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7/28/2019 MENSAJE CENTENARIO SAN FELIPE NERI.doc
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MENSAJE
DEL SANTO PADRE
A LOS MIEMBROS DE LA CONFEDERACION DEL
ORATORIO
CON OCASION DEL COMIENZODE LAS CELEBRACIONES DEL CUARTO CENTENARIO
DE LA MUERTE DE SAN FELIPE NERI
Reverendo padre:
1 Con ocasin del IV centenario del dies natalis de san Felipe Neri,
florentino de nacimiento y romano de adopcin, me complace dirigirme a usted y
a todos los miembros de la Confederacin del Oratorio, para recordar el ejemplo
de santidad de su fundador y confirmar en cada uno la obra de la fe, los trabajos
de la caridad, y la tenacidad de la esperanza (cf. 1 Ts 1, 3).
La amable figura del santo de la alegra conserva intacta la irresistible
atraccin que ejerca en cuantos se acercaban a l para aprender a conocer y
experimentar las fuentes autnticas de la alegra cristiana.
En efecto, cuando recorremos la biografa de san Felipe nos sorprende y
fascina el modo alegre y amable con el que saba educar, acercndose fraternal y
pacientemente a todos. Como es sabido, este santo sola recoger sus enseanzas en
breves y amenas mximas: Estad quietos, si podis, escrpulos y melancola,
fuera de mi casa, sed humildes y no altaneros, el hombre que no hace oracines un animal sin palabra; y, llevndose la mano a la frente, la santidad consiste
en tres dedos de frente. En la ingeniosidad de esos y otros muchos dichos, se
puede apreciar el conocimiento agudo y realista que haba ido adquiriendo de la
naturaleza humana y de la dinmica de la gracia. En esas enseanzas rpidas y
concisas traduca la experiencia de su larga vida y la sabidura de un corazn en
el que moraba el Espritu Santo. Para la espiritualidad cristiana, esos aforismos se
han convertido ahora en una especie de patrimonio sapiencial.
2. San Felipe se presenta en el panorama del Renacimiento romano como el
profeta de la alegra que supo seguir a Jess, insertndose activamente en la
civilizacin de su tiempo, en muchos aspectos tan semejante a la actual.
El humanismo, concentrado en el hombre y en sus singulares capacidades
intelectuales y prcticas, contra una mal entendida oscuridad medieval, propona
el redescubrimiento de una alegre lozana natural, sin rmoras ni inhibiciones. Se
pona al hombre, al que se presentaba casi como un dios pagano, en una posicin
de protagonismo absoluto. Adems, se haba llevado a cabo una especie de
revisin de la ley moral, con la finalidad de buscar y garantizar la felicidad.
San Felipe, abierto a las exigencias de la sociedad de su tiempo, no rechaz
ese anhelo de alegra, sino que se esforz por dar a conocer su verdadero
manantial, que haba descubierto en el mensaje evanglico. La palabra de Cristoes la que modela el rostro autntico del hombre, revelando los rasgos que hacen
de l un hijo amado por el Padre, acogido como hermano por el Verbo encarnado,
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y santificado por el Espritu Santo. Las leyes del Evangelio y los mandamientos
de Cristo conducen a la alegra y a la felicidad: sta es la verdad que san Felipe
Neri proclamaba a los jvenes con los que se encontraba en su trabajo apostlico
diario. Su anuncio vena dictado por su ntima experiencia de Dios, sobre todo en
la oracin. La oracin nocturna en las catacumbas de San Sebastin, adonde se
retiraba con frecuencia, no slo era una bsqueda de soledad, sino tambin eldeseo de dialogar all con los testigos de la fe, el deseo de interrogarlos, como los
cultos del renacimiento dialogaban con los clsicos de la antigedad. De ese
conocimiento brotaba la imitacin, y despus la emulacin.
En san Felipe, a quien, durante la vigilia de Pentecosts de 1544, el Espritu
Santo dio un corazn de fuego, se puede entrever la alegora de las grandes y
divinas transformaciones realizadas en la oracin. Un programa seguro y fecundo
de formacin en la alegra -nos ensea nuestro santo- se alimenta y se apoya en
una serie armoniosa de opciones: la oracin asidua, la Eucarista frecuente, el
redescubrimiento y la valoracin del sacramento de la reconciliacin, el contacto
familiar y diario con la palabra de Dios, el ejercicio fecundo de la caridadfraternay del servicio; y, adems, la devocin a la Virgen, modelo y causa verdadera de
nuestra alegra. A este respecto, no podemos olvidar su sabia y eficaz
recomendacin: Hijos mos, sed devotos de Mara!: s lo que os digo. Sed
devotos de Mara!.
3. A san Felipe, considerado el santo de la alegra por antonomasia, hay
que reconocerlo tambin como el apstol de Roma, ms an, como el
reformador de la ciudad eterna. Lleg a serlo casi por una natural evolucin y
maduracin de sus opciones, realizadas bajo la iluminacin de la gracia. Fue
verdaderamente la luzy la salde Roma, segn las palabras del Evangelio (cf. Mt
5, 13-16). Supo serluzen esa civilizacin ciertamente esplndida, pero a menudo
slo por las luces oblicuas y plidas del paganismo. En ese ambiente social, Felipe
acat la autoridad, se adhiri firmemente al depsito de la verdad y fue intrpido
en el anuncio del mensaje cristiano. As, se convirti en fuente de luz para todos.
No eligi la vida solitaria, sino que, desempeando su ministerio entre la
gente del pueblo, se propuso ser tambin sal para cuantos entraban en contacto
con l. Como Jess, supo bajar hasta la miseria humana concentrada tanto en los
palacios de los nobles como en las callejuelas de la Roma renacentista. Era, segn
las circunstancias, cireneo y conciencia crtica, consejero iluminado y maestro
sonriente.
Precisamente por eso, ms que l adoptar a Roma, fue Roma la que lo
adopt a l. Durante sesenta aos vivi en esta ciudad, que mientras tanto iba
poblndose de santos. Aunque en las calles se encontraba con la humanidad
doliente para confortarla y ayudarla con la caridad de una palabra sabia y
comprensiva, prefera reunir a la juventud en el Oratorio, su verdadera invencin.
Hizo de l un lugar alegre de encuentro, un gimnasio de formacin y un centro de
irradiacin del arte.
En el Oratorio, a la vez que cultivaba la religiosidad en sus expresiones
habituales y nuevas, san Felipe se esforz por reformar y elevar el arte,ponindolo nuevamente al servicio de Dios y de la Iglesia. Convencido de que la
belleza lleva al bien, en su proyecto educativo acogi todo lo que tuviera carcter
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artstico. Y l mismo se convirti en un mecenas de las diversas manifestaciones
artsticas, promoviendo iniciativas capaces de llevar a la verdad y al bien.
Decisiva y ejemplar fue la contribucin que san Felipe supo dar a la msica
sagrada, impulsndola a elevarse de su condicin de vana diversin a obra re-
creadora del espritu. Gracias a su estmulo, msicos y compositores comenzaronuna reforma que alcanz con Pier Luigi de Palestrina su cima ms elevada.
4. Quiera Dios que san Felipe, hombre amable y generoso, santo casto y
humilde, apstol activo y contemplativo, siga siendo el modelo constante para los
miembros de la Congregacin del Oratorio. A todos los oratorianos les entrega un
programa y un estilo de vida que conservan an hoy una gran actualidad. El
llamado cuadriltero -humildad, caridad, oracin y alegra- sigue siendo
siempre una base solidsima para apoyar el edificio interior de la propia vida
espiritual.
Si saben seguir el ejemplo de su fundador, los oratorianos continuarn
desempeando un papel significativo en la vida de la Iglesia. Por tanto, exhorto atodos los hijos e hijas de san Felipe Neri a ser siempre fieles a la vocacin
oratoriana, buscando a Cristo, adhirindose a l con perseverancia y
convirtindose en sembradores generosos de alegra en medio de los jvenes,
tentados a menudo por la desconfianza y el abatimiento.
Con estos sentimientos, quiero invocar la proteccin celestial de san Felipe
Neri sobre toda la comunidad oratoriana, expresando mis mejores deseos de que
las celebraciones jubilares sean una ocasin para el redescubrimiento estimulante
de la figura y la obra de este singular testigo de Cristo, que, en este ltimo tramo
de siglo, puede ensear an mucho a los cristianos comprometidos en la nueva
evangelizacin.
Acompao esos deseos con una bendicin apostlica especial, que le
imparto de corazn a usted, a los miembros de la Confederacin del Oratorio, y a
cuantos se inspiran en la espiritualidad del santo de la alegra.
Vaticano, 7 de octubre de 1994.