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7/28/2019 Memoria crtica
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CULTURA
ANTONIO MUOZ MOLINA 26 MAR 2013 - 16:42 CET
IDA Y VUELTA
Memoria crtica
El saber mejora y libera, la ignorancia embrutece
Archivado en: Antonio Muoz MolinaAntonio Muoz Molina Enseanza pblicaEnseanza pblica Institucin Libre de EnseanzaInstitucin Libre de Enseanza Izquierda socialistaIzquierda socialista PPPP PSOEPSOE Sistema educativoSistema educativo Instituciones culturalesInstituciones culturales
HistoriaHistoria EspaaEspaa Partidos polticosPartidos polticos EducacinEducacin PolticaPoltica CulturaCultura
En Espaa algo que nunca ha faltado
son los defensores de la ignorancia.
Tradicionalmente, solan pertenecer a
los gremios ms reaccionarios, y por
lo tanto ms interesados en la
sumisin analfabeta de las mayoras.
Nada como la ignorancia para
asegurar la fe en los milagros y la
reverencia hacia los terratenientes, y
para asegurarles a estos las masas
de jornaleros dispuestos a trabajar a
cambio de salarios de limosna en sus
latifundios, y en caso necesario a
dejarse poner uniformes y a servir de
carne de can en las guerras,
marcando el paso en los desfiles ante el Santsimo y la bandera a los sones de un pasodoblepatritico. Predicadores de los catecismos socialistas utpicos del siglo XIX alentaban con
una misma elocuencia las cooperativas obreras y la instruccin pblica, y las primeras
mujeres rebeldes que reclamaban la igualdad con valenta inaudita celebraban el aprendizaje
y el conocimiento como herramientas necesarias para conseguirla.
Los socialistas y los anarquistas competan fieramente y a veces violentamente entre s, e
imaginaban parasos obreros incompatibles, pero tenan en comn una pasin idntica por la
educacin. El saber mejoraba y liberaba; la ignorancia embruteca. La reaccin levantaba
iglesias, cuarteles, conventos, plazas de toros; ser progresista noble palabra liberal que en
nuestra juventud qued encogida y amputada y caricaturizada en el trmino progre
significaba, prioritariamente, levantar escuelas e institutos de enseanza media desde los
cuales irradiara el entusiasmo del conocimiento, la eficacia prctica y cvica de la
racionalidad. Aprender mejoraba la vida de las personas y fomentaba la prosperidad del pas,
al permitir el despliegue colectivo de las formas ms variadas del talento individual. En medio
de las nieblas msticas del 98, inteligencias tan apegadas a la realidad de las cosas como la
de Joaqun Costa, Giner de los Ros y Santiago Ramn y Cajal proponan remedios muy
semejantes para sacar al pas del atraso y la abismal injusticia: escuela y despensa,
regados, preparacin tcnica y cientfica, trabajo frtil y no humillante, estudio. A la II
Repblica le dio tiempo a hacer pocas cosas, pero algunas de las prioritarias fueron las
escuelas y los institutos, y unos planes de bachillerato tan rigurosos que ni el franquismo
pudo desguazarlos del todo. Que los matarifes del ejrcito sublevado en julio de 1936 se
dieran tanta prisa en ejecutar a los maestros de escuela es el indicio de otro orden deprioridades.
Una de las sorpresas ms desagradables de la democracia fue que la izquierda abandonara
su viejo fervor por la instruccin pblica para sumarse a la derecha en la celebracin de la
Alumnos del Instituto-Escuela de Barcelona durante una fiesta de fin de curso en 1932.
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Una de las
sorpresas
ms
desagradablesde la
democracia
fue que la
izquierda
abandonarasu viejo
fervor por
la
instruccin
pblica
Que tanta
informacin seaahora accesible es
una razn para
instruirnos en el
rigor del
conocimiento, no
para desdearlo
como innecesario
ignorancia. Y as se ha dado la paradoja de que al mismo tiempo
que se cumpla el sueo de la escolarizacin universal triunfaba una
sorda conspiracin para volverla inoperante. La izquierda poltica y
sindical decidi, misteriosamente, que la ignorancia era liberadora y
el conocimiento, cuando menos, sospechoso, incluso reaccionario,
hasta franquista. En otra poca los argumentos contra el saber
oscilaban entre un amorroussoniano por el nio como buen salvaje
y una aficin maosta por convertir la mente en una pizarra en
blanco en la que se inscribiran con ms facilidad las consignas
polticas. Ahora, como no poda ser menos, los celebradores del
analfabetismo feliz echan mano de las nuevas tecnologas: Quin
necesita aprender nada, si todo el conocimiento est fcilmente,
risueamente disponible, con solo teclear en un telfono mvil?
Gracias a Internet, ejercitar y alimentar la memoria es una tarea tan
obsoleta como aprender a cazar con arcos y flechas. Lo que hace
falta no es embutir en los cerebros infantiles o juveniles contenidos
que en muy poco tiempo se quedarn anticuados, y a los que en
cualquier caso se puede acceder sin ninguna dificultad, sino alentar
actitudes, otra palabra fetiche en esa lengua de brujos. Que el nio
no aprenda, sino que aprenda a aprender, repiten, que desarrolle su
creatividad, espritu crtico, a ser posible transversalmente, etctera.
Tanta palabrera de sonsonete cientfico encubre nociones
extraordinariamente primitivas sobre la inteligencia y sobre la
memoria: como si sta fuera un fardo que pesar ms cuanto ms
se cargue en ella, un almacn en el que los conocimientos aguardan
a ser reclamados, como se recupera un archivo en un ordenador. Ni
la curiosidad, ni el espritu crtico, ni la tan celebraba creatividad se
sustentan en el vaco. En los estudios ms competentes sobre el
funcionamiento de la inteligencia creativa se descubre cada vez ms
el valor de lo que se llama working memory: la memoria que
trabaja, la memoria activa, la que compara gilmente una experiencia inmediata con otras
anteriores o con ejemplos aprendidos en los repertorios culturales, la que al poner juntos
elementos en apariencia lejanos entre s descubre conexiones y posibilidades nuevas. Es
una poderosa y muy bien adiestrada memoria visual la que permite a un artista vislumbrar lo
excepcional en lo comn, lo semejante en lo que pareca diverso y tambin a distinguir
entre lo verdaderamente nuevo y la moneda falsa de la moda, y a saber que en la plena
originalidad hay siempre un fondo inmemorial de experiencia del mundo.
El conocimiento histrico o cientfico no son fardos inertes que
estarn esperando a ser consultados en la Wikipedia, igual que un
aparador intil que acumula polvo en un guardamuebles. Lo que
sabemos del pasado sucede en el presente, porque nos ayuda en la
tarea imperiosa de intentar comprenderlo, y por lo tanto nos pone en
guardia contra las manipulaciones y los groseros embustes a los
que son tan aficionadas las castas polticas y los idelogos. Sin una
conciencia histrica informada y activa no hay manera de valorar lo
que sucede ahora mismo, porque no hay trminos de comparacin
con lo que suceda hace muy poco o hace mucho; y tan necesaria
como la conciencia histrica es un grado solvente de conciencia
geogrfica: la idea tribal de que el lugar de uno es el centro del
mundo tendr menos fervorosos adeptos si en la escuela y en el
instituto se ensea la amplitud y la variedad de los paisajes y de las formas de vida.
Que tanta informacin sea ahora inmediatamente accesible es una razn ms para
instruirnos en el rigor del conocimiento, no para desdearlo como innecesario: igual que la
sensibilidad l iteraria se educa leyendo, y el odo escuchando, y la mirada viendo arte, la
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inteligencia crtica se afila aprendiendo a distinguir la informacin slida y contrastada de la
propaganda, el bulo y la calumnia. El saber despierta el apetito de saber ms; la ignorancia
slo alimenta ignorancia y desgana.
En la izquierda, cualquier crtica del estado actual de la educacin activa como un anticuerpo
la acusacin de nostalgia del franquismo. La derecha se re con esa sonrisa cnica del
ministro de Educacin: ellos van a lo suyo, a desmantelar lo pblico y favorecer los intereses
privados y el dominio de la Iglesia, y en cualquier caso siempre tienen medios para costear
estudios de lite y msteres a sus hijos. Es la clase trabajadora la que paga el precio detantos aos de despropsitos. De nuevo la ignorancia es el mayor obstculo para salir de la
pobreza. Quizs no falta mucho tiempo para que aparezcan de nuevo visionarios que vayan
predicando por los barrios populares la utopa liberadora de la instruccin pblica.
www.antoniomuozmolina.es
EDICIONES EL PAS, S.L.