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Periódico Católico Provincial Ejemplar Catorcenal Domingo 01 de Abril de 2012 Donativo $ 5 Año 4 No. 100 P A S T O R A L D E L A C O M U N I C A C I Ó N PROVINCIA ECLESIASTICA DE TLALNEPANTLA ESPERANZA CAMINO DE CAMINO DE EDICIÓN ESPECIAL “ HASTA PRONTO, BENEDICTO XVI, PEREGRINO DE LA PAZ” ESPERANZA ESPERANZA “ HASTA PRONTO, BENEDICTO XVI, PEREGRINO DE LA PAZ”

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Periódico Católico Provincial • Ejemplar Catorcenal Domingo 01 de Abril de 2012 Donativo $ 5 Año 4 No. 100

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Año 4, Num.100, Domingo 01 de Abril de 2012Edición especial

emanaantaSS2UN

DIRECTORIO CREA EN MÍ SEÑOR

ORAZÓN PUROCObispos Fundadores

Mons. Carlos Aguiar R.

Arzobispo de Tlalnepantla

Mons. Ricardo Guízar D.

Arzobispo de Tlalnepantla

Emérito

Mons. Francisco Ramírez N.

Obispo Auxiliar de Tlalnepantla

Mons. Efraín Mendoza Cruz

Obispo Auxiliar de Tlalnepantla

Mons. Guillermo Ortiz M.

Obispo de Cuautitlán

Mons. Onésimo Cepeda S.

Obispo de Ecatepec

Mons. Héctor Luis Morales Sánchez

Obispo de Nezahualcóyotl

Mons. Guillermo Francisco Escobar

Galicia

Obispo de Teotihuacán

Mons. Juan Manuel Mancilla Sánchez

Obispo de Texcoco

Mons. V. René Rodríguez G.

Obispo Auxiliar de Texcoco

Mons. Luis Artemio Flores C.

Obispo de Valle de Chalco

DIRECTOR GENERAL

Mons. Luis Artemio Flores Calzada

DIRECTOR EN TURNO

Pbro. Miguel Ángel Zárate Galindo

COLABORADORES

Equipo de la Pastoral de la

Comunicación de la Provincia

Eclesiástica de Tlalnepantla.

Mensajero es una publicación catorcenal de

la Provincia Eclesiástica de Tlalnepantla.

Se distribuye en la Arquidiócesis

de Tlalnepantla, y en las Diócesis

de Cuautitlán, Ecatepec, Texcoco,

Teotihuacán, Netzahualcóyotl y

Valle de Chalco

Queremos conocer tu opinión,

envíanos un email a:

[email protected]

Consulta nuestra edición en línea:

En cada portal Diocesano

Registro en trámite

Después de haber experimentado la alegría y el afecto, la cercania y la comunión con S.S. Benedicto XVI en su primera visita apostólica a México como Vicario de Cristo aquí en la tierra y sucesor de los apostoles, que ha venido para confirmar a sus hermanos en la fe, cumple el mandato de Cristo al darnos un mensaje de esperanza y proclamar la Palaba de Cristo.

Motivados por esta serena alegría les invito para que vivamos profundamente esta Semana Santa, a meditar sobre los misterios de la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, y alimentemos nuestro espíritu con oración, obras de caridad, participemos plenamente en las celebraciones litúrgicas y como comunidad cristiana hagamos una experiencia nueva y más profunda de Cristo muerto y resucitado, presente y operante en mi vida y en mi historia y que vive y actúa en nuestra Iglesia y en el mundo.

De forma especial durante esta semana santa hagamos silencio interior, recordemos que el silencio interior de una persona inmersa en oración, desprende la fragancia de un perfume divino, movamos nuestro espíritu hacia el centro de nuestro ser, donde habita Dios, y miremos con sencillez dentro de nuestro corazón y contemplemos lo que hay en él: ¿dolor, esperanza, enojo, tristeza, odio, rencor, desilusión, alegría, serenidad, paz, plenitud de vida? Y ofrezcámoslo con amor a Dios.

El Santo Padre nos ha dicho que: “El anhelo de un corazón puro, sincero, humilde, aceptable a Dios, un corazón nuevo, es el que se reconoce impotente por sí mismo, y se pone en manos de Dios para esperar en sus promesas.: «Un cora-zón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias». Pongamos nuestra esperanza en Dios que puede recrear un corazón nuevo, y dar vida en plenitud, él mismo es la esencia de la vida y su autor, y nos ha hecho partícipes de ella por su Hijo Jesucristo”

Tomemos conciencia de nuestro pecado y pidamos perdón, Jesús, nos llama a vivir como hijos de Dios, esta-mos llamados a la vida, debemos rechazar el pecado y vivir con plenitud. Cuando Jesús fue llevado al sepulcro, parecía que el mal había triunfado, parecía que todo había sido en vano, pero Dios, nuestro Padre, en su infinita misericordia, lo resucitó y con ello nos demostró que Él es el Señor de la Vida y de la historia.

A la sombra de una realidad difícil que nos ha to-cado vivir, la certeza de que Jesús, el Señor, verdaderamente ha resucitado parece que se desvanece e incluso, “podemos tener la impresión de que, ante los sucesos históricos y ante las situaciones concretas, el amor ha perdido su poder, y es imposi-ble practicarlo, sin embargo, a la larga, el amor vence siempre”.

La resurrección de Jesús nos da la certeza de que el Reino de Dios es posible: el triunfo del bien sobre el mal, el triunfo de la justicia sobre la injusticia, del trabajo sobre la pereza, del amor sobre la envidia y de la vida sobre la muer-te; es necesario reafirmar con fuerza que el bien existe y vence, porque Dios es bueno y hace el bien. El bien es lo que suscita,

protege y promueve la vida, la fraternidad y la comunión.Tener fe en Jesús no sólo es creer que resucitó sino

también que nos ama. Celebrar a Jesús Resucitado es cele-brar la Vida y la Gracia de Dios, tomar conciencia de que somos creados para ser felices, para disfrutar de nuestra pe-regrinación aquí en la tierra y celebrar la sonrisa que con-tagia, al nuevo niño que nace, el compromiso de amor, el nuevo día que Dios nos regala. Disfrutar del pensar, del en-cuentro fraterno y del dialogo amistoso, es desear y hacer el bien, ver el lado luminoso de la vida, mantener la serenidad en la mente y ser testimonios luminosos de la Resurrección del Señor.

Queridos hermanos, el corazón humano está hecho para la alegría, la paz, la justicia, la felicidad, el amor, y cuando celebramos la vida hacemos fiesta, hagamos fiesta porque Jesús está vivo, ha resucitado, ¡Aleluya!

Que la pascua sea fuente de fresca alegría y manan-tial de paz.

(Sal 50,12)

¡Queridos hermanos y hermanas!

¡Felices Pascuas de Resurrección!

+Héctor Luis Morales SánchezObispo de Nezahualcóyotl

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Año 4, Num.100, Domingo 01 de Abril de 2012

emanaantaSS Edición especial 3VÍA CRUCISPOR LA SEÑAL

S CDE LA

ANTA

RUZ

Señor mío JesucristoBienaventurados aquellos

que luchan por la justicia y promueven la paz, (Cf. Mt 5,9-10). Así es como llama

Jesús a quienes hacen suya la labor de ser los mensajeros de la buena noti-cia, aun en tiempos donde el sentido de esas palabras parecen haberse per-dido. Felices aquellos que son sensi-

bles al clamor de las víctimas y dejan la comodidad para ser cirineos de los desolados.

En este camino, memorial del paso que dio Jesús para dar libertad al hombre, no podemos cerrarnos a una contrición en la que no nos interpele nuestro papel ante la situación de in-seguridad que vive nuestro país.

Hacemos nuestro el llamado que hacen los pastores de nuestra Iglesia en la exhortación apostólica, para unirnos en la celebración de los signos litúrgi-cos cuaresmales y pensar en la misión, que como pueblo de Dios, tenemos en la construcción de la paz, para la vida digna de los pueblos.

Pausa de silencio

Oración inicial

Señor Jesucristo, tú que no eres ajeno al caminar doloro-so del hombre

y que no ahorraste ni un solo paso por la senda que te condujo al Calvario.

Ayúdanos a seguirte en este re-corrido,

haciendo nuestro el dolor de nuestra patria que sufre el látigo de la violencia.

Llévanos de la mano a la paz que conquiístaste con tu muerte,

y permítenos trabajar en tu nombre para devolver la esperanza a los hermanos.

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Año 4, Num.100, Domingo 01 de Abril de 2012Edición especial

emanaantaSS4PRIMERA ESTACIÓN

ESÚSJ C A MUERTEONDENADO

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Reo es de muerte», dijeron de Jesús los miembros del Sane-drín, y, como no podían eje-cutar a nadie, lo llevaron de la

casa de Caifás al Pretorio. Pilato no en-contraba razones para condenar a Jesús, e incluso trató de liberarlo, pero, cedió ante la presión amenazante del pueblo que, instigado por sus jefes, gritaba: «¡Cruci-fícalo, crucifícalo!»

¿Por qué la injusticia crea espacios donde las voces de los débiles no son es-cuchadas?

La corrupción es una forma de vio-lencia, que al inocularse en las estructu-ras del servicio público, se transforma en delincuencia organizada, que de manera descarada se impone la mordida como

condición a los ciudadanos para reci-bir un beneficio o servicio gratuito. Este tipo delincuencia se defiende asimismo de manera violenta, llegando a generar muertes para ocultarla. (No. 46)

Señor, mensajero de la verdad, pone-mos en tus manos a todas las víctimas de la corrupción y a todos aquellos que la propician. Ayúdanos a trabajar por un México más honesto en donde todos tra-bajemos por el bien común. AMEN.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

V. Pequé Señor y me pesa, ten miseri-cordia de mí. R. /

R. / Pecamos Señor y nos pesa, ten misericordia de nosotros.

Condenado a muerte, Jesús quedó en manos de los sol-dados del procurador, que lo llevaron al pretorio y, reuni-

da la tropa, hicieron mofa de él. Llegada la hora, le quitaron el manto de púrpura con que lo habían vestido para la burla, le pusieron de nuevo sus ropas, le cargaron la Cruz en que había de morir y salieron camino del Calvario para allí crucificarlo.

¿Por qué existe este abismo que nos separa a los seres humanos?

México es uno de los países con ma-yor desigualdad en la distribución de la ri-queza en el mundo, A esta situación se ha

SEGUNDA ESTACIÓN

ESÚSJ CCON LA CRUZARGA

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

llegado por el progresivo deterioro de la capacidad adquisitiva de los trabajadores; por el incremento del desempleo (No.33)

Señor, tú que fuiste despojado de todo y maltratado por los poderosos, te pedi-mos que acompañes a los hermanos que sufren la falta de oportunidades. AMEN.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

V. Pequé Señor y me pesa, ten miseri-cordia de mi. R/

R/ Pecamos Señor y nos pesa, ten mi-sericordia de nosotros.

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Año 4, Num.100, Domingo 01 de Abril de 2012

emanaantaSS Edición especial 5

Nuestro Salvador, agotadas las fuerzas por la sangre perdida en la flagelación, debilitado por la dureza

de los sufrimientos físicos y morales que le infligieron aquella noche, en ayunas y sin haber dormido, apenas pudo dar al-gunos pasos y pronto cayó bajo el peso de la cruz.

¿Por qué hay hermanos y hermanas nuestros que ceden a la tentación de la violencia?

La seguridad (…) se relaciona con la inversión que se hace en políticas de acce-so la educación y el trabajo. Para muchos jóvenes es más fácil conseguir un arma que una beca educativa. La inseguridad se relaciona con la carencia de espacios

TERCERA ESTACIÓN

ESÚSJ CPRIMERA VEZAE POR

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

públicos para la convivencia que sean sa-ludables, sanos, seguros, rurales, plurales e incluyentes (No. 50)

Señor, que nos has llamado a vivir en la verdad y en la caridad, haznos testigos de tu amor para que tu caridad resplan-dezca en medio de los caídos por causa de la violencia. Ayúdanos a levantarnos de nuestras propias caídas y fortalecer a quienes viven con miedo o se sienten in-seguros. AMEN.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

V. Pequé Señor y me pesa, ten miseri-cordia de mi. R/

R/ Pecamos Señor y nos pesa, ten mi-sericordia de nosotros.

CUARTA ESTACIÓN

ESÚSJ SCON SU MADREE ENCUENTRA

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

En su camino hacia el Calva-rio, Jesús va envuelto por una multitud de soldados, jefes ju-díos, pueblo, gentes de buenos

sentimientos... También se encuentra allí María, que no aparta la vista de su Hijo, quien, a su vez, la alcanza a ver entre la muchedumbre. Las miradas se encuen-tran, la Madre ve al Hijo destrozado; Je-sús ve a María triste y afligida, y en cada uno de ellos el dolor se hace mayor al con-templar el dolor del otro.

¿Cuántas madres lloran en nuestro país la violencia que han sufrido sus hi-jos? ¿Cuántas mujeres sufren violencia, sólo por el hecho de ser mujeres?

La violencia contra las mujeres repre-senta desafío social y cultural. Esta con-ducta es aprendida y tolerada socialmen-

te; se relaciona con la comprensión que los hombres y las mujeres tienen de su masculinidad y feminidad (No. 69)

Señor, que has hecho que el amor sea una fuerza extraordinaria, que mueve las personas a comprometerse con valentía y generosidad en el campo de la justicia y de la paz, haz que en nuestras familias el amor se exprese en el respeto y cuidado de las mujeres que son: madres, herma-nas, hijas, esposas. AMEN.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

V. Pequé Señor y me pesa, ten miseri-cordia de mi. R/

R/ Pecamos Señor y nos pesa, ten mi-sericordia de nosotros.

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Año 4, Num.100, Domingo 01 de Abril de 2012Edición especial

emanaantaSS6QUINTA ESTACIÓN

ESÚSJ E POR EL CIRENEOS AYUDADO

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Jesús salió del pretorio llevando a cuestas su cruz, camino del Calva-rio; tras su primera caída, fue evi-dente su agotamiento. Temerosos

los soldados de que la víctima sucumbie-se antes de hora, pensaron en buscarle un sustituto. Entonces el centurión obligó a un tal Simón de Cirene, que venía del campo y pasaba por allí, a que tomara la cruz sobre sus hombros y la llevara detrás de Jesús.

¿Dónde están los cirineos que ayuden a llevar su cruz a quienes sufren por causa de la violencia?

La vida comunitaria es la primera víc-tima de la violencia. La percepción de in-seguridad y el miedo, lleva a las personas a buscar espacios seguros refugiándose en

sus propias casas, aislándose, encerrándo-se en él individualismo y la desconfianza, en el enojo, en el resentimiento y en el de-seo de venganza (No. 76)

Señor Jesús, enséñanos a llevar la cruz de otros, especialmente que quienes han perdido la esperanza, o viven encerrados por el miedo y la inseguridad. Danos va-lor para hacer de nuestras familias y co-munidades, espacios seguros, de pacífica convivencia. AMEN.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

V. Pequé Señor y me pesa, ten miseri-cordia de mi. R/

R/ Pecamos Señor y nos pesa, ten mi-sericordia de nosotros.

SEXTA ESTACIÓN

A VERÓNICALL DE JESÚSIMPIA EL ROSTRO

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Dice el profeta Isaías: «No tenía apariencia ni pre-sencia; lo vimos y no tenía aspecto que pudiésemos

estimar. Despreciable y desecho de hom-bres, varón de dolores y sabedor de do-lencias, como uno ante quien se oculta el rostro, despreciable, y no lo tuvimos en cuenta». Es la descripción profética de la figura de Jesús camino del Calvario, con el rostro desfigurado por el sufrimiento, la sangre, los salivazos, el polvo, el sudor... Entonces, una mujer del pueblo, se abrió paso entre la muchedumbre llevando un lienzo con el que limpió piadosamente el rostro de Jesús.

¿Dónde están las manos que enjugan las lágrimas de quienes lloran sin consue-lo la pérdida de sus seres queridos, vícti-

mas de la violencia? Las relaciones familiares también ex-

plican la predisposición a una persona-lidad violenta. Las familias que influyen para ello son las que tienen una comuni-cación deficiente; en las que predominan actitudes defensivas y sus miembros no se apoyan entre sí (No.67)

Señor Jesús, rescátanos de la envidia y del egoísmo; fomenta en nuestras fami-lias la caridad fraterna y la experiencia del perdón y de la ayuda mutua. AMEN.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

V. Pequé Señor y me pesa, ten miseri-cordia de mi. R/

R/ Pecamos Señor y nos pesa, ten mi-sericordia de nosotros.

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emanaantaSS Edición especial 7

OCTAVA ESTACIÓN

SÉPTIMA ESTACIÓN

ESÚSJ CSEGUNDA VEZAE POR

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Jesús había tomado de nuevo la cruz y con ella a cuestas llegó a la cima de la empinada calle que daba a una de las puertas de la ciudad.

Allí, extenuado, sin fuerzas, cayó por se-gunda vez bajo el peso de la cruz. Faltaba poco para llegar al sitio en que tenía que ser crucificado, y Jesús, empeñado en llevar a cabo hasta la meta los planes de Dios, aún logró reunir fuerzas, levantar-se y proseguir su camino.

¿Cuántos jóvenes buscan levantarse de la postración en que se encuentran pero no encuentran los medios?

El porcentaje de jóvenes que, incluso teniendo estudios, no tiene acceso los empleos estables y remunerados es alto. Esto hace que muchos de ellos, ante la falta de alternativas, sean oferta laboral

para la demanda de quienes se dedican al narco menudeo o la delincuencia organi-zada (No 39).

Señor, tu vida y tu Palabra son para nosotros anuncio de paz y de vida; danos tu Espíritu, que ilumine nuestra imagi-nación de la caridad, para que sepamos encontrar alternativas de vida digna para los jóvenes que no encuentran empleo o viven encadenados a alguna adicción. AMEN.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

V. Pequé Señor y me pesa, ten miseri-cordia de mi. R/

R/ Pecamos Señor y nos pesa, ten mi-sericordia de nosotros.

ESÚSJCMUJERES DE JERUSALÉNONSUELA A LAS

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Dice el evangelista San Lu-cas que a Jesús, camino del Calvario, lo seguía una gran multitud del pueblo;

y unas mujeres se dolían y se lamentaban por Él. Jesús, volviéndose a ellas les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llo-rad más bien por vosotras y por vuestros hijos».

¿Somos incapaces de indignarnos o condolernos ante el sufrimiento ajeno?

La violencia social tiene muchas ma-nifestaciones, entre ellas: la violencia de grupos por razones políticas; la violencia entre relaciones laborales; la violencia vin-culada a actitudes discriminatorias que no sólo se da por cuestiones étnicas, sino también por grupos de jóvenes que son ofendidos por su orientación sexual; vio-

lencia en las escuelas, en las calles; la que se da en el tránsito vehicular, etc. (No 59).

Cristo Jesús, que escuchas a los que sufren por causa de la violencia y no eres ajeno al sufrimiento humano, te pedimos que nos hagas capaces de compadecernos de quienes sufren por causa de la violen-cia; modela nuestros corazones conforme al tuyo para que sepamos expresar senti-mientos, pensamientos, gestos y palabras de paz. AMEN.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

V. Pequé Señor y me pesa, ten miseri-cordia de mi. R/

R/ Pecamos Señor y nos pesa, ten mi-sericordia de nosotros.

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emanaantaSS8NOVENA ESTACIÓN

ESÚSJ C TERCERA VEZAE POR

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Una vez llegado al Calvario, en la cercanía inmediata del punto en que iba a ser cru-cificado, Jesús cayó por ter-

cera vez, exhausto y sin energías ya para levantarse. Las condiciones en que venía y la continua subida lo habían dejado sin aliento.

¿Cuántos hermanos nuestros caen buscando condiciones de vida más favo-rables?

En el contexto de la violencia urbana merecen atención la vulnerabilidad de los migrantes que a su paso por las gran-des ciudades, quedan expuestos a todo tipo de vejaciones, maltrato, extorsión e incluso explotación. Se trata de quienes del campo van a las ciudades en busca de mejores condiciones de vida, y de perso-

nas procedentes de Centro y Sudamérica (No. 80)

Señor Jesús, que recibiste agradecido la hospitalidad de tus amigos, enséñanos a ser hospitalarios con quienes van de ca-mino cruzando nuestro país; bendice a quienes dedican sus esfuerzos a mitigar sus penas y a quienes buscan mejores condiciones de vida, no los dejes caer en la tentación de la ganancia fácil e ilícita. AMEN.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

V. Pequé Señor y me pesa, ten miseri-cordia de mi. R/

R/ Pecamos Señor y nos pesa, ten mi-sericordia de nosotros.

DÉCIMA ESTACIÓN

ESÚSJ EDE SUS VESTIDURASS DESPOJADO

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Ya en el Calvario y antes de crucificar a Jesús, lo despoja-ron de sus vestiduras

¿Cuántos niños y niñas son despojados violentamente de su ino-cencia?

Desgraciadamente también es un he-cho el crecimiento y la frecuencia con que actualmente se hace violencia los niños de diferentes maneras. El hecho de haber sufrido malos tratos durante la infancia o haber sido testigo de la violencia en el seno de la familia incrementa el riesgo de violencia a la edad adulta (No. 71)

Señor Jesús, que dijiste «dejen que los niños se acerquen a mí, no se lo impidan» te pedimos por los niños y niñas de nues-tras familias y comunidades; conserva en ellos la mirada inocente y no permitas que sufran y sean dañados por nuestro egoísmo. AMEN.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

V. Pequé Señor y me pesa, ten miseri-cordia de mi. R/

R/ Pecamos Señor y nos pesa, ten mi-sericordia de nosotros.

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emanaantaSS Edición especial 9UNDÉCIMA ESTACIÓN

ESÚSE EN LA CRUZ

S CLAVADO

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

“Y lo crucificaron”, dicen escuetamen-te los evangelistas. Había llegado el momento terrible de la crucifixión, y Jesús fue fijado en la cruz con cuatro

clavos de hierro que le taladraban las ma-nos y los pies. Levantaron la cruz en alto y el cuerpo de Cristo quedó entre cielo y tierra, pendiente de los clavos.

¿Por qué nos hemos acostumbrado a escenas de dolor como la muerte y al su-frimiento de los demás?

Los medios de comunicación con-tribuyen a la cultura de la violencia al difundir la cultura del miedo: lucrando con el sensacionalismo sangriento; con-tando con lujo de detalles los hallazgos macabros; repitiendo una y otra vez, los móviles criminales, todo ello sin el más mínimo pudor respeto por su auditorio,

Jpara las víctimas o para sus familiares y sin medir el impacto social o comunitario (No. 88)

Señor Jesús, tu nunca fuiste insensible al dolor humano y sin embargo padeciste la indiferencia que quienes como especta-dores presenciaron tu crucifixión. Danos entrañas de misericordia ante el dolor humano, para que nunca nos acostum-bremos a la violencia fratricida y sepamos hacernos solidarios con quienes sufren. AMEN.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

V. Pequé Señor y me pesa, ten miseri-cordia de mi. R/

R/ Pecamos Señor y nos pesa, ten mi-sericordia de nosotros.

Desde la crucifixión hasta la muerte transcurrieron tres largas horas que fueron de mortal agonía para Jesús;

en ellas recibimos el testamento vivo del Señor, el testimonio de su amor hasta el extremo, un amor que perdona. Desde la cruz, Jesús pidió perdón para quienes, siendo inocente, lo habían condenado. Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, dijo: «Tengo sed». Tomó del vinagre que le acercaron, y aña-dió: «Todo está cumplido». E inclinando la cabeza entregó el espíritu.

¿En medio de nuestro dolor, sabemos perdonar a quienes nos han ofendido?

Son muy lamentables las muertes de miles de personas, entre ellas muchas inocentes y efectivos de las fuerzas de seguridad del Estado. Al amparo de la

DUODÉCIMA ESTACIÓN

ESÚSM EN LA CRUZ

UERE

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Jconfusión generada por esta violencia, se consuman crímenes de quienes se hacen justicia por su propia mano por otra clase de agravios entre particulares. (No.24)

Señor Jesús, que en la Cruz nos has dado la lección más grande del amor, per-donando a tus injustos agresores, danos tu Espíritu, para que en medio de nues-tros dolores, sepamos ponernos por en-cima de todo resentimiento y perdonan-do rompamos la espiral de la violencia. AMEN.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

V. Pequé Señor y me pesa, ten miseri-cordia de mi. R/

R/ Pecamos Señor y nos pesa, ten mi-sericordia de nosotros.

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emanaantaSS10DECIMOTERCERA ESTACIÓN

ESÚSJBY PUESTO EN LOS BRAZOS DE SU MADRE

AJADO DE LA CRUZ

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Después, José de Arimatea y Nicodemo, discípulos de Jesús, obtenido el per-miso de Pilato y ayudados

por sus criados o por otros discípulos del Maestro, se acercaron a la cruz, des-clavaron cuidadosa y reverentemente los clavos de las manos y los pies y con todo miramiento lo descolgaron. Al pie de la cruz estaba la Madre, que recibió en sus brazos y puso en su regazo maternal el cuerpo sin vida de su Hijo.

Hay quienes se acercan a ayudar y quienes prefieren no mirar ¿entre cuáles te encuentras?

El dolor de las víctimas inocentes, el sufrimiento, la perplejidad, el egoísmo, y la indiferencia, que la inseguridad y la violencia dejan en las familias y comuni-dades de México, traen a nuestro corazón el eco de las palabras del apóstol: « Ya es

hora que despertéis del sueño. La noche va pasando, el día está encima, despojé-monos, pues, de las obras de las tinieblas y revistámonos de la luz. Andemos como en pleno día, con dignidad» (Noo. 188)

Señor Jesús, ayúdanos a mostrarnos disponibles para ayudar a quienes sufren por el miedo, la inseguridad y la violencia. Solos podemos hacer muy poco, despier-ta en nosotros la conciencia de una ciuda-danía responsable que se haga cargo de la noble tarea de lograr un orden social más justo. AMEN.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

V. Pequé Señor y me pesa, ten miseri-cordia de mi. R/

R/ Pecamos Señor y nos pesa, ten mi-sericordia de nosotros.

DECIMOCUARTA ESTACIÓN

ESÚSJ ES SEPULTADO

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

José de Arimatea y Nicodemo to-maron luego el cuerpo de Jesús de los brazos de María y lo envolvieron en una sábana limpia que José ha-

bía comprado. Cerca de allí tenía José un sepulcro nuevo que había cavado para sí mismo, y en él enterraron a Jesús.

¿Somos solidarios con quienes son, en nuestras comunidades, víctimas ino-centes de la violencia?

Hay que ir como buenos samarita-nos al encuentro de las necesidades de los pobres y de los que sufren y «crear las estructuras justas que son una condición sin la cual no es posible un orden justo en la sociedad» ; éstas nacen del consenso moral de la sociedad sobre valores funda-mentales. Donde Dios está ausente, estos

valores no muestran toda su fuerza, ni se alcanza el consenso sobre ellos. (No. 165)

Enséñanos Señor a dar de lo nuestro, como José de Arimatea que te ofreció el sepulcro que había cavado para él. Que en medio del despojo que viven tantos hermanos nuestros, que apenas tienen lo necesario para comer, sepamos aliviar su sufrimiento, compartiendo con ellos de los bienes que nos has dado. AMEN.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

V. Pequé Señor y me pesa, ten miseri-cordia de mí. R/

R/ Pecamos Señor y nos pesa, ten mi-sericordia de nosotros.

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Año 4, Num.100, Domingo 01 de Abril de 2012

emanaantaSS Edición especial 11DECIMOQUINTA ESTACIÓN

ESÚSJ RESUSITAV. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

DE ENRE LOS MUERTOS

Pasado el sábado, María Mag-dalena y otras piadosas mu-jeres fueron muy de madru-gada al sepulcro. Llegadas

allí observaron que la piedra había sido removida. Entraron en el sepulcro y no hallaron el cuerpo del Señor, pero vieron a un ángel que les dijo: «Buscáis a Jesús de Nazaret, el Crucificado; ha resucitado, no está aquí».

¿Dónde buscamos a Jesús, entre los muertos o entre los vivos?

Perdemos el tiempo cuando busca-mos culpables o esperamos pasivamente que sea sólo el gobierno quien dé solución a problemas que son de todos. Debemos

actuar ya, cada quien en su propio ámbi-to de competencia. Las autoridades, con los recursos propios que le proporciona el Estado de Derecho para el ejercicio de su actuación; la sociedad civil, asumiendo responsablemente la tarea de una ciuda-danía activa, que sea sujeto de la vida so-cial; los creyentes, actuando en fidelidad a nuestra conciencia, en la que escuchamos la voz de Dios, que espera que respon-damos al don de su amor, con nuestro compromiso en la construcción de la paz,

para la vida digna del pueblo de México. (No. 106)

Señor, ayúdanos como Iglesia a po-nernos al servicio de la reconciliación, anímanos a trabajar juntos con todos los hermanos en la construcción de un cielo nuevo y de una nueva tierra. Ayúdanos a permanecer unidos en la construcción de la paz y en el impulso del desarrollo humano integral y solidario de nuestro pueblo. AMEN.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

V. Pequé Señor y me pesa, ten miseri-cordia de mi. R/

R/ Pecamos Señor y nos pesa, ten mi-sericordia de nosotros.

Oración final: Confiamos este momento de la vida

de nuestra nación al maternal ampa-ro de Santa María de Guadalupe, nos acogemos a su regazo e imploramos su bendición para que «en su casa, que es toda nuestra patria, logremos recono-cernos hermanos y vivir en fraternidad» (No.258)

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emanaantaSS12OBRAS DE MISERICORDIA

O QUE LLEVA A LA PAZL SON LAS OBRAS DE MISERICORDIA

“Porque tuve hambre y ustedes me alimentaron; tuve sed y ustedes me dieron de beber. Pasé como foras-tero y ustedes me recibieron en su

casa. Anduve sin ropas y me vistieron. Estuve enfermo y fueron a visitarme. Es-tuve en la cárcel y me fueron a ver” (Mt 25, 35-36).

Obras de Misericordia Corporales.

Se refieren al alimento, al abrigo.Hoy hay muchos que carece de

lo más indispensable: “matan el hambre”, pero ciertamente no se alimentan, sufren las inclemencias del clima por no tener

ropa adecuada y techo seguro en donde resguardarse.

•Dar de comer al hambriento. •Dar de beber al sediento. •Vestir al desnudo •Visitar a los enfermos •Asistir al preso •Dar posada al caminante •Sepultar a los muertos.

Obras de Misericordia Espirituales.

Enseñar al que no sabe.Dar buen consejo al que lo nece-

sita. “Que la palabra de Cristo habite en

ustedes con todas sus riquezas. Que se-pan aconsejarse unos a otros y enseñarse mutuamente con palabras y consejos sa-bios” (Col 3,16).

Corregir al que se equivoca. “Si tu her-mano ha pecado contra ti, anda a hablar con él a solas. Si te escucha, has ganado a tu hermano. Si no te escucha, lleva con-tigo a dos o tres de modo que el caso se decida por boca de dos o tres testigos. Si se niega a escucharlos, dilo a la Iglesia re-unida” (Mt 18, 116-17).

Perdonar las injurias. “Pedro se acercó y le dijo: Señor, ¿cuántas veces debo per-donar las ofensas de mi hermano? ¿Has-

ta siete veces? Jesús le contestó: No digas siete veces, sino hasta setenta veces siete”. (Mt 18, 21-22).

Consolar al afligido. “Anímense mu-tuamente y ayúndense unos a otros a cre-cer juntos” (1Tes 5,11)

Tolerar los defectos del prójimo. “So-pórtense y perdónense unos a otros, si uno tiene motivo de queja contra otro” (Col 3, 13).

Hacer oración por los difuntos. “Pues si no hubieran creído que los compañeros caídos iban a resucitar, habría sido cosa inútil y estúpida orar por ellos” (2Mac 12,45).

Señor Jesús, Tú eres nuestra paz, mira nuestra Patria dañada por la violencia y dispersa por el miedo y la inseguridad.

Consuela el dolor de quienes sufren.Da acierto a las decisiones de quienes

nos gobiernan.Toca el corazón de quienes olvidan

que somos hermanos y provocan sufri-miento y muerte.

Dales el don de la conversión.Protege a las familias, a nuestros ni-

ños, adolescentes y jóvenes. a nuestros pueblos y comunidades.

Que como discípulos y misioneros tuyos, ciudadanos responsables, sepamos ser promotores de justicia y de paz, para que en Ti, nuestro pueblo tenga vida dig-na. AMEN.

María, Reina de la paz, Ruega por no-sotros.

RACIÓNO PAZPOR LA

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emanaantaSS Edición especial 13

A RESURECCIÓN

Y NUESTRA VIDAL DE JESÚS

El festejo de la Pascua es el más importante para el cristianismo. San Agustín consideraba que para el cuarto evangelista, la Pas-

cua consiste en el paso que realizó Cristo, de este mundo al Padre (Cfr. Jn 13,1).

En la Pascua celebramos el evento más importante de la historia de la humanidad: la resurrección de Cristo. No significa sólo que un muerto vuelva a la vida, sino que un muerto ha resurgido a la vida para nunca vol-ver a morir, y ese muerto no es una persona

Por: Ricardo Aguilar HernándezLicenciado en Teología Bíblica

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Año 4, Num.100, Domingo 01 de Abril de 2012Edición especial

emanaantaSS14común, sino el Hijo Eterno del Padre, que asumió la naturaleza humana para abrir el ca-mino de salvación a todo el género humano.

El teólogo suizo Hans Urs von Balthasar consideraba a Jesús como “el universal concre-to”. La persona de Jesús, siendo divina como el Padre, ha asumido nuestra naturaleza en la Encarnación, abrazando así a todos y cada uno de los hombres y mujeres de la historia de la humanidad, pasada, presente y futura y es causa de salvación para todos los humanos, en sentido universal. A la vez, Jesús es alguien concreto en quien se realiza la obra de salva-ción para todos. Jesús como individuo, da el paso de la muerte a la vida gloriosa, de una vez para siempre y en él, la humanidad entera encuentra su culmen.

A nosotros, católicos del siglo XXI, ¿qué nos dice la resurrección de Cristo? Conside-ro que, ante todo, la resurrección de Jesús de Nazaret significa la confirmación que el Pa-dre Eterno da a toda la vida de Jesús, desde la Encarnación hasta su sepultura. Jesús ha realizado la obra salvífica de inicio a fin, con plena obediencia; una obediencia fundada en el amar-al-género-humano.

Jesús es el Sí que el Padre da a cada miem-bro de la humanidad: “Sí, quiero tu salvación”, “Sí, quiero que vivas conmigo toda la eterni-dad”, “Sí, quiero compartirte mi Vida eterna”, “Sí, quiero que seas mi familia para siempre”. Jesús es también el “Sí” de la humanidad al Padre: Él es el “sí, Padre, he venido a realizar tu voluntad, pues para eso me diste un cuer-po”, el “sí, Padre, te glorifico realizando ahora lo que me encomiendas”, el “sí, Padre, me con-sagro a ti para salvación de todos, para liberar a mis hermanos, para hacerlos crear comuni-dad, para hacer que todos sean tus hijos y ser juntos una sola cosa” (Cfr. Jn 17).

Desde esta perspectiva notamos cómo el Hijo y su Padre dialogan mediante acciones concretas realizadas en la vida de Jesús y pro-longan su diálogo en nosotros. Cada vez que libremente nos dejamos conducir por el Espí-ritu Santo, que hemos recibido en el Bautis-mo, vivimos del Espíritu del Resucitado y Él nos convierte en un “sí” al Padre. Cuando uni-mos nuestra voluntad libre a las mociones del

Espíritu Santo, vivimos como herederos del Espíritu de la Resurrección que Cristo donó a la Iglesia en Pentecostés. En estas acciones Dios nos diviniza, nos permite degustar los efectos de la Resurrección de Jesús. Veamos algunos detalles escriturísticos sobre esa resu-rrección que cambió la historia.

¿Qué nos dice la Escritura sobre la Resu-rrección de Jesús?

Hoy día muchas personas, influenciadas por la mentalidad cientificista, exigen “prue-bas” y “demostraciones” de las realidades de fe; de igual modo, varios historiadores exi-gen “evidencias históricas” de la resurrección. Si bien, creer en la Resurrección de Cristo es una cuestión de fe, no obstante, también la Escritura nos da ciertas “pinceladas” que

nos permiten percibir el cuadro que enmarca el evento de la resurrección. La Biblia no da “pruebas” en sentido moderno, sino “signos” que nos invi-tan a creer.

La tumba vacíaLa tumba vacía es un signo me-

cionado en los cuatro evangelios. Se-gún el evangelio de san Juan, la ma-drugada del primer día de la semana, María Magdalena encontró el sepul-cro vacío y corrió a avisar a Pedro y

al “otro discípulo, que Jesús amaba”, creyendo que alguien había robado el cuerpo del Señor y no sabía dónde la habrían puesto (Cfr. Jn 20, 1-2). Cuando Pedro y el “discípulo ama-do” (imagen del creyente ideal) llegan al se-pulcro, surge una reacción en el segundo dis-cípulo: “Vio y creyó” ( Jn 20,8). ¿Qué vio ese discípulo que decidió creer inmediatamente en la resurrección de Jesús? Nunca lo sabre-mos con detalle, pero podemos intuir algo a partir de ese relato que, lamentablemente ha sido mal traducido por casi todas las edicio-nes castellanas de la Biblia. Veamos detalles importantes:

1.En el texto griego, idioma en que se es-cribió este evangelio, se dice que el discípulo vio “othonia” (“vendas”, Jn 20, 5) que no envol-vían al cuerpo de Jesús al estilo de las momias egipcias, sino que eran más bien “lienzos” o “sábanas”. Por tanto, ese discípulo vio paños grandes usados para cubrir todo el cuerpo de Jesús, más no para enrollarlo muchas veces. Se trataba de una “sindon”, que era una sábana para cubrir o envolver un cuerpo.

2.Ese discípulo vio además, un “sudario” (v.7), que era un pañuelo usado por los judíos de Palestina para secar el sudor. Era costum-bre judía ese tiempo que, cuando alguien moría, el “sudario” se empleaba para cerrar la boca del difunto. Este pañuelo se doblaba en

diagonal, se enrollaba, se le hacía pasar bajo la mandíbula al difunto y se le ataba fuertemen-te de la parte superior de la cabeza. La traduc-ción correcta, por tanto, no es que el sudario “cubrió” la cabeza del Señor, sino que “rodeó” su cabeza, formando un anillo grueso de tela a los costados del rostro. Esto se deduce de la misma anotación que da el evangelista, de que el entierro se realizó “según la costumbre judía de sepultar” ( Jn 19,40).

3.La sábana no “estaba en el suelo”, como se suele traducir Jn 20,5, sino que la sábana “keiména” (“yacía extendida” en forma hori-zontal, o bien “estaba allanada”). Esto significa que la sábana estaba aplanada e intacta. El cuerpo de Jesús se había como “volatilizado”, dejando que la sábana cayera por sí sola.

4.El sudario no es que se encontraba “doblado en sitio aparte, no junto a la sába-na”, sino más bien, que el sudario “no estaba allanado como la sábana, sino enrollado, en su propio lugar”, es decir, que seguía atado, intacto. Notamos entonces cómo todas las mortajas fúnebres habían caído sobre su pro-pio peso y permanecían intactas, en su lugar. De aquí podemos intuir por qué ese discípu-lo “vio y creó” ( Jn 20,8), aunque no se trata de una “prueba” de la resurrección, en sentido estricto. Cree quien decide creer, impulsado por el Espíritu Santo. Sólo la fe permite creer.

La tumba vacía es signo que in-dica que Jesús ya no está “ahí”, en el mundo de los muertos, sino que ha salido victorioso y lo ha hecho para siempre.

Las apariciones del ResucitadoEl otro signo que nos dan los

evangelios sobre la resurrección del Señor lo constituyen las apariciones. Los relatos que narran estas aparicio-nes coinciden en presentar a un Jesús que se manifiesta, se deja ver princi-palmente, por aquellos que estuvieron con él.

La noticia más antigua que tenemos so-bre estas apariciones no es ninguna relatada en los evangelios, sino en 1Cor 15,3-8. Pa-blo, autor de ese texto, da un resumen de las apariciones, dando importancia no al “cómo fueron”, sino a “quiénes” se manifestó el Señor resucitado y en qué órden. Sin embargo, al estudiar todos los relatos de las apariciones de Jesús resucitado, notamos que vienen pre-sentadas como manifestaciones de la gloria plena de la que ya goza Jesús, por su resu-rrección. Poco importa cuál era el aspecto del semblante del resucitado, si tenía barba o no, si se veía más joven o no, si tenía complexión atlética o no. Tampoco se puede pensar que el cuerpo glorioso de Jesús “brillaba” o emanaba luz, pues eso hubiera sido inmediatamente

notorio para los testigos y se hablaría de eso en las tradiciones. Lo único que importa es que las apariciones son signos que indican que Jesús, en cuerpo y alma, vive en la dimen-sión de la gloria divina, por la resurrección. La naturaleza humana de Jesús ya está ple-namente glorificada y por tanto, no puede ser “encerrada” en cuatro paredes, ni está someti-da al devenir, al tiempo. El cuerpo glorioso de Jesús tiene las notas de un cuerpo que está en la dimensión de lo divino y ya no sometido a las dimensiones espacio-temporales, como nuestro cuerpo en este mundo.

Los relatos de las apariciones de Jesús nos indican también, que el Padre ha emitido un veredicto a favor de la humanidad entera, ha abierto la puerta para que todos podamos resucitar un día, para estar con él en cuerpo y alma glorificados. La resurrección de Jesús ha iniciado el Fin de los Tiempos, el nuevo eón. Sabiendo esto, vivimos esta vida con fe y esperanza, comprometiéndonos cada día en la caridad, colaborando con el Espíritu de la Resurrección que Dios nos ha participado. La vida cristiana es pues, compromiso hoy, entrega y servicio en este presente, luchando por la justicia, la paz y la solidaridad entre todos en el ahora, ya que hemos recibido el Espíritu que da vida en plenitud.

ConclusiónVivamos esta fiesta de la Resurrección,

dejémonos vitalizar por el Espíritu que Dios nos regaló como Don por excelencia en el Bautismo; permitamos a Dios que nos divi-nice por la gracia, mediante la acción de su Espíritu en nosotros. Somos el cuerpo mí-sitico del Resucitado; somos un modo con-creto como Jesús se relaciona con el mundo y lo santifica. Ésta es la identidad nueva que nos da Jesús Resucitado. ¡Ay de aquel que se niegue a ser feliz hoy, desde esta conciencia nueva! Pongamos nuestras vidas en las ma-nos del Señor de la gloria y empeñémonos cada instante en extender su Reino, su Sobe-ranía… ¡Ahora!

¡Felices Pascuas de Resurrección!

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Año 4, Num.100, Domingo 01 de Abril de 2012Edición especialS.S Benedicto XVIS.S Benedicto XVI

Visita PastoralVisita Pastoral 15El Papa

 

Parte IV

El Papay la cultura

ORACIÓN A NUESTRA

SEÑORA DE GUADALUPE

“A Dios se lo conoce a través de hombres y mujeres que lo conocen: el camino hacia El pasa, de modo concreto, a través de quien

ya lo ha encontrado. Aquí es particularmente importante vuestro papel de fieles laicos. Estáis llamados a dar un testimonio transparente de la importancia de la cuestión de Dios en todos los campos del pensamiento y de la acción. En la fa-milia, en el trabajo, así como en la política y en la economía, el hombre contemporáneo necesita ver con sus propios ojos y palpar con sus propias manos que con Dios o sin Dios todo cambia” (Al Consejo Pontificio para los laicos: 25-XI-2011).

“Ha habido muchos conflictos provocados por la ceguera del hombre, por sus ansias de poder y por intereses político-económicos que ignoran la dignidad de la persona o de la natu-raleza. Hay demasiados escándalos e injusticias, demasiada corrupción y codicia, demasiado des-precio y mentira, excesiva violencia que lleva a la miseria y a la muerte. La agresividad es una forma de relación bastante arcaica, que se remite a ins-tintos fáciles y poco nobles. Utilizar las palabras reveladas, las Sagradas Escrituras o el nombre de Dios para justificar nuestros intereses, nuestras políticas tan fácilmente complacientes o nuestras violencias, es un delito muy grave. No privéis a vuestros pueblos de la esperanza; es necesario que seáis verdaderos servidores de la esperanza. La Iglesia no ofrece soluciones técnicas ni im-pone fórmulas políticas. Ella repite: ¡No tengáis miedo! La humanidad no está sola ante los de-safíos del mundo. Dios está presente. Y este es un mensaje de esperanza, una esperanza que genera energía, que estimula la inteligencia y da a la volun-tad todo su dinamismo. Esperar no es abandonar; es redoblar la actividad. La desesperación es indivi-dualista. La esperanza es comunión. Sed sembrado-res de esperanza. Tener esperanza no es ser ingenuo, sino hacer un acto de fe en Dios, Señor del tiempo y también Señor de nuestro futuro” (En su viaje a Africa: 19-XI-2011).

Evangelización de la misma Iglesia“Se observa un desplome preocupante de los

fundamentos intelectuales, culturales y morales de la vida social, y un creciente sentido de des-concierto e inseguridad, especialmente entre los jóvenes, frente a los grandes cambios sociales. Los obstáculos para la fe y la práctica cristiana pues-tos por una cultura secularizada influyen negati-vamente en la vida de los creyentes. Inmersos en esta cultura, los creyentes a diario están turbados por las objeciones. Por las cuestiones inquietan-tes y por el cinismo de una sociedad que parece haber perdido sus raíces, por un mundo en el que el amor a Dios se ha enfriado en numerosos co-razones. La evangelización, por consiguiente, se presenta no sólo como una tarea que es preciso realizar hacia fuera de la Iglesia. Nosotros mis-mos somos los primeros en necesitar evangeliza-ción. La respuesta definitiva sólo puede brotar de una autoevaluación rigurosa, crítica y constante, y de una conversión a la luz de la verdad de Cris-to” (A obispos de Estados Unidos: 26-XI-2011).

Reflexión¿Qué nos dicen estas palabras del Papa? La

cultura de nuestra patria, su estilo de vida, sus costumbres y sus leyes, ¿reflejan a un pueblo ca-tólico, o es una cultura que denota una crisis de identidad cristiana? ¿Qué hacer, para que nuestra cultura, desde la familia, la escuela, los medios de comunicación, los grupos eclesiales, la política, la economía, sea más acorde con el plan de Dios? ¿Con qué actitud nos preparamos a la próxima visita de Benedicto XVI?

OraciónDios nuestro, que en tu providencia quisiste fun-

dar tu Iglesia sobre la roca de Pedro, el jefe de los Apóstoles, mira con bondad a nuestro Santo Padre Benedicto XVI, y ya que lo has constituido Sucesor de Pedro, concédele que sea para tu pueblo principio y fundamento visible de la unidad en la fe y de la comunión en el amor. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

SER TESTIGOS DE DIOS EN LA CULTURA

Virgen María de Guadalupe,Madre del verdadero Dios por quien se vive.

En San Juan Diego, el más pequeño de tus hijos,tú dices hoy a los pueblos de América Latina:“¿No estoy yo aquí que soy tu Madre?¿No estás bajo mi sombra?¿No estás por ventura en mi regazo?”Por eso nosotros, con profundo agradecimiento,reconocemos a través de los siglostodas las muestras de tu amor maternal,tu constante auxilio, compasión y defensade los moradores de nuestras tierras,de los pobres y sencillos de corazón.Con esta certeza filial, acudimos a ti, para pedirte que, así como ayer, vuelvas a darnos a tu Divino Hijo,porque sólo en el encuentro con Else renueva la existencia personal y se abre el caminopara la edificación de una sociedad justa y fraterna.A ti, “Misionera celeste del nuevo mundo”,que eres el rostro mestizo de América Latinay luminosamente manifiestas su identidad, unidad y originalidad,confiamos el destino de nuestros pueblos.A ti, Pedagoga del Evangelio de Cristo,Estrella de la nueva evangelización,consagramos la labor misionera del pueblo de Diosperegrino en América Latina.¡Oh Dulce Señora!,¡Oh Madre nuestra!,¡Oh siempre Virgen María!¡Tu presencia nos hace hermanos!Acoge con amor esta súplica de tus hijosy bendice esta amada tierra tuyacon los dones de la reconciliación y la paz. Amén.

(compuesta por el papa Benedicto XVI)

Por: SESGo

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Tema de hoyEl gigante católico despierta

Con la sola presencia del papa Benedicto XVI en su reciente viaje a México y Cuba, se notó claramente que el fervor religioso católico del pueblo de México resurgió (como si el gigante católico hubiera des-

pertado), y es que hay muchos que afirman que la fe católica disminuye en nuestro país. Por lo que se vio, se nota que tales afirmaciones no tienen sustento. Ahora, después de la confirmación del pueblo católico de México hace falta seguir los consejos al pie de la letra de Benedicto XVI. Él ha llamado a la conversión de los corazones: “El amor es lo único que puede cambiar el país en cuanto a la inseguridad, narcotráfico, violencia en las familias, etc.”. El Papa reconoció que un corazón arrepentido y humillado Dios no lo desprecia.

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Año 4, Num.100, Domingo 01 de Abril de 2012

Edición especial S.S Benedicto XVIS.S Benedicto XVIVisita PastoralVisita Pastoral16

La presencia del papa Benedicto XVI en nuestro país, fue motivo de júbilo, de esperanza y solidaridad para el pueblo mexicano. Lo mismo habló de los valores de la familia como de los grandes problemas a los que se enfren-

tan los mexicanos.El Papa Benedicto XVI llamó al pueblo de México a ser valiente y no dejarse

amedrentar por las fuerzas del mal y ser fiel a sí mismo y pidió que sean buenos ciudadanos, conscientes de su responsabilidad de preocuparse por el bien de los demás, de todos, tanto en la esfera personal, como en los diversos sectores de la sociedad.

Pidió a la Virgen de Guadalupe, auxiliar a los mexicanos para superar pro-blemas como el narcotráfico, la criminalidad, la corrupción, la crisis de valores, la división en las familias, la migración forzada, la pobreza y la violencia doméstica.

Y no solo eso, también intercedió ante la Virgen de Guadalupe para que envíe a los mexicanos el consuelo, fortaleza y esperanza para que se respete, promueva y defienda la vida humana, así como para fomentar la fraternidad, evitar la terri-ble venganza y desterrar el odio que divide.

“Pido al Señor que tantos esfuerzos no hayan sido vanos, y que con su ayuda produzcan frutos abundantes y duraderos en la vida de fe, esperanza y caridad de León y Guanajuato, de México y de los países hermanos de Latinoamérica y El Caribe”.

Benedicto XVI también pidió porque la niñez mexicana viva en paz y con un futuro confiable. Solicitó a todos proteger y cuidar a los niños para que nunca se apague su sonrisa a fin de que puedan vivir en paz y mirar al futuro con con-fianza.

“Dios quiere que seamos siempre felices. Él nos conoce y nos ama. Si deja-mos que el amor de Cristo cambie nuestro corazón, entonces nosotros podremos cambiar el mundo. Ese es el secreto de la autentica felicidad”, agregó.

En su último encuentro con los mexicanos, antes de viajar a Cuba, el Papa dio una especial bendición apostólica al pueblo mexicano en la que señala su deseo de que se consolide la convivencia social por los caminos de la paz, la concordia y la solidaridad. Ser “valiente y trabajar para que la savia de sus propias raíces cristianas haga florecer su presente y su futuro”.

Antes de irse de México, S.S Benedicto XVI aseguró que México estará siempre en su corazón y que ahora puede comprender por qué Juan Pablo II se sentía “un papa mexicano”.

Hasta pronto, Benedicto XVI, peregrino de la Esperanza.

Si dejamos que el amor de Cristo cambie nuestro corazón, entonces nosotros podremos cambiar el mundo”, afirmó

BENEDICTO XVI EN MÉXICO: PEREGRINO DE LA FE, LA ESPERANZA Y LA CARIDAD

Llamó a los mexicanos a ser valientes y no dejarse amedrentar por las fuerzas del mal.

Parque Bicentenario, León, Gto a 25 de marzo de 2012. Ante miles de fieles congregados des-

de la noche del sábado en una Solemne Vigilia de oración S.S. Benedicto XVI celebró la Santa Misa con un esquema litúrgico muy solemne en los idiomas español y latín. Cada uno de los ritos de la Misa se fueron desarrollando permi-tiendo un ambiente de encuentro de un pueblo congregado en torno a su Pastor.

El Vicario de Cristo juntamente con los Señores Obispos del Episcopado Mexicano figuran como la presencia de Cristo entre los hombres para animar-los, instruirlos y conducirlos por un ca-mino de paz y esperanza.

El papa Benedicto XVI después de la liturgia de la Palabra pronució su ho-milía recordando al pueblo mexicano que el único camino para la felicidad y

la santidad debe realizarse sobre los va-lores de la comunión, la justicia, la soli-daridad, pero fundamentalmente en el amor a Dios y al prójimo. Que cada uno de los sectores de la sociedad debe reali-zar un compromiso responsable respe-tando la obra de Dios y asumiendo la promoción y la dignidad de la persona. Que ante los retos que se presentan el día de hoy en el ámbito social y religioso cada uno debe realizar una conversión personal y asumir la personalidad de Cristo para acabar con los peligros so-ciales que acechan al hombre.

S.S. Benedicto XVI exhortó a los mexicanos y latinoamericanos a no ce-der a otros movimientos religiosos y, en cambio, purificar su corazón y reafir-mar su fe a pesar del sufrimiento que predomina en la región. “Pidamos a la Virgen María que nos ayude a purificar

nuestro corazón, especialmente ante la cercana celebración de las fiestas de Pascua, para que lleguemos a participar mejor en el misterio salvador de su hijo, tal como ella lo dio a conocer en estas tierras”, dijo.

“Y pidámosle también que siga acompañando y amparando a sus queri-dos hijos mexicanos y latinoamericanos, para que Cristo reine en sus vidas y les ayude a promover audazmente la paz, la concordia, la justicia y la solidaridad”, agregó.

Benedicto XVI expresó que su mi-sión en el continente americano “tiene precisamente el cometido de hacer lle-gar esta convicción a todos los cristia-nos y comunidades eclesiales, para que resistan la tentación de una fe superfi-cial y rutinaria”.

Como parte de su discurso pronun-

ciado en español, el líder católico recor-dó que Juan Pablo II deseaba ardiente-mente visitar el Cerro del Cubilete y el Monumento a Cristo Rey ubicado en su cima, pero nunca pudo hacerlo.

“Seguramente se alegrará hoy desde el cielo de que el Señor me haya con-cedido la gracia de poder estar ahora con ustedes, como también habrá ben-decido a tantos millones de mexicanos que han querido venerar sus reliquias recientemente en todos los rincones del país”, apuntó.

Una vez concluido la rito de la litur-gia de la Palabra se dio lugar a los demás ritos de tal manera que miles de pere-grinos provenientes de distintos lugares fueron testigos de la presencia del Papa en México en esta su primera visita pas-toral al Continente americano.

QUE CRISTO REINE EN SUS VIDAS Y LES AYUDE A PROMOVER AUDAZMENTE LA PAZ, LA CONCORDIA, LA JUSTICIA Y LA SOLIDARIDAD

Pbro. Miguel Ángel Zárate Galindo