sentido, sin aire, con aspecto de playmobil abandonado. En fin, no estoy diciendo nada que no hayan dicho ya muchos señores de pluma afilada, columnistas y críticos de la Cosa.

Lo que quiero es que entienda quiénes somos, para que luego me lo explique. Porque llevo todos los inviernos de mi vida en esta isla, que tiene mucho más fuego que el del volcán, y aún sigo teniéndolo poco claro. Así de carrerilla le digo lo que puede encontrarse y lo que nunca le dirán en la agencia de viajes: escoceses que vienen a contraer matri-monio para evitarse los chaparrones de su pueblo, playas de postal (mala copia de las caribeñas) y playas con personali-dad, oiga (estas sí, no las verá usted en ninguna otra costa), balcones azules “como la piel de un pitufo” (mi nieta, que es muy ocurrente) y una arquitectura típica, que es mimosa, como de cuentito de hadas hortelano.

Si viene en verano, se enamorará de la luz. Yo se lo advier-to, para que sepa sobrellevar la nostalgia cuando se marche. Porque aquí, ya le digo, uno se vuelve bastante enamoradi-zo, y se enternece con las palmeras solitarias que coronan los volcanes (fíjese cómo se desmelenan) y no querrá dejar de almorzar en el Charco de San Ginés que en sus mejores días huele a mar y en sus peores, a caca, porque las instituciones tienen perras para planificar, planimetrear y planiurbanizar, pero no para dragar esta laguneta (se lo digo yo, porque en la agencia, insisto, no se lo van a decir).

He de admitir que no tengo el tacto, ni la visión comercial de un vendedor. Ya me lo dice mi hijo: “Má, tú es que eres muy burra”. Bueno, y qué. Barnizar la vida no se me da bien, ya ven. Vengan, nada más que para ver un atardecer

en la Playa de las Malvas. O para pasar por la Esquina de la Parra en San Bartolomé (pueblo de batatas – pruébenlas, por Dios– y de…

[La abuela se despista y la nieta le agarra el lápiz]

La yaya se olvida de coger olas y can-grejos, hacer castillos de arena,

comerse una arepa, hacer ska-te en el Parque Temático,

echarse un amarillo-cola por la noche viendo bai-lar una isa o escuchando rock en un garito, pro-bar un pan de naranja, ver cómo doña Petra hace dulces en Tinajo (y comprarle un par de paquetes de manteca-

dos), navegar en falúa o irse a capturar marlines,

desnudarse en el Charco del Palo para que la piel se llene

de sal y se metamorfosee con la roca, que en julio está cálida y

bienaventurada; escuchar música en La Geria o blues en Costa Teguise, o hard core en el Recinto Ferial, o sal-sa o bachata o merengue, o flamenco en La Villa; hacer escalada, bucear entre los atuneros hundidos, y, ay, sí, sí, esto es único: mirar la luna que aquí adquiere otro signifi-cado. Otra dimensión. Es como si se pusiera confianzuda y se mostrase tal y como es, sin filtros de photoshop, ni nebli-nas extrañas. Con la piel en cráter vivo: nacarada y gigante, a punto de reírse sobre todos nosotros y de derramar gotitas de saliva que caerían, imagine, como una lluvia de perlas de Majórica (con permiso del otro Archipiélago),

[La abuela termina por enfadarse y despacha a la nieta]

¡Será posible…! Ya se ha ido la poeta de la familia. Como se descuide termina vendiendo acuarelas por la playa a la vera de un pastor alemán. Como estos chicos que vienen a bus-carse la vida por aquí. No… Si majos, son. Pero, no sé… Al-gunos me dan mal fario porque soy vieja. Y a veces acierto.

Me dejo mucho en el tintero. Ya sé. Pero el amor es difícil-mente explicable. Y chiquita estupidez decir que es ciego. Ciego, no. En todo caso, tiene más paciencia que Job y un jugador de ajedrez juntos. Porque todo lo malo que le pasa a esta isla mía, tiene un remedio; y es un detalle insignificante en comparación con sus brillos, que a mi me dan la vida. Juzguen ustedes mismos.

Querido turistaPor Eufemia Santos. Fotografía de Miguel Cabrera

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6 enero 2009

6. Tilama: 5.062 camas10. Dehesa de Famara 1ª fase: 8.831 camas

11. Dehesa de Famara 2ª fase: 14.414 camas12. Marina de Famara: 950 camas

9. Costa Atlántica Caleta Famara: 6.221 camas

14. Playa de Perejil: No figura nº camas

15. Cortijo de Bajamar: 11.667 camas

13. Playa de Famara: 6.700 camas8. Island Homes: 740  camas (Los actuales Noruegos de Famara, únicos construidos)

54.585 camas turísticas en Famara¿Turismo de masas o turismo de calidad? Por Sargo Molinero. Fotografías de Guillermo Rodríguez y Juanje Luzardo

9 planes parciales diferentes que en total suman casi 55.000 camas. O mejor dicho sumaban, ya que, por suerte, hablamos en pasado.

Esa es la cifra de plazas camas turísticas y residenciales que podrían haberse llegado a levantar en La Caleta y la Playa de Famara si el Plan Insular de Ordenación del Territorio (PIOT) de 1991 no llega a desclasificar los nueve planes parciales que se pretendían construir en los aledaños de la playa más

> Mapa de la derecha: Plano 1.5 del Plan Insular de Ordenación del Territorio de Lanzarote de 1991. En la actualidad, todavía permanecen los inicios de las urbanizaciones frustradas por el PIOT: bordillos, tomas de agua y canalización, buzones, etc.

larga y salvaje de la costa norte de Lanzarote, y en los yermos terrenos de El Jable, el desierto de arena que separa la Caleta de Famara de las localidades de Soo, Muñique y Tiagua.

Para que los lectores se hagan una idea, no tienen sino que pensar que actualmente, a fecha de marzo de 2008, en toda la isla de Lanzarote hay 64.223 camas turísticas (Fuente: Oficina de Turismo Interior del Cabildo de Lanzarote. www.datosdelanzarote.com).

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6. Tilama: 5.062 camas10. Dehesa de Famara 1ª fase: 8.831 camas

11. Dehesa de Famara 2ª fase: 14.414 camas12. Marina de Famara: 950 camas

9. Costa Atlántica Caleta Famara: 6.221 camas

14. Playa de Perejil: No figura nº camas

15. Cortijo de Bajamar: 11.667 camas

13. Playa de Famara: 6.700 camas8. Island Homes: 740  camas (Los actuales Noruegos de Famara, únicos construidos)

54.585 camas turísticas en Famara¿Turismo de masas o turismo de calidad? Por Sargo Molinero. Fotografías de Guillermo Rodríguez y Juanje Luzardo

> Mapa de la derecha: Plano 1.5 del Plan Insular de Ordenación del Territorio de Lanzarote de 1991. En la actualidad, todavía permanecen los inicios de las urbanizaciones frustradas por el PIOT: bordillos, tomas de agua y canalización, buzones, etc.

El PIOT de 1991, año en el que fue aprobado, redujo de 400.000 a 110.000 el número de plazas alojativas previstas para la isla de Lanzarote. De ese enorme tijeretazo una de las zonas más beneficiadas fue la de Famara, en la que preveían ponerse en marcha los planes parciales de Tilama (5.062 camas), Island Homes (740 camas, y el único finalmente construido), Costa Atlántica Caleta de Famara (6.221), Dehesa de Famara 1ª fase (8.831 camas), Dehesa de Famara 2ª fase (14.414 camas), Marina de Famara (959 camas), Playa de Famara (6.700 camas), Playa de Perejil (no figura número de camas) y Cortijo de Bajamar (11.667 camas). El documento del PIOT de 1991 fue redactado por el equipo de arquitectos y técnicos que encabezaba Fernando Prats. El documento del PIOT de 1991 fue redactado por el equipo de arquitectos y técnicos que encabezaba Fernando Prats. Actualmente, la zona está clasificada como Suelo Rústico de Protección de Valor Ecológico, y prácticamente toda su superficie se encuentra dentro de los límites del Parque Natural del Archipiélago Chinijo.

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8 enero 2009

En la costa de Órzola y Caletón Blanco se olvida. O se echa mano del recuerdo, según discurran las nubes. Y el agua recorre los agujeros de la roca como un torrente sanguíneo salado. Aquí nace el Sol y aquí se oscurece todo antes, con esta bruma espesa y el mar haciendo filigranas fieras, que sirven para colocar al humano en el sitio que le corresponde.

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Por Ignacio Romero Perera (*). Fotografía de Anneliese Guttenberger (proyecto Como Agua)

Desde la primera pisada del hombre en Lanzarote, hace ya muchísimos siglos, su día a día ha estado estrechamente ligado al ingenio para sobrevivir en

una isla con una escasez enorme de recursos alimentarios y de agua. Desde esos comienzos se fue forjando una convivencia con los medios existentes, un dúo hombre/naturaleza que fue dando sus frutos: enormes extensiones cultivadas en una tierra áspera, seca, con las arrugas del tiempo; y junto a esas arrugas, el hombre de Lanzarote que se licenció en su campo y en su medio.

Extraía y conservaba agua donde no la había: pozos, charcos, maretas, aljibes, galerías… Todas estas obras de ingeniería hidráulica nos dieron de beber hasta la llegada de la desaladora en 1964. A partir de ese año, ya sin el problema y la limitación del líquido de la vida, despegó el turismo y las exponenciales crecidas poblacionales, pero se abandonó de forma veloz e inexplicable nuestro contacto con el medio natural en el que éramos especialistas.

Aún no nos hemos parado a pensar qué parte de nuestro atractivo y recurso turístico es el paisaje, con todos los cuadros que hemos formado en él y que son la huella de nuestro trabajo: arenados, gavias y el jable cada vez mas abandonado; pozos, maretas, aljibes que han pasado al cajón del olvido...

Hoy nos vamos a bajar del coche para ir a las montañas de Montaña Blanca y Guatisea. En la cara sur de la Montaña Blanca en el municipio de Tías, un corte transversal la recorre en casi un kilómetro. Aproximadamente en la mitad, vemos una casetita blanca y un camino que baja desde ese punto hasta la falda de la montaña. Llegamos hasta allí y nos damos cuenta de que nos encontramos en las hoy abandonadas maretas de Montaña Blanca. Una enorme obra hidráulica que nuestros padres y abuelos hicieron a pico y pala en el siglo pasado para aprovechar el agua de escorrentía de la montaña, captarla y almacenarla.

Maretas de Montaña Blanca y Guatisea: tragedia de un abandono

Las maretas son dos excavaciones interiores, idénticas, de 54 metros de longitud y 7 metros de altura por 5 metros de ancho. Tienen dos salidas de rebose, dos coladeras y el canal de captación, con casi un kilómetro de lado a lado. La superficie de captación se extiende por toda la cara sureste de la Montaña Blanca, que es de toba volcánica, sin apenas suelo por lo que, ante una lluvia copiosa, se produce escorrentía y el agua va a parar al canal. Desde ahí corre hasta las coladeras para dejar los sedimentos que la acompañan y de esta forma pasar limpia al interior de las maretas. El agua almacenada llegaba mediante canalización al pueblo de Tías.

En la montaña Guatisea, en el término municipal de San Bartolomé, tenemos una obra hidráulica idéntica: las Maretas de Guatisea. Aunque su construcción es un poco más tardía que las anteriores, posee 6 maretas interiores (aunque de menor tamaño que las de Montaña Blanca). El agua de las maretas de Guatisea se canalizaba hasta la plaza del pueblo de San Bartolomé donde los vecinos la recogían para beber.

Al pasear por ellas, es sencillo fijarse en su abandono, en que han caído en el olvido, y en que todavía hoy tienen un enorme atractivo cultural. Poco costaría limpiar los canales, coladeras y maretas. Además del escaso costo anual de mantenimiento, nos daría agua para regadío, ganadería o lo que fuera menester.

Nuestra asignatura pendiente es homenajear a nuestros antepasados con el mantenimiento y recuperación de estas obras físicas. Con ello mantendríamos, para nosotros y futuras generaciones, parte de ese conocimiento sobre el medio natural que perdemos a pasos agigantados.

(*) Biólogo y Educador Ambiental

< Mareta de Montaña Blanca: Canal (izquierda) y rebosadero (derecha). Excursión a las Maretas de Guatisea.

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10 enero 2009

El idioma del aguaHélices y salmonetes. Cascos de madera descompuestos y un costillar

de barco usado por los peces como parque de recreo. Las costas de Lanzarote se prodigan en atuneros hundidos intencionadamente para

ser escenario del buceo recreativoPor M. J. Tabar. Fotografías cedidas por Timanfaya Sub

Al pez trompeta le traiciona su cabeza, que le da aires de no enterarse de nada. Es más; de vivir en la superficie, sería un contable que sueña con ser artista; un ‘poli’ bueno que camina despistado,

canturreando canciones de Boris Vian con muchas “ues” en la letra. Su hogar estaba a 30 metros bajo el nivel del mar, en el Varadero de Puerto del Carmen. Hasta hace poco, este pez se paseaba entre los barcos hundidos frente a la misma bocaina del puerto (dos naves hundidas expresamente hace más de 30 años para crear un hábitat artificial propicio para la fauna marina y los buceadores) Los trabajos para ampliar el puerto cubrieron de piedra este pecio, que era visitado por buceadores de todas partes del mundo. El lugar se conoce como El parque de los erizos, por la enorme población de erizos diadema que contiene.

El Barranco del Quíquere, entre Puerto del Carmen y Puerto Calero, ha tomado el testigo de Puerto del Carmen. Allá descansan desde hace 5 años el Playa de Lekeitio, el Playa de Bermeo,

el Playa de Pedreña y un cuarto de cuyo nombre no hemos encontrado pista. Se desmantelaron y hundieron por el mismo motivo que los del Varadero: la flota pesquera no podía faenar en Marruecos ni en Mauritania. Tres de ellos son practicables. Acogen la danza de los angelotes y procesiones de pelágicos. Flotar en estas aguas claras, sobre todo para el principiante, es un instante que ni el mago Houdini hubiera conseguido con hilo transparente. Magia, en estado natural.

Sólo los chuchos que lo merodean con aletas perezosas, como si se acabasen de despertar de una siesta, podrían saber cuántos días de exhibición le quedan al mercante que asoma

parte de su quilla en Playa Grande, Famara. El carguero, una nave de 60 metros de eslora, transportaba 4 toneladas de cemento. Se hundió por culpa de un temporal, en 1981. Los caleteros todavía recuerdan las escupitinas del suceso: un día la orilla amanecía con asientos, otra con colchonetas,

así hasta que la corriente arrastró los restos del desastre. La tripulación fue rescatada sana y salva. Sólo es posible verlo los días de mar muy buena, con snorkel. De lo contrario, las olas enturbian la vista y provocan remolinos.

El Telamón encontró su final cerca de la bahía de Naos, también en 1981. Se construyó en Dundee (Escocia) y se bautizó Temple Hall. Luego pasó a manos de una naviera griega. El

mercante transportaba madera desde Costa de Marfil hasta Tesalónica cuando se le abrió una vía de agua en el casco y tuvo que ser remolcado hasta donde hoy descansa para que no se hundiera en el muelle de Arrecife. Sus ruinas se encuentran en la playita de la DISA; camino de Las Caletas. Lo que asoma es la popa, desafiante y desmochada por el óxido. La inmersión para ver este pecio se realiza a muy poca profundidad, pero no es segura. El barco está partido en tres partes y conforme pasa el tiempo, se hace más quebradizo. Bajo el mar: un manto de algas y conchas envuelve en una almohadilla verde y granulada el casco del barco. Se puede entrar en la sala de máquinas.

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Frente a la iglesia de San Ginés, en

la Boca de Juan Rejón, dormita hundido un gran atunero (casi 50 metros de eslora) en muy buen estado de conservación. Se llama El Rabat. Para llegar hasta él se necesita una embarcación ligera, que salga desde Naos. Se hundió mal y se quedó a dos aguas, anclado en esa zona. Se conserva tal y como era; y no fue descontaminado. Tiene radar, sonda, redes y aparejos, literas, cocina… a 30 metros de profundidad. El Rabat es un universo de barracudas, angelotes, caballas, sargos y bogas.

Al Este de Caleta del Sebo (La Graciosa) se encuentra El veril de las anclas, un cementerio de áncoras que nunca consiguieron recuperarse y se quedaron incrustadas en el fondo arenoso.

Son anclas de almirantazgo, que alcanzan las 3 toneladas de peso. Hace dos siglos, los barcos fondeaban bajo el Risco para abastecerse del agua dulce que se obtiene de las galerías de Famara. A veces, un ataque pirata les obligaba a abandonar la zona con urgencia, cortando las maromas y dejando el ancla tras de sí. El veril tiene muchísima vida, y se localiza en el Río, el estrecho que separa Lanzarote de La Graciosa. Si lo surca,

Timanfaya Sub. Playa de la Barrilla, 4. T. 928511553 · 609 867 741Techno Diving. Centro Comercial de Matagorda. T. 610 769 286.

Requisitos: Saber nadar y aportar un certificado médico de buena salud (oídos sin problemas y buen sistema circulatorio) Temporada: La mejor en septiembre, por la buena mar.

se rozará con muchos angelotes y rayas. Entre los cañones y pasadizos de roca, a unos 20 metros de profundidad, verá roncadores, fulas y salemas.

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12 enero 2009

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Me llama mi amigo Pete (léase pete) para tomar unas cañas. Le digo que no. Me vuelve a llamar. No cojo el teléfono. Se presenta en casa. Tres minutos

después estamos en la calle. — No sales nunca, con los bares que hay en Arrecife...— Qué dices, zumbao.— Lo que oyes. Vamos de terracitas primero y luego al rocanrol —dice el tío—, de la jarrita al tercio.— Sí, de Flandes.— Hombre de poca fe.Llegamos a la plaza de Las Palmas, la de la Iglesia de San Ginés. Como se decía antes, petao. La plaza llena. No hay sitio ni en las mesas del bar El Kilo, que ponen unos calamares de muerte, ni en el de enfrente de la Iglesia, ni en el de la esquina. Pillamos una mesa en to’l centro donde hace años había una especie de cruz-monumento o monumento-cruz a los que perdieron menos y unas palmeras. Bebeoteca impúdica catódica se llama el sitio. Melancolía sin complejos. Eso sí, tardan diez minutos en traernos las jarras. Hay cosas que no cambian.— Vamos a ir pidiendo otras —dice Pete— más vale prevenir.— Ahí te voy a dar la razón.Dejamos cuatro cadáveres en la horizontal y enfilamos a la plaza de El Almacén. Cuatro más. El Pete ni habla. Se entretiene mirando a unas madres con pinta de hermanas (y no entre ellas) apoyadas en la valla del parque vigilando (es un decir) a los críos.— Si te las ligas te saco una nota de prensa — le digo.— Si te las ligas tú me apunto — dice el valiente.Tomo la iniciativa, ya lanzao, y propongo un garito.— ¿Por qué no vamos a ese que está al principio del callejón entre la calle Zerolo y la calle Colegio? Ese está de puta madre.

Por Saúl García. Ilustración de Jusa

— ¿Pero qué me estás contando? Si es de chavalines hip-hoperos.— Pues por eso, por eso.Como me tiene respeto y le da lo mismo ocho que ochenta, allá que vamos. Ni hueco en el callejón. Pasamos dentro y nos pasamos al tercio. Repetimos y hacemos lo mismo en el de al lado. Nada más entrar ponen Free Fallin, de Tom Petty.— Si sé que ponen esta música nos saltamos el de antes —le suelto.— Si no sales de casa, de qué te quieres enterar.— Es que estoy muy ocupao.— Sí, subiendo y bajando pieles. Termina y vámonos al barro.Llegamos a La Carnicería, en esa misma calle esquina con Riego. El mejor garito de Arrecife, sin duda. Ahí ya echamos la noche. Todo gente sana, de esa que sólo se droga cuando tiene ocasión. Viejas caras. Alguna hasta conocida. A las tres y pico se me exalta el Pete:— ¡Si no me acordaba que hoy toca mi hermano!— Tocaba, será.— No, no, si eso no cierra. Ya verás. Lo abrieron la semana pasada... Bueno, es medio ilegal. Son los locales de ensayo que han puesto una barra y un barril y tira millas. — ¿Los del Puente las Bolas? ¿Quién dijo miedo?Retiro lo dicho de La Carnicería. Tres grupos vimos. Una barra no, dos. En uno de los edificios de los del muelle comercial pasando el castillo, el concierto, y en el otro el desconcierto. La bomba. Ni ruido, ni vecinos, ni leches. Eso sí, un pelete...Aplaudo el final de un tema y resulta que ya no está tocando nadie, así que considero mi retirada. Tras una breve deliberación interior doy por buena la idea. Busco al Pete y se lo hago saber sin abrir la boca.— Yo me quedo — dice. Te llamo el sábado.— Si, del año que viene. Si esto no cambia no salgo más. Sólo puede ir a mejor... y no está uno acostumbrao.

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14 enero 2009

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Mi bautismo como consumidor pleno del “turismo de masas” tuvo lugar en Túnez, hace unos pocos meses. Hasta entonces, mi relación con el mundo más puro

de los turoperadores no había pasado del papel de espectador familiar y de algunos vagos devaneos teóricos. No voy a engañar a nadie, tenía ciertas ganas de aprovechar la estancia en Túnez para ejercer brevemente como viajero, pero pronto mis pretensiones se centraron en descansar. Sin embargo, algunos nubarrones enturbiaron mi relax.

La verdad es que yo mismo me lo busqué. Seducido por la sibilina publicidad de una excursión organizada, de repente me vi montado en una guagua cargada de estimados conciudadanos europeos rumbo a las regiones del Sáhara tunecino. La ruta cumplió las expectativas que todos se pueden imaginar: desde prisas y madrugones, a la sorpresa previsible de que el intragable ritmo del chiqui-chiqui ya era saludo común para todo vendedor ambulante de esos recónditos lares que supiera que en frente tenía a un español. Yo era consciente de todo el juego de teatralización propio del espectáculo turístico, pero acusándome de recalcitrante esnob me dejaba llevar sin pensar mucho en implicaciones más profundas. No obstante, hubo un incidente que me superó: la esperpéntica visita a una familia tradicional bereber, con sus miembros posando en su casa-cueva en un alarde de artificio. Los anfitriones se esforzaban en aparentar que continuaban con su rutina habitual mientras recogían dinares por enseñar hasta los rincones más íntimos de su arcaico hogar. Ese aroma a autenticidad, tan anhelado por la industria turística, se convirtió en tufo pestilente, sobre todo cuando un grupo de entusiastas visitantes obligó a la fatigosa abuela a utilizar el tradicional molino de piedra para una sesión de fotos. La estampa de un castizo compatriota con el chándal de la selección española de fútbol forzando a la mortecina anciana a mirar a la cámara y sonreír mientras le pasaba el brazo por encima, todavía me hace tragar saliva.

Hace tiempo que sabemos que el turismo es una industria que se dedica básicamente a vender ‘experiencias’. Y ahí cabe de todo. En Fuerteventura se organizaban visitas a los cementerios donde enterraban a los ahogados de las pateras. No hay censura ética ante lo que pueda pedir el cliente. Unos amigos que se van de viaje próximamente a Nueva York me comentaban hace poco que ya tienen contratada una excursión para pasear —con unas condiciones especiales de seguridad— por los barrios más conflictivos; de ruta por la marginalidad made in Hollywood.

¿Por qué el episodio de la anciana me incomodaba tanto? ¿Qué era lo que hacía sentir mal? Pensándolo bien, llegué a la conclusión de que no podía criticar

libremente aquel suceso sin sentirme hipócrita. ¿Cómo podía reprochar aquel montaje sin tener cargo de conciencia, cuando yo era un figurante más aunque fuera involuntario? ¿Quién era más farsante: el que se aprovechaba de aquel montaje con esos pobres campesinos o yo, con mi papel de turista elitista que viajaba por una nación regida por una dictadura? Incluso dudaba si tenían algún sentido mis remilgos sobre el turismo de calidad, cuando el negocio servía para que entraran divisas en un país con un pie en el Tercer Mundo.

En las semanas siguientes, dándole vueltas al asunto me trasladé de lleno a la época del desarrollismo español. Cuando el revival de la España Imperial se sustituyó por el “Spain is different”, a cambio de evitar el hundimiento económico y así continuar con Franco plácidamente en el poder. Las similitudes entre la España

de esa época y el Túnez actual son enormes. Dos dictaduras en busca de “vías de desarrollo”. Si uno compara los datos

de alimentación de Lanzarote en 1969 (CIES, nº 11), se encontrará con cifras más bajas de las que la FAO

da ahora para Marruecos. Nadie venía en patera porque aquí se vivía igual que en la costa de en

frente. Entonces éramos África y no Europa. Ese análisis de nuestra historia reciente

parecía que podía aliviar mis remordimientos. Después de todo, nosotros también habíamos

utilizado el turismo para progresar… Pero había algo que no me cuadraba. Otra vez la hipocresía. ¿De verdad

tenemos tanta entidad como para darles lecciones morales a los tunecinos? Cuarenta años después del “desarrollismo”,

el país entero —de la costa al monte— es una plaga de escándalos urbanísticos. La famosa descentralización del poder ha servido para hacer más democrática la corrupción; ya no hace falta ser cuñado de algún ministro del franquismo, todo hijo de

De Túnez a la isla Fraga e Iribarne

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vecina puede. Y para colmo, la crisis ha desenmascarado todas las flaquezas del milagro económico español.

Entre los planes del aparato franquista para Lanzarote, el más llamativo fue el intento de convertir La Graciosa en una especie de Mónaco flotante del Atlántico. Un proyecto auspiciado por el entonces renovador ministro de Información y Turismo: Manuel Fraga e Iribarne. Se aprobaron dos concursos internacionales (el anuncio llegó a aparecer en The New York Times) para explotar turísticamente La Graciosa. El ganador conseguiría la cesión durante cincuenta años a cambio de montar las infraestructuras de todo el complejo. Se construirían en torno a 25.000 camas distribuidas en tres zonas. Se preveía un aeropuerto y se llegó a presentar un proyecto para construir un puente en los bajos del Risco de Famara. El ayuntamiento de Teguise aprobó en sesión plenaria bautizar a la urbanización con el nombre “Fraga e Iribarne”. Pero el concurso quedó desierto.

Frente al fracaso del plan para La Graciosa, el Cabildo ponía en marcha en los sesenta un programa de actuación turística

de un altísimo rendimiento cultural, turístico y económico, que ha sido mil veces pervertido en su gestión. Y cuarenta años después se siguen presentando proyectos para urbanizaciones con innumerables campos de golf, hay hoteles en los pies de las playas de Papagayo y las moratorias se quedan en papel mojado frente a las Leyes de Medidas Urgentes.

Este texto no tiene moraleja. No he llegado a ninguna conclusión sobre si es moralmente reprochable o no el turismo a los países subdesarrollados con gobiernos no democráticos. Las dictaduras son deleznables en todos lados, pero ahora me cuesta más hacer juicios morales. La autosuficiencia y el ombliguismo producen espejismos y además Europa tiene antiguas deudas pendientes con África. Ya saben, la vieja historia bíblica. El que esté exento de culpa que tire la primera piedra.

Parranda en La Graciosa, años 40. Fotografía de Javer Reyes

Por Mario Ferrer. Fotografías de Archivo de la FEDAC (*) y Javier Reyes

(*) FEDACFundación para la Etnografía y el Desarrollo de la Artesanía Canariawww.fedac.org

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oLa memoria de las piedras es infinita. El fuego termina calmándose, pero las rocas guardan todas las

historias que escuchan sus filos. Y son muchas. Tantas como pueden nacer de las bocas de las 133.000 personas de casi 50 nacionalidades diferentes que viven en esta isla de 850 km2.

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En Lanzarote se encuentra la vía de escalada más larga de todo Canarias. Recorre algo más de 600 metros de altura, que se cubren en 4 horas de sudor y movimientos de ajedrez corporal (y si el tiempo, la maña y la mente acompañan al escalador, que ha de ser experto para culminar el ascenso) Empieza uno como peón, se convierte en torre por momentos, así, empecinada, recta y firme; y termina saltando en L como un rocín, porque así lo ordena la roca del Risco. Es Famara.

Hay piedras suaves, barnizadas por el paso del tiempo. Otras rugosas, donde la mano se agarra mejor, pero sin tanta gracia. En total, hay 6 zonas para practicar la escalada deportiva: Jameos del Agua (grado medio-alto), los Roques de Órzola (perfecto para principiantes), la Cueva de Órzola (con desplomes bastante complicados), el Barranco de Tenegüime (la primera vía que se equipó), Las Maretas (entre Pechiguera y la potabilizadora de Inalsa, en la zona conocida como Los Charcones) y en La Pedrera (en pleno centro de Arrecife, en el cruce de la calle Albacete con la calle Murcia, en una lateral del final de la calle León y Castillo).

La Pedrera es una vieja cantera de la que se extrajo la piedra que en 1908 se usó para construir el Muelle Chico y el Puente Nuevo de Arrecife. En los años 80, no se pillaban cantos sino droga. Al cabo de los años, Juan Carlos Mendoza, uno de los escaladores fundadores del club, empezó a equipar este rocódromo natural. Hoy, tiene 200 presas y 7 vías para practicar bulder, escalada y rappel. Es un punto de reunión de escaladores y chiquillería arácnida que se está iniciando en el arte de trepar y destrepar. Está abierto todos los días, porque no hay valla que le ponga horario, y tiene focos que iluminan los ejercicios por la noche.

En noviembre de 2007, el colectivo Latitud 28 solicitó al Cabildo de Lanzarote que este pequeño acantilado, abierto en medio de la ciudad, en las bambalinas de las Cuatro

Gatos O cómo domesticar al miedo

Por M. J. Tabar. Fotografia de Guillermo Rodríguez

A las piedras se les falta demasiadas veces A las piedras se les falta demasiadas veces el respeto. Sólo quedan libres de pecado los geólogos, que las el respeto. Sólo quedan libres de pecado los geólogos, que las martillean para desmenuzarlas con metas científicas y los escaladores, martillean para desmenuzarlas con metas científicas y los escaladores, que las usan como cabalgadura y las acarician con magnesioque las usan como cabalgadura y las acarician con magnesio

Esquinas, quedase protegido como Bien de Interés Cultural (categoría de Sitio Etnológico) para que la desidia de los meses (que se mide en sombras y en latas abandonadas) no lo terminase carcomiendo.

Los escaladores, tanto o más que una figura de protección, están reutilizando el espacio, que está debajo del mismísimo Molino de Cabo Pedro, obra de ingeniería propiedad de la familia Armas y que en 1803, cuenta don José Agustín Álvarez Rixo, enganchó por la camisola a un criado que se había arrimado demasiado a las aspas. El sirviente, dice la crónica, voló tanto que cayó en el Charco de San Ginés. Y a San Ginés gracias que estaba la marea llena.

Más del 40% del territorio lanzaroteño está protegido por su valor paisajístico, biológico, etnográfico o cultural. Esto ha obligado al gremio escalador a presentar alegaciones a todos los Planes de Uso y Gestión (documentos que concretan la normativa), para que se les considere ‘usuarios’ pacíficos de estos lugares. Desde los 90 conviven y colaboran con ecologistas y Administración. Una de sus labores: censar los nidos de aves.

Gatos que censan aves. Hombres y mujeres que “domestican el miedo”.

Club Liquen del Tenique Web: http://liquendeltenique.blogspot.com/

Correo: [email protected] Teléfono: 686 591 070

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La carne del pulpo es resbalosa, durona, correosa y lo primero que hay que hacer es darle leña, darle palos como si tuviéramos algo contra ella, como si nos hubiera hecho algo. Porque no entra en razón. Jesús Pérez Brito “Suso” nos dice que eso era antes cuando no había congeladores, hoy día el truco es congelarlo, si es fresco, dos o tres días y sancocharlo en agua muy caliente metiéndolo y sacándolo 3 ó 4 veces, es decir “asustarlo”. Luego dejarlo tranquilito que se haga. Señores y Señoras les aseguramos que es el pulpo más blando (no chicloso) que hemos probado.

Los otros dos ingredientes son: el mojo y las batatas (de San Bartolomé). El mojo de un color rojo intenso, con un toque picante pero con sabor, le da fuerza a este plato. Nunca le pida la receta. Suso es capaz de regalarle, si se lo pide, un garrafón de mojo, pero su secreto, el toque, el deje, no se lo da a nadie, “Ni a mi suegro se lo he dicho, que me tiene loco…”

Las batatas le dan el perfecto acompañamiento con su toque dulce. Una batata tiernita, sin raíces, honrando a su origen (San Bartolomé). Suso lleva 19 años en Lo Nuestro. Un bar de comida casera, puchero, potajes, caldo de millo, caldo de pescado, sancocho, pata asada, tollos. También investiga en sus fogones, les da vuelta de rosca. “Un día estaba haciendo pulpos, no tenía papas y le puse judías. Estaba bueno. Una familia de Fuerteventura me suele llamar y se las preparo. Vienen, comen y hasta p allá llevan”.

Está situado en la trasera del antiguo cine de San Bartolomé. Sus paredes forradas con fotos de luchadores y futbolistas del C.D. San Bartolomé. No dejen de echarles el ojo: están Antonio Bermúdez, Bernardo Montelongo y el propio Suso (búsquelo aunque con ropa de brega está igualito que ahora). Entre todas destaca el “pollo de Uga”. Pregunte quien es. Cualquiera en Lo Nuestro le responderá.

Garbanzas sequitas, casi sin caldo, con sabor a garbanzos más que a otra cosa. Apenas acompañadas de unos cachitos de carne de cochino, de tocino y una pimientita de la puta de la madre para que bebas vino y más vino, en unos vasitos cumplidos (vino blanco del país, de Tinajo, de la bodega Guiguan de Pacheco: una maravilla). Se nota que las garbanzas no son de bote porque todavía llevan la piel prendida y aún así nunca te las encuentras amuladas a las señoras. Garbanzas blanditas, mantecosas, en su punto justo, no hacen falta muelas para que se deshagan en la boca.

Bar Stop, aunque todo el mundo lo conoce como el “bar de las garbanzas de Yaiza”. Se encuentra a un ladito mismo de la Iglesia de los Remedios, en la carretera principal, cerca de la Plaza, en el

romero. No hay adobo aunque si queremos de un día para otro machacamos todo y lo ponemos a dormir en ese salmorejo tan sutil. En el bar Femés a parte de carne de cochino, pescado, frescas y buenas ensaladas, podemos degustar ropa vieja (seguramente cogido el recorte de su experiencia en Las Palmas) Casi única de probar en Lanzarote. Es un plato de entullo seguro. Color precioso, mejores sabores y olor.

Es un bar de paso, en Femés, arropado por los Ajaches (montaña de toponimia aborigen), a poca distancia de la Iglesia de San Marcial. Un bar familiar de toda la vida.

mismo centro. Parada obligatoria en el pueblo (de ahí su nombre original) aunque desde que hicieron la carretera de circunvalación de Playa Blanca, ya no coge de camino. A que ir de intento. Pero son muchos los “intentones”. Los viejos y los chicos que se traen los viejos, y así desde hace como 60 años, aplicando la misma receta, con pequeñas variaciones: te saben mejor cada vez que vuelves. Si te descuidas mucho, antes de mediodía se vacían las perolas. Hay que ir prontito. Los camareros se llaman Manuel dos y Antonio. En un singuido te atienden. Ellos saben que hay pocas mesas y son muchos los necesitados de calmar el jilorio sentados, aunque echarse una tapa en esa imponente y altísima barra es todo un privilegio. (A)pruébelo para que vea. Esto no lo explica nadie escribiéndolo.

El conejo como queda bueno es siendo del país, recién cortado. Aquí al entrar no se asuste si ve en la cocina a Juan, machete en mano. Significa que están cortando en trozos un conejito. Crujiente por fuera y sabroso por dentro, el aderezo no le quita sabor. Está frito en aceite del conejo, limpio, sin gusto a calamares. Un color tostado con unas hojas de laurel, ajos y papas fritas por arriba. Nieves (la mujer, de Femés) y Juan (el marido, de Uga, aprendió el oficio en Las Palmas) Los hijos, atendiendo. Nieves nos da la receta. El bicho lo pican sobre la marcha y lo lanzan a la sartén. Cuando ya está la carne dorada le echan pizcadito tomillo, laurel, ajos, pimienta (cayena), albahaca,

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Abundio, “el pollo de la barra” con permiso de Pepa la cocinera, nos da la receta: atún natural (no de lata), aceite, vinagre, cebolla, gajos de tomate, pimiento rojo, pimiento verde. No tiene ciencia sino deje. Su truco: el tomate sólo se lo ponen cuando lo sirven. Algunos sitios lo intentaron copiar pero se quedó en intento. Pepa nos dice que no hay comanda donde falte este plato. El sitio empezó como un almacén con las paredes sin encalar, donde hacían sus prisiones parranditas de gente, se jugaba a la baraja, parrandeaban y se servían tapas. Pejines, salpicón, etc. A principios de los 90 levantaron el local que se conoce hoy. Nos recuerda Pepa que sobre todo en la época de los estudiantes (quien fuera) no cabían en el local y tenían que comerse las tapas en el capó de los coches porque no quedaban mesas. Antes abrían sólo miércoles, jueves y domingo, ahora abren todos los días. Juan Ramón fue el que lo fundó e ideó: “Todas las tapas fueron idea de él”.

Hay que pedirlo en compañía, de tres o cuatro, respetando un orden de platos y raciones para que la experiencia gastronómica, sencilla pero especial en el Bar de Juan Ramón, sea completa. Concretamente,

En bandeja de plata, juntos pero no revueltos: pulpos a la plancha con su toque de mojo verde, calamares saharianos fritos rebozados en harina, tomate de manzana negra de Fuerteventura y cebolla con su aliño, boquerones, carne de cochino en adobo que se resbala por la barbilla, unos montaditos de salmón con su pan tostado y una cama de cangrejo, huevos y mayonesa, al mejor estilo de las barras vascas de pintxos. La perfecta armonía entre el mar y la tierra. En serio: salmón y carne de cochino juntos en amor y compañía. ¿En qué cabeza cabe semejante atrevimiento?

Pues en la de dos “Lunas”: Güicho y Jesús, veinte años al frente del Bahía de Naos, hasta acertar con la más perfecta combinación de paladares. Vengan y pruébenlo.

Una casa vieja frente a Puerto Naos, mirando a los artesanales. Es el primer bar después de salir del barco. Güicho empezó a trabajar en los autobares anaranjados del Puerto desde los 14 años y de ahí pasó a establecerse en este curioso local, heredero directo de las antiguas tabernas de la ribera del muelle.

Sentarse en una de sus mesitas exteriores siempre es una novelería. A pesar de estar en el centro de la ciudad, parece que allí se ralentiza el tiempo. Siempre hay un rato para un saludo, para un comentario y para una cervecita, que te sirven bien fría sobre todo en verano. Los que llevamos años yendo hemos formado casi una familia, que convive con los que lo descubren por primera vez, o acuden de forma esporádica para no olvidarse de que todavía quedan rincones donde la prisa no existe. La cocina, casera, se apaña con cosas sencillas. “¡Fran! ¿Qué tenemos hoy para picar?” Si me dice tortilla con calabacines, hecha por su madre, le digo que me guarde una porción. Vendrá acompañada de sus rodajas de pan y tenedores en una cesta. También puede probar con los tollos picantones o con las carajacas. A mi me encantan los tacos de pescado rebozado, adornados con sus papitas arrugadas y el mojo verde. Y después, conversación sin fin con la tranquilidad de saber que nuestros niños juegan sin

peligro cerca del mar y lejos de los coches. Como postre, me basta con la sonrisa de Pepe que consigue que me sepa a gloria su saludo “¿Qué pasó, canariona?”. Para poder disfrutar de sus tapas, no hace falta ir muy lejos, al menos si usted reside en Arrecife. Hasta hace bien poco, había sitio para aparcar el coche de sobra. Y es que este rincón ha experimentado, como tantas otras zonas de la capital, distintas remodelaciones que han eliminado plazas de aparcamiento en beneficio del peatón (¿y de los parkings privados?) Tendrá usted que acercarse a las orillas del Charco de San Ginés y allí encontrará, entre el Ginory y el Leito de Proa, la casa de Pepe o la de su hijo Fran. Ellos no viven allí, pero casi. El nombre del establecimiento no tiene ciencia: “La Ribera”, sólo porque ahí se encuentra, siendo testigo de primerísima fila de las subidas y bajadas de la marea y del desfile de personas que cada día pasean por su avenida.

después del bizcocho y queso de la isla, con los que se tranquiliza la jalusa. El atún y sus acompañantes abren el apetito para degustar posteriormente con fruición unas garbanzas exquisitas y, de cierre, dos platos para combinar el gusto de las costillas y las alitas de pollo fritas. Vino de la tierra, cerveza o agua, al gusto del consumidor. Juan Ramón Rodríguez, logró popularizar dentro y fuera de la isla un concepto acogedor de bar-garaje que consiguió una gran cantidad de adeptos. La noche de los miércoles de los años noventa en este bar marcaron una época memorable de alegría. La labor de Juan Ramón es homenajeada cada año por las fiestas de Conil en el festival folklórico que lleva su nombre. La libertad de expresión en este bar, de tertulias y de jolgorio, se aprecia más que en ningún otro lado, en forma de sms en la pared.

En Conil. No tiene pérdida. Siempre verá una tonga de coches juntos. Allí es. Son los adeptos feligreses que vamos a honrar el buen hacer y la memoria de Juan Ramón. Estamos en el municipio de Tías y al entrar, una manada de cochinos nos da la bienvenida, de ahí el apodo del bar: ‘Los lechoncitos’.

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20 enero 2009

Javier Reyes Acuña nació un día de marzo de 1923, en la plaza de Haría. Nadie en su sano juicio diría que tiene 82 años. Entre otras cosas, porque mantiene el don del diálogo

brillante, siempre prodigado junto a un café cortado con una lámina de leche condensada. Junto a él nos damos una vuelta por la Haría populosa y pintoresca, y el hoy se confunde con el antaño, cuando el pueblo era un gran exportador de papas (navegaban muchas hacia Gran Canaria), grano (cebada, fundamentalmente) y legumbre. Entonces, claro, el palmeral era más frondoso y había fragantes higueras. Hoy, se escarda menos y no hay ni tantos frutales que paran higos, ni tantos porretos (higos secos) para degustar al sol.

En el número 3 de la plaza de Haría, se levanta la casa de Ladislao, hijo de Aquilino y nieto del Ladislao panadero que horneaba en su cocina unos bollitos amarillos hechos con el huevo justo, que se deshacían en la boca dejando una estela dulce. También se freían truchas de batata (reinas ellas, por encima de la calabaza –princesilla- y del segundón cabello de ángel) y se horneaban pasteles de carne con membrillo. No es difícil imaginárselo. Los que son abuelos se apostan en las esquinas de la plaza y son un baúl de anécdotas para quien esté dispuesto a escucharlas.

En la misma esquina de la panadería (que aún conserva en la fachada las heridas descascarilladas de cuando una guagua de turistas invadió la acera y se estampó contra la pared), está la antigua fonda de Ladislao. Hoy, un bar de aperitivos (bravo por el estofado) y cocina típica. Era la más conocida y selecta de las tres hospederías que funcionaban en los años 30. Las otras dos eran las de Aurelio y Don Manuel Feo. En el piso de abajo se servían comidas (potaje y pescado fundamentalmente; carne en San Juan o Santa Rosa, cuando se mataban vacas para festejar a los santos)

Al bar de la fonda se le decía El Billar por tener un ídem para el entretenimiento de los muchachos. El salón de baile era casi de tan buena raza como el del Casino de Arrecife. De allá brotaban sonidos de violines, barullo y futuros matrimonios; casi siempre supervisados por las madres de ellas, que aprobaban o censuraban la pareja de baile de su hija con un código al alcance de cualquiera: palmadita en el muslo si era un sí, o pellizco si era un “tú quieta aquí conmigo”. En el piso de arriba todavía se conserva la balaustrada del balcón, y los cuartos, donde se hospedaban los novios de las muchachas de Haría, que se arrimaban al pueblo los fines de semana para verlas. Hacia 1942, los cortejos se empezaron a hacer a toque

Haría: barberos y fondasLadislao en su barbería.

Por M. J. Tabar. Fotografías de Guillermo Rodríguez

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de corneta. Porque entonces muchos de los que galanteaban eran del destacamento de militares de infantería que Franco dispuso en el pueblo.

A Ladislao le dicen el Mudo porque lo es de nacimiento, como su hermana. No obstante, su capacidad expresiva es extraordinaria. Gesticula con acierto y todos los vecinos lo entienden. Tiene 66 años. Cuando nació había un taxi para todo el municipio y tres camiones, de carga y pasaje, para llegar hasta Arrecife. Uno lo conducía el padre de Javier, el fotógrafo: Martín Reyes. Paraba para que las señoras orinasen y se contenía la risa cuando alguna, en medio de una conversación, usaba “bicho” como sinónimo para no decir el mal visto palabro “conejo”.

Entre los años 20 y 30 se veía algún que otro francés “con polainas”, que se comunicaban igual que el Mudo. Ginés, pájaro cantor del grupo folclórico Malpaís de la Corona, lo recuerda entre risas. Entonces eran más lo que se iban que los que venían. A Cuba o a Venezuela, en veleros pequeñitos, por la noche y a hurtadillas. “Como vienen los de ahora”. Otra opción era pagar un pasaje que en 1949 costaba 5.000 pesetas. “¡Bah, imposible reunir esa cantidad, hombre!”, trina Ginés, poderoso jilguero.

Entonces se pedía vino y a uno se lo daban acompañado de cabrilla (gofio en polvo), explica Coyoya, que se limita a decir que su nombrete lo heredó de su abuelo. Ladislao además de haber sido camarero en la fonda, hoy bar con nombre étnico, da nombre al estadio municipal (por algo comparte nombre con Kubala) y regenta una barbería, un tanto caótica y poco lustrosa, pero con aire de siglo XIX. Con una silla de manivela,

La fonda más famosa de Haría en los años 30, con una preciosa balconada en el segundo piso.

una palangana y una navaja presta a afeitar, obliga al cliente a escupir el chicle, si lo tiene, para no hacerle un tajo. El negocio es un disparo obligado para muchos extranjeros aficionados a la fotografía.

Cuando el olor a carne guisada sustituye al del café, uno se puede adentrar en la Biblioteca para echar un vistazo a las fotos de la Haría antigua. No sólo la monumental, la que tiene el honor de ser Conjunto Histórico. Esta es la Haría del pueblo. Historias para no turistas. Café en la ex fonda y continuamos el trayecto.

Máguez. Tres muchachos dispuestos a darlo todo. Fotografía de Javier Reyes.

En coche: Arrecife - Tahiche - Teguise - Los Valles - Barranco de Malpaso - Haría. En guagua: Línea 7 (Arrecife - Máguez - Arrecife) desde la estación de guaguas. Mejor un sábado, para aprovechar el mercadillo artesanal de la Plaza: salida a las 8h. y regreso a la 13h. o a las 21h.

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22 enero 2009

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Roth responde con una feroz sátira política ante el fenómeno de Richard M. Nixon. Nos describe a un hombre capaz de dejar pequeño al más extremado de los cínicos: un cuáquero, amante de la paz y convencido del carácter sagrado de la vida humana, que no tiene inconveniente en aplicar la

noción de defensa propia a la matanza de niños y mujeres desarmados.

Los años 50 retratados por Ricard Yates tienen demasiados parentescos con los tiempos que vivimos. El aislamiento que nace de la comodidad. La incomunicación que produce la falta de sentimientos sinceros. La pérdida, muchas veces inconsciente, de valores que en algún momento parecían fundamentales.

Una profunda reflexión sobre el amor y la amistad, sobre los intentos de cuatro personas por hacer frente a las tribulaciones de la vida. Esta es la historia de dos parejas que se conocen durante la Gran Depresión y que 31 años más tarde se reúnen un verano para rememorar sus años de amistad.

En el jardín de una casita roja, en la campiña de Helsinki, una viejita está regando su arriate de violetas. Las golondrinas gorjean, los moscardones zumban, un gato dormita. El idilio sólo es aparente. Detrás de las rocambolescas peripecias de la simpática abuela laten otros dos protagonistas: la vejez olvidada y la juventud, marginada.

No voy a defender las cualidades del cómic por encima de un libro. Mi amigo Iñigo, ubicado un par

de páginas hacia adelante, se encarga de colocarlo en su lugar día a día. Supongo que si fuera bueno escribiendo lograría plasmar todo el entusiasmo que siento por estos libros cuando utilizo estas líneas. Ni siquiera poseo el crédito de mi amigo Iñigo, que cuando dice “Lee esto”, NUNCA ha defraudado, y cuando dice “¡EXTRAORDINARIO!” realmente está ofreciéndote una obra maestra. Y eso son Los Combates Cotidianos.

En Los Combates Cotidianos nos encontramos con la historia de Marco, fotógrafo de guerra al que comenzamos a conocer en el momento en que abandona la ciudad y su trabajo para vivir la tranquilidad del campo. Y Marco no tiene claro qué va a suceder en su mundo, en constante cambio. Como cualquiera, debe afrontar las decisiones ordinarias que modificarán su vida y las de los que le rodean. Tan sencillo como aceptar la lógica de las situaciones que se van sucediendo: un día conoce a alguien, y tiempo después deciden vivir juntos y más adelante tener un hijo y criarlo.

Y esta es la vida de Marco, que sufre ataques de angustia, que duda en todo momento y que se sincera con el lector a través de sus fotos. Los Combates Cotidianos son todas esas cosas que te suceden desde el momento en que la fuerza de gravedad de un edredón te impide levantarte hasta que te acuestas; incluso mientras duermes, los combates cotidianos siguen librándose.

Sus historias se desarrollan desde la elección de Chirac hasta el momento Sarkozy, y en el camino ha luchado cien veces: en algunas logra que la pequeña se deje vestir y en otras sus convicciones son derrotadas; a veces lo consigue y en

Luis Martín, 11. 35500 Arrecife de Lanzarote. Tel/Fax: 928 81 51 07LIBRERÍA EL PUENTE

libros recomendados El Arte de

hacerse mayorotras fracasa, como bien le dicen a Marco “la retirada es parte del combate”. Y no siempre se gana.

Hay escritores que poseen bisturí en vez de pluma, que abren en canal las hojas blancas y extraen de ellas los momentos precisos, las imágenes exactas que cada sentimiento, cada emoción, necesita para ser comprendidos. Larcenet además usa lápices de colores. Y una imaginación desbordante para afrontar todos los temas posibles: desde la paternidad hasta la pérdida de un ser querido, la política o los cambios sociales. Con inteligencia y con sentido del humor logra dibujar unos personajes humanos claramente reconocibles.

Puede que volver a leer un libro sea complicado, dedicarle de nuevo el tiempo necesario pasa por abandonar

nuevas lecturas, en contadas ocasiones uno regresa a un libro y comienza a releerlo, para convencerse de su validez

o para afrontar los buenos recuerdos que en su momento

transmitió. Suelo pasearme muchas veces por las mismas páginas de Los Combates Cotidianos, no para descubrir

nada nuevo, ni para convencerme de que es genial; sólo para disfrutar.

Este artículo ha sido re-realizado tras el suceso protagonizado por un ordenador que, convencido de su supremacía sobre los seres humanos, ha destruido el primer escrito que debía ser enviado a la revista. En manos de Larcenet, el combate entre dicho ordenador y un humilde servidor hubiera sido una épica batalla llena de humor, gracia y cinismo. Quizás, incluso una crítica a la dependencia de las tecnologías actuales; puede que con una pizca de socarronería sobre el orgullo que tiene un zoquete ante la complejidad de una máquina. En mis manos, sólo es una anécdota. Por eso son tan buenos Los Combates Cotidianos.

Los combates cotidianos Por Jordi Trías

LITE

RATU

RA

Nuestra pandillaPhilip Roth Ed. Mondadori

En un lugar seguroWallace Stenger

Ed. Libros del Asteroide

Vía revolucionaria Richard YatesEd. Alfaguara

La dulce envenenadora Arto Paasilinna

Ed. Anagrama

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24 enero 2009

EL P

ERSO

NAJE

¿Cómo es que se te ocurrió hacer una película sobre los Reyes Magos?Quería hacer una película de ambiente histórico, rodada enteramente en exteriores y con actores no profesionales. Pero sin todo el peso literario de la otra [Honor de caballería], porque el Quijote condiciona mucho; existe todo un imaginario ya creado a su alrededor. En cambio, de los Reyes Magos sólo hay unas pocas referencias bíblicas, y en ese sentido me otorgaban un margen de libertad mucho mayor a la hora de inventarme las situaciones. Para mí se trataba de registrar a unos personajes simplemente deambulando, unas figuras andando en medio de unos paisajes. Eso es todo.

Paisajes que has venido a encontrar precisamente en Canarias…Cierto. Más de la mitad de la película ha sido rodada en Canarias, en Tenerife y sobre todo en Fuerteventura. Todas las localizaciones las hice por Google Earth, ocho o diez días antes de comenzar la producción. Lo que se ve al principio está hecho en Islandia. Pero toda la parte de los Reyes surcando un desierto lo hicimos en las dunas de Corralejo, y para mí que es lo mejor de la película. A pesar de la duración de la escena, ha gustado mucho al tipo de espectador digamos ‘normal’, no cinéfilo. Pero nos costó hacerla, sobre todo a los del sonido, porque se nos metía el ruido de los coches y el de los aviones, que es constante. La casa donde aparecen San José y la Virgen la encontramos en Betancuria, cuando estábamos concretando las localizaciones y ya nos íbamos al aeropuerto. Es una casa muy antigua, de dos pisos como yo quería, medio derruida y que tuvimos que apuntalar por seguridad. Encontrarla fue, de verdad, un milagro.

Pero… entre todos los sitios posibles en Google Earth, ¿por qué Canarias? Nuestra primera opción siempre fue Libia, porque es un lugar que tiene algo salvaje, agreste, muy primitivo. Pero nos fue imposible por problemas burocráticos. Unos amigos ya nos habían hablado de Canarias, pero sólo después del rodaje me di cuenta, poniendo una regla en el mapamundi, que Canarias y Palestina están casi a la misma latitud, y que las montañas de Fuerteventura se parecen mucho a las de aquella tierra. Y yo creo que eso significa algo, tiene un sentido…

En general, la película transmite la sensación de que todo ha sido muy improvisado…Quizá la sensación es de que no hay director, que ella sola se va desenvolviendo caóticamente, erráticamente, como también es el propio viaje de los Magos, o como lo fue antes el del Quijote. Que son películas que se gobiernan solas. La improvisación es algo que me impongo, que me gusta forzar porque es lo que me da energía en situaciones límite, en los momentos importantes de la vida. Creo que eso es algo muy español, y desde luego forma parte de mi espíritu. Yo jamás llevo monitor, y jamás miro escenas de

mi película antes de terminar el rodaje. Hay otra cosa que tampoco hago nunca: repetir una escena. Aunque algo me haya gustado mucho, siempre procuro hacer otra cosa distinta; pero repetir, nunca.

Por Marta Martín y Marco Arrocha. Fotografía: Cedida por CCCB

“Me dedico al cine porque soy un vago”

Albert Serra: un tipo que aparenta cierta altivez, pero

que pronto se descubre cercano y afable, puede que

hasta entrañable. Que dice lo que piensa, responde a

todo y no se corta un pelo.

“La improvisación es algo muy español”

Hace un par de años dejó a todo el mundo con la boca abierta (algunos impactados y otros de puro bostezo), con Honor de Cavalleria, libérrima visión

sobre la vida cotidiana de Don Quijote de la Mancha nada menos, aunque rodada en unos parajes no muy alejados de su casa en Banyoles (Girona), con una cámara de mini-DV y dos actores no-profesionales: un profesor de tenis retirado y el peón de una obra. Y hablada enteramente en catalán. Con dos collons. Semejante proeza pudo haber pasado perfectamente desapercibida en este país, de no ser por los franceses del Festival de Cannes, que la catapultaron como la mejor adaptación nunca vista en el cine del clásico de Cervantes. Ahora vuelve a la carga y redobla la apuesta con El cant dels ocells, una película sobre el deambular errático de los tres Reyes Magos que van a adorar al Mesías, hablada igualmente en catalán, con los mismos actores no-profesionales (a los que se ha sumado el padre del peón), en un primoroso blanco y negro de alta definición, y rodada en diversas localizaciones, entre ellas Tenerife y Fuerteventura.

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¿Partes de un guión previo?Hay que escribir algo parecido a un guión para presentar el proyecto a subvenciones y organizar la producción. Pero nunca lo llevamos encima, siempre se queda en el hotel. Yo llevaba una libreta con alguna palabra que quería especialmente que se pronunciara, pero nada más. Lo que hago es rodar mucho, cientos de horas, algo que sólo es posible gracias a la tecnología digital. Y luego en el montaje es donde voy encontrando la película. O no sé, a lo mejor es la película la que me encuentra a mí.

Los diálogos, entonces, son improvisados por los actores.Por supuesto. Estos actores no-profesionales no saben hacer nada. Tú les dices “haz esto” o “di lo otro” y ellos no saben, no les sale. Aplico un método de trabajo que creo que un día voy a patentar: ruedo durante muchas horas con ellos, y si quiero que alguno se ría, pues le grito una palabra que puede resultarle graciosa y el tío va y se ríe. Y así es como funciona también con los diálogos, dependiendo si me interesa que hablen de una cosa u otra, sin ensayos ni nada por el estilo. En la escena de Corralejo, donde van avanzando por las dunas, como los filmo desde muy lejos, les pongo un walkie-talkie en esos trajes antiguos que visten, y de repente les digo “¡Sandía! Entonces los ves confundidos y preguntándose entre ellos… Es la mejor manera de que expresen la duda o que se encuentren perdidos.

Hablan además en catalán…Sí, todos menos San José. No sé si te habrás dado cuenta que lo hace un crítico de cine [Mark Peranson, redactor jefe de la revista canadiense Cinemascope, al que invitó al rodaje

enviándole un sms], que como hablaba hebreo e insistió en practicarlo, le dije: “Pues habla en hebreo”.

Y el niño Jesús, majorero.Pues no sabría decirte con exactitud, habría q u e preguntar a los auxiliares de producción, pero te garantizo que en todo caso es un no-profesional, y yo presumo de haber logrado unas imágenes bellísimas de la Virgen y el niño, de las mejores de la Historia del Cine.

¿Se podría decir que El cant dels ocells es una película religiosa?Evidentemente. El cine religioso está absolutamente pasado de moda. Ya no se hacen estas películas al menos en un sentido apologético, porque algunas de las que se hacen, como la de Mel Gibson, son una blasfemia. Hay otra que detesto, la de Scorsese, que representa un conflicto muy moderno, contemporáneo, en un contexto del pasado. En mi película, he prescindido de todo conflicto psicologista: los Reyes son figuras más que personas, y lo que he buscado son imágenes muy simples, despojadas hasta la rudeza, hasta lo arcaico, como forma de visualizar lo sagrado, el misterio de la fe, con amor y con respeto.

¿Qué opinión te merece, en general, el cine que se hace actualmente?Al cine casi que ya no voy. La verdad es que el cine no me merece ningún respeto. Yo me dedico a esto porque soy un vago. No me gusta el cine, me gusta mucho más la literatura.

Rodaje de ‘El cant dels ocells’ en Fuerteventura. Fotografía de Román G. Yñán.

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28 enero 2009

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Au revoir Marruecos De cómo entrar y salir patéticamente del país vecino

Procede antes que nada una aclaración, por si este texto cayera en manos de la compañía aseguradora equivocada: no fuimos nosotros. Ninguna relación

guarda el sambenito de gafe que algunos, por el simple hecho de deberles moderadas cantidades de dinero, han querido colgarme y la circunstancia de que el Assalama (buen viaje en árabe) se fuera proa al marisco apenas un mes después de que nosotros viajáramos a bordo.

Atribúyanlo al destino, a los caprichos del océano, al extraño devenir marino… Y no hagan más preguntas. Gracias. Podríamos aquí hacer un largo listado de los motivos que tanto a mí como a mi paciente e inefable compañero de viaje nos movieron a cruzar el brazo de mar que separa a Canarias de África para viajar a Marruecos vía Tarfaya. Quizás habría que hablar de esos atardeceres infinitos, del aliento de una historia milenaria, del misterio que rodea al país y a sus gentes o de la atracción del desierto. Pero nos limitaremos en esta exposición al verdadero motor de nuestros actos: nos salía gratis. Este ha sido, en efecto, el principio por el que nos hemos guiado en la vida y por el que se nos conoce y aprecia.

Por respeto al anonimato que me ha solicitado encarecidamente obviaremos el dato de que el segundo de a bordo de esta expedición es Adriel Perdomo afamado fotógrafo y pinchadiscos (vale, vale, deejay, que es muy quisquilloso este gremio), en tiempos amigo del que esto firma. Utilizaremos en adelante el sobrenombre de Adriel Perdomo o, en su defecto, ‘el fotógrafo’ o ‘el pinchadiscos’. Pensamos que así queda preservada su identidad. Como se comprobará más adelante, la participación de este señor resultó fundamental para el éxito de la aventura, puesto que suya era la furgoneta, el hornillo de gas y, más importante todavía, el dominio de los idiomas. También se encargó de suministrar el colchón y los naipes, aunque todo lo hizo bajo mi supervisión y asesoramiento. Bajo mi cargo quedaron los aspectos burocráticos y el contacto previo con el Consulado de Marruecos en Canarias para evitar

los ligeros problemillas con los que en ocasiones se topan allá los periodistas. Rutina. Cuento con sobrada experiencia en este tipo de lides. Un par de llamadas a su señoría el cónsul, algún que otro fax y listo: estuvimos cinco horas retenidos en el puerto de Tarfaya y faltó el pelo de una gamba para que nos devolvieran a Lanzarote en el barco siguiente.

Siempre pensé que la verdad nos hace libres, pero desde aquel episodio tengo mis dudas. El plan de Adriel Perdomo, alias Adriel Perdomo, consistía en enmascarar nuestra verdadera identidad y hacernos pasar por músico en su caso y por escritor en el mío, lo cual es mucho mentir en ambos casos. “Nunca, nunca volverá a pasar hambre”, clamé sin venir a cuento como Escarlata O’Hara en Lo que el viento se llevó. “La verdad por delante, siempre la verdad por delante…”. Ojalá alguien me hubiera cortado la lengua en ese preciso momento. El hecho cierto es que alcanzamos Tarfaya, un lugar que carece de las mínimas dotaciones, donde se ha construido de cualquier manera y con cualquier cosa, un erial que parece abandonado a su suerte por las autoridades. Vamos, como cualquier barrio de Arrecife pero sin teleclú.

El pasaje pasó el control como la seda. Dos agentes portuarios se encargaban del proceso. Cuando les informábamos de nuestra profesión y de la intención de dirigirnos al sur, hacia El Aiún, ciudad bajo supuesto control de la ONU por el conflicto con los activistas saharauis y donde el Gobierno marroquí no quiere ni ojos ni oídos fuera de control, los funcionarios escenificaron para nosotros un extraño ritual, seguramente ancestral: se les pusieron los ojos blancos y grandes como los de un cherne, se levantaron de sus asientos, dieron varias vueltas dentro de las límites de la caseta a inusitada velocidad, arrojaron papeles al aire, usaron las grapadoras como castañuelas, alzaron los brazos hacia el techo… “Mira, debe ser un tipo de danza típica en nuestro honor, para darnos la bienvenida”, comenté. Pero algo en la atónita mirada del que fue mi amigo, un brillo gélido de estupefacción, me llevaba la contraria.

Por Gregorio Cabrera. Fotografías de Adriel Perdomo

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Todo empeoró cuando aquellos dos hombres que actuaban como dos pollos sin cabeza decidieron poner el asunto en manos del previsible jefe, un señor con mostacho, algo calvo y tez morena que hasta ahora se había limitado a sestear en su casetita privada. Cuando los subalternos le informaron de la situación, el hombre empezó a sudar a chorros, a clamar, a bufar y a mirarnos como si fuéramos dos enviados del mismísimo demonio que iban a provocar que ese día se comiera el cuscús frío. A esas alturas ya sabíamos que aquello no era ningún tipo de danza. El hombre hizo llamadas a diestro y siniestro, aunque daba la sensación de que en ningún despacho le cogían el teléfono. Mientras, nosotros ya nos hacíamos a la idea de que nuestra aventura marroquí se reduciría a los límites de aquel puerto. Adriel hizo inventario de los alimentos, realizó un rápido cálculo mental y concluyó que si nos tenían allí una semana habría que pescar lisotes, pejeverdes, fulas o lo que fuera Dios que hubiera en aquellas aguas turbias. Para desatascar la situación nos ofrecimos a no ir al Aiún, pero por algún extraño motivo resultó que teníamos que ir por narices al Aiún. No intenten comprender por qué.

La primera noche la pasamos en el camping de un matrimonio belga que nos recibió con los brazos abiertos. No es menos cierto que a Luc se le torció el gesto cuando la policía irrumpió a medianoche en la jaima para comprobar que estábamos allí y revisar nuestra documentación. “Esto no ha pasado nunca”, nos informó como si esperara alguna explicación por nuestra parte. El hombre temblaba un poco. A nosotros, entre la cerveza y la risa boba con la que salimos del muelle, ya nos daba todo un poco igual, como si fuéramos concejales o diputados regionales. Estábamos borrachos y no teníamos ningún plan claro de trabajo.

A la mañana siguiente, cumpliendo órdenes expresas, partimos hacia El Aiún. En la incorporación a la carretera desde el camino de tierra nos aguardaban dos todoterrenos policiales. Saludamos atentamente y ellos nos respondieron con la mejor de sus indiferencias. Ese día tuve la oportunidad de pasar una hora

y media en el interior de una de las edificaciones más peculiares de la arquitectura tradicional alauita: la garita de un control de carretera. Aquel agente estuvo tanto tiempo mirando la foto de mi pasaporte que por un momento pensé cosas extrañas. Otros dos uniformados estaban a mis espaldas, con las porras en la mano. Una situación confusa, sin duda. Aquel hombre, como ocurrió en el puerto, hizo quince o veinte llamadas infructuosas. Conclusión: hay un despacho en Rabat donde toman más cafés que algunos funcionarios de Lanzarote (podría dar nombres y apellidos pero no queremos ser una fuente de problemas para esta publicación que tan cálidamente nos acoge en sus páginas). En el exterior, Adriel Perdomo Curbelo (uy, perdón), se reía, repartía tabaco y hablaba de fútbol. ¡Y todavía se queja de que sólo conducía él!

Una vez en la ciudad, y por esas casualidades de la vida, acabamos en el despacho del mismísimo director de Inversiones con el que supuestamente yo había concertado una entrevista con mis diligentes gestiones desde Lanzarote. Otro éxito

diplomático en mi haber. “El Ministerio dice que no puedo hablar con usted”, me informó el señor Malainin. “Vaya, me va a quedar un poco floja la información”, pensé yo con mi afilado instinto periodístico. Adriel, con un arrojo digno de mención, intentó hacerle una foto, pero hubiera sido más fácil que aquel hombre nos preparara un arroz a la cubana. Eso sí, pasó su secretaria con tres tacitas de té para sellar aquella amistad, probablemente imperecedera.

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30 enero 2009

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Tan bien lo estábamos pasando en aquella zona sur que decidimos hacer quinientos kilómetros en un día para ir hacia el norte. La segunda noche en el interior de la furgoneta, en Guelmín, se vio interrumpida por la visita de tres nuevos agentes, cada uno de un color. Uno de ellos nos preguntaba por las tonterías: que si el Real Madrid, que si Ronaldinho, que si Paulino Rivero, que si Canarias, que si Julián Muñoz… El otro, al grano, nos interrogó sobre nuestro destino. “Agadir, monsieur, como los de la Cámara de Comercio...”. El tercero tomaba nota en su libretita y sonreía. Cuando se fueron volví a comentar que no habría estado de más colocar en el interior de la furgoneta un póster de Samantha Fox para que nadie tuviera dudas de nuestra inclinación sexual en un país donde la homosexualidad no está precisamente bien vista. Desde aquí quiero apuntarle al experto Aquilino Polaino, que fue al Congreso invitado por el PP para decir aquello de que la homosexualidad es una enfermedad, que en Marruecos no le faltaría trabajo en alguna institución pública. (Nota absurda: lo sentimos señor Aquilino Polaino, pero su nombre resulta ciertamente inapropiado para defender esta causa. ¿Aquilino Polaino? A mí me sirvió de inspiración para bautizar a mis periquitos).

Por fin alcanzamos Agadir. Fuimos acogidos por las gentes locales con mucha amabilidad, porque allí son muy respetuosos y conocedores de las costumbres españolas, aunque algunos piensen lo contrario. Así nos lo demostró un simpático joven de reluciente sonrisa. “¿Ustedes son españoles? Si son españoles, a ustedes gustar porros. Y aquí está la fábrica de los porros…”. Nunca nadie antes en la historia había desnudado de este modo la esencia española. Pero nosotros, como bien sabe la gente que nos conoce, no estábamos allí para aquellos menesteres, sino para adentrarnos en la verdadera alma de Marruecos. Así

que esa misma noche penetramos en el típico pub irlandés atestado de televisores ultraplanos para ver un partido del FC Barcelona en la Champion League y beber cerveza holandesa. ¿Se podía ahondar más en las tradiciones del país vecino?

Tras Agadir visitamos Tafraute, localidad montañosa a la que se llega tras sortear unos precipicios de espanto. Fitipaldi Perdomo condujo a ratos con una sola mano y hablando por el móvil, poniendo a prueba mi capacidad cardíaca. Allí son famosas las piedras, grandes como casas grandes. Una pintora europea gastó toneladas de pintura en colorear varias de ellas. ¿Por qué? Tan incomprensible como que alguien se llame Aquilino Polaino y sea activista antigay. La furgona puso rumbo a Sidi Ifni, donde entablamos conversación con personas que habían alcanzado Lanzarote en patera. Uno nos preguntó si nos importaría recogerle en la playa en su próximo intento y alojarle en casa durante unos días. Nosotros, amablemente, le respondimos que no teníamos por costumbre saltarnos las leyes de nuestro país salvo que mediara una cantidad razonable de euros.

Bajábamos ya hacia Tarfaya cuando nos detuvo un guardia de tráfico o lo que fuera aquel hombre. El políglota Adriel Perdomo decidió hacer gala de su francés. Bajo la ventanilla, apoyó el antebrazo, se subió las elegantes gafas de sol Ray Ban y disparó: “Au revoir”. Más tarde le expliqué que le había dicho ‘adiós’ en lugar de ‘hola’. Pero nada se inmutó detrás de aquellas Ray Ban, probablemente robadas. Y así fue como cumplimos el difícil objetivo de que nuestra salida del país fuera tan patética como nuestra entrada.

PD: Si usted ha llegado hasta el final de este texto es que tiene exceso de tiempo libre.

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Cajacanarias TV (www.cajacanarias.tv) ha cumplido un mes de vida de emisión gratuita (en abierto), democrática (hasta donde la conexión de Internet le permita) y colmada de contenidos culturales y sociales que pespuntan ese tremendo roto que agujerea la parrilla de los medios generalistas.

La peculiaridad del canal es que se perfila como un puente para conectar la cultura fabricada, ideada y mimada desde Canarias con la que se hornea en otras partes del globo terráqueo. Las perspectivas pintan claras y optimistas. En su primer mes de emisión, Cajacanarias TV ha conseguido una audiencia de 7.901 espectadores. Un 75% de esta cifra se conectaron desde algún punto del Archipiélago canario y un sorprendente 12%, desde países cuya lengua oficial no es el castellano (Bulgaria, Alemania y Estados Unidos).

Es posible elegir entre 6 áreas de contenidos diferentes. En Cine, se disfruta de una sesión de cortometrajes, con o sin cotufas de mantequilla delante, gracias a los cortometrajes del realizador tinerfeño David Cánovas, que compartió pupitre con Alejandro Aménabar en la Universidad Complutense. Si no, tenemos la historia de El carterista de Jose Luis Fresnadillo, y otras obras en formato breve de jóvenes creadores canarios como David Baute, Esteban Torres Lana o Elio Quiroga, con un documental titulado El último minutero, que homenajea a los fotógrafos ambulantes.

Otoño Cultural repasa en reportajes este ciclo organizado por Cajacanarias, al igual que Enciende África, que incluye el documental Semillas que el mar arrastra (2008), dirigido por El Hadji Samba Sarr, un joven cineasta senegalés que ensancha la pupila del espectador con una obra rodada en dos orillas. Primero, en Senegal, haciendo un barrido por las opiniones de las mujeres, los niños y los que se presentan como futuros inmigrantes. Segundo, en los centros de acogida de Tenerife, considerada paraíso laboral y personal para muchos africanos.

Cultura al mandoPasó el desfile de éxitos cosechados por la imprenta, el teléfono, la radio y la televisión. Hoy más que nunca, Internet se alza como el medio de comunicación con más difusión y posibilidades. La Cultura, que siempre se arrincona porque no es una vaca que provee rentabilidad a corto plazo, ha encontrado su sitio: la Red. Bienvenidos a Cajacanarias TV, un nuevo canal de televisión cultural en la web.

Por Mass Cultura

María Orán es la garganta de este retrato de la cultura canaria que presenta Cajacanarias TV. En la sección Música, nos encontramos un recital de la soprano y todos los conciertos del ciclo Ars Organorum. La última área, Señas Culturales, es la más completa y pintoresca; la que mejor retrata el pasado y el futuro de los habitantes de este Archipiélago. En este baúl de mediometrajes se agazapa Anselmo Luis, al que decían Zamorita por lo bien que se le daba estar bajo los 4 palos en el campo de fútbol de Cho Vito. Junto a él, los herederos de la fábrica de tabacos Álvaro, que humeaba en el corazón de La Laguna y finalmente se apagó, perdiendo la batalla contra el monopolio estatal.

También los dulces de Doña Paula, que se cocinan junto a un reportaje sobre las la hambruna de principios de siglo, y el toque guasón y más azucarado de los personajes del Carnaval de Santa Cruz: el mudo, Miss Penny, el Cantinflas, un elegantísimo Charlot o la mítica lecherita. Con ellos conviven Isaac de Vega y Rafael Arozarena, escritores del vanguardista grupo fetasiano que revolucionó la narrativa canaria y española en los años 60 y 70; y Maud Bonneaud, una mujer de espíritu efervescente y presencia llamativa que compartió vida con Óscar Domínguez y cuya creatividad abarcó desde el diseño de joyas para Christian Dior hasta la fabricación de esmaltes. Todo, en medio de la ebullición surrealista del Paris de los años 30.

Escasean, eso sí, los temas relacionados con Lanzarote, a excepción por ejemplo de un documental que narra la vida y obra del cineasta Roberto Pérez Toledo. Los contenidos son producciones propias de CajaCanarias y otras realizadas por productoras y televisiones locales como El Día TV, Canal 6 Teidevisión, Canal 4 Tenerife, Mírame TV y Canal Ocho, entre otras.

La cultura… que se hace sitio a golpe de ratón.

Mass canales en la Red

www.cervantes.tv.es · Completo canal de contenido cultural del Instituto Cervantes · Emite 24 horas.

www.atei.es · Noticias Culturales Iberoamericanas (NCI), un canal en el que participan 22 países

de habla hispana y portuguesa, y Estados Unidos. Objetivo: ser una plataforma para la

difusión de la ciencia, la literatura y el arte.

www.canalculturatv.cat/ · En catalán · Una iniciativa de Barcelona Televisión y el

Instituto de Cultura de Barcelona.

www.celdatv.com · CeldaTV es el primer canal de televisión español dedicado íntegramente

a la cultura, el diálogo y la reflexión.

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32 enero 2009

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10 EX MACHINA 6 · Apagón¿El alcalde Hundred se queda sin poderes? Aun-que es un tomo de transición para lo que parece ser algo mucho más gordo, no pierde la frescura

de los pri-meros. Sigue siendo una de las series más interesantes. Eso sí, uno al año es poco. Queremos más.

Se quedan fueran tebeos

imprescindibles. Lo mejor del

año: un poco de todo, español, franco-belga,

americano, género negro,

aventuras, costumbrista, color, blanco y negro, largos,

cortos, para reír, para

emocionarse, para llorar,

dulce, salao…Por Iñigo Franco

9 NO ME DEJES NUNCAErnest Hemingway, Scott Fitgerald, Ezra Pound y James Joyce son dibu-

jantes de tebeos. Como es lógico, no ganan mucho dinero así que deciden dar un golpe. Diferentes perspectivas, vistas desde el enfoque de Jason. Y como siempre, con un sorprendente final.

CÓM

IC

8 PASO AL NOROESTEIgual que Criminal es una historia de género negro, Paso al noroeste es una historia de aventuras, como podría ser de piratas o de romanos, futurista o del oeste. Qué importa, es una magnífica historia. Franceses, ingleses, indios, buenos buenísimos, malos malísimos,

cruentas batallas, caballería a tiempo… y qué final.

7 FELL 1 · Ciudad salvajeCon esta viñeta empieza Fell una

obra oscura y sór-dida, según todas las definiciones del diccionario. “La comisaría de la calle de La Luna es para mí lo que el infierno para Satán. Es el sitio donde trabajo, pero la gente huele a mierda”. Así lo define su prota.

6 RG 2 · Bangkok-BellevilleLeí RG 1 en 2008 (estaba

editado en 2007) y no esta-ba en la lista. Pero ya dije que era mi preferido de los nominados del Saló. No cometeré este año el mismo error. Es de los mejores. Pee-ters dibuja magníficamente las historias que no cuenta Dragon. Y todo es real, muy real. Y no es fácil, nada fácil.

5 CRIMINAL 1 · CobardeDije que Cobarde era uno de los mejores tebeos del año y que estaría aquí. Y aquí está. Brubaker

y Phillips reinventando el género negro.

4 LOS COMBATES COTIDIANOS 4 Clavar clavos

Marco tiene una hija. Pero está per-dido, está impotente. No sabe qué

hacer con ella. Tampo-co con los compañeros de trabajo de su padre a los que van a despe-

dir, ni con su psicoana-lista, ni con su madre

que parece fuerte ante la muerte de su esposo

pero quién sabe…

3 36-39 MALOS TIEMPOS II y III

La vida cotidiana de la guerra. Nada de grandeza ni de lau-

reles. Hambre, miseria y dolor de los más indefen-sos, de los más

pequeños, de los más alegres, de los

más tristes. Im-prescindibles uno y otro. Yo prefiero

el II, pero quedaros con el que queráis.

2

LOS CINCO NARRADORES DE BAGDADIncreíble sorpresa de dos autores

desconocidos. Cinco narrado-res inician un viaje en busca del

cuento perfecto. Una historia ab-solutamente impresionante… tan

clásica… ¡Un héroe, un romance, un crimen!... Para emocionar.

1 RÍO ABAJOSi tenéis un mal día, una mala semana, un mal mes,

un mal año… Haceos un favor: leed Río Abajo.

Si eres comiquero y te quieres poner en contacto

con nosotros y enseñarnos lo que haces o simplemente te

apetece charlar un rato sobre viñetas no lo dudes:

[email protected] o [email protected]

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34 enero 2009

“ Co n t u f l o r a ca n u ta d a d e a m a r i l l o s m ú l t i p l e s d a s co m o u n a i m p r e s i ó n d e r i s a , d e q u e q u i e r e s r e í r t e , h a ce r m o f a d e l a m i s e r i a q u e r e s p a l d a e l s u r co m a c i l e n to d e l a t i e r ra co n e j e ra m á s a cá y m á s a l l á d e l h o r i z o n t e… ¿O s e rá , a ca s o, q u e co n t u ve r d o r y t u l o z a n a f l o r, s i m p l e m e n t e l o q u e q u i e r e s e s l l a m a r l a a t e n c i ó n? ¿S e rá q u e q u i e r e s d e s q u i ta r t e? ¿S e rá , ta l ve z , q u e e n m e d i o d e ta n ta m i s e r i a v e g e ta l , e n m e d i o d e l o s ca m p o s a j a d o s , q u i e r e s v e n g a r t e d e l e t e r n o o l v i d o, d e l a i n d i f e r e n c i a h a c i a t i d e l o j o h u m a n o, d e l m e n o s p r e c i o t e h a t e n i d o e l h o m b r e i s l e ñ o? S i e s a s í , l u ce t u f l o r, b o b o co n e j e r o, b o b o a u s t e r o . L u ce co n d e s a f í o t u f l o r c a n u l a r e n e l va l l e , e n e l b a r ra n co, e n l a m o r ra b e ce r r i l y a l b o r d e d e l a s ca r r e t e ra s . Pa ra q u e t e v e a n b i e n y t e m i r e n c u a n d o p a s e n e l ca m i n a n t e s o l i ta r i o y e l q u e va e n m a n a d a , e l n a t i v o co m o e l f o ra s t e r o, e l i s l e ñ o co m o e l t u r i s ta , e l s e ñ o r i to d e s d e s u co c h e p r i m o r o s o y e l p o b r e d e s d e l a g u a g u a p e r r e ra… Q u e to d o s t e m i r e n y te a d m i r e n ”

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Por Debaso Producciones. Fotografía de Guillermo Rodríguez

No se sabe bien de dónde es que procede la alegría inmensa que sentimos los conejeros cuando llueve y todo el campo se tapiza de verde, verde-que-te-

quiero-verde.

Entiéndase y compréndase. Ya hace tiempo que no nos va la vida en los designios caprichosos del cielo y las nubes, y la lluvia ha devenido en un incordio que lo trastoca todo e inunda las calles incapaces de soportar el más mínimo aguacero. Más grave aún: la lluvia da al traste con todas nuestras “ventajas comparativas” y se convierte en la cruz de los turistas, de los que depende nuestro sustento, y parece que por llover estemos defraudándolos y tengamos que pedirles disculpas.

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Sin embargo…,raro es el conejero que en estos últimos días en que han caído unas gotitas, no ha salido al encuentro de la lluvia para sentirla en la cara y que le empape el cuerpo, en un gesto que alguien no familiarizado tacharía como propio de gente trastornada, demente. Tal es el regocijo que diríase que lleváramos todo el año deseándola en secreto, amasando las ganas de que el cielo se encapote de nubarrones negros, con una sonrisita de chiquillo ruin. Hasta que se produce el milagro, anunciado por los más viejos, y se precipita… un chubasco. Qué dicha más grande.

Raro es el conejero que estos días se ha quedado en su casa y no se ha lanzado por esos campos, por esa vuelta de arriba particularmente, para contemplar con los propios ojos el manto verde con que la tierra generosa, agradecida, se cubre correspondiendo enseguida a la más leve mollizna. Un tour muy especial que recorre Los Valles, Haría, Guinate, Temisa, con sus paradas puntuales, pongamos que en la desconchada presa de Mala, para admirar cuánto la ha llenado la lluvia, aunque de poco o de nada sirva.

Este verde nos desborda tanto la vista que no es difícil que sintamos un pequeño mareo, una especie de vértigo, al vernos transportados como a otro mundo, extraterrestre de tan remoto: hay quien se siente como en el paisaje de portada de Windows XP. Es como si el verde con que pintamos todas las puertas de nuestros pueblos, para inmortalizarlo como en un retrato, para no olvidarlo, de repente hubiese cobrado vida y se extendiese por los suelos.

Hay quien no se resiste a saltar del coche y echarse a correr, con la no menos delirante intención de subirse a una morra y tirarse desde lo más alto, dando tumbos por la reverdecida ladera. Hincar las rodillas en el tapiz verde y restregarse los besos con las plantitas carnosas de los tebetes, y empegostarse la cara con el jugo y sus olores. Porque, visto de cerca, resulta que este mantito vegetal está hecho de hierbas pequeñas y otros hierbajos, con nombres que no sabemos ni cómo se escriben, porque sólo se pronuncian y los dicen los más mayores. Y dependiendo de dónde te encuentres, se los llama de una manera o de otra: malvas, jaramago, sonajillas, pajito, hierbamuda, cerraja, la temida corrihuela, y la indeseable camellera, con sus flores diminutas que semejan margaritas. Entre muchísimas otras más.

Resulta que este verde que nos alegra la vida son hierbas rastreras que brotan en la tierra abandonada y olvidada, que ya no se prepara para la siembra y ni tan siquiera se escardilla. Si acaso pueden verse operarios del Cabildo o de los Ayuntamientos, embutidos en sus chalecos reflectantes, manteniendo limpitos los enarenados, aunque tampoco se cultiven, que lindan con las carreteras por donde pasan las guaguas de los turistas. O custodiando ese otro verde de la isla, que es un verde de parques y jardines, para lucir, tan poco inspirador de nada como pueda serlo el de un campo de golf.

Quizá ese brotar de verde asilvestrado sólo sirva para llamarnos la atención sobre el olvido de la tierra, para que nos acerquemos a ella y compartamos las penas.

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36 enero 2009

1 Caldera Blanca

Municipio: Tinajo.

Salida: Desde el camino que va de Tinajo a los Islotes, las Malvas, Tenézara.

Duración aproximada: 4 horas.

Descripción: Es la montaña con la caldera más grande de Lanzarote, un paisaje muy singular donde se combinan volcanes y coladas recientes con volcanes y terreno más antiguo, dando lugar a el termino ‘islote’ (pedazos de terreno antiguo rodeado de terreno nuevo). Se asciende la montaña por la cara oeste, por una vereda en buen estado. Una vez en el borde superior de la montaña, la recorremos por la derecha, pasando por el punto más alto. Bajamos por una vereda que existe en la cara norte de la montaña. En su base podemos ver corrales de ganado.

Dificultad: Media.

Por Ignacio Romero . Fotografía de Guillermo Rodríguez

2 Barranco de Maramajo

Municipio: Teguise.

Salida: En la carretera Teguise - Famara, tomamos en el cruce de la carretera nueva con la vieja (dirección Famara) Pasado el Cortijo de Maramajo, el primero que nos encontramos.

Duración aproximada: 4 horas.

Descripción: Barranco de cauce notable situado en la zona de Las Laderas de Famara, donde el paso del tiempo y del agua ha perfilado una roca lavada con saltos de varios metros de altura. La ruta la hacemos en ascensión por un lateral del barranco, hasta llegar a las dos ramas de cabecera. Cogemos entre las dos, siguiendo unos mojones de piedras que nos indican los pasos. Una vez arriba del todo, el descenso se inicia por el cauce. Si vamos equipados con cuerdas y arneses, podemos destrepar con seguridad alguno de los saltos (algunos grandes están equipados para rapelar).

Dificultad: Alta.

3 Bajada del Risco de Famara

Municipio: Haría.

Salida: Desde Ye, en el aparcamiento habilitado a un lado de la carretera que va el Mirador del Río.

Duración aproximada: 5 horas.

Descripción: El acantilado de Famara es uno de los elementos más singulares de Lanzarote, no solo a nivel geológico, sino también a nivel botánico y faunístico, ya que alberga gran parte de los endemismos de la isla de Lanzarote. La ruta recorre la Vereda de los Gracioseros, un descenso vertical de más de 400 metros. Al llegar a la base nos acercamos a la playa de ‘Bajo Risco’ y nos encontramos una de las playas más impresionantes de Lanzarote, donde destaca la soledad y las vistas de La Graciosa y del resto del Archipiélago Chinijo. El ascenso es por la misma vereda por la que bajamos.

Dificultad: Alta.

Rincones entre volcanes 6 senderos para conocer la Isla

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4 La costa de Las Maretas: De Janubio a Pechiguera

Municipio: Yaiza.

Salida: Desde el aparcamiento que existe en la carretera de Janubio al Golfo, en la playa de Janubio.

Duración aproximada: 5 horas.

Descripción: En este recorrido destaca, a un lado, el llano subdesértico con sus aves (avutarda o hubara canaria, camineros, camachuelos, etc.) y al otro, el bravo mar rompiendo en la costa, el salitre y los enormes charcos intermareales.

La ruta recorre la costa por un camino pedregoso en el que podemos ir observando el mar, su zona intermareal y el llano desértico.

Dificultad: Media.

6 El Jable

Municipio: San Bartolomé.

Salida: Desde la carretera Arrecife - Tinajo, en el pueblo de San Bartolomé, 50 metros más allá del cruce que va a Zonzamas o entra al pueblo.

Duración aproximada: 5 horas.

Descripción: En este recorrido se atraviesa una de las formas más singulares y tradicionales de cultivo que tiene Lanzarote: el jable. La ruta sale del pueblo de San Bartolomé, de la zona denominada el Cruce, por un camino de tierra que va a La Villa. Se pasa entre cultivos de batatas, en dirección Mozaga, para girar luego a la derecha en dirección Zonzamas, hasta donde llegaremos para ver el yacimiento arqueológico de nuestros antiguos Majos.

Dificultad: Media.

5 Tegoyo

Municipio: Tías.

Salida: Junto a la ermita del Sagrado Corazón en Tegoyo.

Duración aproximada: 5 horas.

Descripción: El esfuerzo del hombre en un medio difícil se refleja en este recorrido donde se aprecia el cultivo de las parras en los tradicionales hoyos. La ruta sale desde la ermita en dirección Conil, para ascender la Hoya de Conil, luego tomar el camino de los Milochos hasta llegar a Testeina, pasaremos a Montaña Negra, el Cuervo, el Cuaco, Peña Paloma y finalmente regresaremos a la ermita de Tegoyo por la Vega del mismo nombre.

Dificultad: Baja.

Parque Natural

de los Volcanes

Parque Nacional

de Timanfaya

La Graciosa

Montaña Clara

Arrecife

Yaiza

Tías

Puertodel Carmen

Costa Teguise

Órzola

Caleta de Famara

La Santa

Mancha Blanca

Nazaret

Güíme

PlayaHonda

PlayaBlanca

El Golfo

La Geria

Tinajo

Haría

San Bartolomé

Teguise

Parque Natural del

Archipiélago Chinijo

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38 enero 2009

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Un paisaje cualquiera en Lanzarote puede presentar en un mismo día un amplio registro de aspectos. Igual que al camaleón se le conoce la facultad de cambiar

de color según el medio en el que se encuentra, a través de los cromatóforos, células pigmentadas en la piel que activan los estímulos del animal; la piel de Lanzarote varía según la acción constante de vientos, nubes y sol, que operan como partes de una tramoya, creando efectos novedosos sobre la isla y sorprendiendo incluso a los nativos con más años sobre esta tierra. Según sea ese juego, los colores blancos de casas o azules del mar se acentúan o se atenúan, determinados relieves como montañas o malpaíses se agrandan o se reducen, los pueblos se acercan o se alejan… Se trata, sin duda, de un paisaje en movimiento, muy vivo, y, por supuesto, incansable para el observador mínimamente sensible.

Singularidades

Estas afirmaciones, surgidas en el intento de ofrecer un nuevo enfoque sobre Lanzarote, se centran en la acción de los agentes naturales en la variación diaria del aspecto del paisaje. Se fundamenta en las distintas peculiaridades geográficas que caracterizan a este territorio y que propician esa facultad. Estamos refiriéndonos a la isla plana más pequeña del Archipiélago, en la que sin embargo se cuentan más de 300 elevaciones montañosas volcánicas de poca altura. Es la isla que ofrece a sus habitantes la perspectiva más amplia de su propio territorio y del mar que la rodea. En la novela por antonomasia donde la isla es protagonista, Mararía, de Rafael Arozarena, (Editorial Interinsular Canaria, S.A, 1983), se compara con el propio mar. Uno de los personajes, un médico vasco, señala que su tierra da buenos marinos porque necesitan palpar el tiempo y “el tiempo se palpa en el mar o aquí, en estos horizontes siempre abiertos y vacíos (…)”.

Otra singularidad es el comportamiento de las nubes en esta isla, donde habitualmente pasan de largo, y de forma

apresurada, debido al escaso relieve montañoso y a la influencia de los vientos alisios, que están originados como consecuencia de la diferencia de altas presiones, situadas al Norte, correspondientes al anticiclón de las Azores, y las de bajas presiones, situadas al Sur del Archipiélago. Debido a su situación latitudinal y a la proximidad del anticiclón de las Azores, las Islas se ven afectadas durante casi todo el año por estos vientos. Michel Houellebecq, en su novela Lanzarote, (Editorial Anagrama, 2000), dejaba constancia de esta realidad: “(…) Pasaban rápidamente las nubes. El cielo de Lanzarote está incesantemente surcado de nubes que derivan hacia el este, sin descarga jamás. (…) El cielo se renovaba constantemente en su apariencia”.

Existen unos momentos y unos lugares en los que la facultad camaleónica de Lanzarote es más evidente. Es especialmente en los tres meses finales del año cuando el resultado de la tramoya paisajística de Lanzarote resulta más espectacular. Las primeras lluvias de la temporada limpian la atmósfera y permiten una contemplación más nítida de los diversos efectos que el sol consigue filtrando su luz entre nubes de formas caprichosas. Septiembre, mes de calmas, y de los días más preciados del verano, es el mejor preludio de ese tiempo. El resto del año, en el que también se alternan días esplendorosos, está más expuesto a la calima, el fenómeno climático que recuerda la proximidad al desierto sahariano y que anula el frescor que propician los vientos alisios y la Corriente Fría de Canarias procedente del Golfo de México. Entonces el aire se enturbia y como una extraña niebla apaga la belleza paisajística.

Rutas

Entre los trozos de isla que más evocan la piel de camaleón hay que citar la ladera del volcán conocido como Montaña Colorada, situado junto a Testeyna y Montaña Negra, en la zona de Masdache, así como el cráter situado frente a los camellos en Timanfaya, denominado Caldera de Corazoncillo, donde

La isla camaleónica Colores y formas de Lanzarote cambian según el juego de vientos alisios, nubes y sol Por José Juan Romero. Fotografía de Guillermo Rodríguez

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el colorido variado del material volcánico es aleatoriamente intensificado, potenciando por espacios de tiempo la supremacía de alguna gama concreta de color. Particularmente valoradas dentro de este juego de sol, nubes y vientos son las vistas de otras islas e islotes y del amplio mar que las rodean. En la costa este, la visión de Fuerteventura y Lobos, tanto desde los altos de Tías, Mácher, La Asomada, Femés y Los Ajaches, como desde la propia costa, en Playa Blanca o Puerto del Carmen, es sobrecogedora. Lo mismo ocurre con el avistamiento del Archipiélago Chinijo desde varios puntos en el norte y oeste, tanto desde el Risco, como desde el Valle de Chibusque, desde Tao, Tinajo, Sóo, Famara… En esa línea no hay que olvidar la vista desde el Mirador de Aganada, en Haría, donde el centro y sur de Lanzarote se ven como si se tratase de otra isla, como antaño fue.

Las rocas blanquecinas de los volcanes más antiguos, por su parte, reclaman su protagonismo y muestran toda su hermosura en los días más oscuros e invernales, aproximándose en algunos casos a la apariencia de la nieve. Sucede así con

Montaña Blanca, entre Tías y San Bartolomé, y con Caldera Blanca, rodeada de lava negra junto a Tinajo. Algo parecido ocurre cuando se enciende el tono blanquecino de zonas de jable como el litoral del Malpaís de la Corona, la Costa Blanca junto a Caleta Caballo, o el Llano de Famara, espacios que evocan lugares remotos, igual que ciertos rincones con palmeras en el norte y centro de la isla concentran el exotismo de oasis orientales. Pero es en las horas próximas al atardecer cuando la piel de la isla camaleónica alcanza su máximo valor, especialmente en la conjunción de paisajes volcánicos y el omnipresente mar. En este sentido, las rutas básicas son la carretera de La Geria en dirección a Uga, la carretera de Tinguatón camino de Tinajo, la vía entre dicho pueblo y Yaiza por el Parque Nacional de Timanfaya y, como colofón, la llegada al pueblo costero de El Golfo desde Yaiza. La aparición repentina del pueblo, del mar y de la puesta de sol es una metáfora de la belleza escondida. En palabras de César Manrique: “La isla tiene su consigna secreta y no quiere ser comprendida a primera vista, como protegiéndose de una invasión masiva de vulgaridad”.

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No existe esponja para lavar el cielopero aunque pudieras enjabonarlo

y luego echarle baldes y baldes de mary colgarlo al sol para que se seque

siempre faltaría el pájaro en silencio

[…]Mario Benedetti

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1987. Teo tiene 7 años. La merienda, un bollo suizo con jamón york, lo catapulta hacia lugares imaginarios, parajes que están muy lejos de las previsibles órdenes que recibe desde el salón (“Haz la tarea si quieres ver la tele, Teo”) Teo, Teo, Teo, Teo. Teo sufre doble ración de enfado cuando le repiten su nombre. Lo aborrece porque es corto y porque lo comparte con el niño rechoncho y pelirrojo de los cuentos (sí, el que ordena su cuarto, va al cine, está en la granja y lo hace todo bien). El niño editado por Planeta lleva peto, y él odia los petos, porque le parecen de bebé. Y él es un caballero de 7 años. Que sólo se pone peto (o buzo) cuando vuela. Y eso sí que lo hace a menudo. Antes de merendar, tumbado sobre el cheslong, vuela con la mirada sobre la escayola del techo. Es una tundra blanca, de cal y pequeños obstáculos, que él dribla con la finura del que se sabe dueño del espacio. Luego, cuando termina la última miga del bocata, baja al portal y se prepara para explorar el espacio exterior. Esto son palabras mayores. Se tumba sobre el hueco del pasamano, donde encaja a la perfección y donde no podrá ensamblarse el año que viene porque habrá crecido demasiado para pilotar esa nave. Allá, quieto, saluda a la vecindad que está acostumbrada a verlo en esa postura de despegue en el portal.

Por M. J. Tabar. Fotografia de Guillermo Rodríguez

Hombres libélula

www.vuelolibrezonzamas.com · [email protected] · Temporada: septiembre – febrero

No suele ir la metáfora muy en consonancia con quienes precisamente protagonizan los momentos poéticos. Y Benito Rodríguez, campeón de Canarias al cierre de esta edición, natural de Arrecife (Lanzarote), poco o nada tiene que ver con Teo. Su primer vuelo lo hizo con 23 años. Lo mejor: “La vista de pájaro que hay desde arriba los días que no hay turbulencias”. Desde Famara hasta Playa Blanca. Todo se abarca en un mismo vistazo, que le hace a uno sentirse un poco Google Earth. Muy pequeñito y muy colosal, al mismo tiempo. La práctica del aladelta en Lanzarote ofrece las mejores vistas y el más satisfactorio de los planeamientos. La isla es una de las mejores zonas de entrenamiento. Voladores austriacos y alemanes vuelan hasta la isla, en airbus primero, para pasar sus vacaciones mejorando sus aterrizajes, en triángulo de aluminio esta vez. Los atraen las facilidades y seguridad que da el terreno (sin árboles que impidan la visibilidad).

El primer domingo de diciembre se les vio en Mala, colgados del cielo, inmóviles, como planetas colgados de una pita. Envueltos en una crisálida térmica y agarrados con un arnés a una barra de aluminio, que empujan según venga la corriente de aire. Algo más puro y natural que el ornitóptero que el florentino Leonardo Da Vinci intentó inventar (un artilugio con alas que emulan el batir de un pájaro). Con el aladelta, el hombre entiende que no puede volar, pero entiende que puede dejarse mecer, con orden e inteligencia, por las térmicas que bufa la atmósfera. Un baile espectacular.

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Ser luz es un trabajo penoso. Una curra a jornada completa, y no le dan dietas por el transporte ni plus de peligrosidad por pasarse el día evitando airbuses y

estorninos. Pero, bueno. No me quejo. Al fin y al cabo, soy luz natural y eso está bien. Podía haberme tocado ser un bombillo de 60 vatios, y eso es un pestiño de vida. Todo el día encerrada en casa. Así como estoy, conozco gorriones, isobaras y aladeltas. Me destinaron a Canarias, y esta temporada presto servicio en Lanzarote. Lo peor de la isla son las farolas cabezuas. Feas como un demonio, e inútiles porque sólo alumbran a las nubes. Mi carácter se dulcifica en cuanto me regalan piropos. Porque una es coqueta y necesita recibir palmaditas de ánimo en la espalda, qué quiere. Y es que, bien lo valgo. El espectáculo lunar y estrellado que se organiza en el cielo de la isla no hay cuenta en Suiza que lo pague. Cuando alumbro las estrellas, me tomo mi tiempo. Hay que prenderlas con teas azules, porque tiemblan como flanes de huevo. Las pobres… Y eso que llevan años acostumbradas. Pero son preciosas. Y ellas, mire usted qué raro, tienen la autoestima un poco baja. Se ven flojitas, del montón. Y mira que desprenden esa belleza inmensa e infinita que no cabe en ningún espejo. La luna tiene sus noches, pero no pierde nunca el encanto. Dan ganas de comérsela cuando aparece, insolente y graciosa, como un gajo de sandía. O cuando a una le tienta colgar un abrigo en sus puntas afiladas. Sus momentos pletóricos los alcanza al ponerse rolliza, cuando

Cielomascope Por Laura Cabrera. Ilustración de Begoña Izarra

se viste de blanquísima y plata, con encajes de marfil en los cráteres. Ahí, el mundo se postra. A las parturientas se les dilata el alma. El que conduce el camión de la basura se pone poeta. Y así, un largo etcétera de hechizos. El sol, por su parte, no tiene abuela. Se las da de Luis XIV, pero sin chorreras en la manga. Mejora conforme se va adormeciendo su ego, que con todo lo imprescindible que es, también irrita lo suyo. Baste decirles, que todos nos sentimos más felices cuando Lorenzo se ahoga en el mar. Despacito, estallando en una orgía de naranjas, fucsias, rojos, granates, rubíes, púrpuras obispales y morados de Semana Santa. Casi tantos colores como los del arco iris, esa bóveda, que a mi me causa horas extra (el añil es terrible de conseguir) pero me reporta una gran satisfacción. Si se pudiera comer (espero no me oiga) sabría fresquito, con un toque de dulzor. El justo. Perfecto para tomarlo entre dos rebanadas de medianoches, cuando el reloj marque las barrigudas 00.00. Ah… El trabajo en el cielo. Es cosa bonita, sí, señor.

Lugar: Femés y La Geria. Dos sitios para huir de la contaminación lumínica. Momento: Septiembre. El mes ahuyenta la calima y se ven los mejores cielos.Lloricas: Las Lágrimas de San Lorenzo (Perseidas) que rayan el cielo en la segunda semana de agosto. Risafloja: El arco iris. Mejor en otoño. Encontronazo del sudor de un nubarrón con el casi perenne sol. La Luna: En verano, cuando la noche gana terreno a la tarde. Enorme. Atardecer: La pelota solar encesta en el horizonte; derrochando color en todas las temporadas.

La contaminación lumínica es la suma de efectos adversos que produce la luz artificial. Toda iluminación que se instale en un territorio que esté regulado por la Ley del Cielo (como Canarias) debe cumplir unas normas básicas: 1) Máximo ahorro energético, 2) Ayudar a la seguridad vial, 3) Mejorar el medio ambiente y 4) Permitir el disfrute del cielo estrellado.

La Ley del Cielo se aprobó para velar por la calidad de las observaciones astronómicas en Canarias, un sitio excepcional para éstas, fundamentalmente en los sitios de más altitud.

Si vive en Canarias y observa que en su barrio, en su ciudad o en su pueblo, existen luminarias que contravienen su función, no dude en denunciarlo a su Ayuntamiento o Cabildo correspondiente. Así, conseguirá: disminuir el consumo energético, la perturbación nocturna de hábitats naturales (el de la pardela, por ejemplo) y el deslumbramiento a usuarios de vehículos, aumentando así la seguridad vial. También contribuirá a que puedan realizarse observaciones astronómicas, aunque sean de pequeña escala, en balcones de aficionado.

“Las personas de las generaciones futuras tienen derecho a una Tierra indemne y no contaminada,

incluyendo el derecho a un cielo puro” (UNESCO).

Preservar la oscuridad de la noche

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Suelen ser arquitectos espontáneos, de una sola obra, que levantan por y para sí mismos estructuras cuya ejecución dura toda la vida. No hay proyecto preliminar al que se

atengan durante el trabajo, de modo que la práctica de esta arquitectura “directa” hace que sus autores se comporten como verdaderos escultores. La fantasía es uno de sus rasgos determinantes y en Lanzarote existen dos ejemplos, uno en la Villa de Teguise y otro en Femés, ideal para verlos un domingo después del mercadillo norteño y acabar contemplando la espectacular puesta de sol en el mirador del Sur.

Estos creadores se resisten a las categorías analíticas creadas para los fenómenos artísticos ordinarios, de ahí que haya existido la necesidad de inventar términos compuestos: escultectos, porque ni son escultores ni arquitectos, sino algo compuesto de ambas cosas, y margivagantes, porque a su condición de marginales se suma su rareza y extravagancia.

Sus personalidades destacan en su medio circundante (la perseverancia, el esfuerzo); otros en cambio exhiben sus motivaciones lúdicas o meramente creativas. Se ven como creadores en sentido estricto, autores de cosas singulares y admirables que consiguen por sus propios medios.

El ejemplo más conocido es el de Justo Gallego: la Catedral de Nuestra Señora del Pilar, en Mejorada del Campo (Madrid), que se hizo famosa por la publicidad de una bebida isotónica. Gallego ha realizado la mayor

Los Escultectos MargivagantesPor Ricardo Hernández. Fotografía de Guillermo Rodríguez

parte de su inmenso edificio de tres naves (cúpula en el crucero, baptisterio y un anexo con claustro y residencia); empleando materiales reciclados: ladrillos deformes desechados por las fábricas, alambres, latas y chapas varias… Su desconocimiento de los procedimientos de la arquitectura, así como su pobreza, le han llevado a inventar soluciones insólitas, como nervaduras de hormigón con muelles de alambre fabricados por él mismo, o encofrados de latas cilíndricas de cartón.

Tanto en Femés como en el caso de la Villa, los escultectos exhiben sus motivaciones lúdicas o creativas. Se ven como creadores en sentido estricto. El caso de Femés es más cercano a las obras de Cesar Manrique, Dalí, Oscar Domínguez, Vostell y Salaguti; dándole un valor decorativo a objetos cotidianos (o no tanto, como es el caso del helicóptero militar). En cambio

nuestra visita en La Villa, está más asociada a una decoración naif, en la que aflora un programa iconográfico. El caso es que no deja de ser una manifestación insólita.

Esta ruta, que puede ser todo un acto de contemplación de la perseverancia y la creatividad de dos personas, muchas veces criticada por personas intolerantes, sirve de ejemplo para sentarse a pensar, en el mirador de Femés por ejemplo, sobre los anhelos de autorrealización, ya sea de forma paciente, espontánea, comprometida, natural o sana,

realizando sus creaciones, que pueden gustar o desagradar, pero que no dejan de ser arte en su estado primigenio: creación.

Pillimpo, delante de su casa-museo. Figuras recurrentes: el Sagrado Corazón de Jesús, el pastor y cualquier juguete.

“Esta ruta es un acto de contemplación de la perseverancia y la creatividad”

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Mañana de un día de septiembre. Sol en Lanzarote. Rául Peña mastica los primeros segundos del despertar y se incorpora de la cama. Desayuna leche con gofio, siguiendo la recomendación

de la propietaria del caserón donde se aloja, que hasta ahora está siendo la mejor de las tutoras para un turista como él, que tiene más interés en saber cómo canta el chorlitejo o de qué siglo es una molina, que en descansar en una hamaca de rayas marineras, que más que ofrecerle descanso le contagia pereza por la vida.

Antes de cambiar las cholas por las botas, el pasajero Peña Ramírez (aún guarda el resguardo del billete de avión en el bolsillo) mira al horizonte y sus dioptrías se relajan flotando en la bruma que envuelve la coronilla del, valga la redundancia, Volcán de la Corona. Bellísimo echarpe climatológico. Esa mañana se acercará un poquito más a la perspectiva de, por ejemplo, Francisco Zoilo Robayna, un agricultor de Los Valles, que tiene 99 años y acaba de recibir una distinción honorífica de parte del Gobierno de Canarias, que lo ha galardonado con los Premios Agrarios y Pesqueros “por saber transformar un paisaje hostil en un bien económico de primer orden y elemento de innegable atractivo turístico”.

Y como él, miles. Campesinos, pescadores, campesinas, alguna pescadora. Pastores y pastoras. Todos, responsables de que la Administración pueda lucir en las ferias internacionales de promoción turística el exotismo de La Geria o los matemáticos cultivos en ladera, que convierten los barrancos en mosaicos de colores. Este es el turismo rural. Una opción que ofrece relax igual que el programa de descanso convencional, pero consiguiendo que el visitante entronque con la raíz del destino. Con su idiosincrasia, su humor y sus porqués.

Lanzarote Rural (*) es una magnífica guía de recursos turísticos para la guantera del coche o para la mesilla de noche, como lectura previa a una escapada hasta la isla. En 160 páginas se desgranan las peculiaridades culturales más relevantes de cada municipio, se trasciende la habitual literatura volcánica sobre el territorio para alcanzar otros datos, más recónditos, que siguen ese procedimiento se sorpresa y vuelco en el estómago que regala una ermita en lo alto de una colina, un barranco a la vuelta de un desvío…

El sol y la playa broncean a una Lanzarote muy apta para el descanso y la postal dicharachera. Pero la isla cada vez tiende más a modernizarse inspirándose en sus orígenes. A mirar hacia el futuro, habiendo retenido el pasado en el almacén de la retina. Lanzarote es construcción de timples a mano, barberos que afeitan a navaja, artesanas que tejen empleitas, panecillos de mamiz, la tapa de tollos aliñada con el comentario introductorio de quien la sirve, el diablete que representa el susto mayor del mundo en los Carnavales; Lanzarote es Papagayo buceada, Caletón caminado hasta haber visto todos sus espectaculares ejemplares botánicos; los cuartos de aperos y casas abandonadas en La Geria, que a la espera de propietario o reconversión, presentan un aspecto melancólico, de tono pastel, tremendamente retratable. Lanzarote es para los niños, para que jueguen descalzos en la arena, mientras sus padres terminan de desmigar la raspa de un valor patrimonial gastronómico como es la vieja a la espalda que se cocina en estas latitudes.

Si hay algo que distingue a Lanzarote de cualquier otro destino turístico es que en sus 860 km2 tiene arcenes, rincones, desvíos, paredes escondidas, callejuelas y pequeñas vistas que pueden reventar la maleta de recuerdos y conocimientos. Hay que saber dónde encontrarlos, dejarse perder y encontrarse (literalmente, en las carreteras, a veces mal señalizadas) Lanzarote, chica y rarita, árida y de tierra fruncida –como los labios de quien no quiere dejarse hacer –, es una joya de patrimonio cultural y natural. Sólo hay que buscarla.

(*) Editada por la Asociación de Desarrollo Rural de Lanzarote (ADERLAN) en 2002. Se puede descargar en formato PDF en la página web de la asociación (www.aderlan.org)

El turismo ‘callejuela’ Alternativas a una tumbonaa

Por Mass Cultura. Fotografía de Miguel A. Ferrer a

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46 enero 2009

De ser ave, quizás Charles Bukowsky hubiese elegido transmutarse en lechuza o en cuervo. Claro que la primera, es más sobria y de costumbres no tan

destructivas (lo pueden ver en una arboleda de una casa antigua, incluida en el perímetro del actual campo de golf de Tías); y el segundo le gana en presencia a cualquier personaje del escritor; detengan el coche sino en Guinate y sean discretos; quizás se pose un cuervo [3] en el mismo muro de piedra donde ustedes ven el atardecer.

En Lanzarote existen nueve Zonas de Especial Protección de Aves (ZEPA) Por su contigüidad a la costa africana, esta isla un vergel para la observación de pájaros; y un destino predilecto para los científicos y los birdwatchers. Lo fundamental: mantener distancia para no interferir con sus hábitos, llevar prismáticos y una cámara de fotos con un teleobjetivo para poder verlos (y retratarlos) mejor.

Se abre el telón (y no es un chiste): padre e hijo, ingleses los dos, se apostan con un telescopio en un punto de la costa lanzaroteña, poco antes de Playa Blanca. Su objetivo: ver avutardas hubaras [2]. Ocurrió en 2008. Y se repite muchísimas veces, con la discreción de la que hace gala el

gremio. Sin promociones, ni anuncios. En primavera, las aves organizan sus bártulos y se trasladan hacia Europa; y en otoño, regresan a la calidez africana. Lanzarote acoge a muchas aves migratorias y a otras invernantes (que sólo recalan aquí en invierno, como la Lavandera Blanca).

Espíritu discreto No son menos interesantes las residentes: el alcaraván de mirada intensa y amarilla [1] o la Aguja Colipinta que con la marea baja corretea por la Marina de Arrecife con su pico afilado de cirujano. Al corredor estepario [4] puede vérsele en los llanos de los Ancones cortejando con una danza que resulta muy curiosa para el humano y extraordinariamente erótica para su pareja. Lo propio del camachuelo trompetero [5] es tener cierto deje de saurio contemplativo, porque permanece inmóvil durante buena parte del día y su plumaje terroso se mimetiza perfectamente con las rocas. El caminero es otra ave esteparia [6] muy típica de Lanzarote y el alcaudón [7] un bonachón personaje que se refugia detrás de las ramas cuando le pilla una tormenta de arena en los Llanos de Famara.

Estas líneas quieren ser una deferencia a todos los aficionados a la ornitología que viven y visitan Lanzarote; y que se distinguen por tener una extraordinaria sabiduría ecológica y otro concepto del tempo. A ellos, que son muchos (consulten las galerías de fotografía en www.fotonatura.com o www.photodigiscoping.com), va dedicado este homenaje. Porque miran hacia donde otros nunca mirarían. Y como recompensa, conocen a estos habitantes del aire.

Información: http://birdinglanzarote.blogspot.com/ http://avesencanarias.blogspot.com/ http://www.surfbirds.com/blog/birdinglanzarote www.seo.org Web de la Sociedad Española de Ornitología Este artículo se ha elaborado gracias al asesoramiento y material de Gustavo Tejera y Gerardo García.

De arriba abajo, de izquierda a derecha:

Alcaraván, avutarda hubara, cuervo, corredor (engaña), camachuelo

trompetero (pájaro moro), bisbita caminero, alcaudón (alcairón).

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Por M. J. Tabar. Fotografías de Gustavo Tejera

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Dos discos como dos soles: luminosos, cálidos, alegres, llenos de energía e irradiando vida a su alrededor. Y es que los LP’s publicados por este cuarteto londinense formado por dos parejas de hermanos merecen estar en lo más alto del cielo musical. Con los juegos vocales de The Beach Boys ocupando un sitio privilegiado en el pentagrama, con un olfato melódico absolutamente genial, un talento desbordante y con una emoción pocas veces oída, los discos de The Magic Numbers son sencillamente dos obras maestras de orfebrería pop. Así de fácil. Dos discos enormes, grandiosos. Para reír, saltar, bailar y emocionarse hasta llorar. Brillantes.

www.themagicnumbers.net

Por Miguel Ángel Ferrer

CatPeople What’s the time Mr. Wolf? · (PIAS, 2008)

Cut CopyIn Ghost Colours · (Modular, 2008)

David HolmesThe Holy Pictures · (Canderblinks-Mercury, 2008)

The Magic NumbersThe Magic Numbers · (Heavenly, 2005)

Those The Brokes · (EMI-Heavenly, 2006)

El post-punk y la new wave se extienden como una marea negra por todos los rincones musicales del planeta y los apasionados al estilo nos frotamos las manos deseando que no se acabe nunca. Cientos de jovenzuelos desvergonzados nos recuerdan por qué eran grandes The

Cure, Joy Division o Echo & The Bunnymen. Si allende los mares triunfan Interpol y Editors, en territorio nacional destacan los cada vez más bailables Delorean y We Are Standard. Pero la nueva sensación son los gallegos CatPeople que, aunque se sitúen en los límites exteriores de la pista de baile, componen enormes trallazos rock como Sister o In Silence. Su reciente What’s the time Mr Wolf? pone el listón muy alto.

www.catpeopletheband.com

Con dos de sus primeros discos Let’s get killed (1997) y Bow Down To The Exit Sign (2000) el músico irlandés David Holmes se alzó como uno de los más destacados representantes de la nueva electrónica que tenía la mirada fija en las bandas sonoras de los 60 y 70 (Ennio Morricone o Lalo Schifrin en el punto de mira). De hecho, sus primeros trabajos estaban concebidos como scores para películas inexistentes. Tras unos años agazapado a la sombra del cineasta Steven Soderbergh, por fin Holmes vuelve a la combinación rock-electrónica y por momentos nos recuerda a Primal Scream, My Bloody Valentine, o Jesús and Mary Chain. Un disco apasionado e intenso, que crece por momentos y que toma como referencia la infancia de su autor. www.davidholmesofficial.com

Un manual que resume en lo mejor de la música dance de los últimos años. Y es que estos australianos no tienen reparos en beber de todas las fuentes que la electrónica pop ha dado desde la década de los 80 y así, entre los surcos de este trabajo discográfico

se oyen los susurros de New Order y Pet Shop Boys; los ecos de Daft Punk o de los también australianos The Avalanches; y hasta los pasos de baile de Hot Chip y LCD Soundsystem. No en vano es Tim Goldsworthy (DFA) el que produce este disco. Si eres incrédulo escucha Feel The Love o Lights and Music y a ver si eres capaz de controlar tus piernas y detener la bola de espejos.

www.myspace.com/cutcopy

DisfracesCarnaval con mensaje

Disfrace a alguien de algo (o de alguien) y justifique su elección

Mass Cultura regalará 2 entradas para la siguiente

función en la Sala Librada a la explicación más pintorescaPlazo: hasta el 19 de enero

Niña con disfraz (1925-1928.) Autor: Foto Pérez Galdós.

Procedencia: Archivo de la Fundación para la Etnografía

y el Desarrollo de la Artesanía Canaria (Fedac).

www.masscultura.comwww.masscultura.com

CONTACTA

30 correos electrónicos firmados por lectores que quieren apoyar la campaña por la supresión de las barreras arquitectónicas en Lanzarote. O no creemos en la lámpara de Aladino, ni en las ligas rojas de la buena suerte; o es que no estamos para formulismos felices y sí para actuar en lo que esté en nuestra mano. Les recordamos que pueden enviar su apoyo a la campaña por la supresión de obstáculos a [email protected].

Tres noticias relacionadas con la expresión ciudadana:

El CIC El Almacén dispondrá dentro de un mes de un aparato que, adosado a las sillas de ruedas, permitirá a las personas con movilidad reducida subir los dos pisos de escaleras y llegar hasta la Sala Buñuel. También dispondrán de una silla de ruedas normal para gente mayor o personas que temporalmente estén lesionadas (esguinces, etc.).

El Cabildo de Lanzarote y los Ayuntamientos se han comprometido públicamente a suprimir las barreras arquitectónicas de la isla. En marzo se presentara un estudio donde se detalle la relación de los obstáculos actuales y el coste toral que supondrá eliminarlos.

El Gobierno de España ha destinado 8.000 millones de euros para la realización de inversiones municipales (entre las que se contemplan obras para mejorar la accesibilidad). Los consistorios tienen hasta el 24 de enero de 2009 para hacer saber al Estado que quieren beneficiarse de esta partida presupuestaria. Colami pide a los alcaldes de Lanzarote que propongan en Pleno la utilización de los fondos mencionados para garantizar la movilidad de todos los ciudadanos, requisito básico para llevar una vida independiente y de calidad.

Deseos para 2009

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48 enero 2009

Estudios: Bachillerato en Alicante, Bellas Artes en Valencia, Burdeos y Madrid; especialización en Pamplona y Londres. Música: Silvio Rodríguez, todo él; Mika, Gottam Project, y la ochentera, por supuesto, Alaska, en cualquiera de sus fase, ¡la mejor!Cine: Europeo, sobre todo español, nada de americanadas; almodovariana total. Mi película favorita: Todo sobre mi madre.Libro: Ummm, soy poco lectora. Lo que mas leo: cuentos de niños. Me encantan. Me quedo con El día que cambié a mi padre por dos peces de colores. Plato: PASTA, PASTA, PASTA, PASTA en cualquiera de sus maneras de ser cocinada. Y me gusta cocinar comida asiática y marroquí. Un referente: Louise Bourjois, una viejita artista francesa que a pesar de su edad, no cesa de impresionarme con sus creaciones. Bill Viola, uno de los mejores creadores de videoarte a mi parecer y Tracy Emin, artista que utiliza el videoarte y la instalación en su obra, sin importarle las críticas recibidas.Una foto: Las escaleras del pabellón abandonado de la estación de tren de Villena, donde pasaba horas en mi adolescencia viendo los atardeceres al tiempo que dibujaba o escribía.Información y encargos: [email protected] · 616 772 488Página web: www.colorines.eu

Por M.J. Tabar

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Ar t i s ta mult id isc ip l inarJudith Samper

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Caracoles. Hubo un tiempo en el que no quería salir a mirar el sol, obnubilada como estaba en seguir la espiral

de su propio esqueleto. Samper esculpe en este collage esa forma inaudible y peligrosa que tenemos de “meternos hacia

dentro”, cuando somos una miga de caracol y a nuestra concha le salen barrotes, transformándose en “jaula”.

FE DE ERRATAS En el número 17 de Mass Cultura (Consumirse) identificamos erróneamente a la autora de la Galería de Arte. Su nombre correcto es: Davina Suárez Zenni. El título de su obra: Antes de la masificación.

Nuestra Galería de Arte desaparece de la edición impresa para saltar al mundo on line a partir del mes de febrero. Los protagonistas de la sección Creadores pondrán sus obras a la venta en la galería virtual de nuestra web: www.masscultura.com

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Collage inspirado en el poema Yo soy, de Alejandra Pizarnik.

¿Mis alas?Dos pétalos podridos

¿Mi razón?Copitas de vino agrio

¿Mi vida?Vacío bien pensado

¿Mi cuerpo?Un tajo en la silla

¿Mi vaivén?Un gong infantil

¿Mi rostro?Un cero disimulado

¿Mis ojos?¡Ah! Trozos de infinito

Diseños de camisetas para perfilar un mundo multicolor, de amores y lonchas de manzana que buscan a su otra loncha para volver a asarse en el horno que enciende un querubín con su flecha, afilada y poco previsible.

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