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MÁXIMO DE TIRO DISERTACIONES  FILOSÓFICAS I-XVII INTRODUCCIÓN GENERAL DE JUAN LUIS LÓPEZ CRUCES Y JAVIER CAMPOS DARÖCA INTRODUCCIONES, TRADUCCIÓN Y NOTAS DE JUAN LUIS LÓPEZ CRUCES & EDITORIAL GREDOS

Máximo de Tiro Gredos 1

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  • MXIMO DE TIRO

    DISERTACIONES FILOSFICAS

    I-X VII

    INTRODUCCIN GENERAL DE

    JUAN LUIS LPEZ CRUCES Y JAVIER CAMPOS DARCA

    INTRODUCCIONES, TRADUCCIN Y NOTAS DE

    JUAN LUIS LPEZ CRUCES

    &E D IT O R IA L GREDO S

  • BIBLIOTECA CLSICA GREDOS, 330

    ArmauirumqueNuevo sello

  • Asesor para la seccin griega: C a b i o s G a r c a G u a l .

    Segn las normas de la B. C. G., la traduccin de este volumen ha sido revisada por F e l i p e G. H e r n n d e z M u o z .

    EDITORIAL GREDOS, S. A.

    Snchez Pacheco, 85, Madrid, 2005. www.editorialgredos.com

    Depsito Legal: M. 2194-2005.ISBN 84-249-2747-8. Obra completa.ISBN 84-249-2748-6. Tomo I.Impreso en Espaa. Printed in Spain.Grficas Cndor, S. A.Esteban Terradas, 12. Polgono Industrial. Legans (Madrid), 2005. Encuadernacin Ramos.

  • INTRODUCCIN GENERAL

    I. DATOS BIOGRFICOS

    Son muy escasas las informaciones fiables1 de que disponemos acerca de Mximo de Tiro, autor de las cuarenta y una disertaciones de temtica filosfica variada que se conservan bajo su nombre. La Suda, famoso diccionario de finales del siglo x, le dedica una breve entrada, extrada del ndice onomstico de Hesiquio (siglo v i)2:

    Mximo, tirio, filsofo, residi en Roma en tiempos de Cmodo. Sobre Homero y la identidad de la antigua filo-

    1 D e p r in c ip io , d e b e d e s c o n f i a r s e d e la in f o r m a c i n d e la Crnica d e E u s e b i o d e C e s a r e a , q u e s i t a s u floruit e n l a O l im p ia d a 232, e s d e c i r , e n t r e lo s a o s 149-152. C o m o e x p l ic a T r a p p (Maximus, p g . XII), l a v e r s i n la t in a d e l a Crnica a c a r g o d e J e r n i m o e m p a r e ja a M x im o c o n A r r ia n o , q u ie n h a b a r e b a s a d o c o n c r e c e s s u m o m e n to d e p le n i tu d e n d ic h a

    O l im p ia d a ; p o r s u p a r t e , l a t r a d u c c i n a r m e n ia p a r e c e c o n v e r t i r a a m b o s

    f i l s o f o s e n m a e s t r o s d e M a r c o A u r e l io , lo q u e c o m p o r ta i d e n t i f i c a r a

    n u e s t r o a u to r c o n e l f i l s o f o e s to ic o C la u d io M x im o , p r e c e p to r d e l e m p e

    r a d o r y p r o c n s u l d e f r i c a a n t e q u ie n A p u l e y o r e c i t s u Apologa e n 158; c f . P u i g g a l i , tudes, p g s . 9 s . ; T r a p p , p g s . LVI-LVIII. E l e r r o r lo h e r e d a r J o r g e S in c e lo (c f . infra).

    2 Suda, s. v. Mximos (M 173). Sobre la pervivencia en la Antigedad de esta noticia, cf. H o b e i n , pg. LXXIII.

  • 8 DISERTACIONES FILOSFICAS

    sofa que en l se encierra, Si Scrates hizo bien en no defenderse y algunas otras cuestiones filosficas (philosopha ztemata).

    Aunque sucinta, la informacin procura una serie de datos. Primero, su procedencia o, al menos, el lugar donde logr su fama: Tiro (hoy Sr), en la provincia romana de Siria. Por lo tanto, pertenece, como Din de Prusa, al grupo de oradores asiticos cuya fama alcanz Roma, la capital del Imperio. All residi en tiempos del emperador Cmodo, es decir, en algn perodo entre marzo de 180 y diciembre de 1923. Probablemente desarroll all sus enseanzas sobre cuestiones filosficas, centradas en los dos polos que ha seleccionado el autor de la entrada de la Suda: de un lado, Homero; del otro, Scrates, cuya figura reconstruy, como veremos, principalmente a partir de las obras de Platn, pero tambin de la de otros pensadores herederos del pensamiento socrtico.

    Estas primeras informaciones se complementan bien con las que proporciona el ndice general de los contenidos que originariamente inclua el Codex Parisinus Graecus 1962 (R), del siglo ix 4, en cuyo folio 146v leemos: Disertaciones de Mximo Tirio, filsofo platnico, durante su primera es

    3 Segn P e i t l e r , Die 11. Rede, pg. 2, la datacin la corroboran la presencia en Mximo de la contraposicin entre naturaleza (physis) y ley (nomos) y, sobre todo, la insistencia en el discurso verdadero (althes lgos), que a su juicio derivan en concreto del Discurso verdadero de Celso, datado en 178 por H. U. R o s e n b a u m , Zur Datierung von Celsus Alethes logos, Vigil. Christ. XXVI (1972), 102-111, y entre 177-180 por J. W h i t t a k e r , s . v . Celsus, DPhA II, pgs. 255-256.

    4 Es el arquetipo de la tradicin manuscrita de la obra de Mximo; cf. infra, pgs. 56-57.

  • IN TRO DUCCI N GENERAL 9

    tada (epidemia) en Roma5. Aparte de confirmar la vinculacin del autor con Tiro, se indica que sus Disertaciones corresponden al perodo de su primera estada en Roma, quizs la nica; cabe, pues, suponer que sta es la misma que la Suda es decir, Hesiquio situaba en tiempos de Cmodo. Para entonces, Mximo debe de tener ya una edad madura: por lo que declara en la primera pieza de la coleccin, que posee un reconocido carcter programtico6, a estas alturas de su vida ha recibido ya suficientes alabanzas y goza de mucha fama (I 6), lo que induce a pensar que visita Roma slo cuando ha cosechado el xito durante muchos aos en otras zonas del Imperio, verosmilmente en las regiones orientales7. Ello podra encontrar confirmacin en varias informaciones que l mismo nos brinda sobre sus viajes, si hemos de tomarlas en sentido biogrfico8: afirma haber contemplado la piedra cbica sagrada de los rabes (II 4) y los ros Marsias y Meandro en Frigia (II 7), as como a los Discuros durante una tormenta en una travesa martima (IX 7). A pesar de estas informaciones, no podemos datar con precisin ni su nacimiento ni su floruit, sino slo asignar el primero a la primera mitad del siglo y el segundo, a la segunda.

    Finalmente, el mismo ndice caracteriza a Mximo como filsofo platnico. El alcance de dicha calificacin lo

    5 La descripcin apareca tambin antes y despus del grupo constituido por las Disertaciones XXX-XXXV; cf. infra.

    6 Cf. H o b e i n , Zweck und Beudeutung.7 Cf. H o b e i n , De Maximo Tyrio, pg. 7 con la nota 3; D i l l o n , Middle

    Platonists, pg. 399: Sin duda, viaj a lo largo del mundo grecorromano, como hicieron los dems grandes sofistas de su tiempo.

    8 Pueden responder, igualmente, a la estrategia retrica de persuadir de algo portentoso mediante la pretensin, caracterstica de la historiografa, de haber sido su testigo directo. Cf. H o b e in , ibid., pg. 7 , nota 2.

  • 10 DISERTACIONES FILOSFICAS

    examinaremos ms adelante9; de momento, baste sealar que Mximo muestra un profundo conocimiento de los dilogos platnicos y una plena asimilacin de su expresin lingstica, lo cual justifica que su transmisin haya estado vinculada, al menos desde el siglo vi, a escritos de la tradicin platnica, en concreto, del platonismo medio10. Esta filiacin filosfica permite, quizs, explicar el primer intento de identificacin de Mximo con otra personalidad conocida por este nombre, tan corriente en la poca11. A comienzos del siglo ix Jorge Sincelo, secretario del Patriarca de Cons- tantinopla Tarasio (784-806), identific errneamente en su Ecloga chronographica12 a nuestro autor con Claudio Mximo, el maestro de Marco Aurelio que, siendo procnsul de frica, escuch la Apologa de Apuleyo en el ao 15813. La caracterizacin que de l haca el de Madaura a lo largo de su defensa como hombre instruido y amigo de las letras y la filosofa favoreci, sin duda, la identificacin14, que permita explicar las muchas coincidencias existentes entre las Di

    9 Cf. infra, pgs. 15-28.10 Cf. infra, pg. 51.11 Incluso entre los filsofos. T r a p p (Maximus, pg. XII) recuerda un

    cierto Fl. Mximo filsofo, honrado en una estela de la ciudad de Cesa- rea Martima, que ha sido estudiada por B . B u r r e l l , Two Inscribed Columns from Caesarea Maritima, Zeitschr. Papyr. Epigr. 99 (1993), 287- 295, en concreto pgs. 291-292.

    12 Pg. 4 2 9 M o s s h a m m e r .13 Cf. M a r c o A u r e l i o , Meditaciones I 15; 16, 31; 17, 10 y VIII 25;

    A p u l e y o , Apologa, passim. Sobre el personaje, vid. P. H a d o t , Introduction gnrale a I d e m (ed.), Marc-Aurle, crits pour lui-mme. Introduction gnrale et livre I (avec la collaboration de C. L u n a ) , Paris, 20021, pgs. CXV-CXVII.

    14 Quizs derivada de Eusebio, quien situaba A floruit de nuestro autor entre los aos 149 y 152; cf. supra, nota 1.

  • IN TRO DUCCI N GENERAL 11

    sertaciones de Mximo y la produccin filosfica de Apu- leyo.

    Otras dos identificaciones, aunque indemostrables, parecen ms plausibles. Segn Fritzsche15, Mximo puede ser el sidonio del que habla Luciano en el siguiente pasaje de la Vida de Demonacte ( 14):

    Una vez, cuando el sofista sidonio gozaba de prestigio en Atenas, deca en su propia alabanza que estaba versado en todo tipo de filosofa. Y deca lo que deca, aproximadamente, de este modo: Si Aristteles me llama al Liceo,lo acompaar; si Platn a la Academia, ir; s Zenn, pasar el tiempo en el Prtico; si llama Pitgoras, guardar silencio. ste (se. Demonacte) lo llam por su nombre y le dijo: Pitgoras te est llamando!.

    Sidn (en rabe Said) era, como Tiro, una ciudad fenicia de la provincia de Siria, por lo que tambin podra haber sido la patria de Mximo; ya hemos tenido ocasin de sealar que no sabemos a ciencia cierta si el calificativo de tirio se refiere a la patria de nuestro autor o al lugar donde se hizo famoso. Adems, el pleno dominio de las doctrinas de las diferentes escuelas que Luciano pone en su boca es coherente con los amplios intereses filosficos de Mximo y coincide, aproximadamente, con la seccin final de la primera Disertacin ( 10), donde Mximo emprende una alabanza de s mismo y cita como sus precursores a Pitgoras, Scrates, Jenofonte y Digenes el Cnico.

    15 F . F r i t z s c h e (ed.), Ludan, 3 vols., Rostock, 1860-1882, vol. II 1, pg. 198. La sugerencia fue desarrollada ms tarde por IC. F u n k , Untersuchungen ber die Lukians Vita Demonactis (Philologus Suppi. 10), Lipsia, 1907, pgs. 180 y 686. Cf. PI I I 120 (C 509).

  • 12 DISERTACIONES FILOSFICAS

    Ms reconocimiento ha encontrado la propuesta de Hirschfeld16 de identificarlo con el Casio Mximo a quien Artemidoro de Daldis dedic los tres primeros libros de su Tratado sobre la interpretacin de los sueos (Oneirokriti- k), en agradecimiento por haberlo animado a escribirlos. Ello, como ha sealado Trapp17, tiene la ventaja de vincular a Mximo con feso, foco de atraccin cultural donde desarroll su actividad Artemidoro. ste afirma en II 70 que Casio Mximo es el ms sabio de los hombres18 y procura la informacin de que es de origen fenicio; por el nombre, seguramente recibi el derecho de ciudadana romana de Avidio Casio, gobernador de Siria en 166-172. A la identificacin contribuye, adems, el proemio del libro II, donde Artemidoro pide al destinatario de su obra que no compare el estilo de sta con su propia elocuencia (lgoi), y lo hace con una comparacin de corte platnico especialmente cara a Mximo:

    Por el contrario, considera que tengo una capacidad de expresar pensamientos tan grande como una lucerna en la noche, que hace las veces del sol para quienes la necesitan19.

    16 O . H i r s c h f e l d , Vorrede, a S. K r a u s e (trad.), Artemidor, Viena, 1881, p. VIII ss., apoyado por R. A. P a c k (ed.), Artemidori Daldiani - rocriticorum Libri V, Lipsia, 1963, pgs. XXV-XXVI; P u i g g a l i , tudes, pgs. 11-12, y los autores listados por este ltimo en pg. 12 n. 3. Cf. PIII 120 (C 509).

    17 Cf. A r t e m i d o r o , Tratado sobre a interpretacin de los sueos III 6 6 y T r a p p , Maximus, p g . XII.

    18 Tambin en el proemio del libro III se dirige a l y recuerda lo grandioso (to megaleion) de su sabidura.

    19 Cf. e.g. M x i m o , X I 1, donde busca la luz de las palabras ms difanas y compara el acceso a los dilogos platnicos a travs de un comentarista con la lechuza, que se ciega con la luz del sol, pero de noche busca la de la hoguera y ve perfectamente; XIII 2, donde compara la adi

  • INTRO DUCCI N GENERAL 13

    En resumen, aunque es muy poco lo que conocemos de la vida de Mximo, podemos aceptar como plausibles los siguientes datos: uno, era natural de Fenicia, probablemente de Tiro; dos, es el Casio Mximo a quien Artemidoro dedica su tratado sobre La interpretacin de los sueos, lo que lleva a pensar que residi un tiempo en feso; tres, si es el sidonio del que habla Luciano, su fama alcanz tambin Atenas; y cuatro, que a una edad avanzada recit sus Disertaciones en Roma en tiempos del emperador Cmodo, entre 180 y 192, lo que permite ubicar su nacimiento en la primera mitad del siglo n y su apogeo, en la segunda. Posibles son, adems de sus estancias en feso y en Atenas, sendos viajes a Arabia y Frigia.

    II. MXIMO COMO AUTOR

    a) Entre fllosofia y retrica

    En los primeros siglos de nuestra era asistimos a un renacimiento de la cultura griega, motivado por la mejora de las condiciones de vida que trajo consigo la institucin del Imperio Romano en el siglo i a. C. El florecimiento econmico de la zona oriental del Imperio y la concesin de mayores competencias a sus administradores, que se tradujeron en suntuosos gastos de embellecimiento de las ciudades, se vieron acompaados del fenmeno cultural que Filstrato defini exitosamente como Segunda Sofstica20. Como ocurriera ya en la poca clsica con la Primera Sofstica,

    vinacin y la inteligencia humana con la luz del sol y la del fuego; tambin V 8 y XL 4.

    20 Cf. F i l s t r a t o , Vidas de los Sofistas I 507.

  • 14 DISERTACIONES FILOSFICAS

    ahora una nueva hornada de oradores versados en todo tipo de materias recorre el Imperio procurando formacin general a los jvenes de las aristocracias locales, entretenimiento a las ciudadanas en pleno o materia de discusin a los colegas de profesin21. Dentro de este grupo, Filstrato distingue a los simples sofistas, que defienden la retrica en detrimento de la filosofa, de los sofistas filosficos, que se sirven de la retrica para exponer sus puntos de vista sobre poltica, moral y esttica22. Como ejemplo del sofista simple podemos poner a Elio Aristides con su defensa de la retrica n franca oposicin a Platn23; del segundo, a Mximo de Tiro, que construye su retrica sobre los dilogos platnicos y defiende una posicin que, como veremos, permite la calificacin de platnica.

    Esta sntesis de filosofa y retrica permite explicar los modos parciales de considerar las Disertaciones de Mximo, que, a su vez, han determinado el lugar siempre modesto de su autor en la historia de las letras griegas. Por un lado, los temas tratados en la mayora de las Disertaciones nos llevan a situarlo en la historia de la filosofa de poca imperial y a cotejar sus pensamientos con los tpicos fundamentales de la discusin filosfica de la poca. Como filsofo, enfrentado a autores como Filn, Plutarco o Apu- leyo, incluso a divulgadores como Alcinoo, Mximo es generalmente una figura secundaria que, cuando aparece citada, lo hace siempre en calidad de testimonio suplementario

    21 Cf. A n d e r s o n , Second Sophistic, pgs. 1 ss.22 Cf. S c h e n k e v e l d , Philosophical Prose, pgs. 201 s.; A n d e r s o n ,

    Second Sophistic, pgs. 13 ss.23 Sobre la polmica, vid. A. M. M i l a z z o , Un dialogo difficile: la re

    torica in conflitto nei Discorsi platonici cli Elio Aristide, Hildesheim- Zrich-Nueva York, 2002, y, en concreto, la pg. 57 acerca de la cercana de Elio Aristides al platonismo de Mximo.

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    para corroborar la vigencia de algn contenido relevante o doctrina, cuando no es objeto de un juicio condenatorio24. Por otro lado, desde la perspectiva literaria, la actividad de Mximo se interpreta, como ya hemos sealado, en el contexto de la Segunda Sofstica y su inters filosfico es considerado, esencialmente, en relacin con la actividad de orador, de la que las disertaciones dan muestra. Se le compara, entonces, con autores como Din de Prusa, Luciano y Elio Aristides, y, ciertamente, no ha merecido Mximo en este contexto un juicio ms considerado25, aunque s hay que decir que la perspectiva retrica ha servido en ocasiones para suavizar la condena que el autor ha merecido en sede filosfica.

    Ahora bien, si consideramos a Mximo no tanto un filsofo como un orador filosfico y sofista y, adems, tenemos en cuenta los objetivos de divulgacin que parecen ser los suyos, su obra parece ms aceptable y digna de estudio. Filosofa y retrica son, pues, los dos extremos entre los que se mueve la valoracin de la obra de Mximo de Tiro.

    b) Mximo como filsofo platnico

    La consideracin filosfica de Mximo es la que precisa de una explicacin mayor e, incluso, de justificacin. Tiene el aval de la primera recepcin de la que podemos dar noticia: la informacin que la Suda toma de Hesiquio, la nica que transmite algn dato biogrfico independiente de lo que sabemos por las propias obras, lo distingue como filso

    24 H o b e i n (De Maximo Tyrio, pg. 1) remonta a Reiske el comienzo del descrdito filosfico de Mximo, quien en el Renacimiento haba gozado, desde las primeras ediciones, de un prestigio considerable; cf. infra, pgs. 67-73.

    25 Los juicios de E. N o r d e n , Die antike Kunstprosa, Lipsia, 1898, vol. I, pg. 164, y A. & M. C r o is e t , Histoire de la littrature grecque, Paris, 1938, vol. V, pg. 581, son muy descalificadores.

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    fo26. Por otro lado, cualquiera que sea la antigedad de los ttulos y la subscriptio que figuran en el manuscrito ms autorizado (Parisinus gr. 1962 = R), es evidente que la materia de las disertaciones tambin permite hacer del autor un filsofo. Se tratara, en concreto, de un filsofo platnico, calificacin que Mximo merece por varias razones de muy diverso peso. En primer lugar est el colofn del cdice R ya mencionado, que considera las Disertaciones obra de Mximo, filsofo platnico (platnikos philosophos); en segundo lugar, est el hecho de que el mismo manuscrito incluye las Disertaciones de Mximo entre otras obras cuya orientacin e inters son decididamente platnicos; finalmente, estn tambin las declaraciones del propio Mximo en las que reconoce la autoridad de Platn27, junto con las numerossimas citas, alusiones a textos y doctrinas del fundador de la Academia que encontramos en prcticamente todas las piezas de la coleccin de Dialxeis.

    Desde el punto de vista histrico, el calificativo de platnico aplicado a Mximo es plausible a partir de lo que conocemos de la historia institucional de la filosofa griega en poca tardohelenstica y romana. Glucker28 ha demostrado con abundante documentacin que esta forma de distinguir a los filsofos aparece como una relativa novedad en el siglo i i , que es cuando por primera vez encontramos la descripcin de platnicos para una serie de filsofos contem

    26 Cf. supra, pg. 8.27 Segn H o b e i n , Maximus, col. 2560, declaraciones como la de

    XXI4 demuestran que el propio Mximo quera aparecer como platnico; cf., adems, XXVII 5, XX 4, XXIV 3, XXVI 7, X 3, IV 4, X I2 y 9, XV 8, XXXIV 9 y XXXVIII 4, pasajes a los que habra que aadir aqullos en los que se presenta en oposicin a los sofistas: XXVII 8, XX 3, XIV 8, XXI4, XXXI1, XV 6, XVIII4, XXVI2 ,18, X 1 y XXXII 3.

    28 G l u c k e r , Antiochos, pgs. 137-138 y 206-225.

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    porneos. Ahora bien, el platonismo de estos autores nada tiene que ver con una relacin escolar, sino con un vnculo ms bien espiritual. A partir de un texto de Aulo Gelio29, Glucker establece los requisitos fondamentales para quien quisiera pasar por platnico: conocer a fondo los escritos de Platn y cultivar una apariencia y un comportamiento que recuerden al maestro (uideri gestiebar). Ser platnico no designa, pues, un vnculo con la escuela de Platn, si no es en el sentido de seguir su haresis, lo cual indica tan slo la voluntad de atenerse al pensamiento del maestro30. Que Mximo, al menos en algunas disertaciones, actuaba como platnico y mostraba un buen conocimiento de los textos del ateniense parece claro, de modo que, conforme a estos criterios, la pretensin de platonismo est justificada, sin necesidad de equipararlo en rigor filosfico a Calveno o a Alcinoo31. Por lo dems, es significativo que en la nmina de platnicos del siglo que elabora Glucker, en la que incluye a Mximo junto con Apolonio, Gayo, Numenio y Albino, la procedencia de los filsofos es, esencialmente, Asia Menor y Siria32.

    Si los datos derivados del manuscrito R pueden ser un mero efecto de recepcin y los del contexto historico-filo-

    29 Noches ticas XV 2, 1 ss.30 G l u c k e r (Antiochos, pg. 81) habla de una actitud mental hacia

    los problemas filosficos. Cf., tambin, K a l l i o s , pgs. 391 s.31 T r a p p , Maximus, pg. XXII, destaca esta diferencia, sealando que

    Mximo no es un filsofo de escuela que pretenda dar un curso sistemtico de instruccin filosfica.

    32 Es significativo el caso de Alejandro Peloplatn, a quien se ha identificado con el Alejandro el platnico que fue secretario ab epistulis Graecis de Marco Aurelio: cf. Pensamientos I 1, 12, y G l u c k e r , Antiochos, pgs. 136-137. F il s t r a t o (Vidas de los Sofistas II 571 ss.) describe su visita a Atenas, donde dio una conferencia sobre los escitas y el modo de vida de los nmadas.

  • 18 DISERTACIONES FILOSFICAS

    sfico una mera coincidencia, no ocurre lo mismo con lo que podemos recabar de las disertaciones mismas. En efecto, por las doctrinas reflejadas en ellas, Mximo aparece habitualmente en el grupo de filsofos que constituyen el llamado platonismo medio33, designacin que agrupa a una heterognea lista de autores vinculados a la tradicin platnica entre el final de la Academia escptica, con Anto- co de Ascaln en el siglo i a. C., y Plotino en el siglo m. La valoracin ms usual de la que ha sido objeto este perodo es la de Dillon34, quien dedica a Mximo un breve apartado dentro de un grupo de platonistas miscelneos que incluye a Celso, Ten de Esmirna y Calcidio. Como populari- zador, Mximo es puesto a la par que Ten de Esmima. Dillon hace una breve revisin de las Disertaciones de Mximo que ms pueden atraer al historiador de las doctrinas filosficas de esta fase del platonismo, pero concluye, sin embargo, que el mayor inters que suscita nuestro autor pertenece al orden de la expresin: son las imgenes utilizadas para desarrollar las doctrinas y el modo en que se exponen ante un pblico que se supone no posee mucha preparacin filosfica35. Dillon da aqu una de las tnicas de la apreciacin filosfica de Mximo: su inters para la sociologa de la cultura, como indicador del conocimiento comn entre los crculos cultos de su tiempo y de la circulacin de las ideas filosficas en una poca en la que se est transfor

    33 Sobre este perodo de la filosofa seguiremos el fundamental trabajo de D i l l o n , Middle Platonists, y adems A n n a s , Platonic Ethics.

    34 Cf. D i l l o n , Middle Platonists, pgs. 399-400, quien destaca el inters de las Disertaciones V, VIII, IX, XIII y XLI.

    35 D i l l o n , Middle Platonists, pg. 400: A lo largo de los Discursos, sin embargo, pueden encontrarse imgenes y ejemplos sorprendentes de terminologa escolstica, que son una til evidencia de lo que pasaba por moneda comente de la filosofa platnica en los crculos instruidos de la segunda mitad del siglo ii.

  • INTRO DUCCI N GENERAL 19

    mando de manera especialmente llamativa el mundo espiritual y religioso.

    La defensa ms completa del platonismo de Mximo es la que hizo Puiggali al final de su detallada revisin de las Disertaciones36. Para l, Mximo de Tiro debe considerarse un autntico platnico, sobre todo a partir de sus propias declaraciones, ya mencionadas, que exaltan a Platn en trminos superlativos o comparan su enseanza a la luz del sol, a la corriente de un ro o una mina de oro puro (XI 1-2); en el discurso que cierra la coleccin encontramos prcticamente una declaracin de fe en Platn (XLI 2)37. Su conocimiento de Platn es extenso, como demuestra la nmina de dilogos citados, y directo, frente a otros escritores de poca imperial. Como aspectos doctrinales del platonismo de los discursos de Mximo, Puiggali destaca el culto a Scrates (III)38, el elogio de la ciudad platnica de la Disertacin

    36 tudes, pgs. 569-575.37 Precedida de otra igualmente frme de atenerse a Homero.38 Aunque el autor ha de reconocer que el comportamiento del Scra

    tes de ese discurso tiene poco de platnico. D r i n g , Exemplum Socratis, pgs. 130-131, seala que, junto a la Apologa platnica, determinados pensamientos deben de proceder de la tradicin cnico-estoica. A su juicio (pgs. 137-138), la figura de Scrates en las conferencias de Mximo es puramente formal, y muchas de ellas terminan con una referencia al ejemplo de Scrates: cf. XIII 9, XV 10, XXV 7, XXXVI 6, XXXVIII 7 y XXXIX 5. Sin embargo, en XXXVI 6 el ejemplo de vida libre de Digenes el Cnico es puesto por encima del de Scrates, quien se atena a las exigencias de la vida ciudadana; en XXXIV, por el contrario, son equiparados por su capacidad de hacer de las dificultades materia de virtud. Sobre la cuestin de si Scrates obedeca a la ley humama o la divina, que Mximo plantea de forma diversa en III y en VI y XII, cf. D r i n g , ibid., pgs. 133-134. Sobre la figura de Scrates en Mximo en el contexto de la recepcin medioplatnica cf. P. L. D o n i n i , Socrate Pitagrico e medio- platonico, Elenchos XXIV (2003), 332-359, esp. pgs. 357-359. Mximo presenta un verdadero repertorio de las ideas sobre Scrates corrientes en la poca sin traza alguna de los rasgos de su figura que haban tenido pro

  • 20 DISERTACIONES FILOSFICAS

    XVII y la crtica de la democracia de la XVI39, la defensa de la condicin anamntica del conocimiento (X), las ideas fundamentales acerca del amor expresadas en los discursos sobre el amor socrtico (XVIII-XXI)40 y sobre el placer y su relacin con la razn (XXXI y XXXIII)41. Respecto de la psicologa, la triparticin del alma que encontramos en XVI4 deriva de Platn, as como, en general, el modo en que re

    tagonismo en la presentacin acadmica. El trabajo de Donini se centra en la progresiva imposicin de una caracterizacin pitagrica de Scrates. Platn aparece relacionado con Pitgoras cuando se trata de enumerar figuras relevantes de la filosofa (I 10; V 8; VIII 8 y XXIX 7) y, aunque Scrates no aparece nunca como pitagrico, su conocimiento, como el de Numenio (ft. 24, 51 ss. D e s P l a c e s ) , versa sobre lo divino (theou gnsis,III 6) y, como en Plutarco y Apuleyo, comunica con lo divino a travs del demon.

    39 Puiggali seala tambin la preferencia de Mximo por la monarqua como forma de gobierno. Conviene sealar que los pasajes en los que se pueden rastrear esas convicciones polticas de Mximo (XVI 4, XXIII 6 y XXXIII 7) responden a un uso metafrico del lenguaje poltico para representar la diversa condicin del alma humana, algo que, por otro lado, se atiene de manera bastante fiel al modo en que Annas (Platonic Ethics, pg. 88) interpreta el modelo psicolgico de la Repblica. Adems, la explicacin imaginaria de la ciudad platnica que da Mximo en XVII3 se corresponde bastante bien con la de esta misma autora (ibid., pg. 91): Esto sugiere con fuerza que, en la Repblica, Platn piensa en estos detalles del mismo modo, como una construccin imaginaria ms que como un tema serio para la discusin poltica, independientemente de sus propuestas prcticas. Es significativa la defensa de la democracia que hace M x im o en XXXIII 6, que recuerda pasajes semejantes de Filn de Alejandra; cf. D illon, Middle Platonists, pgs. 154-155.

    40 La importancia del Fedro en la construccin de estas disertaciones ha sido destacada por T r a p p , Platos Phaedrus, pgs. 161-164. El platonismo de Mximo en el aprovechamento de este dilogo no se distingue del que hacen otros autores como Din de Prusa; cf. la detallada relacin de influjos que brinda T r a p p , ibid., pgs. 170-173.

    41 Las defensas del placer de las Disertaciones XXX y XXXII deben entenderse en el contexto de la construccin tetralgica, en cuyo seno son contestadas platnicamente por medio de la ltima.

  • INTRO DUCCI N GENERAL 21

    laciona el cuerpo con el alma y la preeminencia que concede a sta (VII, XXVIII). En cuestiones ms estrictamente morales, destaca Puiggali la defensa de la posibilidad de adquirir la virtud, sea por enseanza o por dispensacin divina (XXVII, XXXVIII)42, la referencia a las clebres tesis socrticas que encontramos en XII relativas a la posibilidad de sufrir injusticia y cometerla43, as como la conclusin de la Disertacin XL de que existe una jerarqua de bienes, frente a las tesis estoicas en sentido contrario que, slo en apariencia, defiende en XXXIX. Finalmente, para Mximo el Dios es la causa y la fuente del bien (XLI 1-2).

    Puiggali destaca, en segundo lugar, algunos temas platnicos que derivan de la tradicin posterior, esencialmente de la Academia primera. En este sentido, pone en relacin con Jencrates la identificacin que Mximo hace en XI de la divinidad con el intelecto o nous44, as como ciertos aspectos de la demonologa que encontramos en las Disertaciones VIII y IX45. A esta primera etapa de la Academia han remontado muchos la polmica contra Epicuro de XXII46. Estn, adems, los temas del platonismo medio en los que se reconoce ya con claridad la sntesis con el estoicismo y entre los que se destacan la conciliacin de la libertad y la necesidad en la Disertacin VII, la idea de que no hay bien al

    42 Para la historia de esta cuestin, cf. C. W. M l l e r , Die Kurzdialoge der Appendix Platonica, Mnich, 1975, pgs. 220-249.

    43 Cf. D r i n g , Exemplum Socratis, pgs. 134-135, quien seala que la referencia final a la ley de la naturaleza segn la cual los atenienses quedan convictos remite a la tradicin apotegmtica.

    44 Cf. Je n c r a t e s , fr. 213 I s n a r d i .45 Para IX 1-4 se ha sealado tambin el influjo de Posidonio.46 Los trminos del debate y la bibliografa pueden verse en la intro

    duccin a la Disertacin XXII.

  • 22 DISERTACIONES FILOSOFICAS

    guno sino la virtud47, los pasajes donde aparece una psicologa bipartita (XX 4 y XXVII 5)48 y la defensa de una vida mixta en el debate sobre la vida contemplativa y la activa (XV y XVI), aun otorgando a la contemplativa una mayor dignidad. En cuestiones teolgicas, Puiggali apunta que en la Disertacin XI encontramos, como en Alcnoo y en Celso, las tres vas fundamentales de conocimiento de la divinidad. Por supuesto, tambin cuenta como momento de la identidad platnica de Mximo la definicin que leemos en XXVI 9 del fin (tlos) como asemejarse a la divinidad (homosis thei), segn la famosa formulacin del Teeteto platnico49. En la definicin de la plegaria (V), Mximo avanza las ideas neoplatnicas al respecto.

    Por otro lado, Puiggali no deja de sealar los elementos incompatibles con el platonismo que encontramos en determinadas conferencias. Algunos son internos, en la medida en que en ellos cabe reconocer la tendencia del platonismo medio a incorporar temas estoicos dentro de un planteamiento global platnico. El caso ms llamativo es el de XLI 4-5, donde la explicacin de las causas del mal es deudora de manera patente de la filosofa estoica, sobre todo en lo que respecta a las calamidades como efectos de la labor de la razn csmica en una materia imperfecta e incapaz de recibir plenamente la accin formadora de la divinidad. Otros elementos, sin embargo, son extraos al platonismo, como,

    47 Aunque P u i g g a l i la considera, sin ms, derivada del estoicismo, es de estricta raigambre platnica: cf. A nnas , Platonic Ethics, pgs. 31-51.

    48 Vanse las notas a los pasajes respectivos de la traduccin. Que la divisin del alma en dos partes es desarrollada por P l a t n desde las Leyes y constituye la base del estudio de las emociones en Aristteles es el fundamento del trabajo de W. W. F o r t e n b a u g h , Aristotle on Emotions, Londres, 20022, pgs. 23-26, siguiendo una larga lista de estudios.

    49 Cf., adems, D i l l o n , Middle Platonists, pgs. 43-44, y A n n a s , Platonic Ethics, pgs. 52-71.

  • IN TRO DUCCI N GENERAL 23

    por ejemplo, la definicin de la ciencia en la Disertacin VI y aquellas otras piezas en las que Mximo revela un inters especial por la moral prctica: XIV, XXXV (dedicadas a la amistad), XXV (sobre el acuerdo de la accin y el pensamiento), XXXIV (sobre cmo aprovechar las circunstancias), II (sobre las imgenes de los dioses) y XXXVI (sobre la vida cnica).

    En qu medida esta extensa lista de afinidades alcanza a justificar el platonismo estricto de Mximo que Puiggali postula depende del anlisis detallado de cada una en el enmaraado contexto de la filosofa de poca imperial. No todas tienen el mismo valor probatorio, como se habr podido comprobar. En la mayora de los casos el anlisis nos lleva a constatar el grado de integracin de las doctrinas de las diversas escuelas y la sutileza que debe desplegarse a la hora de distinguir orientaciones originales, sobre todo para un autor como Mximo que desdea expresamente las sutilezas de este tipo en beneficio de lo que dice la filosofa.

    Por ello, quizs la tendencia ms cmoda a la hora de valorar la filosofa de las Disertaciones es la de considerarlo un autor eclctico50, dentro de una cierta dominante platnica que habr que establecer en cada caso. En algunas se puede llegar a una cierta indeterminacin doctrinal, como en la definicin de la filosofa que Mximo ofrece en XXVI 1, que, aunque de raigambre estoica, es aceptada por lo general

    50 Cf. E. Z e l l e r , Die Philosophie der Griechen in ihrer geschichtlichen Entwicklung, vol. III 2, Lipsia, 19235 (reimpr. Hildesheim, 1963), pgs. 219-223. Segn el autor, Mximo se asienta en el mismo terreno de platonismo eclctico del neoplatonismo, sobre el cual, cf. T h e i l e r , Vorbereitung. Su defecto fundamental, segn Zeller, es la vaguedad de sus ideas y su poca firmeza filosfica, que le permite defender varias posiciones y adoptar ideas d diferentes escuelas, sobre todo del estoicismo tardo, pero tambin del aristotelismo y del neopitagorismo.

  • 24 DISERTACIONES FILOSFICAS

    en el medio filosfico de la poca de Mximo sin que implique, por tanto, un especfico compromiso filosfico51. La clave del platonismo de Mximo estara en sealar el modo en que en l se mezclan ideas estoicas y pitagricas en un conjunto de inspiracin originariamente platnica, el cual, en ocasiones como la que hemos sealado, no permite una clara distincin de los componentes.

    Ciertamente, el eclecticismo como modo de interpretar la diversidad doctrinal ha sido cuestionado por Dillon con razones de peso, fundamentalmente por dar a entender equivocadamente que el pensador construye su posicin escogiendo a su gusto lo ms adecuado de cada escuela filosfica52. En realidad, las mezclas doctrinales entre las diversas escuelas son en tiempos de Mximo de una variedad extraordinaria y, hasta cierto tiempo, la norma. El platonismo medio desde Antoco se seala generalmente por su tendencia a la convergencia entre las tradiciones filosficas que remontan a Platn, Aristteles y la Estoa, a las que pronto se aade el pitagorismo con Eudoro53. Adems, el eclecticismo de Mximo ha de establecerse para cada disertacin en relacin con el tpico filosfico que toma en cada caso como tesis. El estudio de Soury ha procedido por este camino para determinar el modo en que algunas conferencias, en concreto V, XIII y XLI, integran componentes estoicos en el tratamiento de ideas de un alcance filsofico

    51 Para los testimonios de esta definicin vase la nota al pasaje. Otra definicin, igualmente eclctica, es la que encontramos en XXXIV 2, para la cual remitimos de nuevo a la nota del pasaje en cuestin.

    52 D i l l o n , Middle Platonists, pg. xiv, y Orthodoxy and Eclecticism: Middle Platonists and Neo-Pythagoreans, en J. D i l l o n -A . A. L o n g (eds.), The Question o f Eclecticism, Berkeley, 1988, pgs. 103-125. Esa concepcin negativa del eclecticismo de Mximo puede verse, por ejemplo, en H o b e i n , Zweck und Bedeutung, pgs. 211 ss.

    53 D i l l o n , Middle Platonists, pgs. 115-135.

  • IN TRO DUCCI N GENERAL 25

    considerable. El platonismo de Mximo queda, sin embargo, inconmovible, porque en el fondo de las tres cuestiones religiosas fundamentales, el sentido de la plegaria (V), del destino (XIII) y el origen de los males humanos (XLI), late la misma conviccin de que el hombre participa de lo divino, adonde debe regresar como si de su patria se tratara54.

    En el extremo del reconocimiento del platonismo de Mximo citamos, finalmente, a Trapp, quien plantea un modo inverso de entenderlo55: se trata de tomar en consideracin, precisamente, lo que podramos llamar la neutralidad filosfica de Mximo en sus Disertaciones. Como subraya Trapp, si bien se reconoce la existencia de una diversidad doctrinal, nunca se hace de modo que se exija de la audiencia una eleccin entre doctrinas. La nica excepcin la constituye la filosofa de Epicuro, pero para Mximo, en realidad, ste usurpa el ttulo de filsofo; la distincin entre la filosofa y Epicuro es la misma que hay entre la virtud y el placer, de modo que el epicureismo no es, en rigor, una opcin filosfica.

    Peculiar de Mximo es la preocupacin por la diversidad de las sectas filosficas, cuyo efecto sobre el principiante puede ser devastador (XXX 1). La autntica filosofa se presenta como una tradicin nica que, bajo diversas personalidades filosficas, dice la misma verdad (I 10). En la bsqueda de esa tradicin nica, Mximo se vuelve al pasado y encuentra referentes fundamentales en Platn y, junto a l, en Pitgoras y los poetas, sobre todo Homero. En este senti

    54 S o u r y , Aperus, pg. 77. La filosofa religiosa ha sido, ciertamente, el nico campo en el que se ha reconocido a Mximo originalidad filosfica, por ms que no abunden propuestas como la de P e i t l e r , Die 11. Rede. Cf. M. P . N il s s o n , Geschichte der griechischen Religion, vol. II, Mnich, 19743, pgs. 413-414.

    55 T r a p p , Maximus, pgs. XXII-XXV.

  • 26 DISERTACIONES FILOSFICAS

    do, la filosofa de Mximo es inseparable de una idea de la historia segn la cual la humanidad degenera conforme la cultura se hace ms sofisticada56. La palabra sufre esa misma decadencia desde la poca en que la poesa declaraba las verdades esenciales sobre la divinidad y la vida humana, siendo la filosofa, por la diferencia extrema que muestra, el reflejo ms fiel de esa degeneracin (IV 2-3, XXVI 2, XXIX 7). El valor de Platn y del ejemplo que procura consiste en haber sabido preservar lo mejor de las doctrinas antiguas junto con un modo de exposicin excelente (IV 4, XXVI 3). Si Mximo es platnico no es por seguir un -ismo determinado, sino porque, en su calidad de valedor de la verdadera filosofa, encuentra en Platn el mejor y ms amplio apoyo para su proyecto de formacin filosfica. La abundancia de las citas y referencias al filsofo, as como de la recepcin de su invencin literaria mitos e imgenes, sobre todo, corroboran la clasificacin de Mximo como platnico.

    Trapp revisa a continuacin los temas y doctrinas fundamentales de ese platonismo con un rigor mayor que Puiggali tomando como punto de partida no el Platn original, sino su recepcin desde la primera Academia57 y, so

    56 Sobre la idea filosfica de la historia en Mximo, cf. C. A n d r e s s e n , Logos und Nomos (Die Polemik des Kelsos wider das Christentum), Berlin, 1955, pgs. 252-256 y S. M a z z a r i n o , II pensiero storico classico, Roma-Bari, 1966, vol. II, 2, pg. 164. Segn Andressen, hay un influjo posidoniano en este concepcin, pero disiente P u i g g a l i , tudes, pg. 91, nota 1, quien remonta esta idea a Antoco, quien habra influido igualmente en J u s t i n o , Dilogos II 1 (cf. tambin J u l i a n o , VI 184c), tal como sostuvo R. J o l y , Christianisme et Philosophie, tudes sur Justine et les Apologistes grecs du deuxime sicle, Bruselas, 1973, pgs. 23-38.

    57 As, los temas de las Disertaciones VIII-IX, XIII, XV-XVI y XXXIX-XL fueron formulados o, al menos, alcanzaron relevancia en la Academia posterior a Platn: la demonologa, el ideal de la vida contem

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    bre todo, el platonismo del siglo n, que es el trasfondo sobre el que hay que contrastar las doctrinas que aparecen en las Disertaciones y su adscripcin escolar. Hay que contar, adems, con la voluntad de Mximo de simplicidad conceptual, que permite explicar la ausencia de ciertas doctrinas esenciales de la tradicin dogmtica del platonismo58. Con todo, el esquema filosfico fundamental de Mximo sigue siendo esencialmente platnico, lo que se evidencia en el modelo de la realidad concebida en dos niveles, material e inteligible, siendo el segundo origen del bien y la belleza del primero; en la condicin trascendente de la divinidad (X 9, XI); en el modo de concebir el alma humana, cuya suerte es extraa a la del cuerpo (VII 5, IX 6, X 9, XXI 7)59, y en la

    plativa, el destino y el libre albedro y la naturaleza de la divinidad. T r a p p apunta igualmente la presencia de las doctrinas aristotlicas en las conferencias I 2, VI 4-5, XXVII 7 y 9, XXIX 1-5 y XXX 7. Tambin seala el influjo de Posidonio en IX 1-4 y XXXIII 7-8, y remite a sus fragmentos 309a, 400c, 401 y 409 T h e i l e r , as como a S n e c a , Epstolas XCII 8-10. La importancia de P o s i d o n i o , concretamente de su Protrptico (fr. 1-3 E d e l s t e i n -K i d d ) , haba sido destacada por M u t s c h m a n n (Das erste Auftreten, pg. 189) para las Disertaciones XXX-XXXV, que l conceba como un ciclo homogneo; cf. infra, pgs. 53-54 para la refutacin de esta propuesta.

    58 Por ejemplo, nada encontramos acerca de la condicin y naturaleza de las formas y no parece que podamos rastrear en Mximo (pace D i l l o n , Middle Platonists, pg. 400) posicionamiento alguno sobre la cuestin de la diferencia entre el Dios y el alma del mundo, uno de los temas defmito- rios del platonismo medio; cf. D i l l o n , ibid., pgs. 45-46. T r a p p , Maximus, pgs. XXX-XXII, seala tambin que, con la excepcin de Anacarsis en la Disertacin XXV, Mximo parece ajeno al exotismo filosfico de su siglo, que encumbra a las figuras de la sabidura oriental.

    59 T r a p p , ibid., pg. xxvii nota 40, reconoce, ciertamente, que Mximo manifiesta un mayor entusiasmo por la belleza del mundo fsico y que, en ocasiones, este modelo de dos niveles, que presenta como prueba del platonismo del orador, no est expreso (cf. VIII 8, IX 6 y XXXVII 8).

  • 28 DISERTACIONES FILOSFICAS

    inquietud tica fundamental de controlar las pasiones que empujan a la bsqueda del placer.

    c) Mximo como rtor: la vida como teatro

    Sin embargo, este nivel de generalidad doctrinal lleva a plantear la pertinencia de seguir reconociendo en nuestro orador filosfico una adscripcin filosfica determinada, la platnica especialmente. En este sentido, Koniaris ha cuestionado en un trabajo de gran importancia y originalidad el platonismo de las Disertaciones^ . Los nicos testimonios de esta adscripcin son el colofn del manuscrito principal aadido ms tarde al comienzo del segundo grupo de obras y el contenido de algunas de ellas, que habran sido tomadas indebidamente como reveladoras de la posicin del propio autor. La propuesta de Koniaris merece cierta demora, porque construye la figura filosfica de Mximo de Tiro de modo que el momento retrico va ms all del reconocimiento en Mximo de un mero popularizador o divulgador de doctrinas recibidas. Koniaris toma como punto de partida un anlisis detallado de la primera disertacin, que l, como Hobein61, considera programtica: en ella Mximo hablara en propia persona para exponer el modo en que entiende su labor filosfica62.

    El centro de su propuesta es la interpretacin de la imagen teatral que abre y cierra la disertacin, la cual, en su opinin, ha de entenderse referida a la figura del filsofo y, por tanto, como clarificacin de la actividad del propio Mximo a lo largo de las disertaciones que siguen. De acuerdo con la imagen que encontramos en el primer pargrafo, el fi

    60 K o n i a r i s , Zetemata II, pgs. 213-224.61 Cf. H o b e i n , Zweck und Beudeutung.62 K o n i a r i s , Zetemata II, pgs. 215-217.

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    lsofo debe ser como un actor y, del mismo modo que ste cambia de personaje segn las obras, el filsofo habr de adecuarse a las variadas circunstancias de esa gran obra que es la vida, cuyo autor es la divinidad. La imagen teatral reaparece al final de la disertacin ( 10) para equiparar a diversos filsofos, por su indumentaria caracterstica, a los diversos personajes de la escena. Koniaris interpreta esta segunda aparicin de la imagen en coherencia con la primera y considera que, junto con las diferencias externas de indumentaria y fortuna, deben considerarse tambin las doctrinales, de modo que las diversas escuelas con sus respectivos dogmas pertenecen al papel de los personajes filosficos. La consecuencia para la interpretacin de las Disertaciones es importante, ya que plantea que Mximo de Tiro hablara de un modo en la primera y de otro en las cuarenta restantes, segn dos modos diferentes de considerar la filosofa. En la primera declarara en propia persona la necesidad y las exigencias de un filsofo sobre el modelo del actor ayudndose de otras imgenes, como las del msico, el atleta y el mdico, al que concibe como un modelo para explicar cmo la filosofa puede asistir al hombre en todas las circunstancias de la vida y surtir las del beneficio del logos. Este filsofo no tendra las preocupaciones doctrinales ni, por supuesto, las puramente sofisticas de los filsofos conocidos, sino las esenciales de promover en el auditorio una emulacin por la belleza moral (to kaln), que slo requiere un mnimo doctrinal: la distincin entre el cuerpo y el alma, la distincin y adecuada jerarqua entre virtud y placer, y el reconocimiento adecuado de la divinidad. En las dems disertaciones Mximo llevara a la prctica esta propuesta: aparece ahora el intrprete de los diversos papeles de filsofo, capaz de hablar in persona segn las diversas doctrinas, lo cual se aplica sobre todo a discursos como el XXXII, en

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    la persona de Epicuro, y XXXVI, en la de Digenes el Cnico. Adems, sin llegar al extremo de asumir un personaje filosfico, la sabidura del actor se realizar en toda disertacin que haga patente la adaptacin del orador a una situacin determinada63. El filsofo que declara la frmula general de su oficio y aquel otro que encama un personaje filosfico ms o menos definido en la situacin adecuada polarizan las dos fuerzas que, segn Koniaris, articulan el corpus de Disertaciones de Mximo: la centrfuga, que promueve la retrica y diversifica el discurso filosfico en declamaciones que representan posiciones diversas y hasta en conflicto, y la centrpeta, que promueve un discurso tico y hace que todas las conferencias converjan en el esfuerzo por fomentar la belleza moral. Desde esta perspectiva, el platonismo de Mximo pierde pertinencia como factor explicativo de las conferencias frente a otras opciones filosficas, como el cinismo, ms afines a la imagen teatral64.

    Independientemente de que se suscriba la propuesta de Koniaris en todos sus puntos65, hay que reconocerle el mri-

    63 As, la Disertacin XXVII se inicia con la defensa argumentada y apasionada por parte de un interlocutor ficticio de la tesis de que la virtud es un arte, a la que el orador contesta en lo que sigue con la tesis contraria.

    64 K o n i a r i s , Zetemata II, pgs. 242-243, suaviza su cuestionamien- to del platonismo de Mximo y concede la posibilidad de diversos matices en el modo de entenderlo, por ejemplo, un platonismo afn, en cierto sentido, al cinismo, movimiento en que se localiza el origen de la metfora teatral de la vida; cf. ibid., pgs. 220-222.

    65 La tesis no ha convencido a T r a p p (cf. Maximus, pgs. XXV, nota 33, y XXIX-XXX), defensor, como ya hemos tenido ocasin de ver, de la relativa consistencia platnica de las Disertaciones de Mximo. A su juicio, la imagen teatral no est adecuadamente entendida, porque las personae filosficas no son lo suficientemente distintas en las diferentes disertaciones como para que, como pretende Koniaris, sean reconocibles. Nosotros compartimos la reserva de T b a p p , porque el uso de la comparacin con el actor no es el mismo al principio y al final de la disertacin: al

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    to de haber planteado el estudio del orador-filsofo de Tiro de un modo considerablemente ms ambicioso e interesante que tenerlo, simplemente, por modesto testimonio de una formacin filosfica bsica o media o de la vigencia de determinados temas en los crculos cultos de su poca. Si seguimos a Koniaris, la obra de Mximo representa un captulo de no poco inters en la historia de una cuestin tan debatida en los ltimos aos como el alcance de la dimensin literaria de la obra platnica, sobre todo en su relacin con el teatro. En este contexto, el modo en que Mximo resuelve el problema de la presentacin del filsofo y se enfrenta al hecho escandaloso de la diversidad de las confesiones filosficas y su contradiccin, as como el modo de incorporar la imitacin que toda autopresentacin implica, presenta una originalidad que no es exclusivamente formal o literaria, sino que concierne a aspectos fundamentales del logos filosfico.

    d) Lafllosofia potica de Mximo

    En la poca de Mximo se mantiene vivo un debate cultural de ms de medio milenio sobre la sabidura de Homero y el valor de su poesa. En dicho debate se cuestionan, en primer lugar, los trminos y el alcance de esa sabidura, que ya en el siglo iv a. C. algunos tenan por enciclopdica66. Pero esta cuestin se implica muy pronto en otra de ms

    comienzo se habla de la voz del actor, que es diversa segn los personajes, mientras que en 10 se trata de las diferentes suertes e indumentarias con las que diferentes filsofos emprenden una misma tarea.

    66 Cf. J e n o f o n t e , Banquete IV 6 y P l a t n , Repblica X 588d. Mximo, sin embargo, parece contestar a quienes quieren llevar demasiado lejos ese magisterio de Homero. La sabidura de Homero no concierne las cuestiones prcticas, algo que sera ingenuo (cf. XVIII 8), sino las trascendentes.

  • 32 DISERTACIONES FILOSFICAS

    trascendencia, que plante Platn al declarar en la Repblica que entre la poesa y la filosofa existe una vieja e irreconciliable diferencia (X 607b); como parte en esa lucha, el filsofo no tiene ms remedio que expulsar a los poetas de la ciudad. Por las noticias de que disponemos, el debate sobre el tema en el siglo n fue especialmente rico67. Sabemos de las obras de Serapin de Alejandra, Aristocles de Mesi- na y Din de Prusa68 sobre las diferencias entre Homero y Platn, de Tlefo de Prgamo sobre la concordancia entre ambos y de Favorino de Arls y Longino sobre la filosofa de Homero. La prdida de todas ellas queda, en buena medida, compensada por dos disertaciones de Mximo que cubren la polmica en sus momentos fundamentales: laXVII, sobre por qu expulsa Platn a Homero de su ciudad, y la XXVI, sobre si la sabidura de Homero es una filosofa

    67 Hay una lnea retrica y gramatical de ataque a Platn cuyo primer testigo es, segn W e i n s t o c k (Homerkritik, pg. 145), Teopompo de Quos, autor del primer planfleto contra la escuela de Platn; cf. A t e n e o , XI 509b; tambin D i o n i s i o d e H a l i c a r n a s o , Epistola a Pompeyo I 12; A t e n e o , XI 507d; H e r c l i t o , Alegoras de Homero IV 1. En relacin con esta diferencia est la cuestin de lo que Platn habra tomado de Homero (cf. Ps. L o n g i n o , Sobre lo sublime XXIII 3-4), que ya habra motivado un libro de Amonio, discpulo de Aristarco (cf. escolio a Iliada I 540) y otro de Zendoto de Alejandra contra Platn a propsito de los dioses (Suida, s. v. Zendotos, Z 75). La polmica contina en el platonismo posterior, como revelan los ttulos de Siriano y, sobre todo, de Pro- co; cf. W e i n s t o c k , ibid., pgs. 148-152, y L a m b e r t o n , Homer, pgs. 10- 21 .

    68 Hasta qu punto la influencia de Din se deja sentir en el Homero de Mximo es cuestin debatida. N a p o l i t a n o , Gli studi omerici, haca depender estrechamente a Mximo de Din, lo que provoc la contestacin de P u i g g a l i , Dion Chrysostome, con puntualizacones en general acertadas sobre la independencia de los estudios homricos de Mximo; cf. T r a p p , Philosophical Sermons, pg. 1971 nota 90. Sobre el Homero de Din, cf. la completa revisin de K i n d s t r a n d , Homer, pgs. 13-44 y 113-163.

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    (haresis); a ellas cabe aadir la IV, dedicada a comparar el modo en que poesa y filosofa hablan de los dioses. En consecuencia, entre los autores de su poca Mximo nos aporta el testimonio ms completo de la discusin sobre un tema de importancia tan considerable69.

    Su posicin es decididamente conciliadora70: filosofa y poesa vienen a ser discursos complementarios e igualmente vlidos cuando persiguen la verdad. Sin embargo, en coherencia con su idea de la historia, toca a los poetas el privilegio de la antigedad y, por tanto, de la verdad. Mximo otorga a Homero la autoridad de ser maestro del propio Platn conforme a una lectura del famossimo pasaje del libro X de la Repblica: pese a su dictamen condenatorio, Platn es ms discpulo de Homero que del propio Scrates (XXVI 3). El Homero de las Disertaciones ostenta el ttulo ms alto de sabidura, y es sobre su figura de sabio antiguo inspirado (ntheos: cf. XXII 7, XXVI 2 y 4)71, acompaado ocasionalmente de la de otros poetas igualmente venerables, sobre la que Mximo construye la voz, a la vez una y varia, de la autntica filosofa, frente a la dispersin que sta padece en los tiempos presentes.

    Destacaremos tres aspectos caractersticos de este Homero filsofo reconciliado tan plenamente con Platn72. En

    69 Mximo aporta dos piezas completas al Bloque 85 D r r ie -B a l t e s (Das Thema Platon und Homer), pgs. 64 (texto) y 250-255 (comentario).

    70 W e i n s t o c k , Homerkritik, pg. 148, habla de la voluntad de Mximo de retocar o contrarrestar los ataques de los rtores.

    71 K i n d s t r a n d , Homer, pg. 164, destaca este punto, en contraste con la posicin platnica de Ion 533e.

    72 La revisin ms completa de la recepcin de Homero en Mximo es la de K i n d s t r a n d , ibid., pgs. 45-73 y 163-192, que se acompaa de las de Din y Elio Aristides. Kindstrand (pg. 169) observa que en ningn otro autor se destaca tanto la identificacin entre poesa y filosofa. En este

  • 34 DISERTACIONES FILOSFICAS

    primer lugar, conviene aclarar cmo habla el poeta, es decir, de qu modo podemos extraer de sus historias y mitos su extraordinaria sabidura, haciendo frente a la doble acusacin, casi tan antigua como la literatura griega, de falsedad e inmoralidad, que culmina en el propio Platn. En la poca de Mximo lo habitual es dar cuenta del lenguaje de la poesa en general, y de Homero muy en particular, en trminos de alegora, una figura con la que designaremos en sentido amplio la expresin a la que se atribuye sea por parte del que la enuncia o del que la interpreta un sentido oculto cuya revelacin es capital para la vigencia del texto en cuestin73. Para aclarar el uso que Mximo hace de este medio de interpretacin partimos de la Disertacin IV, donde se comparan poesa y filosofa a propsito de la teologa, es decir, del discurso sobre los dioses74. Entre las diversas maneras de poner de relieve la significacin latente de un pasaje o mito, Mximo se sirve de la serie lxica anigma- ainttomai15. Para l, ese modo de expresin comn a poesa

    sentido, la posicin de Mximo parece adelantar la concepcin neoplat- nica, tal como la encontramos en Proclo.

    73 Cf. B u f f i r e , Les mythes d Homre, pgs. 9-78; J. P p i n , Mythe et allgorie, Pars, 19762 y, recientemente, la revisin de la cuestin a cargo de G. R. B o y s -S t o n e s (ed.), Metaphor, Allegory and the Classical Tradition. Ancient Thoughts and Modern Revision, Oxford, 2003. B o y s - S t o n e s destaca en su ensayo introductorio (pgs. 3-4) la necesidad de atender a la doble perspectiva, filosfica y retrica, de la alegora. Creemos que Mximo realiza una sntesis de ambas, porque la valoracin de la alegora homrica tiene su efecto en la construccin de las propias disertaciones.

    74 Seguimos a B u f f i e r e , ibid., pgs. 41-42.75 Cf. L a m b e r t o n , Homer, pg. 48. Sobre la terminologa cf., adems,

    B u f f i r e , Les mythes d Homre, pgs. 5 ss.; P p i n , Mythe et allgorie, pgs. 865 ss. Los pasajes donde Mximo seala una significacin alegrica con esos trminos son: IV 3, 5, 6 y 7; V 1 (fbula de Midas y Sileno); VIII 6; IX 9 (Epicarmo); X 3, 9; XI 3; X III1; XVII4; XVIII 5; XXII 2, 7; XXVI 8; XXIX 6; XXXII 1, 2 (Esopo); XXXIII 4 (mito de Tntalo), 8

  • INTRO DUCCI N GENERAL 35

    y filosofa se opone a la licencia moderna de decirlo todo abiertamente (parrhsia), que nuestro orador equipara en IV 5 a la profanacin de los Misterios76 y en XXVI, ms rudamente, a la prostitucin. Aqu se encuentra la razn fundamental de la alegora en las Disertaciones, donde apenas tiene sentido apologtico; en esta medida se diferencia de Herclito, quien mediante las Alegoras de Homero se propuso salvar unos mitos que, exentos de su significado profundo, quedaran convictos de impiedad. Mximo entiende la alegora en relacin con una idea pragmtica del discurso de la poesa y de sus efectos: la de que su expresin, como vestimento y adorno, suscita el respeto (aidos) de los hombres por aquello que no ven del todo77 y, al mismo tiempo, un placer propio que no es independiente de su capacidad de adaptacin al ms variado pblico. Con la garanta de verdad que le otorga su antigedad, la poesa difunde las doctrinas ms verdaderas con la eficacia de quien instruye con deleite, pero salvaguardando a la vez su veneracin y el respeto que merecen las doctrinas y teniendo en cuenta, adems, que esa veladura incita a los hombres a la bsqueda de la verdad (IV). Lamentablemente, el efecto educativo slo se haca inmediato con el pblico simple y casi infantil de los primeros tiempos, del mismo modo que la medicina an

    (centauros); XXXIV 3 (Homero); XXXVI 1 (Hesiodo); XXXVII 4, 5; XXXVIII 2 (Hesiodo); XLI 2 (Homero). Otras alegoras no sealadas expresamente son IV 8 (Zeus, Apolo, Posidn, Atenea); XXXI 9 y XXIX 6 (mly); XXIII y XXXVIII7 (Leuctea); XIV 4 (loto); XXII (loto y Sirenas).

    76 Segn una imagen que tiene su paralelo ms directo en el discursoXXXVI 32-35 de Din de Prusa. Sin embargo, en Din la poesa aparece ya como un primer paso de incomprensin respecto de la sabidura primera: el poeta est a las puertas de la sala de iniciacin.

    77 C f . la misma idea en Ps. P l u t a r c o , Sobre ta vida y poesa de Homero 92, 956-957 K i n d s t r a n d , y C l e m e n t e d e A l e j a n d r a , Stromata V, IX 56, 5.

  • 36 DISERTACIONES FILOSOFICAS

    tigua estaba pensada para cuerpos menos enfermizos (IV 2). En los tiempos presentes en los que el discurso se ha fragmentado hay que contar, por un lado, con la degradacin del mito potico cuando se le quita la verdad y con la conversin de la filosofa en algo peor que un mito, como ocurre en el caso de Epicuro (IV 8). Con esta conviccin, Mximo lee en la poesa de Homero las mismas verdades que dicen los filsofos en prosa sobre el mundo fsico (IV 8, XXVI 6) y sobre el mundo moral (XXVI 8).

    Pero en l la alegora no se queda en el ajuste de nombres y relatos para que las historias cobren sentido filosfico, de acuerdo con equivalencias ms o menos estereotipadas por la exgesis gramatical o filosfica de su tiempo. Los pasajes ms interesantes los que menos atencin han suscitado son aqullos en los que el orador activa la pesquisa alegrica para dar sentido aceptable a un texto comprometido y, al hacerlo, ampla el sentido de la alegora hasta el lmite. ste es el segundo punto de inters del Homero de Mximo. Aqu entrara, por ejemplo, el caso del aparente elogio del placer que Odiseo habra hecho en el palacio de Alcnoo, un texto que tanto dio que hablar en este debate entre filosofa y poesa (XXII 1). Mximo se pregunta al punto si Homero no alude (ainttesthai) a otra cosa mejor que el placer cuando hace que los comensales, sentados ante mesas repletas de manjares, escuchen al poeta. De este modo relega los placeres vergonzosos en beneficio de los nobles: esto es retratar la contencin misma y algo que se puede imitar (XXII2).

    En esta alegora, sin embargo, el sentido profundo no surge de una clarificacin de la referencia de los personajes y su equiparacin a potencias de la naturaleza, virtudes o partes del alma, sino de la atencin prestada al modo mismo en que Homero expone la accin. Este aprovechamiento de

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    Homero por el modo en que presenta a sus personajes, tanto en sus eptetos y caractersticas individuales como en la narracin de los hechos ficticios, es muy abundante en Mximo y, aunque no hay razn para negarle en principio el nombre de alegora, s que nos puede llevar fuera de ella de manera explcita. Es lo que ocurre en la Disertacin XXVI, que es un autntico encomio de Homero. Tambin aqu aparecen los aingmata como un modo adecuado de alcanzar la sabidura de Homero (XXVI 8), pero, tras un catlogo de alegoras fsicas, Mximo proclama que hay que dejarse de alegoras y volverse hacia las cosas humanas (XXVI 9). En este caso el valor de Homero radica en la presentacin que hace en sus poemas de las ciudades y sus constituciones y en la enseanza que deriva de los retratos morales que traza a medida que desarrolla el argumento. En consecuencia, el grueso de la defensa de Homero se basa en su capacidad del retrato moral, que es donde Mximo localiza, en un pasaje de cierto inters para la historia de la teora pictrica, la duplicidad (diplon chrma) del arte homrico: su capacidad de dar no slo la apariencia fsica, sino tambin el retrato moral, para lo cual los referentes de Mximo son Polignoto y Zeuxis (XXVI 5)78. Adems, estos caracteres se hacen significativos moralmente por su colocacin antittica en la trama, que incita al lector a contraponer a Agamenn la sensatez de Nstor y a Odiseo, la figura de Tersites; Mximo nos dice que Platn hace esto mismo. Con razn afirma Weins-

    78 Sobre la recepcin de Mximo en el mbito de la teora del arte, en concreto en la obra De pictura veterum de Francisco Junius (1637), vid. T r a p p , Maximus, pg. LXXXVIII. El pasaje de Mximo sobre Fidias (XVII 3) aparece citado en Le vite dei Pittori, Scultori ed Architetti moderni de G i o v a n n i P i e t r o B e l l o r i (Roma, 1672); cf. la traduccin del texto de Bellori en E. P a n o f s k y , Idea. Contribucin a la historia de la teora del arte, Madrid, 1981, pgs. 121-129.

  • 38 DISERTACIONES FILOSFICAS

    tock79 que en este punto, tal vez, el cotejo de las propuestas de Mximo debera ser el escrito de Plutarco Sobre cmo ha de leerse la poesa, donde el rechazo de la alegora como modo de aprovechar la poesa va de la mano de una lectura que reconoce la posibilidad de que la propia construccin del argumento revele ya los valores que se proponen para la imitacin80.

    La importancia de Homero para Mximo se encuentra, finalmente, en uno de los momentos fundamentales de su proyecto literario de crear un discurso filosfico (philosophos logos) que cuente con la diversidad de pblicos y situaciones sin perder la unidad de inspiracin originaria. Recordaremos que el discurso programtico de Mximo se iniciaba con el ejemplo del actor como modelo del filsofo, precisamente, por su habilidad para adaptar su voz (phone) a los diferentes personajes (I 1). Esa polifona que se propone al filsofo no deja de encerrar una ambigedad a lo largo de las Disertaciones, si en la primera aparece como la virtud del que sabe hablar de muchos modos y usar de muchas voces (polytrops kal polyphons, I 2), en el resto el significado predominante es negativo: se refiere a la diversidad de voces discordantes propias del vulgo81 y a las de la filosofa degradada en sectas82. Por tanto, las mltiples voces del filsofo pueden ser tanto el modo adecuado en que ste se hace con su misin universal, concebida sobre el modelo de

    79 W e i n s t o c k , Homerkritik, pg. 148.80 Sobre la posicin antialegrica de Plutarco en esta obra vase D.

    D a w s o n , Allegorical Readers and Cultural Revision in Ancient Alexandria, Berkeley-Los ngeles-Londres, 1992, pgs. 61-67. No muy lejanas estn las ideas de Din de Prusa sobre cmo han de leerse los poetas; cf. D e s id e r i , Dione di Prusa, pgs. 471-490.

    81 Cf. M x im o , VII2, IX 6, 7, X I10, XIII3, XVI4, XXVII6, XXIX 3.82 Cf. M x im o , XXX 1.

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    la poesa, como el signo de la decadencia de la filosofa y del desconcierto moral que siembra. As, en el discursoXVIII, el primero de la serie acerca del arte amatoria de Scrates, Homero es presentado como el ms capaz de emitir voces diferentes (polyphntatos, 8)83. Esta habilidad se manifiesta en su capacidad de unir en su narracin vicios y virtudes de modo que rechacemos los unos y emulemos los otros. Es, justamente, este modo extremo de alegora es el que sealbamos antes a propsito del discurso XXVI.

    No deja de ser significativo que en la poca de Mximo empieza a testimoniarse una interpretacin de los dilogos platnicos que reza as: Platn tiene muchas voces, no muchas opiniones84. La pretensin no deja de ser provocativa por dos razones: por un lado, porque la polyphnia es tambin una de las cualidades que ms generalmente se reconoce a Homero85; por otro, porque, como seala Armas, la diversidad de voces difcilmente hubiera agradado al Platn de la Repblica86. Platn y Homero aparecen unidos por su capacidad de diversificar su voz sin que las opiniones fundamentales cambien y de permitir as que la representacin de la diversidad de la vida no borre las distinciones ticas fundamentales. El modelo de Mximo no sera tanto la sabidura del actor como la de la Musa Calope, la de la bella

    83 El discurso merece atencin por el modo de relacionar alegora e irona socrtica. Mximo compara los aingmata de Platn y los de Homero para concluir que los primeros son ms peligrosos; cf. XVIII5.

    84 A r i o D d i m o en E s t o b e o , II 7, 3f y II 7, 4a. Para la interpretacin de este pasaje seguimos a A n n a s , Platonic Ethics, pgs. 9-30.

    85 Cf. D i o n is i o d e H a l i c a r n a s o , Sobre la composicin estilstica 16; E s t r a b n , III2,12; E u s t a c i o , Comentario a la Ilada V 66-67.

    86 El trmino polyphnia no aparece, por supuesto, en Platn, pero la diversidad vocal y de sonidos, cuyo instrumento ms representativo es la flauta (cf. Repblica II 399ce), es designada como poildla; cf. RepblicaII 378d, 392c-398d, X 595b-608b.

  • 40 DISERTACIONES FILOSFICAS

    voz, que ense a Homero a multiplicar la suya para educar mejor en la belleza moral (to kalrif1.

    III. LA OBRA DE MXIMO

    a) El gnero de las disertaciones (dialxeis)

    Las composiciones que Mximo llama, simplemente, discursos (lgoi) o investigaciones (skmmata) recibieron en la Antigedad dos denominaciones. La Suda las describe como cuestiones filosficas (philosopha ztmata), de un modo parecido a como lo hace el colofn de las Disertaciones en el manuscrito ms antiguo, el Parisinus gr. 1962 (Philosophomena). Sin embargo, el ttulo que privilegia este mismo manuscrito en los encabezamientos de los dos grupos de disertaciones es el de Dialxeis88. Los Antiguos usaron este trmino con dos sentidos tcnicos diferentes, cuya integracin, a juicio de Trapp, permite explicar bien las Disertaciones de Mximo89:

    Primero, el discurso filosfico, que cubre la rica variedad de enunciacin y procedimientos pedaggicos de los dilogos de Platn, Jenofonte y seguramente los dems

    87 El vnculo de Homero con Calope es un dato sobre el que insiste Mximo: cf. 12, XXXII 8, XXXVII4, XXXXIX 1. La importancia de esta Musa aparece en P l a t n , Fedro 259d. P e r n o t , loge, pg. 626, recuerda que en la Segunda Sofstica aparece como Musa de la retrica.

    88 Sobre el orden, los encabezamientos y el colofn de las Disertaciones, cf, infra, pgs. 52-54.

    89 Vid. T r a p p , Maximus, pgs. XL ss., quien, en ltima instancia, hereda la definicin que de la diatriba dio U. v o n W i l a m o w i t z (Antigo- nos von Karystos, Berln, 1881 [reimpr. Wiesbaden, 1953], pg. 307) como un cruce del dilogo filosfico con la epideixis retrica.

  • INTRODUCCIN GENERAL 41

    socrticos90. Frente a ellos, sin embargo, las dilexeis optan por la exposicin monolgica, por ms que mantienen la impresin de dialogismo mediante la introduccin ocasional de un interlocutor ficticio91.

    Segundo, el discurso retrico. En el siglo era costumbre realizar, a modo de prlogo del discurso (melt) que iba a pronunciarse, una breve declamacin92 de carcter informal y rica en imgenes, que poda independizarse del discurso mayor en lo que la preceptiva retrica contempornea dio en llamar dilexis o (pro)lali93.

    La mezcla supone la utilizacin de este tipo de disertaciones breves e informales para la transmisin de un saber filosfico poco especializado por parte de un maestro a unos discpulos, lo cual permite reconducir las Disertaciones de Mximo al marco genrico de la enseanza escolar94. Como

    90 Ntese el parentesco etimolgico de dilogo y dilexis: cf. P e r n o t , loge, pg. 559.

    91 Es el procedimiento retrico conocido como hypophor (lat. subiec- tio), sobre el cual cf. H. L a u s b e r g , Manual de retrica literaria, Madrid, Gredos, 1967 (reimpr. 1991), vol. II, 771-775. Como explica O. Hal- b a t je r (De diatribis Epicteti, Tesis, Lipsia, 1911, pg. 9), En el caso de la dilexis el maestro es el nico que conversa (dialgetai), y los dems o escuchan en silencio o, cuando la ocasin lo propicia, interpelan o preguntan; en el del dilogo, todos conversan (dialgontai) y cada uno defiende su propia opinin.

    92 Una disertacin de Mximo tendra una duracin aproximada de media hora; cf. K o n i a r i s , Zetemata I, pg. 100 y P e r n o t , loge, pgs. 454 ss., esp. pg. 457, nota 219.

    93 Cf. M e n a n d r o R t o r , vol. II, pgs. 388, 16-394, 31 S p e n g e l ; A n d e r s o n , Second Sophistic, pgs. 47-68, y P e r n o t , loge, pgs. 558-559.

    94 Este contexto educativo explica que la dilexis pudiera recibir en la Antigedad tambin el nombre de diatriba (diatribe) o enseanza escolar schol. La clarificacin terminolgica la debemos a H a l b a u e r , De diatribis Epicteti, y a G l u c k e r , Antiochos, pgs. 160-166.

  • 42 DISERTACIONES FILOSFICAS

    ha expuesto I. Hadot95, la dilexis es, en realidad, el segundo de los dos momentos sucesivos de la enseanza de poca imperial: primero, el profesor o un alumno ayudado por l comenta los textos cannicos (lectio); despus, en la fase de ejercitacin y apropiacin de los principios tericos, se produce el intercambio de preguntas de los estudiantes y respuestas del maestro, donde ste desarrolla por extenso su posicin, que refuta las de los alumnos. Debemos, pues, aadir dos rasgos definitorios al gnero de las dialxeis96 de Mximo: primero, el lugar de presentacin: se pronuncian no en un espacio pblico, sino en espacios privados o semi- privados; segundo, se dirigen a un pblico suficientemente diferenciado, al que el orador ajusta su discurso97. Ello, a su vez, nos lleva a restar importancia a las acusaciones de falta de profundidad filosfica que se han vertido contra Mximo: de sus escritos de divulgacin, correspondientes a la parte prctica de la enseanza, no deben extraerse conclu

    9 5 1. H a d o t , Der philosophische Unterrichtsbetrieb in der rmischen Kaiserzeit, Rhein. Mus. CXLVI (2003), 48-71, esp. pgs. 68-69.

    96 Cf. supra, pg. 40.97 Por eso mismo M x im o se preocupa en I 9-10 de diferenciarse de

    los predicadores populares que pululan por el Imperio ante su pblico escogido de jvenes de clases sociales elevadas. La especificidad del lugar de enunciacin y del pblico deben considerarse rasgos definitorios del gnero, como ha defendido S . K. S t o w e r s , The Diatribe and Pauls Letter to the Romans, Chico, California, 1981. No entenderlo as llev durante ms de un siglo a pensar en la existencia de un gnero de propaganda popular, masivo e indiferenciado, al que se dio el nombre de diatriba o dilexis popular filosfica, el cual, en realidad, nunca fue teorizado en la Antigedad. Para los avatares y deformaciones del concepto moderno de diatriba, vid. S c h e n k e v e l d , Philosophical Prose, pgs. 230-232, 245-247, y P. P. F u e n t e s G o n z l e z , Les diatribes de Tls, Paris, 1998, pgs. 44-78.

  • IN TRO DUCCI N GENERAL 43

    siones sobre el nivel de precisin y profundidad de la parte terica98.

    b) El pblico de las Disertaciones

    Desde el punto de vista pragmtico, las Disertaciones de Mximo se distinguen por una pretensin especialmente ambiciosa respecto del pblico al que se dirigen. A diferencia de un buen nmero de discursos de Din de Prusa, cuya vocacin poltica concreta es explcita, los de Mximo se presentan con un rango casi universal y sin concrecin local alguna. La Disertacin I expone la ambicin del orador filosfico de ser gua en todas las circunstancias de la vida humana, y lo hace con una pretensin notable de universalidad, tanto por la exigencia de adaptacin que el filsofo se impone a s mismo como por las escasas condiciones que se ponen al pblico: todo el mundo dispone por naturaleza de lo fundamental para la filosofa y lo importante es ajeno a las complicaciones tcnicas de los filsofos profesionales (I 8, XXI 4)". En realidad, la nica condicin presupuesta es la que podramos llamar la voluntad de helenismo. Como seala Trapp, al situar la filosofa al mismo nivel que Homero y parangonarla con los grandes festivales deportivos de Grecia (I 2 y 4), Mximo hace de la filosofa misma

    98 Cf. P. H a d o t , La citadelle intrieure. Introduction aux Penses de Marc-Aurle, Pars, 19972, pgs. 79-81, quien explica que de las Diatribas de E p i c t e t o no hay que sacar conclusiones sobre el nivel filosfico del estoicismo de la poca o del autor mismo. Seguramente Epicteto trat de cuestiones fsicas y lgicas en otros escritos tericos suyos, hoy perdidos.

    99 El ejemplo de S c r a t e s en I 9 sirve a Mximo para proponer una universalidad sociolgica. Segn D r i n g (Exemplum Socratis, pgs. 132-133), en este pasaje Mximo se guarda de que su indumentaria y apariencia provoquen desconfianza, dado que no sigue el ejemplo de quien se presenta como un pobre para ganar credibilidad.

  • 44 DISERTACIONES FILOSFICAS

    un rasgo definidor de la cultura griega, y de sus propias disertaciones, un medio atractivo para aquellos que se preocupan por su imagen de griegos cultivados 10. El espectro de temas tratados, limitados a los que conciernen a la tica y sus implicaciones psicolgicas y teolgicas, caractersticas de la filosofa antigua, es consonante con esta presentacin de una filosofa para todos que se ofrece como la autntica filosofa.

    Sin embargo, dentro de tan amplias expectativas de pblico, las Disertaciones de Mximo tienen un blanco privilegiado en los jvenes (noi), muchachos que se encuentran en el trance de alcanzar la edad de la razn y, por tanto, son ya capaces de entender e interesarse por la filosofa en el sentido que Mximo le da. Es la edad en que se representaba al joven Heracles en la bifurcacin del camino, segn una imagen que Mximo no poda dejar de aprovechar (XIV 1). En la Disertacin I, cuyo carcter programtico ya hemos apuntado ms de una vez, la audiencia se concreta, en efecto, en los jvenes (I 7 y 8). Como ha subrayado Trapp, a quien seguimos de cerca en este anlisis, la consideracin de la especificidad del pblico da un sentido especial a una serie de rasgos recurrentes en las Disertaciones: el tono que hace que el auditorio se sienta capacitado para el aprendizaje, la evitacin tanto de la complejidad de los temas como de la terminologa especfica y el intento de aplicar la enseanza filosfica a todas las actividades de la vida. A ellos podemos aadir el uso consciente y mesurado de las imgenes como medio ilustrativo en la exposicin y la eleccin de autoridades que Mximo cita101: se trata casi siempre de autores que formaban parte de la formacin escolar

    100 T r a p p , Maximus, pg. XVIII. TRAppj Philosophical Sermons, pgs. 1965-1970, y Maxi

    mus, pgs. XXXV-XXXIX.

  • INTRO DUCCI N GENERAL 45

    que nuestro autor presupone en su auditorio de jvenes aristcratas102. A stos, que se hallan en posesin de una primera formacin de gramtica y retrica ms o menos, como la que conocemos del joven Marco Aurelio bajo la frula de Frontn, Mximo los enfrenta ahora por primera vez con la filosofa, con cuidado de evitar que se piense que esa enseanza nada tiene que ver con la vida.

    c) Contenidos y estructura

    En efecto, la produccin literaria de Mximo aborda temas pertenecientes a la filosofa entendida en un sentido amplio. La Disertacin I define el rico papel del filsofo en el escenario de la vida. De las restantes cuarenta, unas hablan de la filosofa en general y asimilan a ella la produccin potica antigua, en la medida en que ambas actan como vehculo de grandes verdades103; otras plantean diversas cuestiones ticas104, fsicas y psicolgicas105; otras analizan

    102 El m a r c o e s c o l a r , a s u v e z , p e r m ite e x p l ic a r p o r q u e s ta s a u t o r id a d e s p e r t e n e c e n s ie m p r e a l m u n d o g r ie g o a n t e r io r a la c o n q u is ta r o m a n a ;

    c f . M e s t r e , L assaig, p g . 1 16 .103 A este grupo pertenecen: XXIX, sobre el fin de la filosofla; XXII,

    sobre la importancia del discurso filosfico; XXV, sobre la adecuacin del discurso a los actos; IV, sobre la identidad de la poesa antigua y la filosofa; XXVI, sobre el valor filosfico de la poesa homrica; y XVII, sobre si Platn hizo bien en expulsar a Homero de su ciudad ideal.

    104 XXVII, sobre si la virtud es un arte; XXXVII, sobre si la educacin contribuye a la virtud; XV-XVI, sobre los tipos de vida activo y contemplativo; XXX-XXXIII, sobre el placer; XXVIII, sobre si se puede vivir sin penas; XXXIX-XL, sobre si hay bienes preferibles; XXXIV, sobre la adecuacin a las circunstancias; XXXV, sobre la amistad; XIV, sobre cmo distinguir al amigo del adulador; XII, sobre la venganza; XXIII-XXIV, sobre las vidas del campesino y el militar.

    105 VI y X, sobre el conocimiento y el recuerdo; VII, sobre las enfermedades del cuerpo y el alma; XIII, sobre la compatibilidad de adivinacin divina y conocimiento humano.

  • 46 DISERTACIONES FILOSFICAS

    la relacin del hombre con la divinidad106 y otras, finalmente, examinan la validez de los modos de vida y los comportamientos de personalidades filosficas del pasado, bsicamente de Scrates y de Digenes el Cnico107. Las disertaciones suelen cubrir un solo tema; en algunas ocasiones dan cabida a ms y, en otras, un mismo tema cubre varias disertaciones, generalmente dos o cuatro, ya sea desarrollando una misma posicin desde diversos aspectos, ya sea presentando desarrollos enfrentados (dissoi lgoi), de los cuales prevalece siempre el que se expone en ltimo lugar108.

    Por lo general, el tema de la disertacin no se plantea de inmediato, sino que Mximo lo presenta mediante un ejemplo introductorio tomado de la historia, el mito o la fbula, ylo desarrolla de forma generalmente ordenada mediante una secuencia de argumentos que slo en raras ocasiones se aleja notablemente del cometido que se planteaba al comien-

    106 VIII-IX, sobre los dmones; XI, sobre el Dios segn Platn; XIII, sobre la compatibilidad de adivinacin divina y conocimiento humano; XXXVIII y XLI, sobre divinidad y bondad; II, sobre las imgenes a los dioses, y V, sobre el valor de la splica a la divinidad

    107 Sobre Scrates: III (juicio), VIII-IX (demon socrtico), XVIII-XXI (amor socrtico); sobre Digenes, XXXVI.

    108 Seis veces: VIII-IX (demon de Scrates); XV-XVI (vidas activa/contemplativa); XVIII-XXI (amor socrtico y platnico), XXIII-XXIV (militar/campesino), XXX-XXXIII (sobre el placer), XXXIX-XL (sobre los grados del bien).

    109 La tipologa de proemios y cierres de las Disertaciones ha sido bien descrita por H o b e in , De Maximo Tyrio, pgs. 25-27, nota 2. Como ejemplo de cambio de tema, en la Disertacin VI se pasa del anlisis del conocimiento humano a una distincin entre ley verdadera y leyes falsas. Con todo, la acusacin de falta de coherencia argumentativa que buena parte de la crtica moderna ha vertido sobre Mximo es, por lo general, injusta.

  • INTRO DUCCI N GENERAL 47

    d) Aspectos formales y estilsticos

    Las Disertaciones son para el pblico lector la versin escrita y revisada de unos discursos que efectivamente se pronunciaron oralmente en alguna ocasin110. En ellas, como en todo reflejo escrito de una enseanza de mbito escolar, encontramos un doble movimiento111. De un lado est la voluntad de mantener la impresin de la comunicacin oral mediante, por ejemplo, apelaciones a la audiencia, interrogaciones retricas, exclamaciones, apostrofes, cambios de opinin sobre la marcha y reconocimiento de perplejidad; a este mismo fin contribuye el predominio de la construccin paratctica y una mayor redundancia expresiva que en la traduccin puede resultar cansina a los ojos, aunque no tanto al odo , as como inversiones e incoherencias sintcticas, como anacolutos o cambios de sujeto. Este movimiento tendente a recrear la viveza de la oralidad lo complementa y contrarresta un proceso de normalizacin y de estilizacin del discurso hablado, que comporta un enriquecimiento por

    110 Tanto la Suda como el Codex Parisinus gr. 1962 dan fe de esta enunciacin real, que no excluye que Mximo, como, por ejemplo, De- mstenes siglos antes, revisara sus discursos con vistas a su publicacin. Sobre la doble destinacin oral y escrita de este tipo de literatura en poca imperial, vid. M e s t r e , L assaig, pgs. 75-77. Hoy da es difcil de aceptar la tesis de H o b e in (pgs. I ss.) segn la cual lo que conservamos es el resultado de unas notas que de las Disertaciones reales tom taquigrficamente un joven oyente y que posteriormente fueron transcritas por un esclavo; cf. las crticas de M u t s c h m a n n , Ueberlieferungsgeschichte, pgs. 561-562, y K o n i a r i s , Zetemata I, pgs. 111-113.

    111 C f. G. F. N i e d d u , Il ginnasio e la scuola: scrittura e mimesi del pariato, en G. C a m b i a n o -L . C a n f o r a -D . L a n z a (eds.), Lo spazio lette- rario dlia Grecia Antica, vol. I 1, Roma, 1992, pgs. 555-585, esp. pg. 565. Un estudio pormenorizado de estos procedimientos y, en general, de la lengua de Mximo puede verse en D r r , Sprachliche Untersuchungen, completado por T r a p p , Philosophical Sermons, pgs. 1960 ss.

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    medio de elementos de signo ms netamente persuasivos y placenteros, como son una disposicin cuidada de las palabras mediante quiasmos, estructuras paralelas y anttesis, acompaadas de acumulaciones verbales cuya funcin est marcada por un polisndeton reiterado, as como el cuidado de terminar los perodos con unas clusulas determinadas, entre las que predominan aquellas que finalizan en un crtico ( - U - ) 112.

    En cuanto al estilo, Mximo integra elementos tanto de la corriente oratoria conocida como asianismo, por su predileccin por los perodos cortos, por las figuras gorgia- nas y por los ritmos marcados que estas opciones comportan, como del aticismo, sobre todo por la seleccin lxica, la gramtica y la sintaxis, lo cual permite considerar a Mximo un representante del aticismo moderado, prximo a Din de Prusa, Luciano y Filstrato113.

    Un aspecto del estilo de Mximo que ha suscitado una alabanza generalizada es su empleo de las imgenes, donde ntegra la herencia potica de Homero con la filosfica de Platn114. El lxico de la imagen en Mximo centrado en los trminos eikon y eikzein vincula sta tanto con las artes figurativas como con la potica y la oratoria (cf. III 3).

    112 Coincide con Platn y otros autores antiguos en varias de las cadencias preferidas (- u - | - u u y ------ | - u u ) y en las que evita. Cf.T r a p p , Philosophical Sermons, pgs. 1963 s. y , en concreto para la Disertacin X I V , V o l p e C a c c i a t o r e , Plutarco e Massimo Tirio, pg. 531.

    113 Cf. T r a p p , ibid., pgs. 1964 s.114 M e is e r , Studien, pgs. 13-24; T r a p p , Maximus, pgs. XXXIX-XL;

    D i l l o n , Middle Platonists, pg. 400. La imagen ha sufrido en la tratads- tica desde Aristteles una divisin en dos figuras: la de argumentacin (parabole) y la de diccin o estilo (eikon); cf. D . I n n e s , Metaphor, Simile, and Allegory as Ornaments of Style, en B o y s -S t o n e s , Metaphor and Allegory, pgs. 8-11.

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    Su finalidad es didctica y, adems, inseparable del modo en que Mximo entiende el lenguaje de esa filosofa primitiva que es la poesa. En ambos sentidos la imagen alcanza en las Disertaciones un protagonismo que llega en ocasiones a hacer las veces de principio estructurador, por encima incluso del que puedan tener los argumentos propiamente conceptuales lls. As, en un punto tan fundamental como la demostracin de que Platn y Homero comparten las ideas sobre los dioses, Mximo propone contentarse con un caso particular, el de Zeus, del que habremos de servimos como de una imagen para conjeturar acerca del conjunto (hosper eikni... eikzein). La declaracin tiene un alcance considerable, porque toma tanto el recurso a la imagen como modelo del propio proceder como tambin el modo en que las imgenes producen su efecto: stas llevan ms all de la visin misma que provocan verbalmente, de modo que el lenguaje imaginario tiene lo esencial de la alegora, su atractivo y la insinuacin que es incitacin a buscar un sentido ms completo y profundo116.

    115 De hecho, en la conferencia XXVI Mximo reconoce en la imagen el carcter propio de su discurso (ethos toil logon).

    116 Un referente especialmente interesante es el que P e r n o t , Eloge, pgs. 564-566, nos presenta en su cuadro de la retrica de las (pro)lalia. Estos prambulos estn gobernados por un sutil arte de agradar, uno de cuyos ingredientes fundamentales es, precisamente, la imagen. Pero esta imagen, adems de atraer al pblico, es el centro de la operacin de dar figura al discurso (skhmatizein), de modo que ste sugiera ms que diga. Lo que sugiere es, con frecuencia, el modo adecuado de entender la conferencia misma.

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    IV. HISTORIA DE LA TRANSMISIN TEXTUAL117

    a) De la Antigedad a la Edad Media

    Poco sabemos de la fortuna de Mximo entre los siglosi i y ix. Durante todo este perodo no lo cita ningn autor ni han aparecido tampoco papiros con informaciones sobre l o cita de pasajes suyos118. La primera informacin, de comienzos del siglo ix, la facilita Jorge Sincelo, quien, guiado seguramente por la filiacin platnica de nuestro autor, lo identifica errneamente con Claudio Mximo, el procnsul de frica amigo de la filosofa ante el que el platnico Apuleyo ley su Apologa en 158119. Por fortuna, disponemos de otras dos fuentes de informacin de la poca que permiten formular ciertas hiptesis acerca de las etapas anteriores d la transmisin del corpus de Mximo. Una es el diccionario conocido como la Suda (siglo x), que dedica una entrada a Mximo; otra, el Codex Parisinus Graecus 1962 (siglo ix), arquetipo de la tradicin manuscrita, que incluye las Disertaciones de Mximo con numerosos escolios y, adems, dos ndices (Pnakes A y W). El primero de ellos es una relacin de las Disertaciones, con sus respectivos ttulos y provistas de una numeracin en minsculas; el segundo, una relacin de los contenidos que originariamente abarc el volumen (cf. infra).

    117 En esta seccin seguiremos a T r a p p (pgs. XIX ss.; Maximus, pgs. LXI ss.), a quien debemos una clarificadora descripcin de los manuscritos recentiores y su fortuna; cf. tambin K o n i a r i s , pgs. XI ss. y, en concreto para el Pars, gr. 1962, los siguientes trabajos de W h i t t a k e r : Parisinus Graecus; Parisinus Graecus 1962 and Janus Lascaris, Phoenix XXXI (1977), 239-244, y Alcinoos, pgs. XXXVI ss.

    118 Cf. K o n i a r i s , p g . XIX.119 Cf. supra, pg. 10.

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    En primer lugar, es significativo, como ha sealado Ko- niaris, que de los escolios que colman los mrgenes del manuscrito slo tres sean variantes textuales y que de ellas, a su vez, slo una sea valiosa: tal ausencia invita a pensar que el ejemplar del que se copi el Parisinus Graecus 1962 tampoco las tena y que nos hallamos ante una transmisin protegida, sin saltos, que remonta, seguramente, al ejemplar original de las obras de Mximo120. Segn Trapp, un hito especialmente relevante en este proceso de transmisin, acompaado de un renovado inters por Mximo y su obra, hubo de ser el siglo vi, por lo que podemos conjeturar a partir de los siguientes datos: primero, la informacin que procura la Suda sobre nuestro autor proviene del ndice onomstico