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Sitúa el nombre de cada país en el lugar que le corresponde en el mapa.

Angola Burkina-Fasso Burundi Camerún Chad Costa de Marfil Egipto Eritrea Etiopía Gabón Ghana Guinea Bissau Guinea Ecuatorial Liberia Libia

Mauritania Mozambique R.D. Congo

Rwanda Senegal

Sierra Leona Somalia Sudán

Uganda Zinbabwe

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En los últimos meses se dice que el mundo vive una gran crisis alimentaria y que cientos de millones de personas están abocadas al hambre y a la muerte por inanición. Los graves problemas de los pueblos empobrecidos se han agudizado por el incremento rápido del costo de los alimentos. Según el Banco Mundial, los precios de los alimentos básicos subieron un 83% desde el 2005. Y la perspectiva es que esos precios suban más. La mitad de los habitantes del planeta sobrevive con menos de dos dólares por día y cerca de mil millones de personas con menos de un dólar diario. Son personas para las que el trigo, la soja, el arroz y el maíz son la base de su alimentación y que hasta el inicio de la crisis alimentaria gastaban el 75% de sus ingresos en ella. Lo más llamativo es que la producción mundial de cereales y arroz en 2008 apunta a un récord de producción, pero el precio de los alimentos aumenta. El problema no es la falta de alimentos en el mundo. ¿Qué está ocurriendo realmente? ¿A quién beneficia el hambre de los pobres? A las grandes empresas transnacionales e inversionistas financieros. Al ver éstos disminuir su negocio por la bajada del dólar, el desplome del mercado inmobiliario y la bajada de la bolsa, buscan nuevos negocios: compra de petróleo y compra de cereales para la producción de biocombustibles.

Los biocombustibles son carburantes líquidos fabricados a partir de materia orgánica, cultivos en la mayoría de los casos. Normalmente se mezclan con combustibles fósiles para su uso en los vehículos convencionales. El etanol puede usarse como sustituto de la gasolina. Se produce a partir de

los cultivos de maíz, trigo, caña de azúcar o remolacha.

El biodiesel puede usarse como sustituto del diesel. Se obtiene a partir de oleaginosas como el aceite de colza o palma. La Unión Europea impulsa el uso de biocombustibles por dos motivos: uso de nuevas fuentes energéticas (el petróleo se está acabando) y reducir las emisiones de gases. Esto hace que muchos países pobres empiecen a invertir en con la esperanza de salir de su situación de pobreza.

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Los biocombustibles se obtienen de los mismos productos y utilizan las mismas tierras de las que se alimenta buena parte de la población mundial. Si el objetivo de los países desarrollados es convertir alimentos en combustible cuando la mayoría de la humanidad padece hambre, está claro que se pueden producir revueltas populares. Si se pretende cubrir el 20% de la demanda petrolera con biocombustibles no habrá nada que comer. Vivimos en un mundo donde un país empobrecido no puede adoptar leyes que le permitan alimentar a su población si estas leyes son contrarias al “libre comercio”. Vivimos en un mundo donde países con millones de personas hambrientas exportan comestibles a países cuya población está bien alimentada y utilizarán esos alimentos para alimentar sus coches. ¿Por qué?

Una vez que las personas pierden sus tierras pierden también su medio de vida. Muchos de ellos acabarán en barrios marginales de las ciudades en busca de trabajo; otros emigrarán, y algunos se verán forzados a aceptar empleos en condiciones precarias en las mismas plantaciones que les han desplazado. Incluso si las personas consiguen conservar sus tierras, sus medios de vida pueden verse amenazados por las prácticas no sostenibles de las plantaciones que dañan el agua, el aire y la tierra de su entrono. Los sistemas de riego hacen aumentar la escasez de agua, lo que genera dificultades para que las comunidades cercanas puedan cultivar las tierras de los alrededores. Las condiciones de trabajo en las plantaciones son duras. Por ejemplo, en Brasil los trabajadores ganan en función de la caña de azúcar que corten: poco más de un dólar por tonelada. Este sistema discrimina automáticamente a las mujeres que no pueden cortar tanto como los hombres. Los trabajadores viven en condiciones miserables sin acceso a agua potable, forzados a comprar la comida y las medicinas en la plantación a precios muy caros. Esto hace que al final los trabajadores se conviertan en esclavos. Los turnos de trabajo duran hasta 12 horas con temperaturas de más de 30ºC. En las plantaciones de palma de Indonesia las mujeres se ven empujadas a trabajar sin sueldo para poder ayudar a sus maridos a conseguir sus cuotas de producción.

Bajo las condiciones adecuadas los biocombustibles ofrecen oportunidades importantes para la reducción de la pobreza potenciando los sectores agrícolas de estos países. Sin embargo, una vez más, la población pobre está siendo pisoteada. La deforestación de ecosistemas esenciales (ej: selvas tropicales) para dejar espacio a las plantaciones de biocombustibles ha generado preocupación desde una perspect iva medioambiental. Además, millones de personas pueden verse desplazadas de sus tierras. En Tanzania grupos de campesinos están siendo forzados a desplazarse para abrir paso a las plantaciones de biocombustibles. Esto está contribuyendo a una de las peores crisis de refugiados del mundo.

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Con la cantidad de cereal que se necesita para llenar un tanque de 100 litros de etanol se puede alimentar una persona durante un año (365 días).

El bioetanol se utiliza mezclado con gasolina para contaminar menos el

medio ambiente. En la mezcla se pone un 10% de etanol y un 90% de gasolina. Un coche con tecnología de bajo consumo, consume en carretera 4 litros de

bioetanol a los 100 kilómetros. De Girona a A Coruña hay 1.218 kilómetros de distancia.

Con los 100 litros de etanol, ¿cuántos litros de combustible mezclado(bioetanol)

podemos obtener?

Con esos litros de combustible obtenidos en la mezcla, ¿cuántos

kilómetros podemos hacer con el coche de tecnología de bajo consumo de que

disponemos?

Con esos litros de combustible, ¿cuántas personas podrían

comer durante un año?

SACA TUS PROPIAS CONCLUSIONES

Imaginemos que una persona va de Girona a A Coruña de vacaciones.

¿Cuántos litros de mezcla consumiría en el viaje (ida y vuelta)?

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Oración para aprender a amar

Señor, cuando tenga hambre, dame alguien que necesite comida; Cuando tenga sed, dame alguien que precise agua; Cuando sienta frío, dame alguien que necesite calor. Cuando sufra, dame alguien que necesita consuelo; Cuando mi cruz parezca pesada, déjame compartir la cruz del otro; Cuando me vea pobre, pon a mi lado algún necesitado. Cuando no tenga tiempo, dame alguien que precise de mis minutos; Cuando sufra humillación, dame ocasión para elogiar a alguien; Cuando esté desanimado, dame alguien para darle nuevos ánimos. Cuando quiera que los otros me comprendan, dame alguien que necesite de mi comprensión; Cuando sienta necesidad de que cuiden de mí, dame alguien a quien pueda atender; Cuando piense en mí mismo, vuelve mi atención hacia otra persona. Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros hermanos; Dales, a través de nuestras manos, no sólo el pan de cada día, también nuestro amor misericordioso, imagen del tuyo.

Madre Teresa de Calcuta

De todas maneras

Las personas son irrazonables, ilógicas y centradas en si mismas, ÁMALAS DE TODAS MANERAS

Si haces el bien, te acusarán de tener motivos egoístas, HAZ EL BIEN DE TODAS MANERAS

Si tienes éxito ganarás falsos y verdaderos enemigos, TEN ÉXITO DE TODAS MANERAS

El bien que hagas se olvidará mañana, HAZ EL BIEN DE TODAS MANERAS

La honestidad y la franqueza te hacen vulnerable, SÉ HONESTO Y FRANCO DE TODAS MANERAS

Lo que te tomó años en construir puede ser destruido en una noche, CONSTRUYE DE TODAS MANERAS

La gente de verdad necesita ayuda pero te podrían atacar si lo haces, AYÚDALES DE TODAS MANERAS

Dale al mundo lo mejor que tienes y te patearán en los dientes, DALE AL MUNDO LO MEJOR QUE TIENES... DE TODAS MANERAS

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Oración de la Solidaridad

Felices los que siguen a Jesús por la senda del buen Samaritano. Los que se atreven a andar tras sus pasos, a superar las dificultades del camino, a vencer los cansancios de la marcha. Los que al andar van trazando sendas nuevas para que otros sigan, entusiasmados, y continúen la obra de Dios nuestro Padre. Los que, atentos y presurosos, cambian su ruta para salir al encuentro del Señor vivo en el que sufre, en el que llora, en el que pasa hambre. Felices los que dan la vida por los demás. Los que trabajan duro por la justicia esperada. Los que construyen el Reino desde lugares remotos. Los que, anónimos y sin primeras planas, entregan su vida para que otros vivan más y mejor. Los que con su diario sacrificio abren huellas de humanidad nueva en esta sociedad en la que manda el "dios-mercado". Felices TODOS los que trabajan por los pobres. Desde los pobres. Junto a los pobres. Con corazón de pobre. Felices los que aman al hermano concreto. Los que muestran su amor verdadero en obras de vida, de compañía y de entrega sincera. Felices los que enseñan, los que intentan que todos aprendan sin distinciones de color, piel o dinero. Felices TODOS los que piensan primero en el hermano y que encuentran su alegría y el gozo y el sentido de la vida en trabajar por los demás y por el Reino.

Con la mochila llena de pan El misionero llenó completamente su mochila de comida y se fue de viaje. Las escenas que había visto del país al que iba eran siempre las mismas: guerras, miseria, hambre... “Al menos el día en que yo llegue no pasarán hambre”, se dijo. Pero el camino era largo y la mochila pesaba demasiado para las fuerzas del misionero. Al pasar por un pueblo vio una carretilla y pagó por ella la mitad de la comida que llevaba. A pesar de ir más rápido así, la noche le sorprendió en el camino y buscó hospedaje, por el que pagó el resto de la comida que le quedaba. Al amanecer, el misionero siguió su camino y se sintió ridículo empujando una carretilla vacía ¿Qué podía ofrecer ahora que se había quedado sin comida? Para colmo, las piedras del camino estropearon la rueda de la carretilla y el misionero tuvo que desprenderse también de ella y seguir su camino con las manos vacías. “¿Para qué?”, se dijo, pero ya estaba tan cerca de su destino que no podía volverse atrás. Cuando llegó al primer poblado de su nuevo país los que allí vivían le recibieron con curiosidad. El misionero, con las cuatro palabras que había aprendido en su lengua, intentó explicarles que venía en son de paz, que era su amigo... y que ya no tenía nada. Aunque no entendían bien lo que decía, los del poblado ya habían comprendido eso y bastante más. Le hicieron sentar y le ofrecieron agua abundante y cacahuetes para calmar su hambre. Mientras comían le preguntaron de dónde venía y por qué. El misionero les explicó las escenas de hambre que había visto y que, como discípulo de Jesús, le habían movido a hacer algo y a ponerse en camino... para nada. “¡Qué paradoja!”, pensó, “son ellos quienes me alimentan”. Terminada la comida, el misionero se levantó y les dijo: - Me voy, vuelvo a mi casa, mi viaje ha sido un fracaso, no he conseguido lo que buscaba. Pero ellos le dijeron: - No, quédate y háblanos de ese Jesús que nosotros no conocemos y que alimenta tu vida. Y el misionero descubrió que no estaba tan vacío, que sí tenía algo para compartir: su fe en Jesús.