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CA—PTTULO XVTTT .

LADELINCUENCIA

SUMARIO

:

Para no llevar al niño a trastornos graves de conducta ,es necesario paz espiritual en el hogar .

SI esa paz no existe habrá de formarse una personalidaden pugna abierta con el orden social .

Un hogar abandonado a su suerte no responde de l atranquilidad espiritual de los hijos .

Tratándose de niños no puede hablarse de delito en re-lación con la ley penal, porque la ética de éstos e sdistinta a la del adulto .

La delincuencia en el niño es una desviación de su per-sonalidad .

Es inexplicable, en este sentido, la represión del niño de-lincuente.

Para resistir la influencia de la herencia y del medi oexterno, es necesario que el niño sea sano de cuer-po y del alma.

La vagancia es consecuencia del abandono espiritual e nque se encuentra el niño .

No siempre salva a los niños de cualquier riesgo socialuna: magnífica posición económica .

La ruina de ellos es el menosprecio que se les tiene ; Yla Ignorancia en que viven los padres respecto de su s

hijos .La miseria origina el agotamiento Calco, la lentitud

mental y la rebeldía contra el orden social.

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La escuela con su disciplina drástica contribuye a con-vertir a los niños en sujetos antisociales.

Evitar toda posible sugestión de actitudes, costumbres ,etc ., que desvíen la personalidad del niño .

No diagnosticar de indisciplinados a niños que demues-tran gran actividad .

Lo conveniente es canalizar esa actividad y utilizarla en:beneficio de la sociedad .

No permitir que vayan a presenciar películas denomina-das "policiales" ; ni lean novelas de esta .natura-leza .

El robo debe ser estudiado cuidadosamente .El niño no concibe la propiedad en la forma y medida

como lo hace el adulto .Para el niño, el mundo es suyo. Ese concept

o cuantitativo lo vuelve egoísta, envidioso y avaro .Para satisfacer la necesidad de poseer el mayor númer o

de cosas, se apropia de ellas .La oposición sistemática de los .adultos a que el niñ o

satisfaga aquellos deseos, lo lleva al robo .,Las palabras "robo" y "ladrón" tienen para el niñ o

significado relativo .Cuando los deseos del niño no tienen limite, entonces s e

apropia de cualquiera cosa.

In robo resulta delictuoso cuando hay premeditación yconfabulación .

La escuela y el hogar deben sustraer al niño de tod ocontagio social malsano .

La escuela debe convertirse en una fuerza social, te-niendo a los niños bajo tutela y vigilar, así, su vid aintegral .

Las escuelas correccionales, los tribunales de menores ,etc ., tienen valor relativo ante la constitución de lhogar y la reforma de la escuela .

Cuando se habla de niños delincuentes precisa sus -traerse igualmente de prejuicios . que no han permitido

estudiar en detalle, el . problema . Producida la enferme-dad, sólo han buscado el remedio, encontrándolo en larepresión . , El niño delincuente, en consecuencia, era con-

siderado como sujeto sometido a leyes inexorables de la

herencia, y, para quien, no había otra . solución que in -

ternarlo en cárceles : o en las escuelas de corrección es .

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Jos é Antonio Encinas

peciales, en donde — se pensaba — había de modifica rsus tendencias bajo la influencia de una severa disciplina.

En las cuatro últimas décadas, al impulso de u nmejor conocimiento de la naturaleza del niño, sometidoa diversas fuerzas sociales, ha venido a colocarse el pro-blema sobre un plano científico, en donde sin descartarel factor hereditario, se da más importancia al ambien-te en el cual, el niño, desarrolla su personalidad .

Ese ambiente, en primer término, lo constituye e lhogar. Si, como hemos dicho, en el hogar no existe ladisciplina interior de parte de los padres de familia, osea una serenidad y un equilibrio espirituales para ma-nejar la vida inquieta, tumultuosa ,y atrabiliaria de lo shijos, habrá de formarse una personalidad en pugna abier-ta y permanente contra el orden social . En cambio, si es apersonalidad se ha formado al impulso de una toleran-cia ofrecida con inteligencia, en donde los intereses delniño no han sido menospreciados, sino que, al contrario ,valorizados en su justa medida, aquél proceso guardarárelación con los intereses de la sociedad .

Un hogar abandonado a su suerte, en donde los pa-dres viven en pugna diaria, no puede responder de l atranquilidad espiritual de los hijos . La rebeldía es el re-sultado inmediato de aquella situación . Si en es e hogarel padre o la madre son gentes reñidas con toda convi-vencia, y con todo orden social, el hijo habrá de respon-der en la misma forma . Imaginarse una .familia víctim ade un desastre espiritual y económico, es suponer el aban-dono de los hijos, quiénes lejos de toda dirección, conse-jo, cariño y apoyo, se apartan a diaria del orden qu

e rige a la sociedad.En el sentido estricto del vocablo no puede hablar-

se de delito en relación con el niño, pues ello significaquebrantamiento de la ley . ¿A qué ley puede estar so -metido el niño? A la que rige las relaciones sociales deladulto? No . Esas leyes suponen una convivencia supe-

rior de gentes disciplinadas, temerosas del castigo, celo-sas de su buen nombre y reputación. Los niños no ha nllegado a ese estado mental . Para ellos el impulso inte-

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rior que les da acceso a satisfacer sus deseos, a buscar

la linea de menor resistencia, es el factor determinante

de su vida. Lo demás, la sociedad, la ley, la reputación ,

no tienen valor alguno.

Con frecuencia nos hemos referido a la ética del

niño que gira alrededor de intereses distintos de los del

adulto . El niño tiene su ética; opuesta en gran parte

a los postulados preconizados y admitidos por l a

sociedad. Pensar que esos postulados han de ser admi-

tidos y respetados por el niño es una vana ilusión .

Estas consideraciones nos llevan a sostener que n o

es posible hablar de la delincuencia infantil desde el

punto de vista de la infracción de la ley o de la vio-

lación de la moral . La delincuencia en el niño no es

otra cosa que una desviación de la personalidad, de -

terminada por agentes de orden interno y externo .

En este sentido la represión del niño delincuent e

resulta inexplicable . Lo científico está en Sue su per-sonalidad no sufra desmedro, ni esté sometida a fue r

zas que la perturben y desequilibren .El error de juzgar la delincuencia de los niños d e

acuerdo con nuestras leyes, ha llegado . .al extremo deseñalar en el Código Penal la edad desde la cual pued ejuzgarse como delictuosa un acción determinada Esadisposición de la ley se ha referido a la edad cronoló-gica, mas no a la mental que da el índice del grado d einteligencia del sujeto . Hablar de inteligencia, es refe-

rirse al juicio que significa comparar una idea con otra spara determinar las relaciones que hay entre, ellas . Siel niño no ha llegado a la madurez mental necesaria,no podrá formarse juicio alguno, y de allí que todainfracción de la ley supone no l edad cronológica, si -no la mental .

La lentitud del desarrollo mental supone trastor-nos y deficiencias de orden biológico, los cuales s

e deben a procesos de herencia. Si el sujeto no posee unorganismo anatómica y fisiológicamente normal, las reac-ciones . del medio - en que vive no sufren las modifica-

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ciones necesarias para la formación de la personalidad .

Sin admitir la herencia como factor determinant e

de la desviación del sujeto, lo evidente es que la anor-malidad orgánica, lo conduce a un estado de desequi-

librio traducido en conducta antisocial ostensible .

Los niños de padres alcohólicos, epilépticos, sifi

lliticos, neurópatas o psicópatas, no sufren necesaria -

mente de esas dolencias, pero su organismo no tiene re-sistencia, ni vigor para sustraerse de múltiples fuerza s

que actúan sobre su personalidad .

Intoxicadas por gérmenes de diferente naturaleza ,

se muestran irascibles, díscolos, atrabiliarios, desobe-

dientes, pugnativos ; manifestaciones de conducta que l o

llevan directamente a no convivir con el orden social

establecido . La herencia, así, es un factor concomitan -

te, más no determinante del delito .

En el supuesto de tratarse de niños biológicamen-

te bien constituidos, el problema se traslada al cam-

po mesológico . Aquella orfandad del hogar hiere su s

sentimientos . Olvidados de sus padres, menospreciado s

por todos, sin más guía que su voluntad, buscan en su s

fuerzas la compensación debida a tanta injusticia

. Todo esto los aparta del hogar y de la escuela. Sintién-

dose solos, fatigados, heridos a diario adquieren cier-

ta repugnancia y 'odiosidad por quienes los rodean .

Su rebeldía, no es aquella en que la personalidad irrum-pe como un acto de protesta, es la.otra rebeldía de re-pudio a toda disciplina, a todo mandato, como sign o

inequívoco de su hastío y de su inconformidad . Buen

número de niños que han huido . del hogar para rodar

el mundo, . son aquellos en quienes ha muerto toda se

ntimentalidad, todo apego a los suyos. Resentidos por e l

maltrato que se les dió, dolidos por el menosprecio y

la violencia, sin esperanza de caricias, ni de halagos ,

dejan la casa paterna para buscar refugio en manos aje-nas . No siempre son éstas pródigas en , amor; aveces

encuentran otras que los pervierten . En estas circuns-

tancias la ley de vagancia o cualquiera otra de esa na-

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turaleza, cae sobre ellos inexorablemente, mandándolosa la escuela correccional, o, a algún calabozo de comi-saría . Esos niños necesitan hogar en .donde encuentre npaz espiritual ; padres más comprensivos, más humanos ,más cerca de ellos .

Nada de esto se hace en bien de estos chiquillos .Nuestra sociedad se contenta con organizar casas de asi-lo para alejarlos de todo contacto social, sin haberlo sestudiado previamente, ni averiguado el origen de es emalestar .

La vagancia no tiene otra explicación que el aban-dono espiritual del niño . En muchos casos no concu-rre en esta situación ni el factor económico, pues se da :la oportunidad de encontrar niños vagos perteneciente sa clases adineradas . Es que el abandono espiritual n osólo es el resultado de la miseria o de la ignorancia operversión de los padres, sino el menosprecio que se tie-ne por los hijos . Ese menosprecio tampoco significa ol-vido en atender las necesidades materiales del hijo, si -no la ignorancia de las necesidades propias del mucha -cho, del deseo de colocarlo sobre un plano de vida qu eno le corresponde, que le repugna y le hace infeliz .

Conozco un niño vagabundo, hijo de padres de magnifica condición económica, calificados como gentes educadas y piadosas, procedentes de familia

s de"abolengo". Pues bien, no obstante estas cualidades intrínsecas de los padres, cualidades que sirven para mantenersu buena reputación, ignoraban la naturalez

a vehemente del hijo, dispuesta a satisfacer necesidades múltiplesque encontraban oposición sistemática . Deseaba mant

ener camaradería y se le privaba de amigos so pretexto de no ser "decentes" aquellos con quienes pretendí a

jugar o estar acompañado ; buscaba distracción frecuente en los espectáculos púbicos, y se le prohibía

por tratar de mantenerlo en sumisión constante; pugnaba pormostrar su personalidad, y se le restringía toda activ idad, sometiéndolo a una odiosa tutela . En este ambiente-

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te de hostilidad continua, el niño no tuvo otro remedi oque abandonar el hogar y buscar en otra parte la ex-pansión necesaria . Si esos padres de familia hubiera nconocido la naturaleza del muchacho, no hubiese sidodifícil aceptar aquella camaradería ; ofrecerla distracciones ;dar libre curso a su personalidad, y procurar, as¡, que am eel hogar . Ese procedimiento razonable no lo habría apar-tado jamás de la casa de sus padres .

Naturalmente no puede olvidarse que la miseria e sfactor de importancia en la desviación de la personali-dad del niño . La miseria significa desnutrición, vidaantihigiénica, falta de medios para estudiar, elemento stodos que no sólo mantienen el vigor físico, sin

o Tambiénel espiritual . Cuando hay hambre no es posible exi-gir que el cerebro trabaje . Esa miseria provoca en etniño gran desaliento, desdén por todo esfuerzo, odio po rel bienestar de los demás, repulsión por las clases aco -modadas, y por consiguiente combate interno que lo con-

duce al robo, a la violencia y más tarde a los delitos d esangre .

U miseria en el hozar determina la delincuencia d elos padres en primer término, y por acción refleja la d elos hijos . Es el padre o la madre quien falto de re-cursos se dedica al robo y adiestra a los chiquillos aser cómplices de estos actos delictuosos . Aunque estáenseñanza no sea directa, el niño sabe que el padre ro-

ba, y que es el medio más sencillo de poseer dinero, y

procede en la misma forma, siguiendo igual línea de con-ducta .

Al lado de la miseria, o al margen de ella, la so-

ledad espiritual lo convierte en un sujeto hosco, hura-ño, receloso, con repugnancia por todo aquello que sig-nifique disciplina . .Esos_niños aborrecen la escuela tan-to .por habérseles amenazado con ella, cuanto por no sen-tir necesidad de relaciones sociales . Reconcentrados e nsí mismos gustan de amplia e ilimitada libertad , parasatisfacer toda suerte de deseos . Esa ansia de libertad

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irrestricta no les permite adaptarse al orden regular d e

una escuela ; ele allí su repudio .

La escuela que aún no ha llegado a estudiar a losniños y vive bajo el dominio de una disciplina de repre-

sión permanente, colabora a que se la odie y se la de -teste . Si estuviera organizada a base del conocimient ointegral del niño, éste sería colócalo en la zona de su sintereses . Viviría su vida regulada por un trabajo pro-

porcionado a su edad, a su capacidad y a sus habilida-des . No habría posibilidad de la fuga espiritual, ni dela material .

Las escuelas demmnidas "nuevas" acusan un tanto

por ciento muy reducido de nidos vagabundos, sencilla -

mente porque ellas ofrecen un mejor ambiente que e l

hogar . En la casa existe la pugna diaria entre los pa-

dres y familiares ; el divorcio entre éstas y los hijos ; elrencor o la envidia entre los hermanos ; la disciplina

drástica impuesta para satisfacer caprichos y prejuicios .La escuela, no ofrece ese espectáculo ; hay mayor sere-nidad y comprensión ; menor contienda, menor afluen-

cia de pasiones . El niño no se siente cohibido, ni pre-terido . No ws .un objeto, es un sujeto copartícipe de lasactividades de la escuela, en dondé .tienci no sólo obliga-ciones, sino derechos . El trabajo escolar no es el de laescuela clásica que impone aprender de memoria las pá-

ginas de un texto ininteligible, es el trabajo metódico ,gratinado y libre, en donde la personalidad del niño flu -ye con toda su riqueza y vigor .

La escuela clásica que olvida el factor per ;r„Sa:ilidpara entretenerse en una instrucción cuantitativa no pue-de moderar, menos modificar el carácter de los niños .Aoostumbrada, esa escuela, a considerar la obediencia, yla pasividad como el desideratum de la buena conducta,no convive ni tolera a quienes ostenten actividad, tenga niniciativa o posean dominio de sí mismos . De este errorinduce el abandono en que dejan a los niños no "disci-plinados ", quienes corren su propia suerte . Aquella se-tividad, inipiativa y dominio, que podían haber sido uti,

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lizados y transformados en fuerzas constructivas del es-píritu se desvían por rutas antisociales . El niño en est asituación no sólo desobedece, resiste, golpea, injuria po run acto de injusticia, sino por una rebeldía interior qu ese opone a todo mandato y a toda condescendencia ;así, la escuela ha dañado la personalidad sustrayéndolade toda actividad ele provecho para volcarla en 91 cien ode pasiones desenfrenadas .

El niño Se adapta con facilidad a cierto género d e

actitudes, especialmente a aquellas que van a proporcio-narle placer, a presentarlo con mayor honrbria, a con-vertirlo en pequeño héroe . Esa adaptación tiene un mar-

cado fondo de imitación . Imita las actitudes del padre o

de la madre ; del maestro o del camarada ; aquellas que

significan fuerza, áltaneria, dominio, orgullo . Imita des-

de el lenguaje procaz e hiriente hasta la actitud de ma-

tón . Piensa que presentándose así es más hombre, y má s

temible .Si en el hogar algún miembro de la familia tien e

una conducta antisocial, mostrándose como un sujeto vio -

lento, produciéndose de palabra y ele obra en tono y ac-

titud hirientes, vanagloriándose de sus fechorías, se pue-de estar seguro de que el niño habrá de tomar igual se-titud, superándola en muchas ocasiones .

En la escuela el fenómeno se presenta con igual' in-tensidad . El contagio proviene del camarada que tra econsigo aquel desvío de la personalidád . El niño admi-ra al chiquillo que cuenta aventuras y trapisondas ; men -tiras y raterías . Es un héroe, a quien imita y si-gue, incorporándose a la banda de muchachos que se ini-cian en actos delictuosos .

La escuela no sabe desviar aquella actividad . Juz-ga superficialmente a esa clase de niños ; los incorporaentre *los indisciplinados„ aplicándoles toda suerte d ecastigos desde la reclusión hasta la expulsirín definitiva .

Educar a esta clase de niños exige una acción per-manente sobre su conciencia . Ella consiste en aprove -char dé sus iniciativas en provecho (le ' la colectividad .

Iligiene í7lenta1

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Si el niño agrupa camaradas para hurtar, y los condu -

ce al éxito, ese niño debe tener en la escuela alguna res-ponsabilidad directa, en donde sea posible utilizar s uespíritu ele leader . En ni¡ vida profesional, supe, unavez, que un grupo de alumnos habíase coaligado paramaltratar a colegas matriculados en otra escuela . Lla-mé al jefe ele ese grupo y le sugerí la idea de organizar

una serie de fiestas sociales cuyo producto en dineroserviría para auxiliar a los . niños desvalidos de la lo -calidad . El muchacho y sus compañeros aceptaron elconsejo y trabajaron con éxito en la consecución de esepropósito . Así, la primera acción antisocial quedó,des- 'viada en otra de orden positivo . Nada hubiera hechocon aconsejar, castigar y frenar aquella disposición d ecomandar un grupo para fines ilícitos .

Igual actitud Asumí en presencia de otro aiU a .quien sus padres acusaban de formar en el barrio pan-dillas de chicos que se ocupaban en robar el boten d elos timbres eléctricos . Eneargué a esos nidos el cuid ado de las casas del bario, relacionándolos coi sus pro-pietarios que aceptaron gustosos esta colaboración . Deesta suerte pudo conprobarse que el robo .lhabia sido de -,enido, que los muros de las casas se encontraban limpiosde inscripciones, muchas de ellas obscenas .

Además del hogar y de la escuela hay otras fuer -zas que modifcan a diario la personalidad del niño . En-tre ellas, los espectáculos públicos, en especial el cine .

En estos últimos tiempos el cinematógrafo, es l amejor escuela, en donde el niño recibe instrucción obje-tiva de toda especie de actos delictuosos . Allí aprendelos últimos procedimientos para asaltar, robar, asesinar ,cte . Las gentes encaagadas de la censura de las pelícu-

las se detienen exclusivamente . sobre aquellas calificada sde "inmorales ", o _sea, las qua tienen argumentos rela -cionados con el problema sexual .

Hemos . visto en su oportunidad que el niño ;tienepoco interés por esta clase de películas . El lado sexualen la pantalla es cuestión adjetiva, aún ypra los ado-

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lescentes . Lo peligroso está en las películas que hiere nla imaginación del niño, en su segunda infancia, con es -cenas monstruosas ; y, en la adolescencia, con la infor-anación, que, en detalle les prestan, las tituladas "poli-ciales" . So pretexto de combatir el crimen cada pasajede esas películas no es otra casa que una lección objeti-va sobre la manera de ejecutarlo . El niño, no importasú .procedencia social, tiene vivísimo interés sobre los pro-cedimientos burra abrir una cerradura, escalar un micro,atacar a un Banco, plagiar a una persona . Tse interésse transforma, luego, en un deseo de imitar ese proce-dimiento, y por ello, no es raro encontrar en las escue-las o en los barrios de la ciudad pandillas de niños adies-trándose en lo que han visto en el cine . Numerosos sonlos casos registrados en los puestos de policía o en lostribunales de menores, en qua declaran los niños, haberejecutado un acto delictuoso bajo la influencia del cine .Esa transferencia de personalidad, analizada en capítu-las anteriores, nos indica el peligro que envuelve el cin ecuando no existe una s igilancia científica en la produc-ción y exhibición de películas destinadas a los niños .

El cine es un espectáculo de vator inestimable cuan -do se pone al servicio de la construcción espiritual d ela niñez y de la juventud . Muchos son los paises, e ndonde la reglamentación de este espectáculo, en su rela-ción con los niños, alcanza medidas drásticas, muy e nespecial para evitar el contagio delictuoso . `Poda cam-paña en esta marteria evitará que la conciencia d elos niños tenga un factor más cine los perturbe .

Junto a la influencia del cine, está la de la litera-tura destinada n los . niños . Pocos son los paises, en don -de so cuida de proporcionarles lecturas que contribu-yan a la formación de su personalidad . Hay punible to-lerancia por las novelas denominadas "policiales", que sonlas de mayor provecho _económico para editores y libre -ros . A los padres de famliia y a los maestros no les im-porta ,. que lean a Nick Carter, porque nada de desho-nesto hay en la serie de aventuras del policía ; no va

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contra la moral ni contra. la religión . No piensan, en cam-bio que el niño no siempre se connaturaliza con el de-tective ; se inclina m.ís liacia el delincuente, de cuyos pro-cedimientos para ejecutar el acto delctuoso se encuentra -pendiente . Así, las niños se adiestran, con el consenti-miento expreso de sus mayores, en la técnica de la de-lincuencia .

La. vida pasional del niño, a la cual nos hemos refe-rido, lo empuja a preparar su espíritu para actos anti -sociales . Buena parte ele los síntomas de conducta, endonde el niño se manifiesta irascible, pugnaf,o, des -obediente, envidioso, rebelde, desvía su personalidad pa-ra no admitir irás tardo, sino el dominio de sus pasio-nes . Esta, situación no se atiende en su debida cportu-nidad ; se cree que habrá de modificar su carácter en e ltrascurso de los años . No piensan, los adulto que eltiempo, precisamente, canaliza ' el espíritu del ni ,-Í(-,, endonde las pasiones hacen labor destructiva . No cruzar -se de brazos ante sonejante estado de cosas es deber pri-mordial de los educadores y de los padres de familia .

Entre los actos antisociales en que. incurre el niU,el de mayor frecuencia es el robo, al cual se le ha dad oen la escuela y en el hogar demasiada importancia, has -ta considerarlo como signo inequívoco de precoz crimina-lidad .

Sin embargo, conviene estudiar el problema con l aserenidad necesaria, a fin de indicar en dónde radicael mal, y procedzr, en consecuencia, a situar la cuestió nen su verdadero plano .

En la primera y segunda infancias ml atei .tedo contr ala propiedad tiene una explicación psicológica que ami -nora en gran parte el carácter delectivo del robo . Enefecto, el niño no tiene concepto de propiedad en la mis -ma forma que el adulto . Para el niño el inundo es su-yo . Todo le pertenece, y por ello pretende entrar en po-

sesión de lao cosas yue están a su alcance . Esta idea depropiedad tiene un contenido cuantitativo, no cualitati-vo . El niño ama las cosas y las desea por .la cantidad.

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Desea muchas muaceas, muchos trompos, muchas pelo-tas . Este deseolo demuestra coleccionando cuanto ob-jeto - tiene a la mano . Los bolsillos son los sacos del

"diablo" . Allí hay de talo : desde las piedrecillas re-

cogidas en algún paseo campestre hasta las plumas, .lá -

pices y lapiceros . Todo es suyo . No importa su proce-

dencia .

Este concepto cuantitativo demuestra cierto egoís-

mo y envidia . Por egoismo se apropia de un libro ; po r

envidia no desea que otro lo posea . Esa posesión causaen su espiritu un estado de, placer, que no está en re-

lación con la utilidad de las cosas . As¡, es frecuente ob-servar que el niño posee y defiende las cosas más bala-

díes a las cuales les da importancia, considerándolas d evalor insuperable . Un guijarro es un compañero inse-parable . Hay placer en su posesión .

La zona de intereses del niño es vastísima . No es la

del adulto que se circunscribe a una sola actividad . Esa

variedad de intereses lo impulsa a poseer las cosas qu e

están a su alcance . Lé interesa una flor, un libro, un aaguja . Siente la necesidad de entrar en posesión .de esos

objetos y lo consigue, si es posible por la violencia .En posesión dé ellas, el niño resulta avaro . No de-

sea compartir esa Posesión con persona alguna . Cuando

ee le . invita a compartir sus juguetes, o sus dulces con

miembros de su familia, se retrae y protesta . Pocos son

lus niños generosos . Cuando prestan los objetos que les

pertenecen, están atentos a su devolución .

Para satisfacer la posesión de las cosas por las cau-

sas anteriormente enumeradas, el niño se las apropia si n

iniramiento alguno .

A esta .situación de orden interno del niño, se su -ma la conducta que los padres de familia y los maestrosobservan respecto a la incesante demanda de los niños ,

para entrar en posesión de las cosas . Hay una oposició nsistemática para que satisfagan esa necesidad, lo cual d alugar a que surja en su espiritu una rebeldía constant eque lo conduce a apropiarse de las cosas .

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El niño ve sobre la mesa del comedor frutas y golo-sinas ; desea tenerlas . El mandato imperioso de la madrese lo prohibe . Entonces aprovecha la primera oportuni-dad para desobedecer y "robar" .

Además de estas necesidades de carácter orgánico ,que por su naturaleza no admiten dilaciones, hay ¿traspueriles a las que los padres se oponen sin razón algu-na . El niño quiere, por ejemplo, poseer un libro que h avisto sobre el escritorio del padre, quien se opone a usedeseo . Tan pronto como cesa la vigilancia, el niño s eapropia del objeto codiciado, y, así, aprende a desco-nocer la propiedad .

Aquel deseo es muchas veces periódico y específi-co . Trata de apropiarse únicamente de lápices, pluma so tajadores . La .familia se alarma de esta conducta, re -prendiéndolo y aconsejándolo para que no cometa esafalta, pues ello significa "robo', y la persona que as ¡procede es un "ladrón" .

Las palabras "robo" y "ladrón" tienen relativo sig-nificado para los niños de primera y segunda infancia ,

en quienes hay un deseo cada vez más insatisfecho d eposeer las cosas . Por ceso, antes de proceder a corregir-los, es urgente averiguar el origen de esa necesidad parasatisfacerla o no en la medida que es propia .

Un 80 por ciento de robo en los niños, se debe a qu esus deseos no se satisfacen, existiendo, _para ello, oposi-ción sistemática . En el caso anteriormente indicado d eapropiarse únicamente de ciertos objetos, se debe a"sim-ples actos de imitación o a exigencias de la escuela qdelos obliga a tener los útiles de enseñanza necesarios .

Como los niños no son ordenados ni cuidadosos pier -den con frecuencia los objetos de su propiedad y enton-ces son castigados . Esta continua represión los cohibe ylos sustrae de la franqueza necesaria para solicitar lo que

les falta . En esta, dolorosa situación no tienen otro nm-dio que apropiarse de lo ajeno .

Este hecho explica en la escuela gran número de ro-

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bos . Ta necesidad, la represión, lleva a los chiquillos aese apto antisocial .

Cuando esos intereses y deseos no encuentran lími-te y se proyectan míos allá ele la segunda infancia, es -tamos en presencia de lo que ha venido en 11smarseclepioniania . En este estado, el niño, se encuentra baj ola presión de una serie de imágenes que lo perturban ,yno le . permiten discriminar . Ta multiplicidad de in terc-ves nubla su juicio y lo sustrae de todo dominio . La vo-luntad está al servicio de una extensa zona de deseos qu ele es difícil dominar . Así, explcada la cleptomanía, l o;uaesario es reducir aquellos intereses a su mínimum ,determinar la zona de deseos y dar vigor a la volc,,tad .Mo no puede verificarse, sino a condición de sOnsfac , ;r

por grupos los deseos del niño . Dirigirse, en primer tér-mino, sobre aquellos para los cuales sienta mayor impul-so, y continuar por les demás en orden de intensidad .

Este procedimiento pedagógico para la cleptomaní aestá unido a un estudio psico-Inédito .

El robo resulta acto delictuoso cuando hay preme-ditación y confabulación . Esta situación es peculiar a la .adolescencia . Si el adolescente se encuentra bajo lo, tute-la de la escuela o del .hogar, es fácil desviar asa activi -dad estudiándola en todos sus detalles .

Desgraciadamente, aún en las Tribunales de Meno-res, el problema es tomado en su integridad . El robo esun delito, debe ser juzgado conforme a la ley, sin ave-riguar las antecedentes, ni las causas que lo originan .Tratándose de los niños no puede aplicarse la ley en for -ma irrestricta .

-Ia escuela y el hogar están en, la obligación de so-

lidarizarse en una acción común para sustrae %al niño d ela posibilidad ele confabularse para un acto delictuoso .En cuanto se hubiera sustraído de la autoridad patern apor razones ya expuestas, la escuela es la llamada a sus-tituir el hogar .

Esta, función social de la escuela no está lo suficien-temente determinada . Cuando se refiere a ella, se piens aen que la escuela integra la sociedad y colabora a su per-

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feoción y equilibrio, pero no se ha llegado a dar valor sus- ,tantivo a esta importante misión . La organización de la .escuela es exclusivamente académica . Todo se reduce aenseñar y a cumplir ordenanzas administrativas, en tan -to que el niño se encuentra abandonado a su suerte . En-,tre otras actividades, la escuela, debe colocar a los niñosbajo la tutela de los maestros, quienes estarían obligado sa vigilar por la salud espiritual de sus discípulos dentr oy fuera de la escuela . Estar atentos a su vida integral ,a la proyección de sus intereses y de sus deseos, y edu-carlos conforme a ellos .

Si la escuela estuviera así oranizada, y los niñosdependieran espiritualmente no sólo de sus padres, sin ode sus maestros, no llegaría el caso de. que abadonadossin piedad, formasen parte de bandas de niños delin-cuentes, nuchas veces bajo la dirección de criminale sadultas .

La escuela cumpliría la función social de impedi rsemejante contagio, y, entonces, el robo como acto delic-tuoso, se reduciría a su mínimum .

Otra característica del robo es el ejecutar el act ono por necesidad, sino por causar daño directo a ter -cera persona . En la escuela se presenta con frecuenciaeste tipo ele robo, especialmente entre los niños, de pa :sienes intensas . Resentidos por el menosprecio, prete-ridos en sus ambiciones, lejos de . todo cariño y condes-cendencia, hay en su espíritu un profundo rencor que s etraduce en dañar a sus camaradas . Para ello, roban yacusan de ese acto al colega de quien desean vengarse .

Dominar aquel astado pasional, ltevarlos a la sere-nidad es obra sustantiva de la escuela y del hogar, queno siempre se sustraen al deseo de conocer al autor de ldelito para castigarlo, convirtiendo, así, a les nhios endelatores . Toda delación en la escuela debe ser abolidaPara resolver problemas de aquella naturaleza el maes-

tro ha de tener la máxima serenidad y discreción paraimpedir que el mat se extienda o siga otras direccionescada, vez más funestas .

Muchas veces la multiplicidad de intereses y deseos,

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José Antonio rf nci Las

que lleva al niño a robar, lo coloca en un estado de an-

gustia traducido por una irascibilidad constante, por un a

desconfianza en sus fuerzas, por el deseo de estar solo .

Cometido el robo estos niños tiemblan, sudan, empalide-

cen, sufren accesos nerviosos a la menor insinuación o

sospecha de haberse cometido ese acto . En este caso hay

evidente trastorno psíquico, que requiere atención médic a

inmediata . Lo normal es que el niño, ante una acusa-

ción o sospecha, niegue rotundamente la acción y se de-

fienda con valentía, pero cuando no surge esta defens a

y, en cambio, hay manifestaciones como las indicadas an-

teriormente ; el problema no solo es pedagógico, sino mé-

dico .No es raro encontrar niños que adolecen de confu-

sión mental, o sea, la falta de correlación entre unas idea s

y otras, lo cual, como su no}ubre lo indica, no permit e

que el niño observe una conducta uniforme . Estos ni -

nos se encuentran al vaivén de intereses que no se en-

focan, ni en cantidad, ni en calidad ; hay una mezcla de

todo . La función auental de discriminar, de comparar ,

de juzgar, no tiene vigor alguno, y entonces, es fácil qu e

cal nido, jsustrayéndose ele toda convivencia social, , s e

apropie de las cosas sin saber por qué, ni para qué . E l

niño olvida en esta situación hechos y actos anteriores ;

no los relaciona, ni los aisla . En una verdadera confu-

sión de ideas, delinque .

Ni en la escuela ni en el hogar ha sido dable juz-

gar estas situaciones : Se ha dado al robo una interpre-

tación totalitaria desde el punto de vista ético, sin bus -

car su origen y concomitancias . Por eso, no es justo

producirse sobre estos actos "delctuosos" con la ligerez a

con que se acostumbra .

El delito de sangre es raro en el niño, y es produc-

to de la vida que lleva en el hogar . Se verá a qué cau-

sas obedece la enemistad y odiosidad entre herananos ;

el desafecto de lo-s hijos hacia los padres ; todo ello com o

consecuencia directa de la mala dirección qúe se da a la

vida pasioyal y emotiva de los nilios .

I~2f/2e it e Metatal

237

Para calmar este desastre espiritual -se ha buscad otoda clase de remedios, desde la internación absoluta e nescuelas correccionales, hasta la denominada libertad vi-gilada, pero no se ha herido en toda su intensidad l aconstitución del hogar, ni la nueva organización de l aescuela .

Las escuelas correccionales tuvcron por misión co-rregir . Internados los niños en esos establecimientos ,después de una sumarísima información de la pclicía .,-ecreía que privándoles ele libertad habían de mejorar deconducta y que los hábitos adquiridos'en la primera ysegunda infancia, el estado emotivo y pasional, había de

modifcarse sustancialmente .

Suposición errónea . Esas escuelas correcei(Dia'es só -

lo han servido y sirven _para aumentar en el espíritu d elos niños su odiosidad por toda disciplina y convivenciasocial . Algo más, en relación directa y personal eau de-lincuentes avezados en el crimen, han logrado adiestrar -

se en el delito . M recobrar su libertad, s tense n :csdueños de sí mismos y, por tanto, dispues s con ma- .

yor maestría a continuar por el cannino de la delin-cuencia .

Esas escuelas correccionales" no han estado ni está n

en la mayoría de los casos a cargq de un personal técni-co, integrado *por médicos y educadores . Sé ha confia-rlo el cuidado de los niños pre-délincuentes a congrega-ciones religiosas, que siguiendo sus propósitos sectario shan creído encontrar en las prácticas religiosas el desi-derátuan de toda reforma . La experiencia diaria y losestudios sobre la naturaleza del niño, enseñan que no esposible confiar la dirección espiritual de los niños a per-sonas no preparadas cien tificamente ira cumplir misióntan delcada . Por eso, los niños egresarlos de esas escue-las correccionales, no obstante de haber curoplido con . lasprácticas religiosas y ser calificados como sujetos piado-sos, delinruen con mayor gravedad, tan pronto como. re -cobran su libertad .

La personalidad del niño no puede construirse a

238

José Antonio Eizciizas

fuerza de oraciomxs y de sumisión incondicional' a pre-ceptos ' reli g iosos . La personalidad supone una serie d efuerzas que actúan poderosamente sobre la naturaleza de lniño, fuerzas que están por encima de las de orden reli -gioso . Tan evidente es la falsía de suponer que la con-ducta de los niños ha de mejorar por influencia religiosa ,que ellos mismos manifiestan que es muy fácil sustraer-se de todo castigo, confesándose y comulgando, y una ve zen la calle resultan reincidentes .

He visitado en Europa michas de cuas escuelas, di-rigadas por retigiosos, y no he encontrado una sola, e ndonde se, lleve por lo cienos la ficha psico-médca delniño, menos la colaboración del médico especia .listi+, n idel educador . Se contentan con mantener la disciplinamás férrea entre los asilados, suponiendo que la fuerz ay el castigo pueden dominar la tempestad que reina e nla conciencia de los recluídos . Et mismo trabajo ma-

nual, la preparación para al0ún oficio, no modifica l apersonalidad que se encuentra en pleno desvio ; esperan -do la- oportunidad de manifestarse con mayor violencia .

Esas escuelas correccionales no pueden ni deben se rtales escuelas, porque nada hay por corregir en el senti-do estricto que se da a este vocablo . El problema esmás vasto ,y más complejo, envuelve la constitución de lhogar, la organización de la escuela, la vigilancia de lniño en todas partes y con toda oportunidad .

Los mismos tribunales de menores, no tienen impor-tancia sustantiva porque están organizadas bajo los prin-cipios generales de la penalidad para los adultos . Elmismo procedimiento de expedientes y sentencias no con -templa ni resuelve el problema de acuerdo con los da -tos ofrecidos por la psicologia y sociologia infantil . Na-da puede hacer un juez severo, hombre acostumbrado alas prácticas legales, si no tiene gran experiencia en e lconocimiento, manejo y conducción de los niños . Esostribunales no pueden ser otra cosa que clínicas médico -pedagógicas, dirigidas por médicos y educadores de vas -ta experiencia, quienes 7starán a cargo de una verdade-

Higiene Mental

239

ra profilaxis social, teniendo en sus manos, desde la vi-gilancia del hogar que estropea al niño, del cine que per -vierte, hasta la escuela que malea su . personalidad .

T.a escuela correccional ha de transformarse— co-mo se ha hecho en muchas partes— en un hogar para ni-ños con , anomalías de su personalidad . Verdaderos ho-gares en donde encuentre lo que no tiene en el suyo : ea.riño, lealtad, tolerancia, comprensión ; todo bajo la vigi-lancia ele médicos y de educadores . Nadie ni nada pued eeducar a los niños, sino un hogar . Una escuela severa ,dirigida por gentes hoscas, desamoradas, reñidas con l apaternidad o con la maternidad, víctimas de prejuicios ,sin tener en el alma la fruición espiritual de haber te -nido hijos, no puede educar .

Felizmente ya no se sigue este camino . Gran part ede los lugares, en donde se asila a los niños, impropia -mente denominados delincuentes, tienen la organizació nde un hogar . Sus directores son padres de familia queviven con los niños la vida del hogar matizada de ex-quisita tolerancia y comprensión . Es en estos hogares ,en donde se ha puesto en práctca la denominada liber-tad vigilada, que consiste en que el niño vuelve a su ho -gar propio y s p incorpore a la sociedad sin grandes es-fuerzos ni violencias .

Esa libertad, como su nombre lo ináica, está some-tida a una vigilancia prudente, seguida de cerca por per-sonas preparadas especialmente en el cuidado y trata -miento de los niños . Esas visitadoras sociales ejerce nverdadera tutela, intervienen en la vida de éstos a cadamomento y en toda circunstancia . Su inisión consisteen evitar que desvíen su personalidad por las fuerzas so-ciales que lo circundan .

Así, bajo el patrimonio de gentes especializadas e nel conocimiento de la naturaleza integral del niño, elproblema de la delincuencia resulta un asunto de profi-la.xia social, cínico medio (le combatir el crimen .

CAPITULO XI X

EL HOGAR

SUJL1Rlo :

El hogar no debe cuidar sólo la salud tisica del hijo ,sino. también, la mental .

Es necesario para ello que reine la paz espiritual entrelos cónyuges .

El niño no es un elemento pasivo en el hogar . Se dacuenta de las dificultades espirituales en que seencuentran sus padres .

El hogar no debe torturarlo con escenas de violencia .No manifestar malestar en presencia de los hijos, n1 ha-

cerles participes de antipatías y de odiosidades exis -tentes entre los que integran el hogar .

Una cooperación de voluntades debe dirigir la conduct a

de los hijos .No establecer preferencias entre ellos .El Itijo primogénito exige cuidado especial en su prime-

ra infancia .La influencia de los parientes : abuelos, hermanos, tíos ,

etc., es determinante en la conducta del niño .Debe cuidarse mucho la salud mental de hijos de ma -

trimonios diferentes .Las relaciones entre padres e hijos deben ser tales qu e

no perturben la tranquilldad de los primeros .La personalidad del niño es muy deleznable, por eso

conviene mantener su Integridad .El clásico principio de autoridad paterna debe dar paso

I-Jiqiene Mental

241

a una mayor comprensión y tolerancia respecto de

la personalidad del niño .La educaelón pro-escolar es necesaria y urgente .La madre debe prepararse para cumplir con la misió n

de educar a sus hijos.

La madre no debe apocar, insultar, zaherir a sus hijo sen presencia de otros .

Debe ser muy cuidadosa en diagnosticar a sus hijos d enmlcriados, perezosos, tontos, etc . Jamás hacerl o

cuando están presentes sus hijos .En igual forma no debe entusiasmarse con hijos sobre -

salientes, especie de nidos prodigios .

No siempre es signo de inteligencia el prematuro des -arrollo q ental del (liño . A veces esa precocidad e s

peligrosa .Tampoco debe prodigar al hijo extremada alabanza acer -

ca de su obediencia, sumisión o pasividad .El niño es activo por naturaleza . Lo contrario a .esta ac-

tividad es sfntoma de trastorno en la conducta .Si tiene algunos datos que ofrecer al maestro o al mé-

dico, sobre la conducta de sus hijos, debe hacerl o

en privado.

No castigar, insultar, acobardar a los hijos que no sea nsobresalientes en la escuela, que no triunfen en suslecciones , o exámenes .

No entusiasmarse con los hijos pródigos en "memoria" .No pensar que la mejor escuela el aquella en donde s e

enseña a rezar o en donde se dan "lecciones" y"hay disciplina" .

No creer en la eficacia de premios, medallas y otros sig-nos de distinción que las escuelas ofrecen con fine scomerciales .

No creer que la misión de madre se cumple alimentand oal hijo, y prodigándole todo género de comodidade smateriales .

El niño no sólo necesita de pan, sino de amor y de com-prensión .

Jamás Insinuar al maestro que castigue a los hijos . Lo smaestros no son verdugos : son educadores .

La madre debe cooperar con la escuela, siendo maestr ade sus hijos.

Debe concurrir a diario a la escuela e Informarse sobr ela vida integral de su hijo .

-Bebo ofrecer al maestro y al médico los datos que se l eHigiene Menta! 16

242

.Toaé Antonio Encinas

pidan sobre la vida de sus hijos y la de su hogar .No confiar demasiado en la escuela, cuya misión no pue-

de reemplazar a la del hogar .La madre necesita serenidad, paciencia, librarse de pre-

julcios sociales y religiosos _para orientar la con-ciencia de sus hijos .

Todo lo expuesto en las capítulos anteriores supo-ne un, nuevo concepto de la organización del hogar yde la escuela, así como una nueva clirección espiritua lcue los padres de familia y los maestros deben dar a s umisión .

El hogar está constituido a base de un proceso ro-mtíntico, bajo la inftuencia de prejuicios de clase, o envista de situaciones de orden económico . Hay descuidoen el lado biológico y no se da importancia al psiquism ode los progenitores .

Es cierto que el hogar cuida ele la salud física de lhijo . Sabe que es necesario conservar el vigor del cuer-po y para ello lo cuida y lo atiende en todo lo relativoa su higiene física . En cambio, olvida el aspecto psíqui-co del hijo, a quien supone con una mentalidad y co nun psiquismo iguales a los del adulto, por lo menos idénti-cos en potencia . Se le considera "hombre pequeño ' y seignora que tiene una. naturaleza propia en nacía pare -cida a la del adulto .

En los últimos tiempos, el aspecto biológico . del ho-gar adquiere importancia a medida que las leyes sobreherencia han logrado ponerse al alcance de gran part ede la colectiviclad. . Ya se sabe que hay enferni~es quese heredan, otras que predisponen y favorecen . Los co-nocimientos ábre eugenesia se propagan y llegan al he -gar sombrando inquietud y consigucnte cuidado .

El lado romántico del hogar cede ante las exigen-cias económicas . Se busca por doquier el bienestar ma-terial . .Pero este cambio de frente no resuelve el pro-blema porque la espiritualidad no está 'sometida a lamaterialidad . El dinero, no lleva la paz espiritual aI

Higlene . Melatal

243

hogar . Aluchas vecps la agrava, porque no provoca e nlos hijos ningún esfuerzo por superarse . Las niños queproceden de familias adineradas tienen menos persona-lidad que los pobres, sencillamente porque los primero sviven bajo tutela permanente ya sea de los suyos o d ela sociedad para cuyos prejuicios viven . En cambio, lo ssegundos llegan pronto a la libertad material y a la es-piritual . Apartados de aquellos prejuicios se desenvuel-ven con mayor vigor .

La personalidad det niiio adinerado se traduce e nun desmedido orgullo y petulancia, en un menospreci opor los demás, en un desdén por todo aquello que n ose refiera a su persona . De otro lado, manifiesta pasivi-dad, cuando la tutela se ejerce sobre él sin tasa ni me-didla . Esa pasividad va a estallar cuando la tutela de-

je (le ser, y entonces, libre de todo freno, dará pábulo aun sinnúmero de desmanes .

En esta forma el dinero prodiga bienestar material ,

paro el alma está en pleno y doloroso abandono . Los mis -

mos padres de familia., orgullosos de su riqueza piensanque el dinero lo puede todo, y por eso entregan sus hi-

jos a manos mercenarias .Ias "atenciones sociales " noles permiten cuidar personalmenke de los suyos . Se librande la molestia de atenderlos arrojando un puñado d emoneclas .

A lo que no ha llegado el hogar es a mantener l apaz espiritual entre sus componentes . Mientras ella noexista, no puede realmente hablarse de hogar en el ver-

dadero sentido del vocablo . No es el hogar en donde hayreyerta continua, desafecto profundo, incomprensión ma-nifiesta. Si todo esto redundara en perjuicio dé los cón-yuges, el problema estaría resuelto mediante. el divor-cio . Pero en el hogar, el niño es el sujeto por excelencia,sobre quien refleja directamente la felicidad o la des -gracia .

Esa espiritualidad en el hogar requiere serenidad ,equilibrio, comprepsión y tolerancia- mutua entre los cón-yuges para aseguras el porvenir psíquico del niño . Si

244

José A9atonio Encinas

éste se encuentra al vaivén de las pasiones de sus pro -genitores, puede estarse seguro de que su personalidad ha -brá de sufrir graves e irreparables perjuicios .

El niño, en el hogar, no es un elemento inactivo co-mo se supone, destinado a la obediencia y a la pasivi-dad ciegas . Es, al contrario, un sujeto que toma interés ,y se da cuenta de la situación espiritual en que se en-cuentran sus padres . Seguramente, el niiio no participa ,hasta muy entrados sus años en la segunda infancia, delas dificultades , de orden económico, pero aquellas re-lacionadas con el matestar y pugna frecuente en que vive nsus progenitores, son de su conocimiento inmediato . Pre-sencian'a diario escenas dolorosas, cuyos actores princi-pales son sus padres, participan de esas escenas, se so-lidarizan con unos u otros en una dañosa tensión espiri-tual que los fatiga y los priva del necesario equilibrio .

Ea las escuelas es fácil observar a esta clase de ni-ños, cuya conducta se proyecta en el aula, ya sea en e lsentido de una tristeza peculiar, signo inequívoco delcombate librado en su espíritu con las escenas vistas e nla casa, con marcada irascibilidad que desfoga, así, to -da la amargura ele su vida ..

.Cualquiera de las anteriores situaciones es perju-dicial para la vida integral del niño, en quien hay u nexceso de emotividad que no le permite dedicarse con efi -ciencia a sus tareas escolares, . menos a formar una per-sonalidad recia .

De lo dicho se deduce que las padres de familia de -ben guardar en el hogar la mayor armonía que sea po-sible. En todo caso cualquier malestar debe ventitars elejos de la . presencia de los hijos, si se quiere evitar u ninútil y dañoso desgaste de energía .

Esa falta de espiritualidad no sóld se detiene en la;cónyuges, sino que se proyecta directamente sobre lo shijos, en quienes descargan su malestar . Hay padres defamilia que están atacados de neurosis, o sea dispuestosa violencias continuas por motivos sin importancia . Enesta .situación, reprenden a los hijos, los castigan, msul,

II ig le ne 111.enia1

245

tan, menosprecian y zahieren . El niño se sobrecoge deespanto y de miedo, cobrando por sus padres profund aantipatía., transformada más tarde en odio manifiesto .

No es posible someter a los nidos a esta permanentetortura con menoscabo de su salud integral . No se pien-se que son indiferentes a los actos de injusticia cometi-dos con ellos . Se clan cuenta inmediata, de la antipatía d esus padres, y entrames se sustraen de su dominio, valién-dose de una resistencia cada vez mayor, o sometiéndos ea una pasividad enfermiza.

Estos nidos injustamente maltratados en el hogar ,tienen en la escuela un ceño manifiesto de tristeza . Se ais-lan con frecuencia de toda camaradería ; esencialmenteemotivos desconfían de todo,y de todas . Piensan_ ver enloa maestros y camaradas personas dispuestos a hostili-zarlos . Tal situación psíquica mina su personalidad, res-landoles vigor y* lozanía.

El derecho de los padres sobre los hijos no llega a lextremo dé convertir a éstos eu víctimas propicias parasu neurosis sádica, en la cual sienten placer y fruició nen castigarlos de palabra y de obra . Se piensa que los ni-ñas desvían con facilidad el insulto, la calumnia o el ve -jamen . Nada más inexacto . Seguramente un castigo cor-

poral tiene menos trascendencia que uno de orden mo-ral . Et niño que ha sido puesto en la picota del ridículo ,tiene un profundo resentimiento qué perdura a través d etoda su existencia . Difícilmente olvida los vejámenes su-fridos . los desaires inferidos . Han herido su conciencia e nforma indeleble, convirtiéndolo en sujeto renegado y hos-til para con los suyos . Desafecto Sue llega . al extremo deapartarlo definitivamente del hogar .

Precisa, para no causar tanto mal a los hijos, qu elos padres de familia se disciplinen y no traduzcan sumalestar en actitud hostil para con los niños . Ningún pro-blema relacionado con el carácter es posible resolver me-diante la violencia . El mejor instrumento para formar l apersonalidad de un niño es el amor y- la tolerancia. Lafuerza sólo puede crear esclavos, jamás hombres libres .

246

José Antonio Lncilaa s

La divergencia entre los padres de familia en relació n

con los hijos se traduce con frecuencia en órdenes y con-

traórdenes, . sin , que éstos sepan a quién obedecer . Estaambivalencia de la conducta de los padres los torna in-decisos, suspicaces, recelosas, poniéndolos sobre avisopara utilizar en su provecho tal disparidad en la conduc-ción del hogar . Conviene, entonces, que los padres de fa-milia se pongan de acuerdo para dirigir la conciencia d e

los hijos, dirección uniforme en el procedimiento y en l a

tendencia educativa . En todo caso, debe existir cierto ha-

lance en sus actitudes. De lo contrario es provocar en la

conciencia de los hijos antipatía hacia los que se oponen

a sus deseos, y simpatía para quienes los favorecen .

En el caso de familias con varios hijos, .toda prefe-

rencia por cualquiera de ellós es peligrosa . Et hogar de -

be tener no sentido democrático . La igualdad en el ca -riño, es cuestión básica para la dirección espiritual . Sí *

cualquiera de ellos malicia que es preterido . en favor d ealguno de sus hermanos, surgen las celos con la secuel a

de envidia y de odio .Con el primogénito debe tenerse nmyor cuidado por

la situación excepcional que se le presenta tan luego na-ce el hermano. Como hasta entonces había sido prácti-camente el amo del hogar, rodeado de todo género d eatenciones, y cuidados sin límites, se ve despojado, de

pronto de esa especie de reyecía . Perdidas las caricias, ob-

Higiene Mental

24 7

Los padres de familia, en consecuencia habrán denianfrner por el gnrinnogénilo la misma simpatía y cari-ño ofrecidos antes de ci ne viniera el segundo hijo . No sele debe áliandonar, y cuando llegue la oportunidad d eexplicarle la presencia del recién nacido, debe establecer -se de inmediato la relación. (lo parentesco, la necesidadde prodigar mayor atención al hermano a causa de su de-bilidad y de su incapacidad para bastarse a sí mismo .

Esta verdadera equidad en el tratamiento ele los hi -los no permitirá que surjan entre los hermanos .rivalida-des funestas . En caso contrario, no es raro observar qu ela antipatía (le un hermano a otro se genere en el Impar ,antipatía que se convierte en odio de funestas consecuen-cias .

Después de la inftuencia dalos padres viene ta d ela; abuelos, en especial de la abuela materna, cuyo pre -dominio en el bogar es tradicionat . El nieto se ve some-tido a los capriclios y oxigencias de una. persona de men-talirlad inflexible que trata de imponer un régimen d evida contrario a su naturaleza . La diferencia de edad en-tre abuela y nieto no permite equilibrio mental alguno .Con frecuencia los abuelos son vencidos en el combate conlos nietos, quienes refuezan su personalidad en el sen-tido de imponer su voluntad, imposición- que se extiend esobre los demás familiares .

La influencia de los abuelos debe ser dirigida y liuri-tada por los padres, quienes están obligados , a no permi-tir que persona alguna., ni fuerza alguna, perturbe et pro -ceso, normal de la formación de la personalidad de sushijos .

En igual plano se encuentran los tíos y tías, muy e nespecial cuando los niños quedan en poder de estos pa-rientes por muerte de los •padres . Si en el nuevo hoga rlos tíos tienen hijos, la situación cic los sobrinos e, dolo -rosa, porque es difícil mantener el equilibrio espiritua la que nos hemos referido . Han de existir prefúrencias ex-plicabtes, connbate diario entre prinnos, manifiesta riva-tidad entre ellos . Todo esto modifica, la personalidad de

248

José Antonio Bocazas

unos y de otros, si los tíos, dándose cuenta de su misión,

no mantienen la serenidad necesaria para no amargar

la vida de los hijos y de los sobrinos .Cuando el niño vive bajo la tutela de tíos solteros ,

en especial de tía soltera, se presenta la misma situació n

que entre abuela y nieto. En estos casos no es raro en-contrar profundas rivalidades entre la tía y la sobrina,

cuando no hay gran diferencia de edad y compiten en e ldenominado "mundo social" . Buena parte ele las trage-dias conyugales se debe a matrimonios realizados por es -

capar de aquella odiosa tutela .

Es tradicional la mala idea que se tiene de la ma-drastra o del padrastro en su relación con los hijos del

primer matrimonio. Surge en 'el espíritu de aquéllos une,

disconformidad para guiar por igual la vida espiritua l

de los niños. Hay odiosas preferencias, animosidades si n

nombre, que provocan rivalidad y odio entre los niños ,estados de conciencia que perduran por toda la existencia .

En las escuelas esos niños no llegan a comprender-

se, no tanto por culpa _suya, sino por la de los padres,

quienes en el hogar han abierto un surco profundo a tra-

vés del cual es dificil que los hermanos se tiendan la .mano .

Nuestras leyes, guiándose por prejuicios sociale s

que aún no desaparecen, han clasificado a los hijos, pro -moviendo en la conciencia de éstos, estados de superio-

ridad y de inferioridad absurdos . Los hijos denominados

ilegítimos contienden con los legítimos. En hz vida del

hogar, y en el de la escuela, los legítimos se sienten or-

gullosos de su ascendencia, los ilegítimos sufren un com-plejo de inferioridad . Es frecuente el caso de niños ile-

gítimos que resultan con gran ri,ueza mental, que supe-

ra a la de los legítimos y, cntouces la pugna es mayr,r, hrivalidad y la envidia más intenras .

Este desastre espiritual habrá de perderse tau pr<ar

to como las leyes borren de su articulado tan odiosa ela-sificación, que tanto daño causa a los nidos .

Lo expuesto anteriormente nos lleva a insistir sobre

XZigiene Mental

24 9

algunas ¡consideraciones generales de las cuales van a de-ducirse los más saludables consejos de Higiene Menta len relación con el hogar .

Si en el hogar hay, sobre todo, paz espiritual o se acomprensión y serenidad entre los cónyuges, la- vid amentat del niño y su personalidad están nseguradas con-tra. todo posible trastorno y desvío, tanto en la infanci acono en la adolescencia y madurez . De lo contrario ha ymuchas probabitidades que resulte con un dudoso porve-nir espiritual .

Cuando la escuela recibe a niños en cuyo hogar nohay equilibrio posible, se encuentra en la imposibilida dde educar o sea de llevar a la conciencia, ta máxima se-renidad y el mayor vigor-

Aquel desequilibrio en et hogar repercute no sólo e nsu constitución, sino en la vida mental de los hijea . Laprimera desavenencia entre padres e hijos proviene de u nestado de antipatía de los primeros sobre los segundos .Es duro pensar que esa antipat.ia exista., pero la realidadnos convence .

El padre pretende la sumisión absoluta del hijo a.su autoridad. Supone que como heredero suyo, no sólo desus bienes, sino de su prosapia intelectual o social debe .responder en todo momento a sus esperanzas . Cuandoellas resultan fallidas, y el hijo se manifiesta con lenti-tud mental, con trastornos del carácter, no n iay la compren -sión ni la tolerancia necesarias para seguir el curso natu-rat ele las tendencias del muchacho . Una sistemátca opo-sición a sus deseos, afciones, habilidades es la consecuen-cia inmediata.. El padre trata de imponer al hijo una pro-fesión o un oficio determinado por el cual no hay sinrpa-tia. Se interesa porque el hijo resulte el mejor entre su scondiscipulos . Le mortifica que no triunfe en la vida .escolar. Pretende que guarde las mejores "relacionas so-eiales", oponiéndose a que sus camaradas prr,vengar de l"bajo pueblo" . Insiste en que guarde la máxima, compos-tura dentro y fuera de la casa. Todo es él, el padre. S¡:s

250

José Antoirio incínas

gustos, tendencias, preferencias y ambiciones deben im-pone-se. El hijo es nadie . Ante esta situación de ec .nrbate desiguat . es lógico que surja la antipatía que ruinaIn conciet_cia del niño, apartándolo de toda -Alción es-pir: tual con sus padres .

llene 1r-nerse presente que la personalidi . del niñu

es la más deleznable que uno puede imagivacsa . Une

tal delcadeza que no es posible jugar impun2rac :c:.tc can

sus emociones y pasiones . De allí que el padre antes de

imponer su personalidad debe someterse a la del hijo, vi-gilándolo y cuidándolo, dándole toda oportunidad de vi-gorizar su energía mental y psiquica . No se piense qu een lo dicho hay indisciplina . Si por disciplina se enlien-de el predominio de la fuerza, la sumisión incondiciona tdel hijo, naturalmente no partcipamos de ella . Pero sila disciplina cs la convivencia espiritual, la comprensió nmutua, la tolerancia, 'el saber colocarse a nivet de la men-talidad de los niños, lo preconizado, jamás puede ser in-disciplina .. Nada hay más funesto para la salud integra ldel niiiio que la soberbia y- el orgullo de los padres. Elpoter-fantilia clásico, gran señor, dueño y amo de la vi -da de los hijos, debe desaparecer para dar lugar al honrbre sereno, sencillo, comprensivo y- tolerante, con as atolerancia. que se ajusta sin esfuerzo a las exigencias sa-ludables del hijo, o que sabe apartarlo, sin violencia, d eaquellas otras que puedan perturbarlo . El secreto paralograr esta actitud está en saberse disciplinar, en no sen-

tir la tremenda tortura de que no es `autoridad•' . Paralos hijos la autoridad debe traducirse en amistad . El pa-dre debe ser el mejor amigo del hijo . Nadie como él, escapaz de conducirlo con mano maestra y suave a travésdel sinnúmero de dificultades que al niño se le presentanen el curso du su existencia inquieta y multiforme .

El combate entre el hijo y el padre, se aminora cuan -do se trata de la hija porque a ésta, siguiendo tradicionalprejuicio, no se la considera sino como persona que est áde paso por el hog r, Está destinada a formar otro. en

$igie-rae Illeicta.l

251

donde habrá de sufrir la inftuencia del marido, y po rtanto no es la llamada a perpetuar las virtudes y exce-lencias del progenitor . Con este concepto egoísta, la hij ano es materia de cuidados en el grado en que lo es el hi -jo. La educación de aquétla se detiene sobre la superfi-cie, apenas se la instruye en los conocimientos más ele-méntales, inculcándole, en cambio, una serie de prejui-cios que van a destruir su espiritualidad . Se la inicia ,desde muy temprano, en lo que ha venido a llamarse"sociedad" en donde el contagio por todo lo artificial qu etiene la existencia es inmediato y funesto . La chiquill aengreída :por su belleza, o abandonada por su fealdades la persona en quien et padre pone menos cuidado .

Semejante abandono es inconcebible si se piensa quela educación de la mujer en cantidad y calidad es tan-to o más importante que la del varón . En la mujer re-

side toda la dirección del hogar, en espaciat la educa-ción de los hijos .

Nos hemos esforzado en este libro en demostrar qu ela educación pre-escolar as básica, y que ella es potesta-tiva del hogar en donde el niño sufre sus primeras eino-sienes y proyecta sus primeras pasiones . Esa eclosión de l

espíritu infantil requiere extremado cuidado, dirección

científica, carencia de prejuicios . La, ruina espiritual delhogar es consecuencia directa del abandono en que se h a

tenido. y se tiene a la mujer. Considerada con un menti-do complejo de inferioridad, se la ha colocado fuera d etoda actividad espiritual, entendiéndose por tal, la fuer-za interior de mejorarse y da sustraerse a prejuicios d eorden social y religioso que no le permiten caminar co nlibertad . Ese encadenamiento con el pasado intcrrúmjretoda flexibilidad mental . Pegada a la tradición, continú amodelando la conciencia de los hijos bajo la amenaza yel temor de ultratumba, martirizándolo con una discipli-na drástca, con olvido punible de la naturaleza del ni-ño. Cuando la mujer se haya superado y libertado de In -do prejuicio, la espiritualidad del hogar tendrá una só-

252

Jose Aittonio Encinas

lides base, y no aquella artifcial y deleznable en queactúa .

.La madre en relación con los hijos tiene 7a impor-

tancia de ser la única quo estó junto a ellos . Es misión

en el hogar es, ante tollo, la educación ele los hijos . El

cuidado por ellos, generalmente, se circunscribe a do-

tarlas del mayor bienestar material posible, paro se olvid a

la salud psíquica de los ehiq.uitlos, quienes resultan es-tropeados en sus manos, precisamente por no haber te -nido oportunidad, no sólo de conocer la naturaleza de lniño, sino por seguir invariablemente la ruta trazlda e nla educación recibida por ella. De esto resulta la mayo rintolerancia de la madre que del padre, la mayor incom-prensión respecto a sus hijos . Esa intolerancia e inconn-prensión se traducen en desmedidas exigencias, en vigilan-cia mortificante, en deseo de obediencia. Esta actitudmental, la vuelve irascible porque combate con niños cu -ya naturaleza desconoce . La neurosis de'la madre es, as¡ ,explicable. Se vuelven "locas", según su expresión fami-liar,'ante la inquietud, malcriadez e insolencia de lo schiquitines. Pierden la "paciencia", se enfurecen y des -ahogan su nnálestar en los hijos a quienes trata con cruel-dad . No es necesario que dita crueldad 5e traduzca e ncastigos corporales, insultos y vejúnnenes — que son fre-cuentes en el hogar —basta que el niño sea sometido ala tiranía espiritual de la madre para que sufra las con -secuencias de un estado de conciencia permanentement emartirizado .

Como la' madre asume de hecho la educación de lo shijos, no tiene como el padre, la visión egoísta de que e lhijo lo siga en sus gustos y aficiones, sino que aferrad aa 'todo género de prejuicios, desvía la personalidad de lniño. Ella es quien directamente acusa a sus hijos detorpes y de "malcriados", o exalta su precoz inteligen-cia. Bajo el imperio de esta creencia entabla verdader acompetencia con el maestro a quien pretende imponeraquellas ideas nacidas al influjd de fugaces pasiones, o

Higie:-ae Ate+atal

25 3

de ignorancia manifiesta . El padre se sustrae a esta ac-ción de la mujer, porque supone que a ésta es a la únicaque le correspondo educar al hijo . Se considera desligadode toda acción directa en esta materia . Le basta aportarel bienestar económico.

Educado el niño bajo la influencia exclusiva de hamadre, resulta : o un sujetó tímido, incapaz de grandesesfuerzos ; o una persona Sue carece de toda disciplinainterior y por tanto está a merced de caprichos ajenos opropios .

La hegemonia de la madre va más allá del hogar .

Cuando el hijo está en edad escolar escoge la escuela ,que ha de ser la que mantenga sus prejuicios y capri-ehos . No gusta que vaya a las escuelas públicas par a

no mezclarlo con las gentes del "puoblo" . Supone queel mejor colegio es el dirigido por alguna congregació nreligiosa, porque allí les enseñan el "temor a Dios" .

Está profundamente convencida que el rezo, es parte in -tegrante de la formación espiritual del niño, y no admi-te la escuela laica, ni la del proletario . Como' ha sid oinstruída a base de un excesivo mecanismo ele la memo-ria, auxiliada por innumerables textos de enseñanza ,lecciones, exámenes, premios, eté., , no considera buen co-legio aquel que se ha sustraído de este inútil formalismo .

Bajo el dominio de estos prejuicios persigue incen -•samente al niño para que estudie a diario y a toda ho-ra . Debe ejecutar trabajos escolares a domicilio, lleva rla libreta semanal con los . calificativos más altos, figura ren los cuadros de honor, llevar cintajos de distinción .

Cuando nada de esto ocurra; y al contrario, la conduc-ta del niño deja mucho que desear, la mortificación' yel clesasosiego son continuos . El niño se ve, así, ator-mentaclo permanentemente, sometido a un esfuerzo supe-rior. a sus' energías, lo cual' lo aparta paulatinamente d ela escuela, haciéndola odiar y retirándolo de todo esfuer-zo constructivo . Gran parte de' los niños que tían llega-

254

José A+atonio Encinas

do a la adolescencia fatigados mentalmente, se debe aesa conducta arbitraria de la madre .

Para evitar estas errores conviene indicar que l amejor escuela es aquella, en donde se estudie la natura-leza del niño y coopere con el hogar . Nada del aspectoartificial y formalista de la escuela tiene valor . Lo sus-tantivo está en que no se descuide la formación espiri-tual del niño, para lo cual el auxilio del hogar es de to -do punto de vista necesario . Lo demás, las escuelas e ndonde se educa la gente "decente", aquellas en que ira -para el catecismo, o las otras en que se deslumbra a lo spadres de familia con escenas espectaculares, dañan l apensonalidad del niño en lugar de construirla . Si laconviveícia con la gente "decente", si el aprendizaje delcatecismo sirvieran para modificar la conducta del ni-ño, no habría disensión posible al respecto . Desgracia-damente eso no ocurre . Et niño continúa desenvolvien-do su personalidad al margen de esas fuerzas impues-tas por la sociedad .

Por todo lo dicho, 'al hogar debe cambiar sustan-

cialmente de actitud frente a la escuela . No debe su-poner, ni inculcar a los hijos que es un lugar de -expia-ción, ni un centro destinado a propaganda sectaria po-lítica o religiosa, sino considerarla como un verdaderolaboratorio, en donde ha de analizarse el espíritu de lniño para dirigir convenientemente su educación .

Los padres de familia están obligados a proporcio-nar a la escuela todo género de datos sobre la vida d elos hijos; informar, inclusive, 'sobre las dificultades de lhogar, a fin de establecer el verdadero equilibrio en l aconducta del niño .

Este nuevo concepto de la escuela debe abarca rtambién al maestro a quien se le menosprecia, conside-rándolo un humilde servidor de la sociedad, sin pen-sar que tiene más valor que el médico o el sacerdote, por -que el primero opina sobre la materia, y el segundo so-bre una ilusión ; mientras que el maestro dirige la men-talidad y construye la personalidad del niño .

Lligicit•c Me-rttal

255

Cuando el hogar vea en cada maestro un hombr ede ciencia, docto en el conocimiento de la naturaleza de lniño, y no un asalariado del Estado o de la Iglesia, en-tonces el problema de confiar la educación de sus hijosa otra persona, habrá ele ser una cuestión de mayor cui-clado que el entregar su cuerpo a un médico, o sus in-tereses a un abogado .

Resulta paradójico que el .hombre tan solícito e ncuidar su salud y su riqueza, no lo sea cuando se trata deeducar a sus hijos . En la primera infancia es sencillí-simo abandonarlos a manas mercenarias, a sirvientes ex -traídas de las :bajos fondos sociales, para que les incul-quen toda suerte de hilbitos negativos y destrocen si npiedad su conciencia .

La humanidad no ha reaccionado lo suficiente a es -te respecto . Pocos son los países que se preocupan u . laeducación pre-escolar de los niñas . Se contentan c .,n or-ganizar jardines de infancia, especie de gimnasio : nien-tales, como si las funciones de esta índole faaran sufi-cientes para construir una recia personalidad . La for-mación de la docencia que debe encargarse de ! :t prime-ra infancia es de necesidad inmediata . Sin ella el Irro-gar y la escuela habrán de fracasar en su misión .

En resumen, la vida integral del niiio, su de .arro

llo normal, su vigor psiquico y mental guardan inme-diata relación con la constitución del hogar . Si elta lo-gra mantenerse con la mayor serenidad posiWc lograr áque los hijos tengan vigor en la mente y en-el alma . Delo contrario, si esa constitución está en quiebran, pertur-bada por pasiones de todo orden, dolida por todo géne -ro de miserias, atormentada por toda suerte de prejui-cios, los hijos no podrán jamás sustraerse de eda acción ,nociva y'funesta, y el porvenir de ellos será, seg .cra-mente, sombrio .

CAPITULO Y1 .

LA ESCUELA T EL MAESTR O

SUMARIO :

La escuela de hoy está reñida con los principios máselementales de Higiene Mental.

El plan de estudios es cuantitativo y no cualitativo .No debe someterse al niño a una estrácta distribución

del tiempo .No debe considerarse como fin ulterior de la escuela

Instruir . Lp esencial es educar .Debe estudiarse la vida integral del niño antes de ios-

truirlo y educarlo .No preferir a los niños "inteligentes" y — — obedientes "Cuidar y ofrecer atención a los, niños "desaplicados" ,

"desobedientes", "malcriados", "lentos", etc .Debe clasificarse a los niños pegún sus habilidades .La simple posición verbal del maestro en•la sala de cla .

se es ineficaz, y a veces dañosa .La escuela debe organizarse a base de un régimen de

libertad .El principio de autoridad en la escuela debe estar sub-

ordinado a-los intereses del niño .El maestro debe ser educador. y no preceptor.La escuela, necesita de la eboneración del médico espe -

cializado en el tratamiento de , la conducta de lo sniños .

No se cumple con la misión de maestro dejando en aban-dono a los niños que necesitan apoyo .

No entusiasmarse con la precocidad de los niños .

FI ioi en e Dtclatal

25 7- -------- ----- -

cada n.690 debe danse el trabajo que lo corresponde se-gún sus habilidades y su capacidad .

No forzar demaslado la mente .y el espfritu del niño .Pensar que cada niño tiene su personalidad propia .Antes de comenzar las tareas de un año escolar, es ur -

gente explorarla cantidad y calidad de conoclmien -tos-que posée el niño .

No débe asumirse la dirección de una clase o de un año .sin Ponocer antes a los niños .

No juzgar a los niños por los sjntomas de su conducta ;es necesario averiguar el origen de cualquier tras-torno .

No culpar a los niños de falta de "atención" "aplica-`efón", "memoria", "inteligencia"', etc . Lo urgentees conocer el porqué de esa situación .

Jamás castigar a los niños. No insultarlos, ni avergon-zarlos .

El maestro no debe ser colérico, Iracundo, intransigente •al sectario .

Debe usar un lenguaje y adoptar actitudes que tradu zcan un estado de serenidad espiritual .

No aburrirse con los •niños n1 mortificarse con sus tra-vesuras o debilidades .

Ser maestro es ser un apóstol : todo bondad, tolerancia,y, sabidurfa .

Cuando _se observe la más ligera, anormalidad en la vid affslea, mental y espiritual de los niños, consulta ral médico y al hogar.

'En esas circunstancias no cruzarse de brazos, menoscastigar . Esos trastornos son sfntomas lejanos deenfermedades que más tarde pueden ser incurables .

Gran parte de los trastornos mentales y psíquicos e nlos adultos, se debe al abandono en que se tuvo a lo sniños, y a la Ignorancla que se tiene sobre la gra-vedad de aquellos sfntomas . .

No propagar doctrinas polfticas.ni religiosas. El niño e sun nlliio cuya mentalidad no está en condiciones deelaborar ideas de esta naturaleza .

El niño Llene su personatidad propia, la cual debe serrespetada .

Respetar esa Personalidad significa no Imbuirle ideasque pueden causarle daño .

El maestro debe tener más interés por el aspecto bio -1691 co de la educación que.por el formulismo de l adidáctica,

lltgiene Mental 17

258

José Antonio Encinas

9u misión principal es conocer a cada uno de sus dlsel-pulos y ofrecerles el tratamiento pedagógico y mé-dico que les convenga .

Las escuelas normales deben cambiar de dirección Ideo -lógica y profesional .

91 el maestro está únicamente preparado en el arte d eensebar no podrá cumplir con la misión nobilistmay científica de educar .

La escuela debe cambiar de orientación en cuanto asus propúsitos e ideales respecto del niño ; 'y, el iunestro ,al mismo tiempo, ba de 'cariar radicalinente de actitu dfrente a los innumerables problemas que sobre la perso-

nalidad !le aquél se le presentan a diario .La escuela mantiene . su estado tradicional, no obs-

tante las reformas propugnadas en estos últimos tiempos .Continúa. somct.ida a planes de estudio y reglamentosdestinados a lograr cierto mecanismo en la conducta de lniño, mecanismo que interrumpe el desarrollo normal d esu personalidad . .

Toda la reglamentación de la escuela está reñidalrn los principios más elementales ds higiene mental .El plan de estudios está elaborado sin cono.i .niento p w-vio de la capacidad del discípulo . La reforma de unplan se circunscribe a un juego caprichoso de llevar la smaterias de enseñanza de un año a otro, según las con-veniencias, muchas veces, de los autores de textos de en-señanza. Ningún principio cicntifico, ninguna investi-gación a fondo sobre los resuttados obtenidos con .el plananterior norman la redacción del nuevo régimen de es-tudios .

Se sabe que reformas de esta naturaleza ertá.n so -metidas a principios ele estadística aplicada a la ense-ñanza, cuyos procedimientos deben ser rigurosamenteaplicados, si se quiere un plan de estudios que no per -turbe la mentalidad del niño, y, que al contrario, le déel mayor vigor posible .

Esos planes y programas de enseñanza son de ti-

Higiene tlle•ntal

25 9

Po cuantitativo y no cualitativo . Hay una cantidad deconocimientos que no guardan relación alguna con elinterim mediato o inmediato del estudiante . Sin tener encuenta esta zona de intereses se le obliga a aprender d ememoria todo lo que se indica en aquel plan, .provocan-do la consiguiente fatiga menttil y el repudio lógico po rla escuela y por los estudios .

No satisfechos con semejantes disposiciones, se aho-ga la libertad del niño, sometiéndolo a una estricta dis-tribución de tiempo . Se supone que los niños pertene-cientes a un año de estudios están en igual condició nmental y por consiguiente capacitados para recibir un acantidad de enseñanza en un determinado tiempo . E neste concepto la. escuela no distingue ni se preocupa dela diferencia de habilidades del niño, de la lentitud orapidez con que cada uno aprende, .mucho menos se tie-nen en cuenta las condiciones biológcas determinantes detodo proceso mental o psíquico .

El único fin de la escuela está en preparar al dis -

cípulo para la prueba anual, y satisfacer la vanidad d elos padres, atribuyendo á los niños cualidades sobresa-lientes con el propósito de mantener la clientela .

Como no hay investigación ni estudio sobre la na -turaleza del niño en todos sus aspectos, el diagnóstico qu ese dé sobre las cualidades mentales, o sobre la conductaresulta manifiestamente falso a la más ligera explo-

ración .

El niño al matricularse en una escuela da su nom-bre, apellido y domicilio . Con estos datos, que nada di-cen de su vida, se le coloca en una sala de clase, en don -de el maestro, sin conocerlo, prodiga todo lo que sab esin observar si esa cantidad de conocimientos es asimi-lada por la mentalidad del alumno .

Para el maestro no hay sino dos clases de niños :los 'que. atienden y obedecen ; y los que no atienden ydesobedecen . Para los primeros, todo género de elogios

260

José Antonio Encina s

y recompensas; para los segundos, el- castigo y la ex -

clusión de la sala de clase .Es muy cómodo proceder en esta forma : quedarse

con los niños mejor dotados mentalmente, mejor disci-plinados, y separur a aquellos que no tienen estas ven-

tajas . Precisamente debia operarse en sentido contrario .

Quienes necesitan mayor cuidado, apoyo y estudio so n

los niños considerados como "flojos", "inatentos", "des -

obedientes", "maleriados '" . Es este grupo de niños e l

que va a demostrar la capacidad del maestro y la exce-lencia de la escuela . 1Vada de notably tiene vérselas co n

los niños de inteligencia brillante o de magnífica disci-

plina interior ; ellos se bastan a sí mismos .La escuela debe clasificar a los nii1los segun sus ha-

bilidades, y no agruparlos de acuerdo con disposicione sreglamentarias que no tienen fundamento biológico al-

guno . Esa clasificación es previa a toda enseñanza . Esun error que el maestro asuma la dirección de una sal a

de clase, si antes no conoce a eus discípulos .En los dos primeros meses del año escolar, el niñ o

debe estar sometido a una continua exploración, a fi n

de determinar el grupo o grupos a que pertenece . La

habilidad no es uniforme . Hay niños que son hábilespara matemátcas e inhábiles para historia . Pero no e d

una inhabilidad absoluta, es retativa y obedece a nu-merosas causas que precisa averiguarlas, a fin de pro -ceder sobre el origen de ellas, y no sobre la aparente si-tuación mental del niño .

Esa clasificación dará al maestro la medida par adosificar la enseüanza y llevarla de tal suerte que a oprovoque la fatiga, ni se despierte animadversión por losestudios .

En Higiene âf'ental está contraindicada la exposi-ción oral del maestro, sencillamente porque el niño n oestá en condiciones de mantener una atención constante .A los pocos minutos de iniciada una lección oral, e lalumno está mentalmente fuera de la clase, porque suvida interior tiene otros intereses de mayor valor y de

Higiene Mental

261

exigencia inmediata que la repetición de un texto de en-

senanza .La enseñanza para ser efectiva y por tanto deter -

mine una gimnasia mental de provecho, debe darse indi-vdualmen'te, somátiendo al dIscúTolo a ejercicios de -

terminados y graduados . Podrá argumentarse que tal en-

sefian-ra es imposible en escuelas de gran concurrenci a

de alumnos . Respondemos a esa objeción, declarando qu e

si la clasificación de los alumnos ha sido rigurosamen-te cientifica, la enseñanza individual reposa exclusiva-mente sobre los niños que requieren ayuda inmadiat a

y ,constante ; los demás siguen su aprendizaje sin buscar

apoyo .Seguramente el Plan Dalton ; el denominado siste-

ma de proyectos, o el que se funda en los intereses de l

niiro, son los que mejor interpretan la vida ruental del

alumno .Si la enseñanza se dirige de acuerdo con lo que

acaba de exponerse, todo problema de disciplina des -

aparece . Como el niim trabaja de acuerdo con sus ha-bilidades, y la cantidad y calidad de labor está en rela-ción con su capacidad, no hay aburrimiento alguno .-E1

niño trabaja conforme a sus fuerzas ; dedica a sus estu-

dios el tiempo que crea necesario ; queda en libertad pa-ra cambiar una actividad por otra . Como no hay impo-sición de parte det maestro, la conciencia del niño flu-ye sin obstáculo alguno que lo atormente o .lo morti-

fique . Esta serenidad el el trabajo no le permite em-plear su energía en actos de desobediencia o de rebeldía .

,Cualquiera otra organización de la escuela, en dond ese imponga la voluntad del maestro, origina la fatig adel escolar, fatiga que no sólo es mental, corno hemos di -cho, sino psíquica, porque a diario entabla un combat edesigual entre las exigencias del maestro y las que sur -gen de sn per sona . Amte este doble juego de fuerzas, e lniño, se inclina por aquella que le es propia .

La nueva orientación de la escuela supone una ac-titud diferente del maestro frente a la escuela y al niño:

262

José Antonio encinas

Así como en el hogar es necesario olvidar el clásico prin-cipio de auitoridad ; en la escuela, el maestro, no pued eser sino el mejor amigo del niño, dispuesto a ayudarl oen todo aquello para lo que sus fuerzas no le sean suficien -tes . Esa cooperación exige extremado cariño, toleranci ay comprensión . El maestro sádico que se complace enmartirizar a los niños, castigándolos o insultándolos s econvierte en un odioso guardián de la escuela . Cuand oel maestro excluye a los alumnos de la sala de clase, yse mortifica y pierde la paciencia con niños de lentitu dmental, de carácter alterado, de intranquilidad mani-fiesta, . debe declarársele fuera del magisterio por incapa-cidad comprobada .

Este cambio de dirección espiritual' en el maestronecesita la reforma de las escuelas normales en donde ,hasta hoy, se ha preparado al "preceptor", al clásicomaestro de escuela, mas no al educador . El preceptores persona encargada de enseñar, para ello se le ha pre -parado en el conocimiento de las materias de enseñanza ,en los métodos, en la legislación y administración esco-lar, pero se ha olvidado instruirlo respecto de la natu-raleza del niño . Un curso teórico de psicología infantilno es suficiente para colocarlo . frente a la inquietud deaquél . Los numerosos y variados problemas que sur -gen a diario de la conciencia del niño, requieren cono -cimientos . profundos de biología, psicología normal y p atológieN . psiquiatría', ,pediatría, higiine mental y, porconsiguiente anatomía y fisiología humanas . Estos estu-dios lo pondrán en condiciones . de-dar la voz de alarmaa los padres de familia y a los médicos cuando se en-cuentre en presencia de síntomas manifiestos de algun aalteración •profunda en, la personalidad del niño . No secruzará de brazos, ni .creerí que . el castigo o el abando-no son los únicos medios d'a conjurar cualquier peligro .Hombre de ciencia no se detendrá sobre la superficie d etas cosas, tratará de ahondar cualquier problema que sele present, en relación con las variadas manifestacionesde la vida mental y psíquica del niño, buscará el apoyo

Higieize Meiztal

263

inmediato del médico y del hogar para sumar esfuerzo sy salvar, oportunamente, a los chiquillos abandonados asu suerte, menospreciados, maltratados e incomprendidos .Modificará su pensamiento para no creerse el clásicodomine, autoritario, pedante, impulsivo, díscolo, aparta -do de sus discípulos por muralla inaccesible . Pensaráque ~,s el conductor científico de la conciencia del niñ oy para ello se disciplinará, acostumbrándose a colocars eal nivel de los escolares sin sentir repudio por la supues-ta pérdida de su autoridad .

Esa flexibilidad mental lo volverá más humano ,más comprensivo, más dueño de sí ; aprenderá a dominar -se, a no mostrarse colérico ni egoísta, a fundir su alm aen 7a de sus discípulos . Esta superioridad espiritual ,esa serenidad mental serán las únicas fuerzas puestas a lservicio de la educación .

Lo demás, ser un buen matemático, geógrafo, histo-riador, etc :, es cuestión adjetiva . Instruir no es un fin ,es un medio, un instrumento para educar . Enseñar esuna profesión ; educar una misión de la más elevada.trascendencia y responsabilidad .

Mí, habrá de colocarse al mismo úivel intelectual ysocial que el médico, cuya compañia, auxilio y consej ole son necesarios a cada momento .

La escuela, por esta razón, no podrá cumplir co nsu misión, sino con el auxilio y colaboración del médicoespecialista en el tratamiento integral del niño . En lasescuelas de medicina habrá de prepararse al médico es -colar, no sólo en los menesteres de la higiene escolar, qu ees, por ahora, la única labor que se le impone, sino e nlos estudios de psiquiatría, psicología normal y patoló-gica del niño . No pueda concebirse un pediatra, sinser psiquiatra . Frente a un trastorno cualquiera delcuerpo, hay siempre un problema psíquico o mental .

Una escuela bien organizada, que trate de mejora rla personalidad del niño y darle el vigor necesario, de-be . estar integrada por un cuerpo consultivo formad opor un educador, un médico especialista, y un instruc-

264

José A9atonio Encina s

tor . Los primeros estudian al niño, el tercero obedece

sus mandatos y enseña dei acuerdo 'con las prescripcio-

nes que aquéllos le dictan . Cualquiera desviación-en la

coñducta ;del niño, cualquier síntoma por insignificante

que sea requiere atención imnadiata, si se le quiere sal-var de futuros peligros .

Tan importante es la presencia del médico y tan ne-cesaria su colaboración con los maestros, que buena par -

te da las escuelas de. renombre están ya dirigidas po r

médicos . Los grandes reformadores en materia de edú-

cación son médicos . Desde liabelais hasta Decroly laescuela ha avanzado bajo la influencia de educadore smédicos, sencillamente porque han estado y están 'má s

ocrea de la naturaleza del niño . Ellos han dado a la-edu-cación fundamentos biológicos, han llevado el problem a

da la letra muerta. de los métodos de enseñanza al cono -cimiento del alma infantil . Se han apartado del aspecto

formal de la escuela para volear .su . actividad en la vi -da mental y psíquica del niño, de cuyo estudio han ob-tenido les principios fundamentales de una educació ncientífica .

Es inconcebible que un director de escuela no estépreparado en este vastísimo campo que le ofrece la cien-cia de educar . Toda su misión se reduce a guardar el or

den y la compostura de los niños que están a su car-

go . \T O lo domina inquietud científica alguna . Para él ,la escuela no es otra cosa que un asilo, en donde se de-posita a los niños para acostumbrarlos a obedecer .

El papel de un director de escuela, por lo mism oque no tiene a su cargo enseñanza alguna, es precisa -mente estudiar a cada uno de sus discípulos, buscar enellos todas las facetas de sir personalidad para no produ-cirse a priori, y sin fundamento, sobre las excelencias ydeficiemeias de aquéllos .

La cooperación da los demás maestros de la escuelano puede reducirse a la simple tarea de pasar un part ediario, dando cuenta, de la asistencia y del comporta -miento de los alumnos . Es urgente organizar semanal-

Higicste Mental

265

mente reuniones del cuerpo dóeente para discutir proble-

mas de disciplina, estudiar los cosos cUnicos que se pre-senten y darles la » solución respectiva . No contentarse

jamás con calificar a un niño de buena o mala conduc -

ta, denominaciones- que no tienen significado de ningu-

na especie .Cree el maestro que la buena conducta reside en l a

pasividad y en la obediencia ; y la mála wnuucta en laactividad y la desobediencia . Podía juzgarse lo contra-rio después de un elemental estudio de las causas qu e

originan esa pasividad o esta actividad. Entonces se verá

que la pasividad es síntoma de algún malestar orgánic oo psíquico, y que la actividad es resultado de una rique-za volitiva . En igual forma, el maestro, se detiene en ca-lificar (le buen aprovechalucnto cuando el alumno ha re -petido d'e memoria la lección señalada, y de mal apro-vechamiento cuando no ha podido, demostrar esa capaci-dad . Sin embargo, ni la memoria, por sí sola, s signo d ehaber- aprovechado, ni la lentitud mental es síntoma d eincapacidad .

Estos y otros problemas que a diario presenta la es-cuela, no pueden ser estudiados si el maestro no tiene l acultura e instrucción necesarias sobre la materia . Bus-car esa inquietud, llevar a la conciencia del maestro l amáxima responsabilidad es cuestión inaplazable, si no s equiere seguir perjudicando la vida integral del niño .

Resultaría ineficaz este nuevo contenido de la es -cuela, si los padres de familia siguieran en completa ig-norancia sobre la ciencia de educar . Es menester qua e lplan de estudios de las escuelas primarias de grado su-perior y los institutos de segunda enseñanza contenga ncursos destinados a preparar a los padres de familia e nel tratamiento científico del niño .

La escuela se ha dirigido a preparar al futuro ciu-dadano, al defensor ele la patria, al industrial, al ccaner-ciante capacitado para terciar con éxito en el mundo d elos negocios, pero no se la ha instruido en los conocimien-tos necesarios para guiar la vida de los niños . La ni¡-

266

José Avtonio Dicínas

sión de padre b de madre de familia ha quedado relegarlaal olvido . Apenas en las escuelas de mujeres -se las en-tretiene en prepararlas en economía doméstica, o sea, laparte formal del hogar, pero aquella que ha de referir -

se al niño, para; no cometer errores, para no seguir sien -do víctimas de prejuicios, no ha tenido hasta hoy im-portancia alguna .

La escuela debe cumplir esa misión incorporando asu plan de estudios conocimientos sobre la historia de lniño, higiene física y mental, enfermedades de los niños ,psicología infantil, nociones de psiquiatría aplicada a laprimera y segunda infancias, principios de biología apli-cada a la educación . Todas estas materias tienen másimportancia para ]a futura madre de familia, que marti-rizarla enseñándole logaritmos y ecuaciones .

Sin todas estas condiciones, lo expuesto en este li-bro habrá de carecer de base sustantiva, porque, si enverdad logrará instruir hasta donde sea posible sobre lo sdiferentes aspectos de la Higiene Mental, esta cienci ano puede echar raigambre en la conciencia popular si elhogar y la escuela no se modifican sustancialmente, en elsentido de mantener hacia el niño el máximo ipterés, yla más absoluta lealtad .