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Medicina en la época de la colonia
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
«Aún no he muerto... amigo mío; ahora les toca a ustedes terminar la
obra comenzada, siguiendo el camino que les he trazado...»
Daniel Alcides Carrión
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
DEDICATORIA
El presente trabajo está dedicado a:
Nuestros padres,
A nuestros hermanos,
al Dr. encargado del curso,
a nuestros compañeros, amigos
y a Dios.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
AGRADECIMIENTO
Primeramente queremos agradecer a Dios,
por darnos la vida y guiar nuestro caminar en esta maravillosa carrera
a nuestros padres, por brindarnos su cariño, comprensión
y confianza que nos dan día a día para salir adelante, a nuestro
maestro el Dr. Eduardo López Villanueva que durante
este tiempo, nos ha transmitido sus enseñanzas
en el campo de la medicina, así como
valores y ánimos de seguir adelante.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
INDICE
INTRODUCCIONCAPITULO IHISTORIA
1.1. Contexto histórico............................................................................................1.1.1. La invasión española....................................................................12
1.2. Los cambios en la sociedad andina............................................................1.3. El estado virreinal...........................................................................................
1.3.1. El Virrey...........................................................................................191.3.2. La Audiencia..................................................................................191.3.3. Los corregimientos........................................................................20
1.4. La vida económica.........................................................................................1.5. La vida social..................................................................................................1.6. La vida religiosa.............................................................................................1.7. La vida cultural y artística.............................................................................1.8. El siglo XVIII: reformas borbónicas y rebeliones indígenas....................
CAPITULO IIEL PROMEDICATO
2.1. El Real tribunal del promedicato...................................................................2.2. El protomedicato en Perú................................................................................
CAPITULO IIIMEDICINA EN LA COLONIA
3.1. Afrodescendientes y medicina peruana.......................................................3.2. Primeros afroperuanos...................................................................................3.2. La especialización...........................................................................................3.3. San Fernando: formador de médicos en Perú............................................3.4. Médicos de estas tierras.................................................................................3.5. Dr. Eugenio Espejo..........................................................................................3.5. Profundizar estudios........................................................................................3.6. El Gran Dávalos...............................................................................................
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
CAPITULO IVHOSPITALES
4.1. Los hospitales en La colonia..........................................................................
CAPITULO VPERSONAJES DISTINGUIDOS
5.1. Cayetano Heredia............................................................................................5.2. Hipolito Unanue................................................................................................
CAPITULO VIENFERMEDADES
6.1. Enfermedades coloniales...............................................................................6.2. Epidemias durante la colonia.........................................................................
ANEXOS...........................................................................................................EL SANTO DE LA ESCOBA.....................................................................68MÉDICOS MOCHICAS..............................................................................70
REFERENCAS BIBLIOGRÁFICAS...................................................................
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
INTRODUCCIÓN
Durante la época del virreinato, en donde la práctica de la medicina no estaba ordenada ni reglamentada, habiendo por doquier sanadores, curanderos, y donde cualquier aficionado, con cierta práctica, podía ejercer la medicina, fue que se implantó, por mandato real de la corona española, una institución que reguló en adelante la enseñanza y la práctica de la medicina en todos sus dominios: El Real Tribunal del Protomedicato, instituido inicialmente en España en 1442
Esta institución, que duró 278 años en el Perú, creada en 1570 por el rey Felipe II con el nombre de Protomedicato General de Lima, tenía la facultad de calificar, otorgar grados y títulos académicos y reglamentar la práctica de la medicina en el Perú, además de tener funciones de Ministerio de Salud. Los primeros médicos peruanos se formaron sobre la base de una formación académica, y convirtió el oficio de la sanación, en la práctica profesional formal; en pocas palabras, una transición entre el curanderismo y la carrera de medicina.
Hubo en total 25 protomédicos en el Perú. El primer protomédico con nombramiento oficial confirmado por España fue Antonio Sánchez de Renedo, que ejerció como tal desde 1570 hasta 1578; y el primer protomédico peruano fue el doctor Francisco Bermejo y Roldán, natural de Lima, en el año 1692. Sin embargo el Perú ya tenía presencia de protomédicos desde 1536, Hernando Sepúlveda. Entre los protomédicos más reconocidos podemos mencionar a Hipólito Unanue (ocupó el cargo entre 1807 y 1825) y Cayetano Heredia (entre 1843 y 1848), quien a su vez fue el último protomédico del Perú, cuando fue abolido un 30 de diciembre de 1848 y sustituido por la Junta Directiva de Medicina.
El protomedicato se encargó no sólo de la formación de médicos, sino también el de otorgamiento de grados académicos (licenciado y doctorado) y las habilitaciones para ejercer la carrera a todo el que aspiraba a ser médico, cirujano, huesero, boticario, comerciante de drogas aromáticas, hierberos y todas las personas que de una u otra manera practicaban estas actividades. Asimismo, se buscaba sancionar la práctica en cualquiera de estas modalidades sin la autorización respectiva, eran severamente castigados; los graduados debían presentar ante la magistratura y ante el ayuntamiento, sus títulos de grado y un certificado de haber completado dos años de práctica. Si no se hacía tal, la penalidad era de ocho años de suspensión.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
CAPITULO IHISTORIA
1.1. Contexto histórico
La medicina peruana en los tiempos de la colonia y en las primeras
décadas de la república, Cayetano Heredia, el estado de atraso de la
medicina se mantuvo casi sin cambios. Todas las observaciones, de
extraordinaria agudeza, por Juan Del Calle y Caviedes, sobre los médicos
y la medicina de fines del siglo XVII estuvieron en vigencia durante el siglo
siguiente.
Hay que aclarar que las ideas que trajeron los españoles, en cuanto se
refería a las prácticas de atención para la curación de las enfermedades
no diferían mucho de las que los nativos realizaban.
En el texto de consulta que por casi siglo y medio tuvo vigencia, en
Europa, la famosa obra del alemán Johannes de Ketham, en latín cuya
primera edición fue 1491. Allí se demuestra que la sangría era una
panacea que se usaba hasta para tratar a los heridos con hemorragias en
el campo de batalla. Un seguro método de diagnosticar una enfermedad
interna era examinar organolépticamente los orines guardados por 24
horas, metiendo un dedo para detectar por el sabor una diabetes.
Las recetas para curar cáncer o diarreas eran similares a las de los
médicos nativos de los andes. Los únicos profesionales de la salud que
realmente salvaban la vida eran los cirujanos que de manera brutal pero
hábil amputaban, cosían o trepanaban. Por más de dos mil años no hubo
ningún remedio para curar un enfermo de un mal específico.
Los médicos andinos, nativos, descubrieron un febrífugo poderoso, en la
corteza pulverizada del árbol de la quina que crece en las laderas de
media altitud de las zonas selváticas andinas. Curaba de manera
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
específica a la malaria (en esa época conocida como terciana). Fue el
primer remedio específico contra una enfermedad, tanto es eso cierto que
si se administra esos polvos en alguien que se sospeche que tiene
malaria y éste no cura, de seguro que esa persona no padece de esa
enfermedad. Ese fue un descubrimiento para un premio Nobel, que ha
salvado y sigue haciéndolo con millones de humanos en el mundo entero
de las porfía.
Cayetano Heredia fue silencioso testigo del poco edificante entredicho
entre José Manuel Dávalos e Hipólito Unanue sobre los polvos del famoso
árbol. El primero, aunque pareciera mentira, trajo como novedad desde
Europa, a fines de la década de 1790, donde se graduó de doctor en
medicina en Montepelier, que allí se usaba la quina como remedio
específico contra la malaria y recomendaba su uso a sus colegas limeños.
Unanue en cambio criticó hasta maltratarlo a Dávalos negando ese
descubrimiento hecho por Sydenham, entre oros, en 1670.
Unanue persistió en su error al punto que en 1815, cuando el uso de ese
remedio estaba consagrado en todo el mundo, dijo: … y muchas veces
con sólo las sangrías y alguna bebida atemperante, lavativas, y dieta
correspondiente se curan (las fiebres intermitentes) sin necesidad de la
quina .La buena contribución que Unanue hizo a la literatura mundial para
revivir el interés de Hipócrates por considerar el clima y los humores como
factores en la génesis de las enfermedades pareciera que se introdujo en
su mente como un dogma inconmovible.
Llegar a recetar medidas para restablecer el desbalance humoral de
enfermos con tercianas “sin necesidad de la quina”, siglo y medio
después de haberse descubierto ese específico fue demasiada fe en el
sabio de Cos.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
Dicen los historiadores modernos que el descubrimiento de la corteza del
árbol de la quina, ese de los médicos nativos de nuestros Andes, es sólo
comparable con el de la circulación de sangre, demostrada
experimentalmente por William Harvey (1568-1657), en 1630, se puede
decir casi simultáneamente; cuando se comprobó que la sangre circulaba
bombeada desde el corazón hacia los órganos y tejidos y esa misma
sangre regresaba por las venas hacia los pulmones y el corazón para ser
impulsada de nuevo. Las sangrías contra toda enfermedad incluyendo el
paludismo o graves hemorragias se siguieron usando, por los fieles
seguidores de las sagradas escrituras de Hipócrates y Galeno.
Mucho antes que nacieran Heredia o Unanue, pero en el mismo siglo, en
17, estuvo en Lima el médico italiano Federico Bottoni que llegó como
intérprete del Tribunal del Santo Oficio. Escribió una obra con el sugestivo
título de: Evidencia de la Circulación de la Sangre. Una obra de
divulgación del estudio científico realizado por William Harvey durante
varios años la que fuera publicada en 1628.
Así en Lima se conoció con 103 años de atraso uno de los pilares de lo
que más tarde sería la biomedicina. Bottoni no sólo vulgarizó ese trabajo
sino la invención del microscopio por Robert Hooke, al que lo nombró
como HoK, y detalló su observación de la estructura de los vegetales por
pequeñas celdas a las que llamó células, la real apariencia de pequeños
bichos como piojos, moscas o garrapatas24.
También mencionó a von Leeuwenhoek (con el apelativo de LeovenheK)
y su revelación de unos seres vivos invisibles a simple vista sino bajo la
una poderosa lupa que el mismo fabricó, los llamó animálculos. Describió
por primera vez los espermatozoides, los glóbulos de la sangre.
Todo los relatos en su opúsculo, el doctor Bottoni, divulgó en Lima los
extraordinarios avances de la medicina científica de la época.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
Premonitoriamente manifestó: Mas estos elementos de la sangre
descubiertos por medio del microscopio no siendo evidentes a los
desnudos ojos de todos, particularmente en Lima, a donde todavía no ha
entrado la delicadeza de los microscopios, pudieran facilitar censurable,
sin el propio desengaño de la experiencia
El primer microscopio que llegó a Lima fue importado de Francia por
Heredia, en 1856, en su nueva Facultad de Medicina de la nueva
“Universidad de Lima” con ese aparato se realizaron aportes científicos,
como se comentará luego.
El Colegio de la Independencia siguió un curso de lamentable
desprestigio. Al desvestir un santo para vestir a otro, como fue el
comentario del auditor español que revisó la protesta de las autoridades
de San Marcos contra Unanue y Abascal, ya que todas las cátedras de
ciencias de la universidad pasaron a formar parte de la nueva escuela de
medicina.
Fue por ello los militares que aspiraban ascender en el escalafón
castrense tenían que acreditar habilidades y destrezas en varias ramas de
la ciencia, especialmente las matemáticas. Se matriculaban en la escuela
de medicina militares de alto rango que estaban en camino a convertirse
en jefes de gobierno. Fueron compañeros y discípulos de Cayetano
Heredia distinguidos generales y mariscales que participaron por años en
la política y en las frecuentes guerras civiles que azotaron al país.
Cuando estuvieron en el poder ponían en los cargos directivos de la
escuela de medicina a sus profesores o condiscípulos. Esa fue una
herencia que dejaron Abascal y Unanue y duró hasta 1885.
Con la conquista española de los Andes y la caída del Tahuantinsuyo, se
inició una serie de transformaciones que llevó a la conformación del Perú
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
moderno. El reemplazo del Estado Inca por la administración virreinal solo
fue el cambio más superficial, aunque de indudables repercusiones
políticas al establecerse un sistema centralista y autoritario. Lo importante
fueron los cambios demográficos, la mezcla racial y el nuevo orden de la
sociedad bajo criterios de raza y estamento; en el ámbito económico la
introducción de una economía de mercado, el uso de la moneda y una
nueva concepción de la riqueza y la pobreza; a nivel ideológico se
desmoronaron muchas formas de pensamiento andinas que fueron
reemplazados por una visión occidental del mundo y donde jugó un papel
decisivo la evangelización impulsada por la Iglesia Católica. En suma, el
territorio que hoy ocupa el Perú y sus habitantes ingresaron a la historia
de Occidente o a la Historia Universal.
En un principio, entre 1532 y 1541, el Perú fue la Gobernación de Nueva
Castilla, presidida por Francisco Pizarro gracias a la Capitulación de
Toledo (1529). Se trató de una época turbulenta por los mismos efectos
de la invasión; la Corona tenía escasa presencia y el poder, de hecho, lo
ejercían los encomenderos. Con las leyes Nuevas de 1542 se creó el
Virreinato del Perú y se estableció formalmente la administración que, con
algunas reformas, tuvo vigencia hasta los tiempos de la Independencia en
1821 o 1824. Fueron casi 300 años de dominio español, que contrastan
con los 180 de nuestra historia independiente.
El Perú fue conquistado cuando España era la dueña de Europa bajo la
batuta de Carlos V. Hacia 1820 la realidad de la Península era muy
distinta; ahora España era una potencia de tercer orden y se encontraba
bajo el reinado de Fernando VII. Los Habsburgo la gobernaron en los
siglos XVI y XVII, dos siglos marcados por la grandeza y el declive. Los
Borbones llegaron en el XVIII y sus reformas no pudieron reanimar el
antiguo poderío español.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
A lo largo de estos tres siglos el Perú presenta tres etapas bien definidas.
La primera, entre 1530 y 1560, es la de la invasión y el saqueo de los
tesoros incaicos; el territorio se abría a Occidente como un espacio
promisorio para la explotación de metales preciosos. El “apogeo” se inició
con el descubrimiento de las minas de plata de Potosí (hoy Bolivia); el
territorio del Virreinato, además, abarcaba desde Panamá hasta la Tierra
del Fuego (con excepción de Brasil, colonia portuguesa). Lima era el
centro político, económico y cultural de ese vasto espacio. Su élite,
gracias al monopolio comercial, era la primera de Sudamérica.
Un funcionario que venía al Perú consideraba el hecho como un
“ascenso”. Los criollos, por su lado, ocupaban cargos expectantes en la
administración y en los negocios. Este “apogeo” duró todo el siglo XVII y
entró en decadencia a mediados del siglo XVIII con las reformas
borbónicas. Ellas le amputaron su inmenso territorio, abolieron el
monopolio que beneficiaba a su élite comercial, desplazaron a los criollos
de los cargos públicos e incrementaron la presión fiscal. Esto ocasionó
gran descontento que llegó hasta la abierta rebelión. Por último, abrieron
un camino poco adecuado a la futura independencia.
1.1.1. La invasión española Hacia la década de 1520, Francisco Pizarro y sus socios, Diego de
Almagro y Hernando de Luque, planearon expediciones al sur de
Panamá. Luego de dos viajes detectaron el Tahuantinsuyo y lo
reconocieron como un espacio con una población más numerosa,
mejor organizada y con evidentes signos de riqueza. En 1529
Pizarro viajó a España y firmó con la Corona la Capitulación de
Toledo que formalizó las condiciones de la conquista.
En el tercer y definitivo viaje, Pizarro, con poco más de un centenar
de soldados españoles, ocupó Cajamarca y capturó al inca
Atahualpa (noviembre de 1532). Allí se repartió el producto del
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
primer saqueo de los tesoros, básicamente en oro. El 26 de julio de
1533 Atahualpa fue ajusticiado en Cajamarca y allí terminó el
primer momento de la invasión.
Con la llegada de refuerzos provenientes de Panamá la
hueste creció y Pizarro pudo avanzar hasta el Cuzco, donde se
repartió el segundo gran botín, y ocupar otras zonas. Un hecho
paralelo fue la fundación de las primeras ciudades: Piura, Cuzco,
Jauja y, en 1535, Los Reyes (Lima), que sería después la capital
virreinal. Luego vinieron Trujillo, Chachapoyas, Huamanga,
Huánuco y Arequipa. Otro hecho paralelo fue el reparto de la
población nativa entre los españoles “encomenderos”. Cada
encomienda tenía un número de indios y su titular disponía de su
trabajo (servicio personal) y cobraba un tributo de ellos; a cambio
los indios recibían “protección” y evangelización.
De esta manera las ciudades tenían encomenderos como
“vecinos” y este grupo se convirtió en la primera élite del Perú
colonial. Gozaron de gran poder económico y político y controlaron
instituciones claves como los cabildos.
La crisis de los encomenderos se inició cuando la Corona
planeó limitar sus privilegios a través de las Leyes Nuevas (1542).
En ellas se prohibía el servicio personal y la condición hereditaria
de las encomiendas. La rebelión no tardó en estallar. Ya antes se
había desatado la violencia cuando las huestes pizarristas y
almagristas se disputaron la posesión del Cuzco. Los partidarios de
Almagro asesinaron a Pizarro en 1541 luego de que los hermanos
Pizarro vencieron y ejecutaron a Diego de Almagro en la primera
guerra civil. La rebelión de los encomenderos se desató con la
llegada del primer virrey, Blasco Núñez Vela, en 1544.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
El caudillo fue Gonzalo Pizarro quien en la batalla de
Iñaquito logró ejecutar al propio virrey. Ante el caos, la Corona
envió al clérigo Pedro de La Gasca a pacificar el Perú. Gonzalo
Pizarro se negó a capitular y fue vencido en Jaquijahuana (1548).
Derrotados los encomenderos La Gasca, como presidente de la
Audiencia de Lima, pudo dar comienzo a la organización del
virreinato.
El rápido derrumbe del Tahuantinsuyo no puede explicarse
por la superioridad de las armas de los españoles o porque la
población andina se confundió inicialmente al ver a estos nuevos
hombres como dioses. Los españoles pudieron aprovechar dos
circunstancias claves. En primer lugar la crisis política derivada de
la pugna por el poder entre las élites cuzqueña y quiteña: la guerra
entre Huáscar y Atahualpa.
En segundo lugar, los invasores contaron con el apoyo de
numerosos grupos étnicos que no aceptaban el dominio incaico; el
“colaboracionismo” de amplios sectores de la población (huancas y
chancas) contribuyó notablemente en el “éxito” de las huestes
españolas.
Todos estos acontecimientos fueron narrados por los
cronistas. Luego de darnos unas versiones deficientes o confusas,
terminaron esbozando una imagen distorsionada del
Tahuantinsuyo al tratar de comprenderlo bajo sus categorías
mentales. Casi todos justificaron la conquista y los actos que
siguieron afirmando que Atahualpa era ilegítimo y tirano, dando la
imagen de una guerra justa. Luego los cronistas extendieron la
ilegitimidad a todos los incas, que resultaron tiranos y usurpadores,
una versión que llegó hasta el siglo XVII con la obra del cronista
indio Felipe Guamán Poma de Ayala.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
Un caso aparte fue la obra del inca Garcilaso de la Vega
donde se configuró una versión idílica y romántica del
Tahuantinsuyo. Fieles a su tradición occidental y cristiana, los
cronistas compararon al País de los Incas con el Imperio Romano y
vieron en la guerra con los indios la continuación de la que
mantuvieron con los árabes (La Reconquista), es decir, contra los
infieles.
1.2. Los cambios en la sociedad andina
Para la población andina los invasores eran seres extraños por su
apariencia física y tenían poderes similares a los del rayo y el trueno con
sus armas de fuego. Venían, además, acompañados de un animal
desconocido, el caballo, y hablaban en una lengua diferente. Por ello al
principio fueron vistos como dioses.
Al final, la conquista significó para los indios un cambio en el orden del
mundo. Los españoles dieron muerte a los Incas, soberanos de origen
divino, y tomaron el Cuzco, centro sagrado del Tahuantinsuyo. También
saquearon sus templos robando los objetos de culto. En este sentido, la
conquista fue percibida como la victoria del dios cristiano dentro de una
concepción cíclica del tiempo.
Pero la conquista trajo otros cambios. El más dramático, quizás, fue el
colapso demográfico. La población andina disminuyó en un 80% debido,
básicamente, a los virus traídos por los españoles que se transformaron
en epidemias. Enfermedades como la gripe, el tifus, la peste o el
sarampión, inéditas en los Andes, hicieron estragos entre los indios.
Las plantas y los animales traídos desde Europa también contagiaron sus
virus a los recursos nativos alterando la dieta de los indios. A los virus se
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
sumaron las muertes por la misma guerra de conquista, los trabajos
forzados (la mita) y el “desgano vital”. En este sentido aumentaron los
suicidios colectivos, abortos e infanticidios pues los indios perdieron las
ganas de vivir debido a la caída de su mundo.
Sistemas tradicionales como el ayllu y el control de pisos ecológicos se
vieron seriamente afectados e incluso desaparecieron. A medida que el
gobierno virreinal establecía las reducciones en la sierra, a la gente se le
desarraigaba de sus pacarinas, se rompía la unidad del ayllu y sus formas
de trabajo comunal, y se afectó el acceso a recursos en los distintos pisos
ecológicos.
También desapareció la figura del Inca y la redistribución estatal, la mita
fue desvirtuada en provecho de la economía española y el culto cristiano
se impuso sobre las huacas y los dioses nativos. La evangelización trató
sistemáticamente de satanizar el culto prehispánico.
Luego de muchas discusiones sobre la condición humana de los
indios y si debían ser esclavizados o no (polémica entre Bartolomé de las
Casas y Ginés de Sepúlveda, por ejemplo), fueron considerados
legalmente vasallos libres del Rey de España en condición de menores de
edad. Quedaron bajo la protección de la Corona y por ello debieron pagar
un tributo. Asimismo quedaron bajo la autoridad de sus curacas (llamados
“caciques” por los españoles), los únicos que conservaron sus cargos tras
la conquista.
Ellos fueron los intermediarios entre las autoridades coloniales y los
indios. Continuaron con sus obligaciones ancestrales frente a sus
subordinados y asumieron otras como defenderlos y conseguir dinero, a
través de sus negocios particulares, para cumplir con el pago del tributo.
De esta manera la mayoría de los curacas conservaron su liderazgo y
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
legitimidad frente a sus indios hasta que sus cargos fueron abolidos luego
de la rebelión de Túpac Amaru II.
Los españoles introdujeron lentamente la economía de mercado en los
Andes. Apareció la moneda, las nuevas ciudades se poblaron de
mercaderes y los caminos de transportistas de mercancías o “arrieros”.
Los indios, especialmente los curacas, tuvieron que aprender a ser
comerciantes y algunos empezaron a formar una suerte de burguesía
nativa, muy occidentalizada que terminó arruinada por las reformas del
siglo XVIII. De otro lado se modificó la justicia. Antes los conflictos se
solucionaban al interior del ayllu con la mediación del curaca. Ahora se
administraba fuera del grupo de parentesco y estaba a cargo de un juez
que la dictaba en base a una ley escrita, también ajena al ayllu. Los indios
tuvieron que entablar una infinidad de pleitos judiciales para defender sus
derechos.
Finalmente habría que añadir que con la conquista se introdujeron nuevas
plantas y animales que cambiaron el paisaje andino. También muchos
elementos de la tecnología occidental (rueda, vidrio, hierro, arado a
tracción animal y nuevos métodos arquitectónicos, por ejemplo).
Los indios, sin embargo, nunca abandonaron totalmente su antigua
tecnología (andenes, chaquitaclla), sus cultivos tradicionales (tubérculos,
maíz), el pastoreo de auquénidos o sus formas de trabajo colectivo (ayni o
minca).
1.3. El estado virreinal
En un inicio el Perú (Nueva Castilla) fue una Gobernación, encabezada
por Pizarro, y se organizó internamente bajo el poder local de los
encomenderos. Con la aplicación de las Leyes Nuevas se creó el
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
Virreinato del Perú y su territorio estuvo gobernado por un funcionario que
representaba al Rey: el Virrey.
Esto dio inicio a la burocracia virreinal que tenía por objetivo terminar con
los apetitos señoriales de los encomenderos. En Lima se instaló la Real
Audiencia e internamente el territorio se dividió en jurisdicciones
denominadas corregimientos. El sistema funcionó hasta la década de
1570 cuando el virrey Toledo modificó las pautas de la administración.
Luego de realizar la primera Visita General que conoció el Perú, Toledo
modificó el tributo indígena y organizó el sistema de la mita para
abastecer de mano de obra a los centros mineros. También culminó el
establecimiento de “reducciones” o pueblos de indios. Se trató de un
sistema que tenía como fin controlar a la población nativa para cobrarle el
tributo, enviarla a las mitas y evangelizarla.
De esta manera quedó seriamente afectado el sistema de control de pisos
ecológicos y se rompió la unidad de los ayllu cuyos miembros pasaron a
vivir en distintos pueblos. Su gobierno, finalmente, ejecutó a Túpac Amaru
I, último representante de la élite cuzqueña rebelde de Vilcabamba. En
síntesis, si bien las reformas toledanas alentaron el auge minero y
fortalecieron la burocracia colonial, afectaron profundamente los patrones
económicos y sociales de la población andina.
El orden diseñado por Toledo entró en crisis en el siglo XVII
cuando los indios burlaron el sistema de reducciones: aumentó el número
de indios “forasteros” y disminuyó el ingreso del tributo. Esto se agravó
cuando a partir de 1640 la producción minera de Potosí entró en “crisis”.
La administración tardó en reaccionar.
En la década de 1680 el virrey Duque de la Palata realizó otra Visita
General. En ella no sólo se amplió el cobro del tributo a los forasteros,
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
sino también a los mestizos y negros libres. Como es lógico, no tardó en
crecer el malestar en la población.
Como vemos el mundo virreinal no fue tan estático, es decir, la
administración nunca funcionó a la perfección. La población siempre creó
mecanismos para burlar la presión, sobre todo fiscal, que ejercía el
gobierno. Los indios trataron de evadir sus obligaciones con el tributo y la
mita; los mestizos nunca quisieron pagar el tributo; los mineros
“escondían” la producción real de la plata. Por ello hasta qué punto
podríamos hablar de una “crisis” en el siglo XVII, como tantas veces se ha
planteado. Lo cierto es que a la administración de los Austrias siempre le
faltó la suficiente rapidez para corregir los errores. Ello explica el ímpetu
de los borbones en el siglo XVIII por reformar el sistema de gobierno en
América.
La administración virreinal reposó sobre tres instituciones fundamentales:
1.3.1. El VirreyFue el representante del rey y tenía todos los poderes. Era el
responsable de la administración de gobierno, de los fondos de los
tesoros públicos, de la defensa del territorio y de los asuntos
espirituales o religiosos. Era también el presidente de la Audiencia
lo que le daba la suprema autoridad en temas judiciales.
Generalmente los virreyes venían por períodos de cinco años y
podían ser ratificados por más tiempo. Entre 1544 y 1824 el Perú
fue gobernado por 40 virreyes.
1.3.2. La Audiencia
Tenía su sede en Lima y al estar presidida por el Virrey se
denominaba Real Audiencia. De ella dependieron, durante los
siglos XVI y XVII, las audiencias de Panamá, Santa Fe, Quito,
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
Charcas, Buenos Aires y Santiago. Era el máximo tribunal de
justicia, legislaba con el Virrey y gobernaba en ausencia de éste.
Sus miembros fueron los oidores.
1.3.3. Los corregimientos
El virreinato estuvo dividido en 78 provincias o corregimientos.
Estaban bajo la autoridad del corregidor, funcionario que
representaba al Virrey en el ámbito local. Velaban por la buena
administración de su jurisdicción y eran autoridades judiciales en
primera instancia. Cobraban el tributo y enviaban a los indios a la
mita. Muchos de ellos terminaron explotando a los indios al
obligarlos a comprar mercaderías a precios muy altos a través del
“reparto”. En 1784 fueron reemplazados por las intendencias.
1.4. La vida económica
A partir del siglo XVI el Perú empezó a formar parte del mercado mundial
exportando los tesoros incaicos saqueados por los conquistadores.
También se abrieron vínculos comerciales con España y México. Las
exportaciones consistían en productos provenientes del tributo en
especies (textiles) y creció la importación de artículos europeos. En un
primer momento fueron los encomenderos y algunos funcionarios los que
se beneficiaron de este tráfico comercial.
En 1545 se descubrieron las minas de plata de Potosí y el Perú se
convirtió en uno de los más grandes exportadores de este metal en el
mundo. También se abrieron otros yacimientos mineros y el comercio se
generalizó en torno a las ciudades fundadas por mineros y funcionarios.
De esta forma se configuraron varios circuitos comerciales siendo el más
20
HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
importante el área cuyas rutas convergieron en el centro minero de
Potosí: Arequipa-Cuzco-Puno-Charcas-Potosí.
Durante tres siglos se configuró el espacio “sur andino” que movilizó
grandes recursos y sustentó la economía de la población de esta región.
En 1563 se descubrieron las minas de mercurio (azogue) de
Huancavelica y el método de purificación de la plata fue sustituido por el
de la amalgama. Esto favoreció el crecimiento de la producción a lo que
habría que añadir el establecimiento de la mita, un sistema de trabajo
obligatorio y por turnos en el que los indios acudían a trabajar a las minas.
El apogeo minero de Potosí duró hasta mediados del XVII, época en que
se fueron agotando las vetas de Potosí y se terminó el azoque de
Huancavelica; la mano de obra también escaseó a medida que los indios
intentaban burlar la mita. Afortunadamente para la Corona en el XVIII se
descubrieron nuevos yacimientos de plata en Cerro de Pasco y
Hualgayoc (Cajamarca). La producción se recuperó aunque nunca
alcanzó los niveles de los mejores tiempos del Cerro Rico de Potosí.
Si bien la minería fue la actividad clave de la economía virreinal, el
comercio debía ser también impulsado para generar ingresos a las Caja
Real. Hasta el XVIII funcionó el monopolio comercial que benefició al
gremio de comerciantes de Lima (Tribunal del Consulado).
El Callao era el único puerto que podía recibir las mercancías traídas por
los galeones desde España y de Lima ser repartían a todo el territorio
virreinal. Esto consolidó el poder político y económico de la élite de la
Ciudad de los Reyes. El apogeo llegó a su fin en 1778 cuando los
borbones permitieron el libre comercio y se abrieron más puertos en
América para comerciar con la Península. Esto marcó la decadencia del
Callao y el auge de nuevos puertos como Buenos Aires.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
Otros centros de producción fueron los obrajes donde laboraban los indios
mitayos. La Corona trató en vano de frenar su expansión, pero debido al
deficiente abastecimiento derivado del monopolio su producción cubrió la
demanda del mercado local. Con el auge comercial en el siglo XVIII,
debido a las reformas borbónicas, se inició la decadencia de la producción
obrajera.
La agricultura presentó contrastes según las regiones. En las haciendas
de la costa se cultivaron la caña de azúcar, el algodón, la vid y el olivo; la
mano de obra era básicamente esclava. En la sierra los cultivos fueron
más diversificados: trigo, tubérculos y panllevar; además tenemos la
presencia de haciendas ganaderas (auquénidos y ovinos). La mano de
obra también varió: mita agrícola, indios yanaconas y peones libres.
Los ingresos de la Corona provenían de una serie de impuestos siendo
los principales el quinto real (20% de la producción minera al año); el
tributo indígena (todos los indios entre 18 y 50 años debían pagar este
impuesto en dinero); y la alcabala (gravó la compra y venta de bienes y
varió del 2% al 6%). Otras contribuciones fueron el almojarifazgo
(impuesto aduanero), las averías (al comercio marítimo) y las anatas
(venta de cargos públicos). También había impuestos especiales al
consumo de tabaco, bebidas alcohólicas o naipes. Cabe destacar que la
Iglesia gozó de gran poder económico al no estar sujeta a ninguna
contribución y beneficiarse de impuestos (diezmos y primicias) y muchas
donaciones. Finalmente, en 1565 se creó en Lima la Real Casa de
Moneda; el principal signo monetario fue el peso (dividido en 8 reales).
1.5. La vida social
La sociedad virreinal estuvo dividida teóricamente en dos repúblicas
paralelas y complementarias: españoles e indios debían estar separados
con sus propias leyes, autoridades, derechos y obligaciones. La división
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
era también espacial: los españoles debían vivir en ciudades y los indios
en sus pueblos o “reducciones”.
Pero esta división, aparentemente tan rígida, fue desvaneciéndose poco a
poco con la aparición de los mestizos y de otras mezclas raciales
(castas).
De este modo, junto al criterio estamental (linaje) coexistieron otros como
nivel de fortuna, formación cultural o color de piel. Un mismo personaje
podía estar emplazado de una u otra manera según el criterio que se
adoptase: podía ocupar determinado lugar por su casta (color de piel) y
otro por sus ingresos.
En este orden jerárquico estaban, a la cabeza, los españoles. Ellos
podían ser peninsulares (“chapetones”) o sus descendientes nacidos en
América, los criollos. En este grupo estaban los nobles, la alta burocracia,
los hacendados, los mineros, los curas, los intelectuales y los grandes
comerciantes. Eran la élite de la sociedad virreinal y vivían en las
ciudades. Sin embargo su condición de blancos no les garantizaba un
lugar dentro de la aristocracia. Un blanco pobre (artesano, pequeño
comerciante o chacarero) era considerado plebeyo.
A partir del siglo XVII los criollos se adueñaron del virreinato copando los
cargos públicos y las actividades económicas más lucrativas. Las
reformas borbónicas del XVIII revirtieron esta situación causando gran
malestar entre ellos al tratar la Corona de centralizar el poder en manos
de peninsulares recién llegados.
La “república de indios” quedó dividida en los indios nobles
(descendientes de la nobleza inca y los curacas) y los indios del común.
Los primeros se educaban en los colegios de curacas (“El Príncipe” en
Lima y “San Francisco de Borja” en el Cuzco) y estaban exonerados de ir
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
a la mita y de pagar tributo. Eran los intermediarios entre el mundo
español y el andino. En el siglo XVIII lideraron las rebeliones indígenas y
sus cargos quedaron abolidos luego la ejecución de Túpac Amaru II. Los
indios del común debían vivir en sus “reducciones”, acudir a la mita y
tributar. Eran la mayoría de la población y quedaron básicamente ligados
al mundo rural.
En un nivel intermedio quedaron las castas, producto de la mezcla de
españoles, indios y negros. En esta mixtura racial estaban los mestizos
(hijos de español e indio), zambos (cruce del negro con el indio) y mulatos
(surgido del español y del negro).
Las clasificaciones terminaron siendo muy complicadas cuando se fueron
incrementando los tipos de cruce. Los mestizos nacieron con la conquista,
se vieron desubicados y pasaron a cumplir papeles menores. Se les tachó
de ilegítimos o peligrosos, y muchos terminaron sus vidas entre gente de
mal vivir. Con respecto a los indios gozaron de estar exonerados de mitar
y tributar, sin embargo, no podían acceder a cargos públicos importantes
y su educación era elemental. Esta situación ambigua se debió a que el
sistema de “repúblicas” no contempló legislación sobre su status.
Según la ideología virreinal los negros no debieron ser considerados
dentro del orden social pues era vistos como objetos o mercancías. Sin
embargo la sociedad supo desarrollar una gran sensibilidad hacia ellos y
mucha gente los consideró perfectamente humanos, aunque nacidos para
servir. La gran mayoría de negros vivió en la costa desempeñando
múltiples labores que iban desde el laboreo en las plantaciones hasta el
trabajo doméstico en alguna casa limeña.
En este sentido la suerte del esclavo era variada. Si trabajaba en la
ciudad, mantenía cierto trato con sus dueños que, si eran comprensivos,
podían otorgarles la libertad; si era destinado a una hacienda estaba a
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
merced de los excesos del capataz y no podía juntar dinero para obtener
su libertad.
El bozal era el negro recién llegado del África y no sabía el español; el
ladino era el acriollado nacido en América; el manumiso era el negro que
había obtenido legalmente su libertad; y el cimarrón era el esclavo fugitivo
que vivía con otros de su condición en los palenques.
1.6. La vida religiosa
La evangelización de los indios se dio desde el mismo momento de la
conquista. Al principio fue obra casi exclusiva de frailes dominicos y
franciscanos quienes, desde conventos rurales, predicaron muy influidos
por ideas mesiánicas surgidas en la mentalidad popular europea.
Ello explica la idea del retorno del Inca en la mitología andina surgida en
la colonia.
La política evangelizadora cambió cuando la Iglesia introdujo las ideas del
Concilio de Trento. Ahora la empresa estaba en manos de parroquias
dependientes del obispo. La llegada del arzobispo de Lima, Toribio de
Mogrovejo, y de los jesuitas, fue clave en este sentido. El Tercer Concilio
Limense (1783) mandó quemar los catecismos bilingües que los frailes
habían elaborado y los reemplazó con la Doctrina Cristiana, primer libro
impreso en Virreinato.
Elaborada por el padre jesuita José de Acosta, estuvo escrita en español,
quechua y aymara; de esta manera se demostraba el carácter
multiligüista de la evangelización andina. A finales del XVI estaban
formalmente bautizados casi todos los indios.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
En el XVII, tras una denuncia formulada desde Huarochirí de que los
indios mantenían culto a sus dioses tradicionales (1607), el Arzobispado
inició varias campañas de extirpación de idolatrías. La idea era destruir
cualquier rezago de la religión andina: huacas o ídolos. De todos modos,
la aceptación del catolicismo por parte de los indios nunca implicó la total
renuncia a sus creencias ancestrales: hoy en día pueden verse en
muchas lugares ritos a la pachamama y a los apus.
A nivel urbano el catolicismo tuvo rasgos particulares. Habría que
mencionar al Tribunal de la Inquisición, instalado en Lima en 1570, que
terminó siendo un eficiente agente del poder monárquico. Mediante la
censura fue el encargado de reprimir cualquier controversia doctrinal y
perseguir toda literatura “peligrosa” para la fe y el orden político.
El Tribunal fue suprimido por las Cortes de Cádiz en 1812 pero, al
restaurarse el absolutismo con Fernando VII, siguió funcionando en Lima
hasta 1820.
Una circunstancia notable fue el surgimiento, entre fines del XVI y
comienzos del XVII, de algunos personajes virtuosos que terminaron
elevados a los altares. Ese fue el caso de los españoles santo Toribio de
Mogrovejo, Arzobispo de Lima, san Juan Masías y san Francisco Solano;
y de los peruanos San Martín de Porres e Isabel Flores de Oliva, conocida
como santa Rosa de Lima. Todos vivieron en Lima.
Respecto a las fiestas religiosas, las más concurridas fueron Navidad y
Semana Santa. También fue muy difundido el culto al Corpus Christi y
que hoy goza de tanta popularidad en Cuzco y Cajamarca. Por ello, a
diferencia de otras regiones de América, en el Perú los cultos populares
más difundidos están dedicados a Cristo. Entre todos los “cristos”
coloniales destaca, sin duda, el Señor de los Milagros que, desde hace
más de tres siglos, recorre en procesión las calles de Lima.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
Hoy es la procesión católica más grande del mundo; incluso los peruanos
emigrados recrean la procesión en las calles de Chicago, Nueva York o
Santiago de Chile. Junto al Cristo moreno, pintado por un esclavo negro,
tenemos al Señor Cautivo de Ayabaca (Piura), al Señor del Mar (Callao),
al Señor de los Temblores (Cuzco), al Señor de Muruhuay (Tarma) y al
Señor de Luren (Ica), entre muchos más.
También se multiplicaron las cofradías y las hermandades. Fueron
agrupaciones de fieles de toda condición racial y de ocupación
congregadas en torno a una imagen de Cristo, una advocación a la Virgen
o un santo. Su función era la veneración y culto del patrono común, la
ayuda mutua entre sus miembros y la salida en procesión durante la
festividades. Dependieron de las iglesias o monasterios en los que se
hallaban las imágenes de su devoción.
Las muestras de piedad femenina más importante se dieron en la vida
conventual. Allí aparecieron las beatas y las mujeres que llevaban una
vida apartada en forma individual o comunitaria. Los monasterios
femeninos se diseñaron como ciudades dentro de la ciudad virreinal.
Cada uno tenía su propio gobierno que recaía sobre la priora o abadesa.
Entre los más importantes tenemos La Encarnación (Lima), Santa Clara
(Cuzco) y Santa Catalina (Arequipa).
1.7. La vida cultural y artística
La educación estuvo bajo el control del clero y abarcó tres fases: primeras
letras, estudios menores y estudios mayores. No existieron límites claros
para el paso de un nivel a otro y todo dependió de los recursos, la
inteligencia y esfuerzo de los alumnos. Los estudiantes, blancos y en
algunos casos mestizos, iniciaban su formación con las primeras letras,
los rudimentos en números y el catecismo para llegar, a los 7 u 8 años, a
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
los estudios menores en los que se aprendía retórica, música,
humanidades y latín.
Los hijos de indios nobles y curacas recibían una formación intermedia
entre las primeras letras y los estudios menores. Se les impartía
conocimientos en lectura, escritura, cálculo, canto, catecismo y algo de
derecho natural.
La educación superior se impartió en los colegios mayores donde había
cursos de filosofía, artes, leyes o medicina. Los más reputados estuvieron
en las ciudades de Lima y Cuzco. En la primera los más destacados
fueron los de San Felipe, San Martín y el seminario de Santo Toribio para
la formación de presbíteros; en la segunda el San Antonio Abad y el San
Bernardo. Tras la expulsión de los jesuitas (1767) se fundó en Lima el
Real Convictorio de San Carlos. Los estudios universitarios no estaban
destinados únicamente a la formación de abogados, médico o teólogos;
también cultivaban la formación humanística. La principal universidad era
la Mayor de San Marcos en Lima (1551) y, durante el siglo XVII, se
fundaron otras en el Cuzco, Quito, Chuquisaca y Huamanga.
El desarrollo artístico contempló todos los niveles. La pintura limeña
asimiló las técnicas renacentistas con la llegada en el siglo XVI de artistas
italianos (Bitti, Medoro y Pérez D’Alesio). Pero esta tendencia limeña por
la imitación tuvo su contraste con un pintura más libre y auténtica en las
ciudades del interior. Quito y Cuzco fueron los centros de una escuela
pictórica mestiza, pues asimilaron las técnicas europeas con motivos
andinos; la pintura paisajista, los arcángeles arcabuceros, los retratos de
la Virgen y las distintas versiones de Cristo son claros ejemplos. En el
Cuzco, las obras de Diego Quispe Tito son las más reconocidas.
La escultura se desarrolló básicamente en la talla de madera para decorar
los templos: altares, púlpitos y sillerías de coro. Caso aparte fue la
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
proliferación de retablos o altares portátiles. En Huamanga destacó la
escultura en piedra de alabastro y en Arequipa las obras en piedra
volcánica (sillar). Los escultores más célebres fueron el mestizo Baltasar
Gavilán, autor de La Muerte, y el español Pedro Noguera, quien talló la
sillería del coro de la Catedral de Lima.
La arquitectura, que en el siglo XVI fue renacentista y mudéjar (influencia
arabesca), se consolidó en barroca durante el XVII y el XVIII. El
“churrigueresco” o barroco español quedó plasmado en las portadas de
casi todas las iglesias. Los ejemplos más notables son los templos de San
Agustín y La Merced (Lima) y el de La Compañía (Cuzco). El rococó, de
influencia francesa, asomó en la segunda mitad del XVIII y se demuestra
en el Paseo de Aguas, la Plaza de Acho, el Palacio de Torre Tagle, la
Alameda de los Descalzos y la Quinta de Presa en Lima. Finalmente en
primeros años del XIX apareció el neoclásico. Las torres del campanario y
el altar mayor de la Catedral de Lima y el Cementerio General de Lima,
ambos del presbítero Matías Maestro, son los ejemplos más
sobresalientes.
La literatura, fiel imitadora de los estilos europeos, tuvo al erudito Pedro
Peralta y Barnuevo, Juan Espinoza Medrano y Juan del Valle y Caviedes
sus máximos exponentes. En música destacó la ópera “La púrpura de la
rosa”, obra del maestro Tomás Torrejón de Velasco. El teatro tuvo
especial importancia en la representación de autos sacramentales, obras
de fondo religioso y moralizador.
La imprenta fue traída por el italiano Antonio Ricardo; en 1584 editó la
Doctrina Christiana y Catecismo, primer libro impreso en el Perú y en
América del Sur. De otro lado, el primer periódico que se publicó fue la
Gazeta de Lima (1743), sin embargo, el que alcanzó mayor notoriedad y
celebridad fue el Mercurio Peruano, publicado entre 1791 y 1795 por la
Sociedad de Amantes del País.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
1.8. El siglo XVIII: reformas borbónicas y rebeliones indígenas
Durante este siglo la Corona española, ahora bajo el reinado de los
borbones, introdujo una serie de cambios para restaurar la autoridad del
Estado, disminuir el poder de la aristocracia, devolverle a España su
poderío militar en Europa y recuperar el dominio en sus colonias
americanas. Era un plan ambicioso que requería, en primer lugar,
aumentar los recursos. Las reformas cobraron gran auge bajo el gobierno
de Carlos III, el máximo exponente del despotismo ilustrado español.
En el proceso España logró aumentar notablemente sus ingresos, pero
perdió un Imperio. A la presión tributaria se sumó el desplazamiento de
los criollos de la administración pública en beneficio de los peninsulares.
El camino estaba allanado para pensar en la independencia.
Las reformas atacaron, en primer lugar, a la administración pública. Se
crearon nuevos virreinatos (Nueva Granada y Río de la Plata), se
reorganizó la defensa militar (establecimiento de las capitanías de
Venezuela y Chile) y se implantaron las intendencias que reemplazarían a
los corruptos corregimientos.
Luego, en el plano religioso, se expulsó del Imperio a los jesuitas y el
Estado asumió el control de la educación. Finalmente, el problema
económico fue el que despertó mayor interés. Era prioritario elevar los
impuestos y ampliar la base tributaria; también se debía estimular la
producción minera para aumentar el flujo de metales hacia España,
controlar el contrabando y estimular el libre comercio entre la Península y
América.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
La aplicación de las reformas en América fue a través de visitas
generales. Al Perú fue enviado el “visitador” José Antonio de Areche.
Rápidamente atacó el problema fiscal y elevó la alcabala a un 6%.
Estableció las aduanas interiores para elevar la recaudación y tuvo que
hacer frente al descontento de casi toda la población, especialmente
cuando se rebeló en 1780 el curaca Túpac Amaru II, descendiente de los
incas.
Las rebeliones indígenas del siglo XVIII, que pasaron de un centenar en el
territorio del virreinato, tuvieron como marco la recuperación de la cultura
andina, especialmente el mesianismo en la mentalidad popular: el retorno
del inca generaría un futuro mejor. Esta idea se vio claramente en el
levantamiento de Juan Santos Atahualpa en la selva central (1742), quien
sublevó a los indios campas contra las misiones franciscanas de la zona.
El movimiento de Túpac Amaru II, que contó con el apoyo de muchos
curacas como los hermanos Catari, fue más complejo. No solo porque
movilizó una cantidad mucho mayor de indios, sino porque incluyó en su
programa de reivindicaciones a población no andina: criollos, mestizos y
negros.
Su base social fue más amplia porque la rebelión coincidió con el
descontento general ante las medidas borbónicas. Los impuestos se
elevaban y el comercio con el mercado de Potosí se vio afectado al
crearse el virreinato de Río de la Plata (1776), que incluía al famoso
centro minero. Por ello el territorio de la rebelión fue más amplio: abarcó
todo el sur andino y el Alto Perú.
Túpac Amaru se rebeló contra el mal gobierno pero no necesariamente
contra el Rey. Al final fue ajusticiado y ejecutado en la plaza del Cuzco
(1781), sin embargo las consecuencias de su rebelión tuvieron largo
alcance. La Corona tuvo que crear una audiencia en el Cuzco, una
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
demanda de Túpac Amaru, abolir los repartos y los corregimientos y
acelerar el establecimiento de las intendencias.
De otro lado tuvo suprimió los curacazgos y prohibió la lectura de los
Comentarios Reales de Garcilaso para no despertar la reivindicación
incaica entre la población.
Finalmente el intento de Túpac Amaru por incluir en su rebelión a criollos
no dio resultado, pues estos tuvieron temor ante la posibilidad de
conceder excesivas reivindicaciones a los sectores populares. La
imposibilidad de compaginar los intereses entre criollos e indios le restó al
movimiento la capacidad de tornarse en separatista.
El siglo XVIII no trajo buenos resultados al Perú. Su virreinato perdió
importancia al verse amputado su amplio territorio. Asimismo, al
eliminarse el monopolio comercial del Callao, su aristocracia mercantil ya
no dominaba todo el mercado del Pacífico sur. Finalmente, tras el
estallido de numerosas rebeliones indígenas, quedaba una secuela de
recelos y odios difíciles de borrar en el tiempo, claves para entender el
futuro movimiento independentista.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
CAPITULO IIEL PROMEDICATO
2.1. El Real tribunal del promedicato
En España, desde la expulsión de los árabes por los Reyes Católicos,
para entrar a la universidad se requería de un certificado de “pureza de
sangre”, esto es, de ser hijos legítimos de españoles, lo que se hacía,
básicamente, para eliminar a árabes y judíos de la educación superior.
Sin embargo, ante la evidencia de que precisamente eran los árabes y los
judíos los mejores médicos, se decidió bautizarlos católicos. Este tipo de
prejuicios en las colonias, adquirieron un sesgo racista. Los que no tenían
certificado de “pureza de sangre” (mulatos, zambos, indios, etc.) no
podían ingresar a la universidad.
Los primeros españoles que vinieron al Perú no trajeron médicos,
probablemente porque no hallaron profesionales dispuestos a la aventura
del Nuevo Mundo. Los Conquistadores, decía el historiador chileno B.V.
Mackenna, “sabían matar mejor que vivir. Y como de muy pocos de ellos
se cuenta que muriesen en cama, no se entrometían en drogas ni
doctores”.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
Seguramente, en muchas ocasiones, habrán echado de menos los
auxilios de la medicina. Garcilaso de la Vega en “La Conquista del Perú”
habla de dolorosas y sangrantes verrugas que les crecieron a los
compañeros de Pizarro, en lo que se considera la primera enfermedad, de
que dan cuenta las crónicas, de las huestes conquistadoras en el Perú.
Más tarde el erudito Patrón, en “La enfermedad mortal de Huayna Cápac”,
identificaría la dolencia como la verruga peruana o enfermedad de
Carrión.
Las heridas en campo de batalla, tampoco recibieron más cuidados de los
que buenamente podían ofrecerles sus compañeros, valiéndose
únicamente del sentido común. Más adelante, los españoles acudieron a
los curanderos peruanos, quizá como medida desesperada al principio, y,
posteriormente, ya con algo más de confianza. Garcilaso de la Vega es
pródigo en citas que cuentan diversos episodios de enfermos y heridos
españoles y sus recursos para combatir estos problemas.
Como al inicio de la Conquista no existía ninguna institución que regulara
el ejercicio de la medicina, y ésta, por cierto era necesaria con o sin
institución que la legalice, muchos se improvisaban en este campo que,
por cierto podía ser muy lucrativo. Tanto en las ciudades como en los
ejércitos había personas que practicaban el oficio de limpiar las heridas,
sangrar, aplicar ventosas o clísteres y cobraban honorarios según la
calidad del cliente.
En los primeros hospitales, trabajaban médicos europeos, españoles la
mayoría, y se encargaban de las funciones anexas los naturales. Valdizán
resume: “Tal es, a no dudarlo, el origen de las enseñanzas médicas en el
Perú durante la Colonia. A la cabecera de los enfermos, desempeñando
las más humildes y piadosas funciones, debieron formarse los primeros
médicos y cirujanos criollos y sus maestros debieron ser los primeros
médicos y cirujanos españoles a quienes se les encomendó la asistencia
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
de los hospitales. Pocas eminencias médicas se establecieron en el Perú
y pocas eminencias médicas se formaron a la sombra de éstos.
En el siglo XVI, España tenía poco más de ocho millones de habitantes,
con ciudades escasamente pobladas, por lo que se favoreció el ejercicio
de prácticas médicas empíricas y supersticiosas.
Los pocos médicos que habían en esa época (muchos de ellos judíos)
eran objeto de sátiras.
Las escuelas obligadas eran las de Hipócrates y Galeno, que eran textos
de consulta obligada. Esto constituye un punto muy importante puesto
que como lo demostró García Cáceres en su artículo “Galeno en la
Academia Nacional de Medicina. Dos milenios de historia”, los ejemplares
de la obra de Galeno de la tercera edición (1556), no sólo tuvieron
vigencia en la España del siglo XVI, sino que fueron traídos a Lima,
pertenecieron y fueron utilizados luego en el Tribunal del Protomedicato.
España tuvo mucha influencia en el apogeo del poder en Europa, era su
Siglo de Oro en cultura y en medicina. Destacaban escuelas médicas
como las de Valladolid, Alcalá de Henares, Salamanca, Toledo y
Córdoba. Algunas que cultivaban la medicina árabe y otras que recibían
influencias renovadoras, como las de Montpelier, París o Boloña.
Hay algunos elementos que contribuyeron al nacimiento del Real
Protomedicato (RP).
Alonso III de Aragón (1285 – 91) sometió a los aspirantes a cualquier tipo
de práctica médica, a una suerte de examen realizado por los “sabios y
notables.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
Juan I (1379-90) de Castilla nombró “alcaldes mayores examinadores”
que, junto con el “médico primero” de la Casa Real, formaron el cuerpo
que examinaba a los aspirantes.
Juan II (1406-54), continuó con esta práctica, y autorizó a su médico a
asumir jurisdicción sobre los crímenes médicos en absoluta autonomía.
En 1430, Juana II nombró al doctor Salvador Calenda de Salerno, primer
protomédico de su tribunal en Naples, y le dio a él y a sus subordinados,
el privilegio de examinar y conferir títulos a los aspirantes. Éstos debían
ser cristianos reconocidos e hijos “legítimos.
El reinado de Isabel la Católica y Fernando de Aragón, fue el que más
hizo por el Real Protomedicato y su introducción en América. Los Reyes
Católicos consideraron a los protomédicos como funcionarios
convencionales.
Muchísimo antes de que hubiese una institución para juzgar a los
médicos, había muchas regulaciones, algunas de ellas muy hostiles hacia
los médicos, como el “fuero juzgo”, entre los años 642 y 649. Los castigos
por mala práctica eran muy severos. Si el paciente moría, los parientes
podían disponer de la vida del médico, desterrarlo a alguna isla o
confiscarle su salario o suprimirle la licencia de práctica.
No se sabe a ciencia cierta en qué momento, la regulación de la medicina
comenzó a tener el nombre de Protomedicato. Lo que sí se sabe es que
durante el reinado de los Reyes Católicos, el Real Protomedicato se
instituyó como el organismo que prevaleció por tres siglos.
La medicina siempre estuvo presente en la Conquista de América.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
De hecho el doctor Diego Álvarez de Chama, un médico sevillano fue
conminado por los Reyes Católicos a viajar con Colón en 1492, en su
segundo viaje.
En 1511, los reyes enviaron al bachiller Gonzalo Vellozo como Real
Cirujano. Conforme pasaba el tiempo, en América aparecieron
charlatanes y curanderos por doquier, quizá por la necesidad de servicios
de salud, insatisfechos por tener pocos médicos.
En 1528, el doctor Hernando de Sepúlveda fue conminado por Carlos V a
“reestablecer” el Protomedicato, con él, naturalmente como protomédico.
Él mismo apareció en Lima en 1537, cuando la ciudad se hallaba en plena
construcción y el Cabildo lo nombró “protomédico sustituto”.
2.2. El protomedicato en Perú
El Tribunal del Protomedicato, institución creada en España en
1442, fue establecido en el Virreinato del Perú en 1570, tuvo su sede en
Lima. El primer protomédico peruano fue el doctor Francisco Bermejo y
Roldán, natural de Lima. Desde el año 1646, se dispuso por Real Cédula
que el Protomedicato tuviese anexo a un cargo la cátedra de Prima de
medicina, que era entonces la de mayor jerarquía docente.
El tribunal del Protomedicato, que en una época extendió su
jurisdicción hasta Buenos Aires, fue abolido el 30 de diciembre de 1848 y
fue sustituido por la Junta Directiva de Medicina18. A pesar de que el
Protomedicato fue instituido en el Perú en 1570, el Perú tuvo un
protomédico desde el año 1537, que fue el Dr. Hernando de Sepúlveda.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
El establecimiento de la red de hospitales mayores y menores, se inició
en el Perú desde 1530, y dieron especial atención a los naturales o
indígenas. Los centros de salud que antecedieron al Hospital de San
Andrés fueron: las enfermerías de sangre (1530), la Casa Enfermería en
Tumbes, en 1533; la Enfermería Provisional en Jauja, 1534; Casa
Enfermería (primer Hospital de Lima) (1538); el Hospital de la Caridad de
Naturales en Cusco, y el Hospital de Santa Ana de los Naturales en Lima.
Hospitales mayores eran los grandes establecimientos de salud, donde se
atendía el común de las personas. En el siglo XVI, los hospitales mayores
de Lima fueron: Santa Ana de los Naturales, San Andrés, Santa María de
la Caridad y Espíritu Santo y ya en el siglo XVII el San Bartolomé para la
gente de raza negra.
Los hospitales menores eran aquellos dedicados a tratar dolencias
específicas (lepra en el de San Lázaro, cáncer terminal de mujeres en Las
Camilas o la Buena Muerte, etc.)
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
En 1570, se instituyó en Lima el Real Tribunal del Protomedicato que
tenía por finalidad garantizar el correcto ejercicio de la medicina, el
funcionamiento de boticas, combatir el empirismo, clasificar las plantas y
hierbas medicinales, escribir la historia natural del Perú y absolver
consultas del gobierno sobre el clima, enfermedades existentes, higiene y
salud pública en general.
Los protomédicos del virreinato peruano gozaron de gran autonomía (no
así los de Méjico). Tanto los Protomedicatos como la universidad,
defendieron sus derechos contra los intentos de imposición de los propios
virreyes o de las audiencias.
En el Perú, el protomédico podía nombrar sus personeros o delegados en
las diferentes reparticiones de un ámbito territorial, así como a los
examinadores adjuntos para la calificación de cirujanos, boticarios y
flebotomistas. Se completa el tribunal con el fiscal, el escribano, el
alguacil mayor y el portero.
En el Perú, en 1639 se estableció que la Cátedra de Prima de Medicina
llevase de manera simultánea la Presidencia del Tribunal y la de médico
de Cámara del Virrey, así fue que dicho tribunal estuvo formado por los
profesores de medicina de mayor rango académico que regulaban el
cumplimiento de las normas de ética y deontología, a las que ellos
mismos tenían que sujetarse.
En el Perú se completó tardíamente la organización del Tribunal del
Protomedicato, en la década de 1690, con la provisión de la Cátedra de
Método Galénico. Actualmente, en la biblioteca de la Academia Nacional
de Medicina, hay libros de Galeno que sirvieron al Protomedicato para
tomar exámenes de eficiencia. En esta lista también se hallan
anotaciones de puño y letra de los protomédicos o examinadores.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
Esto lo documentó el Dr. Uriel García Cáceres en su artículo “Galeno en
la Academia Nacional de Medicina. Dos milenios de historia”. La
jurisdicción del Protomedicato alcanzaba a todo el virreinato. Las
autoridades del tribunal mandaban a los protomédicos particulares de
provisión o tenientes protomédicos.
Las categorías de profesiones médicas eran:
Físico o Doctor en medicina
Cirujano latino
Cirujano romancista
Flebotomista
Boticario o farmacéutico
El de físico o Doctor en medicina era el grado más alto al que un
profesional de la salud podía acceder. Para acceder a este título en la
colonia se requería un certificado de “limpieza de sangre”, porque el
ingreso a las universidades estaba reservado exclusivamente para los
españoles de nacimiento o para los llamados “Criollos” que eran hijos
legítimos de padre o madre españoles o de sus descendientes.
El gobierno español legisló sobre esto con gran sectarismo religioso,
como manera de excluir del ejercicio profesional a judíos y árabes; pero
podía obviarse, si el candidato presentaba una constancia de su
conversión a la fe católica.
Sin embargo, hubo muchos profesionales judíos de gran prestigio, e
incluso eran médicos personales de la realeza, ante lo cual muchas veces
las autoridades “se hacían de la vista gorda.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
La discriminación a nivel de los nativos o de los “mezclados” fue más
radical. No estuvieron en la categoría de limpieza de sangre y por lo tanto
no podían ingresar a la Universidad a cursar ningún tipo de estudios los
mestizos, zambos, cholos, cuarterones, etc., sin tener en cuenta su
filiación católica. Sin embargo, Valdizán habla de becas “para los hijos de
los indios que son habilísimos y muy educados según lo he observado en
uno u otro que han concurrido a la enseñanza del anfiteatro anatómico.
Esto conlleva a dudar de la rigidez de esta legislación, por otro lado ésta
muchas veces se acomodaba a los intereses de diversos tipos. Unas
veces para eliminar rivales y otras para impedir que alguien con sangre
“limpia”, pero antipático al cerrado círculo de poder que gobernaba la
Universidad, pudiese acceder al ansiado cargo.
García Cáceres cuenta que, de esa forma, se quiso impedir que Hipólito
Unanue fuese elegido Protomédico de Lima, alentando al mulato José
Manuel Dávalos, quien poseía el título de Doctor en Medicina de la
prestigiosa Universidad de Montpellier, para que ocupe la silla de
Catedrático de Prima de Medicina y la presidencia del tribunal, sin el
requisito de la “limpieza de sangre”.
El interesado en obtener el título de Doctor en Medicina, tenía primero
que graduarse de Bachiller en Artes y haber atendido los cursos de
filosofía, teología, metafísica, artes y latinidad. Luego seguir los dictados
de tres cátedras de medicina, para después practicar en un hospital
durante tres años al lado de un físico graduado. Con esos requisitos
reunidos, se solicitaba la calificación por el Tribunal del Protomedicato.
El título de cirujano latino requería la precisión de las habilidades y
destreza manuales, como lo que se necesitaba en una intervención
quirúrgica u otros procedimientos externos. Así, por ejemplo, todas las
enfermedades llamadas externas, lo que ahora correspondería al campo
de la dermatología, eran del dominio de los cirujanos.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
Para pretender este título, se requería haber cursado estudios
universitarios de lógica, metafísica, física general y particular, llegando a
la categoría de bachiller; también acreditar prácticas al lado de un cirujano
graduado. El nivel académico de la cirugía latina peruana y en general
iberoamericana, estaba muy por encima de sus similares en el resto de
países europeos. Hasta principios del siglo XIX en algunos de estos
países, así como en Norteamérica, los requisitos para ser considerado
cirujano eran casi inexistentes.
García Cáceres hace notar que – en cuanto a la cirugía latina del
virreinato de Lima – no existe una documentación irrefutable que
demuestre que este título se haya otorgado siempre a gente con el
certificado de “limpieza de sangre”; por lo menos en los expedientes de
recepción de grado de cirujano latino, a fines del siglo XVIII, no los hay, a
diferencia de los de doctorado en medicina, como él mismo anota, da la
impresión de que hubo una suerte de benévola actitud. Hubo pues una
calificación de los cirujanos que estuvo librada a hechos circunstanciales.
Las leyes y pragmáticas de los reyes españoles en lo referente a este
asunto, fueron unas veces olvidadas y la mayoría adoptadas por las más
diversas circunstancias, pero la supervisión y la autoridad del
Protomedicato nunca se puso en duda. El cirujano latino rendía los
exámenes en latín ante el Tribunal del Protomedicato formado por el
presidente y catedrático de Prima de medicina y los catedráticos de
Vísperas de medicina y de método galénico. Además debía estar
presente un protocirujano latino.
El cumplimiento estricto de la ley de “pureza de sangre” hizo en
determinado momento disminuir el número de cirujanos latinos en Lima
de manera inconveniente, por lo que la ley fue progresivamente cediendo
a la necesidad. Los cirujanos también practicaban toda la gama de
procedimientos terapéuticos en la superficie del cuerpo.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
A los cirujanos romancistas no se les exigía estudios de latinidad ni de
humanidades, como se hacía con los anteriores. Se les exigía cuatro años
de práctica, al lado de un cirujano titulado. Estos últimos rendían sus
exámenes en buen romance”, es decir, en idioma castellano. En esta
categoría estuvieron los “sanadores”, una suerte de auxiliares en la
atención de enfermos.
Cabe señalar que los barberos también constituían un gremio no oficial de
cuidadores de la salud”. Ricardo Palma, en su tradición zurrón-curichi,
ambientada en 1672, hace una descripción meticulosa del papel del
barbero en este sentido. Transcribo parte de esta tradición: “una mañana
llamó a Pascualillo, el barbero de la villa que era un andaluz con más
agallas que un pez, y le dijo:
-¿Quisieras ganarte un par de ducados de oro?
- ¡Pues no he de querer! No gano tanto, señora, en un mes de
rapar barbas, abrir cerquillos, aplicar clísteres, sacar muelas y
poner ventosas y cataplasmas”.
Como hemos visto, cuatro eran los “gremios” que ejercían la práctica de
“curar” en el Perú; el de médicos, el de cirujanos, el de barberos o
flebótomos y el de farmacéuticos o boticarios.El gremio de médicos era el
más distinguido. Era conformado por médicos venidos de Europa y, a
partir del siglo XVII, por algunos profesionales peruanos a quienes el
Protomedicato había concedido el título de profesor médico y, la
universidad, los grados de Doctor, Licenciado y Bachiller.
Los doctores eran graduados con estudios completos, en cuya virtud
usaban las “borlas” correspondientes a dicho título. La recepción del
grado de doctor era complicada y comprendía una ceremonia, con
examen, que se celebraba en la Catedral, en el altar de Nuestra Señora
de la Antigua. Los licenciados podían ser “latinos” o “romancistas”, según
el lenguaje utilizado durante sus estudios (latín o castellano,
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
respectivamente); debían “sostener sobre medicina y práctica y una de
filosofía natural, tomándoles los puntos de Hipócrates y Avicena para ser
graduados”.
El número de miembros peruanos del gremio fue muy limitado, porque se
concedía el titulo y el grado sólo a los que no tenían los impedimentos
genealógicos previstos en la ley. Además, la élite criolla del país no tenía
en mucha estima la profesión de médico y destinaban a sus hijos a otras
ocupaciones de mayor valoración social. Por su origen social y su
preparación académica, los médicos tenían desdén por los cirujanos y por
todo tipo de intervención quirúrgica.
El gremio de cirujanos seguía en jerarquía social a gran distancia del de
los médicos. Sus miembros debían aprobar determinadas pruebas de
competencia y recibir la autorización correspondiente del Tribunal del
Protomedicato. Los licenciados en cirugía, tanto latinos como
romancistas, estaban autorizados para ejercer la cirugía de la época,
incluidas algunas intervenciones obstétricas y ginecológicas. Cuando
alguno de ellos se dedicaba a la ortopedia era denominado “algebrista.
El gremio estaba comprendido por unos cuantos cirujanos extranjeros y
otros cirujanos preparados en el país. Juan Lastres dice “solamente
podían estudiar cirugía aquellos mal nacidos, porque era un arte para
gente de color y éstos la habían desempeñado durante los tres siglos
virreinales..”. Su estudio era poco decoroso y visto con desdén por las
clases elevadas.
Los “pardos” aprendían el arte al lado de un buen maestro que se dignara
enseñarles (,...) Unanue fue quien elevó la dignidad profesional del
cirujano nacional, fundando primero el anfiteatro anatómico y
principalmente el Real Colegio de Medicina y Cirugía de San Fernando en
1808.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
El gremio de barberos o flebotomistas tenía una jerarquía aún inferior a la
de los cirujanos. Los “sangradores” aprendían su arte en forma empírica,
prodigando el recurso heroico de la “sangría”. El mismo San Martín de
Porres ejerció la flebotomía con gran éxito. Además, cumplían funciones
de enfermero y hacían curaciones de heridas de poca importancia.
Por último, estaba el gremio de farmacéuticos o boticarios. Además
existían las “comadronas” o “recibidoras” que ejercía en competencia con
la cirugía, la obstetricia e inclusive la ginecología.
Las leyes del Protomedicato eran inexorables, y prohibían el reunirse
públicamente médicos y cirujanos en juntas; así como a los cirujanos se
les prohibía entrometerse en el ejercicio de la medicina. El cirujano, como
oficio muy inferior y de rutina, debía concretarse al tratamiento de las
heridas, sangrías y operaciones de pequeña cirugía.
Refiriéndose a las consultas entre médicos y cirujanos, las leyes también
eran explícitas, consideraban un delito del médico, que admitiese o
llamase a un cirujano en consulta. Porque de ello resulta, que “el vulgo
incauto se engañe”, por creerlos suficientes en su ramo.
Se ve el divorcio neto entre la “ciencia médica” y “el arte quirúrgico”,
divorcio que va hasta fines del siglo XVIII, al igual que en la vieja Europa.
En ese entonces los llamados cirujanos, tenían una pobre instrucción.
Clasificados en latinos y romancistas, adquirían sus conocimientos al lado
de un médico o cirujano ultramarino, en los hospitales de Lima y eran
empleados en quehaceres subalternos y siempre bajo el control de los
médicos. Socialmente, su rango era muy inferior, pues, era gente
reclutada entre los mestizos, de baja condición social.
Tal es el caso del mulato Valdés que después de haber ejercido como
cirujano, por haber tenido el signo de “infamia”, no podía aspirar al rango
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
de Médico y, sólo una disposición del Monarca Español, le permitió esta
singular excepción La jurisdicción del Protomedicato se extendía de Lima
a Buenos Aires, hasta que se estableció el Virreinato de La Plata. En
1777, se produjo un curioso incidente de rozamiento entre las dos
capitales. El Protomédico de Lima, confirió al médico de Buenos Aires, Dr.
Corbella, el título de “Teniente de Protomédico”, para ejercer en las
provincias de Buenos Aires y Tucumán. Mientras tanto, ya el Virreinato de
La Plata se había organizado y, en tal circunstancia, quedaba sin objeto el
nombramiento aludido. Este incidente hizo ver al Virrey Vértiz la
necesidad de crear el Protomedicato argentino, y entonces nombró a
Gorman como primer Protomédico.
El treinta de Junio de 1807 se reunieron los miembros del Real Tribunal
del Protomedicato, Doctor Hipólito Unanue, Protomédico General del
reyno; Catedrático de Anatomía; señores Alcaldes y Conjueces de
Medicina, Cirugía y Farmacia, Doctor Don Miguel Tafur, Catedrático de
Método; Doctor Don José Vergera, Sustituto de la Cátedra de Vísperas;
Doctor Don Pedro Belomo, Médico Cirujano Mayor, Director del
Apostadero del Callao; Don Sebastián de Mena, Fiscal del Real Tribunal;
Don José Pezet, Sustituto de Anatomía y su asesor Licenciado Don
Manuel Pérez de Tudela, Abogado de esta Real Audiencia; y los señores
Doctores Baltazar de Villalobos, Domingo Egoaguirre, Manuel Rubin, José
Manuel Dávalos, Pedro de Echevarría, Luis Bueno, José Manuel Valle;
Bachilleres Gregorio Paredes, Lorenzo Quiñones, José Gaspar de la
Rosa, Andrés Gomez, Manuel Moreno, Felix Devotti, José María Dávila,
José Puente, Manuel Seguín, y Don Gerónimo Villafuerte, escribano de S.
M. y del Real Tribunal.
Se acordó, en esta reunión agradecer la actuación del excelentísimo
señor virrey en su relación con su generoso propósito de erigir el Colegio
de Medicina y Cirugía y “lograrle llevase a debido término” su tan noble
idea en bien de la Humanidad.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
Al finalizar el año 1822, ya el antiguo Tribunal del Protomedicato se
denominaba Protomedicato general del Estado.
El último protomédico general fue Cayetano Heredia, quien atrajo a la
cátedra a algunos de los mejores practicantes médicos y naturalistas para
modernizar los gabinetes, laboratorios y museos y concentró en un solo
cuerpo llamado la Facultad de Medicina de Lima, el entrenamiento de
todos los médicos.
El Perú fue el primer país de América donde se estableció la enseñanza
universitaria, la que a los pocos años de iniciada comprendió la cátedra
de medicina. La carrera de medicina, que fue prácticamente la que
impulsó la creación de la universidad, fue precedida por las de Teología y
Arte. Es fácil suponer que esto fue así porque en los primeros 20 años la
enseñanza universitaria estuvo en manos de los sacerdotes dominicos.
Podría creerse que tal como fue la “Santa Inquisición”, el Protomedicato
fue una institución muy rígida. La verdad que después de analizar toda la
información se llega a la conclusión que esto no fue así. La historia del
Protomedicato en el Perú esta llena de exoneraciones, dispensas,
excepciones, transgresiones flagrantes de las leyes.
Ejemplo de esto, tenemos desde que se bautizaban a judíos y árabes
(ante el reconocimiento de su calidad profesional) para que puedan
acceder a practicar la medicina, exoneraciones del cuarto año de pasantía
invocando el “título de nobleza”, otros invocando la procedencia de
lugares muy distantes, exoneraciones de “pompas y desfiles”, de
“vejámenes”, la graduación de mulatos como médicos (con dispensa
directa del rey), y muchísimas otras actividades irregulares.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
Fue pues el Protomedicato una institución con reglamentos
aparentemente muy rígidos, pero que en todas las instancias se
encontraba la manera de evadirlos.
Cabe destacar, con toda justicia, la importancia del vigésimo primer
protomédico, don Hipólito Unanue. A él le debemos las conferencias
clínicas. Él fue el primero que organizó éstas, que se sucedían en el
hospital de San Andrés, una vez por semana, con profesores de medicina
y cirugía y cuya exposición se dividía en tres: la historia de la enfermedad,
la curación y la observación.
Desde ese momento, el hospital comenzó a cumplir las funciones que
hasta el día de hoy tiene en la docencia de estudiantes, internos,
residentes y en la educación médica continua de la que hemos sacado
tanto provecho todas las generaciones de médicos.
El Protomedicato marca una nueva etapa del quehacer médico, pues fue
la primera piedra del marco académico y jurídico de la profesión. Con el
Protomedicato nacieron las escuelas médicas, las calificaciones, los
títulos, los grados académicos, que, con el paso de los años, se fueron
convirtiendo en lo que es ahora la profesión médica, que es una de las
profesiones con mayor rigor académico que existe.
El Protomedicato no sólo influyó en los aspectos académicos sino
también en los aspectos técnicos y sociales, en una República que recién
estaba constituyéndose como tal.
El Protomedicato, pues, convirtió la práctica o afición de curar o aliviar, en
una carrera profesional con todo el soporte científico, técnico, académico
y jurídico que hoy en día tiene.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
CAPITULO IIIMEDICINA EN LA COLONIA
3.1. Afrodescendientes y medicina peruana
Afroperuano/a es un término que designa a la cultura de los
descendientes de las diversas etnias africanas que llegaron al Perú
durante la Colonia, logrando una uniformidad cultural.
3.2. Primeros afroperuanos
La población afroperuana se halla, principalmente en la costa surcentral,
especialmente en Lima, Callao, y en las provincias de Cañete, Chincha,
Ica, y Nasca. El otro segmento importante de población afroperuana se
encuentra en la costa norte ubicada mayoritariamente en la zona
septentrional, entre Lambayeque (Zaña, Cayaltí), Piura y en menor
medida Tumbes. En Piura se encuentra Yapatera, la ciudad con el mayor
porcentaje de población afroperuana del país.
Los términos afroperuano y afroperuana están más relacionados con la
cultura desarrollada por los actuales descendienes de los negros
coloniales que con un concepto puramente étnico, ya que las poblaciones
africanas que arribaron al Perú durante la Colonia experimentaron a
través de los siglos un profundo mestizaje con la población criolla y nativa.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
Se estima que el total de la población de origen afroperuano oscila en 7%
del total nacional, la mayoría se encuentra amestizada, es decir, zambos,
mulatos y negros conforman un 7% del total nacional.
Ya en un artículo anterior, se relata la historia y vida de quizás, el primer
afroperuano que utilizó la medicina con destreza, aunque sin los estudios
científicos rigurosos, Fray Martín de Porres ("El Enfermero Martín").
El Dr. Uriel García Cáceres, médico, investigador científico, político e
historiador de la medicina peruana, hace una entrega publicada el día de
ayer en el Diario "El Comercio", sobre la historia de los afrodescendientes
en la medicina peruana; que como sanadores, aunque poco se mencione,
durante el Virreinato y en la época republicana, hasta mediados del siglo
XIX, jugaron un papel importante como profesionales de la salud. Aquí
colocamos el texto completo de su artículo:
Desde la época de los reyes católicos se prohibió, en España, el ingreso a
las universidades a los no descendientes de españoles. Esto para
imposibilitar que judíos y árabes se titulasen como profesionales de
cualquier clase. Resultaba, sin embargo, que los mejores médicos, sobre
todo los que atendían a la nobleza, pertenecían a esas etnias.
3.2. La especialización
En España, y solo allí, las profesiones médicas se clasificaron como:
doctores o físicos –el grado máximo–, eran sometidos a examen después
de estudiar en la universidad; cirujanos latinos: obtenían grado de
bachiller en una universidad con dominio del latín –la lengua académica–,
además, aprendían anatomía y la supuesta curación de las enfermedades
de la piel; cirujanos romancistas: una suerte de enfermeros sin
autorización para recetar ni manejar el latín; finalmente los sangradores:
que seguían un curso de reconocimiento de las venas superficiales para
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
extraer sangre del sitio escogido y en la cantidad indicada por el médico
tratante. Esto diferenció a los españoles del resto de países en los que
cirujanos podían ser barberos.
3.3. San Fernando: formador de médicos en Perú
Protomedicato peruano. En nuestro país, con varios siglos de adelanto, se
creó una institución descentralizada que calificaba a los profesionales de
la salud y vigilaba su adecuado comportamiento. Estos fueron los
llamados Tribunales del Protomedicato. Los historiadores
desconocedores del protomedicato creen que en España y sus colonias
los cirujanos eran solamente barberos y sangradores.
En América, sin embargo, se cometía la injusticia de exigirse un ominoso
certificado de pureza de sangre, para entrar a la universidad y poder
obtener los títulos de doctor o cirujano latino, pues no podían admitirse a
personas que “avergonzaran” a sus compañeros por pertenecer a castas
inferiores (como reza textualmente una pragmática de Felipe III, del siglo
XVIII).
3.4. Médicos de estas tierras
Pese a todo, en las colonias españolas de América, y en especial en el
Perú, ocurrió algo singular. Los afrodescendientes fueron admitidos para
obtener el título de cirujano latino, profesión que casi ningún criollo
deseaba (los hijos de íberos puros no deseaban ser cirujanos latinos).
Los únicos blancos fueron los cirujanos españoles adscritos a los
batallones militares de ocupación. Para atender la demanda por este tipo
de profesionales, el Real Protomedicato de Lima tuvo que admitir a los
descendientes africanos como cirujanos latinos.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
Por alguna razón, quizá por la innata habilidad manual, se prefirió a los
afros para amputar piernas o brazos, drenar panadizos, suturar piel y
tejidos desgarrados o practicar necropsias. No se hizo lo mismo con los
amerindios o sus mezclados.
Hijo de esclavizado
Pedro de Utrilla ‘El Joven’ fue un cirujano latino graduado en San Marcos,
hijo de un esclavo liberto de quien se dice que fue también cirujano
(aunque no hay pruebas como sí las hay de ‘El Joven’).
Ejerció su profesión brillantemente, con fama y prestancia. Sus sucesores
constituyeron una tradición de cirujanos de esa etnia hasta mediados del
siglo XIX. Existe prueba documental de las importantes operaciones y
autopsias que realizó De Utrilla en Lima.
Fue el único que se salvó de la diatriba mordaz de Caviedes, quien le
compuso un vejamen –texto burlesco que se redactaba para un recién
graduado– en el que alabó sus virtudes sin dejar de zaherirlo con
maestría:
A una mujer abrió en suma
Por la parte que no cierra
Y una piedra le sacó
Que pesaba libra y media
La mujer no murió, por
Estar de Dios que viviera […]
El ‘Cachorro’, como motejó De Utrilla al poeta, fue un notable cirujano con
bien ganado prestigio. Hay que destacar que esto mismo no ocurrió en
otros lares. En Norteamérica hubiese sido imposible que un africano
ejerciera legalmente la profesión médica.
3.5. Dr. Eugenio Espejo
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
El doctor Eugenio Espejo, de nombre “remodelado” para bautizarlo (en
realidad Eugenio Francisco Xavier de Santa Cruz y Espejo), fue un
sobresaliente hombre –mitificado y desfigurado– que hasta en sus
retratos aparece cambiada su apariencia facial.
Fue hijo de un indio quechua de Cajamarca –Luis Chuzigin– y de una
esclava liberta –Catalina Aldás– de Quito.
Espejo fue prócer médico y de la libertad de la entonces Capitanía de
Quito, primero en el virreinato, del Perú y luego de Nueva Granada.
Vivió en los tiempos de Unanue y aunque no hay evidencia de que se
conocieran, ambos postularon los cambios climáticos como factores en la
génesis de enfermedades. Murió en prisión por ser un sincero
anticolonialista.
3.5. Profundizar estudios
Hay pocos datos concretos sobre los médicos de ascendencia africana. El
primero que se encuentra –gracias al gran historiador Guillermo Lohmann
Villena– es el doctor Juan Llano Jaraba, quien en 1695 obtuvo la borla
doctoral. Era hijo ilegítimo de un noble español y de madre cuarterona
(hija de español con mestiza).
El virrey Conde de la Moncloa ordenó al protomedicato dispensarlo del
certificado de pureza de sangre por su sobresaliente rendimiento
académico. No hay bibliografía sobre él, pero sí evidencia documental de
que durante varios años fue protomédico y catedrático. Juan del Valle y
Caviedes lo menciona hasta tres veces y en su famosa obra manuscrita
“Hazañas de la Ignorancia”, lo atacó en una extenso Romance, diciendo
que solicitó a Llano curarle una fiebre terciana y criticó despiadadamente
sus recetas.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
3.6. El Gran Dávalos
José Manuel Dávalos (1758-1821), hijo de un importante español con una
esclava liberta, fue –como Hipólito Unanue– seminarista y cursó latinidad,
filosofía y artes. Pasó a San Marcos para cursar la carrera de cirujano
latino (la única que podía seguir). Su padre pidió permiso para que viajase
a Europa, donde ingresó a la prestigiosa Universidad de Montpellier,
Francia, y fue discípulo de prominentes figuras científicas, como Lavoisier.
Se graduó con honores con una tesis sobre las enfermedades vistas en
Lima durante su ejercicio. Su tesis, en correcto latín, fue publicada en
francés por varias revistas científicas. En Montpellier siguió cursos de
botánica médica. De vuelta a Lima fue maltratado por la universidad y
recurrió a la Corte Real para revalidar su título francés de doctor.
Al crearse la cátedra de botánica médica se presentó al concurso, pero
perdió ante un dibujante (ex soldado raso de un regimiento español sin
título académico), protegido de Unanue. Aceptó enseñar gratis mientras
durase la ausencia del titular que trabajaba dibujando para una misión
botánica.
Cuando Hipólito Unanue intentó ser protomédico, la universidad utilizó a
Dávalos para contrarrestarlo. El currículo del doctor era imbatible y la
universidad lo nombró provisoriamente. El virrey Abascal, entonces un
virtual rey de la América del Sur hispana, colaboró con Unanue para
atropellar a la universidad y al doctor Dávalos. Unanue fue nombrado
protomédico por decreto virreinal y sin concurso. El único médico peruano
alabado por Alexander von Humboldt fue este afroperuano.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
CAPITULO IVHOSPITALES
4.1. Los hospitales en La colonia
En Lima:
1538: Se erigió el primer hospital para la atención de los españoles
en la Rinconada de Santo Domingo.
1550: H. de Santa Ana, para la atención de los indios e indias. Su
gran gestor fue el primer Arzobispo de Lima, Fray Jerónimo de
Loayza.
1552: H. Real de San Andrés, para la atención de los españoles.
1559: H. Santa María de la Claridad o de San Cosme y San
Damián, para la atención de las españolas.
1563: H. de San Lázaro, para los leprosos.
1575: H. del Espíritu Santo, en puerto del Callao, para la atención
de los marineros.
1593: H. de Convalecencia de San Juan de Dios para españoles.
1594: H. de San Pedro (llamado después de San Felipe Neri)
fundado por Santo Toribio de Mogrovejo para la atención de los
clérigos.
1598: Casa de Huérfanos y Expósitos.
1646: H. de San Bartolomé, para negros y negras.
1648: H. de Convalecencia de Nuestra Señora del Carmen.
1649: Casa H. Escuela de la Santa Cruz de Atocha.
1669: H. de Santo Refugio de los Incurables, para varones
inicialmente.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
1670: Beaterio de Amparadas o Recogidas.
1715: Hospicio de Pobres.
En general, la atención en estos hospitales era para la gente pobre,
abandonados, desprotegidos, incurables o desahuciados. Los españoles
de buena posición económica solían ser tratados en sus domicilios, donde
recibían atención médica y los servicios religiosos.
La construcción de hospitales durante la Colonia no estuvo circunscrita a
Lima. También se erigieron diversos centros de atención médica y/o de
cuidados paliativos en las principales ciudades del virreinato.
En Cusco se erigió el Hospital de San Bartolomé, el primer hospital militar,
en 1548. También se establecieron el Hospital de San Lázaro (1555),
Hospital de Nuestra Señora de Remedios (1566), Hospital de Almudena o
de San Andrés (1646) y el Hospital General de Indios o Naturales (1558).
En Anta, Arica, Arequipa (Hospital de San Juan de Dios, 1559),
Cajamarca (1630), Chachapoyas, Huancavelica,(1609), Huaura (1674),
Huaraz (1770), Moquegua (Hospital San Juan de Dios, 1726), Piura
(Hospital Santa Ana de Belén), Puno (Hospital San Juan de Dios, 1798),
Trujillo, Saña y Sicuani.
Hubo muchos otros establecimientos que no tuvieron el rango o
denominación de hospital sino que eran considerados asilos, lazaretos o
posadas, bajo la organización de los religiosos o de personas piadosas.
Todas las órdenes religiosas tenían la atención hospitalaria como una
entre sus varias actividades; sin embargo, hubo algunas órdenes que
habían hecho un voto especial: el de la hospitalidad.
Entre esta estuvieron la Orden de la Caridad, la Orden de San Juan de
Dios y la Orden de Nuestra Señora de Betlem (bletemitas).
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
CAPITULO VPERSONAJES DISTINGUIDOS
5.1. Cayetano Heredia
José Cayetano Heredia Sánchez
(Piura, Catacaos, 1797 - † Lima, Miraflores, 1861), fue un destacado
médico peruano.
Cayetano Heredia nació en Catacaos (Piura), el 5 de agosto de 1797. La
pobreza que rodeaba a su familia hizo que el joven cataquense viajara a
la capital, en ese entonces centro de la enseñanza preparatoria y
científica. Así, a los 15 años llega a las puertas de la Facultad de
Medicina Humana "San Fernando" de la Universidad Nacional Mayor de
San Marcos), donde es recibido por el presbítero Fermín Goya, escogido
por el entonces rector Hipólito Unanue, para que sirviera de guía a las
vocaciones médicas de la juventud peruana, este lo adopta y es él quien
pensó decisivamente en el destino de Cayetano Heredia.
Cuando Heredia llega a San Fernando, en 1813, el ambiente que se vivía
era de acontecimientos más políticos que académicos, pero a pesar de
ello llevaba una vida conventual ya que en esos tiempos era fundamental
en los alumnos una impregnación con la religión. En junio de 1813 fue
nombrado ecónomo del colegio, y poco después pasó a la cátedra
de anatomía.
En agosto de 1823 se graduó de Bachiller, ya en agosto de 1826 llegó a
"Profesor de Medicina" título profesional de los médicos de la época.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
Heredia, rehuyó los compromisos políticos, tan frecuentes, pero sin
embargo no se excusó de servir en lo que atañía a su profesión, saliendo
a las crudas campañas de la Independencia del Perú y obteniendo el
cargo de cirujano e inspector general de hospital militar.
Nombrado rector del Colegio de la Independencia, por el
presidente Orbegoso, en el año de 1834 hasta 1839, encontró vasto
campo donde ejercitar sus intenciones y realizarlas con provecho, pero
varios eran los inconvenientes: escasez de fondos, alumnos sin medios
de subsistencia, etc.
Heredia fue el último protomédico del Perú, pues el tribunal del
Protomedicato desapareció el 30 de diciembre de1848 y fue reemplazada
por la junta directiva de medicina. Ante esta situación, Heredia, ya con un
cargo propio en el Colegio, otro fue ya el favorito pensamiento que tenía
para poner las ciencias que allí estudiaban al nivel de los adelantos de
Europa y principalmente de la escuela francesa.
Entonces la esperanza volvió a renacer, profesores que le siguieron los
pasos recibieron en esta época una vasta preparación académica. A
muchos de sus alumnos cuyas intelectualidades dotes conocía, los envió
a Europa para que perfeccionasen sus estudios, con dinero del propio
Heredia, ya que el colegio no contaba con los medios necesarios.
El 9 de septiembre de 1856 el gobierno expidió el reglamento orgánico
para la Facultad de Medicina de la Universidad de San Marcos, todo ello
se debió a un informe enviado por Heredia en febrero de 1856, al
gobierno para la creación de la facultad de Medicina. Dicho informe fue
aprobado el 6 de octubre de 1856, donde se inauguró la Facultad de
Medicina en el antiguo local de la plaza Santa Ana, siendo nombrado
como primer decano de la Facultad de Medicina, el doctor Heredia.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
En la Facultad formuló grandes ideas, dando a sus alumnos el sinfín de
conocimientos que tenía y que mejor, compartiéndolo con los
sanfernandinos.
Heredia dejó de existir un 10 de junio de 1861, en el distrito limeño de
Miraflores a la edad de 64 años, luego de una carrera llena de logros
como también de tropiezos, pero que sin lugar a duda nos dejó una huella
imborrable de gran profesional, ciudadano y sentir humano.
El 22 de septiembre de 1961, se creó la Universidad Peruana Cayetano
Heredia, recibiendo dicho nombre en su honor. La universidad privada se
dedica al área de ciencias de la salud, siendo una de las más prestigiosas
del país en dicho medio junto a la Escuela de San Fernando, de
la Universidad de San Marcos.
5.2. Hipolito Unanue
Nació en la ribereña ciudad de Arica, el 13 de agosto de 1755, sus
padres, don Antonio Unánue de Montalivert y doña Manuela Pavón y
Salgado, descendientes directos de españoles peninsulares, no contaban
con grandes recursos económicos; por el contrario, su padre -unos días
antes del nacimiento- había quedado en las lindes de la miseria por la
pérdida de una embarcación que constituía su única fuente de ingresos.
Por vinculaciones familiares con el clero, Unánue se inclina por el
sacerdocio; en consecuencia, viaja a Arequipa e ingresa al Seminario de
San Jerónimo en donde cursa Humanidades, Filosofía y Principios de
Jurisprudencia.
Hacia 1777 se traslada a Lima donde pone de relieve, en poco tiempo, su
verdadera inclinación: las Ciencias Naturales. Encontró el estímulo
oportuno de parte de su tío, profesor de Anatomía dedicándose entonces,
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
con ahínco y entusiasmo a la preparación para la carrera de médico, no
muy promisoria en aquellos tiempos y en el medio en que le tocaría vivir.
Pero, la necesidad de subsistir a sus propias expensas lo llevó a
colocarse como preceptor en casa de don Agustín de Landáburu, uno de
los más ricos hacendados de la capital. Aquí, el joven Unánue se fue
relacionando con miembros de la alta sociedad limeña, que habrían de
brindarle su amistad al descubrir en él los dotes brillantes que poseía y
que cultivaba con tanta dedicación y esmero, y que iban a constituir más
tarde su mejor clientela en el ejercicio de la medicina.
En 1783 se graduó de Bachiller en medicina, prestando juramento en
diciembre de 1786 en la capilla de la real Universidad Mayor de san
marcos, en cuyo profesorado ingresaba 2 años más tarde con la cátedra
de "Método de Medicina". Contribuyó a la formación de la sociedad
académica de Amantes del País (1790), en cuya publicación, El Mercurio
Peruano, empieza a escribir bajo el seudónimo de "Aristo". Los temas del
Mercurio Peruano son diversos y de un interés notable. Unánue
contribuye con artículos cuya importancia ideológica se anuncia en la
"Idea General del Perú" aparecida en su primer número.
Fue creador del Anfiteatro Anatómico de la Universidad de San Marcos y
lo inauguró el 21 de noviembre de 1792. Esta tarea cumplida terminó por
encumbrarlo definitivamente dentro del ambiente intelectual limeño. Era
por entonces una de las figuras más respetadas entre los estudiosos de la
época. Al año siguiente es nombrado Cosmógrafo Mayor del Reino y edita
la "Guía Política, Eclesiástica y Militar del Virreinato del Perú (1793 -
1797).
En oposición a las teorías de los naturalistas europeos sobre las
condiciones de la naturaleza americana, publicó "Observaciones sobre el
clima de Lima y su influencia en los seres organizados, en especial el
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
Hombre" (1805), que por sí solo constituyó una comprobación de la
madurez intelectual de los peruanos.
Atento a su prestancia, el virrey Fernando de Abascal solicitó su consejo,
lo nombró Protomédico General el 29 de noviembre de 1807, y facilitó,
con su protección, que se realizara el sentido anhelo de Unánue de crear
y poner a funcionar la Escuela de Medicina. En un primer momento
obtuvo la cesión del viejo hospital de Santa Ana, mientras se llevaba a
cabo la construcción de un edificio propio. A sus propias expensas costeó
por su parte, la dotación de enseres e instrumentos para el nuevo local
que también contó con el apoyo altruista del gobierno, del alto clero y de
familias y personas pudientes de la capital e interior del país.
El virrey asistió dándole solemnidad al acto, a los primeros exámenes del
curso de Anatomía, Fisiología y Elementos de Zoología. Para agradecer
al mandatario su cooperación decisiva, se dio en llamar a la Escuela de
Medicina, Escuela de San Fernando.
No obstante su proximidad al gobernante, colaboró en periódicos
calificados de "oposición" como el Verdadero Peruano y El Satélite
Peruano; y elegido diputado a Cortes por Arequipa, viajó a España y visitó
al monarca para gestionar privilegios requeridos por el Colegio de
Medicina; declinó el Título de Marqués; y para sí aceptó únicamente un
óleo de la Virgen de la Asunción que el rey tenía en una salita, así como
el nombramiento como Médico de la Real Cámara (1815).
Asimismo, logró, que por Real Cédula del 9 de mayo de 1815 fuera
aprobada la existencia del Colegio Médico de San Fernando. Regresa a
Lima al año siguiente para dedicarse a sus tareas profesionales, docentes
y asistenciales, pero, en busca de reposo, debe trasladarse a Cañete,
desde donde -ya en 1820- vuelve a la capital, llamado por los sucesos
que avecinan para la suerte del país: la próxima emancipación. A
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
solicitud del virrey, actuó como secretario de la delegación que en
Miraflores se entrevistó con los emisarios del General don José de San
Martín. Proclamada la Independencia del Perú, Unánue ocupó el
Ministerio de Hacienda.
Para el nuevo Congreso, Unánue es elegido representante por Puno y
como tal es Comisionado para intercambiar ideas con el Libertador Simón
Bolívar que recién había arribado. La labor de Unánue en el Congreso
Constituyente fue infatigable y fecunda y con esa mística de servicio se
dio por entero a participar en los trabajos de la comisión encargada de
redactar el proyecto de Constitución de la República con otros miembros
de la Cámara.
En enero de 1824, Unánue acude como médico al lado del Libertador
Bolívar cuando éste se encuentra seriamente afectado de salud en el
histórico sitio de Pativilca. Así, continuó con su carrera política en la
nueva patria independiente hasta su muerte en Lima en 1833.
Hipólito Unánue fue de personalidad polifacética, como médico, físico y
estadista. Su vida y obra, ampliamente conocidas a través de la historia,
han concitado sumo interés entre historiadores y biógrafos, quienes han
dado a conocer las sobresalientes cualidades personales y profesionales
del recordado sabio y precursor de nuestra independencia.
En 1994 la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Federico
Villarreal adoptó el nombre de "Hipólito Unánue" como homenaje a este
ilustre médico y héroe peruano.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
CAPITULO VIENFERMEDADES
6.1. Enfermedades coloniales
A lo largo del siglo XIX, los estudios realizados por Hipólito Unanue fueron
los que marcaron la pauta para establecer los conceptos sobre salud,
enfermedad y muerte. La salud estaba ligada al clima y al medio
ambiente. Para los médicos, el hombre era sano cuando vivía en armonía
con la naturaleza. Un estado de anomalía en esta relación definía la
enfermedad, producida por agentes ambientales. En este sentido, la
muerte era concebida como el efecto de la ruptura total de esta relación
con la naturaleza.
La pregunta era ¿Lima y los limeños vivían al filo de esta ruptura en el
siglo XIX? La respuesta es sí. Veamos. La densidad fue siempre uno de
los problemas de nuestra capital. El crecimiento de la población no fue
correspondido con un incremento en la oferta de viviendas ni se ampliaron
las fronteras de la ciudad (hasta la década de 1870, por ejemplo, todavía
estaban en pie las murallas coloniales).
Lima creció hacia adentro, impulsando la tugurización. Una consecuencia
fue la proliferación del uso del callejón y de las casas con cuartos de
vecindad (las antiguas casonas eran subdivididas para el arrendamiento).
De otro lado, había el hacinamiento de hombres y animales. Dentro de los
domicilios era común la existencia de corrales, gallineros y huertas y, en
el caso de casonas más grandes, de establos y acequias interiores. El
panorama era el de un espacio de vida semirural.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
Los limeños convivían con una enorme cantidad de bichos (roedores e
insectos) y animales domésticos (gallinas, gallos, pavos perros, gatos,
cerdos, caballos…). En suma, las condiciones de vivienda facilitaban la
infección de enfermedades de animales a los seres humanos.
En las calles de la ciudad era usual cruzarse con el ganado vacuno
saliendo de las lecherías para dirigirse hacia los establos o lomas, con
pobladores bañando a sus caballos con el agua de las acequias, y recuas
de mulas transportando toda clase de mercaderías que llegaban a la
capital desde el interior del país. Particular importancia tenía la mula, un
animal bastante apreciado por su fuerza y resistencia; era el medio más
utilizado por los comerciantes peruanos.
Los gallinazos se hallaban usualmente asentados en los rincones más
altos de la ciudad (techos de las casas, torres de las iglesias, copas de los
árboles) o volando en círculos alrededor de los mercados y mataderos. La
presencia de masiva de estas aves es un indicador bastante elocuente de
las condiciones ambientales e higiénicas de la Lima de entonces:
abundancia de inmundicias y restos de animales abandonados en las
calles.
6.2. Epidemias durante la colonia
Las diversas culturas prehispánicas se vieron afectadas por una serie de
enfermedades infecciosas endémicas y con características regionales
algunas de ellas. Como se mencionó, existe evidencia de que padecieron
de tuberculosis, enfermedad de Chagas, bartonelosis, sífilis y diversas
parasitosis intestinales.
Por supuesto que existieron las diarreas comunes, las neumonías, las
infecciones de la piel (estreptodermias y estafilodermias), infecciones
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
urinarias, etc., como en cualquier otra población toda vez que estas
enfermedades eran producidas por gérmenes que habían acompañado
ancestralmente a los humanos en su desplazamiento desde Asia hacia
estas tierras hace unos 15 000 años.
El problema surgió cuando los españoles arribaron a estas tierras
trayendo su cultura y, sin quererlo, los gérmenes que cohabitaban con
ellos y a los cuales ya se habían tornado inmunes de manera natural; es
decir, habían tenido contacto con ellos o habían padecido las
enfermedades en la infancia. Es decir, eran sobrevivientes.
En cambio, la población indígena estuvo desguarnecida de toda
inmunidad tal que luego de los primeros contactos con los españoles se
desataron entre ellos mortíferas epidemias que inmovilizaron o dificultaron
la defensa de sus tierras.
En el caso de México está bien documentada la manera de cómo la
viruela causó una gran mortandad entre los aztecas. Aquí se ha repetido
hasta la saciedad de que el Inca Huayna Cápac murió de viruela pero no
es así. Una lectura detenida de las versiones referidas por los cronistas
de la época no nos permite tener la certeza de semejante aseveración. El
hecho concreto es que Huayna Cápac falleció luego de “unas fiebres”
cuando los españoles se encontraban en la actual costa ecuatoriana.
El sarampión, la varicela, la tos convulsiva y la difteria (garrotillo) también
afectaron a los pobladores americanos, especialmente la primera que
solía complicarse con la neumonía.
La malaria, la fiebre amarilla, la peste bubónica, el tifus exantemático
(tabardillo) y la lepra fueron traídas de Europa y África, principalmente con
los grupos de esclavos africanos o por los mismos navegantes europeos.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
Si a estas epidemias, que causaron una enorme morbilidad y mortalidad
entre los habitantes americanos le sumamos el hambre surgido al haber
sido despojados de sus tierras y obligados a trabajar inhumanamente en
las minas, además de las frecuentes contiendas, es fácil explicarnos el
rápido despoblamiento del continente una vez establecidos los colonos
españoles.
Como las enfermedades afectaban a indios y españoles, estos se vieron
en la necesidad de establecer centros de atención médica como los
hospitales, casas de reposo, refugios y asilos. Estos locales se
establecieron diferenciando el género (varones y mujeres), el origen
(españoles, indios y negros) y el orificio (militares, religiosos, marinos)
Otro problema, muy grave, era el primitivo sistema de desagüe de nuestra
capital. En 1860, el famoso médico e higienista Francisco Rosas,
presentó un informe acerca de las pésimas condiciones sanitarias de
Lima y sus graves consecuencias en la salud de sus habitantes. En él,
puso énfasis en el sistema de los desagües públicos que, a la manera de
cloacas, atravesaban abiertos en las calles de la ciudad y eran un foco de
infección: Nada más desagradable a la vista, más repugnante al olfato y
más dañino a la salud que esas grietas irregulares, que conduciendo en
más o menos abundancia un líquido espeso tan variado en sus matices
como en sus olores, recorren todos los puntos de la ciudad con el nombre
de acequias.
Destinados a ser para las poblaciones lo que los ríos para los campos, es
decir, la vida y la alegría, se han convertido entre nosotros en poderosos
agentes de disgustos y enfermedades… Cuando aumenta la cantidad de
agua o se detiene su curso por algún obstáculo, rebosa y se derrama el
líquido elemento, inundando las calles de uno y otro lado.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
Este acontecimiento, que se repite con frecuencia, suele dar a la Ciudad
de los Reyes el aspecto de un pantano, convirtiéndose en causa principal
de las terribles intermitentes, de los tabardillos, de las graves disenterías y
de otras enfermedades que diezman ala población, especialmente en el
otoño.
Cuando el doctor Rosas escribió esta cruda realidad, existían 196
acequias en las calles limeñas y 894 en las casas privadas.
Indudablemente, las mejoras que se operaron en el sistema de desagües
públicos a partir de 1868, durante el gobierno del presidente Balta,
incidieron en la merma de los males señalados por el doctor Rosas. En
este sentido, a partir de la década de 1890, raras veces estallaron en
Lima enfermedades epidémicas.
El tifus se daba en casos aislados; la fiebre de la escarlatina era conocida
solo por el nombre; el cólera era solo una amenaza ocasional y aislada;
los casos de viruela, si bien se presentaban cada año entre la población
pobre, nunca alcanzaban la categoría de epidemia; la difteria, tan
propagada antes de la década de 1850, prácticamente había
desaparecido.
En cambio, el cuadro sanitario de Lima se vio constantemente afectado
por la presencia de la fiebre amarilla, que causaba temidas epidemias.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
ANEXOS
EL SANTO DE LA ESCOBA
San Martín de Porras nació en Lima en 1579. Hijo del burgalés Juan de
Porras y de Ana Velásquez, negra libre de Panamá, su padre no lo quiso
reconocer y en su partida de bautismo figura como "de padre
desconocido". Su infancia no fue demasiado feliz, pues por ser mulato
(mitad blanco y mitad negro, pero más negro que blanco) era despreciado
en la sociedad por blancos y por negros.
Aprendió muy joven el oficio de barbero. La reputación de su virtud creció
rápidamente. Sin embargo, la fama no trastocó su personalidad y Martín
buscó refugio en la oración.
A los 15 años logró ingresar en el Convento de Santo Domingo. Como a
los mulatos les tenían mucha desconfianza, fue admitido solamente como
"donado", o sea un servicial de la comunidad. Así vivió 9 años,
practicando los oficios más humildes y siendo el último de todos. Fue
admitido como hermano de la orden en 1603. Perseveró en su vocación a
pesar de la oposición de su padre, y en 1606 profesó los votos de
pobreza, castidad y obediencia.
Ejercitó los oficios de enfermero y cirujano, destacando en su abnegación
por los más necesitados y en su amor a los animales.
Entonces sí que empezó a hacer obras de caridad a manos llenas. Los
frailes se quejaban de que Fray Martín quería hacer del convento un
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
hospital, porque a todo enfermo que encontraba lo socorría y hasta
llevaba a algunos más graves y pestilentes a recostarlos en su propia
cama cuando no tenía más donde se los recibiera. Con la ayuda de varios
ricos de la ciudad fundó el Asilo de Santa Cruz para reunir a todos los
vagos, huérfanos y limosneros y ayudarles a salir de su penosa situación.
Aunque él trataba de ocultarse, sin embargo su fama de santo crecía día
por día. Lo consultaban hasta altas personalidades. Muchos enfermos lo
primero que pedían cuando se sentían graves era: "Que venga el santo
hermano Martín". Y él nunca negaba un favor a quien podía hacerlo.
Pasaba la mitad de la noche rezando. A un crucifijo grande que había en
su convento iba y le contaba sus penas y sus problemas, y ante el
Santísimo Sacramento y arrodillado ante la imagen de la Virgen María
pasaba largos tiempos rezando con fervor.
Pronto se le reputó control sobre la naturaleza, logrando que del mismo
plato comieran perro, pericote y gato, y que las plantas germinaran antes
de tiempo. Se le atribuyó el don de los milagros, tanto en la curación de
enfermos desahuciados como en su capacidad de estar en más de un
lugar al mismo tiempo.
Sin moverse de Lima, fue visto sin embargo en China y en Japón
animando a los misioneros que estaban desanimados. Sin que saliera del
convento lo veían llegar junto a la cama de ciertos moribundos a
consolarlos.
A los ratones que invadían la sacristía los invitaba a irse a la huerta y lo
seguían en fila muy obedientes. En una misma cacerola hacía comer al
mismo tiempo a un gato, un perro y varios ratones. Llegaron los enemigos
a su habitación a hacerle daño y él pidió a Dios que lo volviera invisible y
los otros no lo vieron. Cuando oraba con mucha devoción se levantaba
por los aires y no veía ni escuchaba a la gente. A veces el mismo virrey
que iba a consultarle (siendo Martín de tan de pocos estudios) tenía que
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
aguardar un buen rato en la puerta de su habitación, esperando a que
terminara su éxtasis.
En ocasiones salía del convento a atender a un enfermo grave, y volvía
luego a entrar sin tener llave de la puerta y sin que nadie le abriera.
Preguntado cómo lo hacía, respondía: "Yo tengo mis modos de entrar y
salir". El Arzobispo se enfermó gravemente y mandó llamar al hermano
Martín para que le consiguiera la curación para sus graves dolores. Él le
dijo: ¿Cómo se le ocurre a su excelencia invitar a un pobre mulato? Pero
luego le colocó la mano sobre el sitio donde sufría los fuertes dolores,
rezó con fe, y el arzobispo se mejoró en seguida.
Recogía limosnas en cantidades asombrosas y repartía todo lo que
recogía. Miles de menesterosos llegaban a pedirle ayuda. A los 60 años,
después de haber pasado 45 años en la comunidad, mientras le rezaban
el Credo y besando un crucifijo, murió el 3 de noviembre de 1639. Toda la
ciudad acudió a su entierro y los milagros empezaron a obtenerse a
montones por su intercesión.
Quizás por ser mulato, su proceso de beatificación hubo de durar hasta
1836, franqueando las barreras de una anticuada y prejuiciosa
mentalidad. Fue canonizado por el papa Juan XXIII en 1962. Muy cerca
del santuario de Santa Rosa existe un inmueble en cuyo solar estuviera la
casa natal de Martín de Porras (ambos santos fueron bautizados en la
próxima iglesia parroquial de San Sebastián). El edificio que hoy vemos
es una suntuosa casa de estilo republicano, que salvo la placa
recordatoria y algún objeto conservado en su interior, en muy poco se
relaciona con la vida del santo. Sus restos se guardan en el altar de
reliquias de la iglesia de Santo Domingo, a la izquierda del cráneo de
Santa Rosa. En el convento está la capilla subterránea que los alojó
previamente.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
MÉDICOS MOCHICAS
La defensa y la prolongación de la vida ha sido la principal preocupación
del hombre de todos los tiempos, atrajo la atención y suscitó los esfuerzos
de los antiguos peruanos de la costa norte del Perú (Ancash,
Lambayeque, La Libertad), donde desarrollaron la Cultura Mochica (siglos
I al VI d.C.), quienes, con espíritu científico, descubrieran las propiedades
curativas de los metales, plantas y animales, hasta lograr establecer
instituciones o profesionales exclusivamente dedicados a la defensa de la
salud. Los ceramios nos han reservado noticias interesantes acerca de
las enfermedades que los aquejaban y los procedimientos de curación
que empleaban, los mismos que por sí solos revelan el alto nivel de su
medicina.
A través de la cerámica mochica se ha logrado evidenciar que estos
celebres médicos mochicas eran de ambos sexos. Las “médicos” mujeres
eran de edad madura, normalmente sentadas en el suelo con las piernas
cruzadas, de rostro severo y de prendas de vestir que aunque eran
cortas, manifestaban a través de la manera en que estas eran llevadas,
aires de superioridad y de elegancia, a su lado se evidenciaban cajas de
medicamentos, amuletos y utensilios de curación. Los “médicos” hombres
eran más bien de edad adulta, pero igualmente que las mujeres en su
forma de sentarse y de vestir, incluso más lujosas, variadas y vistosas,
eran sin duda de una jerarquía alta dentro de la sociedad moche. Al lado
de estos, las famosas “chunganas” que son usadas como sonajas por los
curanderos de hoy en día.
La manera como curaban a los enfermos está fielmente expresada en la
cerámica: el paciente, completamente desnudo, era colocado en posición
dorsal, y ocupaba el frente del curandero o curandera. Esta forma de
auscultación al desnudo constituía la mejor manera de diagnosticar el mal
y determinar su tratamiento. Entonces el curandero aplicaba las manos
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
sobre el cuerpo del enfermo en las regiones adoloridas o inflamadas;
luego, cerraba los ojos y con la cara hacia lo alto, en actitud de
invocación, procedía a indagar la causa de la enfermedad y a descubrir el
camino más seguro para combatirla. En la conciencia de estos antiguos
curanderos influía lo sobrenatural y lo maravilloso. Sus invocaciones
tendían, por lo tanto, a excitar el ánimo del enfermo y a lograr su
confianza para que éste se resignara después, lleno de fe, a todo cuanto
con él hiciera o le administrase su presunto galeno. Por consiguiente, en
toda curación regía una poderosa influencia sugestiva, a más de las
bebidas de propiedades hemostáticas, analgésicas, euforbiáceas,
diaforéticas, entre otros, que se obligaba a tomar al paciente en procura
de extirpar sus dolencias.
El pueblo consideraba a los curanderos como seres sobrenaturales. La
recuperación de la salud fue un fenómeno que debió influir mucho en sus
creencias y en su fe. Sus medicaciones están estrechamente unidas a los
poderes curativos de las plantas y a una serie de actos a los que se les
daba origen sobrenatural. Entre las principales enfermedades que fueron
plasmadas en la cerámica mochica destacan el bocio, el exoftalmos y el
mixedema, que evidencia una patología antigua en el Perú como es el
cretinismo, manifestaciones venéreas como el lúe (Sífilis), casos de
ceguera producidos por una conjuntivitis aguda, representaciones de
onanistas semiesqueletizados, deformaciones sicóticas y lordóticas de la
columna vertebral, idiocia aguda, casos de hermanos siameses, parálisis
faciales, incluso cerámicos de labio leporino.
TREPANACIONES CRANEANAS EN EL PERÚ
Según el Traumatólogo Vicente García, se han descrito por lo menos 10
mil craneos con trépanos en todo el mundo, siendo los más conocidos los
de Perú, aunque hayan también de otras culturas como en Inglaterra, en
Alemania, en España, en el Cáucaso (entre Europa del este y Asia
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
Occidental), en Argelia, incluso en Nueva Guinea, todos sitios muy
distantes entre sí; sin embargo, coincidían con técnicas (aún
desconocidas) que generaban orificios en el cráneo muy similares entre
sí.
Los primitivos cirujanos de la costa del Perú (Cultura Paracas)
practicaron hace más de 1000 años (aprox. Siglo V d.C.) operaciones casi
imposibles sobre las cabezas de los mutilados en la batalla, heridas que
hoy en día, en un alto porcentaje, provocarían la muerte; y que en cambio,
fueron sanadas con éxitos hace más de 10 siglos. Aparentemente las
técnicas exitosas que usaban incluían orificios circulares obtenidos por
fricción, ello debido a que los cráneos encontrados evidenciaban
crecimiento óseo alrededor de la zona de craneotomía (trépano).
Las técnicas de estos cirujanos de conocimientos asombrosos se
perdieron para siempre; una medicina imposible para un tiempo en que la
ciencia estaba todavía en pañales. Todo un misterio que sobrecoge en
pleno siglo XXI a los profesionales de la salud.
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HISTORIA DE LA MEDICINA COLONIAL“Escuela de Medicina Humana”
REFERENCAS BIBLIOGRÁFICAS
1. Medicina y reumatología peruanas, Omar Pamo-Reyna Veáse en :
http://sisbib.unmsm.edu.pe/bibvirtualdata/libros/2007/med_reumat/
a03es.pdf
2. Rev Peru Med Exp Salud Pública. 2008; 25(3):345 345-47.
3. HISTORIA Y ACTUALIDAD DEL PERÚ Y EL MUNDO. Véase en :
http://clioperu.blogspot.com/2011/01/historia-de-la-medicina-
peruana-los.html
4. Historia del Perú Colonial Véase en:
http://blog.pucp.edu.pe/item/57174/historia-del-peru-colonial-una-
sintesis
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