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Módulo VI. Evaluación de la enseñanza y del aprendizaje “En este momento de cambio hemos de abrir las ventanas de las aulas, para que entre por ellas un poco de aire fresco que nos ventile y oxigene” ( Blanco Prieto, 1990)

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Módulo VI. Evaluación de la

enseñanza y del

aprendizaje

“En este momento de cambio hemos de abrir las

ventanas de las aulas, para que entre por ellas un poco

de aire fresco que nos ventile y oxigene”

( Blanco Prieto, 1990)

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Módulo VI.

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OBJETIVOS PARTICULARES

Conocer posiciones teóricas que orientan y determinadas propuestas de evaluación de

la enseñanza y el aprendizaje.

Contemplar un amplio panorama de técnicas susceptibles de ser utilizadas en sistemas

de evaluación.

Reconocer la complejidad de la evaluación y el reto que supone de cara a la mejora de

la práctica docente.

Poseer un nivel básico de habilidad para diseñar y aplicar procesos de evaluación

educativa.

TEMARIO

6.1. APORTACIONES MÁS RECIENTES

6.2. ENFOQUE CRÍTICO DE LA PRÁCTICA DE LA EVALUACIÓN

6.3. LA EVALUACIÓN EN LOS NUEVOS DISEÑOS CURRICULARES

6.4. BASES CONCEPTUALES

6.4.1. QUÉ SE ENTIENDE POR EVALUAR

6.4.2. FUNCIONES DE LA EVALUACIÓN

6.4.3. CARACTERÍSTICAS DE LA EVALUACIÓN

6.4.4. ÁMBITOS DE LA EVALUACIÓN

6.4.5. AGENTES DE LA EVALUACIÓN. LA AUTOEVALUACIÓN

6.5. PASOS A DAR EN EL DISEÑO DE LA EVALUACIÓN

6.5.1. IDEAS ACERCA DE LOS INFORMES

6.6. ALGUNAS TÁCTICAS DE EVALUACIÓN INTEGRADA

6.7. LA OBSERVACIÓN

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Módulo VI.

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Aunque la práctica evaluativa es tan antigua como la

civilización, hasta hace muy pocos años no se ha

profesionalizado su estudio y formalizado su práctica.

Y aún así, debido a su juventud, no se ha practicado

en términos adecuados y por lo tanto no se ha podido

obtener de ella todo lo que es capaz de dar. La

evaluación es uno de los elementos del currículum

escolar menos entendido, peor practicado y menos

apreciado por los profesionales de la enseñanza.

El objetivo de este es un intento de ofrecer un modelo

de evaluación de la enseñanza y del aprendizaje, en el

marco de lo que hoy se llama innovación o reforma

educativa y congruente con los planteamientos

seguidos en la elaboración del resto de las fases de la

programación desarrolladas anteriormente.

Este módulo, a semejanza de los anteriores, está

organizado en dos partes. En una primera parte se

exponen las bases teóricas, prescriptivas y

conceptuales del modelo de evaluación que más

adelante se ofrece juntamente con una crítica al actual

sistema. La segunda parte está orientada a la

exposición del diseño de evaluación y al desarrollo

del mismo, atendiendo a cada uno de los elementos

que lo conforman.

El módulo tiene un carácter eminentemente práctico,

orientado a propuestas concretas de evaluación que

ayuden a clarificar este aspecto de la acción educativa

tan desconocido como apasionante.

6.1. APORTACIONES MÁS RECIENTES ACERCA DE LA

EVALUACIÓN

El modelo de evaluación que presentamos descansa

en las aportaciones llevadas a cabo en las últimas

décadas por los investigadores evaluativos. A

continuación exponemos una breve síntesis de las

ideas más significativas de los resultados de estos

estudios.

Se puede considerar que R. Tyler (1942) es el primer

investigador de la evaluación educativa. Propuso una

tesis conocida hoy como el modelo de “evaluación

por objetivos”. Según este modelo la evaluación

vendría a consistir en una constante comparación de

los resultados del aprendizaje de los alumnos con los

objetivos previamente determinados en la

programación de la enseñanza. Tyler contemplaba

que la evaluación se extendiera al proceso de

aprendizaje y al currículum, no sólo a los resultados,

sin embargo, en la práctica sólo se utilizó para

comparar los resultados con los objetivos, y de los

resultados sólo aquellos aprendizajes de los alumnos

más fácilmente constatables.

Esta evaluación por objetivos se mantuvo vigente en

su totalidad durante quince años, hasta que L.

Cronbach (1963), reacciona contra este modelo y

propone como alternativa una evaluación que se

oriente fundamentalmente a buscar información y

comunicarla a quienes han de tomar decisiones sobre

la enseñanza. Propone el uso de una metodología

plural que equilibre los procedimientos

experimentales y naturales en función de cada

situación y hace énfasis en la calidad de la

información, afirmando que esta debe ser: clara,

oportuna, exacta, válida y amplia, con el fin de que

quien tome decisiones tenga un conocimiento muy

completo de la realidad.

En 1967, M. Scriven reacciona también contra Tyler y

critica de Cronbach que su modelo se oriente sólo a la

búsqueda de información, él propone que la

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evaluación tenga como objetivo la estimación del

valor de la enseñanza. Al igual que Cronbach,

desvía la atención de la evaluación de los resultados a

otras funciones, diferenciando entre evaluación

formativa y sumativa. La primera constituye una

estimación del proceso de enseñanza y permite

intervenir para perfeccionarlo antes de que concluya

su desarrollo. La sumativa se centra en el estudio de

los resultados y de estos no sólo los resultados

previstos en los objetivos, sino también aquellos no

previstos. Para llevar a cabo este último proceso y con

el fin de evitar que el evaluador se oriente a los

resultados previstos, propone también una evaluación

sin referencia a objetivos. Para Scriven los criterios

para realizar los juicios de valor, deben desviarse de

los objetivos a las necesidades de quiénes están

implicados en la enseñanza. Los resultados de un

programa serán positivos en la medida en que den

respuesta a dichas necesidades.

También participa de este nuevo concepto

Stufflebeam (1971) al afirmar que el objetivo

fundamental de la evaluación es el

perfeccionamiento de la enseñanza. Se comienza

con un proceso de identificación de necesidades y a

partir de aquí se procede a la elaboración de

programas de evaluación que se centren básicamente

en el proceso y no directamente en los resultados.

Parlett y Hamilton (1972) son los autores del llamado

modelo de “evaluación iluminativa”, el cual se

identifica con un paradigma de investigación

antropológica opuesto al tradicional. Según este

modelo, la evaluación ha de abarcar no sólo

resultados de la enseñanza sino a ésta en su totalidad,

frente a la utilización de técnicas psicométricas,

recomienda el uso de la observación para la recogida

de datos y considera también el contexto en el que

tiene lugar la enseñanza como un importante elemento

que debe ser objeto de evaluación.

En 1975, Stake propone un método de evaluación

pluralista, flexible, interactiva, holística y orientada

hacia el servicio. Este modelo toma en consideración,

además de los resultados, antecedentes, procesos,

normas y juicios y debe estar al servicio de todos los

implicados en la educación.

E. Eisner (1979) considera que la evaluación es una

actividad eminentemente artística, realizada por un

experto, el profesor, que respeta el desarrollo natural

de la enseñanza y profundiza en el conocimiento de

las características de la situación específica en que se

encuentra. Para Eisner la evaluación consiste en tres

tareas: descripción, interpretación y valoración.

El modelo de evaluación que proponemos se deriva

en gran parte de estos modelos innovadores

desarrollados en los últimos años y se sustenta en

bases epistemológicas diferentes a las de los enfoques

cuantitativos, razón por la cual se denomina a esta

nueva orientación como evaluación cualitativa. Para

Escudero Muñoz (1987) las características más

sobresalientes de este nuevo modelo de evaluación

son las siguientes:

La realidad social aparece como una realidad

cambiante y dinámica.

El individuo es un agente activo que construye y da

sentido a la realidad.

El programa educativo no es un producto

considerado al margen del contexto y de los sujetos

que lo desarrollan.

El evaluador ha de poseer marcos de referencia

teóricos y posibilitar que la teoría surja de los

propios datos.

La metodología debe ser ecléctica y adaptada al

medio educativo.

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117

Pretende una comprensión holística de los

fenómenos, situaciones y hechos.

Se centra fundamentalmente en el uso de una lógica

inductiva.

Este conjunto de aspectos generales subyacen a toda

la serie de modelos de evaluación no centrados en la

medición de resultados terminales e implica un

proceso de evaluación que se extiende a personas,

funciones y contextos organizativos dando lugar a una

mejora cualitativa de la educación.

6.2. PRÁCTICA ACTUAL DE LA EVALUACIÓN

La evaluación es una práctica muy extendida en el

sistema escolar en todo nivel de enseñanza.

“Conceptualizarla como práctica quiere decir que

estamos ante una actividad que se desarrolla

siguiendo unos usos, que cumple múltiples funciones,

que se apoya en una serie de ideas y formas de

realizarla y que es la respuesta a unos determinados

condicionamientos de la enseñanza

institucionalizada” (Gimeno Sacristán, 1992 pág.

334). Es decir, que estudiar la evaluación es entrar en

el análisis de la pedagogía que se practica y

reflexionar sobre todos los elementos que la

componen con el fin de sensibilizar a los profesores,

antes que preocuparnos de proporcionar modelos o

aconsejar técnicas de evaluación concretas. De hecho

primeramente tenemos que preguntarnos: ¿cuál es la

razón de que determinadas formas de evaluar, que ya

no se aconsejan, sigan practicándose tan

masivamente?

Las investigaciones llevadas a cabo en estos últimos

años han puesto de manifiesto que la práctica de la

evaluación padece una grave enfermedad y que los

procesos evaluadores están afectados de las

patologías más diversas. Esta patología afecta a

todas y cada una de sus vertientes dando como

resultado una evaluación disfuncional y

desequilibrada.

La forma, métodos y hábitos de llevar a cabo la

evaluación que reflejan esta situación que acabamos

de exponer son los siguientes:

Sólo se evalúa al alumno. No parece concebirse el

currículum sin la evaluación del alumno. Esta

“ineludible” necesidad de evaluar al alumno, que no

se aplica a otros elementos del currículum, le hace

único responsable de sus resultados. En caso de

fracasar sólo él deberá cambiar, lo demás podrá

seguir cómo estaba. Se convierte así la evaluación en

un proceso conservador.

Se evalúan solamente los resultados. Sin eludir la

importancia de este componente del proceso

evaluador, debemos considerar que los resultados

están supeditados a muchos factores que constituyen

por sí mismos objeto de evaluación. Importa también

el cómo se llega a los resultados, con qué ritmo, a qué

precio, con qué medios, para qué fines, etc. Una

evaluación que analiza sólo resultados va acompañada

de imprecisión, parcialidad y malversaciones.

Se evalúan sólo los conocimientos. No se puede

rechazar el aprendizaje de conocimientos porque son

necesarios para articular el pensamiento, para

adaptarse a la realidad y poder manejarla. Sin

embargo existe otra serie de pretendidos logros que

no se contemplan en el proceso evaluador: actitudes,

destrezas y valores, que constituyen aspectos

educativos relevantes.

Sólo se evalúan los resultados directos

pretendidos. La evaluación de la enseñanza debe

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tener en cuenta tanto los resultados que se buscan

como los que se van dando a lo largo del desarrollo

curricular, así se deben considerar los efectos

laterales, secundarios e imprevistos, siendo éstos en

ocasiones mucho más importantes que los resultados

buscados directamente en el proyecto.

Se evalúa principalmente la vertiente negativa. La

práctica evaluativa del docente está marcada por las

correcciones. Esto supone un desequilibrio de

perspectiva que lleva a los responsables de la

evaluación a describir problemas y deficiencias, más

que a resaltar valores y logros. Una evaluación

rigurosa requiere un tratamiento holístico de los

fenómenos y de los productos.

Sólo se evalúa a las personas. Es un error someter a

los alumnos, profesores o coordinadores a una

evaluación que tenga carácter conclusivo, sin tener en

cuenta las condiciones, los medios, los tiempos, los

contextos, pues no sólo los individuos son los

responsables de un proceso o un resultado. Hay que

contemplar cuáles son los medios con los que

cuentan, las condiciones en las que trabajan y los

contextos en los que se mueven.

Se evalúa descontextualizadamente. La actuación

de un alumno podrá ser atendida e interpretada

justamente en el marco de innumerables redes

codificadoras que se producen en el sistema del aula.

“Pretender dar significado a la actuación de un

alumno desde la óptica y el código del evaluador,

prescindiendo de las claves de interpretación del

contexto, es vaciar de contenido la realidad (Oates,

1975).

Se evalúa cuantitativamente. La pretensión de

atribuir números a realidades complejas es un

fenómeno cargado de trampas en el área de la

educación. El peligro de la evaluación cuantitativa no

es solamente la imprecisión, sino la apariencia de

rigor. No permite contemplar cuestiones que tienen

que ver con el cómo aprende el alumno, cómo

relaciona lo aprendido, para qué le sirve, cómo

integra los nuevos conocimientos a los ya asimilados,

cómo es su actitud hacia el aprendizaje, etc.

Se utilizan instrumentos inadecuados. Los

instrumentos en curso para realizar evaluaciones son

casi en su totalidad estáticos, cuantificadores y

descontextualizados. Este modo de evaluar hace

difícil la comprensión de la realidad, su interpretación

y por tanto la posibilidad de hacer mejoras. Un

instrumento de valoración con la pretensión de ser

“objetivo” generalmente está cargado de subjetividad

y arbitrariedad . No nos preguntamos acerca de

cuestiones como las siguientes:

¿Lo que aparece en el currículum como contenido

mínimo es lo realmente importante y valioso?

¿Lo que ha seleccionado el profesor para la prueba

es significativo de lo que tenía que aprender?

¿Lo que pregunta el profesor es exactamente lo que

quiere saber sobre lo que ha aprendido el alumno?

¿Lo que el alumno lee es lo que el profesor ha

querido preguntar?

¿Lo que responde es exactamente aquello que sabe

sobre la cuestión?

¿Lo que interpreta el profesor es lo que el alumno

realmente ha expresado?

¿La valoración corresponde a lo que el profesor

entiende que ha expresado el alumno?

Por otra parte la aplicación de este tipo de pruebas

“objetivas” bajo el pretexto de ser más justas, miden a

todos por igual. Querer medir de la misma forma a

personas que son diferentes supone en sí una

arbitrariedad que conlleva un componente sesgado de

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Módulo VI.

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valoración, independientemente del tipo de

contenidos que plantee y de su forma de presentarlos.

Se evalúa de forma incoherente con el proceso de

enseñanza-aprendizaje. La evaluación debe ser

coherente con el proceso seguido y debe estar regida

por él y no a la inversa. La incoherencia se establece

por ejemplo, cuando se realiza un aprendizaje por

comprensión y luego se aplica una prueba de carácter

memorístico, rígido y repetitivo, o cuando un proceso

de enseñanza basado en la explicación oral, se cierra

con un examen escrito, o un modo de trabajo en

grupo, concluye en una evaluación individual, o un

proceso de enseñanza que atiende el desarrollo

integral del alumno, acaba con una evaluación

preocupada por los conocimientos adquiridos.

Se evalúa estereotipadamente. Es común que los

profesores repitan una y otra vez sus esquemas de

evaluación y que los alumnos se preocupen de saber

cuál es la costumbre evaluadora del profesor. Si un

curso, por ejemplo, consta de cinco materias, el

alumno tiene que someterse a cinco proyectos

diferentes de evaluación.

No se evalúa éticamente. La evaluación puede

convertirse en un instrumento de opresión. En este

caso, el proceso de enseñanza-aprendizaje se articula

más en función de los resultados que en función de la

riqueza y profundidad del saber, y se corre el riesgo

de la manipulación y el sometimiento del alumno. La

hora de la verdad es la hora de la evaluación, no la del

aprendizaje.

Se evalúa para controlar. La evaluación en la

educación no es educativa, no mejora el proceso, se

cierra sobre sí misma y constituye el punto final. No

se aprovecha la riqueza potencial que lleva en su

interior. En general los alumnos y los profesores

cometen los mismos errores año tras año.

No se hace autoevaluación. La autoevaluación es un

proceso de autocrítica que genera unos hábitos

enriquecedores de reflexión sobre la propia realidad.

En la práctica educativa no se realiza, ni se instruye al

alumno sobre la forma de realizarla, ni se le invita a

ponerla en práctica. Las razones de esta omisión son

muy variadas, pero la más común entre los docentes

universitarios es que los alumnos carecen de la

experiencia necesaria para autoevaluarse y entre los

docentes de niveles más bajos, que los alumnos no

tienen capacidad suficiente.

No se practica la evaluación continua. La

evaluación continua no significa el examen continuo,

ni el examen de recuperación. La evaluación continua

significa recoger información continuamente con

instrumentos variados y versátiles sobre el

aprendizaje de los escolares con el fin de ir

adecuando el proceso a las necesidades educativas.

No se aclaran las condiciones de evaluación.

Muchos alumnos no son conscientes de lo que deben

de aprender para aprobar, simplemente porque nadie

se lo ha comunicado. No se hacen explícitas las reglas

del juego.

No se hace metaevaluación. Es decir no se somete a

evaluación la propia evaluación. El análisis que

estamos haciendo de la práctica evaluativa actual nos

demuestra que el proceso de evaluación es muy

complejo. En cualquiera de sus vertientes se encierran

trampas, riesgos, deficiencias. Esto hace

imprescindible establecer criterios que permitan

evaluar los mecanismos de evaluación. Un proceso de

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Módulo VI.

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metaevaluación no sólo permitirá valorar de manera

rigurosa los resultados, sino también tomar decisiones

eficaces para mejorar el planteamiento, la dinámica y

los modelos de evaluación.

6.3. LA EVALUACIÓN EN LOS NUEVOS DISEÑOS

CURRICULARES

Hechas las reflexiones anteriores, se impone la

necesidad de una práctica evaluativa eficaz. Con este

fin los nuevos diseños curriculares plantean una

evaluación que reúna las siguientes características:

que permita autocorregir la acción educativa de

forma continua.

que se extienda a lo largo de todo el proceso

educativo.

que implique a todo el sistema escolar en su

conjunto y a la pluralidad de agentes que

intervienen en toda acción educativa.

que permita regular y orientar los procesos de

enseñanza y aprendizaje, a través de una evaluación

formativa y continua.

que se articule en un marco de valores más plurales

que los exclusivamente académicos.

que tengan un carácter integrado y coherente,

acentuando al lado de los objetivos intelectuales y

académicos, los que se refieren a la adquisición de

actitudes y valores

que la evaluación de los procesos educativos sea

responsabilidad de los profesores y alumnos como

agentes de esos procesos.

que se oriente a las capacidades y no sólo a

conductas o los rendimientos observables.

que oriente tanto al alumno como el proceso.

que recoja datos no sólo sobre el avance de los

alumnos desde el punto de vista conceptual,

procedimental y actitudinal , sino también de todos

los demás aspectos que interaccionan en él:

actuación del profesor, metodología, recursos,

actividades, relaciones, etc.

Como se deduce de las consideraciones anteriores, la

evaluación consiste, en realidad, en un conjunto

complejo de actividades que se orientan a regular el

funcionamiento del sistema educativo. Esas

actividades de evaluación pueden ser

extraordinariamente diversas en cuanto a los ámbitos

evaluados, los agentes que las realizan, las formas que

revisten, las funciones que tratan de cumplir, los

contenidos a que remiten y los marcos de referencia

que emplean.

6.4. BASES CONCEPTUALES

Vamos a analizar las bases teóricas de esta propuesta

de evaluación.

6.4.1. Qué se entiende por evaluar

Decir qué es evaluar no es algo simple, existe una

gran amplitud de significados posibles. Una

definición que recoge las ideas que estamos

trabajando es la siguiente:

Evaluar hace referencia a cualquier proceso por

medio del que alguna o varias características de un

alumno, de un grupo de estudiantes, de un ambiente

educativo, de objetivos educativos, de materiales,

profesores, programas, etc. , reciben la atención del

que evalúa, se analizan y se valoran sus

características y condiciones en función de unos

criterios o puntos de referencia, para emitir un juicio

que sea relevante para la educación.

( Gimeno Sacristán, 1992 pág. 338)

Si aplicamos este enfoque a los alumnos podríamos

decir que la evaluación es: “el proceso por medio del

cual los profesores realizan, buscan y usan

información procedente de numerosas fuentes para

llegar a un juicio de valor sobre el alumno” (Gimeno

Sacristán, 1992 pág. 343). Este concepto de

evaluación implica dos operaciones básicas que se

sintetizan en el siguiente esquema:

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F. Informativa

F. Enjuiciadora

F. Evaluadora

F. Diagnóstica

F. Formativa

F. Sumativa

Esquema 6.1

En otras palabras, evaluar es el “enjuiciamiento

comparativo, corrector y continuo del progreso del

alumno, a partir de datos recogidos” (Blanco, 1990

pág. 36). Vamos a analizar el significado y alcance de

los conceptos básicos que se incluyen en la definición

dada.

a. Enjuiciamiento

Evaluar el aprendizaje de un alumno es ante todo

emitir un juicio de valor sobre el mismo, lo cual

conlleva una grave responsabilidad. Un juicio de

valor no puede reducirse a un número, ni a un sólo

elemento. Ha de abarcar todos los aspectos que

directa o indirectamente inciden en el aprendizaje:

características del alumno, condiciones del centro,

elementos del programa y características

psicopedagógicas del docente.

En un proceso en el que intervienen tantos aspectos,

simplificar la evaluación es trivializarla. Esta

situación ha sido una de las causas de la perseverancia

en los errores vistos anteriormente. Evaluar un

proceso implica tener en cuenta toda su complejidad.

Debe evitarse la esquematización que supone una

calificación en beneficio de una reflexión profunda

que dé origen a un informe riguroso, fundamentado,

serio y competente.

b. Comparativo

Para Zabalza (1991) "evaluar es comparar”.

Cuando evaluamos estamos realizando tanto una

medición como una valoración. Una y otra cumplen

funciones diferentes en el proceso evaluador. A través

de la medición constatamos el estado actual del objeto

o situación que queremos evaluar. A través de la

valoración realizamos una comparación entre los

datos obtenidos en la medición y unos determinados

parámetros de referencia. Estos puntos de referencia

se llaman normotipos. Zabalza considera tres tipos o

modalidades básicas de normotipos:

Normotipo estadístico. Se aplica este normotipo

cuando la comparación se establece con respecto a

un grupo de referencia. Por ejemplo, se aplica este

tipo de normotipo en un examen de oposición en el

que se trata de escoger el mejor entre los aspirantes.

En este caso el valor que se otorga al resultado de

evaluar depende de la posición relativa con respecto

a los otros resultados con los que se compara.

Normotipo de criterio. En este caso la comparación

se establece con un marco de referencia externo que

especifica las características que ha de reunir el

objeto evaluado para ser valorado positivamente.

Los objetivos son el criterio principal a utilizar en

la evaluación didáctica.

Normotipo individualizado. Aquí la comparación se

establece entre la situación de un alumno en un

momento de su proceso de aprendizaje y los

resultados obtenidos después que ha tenido lugar el

proceso. Es decir valora la calidad en función de la

mejora obtenida a lo largo del periodo a que se

refiere la evaluación.

Cada uno de estos normotipos estudiados posee unas

virtualidades, será el profesor quien decida

oportuamente por uno u otro en función de las

circunstancias en que haya de realizar su evaluación.

Analizado el concepto de evaluación vamos a

introducirnos en el análisis de todos sus componentes.

Este análisis nos debe llevar a dar respuesta a los

siguientes interrogantes:

- ¿Cuáles son las funciones de la evaluación?

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122

- ¿Qué es objeto de evaluación?

- ¿Quién debe realizarla?

- ¿Qué tipo de información exige la evaluación de

algo en particular?

- ¿Qué método de indagación es el adecuado para

recoger información?

- ¿Qué criterios tenemos para decidir el mérito de lo

evaluado?

El significado y valor de la evaluación en la práctica

depende de las opciones que se tomen en cada una de

las dimensiones que plantean estas preguntas sin que

se pueda hablar de procedimientos válidos en

cualquier caso y para cada propósito.

6.4.2. Funciones de la evaluación

La evaluación desempeña diversas funciones, es decir

sirve a múltiples objetivos, no sólo para el sujeto

evaluado, sino de cara al profesor, a la institución

educativa, a la familia y al sistema social. Aquí nos

vamos a detener a analizar dos de las funciones

básicas que el profesor debe tener presentes en la

práctica evaluadora: la función social y la

pedagógica.

a. Función social

La función social que cumple la evaluación es la base

de su existencia como práctica escolar. Certificar o no

el saber ha hecho que las instituciones escolares y los

profesores desencadenen toda una dinámica interna de

ritos de evaluación reiterados que acaban

desembocando en una calificación final.

Deale (1975) considera que la forma técnica de llevar

a cabo la selección y graduación se justifica

“científicamente” comparando los rendimientos de

los individuos con una norma estadística relativa a un

grupo o apelando al domino de un criterio de

excelencia y de competencia en ciertos conocimientos

y destrezas. Esta función selectiva y jerarquizadora en

todos los niveles escolares es más evidente cuanto

más elevado es el nivel escolar.

Este tipo de evaluación se ha convertido en un recurso

para lograr el control sobre el alumno y en un

instrumento de poder. Estamos ante una función de la

evaluación, generalmente encubierta, que contamina

el clima social del aula.

Las normas y valores por las que funciona el grupo

escolar tienen mucho que ver con el clima de la

evaluación e incide muy directamente en el desarrollo

de cualquier proyecto pedagógico. La confusión llega

a un punto en el que los profesores no sabemos si

evaluamos porque queremos comprobar lo enseñado o

enseñamos porque tenemos que evaluar. Para los

alumnos la situación es evidente, tienen claro que la

evaluación no es el diagnóstico de lo aprendido sino

la razón para estudiar.

b. Función pedagógica

La función pedagógica de la evaluación, aunque

constituye la legitimización más explícita para su

realización, no es la razón más determinante de su

existencia. Una evaluación justifica su utilidad

pedagógica cuando se utiliza como recurso para

conocer el progreso de los alumnos y el

funcionamiento de los procesos de aprendizaje con el

fin de intervenir en su mejora.

Este conocimiento que se deriva de la evaluación lo

puede usar el profesor:

Con el fin de conocer al estudiante para detectar su

punto de partida y establecer necesidades de

aprendizaje. Estamos ante una evaluación inicial y

se suele hacer al comienzo de un curso o de una

unidad de enseñanza.

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Módulo VI.

123

Con el fin de tomar conciencia sobre el curso que

va tomando el proceso de aprendizaje. Se trata de

proporcionar información para detectar errores,

incomprensiones, carencias, etc., y poder

corregirlos y superarlos, evitando el fracaso antes

de que se produzca. Esta es la evaluación

formativa y tiene lugar a lo largo del desarrollo del

proceso educativo. La evaluación con fines

formativos se inserta en el ciclo reflexivo de la

investigación-acción. Pretende responder a la

pregunta de cómo están aprendiendo y progresando

nuestros alumnos. Sólo así se podrán introducir

correcciones, añadir acciones alternativas y reforzar

determinados aspectos. “El carácter formativo de

la evaluación está más en la intención con la que se

realiza y en el uso de la información que se obtiene

que en las técnicas concretas” (Gimeno Sacristán,

1992 pág. 372). No toda evaluación en el proceso

es evaluación formativa, sino solamente aquella que

incide en el proceso, como indica el siguiente

esquema:

Septiembre

Evaluación

"no"

formativa

Evaluación

formativa

Junio

1a. Eval. 2a. 3a. 4a. 5a.

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12

Eval. Eval. Eval.

1a. Eval. 2a. 3a. 4a. 5a.

Esquema 6.2

Con el fin de determinar el estado final de un

alumno. Es la evaluación sumativa y tiene lugar

después de un periodo de aprendizaje, del

desarrollo de una parte significativa de la materia o

de una unidad didáctica. Su óptica es retrospectiva,

sanciona lo que ha ocurrido mirando desde el final

de un proceso, pretende determinar niveles de

rendimiento y su finalidad fundamental es servir a

la selección y jerarquización de alumnos según los

resultados alcanzados. Aunque la institución

reclama la evaluación sumativa, la formativa es la

útil al profesor. (Ver esquemas en la siguiente

página).

Esquema 6.3 (a)

Esquema 6.3 (b)

Comprensión de

la tarea.

Motivación

personal y del

grupo

Método y ritmo

de trabajo.

Problemas,

dificultades, etc.

Proceso no

formal ni

instrumental

basado en la

observación

incidental y

sistemática y

en el análisis

de trabajos.

Multiplicación

de fuentes, autoevaluación

Interpretacion

intuitiva del

proceso de

aprendizaje

Fprmulación de

hipótesis de

trabajo a probar

inmediatamente.

Aspectos del

proceso sobre el

que se proyecta

Información Interpretación Decisiones

Proceso de realización

Explicar de

otro modo

Motivar

Búsqueda de

alternativas

Evaluación Formativa

-Interactiva-

Adquisición de

requisitos para

niveles

posteriores.

Adquisición de

habilidades

socialmente

significativas.

Instrumentos

que abarcan

objetivos

terminales del

programa.

Pruebas

normalizadas a

distintos

niveles.

Se juzgan los

datos en función

de los objetivos

considerados

necesarios para el nivel.

Aspectos del

proceso sobre el

que se proyecta

Información Interpretación Decisiones

Proceso de realización

Conceder o no

un diploma.

Certificar o no

la preparación.

Evaluación Sumativa

-Postactiva-

Contenidos

Contenidos

Contenidos

Condiciones de

caracter:

personal

/académico

Conocimientos,

habilidades,

actitudes

Proceso no

instrumental

(observación,

entrevista)

Proceso

instrumental

(pruebas de

conocimiento,

entrevista).

Establecimiento

de niveles de

exigencia.

Estimación de la

posiblidad de

iniciar el proceso

Búsqueda de

estrategias de

apoyo.

Interpretación

razonada de las

dificultades

sobre la base de

las

informaciones

Aspectos del

proceso sobre el

que se proyecta

Información Interpretación Decisiones

Proceso de realización

Emprender la

secuencia

Modificar la

planeación

Prescribir

soluciones

Evaluación Inicial-Diagnóstica

-Preactiva-

Esquema 6.3 (c)

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Módulo VI.

124

6.4.3 Características de la evaluación

El tipo de evaluación que estamos presentando se

caracteriza por los siguientes aspectos básicos:

a. Integrada al proceso de enseñanza-aprendizaje

b. Holística y globalizadora

c. Continua

a. Una evaluación integrada. Reclamar la

evaluación como integrada en el proceso de

enseñanza-aprendizaje, es una exigencia pedagógica

que no es fácil de satisfacer. Este planteamiento nos

lleva a contrastar dos tipos de evaluaciones: la

evaluación ligada al proceso de enseñanza y

aprendizaje y aquella otra separada o desconectada

del proceso que se suele realizar al final de un periodo

más o menos prolongado de enseñanza.

La evaluación separada del proceso de enseñanza-

aprendizaje debe su preponderancia a las funciones de

clasificación y de selección a las que sirve. Trata de

comprobar el saber independientemente del modo de

trabajar cotidiano de los alumnos y de cómo

adquieren y utilizan el conocimiento una vez que han

acabado un proceso de aprendizaje. Esta evaluación

resta importancia al conocimiento que podemos

obtener de los alumnos mientras trabajan y se dialoga

con ellos y hace que los profesores separen los

momentos de enseñanza de los de comprobación,

dando como resultado una evaluación desintegrada

del aprendizaje y perdiendo así el valor formativo de

la misma.

La evaluación de la comprensión de un aprendizaje

de calidad y la enseñanza para la misma no son

actividades separadas. El profesor fomenta el

aprendizaje comprehensivo dando acceso a los

alumnos al diálogo crítico sobre los problemas que

encuentran al llevar a cabo sus tareas. Este tipo de

evaluación forma parte del proceso de aprendizaje y

no es sólo una actividad final, centrada en los

resultados.

(Elliot,1990 pág. 224)

El procedimiento para hacer posible la evaluación

integrada consiste en plantearla de manera interactiva,

es decir durante el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Se trata de conocer al alumno y esto precisa: “una

atención consciente y reflexiva por parte de los

profesores, como una preocupación de estos cuando

enseñan” (Gimeno Sacristán, 1992 pág. 384).

Esta evaluación no separada del proceso de

enseñanza-aprendizaje tiene su defensa en los

paradigmas de investigación que tienen como primera

preocupación mejorar las prácticas reales de

educación. La evaluación integrada posee mucho más

valor informativo para los docentes que los resultados

de la evaluación separada del proceso.

La posibilidad de obtener diferentes tipos de

información sobre el alumno depende, no sólo de las

capacidades de apreciación de los profesores, sino

también de las actividades que se trabajan. Por

ejemplo, sólo se puede apreciar la originalidad de un

alumno cuando el método y las tareas concretas de

aprendizaje permitan su expresión.

Por otra parte, su utilidad pedagógica tiene que ver

con la metodología que se utiliza para realizarla y

expresarla. Esto nos lleva a considerar la dialéctica

entre una evaluación cualitativa y una evaluación

cuantitativa o, lo que es lo mismo, entre las exigencias

de vigor frente a las exigencias de rigor. El control

científico implica altas cuotas de rigidez y

artificialidad y aquí la cuestión es la siguiente: ¿qué

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Módulo VI.

125

nos interesa más a nosotros, como profesores, que la

evaluación sea exacta o que sea rica? (Zabalza, 1991).

La orientación hacia el rigor-exactitud llevó a insistir

en la objetividad, control de las situaciones,

automatización de la corrección, reducción de la

evaluación a las conductas observables y

cuantificables. Así surgieron las pruebas objetivas,

los tests estandarizados de instrucción, etc. En la

medida que la escuela parecía centrarse en los

resultados cognitivos alcanzados por los sujetos, una

evaluación de este tipo respondió adecuadamente a

las exigencias de precisión informativa y justificación

técnica que se le solicitaba y que era posible lograr en

este ámbito restrictivo.

El problema surgió con los nuevos planteamientos de

la función de la escuela. Lo que importa ahora evaluar

no es sólo los productos cognitivos de los alumnos

sino otras muchas variables: adaptación de los sujetos,

dinámica de la clase, ámbitos de la afectividad y

expresión personal. Desde esta perspectiva la

evaluación es entendida como: “Un proceso de

recogida y provisión de evidencias sobre el

funcionamiento y evolución de la vida en el aula, en

base a las cuales se toman decisiones sobre la

posibilidad, efectividad y valor educativo del

currículum” (Pérez Gómez, 1983 pág. 431).

Un modelo para el estudio de la enseñanza en el aula

Variables presagioExperiencias

biográficas del

profesor

Experiencias

en su

formación

Características

del profesor

Variables del contexto

Experiencias

biográficas del

alumno

Características

del alumno

Contexto social

y escolar

Contexto del

aula

Variables proceso

Comportamiento

del profesor

Comportamiento

del alumno

Cambios

observables

en el

comporta-

miento del

alumno

Efectos a

corto plazo

Efectos a

largo plazo

Variables producto

Esquema 6.4

No se puede recoger información sobre todo el

conjunto de aspectos relacionados con lo educativo

desde las técnicas convencionales y clásicas, son

necesarios nuevos enfoques y modelos menos

rigurosos en cuanto a su elaboración interna, pero más

capaces de responder a la multidimensionalidad,

dinamismo e impredectibilidad del acto didáctico.

Así, se consideran importantes medios para obtener

información: el diario del profesor, la observación de

las clases, los coloquios abiertos, etc. as técnicas

cualitativas y cuantitativas han de complementarse

para permitirnos captar en toda su globalidad y

riqueza de matices lo que sucede en la enseñanza. En

la siguiente página presentamos un esquema de un

modelo de evaluación que incorpora las diferentes

variables de enseñanza.

b. Una evaluación holística o globalizada. “La

evaluación integrada de manera natural en el

proceso didáctico tiene que abarcar al alumno como

ser que está aprendiendo” (Gimeno Sacristán, 1992

pág. 387). Una evaluación que tenga un carácter

globalizador y holístico, debe alcanzar a toda la

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Módulo VI.

126

personalidad del alumno. Esta pretensión holística de

la evaluación se apoya en los siguientes aspectos:

La implantación de una forma más humana de

entender a los alumnos, que se centra no sólo en los

aspectos intelectuales de la persona, sino también

en otras dimensiones de tipo afectivo, social y ético.

La adopción de modelos ecológicos de explicación

del desarrollo y del aprendizaje.

La repercusión de modelos de evaluación que

plantean la necesidad de explicar realidades

complejas.

Una pedagogía total que atienda a la integridad del

desarrollo del estudiante entiende al alumno que

aprende como una unidad, explicando su progreso

como consecuencia del comportamiento de toda su

personalidad en relación con las circunstancias que le

rodean. Esta es una aspiración inherente al

entendimiento de la enseñanza como comunicación

personal y estímulo del desarrollo de las posibilidades

personales y de ayuda a la superación de limitaciones.

Llevar a la práctica este tipo de evaluación en el

momento actual tiene serios obstáculos. Uno de ellos

es una formación profesional limitada de los docentes

para procesar información, recogerla, interpretarla y

registrarla. Otra limitación procede de la organización

de la docencia en los niveles superiores, donde un

profesor imparte clases de acuerdo a la especialidad

de una asignatura, teniendo que atender muchos

alumnos en varios grupos. Esta situación restringe la

posibilidad de conocimiento global de los alumnos,

exigiéndose en este caso la formación de equipos

docentes de trabajo con el fin de integrar, en una

visión coherente y cooperativa, los criterios de

valoración de los alumnos.

c. Una evaluación continua. Esta evaluación es

inherente a los planteamientos de una evaluación

integrada en el proceso de enseñanza con intención

formativa y desarrollada más bien por procedimientos

informales. Este concepto surge como alternativa a

los exámenes que abarcan gran cantidad de

contenidos, tras largos periodos de aprendizaje. En la

práctica, el intento de sustituir el sistema tradicional

de evaluaciones finales por un sistema de información

más continuo, ha pasado a convertirse en “exámenes

frecuentes”, o en la mera sustitución de un examen

final por varios parciales cuyas calificaciones dan por

acumulación la calificación definitiva. Gimeno

Sacristán (1992 pág. 393) considera que una

evaluación continua tiene coherencia pedagógica:

Sólo si la entendemos con fines formativos, realizada

por los profesores dentro de las prácticas habituales

de trabajo y de seguimiento de tareas, en un clima de

fluida comunicación, donde es posible conocer

directamente al alumno sin tener que aplicarle

exámenes desligados del trabajo normal para

comprobar sus adquisiciones, carencias,

posibilidades, etc.

El siguiente esquema refleja las interrelaciones que se

establecen en este tipo de evaluación.

EVALUACION CONTINUA FORMATIVA

EVALUACION

INICIAL OBJETIVOS PROGRAMAFase de

desarrollo CONCLUSION

NECESIDA-

DES

EVALUACION

PROCESUAL

EVALUACION

SUMATIVA

RESULTA-

DOS

UNIDAD DIDACTICA

INFORME PERSONALIZADO DE EVALUACION

INFORME DE METAEVALUACION

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Módulo VI.

127

Esquema 6.5

Considerar una evaluación con estas características

implica que los profesores tengan una actitud

investigadora, atenta a la complejidad del aprendizaje.

Esta actitud es la que conduce al progreso en

educación. El proceso educativo es una espiral

creciente, constituida de múltiples unidades

elementales y compuesta por tres elementos:

reflexión-acción-reflexión. El proceso queda

esquematizado de la siguiente forma:

Esquema 6.6

Resumiendo, se puede afirmar que la acción educativa

reclama un permanente estado de alerta, poniendo

atención a todo lo que ocurre, alternando

sucesivamente la acción reflexiva con la ejecutiva, sin

dar en ningún momento tregua a la improvisación. El

puente que se tiende entre cada una de las diferentes

acciones educativas es lo que da coherencia y solidez

a la acción educativa global.

6.4.4. Ambitos de la evaluación

Según los planteamientos estudiados, hay que someter

a evaluación todo lo que afecte en cualquier medida al

proceso enseñanza-aprendizaje. Aquí nos vamos a

referir exclusivamente a la evaluación del alumno, la

pregunta por tanto será: ¿qué dimensiones o ámbitos

del alumno son objeto de evaluación?

En un sentido, el profesor debe evaluar aprendizajes

referentes a los contenidos, entendidos éstos en un

sentido amplio, es decir, a contenidos de conceptos,

procedimientos y actitudes.

La evaluación conceptual no representa gran

dificultad porque es la que realizan los profesores

más comúnmente, no ocurre lo mismo con la

procedimental y actitudinal. Por su carácter innovador

vamos a hacer algunas consideraciones acerca de

estas dos últimas evaluaciones.

Evaluación procedimental

Este tipo de evaluación, frente a la evaluación de

conceptos, presenta las siguientes características:

a. No tiene la inmediatez de la evaluación de

conceptos. Hay destrezas que tardan en adquirirse

mucho tiempo. Por ello es importante que la

evaluación de los procedimientos no se haga en

base al logro o no de las capacidades terminales

sino sobre el progreso continuo a fin de llevar al

alumno al dominio total de las técnicas o estrategias

que nos hayamos propuesto.

b. El procedimiento debe ser versátil y funcional,

quiere esto decir que para constatar su dominio

debe el alumno aplicarlos en situaciones diversas a

las que tuvo lugar el aprendizaje.

c. Un procedimiento general sólo se da por aprendido

si se aplica a diferentes disciplinas que precisan su

uso. Así, no puede afimarse que un alumno ha

aprendido a interpretar gráficas si lo hace

correctamente en el área de ciencias sociales pero es

incapaz de hacerlo en el área de matemáticas.

Evaluación actitudinal

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Módulo VI.

128

La evaluación de las actitudes presenta, frente a la

evaluación de procedimientos, una dificultad

adicional, en el sentido de que se necesita tiempo para

generar en el alumno un cambio de actitudes y

además no siempre son fácilmente observables.

El instrumento más adecuado de recogida de

información para la evaluación de actitudes son las

guías de observación. La evaluación hay que ir

haciéndola con base en el progreso del alumno en la

adquisición de las actitudes que se han propuesto.

Hay que controlar cómo van evolucionando, qué

dificultades existen, cuáles son los aspectos que más

inciden en el proceso, etc., para ir proponiendo

correcciones oportunas.

Las tres dimensiones de la evaluación van

íntimamente ligadas. Así cuando a un estudiante se le

explica el concepto de masa y su medición, no sólo

debe aprender dicho concepto de forma aislada, sino

que además debe manejar una balanza, conocerá su

técnica y la manejará con habilidad y destreza. Y en

el transcurso de la misma desarrollará actitudes de

observación, rigor, limpieza y exactitud sin las cuales

la operación no culminaría con éxito.

6.4.5. Agentes de la evaluación

Una vez consideradas las funciones y características

de la evaluación, surge en este momento una cuestión

fundamental que consiste en plantearse quién debe

realizarla. Considerar la evaluación como parte del

contexto de enseñanza, es decir como un proceso que

se realiza paralelamente y de forma continua e

implícita al mismo proceso didáctico, implica que la

evaluación es competencia de las personas

directamente implicadas en este proceso, es decir del

profesor y del alumno ¿Qué necesitan conocer ambos

a través de la evaluación?

a. El profesor necesita conocer cuál es el nivel de

aprendizaje con que sus alumnos comienzan, así

como su evolución a través del proceso didáctico,

identificando sus principales dificultades y las

probables causas de las mismas, cuál ha sido el

impacto del desarrollo seguido a través del proceso

didáctico en los alumnos, reflexionar también sobre

la eficacia de su propia actuación, así como sobre el

papel de los recursos y metodología que emplea y

sobre la misma programación.

b. El alumno necesita conocer cuál es el resultado de

su propia actividad. Dicho conocimiento le permite

situarse en relación con las exigencias que se le

plantean y con las actividades y objetivos que tiene

que realizar. Esta posibilidad de control conlleva

asimismo un importante efecto motivador.

Pero se recomienda también que el alumno participe

en la evaluación del profesor y de todo el proceso

didáctico.

En síntesis, considerar la evaluación como parte del

contexto de enseñanza implica:

- que la evaluación es competencia del profesor

- que es un importante factor para el desarrollo de la

capacidad de aprendizaje autónomo y responsable

del alumno

- que es un importante instrumento de

perfeccionamiento que actúa desde dentro del

proceso instructivo

Autoevaluación

La autoevaluación se enmarca en una concepción

democrática y formativa del proceso educativo en el

que deben participar activamente todos los sujetos

implicados en el mismo. Consiste en la evaluación

que el alumno hace de su propio aprendizaje y de los

factores que intervienen en éste.

¿Qué ventajas aporta al alumno la auto-evaluación?

- Le ayuda a realizarse plenamente.

- Le ayuda a desarrollar su capacidad de crítica

favorece su independencia.

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Módulo VI.

129

- Le compromete con su proceso educativo es causa

de motivación en su aprendizaje.

Es muy importante saber qué piensa el alumno acerca

de su propio aprendizaje, del programa aplicado, de la

metodología empleada, de los recursos usados, etc. Es

inevitable que cada estudiante tenga su propio juicio

de valor respecto a esos temas y es preciso poner los

medios para que los haga explícitos. No importa

tanto lo que el profesor ofrece, cuanto lo que el

alumno percibe.

Para que la autoevaluación sea eficaz el profesor

debe: preparar al alumno y ofrecer situaciones que

la favorezcan.

¿Qué debe conocer un alumno acerca de la

evaluación?

- Que se evalúa para mejorar. El primer paso es

informar al estudiante de que la evaluación es

formativa, es decir que se evalúa para mejorar su

aprendizaje y favorecer su crecimiento intelectual y

humano. Si el alumno logra interiorizar esta función

su actitud va a ser honesta en cuanto a la

información que aporte.

- Que no todo lo que está bien está completo.

Tenemos que preparar al alumno para que valore no

sólo lo que está bien, sino también llevarle a

considerar lo que le falta para alcanzar las

capacidades deseadas, que sería el objetivo final.

- Que las valoraciones necesitan ser contrastadas.

Conviene que el estudiante asuma la necesidad de

contrastar con otros las observaciones que ha hecho

y los juicios que ha emitido, ya que la aproximación

a la verdad se logra contrastando las opiniones y

juicios de uno con las de los demás.

- Que para enjuiciar se necesitan muchos datos. No

se pueden hacer juicios de valor a partir de pocos

datos, se correría el riesgo de emitir juicios falsos.

Sólo se harán afirmaciones valorativas cuando se

disponga se suficientes datos para hacerla. Por eso

se emplean diferentes métodos de recogida de

información y en momentos diferentes.

- Que hay que hacer evaluación global. Es muy

común que al parcelar los conocimientos también

se parcele la evaluación. Algunos alumnos se

colocan en la mente la clavija del área que merece

su atención y no admiten otro tipo de correcciones.

Pero la evaluación está supeditada a la educación y

esto implica que se debe globalizar y ampliar ,

procedimientos y actitudes.

- Que se deben hacer revisiones conjuntas. Conviene

que se hagan análisis de todos los aspectos

incidentes en la evaluación, en presencia todos los

estudiantes, de forma que se puedan ir instruyendo

sobre cuestiones de interés para su formación

- Que se deben categorizar los contenidos. El

alumno debe conocer que no todos los contenidos

tienen el mismo valor, ni la misma participación en

el proceso de adquisición de sus capacidades. Esa

importancia relativa puede graduarse y en virtud de

ello, evaluarse y corregirse.

- Que la evaluación debe ser criterial. Toda

evaluación debe tener un marco de referencia o un

criterio al cual referir los resultados obtenidos y es

importante que los alumnos lo conozcan

previamente así como la importancia del mismo en

el proceso.

- Que la evaluación debe ser habitual . Es decir que

debe hacerse de forma cotidiana y con criterios

científicos, no circunstanciales ni improvisados. Se

deben tratar adecuadamente los datos, hacer

informes exactos y relevantes y acompañar todo el

proceso de una actitud ética, seria y rigurosa.

La formación de los estudiantes en materia de

evaluación no termina con el dominio de esta

información, es necesario que el maestro facilite

situaciones que favorezcan su aprendizaje. Las más

aconsejables son las siguientes:

- Entrevistas. Es preciso mantener contactos

frecuentes entre los estudiantes a través de

conversaciones estructuradas con el fin de

desarrollar en ellos la capacidad de evaluación.

- Debates. Las discusiones en clase pueden ser un

elemento de apoyo si se facilita el intercambio de

ideas y se dirige adecuadamente, haciendo

participar a todos, recogiendo lo más relevante y

sacando conclusiones útiles.

- El ejemplo. El testimonio que puede dar el profesor

con su propia autoevaluación es un elemento de

capital importancia para la motivación y el

aprendizaje del alumno en esta materia.

- Registro del progreso. Si los alumnos controlan y

registran sus avances, tendrán oportunidad de

comprobar el grado de progreso que han tenido y en

consecuencia su proximidad o lejanía con la meta a

la que deben llegar.

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Módulo VI.

130

- Participación. Facilita el proceso de autoevaluación

si se invita “amablemente” a los alumnos a

participar mediante preguntas como: ¿están de

acuerdo?, ¿cómo podríamos hacer tal cosa?, etc.

Esto crea un clima de confianza y colaboración.

- Satisfacción. En las primeras experiencias de

evaluación hay que procurar resaltar más los

aspectos positivos que los negativos, con el fin de

encontrar cierta satisfacción en el proceso.

- Graduación. Poco a poco hay que ir liberando al

alumno del control del profesor a medida que se va

comprobando su progreso en materia de

autoevaluación, procurando siempre que adquiera

destreza en esta función.

Hemos recogido aquí la idea de que un profesor,

capaz de responder adecuadamente a las necesidades

que le plantean los nuevos retos educativos, debe ser

capaz de hacer buenas evaluaciones y disponer de

criterios adecuados para llevarlas a cabo. El debate

ahora está en qué tipo de evaluación es la adecuada

para cada tipo de situación didáctica, qué clase de

técnicas y cómo responder a las condiciones de tipo

pedagógico que plantean los diferentes diseños

curriculares.

6.5. PASOS A DAR EN EL DISEÑO DE LA EVALUACIÓN

El diseño de evaluación que presentamos descansa en

los presupuestos trabajados en la primera parte de este

módulo y en las opciones que el profesor ha ido

tomando en cada una de las fases anteriores.

Como las respuestas para cada caso son múltiples no

se puede hablar de técnicas y procedimientos válidos

para cada propósito. Desde esta amplia perspectiva es

evidente que el profesor al diseñar esta fase de la

programación ha de enfrentarse a problemas de índole

técnica relativos, no sólo a cómo obtener información,

con que instrumentos, etc., sino también con

problemas de tipo ético: qué se debe evaluar y por

qué, qué se debe comunicar sobre la evaluación de los

alumnos y cómo.

Nos encontramos ante una práctica compleja que

requiere una serie de pasos y de opciones en cada uno

de ellos, como se recoge en el esquema siguiente:

A

PASOS FORMALES OPCIONES

Acotar o enfocar una cierta

realidad

BSeleccionar alguna condición

o característica

Elaborar un juicio, de acuerdo

con algún patrón, objetivo o ideal

Recoger información

pertinente

Elaborar la información

Apreciar el valor de la

realidad evaluada

Expresar el valor asignado

Cu

ltu

ra,

valo

res d

e

refe

ren

cia

Co

nstr

uccio

nes a

cep

tad

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or

gru

po

s

de i

nd

ivid

uo

s e

n m

om

en

tos

dete

rmin

ad

os

¿Qué es el objeto de evaluación?:

alumnos, profesores, centros,

materiales, programas...

¿Qué característica se va a

evaluar?: progreso académico del

alumno, interés despertado por una

unidad didáctica...

Conciencia del valor de referencia,

claridad del ideal.

¿Qué información recoger?

¿Con qué método e instrumentos?

Ponderar valor de diferentes

informaciones. Simplificación.

Elección de la forma de expresión:

¿ A quién se dirige?

¿ Quién la recibe de hecho?

Esquema 6.7

Con vistas al diseño de esta parte y con fines prácticos

nosotros resumimos este proceso en los siguientes

momentos:

A. Enfocar la realidad

B. Seleccionar la faceta a evaluar

C. Elaborar la técnica

Enfocar la realidad

La primera decisión que adopta la persona que evalúa

es seleccionar dentro del panorama de realidades que

intervienen en la educación una parcela o aspecto de

la misma. Aquí optamos por evaluar los aprendizajes

del alumno.

Seleccionar la faceta que hay que evaluar

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Módulo VI.

131

Dada una primera selección se impone una segunda

restricción: seleccionar una característica o condición

de la realidad enfocada. Aquí el profesor debe

retomar los objetivos para identificar aquellos

aprendizajes que en su momento consideró como

relevantes y que por lo mismo son objeto de

evaluación. Por ejemplo el profesor puede seleccionar

la evaluación de los conocimientos adquiridos en las

tres unidades primeras del curso, o evaluar el

procedimiento de investigación seguido en el

desarrollo de un trabajo, o las actitudes a lo largo del

desarrollo del curso, etc.

La evaluación ha de abarcar diversidad de aspectos o

áreas de desarrollo del sujeto. Es decir debe recoger

información sobre el área cognitiva: conocimientos,

habilidades mentales, destrezas, etc. En general esta

área se refiere al rendimiento académico. Otra área es

la relacional-social: ajuste personal, relaciones

interpersonales, etc., y del área afectivo-emocional:

satisfacción, intereses, responsabilidad, compromiso,

participación, cooperación y otros.

Elaborar la técnica

Una vez que el profesor ha aclarado sobre qué quiere

tener información, debe elaborar la técnica adecuada

para recoger esa información. Toda técnica contiene:

Propósito

Técnica

Cuestiones planteadas

Aplicación

Respuesta o conducta

de los alumnos

Corrección

Calificación

a.

b.

c.

d.

e.

f.

g.

Esquema 6.8

Identificar el propósito. Se refiere a la utilidad que se

va a derivar del resultado de la evaluación. Aquí es el

momento de definir si la evaluación tiene una

finalidad diagnóstica, formativa o sumativa o ambas

cosas a la vez. Una ejemplificación de este último

caso lo tenemos en la siguiente tabla:

Código a b b d f a c f a e c a e b c a e b f a

Pregun

tasA

lum

nos1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20

A

B

C

D

E

F

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+

Evaluación

sumativa

10

10

12

9

6

12

8

11

12

4

15

8

12

8

7

7

8

10

8

9

6

8

14

4

12

5

+ -

Evaluación

formativa+

-

9 2 5 4 8 13 4 9 9 5 6 8 6 4 0 9 3 5 10 9

4 11 8 6 4 0 9 2 4 6 5 4 6 9 9 4 2 8 3 3

a b b d s a c s a e c a c b c a e b d a

Código: a= información, b = comprensión, c = análisis, d = síntesis, e = aplicación, f=valoración

Esquema 6.9

b. Seleccionar la técnica. Este paso está subordinado

al anterior: en función del propósito se selecciona la

técnica. Cada técnica se especializa en la recogida de

un tipo de información. La pregunta sería, ¿cuál es el

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Módulo VI.

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tipo de información pertinente para diagnosticar el

aspecto o situación a evaluar?, y ¿qué medio, método

o técnica concreta es la más adecuada para recoger la

información?

Para desarrollar criterios y poder hacer una correcta

selección el profesor debe estudiar separadamente

algunas de las más usadas en clase, sin que por eso

tenga que limitarse a ellas, puede crear las suyas

propias. Para esto es necesario en este momento hacer

la lectura sobre “Técnicas de evaluación” (Zabalza,

1991) que se incluyen en los materiales enviados.

Esta lectura recoge las técnicas más usadas en la

evaluación de los aprendizajes de los alumnos y las

analiza desde tres perspectivas, muy útiles para el

profesor en el momento de la selección:

La función curricular: se refiere al tipo de

información que está capacitada para recoger cada

técnica.

Las exigencias técnicas: se refiere a las

características que debe reunir la técnica en

cuestión para garantizar su fiabilidad y validez.

Las ventajas e inconvenientes que presenta la

aplicación de cada una de ellas.

Pero el profesor no sólo dispone de estas técnicas

para llevar a cabo una evaluación, puede usar

múltiples estrategias ligadas a la forma de gestión del

trabajo en clase y al seguimiento del mismo. Esto le

permite hacer una evaluación integrada de forma

natural en la enseñanza. En el apartado 6.6

presentamos algunas tácticas de evaluación integrada

al proceso de enseñanza y de aprendizaje.

c. Elaborar las cuestiones. Son cuestiones tanto las

preguntas como los problemas, categorías, conductas,

ítems, ejercicios, y toda clase de indicadores que

concretan el contenido de la evaluación. El desarrollo

de una evaluación eficaz debe estar pendiente no sólo

de que utilice técnicas adecuadas, sino de que las

preguntas estén correctamente formuladas.

Respecto a la elaboración de las cuestiones el

profesor ha de tener en cuenta los siguientes criterios:

- Deben ser representativas de los contenidos

generales de la asignatura o área que

queremos evaluar y del trabajo realizado

durante ese periodo.

- Deben ser significativos de lo fundamental

y lo importante.

- Deben estimular las operaciones mentales

que se quieren explorar. Según se formulen

las preguntas el sujeto habrá de poner en

marcha una capacidad u otra para

responderlas. Las preguntas pueden ser de

reconocimiento, de traducción, de

interpretación, de comprensión, de

aplicación, de análisis, de síntesis, o de

valoración. De esta manera, utilizando un

tipo de preguntas que reflejen los objetivos

de desarrollo cognitivo que deseamos lograr

podremos obtener una información más rica

y completa sobre el proceso y podremos

intervenir más racionalmente sobre su

mejora.

- Deben permitir valorar el proceso o el

producto según el objetivo de la evaluación.

- Deben estar redactadas con claridad. Se

trata de quitar dificultades añadidas a la

prueba para dejar solamente la propia del

problema planteado. Cualquier dificultad

añadida le resta validez.

- Deben ser familiares para el alumno, es

decir deben estar acostumbrados a trabajos

que requieran un proceso de elaboración

semejante al de la prueba.

d. Se hace la aplicación. Una vez preparado el

protocolo se aplica. La aplicación es un momento

importante en el desarrollo de la evaluación. El tipo

de situación y el cómo se realice influyen mucho en

los resultados. Aquí el profesor debe controlar la

influencia de las variables situacionales. Conviene

que el profesor incluya en la elaboración de la prueba

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Módulo VI.

133

instrucciones para su aplicación que informen al

alumno acerca de:

- Tipo de situación

- Condiciones en las que se realiza

- Clima en el que debe desarrollarse

- Material que es o no permitido

- Tiempo de realización

- Otros elementos que el profesor considere

relevantes

Los criterios que el profesor debe tener en cuenta al

dar este paso son dos básicamente: preparar al alumno

y crear un ambiente saludable que favorezca la

tranquilidad y naturalidad.

e. Respuesta. Antes de que un alumno responda a un

ejercicio debe saber qué se pide de él, de tal forma

que no exista dificultad añadida a la propia dificultad

del ejercicio. La mejor situación para llevar a cabo

una evaluación es aquélla en la que se produjo el

aprendizaje.

f. Corrección de las respuestas o productos

elaborados. La fase de corrección corresponde a la

recogida de información. Este momento presenta

dificultades y requiere identificar previamente

aquellos datos que son importantes. El profesor puede

optar por dos formas claramente diferentes de

corrección:

• Corrección globalizadora, que recoge en una

impresión global, las características generales del

producto o respuesta. En este caso se valora la

respuesta como un todo, como cuando se hace una

crítica general a una novela o a un film.

• Corrección pormenorizada o por clave en la que

aparecen delimitadas esas características a constatar

en las respuestas. No se toma la respuesta como un

todo, sino que se descompone en aquellas

catagorías o aspectos que es importante mencionar.

Esta modalidad de corrección corresponde más a las

exigencias de fiabilidad y validez. El profesor

determina con anterioridad qué es lo importante en

cada respuesta.

¿Cómo elaborar una clave de corrección?

Se fija un esquema de categorías que recoja aquellas

dimensiones que se han definido como relevantes en

los propósitos de la programación. Esto permite

mantener nuestra atención en esos aspectos a lo largo

de la corrección de los ejercicios de los diferentes

alumnos.

Ejemplo de las categorías establecidas en un examen

de Ciencias Sociales:

valor ponderado

Datos que recoge: información................... 1,5

Comprensión de asuntos que aborda.......... 2,5

Relación adecuada entre los distintos sucesos. 2,5

Estructuración general de la respuesta........... 2,5

Originalidad del enfoque....................... ...... 1,5

Total............................................................ 10

La información obtenida requiere una elaboración: la

ponderación. En este proceso cada profesor pondera

de forma singular introduciendo sus propios patrones

de valores y creencias acerca de lo que considera

como rendimiento ideal.

La ponderación puede hacerla relacionando las

categorías entre sí, como en el ejemplo anterior,

dando como resultado la calificación total de la

prueba. Pero a su vez el profesor puede ponderar el

resultado de la prueba relacionándola con otros

elementos importantes como pueden ser: resultados

de otras pruebas, el trabajo cotidiano, el esfuerzo

puesto de manifiesto, la participación y conducta en

clase, el cumplimiento de las tareas asignadas, etc.

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134

Por ejemplo un profesor puede conformar la

calificación total sumativa de un alumno de la

siguiente forma:

Prueba final.................................... 30%

Pruebas parciales................................ 30%

Cumplimiento de tareas asignadas........ 20%

Participación y conducta en clase............. 20%

Total.................................................... 100%

g. Se valora el resultado. Matizada y ponderada la

información recogida, el profesor procede a apreciar

la distancia entre el estado detectado y el valor de

referencia con el que se compara. Este paso es el que

separa precisamente el concepto de evaluación del de

medición. Es la dimensión valorativa que

generalmente se traduce en una calificación. La

calificación vendría siendo la expresión simbólica,

estimativa o descriptiva del resultado de la evaluación

y puede venir expresada en las siguientes formas:

a) Un símbolo, que puede ser:

- una letra (sistema americano)

- un número con diversas escalas:

de 1 a 10

de 1 a 100

de 0 a 1

- una expresión gráfica :

percentil

situación en una escala

b) Un juicio estimativo con diferente número de rangos:

- de 3: Bueno - Regular - Malo

- de 5: Excelente - Bueno - Aceptable - Escaso - Deficiente

- de 4: Sobresaliente - Notable - Aprobado - Suspenso

- de 6: Sobresaliente - Notable - Bien - Suficiente - Insuficiente - Muy deficiente

c) Una descripción :

- tipo informe : "Este niño ha mejorado mucho en cuanto a la riqueza de

vocabulario y fluidez verbal aunque se debe seguir trabajando con la sintaxis y

estructuración de las frases.

- tipo valoración descriptiva :

Bien o destaca

Progresa adecuadamente

Debe mejorar

A B C D E

rango superior rango inferior

Esquema 6.10 (Zabalza, 1992 pág. 254)

La característica fundamental de la calificación es que

debe resultar claramente informativa: cuánto más

informativa resulte, mejores consecuencias formativas

se podrán extraer de ella. La expresión de las

evaluaciones implica siempre una reducción de la

información y cuanto más simplificada sea la forma,

más pérdida de información se da. Un número o una

palabra como resultado del juicio empobrece el acto

evaluador.

Las formas utilizadas en los sistemas educativos para

reflejar las evaluaciones de alumnos han

evolucionado de formas simples a formas más

elaboradas y complejas. De un boletín en el que toda

la información que se daba del alumno se reducía a un

número por asignatura, se ha pasado a la elaboración

de perfiles, inventarios, informes, etc. Así se ha ido

definiendo una forma de expresión de información de

la evaluación con características diferentes, apoyada

en los siguientes principios:

a. El carácter holístico, de acuerdo a la evolución de

los contenidos curriculares. De ahí que los formatos

en los que la evaluación se expresa se hayan ido

haciendo cada vez más complejos. En la siguiente

figura se muestra un modelo de registro de

habilidades básicas del lenguaje, que intenta

recoger información diferenciada.

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135

Escuchar

Hablar

Leer

Escribir

Técnicas

Alumno:

Conoci-

mientos

Atención Comprensión Síntesis Interpretación

Expresión

Expresividad

fluidez

Caligrafía Ortografía Acentuación Puntuación

InterésInterpretaciónComprensión

Participación Corrección

Presentación Orden

Antonimia Sinonimia Composición

Derivación

Partes de la

oración

Asociaciones

de palabras

Verbo

LENGUARegistro de ev aluación

Nada Dificultades Domina suficientemente

Esquema 6.11

b. La multiplicidad de objetivos que se consideran

relevantes en un área del currículum lleva a tener

que diferenciar aspectos a la hora de ser evaluados.

Por ejemplo una calificación de 8 en lenguaje tiene

poco valor informativo para sugerir la calidad del

aprendizaje. El esquema 6.12 nos muestra un forma

de registro para los resultados del área de lenguaje.

• Domina la mecánica

• Entona correctamente

• Comprende globalmente un texto

• Capta la idea central de un tema

_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

LECTURA

Registro de evaluación para el área de lenguaje

• Se expresa de forma coherente

• Le cuesta expresarse

• Sabe seguir el hilo de una

conversación

• Utiliza el vocabulario adecuado a

su edad

_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

Expresión

oral

• Se le entiende lo que quiere

expresar y lo hace

ordenadamente

• Utiliza el vocabulario adecuado a

su edad

_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

Expresión

escrita

• Tiene dificultades en la expresión

de los sonidos: (....................)

• Pronuncia correctamente

• Tiene algunos vicios por influencia

ambiental

(....................................................)

Fonética

• Domina la ortografía natural

• Domina la ortografía arbitraria

_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

Ortografía

• Domina las palabras del

vocabulario básico

• Integra a su lenguaje el

vocabulario específico de las

materias

_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

Vocabular io

• Tiene un buen dominio del trazo Grafismo

Esquema 6.12

c. El carácter formativo de la evaluación obliga a

comunicar una información más detallada sobre

todo lo ocurrido a lo largo del proceso. Si la

evaluación tiene que servir a los profesores para

reflexionar sobre la práctica y sobre cómo

responden los alumnos al proceso necesitan de un

conocimiento más completo.

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136

d. La orientación académica y vocacional solicita

informaciones más ricas y de orden cualitativo. Para

algunos generadores de empleo en algunos países,

datos sobre la perseverancia del potencial

trabajador, su capacidad de inciativa, o sus

relaciones con los demás son tan importantes o más

en las relaciones laborales que una calificación

cuantitativa de sus resultados académicos. Este tipo

de información requiere la eleboración de informes

como por ejemplo

e. Por otra parte el fracaso escolar es un sistema de

información rígida y empobrecida significa el

fracaso global del alumno. La información

diferenciada da lugar a que ese sujeto encuentra

juicios positivos sobre sí en alguna cualidad que

valoren su esfuerzo y le motiven.

Ideas acerca de los informes

En el estudio que estamos haciendo acerca de las

formas para expresar los resultados, vemos que se

priorizan los perfiles y los informes. Estas formas

entran en la categoría de cualitativas. El perfil

recopila resultados educativos referidos a

capacidades, condiciones de rendimientos, cualidades

personales, intereses, etc. Se pueden hacer muchos

perfiles diferentes dependiendo de las cualidades que

queramos considerar del alumno. Lo importante es

que el profesor refleje en ellos los elementos básicos

del currículum. Los perfiles buscan más el cómo se

desarrolla el aprendizaje, que resaltar adquisiciones

concretas.

Los informes están justificados por las razones dadas

anteriormente. Pero a éstas hay que añadir otras de

carácter personal que los consolida aún más:

“cualquier persona sobre la que se emite un juicio de

valor tiene el derecho irrenunciable a recibir

información sobre las razones que han justificado su

enjuiciamiento” .

(Blanco P. 1990 pág. 121)

• Cualidades personales

Informe cualitativo

X es capaz de crear y mantener relaciones cordiales con

sus compañeros de clase. Suele preferir desenvolverse

en un círculo de amistades reducidas y constantes. Se

comporta con cierta soltura cuando se relaciona con los

adultos, aunque le cuesta iniciar la comunicación. Sería

conveniente estimularle en este sentido. Cuando trabaja

en grupo prefiere no adoptar posiciones de liderzago en la

organización de la tarea, pero es responsable en el

cumplimiento de lo que le asigna el grupo.

Es perseverante en el trabajo. Cumple con las tareas

asignadas.

Esquema 6.13

La mayoría de los nuevos diseños curriculares hacen

explícita la necesidad de acompañar las

calificaciones de un informe.

Es fundamental que las informaciones que recibe un

alumno de los resultados de su actividad escolar, no

se limiten a calificaciones, no se centren

exclusivamente sobre los resultados de las tareas

realizadas por los alumnos. Deben incluir comentarios

sobre los procesos mediante los cuales se realizan las

actividades educativas, sobre los fallos en las tareas y

la manera de superarlos, sobre los hábitos y actitudes

de los estudiantes”.

(Diseño Curricular Base , M.E.C. 1989)

¿Cómo elaborar un informe?

No todos los informes de evaluación deben contener

el mismo tipo de información, sin embargo, todos

ellos deben incorporar ciertos datos para que sean

completos:

• Datos de identificación. En la cabecera del informe

deben figurar todos los datos que permitan

identificar perfectamente al alumno, el tipo de

informe, el destinatario, el tipo de evaluación, la

fecha y el centro.

• Descripción del proceso. Hay que reflejar las

incidencias que han sucedido a lo largo del proceso

educativo y que han afectado el aprendizaje del

alumno. Aquí pueden incluirse: dificultades

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Módulo VI.

137

habidas, recomendaciones hechas, ausencias,

alguna anécdota, etc., siempre con un carácter

eminentemente descriptivo.

• Observaciones. Este apartado es imprescindible.

Contendrá juicios de valor relativos al objeto de la

evaluación. Aquí se pondrán de manifiesto:

aciertos, deficiencias, errores y omisiones

observadas, tanto en relación al alumno, como al

programa, al método, a los recursos, a las

actividades, etc.

• Justificación. Es importante que se incluyan las

razones que justifican las observaciones anteriores,

para dar solidez a las mismas y obtener la

aceptación razonada por parte de los sujetos.

• Recomendaciones. Constituyen la parte creativa del

informe y es lo que le da carácter formativo al

mismo. Si una finalidad importante de la evaluación

es ayudarnos a conocer la realidad, otra no menos

importante es permitirnos tomar decisiones para

cambiar esa realidad, haciendo nuevas propuestas

que alumbren más el proceso.

• Anexos. Se debe incluir en el informe de evaluación

el material documental a partir del cual se hicieron

los correspondientes enjuiciamientos, las

justificaciones y recomendaciones, con objeto de

que el destinatario conozca el origen y compruebe

la calidad, seriedad y rigor profesional que

comporta la actividad evaluadora.

Requisitos de todo informe

Para que un informe sea efectivo, a los elementos

anteriores hay que añadir los siguientes requisitos

básicos:

• Inmediatez: los informes no deben posponerse más

allá del tiempo que les permita su intervención en el

proceso.

• Continuidad: los informes deben emitirse de forma

permanente a lo largo de todo el proceso educativo.

• Significatividad: hay que categorizar las

observaciones con el fin de que sólo figuren las más

relevantes.

• Claridad: el lenguaje empleado debe ser claro y

preciso con el fin de ser entendido por aquellos a

los que se dirige, evitando especificaciones de

lenguaje científico que dificulten la comprensión.

6.6. ALGUNAS TÁCTICAS DE EVALUACIÓN

INTEGRADA

Esta evaluación descansa en una buena comunicación

en el aula. Si ésta se ve deteriorada, la falta de

conocimiento directo se camufla con la aplicación de

técnicas formalizadas. Una evaluación diferente es

sólo factible si se practican métodos que la hagan

posible y en condiciones apropiadas.

¿Cómo incorporar una evaluación integrada que se

apoye en el conocimiento directo? Gimeno Sacristán

(1992) considera que la evaluación informal se puede

llavar a cabo si el profesor:

- Incorpora preguntas clave en el estudio de

textos o de unidades, con el fin de que el

alumno descubra y comprenda algo

relevante.

- Establece un plan de trabajo fijado en una

agenda con el fin de facilitar al alumno la

autoevaluación.

- Da seguimiento a las tareas académicas y

aplica los criterios que tiene sobre los pasos

que han de seguirse para su elaboración

para poder aplicar un juicio sobre la calidad

del proceso de aprendizaje. En este caso es

importante que el profesor haga explícitos

los criterios de calidad que tiene para

apreciar el trabajo de los alumnos. A través

de esta observación continua llevada en

clase el profesor puede conocer de forma

natural al alumno y puede valorarlo.

- Expresa las actividades académicas en

producciones de algo. Cuando de las tareas

se obtiene un trabajo de elaboración

(resúmenes, esquemas, informes, etc.) el

profesor dispone de información relativa a

cómo trabaja y progresa el alumno. La

evaluación de este trabajo sirve al alumno

también para corregirse.

- Fomenta el ejercicio de habilidades básicas

a A través de ejercicios interesantes y

atractivos. Esta es la única forma de hacer

una evaluación humanizada y coherente.

- Hace preguntas diagnósticas como por

ejemplo comentarios en clase, o en

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Módulo VI.

138

pequeños grupos de rabajo con el fin de

conocer al grupo y a cada uno de sus

miembros.

- Cuantifica el trabajo y no la evaluación,

entendiendo que el alumno ha de ir

superando las tareas asignadas a lo largo de

un tiempo que hay que rever y negociar con

él. Hay que evitar que la dosificación del

estudio y cumplimiento de tareas la haga el

alumno en función de la evaluación

formalmente planteada y planificada.

- Quitar el carácter de examen que determina

el resultado final dentro de un clima

pedagógico apropiado, sin menospreciar las

pruebas formales que pueden servir de

recordatorio y también para aprender.

Con estas aportaciones no queremos decir que la

evaluación que llamamos informal pretenda ser un

modelo alternativo de otras aportaciones y técnicas de

evaluación posibles, sólo queremos resaltar la

importancia del conocimiento y del diagnóstico que

tiene lugar de forma natural.

6.7. OBSERVACIÓN

Vamos a dar un tratamiento especial a la observación

por ser un medio privilegiado de recogida de

información y priorizado por los nuevos diseños

curriculares. Por mucho que se perfeccionen los otros

instrumentos, la ob-servación diaria, sistemática y

científica es un instrumento de primer orden. Es

importante para evaluar los contenidos conceptuales,

necesario para los procedimentales e imprescindible

para los actitudinales.

Requisitos para una observación eficaz

Esta atención dirigida hacia lo que realiza el alumno,

exige del profesor:

- Intención de aprehender lo observable

- Variedad de perspectivas

- Gran imaginación

- Capacidad para globalizar las observaciones

Además es necesario seguir una secuencia ordenada

de actuaciones que responda a las siguientes

cuestiones: qué, cuándo y cómo observar. Para ello se

aconseja seguir los siguientes pasos:

• Explicitar el aspecto a observar

• Propiciar las situaciones adecuadas

• Elaborar una guía de observación

Aspectos a observar

La observación a realizar debe centrarse en algo muy

concreto evitando en lo posible la dispersión. Algunos

aspectos a observar en el aprendizaje de los alumnos

son: iniciativa, participación, interés, relaciones, ritmo

de trabajo, cumplimiento de tareas, dominio de las

técnicas, dominio del lenguaje técnico, etc.

Propiciar situaciones adecuadas

Es imposible observar algo desde una situación que

no permita la observación de aquello que interesa. Por

ejemplo si queremos observar el grado de

participación de un alumno en proyectos comunes,

tendremos que propiciar debates y actividades

grupales.

Guías de observación

Para cada cuestión a observar se puede establecer una

sencilla guía que facilita el seguimiento de aquello

que va a merecer nuestra atención. Estas guías pueden

ir desde lo más sofisticadas y estructuradas que se

quiera, hasta una simple relación de las cuestiones

más importantes. Por ejemplo para observar la

capacidad de un alumno para el trabajo en grupo

habrá que observar entre otras cuestiones:

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A continuación se presenta un modelo de lo que

puede ser una guía de observación elaborada.

Sentido del humor

Sosiego

Autocontrol

Autonomía

Iniciativa

Seguridad

Personalidad

Discreción

Sinceridad

Autoestima

Higiene

A) INTERNAS

B) CON LOS DEMAS

Agresividad

Respeto a las normas

Respeto a las opiniones

Respeto a las ideas

Aptitud crítica

Aceptación de críticas

Trabajo en grupo

Protagonismo

Liderazgo

Sociabilidad

Aceptación por los demás

Dependencia del profesor

Confianza en el profesor

Solidaridad

Capacidad de diálogo

NA

DA

PO

CO

SU

FIC

IEN

TE

BA

ST

AN

TE

MU

CH

O

Guía de observación de actitudes

Responsabilidad

Cumplimiento de compromisos

Constancia

Motivación

Finalización de los trabajos

Aprovechamiento del tiempo

Ritmo de trabajo

Concentración

Organización

Creatividad

Presentación y limpieza

Asistencia a clase

C) ANTE EL TRABAJO

NA

DA

PO

CO

SU

FIC

IEN

TE

BA

ST

AN

TE

MU

CH

O

- Respeto al turno de palabra - Tolerancia

- Intervención en el contexto - Relajación del ambiente

- Apoyo a otras opiniones - Aceptación de ideas

- Aportación de sugerencias - Creatividad

- Planteamiento de temas - Colaboración en el

trabajo

- Opiniones razonadas - Aportaciones

- Actitud integradora - Matizaciones

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BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA

185. Madrid. Págs. 16-19

Gimeno Sacristán, J (1989). “El currículum evaluado”. El currículum: una reflexión sobre la práctica.

Madrid. Morata. Págs 373-403.

“Teoría de la enseñanza y desarrollo del currículum”. Salamanca. Anaya. Págs. 215-225.

Hernández, F. (1993). “El currículum”. Cuadernos de pedagogía . Nº 185. Madrid. Págs. 12-4

y Sancho, J.M. (1989). “ La problemática de la evaluación”. Para enseñar no basta con saber la asignatura.

Barcelona. LAIA. Págs. 141-169

Zabalza, A. (1991). “La evaluación”. Diseño y desarrollo curricular. Madrid. Narcea. Págs. 235-293.