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Por Mayra Estvez Trujillo

Abstrac:

La historia colonial de las Amricas y El Caribe es constitutiva al surgimiento de Europa

como poder dominante, producto de un sistema taxonmico de identidades que

generara formas de clasificacin en etnias y en razas, desde las cuales se ha

ensamblado un modelo civilizatorio basado en la explotacin total pero discontinua y

heterognea de su otro necesario, que hoy denominamos como Amrica.

La generacin sonora y sus prcticas pensada desde las particularidades de las historias

coloniales, puede contribuir a desestabilizar o al menos tenzar postulados dominantes

como aquel de que el mundo es una composicin sonora, plana y libre de tensiones; lo

cual abona a la nacin del sonido como uno de los elementos innovativos del arte.

Palabras claves.

Estudios Culturales, Estudios Sonoros Latinoamericanos, Sonoridades, Sonoridad.

Mis manos sonoras devoran la histrica garganta del mundo, Sonoridades y Colonialidad del poder1

Por Mayra Estvez Trujillo2

Cuando por efecto de los nervios deje de pensar en ingles y

volv al castellano para traducir en mi cabeza todo lo que oa

y deca para seguir, lo cual hacia todo mas lento, me pregunte

porqu esta gente no habla castellano y yo debo pensar en ingls. Porqu la gente no entiende nada del Ecuador y el

1Una versin previa de este trabajo de investigacin doctoral, fue publicado en el libro Miradas alternativas desde la diferencia y las subalternidades Primera Edicin Ediciones Abya-Yala, Quito-Ecuador. 2012)

2 Subsecretara Tcnicas de Artes y Creatividad, investigadora, diseadora y directora de proyectos sociales, de

expresiones culturales artsticas y polticas; artista sonora y escritora. Magster en Estudios Culturales, Mencin Polticas

Culturales, Dra. Estudios Culturales Latinoamericanos su formacin y los aos de experiencia laboral/profesional, le

han permitido desarrollar iniciativas intersticiales entre la reflexin, la creacin, la produccin, la direccin y

coordinacin de proyectos e investigaciones con enfoques sociales, culturales y artsticos. Bajo el manejo creativo de

lenguajes escritos, sonoros y visuales. A travs de ellos, ha puesto en marcha procesos de incidencia en lo local, lo

regional y lo latinoamericano. As como en distintos escenarios sociales y con diferentes sectores poblacionales. De la

misma manera ha podido conducir y facilitar procesos de construccin de saberes en estructuras formales como la

academia, pero tambin con distintos colectivos provenientes de sectores sociales. Las herramientas y mtodos tericos

con los que desempea estas labores, estn en permanente dialogo con algunos de los proyectos epistmicos y tericos

provenientes de los Estudios Culturales crticos Latinoamericanos como el proyecto epistmico modernidad-

colonialidad-decolonialidad.

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Movimiento Indgena, y nosotros sabemos al dedillo la vida

de Warhol, conocemos a la generacin Beat mejor que

muchos gringos, y leemos a Yudice o a Arthur C. Danto. En

esa frontera reside -aunque ahorita te lo cuento muy desde las

tripas y el punzn- el problema poltico del conocimiento.

Har una higiene simblica y poltica en mi vida Me

Decolonizar! todo cuanto pueda hacerlo desde la intimidad.

Anoche en el caos dije que el aporte clave de Odo Salvaje

era haber producido una tensin dentro del arte sonoro que

supera el circuito del arte, que nuestro trabajo pone en tema

de discusin la representacin de grupos subalternizados y

agendas ms complejas. Pero no s si me entendieron, no s si

les importo. El caso es que todo termin en NYC.

Fabiano Kueva FAPEX, del Residency Program, New York

2007

La experiencia acumulada es presente. Yo me siento portador

de veinte mil aos de historia.

Mesas Maiguashca, febrero 2010

Soy un negro pero, naturalmente, no lo s, puesto que lo soy.

En casa mi madre me canta, en francs, romanzas francesas

que nunca tratan de negros. Cuando desobedezco, cuando

hago demasiado ruido, me dicen que no haga el negro.

Frantz Fanon, Piel negra, mscaras blancas. 1952

Prcticas Experimentales con Sonido.

De manera predominante, se atribuye la experimentacin sonora al uso que dieron a las

mquinas para trabajar el sonido los artistas provenientes de las vanguardias europeas y

norteamericanas, de inicios y mediados del siglo XX: dadastas, surrealistas,

expresionistas y futurista. No obstante, existe una cuestin nada menor: los

procedimientos que estos artistas desarrollaron a la hora de asumir como propia la

produccin lingstica, grfica, sonora y simblica de Asa y frica, condicin

fundamental, sin la cual no habra sido posible el surgimiento de esta forma de expresin.3

3 Ver ms en Estvez Mayra, Disssssssssssssssssnoacin. Sonante. Sonar. Sonancia. Suena: Una aproximacin a La

Experimentacin Sonora, Lnea de Formacin e Investigacin del Equipo de La Secretaria Ejecutiva de ALER

(Asociacin Latinoamericana de Educacin Radiofnica). Marzo, 2009.

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Desde los aos setenta la produccin y circulacin del sonido como forma de expresin creativa en Latinoamrica, ha estado ligada a las exigencias impuestas por discursos dominantes, es el caso del Desarrollismo, discurso en el marco del cual se produjeron

formas de saber y poder articuladas a la idea de la renovacin del arte a travs del sonido,

al tiempo que se disemin de manera efectiva la ilusin del desarrollo en detrimento de lo local, bajo la fantasa de un nuevo universal deseado: las mquinas, cuyo poder

liberador nos acercara al paraso de la modernidad.4

La generacin Sonora. De manera regular y mecnica se podra determinar que el sonido es lo que irrumpe y

surge a partir del silencio en un espacio y tiempo determinados. As el fenmeno sonoro

puede ser entendido como una forma de circulacin del sonido, es decir, la articulacin

entre sonido/ silencio/ sonido. Dos tiempos simultneos que se producen como un

ejercicio de seleccin y recorte que podramos determinar como generacin sonora, es

decir la forma en como producimos sonidos. Ms all de lo cual, la existencia del sonido

esta condicionada a factores que lo determinan como la geografa, el clima, la

arquitectura, de la misma manera aquellos elementos que tipifican la recepcin sonora.

Para la artista sonora, la alemana Sabine Breitsameter, incluso las condiciones culturales predeterminan la naturaleza de una situacin sonora, como la poltica, la economa,

factores como el tamao, la forma, los materiales, la disposicin espacial, la distancia a la

que estn unas cosas de otras, flora y fauna, altitud, etc.5

Quienes trabajamos, reflexionamos y producimos conocimiento desde la sonoridad,

sabemos que el sonido es un sistema muy complejo por ello la modificacin de un factor

puede alterar la forma de todo un sistema sonoro. El conjunto o sistema sonoro

configurado por todos los factores que afectan el fenmeno sonoro segn el compositor canadiense Murray Schafer es el Soundscape, concepto relacionado con la nocin de la

ecologa acstica, es decir, la revisin y relacin de los seres vivientes en el mbito de la

sonoridad.6

Esta visin propuesta por Schafer si bien sugiere explorar la relacin entre seres vivientes y medioambiente, poco ahonda sobre las relaciones de poder que condicionan la generacin de los mundos sonoros, quiz porque Schafer -como muchos compositores

provenientes de las prcticas artstico experimentales con sonido- se situ bajo la

influencia de las vanguardias del siglo XX europeo, desde cuyos lineamientos estticos

4 Ver ms en UIO-BOG, Estudios Sonoros desde La Regin Andina Mayra Estvez Trujillo, Centro Experimental Odo

Salvaje. Trama Ediciones, Impreso en Quito-Ecuador/Bogot-Colombia, Julio de 2008.

5 Breitsameter Sabine, en el contexto del Taller Paisajes Sonoros-Fronteras- Interculturalidad. Lab Iquitos organizado

por el Centro Experimental Odo Salvaje, Institutos Goethe y Jaime Cern. Iquitos-Per 2009.

6 Soundscape, paisaje sonoro, esfera sonora o paisaje audible desde esta perspectiva significa todo el continuo de

msica, habla, ruido, incluyendo los sonidos sintticos y el silencio.

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se concibe el mundo como una composicin sonora.7 En el marco del Foro Mundial de Ecologa Acstica: identidad cultural y sonidos en peligro de extincin, realizado en la

ciudad de Mxico, as lo determin el propio Schafer en su conferencia magistral:

Vengan conmigo y sintense en la platea de la vida. Los asientos son gratuitos y

el entretenimiento es continuo. La orquesta mundial est tocando

permanentemente. La omos de adentro y de afuera; de cerca y de lejos. Oigo a

travs de la selva, a la vuelta de la esquina y por encima de los montes. El sonido

llega a lugares a los que la vista no puede. El sonido se zambulle por debajo de la

superficie. El sonido penetra hasta el corazn de las cosas. Si dejo de tener en

cuenta las cosas a las cuales el sonido est ligado el mundo fenomenolgico

desaparece. Me vuelvo ciego. Soy arrastrado sensualmente por la vasta msica

del universo.8

Esta lgica se complejiza a la hora de confrontar la irreductible heterogeneidad de

posiciones que enlaza a los practicantes del campo sonoro a intereses divergentes, cuya

multiplicidad de referentes locales, sociales e histricos, posiciona lo sonoro como un lugar de luchas y resistencias, estrechamente relacionado con las prcticas sociales y

culturales.

Colonialidad del poder, Arte y Sonoridades. La historia colonial de las Amricas y el Caribe es constitutiva a la construccin de Europa como

poder dominante, producto de un sistema taxonmico de identidades que generara formas de

clasificacin en tnias y en razas, desde las cuales se ha ensamblado un modelo civilizatorio basado en la explotacin total pero discontinua y heterognea de su otro necesario, Amrica. De

suyo nos lo recuerda Edgardo Lander:

Con el inicio del colonialismo en Amrica comienza no slo la organizacin

colonial del mundo sino -simultneamente- la constitucin colonial de los saberes,

de los lenguajes, de la memoria y del imaginario. Se da inicio el largo proceso que

culminar en los siglos XVIII y XIX en el cual, por primera vez, se organiza la

totalidad del espacio y del tiempo -todas las culturas, pueblos y territorios del

planeta, presentes y pasados- en una gran narrativa universal.9

7 La mirada ms radical de esta postura quiz es la producida por Felippo Thommaso Marinetti, Zang Tumb- Tumb una

compilacin de poemas sonoros publicada en 1914, es una oda y exaltacin de la guerra y es para este futurista una

composicin sonora. Al otro extremo y desde una perspectiva me atrevera a pensar conservacionista patrimonialista y

medio ambiental R. Murray Schafer expone en su libro Tuning of the World ("La Afinacin del Mundo") que el mundo

es como una "composicin sonora y un paisaje sonoro".1977.

8 Foro Mundial de Ecologa Acstica. Identidad cultural y sonidos en peligro de extincin realizado en la ciudad de

Mxico, 2009. Ver ms http://www.archivosonoro.org/?id=257

9 Edgardo Lander al hacer estas precisiones y enlaces entre la colonizacin material y epistmica de Amrica, toma

como referencia a Walter Mignolo y Anbal Quijano. Ver ms en Lander Edgardo, Ciencias Sociales: saberes coloniales

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Basada en la superioridad -como es de suponer- etnicizada y racializada del hombre blanco. Lo cual nos lleva por la ruta indispensable de pensar las condiciones de la produccin y regeneracin sonora geopolticamente, segn lo entiende Catherine Walsh,

no solamente como el espacio fsico, es decir, el lugar en el mapa, sino tambin como los

espacios histricos, sociales, culturales, discursivos e imaginados. 10

En otras palabras, la generacin sonora pensada desde las particularidades de las historias

coloniales, puede contribuir a decolonizar la visin dominante del arte que posiciona por

un lado al sonido como uno de sus elementos innovativos, y por otro, la condicin colonial

desde la cual se genera el discurso artstico. En este sentido me interesa avanzar desde las

siguientes consideraciones.

Si tomamos en serio la cuestin de que Amrica es clave en la configuracin mundial del

poder, y que, a partir de esta configuracin se van articulando de manera potente palabras

como autenticidad, unicidad, singularidad, originalidad en la reproduccin colonial de los

saberes, de los lenguajes, de la memoria, de la expresin subjetiva y simblica que a su

vez han posicionado la lgica accidental como la nica fuente de conocimiento,11

pudiramos de manera provisional adelantaremos a sugerir que la nocin occidental de

arte se va construyendo a lo largo de la historia, desde una perspectiva mental de

superioridad como forma de violencia sobre la percepcin simblica de sujetos concretos,

la misma que es una consecuencia de la colonialidad del poder en Amrica y la

articulacin de Europa como una expresin racial/tnica/ cultural, es decir como un

carcter distintivo de la identidad no sometida a la colonialidad del poder.12

En este sentido podramos sugerir que la nocin occidental de arte responde a la

clasificacin tnico, racial de las necesidades cognitivas y la distribucin geo-simblica del poder capitalista mundial inaugurado en el siglo XVI bajo la colonialidad

del poder. Es lo que se deduce cuando Anbal Quijano as lo determina al analizar la

formacin de La Colonialidad del Poder en Amrica:

Las culturas dominadas seran impedidas de objetivar de modo autnomo sus

propias imgenes, smbolos y experiencias subjetivas, es decir, con sus propios

patrones de expresin visual y plstica. Sin esa libertad de objetivacin formal,

ninguna experiencia cultural puede desarrollarse. No podan ejercer sus

y eurocntricos, en la Colonialidad del Saber Eurocentrismo y Ciencias Sociales. Perspectivas latinoamericanas, Edgardo

Lander compilador. Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales CLACSO. Buenos Aires-Argentina, 2005. pp. 16

10 Texto de la ponencia presentada en el evento de la inauguracin de la casa de ICCI, Geopolticas del Conocimiento

y la Descolonizacin de las Ciencias, 18 de febrero del 2004.

11 El terico y crtico de arte Jaime Cern, propone de manera enftica desmontar el valor ideolgico de estos valores,

entendidos en otros mbitos como unidades de identidad o expresin, porque son canales para instaurar formas de

representacin cultural que nicamente nos permitirn ser definidos como ciudadanos de segunda clase, dado que en

un escenario globalizado nunca encarnaremos efectivamente los mitos que sustentan dicho valor. Ver ms en Cern

Jaime, Bricolages, signos de segunda mano, Revista a*sterisco/ de segunda mano. Bogot Colombia, 2004.

12 Quijano Anbal, Colonialidad del poder y Clasificacin Social. Journal of World Systems research, VI, 2, SUMMER /

FALL 2000, 342-386.

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necesidades y facultades de objetivacin visual y plstica, sino nica y

exclusivamente con y por medio de los patrones de expresin visual y plstica de

los dominadores. Fueron obligadas a abandonar bajo represin las prcticas de

relacin con lo sagrado propio, o a realizarlas slo de modo clandestino con todas

las distorsiones implicadas. Fueron llevadas a admitir o simular frente a los

dominadores la condicin deshonrosa de su propio imaginario y de su propio y

previo universo de subjetividad.13

Las formas de represin descritas por Quijano,14 que imposibilitaron la objetivacin

y la recreacin de imgenes, smbolos y experiencias subjetivas, en patrones propios de

expresin visual y plstica, pudieran tener un paralelo en los procesos de la experiencia

sonora, con implicaciones directas en la colonialidad del cuerpo, todo lo cul me lleva a

formular los siguientes cuestionamientos Cules son las condiciones de posibilidad para

que lo sonoro se constituya en un orden dominante desde el que se produce y reproduce la

matriz colonial? De qu manera la reproductibilidad de sonoridades se va configurando

en una herramienta/ instrumento de dominio y control? Cmo desde el sonido se puede

interrogar y cuestionar el orden social establecido? Cules son las posiciones divergentes

cuya multiplicidad de referentes locales, sociales e histricos, posiciona lo sonoro como un lugar de luchas culturales y simblicas?

Ricardo Piqueras en su texto Los perros de la guerra o el canibalismo canbal en la

conquista, nos da una pista clave, que nos anima a seguir indagando sobre algunos de los

interrogantes arriba expuestos. Piqueras explora sobre la intromisin de los canes como

instrumentos de guerra, animales que, con mayores o menores facilidades de adaptacin

ecolgica, iniciarn tambin su particular conquista de Amrica. Segn Piqueras los

primeros perros que atraviesan el Atlntico, poco o nada tendrn que ver con algunas de

las primeras especies de perros domsticos nativos, como los antillanos, de pequeo

tamao, bien cebados y sorprendentemente para los espaoles, silenciosos. A decir del

propio Piqueras:

Si los espaoles se asombraron de la docilidad de los ejemplares nativos, los indios

en general se horrorizaron de la agresividad y fiereza de los perros de Castilla,

13 Quijano Anbal, Colonialidad del poder, cultura y conocimiento en Amrica Latina. en Santiago Castro-Gmez,

Oscar Guariola Rivera, Carmen Milln Benavides, editores, Pensar en los intersticios Teora y prcticas de la crtica

poscolonial, Coleccin Pensar, Universidad Javeriana, Instituto Pensar, Bogot, pp. 103.

14 Me interesa recalcar que la colonialidad del poder propuesta por Anbal Quijano dista mucho de la teora crtica de

Pierre Bourdieu al analizar la construccin de la violencia simblica de los sistemas simblicos, como instrumento de

imposicin y legitimacin que contribuye a asegurar la dominacin de una clase sobre otra, en el campo de las

posiciones ideolgicas,14 precisamente porque Anbal Quijano habla desde la corpo-poltica y la geopoltica de la herida

colonial producida y generada en la exterioridad del eurocentrismo, mientras que Bourdieu habla desde la tradicin y la

historia interna de Europa. Quijano sobrepasa entonces, las especulaciones sobre la clase, para poner el dedo en la llaga

de la colonialidad como forma de relacionamiento de Europa con el resto del mundo.

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diablica invencin. Imgenes siniestras y terrorficas, sonidos y olores del miedo

que empezaron a penetrar en la mente de unos indios que no saban muy bien que

era lo que tenan delante, ni para que eran utilizados. Sin quererlo, los indgenas

estaban entrando en una nueva dinmica del terror dominada entre otros por el

acero, la plvora, los caballos y los nuevos canes. A partir de 1492, los ladridos de

los perros de guerra peninsulares, alanos, lebreles, mastines, galgos, podencos o

sabuesos, mas tarde criollos, expertos en olfateos y persecuciones, luchas,

desgarros y destrozos, despertarn definitivamente a un continente en donde haba

reinado hasta entonces el mas absoluto de los silencios caninos.15

Este mismo relato de Piqueros basado en los archivos de Gonzalo Fernndez de Oviedo y

de los escritos compilados por el Fray Bernardino Sahagn, actualmente sigue siendo parte

de la memoria de pueblos como los Huancavilcas de Puerto el Morro en la provincia del

Guayas. 16 De estos relatos tambin da cuenta uno de los grabados de Johann Theodorus

De Bry (1528 1598), en el cual se representa el aperramiento del que fueron objeto los

sometidos, en aquella ocasin como una forma de castigo por parte del conquistador

Vasco Nez de Balboa, quien acus a unos pobladores de Quarequa en el 1513, de

lujuria y sodoma.

Al parecer las prcticas culturales de la violencia colonial, instrumentalizaron el uso de los

perros como armas de guerra en la configuracin de un orden dominante desde el que se

reprodujo y reproduce el patrn colonial del poder, de suyo si tomamos en consideracin

que la existencia del sonido as como la tipificacin de su recepcin esta condicionada a

factores que lo determinan, y que una situacin sonora esta predeterminan a factores

contextuales, en cuyo caso la modificacin de un factor puede alterar y afectar la forma de

todo un sistema sonoro podramos deducir que los aperramientos o aperradas fueron

prcticas que adems modificaron y alteraron el sistema sonoro previo a la conquista.

Imaginemos los ladridos, gemidos, aullidos de una jaura de perros cuya generacin de

sonoridades, fueron extraas tanto para quienes habitaban estas tierras en mitad de una

ecologa acstica que los determinaba:

Sin embargo los primeros perros que atraviesan el Atlntico, poco o nada tendrn

que ver con algunas de las primeras especies de perros domsticos nativos, como

los antillanos, de pequeo tamao, bien cebados y sorprendentemente para los

espaoles, silenciosos, con los que Coln toma contacto durante su primer viaje:

Bestias de cuatro pies no vieron, salvo perros que no ladraban.17

15 Piqueras, Cspedes Ricardo Universitat de Barcelona Los perros de la guerra o el canibalismos canino en la

conquista, Boletn Americanista, Any: 2006 Nm: 56

http://84.88.10.30/index.php/BoletinAmericanista/article/view/99430

16 En Puerto el Morro provincia del Guayas en Ecuador, en el marco del proyecto Laboratorio Puerto el Morro Territorio

+ Radialidad, proyecto del Centro Experimental Odo Salvaje, centro del cual soy miembro fundador junto con el artista

Fabiano Kueva, escuchamos los relatos de las aperradas contados por los pobladores de esta comunidad.

17 Piqueras, Cspedes Ricardo, op. cit., pp. 187.

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As primero se impuso una imagen y pronto el sonido complementara la imagen para dar

paso al acto de terror y castigo.18 En otras palabras, se establece todo un sistema de

violencia a travs de prcticas coloniales mediante las cuales se generan actos sonoros que

anuncian la muerte y el exterminio, desde cuya interpretacin podramos sostener que la

generacin de sonoridades en el espacio colonial fue una herramienta / instrumento de

dominio, control corpo-poltico, bajo el supuesto de superioridad del hombre blanco,

que efectivamente tambin es una de las formas de etnicizacin y racializacin de lo

humano; cuyo sentido dominante histricamente se ha encarnado en una lgica militar y

guerrerista. Mediante estos mecanismo la colonialidad del poder que surge con la

conquista de lo que hoy conocemos como Amrica, recay directamente en los dominados

y los reorganiz como inferiores desde un patrn desde el cual se fundaron relaciones racistas de poder, enunciadas en el impedimento que los colonizadores imponan a los

colonizados en el objetivar smbolos y experiencias subjetivas y con ello el dominio sobre

el desarrollar de sus propios imaginarios y universos de subjetividades, que en el caso de

la generacin sonora se traduce en la exacerbacin de la colonialidad del poder a travs

del castigo y la muerte.

Con lo cual se configur una forma particular de la colonialidad del poder que de manera

provisional la establecer como La Colonialidad Sonora, categora analtica que podra

permitirnos desde el reto decolonial, indagar sobre las condiciones en las que se pudo

haber producido la generacin de las sonoridades en nuestros territorios. Como lo hemos

intentado explorar anteriormente, a travs de una jerarqua racial del poder de las

experiencias simblico-subjetivas que en la cartografa del poder colonial, por un lado

subsumi formas de expresin y subjetivacin no occidentales mediante la represin

cultural y el genocidio masivo que en palabras de Anbal Quijano fueron convertidas en

subculturas campesinas e iletradas, condenadas a la oralidad, esto es, despojadas de sus

18 Los aperramientos no fueron las nicos mecanismos de la violencia colonial que modificaron la existencia del sonido

y su recepcin, el sistema sonoro previo a la conquista y por supuesto las posibilidades de su recepcin se vieron

afectadas por hechos igualmente cruentos, la carta que escribe Cristbal Coln a los Reyes Catlicos en 1494, es el

inicio de una serie de relatos de torturas y vejmenes para con las poblaciones indgenas y negras, a quienes se les

cortaba las orejas como un ejemplo de escarmiento y exterminio. Uno de los tantos episodios lo protagoniz el

colonialista Ojeda, quin por rdenes del propio Cristbal Coln capturo a tres indgenas: Y me envi el cacique y el

hermano y el sobrino ac atados; y el mozo de la espada y al otro tom, y en medio de la plaza, por ante todos, a un palo

que para ello alcanzaron all lo ataron y le cortaron las orejas y le dejaron atado. La mutilacin del aparato auditivo, al

parecer, fue uno de los procedimientos que de manera usual los conquistadores aplicaron como forma de castigo en las

Amricas y en frica. Aim Csaire en el Discurso sobre el colonialismo cuenta de cmo las expediciones coloniales y

militares en Argelia produjeron hechos muy crueles de asesinato, un caso emblemtico el del Conde Herisson: Es verdad

que trajimos un barril lleno de orejas cosechadas, par por par de los prisioneros amigos o enemigos. Ver ms en Aim

Csaire Discurso sobre el colonialismo, Akal ediciones, Espaa 2006.

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patrones propios de expresin formalizada y objetiva, intelectual y plstica o visual19 Y

que por otro, posibilit el surgimiento de un sujeto universal que aunque ha pretendido operara en abstracto, se ha arrogado, por ejemplo, el derecho a determinar la nocin de

esttica bajo valores como autenticidad, unicidad, singularidad, originalidad, cuyo lugar privilegiado como bien nos lo recuerda Ramn Grosfoguel es resultado:

De una filosofa donde el sujeto epistmico, no tiene sexualidad,

gnero, etnicidad, raza, clase, espiritualidad, lengua, ni localizacin

epistmica, en ninguna relacin con nadie fuera de s. Es decir, se

trata de una filosofa sorda, sin rostro y sin fuerza de gravedad. El

sujeto sin rostro flota por los cielos sin ser determinado por nada ni

por nadie.20

Se trata as de una continuidad entre el ego conquirus y el ego cogito,21

mecanismos que posibilitaron la construccin de un sujeto cuya condicin no fue sometida

a la experiencia colonial, sino que al contrario la protagoniz como

colonizador/conquistador, bajo el mito, segn el mismo autor lo sostiene:

Dualista y solipsista de un sujeto auto-generado sin localizacin

espacio-temporal en las relaciones de poder mundial, que inauguran

el mito epistemolgico de la modernidad eurocentrada de un sujeto

autogenerado que tiene acceso a la verdad universal ms all del

espacio y el tiempo por medio de un monlogo, es decir, a travs de

una sordera ante el mundo y por medio de borrar el rostro del sujeto

de enunciacin, es decir, a travs de una ceguera ante su propia

localizacin espacial y corporal en la cartografa de poder mundial.22

A esta sordera y ceguera crnica se refiere Boaventura Sousa Santos, cuando analiza La

indolencia de la razn critica, sobre todo a la hora de poner en el debate a dos de sus

formas: la razn metonmica, que se reivindica como la nica forma de racionalidad y, por

consiguiente, no se dedica a descubrir otros tipos de racionalidad o, si lo hace, es solo para

convertirlas en materia prima; y la razn prolptica, que no tiende a pensar el futuro

porque juzga que lo sabe todo de l y lo concibe como una superacin lineal, automtica e

infinita del presente, as estos dos tipos de razones no son simplemente un artefacto

19 Quijano Anbal Colonialidad y Modernidad/ Racionalidad en Los Conquistadores 1492 y la poblacin indgena de

las Amricas. Comp. Heraclio Bonilla. Tercer Mundo Editores. Bogot - Colombia, 1992.

20 Grosfoguel Ramn, Hacia un pluri-versalismo transmoderno decolonial, en Tabula Rasa No.9, julio-diciembre,

Bogot - Colombia, 2008, pp. 199-215.

21 Segn Ramn Grosfoguel la nocin de yo pienso luego existo de Descarte tiene relacin con la nocin yo

conquisto luego existo desde la cual se erige la matriz eurocntrica-colonial del poder.

22 Grosfoguel Ramn, op. cit., pp. 199-215.

[Escribir texto]

intelectual o un juego, sino la ideologa subyacente a un brutal sistema de dominacin el

sistema colonial. A mi juicio, en el mundo contemporneo la razn indolente es la

manera en como se reconfigura la colonialidad del poder contina y presente. 23

De manera semejante pero desde la propia herida colonial24 y la zona del no ser Frantz

Fanon nos alerta sobre el hablar. Hablar -nos dice- es estar en condiciones de emplear una

cierta sintaxis, poseer la morfologa de tal o cual lengua, pero sobre todo asumir una

cultura, soportar el peso de una civilizacin.25 Un peso civilizatorio, una razn indolente

que resulta indispensable considerar a la hora de pensar la reproduccin sonora por fuera y

por dentro del circuito del arte, precisamente porque el Arte con maysculas, resuena

como una palabra cargada por el peso histrico de una civilizacin -la civilizacin

occidental- que en el caso de Amrica -lo hemos planteado anteriormente- ser el

resultado de una serie de procesos y configuraciones culturales claves, que contribuirn en

la consolidacin de la colonialidad del poder, constitutiva en la conformacin del sistema

mundo moderno colonial.26 Haciendo un paralelo con la generacin sonora estos criterios

pudieran contribuir a la hora de pensar de qu manera Europa se posicion como el centro

de la produccin y reproduccin sonora:

La cultura europea u occidental -nos dice Quijano-por el poder

poltico-militar y tecnolgico de las sociedades portadoras, impuso su

imagen paradigmtica y sus principales elementos cognitivos como

norma orientadora de todo desarrollo cultura, especialmente

intelectual y artstico.27

23 Las otras dos razones a las que hace referencia Boaventura de Sousa Santos, son: la razn impotente, aquella que no

se ejerce porque piensa que nada puede hacer contra una necesidad concebida como exterior a ella misma; la razn

arrogante, que no siente la necesidad de ejercerse porque se imagina incondicionalmente libre y, por consiguiente, libre

de la necesidad de demostrar su propia libertad, a partir de estas reflexiones Sousa Santos hace una crtica a la

monocultura occidental para avanzar hacia una ecologa de los saberes y de los haceres, que apuntan a otro modelo que

l designa como razn cosmopolita. Sousa Santos Boaventura, Hacia una sociologa de las ausencia y una sociologa de

las emergencias, en Conocer desde el Sur para una cultura poltica emancipatoria, Primera edicin, Biblioteca Nacional

del Per, Julio 2006, pp. 65-103.

24Categora propuesta por Walter Mignolo en La Idea de Amrica Latina: La herida colonial y la opcin decolonial,

Ediciones Gedisa 2007.

25 Fanon Frantz, Piel negra Mscaras blancas, Akal, Madrid, 2009, pp. 42.

26 La colonialidad del poder en palabras del mismo Quijano fue introducida como categora analtica en el texto Quijano

Anbal, Colonialidad y Modernidad/ Racionalidad, en Los Conquistadores 1492 y la poblacin indgena de las Amricas,

Comp. Heraclio Bonilla. Tercer Mundo Editores. Bogot - Colombia, 1992, pp. 437 448.

27 Quijano Anbal, op. cit., pp. 440.

[Escribir texto]

El siglo XVIII de la ilustracin europea, constituy un momento crucial en la

reconfiguracin de la colonialidad del poder, muestra de ello se deja ver en el texto

Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime, del alemn Immanuel Kant:

Los negros de frica carecen por naturaleza de una

sensibilidad que se eleva por encima de lo insignificante. El

seor Hume desafa a que se le presente un ejemplo de que un

negro haya mostrado talento, y afirma que entre los cientos de

millares de negros transportados a tierras extraas, y aunque

muchos de ellos hayan obtenido la libertad, no se ha encontrado

uno slo que haya imaginado algo grande en el arte, en la

ciencia o en cualquiera otra cualidad honorable, mientras entre

los blancos se presenta frecuentemente el caso de los que por

sus condiciones se levantan de un estado humilde y conquistan

una reputacin ventajosa. Tan esencial es la diferencia entre estas

dos razas humanas; parece tan grande en las facultades espirituales

como en el color.28

Estas argumentaciones son la base desde donde se articulan los valores que an siguen

reproducindose dentro de la construccin discursiva del arte, valores tales y como

autenticidad, unicidad, singularidad, originalidad en la reproduccin colonial de

los saberes, condicionando la presencia de Amrica como el otro necesario de los

discursos coloniales. Frantz Fanon en su texto Racismo y cultura, con el cual particip en

el Primer Congreso de Escritores y Artistas Negros en Pars, en septiembre de 1956. Se

adelanta y lo denuncia de la siguiente manera:

As, en una primera fase, el ocupante instala su dominio, afirma

masivamente su superioridad. El grupo social, sujeto militar y

econmicamente, es deshumanizado segn un mtodo

polidimensional. Explotacin, torturas, razias, racismos, liquidaciones

colectivas, opresin racional, se revelan en diferentes niveles para

hacer del autctono, literalmente un objeto entre las manos de la

nacin ocupante.29

Estas configuraciones de la colonialidad del poder expuestas por Fanon, nos dan luces

para iniciar el trabajo de pensar la colonialidad sonora, entendida como la categora

28 Immanuel Kant, Lo Bello y lo sublime, Instituto de Estudios Penales, www.iestudiospenales.com.ar, pp. 34.

29 Fanon Frantz en Racismo y cultura, texto de intervencin de Frantz Fanon en el 1er. Congreso de Escritores y Artistas

Negros en Pars, Septiembre de 1956. Publicado en el nmero especial de Prsence Africaine, junio-noviembre de 1956.

En Por la revolucin de Africana, Escritos polticos. Fondo de Cultura Econmica. Mjico Buenos Ares 1964, pp. 42

[Escribir texto]

analtica que permite reflexionar y actuar desde la perspectiva decolonial, para activar la

conjuncin entre la geopoltica y la corpo-poltica en la reproductibilidad sonora. De

manera que lo sonoro se pudiera constituir en un lugar desde el cual se posibilita la

intervencin frente a las polticas identitarias establecidas en estrategias coloniales de

poder, representacin y conocimiento que subsumen los procesos cognitivos y de

subjetivacin de las culturas no occidentales, que por cierto son objetivadas, catalogadas y

capturadas como exticas, mediante la proliferacin de los discursos y las constantes

afirmaciones -como lo experimentaba Fanon- yo los conozco, ellos son as. Esto es

precisamente a lo que se refiere Fanon cuando propone que:

El racismo es tomado como tema de meditacin, a veces aun como

tcnica publicitara. As es como el blues lamento de los esclavos

negros es presentado a la admiracin de los opresores. Es un poco de

opresin estilizada que retorna al explotador y al racista. Sin opresin

y sin racismo no hay blues. El fin del racismo tocar a muertos la

gran msica negra Cmo dira el demasiado clebre Toynbee, el

blues es una respuesta del esclavo al reto de la opresin. En la

actualidad, todava, para muchos hombres, an para los de color, la

msica de Armstrong no tiene verdadero sentido ms que en esta

perspectiva. Es as como el racismo infla y desfigura el aspecto de la

cultura que lo prctica. La literatura, las artes plsticas, las canciones

para modistillas, los proverbios, las costumbres, las pautas, ya sea que

se proponga seguir el proceso o vulgarizarlo, restituye el racismo. 30

No en vano la renovacin de las artes a travs del sonido fue fruto de la exaltacin de

las curiosidades africanas y posteriormente asiticas por parte de las vanguardias

europeas del siglo XX occidental. Vanguardias que desde un lugar privilegiado en el

entramado colonial constrieron el carcter simblico de las expresiones sonoras no

occidentales a la europeizacin, al tiempo que las petrificaron como exticas dejndolas

por fuera del relato occidental de la historia universal del arte, bajo la clasificacin del

arte primitivo, es el sumario que podemos descubrir a la hora de indagar sobre las

fuentes de las cuales se nutri el fluxus con LaMonte Young; el experimentalismo

estadounidense con John Cage y la msica electroacstica con Stockhausen, por citar slo

algunos de los ms relevantes.31 De tal manera que al hacer un paralelo entre la

30 Fanon Frantz, op. cit., pp. 45.

31 Se pueden registrar un sinnmero de prcticas artsticas con sonido, aparentemente generadas en las vanguardias

europeas y estadounidenses de inicios y mediados del siglo XX, producto de la apropiacin y asimilacin, cultural,

lingstica, musical y grfica, de expresiones simblicas africanas y asiticas por parte de dadastas, surrealistas,

futuristas, expresionistas y minimalistas. Son estos procedimientos de apropiacin y asimilacin de matrices culturales

no-occidentales, los cuales generaron experiencias como 4'33'', de John Cage, que consisti en una accin de silencio

[Escribir texto]

objetivacin sonora y visual, no olvidemos las palabras de Anbal Quijano a la hora de

hablar de la colonialidad cultural que Europa impuso en frica:

En el frica -nos recuerda Quijano- la destruccin cultural fue sin

duda mucho ms intensa que en el Asa; pero menor que en Amrica.

Los europeos no lograron tampoco all la destruccin completa de los

patrones expresivos, en particular de objetivacin y formalizacin

visual. Lo que hicieron fue despojarlos de legitimidad y de

reconocimiento en el orden cultural mundial dominado por los

patrones europeos. Fueron encerrados en las categoras de exticos.

Eso es, sin duda, lo que se pone de manifiesto, por ejemplo, en la

utilizacin de los productos de la expresin plstica africana como

motivo, como punto de partida, como fuente de inspiracin, del arte

de los artistas occidentales o africanos europeizados, y no como un

modo propio de expresin artstica, de jerarqua equivalente a la

norma europea. Y esa es, exactamente, una mirada colonial.32

As las cosas si nos ubicamos entre el 1900 y el 1930 europeo, podramos sostener

que la proliferacin de la experimentacin sonora no responde nicamente a la ruptura de

las vanguardias con el lenguaje mediante la crtica de la razn moderna, o a la conjuncin

entre el ritmo de la modernidad y el desarrollo de las tecnologas, sino principalmente

a la apropiacin lujuriosa de simbologas y expresiones sonoras no occidentales, en

ausencia de los creadores de las comunidades africanas y asiticas. De all que, el crtico y

terico Iigo Sarriugarte intente hacer un esfuerzo por esclarecer los mecanismos desde

los cuales figuras relevantes de las vanguardias, confeccionaron sus lneas de trabajo en

contacto con el arte africano. Sarriugarte explica que:

Entre los numerosos ejemplos de esta fecundacin, encontramos a

los dadastas. Hugo Ball, que experiment con la fontica de las

lenguas negras y al poeta rumano Tristan Tzara, que coleccion

esculturas africanas a comienzos de 1916, mientras que Marcel Janco

hizo mscaras y trajes que tenan reminiscencias de prototipos.33

frente al piano, de cuatro minutos y treinta y tres segundos, mientras un auditorio impaciente produca sonidos de roces,

tosidos, respiraciones y murmullos. La intencin del silencio, en 4'33'', para Cage, se ligaba fundamentalmente a la

filosofa oriental del budismo Zen. Este tipo de prcticas afiliadas al uso de los aparatos de reproduccin sonora, para la

dcada de los sesenta, fueron diseminadas a lo largo y ancho de Latinoamrica, como modelos innovadores para el

campo de las artes y de la msica. Estvez Trujillo Mayra , op. cit., pp. 19.

32 Quijano Anbal, op. cit., pp. 440.

33 Sarriugarte, Gmez, Iigo, El Arte Africano: gnesis de la plstica moderna occidental, en http://www.africa-

catalunya.org/congress/pdfs/sarriugarte.pdf.2006.

[Escribir texto]

Lo aqu planteado por Sarriugarte, se confirma en uno de los textos emblemticos de Hugo

Ball, escrito en 1916. Se trata del Gadji, beribimba. Leamos un poco:

gadji beri bimba glandridi laula lonni cadori

gadjama gramma berida bimbala glandri galassassa

laulitalomini

gadji beri bin blassa glassala laula lonni cadorsu

sassala bim

gadjama tuffm i zimzalla binban gligla

wowolimai bin beri ban

o katalominai rhinozerossola hopsamen

laulitalomini hoooo

gadjama rhinozerossola hopsamen

bluku terallala blaulala loooo

De espaldas a la colonizacin de frica, estas historias locales sobre la

experimentacin sonora fueron desplegadas como diseos globales de desarrollo artstico-

musical. Actualmente estas prcticas poseen un nivel de produccin, de pblico y de

reconocimiento miento, desde los primeras proyectos de Hugo Ball en 1916 hasta los

performances de Pierre Henry, John Cage, Bill Fontana entre otros. 34 En tal sentido

podramos argumentar que la renovacin e innovacin de los relatos eurocntricos

inaugurados y resemantizados bajo el horizonte de la colonialidad del poder, son

constitutivos a los periodos de explotacin brutal de los mundos simblicos, econmicos,

epistmicos, sociales y culturales no occidentales. En cuyo caso, Fanon nos recuerda que

la perfeccin de los medios de produccin provoca fatalmente el camuflaje de las tcnicas

de explotacin del hombre y, por consiguiente, de las formas del racismo.35

Al respecto Silvia Wynter -siguiendo los descubrimientos epistmicos realizados por los

pensadores negros, 36 propone abordar la problemtica racial y sus consecuencias en el

colonizado. Y lo hace a partir de estas dos categoras analticas; la experiencia vital del

negro y el carcter conflictivo de la doble conciencia. Categoras que posibilitan una

aproximacin a la experiencia de ser humano bajo mecanismos de control, poder y

represin sujetiva, por tanto a no ser, es decir, no ser negro. Entendamos que se tratan de

formas de represin violenta de los imaginarios y universos simblicos, desplegadas por

medio de tecnologas de la subjetividad, socializadas y mediadas en la formacin y

construccin del yo soy. Eso es lo que se deduce cuando Wynter propone que al abordar

la experiencia vital:

34 Estvez Trujillo Mayra, op. Cit., pp. 34.

35 Fanon Frantz, op. cit., pp. 43.

36 Sobre todo el de Franz Fanon, W. B. Dubois y Emmanuel Chukwudi Eze

[Escribir texto]

Necesitamos reconocer el papel fundamental que desempea el

lenguaje, el sistema impuesto de significado, bajo cuyos trminos el

negro se ve obligado a experimentarse a s mismo como resultado

directo de la subyugacin colonialista. No menos crucial con

respecto al lenguaje ha resultado una concepcin especfica de cmo

es ser humano y, por lo tanto, del papel que le corresponde bajo las

coordenadas de dicho concepto.37

Cmo encontrar salidas al racismo como forma legitima de relacionamiento,

expresas en los equvocos y lmites del pensamiento moderno, erigidas y elogiadas en la

nocin de lo Humano: eurocntrico, blanco, patriarcal y heterosexual, desde la cul se

fundan modelos de nacin europeizados que se convierten en una aspiracin. Y cmo buscar salidas a la raigambre de lo que Boaventura Sousa Santos llama a una de las formas

de la indolencia: la razn metonmica. Razn a partir de la cual se consolidan las

dicotomas: Antropos / Humanitas; Canibal / Prspero; Salvajismo/ Civilizacin;

Produccin bestial carente de finura / Bello-Sublime. Entendiendo que las normas

estticas -tanto en lo visual como en lo sonoro- solo se determinan como tales cuando el

sujeto accidental euro-norteamericano las produce mientras este mismo sujeto es el centro

y motor de la retrica racial del arte, la misma que es parte del entramado colonial. Cmo

y de qu manera retar este lugar.

Desprendimiento y perspectiva decolonial.

El blanco mat a mi padre

Pues mi padre era orgullos

El blanco viol a mi madre

Porque mi madre era bella

El blanco someti a mi hermano bajo el sol de las rutas

Porque mi hermano era fuerte

Y el blanco se volvi hacia m

Sus manos rojas de sangre

Me escupi Negro su desprecio en la cara

Y con su voz de amo:

He, boy, una butaca, una toalla, agua

Jacques Romain. Madera de bano, preludio,

Citado por Frantz Fanon en Piel negra

mscaras blancas.

37 Wynter Sylvia, En torno al principio sociognico: Fanon la identidad y el rompecabezas de la experiencia consciente

de cmo ser negro, en Piel negra mscaras blancas, Frantz Fanon. Ediciones Akal. Madrid-Espaa, 2009, pp. 333.

[Escribir texto]

Me detengo, ya que Quin puede decirme qu es la

belleza? Mis manos sonoras devoran la histrica garganta del mundo

Frantz Fanon en Piel negra mscaras blancas.

Tal y como lo hemos analizado anteriormente, las historias coloniales vividas en lo que

hoy conocemos como Amrica se han bajo el signo del dolor, como consecuencia directa

de la matriz moderno / colonial. Dolor desde el cual es posible hacer una crtica profunda

al occidentalismo por fuera de la episteme moderna, dando pie al agenciamiento de la

opcin decolonial. De acuerdo con el intelectual Walter Mignolo se trata de lo siguiente:

Si la colonialidad es constitutiva de la modernidad puesto que la

retrica salvacionista de la modernidad presupone la lgica opresiva

y condenatoria de la colonialidad (de ah los damns de Fanon); esa

lgica opresiva produce una energa de descontento, de desconfianza,

de desprendimiento entre quienes reaccionan ante la violencia

imperial. Esa energa se traduce en proyectos de decolonialidad que,

en ltima instancias, tambin son constitutivos de la modernidad.38

Lo cual nos lleva a constatar que son las luchas ganadas por los pueblos que

experimentaron directamente el colonialismo, el aguaje de subversin e inversin de la

lgica dominante monocultural eurocentrica. Anbal Quijano en los noventa se anticipa y

anuncia este acontecimiento en su trabajo Colonialidad y Modernidad-Racionalidad, en

este ensayo hace referencia sobre todo a un cambio de perspectiva mental en la

reconstitucin epistemolgica: la descolonizacin. En tanto est en juego la categora

analtica expuesta por el propio Quijano la colonialidad del poder, cuya formacin en

Amrica se fundamenta en el patrn de dominacin entre colonizadores y colonizados

sobre la idea de raza. Anbal Quijano as lo sostiene:

La crtica del paradigma europeo de la racionalidad/modernidad es

indispensable. Ms an, urgente. Pero es dudoso que el camino

consista en la negacin simple de todas sus categoras; en la

disolucin de la realidad en el discurso; en la pura negacin de la idea

y de la perspectiva de totalidad en el conocimiento. Lejos de eso, es

necesario desprenderse de las vinculaciones de la racionalidad-

modernidad con la colonialidad, en primer trmino, y en definitiva,

38 Mignolo Walter, El pensamiento des-colonial, Desprendimiento y apertura: un manifiesto, Texto cedido por el autor

para el depsito de pensamiento de TIRSTES TPICOS, 2005, pp. 5

[Escribir texto]

con todo poder no constituido en la|| decisin libre de gentes libres. Es

la instrumentalizacin de la razn por el poder colonial, en primer

lugar, lo que produjo paradigmas distorsionados de conocimiento y

malogr las promesas liberadoras de la modernidad. La alternativa, en

consecuencia, es clara: la destruccin de la colonialidad del poder

mundial. En primer trmino, la descolonizacin epistemolgica para

dar paso a una nueva comunicacin intercultural, a un intercambio de

experiencias y de significaciones, como la base de otra racionalidad

que pueda pretender, con legitimidad, alguna universalidad. Pues nada

menos racional, finalmente, que la pretensin de que la especfica

cosmovisin de una etnia particular sea impuesta como la racionalidad

universal, aunque tal etnia se llame Europa occidental. Porque eso, en

verdad, es pretender para un provincianismo el ttulo de

universalidad.39

No obstante existe una distincin fundamental a la hora de hablar de descolonialidad

y decolonialidad. Catherine Walsh, plantea y desarrolla por vez primera la nocin de la

decolonizacin dentro del debate del proyecto modernidad-colonialidad-decolonialidad.

La descolonialidad suscribe la autora, apunta a la transformacin de las relaciones,

estructuras, instituciones y conocimientos cuestionando el poder dominante, por lo que se

inscribe como un proceso de transicin importante, pero no suficiente para la

decolonialidad, es decir, para la construccin de una nueva condicin social de

conocimiento o un nuevo poder social, basado en pensamientos otros que cuestionan la

colonialidad del poder, saber, ser. De tal manera que la decolonialidad, parte de un

posicionamiento de exterioridad por la misma relacin de modernidad / colonialidad pero

tambin por las violencias raciales, sociales, epistmicas y existenciales vividas como

parte central de ella.40 Por lo que necesariamente la decolonialidad para Walsh implica

partir de la deshumanizacin, es decir del sentido de no-existencia presente en la

colonialidad del poder, del saber y del ser. Por tanto, la decolonialidad es la perspectiva

desde la cual se visibilizan las luchas en contra de la colonialidad pensando no solo desde

su paradigma, sino desde la gente y sus prcticas sociales, epistmicas y polticas.41

39 Quijano Anbal, op. Cit., pp. 447.

40 Walsh Catherine, Modernidad y pensamiento descolonizador, Ponencia magistral presentada en el seminario

internacional, La Paz, 19 de mayo 2005.

41 Catherine Walsh, Pensamiento crtico y matriz (de)colonial: reflexiones latinoamericanas, Universidad Andina Simn

Bolvar, Abya Yala, Quito-Ecuador, 2005, pp. 24.

[Escribir texto]

Desde esta perspectiva podramos sugerir que la categora desprendimiento es el

motor y herramienta poltica, condicin fundamental de la decolonialidad, que nos

posibilita el intercambio y experiencias de las historias coloniales, su heterogeneidad, su

particularidad, su trayectoria -no recortada, no lineal- cuya fuerza y energa constituye el

provisionamiento de la memoria colonial desde donde se teje el pensamiento des-

colonial.42

De la mano de estas reflexiones poner en funcionamiento el desprendimiento

(desenganche) epistemolgico como una herramienta poltica, permite pensar la

produccin de las sonoridades -desde las particularidades de las historias coloniales- en

articulacin de estrategias de proyectos que configuren un contorno en el camino

decolonial. Estrategias cuyo acumulado histrico, se manifiesta de mltiples maneras y

que efectivamente subvertir y transforman postulados hegemnicos y abstractos como el

propuesto por Murray Schafer, el mundo es como una composicin sonora.

As frente a estas lgicas coloniales que inciden en la produccin sonora, la

perspectiva y desafo decolonial, desde la diferencia colonial producida como una

consecuencia de la colonialidad del poder, se deja sentir en alternativas para plantear

formas otras de produccin y reproduccin sonora, del hacer, del ser y del saber. Prcticas

pasadas y presentes, otrora terriblemente imposibilitadas de ser exploradas, pero que sin

embargo han permanecido como formas de resistencia, desde las que se levanta la gente

confrontando el racismo mundial expreso en las jerarquas estticas, cuyo concepto de

belleza y gusto -como lo hemos analizado anteriormente- esta atravesado por la

colonialidad del poder de una esttica racializada.

Me refiero prcticas sonoras -producto de un acumulado histrico- que posicionan

lo sonoro como categora fuerte, a la hora de pensar la decolonialidad como un proceso

de dilogo en contextos especficos. No esta por dems volver a mencionar, que se tratan

de prcticas sonoras estigmatizadas, inferiorizadas, exotizadas y pretendidamente

desactivadas de su potencial epistmico.43 De manera que repensando la nocin de la

42 Mignolo Walter, op. Cit., pp. 8

43 Esto podemos deducir cuando Walter Mignolo apunta que la colonial del poder es el dispositivo que produce y

reproduce la diferencia colonial. La diferencia colonial consiste en clasificar grupos de gentes o poblaciones e

identificarlos en sus faltas o excesos, lo cual marca la diferencia y la inferioridad con respecto a quien clasifica. De all

que la colonialidad del poder es, sobre todo, el lugar epistmico de enunciacin en el que se describe y se legitima el

poder, en este caso, el poder colonial. Mignolo Walter, Historias locales/diseos globales: Colonialidad, conocimientos

subalternos y pensamiento fronterizo, Ediciones Akal, Madrid-Espaa 2003, pp. 39.

[Escribir texto]

reproductibilidad sonora,44 desde el desafo decolonial, es decir, lo sonoro entendido

como la articulacin heterognea y cambiante de las relaciones intersujetivas, en acciones

y reflexiones conjuntas y comunitarias de produccin de sentidos, resulta emergente

indagar las relaciones de poder que estructuran a lo sonoro como un rgimen

histricamente dominante de la violencia colonial. Considerando que la historia colonial

de cada lugar, hay que entenderla con detenimiento.45

En este sentido la opcin decolonial en la reproductibilidad sonora, implicara

tomar en serio (como lo vienen haciendo algunos activista sonoros) una crtica profunda

al modelo de Estado Nacin Mestizo-Criollo-Blanco-Patriarcal-Capitalista, desde y

con las epistemologas sonoros de los pueblos y nacionalidades ancestrales, sin

invisibilizar ni subalternizar este lugar histrico, bajo el horizonte de subvertir el control

y compartimiento de las artes entre lo visual y lo sonoro, volviendo a integrar lo sonoro -

de manera radical- con las dimensiones espirituales, epistmicas y simblicas. Activando

la memoria y el acumulado colectivo de expresiones sonoras, que se integran a diferentes

usos sociales, culturales y polticos.

De all que una de las tareas centrales que quedan pendientes es la de indagar sobre

las articulaciones entre el mundo del sonido entre las comunidades y la experimentacin

44 Repensar lo simblico desde estas formulaciones implica distinguir y tomar distancia de la manera en como el

neoliberalismo ha fundamentado hegemnicamente lo simblico como produccin material y econmica en la base de

las industrias culturales como correlato de la polticas identitarias del multiculturalismo capitalista. En palabras del

terico colombiano Santiago Castro Gmez La industria cultural como ya lo ha demostrado Horkheimer y Adorno, se

ha convertido en una de las principales sino la ms importante- fuerza de produccin del capitalismo contemporneo.

Esto significa que lo que se produce y mercantiliza hoy en da no es tanto la naturaleza convertida en valor de cambio,

como pensaba Marx, sino la informacin y el entretenimiento. La produccin adquiere un valor que va ms all de la

dicotoma valor de uso/valor de cambio, pues de lo que se trata ahora no es de fabricar mercancas para satisfacer

necesidades primarias, sino de producir imgenes que permitan a los individuos distinguirse socialmente. Hemos

pasado pues de la produccin de artculos empaquetados al empaquetamiento de informaciones articuladas como

mercanca. Castro Gmez Santiago, Historicidad de los saberes, estudios culturales y transdisciplinariedad: Reflexiones

desde Amrica Latina, en Prcticas Artsticas y Enfoques Contemporneos, Universidad Nacional de Colombia, Primera

Edicin: Bogot Colombia, Abril 2003, pp. 148.

45 Perspectiva la desarroll ampliamente Ramn Grosfoguel en clases del Doctorado de Estudios (Inter) Culturales, de

La Universidad Andina Simn Bolvar, primer trimestre 2010. Y hace referencia en dialogo con la mujeres negras de

Amrica del Norte, a que el Giro Colonial debe ser interseccional, lo cual implica en palabras del propio Grosfoguel

tomar en serio la colonialidad como prinicipio organizador, as como sus mecanismos de inclusin en abstracto y

exclusin en concreto, desde dnde se articulan las relaciones de poder existentes, y desde donde al mismo tiempo surge

y resiste histricamente la opcin decolonial.

[Escribir texto]

sonora, sus posibles alianzas, tensiones y conflictos, que por un lado pudieran operar

como formas de reproduccin de la colonialidad del poder, del saber y del ser, pero

tambin y al mismo tiempo, el rastreo de prcticas sonoro-culturales cuya coexistencia y

trayectoria revelan un contorno, un momento, o un camino en la decolonialidad.

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