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Armelino – Vommaro. Bibliografía por trabajo a rehacer. Mc Adam, Doug; Mc Carthy, John y Zald, Mayer. – Movimientos sociales: perspectivas comparadas, oportunidades políticas, estructuras de movilización y marcos interpretativos culturales. * Algunas consideraciones importantes del texto: Desarrollo de Movimientos sociales y revoluciones: determinados por tres grupos de factores: 1- la estructura de la oportunidad política 2- las estructuras de movilización y los procesos enmarcadores. Respecto de la estructura de las oportunidades políticas: importancia que reviste el sistema político –considerado de forma general- a la hora de hablar de oportunidades para la acción colectiva. Relación entre política institucionalizada y movimientos sociales-revolución (Charles Tilly; McAdam; Tarrow). El interés común de ésta perspectiva dentro del estudio de la acción colectiva es observar la interacción entre movimientos sociales y política institucionalizada. Se pretende explicar el surgimiento de movimientos sociales concretos en base a los cambios en la estructura institucional o en las relaciones informales de poder de un sistema político nacional dado. Los movimientos sociales y las revoluciones adoptan una u otra forma dependiendo la gama de oportunidades políticas propias del contexto nacional en el que se inscriben. Una pauta posible para abordar el trabajo: ver en qué estructuras de oportunidad política resurge el militantismo. Ver de qué manera resurgen algunas cuestiones del movimientismo en el marco de la interacción “estructura – movimiento social”. Estructuras de Movilización: canales colectivos tanto formales como informales a través de los cuales las personas pueden movilizarse e implicarse en la acción colectiva. Interés por los grupos del nivel “medio”: las organizaciones y redes informales que constituyen la base colectiva de los movimientos sociales y las revoluciones que se refleja en el segundo elemento conceptual de la síntesis. Si bien desde el principio predominaban dos

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Armelino – Vommaro.

Bibliografía por trabajo a rehacer. Mc Adam, Doug; Mc Carthy, John y Zald, Mayer. – Movimientos sociales: perspectivas comparadas, oportunidades políticas, estructuras de movilización y marcos interpretativos culturales.

* Algunas consideraciones importantes del texto:Desarrollo de Movimientos sociales y revoluciones: determinados por tres grupos de factores: 1- la estructura de la oportunidad política 2- las estructuras de movilización y los procesos enmarcadores.

Respecto de la estructura de las oportunidades políticas: importancia que reviste el sistema político –considerado de forma general- a la hora de hablar de oportunidades para la acción colectiva. Relación entre política institucionalizada y movimientos sociales-revolución (Charles Tilly; McAdam; Tarrow). El interés común de ésta perspectiva dentro del estudio de la acción colectiva es observar la interacción entre movimientos sociales y política institucionalizada. Se pretende explicar el surgimiento de movimientos sociales concretos en base a los cambios en la estructura institucional o en las relaciones informales de poder de un sistema político nacional dado. Los movimientos sociales y las revoluciones adoptan una u otra forma dependiendo la gama de oportunidades políticas propias del contexto nacional en el que se inscriben. Una pauta posible para abordar el trabajo: ver en qué estructuras de oportunidad política resurge el militantismo. Ver de qué manera resurgen algunas cuestiones del movimientismo en el marco de la interacción “estructura – movimiento social”.

Estructuras de Movilización: canales colectivos tanto formales como informales a través de los cuales las personas pueden movilizarse e implicarse en la acción colectiva. Interés por los grupos del nivel “medio”: las organizaciones y redes informales que constituyen la base colectiva de los movimientos sociales y las revoluciones que se refleja en el segundo elemento conceptual de la síntesis. Si bien desde el principio predominaban dos enfoques teóricos contrapuestos (1- la teoría de la movilización de recursos –los movimientos sociales extraen su fuerza de las organizaciones que generan- 2- modelo que parte de los procesos políticos rechazando la equiparación entre movimientos sociales y organizaciones formales) se ha cobrado conciencia de la enorme variedad de entornos en los que se da la acción colectiva, así como de la diversidad de formas organizativas a las que los movimientos sociales dan lugar, concentrando el análisis en la dinámica organizacional de los movimientos sociales. Alguno de los temas de estudio más interesantes son: 1. El análisis comparado de las infraestructuras organizativas que

permite comprender mejor los patrones históricos de movilización

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y predecir en que lugares existe una mayor posibilidad de que se generen movimientos sociales

2. La determinación de la relación existente entre forma organizativa y tipo de movimiento

3. La comparación de la influencia que sobre los movimientos pueden ejercer tanto las estructuras estatales como el tipo de “cultura organizativa” en un país dado. Posible eje de análisis para nuestro trabajo: el pasado reciente en Argentina arroja un nivel de organización política importante respecto del que predominaba en la década de los 90´. En este sentido, nosotros estaríamos atendiendo al resurgimiento de ciertas cuestiones de “militantismo” de aquellos años en los nuevos movimientos sociales que proliferaron durante el neoliberalismo por lo que podríamos indagar en cómo influyó aquella “cultura organizativa” en éstos nuevos movimientos.

Procesos enmarcadores. La combinación de oportunidades políticas y estructuras de movilización dota a los grupos de un cierto potencial para la acción. Sin embargo, la unión de estos elementos resulta insuficiente para explicar el fenómeno de la acción colectiva. Existe un elemento mediador entre oportunidad, organización y acción: a saber los significados compartidos, conceptos por medio de los cuales la gente tiende a definir su situación. Importancia al desarrollo de las ideas, es decir, de la cultura, a la hora de explicar el surgimiento y desarrollo de movimientos sociales y revoluciones. Existe un elemento mediador entre oportunidad, organización y acción: a saber, los significados compartidos y conceptos por medio de los cuales la gente tiende a definir su situación. Resulta imprescindible que las personas como mínimo se sientan agraviadas por una situación determinada y crean que la acción colectiva pude contribuir a solucionar esta situación. (Autores importantes: Snow; Melucci; Touraine)En este sentido, los especialistas en esta corriente entienden que en muchos casos, estos elementos culturales convertían a los movimientos sociales emergentes en movimientos con voluntad de ruptura respecto al pasado. En la actualidad NO existen muchos estudios sistemáticos sobre los procesos enmarcadores (o sobre la dimensión cultural de los movimientos sociales), aunque se afirme reiteradas veces la necesidad de reintroducir el elemento cultural. Los autores afirman que es posible que la carencia de estudios sobre este aspecto de la AC se deba a la falta de precisión conceptual existente a la hora de definir “procesos enmarcadores”. Los autores retoman la definición realizada por Snow: “esfuerzos estratégicos concientes realizados por grupos de personas en orden a forjar formas compartidas de considerar el mundo y a sí mismas que legitimen y muevan a la acción colectiva”. Para nuestro trabajo puede ser muy útil esta perspectiva. Sobre todo atendiendo al concepto de significados compartidos. Lo que nosotros pretendemos observar es como un determinado “militantismo” resurge entorno a los nuevos

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movimientos sociales interpelados, al mismo tiempo, por estos significantes o símbolos compartidos. Importancia de las ideas / elementos culturalmente compartidos que explican la AC ¿sería un repertorio de ideas, repertorio cultural común?

La mayoría de los especialistas tienden a estudiar tan solo un aspecto del movimiento: por ejemplo uno puede centrarse en los efectos generados por la expansión del universo de las oportunidades políticas o en la dinámica organizacional de la AC. Pero el reto real consiste en intentar esbozar el entramado de relaciones existentes entre estos tres factores logrando una mejor comprensión de la dinámica inherente a los movimientos sociales. El problema es que existe un cúmulo de relaciones entre estos 3 factores. Según la hipótesis que manejan los autores, un tipo de relación se establece como predominante sobre las otras. La intención del estudio es saber cómo surgen y cómo evolucionan los movimientos sociales.

La cuestión del surgimiento de un movimiento social: Los autores se sitúan – a la hora de intentar explicar el surgimiento de los movimientos sociales- más cerca de los defensores del modelo de proceso político (ampliación de las oportunidades políticas como acicate último de la acción colectiva). Comparten la convicción de que la mayoría de los movimientos políticos y revoluciones se catalizan debido a cambios sociales que convierten al orden político establecido en algo más vulnerable o más receptivo al cambio. Pero estas oportunidades políticas sólo son uno de los requisitos necesarios. No es probable que se aprovechen si no existe una infraestructura organizativa –formal o informal- capaz de canalizar los procesos. Por último, junto a los requerimientos estructurales de oportunidad y organización hay que mencionar la importancia de significados y definiciones –marcos- compartidos por los partidarios del movimiento emergente: el impulso a la acción se halla ciertamente vinculado a la vulnerabilidad estructural pero es, básicamente, un fenómeno cultural.Importancia de significados y definiciones = modos compartidos por los partidarios de un modelo emergente. Posible eje de análisis: en primer término, considerar el factor “oportunidad política” pensar el contexto neoliberal como catalizador de nuevos movimientos sociales que hacen re-emerger la actividad política después de que ésta parezca adormecida en parte producto también del discurso pos dictadura. En segundo lugar, marcos interpretativos comunes: el militantismo interpelado por significantes pasados en común o compartidos (ex militantes de los años 70) acoplándose en un nuevo contexto con nuevos actores sociales.Una vez reconocida la importancia de los tres factores resulta importante señalar que despliegan efectos interactivos y no independientes. Al margen de lo fundamental que, retrospectivamente, pueda parecer una “oportunidad” ésta no será tal si no es reconocida por un grupo de actores suficientemente organizados que compartan una determinada forma de apreciar la

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situación. Esta definición de los orígenes de la AC implica reconocer la importancia crítica de dos tipos de dinámicas relacionadas entre sí. En primer lugar, habría que mencionar la relación existente entre procesos enmarcadores y distintos tipos de oportunidades políticas “objetivas” que se supone, facilitan el surgimiento de la AC: hay cambios que catalizan la movilización y no solo porque muestren tener efectos “objetivos” sobre las relaciones de poder sino también, precisamente, porque promueven procesos enmarcadores que minan aún más la legitimidad del sistema. Las oportunidades políticas se incrementan solo si existe una interacción entre ellas y los cambios estructurales y de percepción que ellas mismas contribuyen a catalizar. A su vez existe una relación recíproca similar entre organización y procesos enmarcadores. Estos últimos, evidentemente, contribuyen a la movilización porque la gente, a medida que va siendo más conciente de la ilegitimidad y vulnerabilidad del sistema, quiere organizarse y actuar. Pero también, que se generen procesos enmarcadores depende de que la gente tenga acceso a diversas estructuras de movilización. Los procesos enmarcadores son más frecuentes y de mayor alcance cuando existen buenas condiciones para la organización. Respecto a la forma que adoptan los movimientos: ¿Qué condiciones deben darse para que surja un tipo determinado de movimiento social? (movimientos reformistas de base, lobbies que representan intereses públicos, revoluciones). En primer término, es necesario destacar que al formularse ésta cuestión se está dando por sentado que las diversas variantes de movimientos sociales no son más que formas distintas de acción colectiva, es decir, no son fenómenos cualitativamente distintos que necesiten de teorías explicativas propias. Esto es de especial importancia en el caso de las revoluciones dado que para los autores, es una forma más de acción colectiva –aunque en general, haya sido analizada como un fenómeno diferente al de los movimientos sociales. Los autores no están de acuerdo con esta perspectiva y opinan que se debe intentar explicar ésta divergencia buscando combinaciones concretas entre oportunidades, estructuras y procesos enmarcadores de la AC.Los autores parten del concepto de “oportunidades políticas” y retoman a Kriesi (1991) y Tarrow (1994) quienes han intentado identificar dimensiones específicas de los sistemas políticos que catalizan la creación de marcos para la AC y mencionan 4 dimenciones importates:

1- El grado de tendencia a la apertura del sistema político institucionalizado

2- La estabilidad en las alineaciones de las elites que defienden determinadas líneas políticas

3- La posibilidad de contar o no con el apoyo de éstas elites4- La capacidad estatal para reprimir los movimientos sociales y

su tendencia a hacerlo.Las oportunidades políticas al alcance de los grupos determinan no solo el momento en que surgen sino también, la estructura formal

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que adoptan a la acción colectiva. Un cambio en cualquiera de las dimensiones mencionadas puede catalizar la generación de movimientos sociales, pero es muy improbable que la forma que adopte la movilización también se vea determinada por el tipo de oportunidad para que la acción exista.Los movimientos revolucionarios y de reforma más amplios surgen NO como consecuencia del funcionamiento rutinario de bloques estables de elites, sino, precisamente, en esos raros momentos de cambio en los que se desestabilizan las alianzas de gobierno propiamente existentes. La conclusión más importante es que resulta evidente que el tipo de movimiento social que puede surgir en un momento dado dependerá de las oportunidades políticas específicas que lo catalicen. Las estructuras de movilización y procesos enmarcadores se hallan fuertemente relacionadas con las oportunidades. Puede afirmarse que el tipo de oportunidad política que se aprovecha determina, de forma muy general, el tipo de movimiento social que surgirá; pero es más probable que sean las formas organizativas y las estructuras ideológicas al alcance de los contestatarios las que ejerzan una influencia más directa sobre las características formales e ideológicas del movimiento. Estas resultan ser, en gran medida, consecuencia de las estructuras de movilización en las que se encuadran los disidentes en los albores del movimiento.

Desarrollo del movimiento y resultados obtenidos.Oportunidades políticas: Solo agregan que el entorno político en el que se encuadra el movimiento sigue determinando, con fuerza, el conjunto de oportunidades políticas y límites que determinarán el desarrollo posterior. El estudio de los cambios en las oportunidades políticas pueden ayudar a mejorar la comprensión sobre la suerte que pueden llegar a correr los distintos movimientos sociales. La única diferencia en cómo influyen las oportunidades políticas respecto la fase de surgimiento y de desarrollo consistiría en que en ésta última, las oportunidades y los límites no constituyen algo que se cree o destruya sin la participación de los propios movimientos. A partir de un determinado momento, la estructura de las oportunidades políticas no sería sino el producto de la interacción del movimiento con otros elementos del medio. Para entender adecuadamente el impacto que el medio tiene sobre el desarrollo de los movimientos es preciso analizar con mucha mayor atención al movimiento mismo, buscando las características que hacen posible que se redefina el panorama político.La estructura organizativa del movimiento social: En el ámbito organizativo, el problema más relevante en relación con el surgimiento de un movimiento social es la cuestión de si los contestatarios cuentan con estructuras de movilización lo suficientemente fuertes como para poner en marcha el movimiento. Si bien a menudo los movimientos sociales surgen en el seno de las instituciones establecidas o redes asociativas informales, rara vez

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permanecen encuadrados en estos escenarios que poco recuerdan a los auténticos movimientos. Porque para que estos sobrevivan, los contestatarios deben ser capaces de crear un tipo de estructura organizativa del estilo de las adoptadas por los movimientos sociales con estructura formal. Los movimientos sociales surgen como respuesta a oportunidades políticas para la acción colectiva que el medio ofrece, pero su desarrollo se ve firmemente determinado por sus propias acciones.Los procesos enmarcadores: Los procesos enmarcadores tienen tanta importancia para un movimiento ya organizado como la tenían en las fases de origen. La diferencia estriba en que en un movimiento ya maduro es más probable que los procesos enmarcadores 1- tomen forma gracias a las decisiones estratégicas concientes de los Movimientos Sociales Organizados (MSOs) y 2- sean objeto de crítica intensa por parte de los actores colectivos que representan al movimiento, al Estado o a cualquier contramovimiento existente. Los esfuerzos enmarcadores del movimiento realizados en fases posteriores se ven fuertemente limitados por las ideas, las identidades colectivas, las formas de ver el mundo que se ha adoptado con anterioridad. Por otro lado los autores destacan que los procesos enmarcadores tardíos tienden, en mucha mayor medida que los iniciales, a ser propiedad exclusiva de los MSOs formales. Al margen de los cambios que puedan operarse en el ámbito interno, el contexto en el que se lleva a cabo la creación de marcos puede ser totalmente distinto al principio que en estadios posteriores de la AC. En los inicios, las instituciones políticas pueden desconocer el movimiento o no sentirse amenazadas por él. Pero ésta actitud tenderá a cambiar si y cuando el movimiento se consolide como una fuerza seria, capaz de generar cambio social. Por tanto, los autores afirman que: el análisis debe concentrarse en problemas diversos según el estadio de desarrollo en el que se halle el movimiento. A lo largo de la fase de surgimiento de la acción colectiva, el papel crítico lo desempeñan las oportunidades que para la acción, ofrece el medio. Posteriormente, es el movimiento mismo el que puede pasar a ser objeto preferente de estudio. Mas concretamente, la extensión, el carácter y los resultados de la AC pasan a depender, en gran medida, de la interacción que se dé entre el movimiento -o para ser más exactos, los MSOs que se supone le representan –y otros actores organizados que forman parte de la situación de conflicto.

Sobre procesos enmarcadores: si bien no existen en este punto estudios comparados, los autores refinan la comprensión del concepto diferenciando 5 puntos distintos: 1- el bagaje cultural a disposición de los contestatarios 2- estrategias enmarcadoras por las que optan los grupos 3- la lucha que se genera entre un grupo que desea estructurarse y otros agentes de la AC (como el Estado, contramovimientos, etc.) 4- la estructura y papel desempeñado por

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los medios de comunicación y 5- el impacto cultural que el movimiento puede tener al modificar elementos culturales que constituyeron su razón de ser. Esta enumeración resulta de utilidad para intentar mejorar nuestra comprensión del concepto de “marco” y resulta interesante a su vez, para realizar estudios de corte comparado. Por ejemplo, en el caso del primero de ellos (bagaje cultural) se puede crear un mapa de ideas y actitudes en sentido comparado sobre el grado de “afiliación institucional”, es decir, en vez de comparar déficit y logros, podrían buscarse ideas que tuvieran especial resonancia entre ambos contextos Nota: el autor está refiriéndose a un análisis comparado trasnacional pero podría aplicarse a una comparación contextual dentro de un mismo país. En nuestro caso, la comparación referiría a dos etapas completamente distintas: años setentas – años noventas.