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Periódico Católico Provincial Ejemplar Catorcenal Domingo 05 de Septiembre de 2010 Donativo $ 5 Año 3 No. 59 P A S T O R A L D E L A C O M U N I C A C I Ó N PROVINCIA ECLESIASTICA DE TLALNEPANTLA QUEREMOS SERVIR A LA NACIÓN : OBISPOS DE MÉXICO QUEREMOS SERVIR A LA NACIÓN : OBISPOS DE MÉXICO

Mensajero 59

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Periodico Catorcenal

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Periódico Católico Provincial • Ejemplar Catorcenal Domingo 05 de Septiembre de 2010 Donativo $ 5 Año 3 No. 59

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Año 3, Num. 59, Domingo 05 de Septiembre de 2010ICENTENARIOBDICIÓN

SPECIALE2DIRECTORIO

Obispos Fundadores

Mons. Carlos Aguiar R.

Arzobispo de Tlalnepantla

Mons. Ricardo Guízar D.

Arzobispo de Tlalnepantla

Emérito

Mons. Guillermo Ortiz M.

Obispo de Cuautitlán

Mons. José Jesús Zavala López

Administrador Diocesano

de Nezahualcóyotl

Mons. Luis Artemio Flores C.

Obispo de Valle de Chalco

Mons. Onésimo Cepeda S.

Obispo de Ecatepec

Mons. Juan Manuel Mancilla Sánchez

Obispo de Texcoco

Mons. Guillermo Francisco Escobar

Galicia

Obispo de Teotihuacán

Mons. Francisco Ramírez N.

Obispo Auxiliar de Tlalnepantla

Mons. V. René Rodríguez G.

Obispo Auxiliar de Texcoco

DIRECTOR GENERAL

Mons. Luis Artemio Flores Calzada

DIRECTOR EN TURNO

Pbro. Mariano Isaías Montiel Acosta

COLABORADORES

Equipo de la Pastoral de la

Comunicación de la Provincia

Eclesiástica de Tlalnepantla.

Mensajero es una publicación catorcenal de

la Provincia Eclesiástica de Tlalnepantla.

Se distribuye en la Arquidiócesis

de Tlalnepantla, y en las Diócesis

de Cuautitlán, Ecatepec, Texcoco,

Teotihuacán, Netzahualcóyotl y Valle de

Chalco

Queremos conocer tu opinión,

envíanos un email a:

[email protected]

Consulta nuestra edición en línea:

www.tierradeenmedio.org.mx

Registro en trámite

“SNENTIMIENTOSDE LA

ACIÓN”LEGADO DE MORELOS, SIERVO DE LA NACIÓN, A NUESTRA PATRIA.

Mons. Luis Artemio Flores Calzada

Estamos celebrando el Bicentenario de nuestra Independencia Mexica-na, en esta fiesta tan importante,

quiero recordar que el 14 de Septiembre de 1813, día en que se instaló el primer Parlamento Constituyente, Congreso de Chilpancingo o Congreso de Anáhuac, Morelos pronunció un discurso inaugu-ral titulado: SENTIMIENTOS DE LA NACION, que constaba de 23 puntos y el deseo de Morelos era que estos puntos a manera de Tesis, guiaran las discusiones del Congreso y se tradujeran de alguna manera, dentro del “Corpus” Constitucio-nal, como expresión de la Identidad de la futura Nación. Miremos algunos de estos puntos:

1. Que la América es libre e indepen-diente de España y de toda otra Nación, Gobierno ó Monarquía, y que así se san-cione, dando al mundo las razones.

2. Que la religión Católica sea la única, sin tolerancia de otra.

4. Que el Dogma sea sostenido por la Jerarquía de la Iglesia, que son el Papa, los Obispos y los Curas portrque se debe arrancar toda planta que Dios no plantó: omnis plantatis quam nom plantabit Pater meus Celestis Cradicabitur. Mat. Cap. XV.

5. La Soberanía dimana inmediata-mente del Pueblo, el que sólo quiere de-positarla en sus representantes dividiendo los Poderes de ella en legislativo ejecutivo y judicial, eligiendo las Provincias sus vo-cales, y estos a los demás, que deben ser sujetos sabios y de probidad.

12.Que como la buena Ley es Supe-rior a todo hombre, las que dicte nuestro Congreso deben ser tales que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la opu-lencia y la indigencia, y de tal suerte se au-mente el Jornal del pobre, que mejoren sus costumbres, aleje la ignorancia, la rapiña y el hurto.

15. Que la esclavitud se proscriba para siempre, y lo mismo la distinción de Cas-tas, quedando todos iguales, y sólo distin-guirá a un Americano de otro el vicio y la virtud.

18. Que en la nueva Legislación no se admitirá la Tortura.

19. Que en la misma se establezca por ley Constitucional la celebración del día 12 de Diciembre en todos los Pueblos, dedicando a la Patrona de nuestra libertad María Santísima de Guadalupe, encargan-do a todos los pueblos la devoción men-sual.

23. Que igualmente se solemnice el día 16 de Septiembre todos los años, como el día Aniversario en que se levantó la voz de la independencia.

Los Sentimientos de la Nación, expresan valores del nuevo pueblo, en que pueden convivir perfectamente los ideales liber-tarios, con los valores humanos sociales y religiosos. Morelos tiene una gran convic-ción de la dignidad del ser humano, por ello su preocupación es que en esta nueva nación jamás exista la esclavitud ni la tor-tura, otra de sus grandes preocupaciones es impulsar la justicia social, donde se dis-minuyan las desigualdades entre pobres y ricos, se aumente el jornal del pobre y disminuya la ignorancia. Morelos asienta las bases para una verdadera democracia, colocando la soberanía en el pueblo, es él a quien le toca elegir a sus gobernantes, divi-diendo los poderes en ejecutivo, legislativo y judicial. Morelos Sabe que el pueblo que va a formar la nueva Nación es muy reli-gioso y católico, con una gran devoción a la Santísima Virgen de Guadalupe, quien forma parte de la identidad del pueblo, Morelos le llama: “Patrona de nuestra li-bertad”.

Sentimientos de la Nación es el gran pensamiento reflexivo que expresaba la

conciencia colectiva de la Nación y que fue un gran legado que Morelos nos dejó a los mexicanos. Hoy nos toca a nosotros seguir luchando por una Nación libre, donde se respeten todas las libertades, incluida la libertad religiosa, (pluralismo) donde se respeten los derechos humanos de los mexicanos sin excluir ni marginar a nadie, donde el centro de atención de todas las instituciones sea salvaguardar y promover la dignidad del ser humano, luchar por una vida digna, donde todos los mexica-nos tengan acceso al alimento, al trabajo, a la educación, a los servicios de salud, don-de tengamos servidores públicos de probi-dad moral, que recuerden que el pueblo es la soberanía, él es quien los eligió, están al servicio del pueblo y a él deben consultar en sus decisiones trascendentes.

Todos juntos en la responsabilidad que cada uno tenemos, podemos hacer un México más próspero donde reine la justi-cia, el amor y la paz.

+Luis Artemio Flores CalzadaObispo de Valle de Chalco.

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Año 3, Num. 59, Domingo 05 de Septiembre de 2010ICENTENARIOBDICIÓN

SPECIALE 3EN EL VECINO PAÍS DEL NORTENUESTROS CONNACIONALES FESTEJAN EL DÍA DE LA

Festejos en Barcelona. España

Paisanos en Estados Unidos festejan la Independencia de México

El hombre por naturaleza busca su origen, sobre todo si conoce su procedencia, su raíz, pero también,

busca ser mejor, vivir mejor, compartir mejores condiciones y bajo este precepto, el mexicano, ha tenido el sueño norteame-ricano de conocer un país, que es la prime-ra potencia mundial o bien llegar a esta tierra para trabajar y trabajar muy duro para ganar dólares, ese billete verde que es muy ilusionado, donde te pagan por horas, pero que te solicitan un desempeño eficaz, si es en fabrica por tiempo, hay en espacio de tiempo donde hay que cumplir con una tarea, eso sí, bien hecha, realizándolo, con eficacia y eficiencia, tu eres la persona que determinas tu empleo, hay trabajo; en el campo, en casa, en hotelería o restaurante, donde el mexicano, hace el trabajo fuerte, de jornada, el sucio, hoy en el siglo XXI, aun hay el poder del más fuerte. No hay cadenas pero si hay opresión, al conocer un país diferente donde el idioma es otro, la costumbre cambia, y el humanismo es diferente, extrañas el suelo dónde naciste, tu gente , el sudor de la gente morena, su sonrisa, tu suelo, lo que viviste como mexi-cano, más también cuenta tu necesidad de

progreso y por ello aguantas, sufres y lu-chas por triunfar, pero tú ¡mexicano!. No olvidas; tu maguey, tu chile, tu tortilla y te juntas con otro paisano para contar tus cuitas, hay algunos que se adaptan y poco a poco olvidan su querencia y se establecen, porque la vida los trata mejor, pero dentro, muy dentro de su ser, late el corazón del mexicano y recuerdan su historia, esa año-ranza se hace presente y florece festejando, ya no quiere regresar o no puede regresar, solo le queda festejar y creer, como lo hace cualquier humano, pensar en su Dios, en sus creencias, hace años iniciaron pocos y ahora en la actualidad lo hacen muchos, muchos festejan, la fecha grande del mexi-cano, la fiesta de la Independencia ya sean; mojados, nacionalizados o de paso, han hecho grande esta celebración en este país, la fiesta mexicana, donde consumen el po-zole, el tamal y los tacos. Diré que para concluir el mexicano no olvida y aun lejos de su tierra, sigue siendo digno represen-tante de México, cultivando lo que lleva muy dentro de su corazón.

Mexicanos festejan la independencia de nuestro país en el extranjero con bailes típicos

NDEPENDENCIA DE

ÉXICOMI

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Año 3, Num. 59, Domingo 05 de Septiembre de 2010ICENTENARIOBDICIÓN

SPECIALE4

Himno nacional Méxicano.

MÉXICOY SUS SÍMBOLOS PATRIOS

En este mes de la patria, donde sep-tiembre se hace tricolor y se inunda entre banderas de nuestro México,

los hombres de mucha conciencia elevan en lo alto de su hogar un pendón tricolor, en señal de orgullo, de sentimiento, de satisfacción, de ser mexicano y que es el momento de demostrarlo, de sentirlo y de decirlo, ¡Soy México!, Patria hermosa, que me cobija con sus leyes y me ahoga con lo hermoso de sus costumbres y bellas tradi-ciones, donde en cada región del nuestro territorio nacional, nos hace ver; el volcán, el cañón, el valle, el bosque, la selva, el desierto, que nos grita satisfecho: “¡Soy tu tierra!, ¡Soy tu historia!, ¡Soy tu México!, pero para sentirlo, es importante saber cómo nos representa, donde se amalgama su ayer y su aspiración, son sus signos, son su significado, son los emblemas patrios, casi oigo que me dice: Soy, la Bandera que con mi bello colorido, he logrado ser uno de los pabellones más hermosos del mun-do, soy, el significar de los bosques y la es-peranza, en medio de la pureza de su raza y la nobleza de su juventud y por último, la sangre de sus héroes que han luchado por una mejoría para sus hermanos, eso es mi color y lo que significo. La bandera, es historia, es futuro y es presente.

Y al dirigirme al Escudo Nacional, es la historia expresada de una página de las raíces de nuestros antepasados, somos la raza mexica, somos la expresión formal nahuatlaca, es la representación azteca de nuestro ayer.

Por último, hablare del Himno Na-cional Mexicano, sin duda no fue el único, cuando se invento, pero cierto es, que en estas notas se coloco el pensar del mexi-cano, de aquel, que por su querencia a la tierra que le vio nacer, le encanto y en-garzo, como una bella pulsera, cada uno de los pensamientos para dar idea de la querencia y del ideal de defensa que te-nía que hacer para proteger a la patria de ser mancillada, porque bien dice, cuando convoca: Mexicanos al grito de guerra. El hablar de los símbolos patrios, es hacerte conciencia de lo que significa cada uno de ellos y que te intereses por co-nocer su historia, ya que eso es muy fácil, cuando tu quieras, con uso de los medios electrónicos, el internet, aprenderás lo que quieras de su historia.

El amar a México, es dar honor a nuestros emblemas nacionales, que con orgullo y honor narran las páginas heroi-cas de nuestra historia nacional.

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Año 3, Num. 59, Domingo 05 de Septiembre de 2010ICENTENARIOBDICIÓN

SPECIALE 5

Cristo vivo y resucitado es camino de luz esperanzadora, que en la historia de nuestro México y de

la Iglesia en nuestra nación, siempre ha brillado.

Nos ha llevado a buscar cada día ser la nación libre y soberana por la cual tantos hombres y mujeres han luchado, guiando a cada uno de nosotros a obte-ner una identidad como nación, que se refuerza en la unidad de todos los pobla-dores como hermanos mexicanos.

Al festejar el Bicentenario de nuestra Independencia resulta valioso escrudi-ñar y valorar los signos de los tiempos para ser fermento y alma de una socie-dad renovada y transformadora, que como familia de Dios no solo festeje, sino viva y se realice como soberana e independiente en la igualdad, dignidad y unidad.

El movimiento de independencia en México tiene un antecedente en la bús-queda de independencia de naciones, que como todo pueblo quieren vivir los valores que plenifican la dignidad de la persona humana, sin dejar de lado los hechos externos al país, que motivan a criollos y mestizos a luchar por la inde-pendencia; el mundo estaba cambiando, y hechos como la Revolución Francesa, la Revolución Industrial en Inglaterra, la Invasión Napoleónica en España y la In-dependencia de las colonias Inglesas de Estados Unidos, exigían a que la lucha por la libertad, llegara a nuestro territo-rio.

Ya en la Nueva España a finales del siglo XVIII, las desigualdades económi-

cas, políticas y sociales existentes habían despertado manifestaciones de descon-tento en diversas regiones como, la del criollo Martin Cortés en Oaxaca, la del mestizo Jacinto Caneck en Yucatán la del indio Mariano en Nayarit y la del ne-gro Yanga en Veracruz.

Antes de declararse el inicio de la lu-cha por la independencia de México se habían dado ya varios intentos que pode-mos considerar como movimientos pre-cursores que serían la semilla que más tarde germinaría en un movimiento na-cional; la sublevación en el ayuntamiento de México, donde se envía prisionero al Virrey José de Iturrigaray a España y a los criollos que buscaba una indepen-dencia pacifica fueron encarcelados el 15 de septiembre de 1808 y con este inten-to otro más el 21 de diciembre de 1809 donde fue descubierta otra conspiración en Valladolid. De los nombres a recordar de los que fueron precursores de la inde-pendencia al licenciado Primo Verdad, Juan Francisco de Azcárate y al Padre Melchor de Talamantes.

Tras los fallidos intentos, el capitán Ignacio Allende buscaría nuevamente in-tegrar un gobierno nacional convocando a juntas a Don Juan Aldama, José Ma-riano Abásolo, Ignacio Aldama, el Padre José María Sánchez y otros más quienes contando con la simpatía del Corregidor Domínguez y su esposa Josefa Ortiz in-tegraron la junta de Querétaro; en este lugar compartían y buscaban el momen-to adecuado para iniciar el movimiento independentista.

Se pensaba iniciar el movimiento el

2 de octubre aprovechando la fiestas de San Juan de los Lagos que reunía a mu-cha gente, pero sabiendo La Corregidora que había sido descubierta la conspira-ción se lo hace saber al Padre Miguel Hidalgo y Costilla, a quien Allende pro-puso como jefe del movimiento por su ideas avanzadas y prestigio; por su inte-ligencia y astucia le valió entre sus com-pañeros de colegio el apodo del “zorro” y es éste, quien en la madrugada del 16 de septiembre de 1810 decide lanzarse a la lucha por la independencia de México, explicando en ese amanecer a su fieles la urgencia de luchar para obtener la liber-tad de México. Así inicia en camino de la insurgencia donde en Dolores, pasando por el santuario de Atotonilco, se toma por bandera el estandarte de la Virgen de Guadalupe que prende la fe y entu-siasmo en la multitud.

ya en San Miguel el Grande se les unen los “Dragones de la Reina” elemen-tos militares valiosos en el improvisado ejercito; en Celaya se nombran jefes ra-tificando al Padre Hidalgo en su cargo y a Allende como lugarteniente.

De Celaya se encamina la lucha hacia Guanajuato donde gracias a la interven-ción de un minero valiente apodado el “Pípila”, quien cargando una losa atada a la espalda prende fuego a la puerta de la Alhóndiga, dando así paso al ejercito insurgente logrando ganar la plaza.

En Valladolid, el Padre Miguel Hi-dalgo el 19 de octubre de 1810 lanza el decreto de abolición de la esclavitud, disposición que hace extensiva a todo el país el 29 de noviembre del mismo año

en Guadalajara y es en este lugar, cuando el 5 de diciembre del propio año, publica el primer decreto de carácter agrario.

Así bajo el anhelo de dar una patria libre y soberana se libraron diferentes batallas que trajeron triunfos y conse-cuencias no muy gratas al ejército in-surgente; en junio de 1811 fueron juz-gados y fusilados Allende y Aldama. A Hidalgo le dan muerte el 30 de de julio de 1811.

A la muerte de estos primeros in-surgentes les suceden en su tarea de dar libertad, Rayón en el Norte y el Padre José María Morelos y Pavón en el Sur donde logro colaboradores muy valiosos como los Galeana, los Gravo, Vicente Guerrero y más tarde Mariano Mata-moros; Doña Leona Vicario, Quintana Roo y el Doctor Cos.

Hasta aquí solo hemos abordado los aspectos de los hechos que anteceden a la lucha de independencia, así como sus inicios y su organización, en próxi-mos números conoceremos mas sobre la lucha y consumación del movimien-to insurgente que motivado en el anhe-lo de lograr un país donde se vivan la Igualdad, Dignidad y Unidad de los que conformamos esta nación, al celebrar el bicentenario de este movimiento es de-ber nuestro el seguir haciendo de ello no solo un anhelo sino que a la luz de Cris-to y bajo el amparo de María Santísima de Guadalupe sigamos construyendo este nuevo México que vive la indepen-dencia y libertad Don del Dios Vivo y Resucitado.

Pbro. José Guadalupe Granados Fitz

LA INDEPENDENCIA

MÉXICODELA INDEPENDENCIA

MÉXICODE

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Año 3, Num. 59, Domingo 05 de Septiembre de 2010ICENTENARIOBDICIÓN

SPECIALE6LA PARTICIPACIÓN DE LA MUJER EN LA LUCHA POR LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO

Por: Manuel Fragoso Fragoso

EL PENSAMIENTO POLÍTICO DEL

CURA

HIDALGO

Si fuera posible remontarnos a principios del siglo XIX e ima-ginarnos cómo era la vida de

nuestras familias y más aún, la de las mujeres mexicanas en la lucha por la independencia de nuestro país y por ende, en la construcción de una na-ción, veríamos que su participación no se limitó sólo a fungir como líderes de las familias mientras sus esposos se encontraban en batalla; ellas asumie-ron el importante rol de mantener sus comunidades, sus familias e incluso brindar protección a sus familiares insurgentes.

Aunque no existe información muy precisa sobre la actuación de tan-tas mujeres de todas las clases sociales que participaron directa o indirecta-mente en el movimiento armado, su rol fue extraordinario. Es necesario investigar para dar honor a quien ho-nor merece y reconocer el papel pro-tagónico de mujeres audaces gracias a las cuales estamos celebrando del Bicentenario de la Independencia de México. Como mencionara el gran teólogo Karl Rahner, “es necesario pro-cesar una tonelada de plechbenda para obtener 0.14 gramos de radio”.

El perfil de la mujer que participó en la lucha por nuestra independencia fue tan grande y amplio como las cla-ses sociales; desde una Leona Vicario,

mujer inteligente, educada, de familia acomodada, esposa de Andrés Quin-tana Roo, hasta Luisa Martínez, la esposa de “El Jaranero”.

También conocemos la osadía y arrojo de mujeres dispuestas a sacrifi-carse en defensa de la libertad como Josefa Ortiz Girón, quizá una de las mujeres más audaces de la época de independencia. La noche del 13 de septiembre de 1810 la conspiración independentista es descubierta y co-nocedor del carácter de doña Josefa, su esposo –Miguel Domínguez, Co-rregidor de Querétaro-, la encierra en su cuarto para protegerla. Ella desesperada comienza a hacer toques en el piso como contraseña al alcal-de de la ciudad, Ignacio Pérez, quien vivía en el piso de abajo; éste llega a ella aprovechando que el corregidor no estaba y a través de la puerta le comenta que los descubrieron. Como Ignacio también era de la causa, sale rápidamente de Querétaro y se enca-mina a San Miguel el Grande; llega el 15 al amanecer y como no encontró a Allende se lo comunica a Aldama. Mientras tanto el día 14 Josefa llama a su hijastra y le dice que vaya con el presbítero José María Sánchez a ver a Joaquín Arias, capitán de uno de los regimientos de la ciudad, y le diga lo ocurrido. Cuando éste supo la noticia,

entró en pánico y denunció a todos los conjurados, y en especial a Josefa Ortiz de Domínguez, diciendo que era la principal cabeci-lla.Josefa Ortiz de Do-mínguez fue detenida el 16 de septiembre y llevada a la casa del alcalde junto con otras per-sonas. De ahí fue trasladada al convento de Santa Clara. Tiempo des-pués la dejaron libre –

Por su par-te, Gertrudis Bocanegra hija de padre español y madre tarasca: nació en Pátzcuaro, se casó con un realista de apellido Lazo de la Vega y por amor a ella abandonó las armas. Después del gri-to de don Miguel Hidalgo en Dolores su marido y su hijo se unieron a la in-surgencia con las fuerzas de Manuel Muñiz. Al apoderarse de Pátzcuaro, Muñiz acrecentó su tropa y atacó Valladolid; desgraciadamente en ese ataque murieron Lazo de la Vega y su hijo, entonces ella se dedicó en cuerpo

y alma a la causa de la independencia.En la época de la independencia,

hubo una que otra mujer deci-dida, irreverente y muy

rebelde, entre éstas se encuentra María

Ignacia Rodrí-guez apodada “La Güera Rodríguez”. A pesar de ser una mu-jer golpeada salvajemen-te por su marido, lo-gró el divor-cio y se pudo

casar dos veces más. De

esos matrimo-nios le quedaron

siete hijos. Era muy bella y de lengua rápida e

ingeniosa, fue famosa en toda la capital. Aprovechando que entraba en los salones más elegantes, mandaba noticias o las estrategias que iba a ha-cer el ejército realista.

En el centro del país, Altagracia Mercado, “Heroína de Huichapan” (Hidalgo), de su propio dinero armó un pequeño ejército en cuanto se ente-ró de la lucha por la libertad. Se puso

a la cabeza y dio la pelea a los realistas. Desgraciadamente en un encuentro desafortunado perdió el combate y cuando se fijó que sólo queda-ba ella en pie sin demostrar temor, siguió peleando hasta que la capturó el enemigo. Su valor causó mucha ad-miración a los jefes españoles y como la costumbre era no tomar prisioneros sino fusilarlos, ordenó el coronel que los comandaba que la dejaran en li-bertad diciendo: “Mujeres como ella no deben morir”.

La memoria de estas y muchas otras mujeres permanece viva, pero de entre todas hay una cuya trascenden-cia marca no sólo el inicio de la guerra de independencia, sino inclusive de la identidad del pueblo de México. Se trata de “la morenita del Tepeyac”, Santa María de Guadalupe, con cuyo estandarte en mano, Miguel Hidalgo y Costilla emprendió la lucha por un país con mejores condiciones de vida, recordando las palabras que la Virgen dirigió al indio Juan Diego el 12 de diciembre de 1531 cuando la madre de todos los mexicanos se le apareció para pedirle una casita en el Tepeyac: “Allí estaré dispuesta a escuchar su llanto, su tristeza, para purificar, para curar todas sus diferentes miserias, sus penas y sus dolores” (Nican Mo-pohua, 31-32).

la recaudación de las rentas venci-das hasta el día, por los arrendata-rios de las tierras pertenecientes a las comunidades de los naturales, para que enterándolas en la Caja Nacional se entreguen a los refe-

las castas, sino que se oponía a la concentración del poder por par-te de la plutocracia.

Estas ideas, ma-nifestadas en sus discursos y es-critos, se su-maban a la o p i n i ó n g e n e r a l de que la indepen-d e n c i a p o l í t i c a era funda-mental para t r a n s f o r m a r la situación de la sociedad. Uno de los decretos más importantes de Hidalgo fue el que emitió en Va-lladolid contra la esclavitud y las castas. En Guadalajara, Hidalgo expidió otras importantes dispo-siciones: mando a los jueces y jus-ticias del distrito de esta capital, que inmediatamente procedan a

ridos naturales de las tierras para su cultivo, sin que para lo sucesi-

vo puedan arrendarse, pues es mi voluntad que su

goce sea únicamen-te de los natu-

rales en sus respectivos pueblos el 5 de Di-c i e m b r e de 1810. Que todos

los dueños de esclavos

deberán darles la libertad, dentro

del término de diez días, so pena de muerte la

que se les aplicará por transgre-sión de este artículo.

Que cese en lo sucesivo la contribución de tributos, respec-to de las castas que lo pagaban y toda exacción a que los indios se les exija, esto el 6 de Diciembre de 1810. En cuanto a disposi-

El Cura Hidalgo compren-día que, para subsanar las carencias de la mayor

parte de la población, era priori-tario abolir las castas, modificar las condiciones de trabajo de los grupos más humildes y de los esclavos y buscar un equilibrio social más justo. Los criollos por su parte, también requerían de transformaciones en el sistema económico y político. Ellos exi-gían autonomía y representación ante el gobierno. Además, con el fin de establecer condiciones de seguridad para el desarrollo de la industria y el comercio, este gru-po social presiono para acabar con los monopolios de la Corona Española. Conforme las deman-das de los Insurgentes fueron cobrando fuerza, se hizo evidente la necesidad de plantear un nuevo país. Esto significaba elegir una forma adecuada de gobierno, y construir un Congreso para esta-blecer las leyes y los organismos de comercio y administración. Los insurgentes como Morelos, Allende, Ignacio López Rayón, y Carlos María Bustamante pensa-ban que primero debían alcanzar la victoria y solo después, discutir sus distintas propuestas para el futuro de la Nación. Morelos era mestizo y había tenido una vida más modesta, no solo apoyaba la abolición de la esclavitud y de

ciones para el gobierno declaro: Establezcamos un gobierno que se componga de representantes de todas las ciudades, villas y lu-gares de este reino, que teniendo como objeto principal mantener nuestra Santa religión, dicte leyes suaves benéficas y acomodadas a las circunstancias de cada pueblo. Las disposiciones de Hidalgo re-flejan su interés por establecer un gobierno que impulsara el trabajo y el mejor reparto de la riqueza, para lograr así condiciones de jus-ticia e igualdad. El reparto de tie-rras para los indígenas demuestra la preocupación del Cura por este sector social. Además, Hidalgo abolió los impuestos excesivos que contrastaban con la realidad de marginación de la mayoría no-vohispana; estableció la libertad de comercio e invito a los crio-llos a desertar del ejército realista para unirse a los Insurgentes. Así, a pesar de que el país estaba en guerra, los insurgentes estable-cían poco a poco el nuevo orden nacional. Hidalgo se preocupo por dar a conocer las noticias del Nuevo gobierno. Con tal fin, el periódico El despertador Ameri-cano difundía las ideas del movi-miento y, al mismo tiempo, atraía a los liberales criollos. Del libro tercero “Acércate a la historia” de Lilia Palos G.

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SPECIALE 7

LOS SÍMBOLOS PATRIOS CONSTRUYEN LA IDENTIDAD DE LA NACIÓN MEXICANA

Teotihuacán, calzada de los muertos

El desarrollo de la cultura teotihuaca-na comenzó hacia 500 a. C. En estos años el valle de Teotihuacán estaba

ocupado por una serie de aldeas. Este de-sarrollo urbano lleva a una escala que sólo podrá compararse con la alcanzada por Te-nochtitlán a la llegada de los españoles. De entre los muchos edificios construidos du-rante este periodo se encuentran las llama-das pirámides del Sol y de la Luna, el tem-plo de Quetzalcóatl y el mercado, rodeado de numerosas construcciones que parecen estar dedicadas a los gobiernos de la ciudad y del imperio.

Consumada la conquista de México, Teotihuacán siguió siendo prestigio, cuan-

TEOTIHUACÁN ZONA MARGINAL DE LA INDEPENDENCIA

de la fundación de la ciudad Tenochca, en donde está presente el símbolo de su dios Huitzilopóchtli, (el águila símbolo solar parada sobre el nopal). Ya establecidos en su ciudad llamaron a ésta México Teno-chtitlán. El significado y simbolismo del término México tiene varias interpreta-ciones. “La palabra moderna “Méxi-co”( formada a partir de me, “luna”, y xicco, “ombligo”) sig-nifica: “ centro de la Luna, el Águila (el sol) está localizada en un lugar especifico, un lago que se vincula con el aztlán primitivo, pero la Luna se ve reflejada en las aguas del lago y, por tanto, este reflejo corres-ponde al ombli-go (omphalos) del lago. El mito y el simbolismo eran parte de la identidad de los Mexicas.

La Bandera Na-cional Mexicana

Entre los diferentes pueblos prehispánicos existía la costumbre de usar banderas como parte de la identificación de sus naciones. Dos ejemplos de esto son la Bandera de Atzacoalco que era una espe-cie de gran parasol de plumas amarillo oro que llevaba el general del ejército y el estan-darte de Cuepopan que estaba formado de tres banderas blancas unidas y con pena-chos de Quetzal que pertenecían al Tlaco-hcàlcatl. Las banderas eran usadas en las guerras floridas o xochiyaoyotl. Los jefes del ejército mexica tenían su estandarte o

bandera especial. El simbolismo de la ban-dera de los mexicas seria puesto a prueba en su enfrentamiento con los españoles: “las huestes de Hernán Cortés ; después de la noche triste ya de retirada, llegaron a

Tlaxcala, lle-garon

a l a

l l a - nura entre Otumba y Axapusco el 07 de julio de 1520; lugar en el que se enfrentaron a cerca de 2 mil0 guerreros aztecas, Cortés que conocía por la Malinche muchas de las costumbres aztecas se lanzó contra el jefe de la tropa, que era el que portaba el estandarte y dándole un empellón con su caballo, y así Juan de Salamanca, uno de

El ser humano es un constante estar-se haciendo en y desde los demás, ya sea real o ficticiamente, pues

cada sujeto es él y su lucha por seguir sien-do el que cree que es. Así, aunque en Méxi-co tenemos tres símbolos patrios oficiales, estos han cambiado su apariencia (no su simbolismo nacional), según la historia tanto diacrónica como sincrónica de nues-tro país. En la medida en que conozcamos nuestros símbolos patrios estaremos en mejores condiciones de construirnos tan-to social como individualmente, pues si en otros países no tienen el problema de la identidad nacional, en México es uno de los tópicos que soportan nuestro devenir sociocultural.

El Escudo Nacional Mexicano está construido por un águila mexicana, con el perfil izquierdo expuesto, la parte superior de las alas en un nivel más alto que el pena-cho y ligeramente desplegadas en actitud, con el plumaje de sustentación hacia aba-jo tocando la cola y las plumas de esta en abanico natural. Posada su garra izquierda sobre un nopal florecido que nace en una peña que emerge de un lago, sujeta con la derecha y con el pico, en actitud de devo-rar, a una serpiente curvada, de modo que armonice con el frente del águila y otra de laurel al lado opuesto, forman entre am-bas un semicírculo inferior y se unen por medio de un listón dividido en tres franjas que, cuando se representa el Escudo Na-cional en colores naturales, corresponden a los de la Bandera Nacional.

La historia de dicho escudo es, a su vez, parte de la historia de los aztecas en su largo peregrinar hasta convertirse en el pueblo mexica. En lo que se refiere al mito del águila sobre el nopal devorando una serpiente, este lugar como hemos visto, les había sido anunciado por su dios Hui-tzilopóchtli. Es de sobra conocido el mito

sus capitanes, le arrebato el lábaro. Los guerreros al ver caído a su jefe y arreba-tada su bandera, consideraron perdida la batalla y emprendieron la retirada. Puede ser considerado este lábaro azteca, como la primera bandera mexicana. Ya en la Nueva España, distintas banderas llegaron a estas tierras: el estandarte original de damasco colorado que el invicto Cortés dio al capi-

tán general de los tlaxcaltecas en la se-gunda expedición que se hizo contra

el emperador Moctezuma y demás reinos confederados. El primer

estandarte que no pertenecía a la Colonia, fue el qué utilizó el Cura Miguel Hidalgo y Costilla, este era la imagen de la Virgen de Guada-lupe, el cual estaba en el santuario de Atotonilco el Grande, Guanajuato. El 24 de febrero de 1821 se man-dó elaborar una bandera al sastre de esa población, la

bandera tenia en la franja central una corona imperial

dorada y las palabras:” Reli-gión, Independencia y Unión”.

Que eran: la conservación de la religión católica, apostólica roma-

na, sin tolerancia de otra alguna; la independencia bajo la forma de gobier-

no monárquico moderado y la unión entre americanos y europeos, esto alude a los tres colores de la bandera que se adoptó y que ha venido a ser la bandera nacional, significándose por el blanco, la pureza de la religión; por el encarnado, la nación es-pañola, y el verde se aplicaba a la indepen-dencia.

+Del libro Los Símbolos Patrios en la construcción de la identidad nacional,

de José Martín Hurtado Galves

do menos al principio de la colonia, pues los señores de Texcoco se ufanaban de poseer-lo. En el periodo colonial la ciudad tomo el nombre de San Juan Teotihuacán y fue encomendada a fines del siglo XVI, a Fran-cisco de Verdugo Bazán.

La participación del municipio durante la guerra de independencia fue marginal solo sirvió como territorio de paso para los ejércitos en pugna, esto se debe principal-mente a que la guerra de independencia se circunscribió al área del bajío. Su participa-ción entonces se limitó a proveer de alimen-tos a la ciudad de México, debido a la esca-sez general que se originó por el abandono y destrucción de los campos agrícolas.

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SPECIALE8

UEREMOS SERVIR A LA NACIÓN

BISPOS DE MÉXICOOQCONMEMORAR NUESTRA HISTÓRIA DESDE LA FE, PARA COMPROMETERNOS HOY CON NUESTRA PATRIA

Presentación de la Carta pastoral en el Polyforum Cultural Siqueiros, 30 de agosto, 2010.

se llevó a cabo en el Polyforum Cultural Siqueiros, donde estuvieron presentes como invitados especiales la Lic. Margari-ta Zavala, Presidenta Nacional del DIF, y el Lic. José Francisco Blake, Secretario de Gobernación.

Además, acudieron el Señor Arzo-bispo de Tlalnepantla y Presidente de la CEM, Don Carlos Aguiar Retes; el Ar-zobispo de Morelia, Don Alberto Suárez Inda; el director del Centro de Investiga-ción Social Avanzada (CISAV), Dr. Ro-drigo Guerra López; el responsable del tarea de Cultura de la Arquidiócesis de México y miembro de la Comisión Teoló-gica Internacional, Pbro. Dr. Mario Ángel Flores Ramos, y la académica e investiga-dora del Colegio Mexicano, Dra. Soledad Loaeza Tovar.

En la segunda parte titulada, “Servir a la Nación, colaborando a construir un proyecto cultural desde la fe”, la Carta Pastoral indica que México no necesita un “proyecto de Nación” sino “un proyec-to al servicio de la Nación”, que privilegie el anhelo legítimo de libertad y justicia; la inspiración cristiana que anima a las personas a luchar a favor de la promoción humana individual y social con una pers-pectiva trascendente, y un diálogo plural con el conjunto de ideologías que buscan también el desarrollo humano.

La Tercera Parte de la Carta “Prota-gonistas todos, en la construcción de un futuro con esperanza”, invita a “renovar nuestra conciencia sobre la responsabili-dad que tenemos ante los desafíos que el presente nos ofrece”. En este sentido los obispos manifiestan su compromiso de seguir colaborando en la construcción de la Patria, con renovado ardor, “convencidos de que todos debemos ser protagonistas de los acontecimientos y no sólo especta-dores”.

Proponen asumir tres prioridades fun-damentales en el camino de nuestro desa-

En el marco de las celebraciones del Bicentenario de la Independencia de México y del Centenario de la

Revolución Mexicana, la Conferencia del Episcopado Mexicano presentó la Carta Pastoral: “Conmemorar nuestra histo-ria desde la fe para comprometernos hoy con nuestra Patria”, sumándose así al diálogo nacional por la construcción de un proyecto al servicio de la Nación que ge-nere un futuro con esperanza para nuestro país.

A través de esta Carta Pastoral los obispos comparten al pueblo de México un ejercicio de reflexión y discernimien-to realizado durante dos años a través de diversas actividades como lo fueron las Jornadas Académicas Iglesia e Indepen-dencia -donde participaron académicos de ambientes plurales-, para comprender mejor ambas gestas históricas y la partici-pación de la Iglesia en ellas.

“Queremos servir a la Nación cola-borando a construir un proyecto cultural desde la fe, y queremos también ser pro-tagonistas, junto con todo el pueblo de México, de la construcción de un futuro con esperanza para nuestro país”.

La Carta contiene 72 páginas y 140 numerales; en su primera parte “Una Mi-rada a la propia historia desde la fe”, recoge los hechos más significativos del pasado y señala que la vitalidad de la Fe en Jesu-cristo ha sido un elemento presente y di-namizador en la construcción gradual de nuestra identidad como Nación, que ha colaborado a gestar un ambiente solidario.

Asimismo destaca que el Aconteci-miento Guadalupano tuvo un eco pro-fundo en el pueblo naciente, fue germen de reconciliación y fraternidad y ha con-tinuado presente en los eventos históricos más significativos de México: “Es un acon-tecimiento fundante de nuestra identidad nacional”.

La presentación de la Carta Pastoral

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SPECIALE 9

UEREMOS SERVIR A LA NACIÓN

BISPOS DE MÉXICOCONMEMORAR NUESTRA HISTÓRIA DESDE LA FE, PARA COMPROMETERNOS HOY CON NUESTRA PATRIA

Presentación de la Carta pastoral en el Polyforum Cultural Siqueiros, 30 de agosto, 2010.

rrollo como Nación: combate frontal a la pobreza, educación integral y de calidad para todos, y trabajar por la reconciliación, armonía e integración, de los distintos componentes sociales.

En particular, asumen los obispos que la reconciliación debe ser un servicio de la Iglesia en medio de nuestra sociedad, a través del testimonio, del respeto, del per-dón y de la valoración de los demás, aún cuando haya grandes diferencias.

Para garantizar la justicia, la libertad, la pluralidad y la continua construcción del País, los Obispos llaman a todos los actores sociales “a cerrar las puertas a cual-quier tentación de emprender caminos violentos que sólo provocan muerte, atra-so y destrucción”. Advierten, asimismo, al final del documento, que: “a aquellos que buscan sembrar un estado de miedo y de muerte, mediante actividades ilícitas y de-lincuenciales poniendo en riesgo todo lo que hemos alcanzado en nuestro camino histórico, como es la libertad y las institu-ciones democráticas, debemos decir que la auténtica sociedad mexicana los repudia y la Iglesia los llama a la conversión que los haga reencontrar los caminos de bien y de justicia”.

La Carta Pastoral concluye que “Méxi-co es una gran nación con una historia y una vocación providenciales, un país ben-decido por Dios que debe seguir su cami-no, siempre inconcluso, hacia su propio desarrollo, en colaboración fraterna con las demás naciones del Continente Ame-ricano y del mundo entero.

Finalmente los obispos exhortan a dar gracias a Dios por todos los beneficios que

ha recibido nuestra Patria; a pedir perdón por las infidelidades de sus miembros; a pedir la gracia y creatividad, en la caridad necesarias, para impulsar junto con todos los mexicanos un verdadero desarrollo para nuestro país, y a unirse en plegaria ante Nuestra Señora de Guadalupe “Pa-trona de nuestra Libertad”.

El pasado miércoles 1º de septiembre, al mediodía, se efectuó la Concelebración Eucarística en la Insigne y Nacional Basí-lica de Guadalupe, donde Obispos, sacer-dotes, religiosas y religiosos, y agentes lai-cos de pastoral, dieron gracias a Dios por el don de nuestra libertad, y ofrecieron a Santa María de Guadalupe: “Patrona de Nuestra Libertad”, como la proclamara el Cura José María Morelos y Pavón, los es-fuerzos pastorales para la Semana de Ora-ción por el País, que se llevará a cabo del 9 al 15 de septiembre en todo México.

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Año 3, Num. 59, Domingo 05 de Septiembre de 2010ICENTENARIOBDICIÓN

SPECIALE10Por: Pbro .Miguel Ángel Zárate Galindo

Por: Pbro. Sergio De Ávila

“CONMEMORAR NUESTRA HISTORIA DESDE LA FE, PARA COMPROMETERNOS HOY CON NUESTRA PATRIA”

“Por un México en el que se promueva la superación y crecimiento de todos en la justicia y la solidaridad, que crezca y que viva reconciliado y unificado en el bien común y en el respeto de unos y otros”

México, D.F. 01 de septiembre de 2010. Los Obispos de Méxi-co han presentado una nueva

Carta Pastoral, titulada Conmemorar nues-tra historia desde la fe, para comprometernos hoy con nuestra Patria. Sin lugar a duda este documento, que surge de los órganos oficiales de la Iglesia, es muy importante, en tanto que ésta fue uno de los protago-nistas de la Independencia y la Revolución Mexicana, que se han de conmemorar en las siguientes fechas.

En la Presentación de la Carta Pasto-ral, que tuvo lugar en tres momentos muy significativos, el primero en el Polyforum Cultural Siqueiros a los medios de comu-nicación; segundo, en la Antigua Basílica de Guadalupe a los Agentes de Pastoral; y el tercero, en la Basílica de Guadalupe con la Solemne Eucaristía con los Obispos de México, que a su vez señalan que, después de un diálogo con académicos de distintas partes del País, a través de cuatro jornadas académicas, así como de algunos estudios específicos, y muchas reuniones de trabajo, se ha podido elaborar este histórico docu-mento.

Carta en la que nuestros pastores, jun-tos manifiestan: “Queremos discernir cuál fue la participación de la Iglesia en estos dos importantes acontecimientos (la Inde-pendencia y la Revolución Mexicana)”, cuál ha sido su servicio a la Nación, para tam-bién afirmar, más adelante, que “quieren retomar con todo vigor los retos y desafíos que se nos presentan hoy en día,… cola-borando a construir un proyecto cultural desde la fe”, para así ser “ser protagonistas, junto con todo el Pueblo de México, de la construcción de un futuro con esperanza para nuestro País” (No. 6).

Obispos de México han presentado una nueva Carta Pastoral, titulada Conmemorar nuestra historia desde la fe, para comprometernos hoy con nuestra Patria

EL SEÑOR DE LAS MISERICORDIAS SALVÓ LA CATEDRAL DE CORPUS CHRISTI DURANTE LA REVOLUCIÓN MEXICANA.

Cuando los primeros franciscanos lle-garon a estas tierras de lo que ahora

conocemos como Tlalnepantla encontra-ron un par de tribus enfrentadas, acérri-mas enemigas que no lograban encontrar la paz. Una era de origen mexica y ocupa-ba el pueblo de Tenayuca, la oponente era de origen otomí y ocupaba el pueblo de Teocalhueyacan.

Fue sólo a través de una paciente la-bor conciliadora que los franciscanos lo-graron atenuar las fricciones entre ambos pueblos, dando una solución pragmática a la discusión sobre en que pueblo de-bían establecerse los religiosos: fundaron un nuevo emplazamiento al que llamaron “Tlalnepantla” o “tierra de en medio” por estar en la mitad de camino entre ambos pueblos contendientes.

La erección del nuevo monasterio en el año 1554 trajo como consecuencia que se

formara un pueblo alrededor de éste, con la ayuda de los caciques de los pueblos otomíes y mexicas antes enfrentados, con lo cual se consolidó la vocación pacificado-ra del pueblo.

Cuando aún no se había cumplido una década del inicio de los trabajos de cons-trucción de la Iglesia y el monasterio cuan-do llegó a la capital de la Nueva España una hermosa imagen de un Cristo que se-ría conocido como de “las Misericordias”. Dicha imagen había estado en la catedral de Burgos y era un obsequio del Empe-rador Carlos V al conquistador Hernán Cortéz, quien la obsequió a lo convento de San Francisco en México a donde fue enviada en 1565, pero como éste se en-contraba en construcción los franciscanos decidieron alojarla provisionalmente en la iglesia de Tenayuca.

Lamentablemente se pierde el rastro

de la imagen y no se sabe en que momento llegó al templo de Corpus Christi, es hasta el año de 1666, cuando por un incendio se registra que el Cristo de las Misericordias sufrió leves daños, aún cuando la cruz que lo sostenía fue consumida totalmente por el fuego. Con lo cual su devoción creció y desde entonces son múltiples los milagros que se le cuentan, dando lugar a peregri-naciones anuales desde diversos pueblos vecinos, novenas, oraciones y rogativas especiales para que la imagen del Cristo de las Misericordias atendiera las diversas necesidades del pueblo.

Uno de los momentos nodales de esta devoción y especial protección de Cristo al pueblo de Tlalnepantla, fue durante la Revolución Mexicana, cuando los zapatis-tas tomaron el Templo y desmantelaron su órgano, quitándole todo el plomo para hacer balas con las cuales defenderse del

ejército federal, el cual respondió lanzan-do bombas de cañón y el pueblo, temero-so de ser destruido junto con su Iglesia y monasterio colonial, alzo sus oraciones al Cristo de las Misericordias.

Las narraciones de los testigos cuentan que las bombas no alcanzaban al pueblo y cuando el ejército federal intentó acer-carse con su cañón para lograr vencer a las tropas zapatistas se rompieron las ruedas del arma y así el pueblo se libró de ser des-truido. El pueblo agradecido celebró una Santa Misa de agradecimiento el 27 de di-ciembre de 1915.

Este es una de las muchas intervencio-nes que Cristo Nuestro Señor ha tenido para con el pueblo de Tlalnepantla, en su imagen del Señor de las Misericordias, la cual se puede venerar hoy día en el atrio central de nuestra Catedral de Corpus Cristi.

Cabe recordar que de manera cole-giada, recientemente, han publicado dos documentos magisteriales. El primero se trata de la Carta Pastoral Del encuentro con Jesucristo a la solidaridad con todos, que sa-lió publicado en el mes de marzo del año 2000. El otro es mucho más reciente, del mes de febrero pasado, y se trata de una Exhortación Pastoral denominada Que en Cristo nuestra paz, México tenga vida digna, el cual aborda la difícil situación de insegu-ridad y violencia que vive el País.

Los Obispos manifiestan por otra par-te que “para acercarnos a la comprensión de la conciencia histórica de nuestra Patria, debemos tener en cuenta que la fe católica ha sido un elemento presente y dinamiza-dor en la construcción gradual de nuestra identidad como Nación” (No. 12). No sin antes recordar que “en nuestros pueblos, el Evangelio ha sido anunciado presentando a la Virgen María como su realización más alta. Sin embargo, fue el Acontecimiento Guadalupano, el encuentro y diálogo de

Santa María con el indígena Juan Diego, el que obtuvo un eco más profundo en el alma del pueblo naciente, cualitativamente nuevo, fruto de la Gracia que asume, pu-rifica y plenifica el devenir de la historia” (No. 11).

Es un Documento, dividido en tres partes: La primera hace referencia a Una mirada a la propia historia desde la fe, en donde “Los pueblos suelen volver la mi-rada a los acontecimientos fundantes y significativos de su historia para compren-der su identidad, asumir objetivamente su pasado y proyectar hacia nuevos rumbos su porvenir”. Con una Mirada panorámica de la historia, abordando una serie de re-flexiones generales sobre la Independencia y la Revolución Mexicana. En la Parte Se-gunda parte, que lleva por título Servir a la Nación, colaborando a construir un proyecto cultural desde la fe, los Obispos de México señalan: “ahora queremos proponer y ofre-cer este nuevo esfuerzo, haciendo hincapié en el tipo de cultura que los discípulos

de Jesús debemos fomentar para mostrar la vitalidad de la fe y para colaborar en la construcción de un proyecto nuevo al ser-vicio de la Nación, en el momento actual” (No. 60). Y la tercera parte, los Obispos hacen una propuesta a toda la sociedad mexicana, con el fin de asumir tres prio-ridades fundamentales en el camino de desarrollo de nuestra Nación: un México en el que todos sus habitantes tengan ac-ceso equitativo a los bienes de la tierra. Un México en el que se promueva la supera-ción y crecimiento de todos en la justicia y la solidaridad; por lo que necesitamos en-trar decididamente en un combate frontal a la pobreza. Un México que crezca en su cultura y preparación con una mayor con-ciencia de su dignidad y mejores elementos para su desarrollo, con una educación in-tegral y de calidad para todos. Un México que viva reconciliado, alcanzando una ma-yor armonía e integración en sus distintos componentes sociales y con sus diferentes orientaciones políticas, pero unificado en el bien común y en el respeto de unos y otros.

Los obispos, así como ellos lo mani-fiestan, nos invitan a estar orgullosos y agradecidos por nuestro pasado, y que debemos sentirnos profundamente com-prometidos con nuestro presente y, a pesar de los conflictos y dificultades actuales, de-bemos estar llenos de esperanza por nues-tro futuro. México es una Nación con una historia y una vocación providenciales, un País bendecido por Dios, que debe seguir su camino, siempre inconcluso, hacia su propio desarrollo, en colaboración frater-na con las demás naciones del Continente Americano y del mundo entero (Nº 139).

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SPECIALE 11

V LAIRGEN DE GUADALUPE

Y LA FAMILIA MEXICANAPor Pbro. Gemo González Ruiz

El 16 de septiembre de 1810 Miguel Hidalgo y Costilla, un cura del pue-blo de Dolores, en el actual estado

de Guanajuato, alzó la bandera de la rebe-lión demandando el fin del mal gobierno pero sin desconocer el poder del rey espa-ñol Fernando VII. A pesar de que inicial-mente tuvo éxito, la rebelión de Hidalgo no sobrevivió mucho tiempo. El cura fue capturado por las fuerzas realistas y ejecu-tado en Chihuahua en 1811.

El liderazgo del movimiento pasó a otro sacerdote, José María Morelos y Pa-vón, quien, en 1814, proclamó a México como república independiente de España y abolió la esclavitud. Un año más tarde Morelos y su ejército fueron derrotados por las fuerzas reales bajo el mando de Agustín de Iturbide, un general criollo. La revolución continúo bajo el liderazgo de Vicente Guerrero, quien encabezaba un ejército comparativamente pequeño. La revolución española de 1820 afectó a la rebelión de México. Las tendencias po-líticas liberales en España consternaron a

los líderes conser-vadores mexicanos, quienes comenzaron in-trigas con el fin de separar el virreinato de España.

Por cuenta propia Iturbide se reunió con Guerrero en 1821 y ambos firmaron un acuerdo por el cual unieron sus fuerzas para llevar a término la inde-pendencia. Su plan, conocido como Plan de Iguala, estableció posteriormente tres garantías mutuas: México sería un país independiente gobernado por un monarca español; la religión católica sería la oficial y única del país, y los españoles y criollos tendrían los mismos derechos y privile-gios. El virrey no tomó ninguna medida en contra de Iturbide y fue obligado a renun-ciar por parte de la fracción que se oponía a la independencia. El último virrey de la Nueva España fue Juan O’Donojú quien, a su llegada a México en julio de 1821, acep-tó el Tratado de Córdoba, reconociendo la independencia de México.

LA INDEPENDENCIA

MÉXICODE

Tlalnepantla. 28 de agosto de 2010. Cuenta la tradición que diez años después de que fue to-

mada Tenochtitlán por los conquistado-res, nuestros hermanos mexicanos que habían perdido el sentido de la vida, del trabajo y la familia a causa de la destruc-ción de sus dioses, con las apariciones de la virgen de Guadalupe en 1531, recupera-ron los valores perdidos, sobre todo el sen-tido de la trascendencia, porque leyeron en la imagen de nuestra Señora de Guada-lupe la presencia de la divinidad, por eso la llamaron “la tonantzi” es decir, la diosa.

A partir de este acontecimiento, los evangelizadores comenzaron a ayudarlos para que también recobraran el sentido de la vida, del trabajo y de la familia. Este úl-timo valor, el de la familia, ha sido decisivo para nosotros, sobre todo ahora que se ha descubierto que en los ojos de la imagen de nuestra Señora, aparece una familia com-pleta: Padre, madre e hijos. Esto explica, porque la siempre virgen María madre el verdadero dios por quien se vive manifestó

el gran deseo de que se le construyera un templo en este lugar para dispensar todo su amor, comprensión, auxilio y defensa a todas las familias que moran en estas tierras y a los demás devotos suyos que la invoquen y en ella confíen; oír allí sus lamentos y remediar todas sus miserias, penas y dolores (NPA).

Si la familia es tan importante para la Virgen de Guadalupe que hasta nos lo revela en sus ojos. Nosotros no podemos más que cantar con el Papa Juan Pablo II ¡familia se lo que tú eres!: una célula de la Iglesia, un santuario del amor, una escuela de evangelio y de valores humanos, la es-posa de Cristo (EMF.7). Pues, la familia comunidad de personas, por ser imagen de Dios Uno y Trino, está llamada a vivir en comunión de amor y en los momentos difíciles, la experiencia gozosa y reno-vadora de la reconciliación, esto es, de la comunión reconstruida, de la unidad nue-vamente encontrada que se alimenta cons-tantemente con el Cuerpo de Cristo hasta llegar a la plena comunión (FC.21).

La familia es importante porque en ella nos sentimos importantes, personas libres, con derechos y obligaciones, ama-dos sin distinciones o límites, responsa-bles y realizados y somos importantes de verdad; nos conocemos y nos aceptamos con sinceridad, convivimos en paz y ar-monía respondiendo al deseo de nuestra Señora de Guadalupe.

La familia ha sido tan privilegiada por la Virgen que, todos los mexicanos debe-mos estar convencidos de que la familia no solo es el corazón de México, sino el cora-zón de toda sociedad; es la estructura que da sentido a la vida económica, política, social y cultural; es la base sobre la que se construye la identidad, los principios y los valores de las personas y la premisa básica para alcanzar un desarrollo humano sus-tentable, que definiera el papa Paulo VI, como el paso de condiciones menos hu-manas a condiciones de vida cada vez más humanas (EFF.2).

Hoy nosotros como mexicanos e hi-jos de nuestra Señora de Guadalupe es-

tamos llamados especialmente a cuidar de la familia que es el santuario de la vida pues, el amor conyugal esta por naturale-za abierto a la acogida de la vida. Puesto que, la procreación expresa la sublimidad social de la familia e inicia un dinamismo de amor y de solidaridad entre las genera-ciones que constituyen la sociedad de base (CPPS.230).

Para que siga siendo una realidad el deseo de Santa María de Guadalupe Ma-dre del verdadero Dios por quien se vive, necesitamos que nuestras familias vivan los valores del reino de su Hijo, la liber-tad de los hijos de Dios, la verdad que nos llena de alegría, la justicia animada por el amor y la paz, orientando todas nuestras tendencias hacia Dios.

“La familia ha sido tan privilegiada por la Virgen Santa María de Guadalupe que, todos los mexicanos, debemos estar convencidos de que la familia es el corazón de México”

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Año 3, Num. 59, Domingo 05 de Septiembre de 2010ICENTENARIOBDICIÓN

SPECIALE12

MHIGUEL

IDALGO

Miguel Hidalgo y Costi-lla; San Diego Corra-lejo, Guanajuato, 1753

- Chihuahua, 1811.Patriota mexicano conocido

también con el sobrenombre de El cura Hidalgo. Considerado como el padre de la patria mexi-cana, fue el iniciador de la lucha por la independencia.

Hijo segundo de don Cris-tóbal Hidalgo y Costilla, admi-nistrador de la hacienda de San Diego Corralejo, y de doña Ana María Gallaga Mandarte, tuvo tres hermanos. A los 12 años marchó a la ciudad mexicana de Valladolid (actual Morelia), don-de realizó sus estudios en el Co-legio de San Nicolás. Ya bachiller en 1770, marchó a al ciudad de México para cursar estudios su-periores.

En 1773 se graduó como ba-chiller en filosofía y teología, y obtuvo por oposición una cátedra en el mismo Colegio de San Ni-colás. Durante los años siguien-tes realizó una brillante carrera académica que culminó en 1790, cuando fue nombrado rector del Colegio de San Nicolás. En 1778 fue ordenado sacerdote; al recibir las órdenes sagradas ocupó varias parroquias, hasta que a la muerte de su hermano Joaquín, en 1803,

lo sustituyó como cura de Dolo-res, en Guanajuato.

Hombre muy culto y profun-do conocedor de las ideas de la Ilustración, las puso en práctica entre sus feligreses, en su mayoría indígenas, en el intento de mejo-rar sus condiciones económicas y de vida. Para ello les enseñó a cultivar viñedos, criar abejas y di-rigir pequeñas industrias, lo que le valió el apoyo incondicional de sus feligreses.

En 1808, la invasión a Espa-ña por las tropas napoleónicas y la consiguiente deposición de su monarca Carlos IV, y de su hijo Fernando VII, generaron gran oposición tanto en España como en América. Surgieron entonces numerosos grupos de intelectua-les que discutían en torno a los problemas de la soberanía y la forma de gobernarse. En 1809 Hidalgo se unió a una de esas sociedades secretas, formada en Valladolid, cuyo fin era reunir un congreso para gobernar el Virrei-nato de Nueva España en nom-bre del rey Fernando VII, que en ese momento se encontraba pre-so de Napoleón, y en último caso lograr la independencia.

Los conjurados planeaban levantarse en armas contra el vi-rrey de Nueva España el primero

de octubre de 1810, pero fueron descubiertos a mediados de sep-tiembre. Hidalgo y algunos otros conspiradores lograron ponerse a salvo gracias al aviso de Josefa Ortiz de Domínguez y se trasla-daron a Querétaro, donde Hidal-go se reunió con Ignacio Allende.

El 16 de septiembre de 1810, Hidalgo enarboló un estandarte con la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de Méxi-co, en el que se podía leer: “Viva la religión. Viva nuestra madre Santísima de Guadalupe. Viva Fernando VII. Viva la América y muera el mal gobierno”. Hidalgo lanzaba así el llamado Grito de Dolores, que supuso el inicio de la revuelta; junto con Allende, con-siguió reunir un ejército formado por más de 40.000 miembros.

El 21 de septiembre, el ejér-cito de Hidalgo y Allende cap-turó Celaya, por lo que Hidalgo fue nombrado capitán general del Ejército Libertador e Ignacio Allende fue ascendido a tenien-te general. El obispo electo de Michoacán publicó un edicto el 24 de septiembre en el que eran excomulgados Hidalgo, Allende, Aldama y Abasolo. Seguidamen-te tomó las ciudades de Salaman-ca, Irapuato y Silao, hasta llegar a Guanajuato.

El 17 de noviembre Hidalgo se encaminó hacia Valladolid con siete mil hombres de caballería y doscientos cuarenta infantes, todos mal armados, entrando el 26 en Guadalajara, pero no lo-gró llegar a la ciudad de México. En Guadalajara, Hidalgo expidió una declaración de independencia y formó un gobierno provisional; además decretó la abolición de la esclavitud, la supresión de los tri-butos pagados por los indígenas a la Corona y la restitución de las tierras usurpadas por las hacien-das. A finales de año había perdi-do ya Guanajuato y Valladolid.

El 11 de enero de 1811 fue derrotado cerca de Guadalajara por un contingente de soldados realistas. Hidalgo huyó hacia Aguascalientes y Zacatecas, con la intención de llegar a Estados Uni-dos para buscar apoyos a su causa, pero fue traicionado por Ignacio Elizondo y capturado en las No-rias de Acatita de Baján el 21 de mayo de 1811. Conducido a Chi-huahua, Hidalgo fue juzgado en consejo de guerra y condenado a muerte. Lo fusilaron en la mañana del 30 de julio de 1811. Su cabeza, junto con la de Allende y otros in-surgentes, se exhibió como castigo en la alhóndiga de Granaditas de Guanajuato.

Texcoco, México a 01 de septiembre de 2010.

La Comisión Episcopal para la Conmemoración del Bicentenario de la In-dependencia y Centenario de la Revolución promue-ve un subsidio litúrgico, elaborado por la Comisión Episcopal para la Pastoral Profética, organizado en dos secciones, la primera con carácter litúrgico y la segunda con sentido devo-cional.

Para las celebraciones litúrgicas se cuenta, ante todo, con la Misa por la Patria, para ser usada de modo especial el 15 de sep-tiembre del presente año en las Catedrales y en las igle-sias de todas las diócesis; así mismo, una Misa votiva de santa María de Guada-lupe; también encontra-remos dos formularios de Oraciones universales, y preces para la Liturgia de las Horas para utilizarlas durante estos días; una Vi-gilia para iniciar la Semana de Oración, que se invita a realizarla del 9 al 15 de sep-tiembre, y dos formularios de Hora Santa.

Para los actos devo-cionales se proponen dos formularios para la oración del Rosario, así como varios elementos guadalupanos: entronización de la imagen de la Virgen de Guadalupe, un acto de consagración a nivel personal, familiar o comunitario, y la oración por la paz, para ser dicha durante este año.

Los Obispos de México desean de todo corazón que los miembros de la Iglesia vivan muy intensamente esta “Semana de Oración por la Patria”, para que Dios nos asista en todas nuestras necesidades, sintiendo la especial presencia de santa María de Guadalupe, quien ha acompañado siempre el caminar de nuestro pueblo.

¡Viva México!

Mayor consulta en:http://www.cem.org.mx/bicentenario2010/index.html

PROPUESTA LITÚRGICA PARA CONMEMORAR LAS FIESTAS PATRIAS

Por: Isabel Rueda Limón

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Año 3, Num. 59, Domingo 05 de Septiembre de 2010ICENTENARIOBDICIÓN

SPECIALE 13

Por: Abril Villanueva Aguilar

QUÉ ES PARA LA IGLESIA CONMEMORAR NUESTRA

ASUMAMOS UNA POSTURA RESPONSABLE, ACTIVA Y ESPERANZADORA EN LA CONSTRUCCIÓN DE UN MÉXICO MEJOR.

Texcoco, México a 01 de septiembre de 2010. Mons. Alberto Suárez

Inda, presidente de la Comi-sión Episcopal para la Conme-moración de los 200 años de la Independencia Nacional y 100 años de la Revolución Mexi-cana, manifiesta que “debemos sacar a la luz, entresacar de la historia con gratitud, los gran-des dones y valores que nos han forjado como Nación. Debe-mos reflexionar en el pasado, aprendiendo de la historia, principalmente reconociendo nuestras raíces culturales.

El también Arzobispo de Morelia señala que “estamos todos llamados a aceptar los hechos que sucedieron, profun-dizarlos y saber reconocerlos, ya que es la forma de crecer y madurar. Por ello se dice siem-pre que la historia es la gran maestra de la vida”.

Sabemos que la mejor ma-nera de vivir responsablemente estos acontecimientos desde la fe, implica primeramente el orar por nuestra Patria. La re-flexión, a la luz del Evangelio e iluminada por la gracia nos permite abrirnos, reconocer al hermano y despertar el fuego de la caridad en nuestros co-razones. Hay mucho porqué pedir a Dios, hay mucho qué agradecerle, hay mucho por hacer en comunión con Aquel que ha sido enviado para ofre-cer la salvación de los hombres. Ésta no sólo llegará al final de

los tiempos, sino que es prenda segura que nos permite experi-mentar desde nuestra historia la experiencia de encuentro personal con Dios, que como su Santidad Benedicto XVI nos ha dicho, “Es Amor”.

Necesitamos vivir, más que en el activismo, en un continuo discernir, en un continuo re-flexionar desde la fe que profe-samos, desde la Palabra de Dios y el Magisterio de nuestra San-ta Madre Iglesia, para asumir

una postura responsable, activa y esperanzadora en la construc-ción de un México mejor.

Debemos empeñarnos en vivir nuestra fidelidad a Cristo, para así, no sólo vivir nuestros valores cristianos desde la ra-zón, sino que estos valores se conviertan en una experiencia cotidiana de la vida en Cristo, haciéndonos protagonistas de la construcción del Reino de Dios, en el día a día de nuestra vida, en todos los ambientes

que vivimos: la casa, el trabajo, el educación, el barrio, la parro-quia, la ciudad, etc.

Mons. Suárez Inda invi-ta a los Católicos y mujeres y hombres de buena voluntad a conmemorar estas efemérides desde la fe, con la esperanza de que la Semana de Oración y Catequesis que se realizará del 9 al 15 de septiembre en todas las Parroquias, puedan ayudar a los fieles a reflexionar sobre nuestra Patria, en estos

momentos que tanto necesita de nuestra disposición en el compartir los valores más pro-fundos del Evangelio: la fe, la esperanza, la caridad. Sólo és-tos nos llevarán a ser decididos promotores de la paz, la justicia y la fraternidad.

Eleva sus oraciones a Santa María de Guadalupe, “Patrona de nuestra Libertad” como lo proclamó el Cura José María-Morelos, nos haga perseverar en estos propósitos.

INDEPENDENCIAY LA REVOLUCIÓN

DE MÉXICO

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Año 3, Num. 59, Domingo 05 de Septiembre de 2010ICENTENARIOBDICIÓN

SPECIALE14ILUMINA EL PASAJE BÍBLICO DEL 23° DOMINGO ORDINARIO DEL CICLO C.

Por: www.amigosnet.net/mx

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SPECIALE 15

MILUSTRADOS

EXICANOSDEL SIGLO XVIII

HBANDERAIMNO

DE MÉXICO

Y EL

LA

Por Carlos R. Astudillo Constantino*

Por Carlos R. Astudillo Constantino*

Retablo barroco en la parroquia de San Jacinto, Ixtapaluca.

Nuestra Bandera

Ilustrados mexicanos del siglo XVIII

A diferencia de lo que sucedió en Inglaterra España y Francia, la Nueva España del si-glo XVIII no se vio definida por el movimiento cultural llamado “La Ilustración”. Si bien es cier-to que los novohispanos sufrie-ron las consecuencias prácticas de las políticas emanadas de los déspotas ilustrados, sobre todo de Carlos III en 1767, la socie-dad novohispana siguió siendo fundamentalmente barroca en lo cultural, tanto en su perfil filosó-fico, educativo y de mentalidades.

En todo caso, hubo una serie de eminentes filósofos, artistas y científicos, que sin adoptar el ra-cionalismo, deísmo y anticlerica-lismo europeo continental, mani-fiestan la necesidad de renovarse y encontrar nuevas formas de ex-presión y creatividad intelectual y artística, más allá de las expresio-nes tradicionales del Barroco.

Es clara la renovación en la historiografía con Francisco Ja-vier Alegre y Francisco Javier Clavijero; en el campo filosófico, además, Pedro José Márquez, Benito Díaz de Gamarra, Rafael Campoy, Agustín Castro y Juan Luis de Maneiro destacan en la cátedra y con sus obras, aportan-do distintos métodos, revisando autores contemporáneos y abor-dando los clásicos con nuevos enfoques. En el ámbito científico destacan Ignacio Bartolache, José Antonio Alzate, Andrés del Río, José Mociño, Manuel Guridi y Alcocer, que ponen a las institu-ciones científicas novohispanas al nivel de muchas europeas. En el ámbito artístico, Manuel Tolsá, Francisco Eduardo Tresguerras son grandes renovadores del arte arquitectónico y escultórico.

Es interesante hacer notar que los ilustrados novohispanos no están marcados por Voltaire, Montesquieu, Diderot, Rosseau, o Sade. Están animados por un afán intenso de polemizar con los europeos para hacer valer los méritos de su patria barro-ca; están interesados por poner al día sus conocimientos cien-tíficos y filosóficos, en armonía con sus convicciones religiosas

y sociales, derivadas de la época barroca. Buscan una renovación social acorde con los tiempos modernos, pero sin dinamitar los principios políticos, educativos y religiosos que sostienen el anda-miaje social novohispano.

Una notable excepción es quizá José Joaquín Fernández de Lizardi, un ilustrado moderado, que en sus novelas, El Periquillo sarniento y La Quijotita y su pri-ma, muestra todo su disgusto por el perfil cultural, social y po-lítico de la Nueva España. Con una cautela comprensible (no de balde fue huésped ocasional de la cárcel del virrey) Lizardi

hace una crítica amable, medida y moralizante, en la que apenas se adivinan las lecturas prohibi-das, pasadas de contrabando a la Nueva España, pero que el autor tamiza, expurga de su contenido ácido y explosivo para entregar-las, ya dulcificadas y compatibles con los paladares barrocos de sus paisanos novohispanos. Será avanzado el siglo XIX cuando en México podamos encontrar ilus-trados en consonancia con sus predecesores europeos.

*El autor es Director del Cen-tro de Cultura Humanística A.C. [email protected]

México, como nación, tuvo un crecimiento de siglos

en los que fue perfilando una identidad propia y singular. De sus múltiples raíces indígenas y españolas, enriquecidas con aportaciones africanas y asiáticas, se fue formando un tronco co-mún de personas, costumbres y tradiciones, sueños e ideales, que marcaron la forma de ser y hacer de la Nación. Mestiza, múltiple y compleja, la cultura nacional desde su inicio tuvo este carácter plural e incluyente, que se mani-fiesta en el vestido, la comida, las costumbres y las tradiciones.

Sin embargo, México surgió a la vida independiente en tiempos recientes. El Estado mexicano surgió apenas en los inicios del siglo XIX. En 1821 obtuvimos nuestra independencia y empe-zamos a perfilar las instituciones políticas, económicas y sociales de un país soberano.

Desgraciadamente, en mu-chos mexicanos pudo más la am-bición que el patriotismo, y más la ideología ciega que el sentido común. Ello significó disputas, guerras y perturbación, que pu-sieron a México al borde de la ruina, y amenazaron su misma existencia. Entre este panorama de discordia y anarquía sobresa-len sin embargo la Bandera y el Himno de México, como símbo-los de identidad, unión y espe-ranza de todos aquellos que han perseverado en el patriotismo y el deber cívico.

La Bandera de México coro-

nó el movimiento insurgente que logró la independencia en 1821. Sus colores, verde, blanco y rojo, simbolizan la unión, la religión y la independencia como garantías que ofreció el Libertador Agus-tín de Iturbide al consumar la Independencia.

Por su parte, el Himno na-cional mexicano nació en 1854, con el texto de Francisco Gon-zález Bocanegra, y la música de Jaime Nunó Roca. Sus estrofas aguerridas y marciales recuerdan el ambiente de hecatombe que la nación recién había sufrido tras una invasión extranjera que le arrebató la mitad de su territorio.

La Bandera tricolor ondeó orgullosa aún en los peores mo-mentos de la patria, cuando entre invasiones extranjeras y guerras civiles México fue presa de la anarquía y la violencia. El Him-no recogió las tragedias y los do-lores del joven país independien-te, recordando a los mexicanos los enormes sacrificios que los patriotas habían hecho para que la nación viviera.

Hoy en día la Bandera y el Himno Nacional mexicanos son una muestra visible de los valores patrios, que condensan nuestra voluntad de construir una patria libre, justa, pacífica y próspera, donde todos los mexicanos se en-cuentren con su pasado, vivan su presente y forjen su futuro.

*El autor es Director del Cen-tro de Cultura Humanística A.C.

[email protected]

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SPECIALE16

LA DIÓCESIS

JOSÉ MANUELSARTORIO

DE NEZAHUALCÓYOTLDURANTE LA INDEPENDENCIA Y LA REVOLUCIÓN

SACERDOTE QUE FIRMÓ EL ACTA DE INDEPENDENCIA

(1746-1834)

Por Raymundo Molina SEMANA DE ORACIÓN POR LA PATRIAPromovida por la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) para conmemorar

y celebrar desde nuestra fe el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución Mexicana se celebrará la Semana de Oración por la Patria del 9 al 15 de septiembre en todo México.

Por tal razón la Comisión Episcopal para la Pastoral Litúrgica elaboró un Subsidio Litúrgico con diferentes materiales para utilizarse en toda la semana. En la diócesis de Nezahualcóyotl se difunde una selección de siete materiales los cuales pueden ser utilizados en parroquias, grupos, familias o en forma individual para rememorar tales acontecimientos y pedir a Dios por las urgentes necesidades de México en los actuales momentos de la historia y proyectar un futuro esperanzador.

El folleto popularizado en Nezahualcóyotl consta de los siguientes materiales:

Vigilia de Oración para iniciar la Semana de Oración por la PatriaMisa por la PatriaMisa a santa María de Guadalupe Entronización de la imagen de la Virgen de Guadalupe en los hogaresActo de consagración a la Virgen de Guadalupe Madre y Reina de MéxicoRosario por la PatriaOración por la paz

Mientras exista la situación de crisis por la que atraviesa el país, esta semana de oración puede ser una excelente oportunidad permanente para fortalecer la piedad po-pular, nuestra identidad como mexicanos, pedir que no perdamos la esperanza de tener un México mejor y que cada quien asuma la responsabilidad que le corresponde.

Para la catequesis y oración visita: www.cem.org.mx/bicentenario2010

Hoy, la diócesis de Nezahualcó-yotl está conformada por tres municipios: Nezahualcóyotl, La

Paz e Ixtapaluca. Por ser de reciente crea-ción, 1979, la diócesis no tiene ninguna presencia formal en estos acontecimientos históricos del país. Incluso la participación de uno que otro de sus pobladores fue de muy bajo perfil, podríamos decir con el caló revolucionario: fueron de “la bola”. Veamos generalidades de estos munici-pios alrededor de estos acontecimientos:

Ixtapaluca: Aunque sus pobladores se remontan hace más de dos mil años y cuanta con algunas zonas arqueoló-gicas como Tlapacoya, Ayot-la, Ixtapaluca, Tlapizahuac. A principios de 1400 el

padre de Nezahualcóyotl, Ixtlixochitl, ob-tuvo estos terrenos para recibir tributos. La creación de parroquias representan la importancia de zonas poblacionales: San Jacinto, Ixtapaluca, 1531; Coatepec, 1775; y Ayotla, 1875.

En 1820, antes de consumarse la inde-pendencia, Ixtapaluca fue elevado al rango de municipio pero no hay información al-guna su participación con los insurgentes. Durante el porfiriato su importancia estri-bó en su gran producción agrícola.

El señor Mariano Miranda, oriun-do de Coatepec, fue zapatista, el general Obregón, lo ascendió como militar. Capi-tán segundo de las fuerzas de Zapata; al mando del general Gildardo R. Magaña.

Con Álvaro Obregón, le dieron a Miranda el cargo de pagador de los revolucionarios. Los carrancistas quemaron el pueblo de Coatepec por ser Zapatista. Un humilde campesino, Bardomiano Alegre, formó parte de las filas de Zapata.

La Paz: Tiene una pe-queña zona arqueológica y, ya en la colonia contaba con algunas comunidades im-portantes como Santa María Magdalena y San Sebastián Chimalpa, no se tiene infor-

mación sobre su participación en la guerra de independencia, su territorio pertenecía al municipio de Ixtapaluca y en 1875 el presidente Sebastián Lerdo de Tejada lo eleva a municipio. Algunos de sus pobla-dores se sumaron a la revolución con di-ferentes bandos: Luis Cerón, zapatista, promotor del reparto agrario, fusilado en Ecatzingo; Martín Guzmán Acosta e Isi-dro Medrano, anduvieron en las filas de Lázaro Cárdenas, cuando éste era carran-cista, el primero murió fusilado.

Nezahulcóyotl: Como municipio es de muy reciente creación, 1963. Sus prime-ros pobladores llegaron allá por 1885 a lo que se conoció como el pueblo de San Juan,

hoy la Juárez Pantitlán. Hacia 1945 sólo contaban con una población máxima de doscientas personas, por consiguiente no tuvo participación alguna tanto en la In-dependencia ni la Revolución.

Nació en la ciudad de México. De pa-dre italiano y madre mexicana, José

Manuel Sartorio, aunque de familia po-bre, estudió el Colegio de Don Idelfonso con los jesuitas y por su capacidad recibió beca hasta 1767, año de la expulsión de los jesuitas. Estudió varias lenguas vivas y llegó a tener una biblioteca de cuatro mil volúmenes. Ordenado sacerdote no ocupó cargo alguno, probablemente por ser jesui-ta e inclinado a la teología de Suárez. El obispo Núñez de Haro le presentaba esta objeción.

Durante la guerra de independencia y contraviniendo las órdenes virreinales se negó a predicar contra la revuelta. En las elecciones para miembros del ayunta-miento en 1812 es nombrado parte del ca-bildo. Expresa Carlos María Bustamante que su popularidad era romana.

Fue de los firmantes del acta de Inde-pendencia y fue el orador sagrado en la misa de acción de gracias en la catedral de México. Para este acontecimiento, el 28 de septiembre de 1821, hizo gestiones sin éxito para el regreso de los jesuitas a Méxi-

co; fue amigo de Iturbide y recibió la cruz de Guadalupe. Caído el efímero gobierno de Iturbide estuvo a punto de ser expul-sado pero se le dejó libre, muere en 1929.

Ofrece conferencias, cursos y seminarios sobre Historia de México.Informes:[email protected], Tel. 55-36970715

Centro de Cultura Humanística, A. C.

Acta de Independencia