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Universidad de Guanajuato
Departamento de Ciencias Sociales y Humanas
Ernesto Román Guevara Luna.
Materialismo Histórico la genealogía la Historia Crítica, de Benjamin a Bautista.
El historiador historicista desarrolla la imagen del Cornista, como ese coleccionista
del pasado como la actitud del sujeto, en donde le pasan historias nunca contempladas, el
aliento por una redención es imposible, y lo que resulta es solo un punto de vista sobre el
pasado. La justa redención del pasado traerá consigo a la verdad, solo después de la
revolución es posible contar una Historia, antes solo es una Crónica, el “el día del juicio
final” es hoy, Benjamin no alude a ninguna visión teológico-escatológica, la fuerte crítica
por el futuro, cada día un presente que renuncia al futuro, porque no es utópico, es real en
el sentido práctico, “hoy es el último día” para que se cumpla la redención. La historia
pasada está redimida en la memoria, existe un compromiso con quienes nos han
precedido, mediante la recuperación del pasado, acaecer en la revolución premeditando la
justicia. Cada uno de los instantes pasados se resuelve hoy, la verdad nos redime, y nos
hace justicia. Tener una conciencia del futuro, sin desdeñarse del pasado. Retener la idea
capitalista de lo muerto como fuerza, el trabajo acumulado, la historia como fuerza. Lo
vivo, vive en función del pasado, sin esa memoria queda sin fuerza, la redención es la
fuerza de la memoria. “(…) la imagen verdadera del pasado es una imagen que amenaza
con desaparecer con todo presente que no se reconozca aludido en ella.
El carácter interpretativo que mantiene Benjamin en “Las tesis sobre la historia” es
una característica por conciliar el marxismo con el mesianismo, el misticismo, la
modernidad y la teología. Trabajo que va hacia una crítica al historiador historicista.
La eficiencia del materialismo histórico proyectado en el sol que está por salir en
ese cielo de la historia, dinamismo y panorama de la modernidad. “La imagen verdadera del
pasado pasa de largo velozmente. El pasado sólo es atrapable como la imagen que refulge,
para nunca más volver, en el instante en que se vuelve reconocible.” Al parecer el carácter
de la eficiencia queda al margen del dictamen del “progreso”.
Sobe todas las especulaciones sobre el pasado, Benjamin advierte que “Articular
históricamente el pasado no significa conocerlo “tal como verdaderamente fue”.” La critica
constante sobre el horizonte historiográfico identifica la fidelidad por la concicliacion
integral de un pasado, dejando claro que el historicismo responde a esa historia lineal,
vulnerable al materialismo histórico, y una perspectiva burgués. La historia de los
vencedores redime el historicismo que justifica su equiparable acción de frente al vencido.
sacralizando el pasado, intentando imperializar el futuro, buscando la continuidad, sin
embargo el materialismo histórico, busca el debate permanente con la historia, instalándose
en un presente perpetuo como actividad.
La empatía que encuentra el vencedor con el historiador historicista es característica
de quien mantiene en pasado en las crónicas y su botín. ”Todos aquellos que se hicieron de
la victoria hasta nuestros días marchan en el cortejo triunfal de los dominadores de hoy, que
avanza por encima de aquellos que hoy yacen en el suelo. (…) No hay documento de
cultura que no sea a la vez un documento de barbarie. Y así como éste no está libre de
barbarie, tampoco lo está el proceso de la transmisión a través del cual los unos lo heredan
de los otros. Por eso el materialista histórico se aparta de ella en la medida de lo posible.
Mira como tarea suya la de cepillar la historia a contrapelo.” La perfil que mantiene el
materialismo histórico, va más al unísono sobre una pluralidad política y económica que es
condicionada por una perfil como el pensamiento crítico que cepilla a la historia en hacia
una discontinuidad.
Benjamin identifica figurativamente la idea de Klee que se titula Angelus Novus como la
imagen del ángel del pasado, que más bien yo lo identificaría con el ángel del presente,
quien redime al pasado, y no la historia al pasado, porque recaería en una condición de
crónica en donde el ejercicio de conciencia resultaría esclava a la enajenación. Dice
Benjamin: “(…) el ángel de la historia debe tener ese aspecto. Su rostro está vuelto hacia el
pasado. En lo que para nosotros aparece como una cadena de acontecimientos, él ve una
catástrofe única, que arroja a sus pies ruina sobre ruina, amontonándolas sin cesar. El ángel
quisiera detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo destruido. Pero un huracán
sopla desde el paraíso y se arremolina en sus alas, y es tan fuerte que el ángel ya no puede
plegarlas. Este huracán lo arrastra irresistiblemente hacia el futuro, al cual vuelve las
espaldas, mientras el cúmulo de ruinas crece ante él hasta el cielo. Este huracán es lo que
nosotros llamamos progreso.” La diferencia que encuentro con esta idea del ángel, es que
solo el pasado puede ser juzgado desde un presente, un “juicio final”, y yo lo llamaría ángel
del presente y no de la historia, por otro lado probablemente el intento de Benjamin es dotar
de conciencia a la historia de frente al historiador historicista, que juzga la condición
crónica por una historia de los vencedores. Sin embargo encuentro preciso identificar en
este fragmento, correspondiente a mi lectura, uno de los conceptos importantes, el concepto
de presente o actualidad, que es en donde toma sentido su concepto de redención y justicia.
“E1 sujeto del conocimiento histórico es la clase oprimida misma, cuando
combate.” Esta consideración por el trabajo como objeto y el hombre como sujeto mantiene
presente la resistencia ontológica que mantiene presente al sector proletario. “En Marx
aparece como la última clase esclavizada, como la clase vengadora, que lleva a su fin la
obra de la liberación en nombre de tantas generaciones de vencidos.” La clase trabajadora
aquí aparece como la conciencia que redimirá a la historia.
La teoría socialdemócrata, y aún más su práctica, estuvo determinada por un
concepto de progreso que no se atenía a la realidad, sino que poseía una
pretensión dogmática. Tal como se pintaba en las cabezas de los
socialdemócratas, el progreso era, primero, un progreso de la humanidad
misma (y no sólo de sus destrezas y conocimientos). Segundo, era un progreso
sin término (en correspondencia con una perfectibilidad infinita de la
humanidad). Tercero, pasaba por esencialmente indetenible (recorriendo
automáticamente un curso sea recto o en espiral). Cada uno de estos
predicados es controvertible y en cada uno ellos la crítica podría iniciar su
trabajo. Pero la crítica —si ha de ser inclemente— debe ir más allá de estos
predicados y dirigirse a algo que les sea común a todos ellos. La idea de un
progreso del género humano en la historia es inseparable de la representación
de su movimiento como un avanzar por un tiempo homogéneo y vacío. La
crítica de esta representación del movimiento histórico debe constituir el
fundamento de la crítica de la idea de progreso en general.1
El concepto de “progreso” como pretensión dogmática, no solo
epistemológicamente, sino como una constante de la perfectibilidad humana, dentro de la
“lógica cultural” (Bautista) o “norma histórica” como lo llama Benjamín, esencialmente
indetenible, en un curso recto (historiográfico) o espiral (concepto de espíritu Hegeliano),
en ambos casos representa el movimiento hacia un avance por un tiempo homogéneo y
vacío, “la crítica de esta representación del movimiento histórico debe constituir el
fundamento de la crítica de la idea de progreso en general”. Bautista Juan José, propone
que el eje central del problema de la modernidad es el concepto de “desarrollo”, debido a la
lógica del desarrollo capitalista paradigmático de la modernidad, no es universal más que
por su apariencia, pues no implica el desarrollo de todos. Esto implica un desarrollo
desigual como dialéctica de la modernidad y el capitalismo. Como se puede apreciar el
capitalismo y la modernidad han generado su propia concepción del desarrollo, siendo este
no como una categoría práctica sino más bien degenerativa en condiciones de la sociedad
que se va produciendo.
Para Benjamin “La historia es objeto de una construcción cuyo lugar no es el tiempo
homogéneo y vacío, sino el que está lleno de “tiempo del ahora”. Cargada
fundamentalmente de presente, o juicio final, de contemporaneidad. Este continuum,
concepto desarrollado en la XIV tesis, como el instante pasado que se resuelve
constantemente en el ahora, como una fuerza regeneradora de condiciones de avance, la
1 Beミjaマiミ Walter, さTesis soHre la historia y otros fragマeミtosざ, XIII TESIS, Edición y Traducción Bolívar
Echeverría, p.29.
conciencia de hacer saltar el continuum de la historia es propia de las clases
revolucionarias. La historia como esa contemporaneidad en construcción. “La Gran
Revolución introdujo un nuevo calendario. E1 día con el que comienza un calendario actúa
como un acelerador histórico (…). Los calendarios miden el tiempo, pero no como relojes.
Son monumentos de una conciencia histórica (…).” El calendario es la modernidad, como
condición de una conciencia y norma histórica.
El materialista histórico no puede renunciar al concepto de un presente que no
es tránsito, en el cual el tiempo se equilibra y entra en un estado de detención.
Pues este concepto define justo ese presente en el cual él escribe historia por
cuenta propia. El historicismo levanta la imagen “eterna” del pasado, el
materialista histórico una experiencia única del mismo, que se mantiene en su
singularidad. Deja que los otros se agoten con la puta del “hubo una vez”, en
el burdel del historicismo. El permanece dueño de sus fuerzas: lo
suficientemente hombre como para hacer saltar el continuum de la historia.2
Esta condición no historicista sino más bien crítica, el materialismo mantiene esta
radicalidad de no mantenerse en cara de una historia revisionista y banalizadora de la
memoria, sino más bien al paralelo de una historia crítica. En donde para la historia
mantiene una dimensión de contemporaneidad en una constante producción.
“La historia universal carece de una armazón teórica. Su procedimiento es
aditivo: suministra la masa de hechos que se necesita para llenar el tiempo
2 Beミjaマiミ Walter, さTesis soHre la historia y otros fragマeミtosざ, XVI TE“I“, EdiIióミ y TraduIIióミ Bolívar
Echeverría, p.30.
homogéneo y vacío. En el fundamento de la historiografía materialista hay en
cambio un principio constructivo. Propio del pensar no es sólo el movimiento
de las ideas, sino igualmente su detención. Cuando el pensar se para de golpe
en medio de una constelación saturada de tensiones, provoca en ella un chock
que la hace cristalizar como mónada. El materialista histórico aborda un
objeto histórico única y solamente allí donde éste se le presenta como mónada.
En esta estructura reconoce el signo de una detención mesiánica del acaecer o,
dicho de otra manera, de una oportunidad revolucionaria en la lucha por el
pasado oprimido”3
La historia universal, historicista, carece de una epistemología, debido a su
condición de hacer crónica, sin embargo la historiografía materialista está dotada de un
principio constructivo facultativo de razón, para Benjamin es ahí en donde radica este
sentido de justicia, y una historia integral, que manifestara por el ejercicio de constante
acción, la verdad. Dice Bolívar Echeverría- El historicismo se contenta con establecer un
nexo causal entre distintos momentos de la historia. Pero ningún hecho es ya un hecho
histórico solamente por ser una causa. Habrá de serlo, póstumamente, en virtud de
acaecimientos que pueden estar separados de él por milenios. El historiador que parte de
esta comprobación no permite ya que la sucesión de acaecimientos le corra entre los dedos
como un rosario.-
3 3 Beミjaマiミ Walter, さTesis soHre la historia y otros fragマeミtosざ, XVII TE“IS, Edición y Traducción Bolívar
Echeverría, p.31.