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Publicado por Academia Chilena de Ciencias el año 2010
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MEDIDAS PARA REFORZAR LA CIENCIA BÁSICA EN CHILE, PILAR DEL DESARROLLO DE LA CIENCIA Y TECNOLOGÍA
APLICADAS Y LA INNOVACIÓN
Academia Chilena de Ciencias
La Academia Chilena de Ciencias, desea expresar a la comunidad nacional su satisfacción frente al interés mostrado por el Gobierno en aumentar la competitividad en Chile particularmente de sus recursos humanos y capacidades en Ciencia, Tecnología e Innovación, iniciativa que hoy puede concretarse gracias a los recursos del llamado “Royalty” minero. A pesar de este esfuerzo, es necesario destacar que los países que han logrado los mejores niveles de desarrollo invierten entre el 2,5 y el 4% de su PIB en investigación y desarrollo; Chile invierte sólo el 0,6%. Dicho lo anterior, la Academia Chilena de Ciencias ve con preocupación la manera como se está implementando la inversión de los recursos del “Royalty”. El Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad ha tomado, en alguna medida, las riendas del diseño de las políticas y de la gestión de la ciencia sin considerar adecuadamente los recursos humanos existentes, los incentivos necesarios y las escalas de tiempo consideradas (15 años), necesarias para alcanzar los fines deseados. Dicho Consejo ha generado ciertas acciones que, a nuestro parecer, no apuntan en la dirección correcta respecto a la institucionalidad nacional en Ciencia y Tecnología construida con esfuerzo en las últimas cuatro décadas, sin que exista aún otra que la reemplace, con grados aceptables de legitimidad legal y “accountability”. El sólo dar un énfasis prioritario a aquellos aspectos de la ciencia que tienen “aplicación práctica inmediata”, no es suficiente en relación a la importancia esencial del desarrollo de la ciencia básica, la tecnología y su relación con la innovación. Del mismo modo, no se consideran adecuadamente las condiciones preexistentes que hicieron posible los cambios en países como Irlanda y Finlandia que, en cierta medida, se pretende emular. La creación científica y la innovación requieren de un ambiente de libertad para pensar y emprender. Si como país no queremos lamentar a futuro un retroceso en nuestra capacidad para crear conocimiento y aplicarlo con un sentido productivo, Chile debe profundizar su ciencia, ampliarla y no hacer “borrón y cuenta nueva”. En materias tan importantes para el desarrollo del país se debe actuar con prudencia y sabiduría.
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Fundamentos para Reforzar el Apoyo a la Ciencia Básica en Chile: Libro Blanco del Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad
En el libro blanco preparado por el Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad (2007), queda claramente establecido (p. 114) que “el Consejo reconoce que la institucionalidad pública para la innovación debe estar basada en dos grandes pilares de la institucionalidad existente que son CORFO y CONICYT”. Además el “libro blanco” indica: “A CONICYT se le encargan las acciones destinadas a promover el desarrollo de la actividad científica y tecnológica en el país y la formación de recursos humanos de excelencia para la investigación, desarrollo e innovación” (p. 115). “Esto se manifestará a través de sus programas específicos y, para tal efecto, se deberán canalizar recursos preferentemente a programas y proyectos de investigación científica pura o con orientación por objetivos de alto impacto nacional” (p. 115). “Chile necesita seguir creciendo para alcanzar el desarrollo y el camino para eso es el de la economía del conocimiento” (p.119). “La Acción del estado debe también conservar un adecuado balance que conjugue las fortalezas provenientes de las políticas públicas neutrales con la necesidad de incorporar criterios de selectividad” (p. 120). “Chile puede planteárselo y el gran desafío de duplicar su ingreso per cápita en los próximos 15 años, para llegar los US$25.000” (p.120). “La meta de duplicar el ingreso per cápita en 15 años exige aumentar el gasto en I + D como porcentaje del PIB, subiendo desde un 0.68% (2004) hasta niveles cercanos a un 2,5% hacia el fin del periodo. Para esto es necesario que el gasto público en I + D se duplique en términos porcentuales, pasando del 0.36% (2004) a un nivel de 0,75%, lo que equivale a cuadruplicarse en términos absolutos” (p. 121). Respecto a capital humano se señala que: “es urgente fomentar la formación de capital humano altamente especializado, especialmente mediante el apoyo a estudios de postgrado en instituciones de excelencia, definida en base a estándares internacionales” (p.123). Respecto a “líneas de acción en la ciencia (I+D)”, se indica “que es necesario incrementar el apoyo público a la actividad científica y tecnológica básica y aplicada” (p. 124). En base a estas importantes conclusiones y recomendaciones de la Comisión Nacional de Innovación, la Academia Chilena de Ciencias decidió hace algunos meses formar la
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Comisión Ciencia y Desarrollo para poder asesorar, de la forma más objetiva e independiente posible, a la Comisión Nacional de Innovación, en materias relacionadas con implementar el desarrollo de la investigación en ciencia y tecnología básica y aplicada y en la formación de recursos humanos de excelencia. Con este objetivo la Comisión de la Academia Chilena de Ciencias invitó a la Academia a tres miembros del Consejo de Innovación, entre ellos, su presidente (Sres. Nicolás Eyzaguirre, José Miguel Benavente y Leonardo Mena (secretario ejecutivo)) y luego Eduardo Bitrán en 2009, con quienes la Academia en pleno, junto con algunos presidentes de sociedades científicas, mantuvo un serio y profundo intercambio de ideas en el cual se plantearon los principales objetivos de la Comisión de Innovación y se acordó mantener un dialogo e intercambio de ideas en los aspectos que la Academia podía proporcionar información relevante e importante para la Comisión de Innovación. Para esto, la Comisión Ciencia y Desarrollo de la Academia ha realizado algunas peritaciones, análisis y estudios y se ha entrevistado con algunos actores claves, en relación al estado actual de las áreas arriba mencionadas, y ha llegado a la siguientes conclusiones objetivas e independientes para que el país pueda estimular, de manera importante y eficiente, la investigación tanto en ciencia básica como en ciencia aplicada y tecnología y la formación de recursos humanos avanzados. Esto, para que estas dos fuentes de desarrollo de conocimiento y talento no se constituyan en el Talón de Aquiles, en los próximos años, en los que tal como indica el Consejo de Innovación, el país necesita cuadruplicar la inversión estatal en Ciencia, Tecnología e Innovación. Las conclusiones están detalladas en la 2ª parte de este documento titulada: “Medidas para Reforzar la Ciencia Básica en Chile, Pilar del Desarrollo de la Ciencia y Tecnología Aplicada y la Innovación”. De no realizarse la inversión basal en investigación básica, en Ciencia y Tecnología esta claro que Chile no tendrá los cuadros necesarios, en los próximos años, para llevar a cabo la Ciencia, Tecnología e Innovación que el país necesita y que el Libro Blanco de la Comisión propone. Queremos dejar en claro que la proposición de la Academia es una proposición totalmente independiente y esta totalmente desligada de los potenciales intereses de los actores participantes. El único objetivo de este análisis y proposición es indicar al Consejo de Innovación y al país en qué programas, el sistema actual de financiamiento puede mejorarse. Esto considerando que existen elementos de alta calidad, que en la actualidad no se financian de manera suficiente, pero que con una disponibilidad de recursos mayor podrían potenciarse enormemente. Las proposiciones han sido ordenadas en forma prioritaria de acuerdo a la opinión de la Comisión de la Academia.
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MEDIDAS PARA REFORZAR LA CIENCIA BÁSICA EN CHILE, PILAR
DEL DESARROLLO DE LA CIENCIA Y TECNOLOGÍA APLICADAS Y LA INNOVACIÓN
ANTECEDENTES Tanto el “Libro Blanco” preparado por el Consejo Nacional de Innovación para
la Competitividad (“Hacia una estrategia nacional de innovación para la
competitividad”, 2007) como el libro “Análisis y Proyecciones de la Ciencia
Chilena”, preparado por la Academia de Ciencias del Instituto de Chile (Acad.
Ciencias, 2005) reconocen la importancia de la investigación y la innovación
para que el país, a través de la economía del conocimiento, pueda seguir
creciendo y alcanzando niveles mayores de desarrollo. Así, para que Chile
duplique su ingreso per cápita en los próximos 15 años, llegando al equivalente
de US$ 25.000 anuales, el gasto nacional en I+D debe aumentar de 0.70% del
PIB (2004) a 2,5% del PIB en los próximos años. Para ello se requiere que el
gasto público actual de 0.36% se duplique en términos porcentuales pasando
del 0.36% (2004) a un nivel de 0.75% lo que equivale a cuadruplicarse en
términos absolutos.
Los nuevos recursos enfatizarán la investigación más aplicada, la innovación y
el desarrollo empresarial. Sin embargo, la investigación básica y la formación
avanzada de recursos humanos son el fundamento para construir una base
para la investigación aplicada, la tecnología y la innovación. Baste recordar los
aportes de conocimiento y formativos que realiza la investigación básica a la
sociedad indican que entre el 70-75% de los nuevos productos y patentes que
alcanzan el mercado internacional no hubiesen sido posibles sin investigación
académica básica.
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Por su parte, la formación avanzada de recursos humanos es una función
también prioritaria en una economía emergente. La experiencia internacional
ha mostrado que la creencia que los científicos y tecnólogos son comprables
junto con las respectivas tecnologías en el mercado internacional claramente
no es correcta. De hecho, los países que la adoptaron, retrasaron el
desarrollo de una capacidad nacional en ciencia y tecnología y lesionaron
temporalmente la autonomía nacional.
En base a estas importantes conclusiones y recomendaciones de la Comisión
Nacional de Innovación, la Academia Chilena de Ciencias decidió hace
algunos meses formar la Comisión de Ciencia y Desarrollo para poder
asesorar, de la forma más objetiva e independiente posible, al Consejo
Nacional de Innovación y al país, en materias relacionadas con
implementar el desarrollo de la investigación en ciencia y tecnología básica y
aplicada y en la formación de recursos humanos de excelencia.
A pesar de los incrementos recientes mostrados por Chile en sus niveles de
publicaciones, los recursos para la ciencia básica se han mantenido
prácticamente estancados durante los últimos 7 años (ver Capítulo 5, Acad.
Ciencias, 2005). Por su parte, los aportes para formación avanzada de recursos
humanos se han incrementado por debajo de lo que el país requiere. Así, el
país se está arriesgando a que sus fuentes de conocimiento en ciencia básica y
de talento (formación de recursos humanos) se transformen en el talón de
Aquiles de su futuro desarrollo en ciencia, tecnología e innovación. Si no se
invierte en estos dos ámbitos, Chile no tendrá en los próximos años los
cuadros necesarios para llevar a cabo la revolución del conocimiento que
requiere y que el Consejo de Innovación propone.
Para iniciar el proceso de fortalecer la investigación en ciencias básicas e
incrementar la formación avanzada de recursos humanos, la Academia de
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Ciencias del Instituto de Chile propone las siguientes 10 medidas, para que
ellas empiecen a ser incorporadas en el Presupuesto Nacional.
Medidas necesarias
1. Restitución de la Capacidad de FONDECYT para financiar creación de
conocimiento
Esta es la única herramienta que financia creación de conocimiento (básica
y aplicada) en proyectos individuales y de grupos pequeños. Se le reconoce
como el instrumento clave para el fomento de la investigación en el país,
con importantes externalidades positivas en creación de conocimiento y
enseñanza de investigación.
Los recursos anualmente aprobados para FONDECYT se han mantenido
prácticamente estancados durante los últimos 6 años, mientras la demanda
por proyectos aumenta. En los últimos años, el Programa ha dejado de
financiar un 45% de proyectos evaluados como buenos o muy
buenos y aquellos aprobados sufren reducciones económicas injustificadas
de 20 a 35%. Obviamente que es poco eficiente para un sistema que
quiere mejorar y crecer, el tener en el sistema “investigadores sin
proyecto”. La Academia estima que un 30% de aumento en estos recursos
permitirían financiar la mayoría de estos proyectos (ca. 9.500 millones de
pesos).
Además, tal como se ha indicado, para poder financiar una mayor cantidad
de proyectos, los grupos de estudio del sistema Fondecyt se ven obligados
a realizar “recortes” al presupuesto de los proyectos. La Academia estima
que con un 20% de aumento adicional a estos recursos (Fondecyt) se
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permitiría solucionar en gran mayoría esta limitante (ca. 1.500 millones de
pesos).
2. Proyectos FONDECYT de iniciación.
Para incentivar el trabajo de investigadores jóvenes y reducir la posible
competencia “injusta” de estos jóvenes con investigadores establecidos y,
consecuentemente con mayores antecedentes, FONDECYT abrió en 2006 un
primer concurso para investigadores jóvenes. En promedio se reciben 430
proyectos anuales, de los cuales se financian alrededor de 140. Es
obviamente necesario aumentar estos recursos en forma importante. La
Academia estima que los recursos entregados a este programa para el
próximo concurso deberían duplicarse de modo de permitir financiar todos
los proyectos “sobresalientes” y “buenos” (aumento del 100%; 4.500
Millones de pesos)).
3. Aumento en el número de becas doctorales.
Este programa ha sido reforzado en los últimos años, pero todavía la
demanda supera con creces la oferta. Más aún, las necesidades de
doctores para Chile en los próximos años se anticipan como significativas y
difíciles de satisfacer con los números que actualmente se gradúan en
nuestras Universidades.
El año 2008 se financió el 53% de los postulantes a becas de doctorado
nacional. El año 2009 se mantuvo en un 53%. Sin embargo, el número de
postulantes ha aumentado en los últimos tres años en un 11%, superando
los 1030 postulantes. Por su parte, el interés por estudiar magíster en las
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universidades chilenas se ha incrementado fuertemente, pasando de 890
postulantes en el año 2007 a más de 3.300 postulantes en el año 2009,
mientras que el número de becas entregada se ha mantenido constante en
torno a 110 becas (3% de cobertura). En virtud de esto se ha estimado que
aunque se dieron 350 becas nuevas, en total hubo 160 candidatos muy
buenos que deberían haber sido financiados, de acuerdo a los comités de
estudio de CONICYT, que son muy rigurosos (1.200 millones de pesos). La
Academia avala esta cifra y también considera que es necesario que los
estudiantes cancelen aranceles de costo más real, similares a los aranceles
de pregrado (1.800 millones de pesos).
4. Becas (Proyectos de Investigación) de postdoctorado.
En el concurso 2006 se produjo un incremento significativo de postulaciones
al programa de post-doctorado, presentándose 117 postulaciones. Frente a
la escasez de recursos para este programa, se redujo la duración de las
becas de post-doctorado de 3 a 2 años y también se redujo el aporte anual
para trabajo de investigación a M$2.000, restricción que antes no existía. A
pesar de todas estas modificaciones, el Programa pudo financiar solo 54
postulaciones. Si se consideran que los postulantes ya son doctores, con
formación en Chile o en el extranjero, el contingente no financiado es una
demostración obvia de desaprovechamiento nacional de recursos humanos
de alto nivel.
Con los cambios introducidos al sistema de becas postdoctorales, el interes
por el programa decayó. Al año siguiente (2007) hubo 58 postulaciones y
se aprobaron 36.
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Considerando estos antecedentes, los recursos en este programa deberian
ser incrementados significativamente en los próximos años y las
modificaciones introducidas en 2006 deberían ser revisadas, porque ellas
han reducido muy significativamente el atractivo que este programa ejercía
sobre nuestros investigadores jóvenes (750 millones de pesos).
5. Postulación a un segundo proyecto Fondecyt.
En la actualidad existe una limitación en Fondecyt que indica que un
investigador solo puede postular a un proyecto. Una vez que ha ganado
uno no puede postular a otro. En la gran mayoría de los países
desarrollados, incluso en países de la región como Argentina y Brasil esta
limitación no existe. La comisión de la Academia piensa que el permitir
postular a un segundo proyecto no solo aumentaría la productividad
científica de los investigadores y del sistema de CyT, pero además ayudaría
a desarrollar nuevas líneas de investigación, elemento esencial de un
sistema que persigue la innovación. Esta es una práctica común en muchos
países. En gran medida el sistema actual inhibe esto por el “track record”
muchas veces requerido en un área específica. Una decisión de este tipo,
eso si, debería resultar en una importante inversión de recursos (por ej.
50% incremento adicional de presupuesto de Fondecyt).
6. Equipamiento mayor.
El último concurso sobre equipamiento mayor que se realizó en Chile fue en
1987, por un costo total de US$ 8 millones. Algún financiamiento para
equipamiento mediano y grande se realizó hasta el año 2000 en el
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programa FONDEF, pero en la actualidad la adquisición de equipos mayores
está discontinuada en ese Programa.
En la actualidad se ha lanzado el Primer Concurso Nacional de Centros de
Servicios de Equipamiento Científico y Tecnológico Mayor de Uso
Compartido, año 2010, cuyo objetivo es cubrir parte de los requerimientos
de equipamiento e infraestructura mayor que presenta el Sistema de
Ciencia y Tecnología Nacional, garantizando su acceso y uso óptimo
mediante la entrega de servicios modernos y eficientes. Sin embargo, este
programa sólo considera Grandes Centros de Servicios (computacionales,
Genómica, Bioterio, Microscopia) independientes y no quizás lo que más le
hace falta al sistema, el equipamiento mayor “standard” en los centros de
excelencia y laboratorios de primera línea existentes.
Resulta evidente que el envejecimiento de equipo es una limitación seria
para el progreso de la investigación de frontera en el país, más aún hoy,
cuando las novedades tecnológicas están acelerándose en prácticamente
todos los frentes de investigación en las distintas disciplinas. La Academia
sugiere que:
a) Se cree un programa periódico de renovación de equipo para
investigación científica.
b) Se dimensione el costo total de reposición necesario hoy.
c) Se determine el número de años en que se va a completar esta
reposición (idealmente menos de 3 años).
d) Se determine un plan paralelo para incorporar equipo nuevo para
investigación en el país.
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e) Se determine un calendario de actividades y recursos para repetir
periódicamente (p.ej. cada 3 años) las actividades d) y e).
f) Estudiar en más detalle el sistema “óptimo” a utilizar (p.ej. Centros de
muchos usuarios) para poder cuantificar cuál sería una inversión
razonable requerida.
7. Incremento en los montos de recursos y en el número de centros
FONDAP.
En su formulación original, hace 7 años, el volumen anual de recursos para
estos centros era el equivalente a US$ 2 millones (unos $700 millones). La
depreciación posterior del peso no sólo no fue compensada sino que los
recursos totales fueron reducidos a $ 600 millones anuales. Resulta
evidente la necesidad de restituir la capacidad de estos programas,
acercando su presupuesto actual a aquél pensado originalmente.
En su formulación original, el programa FONDAP consideró el
establecimiento en Chile de 15 a 20 centros FONDAP. El número de centros
FONDAP se mantiene en 7 desde 2001. Aunque claramente el
establecimiento en Chile de Institutos Milenios ha reemplazado la necesidad
de algunos centros FONDAP adicionales, la evidencia indica que aún existen
numerosos grupos de investigadores productivos, que cultivan disciplinas
aún no representadas en los FONDAPs o Institutos Milenio y cuyas
contribuciones se potenciarían muy significativamente si las hiciesen
aprovechando las sinergias e interacciones que se establecen en un centro
FONDAP o Instituto Milenio. La Academia sugiere establecer un programa
de creación de nuevos centros FONDAP o Institutos Milenio en los próximos
años (el monto necesario se estima en torno a los M$950.000 por año).
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8. Aumento de recursos para tesis doctorales.
Las limitaciones de recursos han determinado que el apoyo que otorga
CONICYT a proyectos de tesis doctoral se restrinja a un aporte económico
anual de M$ 2.600 por un máximo de dos años. Este valor no financia ni
remotamente el costo de un trabajo de tesis, por lo que se estima que el
debiera ser triplicado en los próximos años.
9. Infraestructura para investigación.
En gran medida tanto la investigación básica como aplicada en Chile se
lleva a cabo en Universidades. Sin embargo, existe poco incentivo para las
Universidades a embarcarse en proyectos de investigación dado que al
obtenerlos deben incurrir en muchos gastos adicionales (p.ej. construcción
de laboratorios, contratación de Ph.D.s, gastos de funcionamiento y
servicios). Dado que el interés del Consejo de Innovación es justo el
contrario, la Academia piensa que se debe evaluar la magnitud de estos
costos “ocultos” para ver la forma de incentivar a que más Universidades
realicen investigación básica y aplicada y por ende ganen más proyectos.
En particular, esta será una herramienta importante para que más
universidades regionales se interesen por postular a proyectos y
desarrollen actividades de investigación básica y aplicada.
10. Cooperación Internacional
En los últimos cuatro años, el país ha firmado a los menos 35 convenios de
entendimiento y colaboración con instituciones, universidades y centros de
investigación de 18 países, tales como Finlandia, Noruega, Australia,
Estados Unidos, Brasil, entre otros. Sin embargo, el presupuesto asignado a
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estas acciones no ha permitido la adecuada implementación de éstos. Se
estima que para el desarrollo de las iniciativas contempladas en estos
convenios, CONICYT necesita alrededor de 1.060 millones de pesos,
mientras que su Ley de Presupuesto para el presente año 2010 asignó 687
millones de pesos (400 millones de pesos).
PALABRAS FINALES
No nos cabe duda que estas medidas son necesarias y algunas de ellas
urgentes si se desea potenciar la capacidad del país para realizar investigación,
innovación y formación de los nuevos cuadros de investigadores necesarios
para enfrentar el desarrollo nacional basado en la economía del conocimiento.
Si estas necesidades no se consideran en forma seria, Chile podrá quizás
copiar e incorporar tecnologías, pero ciertamente no podrá participar en la
sociedad del conocimiento, limitándose seriamente su autonomía, su iniciativa
y, en definitiva, su futuro desarrollo.
Academia Chilena de Ciencias
Santiago, Octubre de 2010