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Herramientas para gestionar nuestro enfado
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1 LA CULPA Y EL ARREPENTIMIENTO. EL PERDÓN:
La culpa es una emoción social, derivada por una creencia sobre la acción
del otro.
La culpa puede ser en si misma constructiva o destructiva.
Podemos distinguir dos tipos de culpa:
1. La culpa constructiva o arrepentimiento: Es una culpa sana, positiva
de la que podemos sacar un aprendizaje.
Esta culpa es una señal interna que nos advierte que hemos hecho algo a
otra persona que no es adecuado, nos advierte de que hemos transgredido
un valor nuestro y que necesitamos hacer algo para reparar ese daño.
Esta culpa se vive como una especie de vergüenza, de pena o tristeza, ante
una conducta o comportamiento que uno reconoce como inapropiado, o
incorrecta; y esto nos permite recapacitar, tomar conciencia sobre nuestros
hechos e incluso, en la medida de lo posible, solventarlo.
2. La culpa destructiva: Es la culpa inútil y paralizante, que no nos muestra
ningún tipo de aprendizaje.
Este tipo de culpa suele ser muy destructiva e insana, se da cuando perdura
en el tiempo y a pesar de haber realizado las rectificaciones necesaria sigue
perdurando y nos mortificamos por ello.
También puede surgir de una causa injustificada, o que no ha sido
propiciada por la persona que siente la culpa.
Muchas veces, los niños suelen sentirse culpables y responsable de lo que
les pasa a sus padres, hermanos o familiares.
Esta clase de culpa tiene una función muy útil, ya que nos permite
reconocer y reparar nuestros errores.
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Y esto puede tener su raíz en la forma de resolver los conflictos y en el
sistema de comunicación familiar, cuando en casa se educa buscando al
culpable de los hechos y no en la solución, es decir se centra en el “quién” y
no en el “cómo” solucionarlo, en el “tú” y no en el “yo”.
Este tipo de culpabilidad merma la autoestima de los niños, limitando su
auto concepto y el sentimiento de valía.
1.1 EL PERDÓN:
El perdón es un acto de amor, comprensión y compasión, que nos libera del
resentimiento, del rencor y del sentimiento de víctima, nos libera del pasado.
El hecho de perdonar no conlleva el hecho de que aceptemos la conducta
que nos causa sufrimiento, o que aceptemos a la persona que hemos de
perdonar. Y no excluye que tomemos medidas para cambiar la situación.
Podemos perdonar a la persona, pero no por ello tenemos que aceptar a la
persona como si no hubiera pasado nada. Puedes perdonar a un amigo,
pero si no quieres, no tienes por qué volver a tener la relación que tenías
con él antes, por ejemplo llamaros todos los días. Una cosa no va con la
otra.
Los niños se pueden sentir culpables porque:
Sus padres se han divorciado.
Su madre se ha enfadado.
Su hermano está enfermo.
La culpa es una emoción erosionaste, que debilita l a capacidad de
amar y de sentirse amado y de enfrentarse a nuevas situaciones.
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1.1.1 El Perdón a la familia:
La relación padres/hijo es la relación por la que se sustenta los cimientos
emocionales de la persona, la relación que el niño tenga con sus padres es
la que hará de termómetro emocional en su vida adulta.
Muchas veces pasa que esta relación no ha sido, por lo que sea
(expectativas no cumplidas, sentimientos de culpabilidad, de no llegar, etc),
lo satisfactoria como para edificar una madurez y autonomía emocional ya
de adulto.
Si en nuestra niñez nuestros padres no satisficieron las necesidades
básicas de amor, respeto, cuidado, seguridad, etc., es muy probable que
nuestro “niño interior” salte muy a menudo en nuestra relación con ellos o
con otras personas.
El perdón funciona como un elemento liberador y de aceptación de lo que
sucedió, aceptando a los padres tal como son y sabiendo que hicieron las
cosas de la mejor manera que pudieron con los recursos que en esos
momentos disponían.
1.1.2 Perdonarse a uno mismo:
El perdón a uno mismo suele ser el más difícil de arrancar. Aprender a
amarnos y a aceptarnos, pase lo que pase, es lo que más cuesta.
A muchas personas les he más fácil perdonar cualquier otro daño que le
hayan causado, que así misma.
Es fundamental perdonar a nuestros padres para pode r caminar
libre de expectativas y de resentimientos, y amarno s a nosotros
mismos.
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Perdonarse a uno mismo muchas veces implica derrotar o cambiar
creencias que fueron interiorizadas hace mucho tiempo y que en el presente
nos impide creer que somos buenos, respetables, inteligentes y dignos de
amor.
El perdonarnos implica aceptar que hemos cometido errores, implica acoger
ese sentimiento de tristeza o vergüenza hacia nosotros mismos, aceptar esa
culpa sana, buscar el aprendizaje, pasar página.
La dificultad de auto perdonarse denota una baja au toestima.
Amarse y perdonarse es lo mismo.
Amarse y perdonarse es lo mismo.